viernes, 31 de agosto de 2012

Liam, el de la novia explosiva.

Me incorporé un poco y observé la silueta de Alba recortándose contra la oscuridad. Le acaricié la cintura; ella abrió los ojos y me miró.
-Hola-saludé. Sonrió.
-Hola, mi amor. Feliz cumpleaños.
-Gracias.
Aunque en realidad no me apetecía demasiado  cumplir años, pues prefería congelarme en una edad y esperar a que ella me alcanzara, también me hacía ilusión llegar a los 19. Cruzar la barrera de los 20 y saber por mí mismo si de verdad te deprimías al saber que ya no eras adolescente o solo habían sido paranoias de Louis.
Se inclinó hacia delante y me besó el hombro desnudo. Me acarició el pecho con una vagancia palpable, se me dio la espalda, colocó sus manos unidas por las palmas bajo su mejilla y suspiró.
Me levanté intentando no hacer ruido para que pudiera seguir durmiendo, me vestí despacio y volví a quedarme mirándola.
Apenas podía creerme que me hubiera peleado con ella con tanta frecuencia hacía no tanto tiempo, pero así había sido. Me alegré de que aquello hubiera acabado.
-Voy a darme una  ducha  rápida.
Sonrió y se estiró.
-¿Quieres que vaya contigo?
-¿Quieres venir?
Se encogió de hombros, sin abrir los ojos.
-¿Puedo quedarme?
-Haz lo que quieras, niña. No soy tu padre.
Se echó a reír, abrió sus enormes ojos castaños y me miró.
-Me lo dejaste claro anoche-asintió. Me eché a reír.
La luz que entró por la puerta cuando la abrí fue como una inmensa bofetada en plena cara. Parpadeé un par de veces, acostumbrándome a la luz, mientras escuchaba el ruido que provenía de la cocina. Risas, murmullos, grititos y más risas.
Cuando volví del baño, Alba ya estaba levantada, con su pijama puesto. Miraba por la ventana con expresión ausente, un brazo abrazaba su cintura mientras que el otro hacía un ángulo de noventa grados para que su mano subiera hasta su boca.
-Ey-dije. Ni siquiera se volvió.
-Te me haces viejo-dijo, a modo de respuesta.
-¿Estás triste?
-Un poquito.
-Vaya por Dios-repliqué, cogiéndola por la cintura, dándole la vuelta y besándola en los labios-. No hay mucha diferencia entre los 18 y los 19.
-Sigue siendo pederastia-asintió, convencidísima, y de repente tenía a Eri delante. Solo un segundo.
A veces se fusionaban entre ellas tanto que costaba distinguirlas. Seguramente Eri le había cogido ese asentimiento a Alba (ella lo hacía más veces que la novia de Louis), pero el Oh, Jesucristo, era sin duda de la cosecha de Eri.
Y nos parecía a todos que las dos no aplaudían cuando se reían cuando las conocimos, sino que lo adoptaron de Noe.
Bueno, aquello pasaba en todos los grupos. Los cinco éramos la prueba de ello. Ahora gritábamos mucho más (culpa de Louis), decíamos "um, like" más a menudo (culpa de Harry), chillábamos Vas Happenin con acentos raros cada dos por tres (culpa de Zayn), cogíamos con más facilidad la guitarra y nos poníamos a torturar nuestros oídos con una pasión desenfrenada (culpa de Niall). Me pregunté qué les habría pegado yo a los chicos.
A veces ponían expresiones ausentes. O morritos. O las dos cosas.
Pero, joder, nadie en aquella casa se decidía a tirar a la basura todas las cucharas.
 -¡FELICIDADES!-bramaron las otras dos españolas cuando bajamos a la cocina a desayunar, y, antes de que me diera cuenta, me habían saltado encima a abrazarme y cubrirme a besos.
-Gracias-les dije, dándoles a cada una un beso en la frente.
Los chicos sonrieron y me desearon un "Feliz cumpleaños (Mister Cuchara, gracias Loue, yo también te amo, enrollémonos)". Hicimos un corrillo, nos abrazamos y empezamos a dar saltos mientras girábamos cada vez más rápido, igual que hacíamos en los conciertos.
Louis se apartó y se limpió una lágrima que en realidad no estaba allí.
-Ay, Harry. Cómo crecen los niños. Y parece que fue ayer cuando lo estabas pariendo. Me emociono. Disculpad-dijo, llevándose una servilleta a la mejilla.
El que terminó llorando de la risa fue Niall.
Me obligaron a elegir plan por la mañana, y yo estaba vago. Sabía que el teléfono no pararía de sonar a partir de las doce, hora que todo el mundo consideraba prudente para comenzar a llamar y dar las felicidades en los cumpleaños, y yo necesitaba guardar energías.
-¿Una peli?-sugerí. Eri sonrió.
-Oh, qué original, Vradislavo. Muy original.
Louis le revolvió el pelo.
-Calla la bocona, bestia del averno.
Eri le cogió la mano y le dio un mordisco.
Al final de la mañana nos plantearíamos seriamente llevar a Niall en el hospital por si se había drogado, y a Eri y Louis a un psiquiátrico.
Oh, espera. Todos los días pensábamos en meter a ese par en un psiquiátrico. Porque todos los días nos hacían creer que estaban mal de la cabeza. Probablemente así fuera.
 Así que nos abalanzamos sobre los sofás (nosotros corriendo y ellas despacio, total, éramos caballeros ingleses y nunca, jamás, permitiríamos que una dama se sentara en el suelo, y menos una de nuestras damas) y empezamos a discutir seriamente sobre la peli.
Zayn sugirió Saw, lanzándole una mirada pícara a Eri. Ella le lanzó un cojín.
-¡Mira, me ponéis eso y os juro por Dios que la peli será para críos en comparación con lo que os haga yo!
Seguimos mencionando pelis de miedo mientras Alba y ella protestaban a voz en grito, Noe se limitaba a encogerse más y más contra el sofá, como intentando fusionarse con él y no tener que pasar instantes de pánico absoluto.
Niall fue el que terminó cediendo.
-¡Una comedia! Que la comenten Lou y Eri, y a ver qué pasa.
Louis y Eri se miraron un segundo.
-Venga, chicos, hacéis divertido hasta un documental de bacterias.
Louis sonrió y comenzó a estudiarse los zapatos, sumido en los recuerdos.
Habíamos hecho una apuesta  con ellos. Harry yo yo les dijimos que no serían capaces de ponernos el documental más aburrido del mundo y conseguir que nos riéramos. Pusieron la BBC, donde echaban uno de no sé qué, y se tiraron todo el programa comentando.
El momento de oro llegó cuando enfocaron a uno de esos bichitos con pelos alrededor, meneándolos fieramente, y Louis soltó, con voz de pito.
-¡Oh, por Dios, apartad esa cámara, que no me he depilado! ¡Aaaaaaaaaaaah!
Niall empezó a dar gritos y más gritos, de la gracia que le hizo. Una de nuestras vecinas incluso se asomó a la ventana y nos chilló si estábamos bien.
Y Niall seguía revolcándose en el suelo mientras Eri luchaba por contener las lágrimas.
Noemí aplaudía de forma frenética, Alba negaba con la cabeza a una velocidad abismal, Harry y Zayn estaban apoyados espalda contra espalda, sacudiéndose por las carcajadas.
Yo apenas me tenía en pie, pero fui yo el que le dije a la vecina que estábamos bien.
-No necesitamos comedia, ¿eh, nena?-replicó Louis, mirando a su chica. Ella se echó a reír, y negó con la cabeza.
-No, pero no vamos a ponerle al pobre Liam un documental del cambio climático por su cumple.
Louis la señaló con el dedo, el semblante muy serio.
-Qué ideas tienes, Eri. Eres una diosa.
-¿No lo soy siempre?-replicó ella, inclinándose hacia delante y chocando los cinco con él.
Así que nos pusimos a buscar canales por la tele, hasta que encontramos un sitio en el que nos ponían Ted. Alba alzó el pulgar en señal de que estaba de acuerdo con la  programación, y a mí ya me habría bastado con eso, pero los demás también mostraron su conformidad.
Nos acurrucamos unos contra otros en el sofá y escuchamos atentamente los primeros monólogos de Eri y Louis.
Al protagonista lo repudiaban, le estaban pegando una paliza a un judío y hasta el judío le decía que se largara, que no pintara nada allí.
-Y ahora el crío entra en casa y la madre le da con el rodillo de cocina-saltó Eri, y todos nos echamos a reír.
Después de hora y media de carcajadas histéricas, llegó el momento culmen de la película.
Había un crío gordo, gordísimo, de esos que, según Alba, "es más fácil saltarlos que rodearlos".
Y el chaval consiguió un entrenador personal y terminó convirtiéndose en...
Pam.
Taylor Lautner.
Y ahí tenías una foto de Taylor Lautner, sin camiseta, marcando abdominales.
Louis empezó a reírse como loco mientras Eri se ponía  pálida.
-¡YA ME PARECÍA QUE ME SONABA LA CARA!-ladró, y todo el mundo se echó a reír. Hasta ella, que luchó por disimularlo, dejó escapar una risita.
Un cojín atravesó volando la habitación a la velocidad de la luz, y se estampó en la cara de Louis.
-¡A TAYLOR ME LO DEJAS!-bramó ella, haciendo que él se riera aún más.
-¿O qué?
-¿Me meto yo con Natalie Portman?
-No, porque no tienes huevos-replicó él, sacándole la lengua.
-¡QUE NO TE METAS CON TAYLOR!
-Venga, Eri, si ni lo conoces.
-¿Conoces tú a Natalie?
-¿Conoces a Taylor?
Sus miradas se cruzaron, Louis alzó las cejas en un gesto de campeón cuando el semblante de Eri se contrajo un segundo.
No era nuestra mayor fan. No lo sabía todo sobre nosotros por haber investigado, sino porque se lo habíamos contando. No tenía por qué saber a qué famosos conocíamos y a cuáles no.
No tenía forma de saber si habíamos coincidido con Taylor en una entrega de premios (y lo habríamos hecho si hubiéramos ido a los Teen Choice).
Y Louis lo sabía.
Pero no contaba con que ella lo sabía todo de Taylor.
Y si lo hubiéramos conocido, se habría enterado.
Para eso era una Lautie. Era experta en seguirle la pista al lobo, igual que Alba cazaba a los de Big Time Rush, o Noe a Justin Bieber.
-No, y tú tampoco.
-¿Cómo lo sabes?
-Me habría enterado-espetó ella, echándose hacia atrás en el sofá.
Louis alzó una ceja, sonriente, levantó las manos y dejó en tablas el encontronazo.
Pero los empates no iban a ser normales entre ellos, y así lo dijo.
-Guay-replicó ella-, porque a España se le dan muy bien los penaltis.
Y nos echamos a reír.


Cuando me dio por sugerir que fuéramos a cenar a algún sitio, que yo los invitaba, se pusieron a negar como locos.
Pobre Eri. Tanto tiempo mintiendo por los demás, y ahora todos se ponían histéricos porque decidía cambiarles los plantes.
En realidad, yo sabía lo que se traían entre manos. Si no hubiera sido porque Alba en sueños susurraba cosas como "ese sitio no mola", o "¿qué coño le regalo a Liam?", me habría tragado lo que me había dicho Eri.
Era lo que tenía meterse en la cama con alguien que luchaba por darte una sorpresa, pero que andaba contando todos los planes en cuanto se dormía.
No sabía exactamente qué pretendían hacer, pero a juzgar por las frases incoherentes que musitaba Alba, diría que ellos tenían planeado arrastrarme a algún bar en el que toda la comida se sirviera con cucharas (já, já) para luego llevarme a una discoteca.
Lástima que no pudiera emborracharme para olvidar que me hacía mayor por mi riñón. Aunque siempre había sido un tío responsable.
Después de comer, nos echaron de casa, a mí y a Alba, alegando que "teníamos que pasar unos momentos a solas".
Como si no supieran que ya pasábamos momentos a solas por las noches.
Así que nos fuimos de casa, dimos un paseo por Londres, incluso nos metimos en unos juegos recreativos a jugar un poco al Pinball, y luego volvimos a casa, justo cuando anochecía.
Alba me ordenó que me pusiera guapo, a lo que le respondí.
-¿No lo estoy siempre?
Ella se echó a reír, me cogió del cuello de la camiseta y me devoró la boca. Ni que decir tiene que no me quejé.
A pesar de que no paraba de protestar porque ella se había empeñado en ir en taxi al restaurante en cuestión, no hizo caso a ninguna de mis borderías, lo cual era de agradecer.
Fruncí el ceño y la miré, expectante, cuando el taxista nos dejó en un pequeño bar del centro de la capital. Ella se limitó a encogerse de hombros, y me arrastró dentro, sin hacer caso de los paparazzis que no apraban de fotografiarnos (al parecer, yo era el único que no sabía lo que iba a pasar la noche de mi cumpleaños).
Comprobó que su vestido azul eléctrico con dos gruesas líneas negras en los costados no se hubiera vuelto rebelde, y esperó a que un gran gorila nos abriera la puerta.
El hombre que bien podría aplastarme con solo un meñique me deseó un feliz cumpleaños, y yo se lo agradecí. Al menos era majo.
Bajamos unas estrechas escaleras y entramos en una especie de mini-discoteca (que incluso tenía una bola de cristales en el techo, aunque estaba quieta, ociosa), con las paredes oscuras y montones de focos por todas partes.
Todo el mundo chilló: ¡Feliz cumpleaños, Liam! al unísono, y yo sonreí. Llevé a Alba conmigo hasta un grupo de amigos de Wolverhampton, la presenté a todo el mundo y me harté a decir oh, no hacía falta, pero gracias, cada vez que alguien me tendía un paquetito envuelto en papel de regalo.
En una esquina estaban el resto de los integrantes de la banda, y fuimos brincando hasta allí.
-¡¿Cómo sois tan cabrones, tíos?!-los saludé, y ellos sonrieron. Louis jugueteó con uno de los tirantes de sus pantalones, se encogió de hombros, y dijo:
-¿Te lo esperabas?
-Me esperaba que me llevarais a algún restaurante aburrido.
-No a este cuchitril de mala muerte en el que te vas a matar de aburrimiento, ¿eh?-replicó él, echándose a reír.
-¿Y las chicas?-preguntó Alba, mirando a todas partes, subida a sus tacones. Todos se encogieron de hombros.
-No sé-respondió Niall, para luego volver a centrar su atención en mí-. ¿A que estuvo bien lo de ir soltándote pistas?
-Yo no hablo en sueños-se cachondeó Alba. Fingí ofenderme.
-Osea, que me habéis engañado-me crucé de hombros e hinché las mejillas. Se rieron y mi novia me dio un beso en uno de los globos en los que se había convertido mi cara.
-Fue idea mía-anunció Harry, orgulloso de sí mismo.
-Pues moláis cantidad, tíos. ¿Sabéis que os quiero?
-Por favor-protestó Louis-, mariconadas no, ¿eh? ¡MARICONADAS NO, QUE SOMOS TODOS MUY HETEROS, ¿VERDAD, ZAYN?!-gritó, y abrazó a Zayn y empezaron a frotarse el pelo mutuamente mientras pegaban mucho las caras, como si se estuvieran enrollando. Me eché a reír.
-Voy a buscar a las chicas-se excusó Alba, plantándome un beso en los labios.
-Vale.
Y despareció entre la multitud que no paraba de bailar al ritmo de la música que estaban pinchando por los altavoces.
Apenas nos habíamos movido a la pista de baile, sonaron unos acordes que yo conocía muy bien.
Nunca en mi vida habría sabido decir qué instrumento era en realidad aquel que había sido retocado en aquella canción.
La canción que le daba título a nuestro álbum.
El escenario que había al fondo de la sala se iluminó, y todo el mundo vibró de la emoción. Solo alcancé a ver unas siluetas negras contra la batería y la guitarra, en manos de los chicos del Tour, cuando todos los focos se encendieron.
Y allí estaban.
Alba.
Eri.
Noe.
Cada moviendo las caderas igual que las demás, cada una mirando al público igual que las demás.
Alba, con su vestido azul que le quedaba como un guante.
Noe, con uno morado, de un solo tirante enorme y falda tubo.
Y Eri, con uno que en realidad se convertía en pantalón apenas llegaba a los muslos, para no enseñar nada, plateado, con un hombro descubierto y una manga que reptaba por su brazo hasta su muñeca, el brazo con el que cogía el micrófono.
Sonreí.
Alba abrió la canción, asumiendo el papel que le tocaba a su novio.
-It feels like we've been living in fast forward, another moment passing by.
-U-U-Up all night-murmuró Eri al micrófono, sonriendo.
-The party is ending but is now or never, nobody is going home tonight.
-U-U-Up al night-susurraron las dos, Eri agarró el micrófono y tiró el pie a un lado.
-Katy Perry is on a play, she's on a play. DJ got the photo shake, the photo shake. People going all the way, yeah, all the way. But I'm still wide awake-levantó una mano con una palma hacia arriba y puso cara de inocente-. I wanna stay.
-UP ALL NIGHT-Noe se unió a ellas, con cada sílaba ellas sacudieron las caderas, y todo el mundo se puso a brincar a la vez que ellas cantaban- AND JUMP AROUND, UNTIL WE SEE THE SUN, I WANNA STAY UP ALL NIGHT-esta vez pisaron con un pie, luego con el otro y alzaron un brazo al aire- AND FIND A GIRL, AND TELL HER SHE'S THE ONE. HOLD ON TO THE FEELING-Noe guitó el micrófono de su soporte y se inclinó hacia la gente, las demás no tardaron en seguirla- AND DON'T LET IT GO, CAUSE WE'VE GOT THE FLOW ON, GET OUT OF CONTROL. I WANNA STAY UP ALL NIGHT-el puño al aire con cada una de las tres sílabas, y todos las imitamos- AND DO IT ALL WITH YOU. UP ALL NIGHT, LIKE THIS,ALL NIGHT, HEY!-repitieron esa coletilla las veces neecesarias, motivando al público. Alba y Eri estiraron el índice y el pulgar como haciendo una L, para alzarlo al aire con cada "hey", mientras que Noe prefería seguir con el puño en alto.
-Don't ever care about the table breaking, we only wanna have a laugh-esta vez le tocó el turno a la pequeña, que se comió el escenario.
-U-U-Up all night.
-I'm only thinking 'bout this girl I'm seeing, I hope she wanna kiss me back.
-U-U-Up all night. Katy Perry is on a play, she's on a play. DJ got the photo shake, the photo shake. People going all the way, yeah, all the way. But I'm still wide awake. I wanna stay.
-UP ALL NIGHT AND JUMP AROUND UNTIL WE SEE THE SUN, I WANNA STAY UP ALL NIGHT AND FIND A GIRL AND TELL HER SHE'S THE ONE. HOLD ON TO THE FEELING, AND DON'T LET IT GO, CAUSE WE'VE GOT THE FLOW ON, WE'RE OUT OF CONTROL, I WANNA STAY UP ALL NIGHT AND DO IT ALL WITH YOU.
Eri se ocupó del solo de Harry mientras las demás hacían el coro y animaban al resto de la gente para que se uniera a ellos.
Hizo temblar su tono exactamente igual que Harry en el último I de su solo.
-I wanna stay.
-UP ALL NIGHT!-gritamos todos, exaltados, saltando y coreando a las tres criaturas como si no hubiera mañana.
Se palmearon la cintura, marcando el ritmo que debíamos hacer con las palmas, y dejaron caer los micrófonos al suelo cuando acabaron la actuación.
Toda la sala explotó, igual que lo había hecho el estadio olímpico cuando ellas estaban en el escenario, igual que lo hizo nuestra casa cuando las voces de Justin Bieber, Niall y Eri se fundieron en Boyfriend.
Dinamita.
Aquellas crías eran dinamita pura.
Y eran nuestras.

Alba y Noe saltaron del escenario y corrieron a abrazarnos. Alba se fundió en mis brazos mientras Noe corría hacia Niall, como diciendo: ¡Mira lo que he hecho, mira lo que he hecho!
Eri se quedó arriba, sonriendo. Louis le sonrió y le guiñó un ojo.
Todo el mundo silbó cuando ella se sentó en un taburete que tenía para descansar. Colocó los pies en la pequeña barra que tenía entre las patas y se acercó el micrófono a la boca.
-Vas happenin!
Un coro de Vas Happenins saltaron hasta ella, y ella se rió.
-Seguro que muchos os estáis preguntando: Jo-der, ¿quién es este bombón? ¿De dónde ha salido?
Un murmullo de risas.
-Bueno, pues dejadme presentarme como es debido, para que luego digáis que los ingleses sois los únicos educados en este mundo. Soy Eri. Y no, a pesar de mi acento de furcia de California, soy española. ¿Molo, eh?
Alguien al fondo gritó ¡guapa!, y ella se echó a reír.
-¡Guapo tú!-se apartó el pelo de la cara y se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja bajo la atenta mirada de Louis, que se relamió los labios ante ese gesto-. El caso es, damas y caballeros, que tengo otro nombre. Sí, lo sé, es un poco raro, pero todos tenemos un mote, al fin y al cabo, ¿no? Pues yo soy E-Lo.
Más carcajadas.
-Y sí, sé lo que estáis pensando. Jennifer López me ha plagiado el nombre, pero la perdono porque parece buena mujer-bromeó. Y entonces caí en la cuenta de que el vestido que llevaba era muy parecido al que lucía Jeniffer en On the floor.
-Así que nada, ¿para qué estoy aquí? Eso os preguntáis todos. ¿Cuándo va a empezar con el strip-tease?, piensan los chicos-algunos volvieron a silbar, y Louis empezó a asentir con la cabeza, riéndose-. Pues lo siento, eso es en la sala de al lado-dijo, indicando con un pulgar hacia su espalda-. Estoy aquí porque un amigo mío cumple años, ¿sabe alguien quién es?
Todo el mundo se giró a mirarme, algunos gritaron ¡Liam!.
-El caso es que le teníamos preparada una pequeña fiesta-dijo ella, levantándose del taburete y paseándose por el escenario-, pero no se nos ocurría qué canciones poner. Ahí es donde entráis vosotros. Vosotros me decís, ¡Eh, Eri, canta esto! Y yo os digo-se colocó una mano en la cadera después de atusarse el flequillo y puso acento texano-, Ey, vaquero, tranquilo. Esas confianzas, ¿eh? Se pide por favor.
Aplausos por la parte de atrás que no tardaron en volar hacia delante.
-Así que venga, la primera la elijo yo, ¿eh?
La gente asintió.
-¿Estáis listos, chicos?
-¡Sí, capitán!
-¡Más fuerte!
-¡¡Sí, capitán!!
-UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUuh. ¿Quién vive en la piña debajo del mar?
-Bob Espon...
-¡NO, NO Y NO! Estáis locos si creéis de veras que os voy a cantar eso. ¿Moraleja del asunto? Pedidme Bob Esponja, y os mato. Pedidme Dora la Exploradora, y os mato. Pedidme Heavy metal, y os diré que no sé cantarlo. Pedidme a Justin Bieber, y os matamos yo y el resto de la gente. No, en realidad es broma. Pero pedidme a Pitbull-se arrodilló y cogió a un chaval del cuello de la camiseta-, y os arranco esa cabecita guapa que tenéis. Y se la doy de comer a los tiburones. ¿Entendido?
El chaval murmuró algo, y ella se echó a reír.
-No, si me lo pedís con mi plagiadora, con mi querida JLo, entonces no os mato. A ver, querida-dijo, mirando a una chica que reconocí como la novia de uno de mis amigos, con la que había quedado un par de veces junto con los demás del grupo cuando estaba en Wolverhampton-, ¿qué te canto?
La chica le pidió la canción.
-¿Que si la conozco?-se apartó del micro y les dijo el nombre al batería y al guitarrista, que sonrieron-.Mmm, me suena. Creo que es así, corregidme si me equivoco-se dio la vuelta, se revolvió un poco el pelo, se giró cuando empezó a cantar y empezó a dar brincos: Hey, hey, you, you, I don't like your girlfriend No way, no way, I think you need a new one Hey, hey, you, you, I could be your girlfriend!
 Todo el mundo empezó a saltar al ritmo de la música. Ninguno de los chicos podía apartar los ojos de Eri, pero yo tenía a mi novia cerca, así que tocaba disimular.
-Eri está espectacular-comentó Harry. Me volví a mirarla, y la verdad era que así era: su piel, siempre bronceada, parecía aún más oscura en contraste con el vestido de purpurina que llevaba; sus rizos parecían mucho mayores y más largos, sus piernas parecían kilométricas, parecía tener incluso más pecho que por la mañana (y estaba seguro de que Louis no soportaba no tenerla entre sus brazos en ese momento, aunque en su mirada había una adoración y un orgullo infinitos), su vientre estaba plano como una pista de aterrizaje...
Estaba espectacular porque el vestido le quedaba como si hubiera sido concebido para que ella lo llevara.
-Mereció la pena el esfuerzo-murmuró Niall, y todos nos giramos en redondo para mirarlo.
Habríamos esperado ese comentario de Zayn, pues no había intentado ocultar nunca que se mostraba satisfecho con el cambio de imagen de Eri aun a pesar de los métodos que ella había utilizado, pero, ¿de Niall? Era el que peor llevaba el asunto de que hubiera dejado de comer voluntariamente. Y ahora ahí estaba, asegurando que al menos la anorexia de Eri había tenido algo bueno.
Harry asintió lentamente, Louis se encogió de hombros, negó con la cabeza y nos dio la espalda. Se metió las manos en los bolsillos.
-Louis, no nos digas que no la deseas más que antes. Solo mírala.
Se mordió el labio inferior.
-Un poco-admitió con un hilo de voz. Miré a Alba, que no paraba de dar brincos, cogida de la mano de Noe. Bien. Al menos no estaban oyendo eso y no le podían ir con el cuento a nuestra nueva cantante-. Pero no se lo digáis a ella; no quiero que vuelva a hacerlo.
Volví a mirar a Eri, pero esa vez la vi por primera vez. 
No era solo que hubiera adelgazado.
Era que ahora se adoraba a ella misma, y antes no se quería.
Era segura en sí misma, pero no tenía la seguridad que tenía ahora. 
Eso era lo que la hacía más atractiva, por encima de la talla de pecho que llevara o el bronceado de su piel: había dejado atrás sus complejos. Noe se quejaba de que era demasiado baja (aunque para mí era muy mona con su estatura). Y Alba cada día cambiaba de queja de su cuerpo, que si esto, que si lo otro.
Eri era la actualización de sí misma, estaba satisfecha con su cuerpo, y hacía que todo el mundo la quisiera porque todo el mundo notaba cómo se amaba.
Tenía que conseguir para Alba lo mismo. Solo que como se le ocurriera hacer lo mismo que Eri, yo mismo le daría un bofetón. Además, tenía el peso perfecto.
Miré a los chicos un momento.
-Me piro-anuncié. Ellos asintieron, moviendo la cabeza al ritmo de la música. Le arrebaté a Noe la acompañante y la arrastré conmigo a la pista, donde nos empezamos a mover de manera frenética. Nuestros labios se encontraron varias veces, ella sonrió cada vez que la besé.
En un momento dado, en otra canción, me cogió de la mano y me arrastró fuera de la pista, hacia una puerta que no había visto antes.
Empujó la puerta y, cuando yo pasé, la atrancó pasando un palo de fregona por la manilla, de forma que no se moviera. 
Se volvió hacia mí y me devoró con la mirada.
Luego, como quien no quiere la cosa, se fue a sentar en los lavabos. Balanceó las piernas lentamente mientras yo me acercaba a ella. Me introduje entre sus piernas y ella las cerró, impidiéndome escapar.
-¿Te lo estás pasando bien?-le pregunté, acercando mis labios a los suyos. Ella asintió y dejó que la besara; jugué con su boca, y ella con la mía. Nuestros labios se unieron, se separaron y se volvieron a unir mientras los baños aumentaban más y más su temperatura.
Cogió una de mis manos y la colocó en su rodilla mientras mi lengua iba cada vez más y más hondo, explorando su boca.
Mi mano no necesitó que le pidiera subir por su pierna, lo hizo simplemente.
Alba gimió cuando mis dedos llegaron a sus ingles, bajo su vestido, y abrió aún más las piernas.
Sonreí cuando no noté lo que esperaba al final de su pierna.
Piel.
En vez de tela, piel.
-¿Vas sin bragas?-me cachondeé, y ella asintió.
-Feliz cumpleaños, mi amor-repitió, igual que por la mañana, y comenzó a mordisquearme el lóbulo de la oreja.
Me desabrochó los vaqueros, me pasó un condón (menos mal que ella lo había planeado todo, porque a mí no se me habría ocurrido que acabaríamos así), y suspiró cuando vio mi erección.
-Creo que me lo voy a pasar mejor aún-comentó, un segundo antes de que entrara en ella. Me recibió con un gemido ahogado, me deslicé en su interior cálido y húmedo.
Gruñí.
Movimos las caderas a la vez, compenetrados en un baile ancestral, mientras me arrebataba la camiseta y contemplaba mi pecho desnudo.
Llevaba toda la tarde preguntándome qué iba a darme. Todos los demás me dieron su regalo por la mañana, antes de comer. El que más me llegó fue el de Niall; Las pajitas: tus aliadas en la guerra contra las cucharas.
Ya podía volver a tomar sopa, ¡bien!
 Con cada embestida notaba que nos necesitábamos más y más al otro, veía cómo nos acercábamos al orgasmo. Y veía que íbamos a llegar exactamente en el mismo momento, cosa que no nos había pasado antes.
Gritó mi nombre cuando me corrí dentro de ella, a la vez que ella se corría conmigo dentro, y me clavó las uñas en la espalda.
Gemí.
Nos quedamos quietos, con la respiración entrecortada, durante un minuto. Cuando por fin comenzamos a movernos, cuando salí de ella y volví a vestirme, le besé el escote, agradeciéndole aquel momento perfecto.
-Eres la mejor novia del mundo, Alba.
Sonrió.
-Mira quién fue a hablar-replicó ella, acariciándome la mejilla y besándome los labios dulcemente. Se recolocó el vestido, se bajó del lavabo y se miró al espejo. Yo la esperé en la puerta.
-¿No piensas ponerte las bragas?-me eché a reír ante su expresión confundida, ella no tardó en unírseme.
Las sacó de su bolso y se las puso apresuradamente, pero se quedó mirándome a medio camino, cuando las tenía por la rodilla.
-¿Quieres hacerlo tú?
Me reí todavía más.
-¿Te crees de verdad que soy capaz?
Ella sonrió, terminó de vestirse y salió del baño detrás de mí.

-Venga, ahora una lentita, una de amor, que sé que os gusta. Coged alguien para bailar, ¿eh?-sugirió Eri. Luego miró a Louis a los ojos-. Louis, como se te ocurra coger a alguna chavala, te juro que te mato. Te pego un tiro en el pecho y te dejo seco en el sitio-amenazó, sonriendo. El pulgar de Louis se alzó sobre las cabezas de los demás, acompañado de una grandiosa carcajada.
No estaba con los chicos, sino a solas con Alba, sonriendo de vez en cuando a los amigos con los que nos cruzábamos.
-¡Oh, mirad, Larry Stylinson!-comentó ella, sonriendo, mientras se sentaba en el taburete y colocaba el micrófono en su soporte-. ¡Delicioso!
Harry y Louis empezaron a reírse, histéricos, sus brazos en sobre los hombros del otro.
Empezó a sonar un piano donde no había ninguno, y Eri empezó a cantar Someone Like You, con voz rota, rasgada, exactamente igual que Adele.
-Eri es la hostia, ¿eh?-murmuró Alba, abrazada a mí. Asentí.
-Va a ser grande.
-Ya lo es.
Sonreí, contento porque no le tuviera envidia.
-¿Por qué iba a hacerlo? Mientras ella está ahí, sola, yo estoy aquí con mi chico, recuperándome de un polvo bestial-replicó cuando le dije que estaba orgulloso de ella por aquello.
La besé suavemente, y levanté la cabeza, preguntándome de repente con quién estaría bailando Noe si Harry lo hacía con Louis.
Vi que los otros cuatro miembros de One Direction habían hecho un corrillo y giraban juntos, balanceándose al son de la música.
-Nos acoplamos-anuncié, pegándome a ellos y cogiendo a Alba de la mano para que se uniera, ya que había intentado escaparse para darnos un momento de intimidad. Los chicos sonrieron, yo busqué entre sus caras la de Noe, pero no aparecía.
Una millonésima de segundo antes de preguntar dónde estaba la pequeña, vi la cara de Harry.
Sonreía, a pesar de que no estaba con él.
Eso me bastó para cerrar la boca, y lo entendí: Noe estaría por ahí, bailando con otro tío. No era de las que se quedaban en un rincón. Era lo suficientemente guapa como para bailar con varios tíos diferentes esa noche.
Apenas acabó Someone Like You, Eri fue a por una de sus canciones favoritas.
-I'm broken, do you hear me? I'm blinded, cause you're everything I see.
Empezamos a cantar en voz baja More than this, dejando que ella fuera la que marcara el ritmo.
La parte de Zayn era la que mejor se le daba, en eso estábamos de acuerdo todos. Ella decía que era porque la voz de Zayn era "suspirada", mientras que la mía y de Niall era "rasgada", la de Harry "adormilada" y la de Louis nasal, y a ella se le daba mejor suspirar que rasgar, cantar adormilada o de nariz. Pero eso no quitó de que no lo bordara.
Descansó unos segundos antes de comenzar Bleeding love, the mi amada Leona Lewis.
Lo hacía muy bien.
Incluso demasiado bien.
Y, cuando levanté la cabeza para cerciorarme de que no era Leona la que estaba en el escenario, sino Eri con una voz espectacular, me paré en seco.
Zayn chocó contra mí, se detuvo y alzó la vista.
Por el rabillo del ojo vi cómo todo el mundo levantaba la cabeza para observar a Leona Lewis, en persona, cantar en mi cumpleaños.
Más tarde, al final de la fiesta, entre los famosos que se habían pasado (The Wanted, que se mostraron encantados con cómo cantó mi amiga Chasing the sun), lucharía por quedarme todo lo posible con Leona.
Y me daría un beso a modo de regalo de cumpleaños.

La puerta chirrió detrás de nosotros. Alba me empujó hasta sentarme en la taza del baño mientras  colocaba el pestillo.
Se sentó a horcajadas encima de mí y siguió besándome, devorando mi boca como si no hubiera mañana.
Corrió a desabrocharme los pantalones y bajármelos lo justo y necesario para que pudiera penetrarla.
Gimió cuando lo hice, exactamente igual que la primera vez. Y la segunda, cuando lo hicimos contra la pred del baño, de pie.
Y aquella tercera en la que nos habíamos unido apenas un par de minutos porque no paraban de dar toques en la puerta, cuando estábamos detrás de ella, empujándola para que no nos vieran. Estaba seguro de que habían sido los chicos, intentando putearme, pero no me cabreé con ellos.
Me miró a los ojos y comenzó a moverse lentamente sobre mí. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras ella volvía a quitarme la camiseta, volvía a acariciarme el pecho, la espalda, todo.
Yo también quería verla medio desnuda.
Así que mis manos volaron hacia la espalda de su vestido, le bajaron la cremallera y se deleitaron con su espalda, desnuda salvo por la tira del sujetador.
Ella misma se lo desabrochó. 
Le bajé lentamente el vestido, agradeciendo que lo hubiera cogido de esos sin tirantes, y me quedé maravillado mirando sus pechos, que parecían gritarme que los besara, que los acariciara, que los hiciera míos.
Mi boca voló hasta uno de sus pezones, y ella gritó de placer.
Juraría que ya había llegado hasta arriba, pero no pasaba nada; las chicas podían ser multiorgásmicas.
Y aquella que estaba encima de mí, cabalgándome, iba a serlo. Por mi madre que iba a serlo.
Mi lengua jugó con su pezón mientras ella aumentaba más y más la velocidad, respirando entrecortadamente.
Yo estaba demasiado cerca de llegar al final, demasiado cerca de dejarla a medias.
Gatitos muertos, me había dicho Harry una vez. Eso funciona.
En tu madre pillándote, comentó Zayn, pero luego decidió que no había sido una buena idea, y que terminaría corriéndome mucho antes. Zayn era raro en esas cosas.
Tu padre con barriga cervecera viendo la tele en calzoncillos, había musitado Louis, estremeciéndose después. ¿Cuál de ellos, BooBear? Porque Mark tenía buen cuerpo.
También había oído que ponerse a pensar en algo que requiriera mucha concentración valdría.
Tablas de multiplicar.
Rápido, Liam, la tabla de 16.
Me sentí un pelín mal por estar a otra cosa mientras Alba seguía sobre mí, moviéndose de forma frenética. Tan mal que abandoné la tabla incluso antes de llegar al tres.
 Le acaricié una vez más el pecho desnudo, y volvió al orgasmo. Sonreí.
Cómete esa, Harry.
Harry no paraba de presumir de que un día había conseguido que una chica se corriera dos veces (¡DOS VECES!) con él. Pues ahora lo había alcanzado.
No estaba para superarlo, y yo lo sabía, pero todavía me quedaba un ratito.
-Eri y Louis n-no...-musitó Alba entre embestidas. Le besé los pechos-, n-no s-saben-n lo q-q-que s-se pierden.
Suspiró y cerró los ojos. Le aparté el pelo de la cara.
-Solo Eri.
Se detuvo un segundo, me miró y se echó a reír, lo que provocó un curioso efecto en nuestra unión.
-Es verdad. Solo Eri.
-¿No pensarías que Louis...?
-No, por Dios. ¿Con 20 años?-hizo un gesto negativo con la cabeza-. No, ni de coña. No sé si sería un santo o más tonto todavía.
Esa vez fui yo el que se rió, y empezó a moverse de nuevo, esta vez más despacio, mirándome a los ojos con cada sacudida de cadera que realizaba.
Fuego.
Lava.
Volcanes.
Aquel baño ardía, nos quemábamos en el baño.
Y a los dos nos encantaba estar quemándonos lentamente, entre gemidos y grititos ahogados, entre besos y caricias prohibidas.
Joder.
Para que luego dijeran que las mejores eran las que tenían experiencia.
Un pensamiento me cruzó rápidamente la cabeza: es así porque no ha conocido otro tipo de sexo. Y era verdad. Desde la primera vez yo había dado el cien por cien, había ido a tope. Y tal vez por eso ella ahora fuera así.
Pero, Dios, había hecho un buen trabajo.
Sonriendo, se inclinó hacia mí y me susurró al oído.
-Cuando hagamos un año, lo hacemos a pelo, ¿qué te parece?
¿Que qué me parece? Que tendrán que separar nuestros cadáveres unidos, guapa. Eso me parece.
-Genial-gruñí.
Y llegué a la cima.



jueves, 30 de agosto de 2012

Piensa, Mente Fría.

Simplemente quería que me sacaran de ahí.
O que me absorbiera el sofá y me escupiera en el año 3012, si es que el mundo lo soportara.
O que alguien, el que fuera, le cortara la cabeza a Justin Bieber para que dejara de mirarme de aquella forma. Como si fuera...
No sabría describirlo. Me estudiaba con la mirada de una forma muy minuciosa, diría que casi violenta o agresiva, como si fuera su presa.
Como si fuera un producto a punto de ser sacado a la venta y que tenía que pasar una prueba de fuego, y aquella prueba de fuego era él.
¿Por qué no habría hecho como Noe y me habría desmayado cuando aún estaba a tiempo?
Los chicos hablaban con él, él les contestaba, se reían, hacían bromas. Alba miraba a Liam sin poder creerse que hubiera traído a Justin a casa sin decirnos nada.
Louis me sacudió el hombro.
-Eri. Eh, Eri.
Salí de mi estado de shock provocado por el pánico y lo miré.  Aquellos ojos azules consiguieron tranquilizarme.
Louis OjosTranquilizantes Tomlinson.
-¿Qué? ¿Qué?
Giró la cabeza y clavó la mirada en Justin. Deseé que estuviera protegiéndome, no que me estuviera ofreciendo a él como carnaza.
Oh, espera, aquella situación me sonaba.
Palacio de Buckingham, una semana antes de la apertura de los Juegos.
-He visto tus actuaciones-empezó el canadiense, vacilante, mirándose las manos. De repente, yo era la cazadora, y él la presa. No sabía si alegrarme o echarme a temblar por ello-, y creo que eres buena-alzó la mirada y nuestros ojos se encontraron, chocolate con chocolate. Asentí lentamente-. Muy buena. Creo... que... mira. Podríamos hacerte lo mismo que a Carly. ¿Sabes quién...?
Dejó la frase en el aire. Volví a asentir.
-Llámame si puedes.
Sonrió.
-Eso. Mira, te mereces ser como ella. Como nosotros-hizo un gesto que abarcó con la mano a los chicos y a sí mismo. Niall sonrió, contento de que su ídolo los considerara iguales-. Pero necesito una canción para hacerte publicidad. Mira, necesitamos algo que sea tuyo.
-¿No te sirve una cover?
Negó con la cabeza.
Aunque a mí la verdad era que me importaba un rábano lo que quisiera el Justiniano o no, la verdad.
Grabaría un disco o posaría desnuda para Playboy si con eso conseguía que dejara de mirarme como a su presa.
Se puso a  jugar con su colgante, buscando las palabras.
-Tal vez una colaboración...-sugirió, levantando la vista y mirando a los británicos.
-¿Con nosotros?-preguntó Harry. Justin se encogió de hombros.
-Sí, o incluso conmigo. Ya sabéis. No os ofendáis, pero...
Pero tengo más seguidores en Twitter que todos vosotros. Juntos. Coméos esa.
-Ya.
Se me quedaron mirando un segundo.
-¿Quieres hacerlo?-me susurró Louis, acariciándome suavemente la espalda.
Si sacáis a Justin de aquí, sí.
-Supongo que sí.
-Empezar es duro. Muy duro. Pero podemos... allanarte el camino. Ya sabes. Si empiezas con nosotros, no te será demasiado difícil, claro que también tendrás más críticas. Míralo.
Fruncí el ceño, pensativa.
Ataca.
Ataca y volverás a ser tú.
Vete a por él. No se atreverá a hacerte nada con ellos delante.
El problema es, ¿tenía lo que hacía falta? ¿Era capaz de vacilar al mismísimo Justin Bieber?
-Y, Justin, ¿qué te hace pensar que necesito tu ayuda? Quiero decir... en mi primera noche me verificaron la cuenta de Twitter, y conseguí ya de una sentada 2 millones de seguidores. ¿Cuánto tardaste tú?
Él sonrió.
Entonce  recordé que no era británico.
Era del continente americano, era americano. Y a los americanos les encantaba jugar.
A mi acento de furcia californiana le encantaba jugar.
-Al principio parece que estás en una nube-se encogió de hombros sin mirarme, y todos asintieron-, y en cierto modo así es. Luego llegan las movidas. No a todos los que están arriba les gustas, y necesitas que unos cuantos te apoyen. Y luego están los fans. Mira, quiero a mis Beliebers más que a nada en este mundo, pero a veces parecen más una manada de leonas hambrientas que un grupo de chicas obsesionadas conmigo. O les das exactamente lo que quieren, o te comen vivo. Además, si estás intentando torearme, creo que no te conviene tenerme de enemigo.
-Yo no te seguía en Twitter-lo provoqué. Se echó a reír.
-Pero ahora lo haces.
La verdad es que me había empezado a seguir porque Niall nos "presentó" por Twitter.
Me encogí de hombros, segura de que estaba ganando la batalla.
-Se podría decir que te he hecho follow back.
Y, para mi sorpresa, me eché a reír con él. Noté cómo la tensión en el ambiente se relajaba, como si todos hubieran contenido la respiración hasta ese preciso momento.
Justin se inclinó hacia mí, apoyó los codos en las rodillas y me miró, sonriente.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Ya me la has hecho.
Sonrió, y no le dejé que me adelantara.
-Es que veo muchos vídeos de Hollywood, y se me ha pegado el acento de California.
-Ya me parecía que no hablabas como elllos-dijo, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a Liam, Zayn y Harry. Elevé las comisuras de la boca poquísimo, conteniendo la sonrisa-, pero no es eso lo que te quería preguntar.
Alcé las manos con las palmas hacia arriba, invitándolo a hablar.
Noemí seguía tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada en el reposabrazos.
-¿Eres Belieber?
Sonreí.
-¿Te estás oyendo? Si ni siquiera te seguía en Twitter.
Se echó a reír.
-Vale, no te lo he planteado muy bien, que digamos. ¿Eres... fan mía?
Fruncí el ceño.
Nunca me había catalogado como hater, aunque cuando era un chaval la verdad es que me caía bastante mal, tenía la sensación de que era un creído. Pero ahora me paseaba por casa canturreando ¡Soy el Justiniano y me gusta rapear! o Mientras tú cociciciciciciciciciciciciciciciciciciciiiiiiiiiines, no pasaré hambre, mientras tú cociciciciciciciciciciciciiiiiiiiiiiiiines. Si eso era ser fan suya, entonces bien podía ser la presidenta de su club de fans.
-Defíneme "fan".
-¿Te gusta mi música?
-La de ahora sí. Aunque reconozco que me vicié a escuchar la mítica-ni siquiera hacía falta decir el título, él sonrió y asintió con la  cabeza-, y Somebody to love.
 Se miró las palmas de las manos, pensativo, y frunció el ceño.
-Justin-murmuró Niall, apremiándolo-. Es genial. Ahora está un poco borde, pero es genial.
-¿Cómo no voy a estar borde si no me avisáis que habéis metido al segundo pez más gordo de la música en el estanque del pop donde yo estoy nadando?-protesté. Él alzó la cabeza con una ceja alzada y una de las comisuras de su boca intentando alcanzar a dicha ceja.
-¿El segundo?
Asentí y le toqué la rodilla.
-Chico, me siento muy mal por estar ayudándote a alcanzar a Lady Gaga en Twitter, pero supongo que es lo que hay, ¿eh?
Todos se echaron a reír.
Justin y yo todavía estábamos calculando quién ganaría ese pulso imaginario que nos traíamos entre manos (aunque yo me estaba tirando un farol, pues sabía de sobra que me destrozaría si le apeteciera), cuando Noe comenzó a moverse. Se incorporó un poco en el sofá y clavó la vista en Alba y en mí.
-Tías, igual flipáis con lo que he soñado.
Vi cómo la nuez del cuello de su ídolo subía y bajaba mientras trataba de contener una carcajada.
-¿Y por qué no nos lo cuentas?-inquirió. Noemí giró la cabeza y lo miró, aterrorizada.
Vaya, pues sí que imponía el Justiniano.
-¡JUSTIN!-chilló.
Y volvió a desmayarse.
Alba y yo intercambiamos una mirada.
-Esta cría es tonta-asintió ella.
-Esta cría es mongola-repliqué yo, moviendo la cabeza afirmativamente.
Justin nos miró.
-¿Lo hace a menudo?
-Oh, sí, cada vez que te conoce-respondió Alba, haciendo un gesto con la mano para que no se preocupara.
Justin le cogió una mano.
-Oye, no hagas eso si no quieres que explote, ¿vale?-le sugerí yo. Él sonrió, le colocó la mano sobre el cuerpo y dejó de tocarla.
-Me pregunto si tú te pondrás así cuando conozcas a Robert, Alba-musitó Liam, pensativo, estudiando el cuerpo otra vez inerte de la pequeña de la casa. Ella se encogió de hombros.
-Eri seguro que sí-sentenció Louis-, pero mira que perder la dignidad de esa manera-empezó a negar con la cabeza, reprobando el asunto.
Le pellizqué suavemente la mejilla.
-No, chaval. Cuidado. Yo no perdería el tiempo desmayándome. Yo gritaría, saltaría sobre él, lo violaría, y luego ya, si tuviera un huequecito libre, pues me desmayaría. Pero no antes.
-Chica, da gusto saber que te follarías a un tío que no conoces de nada en cuanto lo vieras y que a tu novio no le hagas nada porno.
Le puse una mano en la cara y lo empujé hacia atrás. Justin le guiñó un ojo a Louis.
-Cuando esperan es cuando más salvajes se vuelven.
-¿Qué, Justin? Experiencia con Selena, ¿no es así?
Se encogió de hombros.
-Serías estúpida si pensaras que no lo hemos hecho ya.
-Oh, tranquilo. Sé que a las dos semanas ya andabais revolcándoos por las esquinas.
Todos sonrieron.

Resultaba que don Bieber quería que pasara una "pequeña prueba".
Cantar una canción a solas con él.
Já.
Satírico.
Ese chaval no era normal, ¿no? Si quería oírme cantar, que se pusiera los DVDs de las  actuaciones de los Juegos. Tampoco me parecía a mí tan difícil.
Niall bajó a por su guitarra mientras el canadiense me miraba otra vez como si fuera su presa.
-No tienes por qué hacer eso si no quieres-me susurró Louis al oído, y yo negué con la cabeza.
-Me está provocando. Está  intentando saber si le tengo miedo o no. Impone, Lou. Pero a mí no me asusta. ¿Qué va a hacerme? En realidad no puede ir a por mí, porque me declaro Little Monster y me voy corriendo a refugiarme en la  falda de carne de Gaga. Y entonces estalla la Tercera Guerra Mundial. Y su ejército es menor. Y él no quiere perder.
Niall le pasó la guitarra a Justin, que la cogió, rasgueó las cuerdas para hacer el oído al sonido de aquella que le era extraña, tocó unos acordes y me miró.
-¿Cuál quieres?
-¿Cuáles tienes?
Sonrió.
-Búscalo en la Wikipedia. ¿Cuáles puedes cantar?
-Búscame en la Wikipedia.
Tenía un condenado artículo, donde no se decía qué tipo de voz tenía. Básicamente porque era capaz de cambiar de Taylor Swift a Whitney Houston con solo proponérmelo.
-Boyfriend-sugirió Niall. Justin me miró, yo le miré y asentí despacio.
Justin asintió, exhaló aire un par de veces y comenzó a tocar.
-If I was your boyfriend never let you go-entoné yo, clavando exactamente el tono que él tendría su fuera una chica. Asintió lentamente, satisfecho, y me miró a los ojos cuando llegué al- So say hello to falsetto in 3, 2, swag. I'd like to be, anything you want, hey girl, lemme talk to you.
Se echó a reír y comenzó a cantar él también. Con eso le había bastado.
Había superado la prueba.
En realidad, no sé de qué me extrañaba, si yo nunca suspendía un examen.
 -If I was your boyfriend...-musitamos, dejando que la voz se fuera apagando a medida que el verso llegaba a su final.
Noemí suspiró, nos miró a mí y a Justin y clavó la vista en la guitarra, deseando ser la guitarra.
-¿Cuál te toco, preciosa?
Noe abrió muchísimo los ojos, sin poderse creer que Justin Bieber le hubiera hablado, la hubiera llamado preciosa.
-Cualquiera está bien.
-¿Te las sabes todas?
-No lo dudes-replicó. Justin sonrió, le acarició fugazmente la mano y se detuvo a pensar un momento. Después me miró.
-Cantad juntas.
-As long as you love me.
-Hecho.
 Me senté al lado de Noe y le cogí la mano.
-As long as you love me.
-As long as you love me.
Alba nos miró, contenta en parte de no tener que formar parte de aquel show. A ella en realidad no le había hecho especial gracia que la hubiéramos arrastrado a cantar en los Juegos, pero conseguimos convencerla diciéndole que no tendría un solo.
Le daba pánico cantar, aunque la verdad era que su voz no sonaba mal.

De tarde los chicos se fueron al estudio a grabar un par de maquetas, intentando dilucidar qué canción cantarían juntos.
Nos metimos en la habitación de Noe y extendimos toda la ropa que nos habíamos comprado aquella mañana, sin poder creernos nada de lo que nos había pasado.
Alba lo había hecho rápidamente en la habitación de Liam, antes de que ellos se marcharan, en una especie de "adelanto de cumpleaños".
Noemí había conocido a su ídolo.
Y yo estaba a un par de pasos de hacerme con una carrera como la de Carly Rae Jepsen por el simple hecho de que Justin Bieber twittearía una frase de mi canción, igual que había hecho con ella.
Sentía una sensación rarísima en el estómago, como si estuvieran tirando de él en muchas direcciones al mismo tiempo.
-Odio a los chicos-susurré, sonriendo mientras me probaba un jersey color crema de Prada. Ellas me miraron.
-¿Por qué? Te han conseguido algo con lo que mucha gente ni siquiera puede soñar-protestó Noe, y a mí no se me escapó el deje sarcástico y envenenado que había en su voz.
-Porque me han puesto delante de Justin y casi le han invitado a decidir si era buena o no. 
-No, le han invitado a decidir si merecías que él te recomendara.
-Lo que viene a ser lo mismo.
Noemí negó con la cabeza.
-Yo no lo veo así.
Me giré en redondo y le clavé una mirada envenenada.
-Yo no pedí esto, ¿sabes, Noe? A mí no me interesan los Grammys, los Brits, ni nada. Sabéis lo que quiero. Sabéis que llevo toda mi vida deseando ser alguien, y ahora soy alguien, pero en el sitio equivocado.
Alba frunció el ceño, la vista fija en su portátil, y se puso a escribir frenéticamente. Ni siquiera me prestaba atención.
-Y sabes por qué no lo dejo, Noe. Sabes que me parece fatal que me mires como si me estuviera quejando de esto porque creyera que me merezco mucho más, y no es así. Ni siquiera creo que pueda cantar con mi propia voz. Soy buena actuando. Soy buena con voces que no son las mías. Y no pienso dejar a los chicos colgados. Ellos confían en mí, tienen esperanzas depositadas en mí.
Apartó la mirada y sus ojos observaron la pantalla del portátil de Alba.
-No creo que sea algo de lo que te puedas quejar.
-Este no es mi sueño. Es el de otra persona-es el tuyo, maldita zorra, el tuyo, y eso es lo que te jode. Que tus sueños no sean de mi agrado-. Y lo que te pasa es que tu matarías por ser yo ahora mismo, y sin embargo a mí no me afecta como debería lo que me está pasando. Sabes por quién hago esto. Sabes por quién estoy aquí. Si fuera cualquier otra persona ya le habría convencido para largarnos a Los Ángeles, donde me está esperando mi sueño. Y sin embargo, me quedo aquí, vivo el tuyo, y tú te piensas que te lo estoy robando. Quédate el contrato. Camélate a Justin. A mí me da igual, pero no se te ocurra quitarme a los chicos, porque entonces te vas a acordar de mí.
Esbozó una sonrisa cínica.
-Como si Alba y yo pudiéramos quitarte a los chicos, cuando está claro que te quieren más a ti.
-Porque yo soy menos fan cuando ellos están cerca. Y porque no voy por ahí discutiendo con uno de ellos.
-¿Me comporto como una fan?-inquirió Alba, con ojos chispeantes. Me senté en la cama, al otro extremo de donde estaba Noemí.
Exactamente como estábamos en ese momento, muy lejos la una de la otra.
-Lo hacías, pero ahora ya no.
Asintió lentamente, satisfecha.
-De todas formas, nos quieren de formas diferentes.
Se encogieron de hombros.
-Tú siempre has sido la Mente Fría. Tus planes siempre han sido épicos. No sé si lo has hecho a propósito, pero metiéndote aquí, estando más tiempo con ellos, has conseguido llegarles de una forma más profunda que nosotras.
-Les entiendo mejor porque estoy más cerca-me encogí de hombros y me saqué el jersey por los hombros.
-Sabes jugar tus cartas.
-Tengo un encanto natural.
-No, la del encanto natural soy yo. Tú sabes jugar tus cartas. Cada una tiene un papel aquí, y todas lo sabemos-sentenció la pequeña. Alba se giró, invitándola a continuar-. Tú haces los planes, tú manipulas. Se te da bien-se encogió de hombros y se giró hacia Alba-. Tú te encargas de mantener a Eri tranquila para que ella piense. Porque cuando se cabrea, osea, cada dos por tres, piensa con la rabia que lleva dentro, y hace planes de mierda. Y yo distraigo mientras vosotras lleváis a cabo el plan. Yo protesto. Yo pongo la cara cuando hay que hacer pucheros. Reconozcámoslo, chicas. Por mucho que nos duela admitirlo, dependemos tanto de las demás como los chicos de ellos-comenzó a estudiarse las uñas, tratando de distraerse.
-¿Y eso es malo?
Alzó una ceja. Alba, que ya la veía venir, me suplicó que no me tomara en serio lo que fuera que Noe tuviera pensado decirme. Al fin y al cabo, todavía estaba molesta porque no habíamos hecho nada por defender su imagen cuando Justin estuvo allí.
-No lo sería si no fuera solo una la que fuera a robarle el sueño a otra. Reconócelo, Eri. Nos necesitas. Necesitas el temple de Alba. Necesitas mi cara bonita. Sin nosotras te darás la gran hostia. Y no va a haber nada que puedas hacer para impedirlo.
Alba bufó y volvió a su ordenador.
-Y por eso me tienes asco.
-No te tengo asco. Te sigo queriendo. Somos amigas, ¿o no?
Asentí.
-Yo lo siento así.
-Guay. Solo te estoy avisando. Sí, me alegro por ti. Y sí, preferiría que esa fuera yo. Pero yo tengo mi propia voz. No se me da bien ir copiando la de los demás.
Alba volvió a bufar, y las dos la miramos.
-¿Podéis dejar de tocar los huevos y ayudarme con el cumpleaños de Liam, que es en... -consultó su reloj-, 32 horas? Muchas gracias.
Noemí se levantó, me apretó la mano y me arrastró junto a Alba.
Éramos un buen equipo.
Aunque yo ya tuviera otro.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Y me gusta rapear.

Noe, Alba y yo estábamos desayunando cunado llamaron a la puerta. Todos miramos a Zayn; le tocaba a él abrirla. Así que arrojó su magdalena, desganado, y se encaminó hacia el vestíbulo.
-¡Holaaaaaaaaa!-saludaron Lottie, Fizzy, Daisy y Phoebe. Zayn asintió y las dejó pasar.
Louis se giró en redondo y las miró.
-¿Qué pasa hoy?-espetó, a modo de saludo. Fizzy le sacó una lengua, pero se unió a las pequeñas para darle un beso en la mejilla. Lottie se apoyó en la mesa y cogió una galletita.
-Hemos quedado para ir de compras.
Todas las chicas presentes asentimos. Louis me miró y alzó una ceja.
-¿Y cuándo me lo ibas a decir?
-¿Qué eres? ¿Mi padre? Relájate, Lou.
-Sí, Lou, nunca pensé que nadie fuera a decirte eso, pero relájate-asintió Lottie, guiñándole un ojo a Liam. Alba frunció el ceño, pero no dijo nada.
Las chicas se fueron al salón a ver la tele mientras nosotras terminábamos de desayunar y subíamos a vestirnos. Cuando estuvimos preparadas para irnos y bajamos las escaleras, nos encontramos con los gritos de Lottie y Louis.
-¡No puedo quedarme con ellas, Charlotte! ¡Tenemos que grabar el disco!
Lottie sacudía la cabeza tan violentamente que parecía que se le fuera a salir disparada en cualquier momento.
-¡Pues te las llevas al estudio!
-¡No me dejan meterlas!
-Nos podemos quedar solas, no pasa nada-sugirió Phoebe. Sus dos hermanos se la quedaron mirando y ladraron un "NO" que no dejaba posibilidad de negociación.
Louis se sentó en el reposabrazos del sofá y se rascó la frente.
-¿Mamá? ¿Dónde está?
Fizzy le dedicó una sonrisa pícara a su hermano.
-Es su aniversario.
Louis miró a su hermana, perplejo.
-¿Qué?
-Que es su aniversario.
-¿Por eso estáis aquí?
-Sí, y porque nos apetecía venir de compras a Londres, ver a nuestros cuñados-Lottie sonrió y le guiñó un ojo a Niall, que miró a Daisy, y esta se puso roja como un tomate. Daisy había dicho una vez que cuando fuera mayor se casaría con Niall, Niall se había arrodillado delante de ella, le dijo que cuando acabara el colegio la estaría esperando en el altar, y le dio un beso en la mejilla.
Así que, desde entonces, Niall y Diasy estaban "prometidos".
Louis miró a las pequeñas.
-Niñas, sabéis que os quiero mucho.
-Sí-asintieron las niñas, enseñándole las muñecas con las pulseras que les había dado cuando fuimos a Doncaster. Él sonrió.
-Y yo encantado me quedo con vosotras.
-¡Perfecto!-canturreó Lottie, cogiendo el bolso y levantándose. Pero Louis, que se veía estaba ya acostumbrado a las maniobras de distracción de su hermana, la cogió rápidamente por la muñeca.
-¿Cuándo volvéis?
Las dos Tomlinson mayores nos miraron. Noe y Alba sacudieron la cabeza, yo me encogí de hombros. Entonces, Fizzy y Lottie intercambiaron una mirada solemne.
-¿A la hora de comer?
-¿Más tarde?
-Yo me tiraba el día entero de compras-replicó Noe, y las otras dos asentimos. Lottie y Fizzy sonrieron.
-¿Seis?
Louis sonrió y negó con la cabeza.
-Tres.
-Cinco.
-Tres.
-Cuatro y media.
-Tres.
-¡VALE!-explotó su hermana, y Louis sonrió, satisfecho-. Tres.
-Y media-aventuré yo. Louis me dedicó una mirada herida, asintió despacio y cedió.
-Tres y media.
Nos despedimos de los chicos y las gemelas y nos metimos en el coche de Lottie, mencionando todas y cada una de las tiendas en las que queríamos entrar.
Era la primera vez que las españolas íbamos de compras por Londres con una buena cantidad de dinero (200 mil cada una de mis amigas y yo, diez veces más, ya que para algo había actuado más que ellas. Además, se suponía que lo íbamos a hacer gratis, pero a Liam se le ocurrió la genial idea de pedirle a los organizadores de los Juegos que nos pagaran para así "poder costearnos los estudios, que estaba la cosa muy mala". Después de enviar a Niall y Harry a hacerle pucheros a la reina, su Majestad se enterneció y decidió hacernos ricas. Jodidamente ricas.), así que no íbamos a reparar en gastos. Pensábamos arrasar en las tiendas, y nuestros chicos lo sabían, y ya temían el momento en que a las tres y media nos meteríamos en casa llevando nuestro peso en ropa de marca, de alta costura. Mariconadas, las justas, había dicho Alba, y todas asentimos, divertidas.
 Lottie dejó el coche en un aparcamiento subterráneo y salimos a la calle, abarrotada de chicas con un estilo impecable que iban de acá para allá paseando sus gigantescos bolsos de Chanel y Prada, sus sandalias de Louboutin y sus bolsas de todas las tiendas exquisitas de la capital inglesa. Me estremecí cuando nos metimos en la primera tienda: Prada.
Paramos en un Starbucks, nos sentamos a tomar unos Frapuccinos y a cotillear, siempre controlando nuestra compra. Fizzy bromeó con su hermana sobre que ese lugar debía resultarle muy familiar.
-¿Por qué?-preguntó Alba, aunque yo también me moría de curiosidad.
-Porque trabajo en un Starbucks para pagar los caprichitos-sonrió Lottie-, y la zorra esta-señaló a su hermana con un pulgar, pero le dio un beso en la mejilla para que le perdonara el cariñoso insulto- procura ir siempre que puede, y siempre me hace pedidos complicados para joderme. Todos los días me cambia el pedido. Y yo todos los días lo cumplo a rajatabla, porque, Fizzy, ¿qué soy yo?
-Una profesional como quedan pocas en este país.
Lottie levantó las manos con las palmas hacia arriba.
-Lo ha dicho ella, no yo.
Y nos echamos a reír.
Una vez salimos de la cafetería (Noe y yo no nos pudimos resistir y nos compramos una camiseta del Starbucks), seguimos con nuestra sesión de compras compulsivas. Después de meternos en Burberry, Miu Miu, Chanel y demás tiendas de las que te caes hacia atrás con solo ver el escaparate, entramos en una de lo más interesante.
Victorias' Secret.
Lottie alzó una ceja en dirección a su hermana.
-Tal vez debas quedarte aquí afuera, para no perder tu infancia, y eso.
Fizzy puso los ojos en blanco y se echó a reír.
-Por favor, Charlotte. Casi puedo darte clases.
-Tú misma, Felicité.
Después de tocarle las narices un rato a Alba, empujándola a la sección más picante de la tienda para que le diera una "sorpresita a su chico por su cumpleaños, so estrecha", y después de que Noe desapareciera entre la sección de los PushUp, me quedé sola con mis cuñadas.
Siempre había querido un maldito sujetador de Victorias Secret, y ahora pensaba comprarme todos los que pudiera. Lottie caminó hasta mí.
-Tal vez debieras comprarte algo sexy para mi hermano, ¿eh?
Sonreí.
-¿Tú crees, Lottie?
Fizzy se asomó por entre los picardías, inspeccionando el material como una loca. Fruncí el ceño para luego acompañar a su hermana mayor entre sonoras carcajadas.
-¿Qué haces, Fizzy?
-¿Hay algún Don Juán del que no nos hayas hablado, pillina?
-Eso, cuéntale a tu cuñada y a tu hermana.
Fizzy se acercó a nosotras y me pegó las prendas al cuerpo. Lottie se colocó al lado de su hermana y asintió con la cabeza.
-Latina tenías que ser, hija.
Sonreí.
-¿Por?
-¿Cómo que por? Por la delantera, corazón. Tienes más que mi madre.
-Y eso es complicado.
-Yo creo que estás preñada y no lo admites. Venga, confiesa, ¿te ha dado bien mi hermano?
-Mira que si no, hablamos con él, eh.
Volví a reírme.
-Chicas, por Dios.
-¿Qué? Es lo más natural del mundo.
Aparté la lencería de mí.
-No lo he hecho todavía con él.
Fizzy corrió a asomarse tras unas perchas con los ojos como platos.
-¿Cómo?
-Que no lo he hecho con él.
-¿Por qué?
Me encogí de hombros.
-Fizzy-la reprendió su hermana.
-Es que no lo entiendo-se explicó ella-. Quiero decir, ¡venga! Es Louis Tomlinson. Yo misma me lo tiraría.
Las dos  miramos a la más pequeña de las tres con el ceño fruncido.
-Yo no me tiraría a Louis, Fizzy.
-A mi hermano no, pero al de One Direction... no me niegues que Louis es guapo, Lottie.
-Los Tomlinson somos todos muy guapos. Menos papá. Papá es un cardo.
Me entró tal ataque de risa que tuve que apoyarme en Lottie para no caerme al suelo.
Luego, intenté escaparme de ellas para que me dejaran tranquila, pero ellas no me dejaron huir tan fácilmente.
Alba se acercó a nosotras con una bolsa entre las manos, sonriente y un poco sonrojada. Alcé uan ceja.
-¿Qué tal tus compras sexys, nena?
Alba sonrió.
-Muy bien. Liam se va a cagar, te lo digo yo. ¿Y tú? ¿Has cogido algo para Luisín?
Me eché a reír.
-¿Tú también?
-¿Te puedes creer que no lo hayan hecho?-espetó Fizzy, todavía sin poder terminar de creérselo. Alba se encogió de hombros y adoptó un tono confidencial.
-Es que  Eri es muy estrecha.
-¡Alba!
-Ah, ya entiendo. Se hace la difícil para que mi hermano la coja con ganas.
-¡Vale ya! ¡Las dos!-repliqué entre risas-. Vale, no lo hemos hecho, pero no es porque no queramos. No hemos encontrado el momento adecuado.
-Ni el vestuario-replicó Lottie, riéndose y haciendo que su hermana volviera a colocarme los picardías encima.
-Anda, dale una alegría al pobre Louis, que lo tienes a pan y agua.
-¡Menudo par de malas pécoras que sois! ¡Y luego me quejo de vuestro hermano!
-Louis tiene un culo de ... buf-suspiró Alba, abanicándose con la mano para putearme.
-Pues Liam, debe de tener un paquete importante-repliqué, guiñándole un ojo. En ese momento, Noe volvió con nosotras, frunció el ceño ante mis palabras y le lanzó una mirada inquisitiva a Alba.
-Si yo te contara, nena-contestó, echándose a reír. Lottie se unió a ella, Fizzy no pudo reprimir una sonrisa, yo puse los brazos en jarras y los ojos en blanco y Noe sacudió la cabeza.
-El caso es que-continué cuando las demás fuimos a la caja a pagar nuestros vestuarios indecentes, aunque un poco contentas porque les daríamos una alegría a nuestros chicos (Noe sobre todo, pues pensaba ponerse por casa un conjunto endiabladamente sexy para putear a Harry y hacer que se diera cuenta de que la necesitaba más de lo que él creía)- el otro día estábamos a punto de hacerlo-Fizzy y Lottie se miraron, sonrientes, como si les acabara de decir que iban a ser tías en un futuro no superior a nueve meses-, pero nos interrumpieron.
La sonrisa huyó de sus rostros.
-¿Quién?
-Los chicos. Le llamaron por teléfono, como están con lo del disco...-me encogí de hombros.
Entonces, empezaron a despotricar sobre la poca sensibilidad que tenían los hombres, porque Louis había sido un gilipollas dejándome sola en casa con el calentón que llevaba y bla bla bla. La verdad es que no me había importado demasiado, o al menos eso creía.
Después de corretear delante de un grupo de paparazzi que se mostró especialmente interesado en que la recién descubierta cantante EriLo (Jennifer López me demandaría de un momento a otro por copiarle tan descarademente el nombre artístico, estaba segura, pero Niall no me dejaba buscarme otro, y la verdad es que el que tenía sonaba muy bien), llegamos a las tres y media a casa con una puntualidad solo posible en un inglés.
O en dos inglesas que no quieren cabrear a su hermano mayor más de lo debido.
Zayn nos abrió la puerta, al fin y al cabo, le tocaba a él ese día.
-¡Hola!-canturreamos, entrando en tropel en el vestíbulo. Las españolas corrimos a nuestras habitaciones a esconder las bolsas que traíamos (las bolsas de Noe abultaban más que ella, era muy cómico ver un ejército de saquitos de todos los materiales, colores y tamaños correr de aquí para allá aparentemente gracias a una brujería solo digna de Harry Potter), sobre todo las de Victorias Secret. Las otras, al ser más decentes, nos preocupaban menos.
El problema era que a Lottie y Fizzy les importaba un carajo que los demás les vieran las bolsas de la tienda de lencería, lo que haría que les enseñaran a los  chicos lo que habían cogido y que ellos preguntaran si no habíamos comprado nada.
Allí entraría mi yo mentiroso.
Y allí empezaría Louis a putearme para sonsacarme la verdad.
Bajamos al salón, donde estaban Niall y Lou sentados viendo una película de Disney con las gemelas. Las niñas meneaban la cabeza al ritmo de Madre, la mala de Enredados.
-Mother, knows, best. Mother takes care, Mother always warns you...-entonaba la mujer, bailando con el pelo de Rapunzel y haciendo que ella tropezara y tropezara sin ton ni son. Phoebe empezó a tararear la canción mientras Daisy sacudía su pelo a un ritmo frenético, intentando en vano conseguir que le creciera los 21 metros de la princesa.
Louis me lanzó una mirada de "sácame de aquí, por Dios", que hizo que me enterneciera. Niall, sin embargom estaba concentradísimo, con su típica cara calculadora. Fue al ver cómo observaba los movimientos de la mujer, cómo se concentraba en las palabras que entraban en su oído, cuando me di cuenta de que estaba luchando por traducir a la velocidad de la luz la canción de la loca gitana al español. Probablemente ni Noe ni yo pudiéramos hacerlo, pero el irlandés era muy persistente cuando se lo proponía.
 -Madre es la peor mala de Disney hasta ahora-comentó Phoebe. Todos se la quedaron mirando, Louis le pasó una mano por el pelo y le acarició la cabeza, alborotándoselo.
Si hubiera sido cualquiera de sus hermanas, su madre o su padre, Phoebe se habría puesto a chillar, patalear y dar manotazos para que le dejaran el peinado tal y como lo tenía. Pero Louis gozaba de una posición privilegiada.
Louis siempre gozaba de una posición privilegiada.
-Porque es muy mala. Fíjate: secuestra a Rapunzel, le hace creer que es su madre cuando en realidad la quiere por su pelo rubio, porque ella es fea y tiene el pelo feo, la deja encerrada en la torre sin salir, no le hace regalos de cumpleaños...
Daisy se tapó la cara con la mano.
-¡Es cierto! ¡No tiene regalos de cumpleaños!
-Es el demonio-coincidió su hermano, asintiendo.
-Y encima no deja que el príncipe vaya a rescatarla. Si mamá no dejara que un príncipe viniera a rescatarme, creo que me cambiaría el apellido.
Louis sonrió.
-Tomlinson es el apellido que más mola en este mundo, Phoebe.
La mirada que le lanzó a Lottie fue épica, pues ella había fruncido el ceño. Ambos se encogieron de hombros.
-Pues yo me lo cambiaría si mamá no me dejara estar con mi príncipe.
-¿Cuál nos pondríamos, Phoebe?
-No sé...
-¿Arielson?
-No, la sirenita no. Yo quiero... quiero...
Miraron un segundo a su hermano, luego miraron a Harry, que estaba sentado en la mesa de la cocina jugando a las cartas con Liam y Zayn, sonrieron y soltaron al unísono, un perfecto dúo de criaturas idénticas que llevan toda su vida juntas:
-¡Stylinson!
Harry levantó la cabeza y se volvió a mirar a las crías mientras Louis se reía como loco. Harry les dedicó su sonrisa Colgate, alzó los pulgares y volvió a su partida.
-Imagínatelo, Phoebe-Daisy parecía entusiasmada con la idea de su hermana-. Daisy Stylinson. Phoebe Stylinson.
-Oh, sí. Mola, ¿eh? ¿Verdad que sí, BooBear?-dijo, girándose en redondo y apoyándose en el pecho de su hermanocon ojos de cordero degollado. Él la besó en la frente.
-Sí que mola.
Se levantó del sofá cuando la canción de la mujer terminó y se acercó a mí. Me tomó de la cintura y me besó en la boca.
Esa era la señal que Alba estaba esperando para correr a ver a Liam.
La misma que Noe esperaba para sentarse con Niall a tratar de saber de qué estado de USA era la mujer que daba la voz a la malísima Madre.
¿Iowa?
A mí me sonaba a Iowa.
-¿Qué tal de compras?
Dejé que mi mente vagabundeara un momento dentro de los ojos azules de Louis.
No me gustas... es que tus ojos... a mí los ojos azules no me van, recordé decir a una yo pasada a un chico. Sonreí. Pues mira lo poco que te gustan.
 -Bien-asentí y le eché los brazos al cuello, poniéndome de puntillas para besarlo más profundamente-. ¿Y tú con tus hermanas? ¿Te lo has pasado bien?
Fingió sentirse ofendido.
-Por favor, Eri. No seas ridícula. Hemos visto el Rey León, uno y dos, la Sirenita, buscando a Nemo, Blancanieves, y me has interrumpido ahora con Enredados, que si no, la lista seguía y seguía. Ha sido la mejor mañana que he pasado en años, y...-me miró, suspicaz-. ¿Te importaría hacer que dejara de decir bobadas?
-Vale, pero entonces no podrás abrir la boca en tu vida.
-Eres mala.
-Muchísimo.
-Más que Madre.
-Miranda Priestly a mi lado es una santa-convine-, qué le vamos a hacer.
Se echó a reír, me acarició la espalda y volvió a besarme.
Y formuló la pregunta que yo más me temía.
-¿Qué has comprado?
Fizzy sonrió desde el sofá.
-Pues, Lou, me alegro de que lo preguntes, porque hemos ido a...
-Cállate, Fizzy-la corté. Ella sonrió, miró a su hermano y movió las cejas exactamente como hacía él.
-¿A dónde?-se interesó Louis. Negué con la cabeza.
-Es secreto.
-Ah, ¿que no me puedo enterar?
-No.
-Anda, Eri. Dímelo. No seas mala.
-No.
Me miró a los ojos, expectante. Vi cómo se preguntaba la manera en la que me sonsacaría la información. Las comisuras de su boca se alzaron ligeramente; ya tenía una idea.
Me eché a temblar justo cuando movió sus manos hacia mis caderas y comenzó a masajearme justo donde tenía el hueso de la pelvis con los pulgares. Se inclinó hacia mí y me empezó a susurrarme al oído.
-¿Seguro que es secreto?
-Seguro-casi gemí, cerrando los ojos. Dios, como siga así, lo siento pero lo violo delante de las crías. ¿Karma? ¿Puedes oírme? ¡Eleanor! ¡Eleanor, llévanos a mi habitación, anda! ¡Tú puedes hacerlo todo, El! ¡Venga, no quieres dejar sin infancia a tus ex cuñadas!
 Me mordisqueó el lóbulo de la oreja.
-Estás jugando sucio-me quejé, aunque en realidad me encantara que jugara sucio. Ya empezaba a notar los familiares torrentes de fuego que subían y bajaban por mi cuerpo, mi necesidad de pegarme a él, de fundirme con él...
-Como soy el único...
 -Mira quién fue a hablar-me burlé, sacando el poco coraje que me quedaba dentro.
Como siguiera así diez segundos más, me arrepentiría hasta el día en que me muriese de haber abierto la boca en ese momento y haber malgastado energía en ponerme chula. Porque iba a traumatizar a mis cuñadas.
No solo a las pequeñas.
En mi mente se formaba tal festival de perversiones que hasta Lottie se iba a escandalizar. Oh, Dios. Pero es que sabía tan bien, acariciaba tan bien.
Me mordisqueó el cuello y yo me pegué más a él.  Gemí cuando noté su erección.
Bueno, por lo menos no era la única que no se podía controlar en esa situación.
-Venga, Eri-musitó, su aliento quemaba en mi cuello. Quemaba, ardía, y a mí me encantaba eso. Siempre había sido fan incondicional del fuego antes que del hielo. Salvo en aquella época en la que había sido Team Edward, pero la culpa no era mía.
Si leías los libros, apoyabas de Edward. Los libros estaban hechos para que te pusieras de parte del vampiro. Pero si veías las películas antes que el libro, no podías hacer otra cosa que enamorarte locamente de la sonrisa de Taylor.
Y luego yo era del reducido grupo que había escapado de las garras de Edward para dejarme atrapar por las de Jacob, a pesar de haber leído los libros.
Desertora.
Pero rectificar (o desertar) era de sabios.
-Me da vergüenza-confesé. Sonrió, sus dientes acariciaron el lóbulo de mi oreja (otra vez) y yo gemí (Oh, Jesucristo, Louis. Déjate de estupideces y tómame aquí mismo) otra vez.
-¿Por qué?
-Ya te enterarás.
-Quiero enterarme ahora-y su lengua volvió a jugar con mi oreja.
¡PÁRALO, ELEANOR! ¡PÁRALO Y MI PRIMERA HIJA LLEVARÁ TU NOMBRE!
Casi pude escuchar la risa musical de Eleanor y su no me interesa, esto es divertido, en mi cabeza.
 Pero yo aguanté y aguanté. Se me ocurrió la vaga idea de que Danielle se hubiera apidadado de mi alma mortal y que hubiera decidido luchar contra Eleanor, para ganar Dani una batalla, solo para variar.
O tal vez no soportaba ver a Liam y Alba juntos.
Sí, era eso.
-No.
Suspiró, me miró a los ojos. Ahora tenía un matiz chispeante, victorioso.
Mierda.
Había un plan B.
Y yo apenas había aguantado el plan A.
-Fizzy-musitó. Su hermana giró la cabeza y sonrió, pero él no apartó los ojos de mí-.¿A dónde habéis ido?
Lottie se revolvió en su asiento, incómoda, pero a la vez divertida.
-A...
-Fizzy-la mandé callar, y ella obedeció.
Louis cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro y miró a su hermana.
-Si me dices qué se ha comprado que no me quiere enseñar-hizo una pausa dramática, Fizzy se recostó en el reposabrazos y se inclinó hacia él, deseosa de que continuara-, te vienes de gira con nosotros.
¡Hijo de!
Fizzy no iba a rechazar una oferta así. No podía. No debía. Ni siquiera quería.
-Hemos ido a V...
-Felicité Tomlinson-ladré, y ella se estremeció. En ese momento recordé todas las películas en las que una cabreadísima madre utilizaba el nombre completo de su hijo o hija para acojonarle. Y yo lo conseguí en ese momento-, como se lo digas te juro por Dios que no llegas a mi edad. Nunca. Te mato aquí mismo.
Paseó su mirada de su hermano a su cuñada. Louis, Eri, Louis, Eri.
Era la oportunidad de su vida.
Pero su vida no llegaría a esa oportunidad.
-Soy española-murmuré, más para mí que para ella-. Los españoles éramos el Coco de los niños belgas.
Duérmte niño, duérmete ya, que vienen los españoles y te matarán...
En aquella época donde nunca se ponía el sol en territorio español.
Y ahora nos peleábamos por una triste piedra al sur de nuestro país, y luchábamos por contener oleadas independentistas en el norte y el noreste de la península.
Fabuloso.
Cómo has envejecido, España. No hay quien te reconozca.
Aquella voz jocosa tenía acento británico, francés, alemán...
Habíamos descubierto un continente entero hacía apenas 600 años y ahora éramos de los países que peor estaban en su propio continente.
Pero teníamos un poder ancestral. Nuestro idioma. Ese que era el segundo idioma materno del mundo, después del chino.
Y éramos fuertes.
Teníamos tacos, amenazas, de todo...
Una munición impresionante para minar el amor propio del enemigo.
Y Fizzy se dio cuenta de eso.
Se encogió de hombros lentamente, negó con la cabeza y susurró:
-Te enterarás dentro de poco, Louis. Te lo prometo.
Louis me miró un segundo, herido.
Me encogí de hombros, luchando por que su dolor no me afectara demasiado, a pesar de que pasaba de su piel a la mía a una velocidad abismal.
Como mil cuchillos clavándose en mí.
Tomé sus manos entre las mías.
-Soy española, Lou. A pesar de este acento-el de furcia Californiana-. La roja. Fernando Alonso. Jorge Lorenzo. Pau Gasol. ÑBA. Gemma Mengual-me encogí de hombros-. Llevo en los genes ganar.
Sonrió.
-Y yo mandar en todas partes.
Le acaricié la mejilla.
-Podemos hacer un buen equipo.
-Ya lo hacemos.
Me incliné hacia él lentamente, y justo cuando nuestros labios se encontraron, las gemelas gritaron:
-¡ARRE, CABALLITO, COOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOORRE!
La acción había llegado a la peli.

Los chicos aporreaban el piano, las guitarras, un par de sartenes a modo de batería y el triángulo de Zayn (pobre Zayn, cuándo acabaría el cachondeo para con su triángulo), y nosotras estábamos en la piscina, bronceándonos.
Les estaba contando el episodio del salón a las chicas para tranquilizar a Alba ante el inminente cumpleaños de su novio.
Noe y yo ya habíamos comprado el regalo para Liam.
Alba, no.
-Ábrete de piernas y que te la meta sin condón-sugerí. Y me dio una bofetada.
Pero mis carcajadas histéricas valieron esa bofetada y muchas más.
No es que no me pareciera bien que Alba tuviera que darle un regalo material a Liam, pero a fin de cuentas, le estaba haciendo una fiesta sorpresa. Ayudada por los chicos, claro, porque para hacer las reservas en el bar había que usar a un mayor de edad (lo que en Inglaterra era a los 21, con lo cual, ¡tachán! Louis era el ideal, aunque aún no los alcanzara), o por lo menos, mayor de 18. Louis reservó la sala de fiestas que Alba llevaba mirando como loca dos días, estudiando hasta el más mínimo detalle.
Noe y yo tuvimos que contenerla para que no saliera corriendo al sitio ese algodón en mano, dispuesta a observar la limpieza de los suelos, temperatura y humedad del ambiente...
Sí, estaría bien que le diera un regalo a Liam.
Sí, era normal que se volviera loca.
Sí, a mí tampoco se me ocurriría nada que regalarle a Louis. De momento.
Menos mal que cumplía años un día antes de Navidad. Así solo me rompería la cabeza una vez al año.
Todos nos habíamos esforzado en que Liam no se enterara de lo que nos traíamos entre manos, lo cual era muy difícil porque: a) era el más responsable del grupo, b) al ser el mediano de todos, también era una especie de puente (si es que One Direction necesitaba un puente, claro), c) era como el padre de los demás, y siempre tenía una autoridad con la que nadie podía competir, ni siquiera Louis aun siendo el mayor.
O, y d) él era el que se había encargado de manejar los asuntos de prensa, la agenda, etc. (cuando Louis se acordaba de darle los avisos que le mandaban a él, todavía no sabía por qué la gente hablaba primero con Louis cuando todo el mundo lo conocía y sabía cómo era, pero bueno, no iba a meterme en esos cenagales yo sola).
Manejar cosas como preparar a los chicos para los conciertos, sacarlos de la cama temprano cuando era necesario...
Preparar las fiestas de los demás...
Nada, tonterías.
Claro que el resto teníamos un as en la manga.
Yo.
Porque yo tenía la cabeza al estilo de Liam, solo que era buena mentirosa.
Muy buena mentirosa.
Demasiado buena mentirosa.
Y escurría el bulto como nadie.
Y sabía crearnos coartadas a los demás con solo chasquear los dedos.
¿Que dónde está Harry? Está con Alba mirando tartas, pero, querido Liam, te diré que se han ido a correr. ¿Que por qué Zayn y Niall no paran de mirar la cartera? Porque están pensando en tu regalo, quieren juntar dinero para comprarte un coche, pero te diré que han hecho una apuesta sobre hípica. ¿Que por qué no para de mirar Noe catálogos de videojuegos por Internet? En realidad el juego es para ti, pero está buscando alguno guay para su primo Gregorio, ese que no existe, sí.
¿Que por qué estoy tan irascible, o lo he estado? Porque no sabía qué regalarte, aunque prefiero alimentar ese tópico femenino diciéndote que tengo la regla.
Me iba a explotar la cabeza de tanto pensar.
Menos mal que Louis andaba cerca para calmarme con solo ponerme un dedo encima.
¿Está cansada de llegar a casa y no poder descansar por culpa de esos tacones de infarto, los calambres que le dan, jaquecas...? ¡No se preocupe, señora! ¡Déjese de medicinas, y llévese un Louis Tomlinson a casa! ¡Por el módico precio de cargarse a su novia y secuestrarlo a él!
 -Chicas. Chicas. ¡Chicas!-gritó Niall desde la puerta de cristal, un poco sonrojado por estar nosotras en bikini y él totalmente vestido. Dentro de 20 años, si seguía el camino de muchos cantantes, los videoclips de la banda serían así. Con tías en bikini y ellos vestidos, dejando que las chavalas se restregaran contra ellos. Guay.
Nos giramos a la vez y lo miramos con los ojos entrecerrados.
-Vestíos y venid al salón.
Alba y yo alzamos los pulgares mientras Noe comenzaba a vestirse.
Remoloneamos hasta llegar al salón. La verdad es que no me apetecía un carajo meterme en casa con el sol precioso que hacía en Londres, que era algo parecido a encontrar un oasis en medio del Sahara.
Oh, Jesucristo. Menudo día.
La charla de los chicos me sacó de mis ensoñaciones. Estaban todos de pie, hablando, riéndose y dándose empujones en plan machitos.
Solo que eran seis.
Seis.
S-e-i-s.
Ahí sobraba uno.
Y ese uno se giró y nos dedicó una dulce sonrisa.
-Hola-saludó.
Noemí se quedó de piedra, clavada en su sitio, con los ojos como platos. Todos los ojos de la habitación se clavaron en ella.
Incluídos los de su ídolo, Justin. El de los 27 seguidores.
El Justiniano al que le gusta rapear, rapea para alante y rapea para atrás, rapea para arriba y rapea para abajo, la cosa es que ya no tiene trabajo (JÁ!)
Balbuceó una serie de cosas incomprensibles durante un rato que me pareció interminable (Dios, mátala, por favor, mátala).
-Justin-musitó, con la voz seductora que ponía cuando se emocionaba.
Y se desmayó.
-Menuda leche-musitó Alba, sin moverse a recogerla.
-Esta cría es tonta-asentí yo. Nos miramos un momento, y nos echamos a reír como locas.

I'm still here, bitches. And I know everything-A.

Después de una larga pausa, Mona se rascó un lado de la nariz, tenía las uñas pintadas con la laca negra edición limitada La Vernis de Chanel. Hanna se acordó de los dos frascos que robaron en Sephora. El recuerdo hizo que se le saltaran las lágrimas. Sin Mona se sentía cromo un vestido sin accesorios a juego; como un destornillador sin nada de vodka, todo zumo de naranja; como un iPod sin auriculares. Se sentía fatal, incompleta. Hanna recordó aquel verano de octavo curso cuando acompañó a su madre en un viaje de trabajo y su móvil se quedó sin cobertura, cuando volvió tenía veinte mensajes de voz de Mona.

lunes, 27 de agosto de 2012

Cuando eres niño conoces la verdad absoluta.

La tensión en casa llegó a la vez que Noe y Alba, a pesar de que yo tenía la esperanza de que no fuera así, que Harry y Noe se cortaran a la hora de pelearse, pero era evidente que no tenían pensado hacerlo.
Habían ido por el cumple de Liam, que iba a ser dentro de un par de días. Así las tres aprovecharíamos para pensar en algo que regalarle al novio de Alba, pues a mí no se me ocurría nada decente.
Pero Harry y Noe consiguieron convertir la casa en un campo de batalla que nada tenía que envidiar a Afagnistán. Todos suponíamos que se comportarían, que se pelearían en privado o que simplemente serían bordes el uno con el otro como habían sido Alba y Liam, pero no. En cuanto podían se lanzaban pullas el uno al otro, se provocaban, como si estuvieran en una competición por ver quién gritaba el primero, quién soltaba la mayor bordería o quien conseguía ganar la discusión. Y lo peor de todo es que al final todos nos veíamos arrastrados dentro de las discusiones.
Alba y Liam se habían peleado entre ellos.
Harry y Noe, no.
No es que consiguieran que yo me cabreara con uno de los chicos, o que los chicos se cabrearan entre ellos, pero sí que conseguían que todos nos cabreáramos o con la española o con el inglés, dependiendo del momento y de las razones.
Noe pinchaba a Harry.
Harry provocaba a Noe.
Harry conseguía meternos a todos en el saco de la pelea, como si no le diera la gana pelear solo.
Noe dejaba que el rencor creciera en ella cada vez que, o bien no la defendíamos, o bien la "atacábamos", según ella, cosa que podía definirse como, simplemente, no participar en la discusión cuando ella luchaba por introducirte en ella o no darle la razón cuando a ella le daba la gana.
Habían convertido aquella casa en Afganistán cuando estaban por ahí. Así que todos procurábamos tenerlos apartados el uno de la otra, deseando que se encontraran un día solos y que solucionaran las cosas.
O que uno de los dos apuñalara al otro y decidir por fin quién ganaba la apuesta del asesinato, si Zayn o Alba.
Estábamos sentados a la mesa cuando yo decidí que no podía más, que aquello debía acabar. Se estaban comportando como críos, y nadie hacía nada por evitarlo.
Se había acabado.
Lo decía yo, la Primera Dama de aquella casa.
Y lo que decía la Primera Dama, (osea, moi), iba a misa. A MI-SA.
Noe se quedó contemplando su vaso vacío durante un rato. Yo fingí no darme cuenta, al igual que los demás, o tal vez ellos simplemente fueran verdaderamente ignorantes.
Torció la boca y buscó la jarra del agua con la vista, y frunció el ceño cuando vio que estaba en el otro extremo de la mesa.
Donde se sentaba Harry.
Enfrente de Liam.
-Liam, ¿me pasas el agua?
Pero, claro, la mesa era demasiado ancha. La jarra estaba pegada al plato de Harry.
Y Harry no se iba a rebajar a ayudar a Liam a satisfacer los caprichitos, como él los llamaba, de Noemí.
Antes prefería que le raparan la cabeza al cero.
Liam asintió y se estiró para alcanzar la jarra, inútilmente.
Niall solicitó sin pensar:
-Harry, pásale el agua a Noe.
Harry lo miró como si le hubiera sugerido meterlo en el despellejarlo vivo, descuartizarlo y meterlo en el horno.
Noemí le lanzó una mirada desafiante al rizoso, que no tardó en devolvérsela.
Casi parecía que se estaban lanzando granadas de mano entre sí.
Y Louis y yo estábamos en medio.
Y me estaba poniendo nerviosísima, porque casi sentía la rabia de Noemí quemándole la piel, quemándome a mí y entrando por mis poros en un torrente abrasador insoportable.
-Que se levante ella-sentenció el, centrando su atención en el plato.
Noemí apuñaló un trozo de ensalada como si fuera el auténtico Harry.
-Tal vez deberías levantarte tú, atarte un ancla al cuello y tirarte a la piscina, en la parte donde no haces pie-gruñó ella. Harry sonrió, se volvió a mirarla y empezó a gritarle.
En medio de las pullas, algo en mí dijo basta.
Algo en mi interior se cabreó tanto que no me extrañaría haberme vuelto gigante y verde, como Hulk.
-¡VALE YA!-ladré, y todo el mundo dio un brinco. Y cuando digo todo el mundo, fue todo el mundo. Hasta las flores que me habían regalado hacía unos días saltaron en su florero.
Todos se me quedaron mirando cuando me levanté con mi plato, y también cuando Louis me cogió del brazo y me sentó a al fuerza en la silla.
-Tú no te vas a ningún lado hasta que no acabes tu comida, nena-sentenció. Fruncí los labios-.¿Qué creías? ¿Que no me iba a dar cuenta de que te estabas aprovechando de la discusión del señor y la señora Smith?
Sonrió, y yo le sonreí.
Entonces, me giré hacia Noe.
Porque a perra, mala, zorra, cabrona, y demás insultos, no me ganaba nadie.
Nadie.
-¿Ves lo que estás haciendo?-notaba la sonrisa triunfante de Harry en mi espalda, restregándole a Noemí que le estuviera echando la bronca y que me hubiese puesto de parte de él, pero ahora no tenía tiempo de darle una bofetada. Ahora tenía cosas más importantes que hacer.
-¿Qué estoy haciendo?-me desafió la pequeña, hinchándose como un pavo. Era la primera vez que levantaba la voz a alguien que no fuera Harry. O su madre.
Pero en el fondo cualquier persona le gritaría a la madre de Noe, aunque eso era otra historia.
-Estás cabreándonos a todos, estás creando una tensión entre ellos del carajo. ¿Te acuerdas de los video diarios? ¿Sí, verdad? ¿Lo haces? ¿Recuerdas el buen rollo que había entre ellos?
Me resultaba sorprendentemente fácil hablar de mis amigos como la banda de éxito que eran, a pesar de que era la primera vez que lo mencionaba de esa manera (desde el punto de vista de una fan) con ellos delante. Así que seguí con mi discurso mientras Liam asentía como si yo fuera el Presidente de Estados Unidos y él mi secretaria, la que había preparado mi discurso.
-Pues como sigas así se te va a acabar el chollo, colega. Porque eso no volverá como sigas así. Y tu cabeza rodará, creéme, y yo estaré ahí mirando con una buena bolsa de palomitas mientras las fans te comen viva por joder a la banda. ¿Sabes lo que te digo?-cuando me ponía reiterativa no paraba con mi adorado ¿Sabes lo que te digo? pero es que decir ¿Me entiendes? era demasiado Belén Esteban-. Así que no me jodas más, porque Harry no se atreve a darte un bofetón, pero yo te lo doy. Te doy uno, dos, tres, los que haga falta para quitarte la tontería de encima. Porque llevas unos días que no hay Dios quien te aguante, Noe, siento decírtelo, pero pareces yo cuando tengo mi complejo de diva disparado y me paseo por ahí como si fuera la creadora de este mundo. ¿Sabes lo que te digo?-me escuchaba en silencio, muy seria, los ojos vidriosos; no supe si era porque me estaba metiendo con ella descaradamente y encima con público o porque no se había dado cuenta de eso hasta ahora-. Eres un encanto de mujer. Pero como sigas así te vas a arrepentir del día en que me conociste, pequeña. Porque estamos todos, todos, cansados de las broncas que tenéis tú y Harold TengoRazónEnTodo Styles. Piensa un poco más en nosotras, en Alba y en mí, cada vez que le sueltas una bordería a él o a los demás. Y si te importamos una mierda, que lo dudo mucho, piensa en España. Somos embajadoras. ¿Cómo puedes extrañarte de que no vayan artistas a nuestro país si te estás comportando como una gilipollas de campeonato? No me extraña que Britney diera un concierto nada más y no volviera desde encontes-me incliné hacia ella, enfatizando mis palabras, y acabé con mi apoteósico-, ¿pillas lo que te digo?
Asintió lentamente, Alba me miró y asintió, muy seria, aprobando mi pequeña riña.
Me giré en redondo y estudié a Rizos Salvajes con la mirada.
-Y tú-empecé, señalándolo con el tenedor-, vergüenza te tendría que dar. ¿Cuántos años tienes? ¿17, no?
No, 18, lo sabía de sobra. Pero todos sabíamos cómo le jodía a Harry que le recordaras que era el más pequeño de la banda, igual que a Louis le jodía que le recordaras que era el mayor.
-Dieciocho-gruñó, tal y como esperaba, pero sin atreverse a mirarme desafiante. Simplemente me miraba con ojos suplicantes, esperando no cabrearme, esperando que mi bronca no fuera tan grande como la de Noe.
-Pues peor me lo pones, ¿sabes? Eres mayor que ella y le entras al trapo como un crío menor. Te da igual quién tengas delante, como si es la mismísima Reina, hay que joder a Noemí, y hay que joder a Noemí. Punto, no hay más tema del que discutir, ¿eh?-se puso a juguetear con la comida. Le habría chillado que me mirara, pero no estaba intentando abstraerse de lo que le decía, sino simplemente no gritarme a mí también. Y, aunque me resultaba seductora la idea de que me gritara para descargar la tensión acumulada esos días, no le provoqué-. Sois tal para cual. Los dos. Os da lo mismo que estemos todos delante, que estéis solos, cómo tengáis que pelearos... da lo mismo, ¿no es así? El caso es que hay que discutir. Hay que convertir esta casa en Afganistán. ¿Sabes, Harry? Esta casita es el único hogar que he tenido en toda mi vida, el único sitio en el que he estado realmente a gusto. ¿Sabes? No voy a dejar que tú y Noe me quitéis el único hogar que he conocido. Antes os pego. Os meto una paliza que os dejo en el sitio. A los dos. Y me da igual quién seas tú o quién sea ella. El caso es que estoy cansada de que me acabéis con los nervios, pero yo soy la menos importante. Mira a Alba, mira al resto de One Direction. ¿Qué? ¿Contento? ¿Cuánto hace que no nos lo pasamos bien todos juntos, cuánto hace que no tenemos esos días en los que nunca miramos el reloj? ¿Cuánto?
No tenía que contestarme, no debía contestarme, pero lo hizo. Le dejé una pequeña posibilidad de ponerlo todo contra Noe, cometí un ínfimo error, pero él lo vio. Y no iba a dejar que aquello se escapara.
-Tres días y medio.
Noemí clavó las uñas en la mesa, incrédula.
-A lo mejor no es problema de Noe. A lo mejor ni siquiera es problema tuyo. Igual la culpa es mía, que quise meterme en ese bar hace tres meses. Igual la culpa es de Alba, que fue la que decidió cambiarse de mesa.
Zayn y Niall me lanzaron miradas horrorizadas, Liam pegó sus labios a la mejilla de Alba y Louis me apretó la mano.
No. No era solo a mí a quien le parecía que aquel bar había sido lo mejor que le había pasado.
Los hombros de Harry se hundieron, recordando lo que había tenido con Noe antes de las broncas del milenio.
Me encogí de hombros sin dejar que los demás me afectaran. Estaba cazando, era una depredadora, y no iba a tener piedad con la gacelita que me miraba con ojos suplicantes.
Tenía hambre, e iba a comer.
Por muy mona que fuera la gacelita.
-Me importa una mierda cómo lo arregléis. ¿Me oís? ¿Mi acento de furcia Californiana os vale, o si queréis lo digo como Su Majestad? ¿Me entendéis?-no contestaron-. ¡¿ME ENTENDÉIS?!-ambos farfullaron un sí tímido-. Vais a arreglarlo como que me llamo Erika. Y creedme si os digo que no entra en mis planes cambiarme de nombre.
Louis sonrió.
Los demás retomaron la comida, pero Harry no probó bocado.
-Ah, y Harry.
-¿Sí?-preguntó, aterrorizado ante la posibilidad de que yo no hubiera acabado.
-Haz el favor de pasarle el agua a Noe.
Asintió enérgicamente y acercó el agua hasta el centro de la mesa, donde yo la cogí y se la di a Noe.
-Gracias-dijo ella, en un tono lo suficientemente alto para dejar claro que le estaba hablando a él.
-De nada-replicó Harry.
Todos me miraron y sonrieron.
Eri es grande. Adoradme, perros mortales.

Louis asomó la cabeza por la puerta y sonrió al verme. En parte me alegré de su sonrisa, en parte pensé que era un poco estúpido que pareciera sorprendido de que estuviera en mi habitación. Pero cuando una está enamorada, se atonta.
-Hola.
-Hola-sonreí, colocándome bien la camiseta de tirantes y atándome el pelo en una cola de caballo. Me puse los mechones sueltos con unas horquillas a ambos lados de la cara y lo miré.
-Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de lo de antes-dijo, señalando con el pulgar hacia atrás, refiriéndose a lo de la cocina. Me encogí de hombros.
-No ha sido nada, en el fondo sé cómo manejar a Noe. La conozco desde más tiempo que vosotros, y Harry...-las comisuras de mi boca se bajaron mientras pensaba cómo había hecho para reunir tanta información destructiva sin pestañear-, no sé, es como si supiera lo que tengo que decir, y punto. Intuición femenina.
-Ah-dijo, tomándome de la cintura, bajando un poco las manos hasta mi culo y besándome apasionadamente. Sonreí en su boca cuando él me mordisqueó el labio-. El caso es que están bastante mejor. Ya no se gritan.
-En el fondo todos esperábais que alguien hiciera algo, y ese alguien he sido yo.
-Sí, supongo que eso es verdad. Pero deberías bajar a verlos. Es en plan, ¡guau! Al menos pueden estar juntos en el sofá sin gritarse, lo cual es un avance importante.
Así que bajé al salón con mi permanente libro en las manos, y me senté en el sillón que había al lado de la ventana, decidida a observar los cambios entre Noe y Harry. Lo primero era bastante evidente: Noe no hacía comentarios jocosos cuando Niall adelantaba a Harry en el juego de coches, sino que simplemente se limitaba a centrar la vista en la tele, en parte aburrida por lo que veía, en parte preguntándose qué podría hacer para no volver a cabrearme.
Si es que yo era el centro de aquella casa, joder. Me merecía un monumento.
Zayn levantó la vista de la pantalla de su móvil y miró a Niall.
-¿Venía hoy, no?
Niall se encogió de hombros.
-Scooter nos avisaba cuando estuvieran aquí.
Los ojos de Noe llamearon un segundo, ante una llamada que nadie más oyó. La actividad siguió como antes, aparte de esa chispa en la mirada de mi amiga, no pasó nada más interesante.
-Usa el nitroso-musitó con un hilo de voz, sin despegar la mirada de la pantalla.
Zayn alzó la vista de nuevo, Louis se giró desde el suelo para mirarla, Liam y Alba encañonaron sus ojos al sofá, y Niall abrió mucho los ojos.
-¿Qué?
-Que use el nitro-dijo Noe. Fue entonces cuando yo también me giré para mirarla-.
Los ojos azules aguamarina se encontraron con los café, pensando si ella le estaba vacilando.
Pero no era así.
Harry hizo lo que Noe le aconsejaba, adelantó a Niall en la última curva y ganó la carrera. Todos nos quedamos helados en el sitio, Niall dejó caer el mando, mirando la tele sin poder creérselo, y pasó sus ojos azules de Noe a Harry y a Noe otra vez.
Noe se encogió de hombros, se levantó del sofá y se fue a la piscina.
-Qué.
-Ha.
-Sido.
-Eso.
Noe frunció el ceño, colocó las piernas en posición fetal y se negó a mirarnos ni a Alba ni a mí. Alba me dio un toquecito en la espalda.
-Preséntate a la presidencia de Estados Unidos, Eri-me animó, y yo sonreí.
-No soy americana, Alba-dije, dejando que la risa se apoderara de mi cuerpo. Una vez me calmé, me uní a la mirada inquisitiva de Alba. Noe suspiró.
-No lo sé. Simplemente me pareció que era una buena oportunidad, y... no lo pensé. Lo hice. Fue instintivo.
Alba me miró un segundo para luego volver a posar sus ojos en la pequeña del grupo.
Ey, éramos tres. Podíamos ser las Supernenas.
Yo y mi intelecto superior, un paso por delante del destino.
-Pues estuvo muy bien, Noe. Muy bien.
-Eso te parece a ti, Eri, pero... no sé. Tal vez no debería haberme arriesgado. Quiero decir, hace una hora estábamos chillándonos, ¿y ahora yo alzo la bandera blanca? He perdido la guerra. Se va a pensar que me da lo mismo cómo sea, y no es así.
Alba negó con la cabeza.
-¿Estamos locos, o qué?-Ay, Alba y su querido ¿Estamos locos? (con sus variantes ¿Estamos todos locos? o ¿Estás loca o algo?)
-Si, peque, Alba tiene razón. No te acostumbres-le solté a la mayor, provocándole una ofensa terrible que no me perdonaría en la vida. En la vida-. Tú le quieres, él te quiere, ya está. Hay amor. Punto. Lo demás no importa.
Alba se sentó con Noe en la tumbona y le pasó un brazo por los hombros.
-Oh, oh. Eri se ha puesto romántica.
Bufé.
-No me he puesto...
-Eri, eres virgo. Romántica por naturaleza. Tienes una forma de pensar que las demás no tenemos. 
-¿Queréis que me ponga borde?
-Vete a la mierda-replicó Noemí, poniendo los ojos en blanco.
-Es que no entiendo qué tendrá que ver que sea virgo con que...
-Los astros te obligan a ser así.
-A mí nadie me obliga a nada.
-Virgos: tercos, románticos, lo dan todo en el amor.
-¡Yo no soy terca!
-VIRGOS: TERCOS. TER-COS-repitió Alba, colocando dos bloques imaginarios bastante separados entre sí cuando pronunció esas dos sílabas.
-Está bien. Sí, soy terca, y sí, romántica. ¿Tengo que pedir perdón?
-No tienes la culpa de lo que te dicten los astros.
-¡Y DALE CON LOS ASTROS!
-Eri-Noe giró la cabeza y me miró como si fuera la última en mi especie; probablemente, así fuera-. Piensa en cómo vives tú y cómo lo hacemos nosotras. A ti te va genial con Louis, Alba tuvo sus baches, pero ya lo ha superado, y yo... yo me he dado cuenta de cómo es Harry en realidad.
Y siguió y siguió hablándome durante lo que me pareció una eternidad (menos mal que dejé de escucharla en cuanto habló de Louis, y juraría que empezó a hablar de comida tailandesa a partir de ahí).
-Lo que digo es que no estoy hecha para estar con alguien como Harry, y eso es todo.
Alba se sobresaltó cuando dejó de oír el torrente de palabras y movió bruscamente la cabeza, haciendo que se cayera de la palma de su mano que hacía de soporte para la tierra, y yo dejé de intentar llegar a la tabla de multiplicar de veintiuno.
-¿Perdón?
-¿He oído bien? ¿Has oído lo que yo, Alba?
-Total y absolutamente, Erika. 
-¿Cómo es eso de que no estás hecha para estar con alguien como Harry?-ladré, sentándome al lado de Noemí y taladrándola con la mirada.
-Pues que...
-¡EXCUSAS BARATAS NO!-bramó Alba; asentí con la cabeza en señal aprobatoria.
-¿Qué excusas ni qué excusos?
-Esta cría está peor de lo que creía-le confié a Alba, señalando a Noemí con el índice-, se inventa palabras.
Alba y yo pusimos cara de susto y nos llevamos la mano a la boca, incrédulas.
-¿Pero qué pasa?
-¿Porqué te pegas a Zayn todo el día, entonces?
-¿Qué?
-Vamos, nena, en ese sentido son idénticos. Y tú te pegas a Zayn como...
-¿Un anillo feo al dedo en el que lo metiste por hacer la gracia?-acudí a rescatar a Alba rauda y eficaz como un caracol en un día lluvioso. Nunca fallaba.
-Eso.
Noe negó con la cabeza.
-No me había dado cuenta.
-¡NO TE HABÍAS DADO CUENTA! ¡CARAJO! ¡NO SE HABÍA DADO CUENTA!
-La Noe está muy loca, loca loca loca-canturreó Alba, yo la coreé.
-Noe es loca con Zayn.
-Loca loca loca.
-A Noe le gusta Zayn.
-Loca loca loca.
Nos dio una bofetada a cada una.
-No me pego a Zayn.
-Sí lo haces.
-No lo hago.
-Si te lo dice Alba puede ser mentira, pero si te lo digo yo,es que te pegas.
-Gracias por tu apoyo, Eri.
-De nada-dije, golpeándome el corazón con el puño y lanzándolo hacia Alba mientras le guiñaba un ojo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Pues no me había dado cuenta.
-Eso es porque buscas el mismo patrón de chico. Necesitas la emoción de una discusión de vez en cuando en tu vida, y Harry es la oportunidad perfecta. Como ahora tienes demasiadas, te alejas de él y te pegas a Zayn para repetir la historia.
-Date cuenta-asintió Alba. Le di un codazo.
-No me robes las frases-aunque ya había pasado con Oh, Jesucristo, pero aquella le iba regalando a diestro y siniestro.
Noe se llevó un dedo a la barbilla, pensativa.
-¿Intentas psicoanalizarme?
-No, cariño. Lo he hecho. ¿Sabíais que Natalie Portman tiene la carrera de psicóloga? Es bueno para ser actriz.
-¿Por qué?-inquirió Alba, arrugando la nariz. Alcé una ceja.
-Bueno, si voy a interpretar a una alcohólica depresiva, está claro que no voy a decir que el alcohol es lo mejor que me ha pasado en la vida, o si hago de emo, no voy a tirarme a jugar con un gatito por la calle, sino que pensaré en el sufrimiento del pobre animal por no ser capaz de alcanzar sus metas.
Las dos se movieron para alejarse un poco de mí.
-A veces asustas, Eri.
-Si yo te contara-como que, por ejemplo,puedo hablar con Eleanor y con Danielle, no sé dónde están, y puedo putearlas sin ni siquiera planteármelo. También me parece que puedo arrancaros los recuerdos con solo tocaros si yo quiero, y que hay veces que me puedo materializar. Que si las tengo cerca y ellas me dejan puedo ver la energía que fluye por este mundo y he visto el infrarrojo y el ultravioleta, pero no sé distinguirlos a no ser que esté dormida, ¿qué guay soy, eh?
-Liam es virgo-musitó Alba. Noe entrecerró los ojos y le acarició la cabeza.
-¡Muy bien, Alba!
-Y Niall-apostillé.
-¿Quieres un caramelo o algo por el estilo?
-Eso significa que es romántico como Eri-explicó ella sin hacer caso de nuestras burlas. Fruncí el ceño.
-¿No os acordáis de aquel artículo que decía que Louis y Liam eran los más románticos, pero que el más era Liam?-dijo Noe, que de repente estaba interesadísima en sus uñas.
-Me acuerdo de tantas cosas que no sé de dónde salen...-suspiró Alba.
-Si os pusiera fotos de Eleanor y Danielle, ¿las reconoceríais?
Las dos me miraron.
-¿No las habéis olvidado?-preguntó Alba, paseando su mirada incómoda de Noemí a mí.
-Yo no, ¿vosotras?-Noe imitó a su amiga, y esta negó con la cabeza. La imité.
Se pusieron a mirar el agua que burbujeaba al lado de los surtidores de los lados de la piscina. Era la primera vez que hablábamos de ellas desde la noche en la que empecé a salir con Louis, y estaba claro que no estaban preparadas para hacer eso todavía.
Danielle y una chica de rostro que yo no reconocí surgieron del agua y miraron a sus respectivas sustitutas.
-Eri tenía que haber saltado sola-ladraron ante las aterradas miradas de mis amigas, y desaparecieron tal como llegaron.
El pánico se largó del semblante de mis niñas en cuanto pestañearon.
Tenía que preguntarle a Eleanor qué pasaba con los pestañeos.

Casi podía sentir a Eleanor en el salón mientras veíamos la película, preparándose para saltar a por Danielle y evitar que torturara a Alba ante la más mínima posibilidad.
Estábamos repatingadas en el sofá, viendo Guerra de novias, comentando lo guapísima que era Kate Hudson y lo buena que era Anne Hathway, cuando llamaron a la puerta.
Louis fue a abrir, dejando a los demás discutiendo sobre la melodía de las nuevas canciones. Liam y Niall estaban empeñados en darle un ritmo más lento (al fin y al cabo es una maldita balada, Zayn, había protestado Niall en un momento), mientras que Harry y el primero no cedían en su empeño de hacer de la canción la nueva Up All Night.
La verdad es que no sabía qué posición había tomado Louis en el asunto, pero si estaban discutiendo era que a él o bien la deba igual o bien no se había decidido, pues normalmente se movían por los intereses de los demás.
O igual quiere hacer una nueva versión de La Macarena, pensé, porque Louis era así de guay.
-¡QUITA DE EN MEDIO!-ladró una voz femenina en la puerta, una voz que yo conocía bastante bien.
-¿STACEY? NO LO HEMOS ENCONTRADO, PERO SEGUIMOS BUSCANDO-chilló otra.
Y luego, el doble coro femenino, las últimas que quedaban de los hermanos Tomlinson.
-¡LOUIS!
Al menos Daisy y Phoebe se alegraban de ver a su hermano.
Charlotte apareció como un relámpago en el salón.
-¿DÓNDE ESTÁ?
-¿Dónde está quién?-replicó Louis desde el vestíbulo, cerrando la puerta ( y, a juzgar por las risas de las pequeñas, cogiendo a sus hermanas en volandas).
-¡SABES DE QUIÉN TE HABLAMOS, PERRO DEL AVERNO, Y COMO NO NOS DIGAS DÓNDE ESTÁ TE JURO POR DIOS QUE NO HABRÁ UNA NUEVA GENERACIÓN TOMLINSON EN ESTA FAMILIA!-gritó Fizzy a pleno pulmón.
-¡Eri!
Daisy y Phoebe vinieron corriendo hacia mí. Abrí los brazos y dejé escapar un grito ahogado cando saltaron sobre mí y se estiraron cuan largas eran. A mí me causaba efectos más drásticos porque no era tan alta ni tan fuerte como su hermano, pero siempre me alegraría de ver a mis pequeñas.
Fizzy miró su teléfono y gimió. Volvió a acercárselo a la oreja y retomó su conversación.
-¿Stacey? Mi hermano no nos dice dónde está. Luego te llamo. Necesito las dos manos para abrir las alacenas. Ok. Chao-colgó, arrojó el teléfono al sofá y salió disparada a la cocina, aunque se detuvo en seco para murmurar un Hola, chicos muy sexy.
-¿Qué buscáis?
-¡LO SABES DE SOBRA!-gritó Lottie. Daisy se bajó del sofá y corrió hacia la mesa donde estaban los chicos.
-¡Niall!
-¡Daisy!-replicó el rubio, cogiendo a la pequeña en brazos y dándole un beso en la mejilla. Daisy se ruborizó mientras su gemela se revolcaba por el sofá, muerta de risa.
-No está aquí. No ha llegado todavía-dijo Harry, indiferente. Lottie se acercó a él, dio un golpe en la mesa y se le encaró. Zayn se apartó un poco para dejar a la mayor de las hermanas atemorizar a Harry.
-¡No me mientas, ricitos!
-¿Te mentiría yo, Lottie?
Lottie frunció el ceño, estudió los ojos de Harry y, al ver que no había rastro de mentira en ellos, se incorporó.
Pero Fizzy no tendría piedad.
-¿Cuándo llega?-chilló, abalanzándose sobre Liam y cogiéndole del cuello de la camisa. Alba dejó escapar un ¡Eh! de advertencia, pero en seguida se calló cuando recibió el impacto de la mirada furiosa de Felicité.
-No lo sabemos. Te lo juro, Fizzy.
De repente, Fizzy recordó a quién estaba cogiendo por la camisa. Lo soltó con expresión horrorizada.
-Oh, Liam, yo... yo.. perdona. Lo siento, de veras.
-¿Cuándo habéis llegado?-preguntó Louis.
-No pasa nada.
-No, va en serio. De veras, lo siento.
-Que cuándo habéis llegado-repitió Louis, acercándose a ella, girándola y mirándola a los ojos. Fizzy se encogió de hombros.
-Vamos a quedarnos un par de días en Londres. Para ir de compras. En el piso de unas amigas de Lottie. ¿Guay, eh?
-¿Y por qué no me avisáis?-espetó él, mirando a la mayor de sus hermanas. Lottie se encogió de hombros, entró al salón y se dejó caer en el sofá.
-¿Qué ibas a hacer? ¿Cerrar la casa a cal y canto? ¿O prohibirle a Niall que twittee?
-¿Cómo íbamos a hablar con él, entonces? Sabes la hora que es en América.
-Vale.
-Pues eso.
-Pues mira lo que me importa.
-Pues mira cómo lloro.
-Pues mira qué depresión cojo.
-Pues mira cómo me suicido.
-Pues mira cómo me suicidio AL CUBO.
-¡JÁ! Eso es trampa. Gano yo.
-Dios, Louis.
-Dios, Charlotte.
-¡Dios, Louis!
-¡Dios, Charlotte!
-Subnormal.
-Estúpida.
-Gilipollas.
-Retrasada.
-¿Sabéis que están las crías delante, no?-les interrumpí, y los dos me miraron un segundo, para mirar luego a las gemelas. Lottie cogió a una en brazos y Louis a la otra.
-Era coña.
-Ya sabéis que nos queremos todos mucho.
-Venga, abrazo de hermanas.
-¿Me discriminas, Lottie?
-Abrazo de hermanas y hermano-concedió Charlotte, estirando un brazo en dirección a Fizzy, que se fundió con la piña que recién formada del salón. Sonreí.
-¿Siempre son así?-preguntó en susurros Alba.
-Son todos iguales. Imagináos a seis Louis-me encogí de hombros-, y luego multiplicadlo por dos.

Los chicos se fueron a debatir a la buhardilla mientras las Tomlinson se quedaban con nosotras a ver la peli. Cuando Kate Hudson se probaba el vestido de novia (un vestido precioso, con falda de tul como a mí me gustaban), Phoebe señaló la tele.
-Ya tenemos vestido para ti, Eri-Daisy asintió, apoyando a su hermana. Fizzy y Lottie se echaron a reír.
-Oh, ¿queréis que me case ya con vuestro hermano?
Daisy se levantó del sofá y fue a paso ligero hacia las escaleras.
-Voy a decirle que te compre un anillo.
-¡Daisy!-la llamé, uniéndome al coro de risas de mis cuñadas. Noe y Alba miraban a las crías demasiado alucinadas como para poder apuntarse al club.
-Te haremos una boda como la de la peli.
-Sí, con canapés y todo.
-Fabuloso-comenté, dándoles un beso en la frente a cada una.
-Porque tú quieres a Louis, ¿no?
-Claro, Daisy.
-Entonces os tenéis que casar. La gente que se quiere, se casa-empezó a asentir con la cabeza como un monje budista hablando de su Dios. Sonreí. La verdad es que era muy tierno que las pequeñas se tomaran eso como la verdad absoluta.
-Sí, además Louis es un buen chico.
-A veces es un poco tonto, pero tienes razón, Phoebe-intervino Fizzy, mirando a su hermana y metiéndose las uñas en la boca mientras sonreía.
-Anda que no aguantó recitales de ballet de pequeño solo por nosotras, ¿verdad, chicas?-recordó Lottie, echándose el pelo hacia atrás y sonriendo, perdida en sus pensamientos.
-Nos apuntábamos a todos los posibles por solo por fastidiarle-me confió Fizzy, y Louis chilló desde los pisos superiores: ¡Lo sabía!. O eso me pareció a mí.
-Y no faltó a ninguno-susurró Lottie.
-En casa lo echamos de menos-musitó Daisy, mirándose las manos. La abracé.
-Es normal, es vuestro hermano...
-Mamá tiene ganas de que vuelva a casa de vacaciones una temporadita. Y yo también-dijo Phoebe, cogiéndole la mano a su hermana y observando sus dedos.
Noemí y Alba no se atrevían a decir nada, pero yo sentía que les gustaba aquel pequeño momento de familia. En el fondo las tres echábamos de menos a la nuestra.
-Tienes que convencerlo de que vayáis un par de meses a Doncaster, ¿vale?-me pidió Daisy, con ojos suplicantes.
-Bueno, yo se lo diré, a ver si puede.
-Seguro que puede-replicó Fizzy, sonriendo.
-Somos sus niñas-asintió Lottie.
-Todas-dijo Phoebe, abrazándome.
Y no pude evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas.