martes, 31 de marzo de 2015

Intentando encontrarte, pero simplemente no sé dónde van los corazones rotos.

Antes de que te embarques en esta lectura, debes saber algo:
1. Mi presencia en la historia se debe, básicamente, a que soy una puta egocéntrica que no puede alejarse de su imaginación. Oh, y a esto. De hecho, puede que más a lo segundo que a lo primero.
2. No es necesario que conozcas esa historia para entender esta. Ni de lejos. Aunque, si quieres, puedes leerla. El país desde el que lo lees es libre (me consta que no tengo coreanas leyéndome, así que...).
3. Sigo siendo larry shipper.
4. Creo que ya está. No, no, espera. Si quieres, puedes dejarme un comentario en relación a este asunto de Zayn o la historia. Te lo agradecería. Me encantan los comentarios.
5. Louis es el puto amo.
6. No sé si voy a escribir la segunda parte y la voy a publicar o si la escribo o me la quedo para mí o si directamente no hago nada porque lo que tengo planeado es un pelín de mal gusto y puede que hasta ilegal. Aunque me quedaría muy a gusto escribiendo un capítulo en el que básicamente los chicos se carguen al Traviesote. Toma spoiler rico rico.
7. Ahora sí que está. ¡Disfruta!

Sabías que las cosas no iban bien cuando solíais ser cinco pero, un día, sólo salíais cuatro al escenario. O cuando acababais llorando un concierto porque sabíais que el puzzle no iba a estar completo por un tiempo. O cuando os despedíais con un “hemos sido One Direction”, cuando lo que hacíais siempre era recalcar lo bueno que había sido el público, lo poco que lo merecías, lo mucho que lo querías y cómo era literalmente imposible para ti comprender qué habías hecho para tener semejante ejército apoyándote.
Pero, claro, nunca te ibas a imaginar que las cosas podrían volverse aún más oscuras,que el pozo en el que te hallabas atrapado no era negro, sino gris, y el negro se cernía sobre ti como la noche mientras caía el sol y lo teñía todo de un crepúsculo sangriento.
Como si el mundo quisiera que no recibiésemos esas noticias, el ordenador nos dio problemas desde el minuto uno. Acostumbrado a conectarse rápidamente al wifi del hotel, esta vez se negaba en redondo, y se revolvía y peleaba como pocas veces lo habíamos visto hacer.
-Me estoy cabreando-escuché decir a mis labios, sorprendido de lo cierto que era. Una mano se posó en mi hombro y me lo apretó cariñosamente, pero ella llevaba varios días sin poder hacer mucho por mejorar mi mal humor. Ni siquiera sus abrazos y sus besos conseguían tranquilizar del todo la bestia enjaulada en mi interior, sólo la calmaban un poco.
Esta vez, el tigre dejó de intentar sacar las garras por entre los barrotes de la jaula, pero siguió paseándose detrás de ellos con la impaciencia de un dios a quien confinan en un cuerpo humano y cuya único camino para recuperar su antigua inmortalidad es, precisamente, muriendo.
-Tal vez si apagamos el wifi y volvemos a encenderlo...-sugirió Liam, y todos los ojos en la habitación se volvieron para mirarlo. Ya lo habíamos hecho. Tres veces. No era cosa del wifi.
-O podemos llamar a recepción y decirles que... no sé... nos traigan un router.
La pregunta disfrazada de sugerencia flotó en el aire un momento. Que la hubiera formulado Harry no ayudaba mucho, especialmente teniendo en cuenta sus vacilaciones a la hora de hablar.
-Esto es el universo.
-No empieces con el Universo, Eri-amenacé, y sentí cómo ella bajaba los hombros detrás de mí, pero no importaba. No sabíamos qué hora era en Inglaterra, apenas sabíamos qué hora era en Inglaterra. Apenas sabía en qué día estaba viviendo.
Nadie la defendió como solíamos hacer cuando alguien se pasaba tres pueblos con otro, y una parte de mí se sintió mal por ella. Una parte mínima, todo hay que decirlo: estaba demasiado ocupado sintiendo cómo una marea se desataba en mi interior, más fuerte que nunca, y arrasaba incontables villas costeras.
Todos los móviles vibraron al unísono, como si de cierta serie que veían las chicas se tratara. Fue Niall el que anunció que Zayn se estaba empezando a poner nervioso también.
-Zayn lleva nervioso un tiempo-espetó Eri con una lengua bífida que raras veces sacaba a pasear. Me giré para mirarla. Ella me devolvió la mirada, y sentí como si nuestras voluntades salieran de nuestros cuerpos y empezaran a empujarse mutuamente, como en aquella escena de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte en la que Voldemort y Harry alzaban las varitas y un rayo verde, y otro rojo, chocaban en un intento de matar al otro.
-Se ha conectado-anunció Niall, a quien poco le faltó para dar brincos.
Fui yo quien rompió la conexión de muerte con ella girándome y contemplando la pantalla del ordenador que, donde antes mostraba unas rayas grises con una cruz, ahora lucía orgulloso unas barras blancas.
-¿Con qué cuenta de Skype nos conectamos?
-Con la tuya, ¿no? Para algo te has dado tanta prisa en coger tu ordenador.
-Vete a la puta mierda, niña.
-Vale ya. Los dos-bufó Liam,negando con la cabeza. Tecleé la contraseña y esperamos a que el programa se conectara.
Evidentemente, le llevó varios minutos. Las mejores películas de miedo y suspense eran, precisamente, las que más tiempo mantenían la tensión en el aire.
-Me apetece suicidarme cosa mala-gruñó ella de repente, y mi rabia se aplacó de nuevo otra vez. La lava había encontrado un canal por el que no había ido nunca, y estaba decidida a aprovecharlo.
-Amén, hermana-musitamos los cuatro que quedábamos al unísono y, como si estuviera esperando esa señal divina para ponerse a trabajar, por fin se oyó el sonido de algo escurriéndose por un túnel y una burbuja explotando.
Zayn no tardó ni dos segundos en mandar una petición de videollamada,que aceptamos con la misma rapidez.
-Internet aquí es mierda-anunció Liam a un pixeladísimo Zayn. El hecho de que no hubiera encendido la luz de su habitación tampoco ayudaba mucho, es decir, tío, no eres blanco nuclear, ¿sabes? Te camuflas un poco con el fondo, haz el favor de poner a trabajar alguna lámpara.
-Casi prefiero no veros la cara-replicó una voz tan distante como su dueño. Parecía que Skype quería jodernos todavía más y no nos dejaba completar a la banda.
-¿Por qué?-había un deje de pánico en la voz de Niall. Me apeteció estrangularlo.
-No son buenas noticias lo que os voy a dar.
-¿Has roto con Perrie?-sugirió alguien. La pantalla de Zayn vibró; estaba negando con la cabeza.
-No, yo... dejo la banda.
Un silencio atronador llenó la habitación del hotel de Manila.
-¿Qué... acabas... de... decir?-vacilé, y esbocé una sonrisa-. ¿Sabes, tío? Creo que no te hemos oído.
-Dejo la banda.
-No-repliqué a la velocidad de la luz.
-Pero...
-No puedes...
-O sea...
-Somos cinco-ladré-. Cinco. Tíos. Eri no cuenta. No puedes irte.
-¿Esto es por lo de las fotos?
-N...
-Porque si es por las fotos, deberías calmarte. Dos años. Ya sabes cómo somos las fans. Nos ponemos nerviosas a veces, pero...
-No es por las fotos.
Y nos volvimos a callar como los cinco (bueno, seis) subnormales que éramos.
-Oíd-dijo por fin-, voy a volver, ¿vale? Es sólo que... necesito un tiempo para pensar. Todo ha ido demasiado rápido este año, apenas hemos descansado, y sabéis que yo no puedo seguir el ritmo de esa manera. No estoy tan cómodo en el escenario como antes, y no... no creo que sea justo que siga fingiendo que me lo paso bien.
-Eres buen actor-gruñó Eri. A quien quise estrangular en ese momento fue a ella.
-No debería poner la felicidad de los demás por delante de la mía.
Sus palabras calaron como la lluvia en el suelo de un bosque. No se lo pasaba bien. Tenía derecho a irse, nadie podía impedírselo, habíamos entrado en esto porque queríamos y de la misma manera deberíamos tener la posibilidad de salir.
Entonces, si eso era así,¿por qué siempre habíamos dado por hecho que seguiríamos juntos muchos más años? Cinco era una mierda, cinco no eran nada, era literalmente un cuarto de mi vida, y los otros tres había estado solo, no había tenido hermanos, sólo a Stan, y...
… y FOUR iba a ser sólo el nombre de nuestro disco.
-Tengo que parar. No es por vosotros. De hecho habéis sido vosotros los que habéis hecho que llegue hasta aquí, pero... no puedo más. Estoy agotado. Sólo me apetece echarme en mi casa y dormir tres meses seguidos, ¿entendéis lo que os quiero decir?
-Llevas queriendo hacer eso desde que te conocimos, Zayn-comentó Liam, y tuve que sonreír.
-Sí, pero...-la sonrisa de su boca se volvió triste-... ahora... es necesario. Antes sólo me apetecía. Ahora lo necesito.
-¿Es Modest?
Y el que calla otorga.
-¿Cuándo se convirtió en un trabajo y dejó de ser una banda?-preguntó la única voz femenina de la habitación, y todos la miramos, y por primera vez aquella noche quise besarla, darle un abrazo,agradecerle de alguna manera que no hubiera conseguido lo que se propuso en su baño hacía tiempo y que estuviera allí, conmigo y con los demás, poniendo voz a las palabras que nosotros tardábamos tanto tiempo en formular.
Juraría que sentí en mi corazón que Zayn tenía un nudo en la garganta que le impedía respirar.
-Os voy a echar de menos, tíos. Sois mi familia. Sois mis hermanos. Sois mi sangre. Pero...
-... a veces hay que donar sangre para ayudar a más gente-murmuró mi pequeña. Estaba llorando. Cuando habló, Zayn también.
-Os quiero. Muchísimo. A los cinco. No va a haber día en que no piense en vosotros.
Asentí con la cabeza; de repente las luces brillaban más, pero todos estaban llorando, y yo no podía permitirme el romperme también.
-No es justo que nos hagas esto así. Te tendríamos que haber dado un abrazo más largo antes de irte.
-No habría podido irme si os lo hubiera dicho en persona.
-No-sonreí-, no habrías podido. No te habríamos dejado. Te habríamos puesto una correa y te sacaríamos a pasear cada 6 horas como el perro que eres.
Una mancha blanca apareció en la parte baja de su pantalla. A pesar de todo, estaba sonriendo. Gracias a dios, yo seguía siendo yo.
-Tenéis que seguir juntos-dijo por fin, después de mucho tiempo de vibración en su imagen. Lo achaqué a un movimiento de hombros dado por unos sollozos que detesté con toda mi alma, y que me recordaron a nuestro último concierto con él en nuestras filas, a nuestro último abrazo de grupo enfrente de nuestro público, al abrazo que nos dimos en el hotel antes de que él se fuera, solo, al aeropuerto en una furgoneta que solíamos compartir los dos. Todo estaba tan mal de repente, y yo estaba tan dispuesto a hacer lo que quisiera con tal de que nos dijera que esto era una broma-. Hace tiempo yo hice una promesa. Tenéis que cumplirla por mí.
El silencio armado de dolor envió una avanzadilla, decidido a no perder la batalla, fuera como fuera. No se iba a rendir; sentía su determinación tomando forma una y otra vez, por mucho que nos esforzáramos en destruirlo. Simplemente no iba a ser así.
-Pero... One Direction no es One Direction si no sois cinco.
-Y hay cinco personas escuchándome.
Todos nos volvimos hacia Eri. No. Aunque habíamos trabajado con ella, aunque nos acompañase y apoyase durante todo el tour, en las promociones, hiciéramos lo que hiciéramos... no podía sustituir a Zayn. No estaba dentro de la banda. One Direction era un planeta, nosotros los continentes, y ella era la Luna. Era necesaria para que el mar se moviera, pero había planetas que no tenían lunas y se las arreglaban bien sin ella.
El pánico floreció en sus ojos marrones como los cerezos japoneses a la llegada de la primavera.
-No. No voy a hacerlo. No voy a ocupar tu sitio. No quiero que todo el mundo me odie. No.
-¿Desde cuánto te importa lo que haga el resto de la gente respecto de ti, nena?-pregunté yo, alzando una ceja.
-Desde que yo cuento en “todo el mundo”-negó con la cabeza y alzó las manos, echándose el pelo a un lado y llevándose la mano a la boca. Siempre hacía eso cuando necesitaba pensar: nunca se mordía las uñas, pero siempre se quedaba un rato con la mano en la boca, deteniendo todas las palabras que se agolpaban en su garganta (cosa que, tal vez, debería hacer yo la mayoría de las veces).
-Por favor, Eri...-suplicó un chico al que de repente dejé de conocer, desde el otro lado del mundo. Seguía siendo Zayn pero, a la vez, ya no era Zayn. Había desaparecido en un punto del Océano Índico, muy por encima de la superficie del mar, y ya no era el chico que nos había dejado para salvarse de sí mismo en pleno tour.
Ella volvió a negar con la cabeza.
-No puedo sustituirte. No es justo.
-Lo que no es justo es que compraran las entradas con la esperanza de ver a cinco personas en el escenario y que al final sólo haya cuatro-replicó él en tono cortante. Ella entrecerró los ojos.
-Entonces, si tanto te agobia esta situación, te sugiero que vuelvas. Al fin y al cabo, no parecías tan estresado cuando estabas aquí con nosotros. Y Louis puede tranquilizar hasta a un toro-hizo un gesto con la cabeza hacia mí, alzó las cejas, se levantó y se fue. Harry, Liam y yo la contemplamos estupefactos.
Niall había decidido imitarla y se estaba mordiendo las uñas, con la mirada clavada en algún punto entre la pared y el ordenador, un poco más arriba de la cámara de éste, pero no lo suficiente como para contemplar los cuadros que había colgados en la habitación.
¿Las pesadillas siempre parecían tan reales? Hacía tiempo que no tenía ninguna, era como si estuvieran reservándose y reuniendo todo el poder que consiguieran para, finalmente, desatar su furia cuando menos me lo esperase y más débil fuera.
-Tíos... yo... lo siento-balbuceó Zayn. Se estaba tapando los ojos.
-No te disculpes. Tu salud va antes que los escenarios-intenté sonreír, a pesar de todo. Yo era la roca, yo era el sol, no podía fallarles, ahora no.
-Te esperaremos con los brazos abiertos-aseguró Niall.
Zayn estaba llorando. Todos estaban llorando, todos menos yo. Me odié a mí mismo por haber representado siempre el papel de fuerte, porque también me apetecía llorar, pero no me podía hundir. No nos lo podíamos permitir, y mucho menos ahora.
-Os quiero mucho, tíos. Sois mis hermanos. Sois mi sangre. Y la sangre siempre se lleva dentro-nos aseguró el de Bradford, recuperando un acento que hacía casi un año que no le escuchábamos. Sí, definitivamente quería echarme a llorar otra vez, como habíamos hecho en el último concierto juntos, que ahora resultaba ser el último concierto de la banda en sí.
Me levanté del sofá con movimientos mecánicos, sin una voluntad concreta de ir a ninguna parte, más que el deseo de, simplemente, alejarme de allí. El tiempo parecía arrastrarse desde el momento en que se acabó aquella llamada, y yo no podía dejar de pensar en lo injusto que era que todo se hubiera terminado con un simple programa informático cuando nos habían juntado personas de verdad, en un programa de verdad, y que nos habíamos abrazado de verdad, sin saber cuántos abrazos nos quedaban...
Y todavía teníamos premios por recoger, canciones que grabar, letras a las que poner voz y ritmo y estadios en los que actuar, así como públicos a los que dar las gracias sin poder creerte que estuvieran allí.
Si no habíamos sido suficientes cinco, ¿cómo íbamos a conseguirlo cuatro?
¿Cuántas se quedarían con nosotras después de esto?
¿Cuántas seguirían el camino de Zayn?
¿Cuántas se marcharían para siempre porque no habíamos mantenido la única promesa que les habíamos hecho?
Me dejé caer en la cama y cerré los ojos con una idea rebotado en mi mente:
La persona que había dicho que, definitivamente, íbamos a seguir juntos, y había prometido que la final de The X Factor no era lo último de One Direction había sido la primera en irse... y la que había hecho que el último concierto que habíamos dado fuera de verdad lo último de One Direction.

Sólo me enteré de que me había quedado dormido cuando un flamenco gigante me golpeó con la violencia de un elefante con su culo emplumado. Y me llegó su voz asqueada:
-¿Cómo puedes dormir con todo lo que está pasando?
Después de despertar con un brinco en una habitación en la que no había recordado entrar, conseguí centrarme girando la cabeza y contemplando a Eri, sentada en la cama, encima de las mantas debajo de las cuales yo me había escondido, con ríos de tinta corriéndole por las mejillas.
Me di cuenta de que no sólo no se había quitado el maquillaje para venir a la cama, sino que lo había incrementado, rodeándose los ojos como hacía Lou antes de que saliera al escenario. Se había puesto la cadena (la cadena literal, como todos la llamábamos, pues era un collar que constaba de unos eslabones demasiado parecidos a los de un perro como para poder pasarlo por alto) dorada, la chaqueta vaquera, la camiseta blanca que le llegaba hasta el ombligo y la falda de cuero rosa pálido que tanto le gustaba.
Me di cuenta tarde de lo que pasaba, porque ya había preguntado lo único que no debía preguntar:
-¿Por qué te has vestido como cuando sales al escenario?
De sus ojos chocolate rodeado de ceniza se disparó tal odio que me sorprendió no acabar frito en aquella cama. Una parte minúscula de mi mente, a la que estaba demasiado atontado como para hacer caso aún, susurró: “dentro de poco habrá tres en la banda como sigas tocándole los huevos así”.
-¿Cómo te atreves a dormir con todo lo que está pasando, Louis?
Porque cuando duermo Zayn todavía no nos ha dejado, quise decirle, pero me contuve justo a tiempo, dándome cuenta de que no sólo se había pintado los ojos, sino una de sus mejillas con el pintalabios que usaba de vez en cuando, cuando le apetecía pintarse todavía más, echarse años encima, fingir que ella era la mayor de los dos y no yo. Por el contrario, su boca tenía prácticamente el mismo color de siempre, tal vez un pequeño rubor: el rojo se había desplazado por su rostro para terminar desembocando en su mejilla, difuminándose poco a poco, igual que el Nilo al llegar al Mar Mediterráneo.
Y, a pesar de todo, seguía siendo bonita.
Me acerqué a ella. Lo que necesitaba eran unos brazos calentitos que me comprendieran, una boca que susurrara palabras de consuelo, un cuerpo que combatiera el frío de mi alma...
-Zayn fuera de la banda, y tú roncando como una jodidísima moto.
Vale, nada de combatir el frío del alma con un cuerpo. Puse los ojos en blanco y me aparté, en parte enfadado conmigo mismo por ocurrírseme eso, en parte enfadado con ella por no querer darse cuenta de que no estaba el horno para bollos.
-Zayn estará durmiendo, como todo el mundo.
-En Inglaterra es de día.
Puta listilla de mierda. La odiaba. La tiraría al mar si pudiera.
Buscando no meterme en más líos, me di la vuelta para darle la espalda y cerré los ojos.
-Le gusta dormir la siesta. Me pregunto quién se lo habrá enseñado.
Me volvió a pegar un almohadazo.

-Vuelve a darme-amenacé, girándome para mirarla-. Y te la comes. Te juro por dios que te comes la almohada. Y como me sigas tocando los huevos, igual también el colchón.
-Zayn no está durmiendo.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo sé, simplemente.
-Entonces estará jugando al Call of Duty.
-O al Pro Evolution Soccer.
-No. Le recordará a mí.
Se quedó en silencio un momento.
-No va a volver-susurró por fin. Mis ojos escalaron su cuerpo hasta encontrarse con los suyos.
-¿Cómo lo sabes?
Se volvió para mirarme, con las manos todavía atadas para impedir que las piernas se relajasen demasiado. Se encogió de hombros, perdiendo la mirada en la habitación, con la esperanza de que una explicación apareciera escrita en una de las paredes.
-Ha estado escribiendo con ese tío... y ahora lo tiene más cerca que a nosotros.
-Eso no significa nada. Harry sacó una canción. Niall trabajó varias veces con Olly Murs, o con McFly. No significa nada.
-A Zayn le gusta demasiado la literatura como para creer ya que tus actos, por pequeños que sean, no significa nada-sus manos se movieron durante la explicación, intentando captar una palabra en el aire que se resistió y se escurrió entre sus dedos-. Y tengo miedo, Louis.
Ahí ya tuve que incorporarme. No, una cosa era que estuvieran tristes, eso podía entenderlo, y hasta cierto punto había que dejar que fuese así. La vida era un piano, y los momentos felices se componían de las teclas blancas, así como los tristes de las negras. Y, en ocasiones, había que utilizar las teclas negras para componer las más hermosas canciones.
-¿Por qué, pequeña?
Ya no era sólo ella la que estaba frente a mí, sino miles y miles de rostros, tanto femeninos como masculinos, que se mezclaban entre sí y que apenas conseguían una forma nítida, caras que veías siempre que estabas trabajando, que hacían la magia de gritar a coro las palabras que habían sonado por primera vez en tu mente... y ahora todas estaban rotas por culpa de la incertidumbre.
-Piensa en la mayoría de las bandas. Cuando uno se iba, se perdieron en el vacío, y ya nada volvió a ser igual.
-Con nosotros no va a ser así, pequeña.
-Seguro que todos dijeron lo mismo.
-Pero yo lo digo en serio-le aparté un mechón de pelo de la cara y se lo coloqué detrás de la oreja; ella me sonrió con la tristeza de un millón de plantas cuya lluvia no llega.
-Robbie Williams o Justin Timberlake son la prueba viviente de que lo que yo te digo es verdad.
-Puede, pero... los Backstreet Boys siguen juntos.
-¿A qué precio?
-Al de la paciencia. Esperar por las cosas tampoco es tan malo. No hay más que pensar en el tiempo que nos tuvo esperando, primero Rowling y luego el cine, por Harry Potter.
-Por las cosas aseguradas no pasa el tiempo.
-Y la promesa de Zayn era un seguro.
-La gente se hace seguros de vida constantemente; esto no quita de que no terminen muriendo.
Se levantó de la cama y se acercó a la ventana. Habíamos pasado de ser dioses a recuperar nuestra mortalidad, y entendía que sus ojos bajaran en caída libre hacia la ciudad que se extendía más abajo: no podías ser feliz con la limitación de un cuerpo mortal cuando habías pisado y habitado el Olimpo, pero debías intentarlo con todas tus fuerzas. Dolía no tener al alcance de tus dedos mil y un rayos, pero tenías que acostumbrarte con los simples enchufes.
-¿Tú también quieres irte?-pregunté cuando una minúscula bombilla se encendió dentro de mí. Lo entendería... si decidía marcharse... si le dolían los recuerdos... si mirarme era mirar a un pasado glorioso cuya sombra era demasiado oscura como para permitirte disfrutar de la luz.
Se rió despacio entre los dientes, negando con la cabeza.
-Si tú fueses Voldemort, yo sería tu Bellatrix, Louis.
Recuperé un poco de mi inmortalidad con esa frase.
-¿Así que...?
-Me preocupa el futuro.
-Es mejor vivir en el presente.
-¿En la montaña rusa que es la vida?-puso los ojos en blanco-. No, esto... es peor. Preferiría mil montañas rusas. Preferiría ver mil películas de miedo yo sola a ver cómo todo se desmorona.
-No se está desmoronando.
-Habéis dejado sitios vacíos en el escenario, esperando por alguien que ya no va a volver. Y no se puede construir un edificio sin suficientes ladrillos. Se caerá, y te matará.
-Pues dormiremos en tiendas de campaña.
-¿Y si hace demasiado viento?
-Entonces al raso, y que nos vigilen las estrellas.
Sonrió, y la sonrisa, gracias a Dios, escaló por aquellos ojos que daban a millones de almas.
-Prométeme algo, Louis.
-Lo que quieras, nena.
-Si Zayn escoge a otro, prométeme que tú nos escogerás a nosotros. Siempre. Por encima de quien sea. Por encima incluso de Zayn.
-¿A los cuatro que me quedáis?
-A los 19 millones que no nos queremos ir.
-¿Tengo yo cara de ir a dejaros?-susurré, abriendo los brazos. Se me acercó despacio, como temiendo que cambiara de opinión y me echase a reír en su cara antes de decir que, efectivamente, iba a seguir el sendero abierto por Zayn y me iba a dar un descanso. Pero no lo hice, sino que la recibí con todo el amor que había cosechado durante aquellos cuatro años en los que fuimos cinco y éramos como una flecha, y la estreché entre mis brazos para hacerle comprender que todo estaba lejos de acabarse, que Zayn no nos había abandonado, y que trabajaríamos para que se siguieran sintiendo orgullosos de nosotros, siempre.
Dormimos dos cuerpos en aquella cama esa noche, pero millones y millones de almas asustadas se congregaron debajo de las sábanas hasta ver salir el sol.


-¿Cómo que “en solitario”?-espetó Niall, abriendo mucho los ojos, dejando la guitarra a medio afinar. De repente, los micrófonos que teníamos en las manos dejaron de tener cuerpo, y las fans cantando al ritmo de nuestra telonera se desvaneció. Lou asintió con la cabeza.
-Sí,bueno, ya han anunciado que se ha ido, así que no sabemos cómo se comportarán las fans en este concierto, pero... Simon ha comprado los derechos de su próximo disco.
-¿Cómo que “próximo disco”?-repitió Niall. Me apeteció estamparle la guitarra en la cabeza.
-Ha estado grabando algunas cosas con Naughty Boy, y...
-Lo sabemos-dijimos a coro. Zayn no era imbécil y sabía que no podía mantener eso en secreto, al menos no para nosotros. Sorprendentemente, había conseguido que aquel gilipollas mantuviera la bocaza cerrada todo ese tiempo, y nadie tenía más que sospechas lo que se avecinaba.
-Pues esta mañana... bueno, en la mañana de Inglaterra, se le ha visto entrando en un estudio. He preguntado y resultaba ser de ese tío. Y he juntado las piezas.
-Sí, pero, ¿lo del disco?-preguntó Harry, haciendo que si micrófono bailase entre sus manos.
-Al parecer tienen muchísimo material, y a Simon le ha gustado. Cree que es de muy buena calidad, y...
-Nos ha jodido; lo ha escrito Zayn, claro que es bueno-gruñí yo. Lou puso los ojos en blanco.
-Ya le han fichado para Syco. Tiene vía libre. Evidentemente, publicará en momentos diferentes, para no interferir en las listas. No veo por qué deberían peligrar vuestros números 1, ni los de él. Creo que la diferencia de tiempo es lo bastante grande como para que no os influyáis prácticamente nada mutuamente.
Se encogió de hombros, murmuró un apresurado “lo siento, chicos” y se alejó al trote. Hicimos un círculo con la determinación de aclarar las cosas.
-Nos ha dejado. De verdad. Eri tenía razón.
-Me siento pisoteado.
-Esto es un asco, tíos.
-Tenemos que conseguir hacer el mejor show posible.
-¿Cómo? No tenemos tiempo para repartirnos los solos de Zayn, y tampoco los podemos dejar en blanco.
-Y no podemos depender de lo que las fans canten o no. Terminarán cansándose.
-Y tampoco podemos callarnos, simplemente. Ni cantarlo juntos. Dependiendo del solo, algunos no llegamos a la nota.
-Pero seguimos siendo cinco-murmuró Harry.
-Harry, tío, mira...
-No, seguimos siendo cinco. Eri llega a las notas de Zayn. Podemos hacer que cante ella. Al menos hasta que encontremos una solución.
-Ha dicho que no quería hacerlo.
-Bueno, no sabía que, oficialmente, íbamos a decirle adiós a Zayn con una publicación en Facebook para que él se fuera por ahí con el gilipollas ése-insistió Liam-. No será tan chocante si seguimos siendo cinco en el escenario, aunque tengamos ahora a una chica.
-Ya, ¿y cómo la convencemos? Es terca como una mula-la idea era buena, sí... pero, a la vez, una locura. No iba a acceder. Ni de coña. Seguramente pusiera la excusa de que debíamos empezar siendo fuertes desde el minuto 1.
-Convéncela. Para algo te la tiras.
El público chilló una última vez; era ahora o nunca. Entraba para ponerse unos pantalones y coger unas bolsas de polvo de colores (siempre, pasara lo que pasase, terminaba su presentación con Blow, de Ke$ha, lanzando polvo arcoíris al aire porque todo el estadio estaba a punto de venirse abajo, ya que nos tocaba salir a nosotros), para finalmente regresar detrás del escenario y vigilar nuestras espaldas.
Una pequeña figura bajó casi corriendo la rampa por la que ascenderíamos nosotros en menos de 4 minutos.
-¡Los vaqueros! ¡Los vaqueros! ¡Ya!-gritó como hacía siempre. Alguien se los tendió, y le dedicó una sonrisa apresurada mientras se quitaba la falda (sí, delante de todo el equipo, éramos una familia) lo más rápido que podía. Nos acercamos a ella, que se puso los vaqueros dando brincos. Nos miró un segundo.
-¿Estáis listos?
-Zayn va a sacar un disco en solitario-espeté sin más preámbulos. Se quedó quieta, con el botón de los vaqueros a medio abrochar y la cremallera sin subir.
-¿Te ruego que me disculpes?
-Con Naughty Boy.
Su expresión lo dijo todo.
-¿¿Disculpa??
Asentí con la cabeza.
Se abrochó los pantalones y se subió la cremallera en un gesto que denotaba más poder que el lanzar una bomba atómica.
-Me estás vacilando, ¿con el Traviesote? ¿Después de vosotros? Por mis putos cojones.
-Necesitamos que ocupes su puesto.
-¿Que ocupe su puesto? Voy a destruir a ese chaval. Mañana no contéis conmigo. Habré cogido un vuelo y le estaré dando dos hostias a Zayn.
Se intentó escabullir, pero fui más rápido y la agarré del brazo.
-¿Lo harás?
-Buscaré en lugares vacíos, por cada esquina, gritando su nombre.
-¿Eh?
Pero Liam lo entendió.
-Es su primer solo.
Ella sonrió y se zafó de mi brazo.
-Si me disculpas, Tomlinson, tengo al fandom más fuerte del mundo ahí fuera, esperando que le dirija por un éxodo.
Me eché a reír.
-Eres Dios, Eri.
-Sólo soy tú. En versión chica.
Hizo una reverencia y salió a la luz. El público gritó más fuerte.
Claro que no tanto como cuando salimos nosotros, con ella sentada al final de la plataforma, mirándonos con el mismo gesto que la gente del público. Juraría que, incluso, el público de Johannesburgo fue más ruidoso por el hecho de ser cinco, como si quisieran demostrarnos que no nos iban a abandonar. Recibieron a Eri con los brazos abiertos, quien no hizo menos y las invitó a ser todo lo escandalosas que pudieran.
-Falta y sobra alguien aquí, Johannesburgo, pero, ¿sabéis qué os digo? Que me dais pena, porque las fans españolas conseguíamos hacer que no se oyera a los chicos. Literalmente-su sonrisa divertida se reflejó en las cinco pantallas, y las fans se picaban, y ella seguía picándolas, en un trabajo que se apoyaba tanto en sus esfuerzos como en las miles y miles de personas que estaban allí.
Y las fans se lo tomaban a pecho, alzaban la voz hasta conseguir que no oyéramos nuestros pensamientos, y se estaba bien. Estaba bien tener a mis hermanos, aunque fuesen cuatro, conmigo, y a mi pequeña, y a miles y miles de personas que te iban a acompañar por un camino más difícil de lo que había parecido en un principio.
-No tenemos un fandom-les dije, y ellas gritaron, enfurecidas y entusiasmadas a la vez-. Tenemos un ejército-ahí ya los gritos se hicieron incontrolables-. ¡Y un mundo por conquistar!
Empezaron a moverse al unísono, haciéndonos reverencias coordinadas por Eri. Sí, realmente estaba en el fandom, y sabía cómo manejar al público, y cómo animarlo. Nos estaban haciendo reverencias, a nosotros, por estar ahí.
A nosotros, a quienes habían salvado.
-Son héroes-susurró Niall cuando atravesábamos la pasarela por última vez, encabezados por la chica.
-Son diosas-asintió Harry, saludando de la que pasaba a unas cuantas fans.
-Y son nuestras-puntualizó Liam, alucinado.
-¡BUENAS NOCHES, JOHANNESBURGO! ¡SON ONE DIRECTION! ¡Y ESTO ESTÁ LEJOS DE ACABARSE!-bramó Eri, y nos inclinamos una última vez.
El estadio por poco se vino abajo, pero yo no temí por mi vida. Nunca lo hacía cuando ellas hacían esto.
Antes de regresar al backstage y poner así punto y final al primer concierto sin Zayn, antes de acercarme al móvil y ver que había puesto decenas de mensajes apoyándonos y alentándonos, y consiguiendo así que dejara de sentirme traicionado, antes de que el equipo se abalanzase sobre nosotros y nos felicitase por “el mejor concierto que habíamos dado en mucho tiempo”, eché la vista atrás.
Miles y miles de personas despidiéndote era una sensación indescriptible.
Miles de personas recibiéndote era una sensación inimaginable.
Y miles de personas que te aseguraban con sus voces que no iban a dejar que te cayeras mientras le dabas la mano a una de las personas más importantes de tu vida era inigualable. Volvía a ser un dios.
Le di un toque en el brazo a Harry, que se volvió y detuvo también a Niall y Liam. Los cinco contemplamos un momento el escenario, nuestro Olimpo particular, y alzamos las manos a modo de despedida.
-¿Cómo puede Zayn querer perderse esto? También son suyas.
-Le han convencido bien. Pero tranquilo, tengo gente ocupándose de ello.
-¿Eri?
-No hagas nada estúpido.
-Oh, y no voy a hacerlo. Sólo voy a recuperar a uno de los sargentos de este ejército. Es mi deber con la patria-aseguró ella, poniéndose recta.
-Y, ¿cómo lo harás?
-Lo siento, la misión es alto secreta. Pero podéis ayudarme... a base de seguir siendo fuertes.
Y lo sería.
Nadie les haría daño.

No mientras Louis Tomlinson existiese, y ese Louis Tomlinson fuese yo.
De modo que entré a Twitter. Y el resto, más o menos, ya sabes cómo resultó.

jueves, 26 de marzo de 2015

Sólo promete que recordarás que, una vez, lo tuvimos todo.

Querido Zayn,
es la primera vez en la que no sé cómo empezar una entrada, en este caso, tu carta. Y no porque se agolpen millones de ideas en mi cabeza, sino porque simplemente ayer eran demasiadas, y se pelearon entre ellas, y ahora no queda prácticamente nada.
Y sé que es un tópico en estos momentos, pero te quiero dar las gracias. Podría enumerar todas y cada una de las cosas por las que te estoy agradecida, pero he decidido resumirlas, no porque duela, sino porque precisamente hay que mirar hacia delante, así que gracias por todo.
Pero quiero hacer algo que las demás no quieren decirte, poner por escrito cuánto duele, qué duele, dónde duele y cómo duele. Manifestar ese dolor, dejar que se hunda en el aire y que se mezcle con él como una gota de lluvia cayendo sobre un lago. Porque lo necesito.
Duele en el alma el tener la certeza, por primera vez, de que no vas a conseguir fotos de vosotros cinco juntos, al menos por un período indefinido de tiempo. Duele el saber que, ahora mismo, las fotos del One Direction original son un número tasado, cerrado, que no se puede modificar: estén o no a la luz y a la vista de todos, o bien escondidas en un cajón o en alguna carpeta de algún móvil afortunado, son las que son; ni una más, ni una menos. No están creciendo, ahora están estancadas.
Y eso duele como un tirón en la espalda.
Duele saber que ya no va a haber notas altas, públicos chillando por lo que eres capaz de hacer. No más cronologías repletas de mayúsculas, todas intentando escribir un nombre que se quiere parecer a los demás, pero que simplemente no lo consigue porque fueron más unos nervios que unos dedos quienes teclearon en una pantalla o en el teclado de un ordenador. Y eso duele como unas agujetas.
Duele saber que va a salir un álbum nuevo en el que sólo haya 4 voces, y no puedo dejar de pensar en que va a ser la segunda parte de Up all night, sólo que con Liam ft. Harry, Louis y Niall, en lugar de Zayn ft. Liam y Harry. Y eso duele como una bofetada.
Duele saber que ahora son cuatro en el escenario y que va a pasar tiempo hasta que nos acostumbremos, y ellos consigan encontrar una manera de moverse, y busquen una nueva simetría que no consista en un número impar ni en flechas formándose cuando llegue el último solo del primer single. Y eso duele como un ataque de asma en plena noche en el que no puedes respirar.
Duele saber, que, tal y como están las cosas, una de mis metas en la vida simplemente se desvanece, y no porque yo no la hubiera diseñado mil y una veces en mi cabeza: vosotros, los cinco, acercándoos a mí, porque en el fondo yo no me atrevería a ir hacia vosotros, y sonriéndome, y diciéndome una frase que haría que todo en la vida mereciera la pena. "Somos fans de tus películas".Y yo contestaría "¿va en serio? Porque yo soy fan de vuestra música". Y fangirlearíamos. Y Dios, qué genial puede ser fangirlear con alguien sobre el que has fangirleado media vida. Qué genial debe de ser el poder hablar de cualquier cosa con alguien a quien creías distante, de igual a igual, como si tú no fueras una simple luna y cada uno de ellos un sistema solar completo.
Soy una luna orbitando alrededor de cinco soles; ni siquiera tengo planeta. No lo necesito, está bien.
O lo estaba hasta que uno de los soles perdió el centro de gravedad del sistema y se marchó a vagabundear por la galaxia, buscando su propia calma y algún lugar en el que poder asentarse y fundar algo nuevo, grande y especial... o, simplemente, descansar.
Y eso duele como un tirón en la espalda, una bofetada. un ataque de asma en plena noche en el que no puedes respirar.
Toda mi vida he sido egoísta, porque toda mi vida he estado y estaré sola. Todos estamos solos, en realidad, salvo unos pocos privilegiados que consiguen encontrar a alguien con quien abrirse y mostrarse tal y como son. Pero no pasa nada, la soledad es parte del ser humano. Y la llevo bien. Porque puedo contemplarla en ti y en los demás, de una manera o de otra, en una forma o en otra. Siempre está ahí.
Parece mentira que ahora mismo haya conciertos programados con sólo 4 personas en el escenario. Simplemente, me parece que todo esto es una tomadura de pelo, que alguien se está riendo de nosotras, o que sólo queréis putearnos, porque siempre habéis sido así, pero parece que no.
Pero lo peor no es que parezca una broma, sino que, a la vez, parece que va completamente en serio, y que la luz al final del túnel se ha cansado de tu lento avance y ha decidido irse a atender otros asuntos, y tú apáñatelas.
Lo peor no es la broma, sino la propia naturaleza de la misma: que Harry se va a matar cualquier día en el escenario porque no tiene quién cuide de él (es un hecho), que Niall no tiene con quién reír, que Liam no tiene con quién ponerse protector, y que Louis no tiene con quién compartir confidencias y secretos delante de miles y miles de personas. Está mal, Zayn.
No está mal que te vayas.
No está mal que pienses en ti.
Pero está mal que te quiten algo de lo mejor de tu vida y que simplemente te obliguen a seguir con ello, y te entierren mitos en el lodo hasta conseguir pulverizarlos: ahora ya hay noches que ni siquiera Louis puede iluminar. El todo no es sólo la suma de las partes; si así fuera, ¿por qué siento que ha desaparecido un cuarto de la banda, que ahora sólo quedan tres cuartos de One Direction, si representas un porcentaje mayor?
Por Zouis, Zarry, Ziam, y Ziall. Porque contigo se van todos esos momentos que, como las fotos, los minutos de entrevistas y las canciones, ya están tasados. Se ha agotado el filón y ahora tenemos que encontrar otro.
Y, sin embargo, no puedo evitar sonreír. Porque te fuiste queriendo a los chicos, todos aseguráis que seguís siendo amigos, y siempre te reencuentras con tus amigos, ya sea en 2 o en 20 años. Lo bueno se hace esperar. Mientras tanto, estamos viviendo de los recuerdos, de haber hecho historia. Somos Neil Armstrong, volvemos de la Luna, y la vemos empequeñecerse mientras nos acercamos a la Tierra, pero, ¡joder, hemos estado en la Luna! ¡Y volveremos, ya lo creo que volveremos!
No creo que sea casualidad que tú dijeras una frase premonitoria que lo cambiaría todo. Esto no es lo último de One Direction. Y ahora, más que nunca, esta semana, este mes, este año, me lo creo.
Los finales felices, simplemente, no son finales, al igual que las películas de miedo no dan miedo sin una buena banda sonora.
Y un final feliz es aquel en el que eres uno de los pocos que no está solo en este mundo. Sé que ellos siguen subiendo las escaleras mientras tú te has cansado y has decidido recuperar el aliento, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que no vayas luego a intentar alcanzarlos. Y lo conseguirás. Es lo que hacemos todos siempre. La vida no se detiene por nadie, y nadie se queda atrás, al final llegamos todos al mismo lugar.
Coge todo el aliento que quieras, Zayn. Sé Zain por un tiempo. Date ese respiro. Sé fuerte. Estate a salvo. Sé generoso contigo mismo. Haz que esa banda en la que entraste y ese hobby que adorabas dejen de ser una cárcel y un trabajo. Vuelve al momento previo a que se convirtieran en esto. Perdona, pero no olvides. Olvida, pero no perdones.
La bienvenida de vuelta será una leyenda en un fandom con una historia que ya está escrita en las estrellas.
4 años, 8 meses, 1 día, 21 horas, 7 minutos.
Don't matter how far I've gone, I'll always be around.

Thank you, little boy from Bradford. Thank you for smashing it.
Con todo mi amor,
uno de los ladrillos de la casa que es ese fandom que te pertenece, tan tuyo como de los demás, siempre de los cinco, aunque alguna vez seáis ninguno.

domingo, 22 de marzo de 2015

Terivision: Origen (Inception)

¡Hola, startie! Para paliar mi ausencia en el blog, debida a la cantidad de trabajos y exámenes que tengo (si te dicen que en la universidad te vas a tocar los cojones porque no mandan deberes, reparte hostias de mi parte), te traigo una reseña sobre una película que he visto este fin de semana para que no me eches de menos. Se trata de...





















..en español, Origen. Narra la historia de Cobb, un ladrón entrenado en el arte de infiltrarse en los sueños de las personas con el objetivo de robar los secretos que guardan con más recelo. El argumento puede parecer algo imposible de seguir, o muy complicado de bordar, pero debes saber algo: la firma no es otra que la de Christopher Nolan, así que estamos en buenas manos.
Y no tienes excusa para temer nada si te digo que Cobb no es otro que Leo. Leonardo. DiCaprio. Ese Leo. Sí señor.
Pero Leo no está solo, ni mucho menos. Christopher se encarga de rodearlo de un elenco con el que debe competir: desde Joseph Gordon-Levitt hasta Michael Caine, pasando por Ellen Page (a la que sólo he visto trabajar en Beyond two souls, así que es técnicamente la primera actriz a la que conozco sin haber visto una película suya) y Ken Watanabe, a quien seguramente conocerás por ser el Presidente en Memorias de una geisha.
Lejos de llevarte de la mano desde el primer momento, la película comienza con acción: Leo/Cobb despierta en una playa con el mar todavía intentando alcanzarle (se ve que finalmente sobrevivió al hundimiento del Titanic -perdón perdón perdón, no podía evitarlo-) y es arrastrado a una mansión en la que le recibe un anciano con el que mantiene una conversación que, en el minuto 2 de la película, ya me hace darle a Pausa para apuntar las frases que intercambian.
Seguramente una de las cosas que más me ha gustado ha sido precisamente esto: que aunque te ofrece un argumento novedoso, no es hasta bien entrada la película (alrededor de la media hora o así) cuando se te explica realmente qué hace Cobb, y cómo lo hace. No es una película con una línea clara, en el sentido de que desde el minuto 1 sepas cómo funciona todo.
Y, lejos de tener un protagonista que devore la pantalla, Origen es un trabajo en equipo en toda regla; aunque sí que es cierto que algunos personajes salen más que otros, todos tienen un papel fundamental sin el cual la trama no podría desarrollarse. Trama que, por cierto, está muy lograda por intentar "derrotar" al "malo" no destruyéndolo, sino consiguiendo que cambie de opinión por su propia voluntad para salir del "lado oscuro".
Es una paranoia, eso sí. Si no te gusta estar dándole vueltas al asunto que se trata (es decir, la facilidad que tendría alguien de manipularnos si tuviera acceso a nuestra mente y cómo nuestro subconsciente es el que manda, lo queramos nosotros o no), no te la recomiendo.
Pero también tengo que decirte que el final merece el intento. A pesar de que tal vez lo veas venir (yo desde un principio supe cómo iban a acabar las cosas), también hay una parte que te deja con la boca abierta, especialmente con referencia a Leo, que SPOILER AQUÍ (selecciona el texto si quieres leerlo) SOBREVIVE MILAGROSAMENTE, y eso que hay agua que amenaza con su vida al final. Recordemos que en las películas que he visto suyas, sólo sobrevive en Atrápame si puedes, A quién ama Gilbert Grape, La habitación de Marvin y El lobo de Wall Street. En las demás, en todas, muere, y en la mayoría lo hace rodeándose de agua. El final es circular, enganchando toda la película y dando sentido a partes que pueden no quedar del todo claras; Nolan no da puntada sin hilo, aunque intenta dejar un final abierto de cuya amplitud no estoy muy segura. Observando bien, en mi opinión, se puede contrarrestar cierto corte de cámara justo antes de los créditos. No sé si Nolan se ha columpiado con esto o si lo ha hecho deliberadamente así.
Lo mejor: Los efectos especiales. En una escala de 1 a 10, le daría un 11.
Lo peor: En lo relativo a los sueños, se nos dice que el tiempo se ralentiza, y que en una capa de 3 sueños, la más inferior tendría una duración de 10 años. Llegada a esa capa, de repente los protagonistas tienen una hora. Todo muy lógico.
La molécula efervescente: Leo diciendo "no me gustan los trenes" y mi mente contestando "ni los barcos". He podido, he debido y de hecho me he descojonado.
Grado cósmico: Estrella {4/5}; no todos los días ves una ciudad doblándose sobre sí misma. Y eso mola. Mucho.
¿Y tú? ¿La has visto? Pues ya sabes qué hacer ;)

lunes, 16 de marzo de 2015

Lo que pintas sin pincel.

A veces, cuando estoy esperando dormirme, mantengo los ojos cerrados y dejo que mis retinas vean cosas que mi cerebro pone en ellas; cosas que no están ahí. Y siempre son las mismas.
Mi Dorian Gray de la página 20, no corrupto, siempre puro, sonriendo al encontrarla estudiando. Ella se toquetea el pelo, muerde el bolígrafo y de vez en cuando da golpes con él en sus apuntes. Él llega cansado de un día de ensayos, y la mira con sus ojos azules infinitos, y observa que lleva puesta una falda. Y es que, aunque están en noviembre y en un país de estos que abrazan el invierno y se resisten a soltarlo, tiene calor; normal, la calefacción está puesta. A todo lo que da.
Se acerca a ella y le besa el cuello, le dice que se relaje, ella le pide que la deje estudiar, pero él ni puede ni quiere, le acaricia el cuello, le aparta la melena y vuelve a posar sus labios en ella, desatando corrientes eléctricas en su piel.
-Ha sido un día larguísimo-murmura en sus labios, y ella le cree. Le devuelve los besos, se enredan los dedos en las melenas y la falda tiene una utilidad nueva que no llega con los vaqueros a los que están acostumbrados.
La levanta en volandas y la sienta en la encimera, le separa las piernas y le abre la blusa que ha llevado a clase, y se hacen dueños del pecho del otro, las bocas se confunden y bailan al son de una música tan antigua como el mundo.
En algún momento abandono mi cuerpo y surco la Vía Láctea, así que nunca llego a dilucidar si eso es una ilusión o si se trata, más bien, de una visión.
Entonces, al despertarme y recordarlo, mis entrañas se retuercen y desean que nos tropecemos con eso en el camino, porque todos dudamos de que vaya a renunciar a mis metas por un polvo en una encimera con un Dorian Gray que, como ya sé, terminará corrompiéndose y siendo lo contrario a lo que fue una vez, aquello que me atrajo.

sábado, 7 de marzo de 2015

Terivision: Begin Again.

¡Hola, Startie! Seguramente estuvieras esperando otra cosa, dado que es sábado y los sábados o los domingos suele/solía pasar algo en el blog, pero por motivos de estudios es bastante probable que al final ese algo no pase. Sin embargo, como sé que echas mucho de menos mi manera de escribir (no me extraña, es preciosa), te vengo a hablar de una película que he terminado de ver ahora mismo:

La nominada al Oscar por mejor canción (Lost stars), Begin Again, protagonizada por Keira Knightley y Mark Ruffalo.
Pues bien, la historia trata sobre un productor al que acaban de despedir de su trabajo y una cantautora que se conocen en un bar y, por caprichos del destino (llevo toda la vida queriendo usar esa frase, por favor, no me juzgues) traban amistad y deciden llevar a cabo un álbum, pero lejos de los convencionalismos que acompañan a las discográficas: lo van a grabar en plena calle, con las canciones al completo desde el minuto uno, y la colaboración especial de la ciudad de Nueva York.
Tengo que decir que la idea me pareció muy original; no sé si se han dado más casos de grabaciones de discos enteros en la calle, con micrófonos "portátiles" y coristas espontáneos por todas partes, pero la verdad es que me ha encantado. De hecho, ha sido una de las cosas que más me ha atraído de la película: la defensa que hace del arte por el arte, de lo impura que tiene que ser porque así es como más auténtica se presenta, y la lucha continua entre lo que consume la masa y lo que realmente le gusta.
Además de la historia, la película también tiene un elemento fundamental que tampoco pasa desapercibido: además de Keira y Mark, cantantes de la talla de Adam Levine y Cee Lo Green y actores como James Corden aportan su granito de arena. Confieso, con todo, que la aparición que más ilusión me ha hecho ha sido (por detrás de la de Keira, razón por la cual vi la película) la de Hailee Steinfeld. Me tiene enamorada la chiquilla, en serio te lo digo: me parece súper adorable, y viendo éste y otros trabajos suyos puedes comprobar que como actriz tampoco se queda atrás, y hace justicia al resto del reparto: todos defienden a capa y espada y, en mi opinión, muy bien, la manera de ser de su personaje, se funden con ellos y nos muestran sus luces y sombras, sus historias, sus ilusiones y las cosas que les enfurecen; por eso me parece tan auténtica esta película.
Pero creo que el elemento más importante y que le ha dado un toque especial a este trabajo de John Carney no es otro que la propia protagonista en sí: la música. Las canciones que forman parte de la banda sonora son tan geniales que, en cuanto termine de escribir esta entrada, me voy a poner negra a buscar enlaces y borrar cosas del iPhone para que la memoria se comporte y me deje meterlas. Desde la primera canción  con la que arranca la propia película hasta la última, Lost stars, todo el mundo gira en torno a la música, una "magia más allá de la que se hace en Hogwarts". Es mágico ver cómo se lleva a cabo ese proceso de creación de cosas tan pequeñas como 3 minutos de sonido que cualquiera se puede meter en el bolsillo, y Begin Again te toma de la mano y te lleva de paseo por ese proceso en un tour tierno pero a la vez divertido, en el que ves cómo se componen canciones de amor pero también canciones en las que mandas a la mierda a quien una vez te hizo daño.
El montaje es bastante bueno, aunque le he encontrado un fallo (de ir a pillar porque yo soy así): en una escena compartida de Keira y James, en la que ella está a punto de componer otra canción mientras él la anima a ello con un vaso en la mano. El vaso está en su boca y al segundo siguiente está en la mano, cuando Keira se dispone a responder, y vuelve a llevarlo a su boca sin sorprenderse de que su mano y el vaso vayan por libre, lo cual me lleva a concluir que:
a)Tiene tres brazos.
b)Tiene la capacidad de hacer invisibles partes de su cuerpo a voluntad.
c)La mano y el vaso viajan a la velocidad de la luz sin que ésto afecte al líquido que lleva dentro.
d)Los ayudantes de postproducción no estaban muy atentos.
Lo mejor: ver a Keira cantando (POR QUÉ NO TIENE UN DISCO Y OTRA GENTE Selena Gomez HA SACADO VARIOS A VER) pero, sobre todo, trabajando en un papel protagonista ambientado en la actualidad. (No, Love Actually no cuenta). Dios me libre de meterme con sus personajes de la Duquesa o Piratas del Caribe, porque los vestidos de época le quedan genial, pero... los vaqueros le quedan mejor.
Lo peor: como casi todo en esta vida, hay momentos de machismo latente que una ya no puede evitar descubrir. Me refiero a una escena en el parque cuando Keira le da consejo a Hailee para atraer a un chico, diciéndole que "no debe vestirse como una facilona". [wowwwww erika, cómo sois las feminazis eh, veis machismo en todos lados]Vuestra puta madre. NADIE debería decirle a una chica, y mucho menos de instituto, que llevar pantalones cortos y tops que enseñen el ombligo te convierte automáticamene en "puta". En la película no van a usar esa palabra, pero es lo que yo, y cualquier persona con dos dedos de frente, va a entender cuando alguien llame "facilona" a una chica. Ole la doble vara de medir que hace que un tío pueda ir por la calle sin camiseta pero que yo no pueda llevar minifalda por la calle porque ES QUE ESTOY PIDIENDO A GRITOS QUE ME VIOLEN OIGA.
Al margen de que me encanta la ropa que lleva Hailee y el cuerpo que tiene, joder. Está en todo su derecho de enseñar lo que le dé la gana, especialmente considerando que es joven y guapa, lo cual es siempre un plus.
La molécula efervescente: el baile de hombros de Keira y Mark en el metro. Ya lo entenderás. Y si no sonríes es que tu alma ya no tiene salvación.
Grado cósmico: Estrella {4/5}. Menos es más.
Salvo que estemos hablando de películas de acción.
Entonces más siempre va a ser más.

YA ESTÁ YA NO HAY MÁS ANÁLISIS NO BUSQUES MÁS. Pero no te vayas, no sin antes dejarme tu opinión si ya has visto la película. Por favor. Sabes que me hace ilusión, mucha ilusión.



Pd: no tengo nada en contra de Selena (que te veo venir), pero... a todos nos iría mejor si volviese a actuar. Es bastante mejor actriz que cantante. Yo lo sé. Tú lo sabes. Todos lo saben, menos ella, al parecer. Si quieres podemos esperar juntos a que alguien la ilumine y la arrastre de vuelta al cine.

miércoles, 4 de marzo de 2015

No todos los hombres.

"Es lunes. Vuelvo a casa a las 6 de la tarde y un hombre de mediana edad y un adolescente son los únicos que quedan en el bus conmigo. Me doy cuenta de que, dado que el conductor también es un hombre, soy la única persona que queda en el autobús con el código genético correcto para tener pechos. Me asusto automáticamente, me asusto de mi propia anatomía. Me pregunto cuántos añots tenía cuando me di cuenta de que mi propio cuerpo iba a ser la causa de la ansiedad y el miedo constantes, como los que siento en una situación como esta. Me bajo en la última parada y el hombre de mediana edad me sonríe mientras me sigue por la calle. Su sonrisa gotea, gotea, y gotea, y mi corazón se ahoga, se ahoga, se ahoga. Gira para bajar por otra calle, pero yo corro el resto de trayecto a casa.
Todos los hombres, no.
Estoy en casa en un martes, comenzando a planear los viajes que quiero hacer el año que viene. Sueño con perderme en las calles y conocer a extraños. Simplemente no veo la hora de escapar de la ciudad en la que he vivido durante 17 largos años. Pero... mi madre no las tiene todas consigo. Siempre está preocupada por el peligro que supone ser una chica joven que viaja sola. Estaré sola y ella está asustada. Pero seguramente soy invencible. Me siento invencible. Pero lo sé, sé que el peligro es real y no puedo dejar de darle vueltas yo también: si no me siento segura ni en mi propia ciudad, ¿cómo me voy a sentir en un lugar extraño, con hombres extraños que no hablan mi lengua? Si yo fuera mi hermano, seguramente lo único que me estuviese preguntando sería si las europeas están buenas.
Todos los hombres, no.
El miércoles es un día soleado precioso, pero a mí siempre me han dicho que "no tengo un cuerpo lo bastante bueno" como para llevar un bikini a la playa. Desde que tenía 6 años, se me ha dicho que tener barriga es asqueroso, que la piel que no tiene un brillo dorado es indeseable. Me remuevo para quitarme un montoncito de arena de la piel y siento pares de ojos clavarse en mí. Hombres peludos con sus pantalones de correr, a quienes no he mirado dos veces, devoran mi cuerpo con sus miradas. Soy un trozo de carne. ¿Soy un trozo de carne? Estoy aquí para su diversión. Por favor, no dejes que me coman viva.
Todos los hombres, no
La noche del jueves, dos amigas y yo vamos al puñetero baile de nuestra escuela cuando oímos "Jesús, ¡mírate! ¿Vais a buscando una barra, zorras?" Esas palabras salen de la boca de un hombre trajeado, y nos detenemos con pánico. Se me eriza el vello de la nuca. Está oscuro. Estamos solas.¿Qué. Vamos. A. Hacer? Una de nosotras le hace un corte de manga. Nunca estaré segura de lo rápido que se enfada un hombre sexista, de manera que nos alejamos rápidamente. Estamos cabreadas, muy cabreadas. Pero también... desmoralizadas. Me pregunto si nos merecemos esta humillación.
Todos los hombres, no.
Estoy con Internet, es viernes por la noche y estoy bajando por mi pestaña de noticias de Facebook.
“Jaja, buen trabajo hoy en el partido, tío. ¡Los VIOLASTE!”
“Joder, con tetas como esa, lo estás pidiendo a gritos :P”
Otro comentario sexista.
Otro comentario sexista...
Otro comentario sexista...
Me hago más pequeña y más pequeña y más pequeña y quiero LLORAR porque estos chicos no se dan cuenta de lo pequeña que me hacen sentir sólo con pulsar unas cuantas teclas. Veo a estos chicos en la calle, hablo con ellos, me río con ellos. DIOS mío, DIOS MÍO, espero que estos chicos crean que las acciones valen más que las palabras.
Tres reglas que se me han grabado a fuego desde que era pequeña aparecen en mi mente a la una y media de un sáb...domingo.
-Nunca hables con hombres extraños.
-Nunca te quedes sola por la noche en un sitio que no conozcas.
-Nunca te subas al coche de un extraño.
Rompo las tres reglas cuando abro la puerta del taxi. Charlando con el taxista, él no se fija en mi mano sudorosa aferrando la pequeña navaja que llevo siempre escondida conmigo. No se da cuenta del miedo que siento en su mera presencia. No puede entenderlo, ni nunca podrá. ¿Cómo de fácil sería este trayecto de 15 minutos si hubiera nacido chico?
Todos los hombres, no.
Es domingo, otro aburrido, adormilado domingo, y alguien tiene la AUDACIA de decirme que “no todos los hombres son violadores”. Yo no digo nada.
Tengo 17 años.
Cuando vuelvo a casa y está oscuro, son todos los hombres.
Cuando estoy en un coche con un hombre a quien no conozco muy bien, son todos los hombres.
Cuando hombres borrachos se aproximan a mí por la calle, son todos los hombres.
Cuando un chico no me deja tranquila en una fiesta, son todos los hombres.
No todos los hombres son violadores. Pero, ¿para una chica joven como yo? Todos y cada uno de ellos tiene el potencial para serlo.
Todos.
Los.
Hombres.
No."

Fuente: Bella Wallace