jueves, 11 de enero de 2018

Terivision: El gran showman y Molly's game.

¡Hola, delicia! He decidido empezar bien el año rescatando una sección del blog que tengo abandonadísima. Hoy te traigo no una, sino dos reseñas, de las películas que he visto en el cine en este 2018 (por Dios, ojalá todos los años pintaran así de bien, cinematográficamente hablando).
               La primera de ellas es:

               ¡El Gran Showman, dirigida por Michael Gracey y protagonizada por mi querido, queridísimo, Hugh Jackman! Con fecha de estreno en 2017, cumple los requisitos para acudir a los Oscar, ¡crucemos los dedos!
               El Gran Showman narra la historia del creador del espectáculo tal y como lo conocemos ahora, convirtiéndolo en un negocio rentable y capaz de atraer a las masas: P.T. Barnum, a quien da vida Hugh Jackman en una interpretación brillante, como todas a las que nos tiene acostumbrados. En la película veremos cómo Barnum decide, después de la quiebra de su compañía de navegación, montar un museo de rarezas con el que pretende ganarse la vida, aunque, poco a poco, se va dando cuenta de que la gente no quiere ver figuras disecadas, sino de carne y hueso, que respiren y se muevan e, incluso, canten.
               La película es el musical del año; sí, del año, a pesar de que, en España, se haya estrenado  en 2017, igual que La La Land. En mi opinión, le sobra todo lo que a la primera le faltaba. Tiene las coreografías de Mamma Mia (con permiso de Meryl Streep), la dificultad vocal de Los Miserables (con permiso de Anne Hathaway), y a los compositores de La La Land, literalmente lo único bueno que pudimos extraer de ésta (Emma Stone, devuelve tu Oscar). ¿Y lo mejor de todo? Que podemos disfrutar de un Hugh Jackman comodísimo en un musical que es totalmente su elemento, en un registro mucho más alegre al que nos tiene acostumbrados, que ya no sangra ni lo pasa tan mal como antes (aunque preferiría que hiciera, no sé, un remake de El lobo de Wall Street, que no lo pasara mal en ningún momento de la película y si quiere incluir un desnudo integral pues oye, que una no se va a quejar, ¿sabes?). Desde los inicios del personaje a los números musicales, pasando por los momentos más bajos emocionalmente hablando de la película, Hugh no hace más que enamorarte, no hace más que conseguir que sientas simpatía e, incluso, amor, por un personaje que, si lo piensas, no es tan perfecto como lo pintan: al fin y al cabo, Barnum fue un hombre que se aprovechó de los prejuicios de la sociedad, de lo marginados que estaban los “bichos raros” en ésta, para hacer negocio.
               Pero la trama y el protagonista no es lo único que brilla en esta película. El elenco está correctísimo, muy cómodo, con mucha química y una compenetración absoluta que hace que realmente te creas que los miembros del Circo se pasaban día y noche ensayando sus números y actuando cada día para un público entusiasmado con ellos. Incluso Zac Efron, que no es santo de mi devoción, consigue cautivarte en esta historia; hasta Zendaya, que apenas aparece en la película, brilla con luz propia y te deja huella con sus canciones.
               Y es que, si hay algo incluso mejor que los actores, es la banda sonora y los números musicales. La película empieza fortísimo (no quiero desvelar mucho para mantener el efecto sorpresa), con un número que, probablemente, sea el mejor de toda la película, sin desmerecer a todos los demás, desde This Is Me (merecidísimo su Globo de Oro) a Never Enough (que pone lo pelos de punta a pesar de lo sencillo de su puesta en escena), pasando por la conocidísma Rewrite the stars, que aparece en el tráiler de la película. Cada canción en esta película es única, una joya, una experiencia que hará que se te detenga el corazón, y, ¿lo mejor de todo? Que es un musical, que hay un montón de canciones, así que prepárate para sufrir de lo mucho que la vas a disfrutar.
               Así que, si tienes una hora y 40 minutos libres, te sugiero que corras al cine a ver este regalo que nos han hecho desde Fox. Te aseguro que cada céntimo que pagues por la entrada merecerá la pena.
Lo mejor: Hugh Jackman, triunfando en musicales, cuando al principio de su carrera le dijeron que su voz era pasable pero jamás podría estar en la élite de los actores de musicales.
Lo peor: el personaje de Michelle Williams, la esposa de Barnum, aparece pintada como si fuera tonta, cuando más bien lo que tiene es una confianza ciega en su marido (y no la culpo, o sea, está casada con Hugh Jackman, por dios).
La molécula efervescente: el baile en la azotea de Michelle y Hugh. Historia del cine hecha hace apenas un mes.
Grado cósmico: Estrella {5/5}
¿¡Os podéis creer que Hugh Jackman nos haya regalado la película de 2018 en 2017!? Qué será vivir.
Y, la segunda película de la que voy a hablar hoy es:

Molly’s Game, de Aaron Sorkin, y protagonizada por Jessica Chastain.
               En Molly’s Game, Jessica Chastain recupera ese personaje de mujer fuerte que se mueve como pez en el agua en un mundo gobernado por hombres y por sus inmensos egos al que ya nos presentó en El caso Sloane, del que hablé en esta entrada. En esta ocasión, Jessica interpreta a Molly Bloom, apodada la Princesa del Póquer, una mujer que, después de un fatídico accidente que acaba con su carrera como esquiadora olímpica, comienza a organizar partidas de póquer clandestinas en las que se manejan cantidades ingentes de dinero.
               Quizás es por el cariño que les tengo a los actores protagonistas de estas dos películas, pero no puedo dejar de sorprenderme, e incluso enorgullecerme, de cómo pueden empujar sus límites interpretativos hasta dar vida a personajes radicalmente opuestos a sí mismos. Jessica Chastain es básicamente un bizcochito de almendra demasiado puro para este mundo, pero Molly Bloom es la perra más cabrona que puedas encontrarte en 10 kilómetros a la redonda, que no dudará en joderte si tú la jodes primero… pero con unos principios muy claros y firmes y una integridad exquisita, que hace de ella un personaje complejo y con el que te es muy fácil empatizar.
               Esta película narra también una historia real, lo cual la hace, quizá, incluso más interesante. La forma en que se explica el negocio del póquer y los movimientos de Molly para burlar la ley te atrapa al segundo, a pesar de que la película empieza con una narración que incluso te agobia un poco, pues te hace llegar a pensar que te has equivocado de película o que te la han vendido mal… hasta que empieza la verdadera acción, que no consiste en tiros ni en persecuciones de deportivos por calles abarrotadas, sino en buenas y malas manos y en apuestas de incluso seis ceros que te ponen más nervioso incluso que un tiroteo.
               La actuación de Jessica increíble, como ya nos tiene acostumbrados, con muchísima verdad y sentimiento en una película que le ha dado la oportunidad de lucirse. Oportunidad que ella ha sabido aprovechar bien. Del elenco merecen mención especial Kevin Costner, con apariciones brevísimas, e Idris Elba, que interpreta al abogado de Molly en la causa que hace de hilo conductor de la película.
               El guión también es destacable, con varios giros interesantes e inesperados y también mucha humanidad, bien estructurado y con un par de frases que pasan el test de Bechdel, lo cual es de agradecer.
               En definitiva, un reconocimiento a una mujer que se hizo un hueco en un mundo de hombres con la calidad que merecemos y exigimos de las películas estrenadas en Diciembre en Estados Unidos.
               Donde estén las vacaciones de Navidad, que se quiten las de verano.
               Academia, os estamos vigilando.
Lo mejor: la actitud luchadora de Molly, que no deja que nada la sobrepase. Como ella misma dice “la educaron para ser una campeona, en qué es irrelevante”.
Lo peor: no se explican determinadas manos o conceptos del póquer que aparecen varias veces en la película, y que hacen que los que no tenemos ni idea nos quedemos un poco (????) cuando empiezan a mencionarse combinaciones de cartas o jugadas.
La molécula efervescente: Molly revolviéndose el despacho de su abogado, explicándole por qué no quiere revelar la identidad de sus jugadores.
Grado cósmico: Estrella galáctica {4.5/5}. Qué puedo decir, ponme a Jessica Chastain destrozando a una panda de hombres, y yo gustosa, le pediré que me pise la cara.

               ¿Y tú? ¿Has visto alguna de estas películas, o tienes ganas de hacerlo? Si es así, ¡házmelo saber en los comentarios! ❤ 

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