¡Hola, flor! Sé que no paro de ponerte mensajes diciendo que no va a haber cap durante X días, pero es que quiero asegurarme de que estés sobre aviso por si acaso la semana que viene pasa lo que posiblemente va a pasar: resulta que el domingo que viene tengo el concierto de don Louis William Tomlinson, así que el domingo no habrá cap. Como siempre, te diré que intentaré dejarlo preparado para subirlo otro día (con suerte, el sábado), pero no tengo muchas esperanzas de conseguir sacar el tiempo suficiente para subir algo que merezca la pena tu tiempo, tanto de espera como de lectura, sobre todo porque ¡voy a empezar a trabajar en mi ciudad! Tengo que preparar unas cuantas cosas y tendré las tardes un pelín más ocupadas, así que… ¡crucemos dedos para que saque tiempo!
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Pero lo que me molestaba no era nada comparado con la forma incendiaria en que mi libido se despertó de nuevo (o más bien se espabiló, ya que no se había dormido del todo desde que había visto a Alec en el aeropuerto, e incluso teniéndolo dentro de mí no terminaba de sentir el consuelo que encontraba cuando él y yo nos acostábamos después de una larga semana de abstinencia y responsabilidades, por fin libres en un viernes noche que nos pertenecía enteramente) cuando vi a Alec fruncir el ceño y apretar la mandíbula, dispuesto a cargarse si hacía falta a Bey con tal de hacérselas pagar por aquel sacrilegio. Dio un par de pasos hacia ella, retándola de una forma en que sólo lo había visto retar al resto de sus amigos varones, cruzando una línea sexista que, con todo, no se iba a esforzar en corregir y yo tampoco trataría de enmendarle.
Alec cuadró los hombros y se pegó tanto a Bey que su pecho incluso rozaba el de ella, que se había puesto los brazos en jarras y sonreía con una chulería que me hizo recordar las veces en que los había visto juntos, antes de que yo me diera cuenta de cómo era él realmente y de la joya de la que disfrutábamos todos, y había pensado en que Bey no se merecía a un gilipollas como Alec, pero Alec necesitaba a una chica como Bey: segura de sí misma, capaz de mantenerse en su sitio y de ponerle a él en el suyo. Lo suficientemente inteligente para verlo venir incluso cuando él era lo más impredecible del mundo, siempre con una salida por la que escaparse. Lo suficientemente dura como para no ceder a sus truquitos de chico que es guapo y para colmo lo sabe. Lo suficientemente guapa como para ser el único punto débil de él.
Y lo suficientemente espabilada como para tomarle la delantera cuando toda la atención de él estuviera centrada en una cosa, y arrebatársela de las manos justo delante de sus narices.
-¿Cómo cojones te sentaría a ti si te hiciera la putada que acabas de hacerme?
-¿Qué putada te he hecho?-preguntó ella con tranquilidad, completamente impasible ante la ira de él. Dios, Alec destilaba tensión por los cuatro costados, y parecía a punto de perder totalmente los papeles.
Sabía que no debía, pero me encantaba que mi hombre me defendiera así, como si fuera mi dragón rabioso particular.
-¡¡Has hecho que me quede a medias en un polvo!!
-Sobrevivirás-respondió Bey, agitando la mano en el aire en un gesto que claramente significaba “no me molestes más y tira para la furgoneta”. No obstante, Alec la agarró de la muñeca y la obligó a detenerse.
-Pídeme perdón-ordenó él en un tono que me habría puesto de rodillas para besarle los pies, o lo que no eran precisamente los pies. Bey simplemente se rió.
-¿Perdón? ¿A ti? ¿Por no hacer que aumentes la media de orgasmos que hemos tenido en el grupo desde que te marchaste en unos valores de los que vamos a tardar en recuperarnos? Pobrecito, tu vida es toda una tragedia, Al.
-Lo dices como si los demás estuviéramos pasando por un periodo de hastío del que no podemos recuperarnos-protestó Scott, y Logan lo miró.
-Es que así es. Alec no está y Niki se volvió a Grecia. Por mucho que Eleanor y tú y Tommy y Diana y Layla lo estéis haciendo como conejos, tenemos que reconocer que estamos pasándolo bastante mal ahora que ya no tenemos a Alec para inflarnos un poco el marcador.
-Repito-se picó Scott-, lo decís como si estuviéramos pasando por un periodo de hastío del que no podemos recuperarnos.
-Y me tenéis a mí-añadió Bey, y Alec se echó a reír.
-Ah, ya lo pillo. La señora está picada porque no me he puesto en plan Mejor Amigo Celoso o Posesivo porque está completamente despendolada en Oxford, y ha decidido que si no me vuelvo loco por ella, tampoco puedo hacerlo por mi novia, a la que llevaba dos meses sin poder follarme a gusto, ¿verdad?
-Has sido tú el que ha decidido venir para el cumpleaños de Tommy-contestó Bey-. Si quisieras tirarte a Sabrae en paz, podrías haber venido un par de días antes de lo que lo has hecho y no tendría que haber ido a sacarte de tu puta casa. Claro que, entonces, no habríamos venido todos corriendo a verte como si fuéramos corderitos fieles reuniéndose con su pastor.
Alec le dedicó una sonrisa torcida, oscura. Era su Sonrisa de Fuckboy® más afinada, la que había esbozado mil veces, cuando sabía que tenía a la chica que se había propuesto seducir en el bote, precisamente donde él quería, y después de escucharle una decena de noes, por fin oiría un sí.
-No te tires el farol, Beyoncé. Nunca se te ha dado tan bien el póker. Los dos sabemos que podría gritar tu nombre desde Etiopía y tú irías corriendo a buscarme.
Bey se zafó de su mano y dio un paso hacia él.
-¿Y cuál es el problema?
Alec la miró de arriba abajo y luego me miró a mí.
-Que a Sabrae le gustan las chicas.