Espero que haber esperado por esta carta un par de días más de los que estábamos acostumbrados no te haga perder la cabeza, pues de lo contrario, cuando vuelvas seremos dos locos enamorados, en vez de una loca enamorada de ti.
Supongo que hay una parte de mí que es malvada, como tú siempre dices que yo soy cuando intento dejarte con las ganas (como si me fuera posible resistirme a ti), porque también creo que cuando te envío una carta y espero tu respuesta, tengo un poco de esa dulce espera en la que estoy segura que nos sumiremos un día. Y, tras lo que ha pasado esta última semana en la que he tenido la inmensa suerte de tenerte más tiempo del que me atrevería siquiera a soñar, la verdad es que tampoco quiero renunciar aún al último ápice de tu presencia que tengo aquí, conmigo, en mi habitación, y que es la carta que me mandaste en la que me decías que me esperarías en París. Sólo a ti se te ocurren reencuentros así de románticos, Whitelaw. ¿Cómo no voy a estar patéticamente obsesionada contigo como lo estoy?
Creerías que no tengo mucho que contarte después de cómo nos hemos puesto al día, pero, ¡ajá! La verdad es que no te haces ni idea de lo que ha pasado desde que nos despedimos en el aeropuerto (que, por cierto, si todas nuestras despedidas van a tener una visita exprés a algún baño público, yo no me quejo; igual deberíamos atrasar un poco eso de irnos a vivir juntos, no sé si me entiendes 😉); suerte que abriste la veda enviándome la primera carta y ahora no tengo que dedicarme a gritarle al vacío con la esperanza de que tú me oyeras por arte de magia y la fuerza de nuestro amor.
Tras sincerarme contigo y darme cuenta de que no puedo renunciar a mis padres sin luchar por ellos, y admitirme a mí misma que los echo de menos y que me gustaría que las cosas fueran como antes, les he pedido ir a terapia. Y debo decir que está yendo genial. No voy a mentirte y decirte que las sesiones son un camino de rosas, ya que tú mejor que nadie sabe lo doloroso que puede llegar a ser una sesión en la que de verdad hagas progresos. Por eso, precisamente, creo que entenderás lo ilusionada que me siento al ver que las cosas tienen arreglo. Sí, supondrán tiempo y esfuerzo, pero tanto mis padres como yo parecemos en sintonía y queremos lo mismo, que es que todo vuelva a ser como antes. Gracias a Fiorella (la mejor psicóloga del mundo, si me preguntas; fastídiate de que sea la mía y no la tuya 😋) hemos sido capaces de dejar de discutir y empezar a debatir. Mamá y papá están volviendo a escucharme, Al. Eso es maravilloso.
Creo, de corazón, que podremos hacer borrón y cuenta nueva sobre lo de los últimos meses. Por supuesto, sé quién ha estado ahí para mí siempre, así que sé que encontrarás un placer perverso en que me cueste más perdonarles por cómo te han convertido en el malo de la película que por todo lo demás. Quién nos iba a decir que estaríamos así hace un año, ¿eh? Míranos. Ay, pobrecita de mí. Vaya la forma en que me has engañado. Enhorabuena, tío. Estoy oficialmente Coladita Hasta Las Trancas™. Como esto fuera una apuesta con tus amigotes, te juro por Dios que te voy a matar. Y no será una muerte lenta.
Claro que, con lo que te gusta enfadarme, seguro que te ríes mientras yo te torturo, porque así de chalado estás. De verdad, cada vez que pienso en cómo me tienes comiendo de tu mano, me enfado un montón conmigo misma por lo poco que me importa lo que piensen los demás de que estemos en esta situación. Menos mal que por lo menos follas bien.
Hablando de follar… dime que no te importa que me convierta en un rollito de canela con tus sábanas y me encoja hasta hacerme una bolita en tu cama, porque cada vez que pienso en la cuenta atrás que hemos puesto en marcha de nuevo cuando te subiste al avión, me entran ganas de llorar. (No te digo esto para que te sientas mal o para que te subas al primer avión de vuelta que haya –a no ser que funcionase, entonces SÍ que te lo digo en serio-; sino para que te carcoma la culpa y no puedas dormir en cinco días.) Sé que llegará un día en el que releeremos estas cartas acurrucados uno al lado del otro y nos reiremos de mi dramatismo, pero es que… después de estos días juntos, creo que la separación va a ser todavía más dura. Y más aún sabiendo lo mucho que tardaré en volver a verte, sol, así que cualquier pedacito de ti que pueda recuperar será como un tesoro.
Aun así, sé que hemos hecho lo correcto y que aprovecharemos al máximo estos meses en los que tendremos oportunidades de crecer y reconciliarnos con la soledad antes de volver a ser nosotros. O al menos eso es lo que me dice mi cabeza: que la distancia nos vendrá bien y que hay cosas que tenemos que sanar a solas (o más bien, yo, la relación con mis padres; ya sabes lo protectora que me pongo cuando se trata de ti), que tú vas a disfrutar muchísimo en Etiopía y que no tengo ningún derecho a arrebatarte algo por lo que llevas esperando tanto tiempo. Eso le supone un consuelo a mi corazón.
(No, pero… ahora en serio. Necesito una autorización firmada por ti, o algo así, de que me dejas acaparar tu cama; creo que con decirte que Mimi tiene tus genes ya entenderás que es terca como una mula y va a intentar avasallarme. Así que… mándame algo, porfis. Con pinta de contrato, si tienes a bien ♡)
En cuanto a cómo va todo con los demás… de momento, no hay novedades. Jordan sigue matándose en el gimnasio, Bey matándose a estudiar, Tam matándose a ensayar, y Karlie, matándose a ser fabulosa. Scott y Tommy son unos matados, sin más. Eleanor me ha comentado que le han reservado el estudio para ir escogiendo demos para su primer disco en los huecos que tengan en la gira, y quiere que Mimi y yo la acompañemos en las sesiones para ayudarla a decidir, así que tendré otra cosa con la que entretenerme. Quizá me lleve también a Shasha, que se hace la enfurruñada por lo poco que has pasado por casa (como si el ambiente no fuera todavía raro; en fin, tampoco es que pueda culparla por su obsesión contigo, dado que, para mi desgracia, soy la Presidenta de tu Club de Fans).
Annie y Dylan te mandarían besos si les preguntara que dijeran algo a esta carta, y tu abuela… bueno, a pesar de ir de chica dura, la verdad es que la noto un poco más apagada sabiendo lo que tardará en verte. Está achuchando a Trufas de una forma que resulta hasta peligrosa (¿te he hecho sentir mal ya, y vas a reservar el avión por fin?).
Voy a ir despidiéndome, mi amor. Por mí te escribiría mil cartas, pero me imagino que estarás cansado de ir de acá para allá salvando decenas de animalitos y construyendo tantas casas que termines haciendo un mini resort en una reserva natural. Tranquilo; no dejaré que mi madre, la mejor abogada medioambiental del país y una de las siete mejores de Europa, te lleve a juicio y te deje en la ruina. De hecho, la fase 2 de mi plan de reconciliación y de que todo vuelva a la normalidad pasa por volver a poner en marcha el tema de tu demanda a Amazon
Sin otro particular, me despido cor… COÑA. ¿TE IMAGINAS QUE ME DESPIDO “CORDIALMENTE” DESPUÉS DE DEJAR QUE ME HAGAS UNA COLONOSCOPIA CON TU POLLA?
Te quiero muchísimo, muchísimo, MUCHÍSIMO, mi amor, mi sol, mi cielo y mis estrellas, y no podría estar más agradecida de que estés en mi vida. Espero que te lo pases muy bien, que disfrutes mucho y que te sientas genial.
Siempre tuya, cual helado de maracuyá,
Tu esposita que te ama, como un perezoso a su cama,
Saab ❤