¡Hola, flor! ᵔᵕᵔ
Me paso por aquí para darte otra noticia con el nuevo año y el nuevo cap.
Seguramente recuerdes que en el último cap de 2024 dije que tenía planeado
subir cada quince días, de momento, y luego, previsiblemente, pasaría a hacer
capítulos mensuales. Bueno, pues ese momento ha llegado antes de lo que
creíamos. Tras hablar con mi preparador el 7 de enero (es decir, después de
subir el primer cap de este año), me ha establecido un plan de estudio incluso
más estricto de lo que yo pensaba que iba a tenerlo, así que voy a tener mucho
menos tiempo para descansar, y debo aprovecharlo al máximo. Es por eso que de
momento subiré capítulo los días 23, o
en días especiales y muy señalados, como es el cumple de Alec, el 5 de marzo.
Gracias por tu paciencia, ¡espero que sigas ahí aunque yo me asome un poco menos por tu pantalla! Y ahora, ya sí, disfruta del cap ❤
Gracias por tu paciencia, ¡espero que sigas ahí aunque yo me asome un poco menos por tu pantalla! Y ahora, ya sí, disfruta del cap ❤
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Salvo que…
No me permití terminar esa línea de pensamiento que parecía querer seguir mi mente ahora que la cara de Sabrae empezaba a formárseme en la cabeza. Lo único que podría hacer que Scott vendiera a alguien de su banda, a quien consideraba su segunda (bueno, tercera familia) era, precisamente, su familia real.
Sabrae no podía estar mal. Tenía que estarlo. Esto tenía que ser parte de algún jodido complot del cerebro maligno de Sherezade. Puede que mi querida suegra hubiera maquinado algo que a los demás se nos escaparía incluso si nos sentáramos a intentar reflexionar un año entero.
Así que le di al botón de reproducir, ignorando deliberadamente a Mbatha, que se había quedado de pie a mi lado como si el morbo de la situación le pudiera más que la educación. Al menos Valeria se había marchado; no me apetecía escuchar ningún comentario socarrón y creído suyo precisamente ahora que todo el mundo de mis amigos estaba desmoronándose y yo estaba a miles de kilómetros de distancia, incapaz de hacer nada.
El triángulo blanco del vídeo que Diana había colgado en Instagram (y que acumulaba una cantidad salvaje de comentarios y compartidos; una que yo no había visto en mi vida, y quiero recordarte que me follo a la hija mayor de Zayn y Sherezade Malik, con aproximadamente un trillón de seguidores entre los dos), se convirtió en anillo blanco incompleto que giró sobre sí mismo unos segundos angustiosos en los que la única información extra que pude recopilar fue el extracto del pie de foto que había puesto Diana.
dianastyles lamento mucho todo esto y entenderé si no me perdonáis lo mucho que os he decepcionado, pero tenía que sacármelo de dentro; no puedo…
La Diana del vídeo empezó a moverse y yo clavé la mirada en ella. Estaba inclinada sobre la cámara, sentada a lo indio al mismo nivel que la cámara. Diana se echó hacia atrás con los dedos extendidos, examinando el lugar en el que había puesto el móvil, que por fuerza tenía que ser con lo que había grabado esto. Se relamió los labios, se apartó el pelo de un rubio que rivalizaba con el sol tras las orejas y tomó aire.
Me fijé en que estaba temblando ligeramente, y me pregunté si sería por el mono. Y después me pregunté si me había fijado en que temblaba porque la conocía bien, o porque era evidente. Y, si era evidente, cuánta gente más se había dado cuenta de ese detalle.
No quería mirar las estadísticas del vídeo. Estaba seguro de que aparecería entre el resumen de las publicaciones más visitadas y comentadas del año en Instagram, si no coronada como la que más. Me alegré brevemente de no estar en Inglaterra para verlo, y luego sentí rabia a pensar que todos mis amigos iban a pasar por esa mierda sin mí.
-Hola-Diana esbozó una sonrisa débil y triste que no le subió a los ojos; no así la vergüenza que la acompañó cuando juntó las manos y empezó a frotárselas con nerviosismo. A pesar de que parecía que había tratado de prepararse un poco para ese momento (las puntas húmedas de su pelo me hacían sospechar que acababa de ducharse), su aspecto no estaba ni por asomo cerca de lo radiante que había estado con anterioridad. Era como si el mono la estuviera comiendo por dentro, arrebatándole esa belleza de la que tan orgullosa se sentía a marchas forzadas, como si quisiera hacerle creer que le debía todo a las drogas. Tenía unas ojeras que había intentado disimular un poco con corrector, pero que incluso a pesar del maquillaje estaban ahí. Y tal vez fuera la iluminación del lugar en el que se encontraba, o por lo blanquísimas que estaban las sábanas en las que tenía enredados los pies, o el armario de la pared de la buhardilla en que la habían alojado Louis y Eri cuando sus padres les pidieron que la acogieran, pero… juraría que estaba un poco… amarillenta.
Diana carraspeó y yo volví a clavar los ojos en los suyos. Había una tristeza infinita en ellos, y se me encogió el corazón al pensar que Tommy había tenido que ver cómo el brillo en su mirada se iba apagando día tras día, poco a poco, tan sutilmente que sólo él podía darse cuenta del progreso. Diana parecía estar cargándose más y más kilos sobre los hombros a cada minuto que pasaba a pesar de que su alma ya no daba más de sí.
-Bueno, como sabéis, estos días han sido… intensos-tragó saliva, tomó aire y lo soltó despacio por la boca, intentando tranquilizarse-. Sabemos que hemos decepcionado a mucha gente y la ilusión y confianza que teníais depositada en nosotros, y siento mucho todo lo que ha pasado y haberos fallado… pero…-tragó saliva de nuevo y bajó la mirada. Se puso a juguetear con un hilo suelto de la sábana unos segundos. Finalmente, levantó de nuevo la vista-. La verdad es que no sé muy bien cómo hacer esto. Nunca me he visto en una situación así.
Mbatha cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, yo recordé de repente que estaba ahí cuando vi que a Diana se le ponían rojos los ojos, levanté la vista y la fulminé con la mirada. Mbatha dio un paso atrás, farfulló algo de que tenía no sé qué que hacer, y salió pitando. Bueno, al menos yo no había perdido mi Toque Especial De Boxeador Pro™, como decía Logan, y todavía podía acojonar a la gente con sólo mirarla. Normalmente había usado esa mirada con los tíos que se ponían babosos con mis amigas cuando estábamos de fiesta, pero resultaba reconfortante ver que funcionaba con los dos sexos y, sobre todo, que después de tantos años todavía seguía teniendo el mismo efecto.
Quién sabe si iba a necesitarla los próximos días. Quién sabe si, después de todo, al final yo terminaba renunciando al voluntariado no por Sabrae, sino por Diana. Eso sí que sería un plot twist, ¿eh?
-Siento mucho si esto resulta muy inconexo y no tiene sentido, pero…-Diana entrelazó los dedos de las manos y las giró un momento frente a ella antes de soltarse a sí misma de nuevo-, bueno, es porque tengo mucho que decir y me resulta complicado. Y porque sé que no es fácil. Hay muchos intereses implicados y…-suspiró, sorbió por la nariz y negó con la cabeza-. Me imagino que una buena manera de empezar es pidiendo perdón. Debo muchas disculpas, y la primera y principal persona a la que debo pedirle perdón es a Scott.
Mi estómago decidió que ése era buen momento para ponerse a hacer puenting, porque me salió disparado hacia abajo. ¿Eh? ¿Qué coño tenía que ver Scott en todo esto? Si Diana estaba a punto de hacer lo que creo que estaba a punto de hacer, confesar sus problemas de adicción ante el mundo entero, Scott no se vería perjudicado en lo más mínimo. No tendría que cargar con un peso que no le correspondía, a pesar de que él sí pudiera llevarlo y Diana no.
Anclé los codos en la mesa y apoyé la boca en las manos entrelazadas, sintiendo mi respiración en los nudillos.