miércoles, 19 de julio de 2017

¡Eres Tommy Tomlinson!

Scott.

Alá. Si estás ahí… mátame ya.
               Me dolía todo el cuerpo, literal y absolutamente todo el cuerpo. La cabeza me daba vueltas y estaba bastante seguro de que me encontraría mejor si me hubiera despertado dentro de un ataúd enterrado en el que ya apenas quedara oxígeno. Las mantas me oprimían, me impedían respirar, pero ahora estaba en un planeta y ambiente hostiles. No podía sacar la cabeza de debajo de la manta, o la infinidad de soles que brillaban en el cielo (era imposible que fueran menos de 10) me desintegrarían los párpados y me achicharrarían el cerebro.
               Conseguí revolverme, moverme como pude para ponerme de costado. Estiré un brazo que pesaba tres veces lo que solía y toqueteé la pared, insultantemente fría. Ni siquiera recordaba haber vuelto a casa; de lo último que me acordaba era de ver a Sabrae marcharse con alguien, en una nube de confusión… en un momento dado había visto y estado con Eleanor… nos habíamos besado salvajemente, creo que incluso me había empalmado con el contacto de su lengua…
               Joder, ¿cuánto hacía de eso? ¿Segundos? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Milenios? Me sentía como si me acabaran de pasar por encima con una apisonadora, como si me hubieran tirado de un 7º piso y luego se hubieran dedicado a bailar sobre mi cadáver espachurrado.
               Y había un ruido en la habitación. Algo más estridente incluso que los putos pájaros cantando, celebrando la luz asesina. Dios, qué ganas tenía de que se extinguieran.
               El ruido era como de un monstruo. Como un troll respirando una esencia putrefacta, sus papilas gustativas deshaciéndose en babas anticipando el banquete.
               Me di la vuelta como malamente pude. Contuve un gemido, toda una hazaña si teníamos en cuenta que me dolía cada mitocondria de mi desgraciado ser. Saqué la cabeza de debajo de la manta, la colgué del colchón, y abrí los ojos. La luz era cegadora, sí, pero no tanto en esta postura que sólo me fracturaría el cuello si la mantenía más de dos segundos.
               Y me encontré a Louis tirado en el sofá de mi habitación, con los pies encima del reposabrazos, fumándose un cigarro y jugando con su mechero, lanzándolo al aire y recogiéndolo y volviéndolo a lanzar. En ese momento, me cayó peor incluso que si hijo.
               -¿Louis?-gemí con una voz que no parecía la mía, sino la de un enfermo terminal de cáncer de garganta al que han tenido que extirparle medio cuello. Louis me miró y sonrió, recogió el mechero en el aire y cerró su tapa. Soltó una carcajada que reverberó en toda mi mente como un disparo en una catedral desierta.
               -¿Louis? ¿Louis?-cacareó. Me tapé la cabeza con la manta, su voz dolía demasiado-. Venga, S, ¿tanto tiempo ha pasado, que no me reconoces?
               -¿Qué?
               -Soy yo, tonto. Tommy-espetó, y yo saqué la cabeza de debajo de las mantas-. Llevabas durmiendo 20 años, tío, ¡ya podrías haber soñado un poco conmigo para poder reconocerme! Confundirme con mi padre-Louis/Tommy sacudió la cabeza y dio una calada de su cigarro-. Como si yo pudiera conseguir un Grammy, como él.
               -¡PAPÁ!-protestó Tommy, saliendo del armario (ya era hora de que admitiera que estaba enamorado de mí) y arrebatándole el mechero-. ¿Qué coño te dije? ¡Que lo engañaras para ver si se le freía el cerebro! Tenías que soltar la gilipollez del Grammy, ¿verdad? No podías mantener la boca cerradita.
               -¿Podéis dejar de gritar?-gemí. Louis se levantó y le puso una mano en el pecho, dejándole allí el mechero.
               -Me habría reconocido igual, Tommy-Louis le revolvió el pelo a su hijo y fue hacia la puerta-. Por los tatuajes.
               -O no, podrías haber intentado engañarlo. Decirle que me los había hecho porque… no sé, me gustaban.
               -Ni muerto te harías el tatuaje del gorrión gordo-respondió su padre. Tommy se quedó callado un momento.
               -Bueno, vale, pero, para ser sincero, ni siquiera sé por qué sigues aguantándolo tú.
               -Porque es demasiado grande para borrarlo, no se me ocurre qué tontería ponerme para taparlo, a tu madre le gusta, y era esto o una polla, porque al padre de este desgraciado-me imaginé que me señaló con el dedo- le gustaba hacer trampas a las cartas sólo para obligarme a hacerme tatuajes horribles.
               -¡Yo no hago trampas a las cartas, si no sabes jugar mejor que un crío de 4 años, no es mi culpa!-escuché a papá desde un mundo de distancia.
               -¡Dejad de gritar, estoy intentando ver una serie!
               -¡CALLAOS TODOS Y DEJAD DORMIR A SCOTT!-bramó mamá por encima del estruendo de la casa, que me hizo desear tener un tumor cerebral con metástasis por todo el cuerpo. Seguro que dolía menos, y así no tendría que hacer cola en el cine, porque a la gente le daba yuyu ver a alguien calvo por culpa de la quimio: era mejor que se muriera delante de ti en la cola de las palomitas, que lo hiciera detrás.
               Un tiranosaurio se acercó a mí con sus pies reverberando en toda mi habitación. Tommy me pasó una mano por la espalda y me dio una palmada en el culo.
               -Ojalá te hubiera asfixiado la primera noche que dormimos juntos-gemí. Escuché la sonrisa de mi mejor amigo cuando me contestó:
               -Yo también te quiero, Scott.

               Me di la vuelta y me atreví a asomarme a la manta. Lo estudié por encima del improvisado velo que era todo lo que llevaba puesto encima. Tommy supo ver que me moría de calor y que no podía verlo sin que me ardieran los ojos, así que cerró la persiana con cuidado, dejando sólo unas rendijas para permitir que la luz de los millones de soles entrara en su justa medida, y tiró de las mantas hasta dejarme sólo tapado con la sábana. Parpadeé, intentando acostumbrarme a ese moderado dolor que era la luz.
               -Buah, estoy jodidísimo.
               -Eso es Alá-dijo con la convicción del típico cristiano que le dice a un musulmán que su religión es la más atrasada del mundo, como si nuestras sagradas escrituras no pusieran a hombres y mujeres al mismo nivel, en lugar de hacer que una saliera de la costilla del otro-, que te castiga.
               -Oh, vete a la mierda, por favor.
               Tommy se sentó erguido, reflexionando. Sus pupilas se contrajeron mientras miraba al sol. Envidié cómo podía hacer eso y no estallaren llamas.
               -¿No se supone que los musulmanes no podéis beber?
               -Ni comer cerdo-informé-, pero bien que me haces tortilla de jamón.
               -No voy a ser yo quien te impida pecar, S.
               -Tampoco podemos follar antes de casarnos-sonreí, los ojos cerrados-, pero eso no me impide hacer que tu hermana grite y se retuerza cada noche que pasa conmigo.
               -Eleanor es de cosquilla fácil-replicó él-, no tiene mérito que consigas que grite y se retuerza cuando está contigo. Yo también lo hago. Incluso Dan y Astrid pueden conseguirlo.
               -Tampoco es que Alá vea bien que la gente se dé por culo-espeté, y mi voz tuvo un tono molesto que habría ocultado en circunstancias normales. ¿Por qué no se picaba y se largaba y me dejaba solo para morirme de una vez, en paz? Antes, mencionarle a Eleanor era suficiente como para que se pusiera como loco-. Así que, T, creo que es hora de que lo dejemos definitivamente.
               -¿No me vas a dejar hacértelo literalmente ni siquiera una vez?-se lamentó con voz chillona, pero me tuve que reír, porque algo en mi carga genética me obligaba a encontrar graciosa hasta la forma en que Tommy exhalaba.
               -Depende de lo que tardes-susurré, poniendo el culo en pompa mientras me arrastraba por el colchón, buscando una posición que no me hiciera sentir como si una manada de elefantes hubieran bailado claqué sobre mí.
               -Es que los preliminares son importantes, Scott. Tú más que nadie deberías saberlo.
               -Tommy-gemí, estirándome de nuevo. Casi pude ver cómo alzaba las cejas-. Te quiero, te adoro, joder, y sabes que dejaría que me pegaran un tiro por ti, pero ahora mismo es lo que siento con tu voz taladrándome el puto cerebro-expliqué, y le escuché soltar una risa entre dientes-. Necesito dormir-me atreví a asomar la cabeza por debajo de la sábana-. Lo entiendes, ¿verdad?
               -Tranqui, S. Lo entiendo-concedió.
               -Lo siento.
               -No pasa nada-respondió, levantándose y eliminando la presión que su cuerpo ejercía sobre el colchón, catapultándome así kilómetros hacia la estratosfera-, sólo había venido a asegurarme de que podías despertarte. Ya sabes-se encogió de hombros-, por si te estabas muriendo, y te apetecía desvelar la ubicación del tesoro que tienes enterrado en aquella minúscula isla del Pacífico. La X señala el lugar, ¿no?
               Me eché a reír, sufriendo por mis carcajadas y mi dolor de cabeza, pero es que T tenía cada cosa…
               -Dame un toque cuando te despiertes, quiero dar una vuelta por el barrio-se metió las manos en los bolsillos-. Quién sabe si nos van a despellejar vivos en el concurso y luego no vamos a poder salir a que nos dé el sol.
               Asentí con la cabeza, Tommy me arropó, me dio un beso en la cabeza y un par de palmaditas, como si fuera un cachorro que ha aprendido que no hay que hacerse pis en las alfombras, y se despidió de mí con un:
               -Descansa, rayito de sol.
               Estaba ya atravesando la 16ª nube cuando T llegó a la puerta, y roncando sonoramente antes incluso de que terminara de cerrarla.
               En un suspiro, Godzilla se presentó en mi casa. Subió las escaleras haciendo todo el ruido que pudo, pataleando enfurecido, y abrió la puerta de mi habitación con una de sus garras.
               -Scott-dijo con la voz de la mujer que me había llevado en su interior durante nueve meses de su vida-. Tienes que comer algo-es curioso cómo un monstruo puede hablar en un tono así de comprensivo, amable, incluso afectuoso. Saqué una mano de debajo de la sábana y agité los dedos. Por favor, Godzilla, déjame dormir-. Scott, venga, arriba. No puedes estar metido en la cama todo el día. Tienes cosas que hacer.
               Bufé.
               -Scott-exigió Godzilla-mamá.
               -Está bien. Pero, por favor, no grites.
               Me incorporé como pude, me peleé con la sábana, finalmente me destapé y me pasé los siguientes dos minutos intentando enfocarla. Mamá se me quedó mirando hasta que finalmente yo pude verla también. Puso los ojos en blanco, alzó las manos, y se fue rumiando algo que sonaba muy parecido a:
               -Tres días pariéndolo, y mira cómo ha…
               Tenía frío. Me miré el pecho y descubrí que, o bien Tommy me había quitado los pantalones y la camisa y no me había puesto nada, o bien yo me lo había quitado durmiendo. Me incliné más por la primera opción, porque Tommy dormía con pijama (bueno, por lo menos con pantalones, ahora que ya no dormía solo) y sabía que yo no podía dormir si no tenía un poco de calor.
               El problema era que me había acostumbrado a dormir en calzoncillos con Eleanor, y ahora me asaba cada vez que me metía en la cama con algo más que unos bóxers.
               Eleanor. Me pregunté dónde estaría, si habríamos hecho algo. Odiaba emborracharme de una forma tan salvaje porque nunca recordaba lo que había hecho la noche anterior. Joder, una vez incluso me desperté en una cama que no conocía, con un dolor de cabeza increíble, sólo para descubrir que ni siquiera estaba en la misma manzana del hotel en el que me alojaba con mis amigos, el verano pasado en Chipre. Tommy se había vuelto loco buscándome, había removido cielo y tierra no por preocupación, sino porque sabía que “Sherezade le mataría si perdía a su único hijo varón en una diminuta isla en la que nada debe de poder perderse”. Alec le había acompañado porque le debía un condón; y Jordan y Max, porque no había pagado los chupitos que les debía.
               Ten amigos para esto: para que le tengan miedo a tu madre, para que te pidan condones o te recuerden sus deudas.
               Me puse las primeras prendas que encontré y, después de pensármelo un momento, también unas gafas de sol negras, de las que usaba para ir a la playa. Me aferré a las paredes y me arrastré por mi casa en dirección a la cocina con la sensación de que en cualquier momento vomitaría hasta mi primera papilla, y que el mundo se daría la vuelta y yo me caería contra el techo. Con un poco de suerte, me rompería la crisma.
               Duna abrió la boca y los ojos como platos cuando aparecí como un alma en pena en el comedor. Oh, genial, íbamos a comer en el comedor. Conté a los presentes: mamá, ya sentada y sirviéndole agua a la más pequeña, Shasha cogiendo un trozo de pan, papá trayendo la comida…
               Faltaba una.
               ¿Dónde estaba la mayor?
               -¿Sabrae?-pude preguntar con voz ronca, dolorida. Papá se aguantó una risa. Mamá me miró por encima de sus pestañas y su ceño fruncido.
               -En casa de Alec. Se queda a comer.
               -Come en casa de sus suegros, pero no son novios, sólo follamigos-se rió Shasha. Mamá le lanzó una mirada envenenada y pronunció su nombre.
               -¿Qué son follamigos?-preguntó Duna.
               -Amigos que follan-explicó papá. Duna abrió aún más los ojos.
               -¡¿Sabrae y Alec están intentando tener bebés?! ¡Pero si no tienen trabajo estable!
               -Puedes follar sin querer tener bebés-añadió papá. Duna estaba escandalizada, ni siquiera me pasó la cestita con el pan cuando me senté al lado de ella.
               -¡Cómo es eso posible!
               -Cuando seas mayor te lo explicaremos.
               -Ya soy…
               -Buf-bramé, más alto de lo normal, porque aquella conversación estaba acabando conmigo y revolviendo hasta la última fibra de mi ser. Duna me puso una mano en el brazo, como intentando transmitirme fuerza. Ahora papá sí que se rió.
               -Cómo me alegro de que esa etapa de mi vida en la que estás tú ahora haya terminado, hijo.
               -Sí, porque sería vergonzoso que vinieras así de borracho a casa y que tus hijas te vieran de esa guisa-espetó mamá, lacerante.
               -Como si me fueras a abrir la puerta.
               Mamá arrugó la nariz.
               -Eres un hombre con una carrera universitaria, Zayn, estoy segura de que en el transcurso de la semana se te ocurriría entrar por el garaje.
               Shasha se echó a reír escandalosamente. Le habría dicho que se callara de no saber que eso despertaría a la bestia, de modo que me quedé calladito, que estaba más guapo, me comí las verduras y me lavé los dientes.
               Y poté.
               Dos veces.
               Bueno, tres. La tercera casi no llego al baño. Después de lavarme los dientes por cuarta vez ese mismo día, me encontré a mamá cruzada de brazos en la puerta del baño, esperando para echarme la bronca del siglo.
               -No me riñas ahora-le pedí-. Me estoy muriendo.
               Mamá parpadeó muy despacio.
               -Eres el mayor-me recordó, sabedora de que ni un millón de gritos podrían equipararse a lo que esa frase, corta pero cargada de significado, despertaba en mí-. ¿Te parece que estás dándoles un buen ejemplo a tus hermanas?
               No es mi trabajo educarlas, es el tuyo ladró una voz dentro de mi cerebro, pero gracias a Dios, tenía la boca tan pastosa que no pude soltar semejante contestación.
               -Seguro que así se les pasan las ganas-dije después de un rato. Mamá puso los brazos en jarras, suspiró y negó con la cabeza.
               -Te traeré una aspirina.
               Tirado en la cama a esperar a que la pastilla hiciera efecto, me puse a ver vídeos de perritos con música de piano de fondo en YouTube. Me reí como si fuera retrasado de un vídeo recopilatorio de perros que no sabían subir o bajar escaleras, le mandé el enlace a Tommy y silencié el teléfono cuando él me contestó, reventándome los tímpanos con el pitido tan agudo de las notificaciones de los mensajes.
               Me preguntó si ya tenía lista la mochila, le contesté que no sabía qué iba a llevar, que pensaba hacerlo de tarde. Me dijo que íbamos a salir con los chicos de tarde, y yo contesté que si era retrasado, aceptando planes en mi nombre.
               -Llevo haciéndolo desde que se te estropeó la batería del móvil en 2º, ¿recuerdas?
               -Ojalá me dé un puto infarto fulminante y me quede seco en el sitio-tecleé. Tommy me contestó con un batallón de emoticonos que se morían de risa-. Eres retrasado-le dije al teléfono. No lo tecleé. Me causó la misma satisfacción decir eso en voz alta que enzarzarme en una pelea digital con Tommy.
               Y lo bueno de decirlo en voz alta es que no tengo que esforzarme en pensar contestaciones para Tommy. Bastantes energías iba a consumir revolviendo en mi armario en busca de mi camiseta favorita de la NASA, que estaba seguro de que Eleanor me había devuelto.
               Lo tenía todo más o menos escogido, pero ni de coña me iba a ir a ningún sitio sin mi puñetera camiseta de la suerte. Las veces que me la había puesto para pedir entradas para conciertos por internet, la página no se había colgado y habíamos conseguido sitios decentes (cuando no la llevaba puesta, la página se colgaba y Tommy y yo teníamos que llamar y repetir cuatro veces mínimo nuestro apellido para que nos dieran pases VIP, a ver si esto de ser “hijos de” no iba a tener ventajas); no pensaba arriesgarme a ir a ningún concurso y que nos echaran a la semana de entrar por culpa de que mi camiseta no aparecía.
               Así que me puse mis gafas de sol, me enfundé en mis vaqueros más holgados (parecía que estaba a punto de sacar mi primer mixtape) y mi sudadera más ancha y me dirigí a casa de Tommy. Fue él quien me abrió, gracias a dios. Como Diana hubiera sido la encargada de abrirme la puerta y se hubiera echado a reír, le habría metido tal patada que la habría enviado de vuelta a Nueva York en menos que cantaba un gallo.
               T me miró de arriba abajo, decidiendo si era buena idea o no pedirme que me marcara un freestyle.
               -Joder, S-sonrió, frotándose la cara-. ¿Hay resaca?
               -Joder, S, ¿hi risici?-le hice burla-. Dame mi puta camiseta de la NASA.
               -Dimi mi puti sudidiri di li nisi-se burló él.
               -Thomas-exigí.
               -Scott-respondió él-. Yo no la tengo.
               -Pues tu hermana-razoné.
               -Pues vete a pedírsela, y de paso échale un polvo. Pero tendrás que esperar: no está en casa.
               -No tengo yo el cuerpo para echar polvos-gruñí. T se hizo a un lado y me dejó entrar. Revolvimos en su habitación a petición mía, pero allí no había nada. Tommy bufó.
               -Espero que luego me ayudes a recoger esto.
               -Deja de llorar-protesté-. ¿Cuándo vuelve tu hermana?
               -¿Yo que sé? Se ha llevado a Diana, yo que tenía pensado aprovechar la tarde al máximo-se lamentó-. Iban con Mary y tu hermana; conociéndolas, no volverán hasta la hora de cenar.
               -Pues yo necesito esa puñetera camiseta.
               Tommy me miró un momento, sopesando las opciones.
               -Vamos a miraren su habitación. Pero nada de acercarnos al cajón de sus bragas.
               -¿Por qué íbamos a acercarnos al cajón de sus bragas?
               -Porque eres un puto pervertido que se folla a hermanas pequeñas, Scott-espetó Tommy. Yo le di una colleja y él me soltó una bofetada, medio en coña medio en serio.
               Entramos en la habitación de mi chica, abrimos el armario y sacamos y metimos cosas con cuidado. Varias veces Dan y Astrid se asomaron para ver qué hacíamos, ocupados yendo de un lado a otro por el pasillo.
               Nos tiramos en el suelo, sin nada de provecho que pudiéramos encontrar.
               -¿Por qué tiene tanta ropa?-protesté, como si no me gustara que ella me sorprendiera con un conjunto nuevo cada día, con una falda que yo le podía levantar o una blusa de escote pronunciado que hiciera que me pusiera a mil-. Le queda aún un año para dejar de usar uniforme.
               -Son tías-respondió Tommy-. Se maquillan para que parezca que no llevan maquillaje. ¿Tiene puto sentido algo de lo que hacen?
               -Voy a llamarla-anuncié, sacando el móvil del bolsillo del pantalón.
               -Sí que estás desesperado, sí-respondió él, acodándose hacia atrás y mirando el armario como si tuviera visión de rayos X.
               -Que no voy a echar un polvo hoy, Tommy, no seas pesado, joder.
               -Lo digo por la puta sudadera, Scott, coño. Todo el día pensando en lo mismo, estás enfermo.
               -¿Yo estoy enfermo? ¿Cuántas veces te tiraste a Diana ayer?
               -Dos. Y me la chupó una-anunció con altanería. Quise darle un bofetón, ¿era esto lo que sentía él cuando yo me ligaba a tres tías diferentes en un fin de semana, y él no se comía un rosco? Vaya mierda de vida le había hecho llevar al pobre.
               -S-saludó mi chica, y te prometo que se me pasó un poco de la resaca-. ¿Qué hay? ¿Ya se te ha pasado la borrachera?
               -Tengo una resaca horrible, nena, pero estoy bien.
               -Bueno, ya sabes cuál dicen que es la mejor cura para las migrañas, ¿no?-ronroneó, y escuché a alguien lanzar un “wuoh-wuoh” de celebración a ese atrevimiento. Sonreí mordiéndome el piercing, a pesar de todo, sintiendo su cuerpo la noche anterior a través de la neblina, la forma en que apreté su culo con mis manos y la pegué contra mí.
               -No sé si estoy para muchas curas de migrañas hoy, mi amor. ¿Tienes tú mi camiseta de la NASA? ¿La gris con el logo en…?
               -¡Sí! La he empaquetado, ¿por qué?
               -Quiero llevarla.
               Se oyó un silencio al otro lado de la línea.
               -Vaya, creí que era un regalo…
               -Venga, El. Vamos a estar juntos, no necesitas mi camiseta. Además, ya tienes mi chupa de cuero negra, ¿no?-se quedó callada-. Era mi favorita-la chantajeé. Podía renunciar a mi chupa de cuero (de hecho le quedaba a ella mejor que a mí, y me causaba un secreto placer imaginármela de acá para allá de noche, de fiesta en fiesta, rozando a tíos que nunca podrían tenerla porque llevaba puesto algo que me pertenecía a mí y sólo a mí)-. Amor, la chupa sí que te la regalé.
               -Pero no voy a tener frío durante el concurso. La camiseta, en cambio, puedo usarla.
               Me recosté contra la cama.
               -Te lo compensaré-coqueteé, y escuché la sonrisa que se escapó de entre sus labios. Tommy puso los ojos en blanco. Le di una patada.
               -Está bien-cedió-. ¿Haces algo esta noche?
               -No sé, Eleanor, ¿el agua moja? Para unos pocos días que nos quedan fuera, quizás debiéramos salir. Hacer algo, tú y yo.
               -¿Cómo qué?-quiso saber ella, y de repente tuve la certeza de que se había alejado de las chicas para poder tontear un poco.
               -Macramé-bufó Tommy. Le di una patada y le acerté en la boca. Punto para mí.
               -¿Qué ha sido eso?-preguntó mi chica, y me la imaginé con el ceño fruncido.
               -Tu hermano, que es gilipollas.
               Tommy me hizo un corte de manga, pero yo le ignoré.
               -¿Estás con él?
               -Estamos en tu habitación. Vinimos a buscar la camiseta. ¿Te molesta?
               -En absoluto. Espe… Dios, Mimi, tienes que probártelo. ¡Es precioso! Y a ti te queda muy bien el verde, por el pelo-silencio-. Con Scott. No se lo digas a las chicas-unas risas.
               -¿Qué pasa? ¿Ahora soy tu novio secreto?-me burlé.
               -Se supone que hoy es tarde de chicas, sin nada de chicos-explicó Eleanor.
               -Entonces te dejo, no vaya a ser que te riñan por ser heterosexual.
               Eleanor se echó a reír.
               -Te veo de noche.
               -No tengas prisa.
               -¿En volver a ti? Siempre, mi rey-respondió ella. Le dije adiós y me quedé mirando la pantalla del teléfono, en la que una Eleanor en dos dimensiones y en miniatura me miraba sonriendo con los ojos brillantes y el colgante del avión de papel que yo le había regalado pendiendo de su cuello.
               -Te puto odio-gruñó Tommy, y yo di un brinco y le miré.
               -¿Y eso?
               -Eres tan bueno con ella, que me haces sentir un capullo por cómo os intenté separar.
               -No lo sabías-le excusé, aunque bien podría haber coincidido en que sí que era un capullo y hacer que fuera Tommy quien se defendiera. Pero me apetecía ser yo quien le protegiera a él.
               -Sigo siendo un capullo.
               -No son noticias para mí.
               -Eres gilipollas, Scott-Tommy se echó a reír, mirándose las manos. Yo clavé los ojos en el armario de Eleanor, preguntándome qué cosas pensaba llevar y qué cosas echaría mucho de menos en su cuerpo. T miró en derredor, comprobando las fotos que Eleanor tenía desperdigadas por la habitación. Incluso había puesto una de Diana y ella, las dos juntas, agarrándose por la cintura en una salida a la que yo no había sido invitado.
               -¿Te acuerdas de Diana?-preguntó mi mejor amigo, probablemente mirando la misma foto que yo.
               -Sí, me acuerdo de Diana-respondí, porque decirle que probablemente en la vida se me fuera a olvidar cómo se le ceñía a los muslos la falda o cómo se le sugerían los pezones debajo de la camiseta plateada me parecía de mal gusto, estando en la habitación de su hermana que para colmo era mi novia.
               -Vaya suerte tenemos, ¿eh, hermano?-Tommy sonrió, con la típica sonrisa que en mi boca tenía un nombre, pero en la suya aún no.
               -¿Cuánta gente será desgraciada para que nosotros seamos tan afortunados?
               -Uf-se frotó la cara-. Mucha, Scott. Mucha.
               Cogí la bolsa en la que Eleanor había metido cuidadosamente la ropa, revolví hasta encontrar mi camiseta, la saqué, y me quedé con la prenda gris en una mano y la mochila en la otra. Me gustaba cómo olía, olía a ella, olía a despertarme los fines de semana que pasábamos juntos con su pelo en mi nariz y su cuerpo junto al mío, sus curvas al alcance de mis dedos, listas para que yo las trazara como un marinero traza las líneas de la costa tan ansiada en su carta de navegación.
               -Dios, me encantan las mujeres-señaló Tommy-. Mira lo que nos hacen. Pero si incluso has recuperado el color y todo, ¿no se te habrá pasado la resaca?-me dio un empujoncito en el hombro, y yo me reí. Sí que me sentía mejor, se me había quitado un poco de dolor de cabeza.
               Madre mía, Eleanor era pura magia. La de cosas que podía hacerme sin siquiera estar conmigo. Seguro que podría curarme el cáncer con sólo tocarme.
               -¿Te puedes creer lo increíble que es tu hermana?
               -Cuidado, S-sonrió Tommy-. No quieres que piense que la siguas al concurso a ella en lugar de a mí-chasqueó la lengua-. Llevo toda la vida convencido de que no vas a encontrar a una chica que te merezca ni la mitad de lo que tú te mereces ser feliz, y ahora resulta que lleva mi sangre.
               -Puede que sea cuestión de genes-bromeé, dándole un golpecito en el hombro. Tommy sonrió, siguió examinando la habitación.
               -Esto se siente como una despedida… como el fin de algo. De la familia-reflexionó-. ¿No crees?
               -Siempre supimos que terminaría pasando, T.
               -Ya, pero aun así… lo voy a echar de menos. Ser el hermano mayor y tener que dar ejemplo, ¿sabes?
               -Eh, que yo también voy al concurso, ¿recuerdas?-le piqué. Él puso los ojos en blanco-. Thomas, mírame.
               -Mm-hizo lo que le pedía, clavando los ojos en mí y parpadeando lo más rápidamente que pudo.
               -¿Quién es tu hermano favorito?
               -Dan-respondió sin dudar.
               -Cabrón-escupí entre dientes, riéndome.
               -¿Y el tuyo?
               -Shasha-contesté, tras un momento de saborear su anticipación.
               -Qué hijo de puta eres-T sacudió la cabeza-. Ella no se merece esto.
               -No-asentí-. Se merece más, las tres se merecen más, todos se merecen más.
               Un nuevo silencio, esta vez compartido por los dos, casi atesorado. Lo bueno de estar con Tommy era que ninguno de los dos sentía incomodidad cuando estábamos callados. A veces nos bastaba con estar cerca del otro para estar bien. No había que hablar cuando la conexión que tenías con alguien era tan fuerte.
               -¿Crees que quedaremos bien?-pregunté después de un momento, calculando cuántas camisetas necesitaría con el logo de la NASA para poder llegar a la final.
               -Te tenemos a ti-respondió él con sinceridad, desde lo más profundo de su corazón. En circunstancias normales y viniendo de otra persona, esa afirmación me habría puesto tenso y habría cargado el mundo sobre mis hombros.
               Pero, cuando era Tommy el que decía cosas así, yo me tranquilizaba. Su confianza ciega me haría volar.
               Le tendí un cigarro y él negó con la cabeza. Estaba encendiéndolo cuando Astrid volvió a pasar por enésima vez por delante de la puerta. Se detuvo un momento, como si tuviera intención de entrar, susurró un “ups” y salió corriendo antes de que le dijéramos nada. Aguzamos el oído y la oímos trastear en la habitación de Tommy.
               -¿Ash?-advirtió T. La niña se detuvo-. ¿No estarás en mi habitación sin mi permiso, no?
               -No-mintió la chiquilla, revolviendo más cajones.
               -Ash. No me mientas. Si me mientes, me disgustaré.
               Astrid corrió fuera de la habitación de Tommy, se plantó en la puerta y aseguró que no había estado en su habitación. Tenía las manos escondidas tras la espalda. Trotó a la habitación que compartía con su hermano antes de que el mayor de estos pudiera decir nada. Nos miramos un momento y nos levantamos a la vez, impulsados por un instinto tan ancestral como necesario. El mismo instinto que me había llevado hasta la cuna en la que descansaba Sabrae, esperando pacientemente a que yo la encontrara, el que había hecho que Tommy me entregara a Eleanor con cuidado cuando yo era un bebé, el que me despertaba por la noche cuando Shasha abría los ojos y se ponía a llorar por una pesadilla, el que me obligaba a abrirle la cama a Duna y meterla dentro cuando ella también tenía una pesadilla, el que hacía que Tommy no pudiera resistirse a contarles cuentos a sus hermanos cuando ellos se lo pedían, a que los arropara por las noches, les metiera las mantas bajo la almohada, como a ellos les gustaban, y no les quitara ojo de encima cuando era verano y jugaban cerca de la piscina, por si acaso se caían.
               Ese instinto de hermano mayor que tanto iba a echar de menos estando lejos de mi familia.
               -Vale, peques-Tommy se cruzó de brazos frente a la puerta, yo eché un vistazo por encima de los hombros de mi amigo. Dan y Astrid tenían la habitación hecha un desastre, con pinturas, pegamento y tijeras desperdigados por el suelo. Una fina capa blanquecina y muy volátil cubría toda la habitación, y la funda de una almohada de la que habían extraído las plumas estaba arrugada en un rincón-. ¿Qué os traéis entre manos?
               Ash miró con ojos suplicantes a Dan.
               -Estamos… haciendo un proyecto de artes-respondió el chiquillo. T frunció el ceño.
               -¿De artes? Yo doy artes, Eleanor da artes, pero vosotros no. Además, no os mandan proyectos para casa. ¿Qué estáis haciendo?
               Dan negó con la cabeza, Astrid se puso colorada y explicó entre tartamudeos:
               -Queremos animar a Diana.
               -Sí, porque está triste porque le han quitado las alas, porque las suyas no se ven, ¿sabes?-añadió Dan. Astrid asintió con la cabeza.
               -Sí, pero mamá está enfadada con nosotros porque hemos roto una almohada, pero, ¡Tommy!-gimoteó la niña-. ¡Era necesario, para ponerle plumas!
               Tommy se los quedó mirando.
               -Sois unos genios-dijo después de un momento de reflexión-. Pero, ¿cómo vais…?
               -Tenemos cartón. Ahora vamos a cortarlo, y…
               -Ah, no, ni de coña. ¿Qué os tienen dicho papá y mamá de usar tijeras solos? Traed, yo os las cortaré. ¿Nos echas una mano, Scott?
               -En realidad-di una patada al suelo-, tengo que ir a terminar la maleta.
               -Guay-asintió T-.Nos vemos de tarde, entonces.
               -Y ahora, si nos disculpas-Astrid se acercó a mí y empezó a empujarme por la cintura-, Tommy tiene mucho trabajo que hacer. Vamos a hacer las alas en 3D.
               -¡Pero mira que eres tonta!-protestó Dan-. ¿Cómo vamos a hacer las alas en 3D, si sólo las pelis pueden ser en 3D?
               Empezaron a pelearse y vi en esa riña la oportunidad de oro para dejar a Tommy tirado en el suelo recortando como si tuviera dos años con unas tijeras de cocodrilo y regresar a casa. Tanto alboroto infantil me levantó dolor de cabeza, me vendría bien echarme un rato antes de terminar la mochila y aguantar los lloriqueos de mi madre porque su bebecito mayor por fin era lo suficientemente adulto como para irse de casa.
               Tiré las gafas de sol en el platillo con las llaves del hall, mintiéndome a mí mismo pensando que recordaría que estaban allí, y subí las escaleras al trote. No me iba a acordar, pero, ¿acaso importaba? Tampoco es que fueran a permitirme que me pusiera las gafas para evitar que los focos me deslumbrasen. Asentí en dirección a papá, que garabateaba en una libreta con Duna tirada en el suelo aporreando unas muñecas contra la mesa y subí las escaleras de dos en dos, acuciado por la llamada de mi cama, cada vez más ruidosa a medida que salvaba la distancia que nos separaba.
               El único inconveniente es que mi cama ya estaba ocupada. ¿Por quién? Misterios de la naturaleza.
               La puerta estaba entreabierta, de manera que la chica que estaba allí dentro debería haberme escuchado llegar mucho más claramente que si hubiera estado cerrada. Pero no podía, pues tenía la cara hundida en mi almohada. Me quedé quieto un instante, paralizado por la sorpresa, y Shasha dio un brinco, se puso colorada bajo su piel del mismo tono descafeinado que el mío.
               Soltó la almohada como si quemara, lanzándola al pie de la cama y alisando la manta a su alrededor. Se frotó la cara como pudo, a toda velocidad, y me miró con el desafío en la mirada.
               -¿Qué?-la mejor defensa era un buen ataque, decían, y yo estaba lo suficientemente descolocado como para no entablar conversación.
               Pero llevaba toda la vida interpretando el papel de hermano mayor, era normal la sensación de que algo se terminaba cuando estás a punto de irte de casa y dejar atrás a tus hermanas, a quienes puedes leer como un libro abierto. Y, tras la fachada chula y dura de Shasha, se escondía un torbellino de emociones que no me costó identificar: mi hermana mediana era el mejor reflejo de lo que se desataba en mi interior.
               -¿Qué haces en mi habitación?-pregunté, un poco incómodo, porque no sabía muy bien cómo llevar la situación, y no me molaba echarme a llorar delante de mis hermanas. Se suponía que yo tenía que consolarlas a ellas, que para algo era un chico y encima era el mayor.
               -En la mía no iba el wifi, y no me cargaba el dorama de hoy.
               -¿Estabas oliendo mi almohada?-dije en tono estupefacto. Shasha se puso más roja aún, miró la almohada un momento, como quien mira a un animal particularmente feo que ha intentado robarle su bocadillo, un lagarto o una paloma o algo así. Vi cómo se debatía entre dos opciones, a cual peor que la anterior.
               Mentirme, salir de mi habitación y dejarme hecho mierda, porque con el poco tiempo que me quedaba con mis niñas, no estaba para desperdiciarlo tirado en la cama yo solo.
               O decirme la verdad, confesar que me echaría de menos y echarnos a llorar los dos.
               -Es que me gusta tu colonia-sentenció por fin, y me pregunté si estaba mintiendo, diciéndome la verdad, o ninguna de las anteriores-. ¿Cuál es? Quiero comprarme ese bote para mí.
               -Es de tío-fue todo lo que conseguí decir, como si mi madre no se hubiera pasado la vida inculcándome que rosa=chica, azul=chico era la mayor gilipollez con la que había topado la raza humana.
               -Sabes que mamá me dejaría llevarla-me recordó Shasha, el ceño un poco fruncido. Di un paso hacia ella.
               -Shash.
               -¿Qué?-bufó, mirándome por entre los mechones de pelo que se le caían por la cara, como una cortina que la protegiera del sol. Fue entonces cuando caí en que llevaba puesta mi sudadera roja de Deadpool, cuando estaba seguro de que la había metido la primera en la bolsa, justo antes de darme cuenta de que me faltaba mi camiseta favorita.
               Si llevaba la sudadera de Deadpool y la camiseta de la NASA, me sentía poco menos que indestructible.
               Me acerqué a ella y ella me miró con desconfianza… porque sabía que estaba echándole un vistazo a su alma. Tenía los ojos de papá. Pensé por un momento que ella tenía lo único que yo no tenía de papá, que juntos podríamos ser la copia perfecta e indistinguible del hombre que nos había dado nuestra vida y nuestro apellido.
               Que juntos, estábamos completos.
               -Shash-susurré, tomándola de la mandíbula y haciendo que me mirara-, ¿la quieres porque huele bien… o la quieres porque es la mía?
               Y Shasha Malik, la hermana que yo siempre pensé que me odiaba y que preferiría que no hubiera nacido, la que siempre me chillaba que le dejara tranquila, se echó a llorar y se abrazó a mí con fuerza.
               Cerré los ojos, inhalando el aroma de su pelo, hundiendo la nariz en su cuello y acariciándole cabeza y espalda. Tiré de ella para ponerla en posición fetal contra mi pecho, con las piernas sobre las mías, como si fuera un bebé.
               Creía que nos habíamos distanciado tanto, que sólo yo podía verla en la bruma del ocaso, que ya no le importaba y no era más que un faro que la avisaba de que allí estaba la costa.
               Qué distinta era de Sabrae, y de Duna, cómo podían ser todas tan diferentes unas de otras y a la vez tan parecidas; ¿cómo podía oler Sabrae a manzana, Duna a golosinas, y Shasha a bizcocho de limón recién hecho? ¿Cómo podían sonar igual las tres llorando en mi hombro?
               ¿Cómo desprendían la misma calidez sus cuerpecitos cuando se abrazaban a mí? ¿Cómo eran capaces de despertar exactamente esa misma sensación, la misma respuesta, ese “lo haría todo por ti sin dudarlo” sin el más mínimo esfuerzo?
               -No quiero que te vayas, Scott-gimió en mi pecho, mojándome la camiseta como si me fuera a importar algo. No podía darme más igual.
               -Eh, eh, vamos. Que me vas a ver más por la tele que en casa-bromeé, y ella se echó a reír. Eres tonto, me dijo. Le di un beso en la cabeza-. No va a ser para tanto.
               -Pero ya no vas a estar en casa-se lamentó-. No quiero que dejes de dejarte los pelos de tu estúpida barba después de ducharte en el lavamanos, ni dejar de tener que pelearme por el mando de la tele, ni que no pongas los videojuegos tan altos que yo no pueda escuchar mis series ni con cascos…-gimió, abrazándose a mí-. No quiero que te vayas, Scott. Necesitamos más chicos en casa-susurró. Yo me eché a reír.
               -Os encanta ser todo chicas contra mí.
               -Sí, pero si tú te vas, ya no tiene gracia.
               -Puedo decirle a papá que se deje la barba en el lavamanos después de afeitarse-le di un beso en el pelo-, puedo decirle a Duna que ahora son de ella mis privilegios del mando de la tele, puedo hacer que Sabrae ponga la música a tope y así no puedas escuchar tus series. Y no me habré ido del todo.
               -Pero no serían tus pelos, ni me pelearía contigo, ni sería la tonta música de tus videojuegos.
               -Ya se nos ocurrirá algo, mi niña-le dije, apartándole un mechón de pelo de la cara y acariciándole el cuello-. No me llores más. Te pones más fea.
               Shasha se rió por entre su cortina de lágrimas.
               -¿Vas a volver?
               -Claro que sí, Shash. No me van a matar, al menos que yo sepa.
               -No, tonto-se frotó la cara-. Me refiero a que si vas a volver a vivir con nosotros después de esto.
               Me quedé helado. Ni siquiera había pensado en lo que pasaría después del concurso. Si quedábamos mal, volveríamos a casa sin pena ni gloria. Pero, si quedábamos bien… si quedábamos bien nos esperaba una gira, un disco, probablemente otra gira con ese disco, promocionando primero y con conciertos después… puede que incluso la promoción fuera internacional, puede que los conciertos fueran internacionales…
               Joder, quizá no volviera a casa en un año.
               Quizá no volviera a casa hasta tener 19.
               Quizá directamente no volviera a casa más que de visita.
               -No sé, Shash-admití. No podía mentirle, no así-. No sé qué voy a hacer mañana, ya no digamos en unos meses-dije, para quitarle hierro al asunto.
               Shasha se quedó callada, dejando que la acunara entre mis brazos, como si aún fuera un bebé.
               -Joder, pero si incluso echaré de menos ese estúpido piercing que llevas.
               -¿Qué piercing? ¿Este piercing?-me lo señalé, como si tuviera otro, y, antes de que pudiera ver lo que pretendía hacer, la agarré y pegué su cara a la mía, y empecé a pasarle la lengua por medio rostro, rozando sus mejillas con el piercing, la nariz, los ojos. Shasha se puso a chillar, me golpeó para que la soltara pero yo no lo hice, hasta que finalmente se rió.
               -¡Eres un asqueroso!-gritó, limpiándose mis babas de la cara con la manga de la sudadera que, ahora, tendría que echar a lavar.
               -Para que no me eches de menos durante estos meses.
               Shasha me miró, alzó las cejas.
               -No estarás mucho tiempo-aseguró. Yo alcé las cejas.
               -O sea, que este dramatismo viene porque voy a estar fuera de casa… ¿una semana?-me reí-. Prueba otra vez, cría. Sabes que no voy a bajar del segundo puesto.
               Que llegara al primero todavía estaba por ver, dependiendo de cómo lo hiciera Eleanor y de lo distraída que se encontrara dentro de aquellas paredes. Nosotros tendríamos carisma y un pasado legendario, pero Eleanor tenía talento y un futuro prometedor.
               -Tengo hackeadas sus redes, Scott-me soltó como quien te habla del tiempo-, si yo quiero, puedo hacer que os manden a casa antes incluso del primer programa.
               Me quedé helado, mirándola. Habló con una serenidad que me hizo sentir que, por un momento, los papeles estaban cambiados, que era ella la hermana mayor, y yo el pequeño.
               -No puede ser.
               -Por favor, la seguridad daba risa-sacudió la mano-. Tengo acceso incluso a las cámaras del interior de Buckingham Palace, ¿crees que no iba a poder con un sistema de 8 bits con accesos binarios cifrados con una contraseña alfanumérica? Hasta tu móvil es más complicado que eso-señaló mi bolsillo-. Y lo de Buckingham Palace, bueno, fue bastante decepcionante también. Un poco más complicado, pero decepcionante. Pensé que el rey pondría más cuidado en proteger las imágenes de su amante. ¿Quieres verla?-soltó de repente, mirándome.
               -¿Qué?-acerté a decir. Toda la conversación se me estaba haciendo cuesta arriba de repente.
               -Es la condesa de Essex. Personalmente creo que la reina es mucho más guapa, pero en fin, hombres-puso los ojos en blanco, y se echó a reír ante mi cara de estupefacción-. Venga, Scott, ya sabías que era buena con los ordenadores.
               -Si querías que me quedara diciéndome esto, ha funcionado-dije, y Shasha sonrió-. Ahora tengo que andar cerca para vigilarte.
               Mi hermana puso los ojos en blanco.
               -No sabrías lo que estaría haciendo la mitad de las veces.
               -Shash-dije, muy serio-. Prométeme que no te vas a meter en líos.
               -Que no-negó con la cabeza, y ante mi mirada, añadió-. ¡Que no! Tengo direcciones IP por todo el mundo, soy imposible de rastrear. Si alguien intentara ver quién está accediendo a las cámaras de Buckingham Palace, por ejemplo, se encontraría con una dirección de Nueva Caledonia.
               -Ni siquiera sé dónde está eso.
               -La mayoría del mundo tampoco, ésa es la idea.
               -Shasha-suspiré.
               -Tranquilo, Scott. Ni me voy a meter en el concurso, ni en líos, ni en nada. Te vigilaré por las cámaras de seguridad, así que más te vale portarte bien.
               -Qué perturbador.
               Shasha se echó a reír, un poco triste.
               -Bueno, es lo que tiene que tu hermano mayor se marche. De alguna manera tendré que fingir que sigues estando en casa. Viéndote hacer gilipolleces, no te echaré tanto de menos-confesó. Le acaricié el pelo y froté la nariz por su sien, le di un beso allí y dejé que se volviera a aferrar a mí. Le pasé las manos por la espalda y de repente fui plenamente consciente de lo que estaba sosteniendo entre los dedos, lo que me impedía abrazarla mejor.
               -Toma-dije, poniendo la camiseta en sus manos. Shasha la cogió sin entender-. Quiero que la tengas tú-expliqué-. Se acabó que Sabrae herede de mí y tú heredes de Sabrae. Puedes coger lo que quieras de mi habitación (aunque, seamos sinceros, Shash: los dos sabemos que vais a entrar a saquearla en el momento en que yo salga por la puerta), pero quiero que tú tengas esta camiseta.
               Shasha me miró con los ojos como platos, brillantes.
               -Pero… ¡es tu favorita!
               -Lo cual quiere decir que, como la estropees, te mataré-le di una palmada en la cabeza-. Mira la gran responsabilidad que estoy poniendo sobre tus hombros, ¿podrás sobrellevarla?
               -No lo sé-espetó en tono irónico, poniendo los ojos en blanco. Esta vez fui yo quien la estrechó entre mis brazos.
               -Te quedas encargada de cuidar de llevarte a Duna cuando papá y mamá se pongan traviesos, ¿vale? ¿Podrás?-le susurré al oído.
               -Sí.
               -No te he oído, jovencita-dije, bajando las manos a su cintura y empezando a hacerle cosquillas. Shasha se puso a chillar de la risa-. He dicho que si podrás.
               Consiguió gritar entre carcajadas que sí, que podría, como si fuera eso lo más interesante que me pudiera decir.
               Su risa era música para mis oídos. Puede que no estuviera hecho para tener hijos o que nunca los tuviera pero desde luego estaba hecho para tener hermanas pequeñas.
               -Bien-asentí-, porque voy a estar ocupado haciendo que estéis orgullosos de mí.
               Shasha me miró a los ojos, muy seria. Los ojos de papá mirando el cuerpo de papá.
               -Ya estamos orgullosos de ti, S-sentenció.
               Cancelé mis planes, le dije a Eleanor que no podía quedar con ella esa noche, y ella lo entendió, tan pura como era, demasiado para este mundo. Pero es que ahora tenía una nueva misión: aprovechar el tiempo que me quedaba al máximo, acurrucado al lado de mis hermanas, mientras ellas veían series que yo no comprendía ni me interesaban, para poder mirarlas y tratar de grabarme a fuego sus caras de concentración en la memoria, intentar memorizar el sonido de sus risas o cómo protestaban cuando yo hacía algo sólo para fastidiarlas.
               Si mis hermanas eran música, me aseguraría de grabar las suficientes copias de sus risas en mi memoria para cuando me sumiera en el silencio de la soledad.

Chad.

Mamá fue la que me recogió en el aeropuerto. Me abrazó, me cubrió de besos, me dijo que me quería. Me había echado mucho de menos. Y yo a ella, no sabía cuánto.
               Madre mía, la que nos esperaba.
               -Papá ha tenido que irse a una reunión-le disculpó. Yo asentí con la cabeza. Me imaginaba que habría sido algo urgente e importante. De lo contrario, no habría renunciado a venir a verme así como así.
               Me quedaban un par de días en Irlanda antes de tener que volver definitivamente a Inglaterra. Después de la audición televisada, que ya habíamos grabado, no podíamos disfrutar más que de otro par de días libres antes de entrar en el concurso. Y ponernos a trabajar.
               Sentía una mezcla de anticipación y añoranza. No quería entrar y a la vez me moría de ganas. No quería marcharme de Irlanda, y a la vez tampoco quería quedarme. Era una sensación extraña. Me sentía como un traidor a mi tierra y a mi vida, tanto por marcharme como por querer irme.
               Le conté todo a mamá, con pelos y señales. Le hablé de Diana y Tommy en el aeropuerto. “Qué monos”, comentó, “tu padre y yo éramos así antes de que él se fuera de tour”, dijo con un poco de añoranza. Le hablé de la muchedumbre. Sonrió mientras de incorporaba a la autopista. Se rió cuando le conté la pelea de Scott y Eleanor, porque ella se entusiasmó tanto al vernos que casi tira al suelo a su novio por tratar de llamar nuestra atención. La forma de abrir paso de Diana. El número de Liam para Eleanor. Lo que nos dijeron cuando entramos a hacer la prueba.
               -Eso no está bien-mamá sacudió la cabeza-. No me gusta que os cosifiquen así.
               -Bueno, les paramos los pies cuando cantamos Shape of you. Créeme, mamá, no podían abrir más las bocas.
               -Por supuesto que no, tesoro.
               Rodeó Dublín. Me la quedé mirando, pensativo.
               -Vamos a casa de tu padre. Hemos quedado con él allí-explicó. Y yo no dije nada. Me aguanté las ganas de preguntarla si habíamos quedado, o directamente vivían allí los dos juntos, otra vez. Me alegré de no preguntar. Mamá me diría que sí, que se estaban dando otra oportunidad, y yo no podía marcharme a Inglaterra… no ahora que volvíamos a ser una familia.
               Le pedí que me hablara de su semana. Me dijo que había trabajado un montón, para llegar molida a casa y no acordarse de que yo no estaba con papá. Que él había hecho lo mismo. Que habían encontrado en mi ausencia una excusa para sumergirse en el trabajo.
               Me dijo que había quedado un par de veces con él, cuando la realidad era que habían dormido juntos todas las noches. Se habían despertado juntos. Se habían acostado juntos. Habían comido juntos.
               Lo habían hecho todo juntos, porque ahora que yo, el nexo entre ellos, ya no estaba, tenían que juntarse por propia voluntad.
               Y lo hicieron.
               Seguirían haciéndolo.
               Mamá dejó que el coche entrara por el camino de grava de la casa. La puerta se cerró tras nosotros mientras salíamos. Tenía cosas que hacer, ropa que recoger. No sabía cuánta me darían en el concurso. Mejor llevar demasiada que quedarme corto y tener que pedir prestada. Quería hasta el último ápice que pudiera llevarme de mi país. Ahora sabía cómo se había sentido papá, alejado de toda una nación y una cultura que le pertenecía y festejaba. De una Irlanda que le había echado de menos igual que él a ella.
               Salí. Respiré el aire de mi ciudad. No me olía a nada que pudiera identificar, y a la vez me olía a todo. A veranos, otoños, inviernos y primaveras. A risas y lágrimas. Cerré los ojos, fantaseando con el mar que acababa de cruzar sobrevolando.
               Quería volver a nuestra playa. Mañana iría a buscar a Kiara y le pediría que fuéramos.
               Mamá abrió el maletero y empezó a revolver. Hice ademán de acercarme a ella.
               -No hace falta, mi amor-me dijo-. Ve a casa. Estarás cansado.
               -No lo estoy-dije, cogiendo una bolsa. Mamá suspiró.
               -No quiero que te pases el poco tiempo que te queda en casa haciendo recados. Yo me ocupo de esto, no te preocupes. Entra y relájate.
               Obedecí. Mamá no solía ponerse tan insistente. Cargado con una bolsa y la mochila de los viajes, entré en la casa. Dejé lo que traía en la cocina mientras mamá entraba y cargada hasta arriba. Me sentí un poco mal. Me dirigí hacia ella, pero negó con la cabeza.
               Fui a mi habitación.
               Y Aiden me sonrió, tirado en la cama como estaba, esperándome. Se me cayó la mochila al suelo, igual que la mandíbula. Él se echó a reír, con esa risa suya que podría iluminar todo el campo, haciéndole sombra al sol. Se levantó y se acercó a mí.
               -Hola, C-saludó. Me comió con los ojos. Me dio un beso en los labios, reclamándome para él. Ni siquiera pude reaccionar. No me lo esperaba ahí, apenas… apenas había llegado a casa, todavía no me había dado tiempo a pensar en qué día podríamos vernos… y ahora, lo tenía justo delante.
               Escuché pasos por el pasillo, pero me dio igual todo. Aiden me volvió a besar en la boca entreabierta y yo pude disfrutar de ese beso. Las neuronas hicieron su conexión. Cada célula de mi cuerpo registró el movimiento de las del suyo. Aiden me agarró de la cintura y me pegó a él. Yo hice lo mismo. Le pasé una mano por el brazo, el hombro, el cuello y el pelo. Su respiración se aceleró. La mía también.
               -Me voy ya, chicos. Veo que tenéis muchas cosas de las que hablar-bromeó mamá. Me di la vuelta, sobresaltado. Se me había olvidado que estaba ahí. Se me había olvidado que tenía un cuerpo al margen de las partes que Aiden me estaba tocando.
               -Tú… Aiden… ¿papá?-pregunté-. ¿Está en una reunión?-fue la única pregunta estúpida que salió de mi boca. Mamá se echó a reír. Negó con la cabeza.
               -Ha ido a por Maura, para que te vea antes de que te vayas. Por suerte, ha estado haciendo tiempo y no llegarán hasta bien entrada la noche. Os llamaré cuando estén a punto de llegar-sonrió mamá, acariciándome la mano. Nos miró a ambos-. Pasadlo bien, chicos-luego, sus ojos se posaron en Aiden-. Cuídamelo bien. Es lo más valioso que tengo.
               -Lo mío también, Vee-respondió Aiden. Y yo me derretí a sus pies. Mamá sonrió, complacida con la respuesta. Se echó el pelo hacia atrás y caminó hacia la puerta. Nos dijo adiós mientras la cerraba, pero no obtuvo respuesta. Seguíamos besándonos. Nos besábamos con una urgencia desconocida. Nos tocábamos como reclamando el territorio por el que nuestros dedos se paseaban.
               Una parte de mí sabía a ciencia cierta lo que íbamos a hacer. Una parte inmensa. La parte que se concentraba en la dureza que también sentía en los pantalones de Aiden.
               -¿Qué tal tu semana?-preguntó mientras sus manos recorrían mi espalda.
               -Horrible-respondí-. ¿La tuya?-jadeó cuando le mordí una oreja. Me pegó más contra él. Sus manos llegaron a mi culo y me lo amasaron como hacían los niños pequeños con la plastilina de colores.
               -La peor de mi vida. Apenas he pegado ojo-dijo-. No he podido dejar de pensar en ti. Me he vuelto loco, Chad-susurró-. Dime que tienes buenas noticias.
               -Son malas-respondí, gimiendo cuando su boca empezó a morderme el cuello-. Me han cogido. Me voy a marchar.
               -Dios mío, qué suplico me espera-gimió Aiden.
               -Te he echado tanto de menos-le dije-. Aún me duele todo lo que te he echado de menos.
               -Yo también tengo agujetas, si es eso lo que insinúas-sonrió, y nos echamos a reír. Me gustaba que fuera sexy y tierno a la vez. Aquella semana que habíamos pasado separados había sido terrible. Para colmo, me había quedado en la habitación de Tommy, justo por debajo de la de Diana, donde la americana y él disfrutaban de unas sesiones de sexo que me llenaban de envidia. Varias veces me despertaron en mitad de la noche con gemidos, risas y chirridos de la cama. Incluso una vez escuché a Diana lanzar una exclamación un segundo antes de que Tommy la mandara callar. Creo que le tapó la boca.
               Pero ya era tarde. Ya estaba encendido y necesitaba apagarme. Agradeciendo a los dioses y todos los seres mitológicos por quien hubiera inventado el sexting, había cogido mi teléfono de la mesilla de noche y había abierto la conversación con Aiden. Pasé directamente a las fotos y ni siquiera me detuve en las que nos habíamos intercambiado después de quedar, las selfies que nos habíamos hecho. Me concentré en las que me había enviado cuando estaba excitado, las que le había pedido cuando lo estaba yo, y me acaricié mi miembro endurecido por los gemidos de mis anfitriones y el recuerdo de mi novio.
               Justo después de acabar, ya en el silencio de la noche, me había sentido mal por hacer eso en la cama de Tommy. Pero luego miraba las fotos de Aiden, y se me pasaba. Había nacido para adorar a ese hombre. Quería lamerle hasta el último rincón de su ser. Quería rallar queso en sus abdominales (aunque no estuvieran muy marcados), quería que me espachurrara con sus brazos (que no eran tampoco excesivamente musculosos).
               Quería entregarle todo mi ser. Saber qué se sentía cuando él se ponía encima y me dominaba, y dominarle yo a él, notar todo su cuerpo sucumbiendo a mí.
               Mi boca se hizo más insistente, mis besos, más persuasivos. Mi estómago rugió. Tenía hambre, sí, pero de una comida prohibida. Aiden sonrió en mis labios, notando las respuestas de mi cuerpo al suyo.
               -Chad-gimió-. ¿Te encuentras bien?
               Empezó a desabotonarme la camisa. Sí. Joder. Sí. ¡Sí!
               -Me muero de las ganas que te tengo-respondí-. Aiden se echó a reír.
               -Menos mal-respondió-, porque lo he pasado tan mal esta semana, que me he dado cuenta de que del cielo se habían caído todas las estrellas.
               Me separé de él y me lo quedé mirando. Se pasó una mano por la nuca. ¿Estaba diciendo lo que yo creía que estaba diciendo?
               Te haré el amor hasta que las estrellas se caigan del cielo, me había prometido hacía una eternidad. Hacía una vida de distancia, como mínimo.
               -Aiden-susurré. Me causó muchísima ternura ver cómo sus mejillas se encendían-. ¿Estás diciendo que…?
               -Quiero hacerlo-respondió tras un momento de silencio-. Te he echado tanto de menos, y… me he sentido como una mierda, pensando que no tenía nada que recordar de ti, más que caricias. Lo necesito. Te necesito. Quiero acostarme contigo, C-me aseguró. Me entraron ganas de llorar. Aiden Fitzgerald, mi novio, quería acostarse conmigo-. Quiero saber qué se siente, y quiero descubrirlo contigo.
               Volvió a besarme. Yo asentí con la cabeza, meditando. Él tendría que ser el activo; hacía falta mucha paciencia para ser el pasivo, y él no lo había sido nunca. Yo, en cambio, ya sabía lo que había que hacer… podría guiarle. No se haría daño. Estábamos demasiado acelerados como para cambiarnos los papeles. Aunque… había un par de posturas que podíamos probar para darnos el máximo placer a los dos.
               -A-dije en su boca-. Si vamos a hacerlo, vamos a necesitar varias…
               -He comprado lubricante, tranquilo-dijo, con un punto divertido en la voz-. Y condones. He estado informándome.
               Alcé las cejas.
               -No te imagino…
               -Y confirmamos que soy gay. O sea, súper gay-anunció-. He visitado algunas páginas que… buf-sacudió la cabeza-. Ni teniendo sexo yo mismo con chicas me puse de la misma manera. Es increíble la cantidad de cosas que podemos hacer-comentó, fascinado-. Yo pensaba que sólo había dos posturas…
               Fruncí el ceño.
               -¿Cuáles?
               -Pues… el perrito y… no sé cómo se llama la otra. La que uno se pone boca abajo y el otro se pone encima.
               -¿Tan aburrido te crees que es el sexo homosexual?-me eché a reír-. Aiden, si sólo hubiera dos posturas, los gays os habríais extinguido hace eones.
               -¡Qué quieres! ¡Nadie habla del sexo entre hombres en las charlas de los institutos! ¡Puede que por eso tantos nos acostemos con chicas, porque…!
               Le callé con un beso, sellado con una sonrisa. Aiden se me quedó mirando, sus mejillas aún más rojas, sus ojos más brillantes.
               -No hago más que decir tonterías, ¿verdad?        
               -Me gustan tus tonterías. Son monas-respondí. Nos empujamos el uno al otro a la cama, despacio. Ya no había esa urgencia en los movimientos. Descubrí que Aiden había dejado convenientemente cerca el botecito morado del lubricante. Noté cómo lo miraba, dubitativo, mientras yo le besaba y le abría la camisa.
               -Chad-dijo-, yo no sé qué hay que…
               -No te preocupes-respondí-. Yo te guiaré.
               -Fiu-resopló, aliviado. Me quitó la camisa. Yo le quité la suya. Continuamos besándonos. Nos quitamos los pantalones. Aiden me besó el pecho y yo le acaricié el culo. Notaba cómo se iba excitando cada vez más.
               -Coge un preservativo-le indiqué. Aiden obedeció. Abrió la caja por un lateral, tan nervioso como estaba-. Tranquilo-le calmé, sonriendo-. Lo estás haciendo genial.
               Sacó un paquetito plateado, con un lado transparente. Intentó abrirlo con los dedos. No pudo. Así que lo hizo con los dientes. Sé que no debería haber hecho eso, y él también lo sabía, pero… era nuestra única alternativa.
               Y además, me puso a mil ver cómo mordía algo que iba a introducir en mí. Me causó un torrente de sensaciones, cada una más sorprendente y contradictoria que la anterior.
               Aiden se puso el condón en la punta del miembro. Me incorporé un poco, le besé en los labios y lo detuve.
               -Déjame a mí-le pedí. Bajé una mano por su cuello, su pecho, su espalda, hasta sus caderas. Acaricié ese rincón que me encantaba de su cuerpo hasta llegar a la punta. Con cuidado, cogí el preservativo de color azulado (me pregunté a qué sabría). Y lo extendí despacio por su pene, aprovechando para hacer presión en todo su sexo y conseguir que gimiera.
               -Chad-gimió. Le besé en los labios, le acaricié la mandíbula.
               -Ahora, el lubricante.
               Aiden se estiró de nuevo. Su cuerpo se tensó por encima del mío, haciendo que aguantara la respiración, a la espera. Cogió el botecito, se sentó sobre el colchón y me miró.
               -Y ahora-dije, incorporándome. Le mordisqueé la oreja-. Hazme un masaje.
               -¿En serio?-se rió. Yo asentí con la cabeza y, por toda respuesta, empecé a darle pequeños besos en las clavículas. Había descubierto que ése era su punto débil hacía mucho, y pensaba aprovecharme de ello.
               Aiden abrió el botecito. Se lo arrebaté, me eché un chorrito en la mano. Mientras lo besaba, comencé a recorrer su cuerpo, dejando un rastro húmedo por su piel. Él me imitó. Volví a tumbarme en la cama y él se inclinó por encima de mí. Continuamos besándonos, acariciándonos y mordiéndonos, mientras malgastábamos el líquido recorriendo las montañas y valles de la musculatura del otro.
               Aiden se colocó entre mis piernas. Me incorporé de nuevo. Su lengua jugó con la mía mientras mi mano jugaba con su miembro, humedeciéndoselo y provocándole una sensación muy agradable. Separé un poco más las piernas y él bajó por mi erección, mojándomela también. Cerré los ojos, jadeé. Aiden también jadeó.
               Me tumbé una última vez.
               -Echa un poco más-le animé. Dejé que me manoseara todo lo que quisiera. Que inspeccionara cada rincón de mi cuerpo. Por fin, se dio por satisfecho. Comenzó a acariciarme y yo supe que estaba listo-. Y ahora, Aiden-le dije-, hazme el amor.
               Arqueé un poco la espalda, preparándole el terreno. Aiden me separó un poco más las piernas, pensativo. Estaba haciendo cálculos en sus ojos. Me encantaba su gesto concentrado, la forma en que fruncía ligeramente el ceño mientras intentaba hacerse una idea de cómo debía proceder. Tomé aire, tratando de reducir las pulsaciones de mi corazón desbocado.
               Por fin, Aiden se decidió. Muy lentamente, me separó las nalgas, y pude notar cómo con su punta entraba muy despacio en mí. Cerró los ojos, disfrutando de una sensación conocida y a la vez nueva. Yo también los cerré. Un par de lágrimas se congregaron en el borde de estos.
               No podía creerme lo que estábamos haciendo. Aiden y yo, los dos juntos, haciendo el amor por primera vez. En mi cama. Justo cuando yo ya había asumido que tardaríamos meses en hacerlo.
               Aiden me sujetó por las caderas y me empujó suavemente. Gimió, y eso fue mejor que todas las descargas eléctricas que volvían loca hasta la última de mis terminaciones nerviosas. Clavó las rodillas a ambos lados de mis piernas y me dio un empellón.
               Y eso tuvo un efecto mágico también en mi cuerpo, porque con sus abdominales ligeramente esculpidos, intuidos en una sombra en su pecho, acarició mi erección. Esta vez me tocó gemir a mí. Aiden se inclinó hacia delante, me besó despacio. Siguió empujándome y yo seguí ayudándole con las caderas. Nos acariciamos mutuamente con nuestros cuerpos, descubriendo un mundo al que sólo podíamos entrar nosotros dos. Solos.
               La presión de nuestras caderas unidas era insoportable y deliciosamente placentera. Nos miramos a los ojos mientras Aiden iba acelerando poco a poco.
               -Te quiero-le dije, entre embestida y embestida, cada vez más apresurada. Aiden respiró en mi boca, buscando aliento para responder:
               -Yo también te quiero, C.
               Nos acariciamos, nos besamos, nos mordimos, volvimos a besarnos y le prestamos toda la atención del mundo a esos rincones de nuestros cuerpos que durante tanto tiempo habíamos dejado aparcados. Aiden me acarició, variando la presión, y yo creí que me volvería loco. Ya me había masturbado más veces, incluso mientras yo también se lo hacía a él, pero esto era diferente. Era un descontrol, era lujuria pura, era la culminación de todo lo que llevábamos sintiendo y lo que queríamos el uno para el otro.
               Cuando Aiden terminó y yo terminé entre sus dedos, por un momento rompimos contacto visual. Pero no nos importaba. Estábamos unidos de una manera mucho más profunda y primitiva.
               Aiden gruñó mi nombre entre dientes cuando llegó al orgasmo, y yo cerré los ojos y me aferré a su espalda mientras, por primera vez, descubría el cielo con el que, estaba seguro, era el amor de mi vida.

Diana.

Tenía que escribir una nota para agradecerle a mamá el haberme mandado castigada a Inglaterra, porque lo bien que olía la cama ahora que él dormía conmigo no era ni medio normal. Cuando me desperté y noté su lado aún calentito, no me lo pensé dos veces: me arrastré hasta su parte de la cama y me acurruqué bajo las mantas. Sentía unas pocas palpitaciones en la cabeza, producto seguramente del sueño. Metí una mano por debajo de la almohada y la pegué aún más a mi rostro.
               Abrí un ojo y sonreí. Tommy se estaba poniendo una camiseta en ese instante; ya tenía los pantalones de chándal puestos, esos que le quedaban un poco cortos y que se tenía que poner por las caderas, dejando que viera esa línea en forma de V que le hacía la pelvis cuando se giraba. Contemplé los músculos de su espalda, lo bien cincelados que estaban. Era perfecto: ni demasiado machacado en el gimnasio, ni demasiado dejado. No era como los modelos con los que estaba acostumbrada a trabajar, demasiado musculados o totalmente escuálidos. Estaba en el punto justo del término medio.
               Mi mente vagó por los rincones de mi subconsciente, recuperando recuerdos de la visión y tacto de su espalda mientras archivaba también esas imágenes. Recordé sin pudor alguno lo que habíamos hecho la noche anterior, el placer que me causó escucharlo gemir mientras se la chupaba como no se la había chupado a nadie en mi vida, las ganas que tuve de sentirlo en mi interior cuando sentí la tensión que manaba de su cuerpo, al pegar las manos a cada lado del cubículo, tratando de controlarse, de impresionarme con su aguante. La forma en que me dio la vuelta y me folló sin piedad mientras me acariciaba en el rincón que más le pertenecía, cómo me lamió, mordió y manoseó los pechos y cómo hizo que me corriera en un orgasmo explosivo, de esos que sólo tienes cuando follas muy, muy duro o cuando follas drogada.
               Recordé su sonrisa mientras me comía la boca, cómo comentó lo mucho que le gustaba su sabor cuando lo probaba de mi boca.
               -Mm, más me gusta a mí-le había replicado, y eso había sido el detonante de todo.
               Tommy metió la cabeza en su camiseta y la deslizó por su torso, aguándome la fiesta. Se la estiró por abajo y se dio la vuelta. Me encantaba como le quedaba el blanco; le quedaba casi tan bien como estar desnudo.
               -Buenos días-sonrió. Me encantaba su buen humor mañanero, especialmente cuando se lo ocasionaba yo.
               -Buenos días-ronroneé, bostezando, y Tommy se acercó a mí, me dio un beso en la frente y me preguntó:
               -¿Tienes hambre?
               -Ajá-concedí, estirando los brazos, destapándome y mostrándole un plano perfecto de mis pechos. Tommy los miró un momento, se lamió los labios (mm), y se incorporó.
               -Eso puedo solucionarlo.
               Estaba demasiado dormida aún como para que se me ocurriera una contestación decente que le hiciera quedarse, así que sólo protesté vagamente cuando bajó por la trampilla de mi habitación y desaparecía más allá. Diez minutos después, su melena castaña se materializó en el agujero.
               La bandeja que traía olía que alimentaba. Se me hizo la boca agua incluso antes de ver lo que me había preparado. Uf, realmente no me lo merecía. Un platito con huevos revueltos, unas tiras de beicon retorcidas y un par de trocitos de queso reposaban en el plato del centro de la bandeja. Al lado, una manzana tan verde que supe que sería la envidia de la huerta. Y un zumo de naranja. No recién exprimido, pero me daba igual.
               -Tommy-empecé a protestar.
               -Déjame darte el capricho, ¿quién sabe cuánto voy a tardar en poder traerte el desayuno a la cama otra vez?
               -¿Cómo sabías que me encanta?
               -Porque eres modelo; a todas os encanta, creo que os lo inculcan antes de salir a la pasarela, o algo así-se tiró a mi lado y cogió un trozo de beicon-. A mí me parece incomodísimo, pero… en fin-puso los ojos en blanco, dándole un mordisco al crujiente trozo de beicon. Me quedé mirando su mandíbula mientras masticaba, porque había pocas cosas más sexys que las mandíbulas de los chicos cuando éstos comían. Joder, los habían hecho para que nosotras perdiéramos la cabeza.
               -No me has traído servilleta-observé. Tommy sonrió, pícaro, chupándose de los dedos el excedente de grasa de su improvisado tentempié.
               -Así tengo una excusa para pasarte la lengua-respondió, y yo me eché a reír. Hizo exactamente eso, aunque supe que no pretendía hacer nada más cuando se resistió a mis pobres intentos de quitarle la camiseta. Me dejó tocarle los abdominales, eso sí-. Tengo que ir a ver cómo está Scott-se disculpó. Yo asentí con la cabeza. Dejé que se fuera, me terminé el desayuno, me di la vuelta en la cama y volví a quedarme dormida.
               La encargada de despertarme fue Eleanor, que se asomó a la trampilla de la buhardilla alentada porque no nos encontraría a su hermano y a mí en plena faena.
               -Didi-llamó-. Mimi, Sabrae y yo nos vamos a dar una vuelta. ¿Quieres venir?
               -¿Qué vais a hacer?-pregunté desde el séptimo sueño.
               -Nos vamos de compras.
               Di un brinco y dije que enseguida bajaba. Hacía un montón que no me paseaba por las tiendas para ver qué cosas habían traído nuevas y permitir que me subieran el ego haciéndome la pelota. Tommy ni siquiera protestó cuando me planté en la puerta de la sala de juegos. Estaba tirado con Chad, jugando al tenis.
               -Me voy con las chicas-anuncié. Él suspiró, asintió con la cabeza y me dijo que me lo pasara bien-. No seas tan melodramático, T. Voy a volver.
               -Me gusta pasarme las tardes de resaca acurrucados, eso es todo-se defendió.
               -¡Pero si no tienes resaca!
               -¿Quieres que me emborrache?
               Me eché a reír, le di un beso en los labios, otro a Chad en la frente, y seguí a Eleanor al encuentro de Mimi y Sabrae. Me llevaron al centro comercial más grande que había en Londres, situado a las afueras y con su propia línea de metro. Nos pasamos la tarde metidas en probadores, mirando vestidos y rechazando vaqueros rotos y camisetas de tirantes demasiado anchos, muy parecidas a las de baloncesto.
               Abucheamos a Eleanor cuando se fue apartada para atender una llamada de Scott, y Sabrae y yo continuamos estudiando minuciosamente una cazadora de cuero rosa, debatiendo los pros y los contras de que se la comprara, cuando finalmente vimos cómo Mary, después de prácticamente una hora y media sin sacar ninguna prenda de las perchas en que colgaban, cogía un vestido de una estantería y se lo pegaba al cuerpo. Rápidamente nos acercamos a ella para animarla a que se lo comprara; hasta Eleanor le dijo que tenía que llevárselo sí o sí.
               -Pruébatelo-exigió Eleanor. Mimi la miró, mordiéndose el labio.
               -Es que es muy corto-se lamentó.
               -¿Y qué?-respondí yo. Tenía unas piernas preciosas, Eleanor me había dicho que hacía ballet y se le notaba. Eran largas y musculosas, perfectamente definidas. Conocía a un par de chicas, algunas incluso que desfilarían para Victoria’s Secret (ouch) que las tenían horribles en comparación con las suyas.
               -Que si es corto-reflexionó Mary-, los chicos me miran.
               -¿Y?-pregunté, no entendiendo la lógica que seguía su argumentación.
               -Lo paso muy mal cuando los chicos me miran-se disculpó, dejando el vestido donde lo había cogido.
               -Mary Elizabeth-ordenó Eleanor, en el mismo tono que Alec empleaba con ella, sólo que yo nunca se lo había oído a él-, coge ahora mismo ese vestido, vete a probártelo, y cómpratelo si es tu talla. Dímelo si te queda grande y te llevaré la talla más pequeña, ¿entendido?
               Mimi lo recogió, obediente, y se dirigió a los probadores. Sabrae y yo miramos a Eleanor.
               -Ahora entiendo por qué hiciste que Tommy y Scott se pelearan, con lo que le pone a mi hermano una chica dando órdenes.
               -¿Es porque es lo que ve en casa?-inquirí.
               -A los hombres les atraen el tipo de mujeres que los han educado.
               -Estás jodida, Saab-se rió Eleanor.
               -A ellos les atraen, pero nosotras nos convertimos en ellas-sonrió la chica. Fuimos en busca de Mimi, que, animada, se paseó por delante de los probadores con el vestido verde ondeando en sus piernas. Conseguimos que se lo comprara y continuamos nuestra tarde criticando prendas, alabando otras y hablando de planes de futuro.
               Estábamos enfrascadas en una conversación sobre la siguiente película de superhéroes que iban a estrenar, sentadas en una mesa redonda y minúscula en una terraza interior de una tienda de batidos, cuando un par de figuras familiares pasaron a unos diez metros de nosotras, sorteando a la gente y riéndose. Mimi siguió la dirección de mi mirada y frunció el ceño.
               -¿Ése no es tu hermano, Mimi?-preguntó Eleanor. Sabrae se volvió también para estudiar al chico que iba caminando junto a otro, dándonos la espalda y cargado con una bolsa. Puede que Alec fuera fácilmente confundible entre la multitud de no ser por su estatura (es increíble la cantidad de chicos altos que hay en un país tan pequeño como Inglaterra), pero si algo era perfectamente distinguible eran las rastas del chico que iba con él.
               -¡Alec!-llamó Mimi, antes de ponerse colorada al darse cuenta de que varias personas se habían quedado mirándola. Jordan frunció el ceño y miró en nuestra dirección; Alec se volvió también, confuso. Eleanor alzó la mano, pues Mimi apenas era capaz de controlar sus impulsos de meterse debajo de la mesa.
               -¿Me estás siguiendo, bombón?-se cachondeó Alec nada más llegar, mirando a Sabrae. Ella puso los ojos en blanco mientras los dos chicos nos saludaban con sendas inclinaciones de cabeza.
               -Mi vida no gira en torno a ti, criatura-respondió ella.
               -¿No es eso una tragedia?
               -Totalmente-contestó Sabrae dando un sorbo de su batido, resistiéndose perfectamente a la media sonrisa de Alec, tan acostumbrada debía de estar a ella-. ¿De dónde venís?
               -¿Qué es esto? ¿Una redada policial?
               -De montar muebles-informó Jordan-, en IKEA.
               -¿Pero no lo hacen los empleados?-preguntó Eleanor, confusa. Mimi negó con la cabeza.
               -Nosotros les salimos más baratos-explicó Alec.
               -¿Por qué contribuyes a la cadena de explotación del capitalismo, Alec?
               -Porque necesito dinerito para pasearte, Sabrae-saltó él, y todas nos echamos a reír.
               -¿Os unís a nosotras, chicos?-invité, pensando que sería muy divertido intercambiar trapos sucios de Tommy y Scott con Alec, ahora que me iba a pasar tanto tiempo con ellos.
               -Depende de para qué-contestó el hermano de Mimi-, si es para proponerme una orgía, joder, ya he dejado mi curro en Amazon.
               -¿Cuántos trabajos tienes?-inquirí.
               -Tres.
               -Cuatro-respondió Jordan. Alec lo miró.
               -Yo no cuento lo de arreglar las fotocopiadoras en la oficina de mi madre.
               -Pero te pagan por ello-respondió Jordan. Alec sopesó un momento la respuesta.
               -Cuatro-dijo por fin.
               -Estamos poniendo verde a la gente-informó Eleanor, dando otro sorbo de su batido.
               -Aún mejor-sonrió Al-, pero, por desgracia, chicas, mi código moral me impide renunciar a curros si no es por sexo. No vivo del aire, ¿sabéis?
               -Tampoco nos falta de nada, Alec, no seas tan quejica-Mimi puso los ojos en blanco.
               -Tú te callas, ¿le has comprado el pienso a Trufas?
               -¿No se lo ibas a comprar tú?
               -¿A ti no te da vergüenza tener explotado a tu hermano para que le dé de comer a tu puñetero conejo, Mary Elizabeth?
               -¿A ti no te da vergüenza darle besitos por la mañana?
               Alec parpadeó.
               -Menuda zorra estás hecha-se volvió hacia Sabrae-, ¿haces algo esta noche, nena?
               -Tengo que…-empezó Sabrae, pero Eleanor la cortó.
               -No.
               -Está libre-intervino Mimi.
               -Sí, salir contigo-puntualicé yo. Jordan y Alec se rieron.
               -La recoges a las 9-anuncié, pasándome una mano por el pelo y apartándomelo del hombro.
               -En el sitio de siempre-añadió Mimi, y Eleanor lanzó un silbido y miró a Sabrae.
               -¿Tenéis un sitio de siempre?
               -Cállate, Eleanor.
               -Vaya, Sabrae, si hubiera sabido que iba a ser tan fácil quedar contigo cuando estás con tus amigas, sólo te hablaría en el instituto.
               Sabrae se pasó una mano por la cara.
               -Lleva un condón-instó Eleanor.
               -Siempre lleva uno encima, es así de fantasma-comentó Mimi, deleitándose en la mirada envenenada que le lanzó su hermano.
               -Lleva varios-insistí yo, y le guiñé un ojo. Sabrae puso los ojos en blanco y Mimi y Eleanor se echaron a reír. Jordan se despidió de nosotras con una inclinación de cabeza, pero Alec lo detuvo.
               -Jor. ¿No se te olvida algo?-inquirió. Jordan se volvió, Alec hizo un gesto con la mandíbula hacia mí-. Diana.
               -Oh. Sí. Claro. Eh…-miró la bolsa que llevaba colgada de los dedos, en la que había supuesto que traería el uniforme de IKEA (porque en IKEA había gente con uniformes, ¿no?)-. Esto, me preguntaba si… podrías darme la dirección de Zoe.
               -¿De Zoe?-espeté, incrédula. Alec puso los ojos en blanco.
               -Es que es imbécil y no sabe como se apellida, y no quiere preguntárselo porque empezará a sospechar.
               -¿De qué?
               -Le quiero mandar una velita aromática-comentó Jordan, cada vez más avergonzado. Se puso delante de Alec para no ver cómo su amigo se lo pasaba en grande-. Es que el día que quedamos vinimos a una tienda, y había una vela que le encantó, y se compró una, pero ya se le ha acabado, y dice que no la encuentra en Manhattan…
               -Esa perra no ha ido de compras de velas aromáticas sin mí en su vida, por supuesto que no las encuentra en Manhattan.
               -El caso es que le he comprado una. Y se la quería mandar por correo.
               -Pero aquí Einstein no sabe dónde vive, y yo le dije que no pasaba nada-intervino Alec-, que seguro que sólo hay un par de millones de Zoes viviendo en Nueva York, que le mande una vela a cada una y fijo que le llega.
               -¿Te oyes a ti mismo?-cortó Sabrae, entrecerrando los ojos-, ¿cuando hablas?
               -Es que tus jadeos por lo bueno que estoy son ensordecedores, bombón.
               -¿Cuáles son las posibilidades de que Alá me haga el inmenso favor de dejarte mudo?
               -Depende. Si te sientas en mi cara, creo que se dispararán.
               Sabrae se echó a reír.
               -¿Quieres la de su ático o la de los Hamptons?-pregunté. Jordan se frotó la mandíbula.
               -Eh… ¿la de su ático?
               -Que te dé las dos-aconsejó Alec-, y le mandas dos regalos, uno por casa. ¿O no te lo permite el bolsillo?
               -A veces me pregunto por qué somos amigos, Alec, porque eres jodidamente insoportable.
               -Es por mi interminable carisma, pero basta de hablar de mí-Al se sacó el móvil del bolsillo-. Dicta, rubita.
               -Sabes que en realidad me tiño, ¿verdad?-sonreí, frunciendo el ceño.
               -Tommy no había compartido con nosotros ese detalle, Diana, pero gracias por la imagen mental. De todas maneras, ¿acaso importa? Mi madre nació en Grecia y no por eso me ves por ahí proclamando que soy medio griego.
               -Fue coincidencia que mamá naciera en Grecia-puntualizó Mimi. Alec se la quedó mirando.
               -Termínate el batido, no se te vaya a enfriar-ordenó. Mimi se rió entre dientes y cogió un puñado de golosinas, dejando a vista una bolsa de regalices que eran para su hermano, mientras yo dictaba las dos direcciones de Zoe para Jordan y Alec, que estaban tomando nota los dos.
               -¡No me digas que esos regalices son para mí!-festejó su hermano, plantándole un beso en la mejilla a la pelirroja.
               -Eran, ahora voy a tener que ir a devolverlos para poder comprar el pienso de Trufas-discutió Mary. Alec se la quedó mirando.
               -Déjalo, ya le compro yo el estúpido pienso a tu estúpido conejo, estúpida.
               -Trufas no es estúpido, sólo es un poco cortito de entendederas. Y, para ser un conejo, hace sumas sencillas bastante más rápido que tú.
               -¿Sabes lo que dicen de que las desgracias nunca vienen solas, Mary Elizabeth? Porque me mordí la lengua el día que tú naciste. Y yo que pensaba que aquello había sido una excepción.
               -Adiós, Al-canturreó Mimi, metiéndose los regalices en el bolso-, de tarde te los doy.
               -Sujétame, Jordan-pidió Alec, dándole el borde de su camiseta-, que la mato.
               -Tío, están de rebajas en Game, ¿vamos a ver qué hay?
               -¿No me has oído? Me voy a cargar a mi hermana y la culpa la vas a tener tú.
               Se marcharon peleándose y tomándose el pelo. Me recordaban un poco a Scott y Tommy, pero sin ser Scott y Tommy y sin esa necesidad enfermiza de estar pegados el uno al otro las 24 horas del día.
               -Scott y Tommy son monos, mi hermano y Jordan son unos guarros.
               -Para ser justos, creo que Jordan se deja llevar-discutí, porque no quería pensar en que eso fuera cierto y le acabara de dar la dirección de mi mejor amiga a un capullo integral (que parecía bastante decente, por lo menos lo había parecido cuando Z había estado con nosotros y él había comprado un billete de avión sólo para poder darle un beso de despedida).
               -Yo creo que es al revés-comentó Eleanor, jugueteando con su pajita-. No sé, son amigos, y tal, pero mi hermano tiene una relación más estrecha con Alec que con Jordan.
               -Que Alec no te escuche decir que un tío tiene una relación estrecha con él, que se pone a llorar por su Masculinidad Te Eme-pronunció Sabrae, y nos echamos a reír.
               -De todas formas, Al está muy cambiado últimamente-comentó El-. ¿No os parece?
               -Sí, me pregunto a qué se deberá. O, mejor dicho, a quién-Mimi clavó sus ojos en Sabrae, que miró hacia otro lado.
               -Se ha quedado un bonito día.
               -¡Sabrae!-protesté yo, y ella se encogió de hombros.
               -Simplemente le he señalado las actitudes machistas que tenía. Que eran muchas.
               -Ahora está aprendiendo a poner la lavadora-aportó Mimi.
               -Y eso es genial.
               -No, no lo es, porque es gilipollas y no sabe que hay que separar ropa de color de la ropa blanca, y el otro día metió un vestido negro de mamá en la lavadora, y yo ahora no tengo sujetadores blancos por su culpa. Todo iba mejor antes, cuando Alec sólo sabía planchar.
               -Ya sabe hacer más cosas que yo-respondí, y todas se me quedaron mirando con la boca abierta-. ¿Qué? ¡Tenía criada en Nueva York!
               Eleanor me acarició la mano.
               -Realmente eras una inútil en Estados Unidos-se lamentó.
               -Em… ¿Gracias?
               Sabrae se echó a reír y todas la miramos.
               -Dios, le voy a mencionar en cuanto pueda lo de la lavadora y el vestido negro. Es que cae de cajón, aunque un tonto sabe eso.
               -Exclusiva mundial, querida: te estás tirando a un gilipollas-confió Mimi, llevándose una mano a los labios.
               -Exclusiva: vosotras tampoco hacéis nada porque yo deje de tirarme a un gilipollas-discutió Sabrae.
               -Chica, a ver-Eleanor puso los ojos en blanco-. Vamos a ser claras: cuando encuentras a una buena polla, tienes que encaramarte a ella como buenamente puedas.
               -Amén, hermana-tercié, alzando mi vaso de batido. Mimi se puso colorada, probablemente decir “polla” en público no fuera algo que hiciera a menudo.
               -Y, dado que tú no haces ningún esfuerzo por conservarla, tendremos que ser nosotras quienes cuidemos de tu estabilidad sexual.
               -¿Es eso lo que os decís por las noches cuando os reconcome la conciencia el tomaros a pitorreo mi decisión con respecto a Alec? Porque, pensadlo un poco, chicas: ¿si yo fuera un chico, cuestionaríais tanto las cosas que hago con respecto a él?
               -Nena, si fueras un chico, no le interesarías a Alec, y no estaríamos en esta situación-Eleanor le dio una palmadita en el brazo a Sabrae.
               -O sí, depende-discutió Mimi-. Igual Sabrae es la excepción con mi hermano incluso en eso. Bien sabe dios que lo es en todo lo demás.
               -Alec tampoco ha cambiado tanto por mí-se empecinó Sabrae.
               -Sabrae-se peleó Mimi-. Por favor. Que el otro día entró en mi habitación a preguntarme si el quedarse mirando a una chica por la calle era parte de la cultura de la violación.
               Nos quedamos calladas, mirándonos las unas a las otras.
               -Joder-susurré, y clavé los ojos en Sabrae-. Sí que está enamorado de ti.
               Sabrae se revolvió en el asiento, se cruzó de brazos y miró a la gente pasar.
               -Y ella de él-constató Mimi, sonriendo. Sabrae se frotó la cara con la manga del jersey, negándose a mirarnos.
               -Saab-le pedí-. Si él te gusta y él a ti, ¿qué problema hay?
               -Pf-suspiró-. Si sólo fuese uno.
               -Pueden superarse, ¿sabes? Scott y yo lo hicimos.
               -No deberías dejar que nada se interpusiera entre vosotros-le dije-. Ni siquiera tú.
               Me parecía increíble estar dando consejos de novios a otra chica teniendo en cuenta que Tommy era mi primer novio, pero él me hacía sentir tan bien y tan a gusto y tan feliz… que no me cabía en la cabeza que nadie quisiera combatir esos sentimientos, especialmente si los tenía por una persona que le correspondía.
               -Para vosotras es fácil decirlo, no…-Sabrae se quedó callada.
               -¿No…?-animó Mimi.
               -Alec es tan…-Sabrae buscó la palabra en un maremágnum de definiciones. ¿Gilipollas? Bueno, Scott era gilipollas, pero Eleanor le quería. ¿Pesado? Bueno, Tommy podía ponerse pesado a veces, pero yo le quería-. Mayor-se excusó por fin.
               -¿Mayor? ¡Pero si te lleva tres años! ¡Mis padres se llevan más!-exclamó Eleanor.
               -¡Y los míos!
               -Dios, y los míos-comentó Mimi-. Además, la edad no importa. Y, sinceramente, tú pareces mucho más madura que Alec.
               -No es sólo la edad, es… todo-Sabrae se encogió de hombros, mirando su batido. Rehuyó los ojos de todas nosotras, especialmente los de Mary, precisamente los más escrutadores. Pero que no nos mirara no significaba que no pudiéramos ver la verdad.
               -La edad da igual. Es otra cosa-constató la pelirroja, y Sabrae la miró. Siguió toqueteando su vaso, nerviosa, y Mimi asintió despacio con la cabeza. Sabrae se mordió el labio.
               -Vale, ¿alguien puede decirme qué es esa cosa?-quiso saber Eleanor, mirándolas a las dos.
               -Alec se va-dijo solamente Mimi.
               -¿Adónde?-pregunté yo, pero Eleanor abrió los ojos, sumando dos y dos.
               -Al año sabático-explicó Sabrae.
               -¿Qué?
               -Aquí, todos nos tomamos un año sabático entre el instituto y la universidad. ¿No lo hacéis en Estados Unidos?
               -Pues… no. Bastante nos cuesta entrar, como para tomarnos un año de descanso. Si lo hacemos… si lo hacen, es en el segundo año, o el tercero, o… al acabar. No sé, nunca me he interesado por ello realmente. Pero, ¿qué tiene eso que…?
               -No quiero estar 1 año entero esperando por un novio que no sé cómo va a volver-mintió Sabrae. Mimi la miró.
               -Algún día eso dejará de servirte de excusa, y ése será el día más feliz en la vida de mi hermano.
               -Ojalá llegue después de que él se marche, Mimi-contestó Saab. Mimi cogió su batido-. Eso nos ahorraría un montón de sufrimiento a los dos.
               -Está hecho para ti, Saab.
               -No. Está hecho para que yo no pueda resistirme a él.
               -¿Acaso no es lo mismo?-Mimi sonrió, dando el último sorbo, el definitivo, a su batido de moras. Sabrae torció una sonrisa, alcanzó su vaso y también se lo terminó. Eleanor y yo nos miramos, sopesando si que no nos pudiéramos resistir a un chico significaba que estaba hecho para nosotras. Porque era, precisamente, lo que me pasaba con Tommy.
               Era lo que me pasaba cada minuto que estaba con él, aunque no estuviéramos haciendo nada ligeramente romántico. Incluso cuando esperábamos a que el turno de nuestra audición llegara, incluso cuando él miraba entre bambalinas cómo Eleanor dejaba anonadados a los jueces, incluso cuando no me hacía el menor caso, yo le miraba. Y me sentía atraída hacia él como un asteroide se sentía atraído hacia un planeta.
               Un movimiento a mi lado me sobresaltó. Miré en derredor, aterrizando directamente desde aquella tarde de chicas, la última que habíamos pasado estando fuera del programa. Un ayudante de producción con una camiseta negra que en letras grandes rezaba STAFF nos apiñó contra un rincón.
               -Que sea rápido-le dijo a una chica de tez oscura y pelo rosa chicle, de rizos enredados en su cabeza y sostenidos por una bandana blanca-. Ya sabes que a Nicki no le gusta esperar por los candidatos.
               La oscuridad era casi absoluta detrás del escenario, salvo por un rincón por el que se colaba la luz de los focos que iluminaban la inmensa tarima donde una chica interpretaba una canción que yo no había oído nunca, pero que sabía con casi total seguridad que no tenía tantos gallos por minuto.
               -Lo siento, chicos, pero no he podido resistirme a venir a echar un vistazo cuando he visto a Eleanor ahí arriba. He oído hablar un montón de vosotros, Lauren no...-la chica había pasado sus ojos oscuros por nosotros, reconociendo nuestras caras y maravillándose de que nos tuviera delante. Pero, como por arte de magia, cuando sus ojos se posaron en Tommy, su cara se iluminó y explotó en una inmensa sonrisa-. ¡Eres Tommy Tomlinson!-proclamó, y Tommy se mordió el labio en una sonrisa tímida, asintió con la cabeza-. ¡Dios, soy súper fan de tu padre, y bueno, de ti también!-soltó una risita-, me encanta tu Instagram, todas las fotos de comida que cuelgas tienen una pin…
               -June-exigió la ayudante de producción-. Están valorando a la tal Tiffany. Tienes que salir.
               La chica nos miró un momento, confusa. Bueno, sólo miró a Tommy. Y entendía esa sensación que estaba experimentando de que tu atención se viera arrastrada irremediablemente hacia él.
               -Yo… eh… buena suerte. O sea, para vosotros-la chica se sonrojó por debajo de su piel oscura-. ¡Aunque no la necesitáis! He escuchado vuestra grabación, y es genial. A Simon le encanta. Creo que sois sus favoritos. Y viéndoos, no me extraña-guiñó un ojo a Tommy, y Scott se pasó una mano por la boca para taparse la sonrisa-. En fin, ¡nos vemos en vuestra actuación! ¡Pasáoslo bien!-gritó por encima de los aplausos de la gente cuando la chica de producción la agarró del brazo y la arrastró de vuelta a un rincón del plató, donde había más revuelo de personas-. ¡Abby, ¿has visto?, es Tommy Tomlinson!
               -Bueno-dijo Layla, rompiendo nuestra estupefacción-. Al menos un voto, ya lo tenemos. Gracias a Tommy-sonrió, y se echó a reír, y todos nos reímos con ella.
               Como si yo no experimentara la misma sensación que esa chica, como si mi corazón no gritara ¡es Tommy Tomlinson! cada vez que miraba hacia él.

El tercer capítulo de Sabrae ya está disponible, ¡entra a echarle un vistazo y apúntate para que te avise de cuando suba los siguientes capítulos! A más gente apuntada, antes subiré



Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads, te estaré súper agradecida.😍       

36 comentarios:

  1. ¿Es muy raro si te digo que estoy emocionada por todo el tema del concurso? DIOOOOS QUE GANAS DE QUE EMPIECEN YA CON TODO ESO Y LA CONVIVENCIA ALLÍ Y ME MUERO!!!
    Me he reído como tres milenios con Louis haciéndose pasar por Tommy y el otro metido en el armario. Es una pena que Scott estuviera tan hecho mierda que no le soltara algo como: "ya te has decidido a salir del armario" o algo así. Fuck!!
    CHAD CHAD CHAD CHAD AIDEN AIDEN AIDEN AIDEN ES QUE ME MUERO!!! ES EL PROTAGONISTA ABSOLUTO DE ESTE CAPÍTULO Y SE MERECE 100 CAPITULOD SOLO DE ÉL JODER!!!
    Bueno ya me calmo que seguro que estás hasta los ovarios de mí que soy una pesada. Gracias por el capítulo que ha sido maravilloso, precioso, sensualoso

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    1. Es normal que estés emocionada Ari, van a pasar UN MONTÓN DE COSAS dios mío que ganas tengo de que lo leáis!!!!!!!
      Hablemos de cómo Louis está hasta los huevos de su hijo y Tommy hasta los huevos de su padre pero a la hora de hacer coñas y vacilar a quien sea son los mejores amigos del mundo *se limpia una lagrimita*
      De hecho Scott sí que suelta algo como ya has decidido salir del armario, por lo menos mentalmente, es que está muy jodido JAJAJAJA
      Estaba un poco nerviosa escribiendo la primera vez de Chad con Aiden, quería hacerlo lo mejor posible y estoy bastante satisfecha con el resultado ☺
      No estoy hasta los ovarios de ti y lo sabes, probablemente la mayor razón de que quiera tanto a chasing the stars y a sus personajes es por cómo los tratáis vosotras, si no fuera por vuestros comentarios probablemente la novela no me tuviera tan entusiasmada, así que gracias por comentar en cada capítulo, no sabes lo que lo aprecio ☺♥

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  2. Estoy emocionadisima por el concurso y no sé porque me da la sensación de que no todo va a ser tan sencillo como ellos esperan.

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  3. SIENTO QUE TODOS LOS COMENTARIOS LOS EMPIEZO IGUAL PERO MADRE DEL AMOR HERMOSO LO QUE NOS ESPERA.
    ME HA PARECIDO TAN GENIAL QUE HAYA EMPEZADO CON SCOTT DE RESACA Y QUERIENDO MORIR (justo como yo predije jejeje) ES QUE COMO SE NOTA QUE SON ADOLESCENTES JAJAJA. PERO LO MEJOR HA SIDO EL INTENTO DE TROLLEO DE TOMMY QUERIENDO HACER CREER A SCOTT QUE TOMMY ERA LOUIS. LUEGO LA FAMILIA HACIÉNDOLE BULLYING EN LA COMIDA MADRE MI AJAJAJAJAJJA. Echaba mucho de menos las escenas de él y Eleanor :(. Además tengo miedo porque con esto del concurso se va a liar gorda entre los dos y ay ay ay. Ahora hablemos de algo bonito:
    SHASHA Y SCOTT. SCOTT Y SHASHA. MIRA QUE SABRAE Y EL ERAN HERMANOS GOALS PERO ES QUE CON SHASHA ES PARA LLORAR. ME CAGO EN TODO LO QUE VUELA. CUANDO ELLA SE HA PUESTO A LLORAR Y DE HAN ABRAZADO Y SE HAN ESTADO DANDO MIMOS EN LA CAMA MIRA ME MUERO. ENCIMA LE HA REGALADO SU PUTA CAMISETA FAVORITA. LE HA REGALADO LA PUTA CAMISETA DE LA NASA. ES QUE QUIERO LLORAR DE VERDAD. NO PUEFO CON TANTO SUFRIMIENTO MALIK. ENCIMA HA CANCELADO SUS PLANES CON ELEANOR PARA ESTAR CON SU HERMANA, SE QUE ANTES HE DICHO QUE LES ECHO DE MENOS PERO ES QUE JODER SCOTT CON SUS HERMANAS ES ALGO QUE TODO EL MUNDO DEBERIA LEER. He de decir que me da miedo que no haya habido un momento drama con Duna. Pero mas miedo me ha dado Shasha diciendo que es una hacker y puede hacer lo que le salga de los ovarios con internet.
    Y A CONTINUACION HA PARECIDO CHAD. MI CHAD. MI HIJO. MI NIÑO. MI TODO. De verdad le amo. Le amo a el. Amo a Aiden. Amo a Vee y a Niall por hacerle y por ser tan buenos padres. Amo a Kiara por der su mejor amiga y quererle tanto. AMO TODO LO QUE LE RODEA VALE. LO AMO JODER. ES QUE SOLO QUIERO ABRAZARLE Y DARLE BESITO POR TODA LA CARA. (por cierto, cuando ha dicho lo de la pequeña bronca de Scott y Eleanor por lo de que casi se caen he chillado muchisimo porque eso tambien lo intuí en el capitulo anterior y si ya de por si estaba feliz pues eso me ha hecho el triple) AIDEN Y EL SE MERECEN TODO EL TIEMPO DEL MUNDO. SE MERECEN SER LA PAREJA DEL AÑO, QUE DIGO DEL AÑO, DEL MILENIO. SE NOTA TANTO QUE SE QUIEREN MUCHISIMO. ME HA PARECIDO TAN BONITO QUE CHAD LE HAYA IDO GUIANDO Y DICIENDO TODO EL RATO QUE LO ESTABA HACIENDO GENIAL PARA TRANQUILIZAR A AIDEN Y DISFRUTARSE. Por cierto, este momento "Y confirmamos que soy gay. O sea, súper gay-anunció-. He visitado algunas páginas que… buf-sacudió la cabeza-. Ni teniendo sexo yo mismo con chicas me puse de la misma manera. " Me ha encantado, porque es que como que Aiden ya se va aceptando a el mismo. O sea, no digo que antes no lo aceptase pero no le gustaba decir que era gay del todo porque antes habia estado con chicas, pero ahora a enfrentado ese miedo que tenia de decirlo y ya ha dicho que es 200% gay y no puedo estar mas feliz. Se merecen el cielo y el mas allá mis dos soletes. (+)

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    1. HIJA MÍA YO CON QUE ME SIGAS COMENTANDO COMO SI ME HACES UN COPIA Y PEGA EN CADA CAPÍTULO DICIENDO LO MUCHO QUE TE PONE SCOTT MALIK LA VERDAD
      Era muy evidente que iba a empezar el capítulo así, con Scott hecho mierda, esque me lo pusieron a tiro y me gusta mucho escribir sobre resacas, como si las hubiera vivido alguna vez (?) el momento Louis y Tommy, un puto clásico, ojalá yo tuviera a una madre a la que me pareciera así para vacilar a mis amigas
      POR FAVOR INVENTEMOS UN NOMBRE PARA SHASHA Y SCOTT, SCASHA? ME PARECE DE PUTA MADRE AHORA QUIERO PROTEGER A MIS HIJOS me parecía súper importante poner esto porque Shasha es como la hermana más fría con él pero eso no significa que no se quieran y ay :( es que se quieren y aprecian y necesitan tanto por favor que en dos días se me separan no estoy nada bien necesito ayuda emocional :(
      Con Duna va a haber un momento más que dramático, divertido, tengo ganas de que lo leáis (como toda la puta novela, qué novedad xd me repito más que el ajo).
      POR FAVOR estoy tan contenta de no haber hecho al final lo de mis planes de meterlos a todos en un mismo capítulo, porque si no no podría explayarme con Chad y tenía MUCHÍSIMAS ganas de tomarme mi tiempo con él (es la primera escena de sexo gay que escribo y no quiero que sea la última ;3) y APRECIAR A AIDEN COMO AIDEN SE MERECE porque hace poco quedó como un capullo pero mi chavalín no lo es, simplemente estaba asustado, como tú dices "se merecen el cielo y el más allá" porque son DOS SOLES.

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  4. (+)Por ultimo, pero no menos importante, la parte de Diana. Ay mi hija. QUE ORGULLOSA ESTOY DE ELLA MADRE.( POR CIERTO, QUE SE ME HA OLVIDADO, EL MOMENTO DE DAN Y ASTRID HACIENDOLE UNAS ALAS DE CARTON CON PLUMAS DE LAS ALMOHADAS ME HA RESULTADO TAN TIERNO QUE CASI LLORO) Ha evolucionado tanto desde que apareció que ay. He de confensar que cuando llego no me gusto mucho por la actitud de chula y de 'soy mejor que todo el mundo' pero poco a poco la hemos ido conociendo, sobretodo gracias a Tommy jijiji, y ahora la amo. Es que seguro o que le paso algo horrible o hizo algo horrible que no se puede perdonar ni así misma y por eso la mandaron sus padres a Inglaterra. Mi hija no se merece tanto sufrimiento vale. NO SE LO MERECE.
    Por cierto, pueden Eleanor, Mary, Sabrae y ella incluirme en su Squad? Porque joder joder. Me encanta como han animado a Mary para que se probase el vestido y se lo comprase ay, son tan bonitas todas. Luego ha aparecido un momento SABRALEC (iba a poner Sablec otra vez, PERO ES QUE ME SALE DEL ALMA QUE LE HAGO). Sabrae admitiendo sus sentimiento hacia Alec en publico me ha hecho chillar. Encima ha dicho el porque no quiere que esten juntos como pareja y mira he chillado otra vez. En el fondo sabe perfectamente que aun que Alec tuviese un año sabático no se iria con ninguna tia estando de novio con ella o no. Alec mejorado tantisimo desde que esta con ella que no me lo creo ni yo. Encima lo que ha dicho Mary de que el otro dia le pregunto si mirar mucho a una chica se consideraba cultura de violacion, ay nuestro hijo que se está reconstruyendo Erika, ay. Al final de hace aliado y todo.
    Luego el final del capítulo con la tia esa tirándole los tejos a Tommy, mira yo me meaba, al igual que Scott jajaja. Lo mejor es que me imagino a Diana con cara de 'Que coño te pasa tia?' jajajaja.
    Bueno, voy a dejar de escribir ya porque es que cada vez hago los comentarios mas largos. Lo peor es que cuando lo publico se me vienen mas cosas a la cabeza y estoy por ponerte otro pero si te peto tanto puede ser que al final me mates. Tkm, no lo olvides.

    -Patricia.
    P.D: POR CIERTO, he llorao cuando he leido que han cantando Shape of you. NO PUEFO ESTAR MAS EMOCIONADA CON EL TEMA DEL CONCURSO. NECESITO VER COMO ELEANOR Y CTS HACEN VER A LA GENTE QUE ELLOS SON MAS QUE LOS HIJOS DE LOS INTEGRANTES DE ONE DIRECTION. AMO A MIS HIJOS. Ahora si que si voy a cortar aqui JAJAJAJAJA

    (MIRA ME CAGO EN BLOGSPOT Y EN SU CREADOR, NO ME DEJAN EXPRESARME EN CONDICIONES COÑO)

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    1. VAIS A GRITAR MUCHO CUANDO DAN Y ASH LE DEN LAS ALAS A DIANA ES QUE SE VA A PONER MEDIO HISTÉRICA LA QUIERO MUCHO como tú dices ha experimentado una evolución increíble, no me canso de decir que es el mejor personaje de Chasing the stars por lo complejo que es, cómo ha cambiado no sólo en su manera de pensar, sino de querer a la gente y de tratarla, incluso de quererse a sí misma (porque lo que hizo es gordo y le pesa en la conciencia).
      Lo de la squad tendrás que hablarlo con ellas, pero con lo abiertas que son no creo que tengan inconveniente, podéis hablar de chicos y de ropa y de SABRALEC (estoy orgullosa de que te hayas corregido Patri), que os va a dar mucho para hablar la historia de Saab ☺
      A mí June más que tirarle los tejos me parece que estaba fangirleando porque conoce a los padres y es muy fan de Louis, ya la veréis en el siguiente capítulo y dentro del programa; va a tener un papel bastante relevante en las actuaciones y demás ☺
      HIJA DE MI VIDA TÚ ESCRÍBEME COMENTARIOS DE 4 PÁGINAS SI TE APETECE, ya sabes que me encanta leeros y me hace muchísima ilusión saber qué opináis y que seguís ahí (es más, estaba un poco plof porque había un bajón de comentarios impresionante de un año a otro, por eso pedí lo de los 20 para Sceleanor☺). Así que si te dejas cosas en el tintero, por favor ESCRÍBELAS en otro, no quiero que dejes de comentar nada porque te dé vergüenza volver a comentar algo; al contrario, me causa ternura y me hace muchísima ilusión.

      PD: patri eres tonta si ya había dicho que iban a cantar Shape of you JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA pero ya verás su evolución, va a ser increíble!!!!!
      Son tontos en blogger en fin

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  5. Necesito una dosis de Sceleanor como ya mismo, no es coña ay

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    1. No habéis llegado a los 20 comentarios pero yo me conformo con 18, está MUY bien, os echaba mucho de menos chicas ♥ así que en el siguiente tendréis ☺

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  6. TOMMY Y LOUIS INTENTANDO ENGAÑAR A SCOTT ME MEO " -¡PAPÁ!-protestó Tommy, saliendo del armario (ya era hora de que admitiera que estaba enamorado de mí)" ES QUE NO PUEDO DESCOJONARNE MÁS XD
    Scott y Shasha qué cosa tan tierna y bonita de verdad ❤
    Shasha puta ama hackeando hasta el Buckingham Palace es que lo lleva en los genes gracias Sher y Zayn por tanto
    CHAD CHAD! C H A D ! Creo que me han escuchado llorar hasta en Irlanda, desde la primera palabra hasta la última de la narración de Chad sin poder contener las lágrimas uff
    Maravillosa esa primera vez de Chad y Aiden juntos, un momento mágico ❤
    Es que no te imaginas lo que me alegra poder ver más a Chad, mi niño hermoso ❤
    Diana, te quiero, te amo y te adoro. Y Astrid y Dan haciéndole unas alas a Diana aw no pueden ser más cucos ❤ (No hago más que poner corazones en todos los comentarios pero es que amo cada momento de esta historia)
    SABRALEC! Ha sido genial que Sabrae se abriese un poco y hablase sobre sus sentimientos, me muero de ganas por descubrir más sobre ella en Sabrae
    Y Alec cada vez mejora más, como si no me tuviera ya lo suficientemente enamorada

    - Ana

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    1. SON TONTOS EN FIN QUÉ VAMOS A HACERLE LA CABRA TIRA AL MONTE LOS TOMLINSON TIRAN A HACER EL SUBNORMAL
      Scott y Shasha son los nuevos Scabrae (no)
      Shasha es una diosa que se merece su propio spinoff (voy a morirme escribiendo historias enlazadas con esta novela? la respuesta es sí)
      Tenía unas ganas increíbles de que Chad narrara la primera vez de Aiden es que uf, por una parte estaba atacada porque quería hacerlo bien y ser lo más fiel y precisa posible (llegué a meterme en google a mirar posturas gays ME DESCOJONO) y estoy bastante contenta con el resultado aunque espero soltarme un poco más con el tiempo y hacerlo mejor, que aún queda muchísimo por mejorar ☺
      Diana es lo mejorcito que ha creado mi mente por favor me muero, qué ganas de que veáis cómo reacciona cuando los niños le dan las alas </3
      (Tú pon corazones a gusto hija, me encantan porque son gordinflones)
      Sabrae se ha ido un poco de la lengua pero es que me daba la sensación de que os tenía como muy en ascuas y quería daros un poquito más de información, a ver si se me anima la gente a apuntarse para que les avise de nuevos capítulos para seguir cayendo en las redes de Alec

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  7. "-¡¿Sabrae y Alec están intentando tener bebés?! ¡Pero si no tienen trabajo estable!" Dun es una criatura demasiado hermosa para este mundo. Estoy tan contenta por Chad se merece todo lo bueno de este mundo joder.
    Pd: He comentado en el capítulo que no era xd

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    1. BEITA PUES YO NO ME HE DADO CUENTA MIRA QUÉ EMPANADA TENGO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA muchísimas gracias por manifestarte, ojalá te apetezca seguir comentando en los siguientes capítulos ☺

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  8. VIVO POR Y PARA LAS ESCENAS DE LOUIS Y TOMMY ME DUELE EL CORAZÓN CADA VEZ QUE HACEN ALGO LOS DOS JUNTOS
    ASTRID Y DAN HACIÉNDOLE UNAS ALAS A DIANA POR DIOS LOS TOMLINSON NO SE CANSAN DE SER TAN MONOS
    ME HE EMOCIONAO CUANDO SCOTT Y ELEANOR HAN QUEDADO PERO LUEGO SHASHA ME HA DADO MUCHA PENITA POBRECITAS LAS MALIK QUE SE LES VA SCOTT A QUIEN VAN A JODER AHORA :(((((
    CHAD Y AIDEN ALELUYA GLORIA A DIOS ME MUERO
    EL MOMENTO EN EL QUE LAS CHICAS SE HAN ENCONTRADO A ALEC Y A JORDAN #BLESSED
    AY TIO NO ME ESPERABA PARA NADA LO DE ALEC QUE SE VAYA SABRAE TAMBIÉN DE AÑO SABÁTICO ME NIEGO A QUE SE SEPAREN!!!!!
    Oye a ver que cachondeo es este eh quiero que les pongan las pilas en el concurso HOMBRE YA

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    1. TOMMY Y LOUIS SE LLAMARÍAN LOUISMY NO ESTOY GRITANDO, TÚ ESTÁS GRITANDO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
      Me muero de ganas de que veáis cómo se las dan es que!!!!!! ME ESTALLA UNA ARTERIA QUÉ CUQUIS SON MIS HIJOS VIVA MI FAMILIA
      "a quién van a joder ahora" JAJAJAJAJAJA EN EL FONDO ESTÁN PREOCUPADAS POR ESO TODOS LO SABEMOS
      ¿Te has imaginado a Alec y Jordan montando muebles discutiendo y todos sudaditos? PORQUE YO SÍ Y NO HE PODIDO DORMIR.
      SÍ CHICA PUES SI OS SORPRENDE LO DEL AÑO SABÁTICO ESPERAD A SABER ADÓNDE VA ALEC
      EVIDENTEMENTE LO DESCUBRIRÉIS EN MI NUEVA NOVELA™ SABRAE, YA DISPONIBLE EN LAS MEJORES PLATAFORMAS (o sea, sólo en este blog)
      YA VERÁS LO MAL QUE LO VAN A PASAR EN EL CONCURSO POR QUÉ SOY TAN SÁDICA ME ENCANTA LA VIDA

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  9. He vuelto a leer el capitulo porque soy así de adicta y porque necesitaba que quedara una frase enmarcada: "Si mis hermanas eran música, me aseguraría de grabar las suficientes copias de sus risas en mi memoria para cuando me sumiera en el silencio de la soledad".

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    1. Gracias por comentar Y POR APRECIAR ESA FRASE ARI siempre puedo confiar en ti para que me animes un poco ♥

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  10. ECHABA TANTO DE MENOS LEER LA NOVELA AY. ME HE LEÍDO COMO DIEZ CAPÍTULOS DE GOLPE. SHIPPEO SABRALEC CON MI VIDA, TIANA MANDA, SHEREZADE ME PUSO CACHONDA COMO UNA PERRA EN LA ESCENA CON EL DIRECTOR, CHAD ES LO MÁS PRECIOSO DE ESTE MUNDO, LAYLA MERECE SER FELIZ POR EL RESTO DE SU VIDA Y ECHO DE MENOS UN CAPÍTULO DE SCELEANOR QUE ME HAGA LLORAR AL RECORDAR QUE NO TENGO NOVIO Y QUE NUNCA CONSEGUIRÉ UNO ASÍ

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    1. AY YUMLIS YO TAMBIÉN TE HE ECHADO DE MENOS, espero que te vaya todo bien y poder verte más a menudo ☺
      SABRALEC ES LA LECHE, TIANA MANDA EL MUNDO OBECEDE, SHER ES UNA DIOSA (a mí también me pone cachonda con su jerga jurídica tranquila, aunque me descojoné la primera vez que leí tu comentario) CHAD ES UN AMOR Y LAYLA ES LA BIZCOCHA OFICIAL DE ESTA NOVELA ES QUE NI UNO SE SALVA A TODOS ME LOS QUIERO COMER.
      Tendrás un poco de Sceleanor en el siguiente capítulo, aunque ahora por razones de tiempo, espacio y trama, no creo que pueda ser posible tener otro tiempo como el fin de semana mágico que pasaron los dos en el piso de Zayn y Sher cuando hicieron un mes :/ pero espero compensarlo con pequeños instantes especiales ☺

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  11. CHAIDEN ME DA MIL VIDAS SOS. SON SÚPER BONITOS Y CHAD SE MERECE TODO LO MEJOR DE ESTE MUNDO. QUIERO VER COMO DAN Y ASTRID LE DAN LAS ALAS A DIANA SOS

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    1. SON TAN PRECIOSOS LES QUIERO ABRAZAR
      LO VERÁS Y LLORARÁS QUERIDA VIUTXI, LO VERÁS Y LLORARÁS

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  12. CHAD ES PRECIOSISIMO SEÑOR ME LO QUIERO COMER

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    1. Nuria por favor te he echado de menos :(((( yo sí que te como gracias por comentar ♥

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  13. PUEDO ESTAR MÁS ENAMORADA DE SABRALEC Y CHAIDEN? LA RESPUESTA ES NO

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  14. En serio necesito que sea ya lo del programa, me da mucha pena porque ya no queda nada para que acabe la novela y llevo leyéndola desde que empezaste a escribirla. Me acuerdo cuando al acabar I1DB y la anunciaste me volví loca y súper entusiasmada por leerla, estos personajes me han hecho llorar y reír y no sabes que lástima da saber que pronto tendré que despedirme de ellos, sé que aun queda el spinoff de Sabrae, pero Tommy y Scott han calado tan hondo en mí que no estoy lista para echarlos de menos. En fin, muchas gracias por esto Eri. Muchas gracias.
    Pd:QUIERO SCELEANOR

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    1. COQUITO POR DIOS DÓNDE TE HABÍAS METIDO ME TENÍA PREOCUPADA QUE HUBIERAS DEJADO LA NOVELA GRACIAS POR COMENTAR JO ♥
      Venga ahora reconocimientos aparte, a mí también me da una lástima tremenda meterlos en el programa, es una sensación muy agridulce porque por una parte llegan al momento culminante de la novela y por otra ya llegan a su final, y me imagino escribiendo sus epílogos y lloro porque ya sé exactamente quién va a narrar el último capítulo y qué va a suceder y :( pero me queda el consuelo de Sabrae aún
      Dios por favor, sabes la ilusión que me hace saber que me leías también en I1DB?????? me encanta tener gente que me sigue de hace tanto tiempo, de verdad dime quién eres por twitter porque te quiero pedir la dirección para ir a tu casa y darte un beso.
      Muchísimas gracias a ti por seguirme durante tanto tiempo, y no te preocupes, que aunque Scott y Tommy pasen a un segundo plano, seguirán apareciendo en la historia de Sabrae,♥
      PD: ME HE DADO CUENTA POR ESO DE QUE HAS SALIDO DE LA SOMBRA, no te preocupes que lo tendréis ☺

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  15. "Madre mía, Eleanor era pura magia. La de cosas que podía hacerme sin siquiera estar conmigo. Seguro que podría curarme el cáncer con sólo tocarme."
    Existe alguien en este planeta más enamorado que Scott Malik? Porque yo creo que no. De verdad vivo por Sceleanor. Sabralec me tiene arañando la cara, quiero que se dejen de joder la marrana ya.

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    1. Confirmamos que no, ni siquiera yo enamorándome de vosotras cuando volvéis de la ausencia y me dejáis un comentario con una frase cogida del capítulo quiero más.
      ME HE REÍDO CON LO DE JODER LA MARRANA QUÉ COJONES JAJAJAJAJAJAJAJA

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  16. CHAIDEN CHAIDEN CHAIDEN CHAIDEN
    MI MENTE SOLO PUEDE PENSAR EN CHAIDEN

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  17. HOLA SOLO VENGO A DECIR QUE SABRAE ES LA CRIATURA MÁS BONITA QUE EXISTE EN EL MUNDO, SOLO TIENE MIEDO DE PERDER A ALEC !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Necesito tanto que avance el spin off y empezar a saberlo todo de ellos que no es normal...
    AYYYYYY QUE CHAD Y AIDEN SE ESTÁN CONVIRTIENDO POQUITO A POCO EN OTP Y YO YA NO DOY A BASTO CON TANTAS me ha encantado la parte de Chad en este capítulo, como ha narrado su primera vez con Aiden mira mira yo me voy ya de la vida.
    Y hola porque Scott es el amo y señor del universo hasta con resaca, me he desconojado cuando Louis y Tommy han intentado engañarle y DIOS cuando ha dicho que se la ha pasado un poco la resaca al hablar con El PERO PUEDE ALGUIEN QUERERME ASÍ??? Se me ha roto el corazón cuando se ha despedido de Sasha, porque o sea es verdad que ella parece súper fuerte y que igual tiene menos apego con S pero la realidad es que es su hermano mayor y le va a echar tanto de menos... me ha parecido una de las mejores escenas de toda la novela, me ha transmitido tanto que por un momento he sentido que era mi hermano el que se iba... pffff no puedo ni imaginarme como reaccionará Duna 🙈🙈
    Diana quiere tantísimo a Tommy que parece mentira que sea la misma chica que llegó de Nueva York... "Como si mi corazón no gritara "¡Es Tommy Tomlinson!" cada vez que miraba hacia él" 💜💜💜💜💜💜
    En fin que tengo muchísimas ganas de leer el siguiente y de tener sceleanor.

    UN BESO GIGANTEEEEE
    -María 💜

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    Respuestas
    1. MARÍA PRIMERO DE TODO TENGO QUE DECIR QUE ME ENCANTA QUE USES CORAZONES MORADOS AY
      Sabrae es deliciosa de verdad, en el fondo las únicas ganas que tengo de terminar CTS es para poder centrarme bien en su historia porque tengo 350 Y PICO NOTAS EN EVERNOTE DE SU NOVELA SIN EXAGERAR XD NO SÉ ´COMO VOY A CUADRAR TODO ESO PERO EN FIN deseadme suerte ♥
      Chad y Aiden en el fondo llevan siendo la otp original y oficial de esta novela desde que se conocieron, lo que pasa es que yo soy una perra mala que os confunde con tanto sexo heterosexual
      POR FAVOR APRECIEMOS QUE A SCOTT YASSER MALIK SE LE PASA LA RESACA CON SOLO ESCUCHAR LA VOZ DE SU NOVIA QUIERO MORDERLE LOS PIES
      Dios mío no sabes la ilusión que me hace que me hayas dicho que te sentiste como si fuera tu hermano el que se iba es que me hace sentir una reina de la narración???? te como la cara en serio ♥
      A Diana nos la han cambiado y lo mejor de todo es que nos da iguala todos en fin
      Gracias por tu comentario cuquísima, en el siguiente tendréis Sceleanor como compensación ♥
      UN BESOTE

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  18. CHAD Y AIDEN AL FIIIINNNN

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