Me volví plenamente consciente
de cada milímetro de mi cuerpo en cuanto los focos se concentraron solo en mí.
Tommy y Scott me dieron un afectuoso apretón en el hombro. Diana me guiñó el
ojo, me acarició la mano. Me deseó buena suerte.
Layla me abrazó. Me dijo que se moría de ganas de
verme. Sabía que lo haría genial.
Habíamos estado ensayando los dos juntos nuestras
actuaciones en solitario. Después de que las juezas dijeran que se morían de
ganas de ver qué podíamos hacer, nos habían mandado a un rincón aparte. June
nos había dicho que nos ordenaría para el día siguiente. El guión aún no estaba
terminado pero, como Diana tendría que desfilar esa misma semana, no tendría
tiempo para preparar dos números. Así que Layla había sido la encargada de
hacer la actuación en solitario encima de la pasarela del desfile de Victoria’s
Secret.
Nos habían cargado muchísimo de trabajo esa semana. Yo
sólo esperaba no cagarla. Como estábamos en el ecuador del concurso, teníamos
que preparar una actuación grupal en la que se nos dividía entre chicos y
chicas. Las chicas habían cantado una canción de Ciara que hizo que se me
pusieran los huevos de corbata. Work. Habían
salido con pinturas de guerra, mezcladas entre el público, cantando a voz en
grito. Como si de verdad fueron a la guerra.
Nosotros nos subimos al escenario justo después. Me
temblaban las piernas y temía que las rodillas no pudieran sostenerme mucho más
tiempo. Se apagaron las luces.
Para, la canción la empezaba yo. Habíamos escogido Whistle, pero la versión hecha por los
Gorriones en Glee. Salíamos de traje,
e iniciábamos el baile en una fila india cuyo único rostro visible era el mío.
Yo me ponía la chaqueta, me la abotonaba, y, mientras iba cantando, las manos
de los demás surgían por detrás de mí como una estatua hindú de mil brazos.
La cámara se acercaba a mi cara en el momento en que
yo me terminaba de abotonar un gemelo, la miraba directamente y decía,
mordiéndome el labio: allá vamos.
El número había sido una locura. Ni siquiera supe cómo
habíamos conseguido para mantenernos coordinados. Éramos muchísimos, bastantes
más de los que éramos en Chasing the stars… y aun así nos había salido todo
bien. Jake y Scott se habían ocupado de las notas más altas mientras los demás
seguían cantando la canción. Por suerte, yo no la había cagado respirando
demasiado fuerte. Debido a que el baile era muy elaborado, teníamos que llevar
un micrófono de esos inalámbricos. De los que se enganchan en la oreja.
De los que usaba papá en los conciertos de One
Direction, porque él no tenía las manos libres por culpa de la guitarra.
Estaba nerviosísimo cuando me aferré a los hombros de
Tommy y Alex, otro de los concursantes, para inclinarme hacia delante y hacer
una reverencia. Esperaba que el veredicto de los jueces no fuera muy duro.
-Scott-fue Jesy la que empezó, y todos gemimos. Si
empezaba por Scott, era que nos iba a meter caña a todos. Nos sorprendió
rascándose la nariz, buscando las palabras, acodándose en la mesa y diciendo-.
Enhorabuena por esa capacidad vocal-alabó las notas altas de Scott cuando
estando en el grupo siempre las criticaba. Scott se había esforzado por
destacar. Jake no le había dejado cancha a que fuera de otra manera-. No me
esperaba menos teniendo en cuenta de quién eres hijo, pero si te soy sincera,
no dejas de asombrarme. No pareces tener límite y estoy desando explorar tu
rango vocal y averiguar hasta dónde puedes llegar. Evidentemente, está bastante
lejos de lo que cualquier persona se imaginaría, e incluso de mis propias
expectativas. Gracias por los escalofríos que me han recorrido esta
noche-sonrió.
-A Jesy nos la han cambiado-acusó Gaga, abrazándola en
broma. Jesy se echó a reír.
-Gracias, Jesy-sonrió Scott, que no cabía en sí de
gozo. Eso me tranquilizó un poco. Si no estaba enfadada con Scott, con los
demás sería buena.
-Tengo muchísimas ganas de ver qué haces en la prueba
solista-dijo Nicki-, porque de verdad tienes talento. Hay una potencia en
ti-Nicki movió la mano, la abrió y la cerró- que no había visto nunca en gente
con más fama que tú, lo cual nos indica lo poco justa que es a fama-hubo
murmullos de asentimiento, tanto en la mesa de los jueces como en las sillas
del público.
-Dios, Nicki, te lo agradezco de corazón, de
verdad-Scott estaba a punto de salir disparado como un cohete. Jake fingía que
todo eso no le importaba. Como si nadie hubiera estado en la sala de ensayo con
ellos dos, cuando protestó porque “el programa le lamía demasiado el culo a
Scott”. A lo cual, Tommy le contestó:
-Aquí aprecian a la gente grande; si te molesta que
aprecien a Scott, te sugiero que intentes superarlo.
-Tienes futuro como solista-Nicki alzó una ceja-, sólo
digo eso.
-Eso me suena de algo-espetó Scott, y todos nos
echamos a reír-. Pero he venido con un grupo y me voy a ir con mi grupo,
ganemos o perdamos. Soy un tío fiel-se jactó.
-A ver si es verdad-le pinchó Jesy, y Scott fingió
sacarse un puñal del corazón-, y ahora… Chad-se volvió hacia mí, y un
escalofrío me recorrió la espalda. Jesy esbozó una amplia sonrisa. Procuré
fingir que no me estaba dando algo. Jesy
Nelson. Sonriéndome. A mí-. ¿Qué ha sido ese gesto?-abrió las manos y el
público la secundó-. No reprimas lo que llevas dentro, te lo pido por
favor-juntó las manos frente a ella como si rezara-. A pesar de que haya gente
más explosiva que tú en el programa después de lo que has hecho aquí hoy, estoy
convencida de que no estás
aprovechado en todo tu potencial. Esa manera de abotonarte los gemelos, y el
labio mordido…-se abanicó con sus papeles y Nicki alzó las cejas-. Ha sido lo
más sensual que haya visto hasta ahora.
-¡Amén, hermana, simplemente amén!
-Me vas a buscar problemas con mi chico-bromeó Jesy.
-Creo que a ti y a todas en este programa, chica-se
rió Gaga, asintiendo con la cabeza. Noté cómo el rubor me subía por las
mejillas.
-Jesy-gimoteé.
-Te lo digo en serio. No reprimas ese fuego que tienes
dentro. Hoy has cantado genial, ¿y sabes por qué? Porque te has permitido el
lujo de ser juguetón. A ver qué nos traes en tu prueba en solitario.
-Me temo que os voy a decepcionar.
-Tú no puedes decepcionarnos-respondió Gaga-. Eres adorable. Me apetece achucharte sólo con
tenerte ahí.
Había sido sin querer, pero habían puesto un peso
inmenso sobre mis hombros.
Y ahora estaba ahí, de pie, quedándome solo. Tomé
aire, hice una reverencia y me di la vuelta para coger la guitarra (no la había
usado en la actuación de The nights, de
Avicii, con los demás, pero ahora iba a necesitarla) y colocarme frente al
micrófono de pie.
Aquella sería la primera vez que utilizaba ese
micrófono en todo lo que llevábamos de programa. Me giré para comprobar que el
escenario estaba listo y que la banda estaba preparada. Me recoloqué los
auriculares mientras las luces se iban atenuando. Tembloroso, comprobé que la guitarra estaba
afinada. Tomé aire, cerré los ojos, me volví, clavé los ojos en Eleanor, que
levantó los pulgares, sonriente. Suerte, me
decía la más pequeña de los que estábamos allí.
Busqué a mi padre entre la multitud. Le pedí que no me
dejara equivocarme con la letra.
Noté la confianza de mi madre y la suya también fluir
por mis venas. Has crecido escuchando
esta canción, tocando esta guitarra. No vas a hacerlo mal.
Asentí con la
cabeza.
Y, en cuanto los primeros acordes de la guitarra
sonaron en todo el plató, supe que no me había equivocado. Escuché a puñados de
gente gritar, ya reconociendo la canción. Me dejé llevar.
-When I was six
years old-canté, rasgando yo también mi guitarra, abriendo los ojos y
mirando al público. Mi público-, I broke my leg.
Ahora todo el mundo chillaba, la canción ya
reconocida, el artista admirado. Mi decisión, aplaudida. Me incliné un poco
hacia atrás, poniéndome de puntillas.
-And tasted the
sweet perfume of the mountain grass I rolled down. I was younger then.
Oí al
realizador diciendo que me subieran el micrófono. Ordenando cambios. Nicki y
Jesy parecían encandiladas. Gaga se acercó el auricular a la oreja y me miró
mientras escuchaba mi voz y mi guitarra, sin el molesto ruido del mundo
deteniéndose para mirarme.
Agradecí a mi padre que hubiera sido músico, porque no
habría sido posible que hiciera aquello que estaba haciendo con esa facilidad
de no ser por él.
Barrí con los ojos el público, sonriendo ante las
caras felices cantando la misma canción que yo.
Y entonces, una estrella que brillaba más que las
demás. Un arcoíris en un día precioso.
En el mismo momento en que yo empezaba el estribillo,
diciendo que iba de camino, conduciendo a noventa por aquellas carreras de
campo, una bandera de Irlanda brotó de entre el público.
Como una sirena en un mar.
Como una flor entre la maleza.
No pude evitar clavar los ojos en ella.
Y casi pierdo el hilo de la canción debido a la
sonrisa que me atravesó el rostro. Porque los que sujetaban la bandera y la
agitaban con orgullo eran Kiara y Aiden.
-… and we
watched the sunset over the castle on the hill-canté, y les vi cantar a
ellos. Leí sus labios y los de nadie más. Al terminar ese verso, me giré hacia
la entrada del escenario, donde estaban los de realización. Me toqué la oreja,
y la chica que se encargaba de los micrófonos asintió. Quería uno de manos
libres. Iba a saltarme el guión y pasearía por la pasarela en dirección al
público. Se volvió y se perdió en la negrura.
Seguí cantando. Kiara y Aiden estaban ahí, al alcance
de una mano de la que yo no disponía. Eché un vistazo, nervioso, esperando a
que la chica regresara. Pero no había ni rastro de ella.
Que le jodan a
esto, pensé.
Quité el micrófono de su soporte y lo sujeté con una
mano, mientras con la otra agarraba la guitarra.
-We found
weekend jobs, we got paid-empecé a caminar hacia el borde, y la gente se
volvió loca. Kiara comenzó a dar brincos, entendiendo antes que Aiden que
aquello no estaba ensayado. La banda se mantenía estoica, como si todo
estuviera planeado. Me eché la guitarra a un lado, sabiendo que faltarían cosas
en la canción sin mis aportaciones, pero me daba igual.
Estaban ahí. Tenía que acercarme a ellos. Tenía que
cantarles a ellos.
-I’m on my way-troné,
a todo lo que daban mis pulmones y mis cuerdas vocales. Troté por la pasarela,
y Kiara y Aiden, seguidos por una marabunta, se libraron de los de seguridad y
se acercaron al borde, a ese pequeño círculo al final de aquel improvisado
pasillo curvilíneo que rodeaba a los jueces y te conectaba con el público.
Fue entonces cuando me fijé en que todo mi curso estaba
detrás de ellos dos.
-Driving at
ninety down those country lanes-tuve la precaución de no echar a correr. No
podría cargar con la guitarra, correr y cantar al mismo tiempo-, singing to Tiny dancer.
Después de lo
que me pareció una eternidad, llegué al círculo y señalé a Kiara y Aiden, la
guitarra ya colgando en posición invertida a mi espalda.
-And I miss the
way you make me feel, and it’s real, we watched the sunset over the castle on
the hill.
Hice el whistle después del segundo estribillo y
me incliné para tocarles las manos. Sentía un torrente de electricidad
recorrerme de la cabeza a los pies. Kiara y Aiden saltaban y se reían y se
peleaban con el resto de mi instituto para conseguir tocarme.
Qué demonios,
pensé, girándome sobre mis talones y caminando hacia las pequeñas escaleras del
borde del escenario.
-One friend left
to sell clothes-entoné, mientras intuía, más que veía, las cámaras
persiguiéndome, intentando conseguir un buen plano de mí interactuando con mis
amigos mientras estrenaba aquellos solos que íbamos a tener los integrantes de
Chasing the stars. Recibí felicitaciones, toquecitos en el hombro, apretones en
la mano, revolturas de pelo, mientras me abría paso hacia Aiden y Kiara. Les
sonreí y les toqué la mano, hice un gesto con la cabeza para que me siguieran.
-and I can’t
wait to go home-terminé esa estrofa mientras los demás me seguían, como si
fuera una madre pata y ellos fueran mis patitos-. I’m on my way-canté, mirándolos, mirando a las cámaras, dejando que
fueran ellos mi escenario y mi fondo, en lugar de las inmensas pantallas en las
que se sucedían imágenes que ya no interesaban a nadie-, I still remember these old country lanes, when we did not know the
answer-una ola de exclamaciones al hacer esa nota recorrió tanto a mis
amigos como al resto del público. Empezamos a saltar, y ellos empezaron a
cantar a grito pelado también-, AND I
MISS THE WAY YOU MAKE ME FEEL…
Terminamos la
canción como si fuera una auténtica fiesta. Vi que los jueces se habían puesto
de pie. Todo el mundo se había puesto de pie. Terminé los últimos acordes de la
canción (no di ni uno, por los nervios) e hice un gesto con la mano en
dirección a todos mis amigos, diciendo que los aplausos y los jaleos que el
público me dedicaba también eran para ellos. Cogí la bandera de Irlanda, la
besé y la levanté en alto.
Pude ver a mi padre, a mi madre, a todos los
irlandeses repartidos entre el público dar brincos al ver nuestra bandera,
felices por ese minuto de gloria que había conseguido regalarle a mi país.
Me giré y me abracé a Kiara, fuerte, muy, muy fuerte,
con el sonido del mundo colapsando a mi alrededor todavía taponándome los
oídos.
-Lo has hecho genial-dijo, acariciándome la cabeza, la
nuca, llorando en mi hombro-. Eres genial.
-Te quiero-era lo que le decía yo-. Te quiero, te
quiero, te quiero, gracias por venir, eres la mejor, K, te quiero.
Kiara se limpió las lágrimas de sus mejillas de ébano,
hinchadas en una sonrisa de felicidad absoluta, y se separó de mí a
regañadientes para dejarme abrazar a Aiden.
Aiden abrió los brazos, yo me metí entre ellos, me
puse de puntillas y le di un profundo beso. Un mes sin verlo. Un maldito mes.
Si se pensaba que me iba a conformar con un abrazo, iba guapo.
Debería dar las gracias de que no le violara en
directo.
Noté la sonrisa de Aiden esparcirse por su boca
mientras me devolvía el beso, con cada persona en el mundo celebrando lo que
acababa de hacer, y la valentía que tenía al hacer lo que ahora.
Separó mi boca de la suya para dejarme respirar. Pegó
su frente a la mía y me dijo, mientras yo luchaba por conseguir recuperar el
aliento:
-¿Dónde has aprendido a cantar así?
Me reí.
-En el mismo sitio en que he aprendido unos truquitos
que me muero por enseñarte.
Aiden me dio un rápido beso en los labios y se apartó
de mí para que yo pudiera avanzar de vuelta al escenario principal, donde ya me
esperaba el presentador. Me coloqué al borde, sintiéndome solo y desnudo
después de aquel baño de masas, y me recoloqué la guitarra para impedir
estropearla de alguna manera. Las juezas me alabaron, dijeron que les había
encantado mi actuación, que había sido genial verme tan suelto y tal feliz.
Simon me felicitó por lo que había hecho, por seguir a mi corazón y no al guión
establecido, y se volvió hacia los irlandeses.
-Creo que tus amigos y yo estaremos de acuerdo en que
una canción no va a ser suficiente-sonrió Simon, mirándome de reojo-. ¿Guardas
algún as bajo la manga?
-Bueno…-di una patadita al suelo-, me sé los acordes
de bastantes canciones.
-Sorpréndenos.
-Necesito que vengan-dije, sujetando el micrófono con
firmeza-. De hecho, necesito que todo el mundo en el público saque sus móviles
y encienda la linterna-me acerqué a la banda para preguntarles si conocían la
canción que me había pasado por la cabeza. Sonrieron y asintieron, apoyándose
en sus instrumentos. Me acerqué al pie del micrófono, pedí sillas para los que
estaban allí. Mientras las colocaban, y me traían a mí una más alta para poder
sentarme con la guitarra sin que el micrófono me molestara, solté un discurso-.
Vale, esta canción es muy especial para mí-jugué con los acordes de la
guitarra, mirándola-. Se podría decir que es una de las canciones más
importantes de mi vida. Seguro que muchos la conocéis. Así que, por favor, si
os sabéis la letra, cantad conmigo-me giré hacia la banda, más seguro, asentí
con la cabeza.
Empecé con los acordes y todo el mundo se volvió loco,
mientras papá sacudía la cabeza, sonriendo, reconociendo al segundo las
primeras notas de Slow hands.
La quiere más a ella de lo que
nunca me querrá a mí.
Me
doy cuenta al día siguiente de nuestras improvisadas vacaciones. Tenemos una
semana libre que podríamos haber aprovechado para ir a casa. Yo lo habría
hecho, pero, cuando Tommy se acercó a sugerirme que fuéramos de viaje a alguna
isla y perdernos en un oasis de tranquilidad, el plan me pareció tan genial que
no pude decir que no.
Solos,
nosotros cinco, haciendo el tonto en una playa de Menorca (ya lo habían pensado
todo) y tostando al sol. Sin preocupaciones. No haciendo nada. No más coches,
ni gorras, ni gafas de sol por si nos reconocían. Nada de salir a las verjas
del concurso a saludar y dar las gracias. No me pararía a hacerme fotos con
desconocidos y a sonreírles agradeciendo su apoyo.
Sólo
Scott, Tommy, Diana, Chad, y yo. Bueno, y Kiara y Aiden, que han venido con
nosotros después de darle la sorpresa a Chad.
Resultó
que Tommy y Scott ya lo habían organizado todo. Les pidieron a nuestras
familias que nos prepararan las maletas, que metieran ropa de verano.
Alquilaron una pequeña casita en una cala tan pequeña y apartada que nadie
sabía de ella. Apenas era un puntito en Google maps. Más que suficiente.
Todo
para que a Diana no se la llevaran. Diana le había preguntado a Tommy si
pensaba que habría alguna posibilidad de que la dejaran quedarse en el
programa.
-¿Qué?-había
sido la estupefacta pregunta de nuestro inglés.
-Me
da miedo que mis padres aprovechen que estoy fuera para meterme en un avión y
volverme a Nueva York-respondió la americana, frotándose las manos. Tommy le
prometió que no permitiría que eso pasara. Se puso manos a la obra con Scott.
Incluso
alquilaron un taxi, que nos esperaba en el modesto aeropuerto.
-¿Tommy Malik?-preguntó el taxista, y
Scott se echó a reír, oculto tras sus gafas de sol. Tommy se las quitó y le
estrechó la mano al hombre, que contemplaba nuestro ejército de maletas con
cierta angustia.
-El mismo.
Ayudamos
al señor a meter las maletas en la furgoneta que nos llevaría a nuestro efímero
hogar.
-Te
morías de ser un Malik, ¿eh, bribón?-atacó Scott, dándole un codazo a Tommy,
que se echó a reír.
-No
lo sabes tú bien, ladrón.
La
primera tarde fue buena. Tras explorar la casa, entre Tommy y yo hicimos la
comida (que bajamos a comprar al mercado del pueblecito al que estaba conectada
nuestra casa), nos sentamos en la terraza, disfrutando del sol, dimos buena
cuenta de marisco, verdura y sangría por igual, y luego, corrimos a darnos un
baño.
Todo
cambia de noche. Decidimos salir a bailar.
Y a
mí me hace mal verlos. Diana arrastra a Tommy a la pista, se frota contra él, y
él se frota contra ella, y yo me muero de celos. Después de dejar que Tommy me
lleve con él, vuelvo a sentarme. Estoy cansada. Observo cómo Diana se
entusiasma reconociendo una de las canciones que pinchan en la pequeña pista de
baile abarrotada. Reggaetón Lento, la
que se suponía que íbamos a cantar la semana pasada.
Tommy
y Diana bailan muy pegados, sonríen, se besan. Beben. Diana se saca con
disimulo y descaro un pequeño paquetito blanco. Lo abre y deja caer unos polvos
blancos en sus nudillos, aprovechando el despiste de la gente. Luego, le acerca
la mano a Tommy, que la mira a los ojos, un poco achispado.
Le
parece una buena idea. Así que se inclina y también toma un poco de coca. Scott
bufa sonoramente, sacude la cabeza con tanta sutileza que tienes que estar
mirándolo fijamente para darte cuenta. Sus ojos también brillan, aunque no
tanto como los de Tommy, con quien más tarde se peleará para desnudarlo y
meterlo en la ducha, evitar que los efectos de las drogas y el alcohol vayan a
más.
-Déjame
tranquilo-le dirá Tommy, revolviéndose penosamente desde su estado de
inconsciencia. Pero Scott no le hará caso.
-Ni
de coña; tu madre será pequeñita, pero a mí me acojona un montón cuando se
enfada. No voy a dejar que te dé un chungo y te mueras aquí: la bronca que me
caería sería legendaria.
Tommy
protesta un poco más, pero Scott no se da por vencido.
Pero
ahora, Tommy es de Diana, y Scott se da cuenta de que yo lo sé como quien
descubre una verdad insondable e indiscutible. Miro cómo bailan, cómo se
frotan, se acarician y se ríen. Diana sacude las caderas, se baja un poco,
mirándole a él a los ojos. Bailan tan despacio que cualquiera diría que están
haciendo el amor.
Qué
curioso: bailemos como si hiciéramos el
amor es el título de la canción de Ciara que canté en el desfile de
Victoria’s Secret.
-Puedo
decirles que paren si te hacen daño-me dice Scott. Yo niego con la cabeza,
dando un trago de mi bebida y clavando mis ojos en el mar. Intento que la vista
no se me vaya hacia ellos.
-No
tienes derecho-digo-. Ni yo a pedirlo. Ni que paren, ni que lo hagas. Y no me
hace daño-miro a Tommy, su sonrisa, la forma en que disfruta. Cómo no va a
estar tan enamorado de ella, si ella es perfecta, ella puede hacerlo todo, y yo
estoy tan rota que empiezo a pensar que jamás me recompondré-. Sólo me pone
triste no ser suficiente.
-Eres
suficiente, Lay. Más que suficiente.
Scott
me da un cariñoso apretón en la mano. Yo le sonrío con timidez. Me siento mal
por mí y me siento mal por él, que bastante tiene con estar lejos de Eleanor,
precisamente justo cuando podría estar con ella sin temor a que nadie les
descubre, a girar una esquina y que alguien les vea cogiéndose las manos, y
está aquí, consolándome a mí, preparándose para la batalla mental que supondrá
tener que duchar a Tommy en contra de su voluntad.
Pero
le momento en que definitivamente veo que Tommy elegiría a Diana si le
obligáramos a escoger no es esa noche, sino a la mañana siguiente. Volvemos al
mercado, los tres: él, Diana, y yo. Diana está maravillada con el colorido de
las frutas, la mezcla de olores, la explosión de sensaciones. Llevamos una
bolsa de lino cada una en la que vamos metiendo las cosas que Tommy escoge,
preguntando a los vendedores y examinando la materia prima como si estuviera
revisando un cohete espacial a punto de despegar.
-¿De dónde sois?-nos pregunta un hombre
barrigudo, con un bigote teñido por el sol y mejillas coloradas cuando nos
escucha intercambiar palabras tanto en inglés como en español. Tommy se vuelve
hacia él.
-Somos asturianos-informa.
-Ah, asturianos. Tenéis el acento muy suave.
-Nuestras madres son las
asturianas. Nosotros somos de segunda generación. Ingleses-me encojo de
hombros.
-Os han enseñado bien.
-Gracias.
-¿Os quedaréis mucho por aquí?
-Una semanita, nada más
-Bueno, lo suficiente para
relajarse.
Diana intenta entender
nuestra conversación, pero se pierde demasiadas veces. Le aprieto la mano y le
digo que no pasa nada, que poco a poco irá aprendiendo y pronto entenderá lo
suficiente como para mantener una conversación. Aunque nunca le preguntarán de
dónde es: es demasiado mayor como para perder su acento americano.
Tommy
ve en esto la oportunidad perfecta para enseñarle más vocabulario. La toma de
la cintura, le pone una mano en la parte baja de la espalda y la va guiando por
los puestecitos, diciéndole nombres de frutas y verduras y pescados y demás
productos.
Nos
encontramos con una fruta rosa, de interior blanco con puntitos negros, como
gotitas de tinta derramadas sobre un folio. Diana señala la fruta y pregunta
qué es, pero quiere saberlo en español.
-Sé
cómo se llama en español, pero no en inglés-le dice, y Diana frunce el ceño-. Pitahaya-Tommy lo pronuncia alto y
claro, asegurándose de que ella comprenda cada vocal, cada consonante. Se
inclina para mirarme-. ¿Princesa?
-Puede
que sea el mismo nombre-respondo, insegura. Intento fingir que no oigo la voz
en mi interior que dice en eso te has
convertido, en el apoyo. Tommy se encoge de hombros.
-¿Quieres
llevarte una y la probamos?
Diana
asiente, entusiasmada, y le entrega la fruta elegida a la vendedora, que la
envuelve en un papel y nos la devuelve para que la guardemos en nuestras
bolsas.
Tommy
vuelve a ponerle una mano en la cintura, y ahora que Diana sonríe y está de
buen humor por su pequeño caprichito, él también se suelta. Su mano va bajando.
Diana se la sube, le mira, y los dos se sonríen. Yo voy detrás, aguantándome
las ganas de girarme y perderme. Probablemente vuelva a Inglaterra a nado.
Me he
dado cuenta de que T tiene 17 años con ella, y conmigo tiene 70.
No
puedo culparle. No puede culpar que la quiera a ella más que a mí, que prefiera
estar con ella. Diana puede dárselo todo sin miedo.
Volvemos
a casa con ellos riéndose y yo caminando en silencio, aguantándome las lágrimas
ante esa cruel revelación. Cierro los ojos, trago saliva y voy derecha a la
cocina. Coloco las cosas encima de la mesa y empiezo a pensar qué puedo hacer
con ellas, mientras veo a Chad y Kiara jugar a las palas, Aiden mirarlos con atención
desde la arena, y Scott bañarse en el mar. Todos en la playa. Diana se pone el
bikini y baja a darse un chapuzón.
Siento
la presencia de Tommy detrás de mí.
-Aún
es pronto para hacer la comida, princesa.
Me
muerdo el labio y empiezo a picar un puerro. Tommy se pone a mi lado, me
acaricia el hombro.
-Eh,
princesa. ¿Estás bien?
-Sí,
es que…-se me inundan los ojos-. Echo de menos a mi familia. Eso es todo.
Tommy
traga saliva, conmovido. Me acaricia la mandíbula.
-Ya.
Tiene que ser duro, ¿no? Contabas con…
-Me
gusta estar aquí-miento, porque no lloro por echar de menos a mi familia, sino
que lloro por todas las posibilidades que he perdido en dos días. Me he
permitido soñar con una vida juntos. Me he permitido creer que podríamos ser
siempre tres.
Quiero
irme.
-Tengo
una idea-dice, pasando sus manos por mis hombros. Me hace presión ligeramente
en ellos-. ¿Qué te parece si bajamos a la playa, nos damos un baño, nos
quedamos tostando al sol, y dejamos que otro prepare la comida? Scott, por
ejemplo. Ya es hora de que se vaya ganando el pan-pone los ojos en blanco y
saca la lengua, y eso me obliga a sonreír.
-Tú
adoras cocinar.
-Bueno,
pero estamos de vacaciones, ¿no? Además, estás disgustada. Eso lo entiendo.
Aunque seguro que la morriña es más llevadera cuando tienes un batido en la
mano bien fresquito y estás tostándote al sol a orillas del Mediterráneo.
¿Quieres probarlo?-sugiere, y yo me río con timidez, asiento con la cabeza.
Miro cómo mete frutas en la batidora de vaso, las licua y luego mete las
bebidas en el congelador-. Vete a ponerte el bikini-me dice-, que nos vamos a
dar un baño, ¿te apetece?
Asiento
con la cabeza, sonrío y dejo que me atraiga hacia él. Y me sienta bien.
Terriblemente bien. Me gusta tenerlo tan cerca, ver cómo me mira, dejar que me
bese en los labios, jugar con su pelo. Aunque no se me escapa la cautela con la
que me toca, por mucho que finja no darme cuenta. Me acaricia igual que haría
con un cuadro cuyos trazos de pincel está estudiando.
La
tarde es un poco mejor. Me río, juego a las cartas, me bebo el batido que Tommy
muy amablemente va a buscar, me meto en el agua y chapoteo todo lo que quiero.
Salgo del agua, me tumbo al sol, vuelta y vuelta como si fuera un filete en una
barbacoa, y, cuando noto que empieza a hacer frío, subo a la casa.
Está
haciéndose de noche. El sol se oculta por un horizonte al que se orienta la
terraza de la casa. Veo que Chad, Aiden y Kiara reúnen piedras y hacen una
pequeña hoguera. No hay ni rastro de Scott. Tommy está tumbado en la terraza,
sentado en una hamaca, mirando el sol. Me quedo mirando el brillo de su torso
desnudo, la forma en que el sudor y el sol se alían para hacer de él un dios.
Me meto una uva en la boca y estoy a punto de reprenderme por espiar así a la
gente (no está bien) cuando una figura femenina sale a la terraza.
Es
Diana, que viste una especie de bata-kimono anudada a la cintura. Se pone
delante de Tommy, que levanta la mirada y se encuentra con los ojos hambrientos
de la americana.
Mis
nudillos se tornan blancos. Me estoy aferrando con tanta fuerza a la encimera
que, de no ser de mármol, la habría hecho polvo.
Durante
unos angustiosos segundos, segundos en los que yo soy incapaz de moverme, Tommy
y Diana no dicen nada.
Entonces,
lentamente, Diana se lleva las manos al vientre y comienza a desatarse el nudo.
Con una elegancia y una sensualidad que hacen que algo dentro de mí se
revuelva. No sé si es envidia. No sé lo que es. Pero no puedo apartar la mirada
ahora. Me inclino un poco hacia delante inconscientemente para ver mejor.
Estoy
imitando los movimientos de Tommy, que se ha incorporado ligeramente, como
salvando la distancia entre él y Diana ahora que sabe que va a verla
semidesnuda. Me pasa fugazmente por la cabeza el momento previo al desfile, en
que nos dejaron pasar al vestidor para explicarnos cómo haríamos nuestras
actuaciones, salidas y demás.
No
hay rastro de la vergüenza que me embargó cuando entré en aquella sala inmensa
llena de las mujeres más preciosas del mundo, con sus espectaculares cuerpos,
ataviadas con lencería que dejaba poco a la imaginación… o, más bien, que
dejaba poca opción a que la imaginación no se disparara.
Escucho
las palabras de Scott mientras a Diana le están terminando de poner un spray
que, se supone, hace que las braguitas y el sujetador que lleva puestos y que
la hacen lucir como una verdadera diosa no se muevan.
-¿Qué
hay que hacer para trabajar aquí?
-Ser
gay-espeta Diana sin miramientos, y a Scott se le borra la sonrisa de un
plumazo mientras Tommy se ríe a mandíbula batiente. La sonrisa de satisfacción
de Diana es visible a kilómetros de distancia. Los chicos se giran sobre sus
talones, inspeccionando, posando los ojos en todo, justo lo contrario a lo que
yo haré en esa terraza de Menorca.
-¡Madre
mía, ¿esa es Josephine Skriver?!-ladra Scott.
-Sí-responde
Diana con hastío, incapaz de controlar lo mucho que la aburre este
comportamiento de fan de los tíos.
-Pues
por ella dejaría que cualquier pavo me hiciera lo que quisiera.
Ahora,
la americana alza las cejas.
-No
sabía que te fueran las rubias de ojos azules.
-¡Sí,
señora! Por eso estoy con Eleanor-explica Scott-, para tenerles cogidas las
medidas a las Tomlinson para cuando Astrid cumpla los 18.
Recuerdo
vagamente las carcajadas, los nervios al avisarnos de que no quedan ni 5
minutos para que empiece el desfile, con la correspondiente actuación de los
chicos…
Y
vuelvo a mi cuerpo en el momento en que Diana se termina de desanudar la bata y
deja que se deslice por su piel. Contengo el aliento.
Está
completamente desnuda.
Y no
me extraña que Tommy la prefiera a cualquier otra chica en la tierra. Es,
literalmente, perfecta: sus piernas son largas, sus muslos son firmes, su
trasero es duro y respingón, en su vientre podría aterrizar un avión, sus
hombros y su cuello son delicados… y sus pechos. Son mayores que los míos, pero
por ellos no ha parecido pasar el tiempo. Son redondeados y firmes, y me
descubro a mí misma conteniendo el aliento mientras examino la figura de Diana.
Caigo
en lo que van a hacer: lo que no pudieron la semana pasada. Diana estaba con el
periodo y, para colmo, no teníamos tiempo para nada, teniendo que preparar dos
actuaciones. Sería un milagro que nadie de Chasing the stars encontrara dos
minutos libres para poder respirar.
No mires.
Esto está mal.
Se merecen intimidad.
No mires, Layla, me recrimino
mientras no dejo de mirar. Tommy se incorpora hasta quedarse sentado. Diana da
un paso hacia él, con la seguridad que sólo las modelos tienen, con la
sensualidad de las que han conseguido esas codiciadas alas. Tommy estira la
mano y le acaricia la cintura. Diana da otro paso hacia él, que la mira a los
ojos, sube hasta sus pechos y se los acaricia despacio, con el pulgar, casi
sosteniéndolos más que manoseándolos.
La
canción que cantaron los chicos (yo no participé en esa actuación) fue Sexy bitch. Algo que le queda que ni
pintado a Diana.
Me
percato de que estoy conteniendo el aliento y lo expulso cuando Diana, de
colores dorados y anaranjados gracias al sol, echa la cabeza hacia atrás cuando
Tommy se incorpora y le besa los pechos. Sin decir nada (poco hay que decir en
una situación como ésta), él se quita los pantalones, y los bóxers.
Me
estremezco mirando su miembro erecto. Esto
está mal, me repite la voz, más débilmente. No mires.
Pero me gusta tanto verlo
desnudo…
Diana
le pasa una mano por el pelo. Se sienta sobre él con cuidado, que la recibe con
una sonrisa y un gemido ahogado. Los pechos de Diana chocan contra el pecho de
Tommy cuando empieza a moverse, sus cuerpos ya acoplados.
Aprieto
los muslos.
Se merecen intimidad, me digo…
…
mientras un fuego que hace años que no siento hace que me tiemblen las piernas.
Por
primera vez en meses, siento ese pequeño toque de atención de mi cuerpo
pidiéndome que me toque.
Pero
no puedo. Es una falta de respeto. Además, alguien podría venir. Y pillarme. O
pillarlos a ellos dos.
Además…
Además…
Diana
echa la cabeza hacia atrás, su pelo emite un brillo dorado, robado al mismísimo
sol. Su boca se dilata en una sonrisa de felicidad, satisfacción y placer,
mientras intenta, sin éxito, morderse los labios para no empezar a gritar.
Siento las manos de Tommy en mi propio cuerpo, sus labios en mis senos,
besándomelos, chupándomelos, haciéndolos míos; sus caderas entre las mías, su
sexo dentro de mí…
Yo fui
Diana.
Yo
soy Diana.
Yo seré Diana.
La
americana abre los ojos, notando al inglés cerca. En silencio, busca su mirada.
Le acaricia la mandíbula. Le pasa el pulgar por la boca, que Tommy le muerde
sin romper contacto visual.
De
repente, Tommy se aferra con fuerza a las caderas de Diana y se echa a temblar.
Cierra los ojos, deja escapar una exclamación y echa la cabeza hacia atrás.
-Oh,
joder…-gime. Diana baja una de sus manos por la anatomía de él; otra, por la de
ella. Sus dedos se encuentran en ese rinconcito en el que no son uno, pero
tampoco son dos ya. Tommy termina, le acaricia el torso, la cintura, el
vientre… y sonríe cuando nota que ella le sigue al cielo.
Diana
se abraza a Tommy, cierra los ojos, enseña los dientes a las estrellas ocultas
en un cielo sangrante e invoca a quien quiera escucharla.
-Dios
mío…
Se me
encienden las mejillas cuando la americana vuelve a abrir los ojos y se queda
mirando a Tommy. Le acaricia el pelo, juega con él, pierde sus dedos en su mata
chocolate mientras él le acaricia la espalda con la yema del dedo.
-Te
quiero-le dice mi inglés, nuestro inglés, su inglés, cogiéndole la mano y
besándole la palma. Diana sonríe, y yo tengo ganas de echarme a llorar.
Tener
a Tommy dentro mientras te dice que te quiere debe de ser lo más cerca del
paraíso que ninguna chica va a estar nunca.
Quiero
eso. Quiero ser Diana. Quiero tener la valentía de desnudarme y vestirme sólo
con una bata para sorprenderle, quitármela con sensualidad, excitarlo en un
segundo, sentarme sobre su erección y dejar que me haga el amor en una terraza
en una isla mientras el sol se pone. Quiero que me recorra con sus manos, que
se fascine por mi belleza, que no pueda quitarme los ojos de encima, que me
ponga una mano en la cintura y baje y baje y baje y yo tenga que subírsela y
reprenderle por su descaro.
Quiero
que me haga el amor.
Quiero
sentirlo dentro.
Quiero
que me diga que me quiere mientras nuestros cuerpos aún están acoplados.
Todo
eso, es ser Diana.
El
problema es que Diana sólo hay una.
Una
voz a mi espalda me sobresalta y hace que tire un cuenco con frutas que estaba
a mi lado.
-Lay,
¿has visto a Tommy? No encuentro el car…-empieza Scott. Me vuelvo hacia él y me
pongo colorada-. ¿Qué pasa?
-Nada.
No… no le… v-v-visto-mis mejillas se encienden más. Scott frunce el ceño.
-¿Te
encuentras bien?
-Per-perfectamente-digo,
inclinándome a recoger el cuenco, que se ha roto en varios pedazos, y las
frutas desparramadas por el suelo.
-Dios,
llevo como media hora buscándolo por todas partes, cualquiera diría que se ha
ido de la isla. Voy a asomarme al balcón, a ver si estaba en la playa y yo…
-¡NO!-grito,
y Scott da un brinco-. No te asomes al balcón.
-¿Por
qué? ¿Qué pasa?-dice, caminando hacia la puerta, y yo corro para ponerme entre
él y ésta-. Pero, ¿qué te ocurre, Layla?
-No
vayas al balcón.
-Pero,
¿por…?-Scott clava los ojos en mí, y ve algo en mi interior, algo que yo no sé
si sabría ver en un espejo. Y entiende-. Ah. Está… con Diana-aventura, y yo
asiento con la cabeza. Scott mira la ventana de la cocina, frunce
ligerísimamente el ceño y vuelve a mirarme, calculando las vistas-. ¿Qué…
hacías?
-No
se lo cuentes-le pido, le suplico, prácticamente le imploro-. Por favor, Scott,
no le digas que me has visto… mirándoles… mientras…
-Tranquila,
mujer. Si no habremos hecho cosas peores él y yo-suelta, riéndose y meneando la
mano-. O sea, no hemos… no nos metimos mano en la pubertad, ¿sabes? Estábamos
salidos, pero… a ver, un par de pelis porno, pues sí que cayeron, pero oye,
cascársela juntos pero no revueltos…-ahora el que se estaba poniendo rojo era
Scott-. ¿Me entiendes?
Asentí
con la cabeza, sin saber dónde meterme. Bueno, al menos a alguien en aquella
casa la situación le causaba la misma reacción.
-Yo…
eh… debería ir preparando la cena. Tommy tendrá hambre. O sea, Tommy y los
demás, ya sabes-suelto, toqueteándome el pelo con nerviosismo.
-Sí.
Bueno, él… eh… el sexo le da hambre. Eleanor es igual. La primera noche, le
hice un bocadillo-suelta-. Creo que es… genético o algo así.
Asiento,
Scott asiente. Me sigue a la cocina, y procuramos no tocarnos.
-Scott…-necesito
hablar de eso con alguien, de esa urgencia al mirar, de ese fuego en mi
interior. Y Scott entiende. Es que es un sol, igual que Tommy-. No lo… no lo he
hecho por vicio, ni nada por el estilo. Es que… no podía dejar… ya sabes.
-Sí.
Te atrae. Es normal. A mí también me pasa. O sea, por ejemplo, con mis padres…
nunca los he visto-se apresura a aclarar-. Pero cuando los oigo, yo… en fin.
Que uno nunca puede evitar oír del todo… y oye algunas cosas… que dices… pues
joder… me gustaría que alguien me hiciera eso a mí-confiesa-. Pero claro, no le
voy a preguntar a mi madre qué le hace a mi padre, porque me suelta una
bofetada por meterme en sus intimidades. Y tampoco puedo preguntárselo a mi
padre, porque el cabrón es capaz de hacerme una tesis doctoral sobre lo bien
que la chupa mi madre o las técnicas que usa cuando…-se queda callado al ver mi
estupefacción-. Mi padre es cojonudo-explica-. La madre que lo parió. Si vieras
cómo fue mi charla sobre el sexo… básicamente me sentó en una silla y me dijo
dos cosas: que me pusiera condón y que me asegurara de que se corrieran. Buscó
dibujos de anatomía en internet para explicarme dónde estaba el clítoris-Scott
puso los ojos en blanco-. Todavía me sorprende que no me metiera derechito en
un convento después de esa charla tan genial.
-Madre
mía. Tuvo que ser horrible-me eché a reír.
-Sí,
bastante. Bueno, si hubiera sido verdad, claro.
-¿Qué?
-Oh,
venga, Lay. ¡Estabas tan tensa! No pasa nada por mirar a tu novio follar. A mí
me pone ver a Eleanor masturbarse-espeta-. Claro que nunca… bueno, mira, igual
es mejor que me calle.
-La
verdad es que no me imaginaba a Zayn presumiendo de su vida sexual.
Scott
se echa a reír.
-¿Mi
padre? Mi padre te explica los orgasmos de mi madre si tú le preguntas cómo
son. Le encanta fardar de todo lo que folla. El cabrón me tiene envidia porque
ahora lo hago más que él-Scott se echa a reír. Noto cómo me voy tranquilizando
con cada palabra suya. Ahora entiendo por qué Tommy le quiere tantísimo. Cada
partícula que exhala con sus pulmones al hablar hace que te sientas especial. Y
buena persona. Noto cómo el rubor me sube por las mejillas, pensando en lo que
he hecho, en lo que he sentido, en cómo me he comportado… y en lo que Scott
debe pensar de mí. Seguro que no es nada malo.
Además,
es un chico. Ellos llevan esto con más naturalidad que nosotras.
Me
aparto un mechón de pelo de la cara y me muerdo el labio, mirándome los pies.
-¿Lay?-dice,
y levanto la vista con timidez.
-No
sé qué me ha pasado, S. Yo… no se lo dirás a Tommy, ¿verdad?
-Si
tú no quieres, no-me da un toquecito en el codo, amoroso, el típico gesto de
hermano mayor que te promete que te defenderá al pillarte haciendo una
trastada-. Aunque, si te soy sincero, creo que a Tommy le gustaría saber que
has mirado.
-¿Y
eso?
-No
lo sé, Lay-Scott se encoge de hombros-. Tenía que decirte algo, ¡casi te da un
ataque al verme ahí!
Me
abanico con la mano, notando el calor subiendo de nuevo por mi cara. No sé dónde
meterme. Tampoco es que haya muchos sitios en los que esconderse.
-Es
que… no sé qué es lo que me acaba de pasar. Eso es todo. Hace mucho tiempo que
no siento esto-me miro las manos, como reconociendo mi cuerpo, como si hubiera
sido un ser intangible hasta hace unos minutos. Me maravilla la capacidad que
tengo de sentir cosas en mi interior, de estremecerme por caricias que nadie me
ha dedicado pero que mi piel celebra de todas maneras.
-Hija
de mi vida, en mi pueblo, esa dolencia que tienes, tiene un nombre.
-¿De
veras?-pregunto, y noto cómo mis cejas se alzan.
-Sí.
La llamamos estar cachonda perdida.
Me
doblo para expulsar una divertida carcajada, incapaz de creerme lo que Scott
acaba de decir.
-Eres
genial, Scott.
-Sí,
la verdad es que tengo mis momentos-él abre las manos, se encoge de hombros y
pone los ojos en blanco-, especialmente cuando estoy de cachondeo con mis
amigos. Pero oye, si necesitas hablar… de lo que sea… puedes contar conmigo. Ya
lo sabes, ¿verdad? No tienes por qué sentirte culpable por sentir deseo, ni por
pensar en el sexo, y hablar de ello…
-Ya.
Si lo sé. Es sólo que… me siento una impostora. No he contado lo que me pasó en
casa. Y tampoco es que ese tema se toque abiertamente. Vamos a ver-me echo el
pelo hacia atrás, buscando las palabras-: si sale el tema, pues sale, pero… no
somos muy directos.
-En
la mía es muy natural-Scott se encoge de hombros-. Bueno, todos venimos del
sexo. Además, yo hasta sé cómo fue el polvo con el que me hicieron mis padres.
Eso hace que haya que tratar el sexo de una forma más directa. Ventajas de ser
el accidente de la casa-vuelve a encogerse de hombros y se inclina hacia la
ventana.
-No
eres un accidente, Scott-le respondo, y él se vuelve.
-Es
una manera de llamarlo como otra cualquiera. Al menos Tommy ha tenido el
detallazo de preguntar si veníamos a Menorca o nos íbamos a otra isla. Como si
me fuera a meter en el mismo mar en el que nadaron una vez los espermatozoides
de mi padre. Esos cabrones, fijo que son vengativos. Igual vienen a por mí por
haber sido el más rápido.
-Sabes
que el mar de Ibiza es el mismo que el de Menorca, ¿no es así?
-Oh,
genial, Layla, ¿tenías que decirme esto el segundo día de vacaciones, en lugar
de cuando estuviéramos en el avión de vuelta? Ahora no voy a poder dejar de
pensar en eso el resto de la semana. Se acabó el bañarse. Qué bien-Scott sacude
la cabeza y yo me echo a reír-. En fin, muchas gracias. Ahora le voy a joder el
polvo a tu novio, para que veas lo buena persona que soy-espeta, se inclina
hacia la ventana y la golpea con los nudillos. Veo cómo Tommy y Diana dan un
brinco-. ¡EH! ¡THOMAS! ¡MÉTETE EN CASA Y HAZ LA CENA! ¡DÉJATE YA DE TANTO
FOLLETEAR! ¿ES QUE LO TENGO QUE HACER TODO YO? ¿QUÉ SOY? ¿TU CRIADO?
-¡Cómeme
los cojones, Scott!
-¡Eso
después! ¡Métete en casa, venga!
-Ya
voy-espeta Tommy, molesto.
-No,
ya voy, no; ¡ya!
-¡Vale,
mamáaaaaaaaa!-bala Tommy, poniéndose los pantalones y girándose un momento para
comprobar que Diana está bien. Qué rico es, madre mía.
Aparece
en la cocina con el pecho desnudo y brillante, por un sudor que viene tanto del
sol como de Diana. Vuelvo a sentir el ramalazo de calor en mi bajo vientre y
cruzo sutilmente las piernas, recriminándome a mí misma el no poder quitarme la
imagen de Diana moviéndose sobre Tommy mientras él el acaricia lo pechos con
adoración.
Por
alguna razón que no consigo comprender, la cara de ese cuerpo no es la que le
corresponde: no son los rasgos de la americana, sino los míos. El pelo es un
poco más largo, el flequillo es recto, las piernas son más largas, la cintura
más estrecha, los pechos más pequeños. Pero Tommy los acaricia y los besa
igual. Sigue dándoles placer. Dándome placer a mí.
Me
doy cuenta de que no estoy respirando cuando los dos chicos me miran y Scott se
vuelve hacia Tommy, dispuesto a defenderme a capa y espada.
-Haz
el favor de ponerte ropa, que me está escandalizando a la nena-suelta. Tommy lo
mira de soslayo.
-Estaba
tomando el sol, ¿no tenías mucha prisa?
-¿Tomando
el sol con Diana tirada encima de ti?-cacarea el Malik-. Desde luego, cómo sois
los blancos. No se te ocurrió que te dejaría unas marcas de sol terribles, ¿no?
Parecerías una puta cebra.
-Ojalá
fuera una puta cebra para mandarte de una coz a Pakistán-ladró Tommy-. Voy a
ponerme algo.
-Ni
de coña. Tengo hambre. A trabajar.
-¿Qué
hago, Scott? ¿Me visto y te mueres de hambre, o me quedo así y dejo que a Layla
le dé un chungo?
Scott
se quitó la camiseta y se la tiró hecha una bola. Tommy se rió.
-Ah,
no. Ni de coña. Haz el favor, Scott. No te quiero en pantalón delante de mis
chicas-acusó Tommy.
Tuve
que llevarme una mano a la boca para disimular una risita cuando Scott se bajó
los pantalones y los dejó con chulería encima de la mesa. Tommy tragó saliva,
conteniendo su ira. Scott puso los brazos en jarras y alzó una ceja.
-Ni
en calzoncillos-especificó mi chico. En la boca de Scott parpadeó una sonrisa
mientras se llevaba una mano a los bóxers-. Eso. Tú sigue despelotándote, a ver
si con un poco de suerte vuelven Chad y Aiden y te atan a la cama, que es lo que
estás buscando: que te den por culo para que sepas lo que es-Tommy le tiró la
camiseta y salió de la habitación, en dirección a la nuestra. Scott me miró y
se rió.
-Cuando
quieras, te doy una clase exprés sobre cómo tener controlado a Tommy.
-No
creo que lleve a tu nivel de maestría.
-A
veces creo que me hace más caso a mí que a su madre. Claro que yo sé cabrearlo
de forma más creativa que Eri. Yo no necesito quitarle el móvil ni castigarlo
en su habitación para que se suba por las paredes. ¡Hombre! ¡Pero si sabe
vestirse!
-Esta
noche te ahogo en el mar. Ya lo verás-gruñó Tommy, empujándolo a un lado y
apartándose cuando Scott trató de colgarse de su cuello para darle un beso.
-No
te enfades, cariñito.
-Chúpame
la polla, Scott.
-Siempre pensando en lo mismo, Tommy. Desde
luego, estás asilvestrado.
Los
dos chicos sonríen al escuchar cómo intento reírme de la forma más sutil que
puedo.
-Mira
qué bien se lo pasa Layla-celebra Scott cuando yo no puedo parar de reírme, e
incluso me pongo a aplaudir y niego con la mano para que dejen de hacer el
tonto y yo pueda tranquilizarme.
-Deberíamos
cobrar entrada a esta casa. Podemos poner una tienda de campaña de esas que se
montan solas-sugiere Tommy.
-¿Para
qué necesitamos una tienda de campaña?
-Tío,
Scott: todos los circos tienen un toldo.
-No
todos.
-Vale,
y no todos tienen payasos: algunos se apuntan a concursos de canto-Tommy se
echa a reír y Scott le da un puñetazo en el hombro y le llama capullo. Tommy le
da un empujón y fingen pelearse por un momento, hasta que Tommy le recrimina a
Scott que busque pelea en mi presencia, a lo que Scott responde disculpándose y
acercándose a la encimera. Tommy le quita los utensilios y lo manda a hacer
algo útil, como poner la mesa o algo así. Scott se escabulle con una sonrisa en
los labios, pensando que todo le sale bien, cuando Tommy se pone de puntillas
para darme un beso y susurra un seductor hola.
Quiero inclinarme hacia él,
besarle la boca, saborear el sexo que acaba de tener con Diana. Quiero
morderle, devorarle, hacerle mil y una cosas que, hasta entonces, sólo añoraba
desear. Y ahora las anhelo a ellas en sí.
Tommy
me acaricia la cintura y yo me derrito; deja que le bese un poco y me pregunta
cómo estoy pasando las vacaciones. Ahora, bien. En sus brazos, bien. Con él tan
cerca, me es imposible pensar que prefiera a ninguna otra. A duras penas
recuerdo que Diana existe, o que estamos en un lugar diferente a nuestro país
de origen. Sólo existen sus manos en mi cintura, sus labios en los míos y su
lengua acariciando la mía.
Me
quedo sin aliento y él lo interpreta como el momento en el que ponerse a hacer
la cena. Nos sentamos en la pequeña mesa de madera que está entre la cocina y
el diminuto salón, apretujados los unos contra los otros, comiendo sin platos
de una bandeja común en la que hemos colocado embutidos, quesos y unas verduras
a las que nadie se acerca hasta que no se acaba el resto de la comida. Tengo
que tener las piernas muy encogidas para poder dejar espacio para Tommy y
Kiara, que se han sentado a mi lado, y Scott y Aiden, que están frente a mí.
Eso hace que mis pies prácticamente reposen sobre los de Tommy.
Mis
bailarinas se deslizan por mi piel hasta quedarse abandonadas en el suelo.
Tommy nota mis dedos desnudos sobre su tobillo y sonríe mientras finge escuchar
a Chad y su explicación sobre el folclore irlandés. Chad, Kiara y Aiden han
aprovechado que estamos todos juntos esta semana para comparar culturas y
decidir que, sin duda, Irlanda aprovecha mil veces más que Inglaterra a sus
habitantes.
Noto
que Tommy se quita con disimulo las zapatas de lino. Las empuja sin hacer ruido
hacia atrás, debajo de su silla. Acerca un pie a los míos. Me da un pequeño
pellizco, yo no sé con qué, y yo le devuelvo el gesto. Antes de que pueda darme
cuenta, nos estamos acariciando debajo de la mesa como si fuéramos dos amantes
cuyos encuentros están prohibidos. Tengo esa sensación.
Me
gusta. Me gusta sentir que es mío aunque finja que es de todos, que me preste
atención cuando sus ojos se fijan en otras personas. Me gusta nuestro contacto
íntimo en una habitación en la que hay congregadas 7 personas y no puede haber
nada privado.
Nos
hacinamos de nuevo en el salón, vemos una película en versión original de la
que la gente dejó de hablar, e incluso recordar, hace tiempo, con la mano de
Tommy en mi cintura, acariciándomela tan despacio que creo que voy a volverme
loca. Me vuelvo y le beso cuando Chad y Aiden empiezan a besarse. Él me lo
devuelve, deja que prácticamente me tumbe encima de él, y estamos besándonos
durante lo que me parecen dos minutos. Pero es tiempo más que suficiente como
para perder el hilo de la película y ser incapaz de saber quiénes son los
nuevos personajes que abarrotan los diferentes escenarios. Scott bromea con
Tommy y Chad, les pregunta si tienen pensado montar una orgía, si quieren que
se vaya para dejarnos más intimidad, y todos nos echamos a reír.
Al
final de la película, después de una gloriosa hora en la que estoy acurrucada
contra mi chico, escuchando el latir de su corazón y dejando que el calor de su
pecho y sus constantes subidas y bajadas me acunen, Tommy se estira y declara:
-Estoy
molido. Me voy a la cama-lanza un suspiro de satisfacción y me mira-. Te veo de
noche, princesa.
-No
tardaré en ir-le prometo después de un piquito. Él se encoge de hombros.
-Como
prefieras. Buenas noches, Didi-ronronea, dándole otro beso a Diana, que se lo
devuelve con una sonrisa adormecida y un asentimiento de cabeza, masajeándose
el cuello. Le da una palmada en la cabeza a Scott y se despide de todos-.
Buenas noches a todos.
Le
sigue un coro de “buenas noches”, “que descanses”, “hasta mañana”, y un “ojalá
no te despiertes”. Este último, evidentemente, es de Scott, y se gana un
cojinazo.
No
tardo en seguirle. Para cuando lo hago, me lo encuentro semioculto bajo las
sábanas, tumbado boca abajo, con el torso desnudo, y un brazo extendido sobre
la zona en la que duermo yo. Me quito la ropa en silencio y me pongo el pijama
reglamentario: camiseta de tirantes, pantalón corto que apenas me cubre el
trasero. Me meto en la cama, moviendo con cuidado su brazo, estiro las sábanas
sobre mis piernas y me giro y apago la luz.
-¿Layla?-pregunta,
en tal estado de inconsciencia que me sorprende que me reconozca… o que pueda
articular palabra. Levanta un poco la cabeza para poder hablar.
-No,
soy el coco-contesto, y suelto una risita, aovillándome junto a él. Tommy bufa
con satisfacción, palpa la cama hasta dar con mi cintura e, instintivamente, me
pega a él, que se da la vuelta como puede y se queda cara a mí. Intenta
mirarme.
-Princesa…-empieza,
pero yo me acerco, le doy un suave pero profundo beso.
-Vuelve
a dormirte, T.
-Uf-contesta.
A los dos segundos, ya duerme profundamente. La verdad es que no me extraña, ha
sido un día muy intenso, con el paseo hasta el mercado, el constante regateo,
la selección entre un millón de productos… sin olvidar la tarde en la playa, el
atardecer en brazos de la americana.
Estoy
pensando precisamente en eso cuando empiezan los ruidos. De muelles, oxidados,
como los de nuestra cama, chirriando. Gemidos ahogados, gritos que no se llegan
a exhalar del todo.
El
inconfundible golpeteo sordo constante de dos cuerpos que entrechocan cuando se
unen.
Chad
y Aiden, en la habitación de al lado, acostándose de nuevo.
Escucho
en silencio, temiendo moverme. Hay algo diferente en estos sonidos mal
disimulados que no despierta del todo a la bestia que hay en mí, la bestia que
la desnudez de Diana y la excitación de Tommy mostrada en su erección hicieron
rugir.
No
hay fuego esta vez, pero sí un ligero calor. Giro la cabeza y miro el cuerpo de
Tommy, iluminado gracias a la luz que entra por una ventana sin persianas. Sus
formas masculinas, su espalda, los músculos en esta, su pelo, ahora gris, negro
y plata, la forma en que su torso se estrecha y se hunde antes de ese culo que
ya ha tenido menciones en el programa (e incluso tendrá un club de fans –que
tampoco es que me extrañe- cuando terminemos), la forma de sus piernas
vagamente dibujadas en una cordillera de sábanas…
Quiero
tocarle. Quiero tocarle y que él me toque y me robe el aliento con sus
caricias. Quiero que me haga lo que hacen Chad y Aiden, lo que él le hace a
Diana, lo que Scott le hace a Eleanor. Quiero que me haga suya, que reclame lo
último que le queda por reclamar.
Pero
no me atrevo a despertarlo. Porque es tan precioso, su belleza es tan etérea
como efímera. Siento que, si le despierto, romperé el hechizo y la chispa de mi
interior se apagará sin encenderse la fogata.
Así
que salgo de la cama, abro la puerta de la habitación de una casa en silencio y
penumbra, y camino hacia la puerta. Rodeo el edificio blanco, paso por debajo
del balcón y bajo por el sendero de piedra, arena y madera corroída por el sol
y las inclemencias del tiempo en dirección a la playa.
Las
olas me lamen los tobillos cuando me doy cuenta de que no me he traído el
bikini. Me vuelvo hacia la casa, calculando las posibilidades. La luz de un
farolillo olvidado en una mesa de la terraza se asemeja a una estrella,
exactamente donde yo quiero estar a ella: entre ellas.
He
bajado al agua para apagar el fuego que amenaza en mi interior. Tengo que
detener el sol antes de que se ponga y entre mis muslos aparezcan estrellas.
Así
que me quito la ropa.
El
viento frío y salado del mar reconoce mis curvas, las recorre y hace que tirite
de frío. Echo a caminar por la arena blanda por las mareas, ajena a todo, a que
puede haber alguien observándome. Camino despacio, reconociendo un agua
sorprendentemente fría para el mar en el que se encuentra, famoso por su
calidez, saltando las pequeñas olas.
Cuando
el agua me llega por las caderas, pasa algo increíble.
Me
gusta la sensación.
Así
que me quedo quieta, disfrutando: las manos en el agua, las piernas sumergidas,
el pecho al descubierto, las olas azotando con suavidad ese pequeño rincón
rizado que, ahora, está dejando de tener dueño. Es una pequeña isla olvidada en
un océano nada transitado, en el rincón perdido que no interesa a los piratas.
El
mar choca contra mí de una forma muy parecida a como me presionan sus dedos.
Y, sin
quererlo, estoy otra vez sobre la terraza. Camino un poco más, el agua me llega
por los pechos, luego, por los hombros, ahora ya no hago pie, pero yo ya no
estoy mojada, no estoy bañándome: estoy arriba, mirando a Tommy a los ojos
mientras me muevo sobre él, con él mirándome a los ojos mientras se mueve en mi
interior, sonriendo, diciendo que me quiere cuando me rompo para él.
No hay nada malo en mirar a tu novio, me
ha dicho Scott. Floto en el agua, nado cual pececillo, mientras pienso en Tommy
y en su calor. Tommy, en la cama que compartimos, una cama en la que podemos
hacer muchas cosas.
Tommy,
que duerme en calzoncillos, me lo pidió el primer día, porque si no, se muere
de calor.
Tommy,
con la voz ronca después de hacerlo, diciendo mi nombre, llamándome princesa.
Tommy,
tocándome; Tommy, besándome; Tommy, acariciándome; Tommy, entrando en mí.
Tommy,
despertándose, dándose cuenta de que no estoy, viendo mi reflejo negro
robándole protagonismo al fulgor del agua en el mar. Bajando a verme. Entrando
en el agua. Llegando hasta mí.
-Tengo
que poseerte-me dice cuando me encuentra, y yo me entrego a él, que me toma con
muchísimas ganas, las mismas que yo tengo de que se haga real.
No hay nada de malo en mirar a tu novio, escucho
a Scott en mi interior. No hay nada de
malo en imaginarte con él, completo yo su frase, imaginando cómo me entrego
a él por fin, y le hago mi dueño, y por fin soy capaz de recibirlo en mi
“rinconcito especial”, como él lo llamó.
Giro
sobre mí misma en un eje imposible que sólo se torna en el agua y, en silencio,
me acerco a la orilla, sintiendo que voy a explotar. Apenas me reconozco. Me
tambaleo en la arena cuando consigo salir del agua, como hacemos todos después
de convertirnos en seres ingrávidos por un momento en el mar. Subo el sendero,
ignorando las sensaciones confusas del viento enfriando el agua que me baja por
todo el cuerpo en un goteo incesante. Entro en la casa sin hacer ruido, y abro
la puerta de nuestra habitación.
Me
pongo delante de él como vi hacer a Diana.
La
primera decepción viene cuando no se despierta, no levanta la cabeza, no me
mira con admiración. Sueña profundamente, incluso ronca con mucha suavidad.
Normalmente lo hace cuando yo también estoy dormida, así que no me entero.
Pero
ahora… ahora me gusta escucharlo. Me recuerda que es un hombre, yo soy una
mujer. Quiero ser su mujer, quiero que me haga suya, y quiero que me haga
mujer, todo a la vez.
-Tommy-susurro,
tocándole el hombro. Él se revuelve, pero no se despierta-. Tommy-repito,
sacudiéndole el hombro ligeramente.
Entonces,
con mucha fuerza de voluntad, esfuerzo y un poco de hastío, consigue bufar, más
allá del séptimo cielo:
-Mmm.
-Estoy
desnuda.
-Pues
vístete-responde-, no vayas a coger frío.
Me
quedo a cuadros cuando me responde eso. Intento fingir que no me ha roto el
corazón. No lo ha hecho a posta, me digo. Está dormido, no me ha escuchado.
-T…-susurro.
-Estoy
cansado-contesta-. No puedo vestirte.
Me
echo a temblar, de miedo, de decepción, de tristeza, de todo. La quiere más a ella, la quiere más a ella,
a ella nunca le diría esto.
-Quiero que me hagas el
amor-digo en un tono patéticamente suplicante.
Y
Tommy me clava una daga en el corazón y me la retuerce cuando responde:
-Hoy
no me apetece, Layla. Estoy demasiado cansado como para ponerme y luego tener
que parar-y se da la vuelta, como quien intenta librarse de los molestos e
insistentes lametones de su perro viejo, o del recuerdo del reciente sonido del
despertador.
Me
quedo allí, tiritando, sola, vacía, totalmente rota y malgastada, durante un
rato.
Los
niños y los borrachos dicen siempre la verdad. Hay que añadir a alguien más a
la ecuación.
Los
niños, los borrachos y los novios medio dormidos dicen siempre la verdad.
No
sabría decir cuándo me echo a llorar en silencio. Las lágrimas, saladas, se
mezclan con el agua del mar aún más salada. Me abrazo a mí misma, miro la
habitación. Cierro los ojos y me llevo una mano a la boca, conteniendo un
gemido.
Cojo
lo primero que pillo de mi bolsa de deporte y, con el poquísimo amor propio que
me queda (que bien cabría en una gotita de agua, e incluso le sobraría espacio)
salgo de la habitación, hecha un manojo de lágrimas.
Y me
dirijo hacia la única luz que veo al final de este túnel, pensando por qué
habría hecho caso de aquella llamada, por qué él no tardó un segundo más en
marcar mi número el día en que maté a Chris.
Por
qué me salvó. Por qué no me dejó suicidarme.
¿Acaso
no era peor lo que Tommy me estaba haciendo? ¿Darme esperanzas para luego
destrozarme?
Prefería
mil veces a Chris. Él podía hacerme daño, podía violarme, humillarme y
golpearme, pero nunca me hacía daño emocional. Él ya no llegaba a mí. Estaba
demasiado escondida en mí misma. Tommy, en cambio… Tommy no me tocaría un pelo
de la cabeza, y conseguiría matarme por dentro, herirme de muerte sin hacerme
sangrar.
Lo
malo de que te hagan daño las personas que amas es que nunca te provocan una
herida física que puedas cubrir con una tirita.
Salgo
a la terraza y me abrazo la cintura, buscando conservar el calor corporal. Me
acerco al borde y echo un vistazo hacia abajo, con las horribles voces que se
lamentaron de que no me tirara por la ventana hace unos meses reverberando en
mi interior. Podría bajar al mar…
-¿No
podías dormir?-pregunta una voz a mi lado, y yo doy un brinco y me vuelvo hacia
el lugar del que ha surgido la voz. Scott me mira con inocencia, disculpándose
con sus ojos por haberme sobresaltado una vez más. Niego con la cabeza, me tiro
un poco más de la ropa para pegarla a mi cuerpo y evitar congelarme, y me miro
los pies.
-No
es eso.
-Te
vi salir a bañarte-dice-. Me pareció que llevabas… prisa-Scott busca la
palabra, cauteloso. La luz de su teléfono se apaga y su cara es devorada por la
oscuridad. Vuelvo a negar con la cabeza. No quiero hablar de ello.
Pero
Scott se acerca. Sabe, mejor que yo, que aunque no quiera hablar de algo no
significa que no me vaya a venir bien hacerlo. La tenue luz de la vela en el
interior del farolillo ilumina la mitad de su cara. Yo me vuelvo y contemplo el
mar, el reflejo de la luna, como un disco de tu artista favorito esbozado en un
mar plano como un plato.
-Layla…-susurra,
y yo lo miro de reojo. No me hagas esto. No puedo decirlo en voz alta. Me pone
una mano en el hombro y yo cierro los ojos, sintiendo que toda la energía vital
que estoy perdiendo a chorro por cada poro se renueva a través de los dedos de
Scott. Necesitaba esto. Necesitaba un contacto cálido, una mano amiga.
Necesitaba que alguien me sujetara mientras no paro de resquebrajarme.
Aún
lo necesito.
Lo
necesitaré siempre.
Y
Tommy ya está cansado de eso.
-Pareces
triste-dice Scott, y entonces, la pregunta del millón-, ¿no eres feliz aquí?
-¿Nunca
has deseado que una noche no se acabe nunca?-le respondo, y le noto sonreír
mientras se hunde en su mar de recuerdos.
-Sí.
Sí, claro que sí.
Yo me
estremezco, miro hacia abajo una vez más. No puedo hacerlo. No con Scott aquí.
Además, no tengo ganas. No tengo ganas ya ni de intentar ponerle fin a todo.
Sólo quiero tumbarme en la cama y no despertarme nunca más. No puedo seguir
siendo la que tire por mi vida, la que lo provoque todo. Estoy cansada de ser
el sujeto activo. Necesito que las cosas me sucedan a mí de vez en cuando, en
lugar de yo hacerlas suceder.
-Tommy
es sólo mío cuando es de noche-le contesto a Scott, que me mira con lástima,
precisamente lo último que quiero que sienta nadie por mí.
-Tommy
es tuyo siempre-responde él en un susurro. Suspiro y niego despacio con la
cabeza, mirándome las manos. Scott se pone a mi lado y observa el mar.
-Tal
vez debería irme-me sorprendo al decir, y Scott se vuelve para mirarme a la
cara, iluminada tenuemente por una luz fantasmal a la que yo aspiro a imitar-.
Estar con mi familia, en vez de aquí. No pinto nada aquí.
-Eso
no es cierto, Lay.
Nos
quedamos en silencio, él mirándome, yo rehuyendo su mirada. Una parte de mí no
puede evitar querer girarse y preguntarle por qué. Él es Tommy. Tommy es él.
Los dos son una persona en cuerpos diferentes. Pero son la misma persona,
sospecho que incluso sienten de la misma forma, hacia los mismos objetivos.
Scott tiene las respuestas a las preguntas que yo no me atrevo a plantearle a
Tommy.
-¿Te
marcharías para verlos, o para alejarte de Tommy?-inquiere él, haciendo gala de
ese don con el que nació que le permite leer a la gente como si fueran
transparentes. Siento que Scott mira a través de mí cuando clava sus ojos en mi
cuerpo. Trago saliva, atragantándome con las palabras.
-Siento
que sobro.
-No
lo haces-replica, tajante.
-Les
molesto.
-No
es así.
-Yo
soy lo único que les impide dormir juntos, Scott-respondo, girándome hacia él,
con los ojos llenos de lágrimas. Me llevo los dedos a los ojos y recojo las
pequeñas gotas salinas-. Oh, Dios-musito para mí. No puedo seguir así. Estoy
cansada de ser un torbellino de emociones, de no conseguir bajarme de esta
montaña rusa emocional en la que me monté desde el día en que Tommy me desnudó
y me besó los moratones.
Me
descubro deseando que no lo hubiera hecho nunca. Si no sabes cómo besa alguien,
no puedes anhelar su boca. Si no sabes que estás maldita, no buscas
desesperadamente una bendición.
-Tú
ves cómo la mira-acuso-. Él jamás me mirará a mí así. Jamás sentirá por mí lo
que siente por Diana. No puede dejar de tocarla. No puede… no puede contenerse
cuando ella está cerca-cierro los ojos, la veo quitándose el kimono ante él,
veo cómo él se inclina hacia ella, incapaz de permanecer en su lugar,
necesitando desesperadamente salvar la distancia que hay entre ellos, o
reducirla, al menos-. La desea de una
forma en la que nunca me deseará a mí.
-Sabes
que eso no es verdad, Lay. Él se muere por estar contigo.
-Pues
lo disimula muy bien-replico, hiriente, escupiendo las palabras como si de
veneno se tratase. Scott frunce el ceño.
-Que
no se te tire encima cada vez que te ve en bikini no quiere decir…
-Él
me rechazó, Scott-espeto, girándome de nuevo como un resorte hacia él, que
permanece estoico-. Hace unas semanas, y ahora mismo. Me acerqué a él, le dije
que quería que se acostara conmigo, y, ¿sabes lo que me contestó? Que no podía,
que estaba muy cansado; demasiado cansado para ponerse y luego tener que parar.
Scott
no dice nada durante un rato. Creo que espera a que yo siga diciendo cosas,
echando pestes de Tommy. Me sorprende que no salte a defenderlo.
-Yo
no disfruto cuando lo tengo encima y de repente pienso que es Chris. Díselo.
Quiero que lo sepa.
-Él
sufre cuando tú sufres.
Niego
con la cabeza.
-No
lo hago a posta. No estoy poniéndole a prueba. No le pongo la miel en los
labios y luego se la quito porque quiera castigarle por todo lo que hace con
Diana. Dios, es al revés-me paso una mano por el pelo, apartándomelo de la
cara. Mi flequillo se descontrola, pero me da igual-; precisamente porque veo
lo que hace con Diana no puedo dejarle marchar. Precisamente porque la escucho a
ella cuando están juntos yo… necesito saber qué tal es. Cómo lo hace. Necesito
que me ayude a recordar que hay partes de mi cuerpo que dependen del uso que se
les dé. Que no soy un campo de batalla, que puedo ser un paraíso.
Scott
me acaricia el hombro, baja por mi brazo hasta mi codo.
-Nos
duele perderos-dice después de un instante-. A mí me duele ver a Eleanor
acercarse a los otros chicos y cómo la tratan algunos, por ejemplo, Jake, por
todo lo que no podemos hacer nosotros juntos, pero ellos con ella sí. No me
imagino lo que debe ser para Tommy que le confundas con el fantasma que te
torturó durante tanto tiempo.
Les
veo delante de mí. En esta misma terraza. En esa hamaca de ahí. Terminando
despacio. Besándose en la boca. Diciéndose que se quieren mientras se acarician
los labios, como si quisieran recoger la declaración de amor del otro.
Si
con Diana folla y también hace el amor, conmigo, ¿qué le queda?
Tengo que poner fin a esto.
-No sabes la paz que siento
cuando estoy dentro de Eleanor. Cómo disfruto porque ella me recibe con ganas.
Eso es lo que hace al sexo especial, Layla.
-Ya,
pero yo no siento paz, Scott. Sólo siento miedo, ya no me gusta nada, y… ¿y si
no me vuelve a gustar nunca?
-No
pasaría nada. No te martirices. El sexo no lo es todo, Layla, y a Tommy, desde
luego, no se lo parece.
-Pero…
-¿Puedo
darte un consejo?-me interrumpe. Yo alzo una ceja-. Venga, de Malik a Payne.
Por Ziam-bromea, y yo sonrío con timidez, asiento despacio con la cabeza-. No
te des tanta prisa en intentar curarte. Algún día te apetecerá.
-Ya
me ha apetecido.
-Y
eso está muy bien, pero a lo que me refiero es que… algún día te apetecerá
hacerlo todo. Ahora lo que quieres es probar a Tommy. Quieres volver a estar
con un chico. Lo que necesitas es desear volver a ser la que eras durante el
sexo. Y puede que no sea con Tommy-ataja-. Quizás él no sea el adecuado.
Me
quedo pensando, mirándole las facciones, buscando una mentira o una verdad a
medias en lo que me acaba de decir.
-¿Tú…
crees?
-Eso
tienes que verlo tú-comenta-, pero a veces queremos a gente que no nos conviene
y nos trata bien hoy, pero no como necesitaremos mañana.
Miro
el mar, la playa. Distingo a lo lejos el pequeño montoncito negro que es mi
ropa, recortado contra las dunas minúsculas y plateadas.
-Él
no te considera un obstáculo-añade Scott-. Pero si necesitaras marcharte, él te
dejaría ir. Te quiere. Dices que les impides dormir juntos; yo creo que eres la
clave para que Diana y Tommy no se cansen el uno el otro. Yo tampoco aguantaría
las 24 horas del día con Eleanor. La nena, si supieras como es-silba y sacude
la mano, alzando las cejas. Sonrío-. Piénsalo, Lay: si Tommy no te quisiera, si
él estuviera cansado de ti, ¿por qué no se iría a dormir con Diana? ¿O por qué,
por lo menos, no la metería en vuestra cama, como si quisiera mandarte un
mensaje y no se atreviera para no herir tus sentimientos? Podríais dormir los
tres, ya lo hicisteis una vez. Y, sin embargo, Tommy va a tu cama todas las
noches, se acuesta a tu lado, se abraza a ti y no a Diana. A mí eso me da qué
pensar. Me hace creer que no está tan cansado como crees.
-Puede…
que tengas razón.
-Ya,
¿podrías repetir eso? Es para mandarle el audio a mi madre-contesta, y suelto
una risita.
-Necesito
tiempo… para pensar.
-Como
tú veas. En fin, mientras te quedes un poco más para poder jugar al ajedrez
contigo mientras los demás… hacen gestiones-sonríe, satisfecho de haber
sorteado la palabra-, pues genial. La verdad es que no soy lo bastante listo
como para jugar yo solo-me echo a reír con ganas, y Scott sonríe con esa
sonrisa que se supone que es sensual, pero que, a la luz de la luna y en ese
balcón de Menorca, me parece mucho más que eso. Es tierna. Es la de un hermano
mayor, exactamente lo que yo necesito ahora-. Eres necesaria, Lay. Que estés
acostumbrada a vivir una mentira pensando que eres un estorbo no la convierte
en verdad. Tommy te quiere, te necesita. Confías en mí, ¿verdad?-asiento con la
cabeza-. Bien, porque yo puedo leerlo como a un libro abierto, y créeme si te
digo que bebe los vientos por ti, que el amor que siente por ti es más fuerte
que el miedo a exponerte a algo desagradable. Sé que también lo pasas mal
porque no podéis decir que estáis juntos porque él ya tiene a Diana. Pero
créeme si te digo que no hay nada que a él le gustaría más-sus ojos chispean.
Cuando habla de Tommy, la voz de Scott cambia, su expresión se vuelve cariñosa,
como la de una madre hablando de su hijo favorito, o la del dueño de un
cachorrito-. Te está protegiendo. Os protege a las dos no diciendo nada sobre
vosotras. El mundo es feo y se abalanza sobre la belleza en cuanto la ve para
intentar destruirla.
Lo
siguiente que sé es que me inclino hacia él y le estoy besando. Él no me
devuelve el beso, pero tampoco me aparta. Cuando me hago consciente de lo que
sucede, abro los ojos y me aparto de él. Me pongo roja como un tomate.
-Lo
siento, Scott… yo…
-No
pasa nada.
-Perdona,
es que… es tan tarde, es de noche…
-Sí,
ya.
Me
pongo aún más roja y me aparto un poco más de él.
-Mira,
Layla, si lo que querías era rollo conmigo, me lo podías decir claramente. Nos
habríamos ahorrado todo este discursito que me acabo de marcar-lo miro-. Yo
también estoy falto de cariño, ¿sabes?
-¿Qué?-exhalo,
sin aliento, y Scott sonríe, metiéndose las manos en los bolsillos del
pantalón.
-Te
morías de ganas de hacer eso, asúmelo. Ya no sabías cómo acercarte a mí.
Me
echo a reír y niego con la cabeza.
-Es
que… entiéndeme. El piercing-respondo, señalándome el labio en el lugar en que
él tiene el arito negro.
-Apetecible,
¿verdad? Por eso me lo puse. Para ligar más. No era espabilado yo, con 14 años,
ni nada-pone los ojos en blanco y los dos nos reímos. Me abrazo de nuevo
inconscientemente, acusando la falta de ropa con la que abrigarme-. ¿Quieres
que baje a por tu ropa?
-No…
no me va a quitar mucho el frío.
-Da
igual. Si quieres, bajo. O, si prefieres que se la lleve el mar y que las
corrientes la arrastren hasta Sídney, por mí, está genial-me lo quedo mirando y
él levanta las manos-. Está bien, está bien. Si insistes, iré. Joder, y luego
os quejáis de que los hombres somos mierda. Qué injustas sois con nosotros, si
lo único que queremos es ver tetas, la mayor parte del tiempo.
-¿La
mayor parte?-respondo, incrédula.
-Somos
seres humanos; necesitamos comer, Layla. ¿Y tú vas a ser médico? Recuérdame que
no vaya a tu consulta-contesta, subiéndose a la barandilla y colgándose de ella
para bajar.
-¿No
podías ir por la escalera?
-No-contesta
tras un golpe seco. Le oigo darse palmadas en las manos, limpiándose la arena,
y, al cabo de los segundos, le veo caminar por el sendero en dirección a la
orilla. Recoge mi ropa, se da la vuelta y sube otra vez. Me arrebujo en la
hamaca de la discordia, intentando no pensar en lo desnudo que estuvo Tommy
cuando tumbado en ella, y espero a que Scott aparezca de nuevo con mi pantalón
corto y mi camiseta de tirantes. Se sienta a mi lado en la hamaca y me ofrece
un cigarro, que rechazo con un movimiento de cabeza. El mechero ilumina sus
facciones un momento.
Es
igual que Zayn.
Es idéntico a Zayn.
Da
una calada y me mira.
-¿Qué?
-Nada.
-¿Qué?-repite,
riéndose, y yo niego con la cabeza.
-Nada.
Me odiarás, si te lo digo.
Pone
los ojos en blanco.
-Dime
que no es que soy igual que mi padre.
-No
es que seas igual que tu padre.
-Qué
mal mientes.
-Qué
mal finges enfadarte.
Scott
se ríe, da una calada al cigarro y mira las estrellas.
Yo
también levanto la cabeza, preguntándome si habrá alguna constelación que él ve
a la perfección y que a mí se me escapa. A duras penas encuentro la Estrella Polar.
Estoy
a punto de preguntarle cuando se vuelven a escuchar gemidos. Scott sonríe en su
cigarro.
-Se
están poniendo al día, aquí los colegas, ¿eh?
-Pobrecitos-contesto-.
La primera vez que lo hicieron fue cuando Chad se vino con nosotros.
-Fijo
que, si nos largamos a otra casa, Chad y Aiden ni se enteran. Seguro que se
creen tope discretos, cuando yo le como el coño a Eleanor sin que nadie se
entere.
Alzo
una ceja, y Scott asiente, dando otra calada de cigarro.
-Es
que tengo talentos ocultos.
-Me imagino.
¿Qué tal con ella?
-Ahora,
bien. La echo de menos. Estaba hablando con ella cuando te vi bajar a la playa.
En parte, fue por eso por lo que no te llamé.
-Seguro
que ella se muere de ganas de que volvamos a casa para verte-le reconforto,
acariciándole los hombros, y él asiente con la cabeza. Recuerdo cómo le
brillaban los ojos a Eleanor cuando expulsaron a un chico con el que Scott se
llevaba muy bien, cuando le eligió para cantar con él su última canción,
precisamente la de See you again, Scott
haciendo las partes de Charlie Puth, y el otro chico, las de Wiz Khalifa. Su sonrisa
al ver a Scott, casi solo, en el escenario, disfrutando de la canción y luciéndose
como pocas veces se lo permitiría. Le di un apretón a la chiquilla, que se giró
y me dijo:
-No
podrías creerte lo orgullosa que estoy de ser su novia, Lay.
Aquello
me estremeció, aún me estremece cuando recuerdo su preciosa sonrisa, los saltos
que dio cuando Scott y el chico expulsado terminaron la canción y se fundieron
en un abrazo.
Me
pregunto si Tommy se enorgullecerá alguna vez de ser mi novio.
Scott
y yo seguimos hablando, hasta que el frío me cala los huesos y el sueño amenaza
con vencerme. Él se levanta, me tiende la mano y hace un gesto con la cabeza en
dirección a la puerta de la terraza. Acepto su mano y le sigo en silencio hacia
la casa, nos despedimos con una sigilosa inclinación de cabeza en la puerta de
mi habitación.
Abro la
puerta, me deslizo hacia la cama, me quito la ropa y me pongo una camiseta
vieja que huele deliciosamente a Tommy y que le perteneció hace un milenio. No me
pongo pantalones, simplemente me oculto bajo las sábanas, ahora que la casa
parece mucho más cálida que antes gracias a lo gélido del frío marino.
Y,
sorprendentemente, Tommy se arrastra hasta mí. Me toma de la cintura, tira de
mí para ponerme más cerca del centro de la cama, de su cuerpo, y alejarme del
borde, de una posible huida, y me besa en el hombro.
-¿Dónde
estabas?-pregunta, con voz ronca, somnolienta, pero en la que trasciende un
amor difícil de pasar por alto. Me besa de nuevo el hombro y se acurruca contra
mí-. Me desperté y no te vi. Te he echado de menos.
Lanza
un amoroso suspiro y apoya la cabeza junto a la mía. Sonríe cuando le doy un
beso, olvidando lo mal que lo he pasado por su culpa, olvidando su rechazo,
olvidando todo lo que no seamos nosotros dos y los puntos de contacto que hay
entre nuestros cuerpos.
Me quedo
dormida escuchando su respiración e inhalando su aroma, emborrachándome poco a
poco de su cuerpo e intoxicándome de su esencia. Para cuando me despierto, sola
en la cama, es mediodía. Me revuelvo en la cama y algo choca contra mi nariz cuando
me estiro y me quedo mirando el techo.
Es una
pequeña nota, doblada a la mitad. La abro y sonrío.
Buenos días, princesa, puede leerse en
español. Estabas tan mona durmiendo que me
dio lástima despertarte. Tengo que ir al pueblo otra vez, resulta que nos hemos
quedado sin patatas. Sospecho que han sido los irlandeses, leo, y me echo a
reír. Me dejo el teléfono cargando; si
necesitas algo, dale un grito a Scott. Ya está bien de tanto remolonear. Volveré
antes de las 2. Te quiero. T.
Incluso ha dibujado un
corazón al lado de su inicial. Qué mono es. Me abrazo a la nota como una
colegiala y cierro los ojos un momento. Luego, me visto, salgo a desayunar. Me siento
mucho mejor que esta noche, incluso me siento un poco mal por haber pensado
cosas tan malas de Tommy. Decido que me disculparé con él aunque él no sepa por
qué le estoy pidiendo perdón.
No estoy
siendo justa con él. Scott tiene razón; si no dice nada, si mantiene un poco de
distancia, es para protegerme, para protegernos a ambas.
No debería
compararle con Chris. No debería relacionarlo en ninguna circunstancia con Chris.
Me prometo a mí misma que no lo haré.
Y, en
cuanto decido esto, me siento florecer por dentro. El fuego de mi interior,
latente, estalla en una miríada de colores, con la explosión final de unos fuegos
artificiales que ponen fin a las fiestas más importantes de tu ciudad. Desayuno,
me pongo unas sandalias, unos pantalones cortos blancos y una blusa rosa, y me
siento en una de las rocas redondeadas del camino de arena que conduce al
pueblo, dispuesta a esperarle lo que haga falta. Él me está esperando a mí.
Es hora
de que nos cambiemos los papeles.
Lo veo
llegar a lo lejos, serpenteando entre los montículos, las plantas y las piedras
más grandes, siguiendo el camino del caprichoso sendero en dirección a la casa.
Tiene colgada de un hombro una de las bolsas de tiras marrón entretejidas que Diana
y yo llevamos al mercado el día anterior, y en la mano contraria al hombro
cargado, lleva algo de un tono arena, una especie de cono con base rosa.
Echo a
correr hacia él, que se hace visera con la mano para identificar qué es eso que
se precipita en su dirección. Abro los brazos y nos fundimos en un caluroso
abrazo.
-Hol…-empieza,
peor yo le cojo la cara y le beso con insistencia. Tommy se queda sin aliento. Cuando
le suelto, incluso da un paso atrás, y me mira como atontado-. Guau. ¿Cuántos
años hace que no nos vemos?-inquiere, y se echa a reír, y su risa suena tan
bien que yo no puedo evitar desear probarla, así que me inclino de nuevo hacia
él y le como la boca, bebo de sus labios la esencia de la vida.
-Princesa…-empieza.
-Siento
la presión que te he puesto encima. No ha sido a propósito. Quiero estar
contigo, T. Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero-él sonríe,
froto mi nariz con la suya-. Eres el mejor. Yo no…
-Vale,
antes de que sigas-dice, y pone entre nosotros la pirámide invertida.
Entonces
me doy cuenta de que no es una pirámide.
Son flores.
Son peonías.
Rosas.
Como la
peonía que me regaló el día que le di la clave para reconciliarse con Diana.
Las acepto
con una sonrisa tonta en los labios, cierro los ojos y hundo la cara en ellas. Me
empapo de su perfume a flor recién cortada, cultivada con mimo y en el mejor de
los terrenos. Algo me rasca la nariz. Abro un ojo y me encuentro con un pequeño
sobrecito, cerrado con un sello blanco y dorado. Lo cojo y le doy la vuelta:
por la parte plana, sin ningún tipo de imperfección, pone “princesa”.
Le
miro. Sus mejillas están deliciosamente teñidas de rojo.
-Te
he comprado flores-dice, como si no fuera evidente que es la criatura más dulce
del mundo. Me las coloco bajo el brazo con cuidado y abro el sobrecito. Saco una
pequeña tarjeta en la que han escrito con una letra que reconozco de inmediato
como la suya. Ha apretado tanto el boli al escribir que se podría leer en
braille por la parte de atrás.
Casi quiero
echarme a llorar; en las floristerías, tienes que insistir para que te dejen
escribir a ti el mensaje. Normalmente los dependientes se ofrecen, casi se
imponen, a escribírtelo, para evitarte trabajo y obligarte moralmente a darles
propina.
El mero
hecho de que haya escrito él la nota me conmueve casi tanto como las flores.
Perdón por ser un gilipollas de campeonato,
se lee en la notita, y yo levanto los ojos y le miro. Tommy se pasa una mano
por la cabeza.
-Aunque
en mi defensa diré que cuando estoy medio dormido no hago más que decir gilipolleces-informa,
y yo me río. Hundo la nariz en las flores y levanto los ojos cuando él continúa
hablando-. Scott me contó lo que te dije, y… no lo decía en serio. En mi puta
vida se me ocurriría decirte eso en serio, princesa. Lo siento muchísimo-me coge
las manos-. Podemos hacerlo las veces que tú quieras, parar cuando tú quieras…
-Besé
a Scott-le detengo, sintiendo que no me merezco su perdón, y que desde luego no
me merezco su cariño.
Pero Tommy,
como la criatura más tierna del mundo, niega con la cabeza.
-No
podría culparte aunque quisiera, dado que yo también beso a Diana y tú no dices
ni mu-responde, y yo me muerdo el labio, mirando cómo se mueven los suyos al
hablar-. Pero estoy enamorado de las dos. Si hacemos cosas diferentes es porque
sois personas diferentes. Pero os quiero a ambas. Os deseo a ambas. Lucharé por
ambas con toda mi alma.
Mi cerebro
se desconecta un segundo. Me duele la cara de tanto sonreír. Me inclino hacia
él y le beso en los labios.
-Gracias
por las flores. Son preciosas-es todo lo que puedo decir. Él me aparta un
mechón de pelo de la cara.
-Como
tú-contesta. Noto cómo me sonrojo.
-Tommy…
vamos a casa-le pido, y él asiente con la cabeza, se carga de nuevo la bolsa
sobre el hombro (ni siquiera la he visto caer) y echa a andar-. Tommy-susurro,
y él se vuelve-. Después… ¿podemos… ir… a la cama?
Él sonríe
y asiente.
-Claro,
princesa.
-¿Y
podemos hacerlo?
-Podemos
intentarlo, sí-responde, feliz. Yo niego con la cabeza.
-No.
Intentarlo, no. Quiero hacerlo. Quiero hacer el amor contigo de una vez.
Tommy
se estremece.
-Soy
el tío con más suerte del mundo-celebra, me da la mano y echamos a andar. Casi corremos
en dirección a nuestra casita. Dejamos las cosas en la mesa de la cocina, Tommy
se gira y empieza a besarme.
Pierdo
la noción del tiempo. Estamos tumbados en la cama, besándonos y desnudándonos
despacio, cuando entra en tromba Scott.
-¡Tío!-protesta
Tommy, pero Scott no le hace ni caso. Está temblando de pies a cabeza.
-Haz
las maletas-dice-. Nos vamos a Inglaterra.
A Tommy
le cambia la cara en cuanto ve el estado en que se encuentra Scott. Se levanta,
la camisa medio desabrochada, el pelo revuelto, y lo mira.
-¿Por
qué? ¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo? ¿Tus hermanas están bien?
Scott
se lo queda mirando, casi sin verlo.
-Sí,
sí. Las chicas están bien. Pero tenemos que volver a Inglaterra.
-¿Por
qué?
-Me
acaba de llamar Bey. Es Alec-explica Scott. Tommy empieza a ponerse pálido. Le da
miedo preguntar.
-¿Está
bien?
-Ha
tenido un accidente con la moto.
-Joder-Tommy
se lleva las manos a la cara, se tapa la boca.
-Está
en el hospital.
-Joder-repite
Tommy, y Scott lo mira.
-Está
en coma, Tommy. No saben si se va a despertar.
Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads❤, te estaré súper agradecida.😍
HIJA DE PUTA HIJA DE PUTA
ResponderEliminar( ̯͡◕ ▽ ̯͡◕ )
EliminarERES UNA PUTISIMA ZORRA OJALÁ TE MUERDAS
ResponderEliminarvale no no, te amo, PERO COMO TE ATREVES A HACERME SUFRIR ASI ME CAGO EN DIOS ERIKA
No os queda nada, como habréis podido comprobar ya
EliminarCOMO MATES A ALEC TE JURO POR MI VIDA QUE PIENSO COMENTARTE EN TODOS LOS CAPÍTULOS DE SABRAE LO HIJA DE PUTA QUE ERES Y TE BLOQUEARE EN TWITTER PARA LOS RESTOS
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJA en el fondo os van a gustar estos capítulos, confiad en mí
EliminarVAMOS A VER.
ResponderEliminarCHAD SIENDO UN PUTO MELOCOTÓN DE ALMÍBAR Y HACIÉNDOME LLORAR COMO UNA IMBÉCIL.
LAYLA VIENDO A TIANA FOLLAR.
LAYLA CREYENDO QUE TOMMY NO LA QUIERE TANTO COMO A DIANA (me too, tbh)
LAYLA BESANDO A SCOTT
LOMMY A PUNTO DE FOLLAR
ALEC EN COMA
WHAT THE FUCK IS WRONG WITH YOU BITCH
APRECIEMOS QUE EN ESTE CAPÍTULO HA HABIDO ABSOLUTAMENTE DE T O D O NO OS ENCANTA LO COMPLETITA QUE SOY? AJAJAJAJAJAJAJAJA
Eliminar"-Está en coma, Tommy. No saben si se va a despertar." And in that moment you could hear her heart breaking in two million pieces.
ResponderEliminar(;´༎ຶД༎ຶ`)
EliminarMENTIRÍA SI DIJESE QUE NO HE LEÍDO LA PRIMERA PARTE DEL CAPITULO CON "castle on the hill" DE FONDO Y HE LLORADO COMO UNA CONDENADA POR ELLO IMAGINANDOMELO TODO. CASI ME DA ALGO PORQUE ME LO HE IMAGINADO TAL CUAL Y HE SENTIDO COMO SI ESTUVIESE ALLÍ AY. AMO A CHAD CON TOSAS MIS PUTAS FUERZAS.
ResponderEliminarYO ESTABA EN MODO FIESTA ESCRIBIENDO Y PARANDO Y PONIENDO LA CANCIÓN PARA IMAGINARME BIEN LOS DETALLES Y AL FINAL NO SÉ CÓMO HICE PARA NO CHILLAR DE EMOCIÓN
Eliminar》♡*(ू•‧̫•ू⑅)♡⋆*ೃ:.✧
MIRA PEDAZO DE PERRA DESGRACIADA!!! SE PUEDE SABER PARA QUE HACER UN CAPITULO ASÍ DE BONITO Y TRISTE Y DESGARRADOR PARA DESPUÉS TERMINAR CON UN FINAL ASÍ? TU TE CREES QUE ES MEDIO NORMAL ESO QUE HAS HECHO? ME CAGO EN TODOS MIS MUERTOS Y NO DIGO MÁS PORQUE SI NO ME LLEVO UNA HOSTIA DE ALGUIEN PERO ESTO NO VOY A SER CAPAZ DE PERDONARTELO NI EN MIL VIDAS!! ¿TU ME HAS LEÍDO BIEN?
ResponderEliminarPERO COMO SE PUEDE SER TAN CABRONA DE VERDAD. tE JURO QUE TENÍA PENSADO QUE COMENTAR A MEDIDA QUE IBA LEYENDO EL CAPITULO PERO CON ESE FINAL ME HAS DESCOLOCADO POR COMPLETO, ES QUE EL RESTO PASA A UN PUTO SEGUNDO PLANO CLARAMENTE!!
pd:siempre me ha gustado Lommy,son adorables, pero últimamente pienso que Layla merece encontrar otra persona. ACASO TOMMY NO TIENE DOS BRAZOS? EN EL PUTO MERCADO PUDO HABER ABRAZADO A LAS DOS. PERO NOOOOOOO, TIENE QUE ACTUAR COMO EL BUEN HEREDERO DE LOS TOMLINSON QUE ES. uffff me ofusco
SOY UNA SÁDICA YA ME CONOCÉIS AYYYYYYYYYY QUÉ GOLOSA ME ESTOY PONIENDO, LO QUE OS QUEDA.
EliminarYA VERÁS CÓMO AL FINAL ME LO PERDONAS TODO QUE OS TENGO UNAS COSITAS PREPARADAS QUE OS VAN A MOLAR JAJAJAJAJAJAJAJA
Ay ojalá hubieras tenido la precaución de ir anotando las cosas que te venían a la cabeza Ari porque me encanta leer tus reflexiones, de verdad ♥
PD: sinceramente te entiendo y creo que hasta comparto tu opinión, lo cual me está haciendo difícil escribir porque tengo un camino más o menos esbozado y quiero seguirlo, especialmente porque el final lo tengo clarísimo con cosas que aún no puedo desvelar.
Aunque también te voy a pedir de que te des cuenta de que Tommy es un Tomlinson, no le funciona del todo bien el cerebro. I love my hijo pero es la verdad
ME PUEDES EXPLICAR QUE COÑO HACES HACIENDO QUE LAYLA Y SCOTT SE BESEN??????????????????????¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿???????????
ResponderEliminarENREDAR LA TRAMA Y DAROS UN SUSTO
EliminarPERO QUE CLASE DE CAPÍTULO DEL MAL ES ESTE. COMO SE PUEDE SER TAN MALA PERSONA MUJER.
ResponderEliminarƪ(ړײ)ƪ qué cosas me decís
EliminarCONFORME IBA LEYENDO EL CAPÍTULO HE PENSADO QUE IBAS A HACER QUE TUVIESEN UN TRÍO LAYLA TOMMY Y DIANA (cosa que no descarto que hagas y que me pondría cachondisima, pero en verdad no quiero que hagas) Y LUEGO DE REPENTE COGES Y HACES QUE LAYLA BESES A SCOTT
ResponderEliminarPERO TÚ QUE MIERDA TE CHUTAS???????
MIRA OJALÁ, SI ME HE PUEST CACHONDÍSIMA ESCRIBIENDO ESA ESCENA, IMAGÍNATE SI LAYLA SE HUBIERA UNIDO. MIS OVARIOS NO HABRÍAN SALIDO VIVOS
Eliminaruy uy uy cómo os habéis asustado de repente eh ƪ(ړײ)ƪ
ERIKA ESTOY LLROANDO. ERIKA. ERIKA ERES UNA CABRONA. ERES MALA PERSONA ERIKA. NO ME CAES BIEN. NO ME HAS HECHO ESTO. ENCIMA HAS PUESTO WHISPERS DE GLEE EN LA CAPITULO. D VERDAD. EL PEOR CAPITULO DE MI VIDA. HE SUFRIDO MUCHO ERIKA. MUCHISIMO. MAS TEVALE SUBIR MAÑANA CSPITULO. LO QUIERO MAÑANA. YO NO PUEDO VIVIR CON ESTA ANGUSGIA. ES QUD NO ME QUIERO IMAGINAR COMO ESTA SABRAE.
ResponderEliminarERIKA JODER ES QUE TE QUIERO PEGAR.
ALEC YO TE AMI VALE, DESPIERTA PORQUE JURO AJE ME VA A DAR UN PUTO SOPONCIO ME CAGO EN DIOS
-UNA PATRICIA HISTÉRICA
SOY UNA SÁDICA ES QUE N OSÉ DE QUÉ OS SORPRENDÉIS JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA imagínate a los chicos cantando Whistle ufffffffff me duele el corazón.
EliminarTe imaginas que lo hubiera empezado a escribir al día siguiente en lugar de haberlo escrito ayer a toda hostia aaaaaaaayyyyyyyy
PERO QUÉ ES ESTTO ERIKA TÚ QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HACER ESTO EH ME HACES EL CAPÍTULO TODO PRECIOSO Y DESPUÉS ESE FINAL PERO VAMOS A VER TU DE QUÉ COÑO VAS EH. TE ODIO TE ODIO
ResponderEliminarME AMAS Y TE TENGO COMIENDO DE MI MANO
Eliminary voy a añadir otro comentario para decirte lo cabrona que eres, te odio
ResponderEliminarme parece
Eliminar(•̀ᴗ•́)و ̑̑
correctísimo
ME HE PUESTO CACHONDA IMAGINANDOME A LAYLA VIENDO A TIANA Y PENSANDO QUE A LO MEJOR SE UNÍA Y TENÍAN UN TRÍO SOS.
ResponderEliminarPOR CIERTO ZORRA, COMO MATES A ALEC TE DESTROZARE LA EXISTENCIA.
YO TAMBIÉN EN FIN VOY A TERMINAR PIDIÉNDOME UN VIBRADOR PARA REYES XD
EliminarFight me bitch
COMO HAS PODIDO HACER ESTO ME CAGO EN MI SANTÍSIMA ESTAMOA ERIKA COMO LE PASE ALGO A ALEC ME DA UN MAL
ResponderEliminarYa le ha pasado lopuri, ven a pegarme, te espero en mi casa
EliminarTE PARECERA BONITO NO??? A VER, me tranquilizo, AUNQUE EN REALIDAD NO PORQUE CUAND TODO PARECIA IR "BIEN" LA LIAMOS PARDA! Que sepas que me parece fatal... pero fatal eeeh... (y eso que, aun a riesgo de que alguien me mate, dire que no soy mega fan de Sabralec pero fuck, sabes?).
ResponderEliminarEn fin, dejando de lado la GUARRADA MONUMENTAL ESTA QUE TE HAS MARCADO, te dire que, 1)Me gusta que explotes la trama Diana-Tommy-Layla porque me parece algo muy complejo a la que le veo muchísimas salidas posibles y tengo curiosidad para ver como lo desenredas. Y 2)En serio, tienes que darle más trama y mas importancia a Chad porque ES MI HIJO QUERIDO LE COMO LA CARAAAA estoy enamorada de el y lo jodido es que me puedo imaginal la actuación a la perfección y me enamoro un poquito más.
Pues eso, QUE NO SEAS MUY HIJAPUTA (cn perdón) Y SACA A ALEC DE SEMEJANTE ENTUERTO ANTES DE QUE TUS QUERIDAS FANS SE TE AMOTINEN, consejo de fan cabreada hahahahahah
MADRE MÍA OLATZ NO SABES CÓMO TE ADMIRO aunque evidentemente no comparto que no seas fan de Sabralec pero me parece sinceramente digno de admiración que te atrevas a decirlo en Casa Shippeo Sabralec™
EliminarVamos por partes
1. Se nota que a mí también me gusta esa subtrama del triángulo porque me parece interesantísima, creo que os va a gustar cómo o desenredo
2. Intento darle más importancia pero como estuvo en Irlanda siempre que me imaginaba salseo no aparecía él precisamente por la distancia y no sé, ahora me cuesta meterlo como protagonista porque tengo la sensación de que iría todo muy con calzador, no si me explico.
Tengo una buena noticia: voy a hacer un anexo cuando termine CTS con las actuaciones y demás, espero que te animes a seguirlo (es que no me da tiempo a escribirlo ya y ponerme con el capítulo, no me odies).
SINCERAMENTE CREO QUE PUTEAR A ALEC FUE LA MEJOR DECISIÓN QUE HE TOMADO EN LA VIDA PRQUE NO SABES CÓMO HE DISFRUTADO LEYENDO VUESTROS MENSAJES POR EL GRUPO AAAAAAAAAH GRITANDÍSIMO
VAMOS A VER SEÑORES HAY QUE PONER ORDEN NO SÉ NI POR DONDE EMPEZAR
ResponderEliminar1 HE LLORADO CON LA ACTUACIÓN DE CHAD POR DIOS QUE BONITO ES Y KIARA Y AIDEN AHI MIRA ME MATO
2 QUE COJONES CON LAYLA TIO QUE ME PENSABA QUE IBAN A HACER UN TRIO Y LUEGO LLEGA SCOTT CON EL "CASCARSELA JUNTOS PERO NO REVUELTOS" SCOTT NO CAMBIES NUNCA POR FAVOR JAJAJAJSJSJSJAJAJAJAJAJAJAJSJA
3 Ahora en serio pobrecita layla a ver yo tambien pienso que tommy quiere más a diana por lo que dice layla de que con ella tiene 70 años y con diana 17 pero aun asi tommy sin layla no es tommy y como alguno decida parar ese trio raro que tienen van a sufrir y no quiero :(
4 Pero luego layla besando a scott?????? A ver centremonos que al final van a acabar montandose todos una orgia menudo putiferio van a tener
5 Y AHORA A LO IMPORTANTE
QUE COJONES ERIKA PERO QUE HAS HECHO ME CAGUEN DIOS A VER YA SABIAMOS TODAS QUE ALEC ECHABA DE MENOS A TOMMY Y A SCOTT PERO PODRIA HABER OTRA MANERA DE JUNTARLES NO SE DIGO YO EH
En realidad no estoy preocupada porque sé que va a despertar AHORA COMO LE MATES VOY A POR TI ERIKA TE LO JURO
Si aiden y kiara van a la casa esa que hace eleanor que no va vamos a ver pa una semana que puede estar con scott
Tener que esperar tres dias entre los capitulos se me van a hacer eternos
1. VIVA IRLANDA COÑO YA
Eliminar2. Te imaginas que los pongo a hacer un trío y Scott los pilla es que de verdad debería tener una charla conmigo misma y reordenar mis prioridades
3. Te juro que me encanta cuando me contáis vuestras teorías es que no sabes lo que disfruto viendo que para vosotras también es real todo esto ???????? me duele todo
4. JAJAJAJAJAJAJAJAJA TENGO QUE ENCONTRAR LA MANERA DE METER EL "MENUDO PUTIFERIO VAN A TENER"
5. AY DIOS ES QUE ME DESCOJONO CONTIGO TÍA POR FAVOR NO CAMBIES EN TU PUTA VIDA
Cómo se nota que me conoces eeeeh
Eleanor es boba en fin qué vamos a hacerle
Cualquiera os decía que al final tenía que publicar hoy porque no me daba tiempo a subirlo para ayer ayyy mísero de mí, ay infelice.
LA MADRE QUE TE PPARIÓ ERIKA QUÉ FINAL ES ESTE TE JURO QUE COMO ALEC NO DESPIERTE ME PRESENTO EN TU CASA Y TE FALTA TIEMPO PARA SUPLICARME PIEDAD
ResponderEliminarDejando eso aparte, CHAD ❤
LA ACTUACION DE CHAD ES INCREBLE ME HA ENCANTADO ESTABA CHILLANDO CUANDO SE ACERCA A KARA Y AIDEN Y CUANDO LE PLANTA EL MORREO A AIDEN YA NI TE CUENTO Y LUEGO ENCIMA CANTA SLOW HANDS ES QUE AMO A ESTE CHAVAL MADRE MÍA
Y la versión de Whistle de Glee mi corazoncito fan no está bien
LAYLA NUESTRA NIÑA BONITA TODA SU PARTE HA SIDO PRECIOSA SOBRE TODO CUANDO SE BAÑA DESNUDA EN EL MAR ES QUE SIN PALABRAS ME TIENE ❤
No debería copiar ninguna frase como castigo por ese final, pero como yo te quiero aunque te guste vernos sufrir, aquí va "El mundo es feo y se abalanza sobre la belleza en cuanto la ve para intentar destruirla."
- Ana
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA POR QUÉ ESTÁIS TAN OFUSCADAS, CON LO QUE YO QUIERO A ALEC.
EliminarDios mío este era el capítulo De Chad™ y Alec se lo ha quitado es que lo siento pero me tengo que reír
Sabía que os gustaría la versión de Whistle ayyyy es que encima la tengo en la cabeza y uf, si no fuera por el tiempo y el espacio me explayaría con ella
LAYLA ES UNA PRECIOSURA Y EL MOMENTO DEL BAÑO EN SOLEDAD MADRE MÍA LO MÁS ERÓTICO DEL PUTO MUNDO
asdfghjkl sabía que ibas a elegir esa frase, no sé por qué
CUANDO TE DIJE EN EL CAP DE SABRAE QUE IBA A ESTAR MUERTA DESPUÉS DE LEER ESTE NO PENSÉ QUE FUERA A SER LITERALMENTE O SEA, VOY A IR POR PARTES PORQUE HA SIDO TODO TAN INTENSO QUE NO QUIERO DEJARME NADA:
ResponderEliminar1. CHAD ES EL REY DE IRLANDA Y DE INGLATERRA Y DE TODO EL MUNDO PORQUE ESA ACTUACIÓN.... QUÉ PUTA PASADA, QUÉ PUTA PASADA, QUE CANTARA CASTLE ON THE HILL ME HA MATADO PERO CUANDO SE HA ACERCADO A AIDEN Y KIARA HE LLORADO O SEA ME HE IMAGINADO LA ESCENA COMO SI FUERA UNA PELÍCULA Y LA ESTUVIERA VIENDO DE VERDAD, HA SIDO PRECIOSO Y BUENO VAMOS A CALMARNOS PORQUE DESPUÉS HA CANTADO SLOW HANDS Y TE JURO QUE ME HE IMAGINADO A LA PERFECCIÓN A NIALL RIÉNDOSE Y NEGANDO CON LA CABEZA MI HIJO PRECIOSO
2. LAYLA MI POBRE NIÑA NO QUIERO QUE SE SIENTA ASÍ, NO ES MENOS QUE NADIE Y ME HA DOLIDO MUCHÍSIMO LEERLA EN ESTE CAPÍTULO PERO ME HA ENCANTADO QUE HAYA TENIDO A SCOTT (HOLA ME OLÍA ESE BESO NO SÉ POR QUÉ) PARA CALMARLA Y HACERLA REÍR (ME HE PARTIDO EL CULO CUANDO LA HA PILLADO EN LA TERRAZA Y HA EMPEZADO A HABLAR PARA QUE NO SE SINTIERA MAL Y HA ACABADO AVERGONZADO ÉL) EL MOMENTO TERRAZA... PFFF ME HA ENCANTADO AL MISMO TIEMPO QUE ME DABA MUCHA PENA PORQUE ELLA TAMBIÉN SE MERECE TENER A TOMMY DE ESA FORMA Y PFFF BUENO LUEGO ME HAN ENTRADO GANAS DE MATAR A TOMMY CUANDO LE HA DICHO ESO HA SIDO COMO PERDONA? ESPERABA QUE DESPUÉS SE LEVANTARA A PEDIRLE PERDÓN O ALGO PERO CUANDO DESPUÉS HA IDO CON LAS FLORES LE HEMOS PERDONADO PORQUE A VER, EL POBRE MEDIO DORMIDO NO RIGE, PERO QUE NO SE VUELVA A REPETIR THOMAS.
3.COMO MATES A ALEC ME MATAS A MI TAMBIÉN, NO ME PUEDO CREER QUE HAYAS TENIDO ESOS HUEVOS TÍA, ASÍ DE LA NADA O SEA QUÉ PINTABA ALEC EN ESTE CAPÍTULO SI ESTABA TRANQUILAMENTE CON SABRAE EN CASA HACIENDO VIDA DE CASADOS, MADRE MÍA NO ME QUIERO IMAGINAR CUANDO SABRAE SE ENTERE, PORQUE SOY MUY MORBOSA Y MUERO POR LEERLO MADRE MÍA ES QUE LO TERMINÉ ANOCHE CUANDO HABLÉ POR EL GRUPO Y NO DABA CRÉDITO, O SEA NO PODÍA DORMIR DESPUÉS PENSANDO EN CÓMO NO SE PODRÁN CASAR SI ALEC MUERE Y PFFFFFF SUFRÍ MUCHO.
NO PUEDO ESPERAR A LEER EL SIGUIENTE CAPÍTULO EN EL QUE DIGAS QUE EN REALIDAD TODO HA SIDO UNA BROMA Y ESTÁN PERFECTAMENTE BIEN TODOS.
4. ES QUE CADA DÍA TE SUPERAS Y CADA DÍA ME MUERO MÁS POR SABER EL FINAL DE ESTA NOVELA AL MISMO TIEMPO QUE NO QUIERO QUE ACABE NUNCA, ESTOY SÚPER EMOCIONADA, ME VA A DAR UN SÍNCOPE PERO NO PASA NADA YO AGUANTO POR ESTA NOVELA, NECESITO LEER EL SIGUIENTE YA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!11
UN BESO GIGANTE (AUNQUE HOY NO TE LO MERECES!)
-María 💜
NO SÉ POR QUÉ ME DIO LA SENSACIÓN DE QUE LO VEÍAS VENIR JAJAJAJAJAJAJAJA
Eliminar1. Chad es dios todas estamos de acuerdo, pero Niall viendo a su hijo cantar su segunda canción en solitario???????' una obra de arte que venga Miguel Ángel que se le ha olvidado firmar esta preciosa obra
2. Me encanta lo mucho que va a evolucionar Layla a partir de ahora es que va a ganar en amor propio que no lo sabéis bien, espero estar a la altura de las circunstancias porque uf
3. Desde luego qué ofensa POR QUÉ NO CONFIÁIS EN MÍ????????? con lo que yo quiero a Alec y ya os aclaré que iba a escribir sobre antes, durante y después de CTS y ahora pensáis que lo voy a matar uf (hacéis bien) (ME HE DECSOJONADO CON LO DE ESTABA EN CASA CON SABRAE HACIENDO VIDA DE CASADOS JAJAJAJAJAJA)
Si te digo la verdad me entraro ganas de decirque era coña con tu comentario por qué me influís así
4. AY ME ALEGRO DEQUE ME DIGAS ESO ES QUE TE COMO LA CARA NO PUEDO MÁS OS BESO OS COMO Y OS DEVORO.
Vale soy yo de nuevo, no puedo esperar para comentarte en condiciones.
ResponderEliminar¿He dicho alguna vez que Chad es la cosa más bonita de esta novela? Porque si no lo he hecho lo hago ahora. De verdad le amo. Me lo imagino cantando Castle on the Hill y me dan chungos. Encima la escena con Kiara, Aiden y los de su curso es PRECIOSA. Por cierto, me has dejado con la miel en los labios con la actuación de Slow Hands pero no dudo en qur lo hiciese genial.
Luego esta Layla que ay mi niña preciosa *se le cae una lagrimita*. Es taaaaaaaaaaaaaan pura, tan buena persona y estan tan rota que me dan ganas de romper a mi algo porque no se lo merece. Necesito que se valore más a si misma y vea que es una chica 10, que Tommy la quiere muchísimo y haría cualquier cosa por ella.
Cuando ha espiado a Diana y Tommy me ha entrado morbo hasta a mi me cago en mi vida, yo quiero un trio de ellos tres.
Scott consolandola me provoca que llore de nuevo. Ambas veces, tanto cuando la pilla espiando como cuando la ve en la terraza llorando por la noche. Me encanta como la sube el animo y la hace reir con sus gilipolleces (El momento en el que dice que su padre es la hostia yo estaba en plan 'I FEEL U SIS')
Chaiden ti el día fornicando me daba pequeños segundos de alegria mientras leía este capitulo JAJAJAJAJA.
La manera en la que Layla ha recibo a Tommy y le ha comido la boca me ha dado morbo también. Y LUEGO EL OTRO DANDOLE EL RAMO DE ROSAS POR LO QUE LE DIJO POR LA NOCHE Y DISCULPÁNDOSE 100 VECES MIRA LLORO OTRA VEZ. OJALA HAGAN EL AMOR YA, SE LO MERECEN, LAYLA SE LI MERECE JODER.
Bueno de hecho podían haberlo hecho en este capitulo si no fuese porque HAS DECIDIDO HACERNOS DAÑO HACIENDO QUE MI HIJO ALEC TENGA UN ACCIDENTE Y ESTE EN COMA. EN. COMA. ALEC EN COMA. ME IMAGINO A SABRAE LLAMANDO A SCOTT COMPLETAMENTE ROTA Y LLORANDO Y CONTANDOSELO. ME IMAGINO A SCOTT DICIENDOLE QUE SE TRANQUILIZASE QUE IBA A SALIR DE ESA MIENTRAS QUE EL ESTABA MUERTO DE MIEDO POR DENTRO. ME IMAGINO A SCOMMY HACIENDO LAS MALETAS TEMBLANDO Y MIRA NO PUEDO. LO HE LEIDO TRES VECES Y NO PUEDO ASIMILAR QUE ME HAYAS HECHO ESTO.
Voy a dejar ya de escribir y voy a llorar en una esquina por Alec.
-Patricia llorando
DOBLE COMENTARIO BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEN
EliminarCreo que lo has dicho pero no pasa nada, si lo repites nadie va a protestar. La escena me la imaginé desde el minuto 1, antes incluso de saber qué canción cantaría (fun fact: iba a ser Sorry de Justin Bieber), necesita apoyo y aprecio y amor y LO OBTENDRÁ PORQUE SE LO MERECE.
En el anexo de actuaciones lo comentaré, no te preocupes ☺
LAYLA ES TAN LINDA DE VERDAD PROTEJÁMOSLA. Tiene que ver lo que vale y cuánto la quiere Tommy es que ay la pobre es tan insegura porque le han hecho tanto daño :( comentemos que le han dado ganas de suicidarse otra vez por favor es que :( mi hijita :( sufro por ella
Me he puesto perra escribiendo esa parte la verdad es que no os voy a intentar engañar.
Scott es la hostia de verdad es que vaya lengua que tiene, cada vez que abre la boca sube el IBEX 35.
Chaiden dándole como dos viciosos por qué no estoy sorprendida.
Os va a gustar la vez en que lo hagan, creo que merecerá la pena la espera ƪ(ړײ)ƪ
Si estáis sufriendo ahora, imaginaos cómo sufriréis cuando lo cuente en Sabrae.
ALEC VIVE, LA LUCHA SIGUE
Perdón, perdón perdón por desaparecer y madre... han pasado tantas cosas que ni se por donde comenzar. Bueno a ver si me aclaro porque tengo demasiado en mente. Niall y Vee por fin juntos! Estaba que no paraba de dar saltos de alegría cuando él le dijo que si se quedaba y no solo para dormir (se me salta un pulmón). Chad y Aiden... son tan pero pero pero T A N lindos, y eso que casi me cargo a Aiden cuando rompió con Chad. Se me encogió el corazón. Y ahora ellos tan juntitos, tol dia follando. Son maravillosos. Viva Irlanda. Por cierto, me he reído muchísimo en este capítulo con el comentario de Tommy con respecto a las patatas y a Chaiden. Creo que en ese país deberían cambiar a Saint Patrick por las patatas o al menos hacerles una iglesia para cada uno.
ResponderEliminarOh dios, el capitúlo en el que les dicen Scommy a sus padres que se vana apuntar al capítulo wow, en serio entre que creo que estaba más nerviosa que ellos y que me desocjone´no sé como salí viva. Eleanor, la adoro y me confunde. Mucho. No entiendo todo el por culo que le da a Scott con su relación y después ella esconde que son pareja en el programa. Aún habiendo leído el porqué me sigue poniendo negra. OH OH Y ese tal jake no me gusta nada.
Mi trío favorito: no sé por donde empezar. Antes pensaba que Tiana iban a acabar juntos, ahora estoy más bien perdida. Tommy es que no puedo quererlo más es demasiado bonito con las dos @pontifex envíame un Tommy. Yo así no puedo vivir. Pero no puedo evitar preocuparme por Diana, su personaje me apasiona muchísimo y en e concurso me duele muchísimo ver cómo está. Nunca se llega a controlar la dosis que se toma ella ya ha pasado por tanto lo que me recuerda a Noemí. UF. UF. U F. No la soportaba en It's 1D bitches sobre todo al final no podía con ella. Y al principio de CTS tenía pena por que tuvieran qu eenviar ella y Harry a Diana y bueno bueno, cuando le dice a su hija monstruo. Tenía ganas de meterle una hostia. Y a Hrry también. ¿Cómo cojones se le ocurre decir eso de su hija? ¿Cómo? Puede que estuvieran en caliente pero simplemente no. Me cabreo con sólo acordarme.
Mi Layla, quiero verla más soltándose el pelo y que Tommy medio dormido no la pifie otra vez.
El concurso me apasiona y las pullitas de Jesy y Scott son lo más. Y el concurso pa' tanto dinero que manejan y no les dan una habitaciones decentes pero bueh.
P.D. todavía me quedan tres capítulos para ponerme al día y por lo que he leído va a haber salseo y del bueno ni el sálvame con la Esteban y la Campanario.
P.P.D. otra vez, perdón perdón perdón.