sábado, 26 de agosto de 2017

El rey en Irlanda.

Me volví plenamente consciente de cada milímetro de mi cuerpo en cuanto los focos se concentraron solo en mí. Tommy y Scott me dieron un afectuoso apretón en el hombro. Diana me guiñó el ojo, me acarició la mano. Me deseó buena suerte.
               Layla me abrazó. Me dijo que se moría de ganas de verme. Sabía que lo haría genial.
               Habíamos estado ensayando los dos juntos nuestras actuaciones en solitario. Después de que las juezas dijeran que se morían de ganas de ver qué podíamos hacer, nos habían mandado a un rincón aparte. June nos había dicho que nos ordenaría para el día siguiente. El guión aún no estaba terminado pero, como Diana tendría que desfilar esa misma semana, no tendría tiempo para preparar dos números. Así que Layla había sido la encargada de hacer la actuación en solitario encima de la pasarela del desfile de Victoria’s Secret.
               Nos habían cargado muchísimo de trabajo esa semana. Yo sólo esperaba no cagarla. Como estábamos en el ecuador del concurso, teníamos que preparar una actuación grupal en la que se nos dividía entre chicos y chicas. Las chicas habían cantado una canción de Ciara que hizo que se me pusieran los huevos de corbata. Work. Habían salido con pinturas de guerra, mezcladas entre el público, cantando a voz en grito. Como si de verdad fueron a la guerra.
               Nosotros nos subimos al escenario justo después. Me temblaban las piernas y temía que las rodillas no pudieran sostenerme mucho más tiempo. Se apagaron las luces.
               Para, la canción la empezaba yo. Habíamos escogido Whistle, pero la versión hecha por los Gorriones en Glee. Salíamos de traje, e iniciábamos el baile en una fila india cuyo único rostro visible era el mío. Yo me ponía la chaqueta, me la abotonaba, y, mientras iba cantando, las manos de los demás surgían por detrás de mí como una estatua hindú de mil brazos.
               La cámara se acercaba a mi cara en el momento en que yo me terminaba de abotonar un gemelo, la miraba directamente y decía, mordiéndome el labio: allá vamos.
               El número había sido una locura. Ni siquiera supe cómo habíamos conseguido para mantenernos coordinados. Éramos muchísimos, bastantes más de los que éramos en Chasing the stars… y aun así nos había salido todo bien. Jake y Scott se habían ocupado de las notas más altas mientras los demás seguían cantando la canción. Por suerte, yo no la había cagado respirando demasiado fuerte. Debido a que el baile era muy elaborado, teníamos que llevar un micrófono de esos inalámbricos. De los que se enganchan en la oreja.
               De los que usaba papá en los conciertos de One Direction, porque él no tenía las manos libres por culpa de la guitarra.
               Estaba nerviosísimo cuando me aferré a los hombros de Tommy y Alex, otro de los concursantes, para inclinarme hacia delante y hacer una reverencia. Esperaba que el veredicto de los jueces no fuera muy duro.
               -Scott-fue Jesy la que empezó, y todos gemimos. Si empezaba por Scott, era que nos iba a meter caña a todos. Nos sorprendió rascándose la nariz, buscando las palabras, acodándose en la mesa y diciendo-. Enhorabuena por esa capacidad vocal-alabó las notas altas de Scott cuando estando en el grupo siempre las criticaba. Scott se había esforzado por destacar. Jake no le había dejado cancha a que fuera de otra manera-. No me esperaba menos teniendo en cuenta de quién eres hijo, pero si te soy sincera, no dejas de asombrarme. No pareces tener límite y estoy desando explorar tu rango vocal y averiguar hasta dónde puedes llegar. Evidentemente, está bastante lejos de lo que cualquier persona se imaginaría, e incluso de mis propias expectativas. Gracias por los escalofríos que me han recorrido esta noche-sonrió.

               -A Jesy nos la han cambiado-acusó Gaga, abrazándola en broma. Jesy se echó a reír.
               -Gracias, Jesy-sonrió Scott, que no cabía en sí de gozo. Eso me tranquilizó un poco. Si no estaba enfadada con Scott, con los demás sería buena.
               -Tengo muchísimas ganas de ver qué haces en la prueba solista-dijo Nicki-, porque de verdad tienes talento. Hay una potencia en ti-Nicki movió la mano, la abrió y la cerró- que no había visto nunca en gente con más fama que tú, lo cual nos indica lo poco justa que es a fama-hubo murmullos de asentimiento, tanto en la mesa de los jueces como en las sillas del público.
               -Dios, Nicki, te lo agradezco de corazón, de verdad-Scott estaba a punto de salir disparado como un cohete. Jake fingía que todo eso no le importaba. Como si nadie hubiera estado en la sala de ensayo con ellos dos, cuando protestó porque “el programa le lamía demasiado el culo a Scott”. A lo cual, Tommy le contestó:
               -Aquí aprecian a la gente grande; si te molesta que aprecien a Scott, te sugiero que intentes superarlo.
               -Tienes futuro como solista-Nicki alzó una ceja-, sólo digo eso.
               -Eso me suena de algo-espetó Scott, y todos nos echamos a reír-. Pero he venido con un grupo y me voy a ir con mi grupo, ganemos o perdamos. Soy un tío fiel-se jactó.
               -A ver si es verdad-le pinchó Jesy, y Scott fingió sacarse un puñal del corazón-, y ahora… Chad-se volvió hacia mí, y un escalofrío me recorrió la espalda. Jesy esbozó una amplia sonrisa. Procuré fingir que no me estaba dando algo. Jesy Nelson. Sonriéndome. A mí-. ¿Qué ha sido ese gesto?-abrió las manos y el público la secundó-. No reprimas lo que llevas dentro, te lo pido por favor-juntó las manos frente a ella como si rezara-. A pesar de que haya gente más explosiva que tú en el programa después de lo que has hecho aquí hoy, estoy convencida de que no estás aprovechado en todo tu potencial. Esa manera de abotonarte los gemelos, y el labio mordido…-se abanicó con sus papeles y Nicki alzó las cejas-. Ha sido lo más sensual que haya visto hasta ahora.
               -¡Amén, hermana, simplemente amén!
               -Me vas a buscar problemas con mi chico-bromeó Jesy.
               -Creo que a ti y a todas en este programa, chica-se rió Gaga, asintiendo con la cabeza. Noté cómo el rubor me subía por las mejillas.
               -Jesy-gimoteé.
               -Te lo digo en serio. No reprimas ese fuego que tienes dentro. Hoy has cantado genial, ¿y sabes por qué? Porque te has permitido el lujo de ser juguetón. A ver qué nos traes en tu prueba en solitario.
               -Me temo que os voy a decepcionar.
               -Tú no puedes decepcionarnos-respondió Gaga-.  Eres adorable. Me apetece achucharte sólo con tenerte ahí.
               Había sido sin querer, pero habían puesto un peso inmenso sobre mis hombros.
               Y ahora estaba ahí, de pie, quedándome solo. Tomé aire, hice una reverencia y me di la vuelta para coger la guitarra (no la había usado en la actuación de The nights, de Avicii, con los demás, pero ahora iba a necesitarla) y colocarme frente al micrófono de pie.
               Aquella sería la primera vez que utilizaba ese micrófono en todo lo que llevábamos de programa. Me giré para comprobar que el escenario estaba listo y que la banda estaba preparada. Me recoloqué los auriculares mientras las luces se iban atenuando.  Tembloroso, comprobé que la guitarra estaba afinada. Tomé aire, cerré los ojos, me volví, clavé los ojos en Eleanor, que levantó los pulgares, sonriente. Suerte, me decía la más pequeña de los que estábamos allí.
               Busqué a mi padre entre la multitud. Le pedí que no me dejara equivocarme con la letra.
               Noté la confianza de mi madre y la suya también fluir por mis venas. Has crecido escuchando esta canción, tocando esta guitarra. No vas a hacerlo mal.
               Asentí con la cabeza.
               Y, en cuanto los primeros acordes de la guitarra sonaron en todo el plató, supe que no me había equivocado. Escuché a puñados de gente gritar, ya reconociendo la canción. Me dejé llevar.
               -When I was six years old-canté, rasgando yo también mi guitarra, abriendo los ojos y mirando al público. Mi público-, I broke my leg.
               Ahora todo el mundo chillaba, la canción ya reconocida, el artista admirado. Mi decisión, aplaudida. Me incliné un poco hacia atrás, poniéndome de puntillas.
               -And tasted the sweet perfume of the mountain grass I rolled down. I was younger then.
               Oí al realizador diciendo que me subieran el micrófono. Ordenando cambios. Nicki y Jesy parecían encandiladas. Gaga se acercó el auricular a la oreja y me miró mientras escuchaba mi voz y mi guitarra, sin el molesto ruido del mundo deteniéndose para mirarme.
               Agradecí a mi padre que hubiera sido músico, porque no habría sido posible que hiciera aquello que estaba haciendo con esa facilidad de no ser por él.
               Barrí con los ojos el público, sonriendo ante las caras felices cantando la misma canción que yo.
               Y entonces, una estrella que brillaba más que las demás. Un arcoíris en un día precioso.
               En el mismo momento en que yo empezaba el estribillo, diciendo que iba de camino, conduciendo a noventa por aquellas carreras de campo, una bandera de Irlanda brotó de entre el público.
               Como una sirena en un mar.
               Como una flor entre la maleza.
               No pude evitar clavar los ojos en ella.
               Y casi pierdo el hilo de la canción debido a la sonrisa que me atravesó el rostro. Porque los que sujetaban la bandera y la agitaban con orgullo eran Kiara y Aiden.
               -… and we watched the sunset over the castle on the hill-canté, y les vi cantar a ellos. Leí sus labios y los de nadie más. Al terminar ese verso, me giré hacia la entrada del escenario, donde estaban los de realización. Me toqué la oreja, y la chica que se encargaba de los micrófonos asintió. Quería uno de manos libres. Iba a saltarme el guión y pasearía por la pasarela en dirección al público. Se volvió y se perdió en la negrura.
               Seguí cantando. Kiara y Aiden estaban ahí, al alcance de una mano de la que yo no disponía. Eché un vistazo, nervioso, esperando a que la chica regresara. Pero no había ni rastro de ella.
               Que le jodan a esto, pensé.
               Quité el micrófono de su soporte y lo sujeté con una mano, mientras con la otra agarraba la guitarra.
               -We found weekend jobs, we got paid-empecé a caminar hacia el borde, y la gente se volvió loca. Kiara comenzó a dar brincos, entendiendo antes que Aiden que aquello no estaba ensayado. La banda se mantenía estoica, como si todo estuviera planeado. Me eché la guitarra a un lado, sabiendo que faltarían cosas en la canción sin mis aportaciones, pero me daba igual.
               Estaban ahí. Tenía que acercarme a ellos. Tenía que cantarles a ellos.
               -I’m on my way-troné, a todo lo que daban mis pulmones y mis cuerdas vocales. Troté por la pasarela, y Kiara y Aiden, seguidos por una marabunta, se libraron de los de seguridad y se acercaron al borde, a ese pequeño círculo al final de aquel improvisado pasillo curvilíneo que rodeaba a los jueces y te conectaba con el público.
               Fue entonces cuando me fijé en que todo mi curso estaba detrás de ellos dos.
               -Driving at ninety down those country lanes-tuve la precaución de no echar a correr. No podría cargar con la guitarra, correr y cantar al mismo tiempo-, singing to Tiny dancer.
               Después de lo que me pareció una eternidad, llegué al círculo y señalé a Kiara y Aiden, la guitarra ya colgando en posición invertida a mi espalda.
               -And I miss the way you make me feel, and it’s real, we watched the sunset over the castle on the hill.
               Hice el whistle después del segundo estribillo y me incliné para tocarles las manos. Sentía un torrente de electricidad recorrerme de la cabeza a los pies. Kiara y Aiden saltaban y se reían y se peleaban con el resto de mi instituto para conseguir tocarme.
               Qué demonios, pensé, girándome sobre mis talones y caminando hacia las pequeñas escaleras del borde del escenario.
               -One friend left to sell clothes-entoné, mientras intuía, más que veía, las cámaras persiguiéndome, intentando conseguir un buen plano de mí interactuando con mis amigos mientras estrenaba aquellos solos que íbamos a tener los integrantes de Chasing the stars. Recibí felicitaciones, toquecitos en el hombro, apretones en la mano, revolturas de pelo, mientras me abría paso hacia Aiden y Kiara. Les sonreí y les toqué la mano, hice un gesto con la cabeza para que me siguieran.
               -and I can’t wait to go home-terminé esa estrofa mientras los demás me seguían, como si fuera una madre pata y ellos fueran mis patitos-. I’m on my way-canté, mirándolos, mirando a las cámaras, dejando que fueran ellos mi escenario y mi fondo, en lugar de las inmensas pantallas en las que se sucedían imágenes que ya no interesaban a nadie-, I still remember these old country lanes, when we did not know the answer-una ola de exclamaciones al hacer esa nota recorrió tanto a mis amigos como al resto del público. Empezamos a saltar, y ellos empezaron a cantar a grito pelado también-, AND I MISS THE WAY YOU MAKE ME FEEL…
               Terminamos la canción como si fuera una auténtica fiesta. Vi que los jueces se habían puesto de pie. Todo el mundo se había puesto de pie. Terminé los últimos acordes de la canción (no di ni uno, por los nervios) e hice un gesto con la mano en dirección a todos mis amigos, diciendo que los aplausos y los jaleos que el público me dedicaba también eran para ellos. Cogí la bandera de Irlanda, la besé y la levanté en alto.
               Pude ver a mi padre, a mi madre, a todos los irlandeses repartidos entre el público dar brincos al ver nuestra bandera, felices por ese minuto de gloria que había conseguido regalarle a mi país.
               Me giré y me abracé a Kiara, fuerte, muy, muy fuerte, con el sonido del mundo colapsando a mi alrededor todavía taponándome los oídos.
               -Lo has hecho genial-dijo, acariciándome la cabeza, la nuca, llorando en mi hombro-. Eres genial.
               -Te quiero-era lo que le decía yo-. Te quiero, te quiero, te quiero, gracias por venir, eres la mejor, K, te quiero.
               Kiara se limpió las lágrimas de sus mejillas de ébano, hinchadas en una sonrisa de felicidad absoluta, y se separó de mí a regañadientes para dejarme abrazar a Aiden.
               Aiden abrió los brazos, yo me metí entre ellos, me puse de puntillas y le di un profundo beso. Un mes sin verlo. Un maldito mes. Si se pensaba que me iba a conformar con un abrazo, iba guapo.
               Debería dar las gracias de que no le violara en directo.
               Noté la sonrisa de Aiden esparcirse por su boca mientras me devolvía el beso, con cada persona en el mundo celebrando lo que acababa de hacer, y la valentía que tenía al hacer lo que ahora.
               Separó mi boca de la suya para dejarme respirar. Pegó su frente a la mía y me dijo, mientras yo luchaba por conseguir recuperar el aliento:
               -¿Dónde has aprendido a cantar así?
               Me reí.
               -En el mismo sitio en que he aprendido unos truquitos que me muero por enseñarte.
               Aiden me dio un rápido beso en los labios y se apartó de mí para que yo pudiera avanzar de vuelta al escenario principal, donde ya me esperaba el presentador. Me coloqué al borde, sintiéndome solo y desnudo después de aquel baño de masas, y me recoloqué la guitarra para impedir estropearla de alguna manera. Las juezas me alabaron, dijeron que les había encantado mi actuación, que había sido genial verme tan suelto y tal feliz. Simon me felicitó por lo que había hecho, por seguir a mi corazón y no al guión establecido, y se volvió hacia los irlandeses.
               -Creo que tus amigos y yo estaremos de acuerdo en que una canción no va a ser suficiente-sonrió Simon, mirándome de reojo-. ¿Guardas algún as bajo la manga?
               -Bueno…-di una patadita al suelo-, me sé los acordes de bastantes canciones.
               -Sorpréndenos.
               -Necesito que vengan-dije, sujetando el micrófono con firmeza-. De hecho, necesito que todo el mundo en el público saque sus móviles y encienda la linterna-me acerqué a la banda para preguntarles si conocían la canción que me había pasado por la cabeza. Sonrieron y asintieron, apoyándose en sus instrumentos. Me acerqué al pie del micrófono, pedí sillas para los que estaban allí. Mientras las colocaban, y me traían a mí una más alta para poder sentarme con la guitarra sin que el micrófono me molestara, solté un discurso-. Vale, esta canción es muy especial para mí-jugué con los acordes de la guitarra, mirándola-. Se podría decir que es una de las canciones más importantes de mi vida. Seguro que muchos la conocéis. Así que, por favor, si os sabéis la letra, cantad conmigo-me giré hacia la banda, más seguro, asentí con la cabeza.
               Empecé con los acordes y todo el mundo se volvió loco, mientras papá sacudía la cabeza, sonriendo, reconociendo al segundo las primeras notas de Slow hands.
              
              
La quiere más a ella de lo que nunca me querrá a mí.
               Me doy cuenta al día siguiente de nuestras improvisadas vacaciones. Tenemos una semana libre que podríamos haber aprovechado para ir a casa. Yo lo habría hecho, pero, cuando Tommy se acercó a sugerirme que fuéramos de viaje a alguna isla y perdernos en un oasis de tranquilidad, el plan me pareció tan genial que no pude decir que no.
               Solos, nosotros cinco, haciendo el tonto en una playa de Menorca (ya lo habían pensado todo) y tostando al sol. Sin preocupaciones. No haciendo nada. No más coches, ni gorras, ni gafas de sol por si nos reconocían. Nada de salir a las verjas del concurso a saludar y dar las gracias. No me pararía a hacerme fotos con desconocidos y a sonreírles agradeciendo su apoyo.
               Sólo Scott, Tommy, Diana, Chad, y yo. Bueno, y Kiara y Aiden, que han venido con nosotros después de darle la sorpresa a Chad.
               Resultó que Tommy y Scott ya lo habían organizado todo. Les pidieron a nuestras familias que nos prepararan las maletas, que metieran ropa de verano. Alquilaron una pequeña casita en una cala tan pequeña y apartada que nadie sabía de ella. Apenas era un puntito en Google maps. Más que suficiente.
               Todo para que a Diana no se la llevaran. Diana le había preguntado a Tommy si pensaba que habría alguna posibilidad de que la dejaran quedarse en el programa.
               -¿Qué?-había sido la estupefacta pregunta de nuestro inglés.
               -Me da miedo que mis padres aprovechen que estoy fuera para meterme en un avión y volverme a Nueva York-respondió la americana, frotándose las manos. Tommy le prometió que no permitiría que eso pasara. Se puso manos a la obra con Scott.
               Incluso alquilaron un taxi, que nos esperaba en el modesto aeropuerto.
               -¿Tommy Malik?-preguntó el taxista, y Scott se echó a reír, oculto tras sus gafas de sol. Tommy se las quitó y le estrechó la mano al hombre, que contemplaba nuestro ejército de maletas con cierta angustia.
               -El mismo.
               Ayudamos al señor a meter las maletas en la furgoneta que nos llevaría a nuestro efímero hogar.
               -Te morías de ser un Malik, ¿eh, bribón?-atacó Scott, dándole un codazo a Tommy, que se echó a reír.
               -No lo sabes tú bien, ladrón.
               La primera tarde fue buena. Tras explorar la casa, entre Tommy y yo hicimos la comida (que bajamos a comprar al mercado del pueblecito al que estaba conectada nuestra casa), nos sentamos en la terraza, disfrutando del sol, dimos buena cuenta de marisco, verdura y sangría por igual, y luego, corrimos a darnos un baño.
               Todo cambia de noche. Decidimos salir a bailar.
               Y a mí me hace mal verlos. Diana arrastra a Tommy a la pista, se frota contra él, y él se frota contra ella, y yo me muero de celos. Después de dejar que Tommy me lleve con él, vuelvo a sentarme. Estoy cansada. Observo cómo Diana se entusiasma reconociendo una de las canciones que pinchan en la pequeña pista de baile abarrotada. Reggaetón Lento, la que se suponía que íbamos a cantar la semana pasada.
               Tommy y Diana bailan muy pegados, sonríen, se besan. Beben. Diana se saca con disimulo y descaro un pequeño paquetito blanco. Lo abre y deja caer unos polvos blancos en sus nudillos, aprovechando el despiste de la gente. Luego, le acerca la mano a Tommy, que la mira a los ojos, un poco achispado.
               Le parece una buena idea. Así que se inclina y también toma un poco de coca. Scott bufa sonoramente, sacude la cabeza con tanta sutileza que tienes que estar mirándolo fijamente para darte cuenta. Sus ojos también brillan, aunque no tanto como los de Tommy, con quien más tarde se peleará para desnudarlo y meterlo en la ducha, evitar que los efectos de las drogas y el alcohol vayan a más.
               -Déjame tranquilo-le dirá Tommy, revolviéndose penosamente desde su estado de inconsciencia. Pero Scott no le hará caso.
               -Ni de coña; tu madre será pequeñita, pero a mí me acojona un montón cuando se enfada. No voy a dejar que te dé un chungo y te mueras aquí: la bronca que me caería sería legendaria.
               Tommy protesta un poco más, pero Scott no se da por vencido.
               Pero ahora, Tommy es de Diana, y Scott se da cuenta de que yo lo sé como quien descubre una verdad insondable e indiscutible. Miro cómo bailan, cómo se frotan, se acarician y se ríen. Diana sacude las caderas, se baja un poco, mirándole a él a los ojos. Bailan tan despacio que cualquiera diría que están haciendo el amor.
               Qué curioso: bailemos como si hiciéramos el amor es el título de la canción de Ciara que canté en el desfile de Victoria’s Secret.
               -Puedo decirles que paren si te hacen daño-me dice Scott. Yo niego con la cabeza, dando un trago de mi bebida y clavando mis ojos en el mar. Intento que la vista no se me vaya hacia ellos.
               -No tienes derecho-digo-. Ni yo a pedirlo. Ni que paren, ni que lo hagas. Y no me hace daño-miro a Tommy, su sonrisa, la forma en que disfruta. Cómo no va a estar tan enamorado de ella, si ella es perfecta, ella puede hacerlo todo, y yo estoy tan rota que empiezo a pensar que jamás me recompondré-. Sólo me pone triste no ser suficiente.
               -Eres suficiente, Lay. Más que suficiente.
               Scott me da un cariñoso apretón en la mano. Yo le sonrío con timidez. Me siento mal por mí y me siento mal por él, que bastante tiene con estar lejos de Eleanor, precisamente justo cuando podría estar con ella sin temor a que nadie les descubre, a girar una esquina y que alguien les vea cogiéndose las manos, y está aquí, consolándome a mí, preparándose para la batalla mental que supondrá tener que duchar a Tommy en contra de su voluntad.
               Pero le momento en que definitivamente veo que Tommy elegiría a Diana si le obligáramos a escoger no es esa noche, sino a la mañana siguiente. Volvemos al mercado, los tres: él, Diana, y yo. Diana está maravillada con el colorido de las frutas, la mezcla de olores, la explosión de sensaciones. Llevamos una bolsa de lino cada una en la que vamos metiendo las cosas que Tommy escoge, preguntando a los vendedores y examinando la materia prima como si estuviera revisando un cohete espacial a punto de despegar.
               -¿De dónde sois?-nos pregunta un hombre barrigudo, con un bigote teñido por el sol y mejillas coloradas cuando nos escucha intercambiar palabras tanto en inglés como en español. Tommy se vuelve hacia él.
               -Somos asturianos-informa.
               -Ah, asturianos. Tenéis el acento muy suave.
               -Nuestras madres son las asturianas. Nosotros somos de segunda generación. Ingleses-me encojo de hombros.
               -Os han enseñado bien.
               -Gracias.
               -¿Os quedaréis mucho por aquí?
               -Una semanita, nada más
               -Bueno, lo suficiente para relajarse.
               Diana intenta entender nuestra conversación, pero se pierde demasiadas veces. Le aprieto la mano y le digo que no pasa nada, que poco a poco irá aprendiendo y pronto entenderá lo suficiente como para mantener una conversación. Aunque nunca le preguntarán de dónde es: es demasiado mayor como para perder su acento americano.
               Tommy ve en esto la oportunidad perfecta para enseñarle más vocabulario. La toma de la cintura, le pone una mano en la parte baja de la espalda y la va guiando por los puestecitos, diciéndole nombres de frutas y verduras y pescados y demás productos.
               Nos encontramos con una fruta rosa, de interior blanco con puntitos negros, como gotitas de tinta derramadas sobre un folio. Diana señala la fruta y pregunta qué es, pero quiere saberlo en español.
               -Sé cómo se llama en español, pero no en inglés-le dice, y Diana frunce el ceño-. Pitahaya-Tommy lo pronuncia alto y claro, asegurándose de que ella comprenda cada vocal, cada consonante. Se inclina para mirarme-. ¿Princesa?   
               -Puede que sea el mismo nombre-respondo, insegura. Intento fingir que no oigo la voz en mi interior que dice en eso te has convertido, en el apoyo. Tommy se encoge de hombros.
               -¿Quieres llevarte una y la probamos?
               Diana asiente, entusiasmada, y le entrega la fruta elegida a la vendedora, que la envuelve en un papel y nos la devuelve para que la guardemos en nuestras bolsas.
               Tommy vuelve a ponerle una mano en la cintura, y ahora que Diana sonríe y está de buen humor por su pequeño caprichito, él también se suelta. Su mano va bajando. Diana se la sube, le mira, y los dos se sonríen. Yo voy detrás, aguantándome las ganas de girarme y perderme. Probablemente vuelva a Inglaterra a nado.
               Me he dado cuenta de que T tiene 17 años con ella, y conmigo tiene 70.
               No puedo culparle. No puede culpar que la quiera a ella más que a mí, que prefiera estar con ella. Diana puede dárselo todo sin miedo.
               Volvemos a casa con ellos riéndose y yo caminando en silencio, aguantándome las lágrimas ante esa cruel revelación. Cierro los ojos, trago saliva y voy derecha a la cocina. Coloco las cosas encima de la mesa y empiezo a pensar qué puedo hacer con ellas, mientras veo a Chad y Kiara jugar a las palas, Aiden mirarlos con atención desde la arena, y Scott bañarse en el mar. Todos en la playa. Diana se pone el bikini y baja a darse un chapuzón.
               Siento la presencia de Tommy detrás de mí.
               -Aún es pronto para hacer la comida, princesa.
               Me muerdo el labio y empiezo a picar un puerro. Tommy se pone a mi lado, me acaricia el hombro.
               -Eh, princesa. ¿Estás bien?
               -Sí, es que…-se me inundan los ojos-. Echo de menos a mi familia. Eso es todo.
               Tommy traga saliva, conmovido. Me acaricia la mandíbula.
               -Ya. Tiene que ser duro, ¿no? Contabas con…
               -Me gusta estar aquí-miento, porque no lloro por echar de menos a mi familia, sino que lloro por todas las posibilidades que he perdido en dos días. Me he permitido soñar con una vida juntos. Me he permitido creer que podríamos ser siempre tres.
               Quiero irme.
               -Tengo una idea-dice, pasando sus manos por mis hombros. Me hace presión ligeramente en ellos-. ¿Qué te parece si bajamos a la playa, nos damos un baño, nos quedamos tostando al sol, y dejamos que otro prepare la comida? Scott, por ejemplo. Ya es hora de que se vaya ganando el pan-pone los ojos en blanco y saca la lengua, y eso me obliga a sonreír.
               -Tú adoras cocinar.
               -Bueno, pero estamos de vacaciones, ¿no? Además, estás disgustada. Eso lo entiendo. Aunque seguro que la morriña es más llevadera cuando tienes un batido en la mano bien fresquito y estás tostándote al sol a orillas del Mediterráneo. ¿Quieres probarlo?-sugiere, y yo me río con timidez, asiento con la cabeza. Miro cómo mete frutas en la batidora de vaso, las licua y luego mete las bebidas en el congelador-. Vete a ponerte el bikini-me dice-, que nos vamos a dar un baño, ¿te apetece?
               Asiento con la cabeza, sonrío y dejo que me atraiga hacia él. Y me sienta bien. Terriblemente bien. Me gusta tenerlo tan cerca, ver cómo me mira, dejar que me bese en los labios, jugar con su pelo. Aunque no se me escapa la cautela con la que me toca, por mucho que finja no darme cuenta. Me acaricia igual que haría con un cuadro cuyos trazos de pincel está estudiando.
               La tarde es un poco mejor. Me río, juego a las cartas, me bebo el batido que Tommy muy amablemente va a buscar, me meto en el agua y chapoteo todo lo que quiero. Salgo del agua, me tumbo al sol, vuelta y vuelta como si fuera un filete en una barbacoa, y, cuando noto que empieza a hacer frío, subo a la casa.
               Está haciéndose de noche. El sol se oculta por un horizonte al que se orienta la terraza de la casa. Veo que Chad, Aiden y Kiara reúnen piedras y hacen una pequeña hoguera. No hay ni rastro de Scott. Tommy está tumbado en la terraza, sentado en una hamaca, mirando el sol. Me quedo mirando el brillo de su torso desnudo, la forma en que el sudor y el sol se alían para hacer de él un dios. Me meto una uva en la boca y estoy a punto de reprenderme por espiar así a la gente (no está bien) cuando una figura femenina sale a la terraza.
               Es Diana, que viste una especie de bata-kimono anudada a la cintura. Se pone delante de Tommy, que levanta la mirada y se encuentra con los ojos hambrientos de la americana.
               Mis nudillos se tornan blancos. Me estoy aferrando con tanta fuerza a la encimera que, de no ser de mármol, la habría hecho polvo.
               Durante unos angustiosos segundos, segundos en los que yo soy incapaz de moverme, Tommy y Diana no dicen nada.
               Entonces, lentamente, Diana se lleva las manos al vientre y comienza a desatarse el nudo. Con una elegancia y una sensualidad que hacen que algo dentro de mí se revuelva. No sé si es envidia. No sé lo que es. Pero no puedo apartar la mirada ahora. Me inclino un poco hacia delante inconscientemente para ver mejor.
               Estoy imitando los movimientos de Tommy, que se ha incorporado ligeramente, como salvando la distancia entre él y Diana ahora que sabe que va a verla semidesnuda. Me pasa fugazmente por la cabeza el momento previo al desfile, en que nos dejaron pasar al vestidor para explicarnos cómo haríamos nuestras actuaciones, salidas y demás.
               No hay rastro de la vergüenza que me embargó cuando entré en aquella sala inmensa llena de las mujeres más preciosas del mundo, con sus espectaculares cuerpos, ataviadas con lencería que dejaba poco a la imaginación… o, más bien, que dejaba poca opción a que la imaginación no se disparara.
               Escucho las palabras de Scott mientras a Diana le están terminando de poner un spray que, se supone, hace que las braguitas y el sujetador que lleva puestos y que la hacen lucir como una verdadera diosa no se muevan.
               -¿Qué hay que hacer para trabajar aquí?
               -Ser gay-espeta Diana sin miramientos, y a Scott se le borra la sonrisa de un plumazo mientras Tommy se ríe a mandíbula batiente. La sonrisa de satisfacción de Diana es visible a kilómetros de distancia. Los chicos se giran sobre sus talones, inspeccionando, posando los ojos en todo, justo lo contrario a lo que yo haré en esa terraza de Menorca.
               -¡Madre mía, ¿esa es Josephine Skriver?!-ladra Scott.
               -Sí-responde Diana con hastío, incapaz de controlar lo mucho que la aburre este comportamiento de fan de los tíos.
               -Pues por ella dejaría que cualquier pavo me hiciera lo que quisiera.
               Ahora, la americana alza las cejas.
               -No sabía que te fueran las rubias de ojos azules.
               -¡Sí, señora! Por eso estoy con Eleanor-explica Scott-, para tenerles cogidas las medidas a las Tomlinson para cuando Astrid cumpla los 18.
               Recuerdo vagamente las carcajadas, los nervios al avisarnos de que no quedan ni 5 minutos para que empiece el desfile, con la correspondiente actuación de los chicos…
               Y vuelvo a mi cuerpo en el momento en que Diana se termina de desanudar la bata y deja que se deslice por su piel. Contengo el aliento.
               Está completamente desnuda.
               Y no me extraña que Tommy la prefiera a cualquier otra chica en la tierra. Es, literalmente, perfecta: sus piernas son largas, sus muslos son firmes, su trasero es duro y respingón, en su vientre podría aterrizar un avión, sus hombros y su cuello son delicados… y sus pechos. Son mayores que los míos, pero por ellos no ha parecido pasar el tiempo. Son redondeados y firmes, y me descubro a mí misma conteniendo el aliento mientras examino la figura de Diana.
               Caigo en lo que van a hacer: lo que no pudieron la semana pasada. Diana estaba con el periodo y, para colmo, no teníamos tiempo para nada, teniendo que preparar dos actuaciones. Sería un milagro que nadie de Chasing the stars encontrara dos minutos libres para poder respirar.
               No mires.
               Esto está mal.
               Se merecen intimidad.
               No mires, Layla, me recrimino mientras no dejo de mirar. Tommy se incorpora hasta quedarse sentado. Diana da un paso hacia él, con la seguridad que sólo las modelos tienen, con la sensualidad de las que han conseguido esas codiciadas alas. Tommy estira la mano y le acaricia la cintura. Diana da otro paso hacia él, que la mira a los ojos, sube hasta sus pechos y se los acaricia despacio, con el pulgar, casi sosteniéndolos más que manoseándolos.
               La canción que cantaron los chicos (yo no participé en esa actuación) fue Sexy bitch. Algo que le queda que ni pintado a Diana.
               Me percato de que estoy conteniendo el aliento y lo expulso cuando Diana, de colores dorados y anaranjados gracias al sol, echa la cabeza hacia atrás cuando Tommy se incorpora y le besa los pechos. Sin decir nada (poco hay que decir en una situación como ésta), él se quita los pantalones, y los bóxers.
               Me estremezco mirando su miembro erecto. Esto está mal, me repite la voz, más débilmente. No mires.
               Pero me gusta tanto verlo desnudo…
               Diana le pasa una mano por el pelo. Se sienta sobre él con cuidado, que la recibe con una sonrisa y un gemido ahogado. Los pechos de Diana chocan contra el pecho de Tommy cuando empieza a moverse, sus cuerpos ya acoplados.
               Aprieto los muslos.
               Se merecen intimidad, me digo…
               … mientras un fuego que hace años que no siento hace que me tiemblen las piernas.
               Por primera vez en meses, siento ese pequeño toque de atención de mi cuerpo pidiéndome que me toque.
               Pero no puedo. Es una falta de respeto. Además, alguien podría venir. Y pillarme. O pillarlos a ellos dos.
               Además…
               Además…
               Diana echa la cabeza hacia atrás, su pelo emite un brillo dorado, robado al mismísimo sol. Su boca se dilata en una sonrisa de felicidad, satisfacción y placer, mientras intenta, sin éxito, morderse los labios para no empezar a gritar. Siento las manos de Tommy en mi propio cuerpo, sus labios en mis senos, besándomelos, chupándomelos, haciéndolos míos; sus caderas entre las mías, su sexo dentro de mí…
               Yo fui Diana.
               Yo soy Diana.
               Yo seré Diana.
               La americana abre los ojos, notando al inglés cerca. En silencio, busca su mirada. Le acaricia la mandíbula. Le pasa el pulgar por la boca, que Tommy le muerde sin romper contacto visual.
               De repente, Tommy se aferra con fuerza a las caderas de Diana y se echa a temblar. Cierra los ojos, deja escapar una exclamación y echa la cabeza hacia atrás.
               -Oh, joder…-gime. Diana baja una de sus manos por la anatomía de él; otra, por la de ella. Sus dedos se encuentran en ese rinconcito en el que no son uno, pero tampoco son dos ya. Tommy termina, le acaricia el torso, la cintura, el vientre… y sonríe cuando nota que ella le sigue al cielo.
               Diana se abraza a Tommy, cierra los ojos, enseña los dientes a las estrellas ocultas en un cielo sangrante e invoca a quien quiera escucharla.
               -Dios mío…
               Se me encienden las mejillas cuando la americana vuelve a abrir los ojos y se queda mirando a Tommy. Le acaricia el pelo, juega con él, pierde sus dedos en su mata chocolate mientras él le acaricia la espalda con la yema del dedo.
               -Te quiero-le dice mi inglés, nuestro inglés, su inglés, cogiéndole la mano y besándole la palma. Diana sonríe, y yo tengo ganas de echarme a llorar.
               Tener a Tommy dentro mientras te dice que te quiere debe de ser lo más cerca del paraíso que ninguna chica va a estar nunca.
               Quiero eso. Quiero ser Diana. Quiero tener la valentía de desnudarme y vestirme sólo con una bata para sorprenderle, quitármela con sensualidad, excitarlo en un segundo, sentarme sobre su erección y dejar que me haga el amor en una terraza en una isla mientras el sol se pone. Quiero que me recorra con sus manos, que se fascine por mi belleza, que no pueda quitarme los ojos de encima, que me ponga una mano en la cintura y baje y baje y baje y yo tenga que subírsela y reprenderle por su descaro.
               Quiero que me haga el amor.
               Quiero sentirlo dentro.
               Quiero que me diga que me quiere mientras nuestros cuerpos aún están acoplados.
               Todo eso, es ser Diana.
               El problema es que Diana sólo hay una.
               Una voz a mi espalda me sobresalta y hace que tire un cuenco con frutas que estaba a mi lado.
               -Lay, ¿has visto a Tommy? No encuentro el car…-empieza Scott. Me vuelvo hacia él y me pongo colorada-. ¿Qué pasa?
               -Nada. No… no le… v-v-visto-mis mejillas se encienden más. Scott frunce el ceño.
               -¿Te encuentras bien?
               -Per-perfectamente-digo, inclinándome a recoger el cuenco, que se ha roto en varios pedazos, y las frutas desparramadas por el suelo.
               -Dios, llevo como media hora buscándolo por todas partes, cualquiera diría que se ha ido de la isla. Voy a asomarme al balcón, a ver si estaba en la playa y yo…
               -¡NO!-grito, y Scott da un brinco-. No te asomes al balcón.
               -¿Por qué? ¿Qué pasa?-dice, caminando hacia la puerta, y yo corro para ponerme entre él y ésta-. Pero, ¿qué te ocurre, Layla?
               -No vayas al balcón.
               -Pero, ¿por…?-Scott clava los ojos en mí, y ve algo en mi interior, algo que yo no sé si sabría ver en un espejo. Y entiende-. Ah. Está… con Diana-aventura, y yo asiento con la cabeza. Scott mira la ventana de la cocina, frunce ligerísimamente el ceño y vuelve a mirarme, calculando las vistas-. ¿Qué… hacías?
               -No se lo cuentes-le pido, le suplico, prácticamente le imploro-. Por favor, Scott, no le digas que me has visto… mirándoles… mientras…
               -Tranquila, mujer. Si no habremos hecho cosas peores él y yo-suelta, riéndose y meneando la mano-. O sea, no hemos… no nos metimos mano en la pubertad, ¿sabes? Estábamos salidos, pero… a ver, un par de pelis porno, pues sí que cayeron, pero oye, cascársela juntos pero no revueltos…-ahora el que se estaba poniendo rojo era Scott-. ¿Me entiendes?
               Asentí con la cabeza, sin saber dónde meterme. Bueno, al menos a alguien en aquella casa la situación le causaba la misma reacción.
               -Yo… eh… debería ir preparando la cena. Tommy tendrá hambre. O sea, Tommy y los demás, ya sabes-suelto, toqueteándome el pelo con nerviosismo.
               -Sí. Bueno, él… eh… el sexo le da hambre. Eleanor es igual. La primera noche, le hice un bocadillo-suelta-. Creo que es… genético o algo así.
               Asiento, Scott asiente. Me sigue a la cocina, y procuramos no tocarnos.
               -Scott…-necesito hablar de eso con alguien, de esa urgencia al mirar, de ese fuego en mi interior. Y Scott entiende. Es que es un sol, igual que Tommy-. No lo… no lo he hecho por vicio, ni nada por el estilo. Es que… no podía dejar… ya sabes.
               -Sí. Te atrae. Es normal. A mí también me pasa. O sea, por ejemplo, con mis padres… nunca los he visto-se apresura a aclarar-. Pero cuando los oigo, yo… en fin. Que uno nunca puede evitar oír del todo… y oye algunas cosas… que dices… pues joder… me gustaría que alguien me hiciera eso a mí-confiesa-. Pero claro, no le voy a preguntar a mi madre qué le hace a mi padre, porque me suelta una bofetada por meterme en sus intimidades. Y tampoco puedo preguntárselo a mi padre, porque el cabrón es capaz de hacerme una tesis doctoral sobre lo bien que la chupa mi madre o las técnicas que usa cuando…-se queda callado al ver mi estupefacción-. Mi padre es cojonudo-explica-. La madre que lo parió. Si vieras cómo fue mi charla sobre el sexo… básicamente me sentó en una silla y me dijo dos cosas: que me pusiera condón y que me asegurara de que se corrieran. Buscó dibujos de anatomía en internet para explicarme dónde estaba el clítoris-Scott puso los ojos en blanco-. Todavía me sorprende que no me metiera derechito en un convento después de esa charla tan genial.
               -Madre mía. Tuvo que ser horrible-me eché a reír.
               -Sí, bastante. Bueno, si hubiera sido verdad, claro.
               -¿Qué?
               -Oh, venga, Lay. ¡Estabas tan tensa! No pasa nada por mirar a tu novio follar. A mí me pone ver a Eleanor masturbarse-espeta-. Claro que nunca… bueno, mira, igual es mejor que me calle.
               -La verdad es que no me imaginaba a Zayn presumiendo de su vida sexual.
               Scott se echa a reír.
               -¿Mi padre? Mi padre te explica los orgasmos de mi madre si tú le preguntas cómo son. Le encanta fardar de todo lo que folla. El cabrón me tiene envidia porque ahora lo hago más que él-Scott se echa a reír. Noto cómo me voy tranquilizando con cada palabra suya. Ahora entiendo por qué Tommy le quiere tantísimo. Cada partícula que exhala con sus pulmones al hablar hace que te sientas especial. Y buena persona. Noto cómo el rubor me sube por las mejillas, pensando en lo que he hecho, en lo que he sentido, en cómo me he comportado… y en lo que Scott debe pensar de mí. Seguro que no es nada malo.
               Además, es un chico. Ellos llevan esto con más naturalidad que nosotras.
               Me aparto un mechón de pelo de la cara y me muerdo el labio, mirándome los pies.
               -¿Lay?-dice, y levanto la vista con timidez.
               -No sé qué me ha pasado, S. Yo… no se lo dirás a Tommy, ¿verdad?
               -Si tú no quieres, no-me da un toquecito en el codo, amoroso, el típico gesto de hermano mayor que te promete que te defenderá al pillarte haciendo una trastada-. Aunque, si te soy sincero, creo que a Tommy le gustaría saber que has mirado.
               -¿Y eso?
               -No lo sé, Lay-Scott se encoge de hombros-. Tenía que decirte algo, ¡casi te da un ataque al verme ahí!
               Me abanico con la mano, notando el calor subiendo de nuevo por mi cara. No sé dónde meterme. Tampoco es que haya muchos sitios en los que esconderse.
               -Es que… no sé qué es lo que me acaba de pasar. Eso es todo. Hace mucho tiempo que no siento esto-me miro las manos, como reconociendo mi cuerpo, como si hubiera sido un ser intangible hasta hace unos minutos. Me maravilla la capacidad que tengo de sentir cosas en mi interior, de estremecerme por caricias que nadie me ha dedicado pero que mi piel celebra de todas maneras.
               -Hija de mi vida, en mi pueblo, esa dolencia que tienes, tiene un nombre.
               -¿De veras?-pregunto, y noto cómo mis cejas se alzan.
               -Sí. La llamamos estar cachonda perdida.
               Me doblo para expulsar una divertida carcajada, incapaz de creerme lo que Scott acaba de decir.
               -Eres genial, Scott.
               -Sí, la verdad es que tengo mis momentos-él abre las manos, se encoge de hombros y pone los ojos en blanco-, especialmente cuando estoy de cachondeo con mis amigos. Pero oye, si necesitas hablar… de lo que sea… puedes contar conmigo. Ya lo sabes, ¿verdad? No tienes por qué sentirte culpable por sentir deseo, ni por pensar en el sexo, y hablar de ello…
               -Ya. Si lo sé. Es sólo que… me siento una impostora. No he contado lo que me pasó en casa. Y tampoco es que ese tema se toque abiertamente. Vamos a ver-me echo el pelo hacia atrás, buscando las palabras-: si sale el tema, pues sale, pero… no somos muy directos.
               -En la mía es muy natural-Scott se encoge de hombros-. Bueno, todos venimos del sexo. Además, yo hasta sé cómo fue el polvo con el que me hicieron mis padres. Eso hace que haya que tratar el sexo de una forma más directa. Ventajas de ser el accidente de la casa-vuelve a encogerse de hombros y se inclina hacia la ventana.
               -No eres un accidente, Scott-le respondo, y él se vuelve.
               -Es una manera de llamarlo como otra cualquiera. Al menos Tommy ha tenido el detallazo de preguntar si veníamos a Menorca o nos íbamos a otra isla. Como si me fuera a meter en el mismo mar en el que nadaron una vez los espermatozoides de mi padre. Esos cabrones, fijo que son vengativos. Igual vienen a por mí por haber sido el más rápido.
               -Sabes que el mar de Ibiza es el mismo que el de Menorca, ¿no es así?
               -Oh, genial, Layla, ¿tenías que decirme esto el segundo día de vacaciones, en lugar de cuando estuviéramos en el avión de vuelta? Ahora no voy a poder dejar de pensar en eso el resto de la semana. Se acabó el bañarse. Qué bien-Scott sacude la cabeza y yo me echo a reír-. En fin, muchas gracias. Ahora le voy a joder el polvo a tu novio, para que veas lo buena persona que soy-espeta, se inclina hacia la ventana y la golpea con los nudillos. Veo cómo Tommy y Diana dan un brinco-. ¡EH! ¡THOMAS! ¡MÉTETE EN CASA Y HAZ LA CENA! ¡DÉJATE YA DE TANTO FOLLETEAR! ¿ES QUE LO TENGO QUE HACER TODO YO? ¿QUÉ SOY? ¿TU CRIADO?
               -¡Cómeme los cojones, Scott!
               -¡Eso después! ¡Métete en casa, venga!
               -Ya voy-espeta Tommy, molesto.
               -No, ya voy, no; ¡ya!
               -¡Vale, mamáaaaaaaaa!-bala Tommy, poniéndose los pantalones y girándose un momento para comprobar que Diana está bien. Qué rico es, madre mía.
               Aparece en la cocina con el pecho desnudo y brillante, por un sudor que viene tanto del sol como de Diana. Vuelvo a sentir el ramalazo de calor en mi bajo vientre y cruzo sutilmente las piernas, recriminándome a mí misma el no poder quitarme la imagen de Diana moviéndose sobre Tommy mientras él el acaricia lo pechos con adoración.
               Por alguna razón que no consigo comprender, la cara de ese cuerpo no es la que le corresponde: no son los rasgos de la americana, sino los míos. El pelo es un poco más largo, el flequillo es recto, las piernas son más largas, la cintura más estrecha, los pechos más pequeños. Pero Tommy los acaricia y los besa igual. Sigue dándoles placer. Dándome placer a mí.
               Me doy cuenta de que no estoy respirando cuando los dos chicos me miran y Scott se vuelve hacia Tommy, dispuesto a defenderme a capa y espada.
               -Haz el favor de ponerte ropa, que me está escandalizando a la nena-suelta. Tommy lo mira de soslayo.
               -Estaba tomando el sol, ¿no tenías mucha prisa?
               -¿Tomando el sol con Diana tirada encima de ti?-cacarea el Malik-. Desde luego, cómo sois los blancos. No se te ocurrió que te dejaría unas marcas de sol terribles, ¿no? Parecerías una puta cebra.
               -Ojalá fuera una puta cebra para mandarte de una coz a Pakistán-ladró Tommy-. Voy a ponerme algo.
               -Ni de coña. Tengo hambre.  A trabajar.
               -¿Qué hago, Scott? ¿Me visto y te mueres de hambre, o me quedo así y dejo que a Layla le dé un chungo?
               Scott se quitó la camiseta y se la tiró hecha una bola. Tommy se rió.
               -Ah, no. Ni de coña. Haz el favor, Scott. No te quiero en pantalón delante de mis chicas-acusó Tommy.
               Tuve que llevarme una mano a la boca para disimular una risita cuando Scott se bajó los pantalones y los dejó con chulería encima de la mesa. Tommy tragó saliva, conteniendo su ira. Scott puso los brazos en jarras y alzó una ceja.
               -Ni en calzoncillos-especificó mi chico. En la boca de Scott parpadeó una sonrisa mientras se llevaba una mano a los bóxers-. Eso. Tú sigue despelotándote, a ver si con un poco de suerte vuelven Chad y Aiden y te atan a la cama, que es lo que estás buscando: que te den por culo para que sepas lo que es-Tommy le tiró la camiseta y salió de la habitación, en dirección a la nuestra. Scott me miró y se rió.
               -Cuando quieras, te doy una clase exprés sobre cómo tener controlado a Tommy.
               -No creo que lleve a tu nivel de maestría.
               -A veces creo que me hace más caso a mí que a su madre. Claro que yo sé cabrearlo de forma más creativa que Eri. Yo no necesito quitarle el móvil ni castigarlo en su habitación para que se suba por las paredes. ¡Hombre! ¡Pero si sabe vestirse!
               -Esta noche te ahogo en el mar. Ya lo verás-gruñó Tommy, empujándolo a un lado y apartándose cuando Scott trató de colgarse de su cuello para darle un beso.
               -No te enfades, cariñito.
               -Chúpame la polla, Scott.
                -Siempre pensando en lo mismo, Tommy. Desde luego, estás asilvestrado.
               Los dos chicos sonríen al escuchar cómo intento reírme de la forma más sutil que puedo.
               -Mira qué bien se lo pasa Layla-celebra Scott cuando yo no puedo parar de reírme, e incluso me pongo a aplaudir y niego con la mano para que dejen de hacer el tonto y yo pueda tranquilizarme.
               -Deberíamos cobrar entrada a esta casa. Podemos poner una tienda de campaña de esas que se montan solas-sugiere Tommy.
               -¿Para qué necesitamos una tienda de campaña?
               -Tío, Scott: todos los circos tienen un toldo.
               -No todos.
               -Vale, y no todos tienen payasos: algunos se apuntan a concursos de canto-Tommy se echa a reír y Scott le da un puñetazo en el hombro y le llama capullo. Tommy le da un empujón y fingen pelearse por un momento, hasta que Tommy le recrimina a Scott que busque pelea en mi presencia, a lo que Scott responde disculpándose y acercándose a la encimera. Tommy le quita los utensilios y lo manda a hacer algo útil, como poner la mesa o algo así. Scott se escabulle con una sonrisa en los labios, pensando que todo le sale bien, cuando Tommy se pone de puntillas para darme un beso y susurra un seductor hola.
               Quiero inclinarme hacia él, besarle la boca, saborear el sexo que acaba de tener con Diana. Quiero morderle, devorarle, hacerle mil y una cosas que, hasta entonces, sólo añoraba desear. Y ahora las anhelo a ellas en sí.
               Tommy me acaricia la cintura y yo me derrito; deja que le bese un poco y me pregunta cómo estoy pasando las vacaciones. Ahora, bien. En sus brazos, bien. Con él tan cerca, me es imposible pensar que prefiera a ninguna otra. A duras penas recuerdo que Diana existe, o que estamos en un lugar diferente a nuestro país de origen. Sólo existen sus manos en mi cintura, sus labios en los míos y su lengua acariciando la mía.
               Me quedo sin aliento y él lo interpreta como el momento en el que ponerse a hacer la cena. Nos sentamos en la pequeña mesa de madera que está entre la cocina y el diminuto salón, apretujados los unos contra los otros, comiendo sin platos de una bandeja común en la que hemos colocado embutidos, quesos y unas verduras a las que nadie se acerca hasta que no se acaba el resto de la comida. Tengo que tener las piernas muy encogidas para poder dejar espacio para Tommy y Kiara, que se han sentado a mi lado, y Scott y Aiden, que están frente a mí. Eso hace que mis pies prácticamente reposen sobre los de Tommy.
               Mis bailarinas se deslizan por mi piel hasta quedarse abandonadas en el suelo. Tommy nota mis dedos desnudos sobre su tobillo y sonríe mientras finge escuchar a Chad y su explicación sobre el folclore irlandés. Chad, Kiara y Aiden han aprovechado que estamos todos juntos esta semana para comparar culturas y decidir que, sin duda, Irlanda aprovecha mil veces más que Inglaterra a sus habitantes.
               Noto que Tommy se quita con disimulo las zapatas de lino. Las empuja sin hacer ruido hacia atrás, debajo de su silla. Acerca un pie a los míos. Me da un pequeño pellizco, yo no sé con qué, y yo le devuelvo el gesto. Antes de que pueda darme cuenta, nos estamos acariciando debajo de la mesa como si fuéramos dos amantes cuyos encuentros están prohibidos. Tengo esa sensación.
               Me gusta. Me gusta sentir que es mío aunque finja que es de todos, que me preste atención cuando sus ojos se fijan en otras personas. Me gusta nuestro contacto íntimo en una habitación en la que hay congregadas 7 personas y no puede haber nada privado.
               Nos hacinamos de nuevo en el salón, vemos una película en versión original de la que la gente dejó de hablar, e incluso recordar, hace tiempo, con la mano de Tommy en mi cintura, acariciándomela tan despacio que creo que voy a volverme loca. Me vuelvo y le beso cuando Chad y Aiden empiezan a besarse. Él me lo devuelve, deja que prácticamente me tumbe encima de él, y estamos besándonos durante lo que me parecen dos minutos. Pero es tiempo más que suficiente como para perder el hilo de la película y ser incapaz de saber quiénes son los nuevos personajes que abarrotan los diferentes escenarios. Scott bromea con Tommy y Chad, les pregunta si tienen pensado montar una orgía, si quieren que se vaya para dejarnos más intimidad, y todos nos echamos a reír.
               Al final de la película, después de una gloriosa hora en la que estoy acurrucada contra mi chico, escuchando el latir de su corazón y dejando que el calor de su pecho y sus constantes subidas y bajadas me acunen, Tommy se estira y declara:
               -Estoy molido. Me voy a la cama-lanza un suspiro de satisfacción y me mira-. Te veo de noche, princesa.
               -No tardaré en ir-le prometo después de un piquito. Él se encoge de hombros.
               -Como prefieras. Buenas noches, Didi-ronronea, dándole otro beso a Diana, que se lo devuelve con una sonrisa adormecida y un asentimiento de cabeza, masajeándose el cuello. Le da una palmada en la cabeza a Scott y se despide de todos-. Buenas noches a todos.
               Le sigue un coro de “buenas noches”, “que descanses”, “hasta mañana”, y un “ojalá no te despiertes”. Este último, evidentemente, es de Scott, y se gana un cojinazo.
               No tardo en seguirle. Para cuando lo hago, me lo encuentro semioculto bajo las sábanas, tumbado boca abajo, con el torso desnudo, y un brazo extendido sobre la zona en la que duermo yo. Me quito la ropa en silencio y me pongo el pijama reglamentario: camiseta de tirantes, pantalón corto que apenas me cubre el trasero. Me meto en la cama, moviendo con cuidado su brazo, estiro las sábanas sobre mis piernas y me giro y apago la luz.
               -¿Layla?-pregunta, en tal estado de inconsciencia que me sorprende que me reconozca… o que pueda articular palabra. Levanta un poco la cabeza para poder hablar.
               -No, soy el coco-contesto, y suelto una risita, aovillándome junto a él. Tommy bufa con satisfacción, palpa la cama hasta dar con mi cintura e, instintivamente, me pega a él, que se da la vuelta como puede y se queda cara a mí. Intenta mirarme.
               -Princesa…-empieza, pero yo me acerco, le doy un suave pero profundo beso.
               -Vuelve a dormirte, T.
               -Uf-contesta. A los dos segundos, ya duerme profundamente. La verdad es que no me extraña, ha sido un día muy intenso, con el paseo hasta el mercado, el constante regateo, la selección entre un millón de productos… sin olvidar la tarde en la playa, el atardecer en brazos de la americana.
               Estoy pensando precisamente en eso cuando empiezan los ruidos. De muelles, oxidados, como los de nuestra cama, chirriando. Gemidos ahogados, gritos que no se llegan a exhalar del todo.
               El inconfundible golpeteo sordo constante de dos cuerpos que entrechocan cuando se unen.
               Chad y Aiden, en la habitación de al lado, acostándose de nuevo.
               Escucho en silencio, temiendo moverme. Hay algo diferente en estos sonidos mal disimulados que no despierta del todo a la bestia que hay en mí, la bestia que la desnudez de Diana y la excitación de Tommy mostrada en su erección hicieron rugir.
               No hay fuego esta vez, pero sí un ligero calor. Giro la cabeza y miro el cuerpo de Tommy, iluminado gracias a la luz que entra por una ventana sin persianas. Sus formas masculinas, su espalda, los músculos en esta, su pelo, ahora gris, negro y plata, la forma en que su torso se estrecha y se hunde antes de ese culo que ya ha tenido menciones en el programa (e incluso tendrá un club de fans –que tampoco es que me extrañe- cuando terminemos), la forma de sus piernas vagamente dibujadas en una cordillera de sábanas…
               Quiero tocarle. Quiero tocarle y que él me toque y me robe el aliento con sus caricias. Quiero que me haga lo que hacen Chad y Aiden, lo que él le hace a Diana, lo que Scott le hace a Eleanor. Quiero que me haga suya, que reclame lo último que le queda por reclamar.
               Pero no me atrevo a despertarlo. Porque es tan precioso, su belleza es tan etérea como efímera. Siento que, si le despierto, romperé el hechizo y la chispa de mi interior se apagará sin encenderse la fogata.
               Así que salgo de la cama, abro la puerta de la habitación de una casa en silencio y penumbra, y camino hacia la puerta. Rodeo el edificio blanco, paso por debajo del balcón y bajo por el sendero de piedra, arena y madera corroída por el sol y las inclemencias del tiempo en dirección a la playa.
               Las olas me lamen los tobillos cuando me doy cuenta de que no me he traído el bikini. Me vuelvo hacia la casa, calculando las posibilidades. La luz de un farolillo olvidado en una mesa de la terraza se asemeja a una estrella, exactamente donde yo quiero estar a ella: entre ellas.
               He bajado al agua para apagar el fuego que amenaza en mi interior. Tengo que detener el sol antes de que se ponga y entre mis muslos aparezcan estrellas.
               Así que me quito la ropa.
               El viento frío y salado del mar reconoce mis curvas, las recorre y hace que tirite de frío. Echo a caminar por la arena blanda por las mareas, ajena a todo, a que puede haber alguien observándome. Camino despacio, reconociendo un agua sorprendentemente fría para el mar en el que se encuentra, famoso por su calidez, saltando las pequeñas olas.
               Cuando el agua me llega por las caderas, pasa algo increíble.
               Me gusta la sensación.
               Así que me quedo quieta, disfrutando: las manos en el agua, las piernas sumergidas, el pecho al descubierto, las olas azotando con suavidad ese pequeño rincón rizado que, ahora, está dejando de tener dueño. Es una pequeña isla olvidada en un océano nada transitado, en el rincón perdido que no interesa a los piratas.
               El mar choca contra mí de una forma muy parecida a como me presionan sus dedos.
               Y, sin quererlo, estoy otra vez sobre la terraza. Camino un poco más, el agua me llega por los pechos, luego, por los hombros, ahora ya no hago pie, pero yo ya no estoy mojada, no estoy bañándome: estoy arriba, mirando a Tommy a los ojos mientras me muevo sobre él, con él mirándome a los ojos mientras se mueve en mi interior, sonriendo, diciendo que me quiere cuando me rompo para él.
               No hay nada malo en mirar a tu novio, me ha dicho Scott. Floto en el agua, nado cual pececillo, mientras pienso en Tommy y en su calor. Tommy, en la cama que compartimos, una cama en la que podemos hacer muchas cosas.
               Tommy, que duerme en calzoncillos, me lo pidió el primer día, porque si no, se muere de calor.
               Tommy, con la voz ronca después de hacerlo, diciendo mi nombre, llamándome princesa.
               Tommy, tocándome; Tommy, besándome; Tommy, acariciándome; Tommy, entrando en mí.
               Tommy, despertándose, dándose cuenta de que no estoy, viendo mi reflejo negro robándole protagonismo al fulgor del agua en el mar. Bajando a verme. Entrando en el agua. Llegando hasta mí.
               -Tengo que poseerte-me dice cuando me encuentra, y yo me entrego a él, que me toma con muchísimas ganas, las mismas que yo tengo de que se haga real.
               No hay nada de malo en mirar a tu novio, escucho a Scott en mi interior. No hay nada de malo en imaginarte con él, completo yo su frase, imaginando cómo me entrego a él por fin, y le hago mi dueño, y por fin soy capaz de recibirlo en mi “rinconcito especial”, como él lo llamó.
               Giro sobre mí misma en un eje imposible que sólo se torna en el agua y, en silencio, me acerco a la orilla, sintiendo que voy a explotar. Apenas me reconozco. Me tambaleo en la arena cuando consigo salir del agua, como hacemos todos después de convertirnos en seres ingrávidos por un momento en el mar. Subo el sendero, ignorando las sensaciones confusas del viento enfriando el agua que me baja por todo el cuerpo en un goteo incesante. Entro en la casa sin hacer ruido, y abro la puerta de nuestra habitación.
               Me pongo delante de él como vi hacer a Diana.
               La primera decepción viene cuando no se despierta, no levanta la cabeza, no me mira con admiración. Sueña profundamente, incluso ronca con mucha suavidad. Normalmente lo hace cuando yo también estoy dormida, así que no me entero.
               Pero ahora… ahora me gusta escucharlo. Me recuerda que es un hombre, yo soy una mujer. Quiero ser su mujer, quiero que me haga suya, y quiero que me haga mujer, todo a la vez.
               -Tommy-susurro, tocándole el hombro. Él se revuelve, pero no se despierta-. Tommy-repito, sacudiéndole el hombro ligeramente.
               Entonces, con mucha fuerza de voluntad, esfuerzo y un poco de hastío, consigue bufar, más allá del séptimo cielo:
               -Mmm.
               -Estoy desnuda.
               -Pues vístete-responde-, no vayas a coger frío.
               Me quedo a cuadros cuando me responde eso. Intento fingir que no me ha roto el corazón. No lo ha hecho a posta, me digo. Está dormido, no me ha escuchado.
               -T…-susurro.
               -Estoy cansado-contesta-. No puedo vestirte.
               Me echo a temblar, de miedo, de decepción, de tristeza, de todo. La quiere más a ella, la quiere más a ella, a ella nunca le diría esto.
               -Quiero que me hagas el amor-digo en un tono patéticamente suplicante.
               Y Tommy me clava una daga en el corazón y me la retuerce cuando responde:
               -Hoy no me apetece, Layla. Estoy demasiado cansado como para ponerme y luego tener que parar-y se da la vuelta, como quien intenta librarse de los molestos e insistentes lametones de su perro viejo, o del recuerdo del reciente sonido del despertador.
               Me quedo allí, tiritando, sola, vacía, totalmente rota y malgastada, durante un rato.
               Los niños y los borrachos dicen siempre la verdad. Hay que añadir a alguien más a la ecuación.
               Los niños, los borrachos y los novios medio dormidos dicen siempre la verdad.
               No sabría decir cuándo me echo a llorar en silencio. Las lágrimas, saladas, se mezclan con el agua del mar aún más salada. Me abrazo a mí misma, miro la habitación. Cierro los ojos y me llevo una mano a la boca, conteniendo un gemido.
               Cojo lo primero que pillo de mi bolsa de deporte y, con el poquísimo amor propio que me queda (que bien cabría en una gotita de agua, e incluso le sobraría espacio) salgo de la habitación, hecha un manojo de lágrimas.
               Y me dirijo hacia la única luz que veo al final de este túnel, pensando por qué habría hecho caso de aquella llamada, por qué él no tardó un segundo más en marcar mi número el día en que maté a Chris.
               Por qué me salvó. Por qué no me dejó suicidarme.
               ¿Acaso no era peor lo que Tommy me estaba haciendo? ¿Darme esperanzas para luego destrozarme?
               Prefería mil veces a Chris. Él podía hacerme daño, podía violarme, humillarme y golpearme, pero nunca me hacía daño emocional. Él ya no llegaba a mí. Estaba demasiado escondida en mí misma. Tommy, en cambio… Tommy no me tocaría un pelo de la cabeza, y conseguiría matarme por dentro, herirme de muerte sin hacerme sangrar.
               Lo malo de que te hagan daño las personas que amas es que nunca te provocan una herida física que puedas cubrir con una tirita.
               Salgo a la terraza y me abrazo la cintura, buscando conservar el calor corporal. Me acerco al borde y echo un vistazo hacia abajo, con las horribles voces que se lamentaron de que no me tirara por la ventana hace unos meses reverberando en mi interior. Podría bajar al mar…
               -¿No podías dormir?-pregunta una voz a mi lado, y yo doy un brinco y me vuelvo hacia el lugar del que ha surgido la voz. Scott me mira con inocencia, disculpándose con sus ojos por haberme sobresaltado una vez más. Niego con la cabeza, me tiro un poco más de la ropa para pegarla a mi cuerpo y evitar congelarme, y me miro los pies.
               -No es eso.
               -Te vi salir a bañarte-dice-. Me pareció que llevabas… prisa-Scott busca la palabra, cauteloso. La luz de su teléfono se apaga y su cara es devorada por la oscuridad. Vuelvo a negar con la cabeza. No quiero hablar de ello.
               Pero Scott se acerca. Sabe, mejor que yo, que aunque no quiera hablar de algo no significa que no me vaya a venir bien hacerlo. La tenue luz de la vela en el interior del farolillo ilumina la mitad de su cara. Yo me vuelvo y contemplo el mar, el reflejo de la luna, como un disco de tu artista favorito esbozado en un mar plano como un plato.
               -Layla…-susurra, y yo lo miro de reojo. No me hagas esto. No puedo decirlo en voz alta. Me pone una mano en el hombro y yo cierro los ojos, sintiendo que toda la energía vital que estoy perdiendo a chorro por cada poro se renueva a través de los dedos de Scott. Necesitaba esto. Necesitaba un contacto cálido, una mano amiga. Necesitaba que alguien me sujetara mientras no paro de resquebrajarme.
               Aún lo necesito.
               Lo necesitaré siempre.
               Y Tommy ya está cansado de eso.
               -Pareces triste-dice Scott, y entonces, la pregunta del millón-, ¿no eres feliz aquí?
               -¿Nunca has deseado que una noche no se acabe nunca?-le respondo, y le noto sonreír mientras se hunde en su mar de recuerdos.
               -Sí. Sí, claro que sí.
               Yo me estremezco, miro hacia abajo una vez más. No puedo hacerlo. No con Scott aquí. Además, no tengo ganas. No tengo ganas ya ni de intentar ponerle fin a todo. Sólo quiero tumbarme en la cama y no despertarme nunca más. No puedo seguir siendo la que tire por mi vida, la que lo provoque todo. Estoy cansada de ser el sujeto activo. Necesito que las cosas me sucedan a mí de vez en cuando, en lugar de yo hacerlas suceder.
               -Tommy es sólo mío cuando es de noche-le contesto a Scott, que me mira con lástima, precisamente lo último que quiero que sienta nadie por mí.
               -Tommy es tuyo siempre-responde él en un susurro. Suspiro y niego despacio con la cabeza, mirándome las manos. Scott se pone a mi lado y observa el mar.
               -Tal vez debería irme-me sorprendo al decir, y Scott se vuelve para mirarme a la cara, iluminada tenuemente por una luz fantasmal a la que yo aspiro a imitar-. Estar con mi familia, en vez de aquí. No pinto nada aquí.
               -Eso no es cierto, Lay.
               Nos quedamos en silencio, él mirándome, yo rehuyendo su mirada. Una parte de mí no puede evitar querer girarse y preguntarle por qué. Él es Tommy. Tommy es él. Los dos son una persona en cuerpos diferentes. Pero son la misma persona, sospecho que incluso sienten de la misma forma, hacia los mismos objetivos. Scott tiene las respuestas a las preguntas que yo no me atrevo a plantearle a Tommy.
               -¿Te marcharías para verlos, o para alejarte de Tommy?-inquiere él, haciendo gala de ese don con el que nació que le permite leer a la gente como si fueran transparentes. Siento que Scott mira a través de mí cuando clava sus ojos en mi cuerpo. Trago saliva, atragantándome con las palabras.
               -Siento que sobro.
               -No lo haces-replica, tajante.
               -Les molesto.
               -No es así.
               -Yo soy lo único que les impide dormir juntos, Scott-respondo, girándome hacia él, con los ojos llenos de lágrimas. Me llevo los dedos a los ojos y recojo las pequeñas gotas salinas-. Oh, Dios-musito para mí. No puedo seguir así. Estoy cansada de ser un torbellino de emociones, de no conseguir bajarme de esta montaña rusa emocional en la que me monté desde el día en que Tommy me desnudó y me besó los moratones.
               Me descubro deseando que no lo hubiera hecho nunca. Si no sabes cómo besa alguien, no puedes anhelar su boca. Si no sabes que estás maldita, no buscas desesperadamente una bendición.
               -Tú ves cómo la mira-acuso-. Él jamás me mirará a mí así. Jamás sentirá por mí lo que siente por Diana. No puede dejar de tocarla. No puede… no puede contenerse cuando ella está cerca-cierro los ojos, la veo quitándose el kimono ante él, veo cómo él se inclina hacia ella, incapaz de permanecer en su lugar, necesitando desesperadamente salvar la distancia que hay entre ellos, o reducirla, al menos-.  La desea de una forma en la que nunca me deseará a mí.
               -Sabes que eso no es verdad, Lay. Él se muere por estar contigo.
               -Pues lo disimula muy bien-replico, hiriente, escupiendo las palabras como si de veneno se tratase. Scott frunce el ceño.
               -Que no se te tire encima cada vez que te ve en bikini no quiere decir…
               -Él me rechazó, Scott-espeto, girándome de nuevo como un resorte hacia él, que permanece estoico-. Hace unas semanas, y ahora mismo. Me acerqué a él, le dije que quería que se acostara conmigo, y, ¿sabes lo que me contestó? Que no podía, que estaba muy cansado; demasiado cansado para ponerse y luego tener que parar.
               Scott no dice nada durante un rato. Creo que espera a que yo siga diciendo cosas, echando pestes de Tommy. Me sorprende que no salte a defenderlo.
               -Yo no disfruto cuando lo tengo encima y de repente pienso que es Chris. Díselo. Quiero que lo sepa.
               -Él sufre cuando tú sufres.
               Niego con la cabeza.
               -No lo hago a posta. No estoy poniéndole a prueba. No le pongo la miel en los labios y luego se la quito porque quiera castigarle por todo lo que hace con Diana. Dios, es al revés-me paso una mano por el pelo, apartándomelo de la cara. Mi flequillo se descontrola, pero me da igual-; precisamente porque veo lo que hace con Diana no puedo dejarle marchar. Precisamente porque la escucho a ella cuando están juntos yo… necesito saber qué tal es. Cómo lo hace. Necesito que me ayude a recordar que hay partes de mi cuerpo que dependen del uso que se les dé. Que no soy un campo de batalla, que puedo ser un paraíso.
               Scott me acaricia el hombro, baja por mi brazo hasta mi codo.
               -Nos duele perderos-dice después de un instante-. A mí me duele ver a Eleanor acercarse a los otros chicos y cómo la tratan algunos, por ejemplo, Jake, por todo lo que no podemos hacer nosotros juntos, pero ellos con ella sí. No me imagino lo que debe ser para Tommy que le confundas con el fantasma que te torturó durante tanto tiempo.
               Les veo delante de mí. En esta misma terraza. En esa hamaca de ahí. Terminando despacio. Besándose en la boca. Diciéndose que se quieren mientras se acarician los labios, como si quisieran recoger la declaración de amor del otro.
               Si con Diana folla y también hace el amor, conmigo, ¿qué le queda?
               Tengo que poner fin a esto.
               -No sabes la paz que siento cuando estoy dentro de Eleanor. Cómo disfruto porque ella me recibe con ganas. Eso es lo que hace al sexo especial, Layla.
               -Ya, pero yo no siento paz, Scott. Sólo siento miedo, ya no me gusta nada, y… ¿y si no me vuelve a gustar nunca?
               -No pasaría nada. No te martirices. El sexo no lo es todo, Layla, y a Tommy, desde luego, no se lo parece.
               -Pero…
               -¿Puedo darte un consejo?-me interrumpe. Yo alzo una ceja-. Venga, de Malik a Payne. Por Ziam-bromea, y yo sonrío con timidez, asiento despacio con la cabeza-. No te des tanta prisa en intentar curarte. Algún día te apetecerá.
               -Ya me ha apetecido.
               -Y eso está muy bien, pero a lo que me refiero es que… algún día te apetecerá hacerlo todo. Ahora lo que quieres es probar a Tommy. Quieres volver a estar con un chico. Lo que necesitas es desear volver a ser la que eras durante el sexo. Y puede que no sea con Tommy-ataja-. Quizás él no sea el adecuado.
               Me quedo pensando, mirándole las facciones, buscando una mentira o una verdad a medias en lo que me acaba de decir.
               -¿Tú… crees?
               -Eso tienes que verlo tú-comenta-, pero a veces queremos a gente que no nos conviene y nos trata bien hoy, pero no como necesitaremos mañana.
               Miro el mar, la playa. Distingo a lo lejos el pequeño montoncito negro que es mi ropa, recortado contra las dunas minúsculas y plateadas.
               -Él no te considera un obstáculo-añade Scott-. Pero si necesitaras marcharte, él te dejaría ir. Te quiere. Dices que les impides dormir juntos; yo creo que eres la clave para que Diana y Tommy no se cansen el uno el otro. Yo tampoco aguantaría las 24 horas del día con Eleanor. La nena, si supieras como es-silba y sacude la mano, alzando las cejas. Sonrío-. Piénsalo, Lay: si Tommy no te quisiera, si él estuviera cansado de ti, ¿por qué no se iría a dormir con Diana? ¿O por qué, por lo menos, no la metería en vuestra cama, como si quisiera mandarte un mensaje y no se atreviera para no herir tus sentimientos? Podríais dormir los tres, ya lo hicisteis una vez. Y, sin embargo, Tommy va a tu cama todas las noches, se acuesta a tu lado, se abraza a ti y no a Diana. A mí eso me da qué pensar. Me hace creer que no está tan cansado como crees.
               -Puede… que tengas razón.
               -Ya, ¿podrías repetir eso? Es para mandarle el audio a mi madre-contesta, y suelto una risita.
               -Necesito tiempo… para pensar.
               -Como tú veas. En fin, mientras te quedes un poco más para poder jugar al ajedrez contigo mientras los demás… hacen gestiones-sonríe, satisfecho de haber sorteado la palabra-, pues genial. La verdad es que no soy lo bastante listo como para jugar yo solo-me echo a reír con ganas, y Scott sonríe con esa sonrisa que se supone que es sensual, pero que, a la luz de la luna y en ese balcón de Menorca, me parece mucho más que eso. Es tierna. Es la de un hermano mayor, exactamente lo que yo necesito ahora-. Eres necesaria, Lay. Que estés acostumbrada a vivir una mentira pensando que eres un estorbo no la convierte en verdad. Tommy te quiere, te necesita. Confías en mí, ¿verdad?-asiento con la cabeza-. Bien, porque yo puedo leerlo como a un libro abierto, y créeme si te digo que bebe los vientos por ti, que el amor que siente por ti es más fuerte que el miedo a exponerte a algo desagradable. Sé que también lo pasas mal porque no podéis decir que estáis juntos porque él ya tiene a Diana. Pero créeme si te digo que no hay nada que a él le gustaría más-sus ojos chispean. Cuando habla de Tommy, la voz de Scott cambia, su expresión se vuelve cariñosa, como la de una madre hablando de su hijo favorito, o la del dueño de un cachorrito-. Te está protegiendo. Os protege a las dos no diciendo nada sobre vosotras. El mundo es feo y se abalanza sobre la belleza en cuanto la ve para intentar destruirla.
               Lo siguiente que sé es que me inclino hacia él y le estoy besando. Él no me devuelve el beso, pero tampoco me aparta. Cuando me hago consciente de lo que sucede, abro los ojos y me aparto de él. Me pongo roja como un tomate.
               -Lo siento, Scott… yo…
               -No pasa nada.
               -Perdona, es que… es tan tarde, es de noche…
               -Sí, ya.
               Me pongo aún más roja y me aparto un poco más de él.
               -Mira, Layla, si lo que querías era rollo conmigo, me lo podías decir claramente. Nos habríamos ahorrado todo este discursito que me acabo de marcar-lo miro-. Yo también estoy falto de cariño, ¿sabes?
               -¿Qué?-exhalo, sin aliento, y Scott sonríe, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón.
               -Te morías de ganas de hacer eso, asúmelo. Ya no sabías cómo acercarte a mí.
               Me echo a reír y niego con la cabeza.
               -Es que… entiéndeme. El piercing-respondo, señalándome el labio en el lugar en que él tiene el arito negro.
               -Apetecible, ¿verdad? Por eso me lo puse. Para ligar más. No era espabilado yo, con 14 años, ni nada-pone los ojos en blanco y los dos nos reímos. Me abrazo de nuevo inconscientemente, acusando la falta de ropa con la que abrigarme-. ¿Quieres que baje a por tu ropa?
               -No… no me va a quitar mucho el frío.
               -Da igual. Si quieres, bajo. O, si prefieres que se la lleve el mar y que las corrientes la arrastren hasta Sídney, por mí, está genial-me lo quedo mirando y él levanta las manos-. Está bien, está bien. Si insistes, iré. Joder, y luego os quejáis de que los hombres somos mierda. Qué injustas sois con nosotros, si lo único que queremos es ver tetas, la mayor parte del tiempo.
               -¿La mayor parte?-respondo, incrédula.
               -Somos seres humanos; necesitamos comer, Layla. ¿Y tú vas a ser médico? Recuérdame que no vaya a tu consulta-contesta, subiéndose a la barandilla y colgándose de ella para bajar.
               -¿No podías ir por la escalera?
               -No-contesta tras un golpe seco. Le oigo darse palmadas en las manos, limpiándose la arena, y, al cabo de los segundos, le veo caminar por el sendero en dirección a la orilla. Recoge mi ropa, se da la vuelta y sube otra vez. Me arrebujo en la hamaca de la discordia, intentando no pensar en lo desnudo que estuvo Tommy cuando tumbado en ella, y espero a que Scott aparezca de nuevo con mi pantalón corto y mi camiseta de tirantes. Se sienta a mi lado en la hamaca y me ofrece un cigarro, que rechazo con un movimiento de cabeza. El mechero ilumina sus facciones un momento.
               Es igual que Zayn.
               Es idéntico a Zayn.
               Da una calada y me mira.
               -¿Qué?
               -Nada.
               -¿Qué?-repite, riéndose, y yo niego con la cabeza.
               -Nada. Me odiarás, si te lo digo.
               Pone los ojos en blanco.
               -Dime que no es que soy igual que mi padre.
               -No es que seas igual que tu padre.
               -Qué mal mientes.
               -Qué mal finges enfadarte.
               Scott se ríe, da una calada al cigarro y mira las estrellas.
               Yo también levanto la cabeza, preguntándome si habrá alguna constelación que él ve a la perfección y que a mí se me escapa. A duras penas encuentro la Estrella Polar.
               Estoy a punto de preguntarle cuando se vuelven a escuchar gemidos. Scott sonríe en su cigarro.
               -Se están poniendo al día, aquí los colegas, ¿eh?
               -Pobrecitos-contesto-. La primera vez que lo hicieron fue cuando Chad se vino con nosotros.
               -Fijo que, si nos largamos a otra casa, Chad y Aiden ni se enteran. Seguro que se creen tope discretos, cuando yo le como el coño a Eleanor sin que nadie se entere.
               Alzo una ceja, y Scott asiente, dando otra calada de cigarro.
               -Es que tengo talentos ocultos.
               -Me imagino. ¿Qué tal con ella?
               -Ahora, bien. La echo de menos. Estaba hablando con ella cuando te vi bajar a la playa. En parte, fue por eso por lo que no te llamé.
               -Seguro que ella se muere de ganas de que volvamos a casa para verte-le reconforto, acariciándole los hombros, y él asiente con la cabeza. Recuerdo cómo le brillaban los ojos a Eleanor cuando expulsaron a un chico con el que Scott se llevaba muy bien, cuando le eligió para cantar con él su última canción, precisamente la de See you again, Scott haciendo las partes de Charlie Puth, y el otro chico, las de Wiz Khalifa. Su sonrisa al ver a Scott, casi solo, en el escenario, disfrutando de la canción y luciéndose como pocas veces se lo permitiría. Le di un apretón a la chiquilla, que se giró y me dijo:
               -No podrías creerte lo orgullosa que estoy de ser su novia, Lay.
               Aquello me estremeció, aún me estremece cuando recuerdo su preciosa sonrisa, los saltos que dio cuando Scott y el chico expulsado terminaron la canción y se fundieron en un abrazo.
               Me pregunto si Tommy se enorgullecerá alguna vez de ser mi novio.
               Scott y yo seguimos hablando, hasta que el frío me cala los huesos y el sueño amenaza con vencerme. Él se levanta, me tiende la mano y hace un gesto con la cabeza en dirección a la puerta de la terraza. Acepto su mano y le sigo en silencio hacia la casa, nos despedimos con una sigilosa inclinación de cabeza en la puerta de mi habitación.
               Abro la puerta, me deslizo hacia la cama, me quito la ropa y me pongo una camiseta vieja que huele deliciosamente a Tommy y que le perteneció hace un milenio. No me pongo pantalones, simplemente me oculto bajo las sábanas, ahora que la casa parece mucho más cálida que antes gracias a lo gélido del frío marino.
               Y, sorprendentemente, Tommy se arrastra hasta mí. Me toma de la cintura, tira de mí para ponerme más cerca del centro de la cama, de su cuerpo, y alejarme del borde, de una posible huida, y me besa en el hombro.
               -¿Dónde estabas?-pregunta, con voz ronca, somnolienta, pero en la que trasciende un amor difícil de pasar por alto. Me besa de nuevo el hombro y se acurruca contra mí-. Me desperté y no te vi. Te he echado de menos.
               Lanza un amoroso suspiro y apoya la cabeza junto a la mía. Sonríe cuando le doy un beso, olvidando lo mal que lo he pasado por su culpa, olvidando su rechazo, olvidando todo lo que no seamos nosotros dos y los puntos de contacto que hay entre nuestros cuerpos.
               Me quedo dormida escuchando su respiración e inhalando su aroma, emborrachándome poco a poco de su cuerpo e intoxicándome de su esencia. Para cuando me despierto, sola en la cama, es mediodía. Me revuelvo en la cama y algo choca contra mi nariz cuando me estiro y me quedo mirando el techo.
               Es una pequeña nota, doblada a la mitad. La abro y sonrío.
               Buenos días, princesa, puede leerse en español. Estabas tan mona durmiendo que me dio lástima despertarte. Tengo que ir al pueblo otra vez, resulta que nos hemos quedado sin patatas. Sospecho que han sido los irlandeses, leo, y me echo a reír. Me dejo el teléfono cargando; si necesitas algo, dale un grito a Scott. Ya está bien de tanto remolonear. Volveré antes de las 2. Te quiero. T.
               Incluso ha dibujado un corazón al lado de su inicial. Qué mono es. Me abrazo a la nota como una colegiala y cierro los ojos un momento. Luego, me visto, salgo a desayunar. Me siento mucho mejor que esta noche, incluso me siento un poco mal por haber pensado cosas tan malas de Tommy. Decido que me disculparé con él aunque él no sepa por qué le estoy pidiendo perdón.
               No estoy siendo justa con él. Scott tiene razón; si no dice nada, si mantiene un poco de distancia, es para protegerme, para protegernos a ambas.
               No debería compararle con Chris. No debería relacionarlo en ninguna circunstancia con Chris. Me prometo a mí misma que no lo haré.
               Y, en cuanto decido esto, me siento florecer por dentro. El fuego de mi interior, latente, estalla en una miríada de colores, con la explosión final de unos fuegos artificiales que ponen fin a las fiestas más importantes de tu ciudad. Desayuno, me pongo unas sandalias, unos pantalones cortos blancos y una blusa rosa, y me siento en una de las rocas redondeadas del camino de arena que conduce al pueblo, dispuesta a esperarle lo que haga falta. Él me está esperando a mí.
               Es hora de que nos cambiemos los papeles.
               Lo veo llegar a lo lejos, serpenteando entre los montículos, las plantas y las piedras más grandes, siguiendo el camino del caprichoso sendero en dirección a la casa. Tiene colgada de un hombro una de las bolsas de tiras marrón entretejidas que Diana y yo llevamos al mercado el día anterior, y en la mano contraria al hombro cargado, lleva algo de un tono arena, una especie de cono con base rosa.
               Echo a correr hacia él, que se hace visera con la mano para identificar qué es eso que se precipita en su dirección. Abro los brazos y nos fundimos en un caluroso abrazo.
               -Hol…-empieza, peor yo le cojo la cara y le beso con insistencia. Tommy se queda sin aliento. Cuando le suelto, incluso da un paso atrás, y me mira como atontado-. Guau. ¿Cuántos años hace que no nos vemos?-inquiere, y se echa a reír, y su risa suena tan bien que yo no puedo evitar desear probarla, así que me inclino de nuevo hacia él y le como la boca, bebo de sus labios la esencia de la vida.
               -Princesa…-empieza.
               -Siento la presión que te he puesto encima. No ha sido a propósito. Quiero estar contigo, T. Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero-él sonríe, froto mi nariz con la suya-. Eres el mejor. Yo no…
               -Vale, antes de que sigas-dice, y pone entre nosotros la pirámide invertida.
               Entonces me doy cuenta de que no es una pirámide.
               Son flores.
               Son peonías.
               Rosas.
               Como la peonía que me regaló el día que le di la clave para reconciliarse con Diana.
               Las acepto con una sonrisa tonta en los labios, cierro los ojos y hundo la cara en ellas. Me empapo de su perfume a flor recién cortada, cultivada con mimo y en el mejor de los terrenos. Algo me rasca la nariz. Abro un ojo y me encuentro con un pequeño sobrecito, cerrado con un sello blanco y dorado. Lo cojo y le doy la vuelta: por la parte plana, sin ningún tipo de imperfección, pone “princesa”.
               Le miro. Sus mejillas están deliciosamente teñidas de rojo.
               -Te he comprado flores-dice, como si no fuera evidente que es la criatura más dulce del mundo. Me las coloco bajo el brazo con cuidado y abro el sobrecito. Saco una pequeña tarjeta en la que han escrito con una letra que reconozco de inmediato como la suya. Ha apretado tanto el boli al escribir que se podría leer en braille por la parte de atrás.
               Casi quiero echarme a llorar; en las floristerías, tienes que insistir para que te dejen escribir a ti el mensaje. Normalmente los dependientes se ofrecen, casi se imponen, a escribírtelo, para evitarte trabajo y obligarte moralmente a darles propina.
               El mero hecho de que haya escrito él la nota me conmueve casi tanto como las flores.
               Perdón por ser un gilipollas de campeonato, se lee en la notita, y yo levanto los ojos y le miro. Tommy se pasa una mano por la cabeza.
               -Aunque en mi defensa diré que cuando estoy medio dormido no hago más que decir gilipolleces-informa, y yo me río. Hundo la nariz en las flores y levanto los ojos cuando él continúa hablando-. Scott me contó lo que te dije, y… no lo decía en serio. En mi puta vida se me ocurriría decirte eso en serio, princesa. Lo siento muchísimo-me coge las manos-. Podemos hacerlo las veces que tú quieras, parar cuando tú quieras…
               -Besé a Scott-le detengo, sintiendo que no me merezco su perdón, y que desde luego no me merezco su cariño.
               Pero Tommy, como la criatura más tierna del mundo, niega con la cabeza.
               -No podría culparte aunque quisiera, dado que yo también beso a Diana y tú no dices ni mu-responde, y yo me muerdo el labio, mirando cómo se mueven los suyos al hablar-. Pero estoy enamorado de las dos. Si hacemos cosas diferentes es porque sois personas diferentes. Pero os quiero a ambas. Os deseo a ambas. Lucharé por ambas con toda mi alma.
               Mi cerebro se desconecta un segundo. Me duele la cara de tanto sonreír. Me inclino hacia él y le beso en los labios.
               -Gracias por las flores. Son preciosas-es todo lo que puedo decir. Él me aparta un mechón de pelo de la cara.
               -Como tú-contesta. Noto cómo me sonrojo.
               -Tommy… vamos a casa-le pido, y él asiente con la cabeza, se carga de nuevo la bolsa sobre el hombro (ni siquiera la he visto caer) y echa a andar-. Tommy-susurro, y él se vuelve-. Después… ¿podemos… ir… a la cama?
               Él sonríe y asiente.
               -Claro, princesa.
               -¿Y podemos hacerlo?
               -Podemos intentarlo, sí-responde, feliz. Yo niego con la cabeza.
               -No. Intentarlo, no. Quiero hacerlo. Quiero hacer el amor contigo de una vez.
               Tommy se estremece.
               -Soy el tío con más suerte del mundo-celebra, me da la mano y echamos a andar. Casi corremos en dirección a nuestra casita. Dejamos las cosas en la mesa de la cocina, Tommy se gira y empieza a besarme.
               Pierdo la noción del tiempo. Estamos tumbados en la cama, besándonos y desnudándonos despacio, cuando entra en tromba Scott.
               -¡Tío!-protesta Tommy, pero Scott no le hace ni caso. Está temblando de pies a cabeza.
               -Haz las maletas-dice-. Nos vamos a Inglaterra.
               A Tommy le cambia la cara en cuanto ve el estado en que se encuentra Scott. Se levanta, la camisa medio desabrochada, el pelo revuelto, y lo mira.
               -¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo? ¿Tus hermanas están bien?
               Scott se lo queda mirando, casi sin verlo.
               -Sí, sí. Las chicas están bien. Pero tenemos que volver a Inglaterra.
               -¿Por qué?
               -Me acaba de llamar Bey. Es Alec-explica Scott. Tommy empieza a ponerse pálido. Le da miedo preguntar.
               -¿Está bien?
               -Ha tenido un accidente con la moto.
               -Joder-Tommy se lleva las manos a la cara, se tapa la boca.
               -Está en el hospital.
               -Joder-repite Tommy, y Scott lo mira.
               -Está en coma, Tommy. No saben si se va a despertar.


 El quinto capítulo de Sabrae ya está disponible, ¡entra a echarle un vistazo y apúntate para que te avise de cuando suba los siguientes capítulos! A más gente apuntada, antes subiré



Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads, te estaré súper agradecida.😍       

41 comentarios:

  1. HIJA DE PUTA HIJA DE PUTA

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  2. ERES UNA PUTISIMA ZORRA OJALÁ TE MUERDAS
    vale no no, te amo, PERO COMO TE ATREVES A HACERME SUFRIR ASI ME CAGO EN DIOS ERIKA

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    1. No os queda nada, como habréis podido comprobar ya

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  3. COMO MATES A ALEC TE JURO POR MI VIDA QUE PIENSO COMENTARTE EN TODOS LOS CAPÍTULOS DE SABRAE LO HIJA DE PUTA QUE ERES Y TE BLOQUEARE EN TWITTER PARA LOS RESTOS

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJA en el fondo os van a gustar estos capítulos, confiad en mí

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  4. VAMOS A VER.
    CHAD SIENDO UN PUTO MELOCOTÓN DE ALMÍBAR Y HACIÉNDOME LLORAR COMO UNA IMBÉCIL.
    LAYLA VIENDO A TIANA FOLLAR.
    LAYLA CREYENDO QUE TOMMY NO LA QUIERE TANTO COMO A DIANA (me too, tbh)
    LAYLA BESANDO A SCOTT
    LOMMY A PUNTO DE FOLLAR
    ALEC EN COMA



    WHAT THE FUCK IS WRONG WITH YOU BITCH

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    1. APRECIEMOS QUE EN ESTE CAPÍTULO HA HABIDO ABSOLUTAMENTE DE T O D O NO OS ENCANTA LO COMPLETITA QUE SOY? AJAJAJAJAJAJAJAJA

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  5. "-Está en coma, Tommy. No saben si se va a despertar." And in that moment you could hear her heart breaking in two million pieces.

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  6. MENTIRÍA SI DIJESE QUE NO HE LEÍDO LA PRIMERA PARTE DEL CAPITULO CON "castle on the hill" DE FONDO Y HE LLORADO COMO UNA CONDENADA POR ELLO IMAGINANDOMELO TODO. CASI ME DA ALGO PORQUE ME LO HE IMAGINADO TAL CUAL Y HE SENTIDO COMO SI ESTUVIESE ALLÍ AY. AMO A CHAD CON TOSAS MIS PUTAS FUERZAS.

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    1. YO ESTABA EN MODO FIESTA ESCRIBIENDO Y PARANDO Y PONIENDO LA CANCIÓN PARA IMAGINARME BIEN LOS DETALLES Y AL FINAL NO SÉ CÓMO HICE PARA NO CHILLAR DE EMOCIÓN
      》♡*(ू•‧̫•ू⑅)♡⋆*ೃ:.✧

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  7. MIRA PEDAZO DE PERRA DESGRACIADA!!! SE PUEDE SABER PARA QUE HACER UN CAPITULO ASÍ DE BONITO Y TRISTE Y DESGARRADOR PARA DESPUÉS TERMINAR CON UN FINAL ASÍ? TU TE CREES QUE ES MEDIO NORMAL ESO QUE HAS HECHO? ME CAGO EN TODOS MIS MUERTOS Y NO DIGO MÁS PORQUE SI NO ME LLEVO UNA HOSTIA DE ALGUIEN PERO ESTO NO VOY A SER CAPAZ DE PERDONARTELO NI EN MIL VIDAS!! ¿TU ME HAS LEÍDO BIEN?
    PERO COMO SE PUEDE SER TAN CABRONA DE VERDAD. tE JURO QUE TENÍA PENSADO QUE COMENTAR A MEDIDA QUE IBA LEYENDO EL CAPITULO PERO CON ESE FINAL ME HAS DESCOLOCADO POR COMPLETO, ES QUE EL RESTO PASA A UN PUTO SEGUNDO PLANO CLARAMENTE!!
    pd:siempre me ha gustado Lommy,son adorables, pero últimamente pienso que Layla merece encontrar otra persona. ACASO TOMMY NO TIENE DOS BRAZOS? EN EL PUTO MERCADO PUDO HABER ABRAZADO A LAS DOS. PERO NOOOOOOO, TIENE QUE ACTUAR COMO EL BUEN HEREDERO DE LOS TOMLINSON QUE ES. uffff me ofusco

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    1. SOY UNA SÁDICA YA ME CONOCÉIS AYYYYYYYYYY QUÉ GOLOSA ME ESTOY PONIENDO, LO QUE OS QUEDA.

      YA VERÁS CÓMO AL FINAL ME LO PERDONAS TODO QUE OS TENGO UNAS COSITAS PREPARADAS QUE OS VAN A MOLAR JAJAJAJAJAJAJAJA
      Ay ojalá hubieras tenido la precaución de ir anotando las cosas que te venían a la cabeza Ari porque me encanta leer tus reflexiones, de verdad ♥
      PD: sinceramente te entiendo y creo que hasta comparto tu opinión, lo cual me está haciendo difícil escribir porque tengo un camino más o menos esbozado y quiero seguirlo, especialmente porque el final lo tengo clarísimo con cosas que aún no puedo desvelar.
      Aunque también te voy a pedir de que te des cuenta de que Tommy es un Tomlinson, no le funciona del todo bien el cerebro. I love my hijo pero es la verdad

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  8. ME PUEDES EXPLICAR QUE COÑO HACES HACIENDO QUE LAYLA Y SCOTT SE BESEN??????????????????????¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿???????????

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  9. PERO QUE CLASE DE CAPÍTULO DEL MAL ES ESTE. COMO SE PUEDE SER TAN MALA PERSONA MUJER.

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  10. CONFORME IBA LEYENDO EL CAPÍTULO HE PENSADO QUE IBAS A HACER QUE TUVIESEN UN TRÍO LAYLA TOMMY Y DIANA (cosa que no descarto que hagas y que me pondría cachondisima, pero en verdad no quiero que hagas) Y LUEGO DE REPENTE COGES Y HACES QUE LAYLA BESES A SCOTT


    PERO TÚ QUE MIERDA TE CHUTAS???????

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    1. MIRA OJALÁ, SI ME HE PUEST CACHONDÍSIMA ESCRIBIENDO ESA ESCENA, IMAGÍNATE SI LAYLA SE HUBIERA UNIDO. MIS OVARIOS NO HABRÍAN SALIDO VIVOS

      uy uy uy cómo os habéis asustado de repente eh ƪ(ړײ)ƪ

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  11. ERIKA ESTOY LLROANDO. ERIKA. ERIKA ERES UNA CABRONA. ERES MALA PERSONA ERIKA. NO ME CAES BIEN. NO ME HAS HECHO ESTO. ENCIMA HAS PUESTO WHISPERS DE GLEE EN LA CAPITULO. D VERDAD. EL PEOR CAPITULO DE MI VIDA. HE SUFRIDO MUCHO ERIKA. MUCHISIMO. MAS TEVALE SUBIR MAÑANA CSPITULO. LO QUIERO MAÑANA. YO NO PUEDO VIVIR CON ESTA ANGUSGIA. ES QUD NO ME QUIERO IMAGINAR COMO ESTA SABRAE.
    ERIKA JODER ES QUE TE QUIERO PEGAR.
    ALEC YO TE AMI VALE, DESPIERTA PORQUE JURO AJE ME VA A DAR UN PUTO SOPONCIO ME CAGO EN DIOS

    -UNA PATRICIA HISTÉRICA

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    1. SOY UNA SÁDICA ES QUE N OSÉ DE QUÉ OS SORPRENDÉIS JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA imagínate a los chicos cantando Whistle ufffffffff me duele el corazón.
      Te imaginas que lo hubiera empezado a escribir al día siguiente en lugar de haberlo escrito ayer a toda hostia aaaaaaaayyyyyyyy

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  12. PERO QUÉ ES ESTTO ERIKA TÚ QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HACER ESTO EH ME HACES EL CAPÍTULO TODO PRECIOSO Y DESPUÉS ESE FINAL PERO VAMOS A VER TU DE QUÉ COÑO VAS EH. TE ODIO TE ODIO

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  13. y voy a añadir otro comentario para decirte lo cabrona que eres, te odio

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  14. ME HE PUESTO CACHONDA IMAGINANDOME A LAYLA VIENDO A TIANA Y PENSANDO QUE A LO MEJOR SE UNÍA Y TENÍAN UN TRÍO SOS.








    POR CIERTO ZORRA, COMO MATES A ALEC TE DESTROZARE LA EXISTENCIA.

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    1. YO TAMBIÉN EN FIN VOY A TERMINAR PIDIÉNDOME UN VIBRADOR PARA REYES XD





      Fight me bitch

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  15. COMO HAS PODIDO HACER ESTO ME CAGO EN MI SANTÍSIMA ESTAMOA ERIKA COMO LE PASE ALGO A ALEC ME DA UN MAL

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    1. Ya le ha pasado lopuri, ven a pegarme, te espero en mi casa

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  16. TE PARECERA BONITO NO??? A VER, me tranquilizo, AUNQUE EN REALIDAD NO PORQUE CUAND TODO PARECIA IR "BIEN" LA LIAMOS PARDA! Que sepas que me parece fatal... pero fatal eeeh... (y eso que, aun a riesgo de que alguien me mate, dire que no soy mega fan de Sabralec pero fuck, sabes?).

    En fin, dejando de lado la GUARRADA MONUMENTAL ESTA QUE TE HAS MARCADO, te dire que, 1)Me gusta que explotes la trama Diana-Tommy-Layla porque me parece algo muy complejo a la que le veo muchísimas salidas posibles y tengo curiosidad para ver como lo desenredas. Y 2)En serio, tienes que darle más trama y mas importancia a Chad porque ES MI HIJO QUERIDO LE COMO LA CARAAAA estoy enamorada de el y lo jodido es que me puedo imaginal la actuación a la perfección y me enamoro un poquito más.

    Pues eso, QUE NO SEAS MUY HIJAPUTA (cn perdón) Y SACA A ALEC DE SEMEJANTE ENTUERTO ANTES DE QUE TUS QUERIDAS FANS SE TE AMOTINEN, consejo de fan cabreada hahahahahah

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    1. MADRE MÍA OLATZ NO SABES CÓMO TE ADMIRO aunque evidentemente no comparto que no seas fan de Sabralec pero me parece sinceramente digno de admiración que te atrevas a decirlo en Casa Shippeo Sabralec™
      Vamos por partes
      1. Se nota que a mí también me gusta esa subtrama del triángulo porque me parece interesantísima, creo que os va a gustar cómo o desenredo
      2. Intento darle más importancia pero como estuvo en Irlanda siempre que me imaginaba salseo no aparecía él precisamente por la distancia y no sé, ahora me cuesta meterlo como protagonista porque tengo la sensación de que iría todo muy con calzador, no si me explico.
      Tengo una buena noticia: voy a hacer un anexo cuando termine CTS con las actuaciones y demás, espero que te animes a seguirlo (es que no me da tiempo a escribirlo ya y ponerme con el capítulo, no me odies).

      SINCERAMENTE CREO QUE PUTEAR A ALEC FUE LA MEJOR DECISIÓN QUE HE TOMADO EN LA VIDA PRQUE NO SABES CÓMO HE DISFRUTADO LEYENDO VUESTROS MENSAJES POR EL GRUPO AAAAAAAAAH GRITANDÍSIMO

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  17. VAMOS A VER SEÑORES HAY QUE PONER ORDEN NO SÉ NI POR DONDE EMPEZAR
    1 HE LLORADO CON LA ACTUACIÓN DE CHAD POR DIOS QUE BONITO ES Y KIARA Y AIDEN AHI MIRA ME MATO
    2 QUE COJONES CON LAYLA TIO QUE ME PENSABA QUE IBAN A HACER UN TRIO Y LUEGO LLEGA SCOTT CON EL "CASCARSELA JUNTOS PERO NO REVUELTOS" SCOTT NO CAMBIES NUNCA POR FAVOR JAJAJAJSJSJSJAJAJAJAJAJAJAJSJA
    3 Ahora en serio pobrecita layla a ver yo tambien pienso que tommy quiere más a diana por lo que dice layla de que con ella tiene 70 años y con diana 17 pero aun asi tommy sin layla no es tommy y como alguno decida parar ese trio raro que tienen van a sufrir y no quiero :(
    4 Pero luego layla besando a scott?????? A ver centremonos que al final van a acabar montandose todos una orgia menudo putiferio van a tener
    5 Y AHORA A LO IMPORTANTE
    QUE COJONES ERIKA PERO QUE HAS HECHO ME CAGUEN DIOS A VER YA SABIAMOS TODAS QUE ALEC ECHABA DE MENOS A TOMMY Y A SCOTT PERO PODRIA HABER OTRA MANERA DE JUNTARLES NO SE DIGO YO EH
    En realidad no estoy preocupada porque sé que va a despertar AHORA COMO LE MATES VOY A POR TI ERIKA TE LO JURO
    Si aiden y kiara van a la casa esa que hace eleanor que no va vamos a ver pa una semana que puede estar con scott
    Tener que esperar tres dias entre los capitulos se me van a hacer eternos

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    1. 1. VIVA IRLANDA COÑO YA
      2. Te imaginas que los pongo a hacer un trío y Scott los pilla es que de verdad debería tener una charla conmigo misma y reordenar mis prioridades
      3. Te juro que me encanta cuando me contáis vuestras teorías es que no sabes lo que disfruto viendo que para vosotras también es real todo esto ???????? me duele todo
      4. JAJAJAJAJAJAJAJAJA TENGO QUE ENCONTRAR LA MANERA DE METER EL "MENUDO PUTIFERIO VAN A TENER"
      5. AY DIOS ES QUE ME DESCOJONO CONTIGO TÍA POR FAVOR NO CAMBIES EN TU PUTA VIDA
      Cómo se nota que me conoces eeeeh
      Eleanor es boba en fin qué vamos a hacerle
      Cualquiera os decía que al final tenía que publicar hoy porque no me daba tiempo a subirlo para ayer ayyy mísero de mí, ay infelice.

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  18. LA MADRE QUE TE PPARIÓ ERIKA QUÉ FINAL ES ESTE TE JURO QUE COMO ALEC NO DESPIERTE ME PRESENTO EN TU CASA Y TE FALTA TIEMPO PARA SUPLICARME PIEDAD
    Dejando eso aparte, CHAD ❤
    LA ACTUACION DE CHAD ES INCREBLE ME HA ENCANTADO ESTABA CHILLANDO CUANDO SE ACERCA A KARA Y AIDEN Y CUANDO LE PLANTA EL MORREO A AIDEN YA NI TE CUENTO Y LUEGO ENCIMA CANTA SLOW HANDS ES QUE AMO A ESTE CHAVAL MADRE MÍA
    Y la versión de Whistle de Glee mi corazoncito fan no está bien
    LAYLA NUESTRA NIÑA BONITA TODA SU PARTE HA SIDO PRECIOSA SOBRE TODO CUANDO SE BAÑA DESNUDA EN EL MAR ES QUE SIN PALABRAS ME TIENE ❤

    No debería copiar ninguna frase como castigo por ese final, pero como yo te quiero aunque te guste vernos sufrir, aquí va "El mundo es feo y se abalanza sobre la belleza en cuanto la ve para intentar destruirla."

    - Ana

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA POR QUÉ ESTÁIS TAN OFUSCADAS, CON LO QUE YO QUIERO A ALEC.
      Dios mío este era el capítulo De Chad™ y Alec se lo ha quitado es que lo siento pero me tengo que reír
      Sabía que os gustaría la versión de Whistle ayyyy es que encima la tengo en la cabeza y uf, si no fuera por el tiempo y el espacio me explayaría con ella
      LAYLA ES UNA PRECIOSURA Y EL MOMENTO DEL BAÑO EN SOLEDAD MADRE MÍA LO MÁS ERÓTICO DEL PUTO MUNDO
      asdfghjkl sabía que ibas a elegir esa frase, no sé por qué

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  19. CUANDO TE DIJE EN EL CAP DE SABRAE QUE IBA A ESTAR MUERTA DESPUÉS DE LEER ESTE NO PENSÉ QUE FUERA A SER LITERALMENTE O SEA, VOY A IR POR PARTES PORQUE HA SIDO TODO TAN INTENSO QUE NO QUIERO DEJARME NADA:

    1. CHAD ES EL REY DE IRLANDA Y DE INGLATERRA Y DE TODO EL MUNDO PORQUE ESA ACTUACIÓN.... QUÉ PUTA PASADA, QUÉ PUTA PASADA, QUE CANTARA CASTLE ON THE HILL ME HA MATADO PERO CUANDO SE HA ACERCADO A AIDEN Y KIARA HE LLORADO O SEA ME HE IMAGINADO LA ESCENA COMO SI FUERA UNA PELÍCULA Y LA ESTUVIERA VIENDO DE VERDAD, HA SIDO PRECIOSO Y BUENO VAMOS A CALMARNOS PORQUE DESPUÉS HA CANTADO SLOW HANDS Y TE JURO QUE ME HE IMAGINADO A LA PERFECCIÓN A NIALL RIÉNDOSE Y NEGANDO CON LA CABEZA MI HIJO PRECIOSO
    2. LAYLA MI POBRE NIÑA NO QUIERO QUE SE SIENTA ASÍ, NO ES MENOS QUE NADIE Y ME HA DOLIDO MUCHÍSIMO LEERLA EN ESTE CAPÍTULO PERO ME HA ENCANTADO QUE HAYA TENIDO A SCOTT (HOLA ME OLÍA ESE BESO NO SÉ POR QUÉ) PARA CALMARLA Y HACERLA REÍR (ME HE PARTIDO EL CULO CUANDO LA HA PILLADO EN LA TERRAZA Y HA EMPEZADO A HABLAR PARA QUE NO SE SINTIERA MAL Y HA ACABADO AVERGONZADO ÉL) EL MOMENTO TERRAZA... PFFF ME HA ENCANTADO AL MISMO TIEMPO QUE ME DABA MUCHA PENA PORQUE ELLA TAMBIÉN SE MERECE TENER A TOMMY DE ESA FORMA Y PFFF BUENO LUEGO ME HAN ENTRADO GANAS DE MATAR A TOMMY CUANDO LE HA DICHO ESO HA SIDO COMO PERDONA? ESPERABA QUE DESPUÉS SE LEVANTARA A PEDIRLE PERDÓN O ALGO PERO CUANDO DESPUÉS HA IDO CON LAS FLORES LE HEMOS PERDONADO PORQUE A VER, EL POBRE MEDIO DORMIDO NO RIGE, PERO QUE NO SE VUELVA A REPETIR THOMAS.
    3.COMO MATES A ALEC ME MATAS A MI TAMBIÉN, NO ME PUEDO CREER QUE HAYAS TENIDO ESOS HUEVOS TÍA, ASÍ DE LA NADA O SEA QUÉ PINTABA ALEC EN ESTE CAPÍTULO SI ESTABA TRANQUILAMENTE CON SABRAE EN CASA HACIENDO VIDA DE CASADOS, MADRE MÍA NO ME QUIERO IMAGINAR CUANDO SABRAE SE ENTERE, PORQUE SOY MUY MORBOSA Y MUERO POR LEERLO MADRE MÍA ES QUE LO TERMINÉ ANOCHE CUANDO HABLÉ POR EL GRUPO Y NO DABA CRÉDITO, O SEA NO PODÍA DORMIR DESPUÉS PENSANDO EN CÓMO NO SE PODRÁN CASAR SI ALEC MUERE Y PFFFFFF SUFRÍ MUCHO.
    NO PUEDO ESPERAR A LEER EL SIGUIENTE CAPÍTULO EN EL QUE DIGAS QUE EN REALIDAD TODO HA SIDO UNA BROMA Y ESTÁN PERFECTAMENTE BIEN TODOS.
    4. ES QUE CADA DÍA TE SUPERAS Y CADA DÍA ME MUERO MÁS POR SABER EL FINAL DE ESTA NOVELA AL MISMO TIEMPO QUE NO QUIERO QUE ACABE NUNCA, ESTOY SÚPER EMOCIONADA, ME VA A DAR UN SÍNCOPE PERO NO PASA NADA YO AGUANTO POR ESTA NOVELA, NECESITO LEER EL SIGUIENTE YA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!11

    UN BESO GIGANTE (AUNQUE HOY NO TE LO MERECES!)

    -María 💜

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    1. NO SÉ POR QUÉ ME DIO LA SENSACIÓN DE QUE LO VEÍAS VENIR JAJAJAJAJAJAJAJA
      1. Chad es dios todas estamos de acuerdo, pero Niall viendo a su hijo cantar su segunda canción en solitario???????' una obra de arte que venga Miguel Ángel que se le ha olvidado firmar esta preciosa obra
      2. Me encanta lo mucho que va a evolucionar Layla a partir de ahora es que va a ganar en amor propio que no lo sabéis bien, espero estar a la altura de las circunstancias porque uf
      3. Desde luego qué ofensa POR QUÉ NO CONFIÁIS EN MÍ????????? con lo que yo quiero a Alec y ya os aclaré que iba a escribir sobre antes, durante y después de CTS y ahora pensáis que lo voy a matar uf (hacéis bien) (ME HE DECSOJONADO CON LO DE ESTABA EN CASA CON SABRAE HACIENDO VIDA DE CASADOS JAJAJAJAJAJA)
      Si te digo la verdad me entraro ganas de decirque era coña con tu comentario por qué me influís así
      4. AY ME ALEGRO DEQUE ME DIGAS ESO ES QUE TE COMO LA CARA NO PUEDO MÁS OS BESO OS COMO Y OS DEVORO.

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  20. Vale soy yo de nuevo, no puedo esperar para comentarte en condiciones.
    ¿He dicho alguna vez que Chad es la cosa más bonita de esta novela? Porque si no lo he hecho lo hago ahora. De verdad le amo. Me lo imagino cantando Castle on the Hill y me dan chungos. Encima la escena con Kiara, Aiden y los de su curso es PRECIOSA. Por cierto, me has dejado con la miel en los labios con la actuación de Slow Hands pero no dudo en qur lo hiciese genial.
    Luego esta Layla que ay mi niña preciosa *se le cae una lagrimita*. Es taaaaaaaaaaaaaan pura, tan buena persona y estan tan rota que me dan ganas de romper a mi algo porque no se lo merece. Necesito que se valore más a si misma y vea que es una chica 10, que Tommy la quiere muchísimo y haría cualquier cosa por ella.
    Cuando ha espiado a Diana y Tommy me ha entrado morbo hasta a mi me cago en mi vida, yo quiero un trio de ellos tres.
    Scott consolandola me provoca que llore de nuevo. Ambas veces, tanto cuando la pilla espiando como cuando la ve en la terraza llorando por la noche. Me encanta como la sube el animo y la hace reir con sus gilipolleces (El momento en el que dice que su padre es la hostia yo estaba en plan 'I FEEL U SIS')
    Chaiden ti el día fornicando me daba pequeños segundos de alegria mientras leía este capitulo JAJAJAJAJA.
    La manera en la que Layla ha recibo a Tommy y le ha comido la boca me ha dado morbo también. Y LUEGO EL OTRO DANDOLE EL RAMO DE ROSAS POR LO QUE LE DIJO POR LA NOCHE Y DISCULPÁNDOSE 100 VECES MIRA LLORO OTRA VEZ. OJALA HAGAN EL AMOR YA, SE LO MERECEN, LAYLA SE LI MERECE JODER.
    Bueno de hecho podían haberlo hecho en este capitulo si no fuese porque HAS DECIDIDO HACERNOS DAÑO HACIENDO QUE MI HIJO ALEC TENGA UN ACCIDENTE Y ESTE EN COMA. EN. COMA. ALEC EN COMA. ME IMAGINO A SABRAE LLAMANDO A SCOTT COMPLETAMENTE ROTA Y LLORANDO Y CONTANDOSELO. ME IMAGINO A SCOTT DICIENDOLE QUE SE TRANQUILIZASE QUE IBA A SALIR DE ESA MIENTRAS QUE EL ESTABA MUERTO DE MIEDO POR DENTRO. ME IMAGINO A SCOMMY HACIENDO LAS MALETAS TEMBLANDO Y MIRA NO PUEDO. LO HE LEIDO TRES VECES Y NO PUEDO ASIMILAR QUE ME HAYAS HECHO ESTO.
    Voy a dejar ya de escribir y voy a llorar en una esquina por Alec.
    -Patricia llorando

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    1. DOBLE COMENTARIO BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEN
      Creo que lo has dicho pero no pasa nada, si lo repites nadie va a protestar. La escena me la imaginé desde el minuto 1, antes incluso de saber qué canción cantaría (fun fact: iba a ser Sorry de Justin Bieber), necesita apoyo y aprecio y amor y LO OBTENDRÁ PORQUE SE LO MERECE.
      En el anexo de actuaciones lo comentaré, no te preocupes ☺
      LAYLA ES TAN LINDA DE VERDAD PROTEJÁMOSLA. Tiene que ver lo que vale y cuánto la quiere Tommy es que ay la pobre es tan insegura porque le han hecho tanto daño :( comentemos que le han dado ganas de suicidarse otra vez por favor es que :( mi hijita :( sufro por ella
      Me he puesto perra escribiendo esa parte la verdad es que no os voy a intentar engañar.
      Scott es la hostia de verdad es que vaya lengua que tiene, cada vez que abre la boca sube el IBEX 35.
      Chaiden dándole como dos viciosos por qué no estoy sorprendida.
      Os va a gustar la vez en que lo hagan, creo que merecerá la pena la espera ƪ(ړײ)ƪ
      Si estáis sufriendo ahora, imaginaos cómo sufriréis cuando lo cuente en Sabrae.
      ALEC VIVE, LA LUCHA SIGUE

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  21. Perdón, perdón perdón por desaparecer y madre... han pasado tantas cosas que ni se por donde comenzar. Bueno a ver si me aclaro porque tengo demasiado en mente. Niall y Vee por fin juntos! Estaba que no paraba de dar saltos de alegría cuando él le dijo que si se quedaba y no solo para dormir (se me salta un pulmón). Chad y Aiden... son tan pero pero pero T A N lindos, y eso que casi me cargo a Aiden cuando rompió con Chad. Se me encogió el corazón. Y ahora ellos tan juntitos, tol dia follando. Son maravillosos. Viva Irlanda. Por cierto, me he reído muchísimo en este capítulo con el comentario de Tommy con respecto a las patatas y a Chaiden. Creo que en ese país deberían cambiar a Saint Patrick por las patatas o al menos hacerles una iglesia para cada uno.
    Oh dios, el capitúlo en el que les dicen Scommy a sus padres que se vana apuntar al capítulo wow, en serio entre que creo que estaba más nerviosa que ellos y que me desocjone´no sé como salí viva. Eleanor, la adoro y me confunde. Mucho. No entiendo todo el por culo que le da a Scott con su relación y después ella esconde que son pareja en el programa. Aún habiendo leído el porqué me sigue poniendo negra. OH OH Y ese tal jake no me gusta nada.
    Mi trío favorito: no sé por donde empezar. Antes pensaba que Tiana iban a acabar juntos, ahora estoy más bien perdida. Tommy es que no puedo quererlo más es demasiado bonito con las dos @pontifex envíame un Tommy. Yo así no puedo vivir. Pero no puedo evitar preocuparme por Diana, su personaje me apasiona muchísimo y en e concurso me duele muchísimo ver cómo está. Nunca se llega a controlar la dosis que se toma ella ya ha pasado por tanto lo que me recuerda a Noemí. UF. UF. U F. No la soportaba en It's 1D bitches sobre todo al final no podía con ella. Y al principio de CTS tenía pena por que tuvieran qu eenviar ella y Harry a Diana y bueno bueno, cuando le dice a su hija monstruo. Tenía ganas de meterle una hostia. Y a Hrry también. ¿Cómo cojones se le ocurre decir eso de su hija? ¿Cómo? Puede que estuvieran en caliente pero simplemente no. Me cabreo con sólo acordarme.
    Mi Layla, quiero verla más soltándose el pelo y que Tommy medio dormido no la pifie otra vez.
    El concurso me apasiona y las pullitas de Jesy y Scott son lo más. Y el concurso pa' tanto dinero que manejan y no les dan una habitaciones decentes pero bueh.
    P.D. todavía me quedan tres capítulos para ponerme al día y por lo que he leído va a haber salseo y del bueno ni el sálvame con la Esteban y la Campanario.
    P.P.D. otra vez, perdón perdón perdón.

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