Aiden rodó por la cama y se
dedicó a mordisquearme la oreja.
-No voy a dejar que te vayas-ronroneó por
decimotercera vez en aquel minuto, acariciándome el pecho. Volviéndome loco
durante el proceso. Me eché a reír y me dejé mimar.
Habíamos quedado en que comeríamos por ahí con mis
padres. La comida fuera se había vuelto un picnic. Y el picnic, un festival de
sexo de despedida del que yo no tenía intención de sobrevivir. Una sonrisa
tonta me cubría la boca.
Lo habíamos hecho. Seguía sin creerme que lo
hubiéramos hecho.
Y varias veces.
Todas en mi cama.
No quería salir de esa cama.
-¿Vas a secuestrarme?-inquirí. Fue su turno de reírse
esta vez. Se puso encima de mí. Lo rodeé con mis piernas y gemí cuando se frotó
con sus caderas contra mi sexo.
-Te voy a atar a esta cama-me aseguró. Me mordisqueó
los labios. Yo se los mordisqueé a él.
-Suena genial.
-Y te voy a hacer cosas muy, muy sucias.
-Suena aún mejor.
-No te vas a escapar de mí.
-Iré comprando la cuerda, entonces-tonteé. Nos reímos,
nos acariciamos un poco más. Continuamos besándonos. Estaba reuniendo el valor
necesario para ponerme sobre él cuando llamaron con timidez a la puerta. Era la
voz de mi madre la que esperaba al otro lado.
-¿Chad?-preguntó.
-No abras, Vee-le pidió Aiden, que se había metido en
el bolsillo a mi madre en los dos días que llevábamos juntos, sin casi separarnos.
-Sí, mamá-le secundé-, por favor, no abras.
-Cariño, lo siento mucho, pero tenéis que ir
despidiéndonos-casi pude verla haciendo una mueca de dolor-. Acaban de llamar a
tu padre, el piloto ya está en el aeropuerto. Nos están esperando.
Suspiré. Aiden negó con la cabeza, puso los ojos en
blanco.
-¿Podemos posponer lo de las cuerdas? Me ha interesado
eso de las cosas sucias que quieres hacerme-bromeé. Sus ojos chispearon,
lujuriosos-. Me gustaría conocer más detalles.
-Te voy a dar yo a ti detalles-replicó, agarrando mi
miembro y acariciándomelo. Cerré los ojos, me dejé llevar, hasta cierto punto.
-Chad-exigió mamá, pasados cinco gloriosos minutos en
que los dedos de Aiden me dieron más placer del que yo mismo podría insuflarme
durante mi estancia en el concurso. De repente, no recordaba por qué había
acertado.
Joder, las manos de Aiden en mi sexo me hacían olvidar
incluso cuál era mi nombre. Suerte que mamá estaba ahí para recordármelo.
-Ya llegamos-bufé.
-Sobre todo tú-ronroneó Aiden, besándome el pecho
mientras continuaba sus torturadoras caricias. Lancé una exclamación y me
aparté de él-. Oye, C, ¿crees que tendréis vis a vis, como en las cárceles?
-Tendré que preguntar.
-Porque yo no voy a aguantar dos meses sin sexo.
Me eché a reír.
-Pues te has hecho de rogar, ¿no te parece?
-No sabía lo que me perdía-se disculpó.
-Yo tampoco, A-le besé-. Yo tampoco.
No lloramos esta vez. Puede que fuera por la promesa
de lo que nos deparaba. Ahora teníamos la certeza de que volveríamos a estar
juntos. Sólo había un mar de distancia entre nosotros. Podríamos con ello.
Además, me había hecho un regalo que no le podría
entregar a nadie más mientras estuviera vivo: su corazón.
Mamá se arrebujó en el asiento del jet privado,
mirándome con una sonrisa en los labios mientras papá dormitaba al otro lado
del pasillo, con unos auriculares del tamaño de su cabeza cubriéndole los
oídos. Una manta le cubría desde los hombros hasta los pies. Mamá había sido la
encargada de colocarle esa manta.
Sabía de sobra por qué mi madre sonreía así y por qué
mi padre necesitaba dormir. Que yo estuviera muy ocupado con Aiden no implicaba
que me hubiera quedado sordo. Y había escuchado los gemidos ahogados, los
siseos y las súplicas de “más rápido”, “así, así” y “por favor, no pares” del
otro lado de la pared.
-Te veo muy bien, mi amor.
-Yo a ti también, mamá. ¿Has cambiado de peluquero? Te
brilla mucho el pelo últimamente-la pinché, y ella se echó a reír. Papá se
revolvió en su improvisada cama. Nos miró con los ojos entrecerrados. Musitó
algo para sí y volvió a cerrar los ojos.
-Yo podría decir lo mismo de ti, pero, como ya conozco
a tu peluquero…
-El tuyo es experto en tintes, ¿a que sí?
Mamá volvió a reírse. Papá volvió a abrir los ojos.
Era como si tuviera un radar que la avisara de su risa. Un radar que le
indicaba exactamente dónde clavar la mirada.
-No puedo creerme que en dos horas vayas a volar del
nido.
-Vee-advirtió papá-. Ya nos hemos despedido de él.
-Bueno, pues yo quiero volver a hacerlo. Mi niño
precioso-susurró, inclinándose. Me acarició la mandíbula. Me dejé hacer,
atesorando la mezcla de sensaciones. Seguridad, tranquilidad, familiaridad,
confianza, intimidad, hogar.
Tristeza, nostalgia, anhelo, añoranza, despedida. Le
besé la palma de la mano. Dejé que me acariciara el pelo negro como la noche.
Susurró algo para sí misma. Dejé que me acunara con sus arrullos. Las azafatas
se nos acercaron. Ignoraron a papá, que volvía a dormir. Nos sirvieron bebidas
y volvieron a sus puestos al frente del avión.
A mamá le había parecido un acto de ostentación barata
que papá pidiera al avión privado que viniera. Cuando él le explicó que, así,
podríamos estar juntos durante varias horas más, porque yo no tendría que
esperar en ningún aeropuerto a ningún vuelo comercial, se echó a sus brazos y
le dijo que aquella era la mejor idea del mundo.
Nos ajustamos los cinturones de seguridad, nos
terminamos nuestras bebidas. Le tiramos a papá una almohada para que se
despertara y pusiera el asiento en posición vertical. El avión tocó tierra con
una violenta sacudida, pero ni mamá ni yo nos inmutamos, tan acostumbrados
estábamos a ello, y a las turbulencias. Papá miraba su teléfono. Me acariciaba
el hombro a mí, la mano a mamá. Se empeñó en cogerme la bolsa de viaje en la
que llevaba la poca ropa que había dejado en Irlanda con la intención de
recogerla más tarde. Tecleó nervioso en su móvil mientras mamá y yo caminábamos
por la terminal, sin apenas leer las señales.
Nos sabíamos aquel aeropuerto de memoria. Podríamos
haberlo recorrido con los ojos cerrados.
Igual que yo ya me había aprendido cada rincón de la
anatomía de Aiden hasta el punto de grabármelo en la memoria. Agaché la cabeza,
recordando lo que habíamos hecho, echándole de menos. Sintiéndome mal porque le
echaba tanto de menos como a Kiara, con la que apenas había estado un par de
horas.
-No pasa nada-me había asegurado ella-. Tienes cosas
más interesantes que hacer con él.
Se me encendieron las mejillas recordando qué cosas
eran aquellas.
Para cuando llegamos al final de la terminal, el rubor
se había extendido por toda mi cara hasta cubrirme las orejas. Menos mal que
habían sido los Payne, y no los Tomlinson, los que se habían ofrecido a pasarse
a recogernos.
-Vaya, ¿tanto frío hacía en Irlanda?-preguntó Liam al
ver cómo me subía el color por la cara mientras su hija me abrazaba. Alba lo
miró después de darle un beso en la mejilla a mi padre.
-Qué tonto eres, Liam, ¿no ves que está enamorado?
Ojalá sólo estuviera enamorado. Lo que yo sentía
trascendía con creces aquel sentimiento. Trascendía incluso el espacio y el
tiempo.
Por eso Aiden y yo no habíamos llorado al despedirnos,
sólo nos habíamos besado. Ni siquiera nos prometimos que nos esperaríamos. Ya
lo hacíamos, y, a la vez, no lo necesitaríamos nunca.
Le sentía tan cerca de mí como si lo tuviera a mi
lado, acariciándome la espalda, entrelazando sus dedos con los míos, besándome
en los labios o mirándome a los ojos mientras nuestros cuerpos se acoplaban.
A veces, para darte cuenta de cuán unido estás a una
persona, precisamente lo que necesitas es separarte de ella.
No podría tenerle envidia a la
madre de Tommy ni aunque quisiera, por mucho que se hubieran sentado en el sofá
y ella hubiera subido los pies a éste y se hubiera acurrucado contra su hijo
como lo había hecho. Él le había rodeado la cintura y le besaba de vez en
cuando la cabeza, mientras Eri se aferraba al torso de su hijo como anticipando
los abrazos que ya no iba a poder darle.
Louis y Eleanor imitaban a Tommy y Eri, cada uno en la
misma posición; hija imitando a madre, padre imitando a hijo. Los niños jugaban
en el suelo, ajenos a todo lo que iba a suceder, o precisamente conociéndolo y
tratando de ignorarlo. Teníamos la televisión encendida, pero nadie la prestaba
la más mínima atención. Tommy me miró un momento, estableciendo una
comunicación telepática que no pudo ser; no teníamos tanta sintonía como Scott
y él. Me sonrió con tristeza, disculpándose por la escena, sabedor de que me
sentía sola en una parte muy profunda de mi ser.
Echaba de menos a Zoe.
Echaba de menos a mis padres.
Echaba de menos tener la posibilidad de acurrucarme
contra ellos y despedirme como lo estaban haciendo los Tomlinson: sin palabras,
sólo mimos, porque nada de lo que pudieran decir compensaría todo lo que
sentían la necesidad de hacer.
Pero, sobre todo, echaba de menos el sentir que habría
alguien que me echaría de menos, alguien que me esperaría y a quien le apenaría
tanto que me fuera que quisiera pasar hasta nuestro último segundo en común
juntos, como lo estaban haciendo Tommy y Eleanor con sus padres.
Ojalá mis padres
me quisieran, me descubrí pensando, una parte de mí lamentando que me
hubieran enviado a Inglaterra, aun sabiendo todo lo que aquello implicaba.
Puede que tuviera una buena vida si no hubiera ocurrido lo que ocurrió. Puede
que hubiera encontrado a alguien a quien aprendería a querer como quería a
Tommy, aunque la naturalidad con que mi corazón latía por él no se reproduciría
con nadie.
A veces, esa naturalidad de sentimientos no bastaba. Y
aquella era una de esas veces, cuando me veía sobrepasada por el amor que me
rodeaba y que sólo me tocaba de refilón. Lo más duro de quedarse ciego no es
dejar de ver, sino que sabes de sobra el mundo que se ha apagado para ti, el
que has perdido para siempre.
El ruido de unas ruedas lamiendo la calzada se acercó
a nuestra casa, y todos levantamos un poco la cabeza para inspeccionar la calle
a través de la ventana.
-Scott-susurró Tommy. Eri se aferró un segundo
instintivamente más fuerte a él, para luego soltarlo, dejándolo marchar por
fin. Tommy se levantó, Eleanor le imitó, y, cuando quise darme cuenta, los tres
íbamos por delante de nuestros padres, biológicos o adoptivos, y nos situábamos
en la puerta ya abierta, observando el coche de los Malik detenerse con un
suspiro silencioso.
Scott abrió la puerta del conductor, los hombros
caídos, como si llevara sobre él el peso del mundo.
-Oye, S-rió su madre-; el freno de mano ya lo echo yo,
¿eh?-dijo, tirando de la palanca que estaba colocada en el lado equivocado del
automóvil, y abriendo la puerta. Las hermanas de Scott saltaron del coche en
fila india y se acercaron a nosotros, siguiendo al alma en pena que era ahora
su hermano.
-He venido conduciendo-informó Scott en tono pesado,
sonriendo con esfuerzo. Tommy asintió con la cabeza, le dio un toquecito en el
hombro, y juro que pude ver cómo la energía intercambiada en ese contacto les
animaba un poco a los dos. Era como si fueran molino de viento y a la vez
turbina, dependiendo el uno del otro para generar electricidad con la que
iluminar sus facciones.
-Ya lo veo, hermano. ¿Y qué tal?-quiso saber Tommy.
Scott intentó esbozar su sonrisa predilecta, sin demasiado éxito.
-¿El coche, o lo otro?-respondió. Tommy asintió con la
cabeza despacio, le dio un nuevo toquecito en el hombro y le invitó a pasar.
Nos metimos en la casa, escuchamos a los padres hablar de cosas
intrascendentes, como ignorando el hecho de que aquellos eran nuestros últimos
minutos dentro de aquellas cuatro paredes. Duna corrió a las piernas de Tommy y
se abrazó a ellas, diciéndole que cuidara mucho de Scott por ella. Tommy le dio
un beso en la frente y le prometió que cuidaría a Scott, que le arroparía todas
las noches (a petición de la niña), que se aseguraría de que comería verduras
(a petición de la niña), estaría con él lavándose los dientes (a petición de la
niña) y le daría todos los mimos que él requiriera (eso le salió solo, lo cual
nos arrancó una sonrisa a todos). A cambio, la tarea de Duna era sencilla: se
quedaba encargada de cuidar de Dan y de Ash; ahora que Tommy no estaba para
vigilarlos, en sus manos quedaba el bienestar de sus hermanos pequeños.
Duna asintió con la cabeza, mirando de reojo a Dan,
que se intentaba hacer el valiente con Scott mientras Astrid lloraba como un
bebé en el regazo de éste. La pequeña le hizo prometer a Scott cosas parecidas
(que le daría un beso de buenas noches, le protegería de quemaduras de la
sartén, le reiría las gracias que no tuvieran ni pizca de gracia y jugaría con
él cuando le notara triste para distraerlo).
-Y convéncele de que canta bien-añadió Ash-. Tiene una
voz preciosa. Me gusta mucho su voz. No sé por qué siempre se empeña en que
tienes que cantarlo todo tú cuando vienes. La voz de Tommy es tan bonita que la
quiero achuchar.
Scott miró a Tommy y sonrió.
-¿Le has oído?
-No sé si llevármela-respondió mi inglés, abrazando a
Shasha a modo de despedida. Sabrae y Eleanor todavía no se habían soltado, así
que la hermana mediana de Scott vino a darme un abrazo y me susurró al oído:
-No dejes que la cague con Eleanor.
-No lo haré-le prometí. Duna se colgó de mi cintura, y
de mi cuello cuando la cogí en brazos, y me pidió que cuidara de los chicos
“como mamá y Eri han cuidado de ellos”. Asentí con la cabeza.
Repartidos los abrazos y las correspondientes
despedidas, Tommy, Eleanor y yo cogimos las bolsas en las que llevábamos
nuestra ropa (y mis alas, cuidadosamente envueltas en papel y cargadas en una
bolsa de plástico) y nos encaminamos a la puerta. Mary y los hermanos de los
chicos nos siguieron.
Scott y Tommy se miraron un momento, contemplando el
cuadro de las hermanas y el hermano pequeños que dejaban atrás. Tommy se giró,
clavó los ojos en Mary, mientras Scott esperaba a la gracia que tenían que
hacer.
-Os dejamos solas-anunció-, para que habléis de lo que
Sabrae ha hecho con tu hermano.
Las dos chicas se pusieron rojas, una pensando en lo
que había hecho la noche pasada, después de bajarse del coche en el que Alfred
la había llevado hasta la recepción del hotel, y Mary, intuyendo todo lo que
había sucedido.
Nos metimos en los coches, Eleanor y yo íbamos con Eri
y Louis, y Tommy y Scott con Sherezade y Zayn. Eleanor se giró para observar su
casa una última vez, y yo la imité.
Sentía la misma sensación de desapego y tristeza que
me había asaltado cuando me metí en el ascensor del edificio para abandonar el
ático por primera vez.
Es horrible cuando tu casa deja de ser tu hogar, y
todavía puedes verla y se te revuelve todo dentro, sabiendo lo que has pasado
entre sus paredes y las cosas que podrían haber sido y nunca serían.
-Nuestra casa es preciosa-susurró Eleanor, y Eri la
miró por el retrovisor, mientras Louis le cogía la mano y asentía con la
cabeza.
-Sí-convine yo-. Es verdaderamente preciosa.
No importa cuánto llenes una habitación de arte o de
muebles caros de diseño; si las cosas que vives dentro no se te anclan en el
alma, jamás será especial.
Y la cantidad de veces que me había reído y llorado y
vuelto a reír en casa de los Tomlinson, en mi buhardilla entre las nubes,
retozando entre unas sábanas blancas como éstas, hacían que despedirme de aquel
lugar fuera mucho más difícil que girarme antes de entrar al taxi y contemplar
el ático en las alturas. Fue mil veces más duro decirle adiós a la casa en la
que me había enamorado y me habían correspondido por primera vez en mi vida que
descender de mi Olimpo personal, perder la divinidad y pasar a considerarme
humana de nuevo.
Nos mantuvimos en silencio durante todo el trayecto;
tenía la sensación de que las palabras se apelotonaban en mi garganta y no era
capaz de elegir por cuál empezar.
Salimos de la ciudad, volvimos a entrar, salimos una
vez más y entramos de nuevo, llegando a una parte que yo no había conocido en
mi vida, que le resultaba nueva a Eleanor y a su madre, no así a su padre.
-A dos calles-dijo-, estaban los estudios de The X Factor.
Fue lo único que dijo antes de bajarse del coche y
caminar hacia el vestíbulo del edificio que pasaría a ser nuestro hogar
durante, con suerte, dos meses y medio. Empujamos las puertas y nos detuvimos
frente a las seis figuras que estaban ya allí, esperándonos, anticipando el
momento en que nos reuniríamos de una vez por todas.
Layla y Chad fueron los primeros en girarse, nos
sonrieron y se acercaron con timidez. Sus madres se dieron cuenta enseguida de
sus movimientos, detuvieron su conversación y se volvieron también. Reconocí a
la madre del irlandés, así que la identidad de la otra iba por descarte.
Alba.
La tercera y última española.
La amiga de mi madre a la que había visto un par de
veces en mi vida… aunque, desde luego, bastantes más que a la madre de Tommy.
Niall y Liam fueron los últimos en reaccionar,
demasiado enfrascados en una conversación profunda de la que yo pude distinguir
palabras sueltas, demasiado escasas e intrascendentes como para averiguar el
tema. Niall se metió las manos en los bolsillos y dejó que Liam se apresurara
hacia nosotros.
Zayn pasó a mi lado, prácticamente al trote, y antes
de que me diera cuenta, Louis y Niall completaban una especie de donut gigante que
hacía siglos que no se repetía. Las mujeres esperaron apartadas pacientemente a
que terminaran de saludarse, ya repartidos besos y hechos los correspondientes
cumplidos.
-Ya estamos todos-observó Zayn, sonriendo, frotándole
los antebrazos a Liam.
-Casi-recordó Niall, mirándome de refilón. En aquella
estancia había demasiados Tomlinson, Malik, Horan y Payne; escasísimos Styles.
-¿Y si no avisamos al rizoso?-sugirió Louis,
sonriente-. Como hicimos con Made in the
AM, sólo que con Harry en lugar del sinvergüenza aquí presente-se burló,
dándole un toquecito en el hombro a Zayn, quien le hizo un corte de manga.
-Alba-escuché decir a Eri, con un suave acento que yo
no le había oído nunca-, ésta es la hija de Noemí y Harry.
-Sí, la conozco, pero… hace tanto que no la veo. La
última vez que estuve con ella, debía de tener 8 años-la madre de Layla me dio
un beso en la mejilla mientras yo analizaba su acento, la musicalidad con la
que hablaba, el leve deje con que arrastraba ciertas palabras y se comía unos sonidos
que le costaban más.
Me recordaba ligeramente a la entonación de los
personajes latinos de las series y las películas, al modo de hablar de ciertas
modelos que procedían del sur de mi mismo continente. Tardé un poco en darme
cuenta de que aquello que escuchaba era acento español. Aquel que ni Tommy ni
sus hermanos tenían, el que su madre se había borrado, el que la mía había
intercambiado por uno bien cuidado de América.
Y no me disgustaba del todo escucharla hablar.
Nos pusimos al día todo lo que pudimos; caí en la
cuenta de que no conocía de nada a la mujer que tenía delante y le pregunté con
toda la sutileza que pude qué tal en el trabajo. Resultaba que en su familia,
quien se quedaba en casa era Liam, preparándolo todo para sus hijos y su mujer,
el auténtico brazo rector de la empresa discográfica que llevaba el nombre de
su marido y de Louis, aunque las decisiones y beneficios iban a nombre de su
esposa, encargada de firmar contratos con otras empresas de música y
entretenimiento y de escrutar los beneficios y pérdidas de los artistas que
habían firmado con su compañía. Me
enteré de que Eri y ella tenían negocios conjuntos y que manejaba el grosso de
aquellas acciones, mientras Eri se encargaba de la parte más administrativa,
vigilando que el dinero destinado a causas benéficas efectivamente llegara a
donde estaba previsto.
Me gustaba aquella mujer. Me recordaba un poco a mi
madre, la habilidad con la que se había hecho un hueco en el mercado de la moda
y manejaba tantas empresas que apenas conocía sus nombres, decidiendo destinos
de las personas como las criaturas mitológicas de la antigua Grecia, cortando
hilos de vida cuando alguien la importunaba y creando oportunidades para
quienes las merecieran.
Estábamos inmersas en un debate sobre el ciclo de la
moda (resultó que tenía contactos en la industria y que también colaboraba con
mi madre, aunque de una forma más sutil) cuando la tal Lauren, secretaria de
Simon Asher, salió a nuestro encuentro con un bloc de notas aferrado a su
costado, las gafas de ver enmarcando sus ojos verdes.
-¿Chasing the stars?-preguntó, y nosotros asentimos-.
Eleanor-saludó, y la chica asintió con la cabeza, con una tímida sonrisa en sus
labios-. Estupendo, llegáis justo a tiempo. Tenemos que esperar un poco más por
un par de aspirantes, pero-comprobó sus hojas-, podemos ir enseñándoos ya las
instalaciones-se colocó la tabla con los folios sobre los muslos-. Me temo que
aquí es donde os tenéis que despedir de vuestras familias.
Cada uno se fue con sus respectivos padres, dejándome
a mí apartada durante unos incómodos y angustiosos segundos en los que no había
nadie que me abrazara ni me dijera que me echaría de menos. Por suerte, eso se
acabó pronto, en cuanto Vee se fijó en que yo me quedaba apartada y un poco
abandonada. Vino a darme un beso y un fortísimo abrazo mientras Niall se
despedía de su hijo, y eso provocó una reacción en cadena que hizo que todos
vinieran a verme, abrazarme, besarme y desearme suerte, convirtiéndonos por un
momento en un revoltijo de personas en que Scott se despedía de Liam, Tommy se
abrazaba a Sherezade, Eleanor se apretaba a Niall y yo le daba un beso a Louis.
-Cuida de mi hijo.
-No sé si seré la más indicada-respondí, mirando un
segundo a Layla, que se dejaba mimar por Zayn.
-Lo eres.
-Louis…-susurré. Le debía la verdad. Ya que no podía
decírsela a su hijo, por lo menos, el padre la conocería.
-No debes torturarte por los errores de tu pasado,
Diana. Si para algo sirve ser joven, es para meter la pata y tener tiempo de
sobra para enmendarlo-me aseguró, acariciándome los brazos-. Ahora ve ahí, y
haznos sentir a Eri y a mí orgullosos, igual que tus padres lo están ya de ti.
Tomé aire, asentí con la cabeza, y me reuní con los
demás. Se dieron los últimos besos, se susurraron los últimos “te quiero” y,
antes de girar la esquina, nos giramos y sacudimos la mano.
-Suerte, Chasing the stars-sonrió Niall.
-Gracias, One Direction-respondió Scott, y todos nos
echamos a reír; padres, madres, hijos e hijas por igual. Solitas e integrantes
de bandas, aspirantes y estrellas consagradas.
Seguimos a Lauren por un laberinto larguísimo, hasta
que terminamos en una sala en la que ya había gente esperando, un par de chicos
y otras tantas chicas que se miraban con curiosidad y una pizca de
desconfianza. Nos acomodamos en los sofás y en los pufs, y, justo cuando la
secretaria salió para esperar a los más rezagados, Tommy y Scott se miraron,
asintieron con la cabeza, como dándose permiso…
… y rompieron a llorar como dos niños pequeños. Se
echaron en brazos del otro, hundieron la cara en el hueco del hombro de su
mejor amigo y se dejaron llevar. Estiré la mano para tocarlos, decirles que
estaría todo bien, porque estarían juntos, pero Eleanor me cogió la mano y negó
sutilmente con la cabeza.
-Déjalos, Diana-me susurró mientras Tommy y Scott se
desahogaban, ahora todos los ojos clavados en ellos. Un par de aspirantes
sonrieron, nostálgicos, mientras una chica de piel cobriza y pelo negro y
rizado que le llegaba hasta la cintura se limpiaba disimuladamente el rabillo
del ojo, cuidando de no estropearse el maquillaje.
-Se me escondió en la maleta, tío-gimió Scott por fin,
después de separarse y de unos instantes de silencio en que apoyó su frente en
la de Tommy y trató de tranquilizarse con ese contacto. La mitad de los
presentes en la sala creyeron que se iban a morrear. No podía culparles.
-A mí me la deshacían-replicó Tommy, riendo-. Metía
una camiseta y ellos me sacaban dos.
Sonreímos un poco, añorando a los pequeños. La chica
del pelo rizado se invitó a la conversación.
-Un adiós duro, ¿eh?
-Así es-asintió Layla, uniendo y desuniendo sus manos.
-¿Hermanos pequeños?-la chica se levantó, señaló el
cojín a mi lado y asentí con la cabeza, haciéndole hueco. Se dejó caer en el
extremo del sofá con gracilidad, y cruzó sus piernas largas y musculosas.
-Todas, sí-asintió Scott, frotándose los ojos.
-¿Cuántas?
-Tres.
-¡Tres! ¡Vaya! ¿Y tú?
-Yo también tres, pero a una me la traigo-Tommy hizo
un gesto con la cabeza en dirección a Eleanor, que alzó un par de dedos con
timidez.
-Os parecéis-sentenció la chica, con aires de
aprobación. Me caía bien-. Guau, tres. Yo siempre he querido tener una hermana,
¿sabéis?-se tocó el pecho-. Soy hija única.
-Nosotros
también-intervine yo, señalándonos a mí y a Chad, que asintió con la cabeza.
-Supongo que no está tan mal en navidad, cuando tocas
a más regalos y esas cosas, ¿verdad?-la chica se echó a reír con una risa dulce
y musical, en contraste con su voz de soprano que me recordaba un poco a la de
las musas que cantaban en Hércules.
-Tener hermanos
tiene sus inconvenientes, sí-terció Eleanor, mirando de reojo a Tommy, que le
dio un manotazo en la rodilla.
-Tendrás tú quejas de cómo te trata tu hermano mayor.
-Depende de cómo le dé el día-Eleanor le sacó la
lengua y Tommy puso los ojos en blanco.
-¿Cómo te llamas?-preguntó Layla, y la chica se irguió
un poco, se atusó el pelo.
-¡Cierto! ¡Presentaciones! Soy Taraji-informó,
estirando la mano, y todos se la estrechamos. Se volvió hacia los chicos que
estaban sentados esperando a que nos sacaran de la habitación de los llorones-.
Ellos son Keith, Christoph y Ed-señaló a tres chicos de piel oscura y pelo
rizado y corto, labios gruesos y ojos negros y calculadores-. Creo que fueron
antes que vosotros en la audición.
-Thr3some, ¿no?-preguntó Scott, y los chicos
asintieron, complacidos de que ya supiéramos quiénes eran-. Me encantó vuestra
actuación.
-Sí, vuestra coreografía de Swalla fue una pasada.
-Gracias-intervino uno, creo que era Christoph-.
Llevábamos ensayándola cerca de 4 meses.
-¡Cuatro meses!-admiró Chad-. ¡Guau, es un montón de
trabajo! ¡Con razón que se os diera tan bien!
-Sí, bueno; al parecer, cuatro meses no fueron
suficientes para preparar la parte de Nicki-se lamentó otro, Ed-. Deberíamos
haber pensado que no le gustaría que la dejáramos en blanco.
-A mí me pareció un acto de deferencia hacia
ella-replicó Taraji, encogiéndose de hombros, pero Christoph bufó.
-Yo mismo habría cantado su parte si hubiera sabido
que se iba a poner así con nosotros.
-Venga, chicos-una chica tirada en un puf con una
guitarra en su regazo y pelo rubio acabado en puntas azules chasqueó la
lengua-. Han sido muy duros con todos nosotros, tienen una reputación que
mantener. No creo que les decepcionara, simplemente tenían que protestar por
algo, y lo hicieron por eso. Taylor-dijo-. Como Swift, por eso la guitarra-se
echó a reír, y el chico que tenía al lado achinó los ojos en una sonrisa.
-Ése es Jake. Es el favorito de Jesy-comentó Taraji, y
el chico puso los ojos en blanco por un momento, negando con la cabeza, su piel
bronceada por el sol fundiéndose con su pelo de color chocolate.
-Tenemos química, pero no soy su favorito.
-Tío, pues dime cómo lo haces; a mí me detesta-se
metió Scott, y todos nos echamos a reír.
-¡Yo flipé cuando la escuché valoraros!-soltó Taraji-.
¡Cualquiera diría que estábamos en una audición!
-Es que nuestros padres se conocen-explicó Tommy, y
Taraji parpadeó, confusa-. Soy Tommy. Tomlinson-añadió cuando la chica sacudió
imperceptiblemente la cabeza. Abrió su boca, mostrando unos dientes
blanquísimos.
-¡De eso me sonaba tu cara! O sea, a Scott le he
reconocido, evidentemente-se giró hacia él, que se llevó dos dedos a la
frente-. Adoro la música de tu padre. Me encantan los agudos que hace en She.
-Ya somos
dos-respondió él.
-Tres-se apuntó Eleanor.
-Tú eres Diana-reconoció el tal Jake, señalándome con
un dedo, y yo asentí con la cabeza, apartándome el pelo del hombro.
-La única hija de Harry Styles, sí-asentí-. Chad y
Layla-señalé a mis amigos, que hicieron un movimiento con la cabeza.
-Layla Payne-sopesó Jake-. ¿Puedo decirte que tu padre
me parece el mejor cantante que ha dado este país en los últimos 50 años?
-No, no puedes-terció Tommy-, porque Scott se nos
ofende. Le molesta que le digan que es igual que su padre, pero cuando te metes
con Zayn, te arranca una pierna de un mordisco con tal de defenderlo.
-Sin ánimo de ofender, Scott, pero Liam me parece
mejor que Zayn.
-Aquí cada cual puede equivocarse en lo que
quiera-respondió S, recostándose en el sofá.
-¿Y tú cómo te llamas, guapa?
-Eleanor-susurró la chiquilla, un poco cohibida por la
atención tan inesperada que se centraba de repente en ella-. Soy su
hermana-hizo un gesto con la cabeza en dirección a Tommy, que asintió.
-Y tiene novio, cabrones, así que dejad de mirarla
así-añadió, mirando de reojo a Scott, que sonrió divertido mientras se miraba
las uñas. Seguimos esperando, conociéndonos y presentándonos a los que serían
nuestros compañeros en el concurso, hasta que un grupo de chicas de pelo
multicolores apareció por las puertas siguiendo a Lauren, y ésta anunció que
podíamos ponernos en marcha. Nos fueron llevando por pasillos interminables en
dirección a una sala de conferencias de butacas azules en las que nos hicieron
sentarnos para explicarnos las reglas.
Descubrí que los concursos habían cambiado un montón
desde que mi padre había estado en ellos. El público seguía decidiendo quién se
quedaba y quién se iba, aunque el juzgado tenía un voto de calidad que le
permitía ignorar las decisiones de la audiencia (siempre y cuando estuvieran de
acuerdo los cuatro jueces) y salvar a algún concursante que, creyeran, merecía
una segunda oportunidad.
El público también podía elegir al ganador de cada
semana, que tendría unos privilegios que irían variando a medida que se fueran
superando las fases del concurso.
Pero lo mejor y lo más original estaba precisamente en
las tres últimas cosas que nos explicaron a los que no lo habíamos visto nunca
(por motivos de geografía): como el concurso se centraba en encontrar artistas
susceptibles de proyección internacional, la semifinal se celebraba en unas
instalaciones fuera de Inglaterra que cada año iban variando, en edificios
emblemáticos a los que la gente acudía en busca de los mejores espectáculos.
Eleanor levantó la mano y Lauren detuvo su perorata
para responder a su pregunta.
-¿Dónde va a ser la final este año?
-Todavía lo estamos decidiendo, pero estamos entre dos
candidatos, ahora mismo.
-¿Cuáles son?-preguntó una de las chicas que había
llegado de las últimas, con el pelo verde brillante.
-No puedo decíroslo, se supone que es una sorpresa
para los que consigáis llegar a la semifinal.
-Ojalá sea Centroeuropa-escuché ronronear a Eleanor,
abrazada al brazo de Scott.
La segunda cosa que yo no había oído nunca era que
cada concursante sería asignado a un evento social o cultural importante fuera
del programa, que sería pregrabado y emitido a modo de quinta gala, por lo que
podrían aparecer concursantes actuando que ya hubieran abandonado la casa y
que, si eran los elegidos de la noche, tendrían la posibilidad de regresar. De
no serlo, el ganador tendría un comodín que le permitiría salvarse (o salvar a
alguien) en otra gala para poder llegar a la codiciada semifinal internacional.
Y la tercera novedad era precisamente la manera de
despedir a los concursantes que no superaran cada semana: cuando se anunciara
al candidato que abandonaba la casa, se le daba la oportunidad de cantar una
última canción de despedida con uno de sus compañeros, a su elección, a modo de
agradecimiento y para permitirle hacerse con el favor del público cantando una
canción extra con la que los demás no podríamos contar.
La popularidad se iría midiendo en votos de la
audiencia, pero las reacciones en las redes sociales podían acumular bonus para
aquellos que fueran empatados e inclinar la balanza en una u otra dirección.
En cada gala se comentarían nuestras actuaciones y se
elegiría a la mejor de la noche, en opinión de los jueces y en opinión de todo
aquel que tuviera cuenta de Twitter o Tumblr con la que apoyar a sus favoritos.
-¿Y cómo se supone que controláis eso?-quise saber, y
Lauren me dedicó una sonrisa de suficiencia.
-Para eso tenemos a June aquí. Pero… no nos
adelantemos a los acontecimientos. Tiene un horario que cumplir y aún no ha
llegado al edificio-miró su reloj-. Bien, ¿quién quiere ver las habitaciones?
Cargamos con nuestras cosas de nuevo por pasillos
imposibles; yo iba un poco más descansada porque Tommy se había ofrecido a
llevarme mi bolsa para que pudiera ir tranquilamente con mis alas caseras
(“¿qué llevas aquí, mujer, piedras?”, había espetado mi inglés con una mueca
cuando la colgué de su hombro), pero aun así terminé agotada de ir de un lado a
otro por pasillos tan estrechos que apenas cabían dos personas. Finalmente, el
pasillo se ensanchó, la moqueta se hizo un poco más espesa y menos sucia, y
aparecimos en un habitáculo con forma de L con puertas pintadas de blanco en
las que unos números dorados refulgían justo en el centro, sobre unas pizarras
blancas con nombres escritos a rotulador azul.
-Los solitas compartís habitación con otros
solistas-informó Lauren, comprobando sus notas-. Los grupos vais juntos y sois
los únicos que tenéis permitido estar en grupos mixtos en la misma habitación.
Los grupos que sean pequeños pueden compartir habitación con otras personas, ya
lo iréis descubriendo. Como pille a algún chico en la habitación de una chica
que no está en su grupo, os la cargáis-clavó sus ojos en Scott, Tommy, Keith y
Jake.
-¿Y a mí por qué me miras?-saltó Tommy, alzando las
manos.
-Porque tienes una cara de vicioso que no puedes con
ella, Thomas-espetó Scott, y Tommy le dio un puñetazo en el hombro.
-Os dejo para que os instaléis; voy a decirle a June
que ya os he explicado todo y que pronto iréis a hablar con ella. Cuando
acabéis, pasaré a buscaros para llevaros al comedor.
Se despidió, se giró sobre sus talones y se marchó por
donde había venido. Cada uno se fue a la habitación que le correspondía según
las pizarras y los rotuladores; la nuestra era la de la esquina exterior de la
L. Chad abrió la puerta y se metió dentro, Layla le siguió… y ya no cabía nadie
más.
Se sentaron en una de las tres camas del zulo en el
que habían decidido meternos.
-Será coña-protestó Scott, mirando en derredor,
entrando al baño y comentando que allí había un plato de ducha y un retrete tan
pegados que casi podías ducharte mientras cagabas.
-Mi armario es más grande que esta caja de
cerillas-bufé, desanimada, dejando las alas cuidadosamente sobre una cama desocupada.
-Tu ático de Nueva York es inmenso, Diana; no paras de
repetirlo-me recriminó Tommy.
-Me refería al armario que tenía en la buhardilla de
tu casa.
-¿Fijo que este programa no lo lleva la mafia rusa? A
ver si nos van a tener aquí hacinados hasta que mi padre pague un rescate por
mí-gruñó Scott, saliendo del baño y abriéndose paso a duras penas hasta la cama
de la esquina.
-Por lo menos tenemos aire acondicionado-comentó
Layla, señalando el techo.
-Nos vamos a morir de calor aquí dentro-me lamenté.
-Y se os acabó el follar a Tommy y a ti-se rió Chad.
-Con lo cerdo que es Tommy, fijo que se la acaba
sudando que estemos nosotros tres aquí dentro-informó Scott. Se envaró y se
volvió hacia su mejor amigo-. Como se te ocurra tirarte a Diana conmigo en la
habitación, te juro por Dios que…
-Por favor, Scott, hasta en una excursión a un
matadero me subiría mejor la libido que aquí dentro.
-¡No seáis tan negativos, chicos! Seguro que, si nos
han metido aquí, es porque no hay más sitio y no vamos a pasar mucho tiempo
aquí dentro-razonó Layla, y todos nos la quedamos mirando.
-Lay, apenas cabes en la cama-le dije. Layla puso los
ojos en blanco-. Seguro que te sobresalen los pies.
-Me gusta dormir encogida, no pasa nada.
-¿Cómo vamos a hacer para dormir?-quiso saber Chad.
-Como no lo hagamos por turnos…
-¿Tú eres tonto, Tommy? Dormimos dos en dos camas y
uno en una, a solas, ya está. Tampoco hace falta ser una lumbrera para ver que
es lo que quieren-Scott señaló las camas en las que habíamos dejado las cosas-.
Mira, éstas son más grandes que la de Chad.
Tommy asintió con la cabeza, torciendo la boca.
-¿Puedo dormir contigo, Tommy?-preguntó Layla con
extrema timidez. Tommy asintió con la cabeza, adelantándose a una respuesta,
pero Scott le cortó.
-Ah, no, de eso nada, Layla. Tommy duerme conmigo.
-¿Qué?-escupió Tommy. Scott clavó los ojos en él,
resuelto.
-Ya lo tenemos apalabrado.
-Eso es mentira, Scott; no hemos hablado nada.
-¿Qué cojones tenemos que hablar? Vamos a dormir
juntos, punto. Soy seis meses mayor que tú, tienes que obedecerme.
-Layla es la mayor-adujo Tommy, y Scott entrecerró los
ojos.
-No llevamos ni cinco minutos dentro de este zulo y ya
tengo ganas de asfixiarte.
-No me importa, chicos, de verdad. Si Diana o Chad
quieren…
-Yo estoy acostumbrada a dormir con gente-comenté,
mirando a Tommy de reojo. Chad sonrió.
-Yo me he acostumbrado este fin de semana.
Todos nos volvimos hacia él.
-¿Qué?-saltamos a la vez, y él se puso colorado antes
de anunciar, con una sonrisa de oreja a oreja:
-Aiden y yo lo hemos hecho.
Lo dijo con tanta timidez, con tanta felicidad
contenida, con una absoluta ternura… quise comérmelo, era como un bizcochito.
Layla se abalanzó sobre él y le dio un abrazo, casi más feliz que él por tan
hermosa noticia.
-¡Enhorabuena, C!
-¡Eso es genial!-festejé yo, acercándome a él y
sumándome al abrazo.
-¿Y eso no duele?-espetó Scott, porque es un tío, y
los tíos tienen que joder estos momentos preciosos. Les viene en el código
genético.
-Sí, bastante-le cortó Tommy-, pero te acostumbras,
igual que yo ya casi estoy acostumbrado a que me des por culo todos los días,
Scott.
-Qué más quisieras tú que yo te diera por culo,
Thomas.
-Llevas así desde que nací. Bueno, ¡no! Tuve un día de
descanso, el mejor día de mi vida.
Scott lo fulminó con la mirada.
-Te detesto.
Tommy le tiró un beso y empezaron a pelearse por cosas
que no me interesaban lo más mínimo; bastantes cosas tenía en la cabeza como
para preocuparme por ellos dos. Por ejemplo, dónde meteríamos toda nuestra ropa
y mis alas, si con el armario empotrado que teníamos apenas nos daba para
colgar un par de pantalones.
Layla y yo estábamos inspeccionando el baño y
decidiendo cómo colocar nuestros productos de cuidado para el cabello cuando
llamaron a la puerta. Chad abrió y se dio de bruces con Lauren, que
tamborileaba con unas uñas perfectamente limadas en su eterno bloc.
-June lleva un poco de retraso, pero enseguida estará
con vosotros-miró su reloj en un acto reflejo-. Si me acompañáis…-no esperó a
que diéramos nuestra conformidad, echó a andar de nuevo por aquellos pasillos
que parecían moverse como las escaleras de Hogwarts. Justo cuando creías
orientarte, nuestra improvisada guía daba un giro tan brusco como
desconcertante. Después de una verdadera y nauseabunda odisea, nos dimos a un
pequeño salón con sillones de cuero blanco y una pequeña mesa de cristal con un
florero en el centro. Nos indicó que nos sentáramos y no esperó a que nos
llamaran; se giró de nuevo sobre sus tacones y emprendió de nuevo la marcha.
No tuvimos que esperar mucho; el pomo de la puerta
comenzó a girarse y nos pusimos de pie. La melena marrón de Eleanor apareció
por la rendija de la puerta entreabierta, mientras ella asentía a lo que una
voz femenina le decía desde dentro.
Sonrió con timidez, volvió a asentir un par de veces, y se volvió para
salir.
Se quedó helada al vernos allí, esperando para entrar.
Clavó los ojos en su hermano y en Scott por un momento; se tiró de las mangas
del jersey y se acercó a darles un beso de buena suerte. Tommy alzó las cejas
cuando vio que Eleanor les entregaba el mismo tipo de beso a ambos, sin hacer
distinciones de parentesco o relación sentimental. Scott se inclinó hacia ella,
frunciendo el ceño, escuchando algo que le susurró al oído. Eleanor le apretó
las manos, se mordió el labio, se giró para desearnos suerte y se marchó por
aquellos pasillos. Tommy la miró con preocupación; yo también lo habría hecho,
de saber que mi hermana pequeña se disponía a adentrarse sola en aquella
pesadilla en la que cualquiera entraba, pero nadie salía.
-¿Pasamos?-sugirió Layla, consciente de la tensión que
se había instalado en el ambiente con la salida de la hermana pequeña de
nuestro inglés. Tommy la miró un momento, como volviendo de unas aguas brumosas
a las que se había dejado arrastrar por un descuido. Scott asintió, distraído,
mordisqueándose el piercing en plena contemplación del lugar por el que se
había desvanecido su novia.
Entramos en una sala muy parecida a la que nos habían
tenido esperando, la única diferencia residía en la chica que se mantenía con
las piernas cruzadas en ella, como intentando disimular su entusiasmo.
-¡Hola, chicos!-explotó con el entusiasmo de un fuego
artificial el 4 de Julio-. Tenía muchas ganas de volver a veros. Guau, vuestra
audición fue intensa, ¿verdad?
-Más bien tensa, a secas-comentó Tommy, y June se echó
a reír, sus ojos chispeando una adoración que había visto muy pocas veces. Y
todas dirigida a mí.
La pullita de Tommy ni siquiera había tenido gracia, y
la tía se partía como si él hubiera contado el chiste del milenio.
Madre mía, la que nos esperaba en aquel puñetero
concurso.
-Vale, bien, he estado analizando vuestra presencia en
las redes sociales… sois todos bastante activos-comentó, examinando unas hojas
que había sacado de entre los cojines del sofá en el que estaba sentada.
Frunció el ceño un segundo, examinando sus documentos-. En total sumáis cerca
de 50 millones de seguidores, en todas vuestras redes… claro que Diana sola
acumula 20 millones en Instagram-me miró un segundo-. Eso está muy bien.
-¿Va a jugar a nuestro favor o a nuestra
contra?-pregunté, frotándome las manos.
-¿Qué? Oh, no, los seguidores que tenéis ahora no
importan. A partir de ahora, la actividad en vuestras cuentas personales será
nula. Ya os hemos hecho una cuenta grupal en Facebook, Twitter e Instagram,
amén de personales en las dos últimas redes-nos informó, y parpadeamos.
-O sea, ¿que no podemos volver a usar nuestras cuentas
nunca más?-espetó Layla.
-Yo iba a mantenerme en contacto con mis amigos
así-intercedió Chad, y todos asentimos.
-Claro que podéis usarlas, es sólo que tendréis que
limitar su uso en cierta medida durante el programa.
-¿En qué medida?-quiso saber Scott. June se mordió el
labio.
-No podréis subir nada mientras estéis aquí. Para eso
se os hacen las cuentas del concurso. Tendréis que cerrar vuestras cuentas
personales.
-¿Qué?-espetó Tommy.
-Dada la cantidad de seguidores que tenéis, no
bastaría con hacerlas privadas y ya está. Yo misma te sigo en Instagram; que
privatizaras tu cuenta no me restringiría el acceso, y lo que queremos es que
tengáis un comienzo de cero. Por eso es por lo que os apuntasteis a las
audiciones, ¿no es así?
-¿Se supone que tengo que borrarme mi puñetera cuenta
y perder todas mis fotos sólo porque estoy en un concurso y quieren moldearme a
su antojo?-gruñó Scott a la defensiva. June se recolocó las gafas de montura
redonda, inmensa y plateada.
-Puedes archivar tus publicaciones. Desaparecerán a
ojos del mundo, pero conservarás todas sus interacciones.
-Qué bien.
-¿Y qué hay de mí? Tengo cerca de diez mil fotos, no
puedo ir dándole una a una-susurré. June asintió con la cabeza.
-Debido a tu perfil, Diana, y a la fama que ya tienes,
tú puedes conservar tu cuenta anterior, siempre y cuando te comprometas a no
utilizarla en exceso-asentí con la cabeza, sin entender muy bien.
-Vale-June marcó algo con un bolígrafo azul, el logo
del programa en el tubo plateado de éste-. Tengo que haceros unas cuantas
preguntas para… bueno, ir sabiendo cómo es vuestra personalidad, y esas cosas.
Así podré trabajar con vosotros.
-¿Trabajar?-inquirió Chad. Los ingleses asintieron,
mirándonos a los extranjeros con un poco de lástima.
-Veréis, este programa es especial porque es el que
mejor casa las redes sociales (más conocidas como el márketing del futuro) con
las actuaciones y demás valoraciones que se hacen en el programa. Mientras
vosotros actuáis, mi equipo y yo estamos observando las redes para ver qué
opinan de vosotros, qué cosas comentan, qué les gusta y qué no.
-Vaya, que vamos a ser títeres-bufó Scott-. Qué bien.
-No títeres, exactamente. Debido a que estamos en las
redes, podemos terminar con las controversias antes de que acaben. Y también
poner el foco donde más nos interesa. Digamos, por ejemplo, que Tommy hace una
nota alta en la que nadie cae, porque todo el mundo está fijándose en los
bailes de Diana.
-Yo no hago notas altas-comentó Tommy en tono
lastimero.
-Sí que las haces-protestó Scott.
-Dejadla hablar, chicos.
-Yo tengo acceso a todas las cámaras, por lo que puedo
poner un gif o un vídeo en circulación que, de otro modo, se perdería. Y así,
las piernas de Diana pasan a un segundo plano, el físico se aparta para dejar
paso a tu voz, que es de lo que se trata este programa.
Parpadeé.
-En resumen, ¿lo que me estás diciendo es que creas
memes? ¿Y fanservice?
June se echó a reír, empujó sus gafas una vez más por
el puente de su nariz.
-Yo no lo habría dicho mejor, sí. Digamos que soy la
fuente oficial de memes de The Talented
Generation, y yo me encargo de que nuestros fans tengan lo que quieren en
el momento en que lo quieren. Que, en internet, suele ser para ayer-asintió con
la cabeza, satisfecha.
-Me mola la idea-sonrió Chad.
-Los demás programas no hacen eso-comentó Tommy,
mirándose los pies-. Lo que yo daría porque en Masterchef sacaran más fotos de
los platos que las capturas de pantalla que hacen a la televisión…
-Esto es lo que se obtiene cuando inviertes en I+D,
por eso somos el programa con más impacto en toda Inglaterra, y el tercero en
los países de habla inglesa-June sonrió con satisfacción, como quien habla de
un imperio familiar que ha tardado décadas en construir, pero que por fin se
sitúa entre las potencias del sector-. Bueno, empecemos-hizo clic con su boli
mientras pasaba una hoja. Nos miró uno por uno-. Veréis, para que todo esto sea
más rápido y natural, en ocasiones tendremos personas que llevarán vuestras
redes sociales. Tengo que haceros unas preguntas para iros conociendo; otro día
empezaremos a indagar en vuestra forma de responder, para que quede natural.
-¿Es necesario?-gimió Layla-. Me gusta hablar con las
fans de papá. Son monas.
-Son monas cuando son 10. Cuando sean mil, serán un
agobio-aseguró June-. Y créeme, Layla: no vas a tener tiempo de entablar
conversación con ellas mientras estés en el concurso.
-¿Qué se supone que vamos a hacer con las cuentas,
entonces?-quiso saber Scott.
-Podéis hacer fotos y vídeos; eso os lo dejamos a
vosotros, para que todo sea mucho más natural.
-No sé si estoy cómodo con que alguien conteste a la
gente en mi nombre-susurró Tommy. June negó con la cabeza.
-Se les hace saber que es el equipo el que lo hace.
-¿Es obligatorio?
June parpadeó.
-Bueno… no está de más que tengáis una ayuda…
-Si me comprometo a poner tantos tweets al día, ¿me
pondréis a alguien que conteste por mí?
-Pues… tendría que hablarlo con Simon… pero…
-Por favor, June-Tommy le sonrió con timidez. La chica
se puso colorada, se toqueteó los rizos.
-Veré… eh… qué puedo hacer… pero tenéis que…
contestarme igual a un… unas cuantas preguntas.
-Gracias-ahora, la sonrisa que le dedicó fue radiante.
Sentí al sol oscurecerse, a kilómetros de hormigón de distancia.
-Bueno, lo que necesito saber para ayudaros a vender
más es si tenéis pareja-nos miró a Tommy y a mí-. Ya estoy al tanto de lo
vuestro, así que… no es necesario que contestéis.
Layla miró al suelo, jugando con sus uñas mientras
Chad decía que sí y Scott también.
-Todos tenemos pareja, en realidad-dijo Tommy, y Layla
lo miró, sorprendida. Él le guiñó un ojo, como diciéndole que ya se ocuparían
de explicárselo a la Proveedora Oficial de Memes cuando tuvieran más confianza
con ella.
June bufó y sonrió.
-Qué cotizados estáis los chicos, me va a resultar
casi imposible venderos…-comentó para sí.
-¿Por?-inquirió Layla, sin entender.
-Los concursantes que no tienen pareja son más
susceptibles de pasar de fase. Ya sabes, los fans que fantasean con ser el
típico “sí, saldría con una fan”. Eso les hace más atractivos porque son más
accesibles; a alguien que tiene pareja lo perciben como mucho más lejano. Y
todos los chicos con los que he hablado hasta ahora tenéis novia, así que…
-Yo tengo novio-dijo Chad, y June alzó las cejas.
-¿Eres gay?
-Casi. Bisexual-Chad se revolvió en el asiento, muy
consciente de cada uno de sus poros de repente.
-Mira, con eso no había contado. Te hace un incentivo
porque eres una figura modélica. Representas a la minoría.
-Te puedo asegurar que los bisexuales no somos
minoría. La mayoría de heteros creen que son bisexuales, y que una persona de
su mismo sexo les atraiga es sólo un “caprichito especial”-Chad se echó a reír,
y yo sonreí escuchando cómo sonaba la liberación de saber quién y qué eres en
su risa.
-Dios, vas a ser el querubín de Inglaterra-June
también se rió-. Y vosotros-se volvió hacia Tommy y Scott-, podríais aprender
un poco de las chicas, que, hasta Diana y Layla, todas estaban solteras. Vamos
a tener que cambiarle el nombre al concurso por The Tinder Generation.
June se echó a reír, sin percatarse de la bomba atómica
que acababa de soltar. Scott no daba crédito a lo que acababa de escuchar; en
sus ojos podías ver cómo iba juntando la información que había ido recogiendo.
Fue Tommy, estupefacto, quien consiguió articular
palabra y confirmar lo que se nos acababa de decir.
-¿Mi hermana te ha dicho que no tiene novio?
-Yo me cargo a mi hermana, ya
verás; ya no hará falta que echen a nadie en la primera semana. Iremos sobrados
de gente-gruñó Tommy, trotando delante de mí. Después de que June nos hubiera
soltado la bomba de que Eleanor se había proclamado soltera en su entrevista,
apenas habíamos contestado con monosílabos a las preguntas que nos iba
haciendo, demasiado distraídos en desgranar el por qué mi chica (bueno, mi no chica) había dicho eso.
Me había dejado helado. A cuadros. No me entraba en la
cabeza que pudiera haber dicho una cosa así, cuando yo estaba seguro al cien
por cien de que me quería con toda su alma, de que estaba orgullosa de estar
conmigo y le gustaba presumir de que yo fuera su novio, igual que a mí me
gustaba presumir de que ella fuera la mía.
-Ni se te ocurra-me escuché gruñir por lo bajo,
mientras lo seguía por aquel laberinto de pasillos en el que terminaríamos
perdiendo la vida justo después de la orientación. No tenía ni la más remota
idea de dónde estábamos, ya no digamos de cómo sabía Tommy que camino tomar.
Se giró en redondo y choqué contra él, al no esperarme
que se detuviera.
-¿¡Que no qué!?-ladró-. ¡Ya verás, la madre que la
parió! ¡Como la pesque, le doy tal bofetón que la dejo muda!
-A tu hermana no le vas a tocar ni un solo
pelo-advertí, pegándome más a él, intentando amedrentarlo. Bastante tenía con
no entender lo que estaba sucediendo, como para que ahora Tommy quisiera liarse
a tortas con ella.
-Soy su hermano, Scott. Puedo hacerle lo que me dé la
gana.
-No si yo la alcanzo antes-espeté, escurriéndome por
debajo de sus brazos y echando a correr sin un rumbo fijo. Me giraba por puro
instinto, siguiendo los impulsos que me salían del alma, mientras los pasos de
Tommy, a la carrera, me acompañaban como la banda sonora de una película de
miedo se acopla al momento culminante del terror.
Por alguna especie de favor divino, nos encontramos
con las puertas de nuestras habitaciones. Abrimos la puerta de la de Eleanor
sin llamar, sólo para encontrarnos con la chica de pelo rubio y puntas azules
tirada en la cama, mirando su teléfono. Nos observó con curiosidad.
-Vaya, creía que lo de los tríos empezaría la segunda
semana, cuando nos hubiéramos cogido confianza.
-¿Está Eleanor?-le pregunté, y ella negó con la
cabeza.
-Se ha ido con la otra chica-señaló la cama pequeña-,
a por una botella de agua, o no sé qué. Yo les dije que no fueran, total, ni
nevera tenemos…-no esperé a que siguiera despotricando, lo último que
necesitaba era que una tía a la que yo no conocía de nada me pusiera de peor
humor.
Después de un rato andando y desandando caminos
inciertos, nos encontramos con las dos chicas, que venían cargadas con
botellitas de medio litro de agua. Una morena de ojos grandes y castaños nos
miró con curiosidad mientras Eleanor abría la boca para saludar, yo lo hacía
para preguntarle de qué iba todo aquello en lo que estábamos metidos, y Tommy
se nos adelantaba a todos tronando:
-¿¡Qué cojones es eso de que estás soltera, y no tienes
novio?!-bramó, y la chica miró a Eleanor con lástima un momento antes de
escabullirse para no aguantar la bronca que le iba a caer a mi novia-. ¡ME CAGO
EN LA PUTA, ELEANOR, ESTUVE UNA SEMANA SIN HABLARME CON SCOTT PORQUE ERA TU
NOVIO! ¡LE PEGUÉ UN PUÑETAZO! ¡Y ÉL CASI ME ROMPE UNA COSTILLA! ¿ERES TONTA, O
TE LO HACES?
Eleanor esperó pacientemente a que su hermano dejara
de gritarle, pero yo no podía más. Le di un codazo en las costillas y Tommy se
volvió hacia mí.
-¿¡Y a ti qué cojones te pasa!?
-Déjanos solos, Tommy-le pedí. Él se mordió el labio,
intentando contenerse, bufó, fulminó a su hermana con la mirada.
-Niñata caprichosa de mierda…-escupió, y Eleanor le
hizo un corte de manga mientras se daba la vuelta y se iba por donde habíamos
venido. Me giré a mirar a Eleanor.
-Déjame que te expli…
-¿Que me expliques? ¿Qué coño tienes que explicarme,
Eleanor? ¿De qué coño vas?-ladré-. ¡Ayer mismo me dijiste que si podíamos
seguir juntos durante el programa, ¿y ahora resulta que vas diciendo por ahí
que estás soltera?!
-¡Lo hice por ti!-gritó, y me empujó a un lado para
echar a andar. La perseguí por los pasillos, ignorando a la gente que se nos
quedaba mirando preguntándose a qué se debía tanto alboroto y tanta bronca.
-¿Por mí? ¿Ése es tu consuelo? ¡Cómo puedes ser tan
cínica! ¡A ti no hay quien te entienda, tía! ¡Primero lloras porque no podemos
estar juntos en público-empecé, estirando un dedo, mientras ella abría y
cerraba puertas al azar, buscando su habitación, algún rincón en el que
refugiarse-, después me metes presión para que se lo diga a tu hermano-estiré
otro dedo-; cuando me peleo con Tommy, me dices que ojalá no hubiera dicho nada
porque estoy muy mal-consiguió abrir una puerta y se metió dentro, y yo la
seguí sin inmutarme. Cerró tras de mí-, y,
cuando por fin tu hermano lo acepta, y podemos estar juntos, y estamos
de puta madre, ¿te da la venada y dices que no tienes novio en un puto concurso
en el que vamos a estar dos meses y medio?!-grité-. ¿¡A ti te faltó oxígeno al
nacer!?
-¡A mí no me hables así, Scott, que soy tu novia, no
una de tus amiguitas que te lo pasan todo!-se revolvió ella.
-¡Ah, que ahora eres mi novia! Mira, chica, creo que
voy a ponerme unas alertas en el móvil para saber cuándo lo eres y cuándo no!
Se echó las manos a la cabeza, atusándose el pelo con
un bufido de frustración.
-¡Le he mentido a June, sí, ¿y qué?! ¡Eso no cambia
nada, Scott!
-¡Ya me dirás tú a mí si cambia algo cuando no nos
dejen sentarnos juntos, o cuando a ti te líen con otro para conseguir más audiencia,
o a mí me intenten enrollar con otra tía que piensen que me va!
-Eso no va a pasar-bufó, agarrándose el pelo,
recogiéndoselo en una mano.
-¿Y tú cómo lo sabes? ¿Es que no has oído que no nos
dejan usar nuestras cuentas de Instagram y Twitter? ¡Que, si quiero
conservarlas, no puedo utilizarlas en todo lo que esté aquí dentro, y borre las
fotos! ¡BORRAR LAS FOTOS, ELEANOR!-ladré, y ella puso los ojos en blanco-. ¡LA
PRIMERA FOTO QUE ME HICIERON MIS PADRES ESTÁ EN ESA CUENTA! ¡LA PRIMERA FOTO
QUE NOS HICIMOS ESTÁ EN ESA CUENTA! ¡TODA MI VIDA ESTÁ EN ESA CUENTA, Y QUIEREN
QUE LA BORRE COMO SI NO HUBIERA PASADO NADA! ¿DE VERDAD TE CREES QUE VAN A
DEJAR QUE NOS ACERQUEMOS A MENOS DE DOS METROS SI TIENEN MEJORES PLANES PARA
NOSOTROS?
-No van a encontrar un mejor plan para nosotros que
nosotros.
-¿Estás segura? ¡Porque tienen un equipo de la hostia
sólo para hacer gifs de nuestras actuaciones, lo que a esta gente le sobra es
tiempo que invertir en encontrar maneras de explotarnos como…! ¿QUIERES PARAR CON
EL PUÑETERO PELO?-rugí, y ella bufó, ajustándose la coleta-. ¡Me estás poniendo
de los nervios!
Sin decir nada, me empujó hacia la pared, me miró a
los ojos con decisión y, sin esperar a que yo me diera cuenta de lo que
pretendía, apenas sin dejarme estudiar el ambiente (nos habíamos metido en una
especie de armario escobero, con un generador al lado de la puerta), se
arrodilló.
-Eleanor-advertí.
Me miró desde abajo, casi con desprecio, como lo había
hecho aquella vez que follamos duro en los baños de la discoteca justo antes de
decirme que, o elegía entre ella y mi hermano, o lo haría ella por mí.
Me desabrochó el botón de los pantalones.
-Eleanor, estamos hablando, ahora no estoy…-empecé,
pero hizo caso omiso. Me bajó la cremallera, también los bóxers, me acarició la
polla, y, en un segundo, se la había metido en la boca y me la estaba chupando
como no lo había hecho en la vida.
Cerré los ojos, diciéndome a mí mismo que no iba a
caer tan bajo de ceder ante sus truquitos baratos, pero… es que…
… uf…
… esa lengua…
… qué bien la movía.
Me escuché y me sentí respirar con un aliento agitado,
irregular, mientras Eleanor se ayudaba con las manos a mantenerme contento y
satisfecho. Si esa era su manera de atarme en corto, estaba funcionando, y muy
bien. No pude evitar pensar en aquel fin de semana glorioso que habíamos pasado
juntos, en cómo me había confesado que nunca le había hecho eso a un chico, en
cómo le había enseñado, en lo mucho que había aprendido.
Mis caderas empezaron a seguir los movimientos de su
boca y de sus manos, y la noté sonreír cuando no pude evitar ponerle una mano
en la cabeza, guiándola hacia donde quería seguirla. Abrí los ojos a duras
penas y me incliné para mirarla, arrodillada frente a mí, dándome placer como a
mí me encantaba hacérselo a ella.
Estaba llegando.
-Eleanor-advertí, pero ella no se detuvo-. Eleanor,
apártate-le supliqué. No quería correrme en su boca, pero tampoco tenía fuerzas
como para separarla de mí. La mera idea de pensar en que eso pudiera acabarse
antes que yo me parecía desquiciante-. Eleanor-lo intenté una última vez,
haciendo acopio de la poca fuerza de voluntad que todavía no se me escapaba por
entre sus labios-, voy a correrme.
Eleanor abrió los ojos, levantó la mirada, me miró
largamente, durante varios segundos que se me hicieron una eternidad. Su
sonrisa se curvó un poquito más, todo lo que le permitía mi miembro ya duro y
dispuesto en su boca.
Y me guiñó un ojo.
La madre que la parió.
Me eché hacia atrás y me derramé entre sus labios
mientras ella esbozaba una sonrisa de satisfacción, la típica de la chica que
sabe que tiene a su novio comiéndole de la mano. Apoyé la nuca en la pared,
luego la espalda, y por último, las caderas, mientras me subía los calzoncillos
de nuevo y me abrochaba los pantalones. Eleanor se quedó en el suelo un rato
más, recuperando la respiración. Se limpió la comisura de los labios con el
dorso de la mano, recogió gotitas extraviadas de líquido blanquecino de su
boca, y se chocó las manos entre sí para librarse de ellas.
Aceptó la mano que le ofrecí para que se pusiera en
pie. Se quedó a un paso de mí, con la punta de los pies rozando las mías.
-No me digas que vamos a convertirnos en esas
parejas-le pedí.
-¿En cuáles?-inquirió.
-En las que usan el sexo como forma de terminar las
discusiones.
Eleanor negó con la cabeza.
-No vas a tener esa suerte, Malik.
Con mi mente aún surcando las nebulosas en las que me
sumergía su cuerpo, le acaricié la mejilla.
-Me gusta cuando tienes el pelo recogido-espeté-. Se
te ve más la cara. Y tienes una cara preciosa.
-Scott-advirtió, pero a cada segundo que pasaba la
bravura que me había embargado hasta antes de que ella se arrodillara frente a
mí, como si se dispusiera a rezar a pesar de ser ella la diosa, iba ganando
terreno.
-No voy a consentir que intentes decirme que lo mejor
es estar separados. Ya le he dicho adiós a demasiada gente. No voy a despedirme
también de ti.
-No te estoy pidiendo que te despidas de mí-respondió
ella, devolviéndome la caricia-. Quiero que estemos juntos. Siempre estaremos
juntos. Eres el amor de mi vida. No tengo recuerdo de una época en la que yo no
te amara, Scott. Eres un regalo divino, y no voy a renunciar a ti. Por eso le
he dicho a June que estaba soltera-explicó-. No quiero que nos sobreexploten y
nos cansemos el uno del otro…
-Yo jamás me cansaría de ti.
-… pero tampoco quiero que, por mi culpa, dejes de
resultarle atractivo al público. Mi hermano te necesita, Diana te necesita,
todos te necesitan aquí, al 100%.
-Soy Scott Malik-le recordé.
-Pero yo no estoy enamorada de Scott Malik. Estoy
enamorada de Scott. Scott es mil veces mejor que Scott Malik-respondió,
acariciándome el mentón, siguiendo la curva de mi mandíbula-. Y no quiero
acapararte. Quiero que Inglaterra ponga la tele cada semana y vea a Scott y se
enamore de él igual que lo estoy yo. Si para eso tengo que dar un paso atrás,
lo daré.
-Eleanor-empecé, pero ella me puso un dedo en los
labios.
-No me importa dar un paso atrás, de verdad. Además,
así te veo mejor el culo-me guiñó un ojo y los dos nos echamos a reír. Le mordí
la uña del índice que había dejado en mi boca.
-No era necesario.
-Con lo mucho que me ha conseguido estar con mi novio,
¿te crees que me voy a arriesgar a que te echen en la primera semana y me dejes
aquí sola? La envidia es el deporte nacional-se encogió de hombros-, y yo
quiero que todo el mundo se muera de celos cuando salgamos de programa y sepan
que estuvimos juntos desde el primer momento. No hay nada más dulce que
fantasear con algo que nunca va a ser tuyo.
-¿De verdad?-coqueteé-. Es una lástima, chica, porque
yo no puedo ser más tuyo. Supongo que te va lo salado, ¿no?-inquirí,
acariciándole la cintura, pegándola a mí. Eleanor se rió entre dientes, se puso
de puntillas, me dio un beso en los labios.
Cuando nos separamos un segundo tras el breve beso, me
miró la boca, y luego, a los ojos. Me volvía loco cuando hacía eso,
especialmente porque sabía qué era lo que venía detrás.
-Te quiero-proclamó, acariciándome la nuca, hundiendo
los dedos en mi pelo que, poco a poco, recuperaba su longitud normal.
-Y yo a ti.
Nos besamos un poco más, ella ignorando el regusto
salado de nuestros besos, yo adorándolo, sabedor de que era la prueba de que
era mía y yo era suyo. Le pedí que me dejara hacerle lo mismo, incluso le metí
mano: quería devolverle el favor, pero ella negó con la cabeza. Me dijo que no
podría superar el gusto que le había dado ver cómo me volvía loco por ella,
verme perder el control y dejarme llevar. Le besé la palma de la mano una, dos,
tres, cuatro, cinco, infinitas veces.
-Ojalá se marche algún grupo primero-susurró-, y les
dejen la habitación vacía. Me voy a subir por las paredes teniéndote tan cerca
y no pudiendo hacer nada.
-Siempre nos quedará este armario, ¿no?
-Me gusta sentirte encima de mí de vez en cuando,
Scott. Lo necesito.
-Algún apañito podremos hacer-coqueteé, acercándome a
ella, mordisqueándole el cuello. Se echó a reír, dijo que deberíamos ir
marchándonos. Notarían nuestra ausencia y se preguntarían dónde estábamos, y a
ver cómo explicábamos mis pintas angelicales y la forma en que ella sonreía
como si la hubieran pillado con las manos en la masa, siendo una niña muy, muy
mala.
Dejé que me guiara por los pasillos en dirección a las
habitaciones (sospeché que los Tomlinson tenían una especie de sexto sentido
para la orientación) y la llevé de la mano hasta el interior de la mía. Tommy
se volvió para mirarnos, volvió a recorrer a su hermana con el reproche en los
ojos y, al ver mi expresión, inquirió:
-¿Dónde?
Me eché a reír ante la confusión de todos los demás.
-¿Dónde qué?-replicó Eleanor.
-Dónde le has comido la polla a mi mejor amigo.
-Yo no he…
-Más te vale que fuera en un sitio apartado, lo último
que nos falta es que os hagan un sextape y que June llene internet con gifs de
vosotros dos.
-Pero…
-Eleanor, ¿te crees que soy imbécil? He visto a Scott
después de que le hicieran una mamada las suficientes veces como para reconocer
la cara que pone. Incluso podría decir si le dejaron correrse en la boca o
no-soltó, y yo alcé una ceja, mordisqueándome el piercing.
-¿Cuál es el veredicto?
Tommy me miró fijamente.
-Que mi hermana es una viciosa.
Nos echamos a reír, Eleanor se sentó en una de las
camas y nos dedicamos a hablar mientras esperábamos a que Lauren viniera a
recogernos como una mamá pata y nos llevara al comedor para que nos dieran de
cenar. Después de la comida, en una amplia mesa como las de los institutos
americanos (pero no la del instituto de Diana, según nos aclaró), nos dirigimos
a nuestras habitaciones. Me despedí con un par de piquitos de mi chica mientras
los demás se preparaban para dormirse.
-Mañana te veo-le dije.
-Ya lo creo.
-¿Apuesto este culo que tanto te gusta mirar?-la
piqué. Eleanor se echó a reír, me dio una palmada en el trasero y se despidió con
un “anda, tira”.
Cuando entré en la habitación, me encontré con que
Layla se estaba acomodando al lado de Tommy.
-¡Eh!
-Hay que estar espabilado, Scott-fue todo lo que me
dijo mi mejor amigo. Chad se echó a reír, tecleando en su móvil. Abrí la puerta
del baño y le hablé a Diana.
-Es tu día de suerte, Lady Di.
-¿Te han diagnosticado cáncer y te piras del programa?
-Vas a dormir conmigo.
-Mecachis-respondió ella, riéndose.
-Y, para tu información, duermo en bóxers.
-Mira qué bien, no vamos a tener calor, porque yo
duermo desnuda.
-Menos mal que soy bueno follando en silencio.
Diana se echó a reír.
-¿Sabe Eleanor que te dedicas a pasear la lengua de
esa forma tan descarada?
-Nena, si supieras cómo pasea ella la lengua, no dirías que yo soy descarado.
-Las que van de tímidas son las peores, ¿no te parece?
A las que somos unos zorrones consolidados ya nos veis venir-Diana cogió una
toalla y se envolvió con ella, salió de la ducha con un moño dorado
enmarcándole la cara. Me dio las gracias por tenderle la mano para evitar que
se cayera.
-No eres un zorrón consolidado, Diana-le dijo Layla
desde la otra esquina de la habitación.
-Eso dices ahora, pero cuando llevemos aquí tres días
y estéis hartos de que Tommy y yo os echemos de la habitación para follar,
tendrás que admitir que un poco puta, sí que soy.
-Una duda que me asalta, ¿vais a estar así hasta que
nos larguemos?-quiso saber Tommy-. Porque no creo que os soporte a Scott y a
ti, Didi, yendo de coleguitas.
-No pasa nada; si fuera por Jesy, la semana que viene
volvemos a casa-dijo la americana, ya desde el baño.
-Seguro que a Chad le gusta la idea; tiene muchos
polvos gays pendientes con su novio, va a tener que ir poniéndose al
día-puntualicé yo.
El irlandés empezó a reírse con aquellas carcajadas
propias de su padre.
Qué bien habíamos terminado nuestro primer día en la
casa, y yo que me había temido lo peor cuando Eleanor se había acercado a mí y
me había dicho en tono críptico:
-Di que no.
Menos mal que se había negado a decirme nada más,
porque si no, le habría montado el mismo pollo antes de entrar al despacho
improvisado de June, y me habría quedado sin ese retazo de intimidad al que
ahora me aferraba, despojado de ella en una habitación compartida por cinco.
No podía evitar sonreír,
rodeado por la cacofonía de vítores, aplausos, silbidos, gritos semihistéricos
y luces que me empequeñecían las pupilas. Me sentía como en el ojo del huracán,
y algo dentro de mí me decía que había nacido
para estar, precisamente, en el ojo del huracán. Me mordí el labio,
disfrutando de la sensación de ser un dios encumbrado recientemente al que le
dedican su primer sacrificio. Sentí el apretón en el hombro de la mano de Tommy
mientras nos juntábamos en el centro del escenario, cerca de la mesa de los jueces
para recibir nuestra valoración.
Realmente creía que nada podría hacerme daño allí
subido.
-Cómo lo estás disfrutando-se rió Tommy, sacudiéndome
los hombros, y yo le saqué la lengua mientras el público se calmaba. Sabía que
en algún rincón estaban nuestros padres, jaleándonos más que el resto del
público junto, y eso no hacía sino aumentar mi sensación de importancia.
Habíamos clavado la canción, ya con una coreografía
nueva, un reparto diferente de los solos y voces más educadas. Era increíble lo
mucho que habíamos cambiado en una semana: de movimientos tristes y
desacompasados, de patética descoordinación, a enlazarnos como si fuéramos
engranajes en una misma máquina, hacer armonías con las que no nos habríamos ni
atrevido a soñar, un baile que poco tenía que envidiar al que habían preparado
Th3some para su audición (una coreografía perfecta y complicada, digna de Jason
Derulo) y, sobre todo, poder disfrutar de los focos bañándonos por fin en una
luz celestial.
-Tengo que empezar yo, chicos-anunció Simon cuando la
gente se hubo tranquilizado un poco. El público fue tomando asiento poco a
poco, expectante, mientras Diana, Chad, Tommy, Layla y yo esperábamos con
impaciencia a que se nos diera una valoración que tenía que ser buena, por la
fuerza.
Una de las condiciones del concurso era que cada
participante cantara otra vez la canción con la que audicionó para ver el
avance que había hecho. Nosotros habíamos optado por hacer de la primera
canción Shape of you, y demostrarle
de paso a Jesy que, si habíamos hecho una audición penosa, era porque la
habíamos preparado a solas, sin nadie que nos aconsejara ni nos guiara. Pero,
si nos indicaban el camino, conseguiríamos seguirlo, costara lo que costase.
-Guau-admiró Simon, sentándose, y escuché la risa
feliz de Diana al saber que no era la única que se había quedado satisfecha con
lo que acabábamos de hacer. Simon miró a la mesa, a sus papeles-. En serio,
¡guau! No tengo ni idea de lo que acabáis de hacer; lo único que sé es que no
quiero que dejéis de hacerlo. Espero que sepáis que la semana que viene está
asegurada para vosotros-anunció, y el público se levantó de nuevo, rugiendo y
festejando que sus deseos se hacían realidad.
-Estoy muy sorprendida con la actuación que acabáis de
hacer, chicos, y fijaos que os dije que me había encantado la primera, pero
ésta le da mil vueltas-intervino Nicki, asintiendo con la cabeza mientras se
toqueteaba unas extensiones negras que le caían de una gorra de Batman,
parecida a la que Sabrae había conseguido hacía tiempo, pero en cuero rosa en
lugar de negro-. Ha sido increíble, he disfrutado muchísimo, y tengo ganas de
ver lo que Jesy prepare con vosotros la semana que viene.
¡Ah, se me había olvidado comentar lo mejor! De las
juezas, la única que había estado en un grupo era Jesy, por lo que ella era
nuestra “protectora” en el concurso y la que se aseguraba de que todo lo que
hiciéramos estuviera a la altura de las expectativas.
Jesy hizo una mueca, sonriendo, aparentemente
orgullosa de lo que habíamos hecho esa noche.
-Yo quiero centrarme en lo rápido que os habéis
compenetrado-comentó Gaga, toqueteando un bolígrafo y mirándonos uno a uno. Eleanor
decía que era un amor; le encantaba pasar tiempo con ella, que se había convertido
en su tutora-. Cuando vinisteis, nos encontramos con un grupo de voces bonitas
pero que no terminaban de casar. Si acaso, Scott y Tommy tenían más
compenetración, supongo que por vuestras circunstancias personales…-caviló, y
asentimos con la cabeza-. La canción sonaba bien la semana pasada, pero esta
noche ha sido espectacular. Habéis demostrado que podéis convertiros en un
grupo y de hecho ya os estáis convirtiendo en uno; he visto mucha
compenetración, mucha complicidad-movió las manos, como apoyando su teoría-, y
eso me ha encantado, puede que más que la canción en sí. Se nota mucho que os
lo pasáis bien juntos y espero poder seguir disfrutando de lo que es teneros en
el escenario durante muchos programas más.
Gaga miró a Jesy, que esbozó una sonrisa traviesa
mientras el público proclamaba a Gaga su nueva jueza favorita.
-He de decir que estoy orgullosa de cómo habéis
evolucionado de la audición a esta semana. Ha habido unos cuantos fallos en la
coreografía, y lo sabéis…-canturreó, mirándose las manos-, pero no mucha gente
se ha dado cuenta, y eso está muy bien. Ahora, en cuanto a lo de las voces…-se
rascó la nariz-. No estoy del todo de acuerdo con Gaga; creo que habéis trabajado
y que tenéis más compenetración que antes, de eso no hay duda. Pero todavía os
queda un largo trecho por recorrer. Tenéis conciencia de grupo, y se nota,
tanto al cantar como al bailar, pero todavía hay algunos egos por ahí
sueltos-clavó los ojos en mí- que tenéis que intentar controlar.
-Perdona, Jesy, pero, ¿qué egos?-preguntó Simon, a
quien le gustaba meter mierda más que un caramelo a un tonto.
-No voy a entrar en tu juego de señalar a
adolescentes, Simon-sonrió Jesy, pero Nicki aplaudió.
-¡Venga, Jesy, aquí hay que dar nombres, que si no, no
es divertido!
El público aguantó la respiración. Era imposible que
no se esperaran que Jesy dijera mi nombre, como efectivamente hizo. Asentí con
la cabeza.
-¿En qué se le nota el ego?-preguntó Tommy, dispuesto
a defenderme de quien fuera.
-Scott, estarás de acuerdo conmigo en que has
destacado por encima de los demás igual que lo hiciste en la otra
actuación-asentí con la cabeza-. La nota alta que has hecho ha estado
bien-había subido varios tonos el “I’m in
love with your body” original mientras los demás hacían los coros de “come on, be my baby, come on”, una
improvisación de última hora que había hecho que Tommy sonriera y Layla se
mordiera el labio, divertida, pensando que, si me iba a dedicar a eso todas las
semanas, ya teníamos un pie en la final-…o lo estaría-sonrió la jueza-, si
fuerais escasos de puntos o estuvierais haciéndolo mal, pero creo que sabes que
ibais lo bastante sobrados como para que el cambio de tono fuera innecesario.
-Vale-balé cual dócil corderito.
-Si tienes afán de protagonismo-espetó, y Gaga se la
quedó mirando-, sólo dilo y podremos explotar eso; pero no os viene bien
presentaros aquí como un grupo, decir que no tenéis líder, y luego que tú
intentes destacar por encima de los demás-se reclinó sobre su asiento-. A otras
bandas les ha sucedido, y no les terminó yendo del todo bien-sonrió, irónica.
-Yo no lo hago con la intención de destacar, sólo
quiero ayudar y dar el mejor espectáculo posible-aseguré, y Jesy asintió,
aburrida de que no entrara al trapo.
¿Qué demonios? me
dije, mirando al público, buscando la cara de mi padre entre las de todos los asistentes.
Vi por el rabillo del ojo cómo Eleanor se preparaba entre bastidores, y recordé
lo que me había dicho. Tenía que venderme, y venderme bien.
Scott Malik sería dócil en estas circunstancias, pero Scott
era peleón, Scott contestaba y Scott era chulo. Y si ella prefería a Scott,
tendría a Scott.
-Aunque-dije, tras aclararme la garganta, y noté cómo Tommy
se ponía muy tenso a mi lado. Me clavó los dedos en el hombro, conminándome a
que me callara, pero yo estaba envalentonado, pensando en lo mucho que
hablarían de nosotros y lo invencibles que nos volveríamos si conseguía
hacernos relevantes a base de hacerme el rebelde-, no creo que haya nada malo
en que haya una voz cantante en los grupos, Jesy.
-Ahí tiene razón-Nicki asintió con la cabeza-; en el rap
hay acompañantes, no colaboraciones propiamente dichas.
-En el rap, pero ellos no hacen rap-respondió Jesy,
encogiéndose de hombros-. No en todas las bandas hay un integrante que destaque.
Deberías saberlo-me clavó la puñalada y sonrió con satisfacción, sin saber que
yo tenía preparada una daga más profunda.
-Bueno, supongo que tienes razón-me encogí de
hombros-, aunque todos tenemos claro que Little Mix eran en realidad Perrie y
sus coristas-escuché gritos de sorpresa y murmullos de asentimiento-; por lo
menos, en el primer disco.
Jesy se mordió el labio un momento.
-Menos mal que corregimos ese rumbo; de lo contrario,
no habríamos seguido todas juntas…-esbozó una sonrisa maliciosa-, puede que
alguna se hubiera ido sin dar más explicaciones que una publicación en Facebook.
Se escucharon varios “oooh” entre el público,
festejando o protestando por la contestación de Jesy, y yo asentí con la
cabeza, me incliné a hacerle una reverencia, y alcé las manos, concediendo que
había ganado aquella partida.
Casi podía oír claramente las carcajadas orgullosas de
papá entre el público, casi podía ver a mamá fulminándole con la mirada,
espetándole que no tenía gracia, y él respondiendo:
-Sherezade, has parido un monstruo. Déjame disfrutar
de la leyenda que es mi hijo.
Fuimos a sentarnos en la zona de los concursantes, y,
mientras la presentadora daba paso al vídeo de cómo había preparado Eleanor su
semana, Tommy se giró hacia mí.
-Como nos echen por culpa de tu puta chulería con Jesy,
te doy tal hostia que te cambio la nacionalidad, Scott.
-¡Qué nos van a echar, joder, Thomas! Jesy me adora,
te lo digo yo. A ésta la tengo enamorada antes del descanso-le aseguré, dándole
una palmada.
-Te has pasado tres pueblos con ella.
-No iba en serio.
-Me la suda que fueras en serio, Scott, joder-espetó-.
No puedes vacilarla, ella no es tu amiga. Si quieres vacilar a alguien,
vacílame a mí, ¿o es que estás cansado?
-Tampoco es para que te pongas así, pavo.
-¿Tú crees? Diana ha perdido el contrato con Victoria’s
Secret por venir aquí; Chad ni siquiera está en su país, Layla va a perder todo
el semestre, ¿a ti te parece que ellos pueden permitirse que te dé por ponerte
gallito con Jesy Nelson?
Me lo quedé mirando.
-¿Cuál es tu sacrificio?
-Ninguno. Yo tengo que estar aquí, contigo. Pero ellos,
no. Y, aunque sea por respeto al favor que les estás haciendo, deberías
controlarte.
-Yo no les pedí que me hicieran ese favor. Ni siquiera
se me ocurrió a mí el favor.
Tommy me fulminó con la mirada.
-Mira a toda esta gente y ten los cojones de decirme
que quieres irte y que estás aquí por mí-hizo un gesto con la mano al público
mientras las luces se apagaban para dejar únicamente iluminado el escenario, y
que Eleanor pudiera empezar a cantar.
-Es que estoy
aquí por ti, Tommy-gruñí.
-Que mires a la gente y me digas que te quieres ir.
Lo hice, me perdí en mis recuerdos, en mi efímera
divinidad. Luego, miré al escenario, vi a Eleanor cantando con toda su alma,
haciendo vibrar la mía con su voz y con las sensaciones reverberadas de estar
allí arriba y que la gente gritara cada vez que yo me acercaba el micrófono a
la boca.
-Has nacido para estar ahí arriba-me dijo Tommy, acariciándome
la nuca, tranquilizando al león que llevaba dentro y convirtiéndolo en un
gatito grande y excesivamente peludo-. No dejes que tu ego estropee los planes
que las estrellas tienen para ti.
Me dejó reflexionando, rumiando y meditando durante
todo lo que quedaba de programa. Para cuando se apagaron las luces y nos
mandaron pasar a detrás del escenario, ya había decidido que lo mejor sería
disculparme. Remoloneé en una esquina hasta que Jesy pasó a mi lado, ajena a mi
presencia, bebiendo una botella de agua y consultando su email en su teléfono.
-Jesy, ¿tienes un segundo?
Se giró y me bombardeó con aquellos ojos verdes tan
bonitos y expresivos que tenía. Puso los ojos en blanco.
-¿Es para discutir algo más de la discografía de mi
banda?
-Eh… no.
-Entonces, puede que me interese lo que un niñato
consentido como tú tiene que decir.
Me tragué mi orgullo y mis ganas de decirle que sería
un niñato, pero por lo menos en mi casa había más que un par de Grammys, y
empecé:
-Siento lo que te dije antes, en el escenario. Estaba fuera
de lugar y… no lo pienso de verdad. Little mix es uno de los grupos que más me
gusta.
-Te debe de ir en la sangre-me provocó. Miré a Tommy de
reojo, vi cómo nos observaba y me hacía un gesto para que entrara al trapo.
-El caso es que creo que me dejé llevar por el momento
y no pensé lo que te decía. No debería haber insinuado algo así.
-No es que lo insinuaras, es más bien la prepotencia
con la que lo hiciste-informó, y yo asentí con la cabeza.
-Ya sé que no soy nadie para…
-Mira, Scott, te voy a ser sincera-meneó la cabeza
para apartarse mechones de pelo de los hombros y hacer que cayeran por su
espalda-. Por mucho que se me revuelvan las tripas al decirte esto, te lo tengo
que decir: tienes talento, muchísimo. Más que tu padre, y no sabes lo que me
alegra-sonrió, ladina-. El problema es que eres igual que él. Esa prepotencia, esa actitud de perdonavidas…-negó
con la cabeza-. ¿Y tu padre? Él puede, más o menos, permitírselo; es un
gilipollas de campeonato y un egoísta, pero tú no eres nadie, Scott-clavó sus ojos en mí.
-Mi padre no es un gilipollas-me escuché decir, y pude
ver cómo Tommy ponía los ojos en blanco, pensando este tío es tonto-, y tampoco es un egoísta.
-Oh, puede que contigo no lo sea, pero yo le conocí
cuando tenía unos pocos años más que tú, y créeme si te digo que estás
siguiendo sus pasos, y eso no me gusta un pelo. Yo de ti, sería original. El
mundo no necesita más Zayn Maliks. Con uno, nos sobra-me puso una mano en el
hombro-. No hay necesidad de que intentes ser él.
-Yo no intento ser él-respondí, intentando morderme la
lengua. Jesy parpadeó con sus pestañas infinitas.
-Atacando a Little Mix, me da la impresión de que sí. Él
no nos hizo nada a nosotras, sólo a Perrie, pero yo no voy a perdonar nunca lo
que tu padre le hizo a una de mis mejores amigas.
-Si te sirve de consuelo, yo tampoco se lo he
perdonado del todo.
-No, no me sirve de consuelo. Porque, cada semana,
cada vez que te subas al escenario, yo voy a revivir el momento en el que
Perrie recibió el mensaje de tu padre diciendo que lo mejor sería que lo dejaran.
Un mensaje que acabó con una relación de años.
Y ahora, ¿vienes a intentar pedirme perdón por tratar de dejarme mal en
televisión? Qué equivocado estás, querido-me dio una palmadita en el hombro-. No
sabes en el lío que te acabas de meter. Pude con el padre, y voy a poder con el
hijo. Te lo puedo asegurar.
Me pellizcó la mejilla, sonrió, se giró sobre sus
talones y se marchó agitando las caderas. Tommy se acercó a mí.
-¿Y bien?
-Le he pedido perdón.
-¿Y?
-La semana que viene, nos largamos nosotros.
-Joder, Scott-suspiró, frotándose la cara-. ¿Qué te ha
dicho?
-Que soy igual que mi padre-dije, con la voz rota-. Pero
que no voy a llegar a ser como él.
Tommy frunció el ceño, mirando el lugar por el que Jesy
se había marchado.
-¿En qué piensas?-pregunté, y me encontré con sus ojos
azules.
-Pienso en que ya es hora de que la gente se dé cuenta
de que One Direction no era la hostia, como se dice. Ni siquiera podían bailar
en condiciones-me miró, todo determinación-. Nosotros esta noche hemos
demostrado más que ellos en 20 años de carrera.
-Tommy…
-Vamos a ganar esta mierda-me aseguró, agarrándome de
la nuca para obligarme a mirarlo a los ojos y ver cuán en serio iba-. Vamos a
ganar esta mierda y vamos a dejar de ser los hijos de One Direction, y nuestros
padres van a empezar a ser los padres de Chasing the stars. Estoy hasta los
cojones de que den por sentado lo que valgo por el mero hecho de que me
apellide Tomlinson. Yo decido lo que
valgo y yo decido a quién me parezco.
¿Jesy dice que nunca serás como Zayn? Pues yo le digo a Jesy, y a Simon, y a la
putísima reina, si hace falta, que tú nunca serás como Zayn porque ya estás por
encima de tu padre. A ver si él llega a las notas a las que llegas tú.
-¿Estás insinuando…?
-¿Que, o te quedas mudo, o rompes récords? Tienes mi
permiso. Joder, Scott, más que mi permiso, tienes la obligación.
Los dos sonreímos ante la perspectiva de lo que se nos
venía encima, contemplando la esquina del escenario y las butacas que se iban
vaciando poco a poco.
-Ya puede besarnos el culo Simon cada semana-dijo,
asomándose al escenario-. Le hemos elegido para venir a hacer historia.
Nueva York, a la mañana siguiente.
Harry se levantó sin necesidad
de despertador, con los primeros rayos despuntando en el horizonte herido por
las agujas de los rascacielos. Otro día más en aquella ciudad que adoraba su
acento, la ciudad que había elegido con su mujer para tener a su hija.
Estados Unidos era un país prácticamente igual en el que
todo era diferente. Desde los despertares, hasta el lado de la carretera por el
que había que conducir, pasando por el nombre que le daban al fútbol y la asiduidad
con la que tomaban té (es decir, prácticamente nunca).
Ese país tan extraño y a la vez similar había sido su
hogar durante casi 18 años, la oportunidad perfecta de trabajo para su mujer,
el hogar para criar a su única hija. Y, desde que ella había salido por la
puerta, con la promesa de que nunca habría un perdón y del silencio que se
colaría en la casa como el frío invernal cada vez que se abre una ventana,
aquél era un lugar sucio, frío, desolado.
Al principio, creyó que su matrimonio no superaría que
Diana se hubiera marchado “al exilio”, como ella lo había asegurado. Noemí
había recogido en silencio el sobre y lo había guardado en lo más profundo de
la caja más apartada del trastero, incapaz de deshacerse de ello y temiendo
que, dejándolo cerca, el pasado de su hija les encontrara como por casualidad.
Noemí no le había dejado tocarla en casi dos semanas,
sufriendo por la ausencia de la hija arrebatada demasiado pronto. Sabía que su
mujer entendía que aquello era lo que Diana necesitaba, pero saber y aceptar
eran cosas muy diferentes.
Hasta que, un día, Noemí se había acercado a él y se había
acurrucado a su lado en la cama. Le dijo que no iban a hacer nada, pero que el
frío del silencio le dolía, se le clavaba en la piel, y Harry la abrazó hasta que
se quedó dormida, y a la mañana siguiente, se despertó con ella aún en brazos.
Así fue como sobrevivieron a la partida de su hija,
confiando en que estaba en buenas manos, manos que la cuidarían y que no
permitirían que el mundo que la había alcanzado y había roto su alma la
destruyera por completo.
Se vistió en silencio, bajó hasta el inmenso salón y
saludó con un “buenos días” a la cocinera, que ya estaba preparando su
desayuno, puntual como un reloj suizo. Se sentó en el sofá después de preguntar
qué tal había pasado la mujer la noche, encendió la tele y pasó a toda
velocidad los canales…
… hasta que se encontró una cara conocida. Volvió
atrás, para encontrarse de nuevo con una fotografía de su preciosa hija,
sonriendo y mirando a cámara con un vestuario que no recordaba, un pelo
recogido estilo años 50, y maquillaje de la misma época. Una presentadora de
ojos impecablemente ahumados y labios perfectamente perfilados movía la boca
recitando unas palabras que Harry no alcanzaba a oír. Subió el volumen.
-¡NOEMÍ!-gritó, sin poder evitarlo, y oyó el estruendo
de un plato que se rompía al caer al suelo. Puede que hubiera asustado a toda
la manzana con aquel grito espontáneo, pero le daba igual. Su estupefacción no
conocía límites.
Escuchó cómo su mujer saltaba de la cama y abría la
puerta, cómo bajaba las escaleras a toda velocidad y se plantaba en el salón.
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¡Harry!-imploró su esposa,
frente a él-. ¿Qué ocurre?
Harry señaló la televisión. Noemí se dio la vuelta,
sin entender.
-Es Diana-explicó Harry-. Ha entrado en un concurso de
canto.
Noemí se volvió de nuevo hacia su marido, atónita. Sin
decir nada, se abalanzó hacia el teléfono.
-¿Qué haces?
-Llamar a Erika.
-¿Para qué?
Noemí miró la pantalla de la televisión, horrorizada.
-Para que prepare las cosas de Diana. Voy a ir a
buscarla. Se vuelve a Nueva York.
El cuarto capítulo de Sabrae ya está disponible, ¡entra a echarle un vistazo y apúntate para que te avise de cuando suba los siguientes capítulos! A más gente apuntada, antes subiré❤
Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads❤, te estaré súper agradecida.😍
D-I-O-S M-I-O
ResponderEliminarEL PUTO SALSEO ERIKA O SEA QUE COJONES
MADRE MÍA, ENTIENDO A JESY JODER PERO CON SCOTT NO TÍO, CON SCOTT NO.
MADRE MÍA CON SCELEANOR, VA A HABER MOVIDA, NO VA A ACABAR TODO EN UNA SIMPLE MAMADA.
Y NOEMÍ PUEDE COMERME EL COÑO COMO INTENTE ARREBATARLE A MI NIÑA LA FELICIDAD QUE TIENE
AQUÍ MORIMOS AHOGADAS EN SALSA YA LO VERÁS MADRE MÍA LA QUE OS ESPERA Y VOSOTRAS AQUÍ TAN TRANQUILAS JAJAJAJAJAJAJAJA
EliminarScott es un chulo que debería controlarse o sea quién cojones se cree que es aparte de Nuestro Señor y Salvador Scott Malik™
Sceleanor va a ser el epicentro de todo salseo madre mía es que no tenéis ni idea de lo que os viene encima pobrecitas de verdad
NOEMÍ VIENE AQUÍ A JODERNOS LA FIESTA PERO DE ESO NADA ERIKA AL RESCATE
No me jodas que tienes salseo Sceleanor preparado, pensé que habíamos superado esa mierda Eri ��
ResponderEliminarPues todavía se os viene lo peor, id preparando los búnkers
EliminarVamos a ver, vamos a ver, vamos a ver maribel...PERO ESTO QUE ES?!!!
ResponderEliminarFirmo y refirmo que ha valido la pena cada segundo que has invertido en escribir este capitulo porque te ha quedado de puta madre, para Nobel de Literatura me cago en la hostia!!!
Osea por favooooor, ese momento de las familias tomlinson-malik despidiendose todos de todos y que penita me ha dado Diana al ver a los tomlinson dandose mimos. QUIEN LA HA VISTO Y QUIEN LA VE, si es toda una cachorrita buscando un poco de amor.
Y las despedidas en los estudios entre todas las familias, me muero de amor y de tristeza porque he estado a nada de ponerme a llorar y de exigir que no fueran a ningun concurso porque no les hacía falta. Y ya cuando Scommy se han derrumbado llorando por despedirse de sus hermanas pequeñas, mi pobre corazoncito se ha quedado sin un pedazo!
Em....puedo llegar a entender a Eleanor y los motivos por los que ha dicho que no tenía novio pero paoyo a Tommy en su decisión de darle una hostia, y de las grandes. ESO NO SE HACE HOMBRE YA!! Todos allí aceptando que tienen pareja y llega ella a clavar el puñal, así no se puede, por muchas buenas mamadas que le haga a Scott NO SE PUEDE!!
WOWOWOWOWOWOWOWOWOWOOWWO LAS PULLITAS ENTRE JESY Y SCOTT!! ME HE TENSADO COMO SI ESTUVIERA VIENDO EL PROGRAMA DELANTE DE MI PUTA CARA! y bueno, puedo entender la rabia y el asco de Jesy al tener delante de ti a la copia perfecta del tio que le hizo daño a tu mejor amiga, pero ¿qué culpa tiene Scott? yo misma he tenido que vivir en mis carnes cosas como: porque tu madre esto, porque tu madre lo otro, porque no te pareces a tu madre, porque eres igual a tu madre en esto (normalmente algo negativo) Y me da rabia porque eso solo limita a una persona y, en muchos caso, ya hace que el resto de personas te juzguen y ya tengan unos prejuicios sobre ti, aunque no te conozca. Aunque Scott también se ha pasado diciendo lo de Perrie y sus coristas. OSEA, ESTÁS DELANTE DE LA DIOSA JESY NELSON!! SOLO DEBERÍAS LIMITARTE A LAMER EL SUELO POR DONDE PASA Y DEJA UN RASTRO DE SU DIVINIDAD.
MIRA NOEMÍ NOEMÍ, más vale que me dejes a Diana quieta donde esta. Ahora que piensa y actua con el corazón en vez de con la tarjeta de crédito, no me la vayas a joder.
Esto es
EliminarEL
INICIO
DEL
APOCALIPSIS
no quiero que Chasing the stars se acabe y joder tengo un montón de ideas no sé qué voy a hacer con mi vida en fin :(
Me alegro muchísimo de que te haya gustado el capítulo Ari AY es que me lo paso genial escribiendo en serio, no sé qué va a ser de mí cuando termine con esto, menos mal que me queda el consuelo de Sabrae (aunque de aquí al Nobel de Literatura todavía queda mucho JAJAJAJA)
Diana por favor necesita protección mi niña preciosa no se merece todo lo que está sufriendo :( y mira cómo ha cambiado yo de verdad es que siento que estoy escribiendo a dos personas diferentes :(
y cuando scommy se echan a llorar MI MADRE yo no puedo así te lo digo de verdad.
Eleanor en el fondo es tonta cómo se nota que es hija de Louis
EL SALSEO JESY-SCOTT DIOS MÍO ES QUE ME MUERO DE GANAS POR SEGUIR ESCRIBIENDO SÓLO POR HACER QUE SE MATEN ENTRE SÍ EN DIRECTO Y EN LA TELEVISIÓN NACIONAL JAJAJAJAJAJA
Lo cierto es que tienes razón, Jesy no debería juzgar a Scott por las cosas que hizo su padre pero en fin, es que me la imagino teniéndole tanto asco a Zayn que no puede evitar que el odio la ciegue y uf, S lo va a pasar mal porque encima él no se calla. Siento mucho l que me cuentas de lo de tu madre, mi madre es igual, cada vez que se cabrea conmigo empieza ES QUE ERS IGUAL DE TRAPACERA QUE TU PADRE y yo OK paisana
Noemí Noemí viene aquí a jodernos el chiringuito ya verás, se nos va a tener que poner brava Eri defendiendo a Diana JAJAJAJAJAJAJAJAJA ME HA ENCANTADO LA FRASE DE QUE ACTÚA CON E CORAZÓN EN VEZDE CON LA TARJETA DE CRÉDITO GRITANDO EN SERIO
Muertita estoy
ResponderEliminarEl momento de despedidas entre todas las familias y Diana sola ay por dios yo la acojo en mi casa pobrecita ����
Scott y eleanor van a tener movidas por decir que están solteros ay mami que las veo venir todas juntas
Estoy super indignada por Jesy vamos a ver que esto es un concurso de canto no un concurso pa juzgar quien te cae bien y quien te cae mal y que menos por algo que ha hecho el padre de Scott que hartura es que encima veo que Scott se va a acabar viendo obligado a callarse y a hacer caso a lo que dicen y no me hace ni una pizquita de gracia @tommy confío en ti para que no dejes que eso pase
Diana no se va a ninguna parte hombre ya si hace falta me voy yo a la puerta del programa a protestar
Me dio penita escribir esa parte de Diana pero es que me parece que resume tan bien su evolución :((((((( *se limpia una lagrimita*
EliminarSalseo Sceleanor is coming efectivamente y va a ser LA REVOLUCIÓN
ME he descojonado con la parte de lo de Jesy es que te he visto TAN indignada que no podía aguantarme la risa???????
"Diana no se va a ninguna parte hombre ya si hace falta me voy yo a la puerta del programa a protestar" ES QUE NO PUEDO CON TUS COMENTARIOS TÍA SIEMPRE TIENES ALGO QUE HACE QUE ME ESTALLE POR DIOS NO CAMBIES NUNCA TE LO DIGO DE CORAZÓN
CHAD Y AIDEN QUÉ GRAN COMIENZO DE CAPÍTULO
ResponderEliminar"Y convéncele de que canta bien-añadió Ash-. Tiene una voz preciosa. Me gusta mucho su voz. No sé por qué siempre se empeña en que tienes que cantarlo todo tú cuando vienes. La voz de Tommy es tan bonita que la quiero achuchar." 1) Tommy cariño lo haces todo bien en esta vida así que creete lo que te dice tu hermana y 2) Astrid representando lo que todo el fandom le quiere decir a Louis
Scott y Tommy abrazados llorando por tener que despedirse de sus hermanos pequeños ai ❤
EL SALSEO ENTRE SCOTT Y JESY MADRE MÍA LA QUE NOS ESPERA
Y Sceleanor, estoy sufriendo. Yo era Tommy y Tommy era yo cuando se enteran de que Eleanor ha dicho que no tiene novio. Aunque entiendo los motivos de Eleanor creo que no va a ir bien eso de decir que no son novios. Y creo recordar (corrigeme si me equivoco que mi memoria no da para más) que hace tiempo dijiste que había dos rupturas Sceleanor y sólo hemos tenido una de momento. Por favor dime que no se aproxima otra ��
NO NO NO A DIANA QUE NO SE LA LLEVEN NUESTRA NIÑA PRECIOSA
Un capítulo genial, como siempre ❤
Pd: "Lo más duro de quedarse ciego no es dejar de ver, sino que sabes de sobra el mundo que se ha apagado para ti, el que has perdido para siempre." ❤
"No importa cuánto llenes una habitación de arte o de muebles caros de diseño; si las cosas que vives dentro no se te anclan en el alma, jamás será especial." ❤
- Ana
Chaiden los grandes olvidados de esta novela, menos mal que son Mi Mierda™ y me voy a negar por siempre a que se queden un segundo plano (olvidemos que soy yo la que los releva constantemente al escribir pasando de ellos"
EliminarEl momento de Astrid con Tommy es que de verdad los Tomlinson deberían cambiarse el apellido a los Monlinson porque son MONÍSIMOS
Scommy tristes y sensibles y abrazándose y siendo hermanos mayores preciosos no puedo con la vida necesito sentarme cuatro siglos
Yo también entiendo los motivos de Eleanor y parece que ella ha convencido a Scott, lo que no saben es la cantidad de problemas que les va a traer el llevar lo suyo en secreto pero es que :( van a pasar cosas gordísimas que les van a poner a prueba, veamos si consiguen superarlo ☺
(me encanta que recuerdes lo de las dos rupturas Ana, es que no pierdes detalle chica, ole tú)
Diana se va a poner chula, el siguiente capítulo va a ser genial para ella, ya veréis ☺
Muchísimas gracias ana, me alegro de que te haya gustado, es que te COMO LA CARA.
PD: mira de verdad me encanta que me citéis es que me duele el corazoncito cuando lo hacéis no cambiéis NUNCA porfa ❤
MIRA,, COMO NOEMÍ SAQUE A DIANA DEL CONCURSO LA MATO. YO POR DIANA MA-TO. no enserio wtf qué clase de bombazo es este erika !! uffff scott y eleanor están casadisimos. Qué fuerte jesy qué mujer de verdad es una DIOSA ((incluso cuando está siendo un poco cabrona)). Cts es mejor que los pringados de 1d ��☕️im so sorry zayn)) scott es 10000 veces mejor que zayn, Oops!
ResponderEliminarAAAH y no veas la ilusión que me hace leer mi nombre jsjsjjasjsjs. Con cada capítulo te superas más de verdad cant wait al siguiente !!
-----------
Después de muchos años se me ha publicado el comentario, en el capítulo anterior sí, pero oye!! la intención es lo que cuenta y aquí tengo el comentario en el capítulo correcto.
Es que estas cosas solo me pasan a mi de verdad no soy más pringada porque no puedo. 💕💖💞💓💗✨💘💖💜💙
TENÍA QUE HABER SALSEO DE MADRES LO SIENTO ESTA NOVELA TIENE QUE COMPLETARSE DE ALGUNA MANERA JAJAJAJAJAJAJAJA
EliminarApreciemos el odio que le tiene Jesy a Scott y aun así cómo la queremos en fin que se note poco que somos imparciales
Cts>>>>>>>>>>>1d
Scott>>>>>>>>>>>>>>Zayn se ha dicho
ME DESCOJONÉ VIENDO QUE HABÍAS COMENTADO EN EL CAPÍTULO QUE NO ERA JAJAJAJAJAJAJAJAJA
CABRONA, MALA MALA, ERES MALA ERIKA.
ResponderEliminarCÓMO ME HACES ESTO? PENSÉ QUE EL GRAN SALSEO SCELEANOR HABRÍA PASADO Y AHORA ME ENTERO DE QUE LO PEOR AUN NO HA PASADO Y DE QUE AUN ENCIMA COMO BIEN HAN DICHO ARRIBA TU DIJISTE QUE ROMPERÍAN DOS VECES EN TODA LA NOVELA Y QUE QUIÉN ROMPERÍA SERÍA ELEANOR Y SÉ QUE ESA RUPTURA ESTÁ AL CAER, TE ODIO TÍA.
(En verdad no te odio, te quiero mucho guapi)
Chaiden son mis padres, mi hijito Chad se merece lo mejor. Scott y su lengua afilada les va a traer más de un problema a todos, aunque en verdad lo entiendo, a él y a Jesy.
Y Noemí quién cojones se cree (vale, sí, su madre xd) Ahora se va a presentar en Inglaterra a arrebatarle toda la felicidad a Diana, pues ni de coña vamos
ME GUSTA HACER SUFRIR A LA GENTE QUÉ PUEDO DECIR SOY SÁDICA POR NATURALEZA
EliminarVais a sufrir un montón con Sceleanor y Tiana y Lommy y con las parejas en general UF, menos mal que tenemos a Chaiden para salvar la vida
Me muero de ganas de que veáis los puñales que se van a clavar Jesy y Scott y de la movida con Noemí madre mía es que no sé cómo voy a cumplir plazos pero por mi madre que los cumplo.
Madre mia!!!! no puedo parar de leer, necesito saber que va a pasar.
ResponderEliminarNecesito que cuentes de una vez que fue lo que hizo que Diana se tuviera que grrrrr por favor!
Eres genial Erika!
Ayyy me alegro de tenerte tan enganchada Angela ☺
Eliminarya queda muy poco para que lo descubráis, sed pacientes, por favor ♥
Un besote guapa ♥