viernes, 11 de agosto de 2017

The Talented Generation.

Aiden rodó por la cama y se dedicó a mordisquearme la oreja.
               -No voy a dejar que te vayas-ronroneó por decimotercera vez en aquel minuto, acariciándome el pecho. Volviéndome loco durante el proceso. Me eché a reír y me dejé mimar.
               Habíamos quedado en que comeríamos por ahí con mis padres. La comida fuera se había vuelto un picnic. Y el picnic, un festival de sexo de despedida del que yo no tenía intención de sobrevivir. Una sonrisa tonta me cubría la boca.
               Lo habíamos hecho. Seguía sin creerme que lo hubiéramos hecho.
               Y varias veces.
               Todas en mi cama.
               No quería salir de esa cama.
               -¿Vas a secuestrarme?-inquirí. Fue su turno de reírse esta vez. Se puso encima de mí. Lo rodeé con mis piernas y gemí cuando se frotó con sus caderas contra mi sexo.
               -Te voy a atar a esta cama-me aseguró. Me mordisqueó los labios. Yo se los mordisqueé a él.
               -Suena genial.
               -Y te voy a hacer cosas muy, muy sucias.
               -Suena aún mejor.
               -No te vas a escapar de mí.
               -Iré comprando la cuerda, entonces-tonteé. Nos reímos, nos acariciamos un poco más. Continuamos besándonos. Estaba reuniendo el valor necesario para ponerme sobre él cuando llamaron con timidez a la puerta. Era la voz de mi madre la que esperaba al otro lado.
               -¿Chad?-preguntó.
               -No abras, Vee-le pidió Aiden, que se había metido en el bolsillo a mi madre en los dos días que llevábamos juntos, sin casi separarnos.
               -Sí, mamá-le secundé-, por favor, no abras.
               -Cariño, lo siento mucho, pero tenéis que ir despidiéndonos-casi pude verla haciendo una mueca de dolor-. Acaban de llamar a tu padre, el piloto ya está en el aeropuerto. Nos están esperando.
               Suspiré. Aiden negó con la cabeza, puso los ojos en blanco.
               -¿Podemos posponer lo de las cuerdas? Me ha interesado eso de las cosas sucias que quieres hacerme-bromeé. Sus ojos chispearon, lujuriosos-. Me gustaría conocer más detalles.
               -Te voy a dar yo a ti detalles-replicó, agarrando mi miembro y acariciándomelo. Cerré los ojos, me dejé llevar, hasta cierto punto.
               -Chad-exigió mamá, pasados cinco gloriosos minutos en que los dedos de Aiden me dieron más placer del que yo mismo podría insuflarme durante mi estancia en el concurso. De repente, no recordaba por qué había acertado.
               Joder, las manos de Aiden en mi sexo me hacían olvidar incluso cuál era mi nombre. Suerte que mamá estaba ahí para recordármelo.
               -Ya llegamos-bufé.
               -Sobre todo tú-ronroneó Aiden, besándome el pecho mientras continuaba sus torturadoras caricias. Lancé una exclamación y me aparté de él-. Oye, C, ¿crees que tendréis vis a vis, como en las cárceles?
               -Tendré que preguntar.
               -Porque yo no voy a aguantar dos meses sin sexo.
               Me eché a reír.
               -Pues te has hecho de rogar, ¿no te parece?
               -No sabía lo que me perdía-se disculpó.
               -Yo tampoco, A-le besé-. Yo tampoco.
               No lloramos esta vez. Puede que fuera por la promesa de lo que nos deparaba. Ahora teníamos la certeza de que volveríamos a estar juntos. Sólo había un mar de distancia entre nosotros. Podríamos con ello.
               Además, me había hecho un regalo que no le podría entregar a nadie más mientras estuviera vivo: su corazón.
               Mamá se arrebujó en el asiento del jet privado, mirándome con una sonrisa en los labios mientras papá dormitaba al otro lado del pasillo, con unos auriculares del tamaño de su cabeza cubriéndole los oídos. Una manta le cubría desde los hombros hasta los pies. Mamá había sido la encargada de colocarle esa manta.
               Sabía de sobra por qué mi madre sonreía así y por qué mi padre necesitaba dormir. Que yo estuviera muy ocupado con Aiden no implicaba que me hubiera quedado sordo. Y había escuchado los gemidos ahogados, los siseos y las súplicas de “más rápido”, “así, así” y “por favor, no pares” del otro lado de la pared.
               -Te veo muy bien, mi amor.
               -Yo a ti también, mamá. ¿Has cambiado de peluquero? Te brilla mucho el pelo últimamente-la pinché, y ella se echó a reír. Papá se revolvió en su improvisada cama. Nos miró con los ojos entrecerrados. Musitó algo para sí y volvió a cerrar los ojos.
               -Yo podría decir lo mismo de ti, pero, como ya conozco a tu peluquero…
               -El tuyo es experto en tintes, ¿a que sí?
               Mamá volvió a reírse. Papá volvió a abrir los ojos. Era como si tuviera un radar que la avisara de su risa. Un radar que le indicaba exactamente dónde clavar la mirada.
               -No puedo creerme que en dos horas vayas a volar del nido.
               -Vee-advirtió papá-. Ya nos hemos despedido de él.
               -Bueno, pues yo quiero volver a hacerlo. Mi niño precioso-susurró, inclinándose. Me acarició la mandíbula. Me dejé hacer, atesorando la mezcla de sensaciones. Seguridad, tranquilidad, familiaridad, confianza, intimidad, hogar.
               Tristeza, nostalgia, anhelo, añoranza, despedida. Le besé la palma de la mano. Dejé que me acariciara el pelo negro como la noche. Susurró algo para sí misma. Dejé que me acunara con sus arrullos. Las azafatas se nos acercaron. Ignoraron a papá, que volvía a dormir. Nos sirvieron bebidas y volvieron a sus puestos al frente del avión.
               A mamá le había parecido un acto de ostentación barata que papá pidiera al avión privado que viniera. Cuando él le explicó que, así, podríamos estar juntos durante varias horas más, porque yo no tendría que esperar en ningún aeropuerto a ningún vuelo comercial, se echó a sus brazos y le dijo que aquella era la mejor idea del mundo.
               Nos ajustamos los cinturones de seguridad, nos terminamos nuestras bebidas. Le tiramos a papá una almohada para que se despertara y pusiera el asiento en posición vertical. El avión tocó tierra con una violenta sacudida, pero ni mamá ni yo nos inmutamos, tan acostumbrados estábamos a ello, y a las turbulencias. Papá miraba su teléfono. Me acariciaba el hombro a mí, la mano a mamá. Se empeñó en cogerme la bolsa de viaje en la que llevaba la poca ropa que había dejado en Irlanda con la intención de recogerla más tarde. Tecleó nervioso en su móvil mientras mamá y yo caminábamos por la terminal, sin apenas leer las señales.
               Nos sabíamos aquel aeropuerto de memoria. Podríamos haberlo recorrido con los ojos cerrados.
               Igual que yo ya me había aprendido cada rincón de la anatomía de Aiden hasta el punto de grabármelo en la memoria. Agaché la cabeza, recordando lo que habíamos hecho, echándole de menos. Sintiéndome mal porque le echaba tanto de menos como a Kiara, con la que apenas había estado un par de horas.
               -No pasa nada-me había asegurado ella-. Tienes cosas más interesantes que hacer con él.
               Se me encendieron las mejillas recordando qué cosas eran aquellas.
               Para cuando llegamos al final de la terminal, el rubor se había extendido por toda mi cara hasta cubrirme las orejas. Menos mal que habían sido los Payne, y no los Tomlinson, los que se habían ofrecido a pasarse a recogernos.
               -Vaya, ¿tanto frío hacía en Irlanda?-preguntó Liam al ver cómo me subía el color por la cara mientras su hija me abrazaba. Alba lo miró después de darle un beso en la mejilla a mi padre.
               -Qué tonto eres, Liam, ¿no ves que está enamorado?
               Ojalá sólo estuviera enamorado. Lo que yo sentía trascendía con creces aquel sentimiento. Trascendía incluso el espacio y el tiempo.
               Por eso Aiden y yo no habíamos llorado al despedirnos, sólo nos habíamos besado. Ni siquiera nos prometimos que nos esperaríamos. Ya lo hacíamos, y, a la vez, no lo necesitaríamos nunca.
               Le sentía tan cerca de mí como si lo tuviera a mi lado, acariciándome la espalda, entrelazando sus dedos con los míos, besándome en los labios o mirándome a los ojos mientras nuestros cuerpos se acoplaban.
               A veces, para darte cuenta de cuán unido estás a una persona, precisamente lo que necesitas es separarte de ella.


No podría tenerle envidia a la madre de Tommy ni aunque quisiera, por mucho que se hubieran sentado en el sofá y ella hubiera subido los pies a éste y se hubiera acurrucado contra su hijo como lo había hecho. Él le había rodeado la cintura y le besaba de vez en cuando la cabeza, mientras Eri se aferraba al torso de su hijo como anticipando los abrazos que ya no iba a poder darle.
               Louis y Eleanor imitaban a Tommy y Eri, cada uno en la misma posición; hija imitando a madre, padre imitando a hijo. Los niños jugaban en el suelo, ajenos a todo lo que iba a suceder, o precisamente conociéndolo y tratando de ignorarlo. Teníamos la televisión encendida, pero nadie la prestaba la más mínima atención. Tommy me miró un momento, estableciendo una comunicación telepática que no pudo ser; no teníamos tanta sintonía como Scott y él. Me sonrió con tristeza, disculpándose por la escena, sabedor de que me sentía sola en una parte muy profunda de mi ser.
               Echaba de menos a Zoe.
               Echaba de menos a mis padres.
               Echaba de menos tener la posibilidad de acurrucarme contra ellos y despedirme como lo estaban haciendo los Tomlinson: sin palabras, sólo mimos, porque nada de lo que pudieran decir compensaría todo lo que sentían la necesidad de hacer.
               Pero, sobre todo, echaba de menos el sentir que habría alguien que me echaría de menos, alguien que me esperaría y a quien le apenaría tanto que me fuera que quisiera pasar hasta nuestro último segundo en común juntos, como lo estaban haciendo Tommy y Eleanor con sus padres.
               Ojalá mis padres me quisieran, me descubrí pensando, una parte de mí lamentando que me hubieran enviado a Inglaterra, aun sabiendo todo lo que aquello implicaba. Puede que tuviera una buena vida si no hubiera ocurrido lo que ocurrió. Puede que hubiera encontrado a alguien a quien aprendería a querer como quería a Tommy, aunque la naturalidad con que mi corazón latía por él no se reproduciría con nadie.
               A veces, esa naturalidad de sentimientos no bastaba. Y aquella era una de esas veces, cuando me veía sobrepasada por el amor que me rodeaba y que sólo me tocaba de refilón. Lo más duro de quedarse ciego no es dejar de ver, sino que sabes de sobra el mundo que se ha apagado para ti, el que has perdido para siempre.
               El ruido de unas ruedas lamiendo la calzada se acercó a nuestra casa, y todos levantamos un poco la cabeza para inspeccionar la calle a través de la ventana.
               -Scott-susurró Tommy. Eri se aferró un segundo instintivamente más fuerte a él, para luego soltarlo, dejándolo marchar por fin. Tommy se levantó, Eleanor le imitó, y, cuando quise darme cuenta, los tres íbamos por delante de nuestros padres, biológicos o adoptivos, y nos situábamos en la puerta ya abierta, observando el coche de los Malik detenerse con un suspiro silencioso.
               Scott abrió la puerta del conductor, los hombros caídos, como si llevara sobre él el peso del mundo.
               -Oye, S-rió su madre-; el freno de mano ya lo echo yo, ¿eh?-dijo, tirando de la palanca que estaba colocada en el lado equivocado del automóvil, y abriendo la puerta. Las hermanas de Scott saltaron del coche en fila india y se acercaron a nosotros, siguiendo al alma en pena que era ahora su hermano.
               -He venido conduciendo-informó Scott en tono pesado, sonriendo con esfuerzo. Tommy asintió con la cabeza, le dio un toquecito en el hombro, y juro que pude ver cómo la energía intercambiada en ese contacto les animaba un poco a los dos. Era como si fueran molino de viento y a la vez turbina, dependiendo el uno del otro para generar electricidad con la que iluminar sus facciones.
               -Ya lo veo, hermano. ¿Y qué tal?-quiso saber Tommy. Scott intentó esbozar su sonrisa predilecta, sin demasiado éxito.
               -¿El coche, o lo otro?-respondió. Tommy asintió con la cabeza despacio, le dio un nuevo toquecito en el hombro y le invitó a pasar. Nos metimos en la casa, escuchamos a los padres hablar de cosas intrascendentes, como ignorando el hecho de que aquellos eran nuestros últimos minutos dentro de aquellas cuatro paredes. Duna corrió a las piernas de Tommy y se abrazó a ellas, diciéndole que cuidara mucho de Scott por ella. Tommy le dio un beso en la frente y le prometió que cuidaría a Scott, que le arroparía todas las noches (a petición de la niña), que se aseguraría de que comería verduras (a petición de la niña), estaría con él lavándose los dientes (a petición de la niña) y le daría todos los mimos que él requiriera (eso le salió solo, lo cual nos arrancó una sonrisa a todos). A cambio, la tarea de Duna era sencilla: se quedaba encargada de cuidar de Dan y de Ash; ahora que Tommy no estaba para vigilarlos, en sus manos quedaba el bienestar de sus hermanos pequeños.
               Duna asintió con la cabeza, mirando de reojo a Dan, que se intentaba hacer el valiente con Scott mientras Astrid lloraba como un bebé en el regazo de éste. La pequeña le hizo prometer a Scott cosas parecidas (que le daría un beso de buenas noches, le protegería de quemaduras de la sartén, le reiría las gracias que no tuvieran ni pizca de gracia y jugaría con él cuando le notara triste para distraerlo).
               -Y convéncele de que canta bien-añadió Ash-. Tiene una voz preciosa. Me gusta mucho su voz. No sé por qué siempre se empeña en que tienes que cantarlo todo tú cuando vienes. La voz de Tommy es tan bonita que la quiero achuchar.
               Scott miró a Tommy y sonrió.
               -¿Le has oído?
               -No sé si llevármela-respondió mi inglés, abrazando a Shasha a modo de despedida. Sabrae y Eleanor todavía no se habían soltado, así que la hermana mediana de Scott vino a darme un abrazo y me susurró al oído:
               -No dejes que la cague con Eleanor.
               -No lo haré-le prometí. Duna se colgó de mi cintura, y de mi cuello cuando la cogí en brazos, y me pidió que cuidara de los chicos “como mamá y Eri han cuidado de ellos”. Asentí con la cabeza.
               Repartidos los abrazos y las correspondientes despedidas, Tommy, Eleanor y yo cogimos las bolsas en las que llevábamos nuestra ropa (y mis alas, cuidadosamente envueltas en papel y cargadas en una bolsa de plástico) y nos encaminamos a la puerta. Mary y los hermanos de los chicos nos siguieron.
               Scott y Tommy se miraron un momento, contemplando el cuadro de las hermanas y el hermano pequeños que dejaban atrás. Tommy se giró, clavó los ojos en Mary, mientras Scott esperaba a la gracia que tenían que hacer.
               -Os dejamos solas-anunció-, para que habléis de lo que Sabrae ha hecho con tu hermano.
               Las dos chicas se pusieron rojas, una pensando en lo que había hecho la noche pasada, después de bajarse del coche en el que Alfred la había llevado hasta la recepción del hotel, y Mary, intuyendo todo lo que había sucedido.
               Nos metimos en los coches, Eleanor y yo íbamos con Eri y Louis, y Tommy y Scott con Sherezade y Zayn. Eleanor se giró para observar su casa una última vez, y yo la imité.
               Sentía la misma sensación de desapego y tristeza que me había asaltado cuando me metí en el ascensor del edificio para abandonar el ático por primera vez.
               Es horrible cuando tu casa deja de ser tu hogar, y todavía puedes verla y se te revuelve todo dentro, sabiendo lo que has pasado entre sus paredes y las cosas que podrían haber sido y nunca serían.
               -Nuestra casa es preciosa-susurró Eleanor, y Eri la miró por el retrovisor, mientras Louis le cogía la mano y asentía con la cabeza.
               -Sí-convine yo-. Es verdaderamente preciosa.
               No importa cuánto llenes una habitación de arte o de muebles caros de diseño; si las cosas que vives dentro no se te anclan en el alma, jamás será especial.
               Y la cantidad de veces que me había reído y llorado y vuelto a reír en casa de los Tomlinson, en mi buhardilla entre las nubes, retozando entre unas sábanas blancas como éstas, hacían que despedirme de aquel lugar fuera mucho más difícil que girarme antes de entrar al taxi y contemplar el ático en las alturas. Fue mil veces más duro decirle adiós a la casa en la que me había enamorado y me habían correspondido por primera vez en mi vida que descender de mi Olimpo personal, perder la divinidad y pasar a considerarme humana de nuevo.
               Nos mantuvimos en silencio durante todo el trayecto; tenía la sensación de que las palabras se apelotonaban en mi garganta y no era capaz de elegir por cuál empezar.
               Salimos de la ciudad, volvimos a entrar, salimos una vez más y entramos de nuevo, llegando a una parte que yo no había conocido en mi vida, que le resultaba nueva a Eleanor y a su madre, no así a su padre.
               -A dos calles-dijo-, estaban los estudios de The X Factor.
               Fue lo único que dijo antes de bajarse del coche y caminar hacia el vestíbulo del edificio que pasaría a ser nuestro hogar durante, con suerte, dos meses y medio. Empujamos las puertas y nos detuvimos frente a las seis figuras que estaban ya allí, esperándonos, anticipando el momento en que nos reuniríamos de una vez por todas.
               Layla y Chad fueron los primeros en girarse, nos sonrieron y se acercaron con timidez. Sus madres se dieron cuenta enseguida de sus movimientos, detuvieron su conversación y se volvieron también. Reconocí a la madre del irlandés, así que la identidad de la otra iba por descarte.
               Alba.
               La tercera y última española.
               La amiga de mi madre a la que había visto un par de veces en mi vida… aunque, desde luego, bastantes más que a la madre de Tommy.
               Niall y Liam fueron los últimos en reaccionar, demasiado enfrascados en una conversación profunda de la que yo pude distinguir palabras sueltas, demasiado escasas e intrascendentes como para averiguar el tema. Niall se metió las manos en los bolsillos y dejó que Liam se apresurara hacia nosotros.
               Zayn pasó a mi lado, prácticamente al trote, y antes de que me diera cuenta, Louis y Niall completaban una especie de donut gigante que hacía siglos que no se repetía. Las mujeres esperaron apartadas pacientemente a que terminaran de saludarse, ya repartidos besos y hechos los correspondientes cumplidos.
               -Ya estamos todos-observó Zayn, sonriendo, frotándole los antebrazos a Liam.
               -Casi-recordó Niall, mirándome de refilón. En aquella estancia había demasiados Tomlinson, Malik, Horan y Payne; escasísimos Styles.
               -¿Y si no avisamos al rizoso?-sugirió Louis, sonriente-. Como hicimos con Made in the AM, sólo que con Harry en lugar del sinvergüenza aquí presente-se burló, dándole un toquecito en el hombro a Zayn, quien le hizo un corte de manga.
               -Alba-escuché decir a Eri, con un suave acento que yo no le había oído nunca-, ésta es la hija de Noemí y Harry.
               -Sí, la conozco, pero… hace tanto que no la veo. La última vez que estuve con ella, debía de tener 8 años-la madre de Layla me dio un beso en la mejilla mientras yo analizaba su acento, la musicalidad con la que hablaba, el leve deje con que arrastraba ciertas palabras y se comía unos sonidos que le costaban más.
               Me recordaba ligeramente a la entonación de los personajes latinos de las series y las películas, al modo de hablar de ciertas modelos que procedían del sur de mi mismo continente. Tardé un poco en darme cuenta de que aquello que escuchaba era acento español. Aquel que ni Tommy ni sus hermanos tenían, el que su madre se había borrado, el que la mía había intercambiado por uno bien cuidado de América.
               Y no me disgustaba del todo escucharla hablar.
               Nos pusimos al día todo lo que pudimos; caí en la cuenta de que no conocía de nada a la mujer que tenía delante y le pregunté con toda la sutileza que pude qué tal en el trabajo. Resultaba que en su familia, quien se quedaba en casa era Liam, preparándolo todo para sus hijos y su mujer, el auténtico brazo rector de la empresa discográfica que llevaba el nombre de su marido y de Louis, aunque las decisiones y beneficios iban a nombre de su esposa, encargada de firmar contratos con otras empresas de música y entretenimiento y de escrutar los beneficios y pérdidas de los artistas que habían firmado con su compañía.  Me enteré de que Eri y ella tenían negocios conjuntos y que manejaba el grosso de aquellas acciones, mientras Eri se encargaba de la parte más administrativa, vigilando que el dinero destinado a causas benéficas efectivamente llegara a donde estaba previsto.
               Me gustaba aquella mujer. Me recordaba un poco a mi madre, la habilidad con la que se había hecho un hueco en el mercado de la moda y manejaba tantas empresas que apenas conocía sus nombres, decidiendo destinos de las personas como las criaturas mitológicas de la antigua Grecia, cortando hilos de vida cuando alguien la importunaba y creando oportunidades para quienes las merecieran.
               Estábamos inmersas en un debate sobre el ciclo de la moda (resultó que tenía contactos en la industria y que también colaboraba con mi madre, aunque de una forma más sutil) cuando la tal Lauren, secretaria de Simon Asher, salió a nuestro encuentro con un bloc de notas aferrado a su costado, las gafas de ver enmarcando sus ojos verdes.
               -¿Chasing the stars?-preguntó, y nosotros asentimos-. Eleanor-saludó, y la chica asintió con la cabeza, con una tímida sonrisa en sus labios-. Estupendo, llegáis justo a tiempo. Tenemos que esperar un poco más por un par de aspirantes, pero-comprobó sus hojas-, podemos ir enseñándoos ya las instalaciones-se colocó la tabla con los folios sobre los muslos-. Me temo que aquí es donde os tenéis que despedir de vuestras familias.
               Cada uno se fue con sus respectivos padres, dejándome a mí apartada durante unos incómodos y angustiosos segundos en los que no había nadie que me abrazara ni me dijera que me echaría de menos. Por suerte, eso se acabó pronto, en cuanto Vee se fijó en que yo me quedaba apartada y un poco abandonada. Vino a darme un beso y un fortísimo abrazo mientras Niall se despedía de su hijo, y eso provocó una reacción en cadena que hizo que todos vinieran a verme, abrazarme, besarme y desearme suerte, convirtiéndonos por un momento en un revoltijo de personas en que Scott se despedía de Liam, Tommy se abrazaba a Sherezade, Eleanor se apretaba a Niall y yo le daba un beso a Louis.
               -Cuida de mi hijo.
               -No sé si seré la más indicada-respondí, mirando un segundo a Layla, que se dejaba mimar por Zayn.
               -Lo eres.
               -Louis…-susurré. Le debía la verdad. Ya que no podía decírsela a su hijo, por lo menos, el padre la conocería.
               -No debes torturarte por los errores de tu pasado, Diana. Si para algo sirve ser joven, es para meter la pata y tener tiempo de sobra para enmendarlo-me aseguró, acariciándome los brazos-. Ahora ve ahí, y haznos sentir a Eri y a mí orgullosos, igual que tus padres lo están ya de ti.
               Tomé aire, asentí con la cabeza, y me reuní con los demás. Se dieron los últimos besos, se susurraron los últimos “te quiero” y, antes de girar la esquina, nos giramos y sacudimos la mano.
               -Suerte, Chasing the stars-sonrió Niall.
               -Gracias, One Direction-respondió Scott, y todos nos echamos a reír; padres, madres, hijos e hijas por igual. Solitas e integrantes de bandas, aspirantes y estrellas consagradas.
               Seguimos a Lauren por un laberinto larguísimo, hasta que terminamos en una sala en la que ya había gente esperando, un par de chicos y otras tantas chicas que se miraban con curiosidad y una pizca de desconfianza. Nos acomodamos en los sofás y en los pufs, y, justo cuando la secretaria salió para esperar a los más rezagados, Tommy y Scott se miraron, asintieron con la cabeza, como dándose permiso…
               … y rompieron a llorar como dos niños pequeños. Se echaron en brazos del otro, hundieron la cara en el hueco del hombro de su mejor amigo y se dejaron llevar. Estiré la mano para tocarlos, decirles que estaría todo bien, porque estarían juntos, pero Eleanor me cogió la mano y negó sutilmente con la cabeza.
               -Déjalos, Diana-me susurró mientras Tommy y Scott se desahogaban, ahora todos los ojos clavados en ellos. Un par de aspirantes sonrieron, nostálgicos, mientras una chica de piel cobriza y pelo negro y rizado que le llegaba hasta la cintura se limpiaba disimuladamente el rabillo del ojo, cuidando de no estropearse el maquillaje.
               -Se me escondió en la maleta, tío-gimió Scott por fin, después de separarse y de unos instantes de silencio en que apoyó su frente en la de Tommy y trató de tranquilizarse con ese contacto. La mitad de los presentes en la sala creyeron que se iban a morrear. No podía culparles.
               -A mí me la deshacían-replicó Tommy, riendo-. Metía una camiseta y ellos me sacaban dos.
               Sonreímos un poco, añorando a los pequeños. La chica del pelo rizado se invitó a la conversación.
               -Un adiós duro, ¿eh?
               -Así es-asintió Layla, uniendo y desuniendo sus manos.
               -¿Hermanos pequeños?-la chica se levantó, señaló el cojín a mi lado y asentí con la cabeza, haciéndole hueco. Se dejó caer en el extremo del sofá con gracilidad, y cruzó sus piernas largas y musculosas.
               -Todas, sí-asintió Scott, frotándose los ojos.
               -¿Cuántas?
               -Tres.
               -¡Tres! ¡Vaya! ¿Y tú?
               -Yo también tres, pero a una me la traigo-Tommy hizo un gesto con la cabeza en dirección a Eleanor, que alzó un par de dedos con timidez.
               -Os parecéis-sentenció la chica, con aires de aprobación. Me caía bien-. Guau, tres. Yo siempre he querido tener una hermana, ¿sabéis?-se tocó el pecho-. Soy hija única.
               -Nosotros también-intervine yo, señalándonos a mí y a Chad, que asintió con la cabeza.
               -Supongo que no está tan mal en navidad, cuando tocas a más regalos y esas cosas, ¿verdad?-la chica se echó a reír con una risa dulce y musical, en contraste con su voz de soprano que me recordaba un poco a la de las musas que cantaban en Hércules.
               -Tener hermanos tiene sus inconvenientes, sí-terció Eleanor, mirando de reojo a Tommy, que le dio un manotazo en la rodilla.
               -Tendrás tú quejas de cómo te trata tu hermano mayor.
               -Depende de cómo le dé el día-Eleanor le sacó la lengua y Tommy puso los ojos en blanco.
               -¿Cómo te llamas?-preguntó Layla, y la chica se irguió un poco, se atusó el pelo.
               -¡Cierto! ¡Presentaciones! Soy Taraji-informó, estirando la mano, y todos se la estrechamos. Se volvió hacia los chicos que estaban sentados esperando a que nos sacaran de la habitación de los llorones-. Ellos son Keith, Christoph y Ed-señaló a tres chicos de piel oscura y pelo rizado y corto, labios gruesos y ojos negros y calculadores-. Creo que fueron antes que vosotros en la audición.
               -Thr3some, ¿no?-preguntó Scott, y los chicos asintieron, complacidos de que ya supiéramos quiénes eran-. Me encantó vuestra actuación.
               -Sí, vuestra coreografía de Swalla fue una pasada.
               -Gracias-intervino uno, creo que era Christoph-. Llevábamos ensayándola cerca de 4 meses.
               -¡Cuatro meses!-admiró Chad-. ¡Guau, es un montón de trabajo! ¡Con razón que se os diera tan bien!
               -Sí, bueno; al parecer, cuatro meses no fueron suficientes para preparar la parte de Nicki-se lamentó otro, Ed-. Deberíamos haber pensado que no le gustaría que la dejáramos en blanco.
               -A mí me pareció un acto de deferencia hacia ella-replicó Taraji, encogiéndose de hombros, pero Christoph bufó.
               -Yo mismo habría cantado su parte si hubiera sabido que se iba a poner así con nosotros.
               -Venga, chicos-una chica tirada en un puf con una guitarra en su regazo y pelo rubio acabado en puntas azules chasqueó la lengua-. Han sido muy duros con todos nosotros, tienen una reputación que mantener. No creo que les decepcionara, simplemente tenían que protestar por algo, y lo hicieron por eso. Taylor-dijo-. Como Swift, por eso la guitarra-se echó a reír, y el chico que tenía al lado achinó los ojos en una sonrisa.
               -Ése es Jake. Es el favorito de Jesy-comentó Taraji, y el chico puso los ojos en blanco por un momento, negando con la cabeza, su piel bronceada por el sol fundiéndose con su pelo de color chocolate.
               -Tenemos química, pero no soy su favorito.
               -Tío, pues dime cómo lo haces; a mí me detesta-se metió Scott, y todos nos echamos a reír.
               -¡Yo flipé cuando la escuché valoraros!-soltó Taraji-. ¡Cualquiera diría que estábamos en una audición!
               -Es que nuestros padres se conocen-explicó Tommy, y Taraji parpadeó, confusa-. Soy Tommy. Tomlinson-añadió cuando la chica sacudió imperceptiblemente la cabeza. Abrió su boca, mostrando unos dientes blanquísimos.
               -¡De eso me sonaba tu cara! O sea, a Scott le he reconocido, evidentemente-se giró hacia él, que se llevó dos dedos a la frente-. Adoro la música de tu padre. Me encantan los agudos que hace en She.
               -Ya somos dos-respondió él.
               -Tres-se apuntó Eleanor.
               -Tú eres Diana-reconoció el tal Jake, señalándome con un dedo, y yo asentí con la cabeza, apartándome el pelo del hombro.
               -La única hija de Harry Styles, sí-asentí-. Chad y Layla-señalé a mis amigos, que hicieron un movimiento con la cabeza.
               -Layla Payne-sopesó Jake-. ¿Puedo decirte que tu padre me parece el mejor cantante que ha dado este país en los últimos 50 años?
               -No, no puedes-terció Tommy-, porque Scott se nos ofende. Le molesta que le digan que es igual que su padre, pero cuando te metes con Zayn, te arranca una pierna de un mordisco con tal de defenderlo.
               -Sin ánimo de ofender, Scott, pero Liam me parece mejor que Zayn.
               -Aquí cada cual puede equivocarse en lo que quiera-respondió S, recostándose en el sofá.
               -¿Y tú cómo te llamas, guapa?
               -Eleanor-susurró la chiquilla, un poco cohibida por la atención tan inesperada que se centraba de repente en ella-. Soy su hermana-hizo un gesto con la cabeza en dirección a Tommy, que asintió.
               -Y tiene novio, cabrones, así que dejad de mirarla así-añadió, mirando de reojo a Scott, que sonrió divertido mientras se miraba las uñas. Seguimos esperando, conociéndonos y presentándonos a los que serían nuestros compañeros en el concurso, hasta que un grupo de chicas de pelo multicolores apareció por las puertas siguiendo a Lauren, y ésta anunció que podíamos ponernos en marcha. Nos fueron llevando por pasillos interminables en dirección a una sala de conferencias de butacas azules en las que nos hicieron sentarnos para explicarnos las reglas.
               Descubrí que los concursos habían cambiado un montón desde que mi padre había estado en ellos. El público seguía decidiendo quién se quedaba y quién se iba, aunque el juzgado tenía un voto de calidad que le permitía ignorar las decisiones de la audiencia (siempre y cuando estuvieran de acuerdo los cuatro jueces) y salvar a algún concursante que, creyeran, merecía una segunda oportunidad.
               El público también podía elegir al ganador de cada semana, que tendría unos privilegios que irían variando a medida que se fueran superando las fases del concurso.
               Pero lo mejor y lo más original estaba precisamente en las tres últimas cosas que nos explicaron a los que no lo habíamos visto nunca (por motivos de geografía): como el concurso se centraba en encontrar artistas susceptibles de proyección internacional, la semifinal se celebraba en unas instalaciones fuera de Inglaterra que cada año iban variando, en edificios emblemáticos a los que la gente acudía en busca de los mejores espectáculos.
               Eleanor levantó la mano y Lauren detuvo su perorata para responder a su pregunta.
               -¿Dónde va a ser la final este año?
               -Todavía lo estamos decidiendo, pero estamos entre dos candidatos, ahora mismo.
               -¿Cuáles son?-preguntó una de las chicas que había llegado de las últimas, con el pelo verde brillante.
               -No puedo decíroslo, se supone que es una sorpresa para los que consigáis llegar a la semifinal.
               -Ojalá sea Centroeuropa-escuché ronronear a Eleanor, abrazada al brazo de Scott.
               La segunda cosa que yo no había oído nunca era que cada concursante sería asignado a un evento social o cultural importante fuera del programa, que sería pregrabado y emitido a modo de quinta gala, por lo que podrían aparecer concursantes actuando que ya hubieran abandonado la casa y que, si eran los elegidos de la noche, tendrían la posibilidad de regresar. De no serlo, el ganador tendría un comodín que le permitiría salvarse (o salvar a alguien) en otra gala para poder llegar a la codiciada semifinal internacional.
               Y la tercera novedad era precisamente la manera de despedir a los concursantes que no superaran cada semana: cuando se anunciara al candidato que abandonaba la casa, se le daba la oportunidad de cantar una última canción de despedida con uno de sus compañeros, a su elección, a modo de agradecimiento y para permitirle hacerse con el favor del público cantando una canción extra con la que los demás no podríamos contar.
               La popularidad se iría midiendo en votos de la audiencia, pero las reacciones en las redes sociales podían acumular bonus para aquellos que fueran empatados e inclinar la balanza en una u otra dirección.
               En cada gala se comentarían nuestras actuaciones y se elegiría a la mejor de la noche, en opinión de los jueces y en opinión de todo aquel que tuviera cuenta de Twitter o Tumblr con la que apoyar a sus favoritos.
               -¿Y cómo se supone que controláis eso?-quise saber, y Lauren me dedicó una sonrisa de suficiencia.
               -Para eso tenemos a June aquí. Pero… no nos adelantemos a los acontecimientos. Tiene un horario que cumplir y aún no ha llegado al edificio-miró su reloj-. Bien, ¿quién quiere ver las habitaciones?
               Cargamos con nuestras cosas de nuevo por pasillos imposibles; yo iba un poco más descansada porque Tommy se había ofrecido a llevarme mi bolsa para que pudiera ir tranquilamente con mis alas caseras (“¿qué llevas aquí, mujer, piedras?”, había espetado mi inglés con una mueca cuando la colgué de su hombro), pero aun así terminé agotada de ir de un lado a otro por pasillos tan estrechos que apenas cabían dos personas. Finalmente, el pasillo se ensanchó, la moqueta se hizo un poco más espesa y menos sucia, y aparecimos en un habitáculo con forma de L con puertas pintadas de blanco en las que unos números dorados refulgían justo en el centro, sobre unas pizarras blancas con nombres escritos a rotulador azul.
               -Los solitas compartís habitación con otros solistas-informó Lauren, comprobando sus notas-. Los grupos vais juntos y sois los únicos que tenéis permitido estar en grupos mixtos en la misma habitación. Los grupos que sean pequeños pueden compartir habitación con otras personas, ya lo iréis descubriendo. Como pille a algún chico en la habitación de una chica que no está en su grupo, os la cargáis-clavó sus ojos en Scott, Tommy, Keith y Jake.
               -¿Y a mí por qué me miras?-saltó Tommy, alzando las manos.
               -Porque tienes una cara de vicioso que no puedes con ella, Thomas-espetó Scott, y Tommy le dio un puñetazo en el hombro.
               -Os dejo para que os instaléis; voy a decirle a June que ya os he explicado todo y que pronto iréis a hablar con ella. Cuando acabéis, pasaré a buscaros para llevaros al comedor.
               Se despidió, se giró sobre sus talones y se marchó por donde había venido. Cada uno se fue a la habitación que le correspondía según las pizarras y los rotuladores; la nuestra era la de la esquina exterior de la L. Chad abrió la puerta y se metió dentro, Layla le siguió… y ya no cabía nadie más.
               Se sentaron en una de las tres camas del zulo en el que habían decidido meternos.
               -Será coña-protestó Scott, mirando en derredor, entrando al baño y comentando que allí había un plato de ducha y un retrete tan pegados que casi podías ducharte mientras cagabas.
               -Mi armario es más grande que esta caja de cerillas-bufé, desanimada, dejando las alas cuidadosamente sobre una cama desocupada.
               -Tu ático de Nueva York es inmenso, Diana; no paras de repetirlo-me recriminó Tommy.
               -Me refería al armario que tenía en la buhardilla de tu casa.
               -¿Fijo que este programa no lo lleva la mafia rusa? A ver si nos van a tener aquí hacinados hasta que mi padre pague un rescate por mí-gruñó Scott, saliendo del baño y abriéndose paso a duras penas hasta la cama de la esquina.
               -Por lo menos tenemos aire acondicionado-comentó Layla, señalando el techo.
               -Nos vamos a morir de calor aquí dentro-me lamenté.
               -Y se os acabó el follar a Tommy y a ti-se rió Chad.
               -Con lo cerdo que es Tommy, fijo que se la acaba sudando que estemos nosotros tres aquí dentro-informó Scott. Se envaró y se volvió hacia su mejor amigo-. Como se te ocurra tirarte a Diana conmigo en la habitación, te juro por Dios que…
               -Por favor, Scott, hasta en una excursión a un matadero me subiría mejor la libido que aquí dentro.
               -¡No seáis tan negativos, chicos! Seguro que, si nos han metido aquí, es porque no hay más sitio y no vamos a pasar mucho tiempo aquí dentro-razonó Layla, y todos nos la quedamos mirando.
               -Lay, apenas cabes en la cama-le dije. Layla puso los ojos en blanco-. Seguro que te sobresalen los pies.
               -Me gusta dormir encogida, no pasa nada.
               -¿Cómo vamos a hacer para dormir?-quiso saber Chad.
               -Como no lo hagamos por turnos…
               -¿Tú eres tonto, Tommy? Dormimos dos en dos camas y uno en una, a solas, ya está. Tampoco hace falta ser una lumbrera para ver que es lo que quieren-Scott señaló las camas en las que habíamos dejado las cosas-. Mira, éstas son más grandes que la de Chad.
               Tommy asintió con la cabeza, torciendo la boca.
               -¿Puedo dormir contigo, Tommy?-preguntó Layla con extrema timidez. Tommy asintió con la cabeza, adelantándose a una respuesta, pero Scott le cortó.
               -Ah, no, de eso nada, Layla. Tommy duerme conmigo.
               -¿Qué?-escupió Tommy. Scott clavó los ojos en él, resuelto.
               -Ya lo tenemos apalabrado.
               -Eso es mentira, Scott; no hemos hablado nada.
               -¿Qué cojones tenemos que hablar? Vamos a dormir juntos, punto. Soy seis meses mayor que tú, tienes que obedecerme.
               -Layla es la mayor-adujo Tommy, y Scott entrecerró los ojos.
               -No llevamos ni cinco minutos dentro de este zulo y ya tengo ganas de asfixiarte.
               -No me importa, chicos, de verdad. Si Diana o Chad quieren…
               -Yo estoy acostumbrada a dormir con gente-comenté, mirando a Tommy de reojo. Chad sonrió.
               -Yo me he acostumbrado este fin de semana.
               Todos nos volvimos hacia él.
               -¿Qué?-saltamos a la vez, y él se puso colorado antes de anunciar, con una sonrisa de oreja a oreja:
               -Aiden y yo lo hemos hecho.
               Lo dijo con tanta timidez, con tanta felicidad contenida, con una absoluta ternura… quise comérmelo, era como un bizcochito. Layla se abalanzó sobre él y le dio un abrazo, casi más feliz que él por tan hermosa noticia.
               -¡Enhorabuena, C!
               -¡Eso es genial!-festejé yo, acercándome a él y sumándome al abrazo.
               -¿Y eso no duele?-espetó Scott, porque es un tío, y los tíos tienen que joder estos momentos preciosos. Les viene en el código genético.
               -Sí, bastante-le cortó Tommy-, pero te acostumbras, igual que yo ya casi estoy acostumbrado a que me des por culo todos los días, Scott.
               -Qué más quisieras tú que yo te diera por culo, Thomas.
               -Llevas así desde que nací. Bueno, ¡no! Tuve un día de descanso, el mejor día de mi vida.
               Scott lo fulminó con la mirada.
               -Te detesto.
               Tommy le tiró un beso y empezaron a pelearse por cosas que no me interesaban lo más mínimo; bastantes cosas tenía en la cabeza como para preocuparme por ellos dos. Por ejemplo, dónde meteríamos toda nuestra ropa y mis alas, si con el armario empotrado que teníamos apenas nos daba para colgar un par de pantalones.
               Layla y yo estábamos inspeccionando el baño y decidiendo cómo colocar nuestros productos de cuidado para el cabello cuando llamaron a la puerta. Chad abrió y se dio de bruces con Lauren, que tamborileaba con unas uñas perfectamente limadas en su eterno bloc.
               -June lleva un poco de retraso, pero enseguida estará con vosotros-miró su reloj en un acto reflejo-. Si me acompañáis…-no esperó a que diéramos nuestra conformidad, echó a andar de nuevo por aquellos pasillos que parecían moverse como las escaleras de Hogwarts. Justo cuando creías orientarte, nuestra improvisada guía daba un giro tan brusco como desconcertante. Después de una verdadera y nauseabunda odisea, nos dimos a un pequeño salón con sillones de cuero blanco y una pequeña mesa de cristal con un florero en el centro. Nos indicó que nos sentáramos y no esperó a que nos llamaran; se giró de nuevo sobre sus tacones y emprendió de nuevo la marcha.
               No tuvimos que esperar mucho; el pomo de la puerta comenzó a girarse y nos pusimos de pie. La melena marrón de Eleanor apareció por la rendija de la puerta entreabierta, mientras ella asentía a lo que una voz femenina le decía desde dentro.  Sonrió con timidez, volvió a asentir un par de veces, y se volvió para salir.
               Se quedó helada al vernos allí, esperando para entrar. Clavó los ojos en su hermano y en Scott por un momento; se tiró de las mangas del jersey y se acercó a darles un beso de buena suerte. Tommy alzó las cejas cuando vio que Eleanor les entregaba el mismo tipo de beso a ambos, sin hacer distinciones de parentesco o relación sentimental. Scott se inclinó hacia ella, frunciendo el ceño, escuchando algo que le susurró al oído. Eleanor le apretó las manos, se mordió el labio, se giró para desearnos suerte y se marchó por aquellos pasillos. Tommy la miró con preocupación; yo también lo habría hecho, de saber que mi hermana pequeña se disponía a adentrarse sola en aquella pesadilla en la que cualquiera entraba, pero nadie salía.
               -¿Pasamos?-sugirió Layla, consciente de la tensión que se había instalado en el ambiente con la salida de la hermana pequeña de nuestro inglés. Tommy la miró un momento, como volviendo de unas aguas brumosas a las que se había dejado arrastrar por un descuido. Scott asintió, distraído, mordisqueándose el piercing en plena contemplación del lugar por el que se había desvanecido su novia.
               Entramos en una sala muy parecida a la que nos habían tenido esperando, la única diferencia residía en la chica que se mantenía con las piernas cruzadas en ella, como intentando disimular su entusiasmo.
               -¡Hola, chicos!-explotó con el entusiasmo de un fuego artificial el 4 de Julio-. Tenía muchas ganas de volver a veros. Guau, vuestra audición fue intensa, ¿verdad?
               -Más bien tensa, a secas-comentó Tommy, y June se echó a reír, sus ojos chispeando una adoración que había visto muy pocas veces. Y todas dirigida a mí.
               La pullita de Tommy ni siquiera había tenido gracia, y la tía se partía como si él hubiera contado el chiste del milenio.
               Madre mía, la que nos esperaba en aquel puñetero concurso.
               -Vale, bien, he estado analizando vuestra presencia en las redes sociales… sois todos bastante activos-comentó, examinando unas hojas que había sacado de entre los cojines del sofá en el que estaba sentada. Frunció el ceño un segundo, examinando sus documentos-. En total sumáis cerca de 50 millones de seguidores, en todas vuestras redes… claro que Diana sola acumula 20 millones en Instagram-me miró un segundo-. Eso está muy bien.
               -¿Va a jugar a nuestro favor o a nuestra contra?-pregunté, frotándome las manos.
               -¿Qué? Oh, no, los seguidores que tenéis ahora no importan. A partir de ahora, la actividad en vuestras cuentas personales será nula. Ya os hemos hecho una cuenta grupal en Facebook, Twitter e Instagram, amén de personales en las dos últimas redes-nos informó, y parpadeamos.
               -O sea, ¿que no podemos volver a usar nuestras cuentas nunca más?-espetó Layla.
               -Yo iba a mantenerme en contacto con mis amigos así-intercedió Chad, y todos asentimos.
               -Claro que podéis usarlas, es sólo que tendréis que limitar su uso en cierta medida durante el programa.
               -¿En qué medida?-quiso saber Scott. June se mordió el labio.
               -No podréis subir nada mientras estéis aquí. Para eso se os hacen las cuentas del concurso. Tendréis que cerrar vuestras cuentas personales.
               -¿Qué?-espetó Tommy.
               -Dada la cantidad de seguidores que tenéis, no bastaría con hacerlas privadas y ya está. Yo misma te sigo en Instagram; que privatizaras tu cuenta no me restringiría el acceso, y lo que queremos es que tengáis un comienzo de cero. Por eso es por lo que os apuntasteis a las audiciones, ¿no es así?
               -¿Se supone que tengo que borrarme mi puñetera cuenta y perder todas mis fotos sólo porque estoy en un concurso y quieren moldearme a su antojo?-gruñó Scott a la defensiva. June se recolocó las gafas de montura redonda, inmensa y plateada.
               -Puedes archivar tus publicaciones. Desaparecerán a ojos del mundo, pero conservarás todas sus interacciones.
               -Qué bien.
               -¿Y qué hay de mí? Tengo cerca de diez mil fotos, no puedo ir dándole una a una-susurré. June asintió con la cabeza.
               -Debido a tu perfil, Diana, y a la fama que ya tienes, tú puedes conservar tu cuenta anterior, siempre y cuando te comprometas a no utilizarla en exceso-asentí con la cabeza, sin entender muy bien.
               -Vale-June marcó algo con un bolígrafo azul, el logo del programa en el tubo plateado de éste-. Tengo que haceros unas cuantas preguntas para… bueno, ir sabiendo cómo es vuestra personalidad, y esas cosas. Así podré trabajar con vosotros.
               -¿Trabajar?-inquirió Chad. Los ingleses asintieron, mirándonos a los extranjeros con un poco de lástima.
               -Veréis, este programa es especial porque es el que mejor casa las redes sociales (más conocidas como el márketing del futuro) con las actuaciones y demás valoraciones que se hacen en el programa. Mientras vosotros actuáis, mi equipo y yo estamos observando las redes para ver qué opinan de vosotros, qué cosas comentan, qué les gusta y qué no.
               -Vaya, que vamos a ser títeres-bufó Scott-. Qué bien.
               -No títeres, exactamente. Debido a que estamos en las redes, podemos terminar con las controversias antes de que acaben. Y también poner el foco donde más nos interesa. Digamos, por ejemplo, que Tommy hace una nota alta en la que nadie cae, porque todo el mundo está fijándose en los bailes de Diana.
               -Yo no hago notas altas-comentó Tommy en tono lastimero.
               -Sí que las haces-protestó Scott.
               -Dejadla hablar, chicos.
               -Yo tengo acceso a todas las cámaras, por lo que puedo poner un gif o un vídeo en circulación que, de otro modo, se perdería. Y así, las piernas de Diana pasan a un segundo plano, el físico se aparta para dejar paso a tu voz, que es de lo que se trata este programa.
               Parpadeé.
               -En resumen, ¿lo que me estás diciendo es que creas memes? ¿Y fanservice?
               June se echó a reír, empujó sus gafas una vez más por el puente de su nariz.
               -Yo no lo habría dicho mejor, sí. Digamos que soy la fuente oficial de memes de The Talented Generation, y yo me encargo de que nuestros fans tengan lo que quieren en el momento en que lo quieren. Que, en internet, suele ser para ayer-asintió con la cabeza, satisfecha.
               -Me mola la idea-sonrió Chad.
               -Los demás programas no hacen eso-comentó Tommy, mirándose los pies-. Lo que yo daría porque en Masterchef sacaran más fotos de los platos que las capturas de pantalla que hacen a la televisión…
               -Esto es lo que se obtiene cuando inviertes en I+D, por eso somos el programa con más impacto en toda Inglaterra, y el tercero en los países de habla inglesa-June sonrió con satisfacción, como quien habla de un imperio familiar que ha tardado décadas en construir, pero que por fin se sitúa entre las potencias del sector-. Bueno, empecemos-hizo clic con su boli mientras pasaba una hoja. Nos miró uno por uno-. Veréis, para que todo esto sea más rápido y natural, en ocasiones tendremos personas que llevarán vuestras redes sociales. Tengo que haceros unas preguntas para iros conociendo; otro día empezaremos a indagar en vuestra forma de responder, para que quede natural.
               -¿Es necesario?-gimió Layla-. Me gusta hablar con las fans de papá. Son monas.
               -Son monas cuando son 10. Cuando sean mil, serán un agobio-aseguró June-. Y créeme, Layla: no vas a tener tiempo de entablar conversación con ellas mientras estés en el concurso.
               -¿Qué se supone que vamos a hacer con las cuentas, entonces?-quiso saber Scott.
               -Podéis hacer fotos y vídeos; eso os lo dejamos a vosotros, para que todo sea mucho más natural.
               -No sé si estoy cómodo con que alguien conteste a la gente en mi nombre-susurró Tommy. June negó con la cabeza.
               -Se les hace saber que es el equipo el que lo hace.
               -¿Es obligatorio?
               June parpadeó.
               -Bueno… no está de más que tengáis una ayuda…
               -Si me comprometo a poner tantos tweets al día, ¿me pondréis a alguien que conteste por mí?
               -Pues… tendría que hablarlo con Simon… pero…
               -Por favor, June-Tommy le sonrió con timidez. La chica se puso colorada, se toqueteó los rizos.
               -Veré… eh… qué puedo hacer… pero tenéis que… contestarme igual a un… unas cuantas preguntas.
               -Gracias-ahora, la sonrisa que le dedicó fue radiante. Sentí al sol oscurecerse, a kilómetros de hormigón de distancia.
               -Bueno, lo que necesito saber para ayudaros a vender más es si tenéis pareja-nos miró a Tommy y a mí-. Ya estoy al tanto de lo vuestro, así que… no es necesario que contestéis.
               Layla miró al suelo, jugando con sus uñas mientras Chad decía que sí y Scott también.
               -Todos tenemos pareja, en realidad-dijo Tommy, y Layla lo miró, sorprendida. Él le guiñó un ojo, como diciéndole que ya se ocuparían de explicárselo a la Proveedora Oficial de Memes cuando tuvieran más confianza con ella.
               June bufó y sonrió.
               -Qué cotizados estáis los chicos, me va a resultar casi imposible venderos…-comentó para sí.
               -¿Por?-inquirió Layla, sin entender.
               -Los concursantes que no tienen pareja son más susceptibles de pasar de fase. Ya sabes, los fans que fantasean con ser el típico “sí, saldría con una fan”. Eso les hace más atractivos porque son más accesibles; a alguien que tiene pareja lo perciben como mucho más lejano. Y todos los chicos con los que he hablado hasta ahora tenéis novia, así que…
               -Yo tengo novio-dijo Chad, y June alzó las cejas.
               -¿Eres gay?
               -Casi. Bisexual-Chad se revolvió en el asiento, muy consciente de cada uno de sus poros de repente.
               -Mira, con eso no había contado. Te hace un incentivo porque eres una figura modélica. Representas a la minoría.
               -Te puedo asegurar que los bisexuales no somos minoría. La mayoría de heteros creen que son bisexuales, y que una persona de su mismo sexo les atraiga es sólo un “caprichito especial”-Chad se echó a reír, y yo sonreí escuchando cómo sonaba la liberación de saber quién y qué eres en su risa.
               -Dios, vas a ser el querubín de Inglaterra-June también se rió-. Y vosotros-se volvió hacia Tommy y Scott-, podríais aprender un poco de las chicas, que, hasta Diana y Layla, todas estaban solteras. Vamos a tener que cambiarle el nombre al concurso por The Tinder Generation.
               June se echó a reír, sin percatarse de la bomba atómica que acababa de soltar. Scott no daba crédito a lo que acababa de escuchar; en sus ojos podías ver cómo iba juntando la información que había ido recogiendo.
               Fue Tommy, estupefacto, quien consiguió articular palabra y confirmar lo que se nos acababa de decir.
               -¿Mi hermana te ha dicho que no tiene novio?


-Yo me cargo a mi hermana, ya verás; ya no hará falta que echen a nadie en la primera semana. Iremos sobrados de gente-gruñó Tommy, trotando delante de mí. Después de que June nos hubiera soltado la bomba de que Eleanor se había proclamado soltera en su entrevista, apenas habíamos contestado con monosílabos a las preguntas que nos iba haciendo, demasiado distraídos en desgranar el por qué mi chica (bueno, mi no chica) había dicho eso.
               Me había dejado helado. A cuadros. No me entraba en la cabeza que pudiera haber dicho una cosa así, cuando yo estaba seguro al cien por cien de que me quería con toda su alma, de que estaba orgullosa de estar conmigo y le gustaba presumir de que yo fuera su novio, igual que a mí me gustaba presumir de que ella fuera la mía.
               -Ni se te ocurra-me escuché gruñir por lo bajo, mientras lo seguía por aquel laberinto de pasillos en el que terminaríamos perdiendo la vida justo después de la orientación. No tenía ni la más remota idea de dónde estábamos, ya no digamos de cómo sabía Tommy que camino tomar.
               Se giró en redondo y choqué contra él, al no esperarme que se detuviera.
               -¿¡Que no qué!?-ladró-. ¡Ya verás, la madre que la parió! ¡Como la pesque, le doy tal bofetón que la dejo muda!
               -A tu hermana no le vas a tocar ni un solo pelo-advertí, pegándome más a él, intentando amedrentarlo. Bastante tenía con no entender lo que estaba sucediendo, como para que ahora Tommy quisiera liarse a tortas con ella.
               -Soy su hermano, Scott. Puedo hacerle lo que me dé la gana.
               -No si yo la alcanzo antes-espeté, escurriéndome por debajo de sus brazos y echando a correr sin un rumbo fijo. Me giraba por puro instinto, siguiendo los impulsos que me salían del alma, mientras los pasos de Tommy, a la carrera, me acompañaban como la banda sonora de una película de miedo se acopla al momento culminante del terror.
               Por alguna especie de favor divino, nos encontramos con las puertas de nuestras habitaciones. Abrimos la puerta de la de Eleanor sin llamar, sólo para encontrarnos con la chica de pelo rubio y puntas azules tirada en la cama, mirando su teléfono. Nos observó con curiosidad.
               -Vaya, creía que lo de los tríos empezaría la segunda semana, cuando nos hubiéramos cogido confianza.
               -¿Está Eleanor?-le pregunté, y ella negó con la cabeza.
               -Se ha ido con la otra chica-señaló la cama pequeña-, a por una botella de agua, o no sé qué. Yo les dije que no fueran, total, ni nevera tenemos…-no esperé a que siguiera despotricando, lo último que necesitaba era que una tía a la que yo no conocía de nada me pusiera de peor humor.
               Después de un rato andando y desandando caminos inciertos, nos encontramos con las dos chicas, que venían cargadas con botellitas de medio litro de agua. Una morena de ojos grandes y castaños nos miró con curiosidad mientras Eleanor abría la boca para saludar, yo lo hacía para preguntarle de qué iba todo aquello en lo que estábamos metidos, y Tommy se nos adelantaba a todos tronando:
               -¿¡Qué cojones es eso de que estás soltera, y no tienes novio?!-bramó, y la chica miró a Eleanor con lástima un momento antes de escabullirse para no aguantar la bronca que le iba a caer a mi novia-. ¡ME CAGO EN LA PUTA, ELEANOR, ESTUVE UNA SEMANA SIN HABLARME CON SCOTT PORQUE ERA TU NOVIO! ¡LE PEGUÉ UN PUÑETAZO! ¡Y ÉL CASI ME ROMPE UNA COSTILLA! ¿ERES TONTA, O TE LO HACES?
               Eleanor esperó pacientemente a que su hermano dejara de gritarle, pero yo no podía más. Le di un codazo en las costillas y Tommy se volvió hacia mí.
               -¿¡Y a ti qué cojones te pasa!?
               -Déjanos solos, Tommy-le pedí. Él se mordió el labio, intentando contenerse, bufó, fulminó a su hermana con la mirada.
               -Niñata caprichosa de mierda…-escupió, y Eleanor le hizo un corte de manga mientras se daba la vuelta y se iba por donde habíamos venido. Me giré a mirar a Eleanor.
               -Déjame que te expli…
               -¿Que me expliques? ¿Qué coño tienes que explicarme, Eleanor? ¿De qué coño vas?-ladré-. ¡Ayer mismo me dijiste que si podíamos seguir juntos durante el programa, ¿y ahora resulta que vas diciendo por ahí que estás soltera?!
               -¡Lo hice por ti!-gritó, y me empujó a un lado para echar a andar. La perseguí por los pasillos, ignorando a la gente que se nos quedaba mirando preguntándose a qué se debía tanto alboroto y tanta bronca.
               -¿Por mí? ¿Ése es tu consuelo? ¡Cómo puedes ser tan cínica! ¡A ti no hay quien te entienda, tía! ¡Primero lloras porque no podemos estar juntos en público-empecé, estirando un dedo, mientras ella abría y cerraba puertas al azar, buscando su habitación, algún rincón en el que refugiarse-, después me metes presión para que se lo diga a tu hermano-estiré otro dedo-; cuando me peleo con Tommy, me dices que ojalá no hubiera dicho nada porque estoy muy mal-consiguió abrir una puerta y se metió dentro, y yo la seguí sin inmutarme. Cerró tras de mí-, y,  cuando por fin tu hermano lo acepta, y podemos estar juntos, y estamos de puta madre, ¿te da la venada y dices que no tienes novio en un puto concurso en el que vamos a estar dos meses y medio?!-grité-. ¿¡A ti te faltó oxígeno al nacer!?
               -¡A mí no me hables así, Scott, que soy tu novia, no una de tus amiguitas que te lo pasan todo!-se revolvió ella.
               -¡Ah, que ahora eres mi novia! Mira, chica, creo que voy a ponerme unas alertas en el móvil para saber cuándo lo eres y cuándo no!
               Se echó las manos a la cabeza, atusándose el pelo con un bufido de frustración.
               -¡Le he mentido a June, sí, ¿y qué?! ¡Eso no cambia nada, Scott!
               -¡Ya me dirás tú a mí si cambia algo cuando no nos dejen sentarnos juntos, o cuando a ti te líen con otro para conseguir más audiencia, o a mí me intenten enrollar con otra tía que piensen que me va!
               -Eso no va a pasar-bufó, agarrándose el pelo, recogiéndoselo en una mano.
               -¿Y tú cómo lo sabes? ¿Es que no has oído que no nos dejan usar nuestras cuentas de Instagram y Twitter? ¡Que, si quiero conservarlas, no puedo utilizarlas en todo lo que esté aquí dentro, y borre las fotos! ¡BORRAR LAS FOTOS, ELEANOR!-ladré, y ella puso los ojos en blanco-. ¡LA PRIMERA FOTO QUE ME HICIERON MIS PADRES ESTÁ EN ESA CUENTA! ¡LA PRIMERA FOTO QUE NOS HICIMOS ESTÁ EN ESA CUENTA! ¡TODA MI VIDA ESTÁ EN ESA CUENTA, Y QUIEREN QUE LA BORRE COMO SI NO HUBIERA PASADO NADA! ¿DE VERDAD TE CREES QUE VAN A DEJAR QUE NOS ACERQUEMOS A MENOS DE DOS METROS SI TIENEN MEJORES PLANES PARA NOSOTROS?
               -No van a encontrar un mejor plan para nosotros que nosotros.
               -¿Estás segura? ¡Porque tienen un equipo de la hostia sólo para hacer gifs de nuestras actuaciones, lo que a esta gente le sobra es tiempo que invertir en encontrar maneras de explotarnos como…! ¿QUIERES PARAR CON EL PUÑETERO PELO?-rugí, y ella bufó, ajustándose la coleta-. ¡Me estás poniendo de los nervios!
               Sin decir nada, me empujó hacia la pared, me miró a los ojos con decisión y, sin esperar a que yo me diera cuenta de lo que pretendía, apenas sin dejarme estudiar el ambiente (nos habíamos metido en una especie de armario escobero, con un generador al lado de la puerta), se arrodilló.
               -Eleanor-advertí.
               Me miró desde abajo, casi con desprecio, como lo había hecho aquella vez que follamos duro en los baños de la discoteca justo antes de decirme que, o elegía entre ella y mi hermano, o lo haría ella por mí.
               Me desabrochó el botón de los pantalones.
               -Eleanor, estamos hablando, ahora no estoy…-empecé, pero hizo caso omiso. Me bajó la cremallera, también los bóxers, me acarició la polla, y, en un segundo, se la había metido en la boca y me la estaba chupando como no lo había hecho en la vida.
               Cerré los ojos, diciéndome a mí mismo que no iba a caer tan bajo de ceder ante sus truquitos baratos, pero… es que…
               … uf…
               … esa lengua…
               … qué bien la movía.
               Me escuché y me sentí respirar con un aliento agitado, irregular, mientras Eleanor se ayudaba con las manos a mantenerme contento y satisfecho. Si esa era su manera de atarme en corto, estaba funcionando, y muy bien. No pude evitar pensar en aquel fin de semana glorioso que habíamos pasado juntos, en cómo me había confesado que nunca le había hecho eso a un chico, en cómo le había enseñado, en lo mucho que había aprendido.
               Mis caderas empezaron a seguir los movimientos de su boca y de sus manos, y la noté sonreír cuando no pude evitar ponerle una mano en la cabeza, guiándola hacia donde quería seguirla. Abrí los ojos a duras penas y me incliné para mirarla, arrodillada frente a mí, dándome placer como a mí me encantaba hacérselo a ella.
               Estaba llegando.
               -Eleanor-advertí, pero ella no se detuvo-. Eleanor, apártate-le supliqué. No quería correrme en su boca, pero tampoco tenía fuerzas como para separarla de mí. La mera idea de pensar en que eso pudiera acabarse antes que yo me parecía desquiciante-. Eleanor-lo intenté una última vez, haciendo acopio de la poca fuerza de voluntad que todavía no se me escapaba por entre sus labios-, voy a correrme.
               Eleanor abrió los ojos, levantó la mirada, me miró largamente, durante varios segundos que se me hicieron una eternidad. Su sonrisa se curvó un poquito más, todo lo que le permitía mi miembro ya duro y dispuesto en su boca.
               Y me guiñó un ojo.
               La madre que la parió.
               Me eché hacia atrás y me derramé entre sus labios mientras ella esbozaba una sonrisa de satisfacción, la típica de la chica que sabe que tiene a su novio comiéndole de la mano. Apoyé la nuca en la pared, luego la espalda, y por último, las caderas, mientras me subía los calzoncillos de nuevo y me abrochaba los pantalones. Eleanor se quedó en el suelo un rato más, recuperando la respiración. Se limpió la comisura de los labios con el dorso de la mano, recogió gotitas extraviadas de líquido blanquecino de su boca, y se chocó las manos entre sí para librarse de ellas.
               Aceptó la mano que le ofrecí para que se pusiera en pie. Se quedó a un paso de mí, con la punta de los pies rozando las mías.
               -No me digas que vamos a convertirnos en esas parejas-le pedí.
               -¿En cuáles?-inquirió.
               -En las que usan el sexo como forma de terminar las discusiones.
               Eleanor negó con la cabeza.
               -No vas a tener esa suerte, Malik.
               Con mi mente aún surcando las nebulosas en las que me sumergía su cuerpo, le acaricié la mejilla.
               -Me gusta cuando tienes el pelo recogido-espeté-. Se te ve más la cara. Y tienes una cara preciosa.
               -Scott-advirtió, pero a cada segundo que pasaba la bravura que me había embargado hasta antes de que ella se arrodillara frente a mí, como si se dispusiera a rezar a pesar de ser ella la diosa, iba ganando terreno.
               -No voy a consentir que intentes decirme que lo mejor es estar separados. Ya le he dicho adiós a demasiada gente. No voy a despedirme también de ti.
               -No te estoy pidiendo que te despidas de mí-respondió ella, devolviéndome la caricia-. Quiero que estemos juntos. Siempre estaremos juntos. Eres el amor de mi vida. No tengo recuerdo de una época en la que yo no te amara, Scott. Eres un regalo divino, y no voy a renunciar a ti. Por eso le he dicho a June que estaba soltera-explicó-. No quiero que nos sobreexploten y nos cansemos el uno del otro…
               -Yo jamás me cansaría de ti.
               -… pero tampoco quiero que, por mi culpa, dejes de resultarle atractivo al público. Mi hermano te necesita, Diana te necesita, todos te necesitan aquí, al 100%.
               -Soy Scott Malik-le recordé.
               -Pero yo no estoy enamorada de Scott Malik. Estoy enamorada de Scott. Scott es mil veces mejor que Scott Malik-respondió, acariciándome el mentón, siguiendo la curva de mi mandíbula-. Y no quiero acapararte. Quiero que Inglaterra ponga la tele cada semana y vea a Scott y se enamore de él igual que lo estoy yo. Si para eso tengo que dar un paso atrás, lo daré.
               -Eleanor-empecé, pero ella me puso un dedo en los labios.
               -No me importa dar un paso atrás, de verdad. Además, así te veo mejor el culo-me guiñó un ojo y los dos nos echamos a reír. Le mordí la uña del índice que había dejado en mi boca.
               -No era necesario.
               -Con lo mucho que me ha conseguido estar con mi novio, ¿te crees que me voy a arriesgar a que te echen en la primera semana y me dejes aquí sola? La envidia es el deporte nacional-se encogió de hombros-, y yo quiero que todo el mundo se muera de celos cuando salgamos de programa y sepan que estuvimos juntos desde el primer momento. No hay nada más dulce que fantasear con algo que nunca va a ser tuyo.
               -¿De verdad?-coqueteé-. Es una lástima, chica, porque yo no puedo ser más tuyo. Supongo que te va lo salado, ¿no?-inquirí, acariciándole la cintura, pegándola a mí. Eleanor se rió entre dientes, se puso de puntillas, me dio un beso en los labios.
               Cuando nos separamos un segundo tras el breve beso, me miró la boca, y luego, a los ojos. Me volvía loco cuando hacía eso, especialmente porque sabía qué era lo que venía detrás.
               -Te quiero-proclamó, acariciándome la nuca, hundiendo los dedos en mi pelo que, poco a poco, recuperaba su longitud normal.
               -Y yo a ti.
               Nos besamos un poco más, ella ignorando el regusto salado de nuestros besos, yo adorándolo, sabedor de que era la prueba de que era mía y yo era suyo. Le pedí que me dejara hacerle lo mismo, incluso le metí mano: quería devolverle el favor, pero ella negó con la cabeza. Me dijo que no podría superar el gusto que le había dado ver cómo me volvía loco por ella, verme perder el control y dejarme llevar. Le besé la palma de la mano una, dos, tres, cuatro, cinco, infinitas veces.
               -Ojalá se marche algún grupo primero-susurró-, y les dejen la habitación vacía. Me voy a subir por las paredes teniéndote tan cerca y no pudiendo hacer nada.
               -Siempre nos quedará este armario, ¿no?
               -Me gusta sentirte encima de mí de vez en cuando, Scott. Lo necesito.
               -Algún apañito podremos hacer-coqueteé, acercándome a ella, mordisqueándole el cuello. Se echó a reír, dijo que deberíamos ir marchándonos. Notarían nuestra ausencia y se preguntarían dónde estábamos, y a ver cómo explicábamos mis pintas angelicales y la forma en que ella sonreía como si la hubieran pillado con las manos en la masa, siendo una niña muy, muy mala.
               Dejé que me guiara por los pasillos en dirección a las habitaciones (sospeché que los Tomlinson tenían una especie de sexto sentido para la orientación) y la llevé de la mano hasta el interior de la mía. Tommy se volvió para mirarnos, volvió a recorrer a su hermana con el reproche en los ojos y, al ver mi expresión, inquirió:
               -¿Dónde?
               Me eché a reír ante la confusión de todos los demás.
               -¿Dónde qué?-replicó Eleanor.
               -Dónde le has comido la polla a mi mejor amigo.
               -Yo no he…
               -Más te vale que fuera en un sitio apartado, lo último que nos falta es que os hagan un sextape y que June llene internet con gifs de vosotros dos.
               -Pero…
               -Eleanor, ¿te crees que soy imbécil? He visto a Scott después de que le hicieran una mamada las suficientes veces como para reconocer la cara que pone. Incluso podría decir si le dejaron correrse en la boca o no-soltó, y yo alcé una ceja, mordisqueándome el piercing.
               -¿Cuál es el veredicto?
               Tommy me miró fijamente.
               -Que mi hermana es una viciosa.
               Nos echamos a reír, Eleanor se sentó en una de las camas y nos dedicamos a hablar mientras esperábamos a que Lauren viniera a recogernos como una mamá pata y nos llevara al comedor para que nos dieran de cenar. Después de la comida, en una amplia mesa como las de los institutos americanos (pero no la del instituto de Diana, según nos aclaró), nos dirigimos a nuestras habitaciones. Me despedí con un par de piquitos de mi chica mientras los demás se preparaban para dormirse.
               -Mañana te veo-le dije.
               -Ya lo creo.
               -¿Apuesto este culo que tanto te gusta mirar?-la piqué. Eleanor se echó a reír, me dio una palmada en el trasero y se despidió con un “anda, tira”.
               Cuando entré en la habitación, me encontré con que Layla se estaba acomodando al lado de Tommy.
               -¡Eh!
               -Hay que estar espabilado, Scott-fue todo lo que me dijo mi mejor amigo. Chad se echó a reír, tecleando en su móvil. Abrí la puerta del baño y le hablé a Diana.
               -Es tu día de suerte, Lady Di.
               -¿Te han diagnosticado cáncer y te piras del programa?
               -Vas a dormir conmigo.
               -Mecachis-respondió ella, riéndose.
               -Y, para tu información, duermo en bóxers.
               -Mira qué bien, no vamos a tener calor, porque yo duermo desnuda.
               -Menos mal que soy bueno follando en silencio.
               Diana se echó a reír.
               -¿Sabe Eleanor que te dedicas a pasear la lengua de esa forma tan descarada?
               -Nena, si supieras cómo pasea ella la lengua, no dirías que yo soy descarado.
               -Las que van de tímidas son las peores, ¿no te parece? A las que somos unos zorrones consolidados ya nos veis venir-Diana cogió una toalla y se envolvió con ella, salió de la ducha con un moño dorado enmarcándole la cara. Me dio las gracias por tenderle la mano para evitar que se cayera.
               -No eres un zorrón consolidado, Diana-le dijo Layla desde la otra esquina de la habitación.
               -Eso dices ahora, pero cuando llevemos aquí tres días y estéis hartos de que Tommy y yo os echemos de la habitación para follar, tendrás que admitir que un poco puta, sí que soy.
               -Una duda que me asalta, ¿vais a estar así hasta que nos larguemos?-quiso saber Tommy-. Porque no creo que os soporte a Scott y a ti, Didi, yendo de coleguitas.
               -No pasa nada; si fuera por Jesy, la semana que viene volvemos a casa-dijo la americana, ya desde el baño.
               -Seguro que a Chad le gusta la idea; tiene muchos polvos gays pendientes con su novio, va a tener que ir poniéndose al día-puntualicé yo.
               El irlandés empezó a reírse con aquellas carcajadas propias de su padre.
               Qué bien habíamos terminado nuestro primer día en la casa, y yo que me había temido lo peor cuando Eleanor se había acercado a mí y me había dicho en tono críptico:
               -Di que no.
               Menos mal que se había negado a decirme nada más, porque si no, le habría montado el mismo pollo antes de entrar al despacho improvisado de June, y me habría quedado sin ese retazo de intimidad al que ahora me aferraba, despojado de ella en una habitación compartida por cinco.


No podía evitar sonreír, rodeado por la cacofonía de vítores, aplausos, silbidos, gritos semihistéricos y luces que me empequeñecían las pupilas. Me sentía como en el ojo del huracán, y algo dentro de mí me decía que había nacido para estar, precisamente, en el ojo del huracán. Me mordí el labio, disfrutando de la sensación de ser un dios encumbrado recientemente al que le dedican su primer sacrificio. Sentí el apretón en el hombro de la mano de Tommy mientras nos juntábamos en el centro del escenario, cerca de la mesa de los jueces para recibir nuestra valoración.
               Realmente creía que nada podría hacerme daño allí subido.
               -Cómo lo estás disfrutando-se rió Tommy, sacudiéndome los hombros, y yo le saqué la lengua mientras el público se calmaba. Sabía que en algún rincón estaban nuestros padres, jaleándonos más que el resto del público junto, y eso no hacía sino aumentar mi sensación de importancia.
               Habíamos clavado la canción, ya con una coreografía nueva, un reparto diferente de los solos y voces más educadas. Era increíble lo mucho que habíamos cambiado en una semana: de movimientos tristes y desacompasados, de patética descoordinación, a enlazarnos como si fuéramos engranajes en una misma máquina, hacer armonías con las que no nos habríamos ni atrevido a soñar, un baile que poco tenía que envidiar al que habían preparado Th3some para su audición (una coreografía perfecta y complicada, digna de Jason Derulo) y, sobre todo, poder disfrutar de los focos bañándonos por fin en una luz celestial.
               -Tengo que empezar yo, chicos-anunció Simon cuando la gente se hubo tranquilizado un poco. El público fue tomando asiento poco a poco, expectante, mientras Diana, Chad, Tommy, Layla y yo esperábamos con impaciencia a que se nos diera una valoración que tenía que ser buena, por la fuerza.
               Una de las condiciones del concurso era que cada participante cantara otra vez la canción con la que audicionó para ver el avance que había hecho. Nosotros habíamos optado por hacer de la primera canción Shape of you, y demostrarle de paso a Jesy que, si habíamos hecho una audición penosa, era porque la habíamos preparado a solas, sin nadie que nos aconsejara ni nos guiara. Pero, si nos indicaban el camino, conseguiríamos seguirlo, costara lo que costase.
               -Guau-admiró Simon, sentándose, y escuché la risa feliz de Diana al saber que no era la única que se había quedado satisfecha con lo que acabábamos de hacer. Simon miró a la mesa, a sus papeles-. En serio, ¡guau! No tengo ni idea de lo que acabáis de hacer; lo único que sé es que no quiero que dejéis de hacerlo. Espero que sepáis que la semana que viene está asegurada para vosotros-anunció, y el público se levantó de nuevo, rugiendo y festejando que sus deseos se hacían realidad.
               -Estoy muy sorprendida con la actuación que acabáis de hacer, chicos, y fijaos que os dije que me había encantado la primera, pero ésta le da mil vueltas-intervino Nicki, asintiendo con la cabeza mientras se toqueteaba unas extensiones negras que le caían de una gorra de Batman, parecida a la que Sabrae había conseguido hacía tiempo, pero en cuero rosa en lugar de negro-. Ha sido increíble, he disfrutado muchísimo, y tengo ganas de ver lo que Jesy prepare con vosotros la semana que viene.
               ¡Ah, se me había olvidado comentar lo mejor! De las juezas, la única que había estado en un grupo era Jesy, por lo que ella era nuestra “protectora” en el concurso y la que se aseguraba de que todo lo que hiciéramos estuviera a la altura de las expectativas.
               Jesy hizo una mueca, sonriendo, aparentemente orgullosa de lo que habíamos hecho esa noche.
               -Yo quiero centrarme en lo rápido que os habéis compenetrado-comentó Gaga, toqueteando un bolígrafo y mirándonos uno a uno. Eleanor decía que era un amor; le encantaba pasar tiempo con ella, que se había convertido en su tutora-. Cuando vinisteis, nos encontramos con un grupo de voces bonitas pero que no terminaban de casar. Si acaso, Scott y Tommy tenían más compenetración, supongo que por vuestras circunstancias personales…-caviló, y asentimos con la cabeza-. La canción sonaba bien la semana pasada, pero esta noche ha sido espectacular. Habéis demostrado que podéis convertiros en un grupo y de hecho ya os estáis convirtiendo en uno; he visto mucha compenetración, mucha complicidad-movió las manos, como apoyando su teoría-, y eso me ha encantado, puede que más que la canción en sí. Se nota mucho que os lo pasáis bien juntos y espero poder seguir disfrutando de lo que es teneros en el escenario durante muchos programas más.
               Gaga miró a Jesy, que esbozó una sonrisa traviesa mientras el público proclamaba a Gaga su nueva jueza favorita.
               -He de decir que estoy orgullosa de cómo habéis evolucionado de la audición a esta semana. Ha habido unos cuantos fallos en la coreografía, y lo sabéis…-canturreó, mirándose las manos-, pero no mucha gente se ha dado cuenta, y eso está muy bien. Ahora, en cuanto a lo de las voces…-se rascó la nariz-. No estoy del todo de acuerdo con Gaga; creo que habéis trabajado y que tenéis más compenetración que antes, de eso no hay duda. Pero todavía os queda un largo trecho por recorrer. Tenéis conciencia de grupo, y se nota, tanto al cantar como al bailar, pero todavía hay algunos egos por ahí sueltos-clavó los ojos en mí- que tenéis que intentar controlar.
               -Perdona, Jesy, pero, ¿qué egos?-preguntó Simon, a quien le gustaba meter mierda más que un caramelo a un tonto.
               -No voy a entrar en tu juego de señalar a adolescentes, Simon-sonrió Jesy, pero Nicki aplaudió.
               -¡Venga, Jesy, aquí hay que dar nombres, que si no, no es divertido!
               El público aguantó la respiración. Era imposible que no se esperaran que Jesy dijera mi nombre, como efectivamente hizo. Asentí con la cabeza.
               -¿En qué se le nota el ego?-preguntó Tommy, dispuesto a defenderme de quien fuera.
               -Scott, estarás de acuerdo conmigo en que has destacado por encima de los demás igual que lo hiciste en la otra actuación-asentí con la cabeza-. La nota alta que has hecho ha estado bien-había subido varios tonos el “I’m in love with your body” original mientras los demás hacían los coros de “come on, be my baby, come on”, una improvisación de última hora que había hecho que Tommy sonriera y Layla se mordiera el labio, divertida, pensando que, si me iba a dedicar a eso todas las semanas, ya teníamos un pie en la final-…o lo estaría-sonrió la jueza-, si fuerais escasos de puntos o estuvierais haciéndolo mal, pero creo que sabes que ibais lo bastante sobrados como para que el cambio de tono fuera innecesario.
               -Vale-balé cual dócil corderito.
               -Si tienes afán de protagonismo-espetó, y Gaga se la quedó mirando-, sólo dilo y podremos explotar eso; pero no os viene bien presentaros aquí como un grupo, decir que no tenéis líder, y luego que tú intentes destacar por encima de los demás-se reclinó sobre su asiento-. A otras bandas les ha sucedido, y no les terminó yendo del todo bien-sonrió, irónica.
               -Yo no lo hago con la intención de destacar, sólo quiero ayudar y dar el mejor espectáculo posible-aseguré, y Jesy asintió, aburrida de que no entrara al trapo.
               ¿Qué demonios? me dije, mirando al público, buscando la cara de mi padre entre las de todos los asistentes. Vi por el rabillo del ojo cómo Eleanor se preparaba entre bastidores, y recordé lo que me había dicho. Tenía que venderme, y venderme bien.
               Scott Malik sería dócil en estas circunstancias, pero Scott era peleón, Scott contestaba y Scott era chulo. Y si ella prefería a Scott, tendría a Scott.
               -Aunque-dije, tras aclararme la garganta, y noté cómo Tommy se ponía muy tenso a mi lado. Me clavó los dedos en el hombro, conminándome a que me callara, pero yo estaba envalentonado, pensando en lo mucho que hablarían de nosotros y lo invencibles que nos volveríamos si conseguía hacernos relevantes a base de hacerme el rebelde-, no creo que haya nada malo en que haya una voz cantante en los grupos, Jesy.
               -Ahí tiene razón-Nicki asintió con la cabeza-; en el rap hay acompañantes, no colaboraciones propiamente dichas.
               -En el rap, pero ellos no hacen rap-respondió Jesy, encogiéndose de hombros-. No en todas las bandas hay un integrante que destaque. Deberías saberlo-me clavó la puñalada y sonrió con satisfacción, sin saber que yo tenía preparada una daga más profunda.
               -Bueno, supongo que tienes razón-me encogí de hombros-, aunque todos tenemos claro que Little Mix eran en realidad Perrie y sus coristas-escuché gritos de sorpresa y murmullos de asentimiento-; por lo menos, en el primer disco.
               Jesy se mordió el labio un momento.
               -Menos mal que corregimos ese rumbo; de lo contrario, no habríamos seguido todas juntas…-esbozó una sonrisa maliciosa-, puede que alguna se hubiera ido sin dar más explicaciones que una publicación en Facebook.
               Se escucharon varios “oooh” entre el público, festejando o protestando por la contestación de Jesy, y yo asentí con la cabeza, me incliné a hacerle una reverencia, y alcé las manos, concediendo que había ganado aquella partida.
               Casi podía oír claramente las carcajadas orgullosas de papá entre el público, casi podía ver a mamá fulminándole con la mirada, espetándole que no tenía gracia, y él respondiendo:
               -Sherezade, has parido un monstruo. Déjame disfrutar de la leyenda que es mi hijo.
               Fuimos a sentarnos en la zona de los concursantes, y, mientras la presentadora daba paso al vídeo de cómo había preparado Eleanor su semana, Tommy se giró hacia mí.
               -Como nos echen por culpa de tu puta chulería con Jesy, te doy tal hostia que te cambio la nacionalidad, Scott.
               -¡Qué nos van a echar, joder, Thomas! Jesy me adora, te lo digo yo. A ésta la tengo enamorada antes del descanso-le aseguré, dándole una palmada.
               -Te has pasado tres pueblos con ella.
               -No iba en serio.
               -Me la suda que fueras en serio, Scott, joder-espetó-. No puedes vacilarla, ella no es tu amiga. Si quieres vacilar a alguien, vacílame a mí, ¿o es que estás cansado?
               -Tampoco es para que te pongas así, pavo.
               -¿Tú crees? Diana ha perdido el contrato con Victoria’s Secret por venir aquí; Chad ni siquiera está en su país, Layla va a perder todo el semestre, ¿a ti te parece que ellos pueden permitirse que te dé por ponerte gallito con Jesy Nelson?
               Me lo quedé mirando.
               -¿Cuál es tu sacrificio?
               -Ninguno. Yo tengo que estar aquí, contigo. Pero ellos, no. Y, aunque sea por respeto al favor que les estás haciendo, deberías controlarte.
               -Yo no les pedí que me hicieran ese favor. Ni siquiera se me ocurrió a mí el favor.
               Tommy me fulminó con la mirada.
               -Mira a toda esta gente y ten los cojones de decirme que quieres irte y que estás aquí por mí-hizo un gesto con la mano al público mientras las luces se apagaban para dejar únicamente iluminado el escenario, y que Eleanor pudiera empezar a cantar.
               -Es que estoy aquí por ti, Tommy-gruñí.
               -Que mires a la gente y me digas que te quieres ir.
               Lo hice, me perdí en mis recuerdos, en mi efímera divinidad. Luego, miré al escenario, vi a Eleanor cantando con toda su alma, haciendo vibrar la mía con su voz y con las sensaciones reverberadas de estar allí arriba y que la gente gritara cada vez que yo me acercaba el micrófono a la boca.
               -Has nacido para estar ahí arriba-me dijo Tommy, acariciándome la nuca, tranquilizando al león que llevaba dentro y convirtiéndolo en un gatito grande y excesivamente peludo-. No dejes que tu ego estropee los planes que las estrellas tienen para ti.
               Me dejó reflexionando, rumiando y meditando durante todo lo que quedaba de programa. Para cuando se apagaron las luces y nos mandaron pasar a detrás del escenario, ya había decidido que lo mejor sería disculparme. Remoloneé en una esquina hasta que Jesy pasó a mi lado, ajena a mi presencia, bebiendo una botella de agua y consultando su email en su teléfono.
               -Jesy, ¿tienes un segundo?
               Se giró y me bombardeó con aquellos ojos verdes tan bonitos y expresivos que tenía. Puso los ojos en blanco.
               -¿Es para discutir algo más de la discografía de mi banda?
               -Eh… no.
               -Entonces, puede que me interese lo que un niñato consentido como tú tiene que decir.
               Me tragué mi orgullo y mis ganas de decirle que sería un niñato, pero por lo menos en mi casa había más que un par de Grammys, y empecé:
               -Siento lo que te dije antes, en el escenario. Estaba fuera de lugar y… no lo pienso de verdad. Little mix es uno de los grupos que más me gusta.
               -Te debe de ir en la sangre-me provocó. Miré a Tommy de reojo, vi cómo nos observaba y me hacía un gesto para que entrara al trapo.
               -El caso es que creo que me dejé llevar por el momento y no pensé lo que te decía. No debería haber insinuado algo así.
               -No es que lo insinuaras, es más bien la prepotencia con la que lo hiciste-informó, y yo asentí con la cabeza.
               -Ya sé que no soy nadie para…
               -Mira, Scott, te voy a ser sincera-meneó la cabeza para apartarse mechones de pelo de los hombros y hacer que cayeran por su espalda-. Por mucho que se me revuelvan las tripas al decirte esto, te lo tengo que decir: tienes talento, muchísimo. Más que tu padre, y no sabes lo que me alegra-sonrió, ladina-. El problema es que eres igual que él. Esa prepotencia, esa actitud de perdonavidas…-negó con la cabeza-. ¿Y tu padre? Él puede, más o menos, permitírselo; es un gilipollas de campeonato y un egoísta, pero tú no eres nadie, Scott-clavó sus ojos en mí.
               -Mi padre no es un gilipollas-me escuché decir, y pude ver cómo Tommy ponía los ojos en blanco, pensando este tío es tonto-, y tampoco es un egoísta.
               -Oh, puede que contigo no lo sea, pero yo le conocí cuando tenía unos pocos años más que tú, y créeme si te digo que estás siguiendo sus pasos, y eso no me gusta un pelo. Yo de ti, sería original. El mundo no necesita más Zayn Maliks. Con uno, nos sobra-me puso una mano en el hombro-. No hay necesidad de que intentes ser él.
               -Yo no intento ser él-respondí, intentando morderme la lengua. Jesy parpadeó con sus pestañas infinitas.
               -Atacando a Little Mix, me da la impresión de que sí. Él no nos hizo nada a nosotras, sólo a Perrie, pero yo no voy a perdonar nunca lo que tu padre le hizo a una de mis mejores amigas.
               -Si te sirve de consuelo, yo tampoco se lo he perdonado del todo.
               -No, no me sirve de consuelo. Porque, cada semana, cada vez que te subas al escenario, yo voy a revivir el momento en el que Perrie recibió el mensaje de tu padre diciendo que lo mejor sería que lo dejaran. Un mensaje que acabó con una relación de años. Y ahora, ¿vienes a intentar pedirme perdón por tratar de dejarme mal en televisión? Qué equivocado estás, querido-me dio una palmadita en el hombro-. No sabes en el lío que te acabas de meter. Pude con el padre, y voy a poder con el hijo. Te lo puedo asegurar.
               Me pellizcó la mejilla, sonrió, se giró sobre sus talones y se marchó agitando las caderas. Tommy se acercó a mí.
               -¿Y bien?
               -Le he pedido perdón.
               -¿Y?
               -La semana que viene, nos largamos nosotros.
               -Joder, Scott-suspiró, frotándose la cara-. ¿Qué te ha dicho?
               -Que soy igual que mi padre-dije, con la voz rota-. Pero que no voy a llegar a ser como él.
               Tommy frunció el ceño, mirando el lugar por el que Jesy se había marchado.
               -¿En qué piensas?-pregunté, y me encontré con sus ojos azules.
               -Pienso en que ya es hora de que la gente se dé cuenta de que One Direction no era la hostia, como se dice. Ni siquiera podían bailar en condiciones-me miró, todo determinación-. Nosotros esta noche hemos demostrado más que ellos en 20 años de carrera.
               -Tommy…
               -Vamos a ganar esta mierda-me aseguró, agarrándome de la nuca para obligarme a mirarlo a los ojos y ver cuán en serio iba-. Vamos a ganar esta mierda y vamos a dejar de ser los hijos de One Direction, y nuestros padres van a empezar a ser los padres de Chasing the stars. Estoy hasta los cojones de que den por sentado lo que valgo por el mero hecho de que me apellide Tomlinson. Yo decido lo que valgo y yo decido a quién me parezco. ¿Jesy dice que nunca serás como Zayn? Pues yo le digo a Jesy, y a Simon, y a la putísima reina, si hace falta, que tú nunca serás como Zayn porque ya estás por encima de tu padre. A ver si él llega a las notas a las que llegas tú.
               -¿Estás insinuando…?
               -¿Que, o te quedas mudo, o rompes récords? Tienes mi permiso. Joder, Scott, más que mi permiso, tienes la obligación.
               Los dos sonreímos ante la perspectiva de lo que se nos venía encima, contemplando la esquina del escenario y las butacas que se iban vaciando poco a poco.
               -Ya puede besarnos el culo Simon cada semana-dijo, asomándose al escenario-. Le hemos elegido para venir a hacer historia.


Nueva York, a la mañana siguiente.

Harry se levantó sin necesidad de despertador, con los primeros rayos despuntando en el horizonte herido por las agujas de los rascacielos. Otro día más en aquella ciudad que adoraba su acento, la ciudad que había elegido con su mujer para tener a su hija.
               Estados Unidos era un país prácticamente igual en el que todo era diferente. Desde los despertares, hasta el lado de la carretera por el que había que conducir, pasando por el nombre que le daban al fútbol y la asiduidad con la que tomaban té (es decir, prácticamente nunca).
               Ese país tan extraño y a la vez similar había sido su hogar durante casi 18 años, la oportunidad perfecta de trabajo para su mujer, el hogar para criar a su única hija. Y, desde que ella había salido por la puerta, con la promesa de que nunca habría un perdón y del silencio que se colaría en la casa como el frío invernal cada vez que se abre una ventana, aquél era un lugar sucio, frío, desolado.
               Al principio, creyó que su matrimonio no superaría que Diana se hubiera marchado “al exilio”, como ella lo había asegurado. Noemí había recogido en silencio el sobre y lo había guardado en lo más profundo de la caja más apartada del trastero, incapaz de deshacerse de ello y temiendo que, dejándolo cerca, el pasado de su hija les encontrara como por casualidad.
               Noemí no le había dejado tocarla en casi dos semanas, sufriendo por la ausencia de la hija arrebatada demasiado pronto. Sabía que su mujer entendía que aquello era lo que Diana necesitaba, pero saber y aceptar eran cosas muy diferentes.
               Hasta que, un día, Noemí se había acercado a él y se había acurrucado a su lado en la cama. Le dijo que no iban a hacer nada, pero que el frío del silencio le dolía, se le clavaba en la piel, y Harry la abrazó hasta que se quedó dormida, y a la mañana siguiente, se despertó con ella aún en brazos.
               Así fue como sobrevivieron a la partida de su hija, confiando en que estaba en buenas manos, manos que la cuidarían y que no permitirían que el mundo que la había alcanzado y había roto su alma la destruyera por completo.
               Se vistió en silencio, bajó hasta el inmenso salón y saludó con un “buenos días” a la cocinera, que ya estaba preparando su desayuno, puntual como un reloj suizo. Se sentó en el sofá después de preguntar qué tal había pasado la mujer la noche, encendió la tele y pasó a toda velocidad los canales…
               … hasta que se encontró una cara conocida. Volvió atrás, para encontrarse de nuevo con una fotografía de su preciosa hija, sonriendo y mirando a cámara con un vestuario que no recordaba, un pelo recogido estilo años 50, y maquillaje de la misma época. Una presentadora de ojos impecablemente ahumados y labios perfectamente perfilados movía la boca recitando unas palabras que Harry no alcanzaba a oír. Subió el volumen.
               -¡NOEMÍ!-gritó, sin poder evitarlo, y oyó el estruendo de un plato que se rompía al caer al suelo. Puede que hubiera asustado a toda la manzana con aquel grito espontáneo, pero le daba igual. Su estupefacción no conocía límites.
               Escuchó cómo su mujer saltaba de la cama y abría la puerta, cómo bajaba las escaleras a toda velocidad y se plantaba en el salón.
               -¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¡Harry!-imploró su esposa, frente a él-. ¿Qué ocurre?
               Harry señaló la televisión. Noemí se dio la vuelta, sin entender.
               -Es Diana-explicó Harry-. Ha entrado en un concurso de canto.
               Noemí se volvió de nuevo hacia su marido, atónita. Sin decir nada, se abalanzó hacia el teléfono.
               -¿Qué haces?
               -Llamar a Erika.
               -¿Para qué?
               Noemí miró la pantalla de la televisión, horrorizada.
               -Para que prepare las cosas de Diana. Voy a ir a buscarla. Se vuelve a Nueva York.

               
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16 comentarios:

  1. D-I-O-S M-I-O
    EL PUTO SALSEO ERIKA O SEA QUE COJONES
    MADRE MÍA, ENTIENDO A JESY JODER PERO CON SCOTT NO TÍO, CON SCOTT NO.
    MADRE MÍA CON SCELEANOR, VA A HABER MOVIDA, NO VA A ACABAR TODO EN UNA SIMPLE MAMADA.
    Y NOEMÍ PUEDE COMERME EL COÑO COMO INTENTE ARREBATARLE A MI NIÑA LA FELICIDAD QUE TIENE

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    1. AQUÍ MORIMOS AHOGADAS EN SALSA YA LO VERÁS MADRE MÍA LA QUE OS ESPERA Y VOSOTRAS AQUÍ TAN TRANQUILAS JAJAJAJAJAJAJAJA
      Scott es un chulo que debería controlarse o sea quién cojones se cree que es aparte de Nuestro Señor y Salvador Scott Malik™
      Sceleanor va a ser el epicentro de todo salseo madre mía es que no tenéis ni idea de lo que os viene encima pobrecitas de verdad
      NOEMÍ VIENE AQUÍ A JODERNOS LA FIESTA PERO DE ESO NADA ERIKA AL RESCATE

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  2. No me jodas que tienes salseo Sceleanor preparado, pensé que habíamos superado esa mierda Eri ��

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    1. Pues todavía se os viene lo peor, id preparando los búnkers

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  3. Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver maribel...PERO ESTO QUE ES?!!!
    Firmo y refirmo que ha valido la pena cada segundo que has invertido en escribir este capitulo porque te ha quedado de puta madre, para Nobel de Literatura me cago en la hostia!!!
    Osea por favooooor, ese momento de las familias tomlinson-malik despidiendose todos de todos y que penita me ha dado Diana al ver a los tomlinson dandose mimos. QUIEN LA HA VISTO Y QUIEN LA VE, si es toda una cachorrita buscando un poco de amor.
    Y las despedidas en los estudios entre todas las familias, me muero de amor y de tristeza porque he estado a nada de ponerme a llorar y de exigir que no fueran a ningun concurso porque no les hacía falta. Y ya cuando Scommy se han derrumbado llorando por despedirse de sus hermanas pequeñas, mi pobre corazoncito se ha quedado sin un pedazo!
    Em....puedo llegar a entender a Eleanor y los motivos por los que ha dicho que no tenía novio pero paoyo a Tommy en su decisión de darle una hostia, y de las grandes. ESO NO SE HACE HOMBRE YA!! Todos allí aceptando que tienen pareja y llega ella a clavar el puñal, así no se puede, por muchas buenas mamadas que le haga a Scott NO SE PUEDE!!
    WOWOWOWOWOWOWOWOWOWOOWWO LAS PULLITAS ENTRE JESY Y SCOTT!! ME HE TENSADO COMO SI ESTUVIERA VIENDO EL PROGRAMA DELANTE DE MI PUTA CARA! y bueno, puedo entender la rabia y el asco de Jesy al tener delante de ti a la copia perfecta del tio que le hizo daño a tu mejor amiga, pero ¿qué culpa tiene Scott? yo misma he tenido que vivir en mis carnes cosas como: porque tu madre esto, porque tu madre lo otro, porque no te pareces a tu madre, porque eres igual a tu madre en esto (normalmente algo negativo) Y me da rabia porque eso solo limita a una persona y, en muchos caso, ya hace que el resto de personas te juzguen y ya tengan unos prejuicios sobre ti, aunque no te conozca. Aunque Scott también se ha pasado diciendo lo de Perrie y sus coristas. OSEA, ESTÁS DELANTE DE LA DIOSA JESY NELSON!! SOLO DEBERÍAS LIMITARTE A LAMER EL SUELO POR DONDE PASA Y DEJA UN RASTRO DE SU DIVINIDAD.
    MIRA NOEMÍ NOEMÍ, más vale que me dejes a Diana quieta donde esta. Ahora que piensa y actua con el corazón en vez de con la tarjeta de crédito, no me la vayas a joder.

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    1. Esto es
      EL
      INICIO
      DEL
      APOCALIPSIS
      no quiero que Chasing the stars se acabe y joder tengo un montón de ideas no sé qué voy a hacer con mi vida en fin :(
      Me alegro muchísimo de que te haya gustado el capítulo Ari AY es que me lo paso genial escribiendo en serio, no sé qué va a ser de mí cuando termine con esto, menos mal que me queda el consuelo de Sabrae (aunque de aquí al Nobel de Literatura todavía queda mucho JAJAJAJA)
      Diana por favor necesita protección mi niña preciosa no se merece todo lo que está sufriendo :( y mira cómo ha cambiado yo de verdad es que siento que estoy escribiendo a dos personas diferentes :(
      y cuando scommy se echan a llorar MI MADRE yo no puedo así te lo digo de verdad.
      Eleanor en el fondo es tonta cómo se nota que es hija de Louis
      EL SALSEO JESY-SCOTT DIOS MÍO ES QUE ME MUERO DE GANAS POR SEGUIR ESCRIBIENDO SÓLO POR HACER QUE SE MATEN ENTRE SÍ EN DIRECTO Y EN LA TELEVISIÓN NACIONAL JAJAJAJAJAJA
      Lo cierto es que tienes razón, Jesy no debería juzgar a Scott por las cosas que hizo su padre pero en fin, es que me la imagino teniéndole tanto asco a Zayn que no puede evitar que el odio la ciegue y uf, S lo va a pasar mal porque encima él no se calla. Siento mucho l que me cuentas de lo de tu madre, mi madre es igual, cada vez que se cabrea conmigo empieza ES QUE ERS IGUAL DE TRAPACERA QUE TU PADRE y yo OK paisana
      Noemí Noemí viene aquí a jodernos el chiringuito ya verás, se nos va a tener que poner brava Eri defendiendo a Diana JAJAJAJAJAJAJAJAJA ME HA ENCANTADO LA FRASE DE QUE ACTÚA CON E CORAZÓN EN VEZDE CON LA TARJETA DE CRÉDITO GRITANDO EN SERIO

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  4. Muertita estoy
    El momento de despedidas entre todas las familias y Diana sola ay por dios yo la acojo en mi casa pobrecita ����
    Scott y eleanor van a tener movidas por decir que están solteros ay mami que las veo venir todas juntas
    Estoy super indignada por Jesy vamos a ver que esto es un concurso de canto no un concurso pa juzgar quien te cae bien y quien te cae mal y que menos por algo que ha hecho el padre de Scott que hartura es que encima veo que Scott se va a acabar viendo obligado a callarse y a hacer caso a lo que dicen y no me hace ni una pizquita de gracia @tommy confío en ti para que no dejes que eso pase
    Diana no se va a ninguna parte hombre ya si hace falta me voy yo a la puerta del programa a protestar

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    1. Me dio penita escribir esa parte de Diana pero es que me parece que resume tan bien su evolución :((((((( *se limpia una lagrimita*
      Salseo Sceleanor is coming efectivamente y va a ser LA REVOLUCIÓN
      ME he descojonado con la parte de lo de Jesy es que te he visto TAN indignada que no podía aguantarme la risa???????
      "Diana no se va a ninguna parte hombre ya si hace falta me voy yo a la puerta del programa a protestar" ES QUE NO PUEDO CON TUS COMENTARIOS TÍA SIEMPRE TIENES ALGO QUE HACE QUE ME ESTALLE POR DIOS NO CAMBIES NUNCA TE LO DIGO DE CORAZÓN

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  5. CHAD Y AIDEN QUÉ GRAN COMIENZO DE CAPÍTULO
    "Y convéncele de que canta bien-añadió Ash-. Tiene una voz preciosa. Me gusta mucho su voz. No sé por qué siempre se empeña en que tienes que cantarlo todo tú cuando vienes. La voz de Tommy es tan bonita que la quiero achuchar." 1) Tommy cariño lo haces todo bien en esta vida así que creete lo que te dice tu hermana y 2) Astrid representando lo que todo el fandom le quiere decir a Louis
    Scott y Tommy abrazados llorando por tener que despedirse de sus hermanos pequeños ai ❤
    EL SALSEO ENTRE SCOTT Y JESY MADRE MÍA LA QUE NOS ESPERA
    Y Sceleanor, estoy sufriendo. Yo era Tommy y Tommy era yo cuando se enteran de que Eleanor ha dicho que no tiene novio. Aunque entiendo los motivos de Eleanor creo que no va a ir bien eso de decir que no son novios. Y creo recordar (corrigeme si me equivoco que mi memoria no da para más) que hace tiempo dijiste que había dos rupturas Sceleanor y sólo hemos tenido una de momento. Por favor dime que no se aproxima otra ��
    NO NO NO A DIANA QUE NO SE LA LLEVEN NUESTRA NIÑA PRECIOSA
    Un capítulo genial, como siempre ❤

    Pd: "Lo más duro de quedarse ciego no es dejar de ver, sino que sabes de sobra el mundo que se ha apagado para ti, el que has perdido para siempre." ❤
    "No importa cuánto llenes una habitación de arte o de muebles caros de diseño; si las cosas que vives dentro no se te anclan en el alma, jamás será especial." ❤

    - Ana

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    1. Chaiden los grandes olvidados de esta novela, menos mal que son Mi Mierda™ y me voy a negar por siempre a que se queden un segundo plano (olvidemos que soy yo la que los releva constantemente al escribir pasando de ellos"
      El momento de Astrid con Tommy es que de verdad los Tomlinson deberían cambiarse el apellido a los Monlinson porque son MONÍSIMOS
      Scommy tristes y sensibles y abrazándose y siendo hermanos mayores preciosos no puedo con la vida necesito sentarme cuatro siglos
      Yo también entiendo los motivos de Eleanor y parece que ella ha convencido a Scott, lo que no saben es la cantidad de problemas que les va a traer el llevar lo suyo en secreto pero es que :( van a pasar cosas gordísimas que les van a poner a prueba, veamos si consiguen superarlo ☺
      (me encanta que recuerdes lo de las dos rupturas Ana, es que no pierdes detalle chica, ole tú)
      Diana se va a poner chula, el siguiente capítulo va a ser genial para ella, ya veréis ☺
      Muchísimas gracias ana, me alegro de que te haya gustado, es que te COMO LA CARA.
      PD: mira de verdad me encanta que me citéis es que me duele el corazoncito cuando lo hacéis no cambiéis NUNCA porfa ❤

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  6. MIRA,, COMO NOEMÍ SAQUE A DIANA DEL CONCURSO LA MATO. YO POR DIANA MA-TO. no enserio wtf qué clase de bombazo es este erika !! uffff scott y eleanor están casadisimos. Qué fuerte jesy qué mujer de verdad es una DIOSA ((incluso cuando está siendo un poco cabrona)). Cts es mejor que los pringados de 1d ��☕️im so sorry zayn)) scott es 10000 veces mejor que zayn, Oops!
    AAAH y no veas la ilusión que me hace leer mi nombre jsjsjjasjsjs. Con cada capítulo te superas más de verdad cant wait al siguiente !!
    -----------
    Después de muchos años se me ha publicado el comentario, en el capítulo anterior sí, pero oye!! la intención es lo que cuenta y aquí tengo el comentario en el capítulo correcto.
    Es que estas cosas solo me pasan a mi de verdad no soy más pringada porque no puedo. 💕💖💞💓💗✨💘💖💜💙

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    1. TENÍA QUE HABER SALSEO DE MADRES LO SIENTO ESTA NOVELA TIENE QUE COMPLETARSE DE ALGUNA MANERA JAJAJAJAJAJAJAJA
      Apreciemos el odio que le tiene Jesy a Scott y aun así cómo la queremos en fin que se note poco que somos imparciales
      Cts>>>>>>>>>>>1d
      Scott>>>>>>>>>>>>>>Zayn se ha dicho
      ME DESCOJONÉ VIENDO QUE HABÍAS COMENTADO EN EL CAPÍTULO QUE NO ERA JAJAJAJAJAJAJAJAJA

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  7. CABRONA, MALA MALA, ERES MALA ERIKA.
    CÓMO ME HACES ESTO? PENSÉ QUE EL GRAN SALSEO SCELEANOR HABRÍA PASADO Y AHORA ME ENTERO DE QUE LO PEOR AUN NO HA PASADO Y DE QUE AUN ENCIMA COMO BIEN HAN DICHO ARRIBA TU DIJISTE QUE ROMPERÍAN DOS VECES EN TODA LA NOVELA Y QUE QUIÉN ROMPERÍA SERÍA ELEANOR Y SÉ QUE ESA RUPTURA ESTÁ AL CAER, TE ODIO TÍA.
    (En verdad no te odio, te quiero mucho guapi)
    Chaiden son mis padres, mi hijito Chad se merece lo mejor. Scott y su lengua afilada les va a traer más de un problema a todos, aunque en verdad lo entiendo, a él y a Jesy.
    Y Noemí quién cojones se cree (vale, sí, su madre xd) Ahora se va a presentar en Inglaterra a arrebatarle toda la felicidad a Diana, pues ni de coña vamos

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    1. ME GUSTA HACER SUFRIR A LA GENTE QUÉ PUEDO DECIR SOY SÁDICA POR NATURALEZA
      Vais a sufrir un montón con Sceleanor y Tiana y Lommy y con las parejas en general UF, menos mal que tenemos a Chaiden para salvar la vida
      Me muero de ganas de que veáis los puñales que se van a clavar Jesy y Scott y de la movida con Noemí madre mía es que no sé cómo voy a cumplir plazos pero por mi madre que los cumplo.

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  8. Madre mia!!!! no puedo parar de leer, necesito saber que va a pasar.
    Necesito que cuentes de una vez que fue lo que hizo que Diana se tuviera que grrrrr por favor!
    Eres genial Erika!

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    1. Ayyy me alegro de tenerte tan enganchada Angela ☺
      ya queda muy poco para que lo descubráis, sed pacientes, por favor ♥
      Un besote guapa ♥

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