sábado, 24 de octubre de 2015

Hogwarts no existe y, a la vez, Hogwarts eres tú.

Cada cosa que vives es una parte de ti; cada cosa que absorbes entra a formar parte de tu alma y no la abandona jamás.
Por ejemplo: ¿el mundo de Harry Potter no es real?
El patronus es lo que invocas cuando defiendes a alguien que lo está pasando mal de la persona que se aprovecha de ella.
Gryffindor es eso que te hace defenderla.
Hufflepuff es lo que te hace querer defenderla.
Ravenclaw es lo que te hace abrir un libro, o coger una peli, y empezarla.
Slytherin es lo que te hace estudiar para conseguir lo que deseas.
Hufflepuff es lo que te hace abrazar muy, muy fuerte a un amigo después de mucho tiempo sin verlo.
Gryffindor es lo que te hace ser lo suficientemente cabezota como para no dejar de hacer algo hasta que te salga bien.
Slytherin es lo que te hace ponerte una meta y no parar hasta conseguirla.
Ravenclaw es lo que te hace pinchar en un enlace para descubrir qué esconde.
Ravenclaw es lo que te hace levantar la vista por las noches y preguntarte qué nombre tendrán las constelaciones que, seguro, están ahí, sólo que tú no puedes verlas.
Hufflepuff es lo que te empuja a sonreírle a una persona que está sola e invitarla a entrar en tu grupo.
Gryffindor es lo que hace que enloquezcas cuando alguien se mete con alguien a quien quieres.
Slytherin es esa vocecita en tu cabeza que te obliga a esforzarte por ser la mejor versión de ti mismo.
Hufflepuff es esa vocecita que habla a través de tu boca cuando alguien es demasiado exigente.
El felix felicis es reírte por la calle sin importar que el resto de la gente te mire, porque estás con tus amigos, o con ese alguien especial.
Ejecutas bien el wingardium leviosa cada vez que lanzas tus calcetines al aire para recogerlos con la mano con los pies.
El pensadero no tiene agua, propiamente dicha, sino palabras: la fuente más inagotable de magia; es el diario que escondes en el último cajón, por miedo a que alguien lo encuentre.
La recordadora son los post its en la puerta, intentando decirte que no te olvides de coger el paraguas.
El espejo de Oesed son esas imágenes que tu cerebro imprime detrás de tus párpados cuando vas a soplar las velas de tu cumpleaños, o una pestaña, o cuando simplemente cierras los ojos ante las 11:11.
Los dementores son esos días negros en los que no te apetece hacer nada más que meterte en la cama y olvidarte del mundo y que él se olvide de ti, que siga su curso y te deje allí.
Puede que las fotos no se muevan, pero sí cobran vida cuando las miras: en tu cabeza, los sonidos y los olores de aquel lugar y de aquellas personas resuenan como si volvieras a estar allí.
Y tu cama va a estar ahí siempre, para darte la bienvenida a tu casa.
Puede que nadie de más de dos metros haya echado abajo la puerta de tu casa y te haya dicho que eres un mago, o que no te haya llegado ninguna carta convocándote a tu educación mágica, pero, ¿por qué tiene que significar eso que no tengas magia en las venas? ¿Por qué no puedes hacer magia con sólo cerrar los ojos?

Por supuesto que tenemos alma, y es probable que ésta nunca vaya al cielo, pero, ¿qué tiene de malo que muchas cosas pasen dentro de ella? Por supuesto que tienen que pasar dentro de ella, pero, ¿por qué demonios no debería significar eso, que no son reales?

2 comentarios:

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