Estoy recogiendo margaritas en el jardín de casa mientras
me da el sol. He decidido hacerle un collar de flores a Shasha y una corona de
flores a mamá, que está sentada en el comedor, con las ventanas y las puertas
abiertas, mirándome mientras garabatea en su iPad o con un bolígrafo en un
montón de hojas de papel que tiene desperdigadas por ahí.
De
vez en cuando levanta la vista y nos observa, aunque estamos en buenas manos.
Eri se ha sentado en una de las tumbonas de al lado de la piscina a vigilarnos
mientras se acaricia la tripita y mira a Eleanor, Tommy y Scott chapotear en el
agua de la piscina en la que yo he estado jugando hasta hacía nada: sólo he
salido cuando han recogido a Shasha y la han envuelto en una toalla porque se
estaba quedando dormida.
Pero,
la mayor parte del tiempo, está concentrada en sus papeles. Sigue haciéndolos
bailar de un lado a otro como cuando yo era pequeña. A veces me pregunto si no
se aburrirá de estar haciendo siempre lo mismo. Incluso yo termino cansándome
cuando Amoke y yo seguimos los mismos juegos durante la misma tarde.
Papá
aparece en escena y yo me lo quedo mirando. Le deja una jarrita de cristal con
un zumo de colores encima de la mesa, al alcance de su mano, y le da un beso en
la sien. Mamá le sonríe.
-Gracias,
amor-susurra, incorporándose lo justo para darle un beso en los labios. Eri los
mira de reojo y luego se acurruca bajo su sombrilla, entrelazando los dedos,
con la vista de nuevo en mi hermano y sus
hijos, también saltando a mí.
-Sólo
quiero que sepas-le dice papá a mamá, apartándole el pelo del hombro-, que
tienes un marido dispuesto a complacerte.
Mamá
se echa a reír, divertida, siguiendo los dedos que papá desliza por su cuello.
Suspira cuando él le da un beso en el rincón en que la mandíbula y el cuello se
unen, suelta una risita y cede:
-Vale.
-Y,
si quieres yacer en nuestro lecho conyugal-le dice al oído, de manera que nadie
le oye-, yo te estaré esperando.
Mamá
deja caer un bolígrafo y lo mira, mordiéndose el labio.
-¿Y
ese vocabulario, mi lord?-coquetea, divertida.
-Estoy
releyendo a Shakespeare. Para las clases-responde, besándola en los labios.
-Mm.
-Y me
apetece hacerte lo que él le hizo a la literatura-añade papá en su oreja,
rozando el lóbulo de mamá con sus labios, metiéndole la mano por entre los
pantalones.