miércoles, 17 de julio de 2019

Terivision: Fuego y sangre.


¡Hola! Ha pasado mucho tiempo, pero creo que aún recuerdo cómo iba esto. Se supone que ahora tengo que decir qué libro acabo de leer, pero la realidad es que he tardado en animarme a escribir esta entrada varios meses, así que corramos un tupido velo sobre ello y hablemos de:


¡Fuego y Sangre! Fuego y sangre es una de las muchas historias “complementarias”, por así decirlo, a Canción de hielo y fuego, la saga literaria creada por George RR. Martin que dio lugar a una de mis series preferidas (al menos, hasta la sexta temporada), Juego de Tronos. Sin embargo, Fuego y sangre se inicia mucho antes de los acontecimientos que ponen en marcha la serie; concretamente, la novela se centra en la historia de los Targaryen, tomando como punto de partida la marcha de los Targaryen de la Antigua Vayria y su llegada, y posterior conquista, de Poniente. En Fuego y sangre, Martin nos da un cuadro más o menos detallado de la historia de los Siete Reinos gobernados por los Targaryen, cosa que sólo se mencionaba muy de pasada tanto en JdT como ASOIAF. El libro, que imita a un volumen de los que manejan los maestres contando la historia de diferentes personajes o guerras, visita la vida y reinado de todos los Targaryen, ocuparan el trono de hierro o no.
Fuego y sangre se trata de un libro que yo no sabía que necesitaba, pero sí quería, desde el momento en el que una jovencísima Emilia Clarke interpretando a una casi desconocida Daenerys se sumergía en un baño de agua caliente (casi hirviendo), sin inmutarse. Desde esa misma escena, antes de leer los libros publicados, supe que ella sería mi personaje favorito de la serie, y su casa, a la que me gustaría pertenecer (incesto aparte, por favor). Pero incluso habiendo visto a sus pequeños dragones anclados en su cuerpo y lanzando un rugido al aire en la serie, o habiendo leído las últimas palabras del primer tomo de la saga que hacían referencia a esa misma música, “la canción de los dragones”, nunca pensé que una historia como ésta podría atraparme tanto, incluso estando contada como lo está. Es decir, vale, sí, empecé a ver Juego de Tronos básicamente por el tema de los dragones (y me desesperó descubrir lo poco que aparecían en lo que se había emitido de la serie cuando empecé a verla, allá por 2013/2014), pero con Fuego y sangre el lector descubre que los Targaryen no se limitan a ser “sólo” la casa que doblegaba a esas bestias, aunque sí que es verdad que, en cierto sentido, los dragones definían a los Targaryen de la misma forma que los Targaryen definían a los dragones.
El libro es a su vez una primera parte de la monografía de la casa Targaryen que Martin narra poniéndose en la piel de un maestre que se está ocupando de recopilar la información más relevante de esta familia, con lo que la historia completa, por desgracia, aún no la conocemos. Sin embargo, el autor va visitando los inicios de la dinastía y también de los Siete Reinos de una forma que te hace verte inmerso en el universo que ha creado en su cabeza como si se tratara de una casa real europea desaparecida hace unos cientos de años. El libro está perfectamente construido, con narraciones que recuerdan a un libro de historia pero que, personalmente, no me han aburrido en absoluto (aunque puede ser también por mi interés en la familia de Dany, también creo que si alguien no está medio fascinado por los Targaryen directamente ni empezaría el libro), aunque sí que hay determinados puntos en que es complicado seguir la lectura. Como se trata de una novela que abarca cientos de años y que pasa muy por encima de las intrigas de la corte que inclinan la balanza de la historia a un lado u a otro, Fuego y sangre es un continuo baile de personajes que termina siendo literalmente imposible de seguir. Por eso, llegó un punto en que terminé metiendo la quinta y leí quedándome sólo con los personajes más importantes (en su mayoría Targaryen, aunque también hay unas cuantas casas grandes que cobran protagonismo). De esta forma, me da la sensación de que me he perdido una parte bastante importante de la obra en la que el factor sorpresa del comportamiento de algunos personajes al que tan acostumbrados nos tiene Martin y tanto valoramos de él, termina perdiéndose en detrimento de la trama.
Sin embargo, esa pega no me impidió empatizar con muchos personajes (en su mayoría, reinas) que literalmente consiguieron que sus desgracias se me clavaran en el corazón, o sus triunfos me alegraran un poco el día. Mención especial se merece Alysanne Targaryen, una de las reinas más longevas que tuvo Poniente, y de las más queridas por sus habitantes, que dio a luz a casi tantos hijos como terminó enterrando, y cuya tristeza al final de su vida hizo que yo misma me hundiera en un pozo del que me costó mucho salir.
Además, está el tema de que los protagonistas no son sólo humanos: es cierto que nuestra especie es la que más tira por la trama, pero en cuestión de guerras y las situaciones más épicas, los dragones toman el relevo y son los encargados de hacer que te enganches al libro y no puedas parar de leerlo. Al mismo tiempo que reclamo para mí, también fueron la razón de que yo siguiera con tantas ganas la lectura; puede que, llegado un punto de la historia, no aparecieran mucho, pero siempre lo hacían en un momento en que yo empezaba a pensar “bueno, por hoy ya está bien”, y que me obligaba a seguir unos minutitos más. Saber que hubo una época en la que el cielo no sólo lo gobernaban los tres dragones de Daenerys, sino muchísimos otros con sus propias historias, ha hecho que le tome un cariño aún mayor a todo lo que rodea a Canción de hielo y fuego, y que me dé aún más rabia, visto en retrospectiva, el final que le dieron a Juego de Tronos.
A esta manera de escribir un libro de historia que ha conseguido capturarme como no lo hicieron los de mi instituto (y eso que historia era mi asignatura preferida), que hace que Martin merezca que nos quitemos el sombrero ante él, tenemos que añadirle que el libro viene acompañado de varias decenas de ilustraciones, en su mayoría a toda página, de los sucesos más épicos que están ocurriendo en la historia. Desde un dibujo del trono de hierro tal y como lo imaginó el autor en su cabeza (bastante más imponente que el de la serie, he de decir) a un retrato de Jaehaerys y Alysanne el día de su encamamiento, pasando por una lucha a muerte en los cielos de tres dragones o la entrada triunfal de Aegon el Conquistador a lomos de Balerion, el Terror Negro, en Desembarco del Rey, el dibujante Dough Wheatley hace un trabajo espléndido y muy merecedor de compartir formato con alguien de la talla de George RR. Martin.
Si tuviera que sacarle una pega al libro sería, quizá, el hecho de que no tenga un índice con los cortesanos más importantes de cada rey, como sí ocurre con los miembros de cada casa en Canción de hielo y fuego. Aunque al final de la obra hay un anexo en el que te ponen la cronología de reyes Targaryen y un árbol genealógico (muy complicado de leer; ni habiendo acabado el libro llegas a entenderlo), este anexo no consigue orientarte un poco mejor en el cacao mental que es la continua cascada de personajes que aparecen en la novela y que ya he mencionado anteriormente.
He leído críticas en Goodreads de gente quejándose de que Fuego y sangre es una especie de libro de historia del instituto pero con personajes y sucesos inventados; aunque no deja de ser verdad, me parece una crítica muy simplista. La historia está muy cuidada, la lectura no se hace nada pesada salvo por el detalle de los personajes, y la forma tan lógica en la que se van desarrollando los acontecimientos no hace más que hacer que admire más y más a Martin: a fin de cuentas, sí, es un libro de historia de instituto… pero con personajes y sucesos inventados. Y que un solo hombre sea capaz de inventarse todo esto no deja de asombrarme.
En resumen: si quieres un libro con el que flipar todavía más con lo que puede hacer George RR. Martin… no sé a qué esperas para comprarlo.
Lo mejor: la luz que arroja sobre Poniente y su pasado y el nuevo nivel de comprensión que tienes de lo que ocurre en Juego de tronos ahora que tienes como referencia un marco más amplio; concretamente, de 300 años.
Lo peor: la ingente cantidad de personajes que hacen que muchas veces no te enteres del todo de lo que está ocurriendo y simplemente te dejes arrastrar.
La molécula efervescente: «La oración no puede detener la ira, no más que las lágrimas pueden socavar las llamaradas de los dragones.»
Grado cósmico: Estrella galáctica {4.5/5}.
¿Y tú? ¿Lo has leído? ¡Hazme saber tu opinión en los comentarios!

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