¡Hola, delicia! Vuelvo de mi retiro de blog con una nueva
reseña, y otra vez es de un libro… o, más bien, de una trilogía. Es…
¡A todos los chicos
de los que me enamoré! A todos los chicos de los que me enamoré (tatbilb en adelante, por sus siglas en
inglés) es una trilogía compuesta por otros dos libros con los títulos PD: Todavía te quiero y Para siempre, Lara Jean, de la autora
Jenny Han. Si no vives debajo de una piedra, estoy segura de que ya conoces la
historia, aunque sólo sea porque en agosto del año pasado Twitter literalmente
se revolucionó cuando Netflix estrenó la película que adaptaba el primer libro,
y de la que ya se ha rodado la segunda parte, protagonizada por Lana Condor y
Noah Centineo. Pues bien, si no sólo no vives debajo de una piedra sino que además
me sigues, seguramente conozcas la obsesión
que tengo con esta película, y puede que te sorprenda lo mucho que he
tardado en leer los libros, pero, por fin, esta primavera conseguí despejar mi
lista de espera y ponerme con ellos.
Y debo decir que el tiempo que ha pasado desde que se
estrenó la película hasta que yo me hice con los libros ha merecido muchísimo
la pena. Aunque hay bastantes cosas que en la película son diferentes
(mismamente la presentación de Peter), tengo que decir que las cosas
esenciales, las que perfilan lo que la hicieron especial, son en realidad
préstamos tomados de las palabras de Jenny Han. No voy a hablar de la trama de cada
libro para no hacer spoiler de la película (o
las
películas, espero) que nos
esperan, pero sólo diré que la historia de Lara Jean y Peter es tan preciosa
como en la película, e incluso está mejor trabajada y tratada con más cariño.
No te voy a engañar: la historia de amor de los dos
personajes es lo que prima, pero a partir del segundo libro, con todos ya
presentados y la trama fundamental puesta en marcha, sí que cobran importancia
otros personajes que, si bien tampoco eran desconocidos en el primero, pasan a
estar más iluminados entre el segundo y tercer libro. Así, no sólo seguimos
teniendo a Kitty y el padre de Lara Jean, sino que también aparece el último
destinatario de las cartas enviadas, John Ambrose, que SPOILER
ya sale al final de la película, pero en los libros no hace acto de presencia
hasta el segundo, y bastante avanzada la historia, he de añadir, FIN DEL SPOILER, y se va ahondando
más en la personalidad de Lara Jean y en su relación con su grupo de amigos, que crece a raíz de su relación con
Peter.
Sin embargo, a pesar de que el tema principal de la
novela es el amor, también hay una influencia muy poderosa de la esencia del young adult propiamente dicho: la llegada
de la edad adulta y cómo afrontarla, el cambio del instituto a la universidad,
que es incluso más trascendental en Estados Unidos que en España. Cosas en las
que apenas nos parábamos en el primer libro de tatbilb como el futuro académico de Lara Jean pasan a tener más
peso a medida que va avanzando la historia y ella creciendo, y con ella los
libros adquieren un cariz más maduro a medida que vas pasando las páginas y vas
viviendo con Lara Jean esas experiencias tan aterradoras.
Y lo mejor de todo esto es que no importa que ya hayas
pasado por esa etapa de despedidas y ya sepas (o intuyas con más criterio que la protagonista) qué significa ser
adulto, o que tu paso por el instituto no fuera algo tan memorable como lo es
el de Lara Jean o, sin duda, el de Peter, sino que Jenny Han consigue hacerte
sentir nostalgia de una época que
afrontas(te) con miedo y a la vez ilusión. Leyendo tatbilb he vuelto a sentir
los nervios de los exámenes de Bachiller, la preocupación ante la carrera
que iba a escoger (o más bien la que iba a empezar), lo agridulce de las
despedidas y la tristeza de saber que hay personas a las que probablemente no
vuelvas a ver en mucho, mucho tiempo… puede que jamás, en la vida. Y, por
supuesto, esa preocupación por si las cosas seguirán siendo como antes con tus
amigos, o con una pareja que en mi caso no he tenido pero por la que he
terminado angustiándome igual. Personalmente, incluso, llegué a sentir envidia
de Lara Jean, por cómo estaba sintiéndolo todo, con cuánta intensidad, y con
cuánta valentía estaba aceptando todos esos sentimientos, y hablando de las cosas
que le iban sucediendo y sus reacciones ante ellas con tanta naturalidad.
Sí, si tuviera que definir tatbilb, la palabra que usaría sería naturalidad. Naturalidad con MAYÚSCULAS. Naturalidad y dulzura,
muchísima dulzura. No en vano, Lara Jean es una gran aficionada de los pasteles.
Quizá la autora lo hiciera a propósito, como una especie de guiño a su
personalidad tan dulce e inocente, pero el caso es que me encanta lo bien que
encaja la afición de Lara Jean con los postres con su manera de narrar: tan
inocente, tan limpia, tan pura, que no puedes más que sentir ternura a medida
que vas pasando páginas. Una vez que empiezas a leerla, la percepción del mundo
que tienes a tu alrededor cambia inevitablemente. Ves belleza en casi todas las
cosas, porque Lara Jean la ve, y ves lo bueno de aceptar cada sentimiento, sea
bueno o malo, todo porque Lara Jean los acepta sin temor. Se regodea en su
tristeza y también en su felicidad, siente miedo cuando es feliz de que ese
sentimiento termine y se aterroriza cuando las cosas le van mal porque piensa
que la racha que atraviesa no va a terminar nunca. En resumen, Lara Jean es
tremendamente natural, tremendamente humana,
de los personajes con más humanidad que he leído en mucho tiempo, gracias a
su dulzura. Y todo esto es obra de Jenny Han, que no usa un lenguaje demasiado
cargado pero tampoco vago (no en vano, Lara Jean es protagonista y narradora, y
lee muchísimo en su tiempo libre), que ha sabido crear un personaje
tremendamente sincero, que no se hace la dura ni siquiera cuando lo intenta con
todas sus fuerzas, que comete errores y aprende de ellos. Y tú sólo puedes darle las gracias.
Si hay algo malo que deba decir de los libros, es que han
hecho que me enganche tantísimo a ellos que me daba miedo llevármelos de
vacaciones por si el final no me gustaba y terminaban arruinándomelas. Pero, sinceramente,
me alegro de haber esperado a estar libre de nuevo para poder sentarme a leer
tranquilamente (o no tanto) al sol en el jardín de mi casa. Así podría
disfrutar mejor de lo que sé a ciencia cierta que no es “la lectura”, sino la “primera
lectura”. Es por eso precisamente por lo que no les pedí a amigas que habían
leído los libros que me dijeran si Peter y Lara Jean terminaban juntos, o no lo
busqué por internet. Sólo lees un libro por primera vez una vez, y yo no quería
estropearme esa sensación. A medida que pasaba páginas, sabía que volvería a
visitar la casa de Lara Jean en un futuro, no sé cómo de lejano.
Porque lo mejor de todo de tatbilb no es que me hayan dado una película que me encanta y que
veo casi en bucle, que me anima cuando estoy triste y que me ha hecho conocer a
Lana Condor y Noah Centineo, actores que me encantan y a los cuales sigo, ni
que me haya dado unos libros que me hayan hecho echar de menos la vida del
instituto y sentir que no la aproveché todo lo que debería… no. Lo mejor de
estos libros es que, una vez llegas a la última página, quieres tanto a los
personajes que consideras seriamente de volver a empezar la trilogía ipso facto.
Y no hay ningún autor que me haya hecho sentir eso. Así que
gracias, Jenny Han.
Lo mejor: la
dulzura de Lara Jean y lo coherente que es la historia con su personaje. Trama
y protagonista están tan bien hiladas que es imposible separar a una de otra.
Lo peor: que
son tres libros, en lugar de cinco, seis, o cincuenta.
La molécula
efervescente: «Quizá sea el tipo de chica que se enamora mil veces. Me viene
a la mente la imagen de una abeja sorbiendo néctar de una margarita, después a
una rosa y luego a un lirio. Cada chico es dulce a su manera.»
Grado cósmico: Galaxia
{5/5}. Es probable que no esté siendo objetiva, pero cuando me tocan el
corazón, no se merecen que sea objetiva. Se merecen que sea sincera.
¿Y tú? ¿Estás de acuerdo conmigo?😍
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