martes, 11 de marzo de 2014

Favores.

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 Eri se había vestido no con sus mejores galas para la ocasión, pero tampoco estaba demasiado informal. Fiel a su estilo de seguir los dictados de su corazón, escuchó a sus instintos y se puso una blusa que, según su marido, le sentaba como un guante. Ella se limitó a sonreír y besarlo rápidamente.
Una cosa era una visita de Zayn, con quien estaba a gusto, y otra muy distinta; la visita de su recién estrenada esposa, la madre de Scott, que había resultado ser una vecina de Bradford del segundo mayor de la banda. Sherezade era la típica mujer de piel tostada y ojos verde aceituna, que hacían darse la vuelta a los hombres, y Eri... bueno, no era ninguna belleza, no tenía nada que la hiciera destacar sobre los demás. Louis había encontrado algo en ella que ella aún no había conseguido ver, pero, mientras su esposo siguiera viendo ese algo, todo estaría en orden.
Simplemente no quería que Sherezade la ganara en su propia casa. Eran algo parecido a amigas, ya que habían estado mucho tiempo juntas (sus hijos eran mejores amigos), pero tampoco llegaban a ser tan cercanas como lo habían sido las madres de los integrantes del grupo al que sus maridos pertenecían porque, simplemente, no habían necesitado apoyarse la una en la otra ante la ausencia de sus hijos.
Sherezade y Eri tenían una relación de amistad cortés, no demasiado distante, pero no lo bastante cercana como para que las dos mujeres pensaran en irse de compras la una con la otra por iniciativa propia.
Eri suspiró, se llevó las manos a los pantalones vaqueros y se las frotó repetidamente, intentando calmar sus nervios. Hacía bastante que no veía a Zayn, desde que había empezado el curso, de lo que ya habían pasado varios meses, y la confundía hasta qué punto era capaz de echar de menos y recriminarse no ir a verlo cuando lo tenía a escasos minutos en coche, viviendo en la misma ciudad. Se había acostumbrado a la añoranza en esos temas, ya que Niall y Liam vivían muy lejos, y Harry ya era un caso aparte, separándose de los demás colocando un océano entre ellos.
-¿Te puedes creer que estoy nerviosa?
Louis levantó la cabeza del periódico y se encogió de hombros. Él no se había preparado en absoluto; seguía con la camiseta que se había puesto cuando llegó a casa, la chaqueta vieja, y los pantalones de chándal. Al fin y al cabo, ¿para qué prepararse? Sólo era Zayn. Había estado con él mucho tiempo.
Y no necesitaba causarle buena impresión a su mujer, ya que a) era su mujer y b) él era Louis Tomlinson, de One Direction. No necesitaba esforzarse demasiado con esos temas: todo el mundo tenía una opinión ya formada de él, y a él no le interesaba lo más mínimo tratar de cambiarla. Seguiría siendo él mismo.
Esa era una de las cosas que atraían a su mujer hacia él.
-Tan sólo es Zayn-susurró pensativo cuando la escuchó corretear por la cocina, asegurándose de que había preparado suficiente café-. ¿Vamos a decirles lo que nos ha contado Harry?
-La cría de Harry y Noemí es el menor de mis problemas ahora mismo-replicó Erika con la boca seca, comiéndose la cabeza al meditar si sus invitados querrían pastas con el café. Se mordió el labio-. ¿Querrán té?
Louis puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. Cerró el periódico, lo dejó encima de la mesa, y se acercó a su mujer. Sus alianzas tintinearon al chocar, pero Eri estaba demasiado ocupada volviéndose loca por detalles insignificantes como para enternecerse por el hecho de que llevaban anillos idénticos, y el significado de estos.
-¿Quieres relajarte? Ya han venido muchas veces, y nunca te has puesto así.
-¿Acaso no te das cuenta de la presión a la que nos acaba de someter Harry? ¿Por qué nos ha elegido a nosotros en vez de a Liam, Niall, o Zayn? ¿Por qué tú, Louis, de entre todos ellos? Si Liam siempre fue el más disciplinado, y Niall el más alegre, y Zayn...-frunció el ceño un momento-. Bueno, a Zayn ya le buscaré un rol que encaje con tener hijos en la banda.
Louis se echó a reír.
-Tal vez te haya elegido a ti, y yo sea el efecto colateral de haberte elegido.
-Eso me asusta más aún. Quiero decir, ¡venga! ¿Realmente Alba no puede ocuparse de este asunto? Es la más tranquila, su hija va a la universidad y su hermano es el primero de su clase, mientras que nosotros... bueno... Tommy-señaló la puerta y negó despacio con la cabeza, sin dar mucho crédito a lo que debía decir a continuación. Hubiera querido detener el tiempo en el instante en que le mencionó a Louis que había que ir a comprar y él le masajeó el cuello, dejó que sus manos bajaran por el costado de su mujer, convenciéndola de que no sería necesario ir a comprar ese día... podrían ir otro.
El contenido sexual de aquella conversación y la profundidad de aquellas caricias le habían causado verdadero pánico, porque era algo totalmente público, rayano en la exhibición de sexo gratuito ante aquellos a quienes había tratado de proteger con todo su empeño.
-Louis... los niños-murmuró tratando de acallar los gemidos que veían en el fondo de su garganta el lugar idóneo para salir al mundo y retozar en el aire-. Están delante-lo dijo tan bajo, temiendo esa verdad, que temió que él no la oyera. Pero él lo hizo. Llevaba acostumbrado a escuchar sus gemidos mucho tiempo.
-Me da igual. Así aprenden.
-Pues a mí no me hace ni puta gracia-replicó.
En ese momento había sido muy feliz, a pesar de la angustia y el terror a que los pequeños entraran y la descubrieran así. Había sido feliz y ahora le habían arrebatado la felicidad, dejando sólo la angustia y la presión que conllevaba el ser una buena madre.
Se apoyó en la encimera y contempló a Louis con ojos entrecerrados. Él le puso las manos en los hombros, y la instó a respirar profundamente.
-¿Quieres que cancele lo de hoy de Zayn? Puedo decirle que te encuentras mal...
Eri negó con la cabeza, frotándose la frente.
-No... no podemos echarnos atrás por esto. Tengo muchas ganas de ver a Zayn y a Sherezade, incluso a Scott, y no puedo dejar que estas cosas me afecten. Y mucho más ahora que me van a meter a otra adolescente de hormonas revolucionadas en casa.
-Diana no puede estar tan mal.
Eri alzó las cejas, apartando la mano de su frente y mirando a su marido.
-¿Louis?-lo llamó, tratando de atraer toda su atención.
-¿Qué?
-Noemí bajo ningún concepto reconocería que no puede con su hija y me la mandaría a mí para que me encargue yo de ella a no ser que Diana no fuera una santa, como vuestra princesa.
-Ahora también es la tuya.
-Louis.
Él asintió con la cabeza, alzando las manos.
-Sólo intentaba ayudar, ¿vale?
-Lo sé, y te lo agradezco, amor, pero... quiero seguir con esto. No sé hasta qué punto voy a aguantar, pero si no fuerzo hasta el límite, no sabré dónde lo tengo.
-La última vez que forzaste hasta el límite lo pagamos caro, Eri.
-Me volvió a crecer el pelo.
Louis se echó a reír, la besó despacio, y le acarició la cintura. Ella se dejó hacer, rodeando su cuello con las manos y sonriendo para sí, disfrutando de algo que no iba a cambiar nunca por mucho empeño que pusieran los demás.
Sonó el timbre, ella suspiró, lo miró a los ojos y se colocó bien la blusa, asegurándose de que la había colocado como debía.
-Ya abro yo-baló Eleanor, que estaba en el salón, viendo el programa de talentos de rigor. America's Best Top Model se había tomado un descanso, pero los británicos rápidamente habían hecho su propia versión del programa, muy exitoso en el país que se creía continente, lo que alentaba las esperanzas de la mayor de los hermanos Tomlinson de meterse en la industria de la moda algún día. Que sus padres hubieran hecho sendos pinitos posando para diversas revistas del mundo, aunque ese no hubiera sido su trabajo “oficial”, hacía que ella tuviera secretas esperanzas en que podría triunfar. Le corría por las venas. Lo sabía. Tenía que correrle. Era algo natural.
Louis le apretó la mano a su mujer y le pasó el brazo por la cintura, acariciando su vientre nuevamente plano, que tanto había hecho abultarse a causa de aquellas noches de pasión, vestidos con los halos de luz de luna, siguiendo a su hija.
-¡Zayn!
-¡Louis!
Ambos se abrazaron como si no trabajaran juntos.
-Estás preciosa, Sherezade.
-Oh, gracias, Louis. Sólo es un trapito, es lo primero que he cogido.
-Sí, lo primero después de revolver todo el armario-se carcajeó Malik, riendo a carcajada limpia. Eri escuchó pasos subiendo las escaleras, y estuvo segura de que Scott había ido con sus padres, aprovechando para hacer una visita a su mejor amigo y contarle qué tal había ido la clase a la que Tommy había faltado.
-¿Y Eri? Quiero abrazarla; hace mucho que no la veo.
-Sí, tengo muchos cotilleos que contarle-asintió la señora Malik más legítima, esbozando una sonrisa luminosa, cuya pureza blanca se alimentaba de la oscuridad de su piel.
-Está preparando las cosas. Hoy ha tenido un día muy atareado.
-Más trabajo va a tener ahora-contestó Zayn, entrando en la cocina y viendo cómo Eri colocaba cuidadosamente las tazas de café que iban a tomar. Eri se apartó el pelo de la cara, se colocó un par de mechones tras las orejas, levantó la vista y sonrió como si hubiera visto al mismísimo arcángel San Gabriel.
Erika abrió los brazos y Zayn se escurrió entre ellos, levantándola y haciendo que sus pies se despegaran del suelo. La española se echó a reír, le dio un beso en la mejilla y murmuró:
-Cada día estás más guapo.
-Es la genética-replicó el musulmán, sonriendo y colocando inconscientemente la lengua entre los dientes, como solía hacer en las fotos.
Eri se apartó el pelo de la cara, echándose un mechón tras la oreja, y se acercó a Sherezade. La señora Malik sonrió y le dio dos besos a la señora Tomlinson, que no se hizo de rogar y los devolvió sin dudarlo. Sherezade tenía ese efecto en todo el mundo: la gente, cuando pensaba en ella, se sentía se sentía amenazada por esa belleza exótica, que la hacía semejante a una diosa egipcia, debido al tono de su piel y sus ojos verdes; sin embargo, cuando estaban con ella, se relajaban, como si los poros de la esposa de Zayn emitieran alguna sustancia que relajaban a todo aquel que se encontraba frente a ella.
Zayn era el encargado de poner en su sitio a los hombres que se sentían demasiado cómodos con la mujer, que se mostraba azorada y tímida cuando alguien desconocido se acercaba a ella.
-Estás preciosa, Eri-sonrió Sherezade, mostrando unos dientes que parecían brillar en la oscuridad. Eri se echó a reír y negó con la cabeza.
-¿Tú crees? ¿No estarás hablando de ti?
Después de intercambiar las cortesías de rigor, las dos parejas pasaron al comedor, con vistas a la ciudad de Londres, capital del mundo (Eri había dejado de luchar por hacer ver que Londres no lo era, siempre defendiendo a su querida Los Ángeles, dando el caso por perdido; al fin y al cabo, la adoración por la capital inglesa era muy superior a la de la ciudad que ostentaba el título de Meca del Cine), recortándose contra el cielo encapotado tan usual. Zayn se sentó entre las dos mujeres, y Louis se colocó al lado de su invitada, ligeramente alejado de su esposa, que no protestó. Tendrían mucho tiempo para estar solos; no era ocasión de discutir por tonterías.
-Así que, ¿qué tal todo? ¿Has hablado con Niall?-inquirió Zayn dando un sorbo de su taza de café. Louis negó con la cabeza, apartándose la taza de té de los labios. Sherezade alzó una ceja, mirando a su marido, preguntándose en silencio a dónde quería llegar dando rodeos.
-¿Debería?
-Me llamó ayer por la noche, y, como en el instituto estábamos tan liados, no me apetecía demasiado hablar con toda esa gente escuchando.
-Y por eso me habéis hecho preparar de comer-contestó Eri, alzando las cejas y echándose a reír. Sherezade puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
-Hubiera traído pastas si no hubiera creído que tal vez te resultase ofensivo, querida.
-Me lo resultaría-aseguró la española, dejando su taza posada sobre el plato y tomando una pasta de la pequeña bandeja plateada. Louis experimentó un pequeño placer, semejante al que le recorría la espina dorsal cada vez que su esposa comía sin que él se lo pidiera.
Sherezade rió, pero Zayn la ignoró.
-Quiere volver a las andadas.
-Niall siempre quiere volver a las andadas, así que eso no es nada nuevo-contestó Louis, haciendo un gesto desdeñoso con la mano-. ¿De qué tipo de canción estamos hablando? ¿Has hablado con Liam? Siempre escribimos mejor juntos...
-Habla de la banda-murmuró Zayn, clavando los ojos en su compañero. Louis frunció ligeramente el ceño.
-¿One Direction? ¿Va en serio?
Zayn asintió con la cabeza.
-Hace muchísimo que no trabajamos juntos, y necesitaríamos muchos ensayos. Además, Harry está en Nueva York...
-Eso mismo le dije yo, pero... la verdad es que tengo ganas de revivir los viejos tiempos.
-Yo tenía ganas de cambiar el nombre de la banda y vosotros no me hicisteis ni caso.
-Siempre te dije que One Direction está bien tal y como está-contestó Eri, molesta. Siendo una gran fan de la banda como era, vivía en el pasado, recordando cada uno de los premios que su marido y sus amigos habían ganado, los momentos que les habían regalado, los instantes compartidos con ellos, las decepciones... Y todo aquello tenía una historia con un título, el mismo nombre de la banda. Que se quisiera cambiar este título no le hacía ninguna gracia.
Louis suspiró.
-El caso es que deberíamos hablar de todo. Al fin y al cabo, Niall y Harry están triunfando en solitario, somos nosotros los que más desaparecidos estamos.
-Entra en Twitter; todavía tienes un millón de seguidores.
Louis y Zayn se echaron a reír, recordando la pequeña competición que montaron cuando ambos estaban rozando los cien millones de seguidores. El resto ya los habían alcanzado (Harry, de hecho, casi duplicaba esa cifra), pero ninguno de los dos quería ser el último. Así, habían hecho de todo con la intención de ser el primero de los dos en traspasar esa frontera, llegando Zayn antes que Louis, y cachondeándose de eso en cada ocasión que se le brindaba.
Que Louis no se callara nada era una de las cosas que hacía que fuera el menos seguido, porque siempre hablaba de lo que pensaba, sin preocuparse de las opiniones ajenas. Así, comentaba siempre lo que le apetecía (y el fútbol ocupaba la mayor parte de su tiempo), lo que hacía que dejara de ser interesante para los que una vez habían visto en él el centro de su mundo.
Louis se mordió los labios y cogió otra pasta, mientras Sherezade y Eri admiraban la pulsera de la última, que rara vez se quitaba, pues era un regalo de hacía mucho tiempo de su marido. Se la había comprado una de las primeras veces que salieron juntos.
-No quieres volver, ¿verdad?-preguntó Zayn, mirándolo. Las dos mujeres interrumpieron su charla y alzaron la vista. Todos los ojos de la habitación estaban clavados en Louis, el mayor de la banda, el que había sido el mayor soporte, el que había hecho a sus compañeros sonreír cuando las cosas no iban nada bien.
-Claro que quiero. La música es mi vida, ya lo sabes. Es sólo que... los hijos de Niall aún son pequeños. Y los nuestros no.
Zayn asintió con la cabeza.
-No había pensado en eso.
-Yo sí-replicó su mujer, encogiéndose de hombros-, pero no quise decirte nada porque parecías muy ilusionado.
-Sher...
Sherezade se encogió de hombros.
-Te eché mucho de menos la última vez. Casi me volví loca.
-Escucha, Tommo. Escucha, porque eso se puede aplicar a mí.
Louis sonrió con una sonrisa escondida tras sus dedos índice y corazón, que había apoyado cuando Sherezade se volvió hacia Malik.
-No quiero que te vayas, pero tampoco quiero que te quedes. Es tu sueño, y yo no soy quién para meterme en medio, pero... no soportaría otro tour.
Eri asintió con la cabeza. Zayn cerró los ojos.
-Tenemos que hablar con Niall, pero esto es cosa de todos. De nuestras mujeres también, Zayn-respondió Louis.
Zayn abrió los ojos y sonrió.
-Es increíble que seas tú el que esté diciendo esto. ¿Te lo imaginas?
-El mundo está jodido-respondió Louis.
-Entonces, ¿hablamos con Niall?
-Podemos hacer una vídeo llamada entre los cinco y hablar de esto-contestó Louis, encogiéndose de hombros-. Yo por mí volvía, Zayn, sabes lo que me gusta todo eso. Me lo paso genial con vosotros y no lo cambiaría por nada.
-Pero...
-Pero tengo una familia. La última vez que me largué de tour, cuando volví tenía un bebé más en casa-lanzó una mirada envenenada hacia su mujer, que se ruborizó y bajó la vista. Sherezade rió con una risa musical como el tintineo de una campanilla. Se había enterado del embarazo de Erika cuando ella estaba en el sexto mes. Por suerte para la sorpresa, fue a visitarla a ella antes de llamar a Louis para felicitarlo por la noticia y a Zayn para reñirle por lo ocurrido.
-No volveré a hacerlo, puedes confiar en mí.
-Confiaba en que me hubieras dicho qué pasaba mientras pasaba, no después.
-Reconoce que te encantó la sorpresa.
Louis alzó una ceja, y Eri le imitó. Sherezade se echó a reír.
-No tuvisteis ninguna bronca, así que no estuvo tan mal, ¿verdad?
Louis negó con la cabeza, esbozando una tímida sonrisa.
-La verdad es que no, pero eso fue porque estaba cansado. No me apetecía ponerme a discutir apenas había llegado a casa.
Zayn se mordisqueaba la uña, divertido por esa pequeña riña que sus amigos parecían haber librado más veces y querían sacar a la luz, pero aliviado porque no lo hicieran de verdad. Eso era lo mejor de la banda y lo mejor de las chicas que habían estado con ellos desde casi el principio: no se tomaban las cosas demasiado en serio, podían hablar con tranquilidad sin temer que hubiera malas vibraciones o malas contestaciones y, si las había, no les daban mucho crédito.
Siguieron charlando de cosas insustanciales, alejándose cada vez más de lo que realmente importaba a los Tomlinson. Sherezade le cambió el sitio a su marido, y ahora las mujeres cotilleaban como nunca habían hecho antes, hablando de que si la vecina había estado con otro hombre y su marido no lo sabía, de la ropa que había llevado tal actriz a tal entrega de premios, del vídeo de una cantante juvenil que había seguido los pasos de Miley Cyrus y terminaba desnudándose como lo había hecho ella, pero esta vez sin una metáfora relacionada con la canción por detrás... Mientras tanto, los hombres echaban partidas a las cartas y comentaban momentos del pasado, que iba a volver pero a la vez era irrecuperable.
-¿Recuerdas aquella vez en Italia en la que las fans se las apañaron para entrar en el hotel y las chicas estaban dentro y casi se pelean?
-¿No fue en México, tío?
-Puede ser. La verdad es que los países se mezclan.
-Yo me acuerdo de cuando fuimos a la India. ¿Te acuerdas tú? Nos lo pasamos muy bien en Bollywood, a ti querían cogerte para hacer una película o por lo menos salir de extra.
-Lo habría hecho si me hubieran dejado.
-Casi no había tiempo.
-Creo que donde mejor me lo pasé fue en Dubai. Había mucha tranquilidad allí.
-Porque llevábamos un montón de guardaespaldas.
-Sí, pero las tiendas, el ambiente... todo allí era diferente, era como si los demás estuvieran demasiado ocupados controlando que no se les escaparan sus millones de dólares como para fijarse en nosotros, ¿no te acuerdas?
-Apenas me acuerdo de Dubai, tío. Estuve metido en el hotel casi todo el tiempo, viendo películas de ninjas. Tenía demasiado miedo de la tormenta de arena que habían anunciado el día anterior.
-Y que al final no nos pilló.
-Me habría recriminado eso toda la vida de no ser por una de las películas que vi. Era genial.
-¿Te acuerdas del título?
Louis negó con la cabeza.
-Era muy raro.
-¿Cuánto hace que no habláis con Harry, Zayn?-preguntó Eri. Sherezade había cambiado radicalmente de expresión, ahora estaba seria, observando a su anfitriona con ojos suspicaces, tratando de leer algo inscrito en su piel, más hondo que sus pulmones.
Zayn se encogió de hombros sin darle importancia a la pregunta, que había hecho que Louis pusiera los ojos en blanco un segundo, alzara la vista al cielo y asintiera con la cabeza. Así le hizo saber a su mujer que había captado el mensaje en forma de indirecta que le había mandado.
-Un mes, quizá dos. La verdad es que no lo recuerdo muy bien. ¿Muñeca?-se giró hacia Sherezade, poniendo especial cuidado en no enseñar las cartas. Los ojos de Sherezade chispearon, a juego con su blusa, y sus hombros se alzaron.
-Puede que haga mes y medio. Seguramente. Sí.
Zayn sacó una cajetilla de tabaco y se la mostró a Louis, que se encogió de hombros y señaló con la mandíbula a Erika, auténtica dueña de la casa, a pesar de que las escrituras estaban a nombre de él. Ella cuidaba de la casa y la mantenía en buen estado, limpiando regularmente y acicalándola cada vez que se le presentaba la ocasión, de manera que para él el verdadero poseedor del hogar era su mujer.
Eri le dio luz verde con un movimiento de la mano y Zayn encendió el cigarro. Dio una larga calada y se levantó a por un cenicero colocado estratégicamente en una de las pequeñas mesas que había en el comedor. Su boca esbozó una sonrisa sarcástica, respondiendo a la previsión de la mujer que, una vez más, iba por delante de él.
-¿Por qué?
-Hemos hablado hoy con él.
-Ah, ¿sí? ¿Y cómo estaba? ¿Todo bien en Nueva York?
-Quiere que nos quedemos con Diana-espetó Eri sin ningún pudor. Sherezade frunció el ceño y apretó los labios un poco más de lo que ya lo estaba haciendo. Zayn alzó las cejas y miró a la pareja.
Louis estiró el brazo y sacó un cigarro del pequeño paquete que traía su amigo.
-Lo siento, nena.
Erika se encogió de hombros. La conversación se repetía tanto y se parecía tanto a las demás que era capaz de reproducirla de memoria, y no quería tenerla con los Malik delante.
-Tengo constancias de que lo haces más a menudo de lo que te atreves a confesar.
-Sólo en situaciones desesperadas que requieren medidas desesperadas.
-¿Por qué te cabrea el asunto, Louis?-preguntó Zayn, sentándose de nuevo en el lugar que previamente se le había asignado a su mujer. Louis se encogió de hombros, encendiendo el cigarro apoyándolo apenas sobre la llama que no iba a sostener nada, y se encogió de hombros. Dio una larga calada, se encogió de hombros y soltó el humo tóxico que habían almacenado sus pulmones con semblante serio.
-Porque no me ha dado oportunidad a negarme.
-Pero, ¡es Harry! Podrías haberle dicho que no-respondió Sherezade-. Sabes que no se lo tomaría a mal. Es un cielo.
-Ya, pero también sé que él sabe que yo no le podría decir que no a un favor. Y menos siendo él.
-Larry-respondió Eri esbozando una sonrisa. Louis frunció el ceño.
-A mí dejó de hacerme gracia hace muchísimo tiempo.
-A mí me la sigue haciendo porque seguís con esos lazos, por muy lejos que estéis.
-Stan no me toca los cojones a este nivel-respondió Louis, echando la cabeza hacia atrás y tragando saliva.
-Eso es porque Stan es un tío legal, y Harry no lo ha sido nunca-replicó Zayn, riendo a carcajada limpia.
-Pobre Harry, cómo le estáis poniendo en un momento-sonrió Erika, incorporándose y echando un vistazo por encima del hombro de su marido, contemplando sus cartas. Sherezade se limitó a inclinarse para hacer lo mismo que ella con el suyo. Hizo una mueca que a Eri no se le escapó pero, dado que no era su partida, y no estaban jugándose nada verdadero, no dijo nada.
-¿Qué te preocupa, Louis?
Louis se encogió de hombros.
-Me preocupan muchas cosas. Tengo mucho en qué pensar, y no me ayuda el hecho de que ahora Harry quiera que nos hagamos cargo de su hija.
Eri suspiró levemente y asintió con la cabeza sin demasiada energía, como si de repente le hubieran quitado toda la energía para utilizarla ya en la empresa de cuidar de Diana Styles.
-¿Os ha dicho por qué quiere que os encarguéis de ella?
Ambos negaron con la cabeza, a pesar de que la mujer no había hablado realmente de ello con el que ahora vivía en Estados Unidos. Se había limitado a hacer de telefonista.
-No, no nos lo ha dicho, pero la cría debe de haber hecho algo malo-murmuró Louis, tocándose la mandíbula con la mano que sostenía el cigarro y extendiendo una carta. Zayn asintió, meditabundo, y lanzó otra carta a la mesa. Habían cambiado de juego sin decir nada, y las mujeres estaban perdidas, sin saber muy bien cuáles eran las nuevas reglas.
-Podréis con ello.
-¿Por qué estáis tan seguros de que ha hecho algo malo? Tal vez sólo quieren que estudie algo que se trabaja mejor en Reino Unido-comentó Sherezade, llamando a la calma. Eri negó con la cabeza, haciendo que sus rizos chocolate levitaran un segundo rodeando su cara.
-No; lo habrían dicho a principios de curso, no en pleno primer trimestre.
-Que para Scott y Tommy resulta ser finales-intervino Zayn, recogiendo un manojo de cartas y colocándolo en un montón ya hinchado que acababa de formar.
-En todo caso, han hecho una buena elección.
Louis y Eri levantaron la cabeza al unísono, haciendo gala de una coordinación que se creía desaparecida, y que se había perdido realmente, porque no se daba entre ellos dos, sino entre Niall y Louis cuando estos se lo proponían.
-¿A qué te refieres?
-Bueno, Eri... te has casado con Louis, y tus hijos han salido normales. Les has cuidado bien y estás haciendo un trabajo muy bueno conteniendo esos genes Tomlinson que tienen. La sangre de Louis tiene mucha influencia, lo sabemos (no hay más que pensar en tus cuñadas), pero vuestros críos no han hecho nada particularmente gordo-se explicó Zayn, alzando las cejas con la vista perdida, pensando en sus cosas, seguramente recordando algo que sus hijos habían hecho y de lo que no se alegraba demasiado. Scott, Sabrae, Shasha y Duna (el nombre de esta última había sido motivo de muchas mofas hacia su padre, porque los chicos creían que continuaría con la tradición y le pondría un nombre iniciado en S, pero resultó no ser así) no eran malos, pero sí revoltosos. Con predilección por el alboroto, los hermanos Malik eran una bomba de relojería cuando se juntaban, y minas antipersona cuando se separaban. Sin embargo, sólo las chicas se comportaban relativamente bien, pues la timidez las frenaba.
Eso y que las mujeres siempre estaban mucho más sometidas a la presión de la sociedad y del ambiente que las rodeaba, cosa que con los chicos no pasaba. Y eso, por muy jóvenes que fueran, los niños lo notaban, haciendo que los varones tuvieran más libertad para hacer lo que quisiera sin temer por lo que los demás dijeran, y las chicas tuvieran que medir más sus actos, haciendo incluso cosas en la sombra, escondiéndose de los demás por temor a los juicios.
-Después de lo que está pasando con Tommy, no sé cómo tomarme eso-comentó Eri, dando un trago de su bebida y apretando la mano en el hombro de su marido que, automáticamente, le puso la mano sobre la suya, mostrándole que no estaba sola.
-Son sólo etapas, querida, no te preocupes. Tu hijo la superará.
-Además, con la cabeza que tiene, seguro que se lo rifan en cualquier universidad. No debéis preocuparos por eso.
-El problema es que ahora no da un palo al agua, y deberíamos estar encima de él constantemente y, si viene la hija de Noemí y Harry, no vamos a poder hacer mucho de eso.
-Podréis con ello-aseguró Sherezade, sonriendo de nuevo, devolviendo la luz a la habitación y recuperando la confianza de quienes la estaban escuchando. Ella era la luna en una noche oscura; en ocasiones se ocultaba tras una nube, pero cuando volvía lo hacía con tanta gloria que nadie se quedaba indiferente ante ella.
Después de animar a la pareja con bromas y más charlas recordando el pasado, o comentando los cambios de peinado de tal cantante que estaba dando mucho que hablar, y cuando el sol parecía ocultarse, perezoso y abatido por no conseguir que los Malik se echaran a la calle antes de que él tuviera que irse, Zayn y Sherezade se levantaron de la mesa. Llamaron a su hijo, que bajó con aires tristes la escalera, seguido por su mejor amigo de cerca, y se despidieron de sus anfitriones.
-Ánimo con la cría de Harry, Louis-le susurró Zayn al oído-. Si necesitáis algo...
-Lo sé, Zayn, lo sé. No te preocupes-le dio una palmada en la espalda, agradecido por el gesto.
-No te agobies, ¿quieres, Eri?-inquirió Sherezade tras darle dos besos a Erika, que asintió con la cabeza, pero cuya expresión demostraba que estaba lejos de obedecer-. Lo harás genial.
Y se fueron así, después de intercambiar besos y promesas de que volverían a unirse pronto.
Cuando se fueron y se quedaron solos en el salón, Louis y Eri se miraron. Suspiraron y se tiraron en el sofá, en silencio, mirando la tele con la pantalla apagada, pero que parecía igual de interesante que cuando echaban noticias de algún accidente de aviación o alguna catástrofe natural.
Eri terminó rindiéndose y acercándose a su marido. Se pasó el hombro de este por encima del hombro y le besó el costado. Louis cerró los ojos, disfrutando del contacto de su mujer.
-Deberías hacer más caso a Sherezade.
-Estoy preocupada.
-Oh, vamos, Eri. Es una Styles. Lo ha dicho Zayn. Comparada con Tommy y Eleanor, Diana será una tontería.
Eri torció la boca, no muy segura de sí misma.
-Pero la cuestión es no cómo la vaya a cuidar, sino si estoy preparada para cuidar de alguien que no sea mi hija. No sé si estoy preparada aún para cuidar de la hija de Noemí, Lou. Si la hace irse es por algo.
Louis tomó la mandíbula de la mujer con sus manos y la obligó a mirarla. La besó en la boca despacio, con aquella delicadeza que a Eri siempre le daba la impresión de tener miedo de que se rompiera entre sus manos, esfumándose como el humo que se escurre entre los dedos.
-Lo has hecho bien con los nuestros, nena. Una Styles será un paseo.
Eri sonrió con ternura, observando aquellos labios tan apetecibles, y se inclinó hacia ellos. Se dejó besar y besó, acariciándole el cuello, con el mismo sentimiento que había puesto en su primer beso.
-Louis.
Él no le hizo caso, siguió besándola y pegándola contra él como solía hacer. Tiraba de su ropa, la cogía por la cintura y la acercaba a su cuerpo, dejándose llevar por el sentimiento.
-Louis-repitió ella, sonriendo cuando él le besó el cuello, en un “cállate” mudo, y negó con la cabeza. Lo apartó despacio, él se la quedó mirando. Se mordió el labio y ella sintió cómo algo se retorcía en su interior, respondiendo a esto y a la expresión hambrienta de sus ojos. Supo que esa noche se lo iba a pasar bien.
-Tengo que preparar la cena.
-Puedo hacerla yo luego. O podemos pedir una pizza.
-No-respondió su mujer, viéndose atraída de nuevo a sus brazos-. ¡Louis!-baló, alargando su nombre todo lo que pudo, y echándose a reír. Él se separó, bufó, se pasó una mano por el pelo y murmuró para sí:
-Debo de haber perdido muchas facultades si es tan fácil para ti rechazarme de esta manera.
-No es fácil, pero tengo que hacerlo-se defendió Erika, besándolo rápidamente, tanto que a él apenas le dio tiempo a cerrar los ojos y notar sus labios sobre los de ella-. ¿Qué preparo?
Su marido dejó caer la cabeza sobre el sofá, con los brazos extendidos en actitud de absoluto amo de todo, y se encogió de hombros.
-Carne. Siempre carne.
-¿Tienes cosas que hacer?
-Oh, sí, mierda-gruñó él, frotándose la cara. Eri volvió a reírse, se levantó y le tendió la mano.
-Voy a cambiarme de ropa. Luego puedes ir a la cocina y estaremos un rato juntos, ¿qué te parece? Hace mucho que no estamos juntos.
-Creo que quiero suicidarme-respondió él, cerrando los ojos y haciendo un gesto de dejadez con la mano-. Vete. Déjame morir en paz.
Eri volvió a echarse a reír, le cogió la mano y tiró de él. Le besó la nuez del cuello, que se marcaba especialmente ahora que él tenía aquella posición tan comprometedora, y consiguió arreglárselas para levantarlo. Le ordenó que fuera a la cocina o que la esperara allí, pero que, bajo ningún concepto, se fuera con ella a la habitación, porque se conocía y sabía qué iba a pasar si se metían en la misma sala en la que ella se iba a desnudar.
Y se habían prometido no hacer eso cuando los niños estaban en casa.
Cuando volvió, vestida de nuevo con ropa totalmente informal, se encontró con que Astrid había conseguido convencer a su padre para que jugara con ella. Daniel estaba jugando al balón con Tommy, por lo que no le prestaba atención, y Eleanor seguramente estuviera encerrada en su cuarto, hablando por teléfono con cualquiera de sus innumerables ligues del instituto, con los que hacía malabares para tener las tardes y los fines de semana ocupados.
-¿Quieres venir a hacer la cena, Astrid?-preguntó Eri, inclinándose hacia ella. El rostro de la niña se iluminó, bramó un emocionado “¡sí!” en español, y se levantó corriendo. Louis la miró, agradecido, ya que las muñecas no eran algo que le atrajera especialmente de el asunto de ser padre, y siguió a dos de sus tres mujeres favoritas hacia la cocina. Astrid escaló como pudo, arreglándoselas para subir al taburete y extendiendo sus brazos rechonchos por encima de la mesa. Eri le tendió una bolsa de pistachos, y le pidió que los sacara de su cáscara. Astrid asintió con la cabeza, tomándose la misión como si de un auténtico asunto de estado se tratara, y se concentró al máximo. Louis abrió su libreta y se dispuso a corregir deberes del colegio.
-¿Qué tal las clases?-preguntó Eri, sentándose al lado de la niña y enfrente de su marido para pelar patatas.
-Bien. No me dan guerra. ¿Y tú por casa?
-Bien. No me da guerra-se burló Eri sin evitar una carcajada. Astrid no oía nada; su misión la tenía totalmente absorbida.
-¿Qué has hecho hoy?
-He barrido toda la casa y luego me he tirado al sofá, compareciéndome de lo dura que es la vida de la mujer casada.
Louis se puso serio de inmediato.
-Oye, Eri, ya sabes que si te ves sobrepa...
-¡Estoy bien! No te preocupes, amor. No vamos a contratar a nadie que limpie la casa estando yo aquí sin hacer absolutamente nada. Me aburriría demasiado.
Louis torció el gesto.
-No te preocupes-le repitió, poniéndole una mano sobre el brazo y acariciándole con le pulgar el bíceps. Louis cerró los ojos.
-Podrías volver a dar clase.
Ella negó con la cabeza.
-No tengo la carrera; además, realmente no necesitamos el dinero. Tú también podrías quedarte aquí... y hacerme compañía-susurró en tono íntimo, dirigiendo una rápida mirada a su hija pequeña, que seguía concentrada en sus asuntos-. Así tal vez no nos aburriríamos tanto-bajó la vista como queriendo comprobar si su sonrisa era tan bonita como Louis la veía y luego se echó a reír-. Pero entiendo que quieras ir. Al fin y al cabo, es tu segunda vocación.
-Es la tercera.
-No me gusta que juegues al fútbol, eso es todo. Te has lesionado mucho en esa carrera meteórica que podría competir con la de David Beckham.
-Sólo caridad-coincidió él, pasándose una mano por el pelo, asegurándose de que lo tenía bien peinado, y siguiendo con sus correcciones.
Hablando entre ellos como si realmente estuvieran solos pasaron el tiempo mientras Eri preparaba la cena y Louis terminaba su trabajo. Daniel y Tommy entraron en la cocina y exigieron que ella se diera prisa, recibiendo una merecida riña pro parte de su padre, que les invitó a hacer lo que estaba haciendo su madre tan bien como lo hacía ella y más rápido. Los chicos se sentaron a la mesa; Daniel trató de ayudar a su hermana, pero Astrid interpretó esa intrusión como un boicot a su trabajo y protestó enérgicamente, amenazando con desbordarse en lágrimas si no la dejaban tranquila.
-¿Has hecho los deberes, Dan?-inquirió Louis. Dan bajó la cabeza y sonrió, azorado porque le habían pillado en media fechoría. Louis esbozó una media sonrisa y le instó a que fuera a hacer sus deberes.
Eleanor fue la última en llegar, vestida con un pijama que dejaba al descubierto su vientre pano y dejaba entrever unas piernas fuertes y sanas, perfectas, las de una chica que arrancaba miradas allá por donde pasaba. Cenaron juntos, como siempre solían hacer, y luego se fueron distribuyendo por la casa: Tommy y Eleanor en sus respectivas habitaciones, viendo la televisión (podrían haberse reunido, ya que veían el mismo programa, pero su orgullo les hacía creer que no era acertado reunirse con el otro, y menos con las peleas que podían desatarse), y los dos más pequeños se quedaban viendo en el salón el último programa infantil del día, esperando a que los dibujos animados les dieran la señal para ir a la cama.
Louis se metió en la ducha, decidido a descargar toda la tensión del día en el agua y dejar que ésta se escurriera por el desagüe... y no pareció avisar a Eri, ya que ella se dispuso a fregar los platos (quejándose una vez más de que Eleanor se quejara de que tenía mucho que estudiar y se escaqueara, sin demasiadas ganas de iniciar otra pelea con su hija mayor, que era igual que ella incluso en aquellas cosas).
Tommy pudo escuchar los improperios de su padre en la habitación contigua, que resultaba ser el baño, cuando cerró el grifo. Louis se envolvió la cintura con una toalla y abrió la puerta del baño.
-¡Erika! ¡ERIKA!-bramó con todas sus fuerzas. Tommy se asomó a la puerta, sorprendido: su padre sólo llamaba a su madre así en ocasiones muy contadas.
Cuando por fin la interpelada se dio por aludida, lanzó un grito que recorrió toda la casa.
-¿QUÉ ESTÁS HACIENDO!
-¡Fregar!
-¡CIERRA ESE PUTO GRIFO, QUE ME ESTOY DUCHANDO!
Tommy frunció el ceño. Louis se giró, se lo quedó mirando un segundo, y notó la mirada de su hijo recorriendo todos sus tatuajes, cada uno con una visión distinta, cada uno mostrando secetos al mundo que nadie era capaz de descifrar. Se preguntó por millonésima vez por qué no le dejaban tatuarse un símbolo tribal en el hombro si su padre tenía un ciervo en el mismo lugar. Y un gorrión en el antebrazo.
Un puto gorrión en el antebrazo.
-Tommy, si tanto te gusto puedes teclear mi nombre en Internet. Te sorprendería ver hasta qué punto se me conoce-se cachondeó su padre.
-No quiero ver montajes de tu polla al aire, papá.
-¿La tengo grande?
-Enorme.
-Entonces no son montajes, chico.
-¡PAPÁ!
Louis se echó a reír, negó con la cabeza y cerró la puerta. Pero Tommy ya había abierto la caja de Pandora que era su mente, y ya estaba pensando en los tatuajes. Cada uno de los cuales, sin excepción, y de eso estaba seguro, contaba una historia pasada hacía mucho, pero lo bastante importante como para que alguien, por temor a perderla, utilizara su piel a modo de diario y la estampara allí para la posteridad, sin importar lo dura que fuera.

Y es que son precisamente las historias duras las que te hacen ser quien eres.

6 comentarios:

  1. me ha encantado este capítulo, y ole la madre que te parió porque escribes de puta madre Eri, me encanta como lo haces, de verdad.

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    1. Aw, me alegra que te guste (algún día dejaré de empezar mis comentarios con AW pero ese día aún no ha llegado así que JE MAYÚSCULO). ¿Sabes qué me encanta? Cómo me lees ♥

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    2. awwwwwwwwwwwwwwwwwwwww (xddddddddd) me enamoras

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  2. Vale esto vaa pero bien bien ehh jajaja siento no comentarte mucho pero ahora estamos co los examenes y bla,bla en fin que te puedo decir? la historia genial, la descripcion una pasada y los personajes de puta madre. Es que ya no me quedan mas elogios de admiracion, creo que me tendre que chapar el diccionario, porque es que de verdad tu lo vales! @LauraTrashorras


    PD: se que soy muy aburrida y tengo la imaginación de un cactus pero bueno es que que se le va a hacer... ;)

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    1. Aw, Laura, de verdad que no sabes lo que me gusta que me comentes. No te preocupes por los exámenes, puedes comentar cualquier cosita, con una palabra basta (te diría que no haría falta que comentases pero la verdad es que ya sabes lo que me gusta y la ilusión que me hace así que lo agradezco). Suerte con los exámenes y gracias por todo. ♥

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  3. Jooodeeeerrrrr, es que me encanta como escribes ojalá yo teniendo ese talento.


    Ya me gustaría saber qué habrá pasado con la hija de Harry para que se la enchufen a los Tomlinson :’). Bua como sea un diablo ya verás tú la gracia.

    Mira, no me he podido reír más con la última conversación de Tommy y Louis, madre mía JAJAJAJAJAJAJJAAJ.

    Que lo vuelvo a repetir, una pasada la manera que escribes, ojalá llegues muy alto.


    PD: Estos días no he podido leer un mojón porque entre que el fin de semana una se va de fiesta y ahora estoy enferma, ya me dirás tú la gracia que hace.


    Nos leémos en el siguiente capítulo!!!❤️

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