Es el primer 19 de febrero en el que echo de menos a
alguien hasta el punto de no poder dejar de pensar en él. El primer 19 de
febrero en el que sólo recuerdo lo que es escuchar unas patitas correteando por
el pasillo. El primer 19 de febrero en el que estoy segura de que las canciones
tristes se han escrito para nosotros. El primer 19 de febrero en el que pienso
que Zayn y Louis tienen los mejores solos en Half a heart, pero la esencia de la canción somos tú y yo. El primer
19 de febrero en el que digo “hoy es el cumpleaños de Noble”, y mamá me
corrige: “era el cumpleaños de Noble”. El primer 19 de febrero en el que no
ladra nadie cuando llego a casa en mucho tiempo. El primer 19 de febrero cuya
celebración carece de sentido. El primer 19 de febrero en el que no me debato
entre ir a comprar un pastelito y dártelo, o simplemente rascarte la barriga.
El primer 19 de febrero en el que nadie viene corriendo a saludarme,
lloriqueando de felicidad, para asegurarse de ser el primero en saludarme ese
día. El primer 19 de febrero en el que me doy cuenta de todo el tiempo que
perdí adorando a otros, cuando lo más precioso que había visto nunca ya lo
tenía en casa. El primer 19 de febrero en el que me martirizo por no haberte
imaginado lo suficiente. El primer 19 de febrero en el que ya sólo me queda
imaginarte.
Es el primer 19 de febrero que ya no es mágico.
Espero que estés bien, siendo polvo de estrellas cruzando
el cosmos a toda velocidad. Te echo de menos. Siempre lo hago. Cuando voy en el
bus, cuando estoy sentada en el sofá y miro el espacio al lado, cuando me
ducho, abro la puerta y no intenta entrar nadie a lamerme las piernas, cuando
se me cae la botella de agua y no tengo que correr a agacharme antes de que la
cojas, cuando puedo dejar las zapatillas
sin vigilancia en cualquier sitio, porque nadie las va a secuestrar. Cuando
nadie interrumpe lo que hago, metiendo el hocico entre mis piernas y meneando
la cola.
Es el primer 19 de febrero en el que no tengo a quién
hacerle un álbum de fotos en un momento. El primer 19 de febrero en el que
lamento no haber hecho todas las fotos y vídeos que pudiera.
Nuestro hogar se autodestruye, mi amor. Tú eras lo que
nos mantenía unidos. Sé la estrella que nos vigila y nos cuida en el camino.
A partir de ahora, intentaré sobrevivir a los 19 de
febrero. Felices 7 años, Noblesín. Dicen que nadie está muerto mientras haya
alguien que le eche de menos, que su espíritu puede vivir, que en nuestras
manos está que se mantenga vivo.
Ojalá algún día mis manos hagan grandes hechizos pero, de
momento, me conformo con sentir la magia que tú eres en la punta de los dedos.
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