sábado, 17 de septiembre de 2016

¡Entonces Zeus llegó!

En el último capítulo, Yumlis me pidió que subiera unas fotos de cómo me imagino los vestidos de las chicas para hacerse una idea. No me gusta meter fotos en los capítulos, así que he decidido subirlos al twitter del blog, y aquí tenéis la conversación con las fotos. Tened en cuenta que son imágenes orientativas y que, para empezar, ni yo me imagino del todo así los vestidos, ni es obligatorio que os ciñáis a las fotos para que los penséis.
Lo bueno de leer es que cada uno crea su propio mundo con unas bases en común ☺

Fui a casa de Kiara casi 45 minutos antes de la hora en que habíamos quedado. Ella no se sorprendió. Me conocía de sobra. Sabía que me entraría ansiedad nada más cambiar el año. Ya no tenía ninguna excusa para permanecer en casa.
               No había nada que me hiciera quedarme allí dentro.
               Y no quería dejar a Aiden esperando por mí como la otra vez.
               Cuando aparecí por su casa, ya con el traje y con los mechones de pelo enredándoseme, su hermana mayor me hizo un gesto con la cabeza. Me indicaba que atravesara la casa, y fuera a la habitación de Kiara, la que compartía con dos de sus hermanas pequeñas.
               Kiara se estaba aplicando un delineador de ojos. Ni siquiera se inmutó cuando me senté en la cama. Supe que me había visto porque era imposible que no lo hiciera: su cama estaba justo enfrente del tocador que usaba para obrar sus milagros.
               Había sido un regalo de su familia, después de ver cómo se peleaba con la bombilla del baño y los espejos giratorios que colocaba en la cocina, donde había más luz.
               -Llegas temprano-observó.
               -No podía quedarme en casa.
               -Contaba con ello, pero no te esperaba hasta dentro de quince minutos. Te ha bajado Niall, ¿a que sí, mimado?
               -No-sonreí, digno-. Mamá.
               -Vee es una santa. No te la mereces.
               -Lo compenso cargando con la cruz que eres tú.
               Se echó a reír.
               -¡Chad! ¡No hagas que me ría mientras me estoy haciendo la línea!
               Sonreí, inclinándome hacia delante. Terminó con la línea, comprobó que estuviera bien. Se repasó la sombra de ojos, se repasó la línea, y pasó a sus labios. Ya se había pintado las mejillas. Y la nariz. Y la frente. Faltaba el toque final.
               Conté cuatro productos diferentes
               Las mujeres eran fascinantes.
               A continuación, se deshizo el moño que tenía con las trenzas, y me miró.
               -¿Tenemos prisa?
               -Depende de lo que quieras hacer.
               -Rizarme el pelo.
               Puse los ojos en blanco.
               -¿Eso es un sí?
               -No te va a dar tiempo.
               -¿Que no qué?-replicó, girándose sobre su silla. Alcé las cejas-. 50 euros.
               -Vas a perder, K.
               -75.
               -Que sean 100.
               -Me encanta hacer negocios contigo-sonrió, girándose de nuevo. Abrió un cajón, cogió las tenacillas. Empezó a deshacerse la infinidad de trenzas que llevaba. Me acerqué a ayudarla. Así, perdería la apuesta, pero prefería perder 100 euros y llegar pronto a dejar en la ruina a Kiara y, a cambio, hacer que Aiden se preguntara si iba a venir.
               Si me tomaba en serio lo nuestro.
               Si lo de la semana pasada había sido importante para mí.
               Se había terminado mi cumpleaños, y había empezado el suyo. Todavía no lo había felicitado.
               Tenía pensado hacerlo en persona.
               Me parecía más especial.
               Tardamos unos 7 minutos (sí, los conté) en terminar de prepararle el pelo. Y luego, otros 12 en terminar de rizárselo. Por fin, sonrió, atusándose los rizos.
               -Estoy preciosa.
               -Meh-repliqué yo, y ella me dio un puñetazo en el hombro.
               -¡Lo estoy, Chad!
               -Sí, la verdad es que te he visto más fea. Ahora lo estás menos.
               Se bajó un poco el vestido, de un morado tan oscuro que se confundía con negro. Tenía una cremallera en el pecho.
               Se bajó un poco más la cremallera.
               -¿Adónde vas así?-inquirí, riéndome.
               -De fiesta-replicó-, pásame el bolso, venga.
               Hice lo que me pedía; volvió a bajarse el vestido. Y, finalmente, me miró.
               -¿Crees que es demasiado corto?
               -Creo que vas a coger una pulmonía ovárica.
               -Eso no existe, Chad.
               -Lo vas a inventar tú.
               Kiara se rió.
               -No estoy segura de…
               -Kiara. En serio. Estás guapa. Yo diría que incluso “buena”. Pero, si no te gusta… cámbiatelo.
               -Me gusta.
               -Pues vamos.
               -Es que no me convence cómo me…
               -¡Kiara!-troné-. ¡No voy a llegar tarde por tu culpa! ¡Si te tengo que sacar a rastras, y desnuda, te saco a rastras, y desnuda!
               Me miró largo y tendido.
               -Vuelve a decirme que estoy buena.
               -Estás buena.
               -Vale-sonrió-. Cómo sois los hombres, ¿eh? Os ponéis ansiosos en cuanto oléis el sexo.
               -Nadie va a tener sexo esta noche-protesté, y ella se rió.
               -Lo que tú digas, Chad. Te llevo condones en el bolso, sólo por si acaso.

               Salió agitando la melena. Sus rizos danzaban a su alrededor, como si fueran parte de alguna especie de ritual. Puse los ojos en blanco, los cerré, y luego confirmé que nos quedábamos a dormir en mi casa.
               Kiara ya había dejado los productos desmaquillantes en el armario del baño. Papá se los había quedado mirando.
               -¿Esto es de tu madre?-me preguntó, confuso. Negué con la cabeza, le expliqué que era de Kiara sin levantar la voz. ¿Acaso no era evidente que mamá no se maquillaba?
               Joder, llevaba una semana durmiendo en casa, viviendo de nuestra comida, y vistiéndose con nuestra ropa. Creo que papá podría darse cuenta de esas cosas.
               Ah, sí. Creo que mis padres estaban saliendo de nuevo. Puede que incluso Aiden y yo compartiéramos aniversario con ellos.
               Me hacía muchísima ilusión, la verdad. No el compartir aniversario, lo otro. Lo de papá y mamá. Se les veía bien juntos. Papá no paraba de escribir, pero rara vez se metía en el estudio.
               Meterse en el estudio equivalía a alejarse de mamá. Y eso era algo a lo que no estaba dispuesto aún.
               Eran peores que Kiara cuando se echaba novia.
               Cogimos un taxi. Me peleé con Kiara porque quería pagarlo a medias. Le dije que me invitara a algo, y su deuda quedaría saldada. Sabía de sobra que salía ganando en aquella operación. Y no le gustaba. Y refunfuñaba, y refunfuñaba, y refunfuñaba.
               -Soy tu sugar daddy-le recordé. Y no dijo nada más. Estaba demasiado ocupada sonriendo.
               Llegamos al sitio en el que me había dicho Aiden que tendrían la fiesta. Todo parecía bastante avanzado. Puede que hubieran empezado a celebrar el año nuevo y el cumpleaños de Aiden un poco antes. Puede que no fuera allí. Puede que… dios, seguro que no era allí. Le había entendido a Aiden que la fiesta empezaba a la una.
               No podía ser que…
               Un par de caras se asomaron a una ventana, a estudiar el exterior. Querían saber quién llegaba. Eran conocidas. Amigos de Aiden. Se giraron, mostrando las mejillas. Se separaron de la ventana.
               Y luego, apareció Aiden. Le vi sonreír al ver a Kiara, que se subía las mangas del abrigo de pelo blanco, y se bajaba de nuevo el vestido.
               Salió a nuestro encuentro, con un traje negro, impecable.
               -¡Ya habéis llegado!-celebró, le dio un beso en la mejilla a Kiara, y otro en la mejilla a mí. Sentí sus labios durante un rato, mucho después de que se hubiera roto el contacto entre nosotros.
               -¿Llegamos tarde? Te había entendido que…
               -No, no-replicó, sacudiendo la cabeza-. Ha sido Kev. No había preparado las cosas y ha venido antes. Y se ha traído ayuda. Así que… han empezado pronto. Espero que no os importe.
               -Una reina nunca llega tarde-respondió Kiara-, todo el mundo llega temprano.
               Aiden se echó a reír. Bueno, al menos se caían bien también fuera del instituto. Nos invitaron a pasar. Recogieron los abrigos y los guardaron en un vestidor, con un número que tuvimos que memorizar.
               El local era un bar que se creía discoteca. Todavía faltaba gente por venir. Un camarero de esmoquin servía las bebidas, en una barra cuyo lateral brillaba con luces que cambiaban de color: de azul a rosa, de rosa a azul. El pelo de todo el mundo brillaba. En el otro extremo había varios sofás, blancos todos ellos.
               En el techo giraba una bola de discoteca.
               -Aiden-requerí, cuando él hacía ademán de irse, a terminar de preparar algo. Él se volvió y me miró-. Feliz cumpleaños.
               Sonrió.
               -Gracias, C.
               Me dio un rápido beso en los labios. No pude disfrutarlo. Pero sentí cómo varias personas nos miraban. Se me encendieron las mejillas. Yo no había sabido hasta hacía poco que a Aiden le gustaban los chicos; ¿había sido un secreto, o que yo no me había encontrado con tal información?
               -No te he traído nada de regalo. No se me ocurría qué podría darte-me excusé, y él sonrió.
               -Estás aquí. Ése es regalo bastante.
               -Me he traído a Kiara-fue lo que se me ocurrió contestar. Porque soy gilipollas. Y el doble de gilipollas cuando estoy cerca de Aiden.
               Aiden se echó a reír.
               -Todos los buenos regalos vienen con envoltorio, ¿no?
               Esta vez fui yo el que lo besé a él. Fue un beso más largo. Más profundo. Lo sentí un poco más nuestro. Más ojos se posaron en nosotros.
               No me importó.
               Un montón de ojos se posarían sobre nosotros durante toda la noche, y ninguno de los dos lo comentaría. Estaríamos muy felices.
               Veríamos salir el sol. Recogeríamos mesas. Esperaríamos al taxi tomando chocolate y dulces, ya desayunando.
               Kiara se metería rápidamente en el coche, con los pies doloridos. Yo no querría irme, ni Aiden, que yo me fuera.
               -Chad-me diría por fin.
               -¿Aiden?
               -Gracias por hacer de éste mi mejor cumpleaños.
               Y volveríamos a besarnos. Y ya nadie nos miraría. Porque sí, estaba clarísimo que estábamos juntos.
               Sí, estaba claro que Chad Horan tenía suerte tanto en su origen como en el lugar al que iba.
               Kiara en seguida se durmió estando ya en casa. Yo no podía hacerlo. Apenas había podido cambiarme de ropa. Todo mi cuerpo acusaba aún la presencia de Aiden. Era como si tuviera aún sus brazos alrededor de mí. Sus manos acariciando mi espalda. Sus ojos en los míos. Sus labios besándome.
               Me costó muchísimo dormirme. No porque no estuviera cansado, sino porque, por primera vez, sentía que todo lo que pudiera soñar no haría justicia a la realidad. Que, si cerraba los ojos, lo que Morfeo tuviera preparado para mí me decepcionaría.
               Al igual que tardas en dormirte cuando no puedes parar de llorar, también tardas cuando no puedes dejar de sonreír.

-¿Todavía estás sin vestir?-estalló Alec, nada más llamar a la puerta de su casa (no llevaba llaves, qué raro en él), y ver a su hermana todavía en vaqueros.
               -¡Necesitaba lo de Eleanor para empezar a vestirme!-protestó ella.
               -¡Mary Elizabeth! ¿Qué coño me has mandado ir a buscar? ¿Una puta prótesis de mano con la que no te puedes vestir? ¡No me jodas, niña!-bramó, su hermana sólo se quedó mirándolo.
               -Tú a mí no me gritas de esa manera, Alec-informó, y había una amenaza velada en la manera en que habló, y su forma de levantar las cejas.
               -¿Quieres que lo repita?
               Entramos entre Alec y Mary, que se miraban con un desafío fraternal, el que nos corría a todos por las venas al no ser ninguno de nosotros hijo único, ardiendo en sus ojos.
               Justo cuando parecía que Alec iba a proclamarse campeón, con una sonrisa de triunfo en sus labios, pues a Mary le costaba mantener su mirada, ella hizo trampa. Alzó la mano, con dos dedos por delante.
               -Ni se te ocurra-gruñó Al. Mary sonrió y continuó acercándose-. Mira, niña, me tocas el cuello, y te juro por mi madre que no te olvidas de mí en tus próximas 80 reencarnaciones.
               Mary le rozó por debajo de la mandíbula con los dedos adelantados, y Alec se estremeció. Tanto Sabrae como Eleanor sonrieron: el cuello es el punto débil del hermano mayor.
               -¡Déjame el cuello, joder! ¡Vete a cambiarte!
               Mary le arrebató la bolsa que traía, sacó algo de su interior y salió disparada escaleras arriba.
               -¿Qué llevas ahí?-exigió saber Alec, persiguiéndola hacia el piso superior.
               -¡Nada!
               -¡Enséñamelo!
               -¡No!
               -¿Eleanor?-pidió Alec, y Tommy y yo la miramos, con una ceja alzada, sospechando lo que había en el interior de aquella bolsa.
               -Unas bragas rojas.
               -¡ELEANOR!-chilló Mary desde su habitación.
               -¿¡Me estás diciendo que todavía no te has puesto ni las medias, niña de los cojones!?-estalló de nuevo Alec, y empezaron a darse gritos, insultarse e intercambiarse amor mientras nosotros nos quedábamos allí parados. Por fin, Alec dejó de gritarle, tras darse cuenta de que, a más gritos, menos rapidez iba a tener su hermana vistiéndose.
               Refunfuñando cómo estaba hasta los huevos de llegar tarde a los sitios por su culpa, se plantó en las escaleras y miró a mi chica.
               -¿Para qué necesitaba bragas rojas?
               -Es una tradición de España-explicó ella, con diligencia-. Dicen que da buena suerte. Es como las uvas.
               Alec sonrió, clavando los ojos en Sabrae.
               -¿Por eso vas de rojo tú, bombón?
               -Sólo sirven las bragas-añadió Eleanor, paciente.
               -Qué lástima, yo que me estaba formando una imagen mental…-Alec sacudió la cabeza.
               -Quizá no lleve esta noche, para compensar todo el rojo que traigo puesto-se burló Sabrae, y los dos se echaron a reír. Por fin, Alec dijo que se iba a duchar, que nos ofrecería algo de beber, pero que no le daba la puta gana, y, sin más, desapareció en dirección al baño.
               No tardó ni 5 minutos en estar listo, ya con el traje y todo. Todavía tuvimos que esperar por Mary un rato, hasta que bajó las escaleras como si fuera una princesa que asiste a su presentación en sociedad.
               Alec, harto de sus gilipolleces, subió hasta la mitad de las escaleras y tiró de ella, que no hizo más que reírse de cómo conseguía sacar de sus casillas a su hermano mayor.
               -Estoy de tus polladas hasta la polla, valga la redundancia, cualquier día te subo a la moto y te abandono debajo de un puente en Italia, a ver cómo cojones te arreglas para volver…-bufaba, y ni siquiera les dijo adiós a sus padres mientras la empujaba por la puerta para que dejara de retrasarnos más.
               Jordan estaba sentado en el porche de su casa, mirando el móvil. Se levantó nada más vernos aparecer doblando la esquina.
               -Llegáis tarde-constató, y eso fue lo que terminó de cabrear a Alec.
               -¡Hostia, Jordan! ¿De veras?-ladró-. ¿Pero qué me dices? ¿Por qué no tienes ya un Nobel? ¡Eres un revolucionario, Einstein a tu lado era un analfabeto de mierda, ¿cómo no nos habremos dado cuenta los demás de que venimos tarde?!-bufó-. ¿Qué descubrimiento que romperá todos nuestros esquemas vendrá mañana? ¿La Tierra es redonda? ¿El sol no gira en torno a nosotros? ¡No me digas que venimos del mono!
               Todos nos reímos, Jordan sólo puso los ojos en blanco, le mandó elegantemente a la mierda, y se unió a nuestra comitiva en dirección a la casa que se alquilaba todos los años, una mansión que parecía sacada de alguna película de ciencia ficción por su diseño: blanco, minimalista, con inmensas ventanas y un par de piscinas en un jardín trasero que parecía más bien el de un palacio. Dos jacuzzis, uno interior y otro exterior, habían hecho que nos decidiéramos por probar a pagar la millonada que nos exigía el casero para aquella noche hacía dos años.
               Había merecido la pena, y cada vez más y más gente se sumaba a la fiesta de la casa blanca, de forma que ya, ni aunque Jordan quisiera, nos habríamos podido trasladar a la discoteca subterránea a la que solíamos ir cada fin de semana, y que él regentaba.
               Pero ese no era un día de ir haciendo negocios. Íbamos a pasárnoslo bien, a bailar, gritar, decirle adiós a un año y recibir a otro nuevo, emborracharnos, y, ¿por qué no? Follar en las habitaciones que cubrían el piso superior.
               Desde luego, yo tenía ganas de subir al piso superior. Hacía demasiado que no estaba con Eleanor, y verla todos los días, a casi todas horas, no ayudaba a mantener a raya mi apetito.
               Alec iba lloriqueando por no sé qué le pasaba a su traje; casi no podía prestarle atención. Las chicas se habían puesto a caminar delante de nosotros y, por casualidades de la vida, era a Eleanor a la que yo llevaba delante. Y ella se esmeraba en hacerme perder la noción del tiempo sacudiendo las caderas exageradamente.
               Si ya de por sí tenía culo, si encima le había crecido, y si todavía para más inri llevaba tacones, desde luego el vestido que llevaba y la manera de andar que tenía esa noche no me estaban ayudando nada en conseguir controlarme.
               Tenía la boca seca; joder, iba a necesitar un barril entero de tequila para poder resistirme a ella. Puede que con un coma etílico consiguiera ver factible la posibilidad de no echarme a llorar si esa noche no teníamos un momento para nosotros solos, en el que yo pudiera colarme entre sus piernas y hacerle gritar mi nombre.
               -… es que encima he crecido y este puñetero traje me queda corto; de verdad, detesto los trajes…
               -Pero si vas siempre que puedes de traje, tío-protestó Tommy, mirándolo y riéndose.
               -Para ligar más-intervine yo, veloz como el rayo.
               -¡Cómo lo sabes, ¿eh, pecador?!
               Sabrae se giró y se puso a caminar hacia atrás. Alec clavó la vista en su escote. El pobre era así, había que quererlo tal y como había nacido. No lo podía evitar.
               -Pues a ti te quedan genial los trajes, Al-sonrió mi hermana, metiéndose las manos por las aberturas de los costados de su mono rojo, como si fueran bolsillos.
               -A ti te queda bien todo, Saab-replicó Alec-. Hasta estar deliciosamente desnuda.
               -Vas por buen camino así, cariño-Sabrae le guiñó un ojo y se dio la vuelta, volviendo a la conversación de las chicas.
               -¿Por qué a las tías les molarán tanto los trajes?-preguntó Tommy, que era perfectamente consciente de cómo se nos echaban encima las mujeres cuando salíamos de fiesta más elegantes, o incluso cómo nos miraban nuestras compañeras de clase, curso o instituto cuando nos poníamos de acuerdo para ir de camisa y corbata, o pajarita.
               -Están programadas para buscar la pasta, tío-contestó Jordan, cuyo mundo era de un único color: verde dólar-, y un traje dice “nena, tengo un deportivo, tengo una casa, tengo pasta, vamos a acurrucarnos, y hacer bebés a los que no tengamos que preocuparnos por alimentar”.
               -En realidad-replicó Alec-, los trajes son un símbolo de sexualidad-ya estábamos, la tesis de que todo se reducía al sexo. El mundo de Alec tenía varios colores y sabores: los que Durex iba añadiendo a sus condones. Todo lo que se saliera de aquellos estándares y Durex no hubiera conseguido aún, no existía para él-. Si te pones un traje, estás diciendo “nena, ven aquí, pasa conmigo la mejor noche de tu vida, deja que te folle como no te han follado nunca”.
               Sabrae volvió a darse la vuelta.
               -A mí me gustan los trajes porque son sexys cuando los ves-tanto Eleanor como Mary asintieron, joder con las catedráticas de sexología-, y más cuando se los quitas, a un tío.
               -Esperemos que quites algún que otro traje hoy, Saab-coqueteó Alec, y ella le sonrió.
               -Depende de cómo te portes.
               -Yo siempre me porto bien; sabes de sobra cuál es el único sitio en el que me porto mal-y le dedicó su equivalente a mi sonrisa de Seductor™. Sabrae se detuvo, las chicas también, y esperaron a que salváramos la poca distancia que había entre ellas y nosotros.
               Se miraron un segundo, como decidiendo por dónde empezar, y luego Sabrae se abalanzó sobre Alec y Alec sobre Sabrae, y se fundieron en un apasionado beso que debería haber hecho que a él le volara la chaqueta, y a ella, el abrigo. Alec bajó sus manos por la espalda de ella, se detuvo en su cintura. Sabrae le enredó los dedos en el pelo, tirando de él.
               -Si estáis haciendo esto para sacar de mí la misma respuesta que Eleanor y yo sacamos de Tommy, os informo de que vais de culo-comenté, pero no me hicieron el más mínimo caso. O no parecieron hacérmelo.
               Pero sí que me escucharon, porque Sabrae se separó un poco de Alec, y, mirándolo a los ojos, me contestó:
               -Me pregunto por qué.
               -Puede que no estemos haciéndolo del todo bien, ¿eh, Saab?
               Y le dio una palmada en el culo, y ella se echó a reír, y volvió a comerle la boca.
               -Estamos en la puta calle-gruñí, y los dos sonrieron. Tommy, como el cabrón que era, se echó a reír, directamente.
               -¿A que jode?-fue todo lo que dijo, y yo me lo habría cargado allí mismo de no estar demasiado cerca de la casa y haber demasiados testigos alrededor.
               Una melena afro salió a recibirnos.
               -¡Llegáis tardísimo! Hace como dos siglos que estamos aquí-protestó, poniéndose de morros y cruzando los brazos-. ¿Cuál es vuestra excusa?
               -Mary quería llevar unas bragas rojas.
               -¡Alec! ¿Vas a ir diciéndoselo a todo el mundo?
               -¡Si no quieres que lo diga, no lleves bragas rojas, joder!
               -Tam estaba harta de esperaros. Ya ha cogido sitio en el jardín. No sé si podréis colaros; espero que sí.
               Todos los años, salíamos al jardín a contemplar los fuegos artificiales. Se veían de forma espectacular en la casa, subida a una pequeña colina que daba perspectiva sobre todo lo demás.
               Bey se hizo a un lado, pero Alec la miró con suspicacia.
               -¿Cómo puedes estar en dos sitios a la vez, Tam?
               Nos quedamos en el sitio, contemplándolos a los dos. Bey frunció el ceño.
               -¿Otra vez con estas polladas, Alec? Soy Bey-bufó.
               -Sí, claro; y yo, Blancanieves. Venga, muñeca; reconocería a tu hermana incluso si la clonasen. Lo de cambiarse el pelo está muy visto, ¿no podíais ser un poco más originales?
               Bey se echó a reír.
               -Sabía que podías distinguirnos de verdad, Al. Bey me debe 50 libras.
               Alec alzó las cejas.
               -A repartir entre los dos, espero.
               -40-60-dijo Tam, enredando los dedos en su melena abultada, una que no estaba muy acostumbrada a llevar.
               -Sin problema; 40 para ti, 60 para mí-convino Alec, entrando en la casa tras ella. Tommy y yo nos miramos, preguntándonos que veía Alec de diferente entre las gemelas, cuando incluso sus padres tenían problemas distinguiéndolas. Solíamos tener la pista del pelo: a Bey le encantaba llevarlo suelto, y Tamika no soportaba tener los rizos alrededor de su cara, quitándole visión y libertad de movimientos.
               Nos colamos entre la gente; algunos protestaron, pero Bey los mandó callar con multitud de miradas envenenadas, diciendo que todos allí eran invitados nuestros, que nosotros éramos los anfitriones y que, como tales, merecíamos una posición de honor.
               -Hola, chicos-sonrió, y miró a Alec-. Al.
               -¿Qué tal, Bey, nena?
               Bey se echó a reír.
               -No hay quien te engañe, ¿eh?
               -Tu hermana no tiene esa luz en la mirada que tú tienes, muñeca.
               Bey se rió de nuevo, sacudió la cabeza y se toqueteó las dos trenzas de boxeadora. Les había añadido un par de tiras plateadas y doradas, de tal manera que pareciera que su cabello estuviera hecho de metales preciosos. Se hizo a un lado y palmeó el suelo, cubierto con una inmensa toalla, a su lado, invitándonos a sentarnos.
               Sabrae se dejó caer al lado de Tommy y hundió las manos en la melena salvaje de Tam, diciéndoles que tenían que enseñarle a ponerse el pelo así. Ellas contestaron que sin problema.
               Llevábamos unos minutos sentados cuando alguien chilló que se acercaba la cuenta atrás. Nos pusimos en pie de un brinco, nos reímos por cómo Logan y Max se peleaban por ser los primeros en levantarse, y tiraban el uno de la camisa del otro para lograr posicionarse como vencedores, y clavamos los ojos en la silueta brillante de Londres. Di un trago del chupito de Tommy; Tommy me quitó el mío a modo de respuesta, y se atragantó cuando empezó la cuenta atrás.
               -¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete! ¡Seis!-gritamos todos, como en todas las casas de Inglaterra; el no tener que comer uvas era lo que tenía: tu boca estaba libre para gritar lo que quisieras.
               Sentí una mano enredándose con la mía. Miré a mi izquierda.
               Eleanor.
               Me sonrió.
               Y yo le sonreí a ella.
               -¡Dos! ¡Uno!
               Su cara se iluminó con los colores del arcoíris, los de los fuegos artificiales que se lanzaban desde el Támesis y sus dos orillas, celebrando un nuevo año. Le dije que la quería, ella me dijo que ella a mí también. Me apeteció muchísimo besarla, y a ella también le apeteció… pero Tommy estaba demasiado cerca. Podíamos esperar.
               No queríamos fastidiarlo con su hermano por sucumbir a un impulso. Lo estábamos haciendo demasiado bien.
               Empezó la música, el jardín no tardó en quedarse vacío salvo por algunas parejas que salían a enrollarse fuera, sobre la hierba, y el inmenso salón de la casa acabó abarrotado. El alcohol corría y corría, no parábamos de reírnos.
               Estábamos en un círculo, los nueve de siempre, cantando y bailando, cuando escuchamos una canción familiar.
               Nos miramos entre nosotros hasta que Alec levantó la mano, confundido.
               -¡ALEC! ¿HAS PEDIDO LA PRIMERA CANCIÓN DE HÉRCULES?
               -¡OS QUIERO, TÍOS!-replicó, e hicimos piñita alrededor de él, convirtiéndolo en el centro de un inmenso donut humano que se dividió al unísono para bramar a la vez que la canción:
               -¡Y ENTONCES ZEUS LLEGÓ!-toda la casa tembló, era como si todo el mundo supiera que hacíamos eso en los karaokes que montábamos en nuestras casas, cuando podíamos hacer lo que quisiéramos sin temor a que nadie nos juzgara. Karlie, que ya estaba muy borracha, siguió cantando a voz en grito-. ¡SU RAYO DISPARÓ, TRONÓ, Y A LOS MALOS ENCERRÓ, YA ESTÁ, SÓLO EL DETUVO EL CAOS DE VERDAAAAAAAAAAAAAD!
               A nadie de la fiesta pareció importarle que la canción estuviera en español, porque Alec lo hacía todo bien en la vida. La primera vez que estuvimos todos juntos, ya los nueve, en el colegio, y habíamos ido a casa de Tommy, no nos habíamos puesto de acuerdo en qué película veríamos, hasta que Karlie sacó al azar el DVD de Mulán y lo miró con sus ojos claros chispeando.    Era su película favorita.
               Tanto Tommy como yo habíamos torcido la boca al escuchar el doblaje y las canciones. Nunca habíamos visto una película de Disney en inglés. A los demás les pareció un sacrilegio que criticáramos las canciones, pero lo entendieron enseguida, nada más ponerles nosotros la cinta de Hércules y escuchar la primera canción en un idioma que no conocían… pero cuyo sonido les terminó por apasionar.
               Siguieron poniendo más y más canciones, nosotros seguimos bailando, hasta terminar tirados en un sofá, Bey riéndose con algo que le contaba Max. De repente, Logan se puso en pie y nos miró a todos, muy serio.
               -Tíos, tengo algo que deciros.
               Todos clavamos los ojos en él, que, para armarse de valor, le quitó la copa a Jordan y se la bebió de un trago. Posó los ojos en nosotros, uno por uno, como si quisiera recordar la forma en que lo mirábamos.
               Ya está. Se quería volver terrorista. O quería apuntarse al ejército.
               -Soy gay-dijo, sin embargo. Y todos inclinamos la cabeza a un lado.
               -Ya-dijeron Alec y Karlie, simplemente-. ¿Algo más?-añadió Alec. Logan clavó los ojos en él.
               -¿Cómo que ya?
               -Vamos a ver, L, se te notaba a leguas-protestó Alec.
               -Yo no le notaba nada-replicó Tommy.
               -Porque tú eres tonto-soltó Alec.
               -Yo tampoco le notaba nada-me metí a defender a Tommy.
               -Porque Tommy y tú sois iguales.
               Pusimos los ojos en blanco.
               -¡Sabía que había una razón para que no me miraras las tetas!-estalló Tamika de repente, y todos nos la quedamos mirando un minuto, incluido Logan, antes de echarnos a reír.
               -Nosotros no te miramos las tetas, Tam-se defendió Max.
               -Sí que lo hacéis.
               -Joder, ¡si te las miro hasta yo!-protestó Karlie, haciendo pucheros.
               -No me extraña, K, si es que son espectaculares.
               -Seguro que Alec prefiere las de Bey-ataqué yo, riéndome.
               -No, la verdad, son…
               -Las de mi hermana, entonces.
               -Mira, te diría que “son tetas, al fin y al cabo”, pero... ¿qué demonios? Son tetas, al fin y al cabo-Alec se encogió de hombros, divertido. De repente, Bey se levantó.
               -¡CHICOS!-gritó, y todos dimos un brinco.
               -¡Adiós! ¿No serás tú lesbiana?-se lamentó Al-. Mi gozo en un pozo.
               -No-y, aunque lo que venía lo escuchábamos año tras año, ni siquiera lo vimos venir-; llevo sin tener la regla desde el año pasado. Creo que estoy embarazada.
               Max se echó a reír, Logan sólo puso los ojos en blanco, diciendo que estaba hasta lo huevos de las tonterías de Bey.
               -¿Y quién es el padre?-quiso saber, y Alec estaba a punto de hablar; de hecho, ya tenía la boca abierta, cuando Karlie se le adelantó.
               -Alec no.
               Nos echamos a reír como histéricos mientras Alec se hacía el ofendido, alzando las cejas.
               -Sois unos hijos de puta; me voy a un sitio en el que se me quiera más que aquí, lo cual no va a ser muy difícil-gruñó, levantándose, pero Bey tiró de su manga.
               -Dejad a mi Alec, que me distingue de mi hermana, cosa que ninguno de vosotros consigue.
               Alec le dirigió a Tam una mirada cargada de intención.
               -Tam, ponte el pelo afro cuando quieras, para que Bey siga llamándome “mi Alec” siempre.
               Bey sonrió, le pellizcó la mejilla, y preguntó quién la acompañaba a bailar. Alec estaba a punto de hacerlo cuando vio que tanto Sabrae como Eleanor se subían a una mesa, como si fuera un escenario. Habían pedido una canción.
               -Luego voy, Bey. Esto quiero verlo-sonrió, acomodándose en el sofá y clavando la vista en mi hermana. Eleanor y Sabrae se pusieron a bailar Side to side, cada una cumpliendo con la personalidad de Ariana o Nicki, imitando sus movimientos. Alec no podía dejar de mirar a mi hermana, que lo encontró entre la multitud y le sonrió mientras bailaba, moviendo los labios al ritmo del rap de Nicki.
               Todo el mundo aplaudió cuando se bajaron de la mesa, dando por finalizada la canción. No tardaron en aparecer imitadoras que daban brincos sobre la mesa o los sofás, haciendo como que eran ellas a quienes pertenecían las canciones o, incluso, los vídeos que aparecían en la inmensa pantalla de televisión que ocupaba una parte de la pared.
               Tommy se marchó a llamar a Diana; ya estaba “contentillo” gracias a los chupitos que se había bebido. Nos hizo esperar por él casi 10 minutos; cuando volvió, sonreía como si fuera imbécil, o algo por el estilo. Se sentó a mi lado, me lamió la mejilla, yo le mordí la oreja, nos echamos a reír, y dimos luz verde para empezar a jugar al Yo Nunca, la mejor excusa que se nos ocurrió para emborracharnos sin que nadie pudiera mirarnos mal.
               La cosa fue escalando, evidentemente, hasta que el tema de conversación pasó a ser mi madre, quien, al parecer, era un mito erótico no sólo entre los chicos de mi grupo, sino entre las chicas, también.
               Alguien instó a beber a todo aquel que se hubiera dado placer pensando en mi madre. Clavé la mirada en Tommy cuando se envaró y acercó la mano a su vaso.
               -Thomas Louis Tomlinson-gruñí-. Toca ese vaso, y te corto las manos, a ver cómo sigues bebiendo y haciendo esas cosas cuando seas manco.
               Tommy sólo se echó a reír.
               -Sherezade es mi segunda madre, hermano, ya lo sabes.
               Me lo quedé mirando largo y tendido. Tommy, por fin, cogió el vaso y dio un trago.
               -Te mato, es que yo te mato, te lo juro por dios, ¿no tienes respeto por nada? Me cago en dios, Thomas, es mi madre-empecé, y me abalancé sobre él.
               -Entra en la categoría MILF-explicó Bey, dando también un sorbo. La miré.
               -¡Beyoncé!-grité, porque, sí, se llamaba Beyoncé. Beyoncé Giselle Knowles, para ser más exactos, justo como la cantante a la que sus padres habían adorado cuando eran jóvenes.
               Debido a que no habían querido hacerse ninguna ecografía para no conocer el sexo de su bebé (no parecían saber que el médico no te lo dice si tú no quieres), no supieron que la madre de Bey y Tam estaba embarazada de gemelas hasta que, a pesar de tener a Tam en brazos, vieron que aún faltaba un bebé por salir. Habían pensado en el nombre de Tamika, evidentemente, pero la posibilidad de tener gemelas era tan remota que ni siquiera se                les había pasado por la cabeza.
               Cuál fue su sorpresa cuando se vieron con dos niñas en el hospital, y no tenían ninguna opción de nombre pensado para la segunda. La respuesta vino pronto: dado que se iba a apellidar Knowles, ¿por qué no llamarla Beyoncé?
               Bey sonrió, nada ofendida porque hubiera dicho su nombre entero (solía reaccionar como yo cuando me llamaban por aquella palabra que empezaba por Y) y se terminó su copa.
               -Que sepas que siempre me la imagino en situaciones respetuosas. Ella se pone encima.
               -Madre mía, Alec-sonrió Logan-, tu sueño hecho realidad: Bey y Sherezade juntas-se echaron a reír.
               -No he sido más feliz en mi puta existencia, hermano, te lo digo. El mejor día de mi vida. Le debo tanto a Sherezade Malik. Para empezar, que exista-sonrió-, y que haya tenido a bien darme un poquito de competencia-alzó su copa en mi dirección, yo negué con la cabeza.
               -Me voy-anuncié, Tommy sonrió, divertido ante cómo me ofendían esas cosas-. Cuando hayáis terminado de intercambiar fantasías sexuales protagonizadas por mi madre, me llamáis.
               -Vuelve dentro de cuatro años-sonrió Alec, le hice un corte de manga, y me perdí entre la multitud.
               Como me esperaba, Eleanor estaba con sus amigas, y se separó de ellas en cuanto vio que estaba solo. Era la señal que ambos esperábamos. Se puso a mi lado en la improvisada barra que era la mesa de metal en medio de la impresionante cocina y sonrió, cogiendo un vaso y dejando que se lo llenara.
               -¿Estás muy ocupado ahora?-inquirió, alzando unas cejas que arrastraban pestañas infinitas.
               -Depende; tenía pensado echarle un polvo bestial a mi novia, pero soy incapaz de encontrarla.
               Se echó a reír, me pasó la mano por la nuca, y me besó. Me metió la lengua hasta donde le dio la gana, y yo me dejé hacer, fundiéndome con ella, deseando ser su vestido para estar siempre pegado a ella, deseando ser su ropa interior para poder acariciarla y…
               -Es el segundo día que nos vemos-comentó, después de pasarme la lengua por los labios. No la seguía.
               -¿Y?
               Capturó mi labio inferior entre sus dientes, tiró un poco de él. A continuación, volvió a degustar mis labios. Por fin, decidió que era suficiente. Ya había postergado bastante la gran revelación.
               -No llevo bragas-dijo por fin-. Tal y como me dijiste.
               Me la quedé mirando.
               -Es mentira.
               -¿Quieres comprobarlo? ¿Aquí?-sonrió, alzando un segundo las cejas. No pedí permiso. Bajé mi mano por el bajo de su vestido, se lo subí, y le acaricié las caderas. Efectivamente, era mentira. Llevaba algo; algo de encaje.
               Joder, cómo acababa de ponerme.
               -Te veo arriba-anunció, y yo la agarré para que no se me escapara.
               -Joder, El, y tanto que me ves arriba.
               Ella fue la primera en subir; yo tenía que conseguir que Alec venga a mí para pedirle un pequeño favor. Por culpa de Eleanor, estaba empezando a deberle muchos favores. Me asomé a la puerta de la cocina, capté su atención desde allí, e hice un gesto con la cabeza en dirección al interior de la estancia. Él asintió ligeramente, dio otro trago, se excusó con los demás y se escurrió entre la gente como un gato.
               -¿Qué?-fue todo lo que me dijo.
               -¿Tienes condones?
               -¿Cuándo no los tengo, Scott?
               -Déjame uno.
               -¿Sólo uno? Creía que eras optimista, tío.
               -Bastante me la voy a jugar ya, teniendo a Tommy tan cerca. Con uno será suficiente.
               Alec se sacó la cartera y me tendió un paquetito. Sonreí.
               -Te debo una bien gorda.
               Alec se echó a reír; seguro que estaba pensando lo mismo que yo. Si sólo fuera una…
               Nos separamos sin despedirnos; habíamos conseguido lo imposible, reunirnos a la vista de todos sin que nadie se diera cuenta de lo que sucedía. La cocina había estado vacía, pero ahora la gente volvía a entrar. Subí las escaleras, ignoré a las parejas morreándose en cada esquina y, como guiado por el instinto, me encaminé a una habitación con la puerta entreabierta.
               Eleanor estaba sentada en la cama, mirando por la ventana. Parecía venida de otro mundo, bajada de los cielos para obsequiar al resto de mortales con su divina presencia. Se giró cuando escuchó cómo cerraba la puerta y echaba el pestillo; su melena acarició los finos tirantes de su vestido, plateado. Se parecía un poco al que había llevado mi madre el día que se casó con mi padre en Inglaterra.
               -¿Qué deseo has pedido?-murmuré, acercándome a ella. Le acaricié el hombro casi desnudo. Sonrió, me besó los nudillos.
               -No te lo voy a decir.
               Sonreí, ella también lo hizo. Se echó a temblar, incluso en lo más profundo de su ser, anticipando el momento. Le pasé las manos por el cuello, le aparté los mechones de pelo de los hombros, y tiré de sus tirantes hasta que se deslizaron por su piel. La observé, semidesnuda ante mí. Se pasó las manos por los costados, de repente tímida.
               Me pegué a ella, empecé a besarla, fui derecho al enganche de su sujetador sin tirantes, y lo desabroché. Fue ella quien se lo quitó. Dejó escapar un gemido entre dientes cuando me incliné y le besé los pechos.
               -Scott…-fue todo lo que se le ocurrió decir, lo que pudo decir. Seguí bajando por su cuerpo dulce, suave y perfecto, hasta llegar al elástico de sus bragas. No eran rojas, sino blancas, a juego con el sujetador. Tiré de ellas, hice que se deslizaran por sus piernas. Se las separé un poco y comencé a besarla un poquito más abajo, cada vez más y más abajo-. Oh, Scott… sí…
               -Seguro que me has echado de menos, ¿eh?
               -Sí-dijo, con un suspiro. La empujé suavemente para que se sentara en la cama, dejándome más ángulo para degustarla. Hizo lo que pretendía, incluso apoyó la espalda en la cama y se estremeció cuando la besé más profundamente, atravesando límites que hasta entonces habían estado muy claros.
               -Tienes lo pelos de punta, mi amor.
               -Hace frío-contestó.
               -Eso depende.
               Joder, me gustaba muchísimo putearla, me gustaba probarla, me gustaba provocar en ella que se estremeciera, y susurrara cosas sin sentido, y clavara las uñas en el colchón, y dejara que su cuerpo no respondiera a su cerebro, sino a mi boca. Me estaba poniendo de una manera…
               Se incorporó, enredó sus dedos en mi pelo, como si quisiera dirigirme. Le di un pequeño mordisquito; nada serio, pero ella dejó escapar una exclamación. Le había gustado. Intuí, más que vi, cómo se acariciaba el torso, igual que se lo hacía yo. Me echaba tanto de menos…
               Estaba durísimo.
               -¿Qué has pedido, Eleanor?
               -Dios, Scott…
               Sonreí, seguí probándola, hasta que se rompió para mí. Y seguí saboreándola, y saboreándola, y saboreándola. Me gustaba hacerle aquello, me gustaba como no me había gustado con ninguna otra. Sentía que iba a reventar, pero me daba igual.
               -Te quiero dentro de mí-dijo por fin, con todo el cuerpo en tensión, la voz rota.
               -¿Es tu deseo?
               -Uno de ellos.
               Me incorporé, la besé, le cogí las manos y se las puse como si estuviera esposada contra una pared que, en realidad, era el colchón.
               -Quítate la ropa, Scott.
               -Quítamela tú, Eleanor-sonreí, y ella también sonrió, y empezó a besarme a lo bestia. Yo había saciado mi sed, ella estaba satisfecha, pero en la vida conseguiríamos lo suficiente del otro.
               Me quitó la chaqueta, empezó a desabrocharme la camisa, pero se dio cuenta de que estaba demasiado excitada como para ponerse a jugar ahora, de modo que pasó a mis pantalones, directamente. Tiré de ella para ponerla de pie mientras se peleaba con la cremallera. La ayudé, la pegué contra la pared, la cogí de los muslos, y entré en ella. Incluso con el condón supe de sobra que no había estado nunca tan mojada como lo estaba ahora.
               Los dos dejamos escapar una exclamación, en mi caso:
               -Joder…
               Y en el suyo:
               -Oh, Dios…
               Nos miramos a los ojos, por fin juntos de nuevo. Me acarició la cara. De repente, no quería moverme. La sentía muy feliz a mi alrededor, contenta porque por fin estábamos solos. Sus dedos me apartaron un par de mechones de pelo de la cara.
               -Siempre pienso que me voy a volver loca esperándote, S.
               -¿Y no lo haces?-sonreí, besándola.
               -Me vuelvo loca cuando tengo que dejar de hacerlo-replicó. Terminó de desabotonarme la camisa, tiró de ella para dejarla caer… y empezamos a movernos. Sus caderas y las mías bailaban al son de una canción que ninguno escuchaba con los oídos, pero sí con cada fibra de su ser. Se mordió el labio, sonrió cuando notó que me rompía para ella, me pidió que no la abandonara.
               Quería que la hiciera ver las estrellas otra vez.
               Y yo tenía un billete con varios viajes, estaba encantado de permitirle echar a volar.
               Nos detuvimos un momento, recuperando fuerzas.
               -Déjame probar una cosa-le pedí, salí de ella, le di la vuelta, le aparté el pelo de la espalda y empecé a besarle los hombros. Seguí bajando. La notaba temblar, expectante.
               Me detuve en cada uno de los lunares de su espalda; la constelación de Sagitario vibró, víctima de alguna explosión cósmica, cuando llegué a aquel punto.
               -¿Ahora va a ser por detrás?-la noté sonreír. Eso era algo nuevo.
               -Estás loca si piensas que vamos a hacer un anal así, nena-nos echamos a reír.
               -No puedes dejar de pensar en eso, ¿eh?
               -Eres tú la de la mente calenturienta.
               Le separé las piernas y volví a entrar en ella, que sonrió un grito. Los dos gritamos a la vez; éramos unos inconscientes. Tommy estaba en el piso de abajo, ¿y si había silencio, y nos oía?
               -Dios, Scott, no pares.
               Tommy estaba en el piso de abajo, y a los dos nos daba igual. Puede que lo mejor que nos pudiera pasar sería que nos pillase follando. Así no tendría más excusas. Así no podría postergarlo más.
               Así podría mirarla a ella a la cara y no sentirme una mierda por pedirle que esperara.
               Así podría mirarlo a él a la cara y no sentirme una mierda por cómo le estaba mintiendo.
               -Oh.
               Le besé el cuello.
               -¿Entiendes por qué es especial así?
               -Llegas más profundo-susurró, y yo asentí, y volví a empujarla.
               -Y, ¿sabes por qué prefiero por delante?
               -Porque así no puedes besarme.
               -Exacto, mi amor. Pero creo que puedo hacer algo que compense.
               Volví a cogerla de los muslos, la levanté un poco, y ella dejó escapar un grito. Echó la cabeza hacia atrás, dejándola reposar en mi hombro, se mordió el labio, dejó que la acariciara, me acarició como pudo, y acabamos a la vez.
               A la vez.
               Somos de lo que no hay.
               -Mi amor-susurró ella al terminar. La dejé caer en la cama, nos quedamos tumbados mirando al techo, totalmente desnudos.  No recordaba haberme quitado los zapatos ni habérselos quitado a ella, pero allí estaban: como si fueran víctimas de una catástrofe aérea, desperdigados por la habitación; uno de sus zapatos estaba junto al vestido, hecho poco más que un montón de ropa sobre el suelo.
               Era la mejor noche de fin de año de la vida de Eleanor; la mejor noche de mi vida, a secas, para mí.
               Sin contar, claro, aquel fin de semana.
               Nuestras manos se buscaron como las plantas buscan acercarse a una fuente de luz en la completa oscuridad.
               -Soy un cabrón-dije por fin, y ella me miró.
               -¿Por qué?
               -Porque quiero que Tommy supere lo suyo para contarle lo nuestro, no por ti, ni por él, sino por mí. Soy un egoísta de mierda, Eleanor. No puedo estar sin ti. No puedo pasar una noche sin tenerte. No puedo pasar un día sin amar tu cuerpo.
               Se acercó a mí.
               -Yo tampoco puedo pasar mucho tiempo sin ti.
               Y entonces, lo hizo. Lo que se había prometido hacía casi una semana que no haría. Me presionó.
               -Díselo, S-me besó el hombro-. Acaba con esto. Deja que se cabree, deja que se le pase. Sabes que volverá contigo. Tommy no sabe estar sin ti.
               -Y yo no sé estar sin él, nena. Pero me necesita, ahora más que nunca, me necesita. No puedo hacerle eso; por muchas ganas que tenga, me tengo que joder. Tengo que pasar ganas de ti.
               Frunció los labios, pero asintió.
               -¿Podrás perdonarme?
               -No tengo nada que perdonarme.
               -Perdóname que no se lo pueda contar. Y haberte metido en esto. Y hacerte sufrir. Perdóname.
               Me besó.
               -Resistiré lo que sea.
               -Sólo necesito un poco más de tiempo, El. ¿Me lo concedes?
               Miró sus dedos, enredados con los míos.
               -Sí.
               -¿Confías en mí?
               Torció la boca, sin mirarme. La tomé de la mandíbula y la obligué a torcer la cabeza, para encontrarme con aquellos ojos de gacela, que me habían mirado desde siempre, pero que yo había visto hacía tan poco tiempo.
               -¿Confías en mí, nena?
               -Sí-susurró con un hilo de voz, como si no estuviera muy convencida… o supiera lo que significaba realmente aquel sí.
               -Gracias. Se lo diré pronto, ¿vale? En cuanto esté bien. No hay nada que desee más que poder dejar de esconderte, cogerte de la mano y besarte cuando me apetezca, gritarle al mundo lo mucho que te quiero, y cuánto me encanta que tú me quieras a mí.
               -Lo sé, S-susurró. Tenía una sonrisa tímida, ligeramente torcida. Su mejilla amenazaba con ocultar su ojo.
               Se acercó a mí, se tumbó encima de mí, me besó, me pasó las manos por el cuello, las yemas de sus dedos rozaron mi nuca.
               -¿Scott?
               -¿Mm?
               -Cuida de mi hermano. Como me estás cuidando a mí.
               Sonreí, le acaricié el culo.
               -Bueno…-se mordió el labio-. No tanto. Un poco menos.
               Sonreí. Fui yo el que buscó su boca. Estábamos desnudos, estábamos borrachos el uno del otro, pero no se me ocurría nada menos sexual que aquel momento. Sólo era amor, puro, y simple, y sincero, y poderoso. No quería dejarla marchar. Ella no quería irse.
               -Ése ha sido mi deseo.
               -¿Que te acariciara el culo?
               Se rió.
               -No. Que quieras contarles a los demás lo nuestro.
               Se incorporó un poco, para mirarme, y fue uno de aquellos momentos en que yo era consciente de lo jóvenes que éramos los dos. Éramos unos críos, ella era una niña.
               Le aparté un mechón de pelo de la cara.
               -No malgastes tus uvas en cosas que ya suceden, Eleanor.
               -No sabía qué pedir. Es el primer año en que no tengo que pedirte a ti.
               Algo se me removió por dentro. Le acaricié la espalda, le dije que la quería, que estaba enamorado de ella, y ella se echó a llorar un poco, feliz por escuchármelo decir así, y triste, por tener que ser en una habitación cerrada a cal y canto, con el pestillo echado, a escondidas, como si fuéramos ladrones.
               Se quedó tumbada sobre mi pecho, pasándome los dedos por el labio. Se detuvo varias veces a toquetear mi piercing, pensativa.
               -¿Qué haces cuando están viejos?
               -¿Qué?
               -Los piercings. ¿Qué haces cuando están viejos?
               -Tirarlos. ¿Por?
               -¿Cuál es éste?
               -El tercero.
               -Y, ¿cómo te lo quitas?
               -¿A qué viene tanto interés por…?
               -¿Te lo puedes quitar con la lengua?
               -Nunca he…
               Y se abalanzó sobre mí, empezó a besarme a lo bestia, a morderme el labio y tirar de él (despacio, eso sí) por la zona en que tenía el pendiente. La separé de mí.
               -¿Qué coño haces, Eleanor?
               -Dios, Scott-puso los ojos en blanco-. A veces pareces retrasado-se apartó el pelo detrás de la oreja, dejándome ver el segundo pendiente que se había hecho al día siguiente de estar los dos juntos, un par de días antes de fin de año; el que se había hecho estando Sabrae presente, porque no quería ir sola, pero no me lo podía pedir a mí, por razones que se me escaparon hasta un par de segundos después, cuando continuó-. Vamos a ver: te he preguntado qué haces con los piercings viejos, y ahora te tiro del labio por el lado por el que tienes el piercing; yo tengo un pendiente nuevo en la oreja. ¿El agua moja, mi amor?
               Me incorporé un poco.
               -¿Quieres mi puto piercing?
               Ella asintió.
               -Cuando me escribiste tu nombre, me di cuenta de las ganas que tenía de tener algo tuyo realmente en mí. El colgante no cuenta para esos casos. Ya ves que hay ocasiones en que no tengo por qué llevarlo-dijo, señalándose el cuello desnudo-. Me hiciste prometerte que no me tatuara tu nombre-añadió, y sonrió-, pero no dijiste nada de que no pudiera hacerme un segundo pendiente para llevar un arito, igual que lo llevas tú.
               Me la quedé mirando.
               -Estás mal de la cabeza-dije por fin, pero sonreía, porque era lo más bonito que nadie había hecho por mí.
               -Te estuve esperando 15 años; muy normal no puedo ser.
               Y pensar que, cuando la habíamos visto aparecer con el pendiente medicinal, a su hermano no se le había ocurrido otra cosa que preguntar si había llorado haciéndoselo, y soltar que yo lo había hecho cuando me hicieron el mío…
               -No lloré-había protestado, unos días atrás.
               -Sí que lloraste.
               -Que no lloré, hijo de puta; me lagrimearon un poco los ojos.
               Tommy se rió, valiente cabrón estaba hecho, y siguió insistiendo hasta que yo decidí dar el tema por zanjado diciéndole a Eleanor que ni se le ocurriera no dejar de limpiarse la herida y que procurara no dormir de ese lado… seguía doliéndole, y seguía molestándole cuando se le enganchaba el pelo o se lo tocaba sin querer, y yo lo había hecho un par de veces esa noche, pero no había dado señal de sentir ninguna molestia.
               Era una santa, mi pobre niña…
               Me llevé una mano a la boca y Eleanor dio un brinco.
               -¿Me lo das? ¿Pero en serio?
               Yo asentí, me lo desenganché y lo saqué del agujero. Se lo tendí, ella se lo quedó mirando, y luego me miró a mí.
               Me sentía raro sin el piercing; llevaba tanto tiempo con él… era una sensación extraña, como de desnudez.
               Es curioso: estaba desnudo, realmente desnudo, y sólo me había empezado a sentir así en cuanto me quité el pequeño aro negro.
               Eleanor volvió a abalanzarse sobre mí, me besó con ardor. Me mordió el labio y pasó los dientes por la zona en la que antes había estado le piercing. Fue un sentimiento muy raro, como si mi piel estuviera vulnerable; ya no había nada protegiendo aquella parte de mi boca, estaba totalmente a su merced.
               Eleanor se separó de mí, abrió los ojos, todavía con los labios un poco “exteriorizados”, por así decirlo, y torció la boca.
               -No sé cómo me gusta más besarte-confesó, y yo me eché a reír.
               -Con la boca, espero.
               Ella también se rió, me abrazó, me dio las gracias, y procedió a arrancarle la pintura negra, hasta tener un aro plateado, totalmente desnudo. Se lo fue a poner en la oreja, pero yo la frené.
               -¿No crees que sería buena idea desinfectarlo primero?
               Me miró como si fuera gilipollas.
               -Scott, hemos follado sin condón; si tienes sida, es un poco tarde para decírmelo, ¿no crees? No va a pasarme nada.
               Se lo puso alrededor de la oreja, se levantó y fue a mirarse a un espejo.
               -Me gusta cómo me queda.
               -A mí también.
               -¿Quieres el mío? Por si se te cierra.
               -Llevo tres años con él; creo que aguantará un par de días.
               Sonrió, se acercó a mí, me dio un piquito y recogió su ropa.
               -¿Ya nos vamos?-inquirí, disgustado, y ella asintió.
               -Tommy se preguntará dónde estás. Y mis amigas… cuando están borrachas, se les suelta la lengua. No quiero que vayan por ahí, diciendo dónde estoy.
               Se vistió, no hizo caso de mis protestas y mis intentos de hacer que se quedara un poco más, bromeó con que me llevaba dentro de ella (por eso de que el pendiente le atravesaba el cartílago), me ordenó que me vistiera y me dejó solo. Cuanto antes se reuniera con las demás, mejor.

               A los pocos minutos, yo bajaba y me perdía entre la multitud, buscando a Tommy. Me sentía levitar y, a la vez, tremendamente hundido. Esto de los amores prohibidos es una verdadera mierda.

49 comentarios:

  1. NO HAY PALABRAS SUFICIENTES PARA DESCRIBIR LO MUCHO QUE ME HA ENCANTADO ESTE CAPÍTULO ERIKA!
    Empecemos diciendo que Chad es un maldito algodón de azúcar dulce y blandir y mi corazón estalla cuando está cerca de Aiden y DIOS ES LO MÁS BONITO Y TIERNO DE ESTO #SAVECHAD.
    Y PASEMOS A SCOTT Y ELEANOR, necesito que alguien comparta mis sentimientos encontrados: Son lo más bonito del santo planeta juntos pero se me parte el corazón al pensar en Tommy. CUANTO MÁS MENTIRAS MÁS DOLOR Y DECEPCIÓN SENTIRÁ T!!!
    No estoy preparada para todo el tema Scommy, no lo estoy Eri. Me he ido al Carrefour a comprar todo el pasillo de pañuelos😢

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    1. AY POR FAVOR me alegro de que te haya gustado, confieso que la parte de Chad la tengo un poco floja porque, no sé, estaba un moco de mala uva (había discutido con mi madre) cuando la escribí así que no me quedó demasiado bien, pero había que seguir adelante...
      En cuanto a Scott y Eleanor, estoy totalmente de acuerdo contigo: por una parte me alegro por ellos porque son hermosos, se quieren y se hacen felices, pero por otra me siento muy mal por cómo están engañando a Tommy :'(
      La primera vez que leí lo de "me he ido al Carrefour" me salté lo del paquete de pañuelos y me quedé pensando "¿y por qué me lo cuenta?" JAJAJAJAJAJAJAJAJA

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    2. Pues a pesar de estar de mala uva como tu dices, te ha salido preciosa la parte de Chad...aunque el también ayuda porque es un cachito de cielo.
      JAJAJAJAJAJAJAJAJA era una metáfora sobre lo mucho que voy a sufrir cuando esos dos se pelean. MI VIDA DEJARÁ DE TENER SENTIDO

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    3. Uf pues sí, lo escribí con un mal cuerpo, no sé cómo no hice que se peleara con Aiden o Kiara JAJAJAJAJA. Sí, es un tocinito de cielo el pobrecito ♥

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  2. "Tommy se marchó a llamar a Diana; ya estaba “contentillo” gracias a los chupitos que se había bebido. Nos hizo esperar por él casi 10 minutos; cuando volvió, sonreía como si fuera imbécil, o algo por el estilo." TIANA TIANA TIANA TIANA TIANA TIANA ME DA ME DA ME DA

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    1. Sí sí sí sí y SÍ O SEA ES QUE SON DE MONOS ya verás en el siguiente capítulo, que por fin narra Diana, uf ♥

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  3. "-Creo que vas a coger una pulmonía ovárica.
    -Eso no existe, Chad.
    -Lo vas a inventar tú." ME ESTOY DESCOJONANDO VAYA

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    1. Chad es un dios de la comedia por favor quién es Eva Hache yo no la conozco

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  4. O SEA, ¿PODEMOS HABLAR DE QUE PARA SCOTT LOS MEJORES DÍAS DE SU VIDA FUERONESE FIN DE SEMANA QUE PASÓ CON ELEANOR?

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    1. Las mejores noches; el mejor día se lo confesará a Sabrae... porque, sí, tiene que ver con ella ☺

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  5. Por un momento no había pillado el chiste de Bey de lo de la regla y me he quedado muy rayada. Soy super lenta joder

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  6. "-No sabía qué pedir. Es el primer año en que no tengo que pedirte a ti." ELEANOR ES UNA PRECIOSIDAD DE VERDAD. ME LA COMÍA TIO. SI YO SOY SCOTT LE PIDO MATRIMONIO AHÍ MISMO.

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    1. Es tan bonita uf :( pero por otra parte ese momento me pone triste porque Eleanor lleva TODA SU VIDA pidiendo que Scott le haga caso, y ahora que él le da bola, no puede celebrarlo como desearía... qué existencia más dura

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  7. "Creo que mis padres estaban saliendo de nuevo." VIALL OS BACK BITCHES

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  8. "El mundo de Alec tenía varios colores y sabores: los que Durex iba añadiendo a sus condones." Tía me encanta Alec de verdad, se ha convertido muy rápido en uno de mis favs

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    1. No
      me
      extraña
      es que de verdad Alec es tan dios de la vida, es peor que Scott, ME ENCANTA.
      Ya veréis con el siguiente capítulo, es que hay un momentazo con él muy asdfghjklñ, he sido un poco mala haciéndoos esperar, pero merece la pena, lo prometo

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  9. A veces me pregunto como palabras y personajes tan mágicos pueden salir de una sola cabeza. Tienes magia pura Eri. Magia en los dedos. Deseo con todas mis fuerzas que algún día publiques un libro.
    Pd:gracias por las fotos

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    1. Uf yumlis de verdad eres tan mona, te como la cara ♥ Me haría muchísima ilusión que me lo publicaran por tener CTS en físico, para empezar, pero sobre todo, SOBRE TODO, para proteger todo este mundo que estoy creando (gracias, en parte, a la energía que vosotras me aportáis con vuestro apoyo en forma de visitas y comentarios); ojalá pueda daros alguna buena noticia algún día, aunque con los nombres de los chicos (de 1d, quiero decir) será un poco complicado, pero... crucemos los dedos ^^

      PD: De nada por las fotos, mujer ♥

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  10. DIOS MÍO QUÉ TENSIÓN NOTO LA PELEA SCOMMY MUY CERCA Y SUFRO PERO A LA VEZ NO PUEDO ESPERAR A QUE SE LO CUENTE PORQUE SCELEANOR SE MERECEN ESTAR JUNTOS LIBREMENTE POR FIN!!! CHAD Y AIDEN SON PRECIOSOS Y ESTOY ENAMORADA DE KIARA Y DIOS SHIPPEO MUCHÍSIMO SABRALEC Y ¿POR QUÉ NO PUEDO PARAR DE GRITAR INTERNAMENTE CON TU NOVELA?

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    1. SALSEO IS COMING
      Dios a partir del capítulo siguiente al próximo (como he dividido éste en dos, todavía os falta esperar un pelín) empieza la tensión y yo de verdad que no puedo con mi vida, por una parte tengo unas GANÍSIMAS de escribirlo todo pero, por otra, no sé qué haré una vez me meta de lleno en la tensión...
      EN CUANTO A CHAD Y AIDEN, KIARA, Y ESPECIALMENTE SABRALEC: ESTOY TAN DE ACUERDO CONTIGO QUE CREO QUE ME VOY A DESMAYAR, VIVA TODO EL MUNDO YA COÑO

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  11. Hola! Te sigo por twitter y no he podido evitar pasarme por tu blog y en especial por tu novela, de lo bien que hablan todos de ella. Tengo un par de preguntas, la primera, ¿es Chasing the stars la continuación de algo o puedo leerla tranquilamente? Y la segunda, ¿la tienes subida a otra plataforma a parte de en blogspot? ¿Como wattpad por ejemplo? Personalmente me sería muchísimo más cómodo leerla en wattpad por ejemplo. Si no es así, la leeré aquí de todas formas! Gracias de antemano y muchos besos!

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    1. Ay por dios mi vida, es que te como la cara, hoy estoy especialmente sensible, seguro que has visto en Twitter cómo me he puesto en cosa de 5 minutos :(
      Respondiendo a tus preguntas:
      1. Chasing the stars es en sí una pseudo ""Continuación"" de una novela que empecé en 2012, llamada Its 1D Bitches, que cuenta la historia de cómo se conocieron los padres de Tommy (Louis y Eri, aka yo, 2012 fue una época muy mala), Layla (Liam y Alba, una amiga mía) y Diana (Harry y Noemí, otra amiga mía). La primera es larguísima, con 130 capítulos, pero NO ES NECESARIO QUE LA LEAS para entender esta, porque Chasing the stars va de los hijos, y Its 1D bitches, de los padres (al menos, de 3/5).

      2. No, sólo tengo subida la novela en blogspot; no me hice cuenta en wattpad hasta hace apenas un mes porque, sinceramente, no me gusta su diseño ni la manera de funcionar. Prefiero mil veces Blogger por cómo puedes ponerlo todo a tu gusto, sin tener que ceñirte a un determinado diseño, con un único color, y pista. Lo siento mucho, tesoro, por lo que me dices de la comodidad, pero dudo mucho que me mude a wattpad en algún momento ♥
      Muchísmas gracias a ti, y si te va gustando y quieres que te avise según suba, me lo dices tranquilamente por Twitter y te meto en la lista de lectoras.
      ¡Que la disfrutes! ♥

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    2. Muchas gracias por responder tan pronto! Y lo siento, que antes lo puse en anónimo :c Pues entonces me dispongo a leerla ya mismo, y no te preocupes por lo del formato, entiendo que prefieras más blogspot, lo importante es el contenido! Ya te iré dejando comentarios a medida que la vaya leyendo, mucha suerte y espero que si tu deseo es publicarla, puedas conseguirlo. Saludosss!!!

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    3. Faltaría más el ser rápida contestando, mujer♥ no te preocupes por el anónimo, hay varias personas que me lo ponen y no me molesta para nada (aunque reconozco que prefiero saber vuestros nombres, me hace ilusión cuando comentáis varias veces y voy empezando a conoceros).
      Gracias por entender lo de wattpad, comprendo que es más cómodo para leer (según tengo entendido, consume menos) y que mucha más gente lo use, pero me sentiría muy mal si abandonara el blog por mudarme allí, por mucha gente que haya en esa plataforma.
      Por favor, déjame todos los comentarios que quieras, yo los leeré y te contestaré encantada, faltaría más.
      Y muchísimas gracias por lo de la publicación ♥

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  12. En serio, escribes tan bien Erika. Mereces que te publiquen mil libros.

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    1. Y si empiezo a cortejarte así como quien no quiere la cosa eh Julianna eh eh EH. QUÉ. ME RECHAZAS, ME DAS BOLA, ME SEDUCES... QUÉ SUCEDERÍA. NO PUEDO VIVIR ASÍ.

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  13. Y EL HECHO DE QUE ALEC SE HA NEGADO A BAILAR CON BEY (CON LA CUAL SE MUERE POR ECHAR UN POLVO) POR VER A SABRAE BAILANDO ENCIMA DE UNA MESA ¿QUE? ¿NO LO COMENTAMOS?

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    1. Amén, jesús, oremos

      Sabralec nuestro que estás en blogger
      santificada sea vuestra tensión sexual
      venga a nosotros vuestro spinoff
      dadnos hoy vuestro tonteo de cada día
      perdonad a los que no os quieren juntos
      así como nosotras perdonamos a quienes no os shippean
      no nos dejéis caer en el tedio sexual
      y libradnos del chill
      amén

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  14. Deseo tanto que te publiquen un libro, en especial este. Es una de las mejores historias que he leído nunca. En serio Erika, si quieres publicarlo intentalo con todas tus fuerzas, es una historia preciosa que dudo que nadie quiera en su biblioteca.

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    1. UF POR FAVOR XIMENA TE COMO LA CARA DE VERDAD, ojalá me lo publiquen sólo para poder mandároslo a vuestras casitas firmado y con una marca de pintalabios del besazo que os quiero dar por todo lo buenas que sois conmigo ☺♥

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  15. Por favor, una cadena de oración por Sabralec para que se hagan novios de una pura vez.
    Pd: Eri si te propones publicar el libro, estaré aquí para respaldarte.

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    1. Me remito a mi oración de hace dos comentarios, os va a encantar esa pareja, os lo prometo.

      PD: mira María, es que te como la cara, eres un lindísimo ser al que debemos proteger de todo mal.

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  16. "-¡Adiós! ¿No serás tú lesbiana?-se lamentó Al-. Mi gozo en un pozo." AMO A ALEC VALE LOL. ESTA ESCALANDO LOS PUESTOS DE MIS FAVS SUPER RAPIDO.

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    1. ALEC ES DIOS y encima es más tierno, es un bizcocho chulo extra condimentado, peor todavía que Scott, por favor, NO os fiéis de él, u os robará el corazoncito como se lo está robando a Sabrae.
      En el siguiente capítulo preparaos para hacer cola para besarle los pies.

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  17. Eri, esta es una historia increíble desde la primera palabra hasta la última. Si te propones publicarla, no te rindas e Inténtalo hasta la saciedad, al final te aseguro que alguien verá en esta historia todo lo que nosotras vemos. Pura magia.

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    1. Ay Candelaria de verdad, eres tan mona, me pones triste :( confieso que he estado hablando con una mutual y conoce a una chica con un plan tentador, quiero profundizar un poco más en el tema antes de decidir si sigo adelante o no, aunque de verdad te digo que yo me muero por poder cuidar de mis pequeñines y conseguir que absolutamente NADIE pueda hacerles ningún daño.

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  18. Los polvos de Sceleanor me ponen cachonda. Ya está. Lo he dicho.

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    1. No pasa nada, corazón, no estás sola. Creo que se nota bastante cómo me pongo yo cuando los escribo.

      Esto de ser tan explícita es lo que tiene
      (╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞
      y me encanta
      (╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞

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  19. LO DEL PIRCIENG HA SIDO SÚPER BONITO JODER. EN SERIO, HE CASI IORADO.

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    1. TENÍA MUCHAS GANAS DE PONERLO PORQUE ERA PRECISAMENTE EN ESO EN LO QUE ESTABA PENSANDO ELEANOR HACE UNOS CAPÍTULOS CUANDO ESTABA CON SCOTT DORMIDO AL LADO DE ELLA A L E L U Y A SEÑOR

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  20. No quiero pinchar a nadie, pero si los cálculos no me fallan Tommy llamo antes a Diana que a Layla......





    TIANA MANDA Y EL RESTO OBEDECE

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    1. Tus cálculos, querida Lilith...







      son acertados


      (╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞

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  21. QUIERO QUE CHAD Y AIDEN SE CASEN YA

    Y SCELEANOR

    Y TODOS

    AY :')

    POR FAVOR QUIERO VER LA REACCIÓN DE T YA

    VOY A SEGUIR LEYENDO, TE AMO X2 ❤

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    1. YO TAMBIÉN DE VERDAD LES QUIERO ORGANIZAR LA BODA A LO GRANDE.

      Ya queda menos para la reacción de Tommy, ay ❤

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    2. No te he dicho que te amo así que TE AMO ❤❤

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  22. Primero Chad, luego beso Sabralec y para culminar Sceleanor joder he amado este capítulo, aunque llevo pensando eso de cada capítulo desde que empezó la novela pero es que cada vez te superas más ❤

    - Ana.

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    1. Este capítulo es el último bueno de los capítulos buenos, a partir de ahora todo va cuesta abajo y sin frenos, debes ser fuerte para afrontar los tiempos que se nos vienen encima❤

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