Rescato esta sección del blog que tengo tan abandonada
(al fin y al cabo, últimamente vivo para
escribir Chasing the stars) para
darte mi opinión sobre:
¡La chica del tren!
Se trata de una novela escrita por Paula Hawkings que narra la historia de
Rachel, una alcohólica que toma todos los días los mismos trenes, y que siempre
se queda mirando una pareja que vive en una casa de su antiguo vecindario.
Rachel les imagina una vida perfecta; pero se da con un palmo de narices cuando
la mujer que habita esa casa desaparece sin dejar rastro, y Rachel siente que
es en parte culpa suya, pues tiene vagos recuerdos de haber visto a la mujer la
misma noche en que desapareció…
Ya me habían hablado de este libro el año pasado, pero
por un motivo u otro no terminaba de animarme a leerlo: tengo un montón de
libros pendientes, y la verdad es que no ayudó mi decisión de volver a leer Memorias de Idhún (aunque no me
arrepiento, en absoluto). No fue hasta que fui al cine para ver Nerve (hola, Dave Franco) cuando me
entraron ganas de leerlo de verdad, después de que me pusieran el tráiler de la
película basada en el libro. No sé qué fue más gracioso: el hecho de que yo no
supiera que se había rodado esa película, a pesar de que Emily Blunt, actriz
que me encanta, trabaja en ella, o que me pusieran el tráiler en catalán.
Aunque no lo entendí todo, me quedé con la copla de lo que iba más o menos el
asunto, y creo que tengo que dar las gracias de no haber terminado pillando
todo lo que decían los personajes, porque, al parecer, el tráiler te cuenta
todo el libro sin dejarte casi margen a la imaginación.
En fin, el caso es que me animé a leerlo justo después de
terminar Memorias de Idhún, todavía arrastrando
un poco la depresión de haber vuelto a mi infancia a través de las páginas de
esa trilogía, y lo cierto es que, si bien me chocó un poco la estructura del
libro (narrador en primera persona, alternando entre tres narradoras y dando
diversos saltos en el tiempo) y me costó en ocasiones seguir el hilo de la
historia debido a los saltos temporales que se dan entre las narradoras,
terminé por cogerlo con ganas. La chica que me lo había recomendado hablaba
maravillas de él el año pasado, pero cuando le dije que lo estaba leyendo me
dijo que “estuvo bien”, pero era previsible. Sinceramente, a mí no me lo
pareció. Sí que es verdad que hay un punto que sabes de sobra qué va a suceder,
SPOILER (más o menos), selecciona el texto si quieres seguir leyendo, y es que Rachel no
mató a Megan, como la autora intenta hacerte creer en un movimiento bastante
absurdo con respecto al sábado en que se emborrachó, pero la identidad
del asesino permanece en el aire hasta el último momento.
Lo que más me ha gustado de la novela ha sido el
trasfondo psicológico que le da la adicción de Rachel a la propia protagonista:
se avergüenza de su vicio y trata por todos los medios de dejarlo, pero siempre
termina cayendo en la tentación. Eso sí, la obsesión que tiene con la pareja de
sus sueños llega a ser un poco preocupante, pues no le importa meterse en todo
tipo de líos y que le hagan daño de varias formas diferentes con tal de ayudar
a desentrañar qué le pasó a la chica que veía todas las mañanas, cuya vida
perfecta había imaginado hasta el más mínimo detalle.
Es un libro que se deja leer muy bien, aunque debo
reconocer que no le pude dedicar todo el tiempo que querría y no sabría decir
si engancha lo suficiente como para querer leértelo de una sentada: ya no tenía
tiempo para pasarme la tarde leyéndolo, y lo cogía en los momentos que tenía
libres entre pasar apuntes, escribir, y hacer las tareas de casa. Eso sí, los
fines de semana por la mañana eran para la lectura, así que puedo decir que me
enganchó todo lo que mi horario le permitió.
En resumen: estuvo bastante bien; tampoco es que me
esperara demasiado de él después de los comentarios de mi amiga. En ese
sentido, no me decepcionó. Ahora, sin contar la manera en que la autora te hace
cambiar de sospechas a medida vas avanzando (algo también muy típico en este
género), por lo demás el libro avanza con bastante monotonía, excepto en los
momentos puntuales en el que Hawkings quiere sorprenderte… y lo consigue.
Lo mejor: cómo
Rachel endereza su vida a medida que va avanzando la trama.
Lo peor: Rachel
es la típica exmujer patética que no es capaz de rehacer su vida ni dejar atrás
su pasado; es un estereotipo andante de la divorciada de 30 años que, en
teoría, se encuentra en los últimos momentos de atractivo de su vida y que debe
correr contrarreloj para encontrar pareja. No me ha gustado su comportamiento
obsesivo con su exmarido; me dio la impresión de que, en ese aspecto, se
mantenía el cliché de que la mujer no es nada sin el hombre. Por mucho que el
final intenta corregir esta idea, no me parece suficiente darle la vuelta a una
situación cuando quedan apenas 4 o 5 páginas para acabar.
La molécula
efervescente: en este caso, hay dos: “La vida no es un párrafo, y la muerte
no es un paréntesis”… y la presencia de un Scott, de pelo también negro y al
que, para más inri, le ponen los cuernos.
Ni descansando de mi novela ésta me deja vivir. Y lo que me
encanta ᵔᵕᵔ
Grado cósmico: Planeta
estelar {3.5/5}
¿Y tú? ¿Lo has leído? ¿Coincidimos o discrepamos en algo?
Déjame un comentario con tu opinión; sabes que me encanta leerte ❤
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