¡Hola, startie! Te traigo de nuevo una reseña, aunque
esta vez no es tan fresca como las anteriores. Se trata de:
The sun is also a
star, de Nicola Yoon. Leí el libro justo después de Everything,
Everything, dado que era de la misma autora y la verdad es que me quedé tan
prendada del otro que no pude resistirme a probar el siguiente. En The sun is also a star, dos historias se
cruzan: la de Natasha, una inmigrante irregular en Estados Unidos que será
deportada esta noche, y Daniel, un hijo de inmigrantes coreanos que se dirige a
una entrevista para entrar en la universidad. Por cosa del destino, sus vidas
se cruzan, y Daniel queda prendado de Natasha. Decidido a sacarla de su lado
cínico y desconfiado en el amor, él le pide que le deje demostrarle que están
hechos el uno para el otro.
Ahora, en frío, después de que la influencia del libro
haya dejado de ser tan fuerte, confieso que tengo sentimientos encontrados en
lo relativo a él. Por un lado, me gusta la frescura con la que se moldea a los
personajes: es de las pocas veces en que es la chica la que pone el freno en
las situaciones, la que no deja que las cosas escalen y la que no permite que
sus sentimientos afloren. El chico es el romántico y ella es la cínica.
Por otro lado, me encanta la idea de los mundos distintos
pero a la vez similares de los que provienen los protagonistas. Natasha nació
en Jamaica, Daniel es coreano de segunda generación; ella se siente comodísima
en Nueva York, mientras que él siente que no termina de encajar a pesar de no
haber pisado nunca Corea. La trama es bastante original, y me ha gustado especialmente
lo rápido que tiene que ser todo y la evolución que ves en los personajes: por
la mañana están dubitativos con respecto a su futuro, pero a medida que pasan
más tiempo juntos se van dando cuenta de que no tenían las cosas tan claras y
de que, quizás, el amor sí que se pueda producir como un experimento.
Lo que no me ha gustado de la trama ha sido la
insistencia de Daniel. Vale que, sin él, nos quedaríamos sin historia, pero hay
ocasiones en las que él se pone tan terco con eso de llevarle la contraria a
ella que me apetecía pegarle un bofetón. No conoce a Natasha de nada y ya
intenta hacerle cambiar de una opinión que ni siquiera entiende, bajo la excusa
de “te voy a enseñar que en realidad somos almas gemelas”. Me pareció la típica
situación en la que un hombre se siente con la necesidad de venir y explicarte,
no sé, los efectos que tiene el machismo en ti como mujer. Mansplaining total, vamos.
Escrita en una forma directa y sencilla, más elaborada en
el caso de las narraciones de Daniel, la autora va alternando entre sus dos
puntos de vista y, de vez en cuando, dedica un capítulo a algo relevante en la
historia: la vida de un personaje muy secundario pero cuya influencia se
extiende a lo largo de la novela, el porqué de ciertos eventos, una conexión
entre el final y el principio del libro… ah, y también relatos más técnicos
sobre, por ejemplo, la historia del pelo de los pueblos africanos o del negocio
coreano de productos de pelo para negros. En ocasiones estas historias pueden
estar situadas en un momento que te corta mucho el rollo, pero, en general, se
agradecen bastante. Lo cierto es que son interesantes.
Lo mejor: los
cambios en los personajes, que notas tanto en sus diálogos como en las
narraciones.
Lo peor: Daniel
no terminó de caerme muy bien.
La molécula
efervescente: algunos diálogos del final y reflexiones de los protagonistas
que me hicieron llorar. No por la historia en sí, sino porque me hicieron
meditar sobre lo que estaba sucediendo y mi propia vida. Se podría decir que
este libro ha resucitado mis sueños en el momento en que más lo necesitábamos
ambos.
Grado cósmico: Estrella
{4/5}. Hay en este libro un rayo de esperanza que nos puede venir muy bien a
algunos. Yo, desde luego, lo agradecí.
¿Y tú? ¿Ya lo has leído? Si es así, ¡no dudes en dejarme
tu impresión sobre él!
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