Estoy recogiendo margaritas en el jardín de casa mientras
me da el sol. He decidido hacerle un collar de flores a Shasha y una corona de
flores a mamá, que está sentada en el comedor, con las ventanas y las puertas
abiertas, mirándome mientras garabatea en su iPad o con un bolígrafo en un
montón de hojas de papel que tiene desperdigadas por ahí.
De
vez en cuando levanta la vista y nos observa, aunque estamos en buenas manos.
Eri se ha sentado en una de las tumbonas de al lado de la piscina a vigilarnos
mientras se acaricia la tripita y mira a Eleanor, Tommy y Scott chapotear en el
agua de la piscina en la que yo he estado jugando hasta hacía nada: sólo he
salido cuando han recogido a Shasha y la han envuelto en una toalla porque se
estaba quedando dormida.
Pero,
la mayor parte del tiempo, está concentrada en sus papeles. Sigue haciéndolos
bailar de un lado a otro como cuando yo era pequeña. A veces me pregunto si no
se aburrirá de estar haciendo siempre lo mismo. Incluso yo termino cansándome
cuando Amoke y yo seguimos los mismos juegos durante la misma tarde.
Papá
aparece en escena y yo me lo quedo mirando. Le deja una jarrita de cristal con
un zumo de colores encima de la mesa, al alcance de su mano, y le da un beso en
la sien. Mamá le sonríe.
-Gracias,
amor-susurra, incorporándose lo justo para darle un beso en los labios. Eri los
mira de reojo y luego se acurruca bajo su sombrilla, entrelazando los dedos,
con la vista de nuevo en mi hermano y sus
hijos, también saltando a mí.
-Sólo
quiero que sepas-le dice papá a mamá, apartándole el pelo del hombro-, que
tienes un marido dispuesto a complacerte.
Mamá
se echa a reír, divertida, siguiendo los dedos que papá desliza por su cuello.
Suspira cuando él le da un beso en el rincón en que la mandíbula y el cuello se
unen, suelta una risita y cede:
-Vale.
-Y,
si quieres yacer en nuestro lecho conyugal-le dice al oído, de manera que nadie
le oye-, yo te estaré esperando.
Mamá
deja caer un bolígrafo y lo mira, mordiéndose el labio.
-¿Y
ese vocabulario, mi lord?-coquetea, divertida.
-Estoy
releyendo a Shakespeare. Para las clases-responde, besándola en los labios.
-Mm.
-Y me
apetece hacerte lo que él le hizo a la literatura-añade papá en su oreja,
rozando el lóbulo de mamá con sus labios, metiéndole la mano por entre los
pantalones.
-Zayn-jadea
ella, sorprendida-. Tengo que trabajar.
-Déjame
escucharte-le pide papá-, aunque sólo sea eso, por favor. Te necesito-le dice-.
Necesito estar en tu interior. Déjame tener eso.
Mamá
suelta un gemido ahogado rápidamente con sus dientes, y nos mira con
preocupación, un poco cohibida.
-Zayn-responde-,
los niños.
-Los
niños van a crecer, y van a hacerlo también. ¿No prefieres que lo aprendan de
nosotros para que lo hagan bien?
Mamá
respira agitada, pensando en las posibilidades.
-Eri…
quizás necesite…
-Estará
bien-le promete papá-. Los niños están tranquilos, y entretenidos. Hace un día
precioso-observa, levantando la vista un segundo a las mismas nubes a las que
he estado contemplando yo-, y lo único que podría mejorarlo sería verte
desnuda.
Mamá
se muerde el labio de nuevo. No está convencida del todo, pero le apetece
mucho. Finalmente, se gira y se entrega a los besos de papá, que sonríe en su
boca. Eri vuelve a mirarlos antes de apartar la vista con una sonrisa y dar un
sorbo de su botella de agua.
Me
acerco a ella y me entrega la botella sin contemplaciones.
-Eri-avisa
papá-, vamos arriba-informa-. Si necesitas algo…
-Encima
que me tenéis en todo incluido-responde Eri, y yo me pregunto qué será eso del
todo incluido, pero no puedo dejar de mirar la sonrisa de mamá cuando se
levanta y le da las gracias a la madre de Tommy por lo que va a hacer. Suben
las escaleras cogidos de la mano, y mi mente hace clic.
Van a
hacer eso que hacen por las noches, eso que hicieron en Capri, las cosas que
hacen cuando creen que Scott y yo estamos distraídos.
Me
acurruco al lado de Eri y me siento feliz. Me gusta mucho cuando papá y mamá se
meten en su habitación y cierran la puerta porque luego salen muy felices y muy
mimosos. Ya casi puedo sentir las caricias de papá por mis piernas y sus
mordisquitos en la tripa.
Clavo
los ojos en Eri y ella los clava en mí. Me da un beso en la cabeza y me
envuelve con su brazo. Sin pensármelo dos veces, le entrego una de mis
margaritas, y ella la huele, sonríe.
-¿Para
mí?
-Sí-respondo,
tímida, subiendo los pies a la tumbona y dando otro sorbo de agua.
-Vaya,
¡gracias, Saab!-celebra, y se la vuelve a llevar a la nariz-. Pero creo que te
quedaría mejor a ti-contesta, poniéndomela en el pelo, detrás de la oreja-.
¿Ves? ¡Mucho mejor! Una flor preciosa para otra flor preciosa.
-Ay-contesto,
tapándome la boca y sintiendo cómo me sonrojo. Me quedo sentada un ratito a su
lado y ella me hace cosquillas. Me deja toquetear su barriga y beberme su agua.
Cambio
de opinión, como cada tarde, y decido que me gusta que ella se haya mudado a mi
casa. El padre de Tommy y Eleanor se ha marchado a otro sitio, dicen que está
en una gira, y no tiene sentido para
mí que esté en un sitio que a la vez no es un sitio, y que no pare de cambiar
de lugar. Cada vez que habla por teléfono con su mujer, le da el nombre de una
ciudad distinta. Yo ni siquiera comprendo aún que estoy en Londres, como para
descubrir lo amplio que es el mundo.
Y,
como no quieren que se sienta sola, mamá y papá han invitado a Eri a venir con
nosotros hasta que Louis vuelva. O eso creo yo. La verdadera razón tiene más
que ver con el hecho de que le está creciendo la tripa. Claro que yo era
demasiado pequeña cuando le pasó eso a mamá como para acordarme de lo que eso
significa, o relacionarlo de alguna manera con un hermanito que viene en
camino.
¡Ha
pasado mucho tiempo! ¡Ya tengo cuatro años! ¡Soy toda una hermana mayor!
Sus
manos cariñosas me hacen cambiar de opinión de nuevo porque por las noches no
me gusta nada que Eri, Tommy y Eleanor estén en casa. Scott y Tommy duermen en
la misma cama y yo comparto otra con Eleanor y Shasha. Echo de menos a mi hermano.
Scott
compensa el tiempo que no estamos juntos colmándome a mimos y jugando conmigo
todo lo que yo quiero. Pero no es lo mismo. Me gusta acurrucarme a su lado por
las noches, sentir su cuerpo calentito y dormirme oliendo el aroma que
desprende.
Aunque
Shasha me pasa la mano por la cintura como me la pasa él. Así que tampoco
pierdo tanto.
Eri
se incorpora ligeramente y Tommy se detiene en seco. Se la queda mirando, salta
de la piscina y se acerca a nosotras. Le pone una mano en la suya con preocupación.
-¿Estás
bien, mamá?
-Sí,
mi amor-responde, dándole un beso en la frente.
-¿Necesitas
algo?
-Estoy
bien.
-¿Quieres
más agua?-pregunta Tommy, señalando la botella vacía-. Te traeré más
agua-decide, y se marcha.
-Tommy,
tu madre se va a poner verte, como una planta-le dice Scott, y Tommy se detiene
en seco y se vuelve hacia él.
-¡Mamá
no es una planta!
-¡No
haces más que regarla!
-¡Las
embarazadas necesitan beber mucha agua!
-¿Qué
sabrás tú lo que necesitan las embarazadas?
-¡Algún
día me quedaré embarazada y querré que la gente me traiga agua como a mamá se
la traigo yo!-protesta Tommy, dando un fuerte pisotón en el suelo y perdiéndose
en dirección a la cocina. Eleanor suelta su patito de goma y mira a su madre.
-Mamá,
¿Tommy puede quedarse embarazado?
-Lo
tiene un poco complicado-admite Eri, encogiéndose de hombros. Eleanor tuerce la
cabeza.
-Me
pregunto cómo sería Tommy embarazado.
-Redondo-responde
Scott, como si fuera lo más evidente del mundo. Yo suelto una risita y salto de
mi regazo. Me olvido del collar que estoy preparando para Shasha y me meto en
la piscina con los demás. Scott me recibe con un beso y un abrazo y hace que
también le perdone a él por abandonarme cada noche.
Me lo
paso genial esos días. Creo que son los mejores de los que he vivido hasta la
fecha. Lo único que no me termina de encajar es por qué Eri está con nosotros,
por qué Tommy y Eleanor también vienen a casa cada día, por qué los fines de
semana vamos a jugar a su casa mientras mis padres, Eri, y una amiga de Eri, la
ayudan a limpiar.
No
entiendo por qué Louis no viene cuando a Eri le empieza a crecer la tripa. ¿Por
qué no va con ella al médico, como recuerdo que hacía papá con mamá? ¿Es que no
quiere ver al bebé antes de que nazca? Al principio, pensaba que era necesario
que los dos fueran juntos. Papá nunca se perdía una de esas cosas que le hacían
a mamá, y luego se entusiasmaba explicándonos qué eran aquellas imágenes raras
que traían después de la visita al médico. Eran fotos del bebé, explicaban, aunque para mí no tenía mucho sentido. ¿Cómo iban
a hacerle fotos al bebé si estaba dentro de mamá? El bebé todavía no había
llegado, nos explicaban.
Y no
pueden hacerles fotos a cosas que no existían. Es imposible. Hasta los
unicornios de las películas y los dragones de las series eran de verdad, si no,
¿cómo iban a grabarlos?
Hasta
que, un día, el bebé de Eri decide salir. Estamos en nuestra casa y ella lanza
un quejido. Le pide su hijo que vaya a buscar a mi padre. Se meten en el coche
y se van al hospital mientras mamá se queda con nosotros.
Louis
tampoco viene entonces. Y a mí eso me preocupa. ¿Los bebés pueden hacer si su
padre no está con su madre?
Lo
entiendo todo cuando Louis aparece por fin. Eri lleva un par de días con su
bebé fuera, pero sigue teniendo un poco de tripa. El día que Louis regresa,
todos vamos a su casa a esperarle. Tommy y Eleanor están impacientes, se asoman
a la ventana cada vez que escuchan un coche, y se bajan desilusionados del
banco cuando todos pasan de largo.
Pero
hay uno que no pasa.
Y se
lanzan hacia la puerta, con Scott y yo pisándoles los talones. Shasha se acerca
caminando con pasos torpes, como buenamente puede aún. Se apoya en la pared y
yo le doy la mano mientras esperamos a que se abra la puerta. Louis la abre, se
inclina, se cae de rodillas y abraza a sus hijos. Cierra los ojos mientras
ellos gritan “¡papá, papá!”. Les cubre de besos, les revuelve el pelo y vuelve
a abrazarlos para olerlos como a mí me gusta oler a papá o a mamá cuando me
abrazan, o Shasha y Scott cuando nos metemos en la misma cama a dormir.
Incluso
nos abraza a nosotros. Le da un beso a Shasha, que se acerca a él con timidez.
Se ha olvidado de él, pero sabe que no tiene nada que temer. Es bueno. Si no lo
fuera, nosotros no estaríamos tan contentos de que regresara.
-¡Cuánto
has crecido, Shash!-celebra Louis, y ella se mete una mano en la boca y
asiente-. Y, ¡qué guapa estás, Sabrae!-añade, dándome un beso en la frente.
-Sí-sonrío,
porque es verdad. Mamá me ha puesto un peto rojo que me encanta. Me gusta cómo
me tapa los muslos pero me deja plena libertad para jugar.
Scott
se cuelga del cuello de Louis y él se echa a reír.
-¿Y
mamá?-pregunta, en dirección a sus hijos-. ¿Dónde está? Quiero darle un
achuchón, la echo muchísimo de menos. Hace seis meses que no nos vemos.
Tommy
y Eleanor se ríen, compartiendo un secreto que todo el mundo conoce menos
Louis. Él frunce el ceño pero no dice nada, espera a que sus hijos le señalen
el salón.
Entra
y la mira. En su boca se dibuja una sonrisa que tiene que dolerle de lo grande
que es. Eri se vuelve hacia él y se levanta con el bebé en brazos.
-Amor…-dice
Louis, avanzando hacia ella, pero se detiene en seco al ver lo que sostiene
entre los brazos. Eri sonríe, con los ojos un poco encendidos. Mamá y papá se están
cogiendo de las manos, observando la escena con emoción-. ¿Qué…?-comienza
Louis, y mira, confuso, a papá.
Papá
niega con la cabeza, como diciendo no es
nuestro, es vuestro.
Louis
vuelve a mirar a Eri, sorprendido. Ella da un paso hacia él y le enseña la
carita del bebé.
-¡Sorpresa!-celebra
ella, y se le encienden un poco los ojos. Louis la mira sin entender, acaricia
la cabeza del bebé, lo estudia.
-¿Qué?
-Has
sido padre, Louis-informa ella, feliz. Louis vuelve a mirar al niño mientras
nosotros nos congregamos alrededor de él. Se lleva una mano a la boca.
-¿Cu…
cuándo?-pregunta, emocionado. Eri traga saliva.
-Hace
tres días. Por eso me surgían viajes a España cuando tú ibas a venir. Quería
que fuera una sorpresa-dice ella, acariciándole la mejilla. Louis se echa a
llorar-. ¿Quieres cogerlo?
-Sí,
sí-pide él, estirando los brazos. Eri se lo entrega y mira con amor cómo Louis
estudia al bebé, lo sostiene, le da besos, y sonríe cuando la criatura se mueve
entre sus brazos.
-¿Cómo
se llama?-pregunta después de un rato.
-Daniel-dice
ella, acariciándole la tripa al pequeñín-. Es grande y está sano. Y se moría de
ganas de conocerte-añade, y Louis la mira a través de su cortina de lágrimas.
-¿Sabes
que eres la mujer más increíble que ha pisado esta tierra?
Eri
se sonroja, le da un beso en los labios mientras papá mira a mamá y le susurra
al oído:
-Bueno,
hay opiniones.
Mamá
pone los ojos en blanco y se echa a reír.
-Bienvenido
a casa, papá-celebra Eri, acariciándole la cara.
-Supongo
que voy a tener que esperar un poco para que hagamos el amor, ¿no?-responde
Louis, y ella se echa a reír y asiente con la cabeza. Dice que todavía se está
recuperando del parto. Louis chasquea la lengua y suelta un “mecachis” que nos
hace reír a todos.
Eleanor,
Tommy y Eri vuelven a su casa ese mismo día. Duermen en sus camas con el nuevo
bebé. Nosotros nos metemos en la cocina y ayudamos a mamá y papá a preparar la
cena. Estamos colocando los platos cuando Scott no puede más, y hace la
pregunta del millón:
-Mamá,
¿cómo se hacen los niños?
Shasha
y yo nos quedamos quietas, con los vasos en la mano, y miramos a nuestros
padres, esperando a que contesten. Mamá y papá se miran entre ellos, asienten
con la cabeza, suspiran y vienen a sentarse con nosotros a la mesa.
Mamá
pone los codos en la mesa, señal de que está pensando lo que va a decir, y mira
a papá, que traga saliva, carraspea y asiente. Yo balanceo los pies por debajo
de la silla mientras Shasha se dedica a desmenuzar el pan, seguramente sin
darse cuenta de la trascendencia de la pregunta.
-Veréis,
eh… cuando un papá y una mamá se quieren mucho-empieza papá, y mamá sonríe, se
pone colorada y murmura algo que sólo papá oye. Él se detiene y se gira.
Intercambian un par de susurros y papá asiente-. Pues… esto… después de un
tiempo viviendo juntos, se casan. ¿Me seguís?
Shasha,
Scott y yo asentimos. Si, hasta ahí, parece que todo tiene sentido. Es decir,
papa y mamá están casados. Y tienen a Shasha, a Scott, y a mí.
-Vale…
pues… cuando se casan, hacen… cosas. En la cama. Se quitan la ropa y… eh…-papá
mira a mamá en busca de ayudo.
-Mirad-mamá
se aparta el pelo de la cara-, las mamás tienen una especie de… cueva, por así
decirlo, entre las piernas.
Scott
y yo nos miramos. ¿Una cueva? Las cuevas son demasiado grandes como para que
mamá tenga una, y encima entre las piernas. Entre las piernas no tiene nada. Papá sí. Eso se nota. Se ve.
-Está
dentro de la tripa-explica mamá al ver nuestras caras de confusión. Scott y yo
asentimos con la cabeza, exhalamos un “ah”, pero yo no estoy del todo
convencida. ¿A mamá no le da miedo que se le pierda algo dentro de esa
misteriosa cueva?
¿Y
qué tiene esa cueva que ver con los bebés?
-Y
los papás… pues… tienen…
-Una
llave-espeta papá.
-¿Una
llave?-respondemos Scott, Shasha, y yo. Shasha y yo miramos a Scott, pero él
abre los ojos-. ¿Qué miráis?-pregunta-. ¡Yo no soy un papá!
-Sí,
exacto, una llave-responde mamá, sonriendo con nerviosismo-. Y cuando se quitan
la ropa, los papás…
-Yo
meto mi llave en la cueva de mamá-dice papá, y ella lo mira-. Si hablamos en
abstracto es más complicado que…
-Vale.
Tienes razón. Sí. Pues eso, que cuando nos quitamos la ropa, a papá y a mí nos
gusta meter su llave en mi cueva.
-¿Tienes
una cerradura… ahí?-pregunta Scott, y Zayn se reclina en el asiento, se pasa
una mano por la cara.
-Es
una metáfora, Scott.
-¿De
qué?
-De
lo que tiene mamá realmente.
-¿Qué
tiene realmente?
-Se
llama útero-explica mamá, y Shasha y yo nos miramos y nos echamos a reír,
porque suena a la típica palabrota que los niños buenos no utilizan.
-¿Estáis
entendiendo?
-Más
o menos-contesto yo.
-Bueno,
pues papá mete su lla… bueno, su pene.
-¿Lo
que tengo yo?-espeta Scott, estupefacto. Shasha y yo damos un brinco. Si Scott
tiene lo que tiene papá, eso significa que nosotras tenemos lo que tiene mamá,
porque mamá es una chica y Scott y papá son chicos.
-Sí.
¡Exacto!
Scott
clava los ojos en papá.
-¿Y
por qué lo metes en ningún sitio? A mí me hace daño cuando me doy golpes.
-Es
que da gustito.
Scott
se estremece y parpadea.
-Uf,
creo que no voy a tener hijos nunca.
-Te
gustará cuando crezcas.
-No
lo creo.
-Igual
que besarte con chicas-lo pincha papá.
-O
con chicos-le recuerda mamá a papá. Scott da un golpe en la mesa.
-¡Besarse
es asqueroso!
-Pene
en útero-recuerdo yo, que no quiero perderme la explicación. Me está pareciendo
interesantísimo aunque un cuento chino.
-Vale,
pues… papá mete su pene en mi útero y… se forma el bebé. Al principio, es muy,
muy pequeñito. Del tamaño de una pulguita. Pero luego, va creciendo. Como
vosotros-explica mamá-, sólo que muchísimo más rápido.
-Entonces-digo-,
cuando estáis desnudos en la cama… ¿estáis haciendo bebés?
-Eh…-contesta
mamá.
-Pues…-responde
papá.
-¡Sí!-añade
Scott-, ¿por qué no tenemos un montón de bebés en casa? ¡Si os desnudáis
prácticamente todas las noches!
-Es
que los bebés están escondidos-explica papá-, y, a veces, no los encontramos.
-¿Cuántos
bebés tiene mamá dentro?
-Yo
no tengo ningún bebé dentro-contesta mamá-. Tengo los ingredientes para hacer
un bebé.
Shasha
y yo abrimos la boca mientras Scott frunce el ceño.
-¿Qué
ingredientes? ¡Ni que esto fuera un bizcocho!
-Es
más o menos como un bizcocho. Y digamos que yo soy el horno a la vez que la
mezcla-mamá se lleva una mano a la tripa-. Papá echa un poco de lo suyo y yo un
poco de lo mío y… aparece el bebé. Pero se tiene que dejar reposar en mi tripa.
Para que… crezca. Como los bizcochos.
-¿Os
acordáis de cómo se hace un bizcocho, no?-pregunta papá.
Asentimos
con la cabeza. Mezclas un montón de cosas y luego metes el cuenco en el horno.
Te sientas a esperar a que el bizcocho se emocione y empiece a crecer. Es
bastante guay.
Scott
se pasa una mano por la nariz, pensativo.
-Y…
¿los padres… tienen que estar casados obligatoriamente?-pregunta. Papá y mamá
lo miran-. Es que los padres de Alec no están casados. O sea, Annie sí. Bueno,
lo estaba. Ahora ya no.
-No,
se divorciaron-asiente mamá-. Le llevé yo el divorcio.
-Pero
el padre de ahora de Alec, nunca se ha casado.
-Es
que no hace falta casarse para tener un bebé. O sea, es lo más común, pero no
es necesario.
-Nosotros
no estábamos casados cuando te hicimos a ti-responde papá. Scott alza las
cejas.
-¿Y
eso?
Mamá
le da un sutil codazo a papá, como diciendo mira
la que acabas de liar. A ver cómo les explicamos ahora que hicimos a Scott
borrachos, y encima a la hora de conocernos.
-Porque…
mamá me pareció tan guapa la primera vez que la vi que le pedí hacer un bebé
con ella, porque sabía que nuestro hijo sería muy guapo y muy listo.
Scott
sonríe, complacido.
-¿Y
yo?-pregunto, y en la sala de repente reina el silencio. Scott me mira, triste,
y papá y mamá clavan los ojos en mí sin saber qué decir-. ¿Estabais casados
cuando me hicisteis a mí?
La
única que no se percata de la gravedad de mi pregunta, aparte de mí, es Shasha.
Ella continúa jugueteando con el pan, aburrida de la conversación a estas
alturas. Tiene hambre.
-Sabrae…-dice
por fin mamá-. Mi amor. Tú eres… especial.
Me
revuelvo en la silla, emocionada.
-Verás…
cariño… nosotros no… te hicimos.
Frunzo
el ceño.
-Pero
estoy aquí-contesto.
-Sí,
claro, y papá y yo damos las gracias todos los días porque así sea pero… no te…
hicimos… como hicimos a Scott y a Shasha.
Miro
a mis hermanos. Miro a mis padres. Vuelvo a mirar a mis hermanos. No entiendo
lo que están intentando decirme. Scott y Shasha son mis hermanos. Yo no puedo
haber salido del capullo de una flor, como aquellos bebés de las películas. Soy
un bebé de verdad, soy hermana de Scott y de Shasha, y tengo que haber salido
del mismo sitio que ellos.
-Mira,
mi amor-dice papá, cogiéndome la mano-. Mamá y yo creíamos que no podíamos
hacer más bebés.
-Pero
podéis-contesto yo, señalando a Shasha.
-Sí,
bueno, pero hubo una época en la que pensábamos que no podíamos tener más. Y
queríamos uno, muchísimo. Le queríamos tanto que nos dolía. Te queríamos a ti.
Y no queríamos que no existieras, así que fuimos a buscarte. Te buscamos
muchísimo, hasta que por fin dimos contigo.
Miro
a papá.
-¿Qué
quieres decir?
-Tú
no… no has salido de la tripa de mamá. Nunca estuviste en la tripa de mamá.
Estuviste en la tripa de otra mujer.
Noto
cómo se me detiene el corazón. Siento frío dentro de mí y calor en mi cara.
Abro los ojos, sorprendida, y Scott me coge la mano, pero yo la aparto,
confusa, dolida.
-¿Mamá
no es mi mamá?-pregunto, y papá traga saliva y mira a mamá, que está llorando.
-Claro
que es tu mamá, cariño, pero…
-¿Tú
no eres mi papá?
-Por
supuesto que sí…
-Pero
no me hicisteis-respondo, angustiada. Me entra el hipo y es entonces cuando
caigo en que yo también estoy llorando.
-Que
no te hiciéramos no significa que no seamos tus padres-contesta mamá.
-¡Pero
no lo sois!-gimo, pasándome una mano por la cara y limpiándome las lágrimas,
que ahora manan a borbotones. Mamá se encoge, herida por lo que le acabo de
decir-. ¡Y yo quiero que lo seáis! ¡Quiero haber estado en tu tripa! ¿No tenéis
fotos mías antes de nacer?-pido. Quizás, si me enseñan algo, puedo convencerles
de que se equivocan, son mis padres, me han hecho ellos. Tiene que ser una broma,
¿cómo voy a ser su hija, cómo voy a vivir en su casa, si no me…?
Mis
pensamientos se detienen en seco. Si no soy hija de papá y mamá, eso significa…
Miro
a Scott.
-Yo
no soy tu hermana-susurro con un hilo de voz, y me echo a llorar aún más
fuerte. Toda mi vida ha sido una mentira. Todo lo que creía que era verdad no
era más que otro cuento de esos que mamá y papá me cuentan antes de dormir.
Sólo
que éste ha durado mucho más que una noche.
Me
levanto corriendo de la mesa y subo a mi habitación. Me meto en la cama y me
echo a llorar, abrazada a mi peluche favorito, el osito marinero que Scott y yo
teníamos en nuestra habitación en Capri.
Escucho
pasos detrás de mí. Se detienen a la puerta y la abren. Es mamá. Me encojo
instintivamente mirándola, suplicando en silencio que se acerque a consolarme
como siempre hace. Aunque esto no tenga consuelo.
-Cielo…-susurra,
acariciándome los rizos-. Siento mucho que hayas tenido que enterarte así. Papá
y yo no nos decidíamos a contártelo… queríamos esperar un poco más, a que seas
más mayor, a que lo entiendas mejor.
-No
sois mis padres-gimoteo, mirándola. No quiero hacerle daño, no quiero hacerme
daño a mí misma, pero me duele pensar que yo no tenga nada que ver con ella-.
Scott no es mi hermano… Shasha-espeto
de repente. Me he olvidado de Shasha-, ella…
-Shasha
es tu hermana-zanja mamá antes de que termine de volverme loca pensando que no
me ata nada a la pequeña-. ¿No la quieres con locura? ¿No morirías por ella?
-Sí-respondo
sin dudar.
-Igual
que ella por ti, o Scott por ti, o papá y yo por ti. Los hermanos y los padres
no salen de aquí, mi amor-se toca la barriga-, sino de aquí-me pone una mano en
el pecho y yo la miro-. Tú eres mi hija. Te quiero como si lo fueras, porque lo
eres. Que yo no te haya llevado en mi vientre no quiere decir que no sea tu
madre. Te quiero como quiero a tus hermanos. Te cuido como a ellos, ¿o no?
No
contesto.
-¿No?-pregunta
ella, alzando una ceja-. ¿No me quedo contigo cuando estás malita, no te doy
caldo cuando tienes fiebre, no me baño contigo y no te cojo de la mano cuando
vamos a cruzar la calle?
-Sí.
-¿No
te doy un beso de buenas noches cuando te vas a la cama y te arropo y te digo
que no te piquen las chinches?
-Sí.
-¿No
te voy a llevar y a buscar al cole cada mañana?
-Sí-cedo.
-¿No
te hago muchas, muchas cosquillas para escuchar tu preciosa risa?-dice,
metiendo la mano por debajo de la manta y pasando sus dedos por mi cintura, de
forma que me hace chillar y echarme a reír. Asiento con la cabeza y la miro,
abrazada al peluche. Apoyo la mejilla en la del osito y asiento con la cabeza,
un poco más tranquila.
-Sí.
-Hago
lo mismo que hago con tus hermanos porque para mí no sois diferentes. Todo lo
bueno que hago con ellos también lo hago contigo, ¿verdad que sí?
-Sí.
Hasta lo malo.
Mamá
parpadea.
-¿Qué
es lo malo?
-Me
llevas a vacunarme y me obligas a comer verduras.
Mamá
se echa a reír.
-Las
verduras son muy buenas y las vacunas son necesarias-contesta ella, y yo arrugo
la nariz. Mamá se echa a reír y me da un toquecito en la punta.
-Tienes
la naricita de papá-dice-. Y la bondad de sus ojos. Y las pequitas que tienes
por la cara, como si te hubieran espolvoreado virutas de chocolate por encima,
son mías.
-Pero…
yo quiero parecerme más a ti y a papá, mamá. Quiero parecerme como se lo
parecen Shasha y Scott.
-Eso
es cuestión de suerte. No porque los haya hecho yo tienen que ser como yo-mamá
se encoge de hombros-. Además, ya lo haces, cariño. Te comportas como yo. ¿Me
guardas un secreto?-pregunta, inclinándose hacia mí. Asiento con la cabeza-.
Creo que tú eres la que más se parece a mí de mis tres hijos-me aparta un rizo
de la cara y me lo pone tras la oreja-. Eres igual que yo-me pellizca una
mejilla y yo la miro. Suelto un poco el peluche y ella se sienta a mi lado,
ocupando su lugar. Me acaricia el pelo y me pasa una mano por la cintura-. Te gusta
comer uvas, te gusta sentarte al sol y hacer cosas con las flores. Scott odia
la fruta y Shasha no me ayuda con las flores como me ayudas tú-me besa la
frente-. Eres como yo. No somos tan distintas, después de todo-coge mi mano y
entrelaza nuestros dedos. Me los besa y yo esbozo un débil sonrisa. Me gusta
que mamá me trate así, me gusta que sea tan buena conmigo.
Me gustan
las cosquillas que siento dentro de mí, y me gusta cómo me consuela su
presencia. La calidez que mana de su cuerpo consigue tranquilizarme.
-Yo
soy tu mamá-me dice, y yo levanto la vista-. Y tú eres mi hija. Más que mi
hija, ¡eres mi Sabrae! La única Sabrae que tengo y la única a la que voy a
querer. Me gustaría que hubieras salido de mi tripa, sí, pero no por lo que tú
piensas. No es porque crea que la tripa
sea lo que me une con tus hermanos.
-¿No?-pregunto,
y ella niega con la cabeza.
-No.
Desearía haber estado embarazada de ti para haberte tenido nueve meses más conmigo.
Nueve meses en los que sólo serías mía-me coge en brazos y me pasa los dedos
por la cintura mientras me levanta sobre sí-. Te tendría solo para mí.
-¿No
me viste en otra tripa?-pregunto, confundida. Mamá hace un puchero y niega con
la cabeza.
-No,
pero no necesité verte en una tripita para quererte. Te quise en el momento en
que mis ojos se posaron en ti. Eras preciosa-me dice, acariciándome la mejilla,
apartándome el pelo de la cara-. Con tus ojazos, tus ricitos, tus pequitas, y
esa sonrisa… ¡vaya!-abre los ojos y yo parpadeo, sorprendida-. ¡Pero si sigues
teniendo tus ojazos, tus ricitos, y tus pequitas! Aunque esa sonrisa…-tuerce la
boca y yo me sonrojo y sonrío con mucha, mucha timidez. Mamá me da un beso en
la mejilla-. ¡Ajá! Ahí está. Tu sonrisa es preciosa, mi niña. No dejes que nada
te la quite. Ni siquiera la forma especial en que tú y yo nos conocimos.
-¿Dónde
están los que me hicieron?-pregunto, y mamá se encoge de hombros.
-No
lo sabemos. Nadie lo sabe, en realidad. Ojalá les conociéramos-susurra,
apartándome los rizos más rebeldes de la cara-. Hay tantas cosas que serían más
fáciles si pudiéramos hablar con ellos…
-¿Por
qué no sabes quiénes son? Tú lo sabes todo. Eres doctora-digo, aunque no
recuerdo qué implica eso del todo. Mamá se echa a reír.
-Cariño,
¡si supieras la cantidad de cosas que yo no sé!-niega con la cabeza-. Pero sí
sé esto-me confía, y yo la miro, expectante-: sé que eres la luz de mis días,
sé que me pongo muy triste cuando te dejo en el cole y me pongo muy feliz cuando
te veo aparecer de la mano de Amoke escaleras abajo. Sé que me salen mejor las
tartas que más te gustan porque las hago con más amor. Sé que las flores crecen
más bonitas y más fuertes porque tú me ayudas a quitar las malas hierbas de
alrededor, y que el otoño es mi estación favorita porque te encanta saltar
sobre los montones de hojas cuando paseamos por el parque, o ir apartándolas a
patadas. Sé que los veranos son más fresquitos porque nos metemos juntas en el
mar o que la primavera es más colorida porque entre tú y yo conseguimos que
papá no se enfade con nosotras cuando vamos a la floristería a por una maceta y
terminamos volviendo con el maletero cargado de flores. Y sé que los inviernos
ya no son fríos, porque siempre puedo cogerte en brazos, acurrucarme en el sofá
contigo, beber un chocolate caliente, taparnos con una manta muy suave y ver la
televisión o leer.
Me
cuelgo de su cuello, hundo la cara en su melena, negra como las noches llenas
de estrellas. Paso los dedos por su pelo tan suave como las nubes. Seguro que
mamá es todo el mundo concentrado en el cuerpo de una persona.
-También
sé qué se siente cuando estás en el cielo. El cielo son tus brazos, y tus
besos, y la forma en que me miras cuando algo te gusta mucho y quieres
compartirlo conmigo. Tú eres mi cielo, Sabrae-me dice, acariciándome la
espalda-. Y puede que yo pensara los primeros días que no era tu madre-me
confiesa-, pero nunca dudé de que sería tu mamá.
Me acurruco
en sus brazos y me la quedo mirando. Sus ojos con tintes verdes y dorados me
miran con una adoración que hace que todos los malos sentimientos que me
abordaban se disipen. Me pasa las yemas de sus dedos por la piel y cada célula
de mi cuerpo se despereza. Cierro los ojos.
-Siento
que te hayas tenido que enterar así. Papá y yo queríamos esperar un poco más
para decírtelo, a que crecieras un poco, fueras más mayor…
-No
pasa nada-respondo, cogiendo su mano y sosteniéndola entre las mías, delante de
mí. Observo las líneas de la palma de su mano y las dibujo con los dedos.
-¿Sigues
disgustada?
Niego
con la cabeza.
-¿Y
tú? ¿Te he puesto triste?
-No
me has puesto triste tú, mi amor. Me pone triste verte triste.
-¡Pues
estoy contenta!-respondo animada, cogiéndole la cara y sonriendo para que no se
sienta mal. Mamá se ríe y frota su nariz con la mía, me da un besito en la
punta y me estrecha contra ella.
-Te
quiero muchísimo, mi princesa.
-Yo
más, mamá.
Mamá sonríe,
me coge en brazos, como cuando era un bebé, y me lleva de vuelta al comedor. Shasha
y Scott me miran con preocupación, y me abrazan en cuanto mamá me deposita en
la silla. Papá me mira con tristeza, le coge una mano a mamá y le acaricia los
nudillos.
-Papi-saludo,
sonriendo, y él me responde con un:
-Me
alegro de que seas feliz, mi niña-se levanta y me da un beso en la cabeza.
-Lo soy-asiento,
y él se sienta y empezamos a comer. Hablamos de nuestro día, de las cosas que
queremos hacer con el nuevo bebé Tomlinson. Incluso les pregunto a papá y mamá
si podemos tener nosotros otro bebé, un niño, para que sea como Scott, pero
ahora Shasha y yo le cuidaremos, en lugar de al revés. Mamá suspira y dice que
ya veremos, depende de cómo nos portemos.
-¡Seremos
buenas!-prometemos Shasha y yo, juntando las palmas de las manos. Scott no dice
nada, simplemente se encoge de hombros cuando le preguntan si querría un
hermanito y dice que con nosotras dos y con Tommy tiene suficiente. Nos terminamos
el postre y yo me levanto para ayudar a recoger la mesa. Mamá y papá se quedan
sentados un poco más, disfrutando del calorcito.
Scott
pide ver las fotografías de él y de Shasha en la tripa de mamá, y ella va a
buscarlas y nos las muestra después de hacernos prometer que las trataremos con
cuidado. Shasha las manipula y trata de doblarlas, pero Scott se lasquita y se
las devuelve a mamá.
Yo me
quedo mirando la que he cogido, de un pequeño punto blanco en un fondo azul
marino, preguntándome cómo aquel puntito puede ser Scott.
-Cuando
crezcas, si quieres-dice papá, acariciándole la espalda a mamá, que asiente con
la cabeza-, podemos buscar a tus padres. ¿Te parece bien, Saab? Les buscaremos,
y les daremos las gracias por haber permitido que nos encontremos.
Miro a
papá y mamá. Me encojo de hombros y les devuelvo la fotografía.
-Yo
ya sé quiénes son mis padres-respondo. Mamá sonríe y me acaricia los nudillos,
y se despide de mí con un asentimiento cuando Scott anuncia que se va a jugar y
que le vendría bien compañía. Corro por la casa detrás de mi hermano mientras
nuestros padres nos observan.
-Espero
que esto no la marque-dice mamá, y papá la mira.
-¿A
qué te refieres?
-No
quiero que piense ni por un segundo que alguien no la quiso lo suficiente como
para dejarla atrás. No quiero que se sienta abandonada.
Papá le
coge las manos entre las suyas.
-Nunca
se le pasará eso por la cabeza, Sher. Tú y yo nos ocuparemos de que se sienta
como lo que es: el tesoro enterrado que descubrimos nosotros, la niña feliz
corriendo por su casa; no el bebé sin nombre que amaneció en la puerta de un
orfanato.
Mamá sonríe,
le acaricia el mentón.
-Cómo
no va a ser ella un tesoro-responde con un susurro-, si tiene un padre que vale
su peso en oro.
Se sonríen,
se levantan de la mesa y le piden a Scott que sea responsable y cuide de
nosotras. Suben su habitación y cierran la puerta.
Hacen
el amor, pero no un bebé. Para completar la familia, todavía queda un poco.
Es una
verdadera pena, la verdad. Estoy descubriendo que se me está dando muy bien ser
una hermana mayor.
¡Empieza lo bueno! Ahora que he terminado Chasing the Stars, me alegra anunciar que Sabrae pasará a ser semanal. Los días 23 también tendréis capítulo garantizado, ¡dale fav a este tweet para que te avise en cuanto suba un nuevo capítulo! ❤
AL FIN PUEDO COMENTAR!!!
ResponderEliminarDe verdad que Sabrae de niña es lo más adorable y mono del mundo, es que quiero estrecharla entre mis brazos y no soltarla nunca ME MUERO DE AMOOOOOR
Tengo que confesar que he llorado bastante en dos momentos: cuando Louis llega de gira y se encuentra con Dan y cuando Saab se entera que es adoptada, aquí me he muerto por mil viendo a la pequeña bolita de luz romperse ASÍ NO SE PUEDE EH! TAN PEQUEÑA Y HACIENDOLA SUFRIR TAN PRONTO
pd: admiremos el momento de Zayn convenciendo a Sher para ir a fornicar como mandriles y Sabrae encantada porque después salen mimosos
Ay Ari no sé cómo te las arreglabas que antes siempre eras la primera por mucho que tardaras, estás conchabada con las demás y no dejas que comenten hasta que lo hagas tú a que no???? JJAJAJAJAJA
EliminarEs tan monísima por favor el ser más puro que existe
DIOS EL MOMENTO DE LOUIS DE GIRA ES QUE LO MENCIONO DE PASADA EN CHASING THE STARS PERO COMO ES UNA REFERENCIA MUY SUTIL CREO QUE NADIE LA PILLÓ DE TODAS FORMAS AQUÍ LA TENEMOS AHORA PARA NUESTRO DISFRUTE CORTESÍA DE MI IMAGINACIÓN PRIVILEGIADA.
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ME ESTOY MURIENDO DE AMOR!!!!!!!!!!!!!!!!1
ResponderEliminarMadre mía es que Sabrae es una ricura de verdad... Me han encantado leer por fin cómo Louis conoce a Dan y su reacción al volver de gira y encontrarse con un bebé más, siempre me había preguntado como sería y me ha parecido de lo más cuqui.
NO ME ESPERABA QUE SABRAE SE ENTERARA DE QUE ES ADOPTADA TAN PRONTO LO HE PASADO FATAL, pero me ha encantado que haya sido Sher la que fuera a habalr con ella y sobre todo que al final dijera que ya sabía quien eran sus padres... todo lo que le ha dicho Sher... AY SI ES QUE ECHABA UN MONTÓN DE MENOS LEERTE!!!
Siento no haber comentado el anterior (HABLEMOS POR UN MOMENTO DE SABRAE SIENDO UN BOMBÓN Y ALEC SIENDO EL ÚNICO QUE LO SABÍA, POR ESO LA LLAMA BOMBÓN !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!) pero estoy con la uni hasta arriba y no encuentro tiempo ni para respirar, aunque no te comente quiero que sepas que sigo leyendo aunque sea de camino a clase en el tren, que no os abandono ni a Saab ni a ti.
Me está gustando taaaaaaaaaaaaaaaaaanto Sabrae que quiero que crezca ya pero a la vez quiero que se quede chiquitita para siempre.
-María 💜
Dios es que imagínate el sorpresón que llegas de no ver a tu mujer en mínimo 6 meses y cuando por fin lo haces ves que tuvo otro niño y tienes OTRO HIJO es que no me imagino nada más precioso y doloroso (porque te pierdes el embarazo) a la vez, ay ❤❤❤
EliminarLa verdad es que yo había pensado meterlo cuando fuera un poco más mayor y pudiera asumirlo mejor, igual me ha quedado poco creíble porque ella lo entiende en seguida a pesar de lo pequeña que es, no obstante como vi que era la ocasión y que realmente no había manera de continuar la escena sin que Z y Sher le mintieran a la nena (tenía clarísimo que ellos no harían eso), decidí tirar p'alante, y estoy contenta con el resultado. Además que lo que tú dices, que me ha dado para una buena conversación madre-hija de Sher y Saab ❤❤
No te preocupes por no haber podido comentar María, comentabas mucho y lo aprecio un montón, me hace mucha ilusión ver tu icono en los comentarios, me recuerda que llevas mucho tiempo conmigo y eso me hace muy feliz ❤
ME PASÓ LO MISMO quería que creciera y a la vez que fuera pequeñita siempre es que me dio tantísimo juego siendo una niña que ay, mi pequeña. Seguro que vuelvo a visitar a los niños pequeños como narradores en algún otro momento de mi vida, esto no puede haberse acabado aquí ❤
MIRA YA NO VOY A PODER LEER A SHAKESPEARE SIN IMAGINARME A ZAYN DICIENDO ESO DE "me apetece hacerle lo que le hizo él a la literatura" JAJAJAJAJAJA
ResponderEliminary luego el comentario de "no haces más que regarla" me estallo te lo juro jajajaajajajaja
Pero te odio por romperme el corazón después cuando Sabrae se entera de que es adoptada jo; no se porqué me recuerda a Eleven de Stranger Things (sin sentido, ya lo sé)
En fin, que me ha encantao <3
EL IMPACTO DE ZAYN MALIK DE NADA HERMANA
EliminarTío es que la conversación en sí???? acabo de leerla para recordar qué decía y te juro que no puedo más, me descoño con ellos dos, ya eran unos elementos importantes de pequeños, pues más ahora de adultos uf.
¿Qué le pasa a Eleven de Stranger Things? ¿También es adoptada? Es que no veo Stranger Things así que ni idea de lo que le pasa la verdad ajajajajaj
Me alegro de que te guste Yone mi amol ❤
Te imaginas a zayn diciéndote que le apetece hacerte lo que shakespeare le hizo a la literatura es que me caigo MUERTA
ResponderEliminarCUANDO LLEGA LOUIS A CASA Y SE TIRA A ABRAZAR A TOMMY Y A ELEANOR AY POR FAVOR QUIEN ES MÁS BEBE DE LOS TRES ME MUERO Y CUANDO VE A DAN Y SE PONE A LLORAR ESTOY MUY TRISTE
"-Y los papás… pues… tienen…
-Una llave-espeta papá.
-¿Una llave?-respondemos Scott, Shasha, y yo. Shasha y yo miramos a Scott, pero él abre los ojos-. ¿Qué miráis?-pregunta-. ¡Yo no soy un papá!" TE QUIERO SCOTT JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJJAAJAJAJJAJAAJJAAJJAAJJAJAJAAJJA
Sabrae llorando cuando se lo cuentan HE LLORADO YO POR QUÉ HACES SUFRIR A MI NIÑA
Cuando zayn le dice que de mayor pueden ir a buscar a sus padres y ella "yo ya sé quiénes son mis padres" THATS MY BABY!!!!!
Siento haber tardado tanto pero es que ayer me quede sopa sin darme cuenta y esta mañana me he puesto a estudiar desde que me he levantado :(
Buah es que de verdad menudo HOMBRE™ se merece que le escriba una novela a él también porque tiene mucho jugo que sacarle, pero si lo añado a la lista de espera no la escribo hasta que tenga 70 años xd
EliminarEl momento de Louis con Dan de lo mejor de la infancia de Sabrae, Eri nena qué fina eres escondiendo tu embarazo con tu marido para darle una sorpresa y regalarnos este momentazo uf.
Scott tío cada vez que abre la boca nace un cachorrito debería ponerlo a decir tonterías más a menudo, ahora que en Sabrae ya no es protagonista
LA POBRE LLORANDO PERO LUEGOTENIENDO LAS COSAS CLARAS DESDE EL MINUTO 1 DICIENDO QUE SUS PADRES SON ZAYREZADE SÍ SEÑOR TIENE MÁS NEURONAS QUE STEPHEN HAWKING
Sabrae descubriendo que es adoptada me ha roto el corazón, mi pobre niña la angustia que ha sentido hasta que Sher ha hablado con ella ❤
ResponderEliminarHa sido una preciosidad de capítulo y Tommy hablando de quedarse embarazado xd
"También sé qué se siente cuando estás en el cielo. El cielo son tus brazos, y tus besos, y la forma en que me miras cuando algo te gusta mucho y quieres compartirlo conmigo. Tú eres mi cielo, Sabrae" ❤
- Ana
Fue un momento durísimo pero muy necesario porque a partir de ahí Saab ya sabe quién es y de dónde viene y puede elegir que eso la defina o por el contrario considerarse la Malik más pura de la familia como efectivamente cree que es, de verdad no nos la merecemos ❤
EliminarLa conversación de Scommy siendo niños me da mil años de vida no sé a ti es que de verdad no sé qué hago para que se me ocurran estas cosas pero no debo dejarlo NUNCA.
❤