Llevaba un tiempo preguntándome si debería escribir esta
entrada o no, pensando que quizá no le importara a nadie, pero después de
recibir una pregunta en curiouscat, finalmente me he animado ☺.
A la
hora de estudiar para mis exámenes, lo primero que hago es corregir mis apuntes. Normalmente tengo pocas cosas que modificar,
pero siempre se me escapa algo que voy viendo cuando leo toda la asignatura tal
y como tengo que estudiarla. Tener unos apuntes bonitos me parece algo esencial
que te facilita un montón la vida a la hora de estudiar: parece que no, pero no
lo coges con las mismas ganas si tienes algo limpio y bonito, que si tienes un
texto a sucio que no hay quien entienda. Corrijo mis apuntes leyéndolos en Word
para ir viendo las erratas y cambiando cosas en el formato o reformular
explicaciones; no me suele llevar mucho tiempo y normalmente dedicaba los
primeros días de “vacaciones” (las universitarias, vaya) a preparar los apuntes
para llevarlos a imprimir. Al principio puede aborrecerte muchísimo, pero si lo
haces todo seguido, ya cuenta como un primer paso en el estudio. Si tardas en
corregir, tendrás las cosas más frescas cuando te pongas en serio.
Una
vez tengo los apuntes impresos y demás, los subrayo con varios colores. Tengo amigas que van subrayando al
mismo color dependiendo del apartado que estén estudiando; a mí, personalmente,
me parece un lío y prefiero ir subrayando con una jerarquía: en un color lo más
importante, en otro lo menos… así con hasta cinco colores, más dos extra para
títulos de epígrafes y números de artículos (creo que todos en derecho tenemos
un color especial para números de artículo). Para mí, subrayar a colores es
súper importante porque a medida que se acerca el día del examen, voy
prescindiendo de repasar lo de los colores menos importantes y sólo miro lo de
los más (por ejemplo, las explicaciones van en amarillo y los conceptos
fundamentales en azul; cuando estoy repasando para el examen, ya sólo leo lo
que está en azul).
Es
importantísimo establecer un horario
realista a la hora de subrayar; si tardas 1 hora en subrayar 10 páginas, no
tiene sentido alguno que decidas que vas a subrayar en un día 100. No vas a
estar 10 horas seguidas subrayando sin parar. Ni puedes, ni quieres.
Cuando
termino de subrayar los apuntes es cuando empieza lo bueno, realmente. Preparo
la habitación en la que estudio y me pongo a ello:
|
No, éste no es mi escritorio, ya me gustaría xd |
-Cojo
una botella de agua y la tengo a mano para ir dando sorbos de vez en cuando; no
sé por qué, pero me canso menos y me concentro mejor cuando tengo la botella
cerca.
-Tengo
chicles o caramelos también a mano. Los chicles son para cuando leo un tema que
no gusta; los caramelos, para cuando
noto que no estoy del todo centrada. Por el azúcar, estudias mejor (o eso leí
hace un montón de tiempo, puede que sea un placebo).
-Muchas
veces (aunque no siempre), me enciendo una vela. Estoy más a gusto cuando tengo
algo que haga que mi habitación huela bien. Es raro, pero me dan ganas de
meterme en la habitación y ponerme a estudiar por el simple hecho de que mi
escritorio huele a frambuesa, a mora, o el olor de la mora de turno. Es importantísimo estar a gusto en la
habitación en la que estás estudiando.
-Dejo
el móvil en otra habitación, con poco sonido para no escucharlo y que no me dé
la tentación de ir a mirar quién me habla.
-Tengo
mi agenda a mano, por si me acuerdo de cosas que hacer, para anotarlas y no
tener una excusa para marcharme y dejarlo todo a medias.
-También
tengo a mano mi botecito de vaselina de frambuesa.
-Cojo
mi libreta en la que anoto ideas para mis novelas, por si se me ocurre algo,
para no tener que ir a escribirlo en el móvil y quedarme media hora mirando
Twitter.
-Uso
una lámpara con una bombilla que emite luz
blanca, no amarilla. La luz amarilla muchas veces se comía el color de los
subrayadores, y al final terminaba leyendo cosas que no tenía subrayadas y a
las que no les quería prestar atención, lo cual me hacía perder tiempo. Además,
como la luz amarilla es la que suele haber en el resto de mi casa, no la
relaciono con el estudio y me lo tomo como más a cachondeo. También leí algo
hace tiempo sobre que la luz blanca te lleva a centrarte más, aunque canse la
vista, mientras que la amarilla es para momentos más distendidos.
-También
suelo estudiar con sudadera, por si tengo frío en las manos (es verídico,
créeme).
Una
vez está más o menos todo, ya me pongo a estudiar haciendo esquemas o escribiendo
notitas en post its con lo más importante. Los esquemas y los post its son
dos caras de la misma moneda, dependiendo de cómo tenga el día usaré mi libreta
de los esquemas o de post its. Mis esquemas no son resúmenes del tema, sino
recopilaciones de fragmentos de mis apuntes que separo para tenerlos más
visuales, y poder repasarlos más tarde. En los post its hago básicamente lo
mismo, lo único que, mientras que los esquemas van en una libreta aparte, los
post its los pongo tal cual en la página que estoy estudiando.
Lo de
los esquemas y los post its puede parece una pérdida de tiempo, pero ayuda a
que no me aburra y luego me da otra cosa para estudiar más rápido, cuando estoy
repasando.
Para
las cosas difíciles intento inventarme
ejemplos o hacer dibujos que
puedan ayudarme a entender lo que estoy leyendo.
También
cuando estoy con algo que me cuesta interiorizar, me visualizo a mí misma contestando esa pregunta en el examen,
pensando cómo la empiezo, qué escribiré, y demás. Me ha pasado ya varias veces
a lo largo de la carrera que me preguntaban algo en concreto y yo recordaba
verme a mí misma escribiendo en el examen; no tenía la imagen delos apuntes,
sino a mí respondiendo la pregunta.
Y, si
hay algo que ni visualizándome me entra y consiste en varias cosas (por
ejemplo, las características del delito), lo que hago es formar una palabra con las iniciales de las palabras que quiero
memorizar. Intento aprenderme la palabra de memoria, la escribo y la voy
escribiendo varias veces hasta que sé sacar todas las demás a partir de sus
iniciales.
No
suelo estar mucho tiempo seguido estudiando porque no soy capaz de concentrarme
mucho tiempo. Para mí, escucharme a mí misma y hacer descansos es súper importante. Si, por ejemplo, noto que
llevo 5 minutos sentada delante de los apuntes sin estar leyendo realmente
nada, lo que hago es dejarlos por un momento, (10 o 15 minutos), irme a hacer
otra cosa (ver un vídeo, mirar Twitter, leer un poco) y volver a estudiar
pasado ese tiempo, cuando ya esté descansada. Volverte tozudo estudiando y
decir que no te levantas de la silla en 5 horas no es ni realista ni productivo.
Es muchísimo mejor parar de vez en cuando que insistir e insistir e insistir en
quedarte frente a los apuntes cuando no estás absorbiendo lo mismo. En cuanto
bajes el nivel o sientas que te dispersas, lo mejor que puedes hacer es parar
un poco y retomarlo más tarde.
Si
hay ruido y no puedo concentrarme, yo no puedo estudiar con música, así que me
pongo los cascos y abro una app llamada
Relaxia
en el móvil. Creo que ahora es de pago, pero seguro que hay un montón como
esa aplicación que sean gratuitas. O, si no, puedes probar con
RainyMood.
Por
último, intento no estar todo el día estudiando porque así me da la sensación
de que aprovecho más el día. Me establezco un horario más o menos flexible en el que decido que voy a estudiar,
pongamos, de 10 a 1 y media, y de 3 a 8. Suelo dejarme un rato antes de comer,
ponerme justo después, y parar antes de cenar. Yo nunca estudio por la noche, y la verdad es que no se lo recomiendo
a nadie, porque toda la gente que conozco termina agotada y reconoce que
realmente eso no le sirve para casi nada, más que para calmar la histeria.
Tener
esos ratos libres después de estudiar me sirve para estar más motivada,
pensando que no voy a estar todo el día dedicada exclusivamente a estar sentada
delante de mis apuntes, sino que también
voy a hacer cosas que me gustan. Y la motivación en enero y en mayo es básica.
Lo que
sí que me permito hacer es repasar mentalmente lo que estudié mientras estoy
haciendo otras cosas. Me ayuda a tener el tema fresco y a saber qué es lo que
tengo que repasar el día siguiente, cuando vuelva a ponerme con ello.
En
resumen: sobrevivir a la época de exámenes es más fácil si aprendes a
gestionarte bien el tiempo: echar 5 horas seguidas delante de los apuntes no
implica que vayas a aprender más cosas que si estás 4 salteadas; estar a gusto
estudiando es tan importante como la fuente que vas a estudiar, porque cuanto
más cómodo, más concentrado; hacer esquemas para repasar cuando se acerque el examen
no es perder el tiempo; y reservar un poco de tiempo al día para hacer lo que
te guste no es dejar de ser productivo, sino cuidar tu estabilidad emocional.
Y, si
eres escritor… tus personajes te agradecerán esa horita entre el estudio y la
cena en la que puedes dedicarles toda la atención del mundo.
Por último,
si éste es tu primer año de universidad, ¡no te desanimes! Todos, absolutamente
todos, bajamos el rendimiento en nuestro primer año. Hay muchísimo más que estudiar
y el método es completamente diferente; estamos acostumbrados a que en el
instituto estén más encima de nosotros, y la libertad de la universidad puede
ir en contra nuestra. A todos nos ha pasado lo de pegar un bajón en nuestros
primeros exámenes, pero luego, míranos, ¡agobiándonos con el TFG! Si nosotros
podemos, tú también.