En la
primera entrada que hice recopilando trucos del Word (a la que puedes acceder
haciendo clic aquí), así como en el hilo del que surgió la entrada, hice
referencia a una herramienta que hoy vamos a recuperar: Autorrecuperación.
Acceso a documentos no guardados.
A la
hora de utilizar Autorrecuperación y que ésta te sea útil, el 95% del tiempo
Word te dará la opción a utilizarla sin que tú se lo pidas. Normalmente,
Autorrecuperación sirve para acceder a documentos que estabas escribiendo y de
los que ya tenías guardada una copia “completa” anterior, pero en la que no están
todos los cambios en el documento desde que diste por última vez a Guardar y
Word se cerró inesperadamente, bien porque el ordenador se te apagara, bien
porque dejara de funcionar.
Cuando esto sucede, la solución es
bien sencilla: vuelves a abrir el documento, y el propio programa te informa de
que tienes versiones posteriores del archivo que no han sido guardadas
correctamente, en la parte izquierda de la pestaña en la que escribas. Te dará
a elegir entre el último documento guardado (que no tiene todos los cambios) o
el documento recuperado: o sea, la versión de Autorrecuperación. Aquí, la cosa
no tiene mucho misterio: simplemente pinchas en la versión que te aparezca como
la recuperada, y, una vez te la abra la guardas como si fuera el documento
normal.
Sin embargo,
ésta no es el único uso útil de Autorrecuperación. También puedes acceder a documentos
que hayas creado (ya sabes, ctrl+u)
y que cerraste sin guardar por un millón de cosas diferentes. Siempre que
cierras un documento en Word sin guardar ninguna copia, el propio programa te
mostrará una pestaña recordándote que no has guardado el documento y
preguntando si de verdad quieres hacerlo:
En la
mayoría de ocasiones en que cerramos el documento sin hacer ninguna copia en el
ordenador, no necesitaremos volver a él y no nos importa que desaparezca.
Pero,
¿qué pasa cuando no hicimos la copia y
sí queremos volver a ese documento?
No
pasa nada: el propio Word nos da la solución. En la misma pestaña te advierte
de que va a guardar una copia del archivo, a la que podrás acceder por un
período de tiempo (que, la verdad, no sé cuál es).
Cuando
no guardas el archivo es cuando entra en escena Autorrecuperación. Hace,
efectivamente, una copia de ese archivo en la carpeta donde tienes instalado
Word y éste tiene toda su información, y lo almacena ahí. El problema es
acceder a esa carpeta: muchas veces está escondida entre las diferentes
subcarpetas del propio programa, y si llegar hasta la carpeta del Word es
difícil si tienes muchos programas instalados, encontrar el archivo es casi
imposible…
… si buscas
en el explorador de archivos.
Pero,
por suerte, Word está pensado para facilitarte el trabajo también en esto.
En el
menú de Archivo (alt+a), vamos a “Información”.
Allí,
pinchamos en “Versiones”, y nos
saldrá una pequeña pestaña.
¡Ahí están! Como podrás ver, los archivos no están
guardados en un formato de Word normal, sino que son archivos ASD. Ése es el
nombre de archivo para los documentos que no han sido guardados.
Simplemente,
pinchas en el que necesitas y se te abrirá en una nueva ventana de Word. Ahí,
te ofrece la opción a guardar el
documento; pinchas de nuevo y lo guardas en la carpeta que desees,
teniéndolo disponible ya para siempre.
Organizar tablas.
Cuando
fui a la charla para que me explicaran cómo hacer el TFG, me dijeron que lo
mejor para tener la información ordenada y poder hacerlo más rápido era abrir
un archivo de Excel e ir poniendo en las diferentes casillas la información que
quisiera, la fuente, si era una cita o no, y, sobre todo, en qué apartado del trabajo quería meterlo.
La
única razón que nos dieron para usar un Excel y no un Word era que en Excel,
puedes establecer que se ponga un nuevo orden a las casillas de forma automática.
Sin
embargo, esto también puedes hacerlo en Word.
En este
caso, necesitarás crear una tabla
con, al menos, dos columnas.
Una vez
la tengas creada, puedes ir metiendo la información en una columna y el
apartado de tu trabajo en el que quieres introducirla en otra. Es muy
importante que la columna en la que tienes los apartados no tenga nada más que
números.
¡IMPORTANTE!
Si en tu trabajo hay puntos con subapartados, no pongas puntos. Pon comas. De lo contrario, la tabla no estará
bien ordenada.
Una vez
tengas la tabla preparada, o si quieres ir haciendo ya un poco de tu trabajo, y
con el cursor aún dentro de la tabla para que te aparezca el menú de herramientas de tabla, vas a la
pestaña de Presentación.
Entonces,
pinchas en Ordenar.
Como yo he puesto los números de los apartados en la segunda columna, le doy a columna 2.
Pinchamos en aceptar, y:
La
tabla se ordena de acuerdo con nuestras preferencias.
Estilos y Blogger.
En la anterior entrada ya hice referencia a lo importante
que es tener los estilos configurados y lo útiles que pueden llegar a ser a la hora
de configurar un documento. De lo que no hablé es de cómo los estilos son
compatibles, o no, con Blogger.
Esto lo
descubrí hace una semana: cuando tienes un documento con varios estilos, y
copias tal cual lo que tienes escrito y lo pegas en Blogger directamente, Blogger no reconoce el estilo y tratará a
todo como un estilo sin formato.
O sea, si tienes algo así:
En
Blogger aparecerá así:
Seguramente
piensas que esto no se puede remediar, que al haber utilizado fuentes que no
vienen instaladas en el ordenador, es imposible que aparezcan por arte de magia
en la pestaña de redacción.
Pues
no, porque cuando yo copio un texto con un formato diferente, pero que viene de
un estilo que Blogger más o menos soporta (por ejemplo, sin espaciado), y al
que simplemente le apliqué algunos cambios…
Por
ejemplo, si le cambio la letra a Pacífico a una frase que está en Sin
Espaciado, y la copio y pego tal cual a la pestaña de Blogger, el resultado
sería éste.
Esto nos demuestra que Blogger no sólo soporta los
cambios simples en el formato (ya sabes, negrita, cursiva, subrayado), sino que
puedes modificar muchas más cosas y que él las muestre a pesar de que no te da
la opción a introducir esos cambios si escribes directamente en el propio
redactor.
Luego
el problema viene, precisamente, por haber utilizado estilos diferentes a los
de texto más simples (normal y sin espaciado).
Pero,
¡no temas! No tienes que ir modificando las cosas una por una, como cierta
lerda hizo en ciertos capítulos antes de darse cuenta de que podía haber una
solución más fácil y rápida.
Es
tan sencillo como ir al documento en el que tienes los diferentes tipos de
estilos combinados en el mismo texto, seleccionarlo todo, abrir otro documento
y tener cuidado con el siguiente paso.
Una vez copias el texto, lo primero que debes hacer es
pinchar en “Opciones de pegado”. Ten mucho
cuidado de no hacer otra cosa antes de pinchar en Opciones de pegado, pues de
lo contrario la pestaña desaparecerá y no podrás acceder a ella.
En opciones de pegado, le das
a “mantener formato de origen”.
De momento, parece que no ha pasado nada y que todo está
en orden, ¿verdad?
Bueno,
más o menos. Todo sí está en orden, pero ni de coña no ha pasado nada.
Seleccionamos
entonces, dentro del documento nuevo, en el que hemos pegado el texto, todo el
texto, y lo pasamos a Blogger.
Y,
entonces:
¡Tenemos todo exactamente como queríamos!
Si te
come la curiosidad por saber por qué ocurre esto, es bastante sencillo: parece
ser que cada estilo es una especie de código que usa Word para saber cómo
quieres que esté configurado el texto, de forma que, cada vez que uso, por ejemplo,
el estilo “Temas” (el de el Hola de
la primera palabra), Word no lo codifica como “Sin Espaciado, Letra Pacifico,
16 puntos”, sino que, simplemente, Word lo codifica como “Temas”.
El problema
viene cuando lo pasas a Blogger. Al copiarlo y pegarlo todo, si te metes en la
pestaña de HTML, verás que aparece el código de “Temas”… pero Blogger no sabe
lo que significa “Temas” ni qué configuración debe darle; por eso, aparece el
texto plano.
Peeeero,
cuando metes el texto original en un nuevo documento y le das a “Mantener
formato de origen”, Word sí que
interpreta que Hola es “Sin
espaciado, Letra Pacífico, 16 puntos”, y no “Temas”. Y por eso, cuando copias y
lo pasas a Blogger, te aparece bien: porque Word le está diciendo a Blogger qué
configuración quieres tú que tenga tu texto. Es, básicamente, como si pasaran a
hablar el mismo idioma. O como si Blogger fuera imbécil y Word decidiera
tratar de explicárselo despacio.
Y,
después de esta clase magistral de ingeniería informática, de la que no tengo
ni puñetera idea pero que he ido deduciendo según iba probando cosas hace una
semana (créeme, si vieras la chapuza que hice en mis anteriores capítulos,
entenderías que me pusiera a probar y a investigar a la desesperada), me
despido hasta la siguiente entrada.
Si tienes
alguna duda con respecto a lo que acabo de explicar, o quieres saber si algo en
concreto puede hacerse, ¡no dudes en preguntarme! Espero que te haya sido de
utilidad. ❤
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