En mi instituto había dos
escritoras. Una de ellas, la que lo reconocía, decía siempre con cierto sonrojo
y la voz un poco más tímida de lo habitual que ella, lo que quería, era ser
escritora. Todo el mundo lo sabía y creo que muchos confiábamos en que algún
día tendría su nombre impreso a tinta y rasgado con la celulosa del papel en
ejemplares del escaparate de una librería. Escribía a mano en libretas que no
le enseñaba a nadie, y participaba en concursos que siempre ganaba. Sus historias
sólo salían a la luz elegidas a través de una ruleta de la que sólo ella
conocía el mecanismo. Compartía las palabras, pero no sus personajes.
La otra
no decía que era escritora; tardaría mucho en etiquetarse como tal. Simplemente
llevaba un blog, y lo que quería era que más personas vieran las palabras que
codificaba en un baile de unos y ceros, en un idioma que nunca conseguiría
entender. Compartía las palabras, y sus personajes, incluso los que debería
haberse guardado para sí misma, salían a chorro de sus dedos como de un
manantial surgía el agua.
Ambas
sentían el mismo amor y disfrutaban con la misma actividad, pero no podían
hacerlo de formas tan diferentes. Una decía que le encantaba el susurro del
bolígrafo rasgando el papel mientras escribía; era el único confidente que
guardaría sus secretos hasta que ella decidiera revelarlos. En cambio, la otra,
adoraba el tamborileo rítmico del teclado mientras escribía en una pantalla,
sus gafas con un ligero tono azul para que no le doliera la cabeza al escribir,
tan sólo el alma.
Puedo
entender su referencia a los secretos, la intimidad del papel. Pero nada se
compara a la música de la auténtica voz de los personajes; ni siquiera el
silencio que contiene su misma esencia.
El sonido
del tecleo son las pulsaciones del corazón de los personajes a los que das vida
en bits o en páginas. Su particular lucha por escapar de tu interior, pasar de
energía a materia, de potencia a ser, de pensamiento a verdad.
Son esos
toquecitos insistentes, de impaciencia, en la puerta del mundo real.
Existimos de veras.
Dejadnos entrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤