viernes, 1 de marzo de 2019

Terivision: Más oscuro.


¡Hola, delicia! Dado que esta semana había prometido subir una reseña, y además este fin de semana no habrá capítulo de Sabrae porque se acerca una fecha importante (el cumpleaños de nuestro queridísimo Alec), aquí vengo con mi opinión sobre el último libro que he terminado de leer:


Más oscuro, de E.L. James… sí, la autora de Cincuenta sombras de Grey, y sí, la versión de la trilogía con la que se hizo famosa contada desde el punto de vista de Christian, en lugar del de Anastasia.
Tengo que decir que leí el primer libro en verano, cuando había pensado que sería mejor hacer reseñas de las sagas en conjunto en lugar de sus tomos por separado, pero dado el tiempo que ha pasado entre la lectura de una y otra entrega, y que ha habido libros que he leído por en medio, decidí desechar la idea y pasar a un análisis individualizado. Bueno, pues resulta que de este análisis individualizado, Más oscuro no sale mejor parada que Grey, el primer libro de la nueva trilogía. No entraré en muchos detalles respecto de la primera entrega no por nada, sino porque el haber leído en verano y haber pasado a otros libros después ha hecho que me olvide de cosas que seguro que querría comentar según iba leyendo, pero de una cosa sí que me acuerdo: Grey me gustó más y me “atrapó” más que Más oscuro. Puede que fuera que la introducción “nueva” al mundo de Cincuenta sombras me resultara más interesante, pero el caso es que en la primera entrega había algo que la autora no ha conseguido recuperar.

En Más oscuro, se cuentan todas las movidas que hay entre Anastasia y Christian después de que ésta le deje, lo mal que él está, lo mucho que la quiere y lo mucho que quiere controlar su vida y bla, bla, bla. Todo eso que todos ya nos sabemos. La diferencia y lo interesante de la historia radica precisamente en el narrador y en el nuevo punto de vista: al ver las acciones de Christian desde su prisma y no desde el de Anastasia, logras “comprender”, por así decirlo, las cosas que hace. En Cincuenta sombras, muchas cosas que aparecían eran sorprendentes y te dejaban estupefacto por la forma de actuar de este hombre, y si bien en Grey confirmas que Christian es impulsivo, también entiendes la motivación que hay detrás de muchas de sus acciones. Al ser el narrador, el personaje se vuelve un poco menos bidimensional, adquiere unos nuevos matices que no te imaginabas antes, y, si bien muchas de las cosas que hace no tienen justificación, otras tantas acciones suyas cobran sentido por el simple hecho de que te permiten echar un vistazo a su cabeza. Es un personaje con traumas por lo de su infancia, cosa que ya sabíamos; controlador, cosa que ya sabíamos, pero por ser tremendamente inseguro; y con una dependencia emocional tan fuerte (y tóxica) de Anastasia como la que ella sentía por él en Cincuenta sombras.  Se podría decir incluso que con este libro los personajes se equiparan un poco: en Cincuenta sombras, el poderoso es Christian; en Grey y Más oscuro, la poderosa es Anastasia.
Que quede claro que no estoy justificando de ninguna forma las conductas misóginas y controladoras de las que Christian hace alarde a lo largo de los dos libros, aunque en defensa de esta segunda entrega, un poco menos en ésta que en la primera. Sin embargo, tengo que reconocer que la lectura me ha parecido interesante precisamente por lo que ya he comentado: el personaje se vuelve más lógico, le aparecen ciertas vulnerabilidades, que lo bajan del pedestal en el que lo tenía colocado Anastasia y lo convierten en humano. Eso no conlleva que no pueda ser un monstruo de vez en cuando y una persona deleznable a la que yo no querría tener cerca; sin embargo, creo que la autora ha querido darle una oportunidad de redimirse, que en ocasiones el personaje sabe aprovechar, reconociendo él mismo que las cosas que hace están mal… y en otras la caga más incluso, justificando actos que hacen ver a Ana como una chiquilla indefensa que necesita protección sí o sí, incluso contra su voluntad, y no como la mujer adulta con criterio propio que se supone que es, y que tanto se supone que le gusta a Christian.
Tengo que decir que la historia está bastante bien construida en el sentido de que él mismo reconoce que la cosas que más le gustan a él de ella son precisamente a las que nunca se ha enfrentado (que no le den la razón, básicamente), pero también son las que más le frustran. En ese sentido, un punto para la autora.
Eso sí, el hecho de que la narración esté más cohesionada y se sustente mejor sobre sí misma que los primeros libros (que confieso que devoré cuando los leí, aunque en mi defensa diré que tenía 15 años y era la primera vez que leía algo semejante), Más oscuro pierde brillo cuando la comparas con Grey. Se vuelve tremendamente repetitiva, en ocasiones aburrida, lo cual es mucho decir para unos libros en los que el sexo está tan presente y es tan explícito, hasta el punto de que casi parece contradictorio decir que son aburridos y que no te apetece leerlos cuando hay tantas escenas sexuales por todas partes, y más incluso si lo que te gustó de los primeros libros fue que fueran tan descriptivos, pero… llegado un punto, simplemente me aburrí de los polvos. Tampoco es que dejara de leerlos, no llegamos a esos extremos, pero estoy segura de que si el libro hubiera durado 100 páginas más, habría terminado pasando por encima de esas escenas para centrarme en las cosas que no se muestran en los originales porque Anastasia no está presente. Llegas a tener una sensación tremenda de dejá vu, como si estuvieras leyendo una y otra vez las mismas 20 páginas sobre sexo. Sólo cambia el escenario, y quizá la postura, pero por lo demás, es siempre lo mismo: Christian le pide a Anastasia hacer algo, Anastasia lo hace y luego demuestra iniciativa propia, y Christian flipa porque piensa que es subnormal, o algo por el estilo.
Además, aunque la escritura mejora bastante con respecto a la trilogía original (no recuerdo mucho de Cincuenta sombras, pero sí lo suficiente como para recordar la vergüenza ajena que me daba lo de “la diosa que llevo dentro” de Anastasia y su afán por agitar unas maracas imaginarias cuando vacilaba a Christian qué cojones…) no quita de que tampoco tenga una calidad impresionante. En vez de hacerte sentir emociones a ti como lector, en vez de hacer que tú descubras cómo se sienten los personajes, E.L. James te lo cuenta. Directamente. No soy una experta en escritura ni mucho menos; no tengo estudios y no leo tantos blogs sobre escritura como hacen otros que escriben bastante menos que yo pero que lo hacen mejor, pero sí sé algo: insinuar al escribir es mejor que contar. Contar no te hace sentir nada, no te llena; por el contrario, insinuar, describir la visión del mundo del personaje, puede hacer que te metas en su piel con mucha más facilidad.
¿Se nota el cambio de narrador? Por supuesto. Christian es mucho más… telegráfico. Sus frases son cortas. Piensa así. Breve. Conciso. Al grano.
Y recurre mucho, mucho, al diálogo interior, a ordenarse cosas a sí mismo.
¿Es un cambio a mejor? Sí y no. Yo misma reconozco que controlar a varios narradores es difícil, y en ese sentido la autora se maneja bastante bien. Creo recordar que Anastasia no narraba así, y que había momentos en los que pasaba vergüenza por las cosas que pensaba la pobre chavala, pero… que él no me haya dado vergüenza ajena en ningún momento no quiere decir que quiera que narre mis memorias. Especialmente por lo poco literarios que son los libros.
A ese respecto, de tener que elegir, creo que me quedaría con la trilogía original.
Lo mejor: la recién adquirida profundidad del personaje de Christian por poder seguir el hilo de sus pensamientos.
Lo peor: lo “nuevo” que vemos de la vida de Christian, salvo detalles muy puntuales, se reduce a su faceta como empresario. Sinceramente, fue una terrible decepción ver cómo la autora despachaba en poco más de dos párrafos la organización de la pedida de mano, literalmente la parte que más ganas tenía de leer.
La molécula efervescente: los recuerdos de la infancia de Christian, especialmente los que tienen que ver con su abuelo y las manzanas rojas.
Grado cósmico: Satélite estelar {2.5/5}.
¿Y tú? ¿Has leído el libro, o con la experiencia de Cincuenta sombras ya tuviste suficiente? No olvides dejarme un comentario en la cajita de comentarios, o mandármelo pormd o mi perfil de curiouscat para que yo lo pegue si Blogger te da problemas

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