jueves, 6 de febrero de 2020

Terivision: Jojo Rabbit


Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que traje una película para hablar de ella aquí (¿Endgame, quizás?) pero ayer vi una en el cine que me hizo darme cuenta de lo mucho que me gusta escribir sobre cine (y, bueno, escribir en general). Se trata de…

¡Jojo Rabbit! Jojo Rabbit cuenta la historia de Jojo, un joven nazi cuyo mejor amigo imaginario es  Adolf Hitler, que un día descubre que su madre está escondiendo una joven judía en su ático. A pesar de que el argumento puede parecer dramático, la verdad es que es una de las películas más divertidas (y también bonitas) que he visto en mucho, mucho tiempo. Y eso se lo debemos, en parte, a la mano de Taika Waititi, cuya influencia en Thor: Ragnarok hace que ésta se distinga de sus anteriores entregas hasta el punto de tener un tono distinto al seguido por Marvel. Pero no vamos a hablar de la franquicia de superhéroes aquí.
Jojo Rabbit está plagada de buenas o incluso geniales interpretaciones. Atraídos por los grandes nombres que aparecen en el cartel, como Scarlett Johansson dando vida a la madre de Jojo, el propio Taika en la piel de Hitler, Sam Rockwell como el Capitán K o Alfie Allen y Rebel Wilson como dos de sus suboficiales, los espectadores nos encontramos con la verdadera joya de la película (o una de las que más brillan, por lo menos): el joven protagonista, Roman Griffin Davis, que está debutando en esta película como actor y sin embargo ya hace que te cuestiones (una vez más) el por qué de esa norma impuesta hace unos años en la Academia por la que ahora la edad que un actor ha de tener para ser nominado a un Oscar son 16 años. Y es que Roman hace una interpretación tremendamente realista, con ciertos toques de exageración que en una película de estas características son absolutamente necesarios por el tono de sátira que empapa todo el filme, que es argumento por sí solo de por qué la corta edad de unos actores NO JUSTIFICA que actúen mal (como defienden los fans enterados de la versión española de cierta serie incorporada de Noruega). A pesar de que Taika está genial en el papel de Hitler melodramático y Scarlett borda su papel de madre que consigue mantener la sonrisa en el entorno en el que vive, Roman se abre paso a codazo limpio en la que creo que será una de las interpretaciones con mención especial en los Oscar de dentro de unos días, como sucedió con la de Jaime López en los pasados Goya por la misma razón.
A estas interpretaciones tenemos que añadirle un guión que está más que a la altura de las circunstancias. Cuando lees que se trata de una sátira al nazismo, vas pensando en que te encontrarás una película en la que se narren situaciones absurdas muy al estilo de El Gran Dictador. Pues bien, tengo que decir que si bien la huella de Chaplin está MUY presente a lo largo de la película, lo cierto es que Jojo Rabbit consigue desmarcarse en otros aspectos. La influencia es innegable (como también creo que es inevitable), pero Taika Waititi consigue darle una dimensión nueva a su película, marcando su propia identidad y definiéndola como innovadora en un subgénero (el del cine sobre el nazismo) en el que parece que ya está todo inventado. Jojo Rabbit no es una historia sobre nazis al uso, pero sí es una historia de esperanza con un toque diferente al de títulos como La lista de Schlinder. A lo largo de la película, las situaciones absurdas pierden relevancia en pos del retrato de la Alemania nazi visto desde los ojos de un niño que tiene la habitación plagada de pósters de Hitler: lo cómico viene con momentos muy puntuales, pero sobre todo con diálogos que hacen que te rías (o directamente te descojones) sin que puedas hacer nada por impedirlo. No sabría decir a quién tenemos que darle las gracias, si a Taika por el guión o a Christine Leurens por la novela en que se basa éste, así que se las doy a ambos: gracias.
Y, finalmente, tengo que comentar la dirección. De nuevo se nota y mucho la mano de Taika en determinados planos, en movimientos de cámara, en ángulos. A pesar de que yo sólo había visto con anterioridad una película suya (al menos, que yo sepa), este hombre tiene un toque característico que rápidamente hace que destaque entre el resto de directores, mejores o peores que él. Taika es, simplemente, distinto. Es de los pocos capaces de darte una escena pletórica de felicidad y que ésta termine de un plumazo con la simple aparición de unos pies. Es de los pocos que hace que estés feliz y al segundo siguiente se te forme un nudo en el estómago tan apretado que no puedas ni pensar en comer en lo que queda de siglo. Y también es de los pocos que puede hacer una película sobre un niño que se cree nazi, pero que realmente no lo es, sin dejar de ridiculizar las mentiras del sistema. Algo que sí que he echado de menos en la película es la ausencia de violencia en el sentido de que no se muestran los horrores que los nazis infligieron en la población judía, pero también es verdad que esto no es El niño con el pijama de rayas; es decir, no es drama, sino sátira. Y los últimos minutos de la película son un una demostración de que podría hacer perfectamente películas bélicas sin perder su propia seña de identidad.
He leído que la película recibe críticas por pasar por un filtro positivo el nazismo, mirarlos desde una “perspectiva benevolente” en la que lava su imagen: para mí, lo que pasa es todo lo contrario. En ningún momento se justifica las acciones del nazismo, sino que la historia está llena de esperanza para los judíos; se posiciona de su lado de la misma manera que lo hacen las películas sobre el franquismo en el que se muestra a los oficiales hablando de que los rojos (que aquí serían los judíos) tenían cuernos y cola, que su cerebro lo controlaba el demonio y que eran monstruos, no como ellos. Se demuestra que el odio en la gran mayoría de las veces viene de la ignorancia, y lo peligrosa que puede ser ésta. Jojo Rabbit no dice lo que muchos críticos le achacan: “había gente muy buena y también muy mala en ambos bandos”, sino algo distinto y que yo creo que se deja bastante claro cuando Elsa le dice a Jojo que no es nazi, sólo le gustan los uniformes y ser parte de un club: todos los nazis eran malos, pero no todos los alemanes de la década de los 40 eran nazis.
Lo cual es algo que tendemos a olvidar.
Lo mejor: el guión, que consigue ser gracioso utilizando el absurdo sin caer jamás en la estupidez.
Lo peor: la tensión sexual no resuelta entre el personaje de Sam Rockwell y Alfie Allen. Queríamos MORREO, TAIKA, ¿Y QUÉ NOS DISTE?
La molécula efervescente: “Mi cara parece el plano de esta ciudad, señora mía”. Mención especial a los traductores y actores de doblaje de esta película.
Grado cósmico: Galaxia {5/5}. ¿Qué puedo decir? De la misma manera que seguro que los judíos no le sacaban pegas a Moisés en su época, yo no lo voy a hacer con quien nos está llevando a la tierra prometida del cine abriéndonos el mar que es el cine de heteros a lesbianas, gays y bisexuales. Taika Waititi, el nuevo profeta que necesitábamos este siglo. De la misma manera que la humanidad no se mereció a Jesucristo hace dos mil años, tampoco nos merecemos a Taika hoy.
Y sin embargo, aquí está.

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