domingo, 15 de abril de 2012

Esta noche dime que me quieres.

-¿Te apetece darte un baño?
-Pero ese tiburón...
-Es un decorado, no hay ningún peligro. El único riesgo soy yo.
-Pues entonces no tengo miedo.-Sofia dejó caer el vestido al suelo. A continuación se quitó el sujetador y, al final, las bragas. Tancredi se quedó mirándola. Allí estaba, completamente desnuda delante de él, perfecta. Estaba de perfil, a contraluz se dibujaban los rizos de su pubis. Volvió la cabeza y lo miró. En la oscuridad divisó sus dientes blancos, una sonrisa-. No me mires.
Sofia bajó los escalones de la piscina; el agua estaba caliente. Después se zambulló hacia delante. Recorrió unos metros por debajo del agua y emergió más adelante. Estaba como suspendida encima de aquel azul infinito. Debajo, separados de ella por el gran cristal, pasaban infinita variedad de peces. Sofia miró hacia el fondo. Era una sensación rarísima. Ella estaba inmersa en la oscuridad, como escondida, y allí abajo, iluminados por los focos, había mantas, peces de todas clases, grandes paredes de coral rojo.
Tancredi se desnudó y se zambulló también en la piscina. Poco después estaba junto a ella. Sofia le sonrió.
[...]-¿Te gusta?
-Es increíble. ¿Cómo se te ocurrió?
-No lo sé, siempre lo había pensado pero no creía que pudiera hacerse. Un ingeniero me convenció de lo contrario. Me dijo: "Si lo has soñado, entonces es que es posible".
-Es una bonita filosofía.
-Sí, pero no sirve para todo.
En sus palabras había una extraña tristeza, pero, antes de que Sofia pudiera preguntar nada, Tancredi se le acercó. Estaban en una esquina de la piscina, cerca del mar abierto. Bajo ellos había un largo asiento de cristal. Tancredi la cogió por las caderas, la atrajo hacia sí y volvió a besarla. Sus piernas se rozaron. Le acarició un seno. Sintió su pezó, pequeño pero turgente, y fue descendiento lentamente. Sofia abrió las piernas para dejarlo bajar un poco más. Empezó a acariciarla lentamente, la sintió temblar, se excitaba cda vez más por el contacto con sus dedos. Entonces Sofia también empezó a acariciarlo. Notó los músculos de sus brazos, su pecho fubroso, fuerte, el vientra plano, los abdominales. Bajó un poco más y lo encontró listo, excitado, duro. Continuó acariciándolo. En poco tiempo, sus besos se transformaron e suspiros más fuertes, apasionados. Tancredi se puso encima de ella, le separó las piernas y, poco a poco, dulcemente, la penetró. Ella le rodeó la cintura con las piernas y se apoyó con los codos en el borde de la piscina mientras él se sostenía sobre sus piernas y empujaba dentro de ella, cada vez más adentro, con fuerza pero sin prisa. Por primera vez desde que estaba con Andrea, había otro hombre. Y lo sentía moverse encima de ella, dentro de ella, le apretaba las piernas, le hundía los dedos en la espalda, más abajo, aún más abajo, sobre los glúteos, sobre aquellos músculos fuertes que se contraían y empujaban mientras le daban placer.
Sofía dejó caer la cabeza hacia atrás, sus pechos afloraban por encima del agua, iluminados por la luz de la luna. Tancredi le besaba los pezones mientras seguía presionando. Entonces le puso las manos bajo los muslos, se los apretó con fuerza mientras seguía besándole los senos, el cuello, la boca. Sofia gemía cada vez más, completamente abandonada, llevada por la pasión, sintiéndolo dentro de ella, cada vez más fuerte, con el mismo ritmo, incansable. Al final, no pudo más.
-Estoy a punto.-Al oír aquellas palabras, él terminó a la vez que ella.
(Para que luego digan que leer es aburrido ;D)

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