domingo, 1 de abril de 2012

Palos y piedras podrán romperme la nariz, pero las palabras jamás me harán daño.

Te crees muy guay por reírte de los demás, por criticarlos por cómo son, por cómo les gusta vivir su vida y cómo pasan su tiempo libre. Crees que eres el gran modelo a seguir, que todo el mundo debería estar intentando ser tu copia, que todos debemos ser como tú. Pero voy a decirte algo: en realidad, no es así. En la diferencia se encuentra la belleza, en la variedad el arte. ¿No has oído hablar de la ley de la oferta y la demanda? Si hay pocas cosas, esas cosas valen mucho. Si hay muchas, valen poco.
Yo soy así, tengo muchas facetas: Lautie ante todo y sobre todo, orgullosa de serlo y nadie podrá cambiar eso. Orgullosa también, terca como una mula, a veces egocéntrica, diva, pillo las cosas rápido. Y parece ser que gracias a eso he pillado antes que tú que no vas a poder conmigo, que no me vas a cambiar. Que cada uno vale lo que vale por el simple hecho de ser diferente, de ser único.
Así que tú ríete, ríete. El optimismo alarga la vida, la gilipollez y la hipocresía, las posibilidades de que te den una paliza.  Mientras tanto yo estaré haciendo oídos sordos, al fin y al cabo, de momento yo valgo más que tú, porque yo no necesito reírme de nadie para pasármelo bien, ni para sentirme mejor conmigo misma.

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