sábado, 20 de diciembre de 2014

Leopardo.

Hola. Soy yo, Eri. La puta vaga de mierda que debería haber publicado este capítulo hace casi dos meses, de no ser por un inconveniente: es vaga, y lo escribió hoy. Esa misma. Encantada.
¿Que a qué se debe este parón? Ojalá pudiera decir que estuve estudiando, esforzándome por mi carrera de mierda (que no me va a servir para nada pero xd), pero la verdad es que no es así. Me "bloqueé", por así decirlo.
Es la manera elegante que tengo de decirte que no me daba la gana pensar más en la trama y que prefería tocarme los cojones en Twitter día sí, día también. Sé cómo va a terminar la historia (lo sé desde que la empecé), pero no sé cómo llegar hasta ahí. Y en algunos ratos libres he podido meditar cómo alcanzarla, y ahora lo tengo más claro.
Siento mucho, muchísimo, esta espera a la que te he sometido.
Puedes insultarme en los comentarios y, aunque sé que me lo merezco, me reservo el derecho a responder con este gif:

Porque me hace puta gracia. (Necesitaba ponerlo en la entrada, con la esperanza de hacerte sonreír, y que puedas perdonarme).

Eso fue, exactamente, lo que hice: no me puse en peligro en absoluto. Sabía que mi salud era demasiado valiosa y útil como para ofrecérsela en bandeja de plata al Gobierno.
No, desde luego que no.
Perk se puso de puntillas a mi lado cuando se lo dije, en lo alto del Cristal, la espalda apoyada en el aire, los labios apretados , y los pies tocando mínimamente el suelo. Estaba preparado para oír en cuanto oyera la voz de alarma: ambos lo sabíamos.
Pero no podíamos permitirnos el creer escuchar la voz de alarma; ésta debía sonar. Un paso en falso, y acabaríamos muertos. O algo peor.
-¿Estás segura?
-Louis ha hablad...
-No le llames por su nombre-me reprochó, apretando aún más los labios-. No es nuestro amigo.
-Louis-repliqué-ha cuidado de mí más de lo que ha cuidado nadie en toda mi vida. Ni siquiera la Base habría podido curarme de la caída del Cristal. Y a ti tampoco.
-Lo que sea-respondió, cogiendo una minúscula piedra que parecía estar allí, esperando a sus dedos, y lanzándola lejos. Fantaseé con que fuera una bomba que acabase con la vida de todos los que había en la Canica, con la excepción de nosotros dos, evidentemente.
-Louis ha hablado con Wolf-llevaba varios días intentando cambiarle el nombre, no pensar en él como “Taylor”. Hacía más fácil el estar encerrada con mi ángel-. Le ha contado que han conseguido descifrar los planos que robé-cuando conocí a Louis, pero decidí omitir ese detalle. Mis sentimientos hacia nuestros captores no eran de la incumbencia de mi compañero. Él ahogó un grito de júbilo.
-Pero, ¡eso es genial! ¿Por qué no lo estamos celebrando?
-Porque, cuando haya dos tipos de ángeles en el cielo, la guerra estará más equilibrada, y nos aniquilaremos mutuamente.
Perk suspiró.
-Preferiría que no le dierais tantas vueltas a la cabeza tú pájaro y tú.
-Tenemos que levantarnos antes de que los demás tengan preparadas las primeras alas. En cuanto nos las pongan a la espalda, nada podrá pararnos.
-Pero de eso se trata, ¿no? De no tener competencia. Arrasar el Gobierno e instaurar la libertad de nuevo. No me parece que sea tan malo.
Puse los ojos en blanco, y él suspiró.
-¿Cuánto tiempo tenemos?
-Wolf ha hablado de dos semanas.
-¿¡Dos semanas!? ¡Joder!
Le di un manotazo en el tobillo.
-¿Quieres bajar la puta voz? Conseguirás que nos maten a los dos-le eché un vistazo al entorno, pero estaba todo despejado, salvo por los típicos ángeles que se detenían tras de los cristales a observar a las mascotas con que se acababa de hacer la Central. Deseé fervientemente que no pudieran leer lo que decíamos en nuestros labios: lo único que nos faltaba era no poder hablar tranquilamente en la azotea de un tejado.
Pero así era.
-Está bien. No nos entrenaremos más, entonces-murmuró Perk suspirando. Me lanzó una mirada desde toda su envergadura. Podría haberme empujado y tirado de la cima de aquel falso Cristal, pero no lo hizo-. Ten mucho cuidado, Kat. Las cosas van a ponerse feas a partir de ahora.
En eso se había equivocado. Ya no tenía que soportar las miradas de los ángeles cuando corría, como tampoco tenía que aguantar el despertarme por las noches por el dolor de los cardenales, a los que les molestaba desde el roce de las sábanas hasta el contacto con la piel suave, homogénea y tersa de Louis.
Ya no dormía por la noche.
Sólo conseguía dormir cuando uno de los ángeles estaba en la casa de mi chico, mientras él estaba fuera, o cuando él mismo estaba por el salón. Dedicaba las noches a pasearme por el salón y la cocina, como un animal salvaje al que acaban de enjaular, meditando sobre todas y cada una de las preocupaciones de este mundo.
Y todas aquellas preocupaciones edulcoraban mi cuerpo con tales niveles de cansancio que me era imposible no dejarme caer, agotada, en la cama.
El descanso que me proporcionaban las sábanas y las mantas conseguía que, al día siguiente (o, mejor dicho, a la madrugada siguiente) me dedicara a mis labores histéricas con aún más pasión.
Pasaron los días, y nada sucedía, aparte de que mi sangre se cargaba más y más de adrenalina con cada paso de las agujas del reloj.
Un día de finales de la segunda semana, Louis se levantó de la cama en plena noche y fue a visitarme. Yo me había acurrucado junto a la ventana más grande, la que utilizaba para salir a cumplir con sus deberes, y acariciaba el cristal lentamente, dibujando siluetas con la tinta invisible cargada en los dedos.
-No sé qué especie de criatura de la noche pareces ahí, pero, joder, Cyn. Me gustas. Te quiero. Ven a la cama.
Me volví para mirarlo: sólo unos bóxers cubrían ese cuerpo angelical (hostias, qué graciosa soy). Me mordí el labio.
-No creo que pueda dormir.
-No vamos a dormir, mi pequeño leopardo pelirrojo-me tendió la mano, y yo la acepté, y dejé que me llevara hasta la cama, y todo el cansancio se convirtió en rabia que volqué sobre nuestros cuerpos unidos y nuestras bocas juntas.
Bajé la guardia por una vez, y me quedé dormida. Al despertar, me lo encontré a mi lado, con los ojos cerrados y el pecho subiendo y bajando tan despacio que podrías darlo por muerto. Pero yo escuchaba los latidos de su corazón, notaba el calor que manaba de sus brazos y el aleteo de sus pestañas mientras soñaba.
Me levanté y me encaminé a la cocina, con la sorpresa de que Angelica ya había llegado para hacer su guardia. Alzó las cejas al contemplarme allí, despierta en pleno día.
-Vaya, vaya, vaya. El vampiro decide cambiar de rutina.
-Esta noche me he follado a Louis-repliqué, y me quedé tan a gusto que cualquiera hubiera dicho que llevaba semanas sin casi probar bocado de puro estrés y nerviosismo, que tenía ojeras y un aspecto demacrado que brindaba pesadillas a todo aquel que me echase un vistazo. Realmente necesitaba correr, necesitaba a Perk, que alguien me dijera que todo por lo que había luchado, llorado y sangrado había sido real. Que no había entregado mi vida en vano.
-Bien por ti-sonrió, los ojos chispeando, los rizos rubios enmarcándole aquel bellísimo rostro que dejaba sin aliento a todo aquel que lo miraba. Qué distintas éramos, y cuánto nos íbamos a necesitar la una a la otra-. Louis puede hacer que cualquier chica se relaje, ya lo creo. Incluidas las runners, por lo que parece.
Se sentó en el sofá, con un libro en la mano, y no volvió a prestarme atención en todo el día.
Louis se despertó para besarme y marcharse, como siempre. Y yo volví a la cama, entregándome a un sueño reparador sobre la parte del colchón en la que había remoloneado él, dejando que el calor que todavía conservaba aquel lugar celestial penetrara cada uno de los poros de mi piel. Las sábanas aún olían a nosotros.
Me despertaron susurros al otro lado de la puerta, con el sol pintando el cielo de dorado, naranja y carmesí a través la batalla que perdía contra el inexorable tiempo.
-... podrías hablar con los de arriba, pedirles que te traigan algo. La estás matando teniéndola aquí encerrada, ¿sabes?
-No voy a dejar que salga otra vez. Ya oíste a los demás. Saben que se cuece algo, y si se la ponemos cerca, serán capaces de ir a por ella.
-No es tuya. Kat es una persona también, ¿sabes?
-Se llama Cyntia. Llámala así. Le gusta más que su nombre de runner. Y averigua cómo se llama el tuyo; les hace recordar que son personas, que están sometidos también, por mucha libertad que crean tener.
-Cyntia, Kat, como quieras llamarla. El caso es que necesitamos hasta la última de las fuerzas que tengamos de nuestra parte listas para saltar en cuanto sea necesario, y encerrando a nuestros runners, lo único que conseguimos es apartar a dos guerreros de la línea de combate. Son lo mejor que tenemos, Louis.
-¿Te crees que no lo sé? Puedo ver lo que le está haciendo este encierro, Angelica, pero no puedo soportar pensar en abrir la puerta y dejar que los demás entren a por ella. Nadie está preparado para una unión entre ángeles y runners, y sabes tan bien como yo que la matarán la próxima vez que la vean.
-Encerrarnos como a simples lechuzas a la espera de enviar una carta para poder volar no beneficia a nadie. Los demás están cansados. Yo estoy cansada. Y se ve claramente que tú ya no vuelas como volabas antes.
-Me duele más que de costumbre, es verdad.
-Tienes que volar más; lo sabes.
No me di cuenta de que me había arrastrado hasta la puerta hasta que sentí las uñas clavándoseme en las palmas, rodeando el pequeño pomo del que sólo tendría que tirar para ver sus caras. Pero no me atrevía, no me atrevía... ¿y si me veían?
-No puedo pasarme el día fuera sabiendo que ella está aquí dentro.
-Pues ¡llévatela!
-Tampoco puedo cargar con ella-bufó el chico. Me imaginé a Angelica cruzándose de brazos.
-Entonces ya sabes qué tienes que hacer. Ir al Cristal. Quedarte allí unas horas. Cuanto más alto estemos, más fuertes nos hacemos. Y sabes de sobra que vas a necesitar todas tus fuerzas para arrastrar a esa runner a la batalla contigo. No voy a morir por ella, al igual que tampoco voy a morir por ti-el tema se zanjó con un portazo.
Conté hasta 20 y abrí la puerta despacio, fingiéndome dormida. A pesar del tiempo transcurrido, Louis seguía contemplando el lugar por el que se había ido Angelica con el ceño fruncido, un brazo rodeándole la cintura y el otro acabando en una garra que se afilaba en sus dientes.
-¿Cuánto has oído?-inquirió sin dar más muestras de su presencia que aquella frase. Suspiré.
-Yo... Louis... esto...
-Ahora ya sabes que no te tengo encerrada por gusto.
-Jamás pensé tal cosa.
Era cierto que sí que se me había pasado por la cabeza que se fuera a combatir cuando yo estaba aún en casa, pero había desechado la idea rápidamente. Él no me haría algo así; sabía que podía pelear y, sobre todo, sabía que sería más útil que nadie en un campo de batalla, porque conocía a los dos bandos, sabía de qué pie cojeaba cada uno y cómo podríamos aprovechar los puntos flacos. Definitivamente no me iba a dejar allí.
-Ojalá hubiera otra manera de mantenerte a salvo, pero...
-Yo no te culpo por lo que me está pasando.
Me acerqué a él y le acaricié el brazo.
-Necesito correr, Louis.
-Y yo necesito saber que no tengo que estar vigilándote cada segundo, sin perder un solo instante, so pena de que los demás aprovechen mi despiste para desmembrarte.
Nos quedamos en silencio, hasta que él se disculpó con un:
-Estoy muy tenso, bombón.
-¿Las alturas te relajan?-espeté, aceptando la disculpa. Él abrió los ojos.
-Un poco. Sí. Me fortalecen.
-Entonces, haz lo que ha dicho Angelica. Vete al Cristal. Quédate allí unas horas. No me va a pasar nada-junté las manos por las palmas, en un gesto de súplica más antiguo que el mundo-. Prometo portarme bien, no abrirle la puerta a nadie... a cambio de que tú vayas a donde te hagas más fuerte.
-Cuando más fuerte soy es cuando estoy contigo-respondió con toda naturalidad, besándome en la frente-. Vamos a la cama, bombón. Mañana pensaré la forma de conseguir que corras aquí dentro.
A diferencia de la vez anterior, fui yo la que le condujo a la cama, le quitó la ropa y lo guió a aquellos parajes que sólo nosotros dos conocíamos, con el sabor de sus besos, la victoria y la dulce esperanza en mi lengua.

Me sorprendió cuánto los había echado de menos a los tres.

2 comentarios:

  1. Dame ese gif, Erikina :D

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  2. Ahora no quiero.
    Es broma ü
    http://3.bp.blogspot.com/-G-kOXFjsiDw/VJWqYtrJ0-I/AAAAAAAACRc/yG1lx_HGE_g/s1600/vldy.gif

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