Sí; es para ti.

Anoche estaba pensando en ti, y me sorprendí a mí misma haciéndolo como si fueras una de esas criaturas que aparecen en mi mente y sólo son parte de ella, sólo respiran ahí. Y me he preguntado qué nos pasa, por qué las dos no hacemos nada por nadar la una hacia la otra y evitar que la corriente nos separe  para siempre.
Por qué no me plantas cara cuando te contesto borde una vez al mes, y por qué yo no inicio conversaciones más de una vez al mes.
Por qué tengo que pensar en buscar quién me acompañe a un concierto, a un viaje, a donde sea, cuando tú y yo vivimos en la misma ciudad, y, no hace tanto, nos veíamos cada día, nos sonreíamos y hablábamos en un castellano que nadie entendía.
Te echo de menos.
Pero no sé si voy a poder seguir haciéndolo mucho tiempo.