Hay una inmensa diferencia entre ser fan de algo y ser
fanático de algo. Pero, por desgracia, parece que mucha gente no hace la
distinción, o bien se niega a reconocerla y baila en la frontera de una y otra
con una felicidad pasmosa, que da para pensar, y que también da miedo.
Puede que sea porque acabo de ver la película Carrie y me he encontrado con un ejemplo
claro de fanatismo, en este caso, religioso, por lo que veo hasta qué punto la
gente quiere confundir las cosas. Autolesionarse, herir a otra persona,
encerrarte o encerrar a otra persona, o incluso matar y torturar en nombre de
algo no es defender esa causa, sino hacer de esa causa algo reprobable, y que
una tercera persona querrá esconder. El Estado Islámico no defiende el Islam,
sino que impone una visión distorsionada que tiene de él.
Pues lo mismo parece que empieza a pasar en los fandoms,
o más bien, con algunos sectores de los fandoms, en el que los fans se
convierten en fanáticos entendidos al extremo.
Está totalmente bien ser fan de algo, pero el fanatismo
debería tener unos límites. Sí, “fan” proviene de la palabra “fanático”, pero
ya se han distanciado tanto que, para mí, tienen sentidos diferentes. Mientras
que un fan simplemente se alegra de que el disco que le gusta, o el cantante, o
el actor, o la película, haya recibido un premio o batido un récord, el
fanático se lo restriega a los demás, como si el hecho de recaudar más en
taquilla menospreciara a la otra película, o el tener un Oscar un actor y otro
no hiciera del segundo peor que el primero, o el batir un récord significara
que una canción es mejor que otra, de más calidad.
Mientras que un fan verá el vídeo musical de una canción
que le gusta nada más salir porque siente curiosidad y quiere ver si el artista
ha cumplido con sus expectativas, y lo repite un par de veces si le apetece
para fijarse en los detalles, un fanático se obligará a ver el vídeo seguido
durante horas, porque quiere romper el récord de más visitas en Youtube,
llegando a abrir incluso varias pestañas para conseguir más reproducciones e
instalando complementos que ayuden a actualizar la página y, con ello,
acercarse más al récord.
Y ése es es exactamente el comportamiento el fandom de
One Direction, y que algunos sectores se niegan a abandonar. Es el caso, por
ejemplo, de la persona que escribió esto:
En el caso de que no se te dé muy bien el inglés, te
comentaré un poco por encima a lo que invita la muchachita que ha llevado a
cabo esas parrafadas: básicamente, deja de comer por comprar el próximo disco
de 1D. “Ahorra el dinero de tu almuerzo para comprar el disco”, palabras
textuales. Regálale el disco a cualquiera que conozcas, con independencia de si
les gusta este tipo de música o no. No dejes que nadie te regale el disco, o,
(mi parte favorita), compra varias copias del disco, y luego haz lo que quieras
con ellas.
Sí, tía, puedes intentar comerte los 7 discos que vas a
comprar, ¿quién sabe? Igual son ricos en fibra.
“Pero, ¿por qué coño querrán hacer esto?” te estarás
preguntando. Muy sencillo: porque Justin Bieber, alias “la competencia”, vuelve
de su retiro el mismo día (en teoría) que One Direction sacarán su último disco
“antes del descanso”. Y, claro, no podemos dejar que un fandom que está
despertándose de su letargo haga que nuestros chicos pierdan sus números uno,
sus récords, su todo, por dejar que las Beliebers le den la bienvenida de
vuelta a Justin. Antes que eso, morir de inanición, literalmente. Go hard or go home, I’m Madonna, this hoes
know, básicamente.
Y yo te digo: ¿a ti esto te parece normal? ¿A ti esto te parece lógico? ¿Realmente tienes que llevar
hasta el extremo tus gustos por algo que llegues incluso a sugerir al colectivo
que comparte tus gustos que no coma, que compre varias copias de un disco, sólo para que otro artista no te gane?
Esto no es una competición, querida. Twitter no son las Olimpiadas, y si Justin
Bieber, o Nicki Minaj, o Taylor Swift, o quien sea, se lleva el premio y los
otros no, nadie va a morirse por ello. Hay unas prioridades en la vida, y está
claro que “dejar mal” a “la competencia” por dejarla simplemente no deberían
estar entre las tuyas.
Entiendo que quieras despedirte como es debido, que
pueden significar mucho para ti (o no, y sólo quieres hacerles saber que esperas
que vuelvan pronto), pero, joder, tía, no vayas imponiendo un comportamiento
que tú, en el fondo, sabes que no es normal. Claro que puedes decir adiós por
todo lo alto, y si tus fuegos artificiales al final no son tan brillantes como
los que saludan a quien vuelve, tampoco va a pasar nada. Puedo entender que te
dé un poco de pena quedarte en el número 2, pero también piensa en la cantidad
de gente que ni siquiera ha llegado al podio.
Y, desde luego, dejando de comer no ha sido.
Disfruta del camino, en serio, porque luego, cuando
crezcas y mires atrás, querrás recordar con nostalgia y una sonrisa cómo
ahorrabas un poco de aquí y un poco de allá para comprar una copia de ese disco
que te gustaba… y no cómo no comiste aquellos días sólo para impedir la llegada
al número 1 de otra persona.
Céntrate más en disfrutar del camino, y menos en la meta,
porque lo bueno de viajar en tren, es que ves el paisaje antes de llegar a tu
destino.
PD: los fans no filtran álbumes, estúpida. Si tan poderosas fueran las "Directioners", ¿por qué no circulan por ahí los teléfonos de los chicos? La cabeza está para usarla, no para hacerse trencitas cuando te vas a disfrazar de un personaje de Frozen.
Tengo muchas cosas que decir pero lo voy a resumir todo en un solo punto.
ResponderEliminarErika, eres maravillosa. Gracias por esta entrada.
Gracias a ti por ser mi amiga, Inés, y por abrirme los ojos ♥
Eliminar