sábado, 30 de septiembre de 2017

Estrellas no tan fugaces.

Que la revelación de que Tommy, Diana y Layla formaban un triángulo insondable daría mucho que hablar no lo había dudado absolutamente nadie desde el momento en que Scott le dijo a Tommy que, en realidad, no tenía que elegir.
               Pero que nadie dudara de la relevancia de aquella confesión pública no significaba que alguien se esperara la reacción del público, que se dividió a los pies de mi hijo en cuanto éste puso un pie en Inglaterra, como si la nación fuera el Mar Rojo, y Tommy, Moisés liderando a su pueblo hacia la libertad.
               Estaban los que decían que Diana y Layla no eran más que el capricho último del típico niño rico y mimado al que nadie, jamás, le ha dicho que no. Que ellas eran estúpidas por consentirle ese tipo de comportamiento y que él tenía más cara que espalda. Eso eran lo que decían los más amables.
               Luego estaban los que creían que era cosa de ellos tres y sólo de ellos tres, y que si se querían y les hacía felices, nadie debería abrir la boca salvo para desearles suerte.
               Por desgracia, los que estaban de ese último bando eran muchos menos que los que estaban del primero. La sociedad inglesa se jactaba de lo abierta que era, pero a la hora de verdad, gustaba mucho de su tradición, amaba demasiado la costumbre, y se mostraba recelosa de los cambios, temiendo que siempre fueran a peor, sospechando de la destrucción de las cosas que apreciaban por encima de todo: sus valores, sus costumbres, sus festividades, su monarquía, la forma misma en la que se fundaba la familia. Nadie tenía familias en los que los padres fueran tres, ¿por qué iba a empezar ahora? ¿Cómo se atrevía ese hijo de una inmigrante, encima española, con lo vagos que éramos, que íbamos a quitarles los trabajos, a desafiar todo lo establecido?
               ¿Y por qué las chicas se querían tan poco como para acceder a algo tan ruin?
               Cuando me bajé del coche con la cola del vestido sujeta por Louis, mis ojos buscaron automáticamente entre los flashes cegadores a mis dos retoños, que ya debían estar por la alfombra roja, concediendo las primeras entrevistas de su vida y realizando sus primeros posados.
               A la primera a la que localicé fue a Eleanor, que asentía con la cabeza y movía los labios en una retahíla que yo no conseguía seguir. Era increíble lo que había crecido en apenas un par de meses, lo madura que se mostraba y la profesionalidad con la que manejaba las preguntas de los periodistas. Me había tomado los tres últimos días libres sólo para navegar por internet y ver cada vídeo en el que aparecía mi pequeña, sólo para descubrir que tenía un talento natural para llevar las entrevistas hacia donde a ella le interesaba, sin que los periodistas pudieran darse cuenta de que lo estaba haciendo.
               Había nacido para esto, mi pequeña estrella con alas.
               Louis me ofreció el brazo, sonriendo con calidez. Sus ojos zafiro, que gracias a dios habíamos conseguido que uno de nuestros hijos heredara, brillaron con cariño y orgullo.
               -¿Lista?-preguntó. Yo sonreí y asentí con la cabeza, rodeando su brazo con el mío y avanzando lentamente por la alfombra, haciendo el caso justo y necesario a los gritos de ¡Eri! ¡Louis! ¡Mamá y papá! que siempre nos acompañaban cada vez que íbamos a un evento social.
               Lo disfrutaba. Lo veía como oportunidades de hacer buenos negocios, arrastrar a inversores hacia mi terreno y conseguir importantes sumas de dinero que se irían derechas a las donaciones de la empresa, o a la inversión en algún tipo de infraestructura que le daría a la naturaleza un respiro un poco más holgado. Podía conocer gente interesante y empaparme de sus ideas, me lo pasaba bien.
               Y aprovechaba cada ocasión que se me presentaba tanto para fardar de marido como para hacerlo de hijos. “Eleanor está muy centrada, es muy decidida y sabe lo que quiere, todavía no puedo contaros el qué”, solía sonreír siempre que me preguntaban por las aspiraciones de mis hijos. “Tommy sigue sin decidirse, le interesan varias áreas, pero ya sabes cómo va esto: es joven y tiene toda la vida por delante, por suerte, no hay ninguna prisa en que se decida… oh, sí, es muy cariñoso, ha salido a mi rama de la familia”, asentía, y me echaba a reír.
               Fue entonces cuando le vi. Estaba un poco más allá de Eleanor, entre Diana, que vestía un traje plateado y llevaba el pelo imitando el look de recién salida de la ducha hacia atrás, y la mayor de mis dos hijas. Estaba guapísimo con el traje blanco que había pedido cuando le dijeron que iba a la final, a juego con el de Scott, que brillaba a su lado con luz propia.
               Tommy escuchaba atentamente algo que decía Scott, intentaba sonreír un poco, y lo conseguía a medias. Me abracé instintivamente a Louis y miré de reojo a los paparazzi, que ahora sacaban sus mejores cámaras para conseguir captar a la perfección cada poro de mi piel y cada arruga que me recorría la cara, buscando un gesto que me traicionara e hiciera ver que, en realidad, no me enorgullecía de todo lo que me había pasado, de las risas y los llantos que había tenido que soportar a lo largo de mi vida.
               Antes me gustaban este tipo de atenciones, me gustaba este tipo de gente, disfrutaba de las reuniones sociales.
               A partir de esa noche, ya no. Porque siempre se presentaría una oportunidad por alguien borracho o directamente maleducado que se acercara a mí y me preguntara por mi hijo, ya sabes, el polígamo, y lo dirían de una manera que me revolvería las tripas y que me haría saltar. Era mi niño. Mataría por él. Moriría por él. No quería que nadie le hiciera daño y no lo consentiría bajo ningún concepto.

               El problema era que había encontrado sus propias alas, y yo ya no podría estar ahí siempre que echara a volar.
               -Lou-susurré, y el padre de mis hijos asintió con la cabeza, me apretó con cariño la mano.
               -Lo sé, amor.
               Tommy levantó un segundo la vista y nos vio avanzando entre la multitud. Decidí romper el protocolo, pasar por detrás de Liam y Alba, que habían llegado hacía escasos minutos y continuaban posando en la alfombra roja, tras el mural con los patrocinadores, les di un toquecito en los riñones (luego os veo, les dije) y avancé con paso firme hacia mi hijo, que se separó de Scott y vino a mi encuentro. Abrí los brazos y lo estreché entre ellos, y por un momento sentí que volvía a ser ese precioso bebé que había abierto los ojos después de un parto dolorosísimo del que yo no recordaba más que la felicidad de sostenerlo después de esperar más de nueve meses; abría los ojos y yo me echaba a llorar porque los ojos de Tommy eran los ojos de Louis, padre e hijo se unían en aquella mirada y yo nunca me sentiría viuda, si sobrevivía a mi marido y mi hijo me miraba.
               Sentí que se hacía pequeño entre mis brazos y bajo mis labios mientras le besaba y se me llenaban los ojos de lágrimas, a pesar de que era una cabeza mayor que yo, más fuerte, más rápido, más enérgico y más listo.
               -Mamá-sonrió, cansado, y mis ojos se inundaron un poco más. Bajo los suyos había unas bolsas disimuladas con maquillaje, que ocultaban los círculos negros que le rodeaban la mirada con un antifaz a cualquier ojo inexperto. Pero yo no era un ojo inexperto, yo le había criado, le había llevado en mis entrañas, conocía a la perfección cada milímetro de su piel.
               -Mi niño-susurré, en el idioma de mis ancestros, y él parpadeó despacio, saboreando la lengua-. ¿Qué te han hecho?
               -Estoy bien.
               -En español-le pedí, y él asintió, me cogió las manos, me besó los nudillos mirándome a los ojos.
               -Estoy bien­-repitió, con ese ligerísimo toque inglés en su manera de pronunciar. Me había asegurado de que ninguno de los cuatro tuviera acento extranjero, pero había algo en la entonación que siempre sobrevivía a los más estrictos entrenamientos-. No te preocupes.
               -Claro que me preocupo. Soy tu madre.
               -Lo sé, mamá-me besó en la mejilla y me estrechó entre sus brazos, y de repente la pequeñita fui yo. Cerré los ojos e inhalé el aroma de su colonia, acaricié su espalda. Qué fuerte y qué alto era, parecía un héroe legendario que estaba a punto de grabar su nombre en las estrellas.
               En cierta manera, así era.
               -He estado en buenas manos-comentó, y miró de reojo a Scott. Yo asentí y le miré también. Seguía charlando con los periodistas, pero ahora apoyado en la valla que los separaba, mirándonos a los tres con gesto divertido. Louis había llegado hacía nada a mi lado y se había mantenido ligeramente apartado, dándonos intimidad en un mar de indiscreciones a Tommy y a mí.
               -Estás muy guapa, Eri-me dijo desde su posición privilegiada, y yo le guiñé un ojo e hice una pequeña reverencia.
               -Tú también, Scott.
               -Es que yo, todo lo que me ponga-se tocó las solapas de la chaqueta, de un color negro que contrastaba con la blancura del traje, y sonrió.
               -Yo te convencí para llevar eso.
               -Tú estás más guapo calladito, haz el favor de no estropear la ocasión-se burló Scott, y Tommy puso los ojos en blanco. Una sonrisa genuina apareció por sus labios y a mí me dieron ganas de comerme a mi hijo a besos. Sabía que la semana había sido un infierno para él desde el momento en que se bajó del avión. Y sabía que lo único que lo había mantenido a flote había sido Scott.
               Cuando comenzaron las primeras preguntas y algunas pullas más fuertes de lo que deberían, Tommy había sabido poner buena cara y encajarlas con deportividad. No pasa nada por que te llueva encima, el problema viene cuando te cae un chaparrón, y mi hijo amenazó con hundirse, dejó de querer salir, pero Scott le obligaba a ello. Y, cuando alguien se metía con Tommy, Scott se giraba en redondo y espetaba:
               -¿Qué has dicho? No, me dices ahora mismo qué cojones le has dicho. Ah, no somos tan gallitos cuando encontramos resistencia, ¿verdad? ¿Quieres puta pelea?-ladraba, y Tommy tenía que tirar de él para que no se liara a bofetadas con el tercero en discordia-. Dile algo, venga, dile otra cosa, que te espero a la salida, mira qué putos brazos tengo, no le tengo miedo a una maldita pelea.
               -Vaya reputación de mierda te estás labrando antes de salir, tío-le recriminó Tommy.
               -Me suda la polla mi reputación-respondió Scott-. Yo por ti soy un jodido pitbull, y si me tengo que tirar al cuello, me tiro y no lo suelto hasta no haberlo separado del cuerpo, y punto.
               -¿Cómo te encuentras?-preguntó Louis, después de abrazar a nuestro primogénito, darle un beso en la frente y revolverle un poco el pelo. Tommy sonrió de nuevo, pero su sonrisa no escaló a sus ojos como lo hizo con Scott.
               -Estoy bien, en serio.
               -¿Estás durmiendo bien?
               -Sí. ¿Por qué?-preguntó. Yo parpadeé.
               -Tommy, por favor. Que saliste de mí.
               Él suspiró. Noté cómo Diana le miraba desde la distancia mientras se mordía el labio, dubitativa, y continuaba contestando a una pregunta que, por la rigidez de sus hombros y lo mucho que la americana comenzó a gesticular, tenía que ser sobre ellos.
               -Hemos estado ensayando un montón y no teníamos mucho tiempo para dormir-explicó mi pequeño. Yo parpadeé y torcí ligeramente la boca, en mi típico gesto de no me lo trago. Scott gritó algo por encima del murmullo de la muchedumbre, pero no le entendí.
               -¿Cómo?
               -Dice que no te preocupes, que todo está bajo control.
               -No ha dicho eso-acusó Louis.
               -Urdu-respondió Tommy, y yo puse los ojos en blanco. Cómo no.
               -Bueno, ¿y qué tal con las chicas?-quise saber.
               -Bien-contestó mi niño, retrayéndose sobre sí mismo.
               -¿Cómo ves a tu hermana?
               -Bien-la miró, en ese momento estaba posando con Taraji, la cuarta clasificada.
               -Tommy…-susurré.
               -Mira, mamá, ahora mismo quiero que todo esto se acabe-confesó-. Estoy muy cansado. Quiero que la noche pase y poder echarme a dormir un par de días. No te lo tomes a mal. Es que no puedo más.
               Le acaricié las muñecas.
               -Cariño…
               -Siento mucho lo que te dijimos en Praga-intervino Louis-. No estuvo bien.
               -No importa, papá.
               -No. Sí que importa. Tú estás mal. Eres mi hijo. Tengo que protegerte.
               -Bueno-Tommy se encogió de hombros-. Ahora ya está-se giró sobre sí mismo, buscando a los demás. Le cogí la mano y él me miró.
               -Si quieres volver a casa, sea el momento que sea, yo siempre estaré ahí para ti.
               -Lo sé.
               -Te haré un caldito y te arroparé y me acurrucaré a tu lado hasta que te quedes dormido.
               -Me gustaría-Tommy sonrió por primera vez de forma honesta sin que la causa fuera Scott.
               -Imagínate a tu madre-respondió Louis, y yo le pegué con el bolso de mano. Fuimos a posar; las madres con las madres, las madres con sus maridos, las madres con sus hijos. Eleanor estaba radiante con su vestido negro corto, de cuello alto con plumas. Le faltaba ponerse a saltar del entusiasmo. Cuando me pidieron que me colocara con Tommy y con ella, y él me colocó la cola del vestido azul noche con pedrería imitando al cielo nocturno de manera que pareciera que le rodeaba con un mar estrellado, un fotógrafo gritó:
               -¡Menudo caballero tienes en casa, Eri!
               A lo que su hermana, ni corta ni perezosa, respondió.
               -¡Es demasiado puro para este mundo!
               Tommy se miró los pies, divertido, y me pasó una mano por la cintura. Le di un beso en el hombro y le dije que estaba orgullosísima de él, a lo que me respondió con un “te quiero un montón, mamá” que me hizo derretirme un poquito.
               Él era mi debilidad, mi punto débil. Y lo sabía, y sabía explotarlo.
               Una vez abrieron las puertas del inmenso estadio, dejé que la riada de gente nos arrastrara, a mí y a los niños, hasta el interior. El resto de padres se nos unieron y los chicos remolonearon un momento a nuestro lado, mientras el público se colocaba y se hacían las presentaciones. Las charlas llenaban el patio de butacas improvisado que se había colocado en el césped del O2 Arena, el estadio más importante de todo Londres y en el que se celebraba la final de The Talented Generation por primera vez en 3 años. La demanda de entradas había sido tal que se habían agotado a los dos minutos de salir a la venta, lo cual obligó a Simon Asher a pensar que, tal vez, pagar por ir a un estadio más grande reportara más beneficios que gastos.
               Nadie quería perderse la final más importante de un programa de talentos desde que Little mix había ganado su edición de The X Factor, un año después de que los padres de los finalistas de hoy se quedaran a las puertas de la primera posición y tuvieran que conformarse con el bronce.
               Estaba poniéndome al día con Alba sobre las cosas que los niños habían hecho en sus breves vacaciones (Tommy no me contaría nada ni harto de vino) cuando su hija y la de Noemí se nos acercaron con gesto dócil. Me recordaron a un par de corderitos que van a la boca del lobo, resignados a ser el sacrificio de la noche.
               -Eri-baló Diana, en un tono que pedía privacidad. Miré a Alba y ésta alzó las manos, se fue con Vee, que era el centro de atención de los chicos y las otras madres. Su embarazo incipiente era lo único de lo que habíamos hablado Louis y yo estando en casa.
               -¿Estáis nerviosas?-pregunté, sonriéndoles y acariciándoles los brazos. Se miraron entre sí un momento y asintieron. Layla vestía un vestido vaporoso de seda blanca, muy de su estilo, y Diana llevaba un traje también blanco en el que la chaqueta hacía las veces de camisa y presumía de un escote firme recubierto de purpurina.
               Fue entonces cuando caí en que Chad también llevaba blanco, en que los cinco iban de uniforme, ofreciendo un frente unido.
               -¿Podemos hablar contigo?-preguntaron, y yo alcé las manos.
               -Por supuesto.
               Layla miró a Diana, que jugueteó con sus dedos, dándole vueltas a un anillo con el que había aparecido por casa un buen día, y que sospechosamente no se quitaba, lo cual me hacía pensar que era un regalo de alguien importante...
               -Queríamos pedirte perdón-expresó Diana, y yo alcé las cejas.
               -¿Por qué es eso?
               -Por Tommy-explicó Layla-. Lo está pasando mal por nuestra culpa.
               -Chicas, por favor…
               -No queríamos que sufriera-me prometió Diana-. De buena gana renunciaríamos a él para que se lo quedara la otra.
               -Eso no es lo que él quiere-negué con la cabeza.
               -Le ahorraría problemas.
               -Tommy no quiere no tener problemas-respondí, pacificadora-. Es más, estoy segura de que está encantado de que vosotras seáis sus problemas.
               -¿A ti te parece bien?-preguntaron.
               -¿Que esté con vosotras? Claro que sí. Lo del otro día fue una reacción desmesurada. Pero me he dado cuenta de que le hacéis feliz. No deberíais pedirme perdón por eso. La que debería hacer algo, sería yo. Daros las gracias por estar ahí para él-le toqué los hombros a Layla-, y por cómo le queréis. Lo veo en cómo le miráis. Lo hacéis como si él fuera el centro del mundo.
               -Es que lo es-respondió Diana.
               -Es adorable-asintió Layla.
               -Pues no le dejéis escapar. Sé que se apoya en vosotras más de lo que incluso él mismo se da cuenta. Os quiere con locura. Se le notaba en casa, y se le nota aquí-le acaricié la barbilla a Diana-. Y confío en que sois el consuelo de todo lo malo que está pasando.
               -Sigue siendo nuestra culpa-respondió Diana.
               -Para que salga el arcoíris, primero tiene que llover-reflexioné, y ellas se quedaron calladas, mirándome-. ¿Es culpa de las nubes, o es gracias a ellas?
               Layla sonrió un poco, se mordió el labio y miró a Diana.
               -Puede que tenga razón.
               -Pero el arcoíris es bueno, y lo que le está pasando a él, no.
               -¿Me permitís un consejo?-pregunté, y ambas asintieron rápidamente. Dieron un paso hacia mí. Las miré, me aseguré de que tuvieran mi atención-. Queredle. Queredle tanto que ya ni se acuerde de cómo se llama. Queredle hasta el punto de que todo lo que hay fuera, por muy fuerte que sea, no pueda entrar a vuestras vidas. Queredle tanto que ya no escuchéis la envidia que os tendrán los demás, de tan felices que sois.
               Diana sonrió, con los ojos humedecidos. Layla le acarició la cintura y le dio un beso en la sien.
               -Eres tan buena, Eri. No me merezco a tu hijo ni te merezco a ti.
               -No seas tan dura contigo misma, Didi. Eres, con diferencia, la persona que más te machaca de todas las que hay por el mundo.
               Fue a abrir la boca, pero se lo pensó mejor y asintió despacio. Me dio un abrazo y Layla nos rodeó con sus largos brazos.
               -Estás muy guapa-me susurró al oído, y yo le sonreí y le di un beso en la mejilla.
               -Venga, que se me va a terminar corriendo el maquillaje-bromeé, y ellas se rieron-. Id a prepararos. Y mucha mierda.
               Se giraron sobre sus tacones y dieron un par de pasos. Diana se detuvo, como si se hubiera acordado de algo, y Layla se giró en un acto reflejo. Reparé en que iban cogidas de las manos.
               Oh, Tommy, pensé, mirándolas, cómo se sostenían, se esperaban y se guiaban. No es por ti, ¿verdad? Es por ellas. Se necesitan. Y tú las necesitas a ambas.
               Qué bonito es amar cuando se ama tanto, y a tantas.
               -He dejado de drogarme-anunció Diana, y yo me sentí florecer por dentro. Una de las peticiones de Noemí, que arrancara a su hija de las frías manos de la droga, cumplida al fin.
               -¡Eso es genial, Didi!
               -Quería que lo supieras-se sonrojó un poco-. Me estoy esforzando por ser una buena persona.
               -Ya eres una buena persona-respondí, y ella tragó saliva-. ¿Se lo has dicho a tu madre?
               -Dudo que a mamá le interese-murmuró.
               -Prueba a decírselo. Te sorprenderías. No subestimes todo lo que te rodea, Didi. Hay más amor en tu vida del que eres capaz de ver.
               Asintió una última vez, y Layla tiró de ella para seguir a los chicos entre el mar de cabezas. Enseguida desaparecieron en la marabunta de gente que iba y venía, bien preparando la final, o bien anticipando lo que sucedería. Me quedé mirando un rato más la puerta por la que las chicas desaparecieron, meditando sobre la forma en que Diana buscaba las manos de Layla y ésta se las ofrecía sin ningún tipo de reticencia, cómo la mayor de ellas cuidaba de la pequeña incluso cuando ésta parecía más fuerte que las dos.
               Noemí siguió la línea de mi mirada y, tirando del hilo de mis pensamientos, se acercó a mí. Parecía cansada y tremendamente triste bajo una sonrisa falsa. La entendía mejor de lo que me gustaría admitir, y a la vez no comprendía en absoluto por lo que estaba pasando.
               Cuando alejas a tus hijos con la esperanza de que lo que hay a tu alrededor no les haga daño, a veces no calculas muy bien la fuerza que imprimes al empujón, y puede que se los lleve la corriente.
               -¿Qué tal mi niña?-preguntó, girándose y clavando la mirada en la misma puerta en que mis ojos se mantenían fijos.
               -Está bien-anuncié. Miré a Noemí. Sus ojos chispeaban de una forma que me hacía sospechar que sus lágrimas nada tenían que ver con la emoción de que su hija hubiera llegado tan lejos, especialmente habiéndolo hecho prácticamente sola-. Curándose. Ha dejado de consumir.
               Noemí sonrió levemente.
               -Todo por tu hijo-susurró. Le di un toquecito en la cadera con la mía.
               -Vamos, Noe. Como si nosotras y los chicos no hubiéramos cambiado radicalmente para adaptarnos a los otros. Que, de las tres, seas tú la que se sorprenda... precisamente tú…
               -No me sorprendo. Sé que Tommy no es un chico cualquiera-respondió, y suspiró-. Pero no pensé que lo fuera a tener tan fácil con ella.
               -Dudo que lo haya tenido fácil, pero mi hijo es terco como una mula.
               -Parece que le gustan las chicas así-bromeó.
               -Ha salido a su madre-respondí, sonriendo. Se llevó una mano al pelo y se lo apartó detrás de la oreja, en el mismo gesto que imitaba Diana cuando estaba a punto de decir algo que le costaba exteriorizar. Pero Noemí se quedó callada: la madre de la americana, mi amiga de la infancia, no era capaz de encontrar las palabras con las que expresarse.
               -Debe de ser muy duro-comenté-. Verla alejarse de ti.
               Tragó saliva y asintió despacio con la cabeza. Se mordisqueó una uña perfectamente pintada y preguntó, todavía con los ojos fijos en la puerta por la que había salido su hija:
               -¿Por qué crees que no me lo ha dicho?
               -Le hiciste creer que la echabas por las drogas, Noemí-puse los ojos en blanco.
               -Ya sabía que se drogaba-replicó mi amiga-. Ella sabe que yo lo sabía. ¿Cómo no iba a saberlo? Deberías ver cómo venía algunas veces. Llegaba a sorprenderme que se acordara de la dirección de casa.
               -Y que no la perdonas por lo que le hizo a esa pobre chica.
               -Incluso aunque fuera un monstruo-Noemí suspiró-, sigue siendo mi hija. Y tenía que protegerla. No me arrepiento de lo que hice, Erika-se giró y me miró-. Pero creo que no me merezco esto. No me merezco que me eche de su vida. Estaba intentando que no la mataran. No podía arriesgarme a hacerle daño. Me gustaría ver cómo reaccionarías tú si un puto psicópata se tomara la molestia de dejarte un sobre marrón en tu casa con las fotos de lo que Diana le había hecho a esa chica y una preciosa carta muy esquemática en la que te decía que, o la hacías cambiar, o tendrías que recoger sus cachitos del asfalto de la Quinta Avenida igual que le había sucedido a esa familia-espetó.
               -Yo habría reaccionado igual, Noe, pero, ¿no te parece que te pasaste un poco con ella? ¿No podías haberle dicho simplemente lo que había, y…?
               -No dejaría su vida si supiera la verdad. Sólo si creía que Harry y yo la… no nos gustaba-pronunció después de un segundo de vacilación. Usar la palabra odio con un hijo era demasiado difícil de soportar-. Se marcharía. No podía arriesgarme a que le hicieran nada, Eri. Cualquiera que fuera el psicópata que metió las cosas en el sobre, estaba lo bastante mal como para hacerle daño a mi niña. Y, con lo bravucona que es (porque, igual te sorprende, pero conozco a mi hija mejor de lo que todos os pensáis), estoy segura de que habría provocado a ese hijo de puta, se le habría terminado yendo de las manos, y… sólo tengo una hija, Eri-gimió, y me agarró la mano-. No puedo permitirme enterrarla. No puedo perderla. Ella es la luz de mis días, ¿sabes lo difícil que ha sido levantarse de la cama estos meses? Sólo viendo cómo de vacía y silenciosa estaba la casa, se me encogía el corazón. Nunca podré perdonar a Harry que se le haya ocurrido esta idea, pero era la única solución.
               -Lo sé-le besé las manos-. Lo sé.
               -Casi nos divorciamos, ¿sabes? Diana no lo sabe, y no quiero que lo sepa nunca, pero no dejamos de discutir desde el momento en que se marchó. Hace meses que no me toca. Hace meses que yo no quiero que lo haga. Cuando estamos aquí, estamos bien-señaló el suelo-, pero cuando volvemos a casa, no sé qué nos ocurre. No sé si es el aire, o la luz, o qué, pero de repente no le aguanto. Es el amor de mi vida, el padre de mi hija, y siendo un odio y un desprecio hacia él… y él hacia mí… y, encima, tiene sus ojos. Tiene sus ojos, Eri. Cada vez que me cruzo con él por el pasillo o lo que sea, yo no puedo evitar levantar la cabeza, supongo que por la costumbre, y miro esa cara, y pienso “debería perdonarle”, pero luego me encuentro con sus ojos, me doy cuenta de que hay un vacío inmenso en mi interior y que ese vacío viene porque mi hija ya no está conmigo… y tengo que irme corriendo porque no quiero que Harry me vea llorar.
               -Tienes que explicárselo a Diana, Noe. No puedes vivir así.
               -No quiero que viva con miedo-respondió, aceptando el pañuelo de papel que le tendí. Se aferró a él un momento, armándose de valor-. Me destrozaré la vida con tal de que mi pequeña princesita sea feliz.
               -No tienes por qué destrozártela. Estoy segura de que las cosas se han calmado. Ya no sale tanto en la televisión como antes. Está bien, Noemí-la agarré de los hombros y la obligué a mirarla-. Está a un océano de distancia de la gente que quiere hacerle daño, tiene a gente que la quiere alrededor, un chico que está loco por ella, y una familia en cada continente dispuesta a morir por ella. Es feliz. Está recuperando las riendas de su vida. Está volviendo a ser inocente. Volverá a Nueva York. Se merece que tú arregles las cosas con tu marido y seáis tres otra vez.
               -No va a querer volver a casa. Mi casa ya no es la suya.
               -Su casa, ahora, es mi hijo. ¿Y quién te dice a ti que a Tommy no le interesaría irse un tiempo a la Gran Manzana?-respondí. Ella alzó las cejas.
               -¿Qué quieres decir?
               -He tenido a tu hija un montón de tiempo en mi casa. Es hora de que me devuelvas el favor. Estoy cansada de escucharles follar de madrugada y que luego se comporten como si yo fuera estúpida, o sorda, o las dos cosas. ¿Tienes idea de cómo se miran mientras desayunan? Me hacen sentir incómoda. Y soy madre de cuatro. Te mereces ese bochorno, chica-Noemí soltó una risita-. Ya verás cómo tu princesita se te baje de la nube en cuanto la escuches gritar. Créeme, a Tommy le gustan cosas que ni sabía que existían. No sé quién coño le ha corrompido de esa manera, pero te aseguro que lo ha hecho bien. Dios mío-puse los ojos en blanco y Noemí se rió ya más abiertamente.
               -¿Tan horribles son?
               -Asquerosos. Ugh-me estremecí-. Llegué a estar dos semanas enteras sin hacerlo con Louis sólo porque estaba harta de escucharles a ellos dos. Ni estando ella con el periodo me dejaban descansar.
               -Guau-Noemí alzó las cejas, y yo asentí-. ¿Tan vicioso es Tommy?-me picó.
               -¡Oye! Que mi hijo es medio latino. Y tu hija es modelo. Y son adolescentes. Por definición, están cachondos todo el día.
               -Qué me vas a contar-respondió, alzando las cejas y mirándome con intención-. Puede que le venga de familia.
               -Yo no lo hacía tanto con Louis-discutí.
               -¿Perdona? Acabas de decir que “estuviste casi dos semanas sin hacerlo con tu marido”. Tienes 37 años-recordó-. La gente de 37 años no folla tanto ya.
               -No follarás tú, chica-me crucé de brazos y la fulminé con la mirada-. Algunas seguimos funcionando igual de bien que con 20.
               -Lo que hace tener tiempo libre-respondió, sacándome la lengua.
               -Nena, cuando no se puede dormir, pues se hacen otras cosas-contesté, encogiéndome de hombros y alzando las manos. Noemí se echó a reír, y Louis y Harry se nos acercaron. Harry la miró con una sonrisa en los labios, probablemente echando de menos sus carcajadas.
               -¿De qué habláis, que tiene tanta gracia?-quiso saber mi esposo.
               -De tu cara, mi amor.
               -Me caes mal-respondió Louis, pero me tomó de la cintura y me dio un profundo beso. Mientras le pasaba las manos por el pelo, alguien se acercó.
               -¡Bueno, bueno! ¿Qué es esto, Eri? ¿Pretendes darme celos?-preguntó Alec, alzando las cejas y metiéndose las manos en los bolsillos de los vaqueros. Me observó de arriba abajo con el descaro que sólo un crío puede tener.
               -Creía que la oferta había caducado.
               -Contigo no caduca nada, nena-respondió él, sonriendo, y yo me eché a reír. Le habían dado el alta el día anterior (aunque Annie había dicho que, probablemente, tuvieran que volver a ingresarlo), tres días después de que yo me levantara con ánimo de cocinar y me pusiera a hacerle la tortilla más rica y jugosa del mundo. Cuando me vio aparecer con ella, sus ojos se iluminaron.
               Había adelgazado muchísimo en su estancia en el hospital, debido tanto al accidente como a la comida que le traían. No le gustaba mucho y era reticente a comérsela, a pesar de que Annie le insistía muchísimo y le llevaba también comida de casa cuando tenía el tiempo suficiente de prepararle algo decente y que le gustara. Me daba muchísima lástima ver cómo su cuerpo, otrora musculoso y tremendamente fuerte, se había ido marchitando hasta quedar en un tercio de lo que antes había sido (por mucho que un tercio en Alec siguiera siendo más de lo que muchos chicos podían alcanzar en dos años de gimnasio). Y, una parte de sus bajos ánimos, venía por su cambio físico. Cuando no puedes salir de la habitación de tu hospital salvo para ir a dar una vuelta por los jardines durante media hora, tienes mucho tiempo para pensar y lamentarte.
               Por eso Annie y yo disfrutamos tanto viéndolo devorar la tortilla sin tan siquiera cortarla, comenzando por los bordes y avanzando hacia el centro de la tortilla, jugosa, poco hecha, como a él y Tommy le gustaba. Dio buena cuenta de ella con un hambre voraz.
               -Dios mío-masticó Alec-, mujer-continuó-, te amo-tragó saliva y se me quedó mirando, con miguitas de pan y de huevo y tortilla en las comisuras de los labios-. Deja a tu marido y fúgate conmigo.
               -¿Puedo pensármelo?-sonreí mientras Annie fulminaba con la mirada a su hijo y siseaba un ofuscado ¡Alec!
               -Piénsate lo que quieras-contestó él-, aunque no sé qué será. ¿Es que no quieres rememorar lo que es estar con un crío de 18 años?
               -Poco tendré que rememorar-respondí, encogiéndome de hombros-. Nunca he estado con nadie de 18 años.
               Alec dejó el tenedor suspendido en el aire.
               -¿Qué?
               -Sólo me he acostado con Louis en toda mi vida-informé. Parpadeó, sin entender que alguien pudiera practicar la monogamia hasta esos niveles (bueno, me había casado con mi primer novio, estas cosas pasan; es muy raro, pero pasan) y luego esbozó una sonrisa traviesa y ligeramente canalla.
               -¿Y te vas a morir sin probarlo?
               Annie me había pedido disculpas por traer al mundo a “semejante imbécil” pero yo hice un gesto con la mano mientras me reía a carcajada limpia.
               -¿Qué oferta?-quiso saber Louis, y Alec abrió los brazos.
               -Cómo, ¿no te lo ha contado? Joder, eso es que ibas a fugarte de verdad. Buena decisión, Eri-me guiñé un ojo y me eché a reír-. Estás preciosa, por cierto. Yo de ti, me iría con eso-señaló mi cuello- puesto, por si pasamos penurias económicas y tenemos que ir vendiéndolo poco a poco.
               -Con lo que le gustan las joyas, ¿la vas a dejar sin mimarla?-respondió Louis, señalando también el manto de estrellas que llevaba al cuello, aquel que le había enseñado a Diana y que tanto le había entusiasmado cuando lo vio. Alec se pasó una mano por el cuello, pensativo.
               -Bueno, ahora mismo no tengo el efectivo, pero le voy a sacar una buena tajada al seguro.
               -No deberías contar tus huevos antes de comprar las gallinas, Al-aconsejó Louis, y el muchacho alzó las cejas.
               -¿Qué huevos? Ya tengo hechas hasta las tortillas. Sherezade lleva mi caso. Soy su primer cliente masculino en lo que lleva de carrera-se hinchó como un pavo-. Como no os andéis con cuidado Zayn y tú, os robo a las mujeres y me marco un Tommy. Te lo digo, Louis.
               -Y yo te digo que a la mía-intervino Zayn, que había estado escuchando-, te la llevas dos días y al tercero me la devuelves y me supliques que me la quede otra vez-bromeó, y Sherezade puso los ojos en blanco.
               -Eso si no te mueres de pena antes; cualquier día cojo la puerta y me voy, y a ver cómo te las apañas tú solito.
               -No me las apañaría, nena-contestó su marido, agarrándola de la cintura y comiéndole la boca con descaro.
               -Sí, sí-sonrió Alec-, aprovecha, que se te agota el tiempo, Zayn, tic tac, tic tac, tic tac.
               -Hablando de tiempo, ¿y Sabrae?-Sherezade se puso de puntillas-. Debería estar por aquí. Enseguida empezarán las actuaciones. Fue con Shasha a por los niños, ¿verdad?-le preguntó a su marido, que asintió.
               Después de los ensayos generales y antes de ir a prepararse, los finalistas tenían tiempo libre en el que podían hacer lo que quisieran. Y a Scott y Tommy no se les ocurrió otra cosa que meter a sus hermanos más pequeños en el edificio en el que habían vivido los últimos dos meses, para enseñarles todo lo que habían tenido que experimentar. Luego, después de la visita guiada, habían dejado a los pequeños a cargo de la guardería del concurso, para que no tuviéramos que ir a por ellos y pasearlos por la alfombra roja, donde en cualquier despiste se nos soltarían de la mano y se irían derechitos a hablar con los periodistas y contar todas las intimidades que ellos se morían por saber, y nosotros, por ocultar.
               -Deberíamos ir a buscarla-instó Sherezade, y Zayn consultó su reloj.
               -Quedan menos de cinco minutos para que…
               -Pues ya puedes ir dándote prisa-espetó su mujer.
               -No os preocupéis-contestó Alec-. Nos encontrará.
               -Hay como medio millón de personas aquí metidas-le recordé yo, y él se encogió de hombros.
               -¿Y? Ella me encontrará. Siempre me encuentra. Me quedaré con vosotros hasta que llegue, y luego me iré a mi asiento.
               -Te mueres de ganas de ver la cara que pone cuando te vea así vestido, tan elegante, ¿a que sí, chaval?-le picó Zayn. Alec le dedicó su mejor sonrisa de Fuckboy®.
               -Cómo lo sabes, suegro: se nota que tienes estudios.
               Sabrae no se hizo de rogar. Alec estuvo esperando con nosotros cerca de un minuto, charlando con nosotros, contándoles a Noemí y Harry que no se había tirado a su hija pero por respeto al mío, que no era por falta de ganas de ninguno de los dos, y Noemí se reía muchísimo (Alec tiene un talento natural para contar las cosas de una forma que te ríes hasta de los huracanes que azotan estados unidos), cuando la mayor de las Malik apareció entre la gente, con un vestido de volantes por los hombros azul celeste y ceñido al cuerpo en su caída hasta las rodillas que le quedaba precioso y se pasó una mano por el pelo, dejando que su hermana más pequeña se fuera con sus padres.
               -Perdón, es que me empezaron a hacer preguntas y fotos-se toqueteó el pelo, nerviosa-, y se me fue el santo al cielo.
               -Cómo te gustan las atenciones, ¿eh, pava?-la pinchó Alec, y ella se volvió para mirarlo, lo escaneó con la mirada, observó su camisa blanca, sus pantalones y sus zapatos, se relamió sin pudor alguno y contestó:
               -Mira, Al, no te voy a decir nada porque acabas de salir del hospital y la pelea no sería justa.
               -Por mí como si me lees el Corán en indoeuropeo, bombón.
               -Paso de ti; no he cortado a los periodistas en plena entrevista para aguantar tus tonterías-contestó ella, sonriendo y dándole la espalda.
               -Joder, debes de estar enamoradísima de mí para renunciar a un minutito de gloria sólo por venir a verme.
               Sabrae se rió.
               -Cállate.
               -No, cállate tú-respondió Alec.
               -No, cállate -replicó la chica, acercándose a él.
               -Calla-Alec le sacó la lengua, y Sabrae se puso de puntillas y le dio un piquito en los labios-. ¿Vienes conmigo?
               -Sólo tienes un asiento-le recordó ella, y él alzó las cejas y volvió a esbozar su sonrisa de Fuckboy®.
               -¿Y? Te sientas encima de mí-le dio un toquecito en el culo-, ya ves qué problema tengo yo con eso. Con lo que me gusta. Y a ti también, ¿o no, bombón?-le guiñó un ojo.
               -Nos gusta en determinados sitios-le recordó Sabrae, jugueteando con el cuello de su camisa.
               -La cara o el regazo, pero va a tener que ser en el regazo, que mi vida no gira en torno a ti-espetó Alec, y Noemí me miró, escandalizada de que pudiera decir aquello delante de los padres de ella, y yo asentí. Te dije que hay mucho vicio, pensé, y traté de mandarle el mensaje telepáticamente, pero no resultó.
               -Pero, ¡qué mentiroso!-respondió Sabrae, cogiéndole la cara y apretándole las mejillas. Le dio un sonoro beso y se volvió hacia Sherezade-. Mamá…
               -Vale-cedió ella, y Duna empezó a tirarle del bajo del vestido, de las mangas largas, y lo habría hecho de las hombreras que le hacían una figura increíble, pero no llegaba tan arriba.
               -Mamá, mamá, ¿puedo ir yo también? ¡Porfa, porfa!
               -No, Dun, tú te quedas aquí, que donde van ellos hay mucha gente y pueden pisarte.
               -¡JOPÉ! ¡NUNCA ME DEJÁIS HACER NADA! ¡TODO LO INTERESANTE LE PASA A SABRAE! ¡CUÁNTO FAVORITISMO HAY EN ESTA CASA! ¡Estoy discriminada!
               -Luego vengo a por ti, cuando salga tu hermano, ¿vale, Dun?-le sonrió Alec.
               -Vale-respondió ella, dócil, tocándose la cara y abrazándose a sí misma. Le dio un beso a Alec y soltó una risita. No se me escapó la cara que ponía Dan, los ojos en blanco y los labios fruncidos. Su padre se inclinó y le dio un beso en la mejilla, le acarició los hombros.
               -Estoy bien-protestó Dan, zafándose del abrazo, molesto probablemente porque le tratáramos como a un niño pequeño (lo que mi preciosidad era, al fin y al cabo) delante de un rival-. Adiós, Sabrae-se despidió, y ella se inclinó, lo cogió en brazos, le dio un beso en la mejilla y lo depositó en el suelo-. Estás muy guapa.
               -Gracias, cariño. Tú también-le dio un nuevo beso y siguió a Alec, que comentó:
               -Pues yo, a ese vestido, le pondría una C.
               -¿Una C?
               -Una C de “vaya culo te hace, nena”.
               -Eso iría por V, no por C-contestó Sabrae, cogiéndole la mano y guiándolo entre la gente, abriéndose hueco y permitiendo que Alec la siguiera.
               -No, porque el “vaya” es gratis. Lo pongo yo, igual que el entusiasmo al mirarlo.
               -Pues ya no lo vas a mirar más-ladró Sabrae, poniéndose al lado de él y rodeándole la cintura con los brazos. Alec le dio un beso en la cabeza y la rodeó con el brazo, bajando una mano hasta el culo de la chica y dándole una palmada. Sabrae le dio otra y él se echó a reír.
               -Están más casados que nosotros, Sherezade-comentó Zayn-; te llego a agarrar yo así del culo y me cortas la mano.
               -¡Hombre!-respondió ella-. ¡Es que no me mato a hacer sentadillas para tener el culo respingón que tengo para que luego vengas tú a tapármelo con tus manazas! A la nena le ha tocado la lotería y no tiene que hacer nada, pero otras nos lo tenemos que currar.
               -Amén-asintió Vee, riéndose y llevándose la mano a la tripa. A pesar de que no se le notaba aún el embarazo, ese gesto inconsciente ya había llamado la atención de todo el mundo que la rodeaba.
               Y, por si a alguien le quedaban dudas, Niall se encargaba de preguntarle cada dos minutos si necesitaba algo, si se encontraba bien, o si quería sentarse.
               -Por dios, Niall, que todavía tiene el tamaño de un arvejo. Relájate un poco, hombre-instó Louis. Niall se volvió hacia él.
               -A ti te la suda porque has pasado ya por cuatro embarazos de Eri, pero, para mí, todo esto es mucho más especial, así que cierra la boca, Louis.
               -He pasado por tres, ¿tengo que recordarte que me ocultó que estaba embarazada de Dan mientras estábamos de tour?-Louis me fulminó con la mirada, recordando aquellos nueve meses en los que yo invertí todas mis energías en darle largas y calabazas para conseguir tener un hijo nuevo con el que sorprenderle después de enterarme de que volvía a estar en estado. Su cara cuando llegó a casa y le abrí la puerta con el bebé en brazos fue todo un poema. Debería haberlo grabado.
               -Pero, ¿a que te gustó la sorpresa?-pregunté, y las luces comenzaron a atenuarse. Tomamos asiento a toda prisa y esperamos pacientemente a que una figura apareciera en uno de los escenarios, en el centro del estadio, que se conectaba al principal a través de una larga aunque estrecha pasarela. Un foco se encendió y el presentador quedó iluminado en una total oscuridad, como suele suceder en las películas sobre adolescentes americanos en las que el protagonista, un marginado, consigue llevarse a la reina del baile.
               -Damas y caballeros-saludó-, bienvenidos a la final de la tercera edición de The Talented Generation.
               Todos empezamos a aplaudir, la pista se puso en pie y empezó a jalear, algunos agitando palitos luminosos en el aire mientras esperaban a que el presentador continuara.
               No lo hizo. Las luces volvieron a apagarse y se escucharon ruidos de palmas. El escenario principal se iluminó con los primeros acordes de una guitarra y siete voces combinadas, pertenecientes a las siete figuras plantadas al borde del escenario, en perfecta formación, que daban palmas y aplaudían al unísono.
               Los finalistas del concurso llevaban puestos pantalones blancos, chaquetas blancas, camisetas negras y gorros blancos, que se quitaron y lanzaron hacia la pista mientras comenzaban con la primera estofa de la canción, Uptown funk.
               Se desató la locura mientras cantaban y bailaban, moviéndose con una sincronización digna de las gimnastas olímpicas, repartiéndose los versos de modo y manera que todo el mundo tuviera, como mínimo, un solo en aquella canción. Durante el puente, Jake cogió el micrófono y se acercó al escenario, arrodillándose.
               -Dance, jump on it. If you sexy, then flaunt it, if you freaky then own it, don’t brag about it, come show me-Jake le guiñó un ojo a la cámara y se incorporó mientras Layla clavaba sus rodillas en el suelo, igual que lo había hecho él, repitiendo su verso.
               -Come on, dance, jump on it, if you sexy then flaunt it.
               -Well, it’s Saturday night and we in the spot-cantó Scott-, don’t believe me just watch.
               -Don’t believe me just watch-gritó Eleanor.
               -Don’t believe me just watch!-entonó Chad, y todos echaron a andar por la pasarela del escenario, en dirección al pequeño, mientras terminaban la canción. Acabaron en silencio en la misma formación, con las manos en alto y sonriendo, exhaustos. Todos nos pusimos en pie para aplaudirles, y ellos se cogieron de los hombros y se inclinaron en sincronización.
               Se marcharon rápidamente en dirección a la parte trasera del escenario mientras el presentador y los jueces comentaban sus impresiones sobre la actuación, una de las más esperadas en toda la edición, en la que Eleanor, Jake y Scott por fin compartían escenario después de que ella colaborara con ellos dos, y ellos lo hicieran en los equipos divididos por sexos, pero sin el nivel de interacción que habían tenido esa noche.
               El primero en actuar de todos fue precisamente Jake, que interpretó I don’t like it, I love it, bajando del escenario y mezclándose con el público a la par que los bailarines se quedaban arriba, bordando la coreografía y contribuyendo al espectáculo. La siguiente en salir fue mi niña, que se sentó en un sofá para cantar Royals, lo cual le granjeó críticas tanto de Jesy como de Nicki, que dijeron que, para una final, aquella canción era demasiado poco espectacular.
               -Te la estás jugando demasiado en un día en el que tienes que ir sobre seguro, Eleanor-advirtió Jesy-. Tenía muchísimas esperanzas puestas en ti, pero viendo que no te tomas en serio esto…
               -Me lo tomo en serio.
               -El, tesoro-intervino Nicki-, te hemos dicho desde el primer día que queremos un poco más de espectáculo, que nos dejes con la boca abierta. Y, aunque lo has hecho muy bien, esta actuación ha sido demasiado poca cosa para lo que nos tienes acostumbrados.
               Eleanor suspiró, asintió con la cabeza.
               -Yo creo que lo ha hecho genial y que lo que ha demostrado con esto ha sido que no necesita focos para brillar. Nos ha deslumbrado a todos, ¿o no?-respondió Gaga, girándose sobre su silla y levantándose, abriendo los brazos y esperando la reacción de un público que no se hizo esperar. Mi niña sonrió y se sonrojó un poco al ver que la audiencia continuaba de su lado, comiendo de su mano. Hizo una leve reverencia y esperó a que la dejaran irse.
               Llegó el turno del grupo, que apareció por el borde del escenario, caminando ya al ritmo de la música, casi dando brincos, las chicas sobre sus tacones negros, que ahora les hacían presumir de piernas con unos pantalones como de traje que apenas les cubrían los muslos. Chad llevaba, como ellas, el color blanco como distinción: Scott y Tommy iban de negro y no pudieron evitar sonreír cuando vieron la reacción del público, que empezó a silbar y a gritar antes incluso de que comenzaran a cantar, pero ya reconociendo la canción.
               -Give it to me, I’m worth it-cantaron Diana y Layla, y se pusieron a bailar mientras todos nos levantábamos y nos volvíamos locos, aplaudiendo su actuación. Tommy dio varios pasos hacia delante y una parte de la pista se revolvió más que los demás. Distinguí la melena afro de Bey entre ellas: eran los amigos de mi hijo y de Scott, que intentaban ponerle nervioso, sin éxito. Tommy ya estaba acostumbrado a las reacciones que sus interpretaciones ocasionaban, y no iba a desconcentrarse tan fácilmente. Scott bailó con Layla y Diana, con Chad, mientras Tommy se ocupaba del rap del artista invitado en la canción. Después, Layla ocupó su puesto en el centro del escenario y como foco de atención, interpretando el solo de Dinah mientras los demás continuaban moviéndose al ritmo de la música.
               Diana ocupó su puesto en cuanto comenzó la parte de Normani, con los demás dando palmas alrededor de ella, que parpadeó, seductora, bailó y se agitó la melena, ahora suelta y sólo controlada por unas trenzas que iban por un lado de su cabeza como tratando de contener su pelo y evitar que le cayera por la cara.
               El estribillo les correspondió a ambas; Diana continuó con la parte de Camila mientras los demás bailaban tras ella.
               Layla hizo la parte de Ally después, convirtiéndose en el centro de atención por un momento, hasta que llegó el estribillo y todos se esmeraron en él. Scott dio un paso al frente y el nivel de gritos se elevó varias octavas por encima de lo que era sano para los tímpanos. Consciente del efecto que esto causaría y deseoso se aprovechar lo poco que le quedaba de atención al máximo, Scott se mordió el piercing y se llevó el micrófono a la boca, disfrutando de cada aliento exhalado en forma de canción.
               En ese momento, Chad bailaba con Tommy y Layla lo hacía con Diana, de tal manera que estaban separados por sexos, demostrando que el baile no entendía de ningún tipo de discriminación. Chad se separó de Tommy y se puso tras Scott, que se apartó y le permitió terminar la canción.
               -Uh-huh, see me in the spot like “oh, I love your style”. Uh-uh, show me what you got cause I don’t wanna waste my time-comenzó el irlandés, y vi cómo Tommy y Scott, en el fondo de la punta de flecha que el grupo había formado, se reían y asentían con la cabeza mientras Chad disfrutaba de su momento de gloria. Se acercaron un poco al irlandés cuando lo hizo el estribillo, y los cinco se inclinaron al suelo un momento, llevando la mano por delante, y se levantaron cada uno con un bastón, en el que se apoyaron para bailar.
               Comenzó a dolerme la garganta de tanto gritar. Los cinco se juntaron, se pasaron las manos por los brazos como habían hecho en el principio de la gala, e hicieron una reverencia. Las juezas alabaron su actuación y su sincronización, hicieron mención especial al baile que se habían marcado Tommy y Chad, y dijeron que puede que tuviéramos entre manos una nueva pareja.
               -Será por parejas-respondió Tommy-, no me importa uno más.
               -Yo es que soy muy celoso-respondió Chad, y los dos se echaron a reír. Scott le dio una palmada en la parte baja de la espalda a Tommy, como diciendo muy bien, no dejes que te vean mal. Dieron las gracias y se retiraron de nuevo, mientras el vídeo de rigor mostraba sus ensayos y lo bien que se lo pasaban. Descubrimos que Jesy había intentado que todos bailaran con tacones, que aquello sería muy “rompedor”, pero, después de que Scott y Tommy se cayeran 7 veces cada uno, Chad abrió los brazos y declaró:
               -No pienso arriesgarme a romperme una pierna sólo porque a vosotras os parezca que queda más estético bailar en tacones. ¿Queréis reconocimiento?-se postró ante ellas, que se rieron-. Pero de verdad: yo no me subo a eso. Soy el heredero al trono de la República de Irlanda, tengo un régimen que proteger.
               -Nuestro plan era empujarte del escenario-le confió Layla, y Chad la miró desde abajo.
               -Siempre supe que tanta bondad era una máscara.
               Pasaron a mostrarnos imágenes de los ensayos generales, que nadie escuchó debido a las carcajadas que llenaban el estadio.
               Jake apareció de nuevo, esta vez acompañado de Eleanor, para interpretar Tinder haciendo ella de Ke$ha y él de Pitbull. Consiguieron levantar incluso a Nicki, que se puso a bailar y a asentir con la cabeza. Jake señaló a Eleanor y aplaudió en su dirección mientras mi niña hacía lo mismo.
               -¿Es ésta tu colaboración?-preguntó Gaga, interesada en los detalles. Jake negó con la cabeza, mirando a Eleanor, cogiéndola de la mano.
               -El es una artistaza, pero creo que me perdonará que la cambie por otro.
               -No te guardaré rencor-aseguró mi niña, cogiéndole la cara a Jake y plantándole un beso en la mejilla.
               -Eleanor, ¿te das cuenta de que, siempre que colaboras con otros, haces cosas mucho más espectaculares de las que haces cuando estás sola?-pinchó Jesy.
               -Puede ser-Eleanor se encogió de hombros-. Sólo quiero estar a la altura.
               -Ándate con ojo.
               -¡Deja en paz a mi niña!-intervino Gaga-. ¿Qué demonios te pasa, Jess? ¿Ahora que ya estás más o menos a buenas con Scott, necesitas meterte con su novia?
               -Quiero que rompan-confesó Jesy, entrelazando los dedos-, para quedármelo yo para mí.
               -Yo no me metería con Sceleanor, Jesy-advirtió June, señalando el iPad-. Tienen más fans que Justin Bieber cuando sacó su segundo disco.
               -¿Cómo no van a tenerlos? Si son adorables-respondió Jake, y Eleanor le miró con cariño y le dio un apretón en la mano. Él la correspondió con un beso en la cabeza, cosa que ya no molestó a Scott, que observaba con atención entre bambalinas.
               La semana había sido muy intensa en cuanto a ensayos y emociones, y los chicos rápidamente hicieron piña, dejando un poco de lado a Jake, el último de los que habían entrado individualmente y habían dejado todo atrás. Layla se acercó a él el segundo día y medió entre él y Scott hasta conseguir que hicieran las paces; a partir de entonces, todos se sentaban juntos cuando tocaba comer, compartían tiempo libre y procuraban cuadrar sus horarios para que nadie estuviera solo mientras los demás ensayaban. Les costó, pero lo consiguieron.
               -Entonces, Jake-sonrió Nicki, poniéndose recta-. ¿Estás listo para tu colaboración?
               -Sí-asintió él-, pero voy a necesitar unos minutos y la ayuda de un puñadito de personas.
               Así fue como se hizo la primera pausa de publicidad. Bajé las escaleras y troté en dirección al camerino, en el que me encontré con Eleanor, Diana y Layla preparándose ya para su siguiente actuación. Taraji entró por detrás de mí y se sentó en una de las sillas.
               Era tradición que, si quedaban suficientes aspirantes de diferente sexo, se hiciera una actuación conjunta separada entre chicos y chicas. Deduje que la presencia de Taraji no era casualidad.
               -Estáis geniales esta noche-anuncié. Eleanor sonrió, se levantó de su silla para fastidio de la maquilladora, y vino a abrazarme.
               -Muchas gracias, mamá. Siento que no puedas ser tú mi artista invitada.
               -No te preocupes, cielo-respondí, acariciándole las mejillas, que tenía hinchadas de tanto sonreír-. Estoy segura de que habrás elegido a alguien genial, y que estará a la altura.
               Eleanor asintió con la cabeza. Había dejado de insistir en que me dijera con quién iba a colaborar; sospechaba que volvería a ser Sabrae, por lo bien que se llevaban y la reacción tan positiva que había tenido la mediana de los Malik entre el público. Eleanor volvió a sentarse y se dejó mimar, mientras la actividad a su alrededor se volvía más y más frenética a medida que el contador avanzaba hacia atrás.
               Dejé que me guiaran hacia la mesa de los jueces y ocupé la vacante que quedaba libre: Jesy me había contactado y me había pedido que ocupara su puesto durante un par de actuaciones, dado que ella sería una de las estrellas invitadas a trabajar con los concursantes. Nicki me sonrió y me plantó dos besos mientras Gaga se cambiaba de silla para dejarme en medio.
               -Te veo genial-saludó la reina del rap-. Tienes una hija que vale su peso en oro.
               -Una lástima que algunas le den demasiada importancia a su incapacidad para rapear un par de versos-respondí, hiriente, pero sonriendo. Nicki había sido muy clara y abierta en cuanto a su rechazo por la falta de talento de Eleanor a la hora de decir más de dos frases seguidas una velocidad más bien moderada. No comprendía cómo alguien que cantara tan bien fuera incapaz de imitar lo que ella hacía con la lengua en cada canción que firmaba.
               -La envidia, que es muy mala-respondió Gaga, metiendo el dedo en la llaga y arqueando las cejas en dirección a Nicki, que fingió no comprender que la pulla iba en su dirección. Me coloqué el vestido y estiré el cuello para permitir que me pusieran un micrófono y charlé con ellas, pregunté sobre proyectos futuros, familia y amigos, planes y demás cosas que tuviéramos pendientes, mientras la cuenta atrás roja se acercaba a cero.
               El público hizo la típica cuenta de 10 a 1 y estalló en aplausos cuando las cámaras volvieron a encenderse y la pantalla mostró rostros cambiantes a cada segundo, cada uno más feliz que el anterior.
               -Damas y caballeros-pidió una voz desde megafonía-, por favor, den la bienvenida a la primera actuación especial del día: ¡Little Mix!
               Las luces se atenuaron una vez más, y cuatro siluetas aparecieron recortadas contra la negrura. La primera de ellas se llevó el micrófono a la boca, y la cara de Leigh-Anne inundó las pantallas.
               -Boy, I can see, the way you dancing, move that body. I know it’s crazy, buf I feel like you could be the one that i’ve been chasing in my dreams.
               -Boy I can see you’re looking at me like you want it-respondió Jade.
               -Oh, usually I’m like whatever but tonight, the way you moving got me “where am I”?-finalizó Perrie.
               Y cuatro brazos rodearon las siluetas de las integrantes de la banda femenina más exitosa de todos los tiempos mientras las luces subían y los chicos que quedaban, los cuatro, cantaban a la vez, mirando a Little Mix:
               -It started when I looked in he reyes, I got close-las pegaron a sus cuerpos y les sonrieron-, and I’m like “bailemos”, hey. La noche está para un reggaetón lento, de esos que no se bailan hace tiempo. Yo sólo la miré, me gustó, me pegué y la invité “bailemos”. So now we dancing in reggaetón lento, just get a Little closer, baby, let’s go.
               La cámara enfocó a Jesy, que se acercó al chico que se le había acercado para bailar con ella…
               … que no era otro que Scott.
               -Excuse me baby boy, just had to dance with you now, see there’s nobody in here that comes close to you, no-Jesy le dio una palmadita en el pecho y le dedicó una sonrisa-, your hands are on my waist-le pasó las manos por su cintura, descubierta al aire por el modelito que llevaba, idéntico al que lucía en el vídeo de la canción que habían estrenado hacía 17 años-, my lips you wanna taste.
               -Come-respondieron todos, excepto Scott-, muévete, muévete, muévete.
               -Our bodies on fire-contestó Scott, que le pasó las manos por la cintura de nuevo-, we’re full of desire, if you feel what i feel, throw your hands up higher, and to all the ladies all around the world-miró al público y continuó cantando con todos-, go ahead and muévete, muévete, muévete.
               Repitieron el estribillo, cantando y bailando de una manera muy sensual, mirándose siempre a los ojos, consiguiendo que incluso tú te olvidaras de tu presencia, haciendo que sólo existieran ellos.
               -Do you know i like it when I take you to the floor-cantó Chad, y una oleada de gritos siguió a su intervención, mientras acariciaba a Jade, que se había agachado y danzaba, dándole la espalda, frente a él-, I know you like this reggaetón lento, this ain’t stopping baby till I say so, come get, come get some more.
               -Boy I wish that this could last forever, cause every second by your side is heaven-continuó Jade.
               -Come give me that, give me that boom, boom, boom oh.
               -I tell you, baby, you, baby-Leigh-Anne le tocó el pecho a Jake, que le sonrió-, you get me hotter, loving made me sick, made me sick, you’re my doctor.
               -Don’t you know you’re playing with fire tonight?-Perrie le acarició la cara a Tommy, que alzó las cejas-, can we get it right here one more time.
               De nuevo el estribillo y el público estaba entregado, los gritos aumentaron de volumen cuando los chicos cogieron a las chicas y las inclinaron hacia delante, mirándolas a los ojos mientras Tommy le cantaba a Perrie.
               -Yo sólo la miré, y me gustó, me pegué, la invité, “bailemos, eh”, la noche está para un reggaetón lento, de esos que no se bailan hace tiempo.
               Hicieron el estribillo una vez más, cantaron el final de la canción, y mientras Jesy se acercaba a la boca de Scott, que no apartaba la mirada de sus labios, Jade le hundía las manos en el pelo a Chad, Leigh-Anne le acariciaba los brazos a Jake, y Perrie, los hombros a Tommy.
               -So now we dancing un reggaetón lento, just get a little closer, baby, let’s go-cantó Jesy, y los focos se apagaron un momento antes de volver a encenderse, esta vez todos, y dejar ver a los ocho sobre el escenario. Chad se abanicó la cara y asintió cuando Jade le preguntó algo, Jesy le dio un empujoncito juguetón a Scott mientras Tommy abrazaba a Perrie y Jake le besaba la mano a Leigh-Anne.
               Tardamos un montón en reaccionar, todavía sorprendidos ante lo que acabábamos de ver.
               -Eri-pidió Simon, y yo sacudí la cabeza un momento.
               -Guau-dije solamente, y todo el mundo se echó a reír-. Joder, Jesy, chica, no sé cómo puedes tener tantas cosas malas que decir cuando los ves actuar tan de cerca. Ahora mismo me apetece construirles un templo, o algo así-sonreí y el público coreó asentimientos-. Vale. Uf-puse las manos a ambos lados de la mesa y tomé aire y lo exhalé despacio. Me volví hacia June-. June, corazón, ¿podrías mirar en Google si una actuación en una final puede embarazarte?
               Más risas.
               -Mamá-intervino Tommy-, acabo de cantar con Little Mix-dijo, dando unos saltitos.
               -Eri-replicó Scott-, Jesy se me ha insinuado y me ha dejado toquetearla, sin darme un bofetón-añadió, admirado, el hijo de Zayn.
               -Sí, bueno, no te acostumbres-sonrió Jesy mientras las chicas de Little Mix se echaban a reír.
               -Chicas, muchas gracias por haber accedido a estar con nosotros esta noche-se pronunció Simon-. Para nosotros es un gran honor poder contar con vosotras.
               -No nos lo perderíamos por nada del mundo-respondió Perrie, sonriendo.
               -Tenéis muchísimo talento aquí reunido, ¿cómo íbamos a faltar?-añadió Leigh-Anne.
               -Y jovencitos muy guapos-añadió Jade, hundiendo las manos en los mechones azabache de Chad-. De aquí puede salir una boda.
               -Tiene novio, Jade-cortó Jesy.
               -Pero por unos se dejan a otros-respondió Chad, balbuceando-. Soy bisexual, ¿lo sabías?
               -Qué encanto, por favor, eres tan achuchable como lo era tu padre-respondió Jade, abrazando a Chad.
               -Cuidado, vas a hacer que le dé un infarto-advirtió Jesy.
               -Qué encanto-prácticamente chilló Jade, apretujando a Chad aún más fuerte, que tenía una expresión mezclada entre no saber dónde meterse y no estar disfrutando lo que no había disfrutado en toda su vida.
               Las chicas se despidieron y Jake se quedó solo en el escenario, anunciando que ésa, en realidad, no había sido su actuación con acompañante. Su invitado aún no estaba listo y tendríamos que esperar un número más antes de poder ver qué había preparado.
               Las siguientes fueron Diana, Layla, Taraji y Eleanor, que, ni cortas ni perezosas, hicieron que Little Mix aparecieran de nuevo en un escenario, con uniformes morados y azules, para cantar con ellas Hair. Cómo no, utilizaron la versión del single, y Chad se ocupó de la parte de Sean Paul, sentado en el borde del escenario más pequeño, al que tanto chicas como mujeres se acercaron para bailar a su alrededor, con Jade haciendo de rabiar al joven Horan antes de volver a espachurrarlo entre sus brazos con el abrazo final.
               Aplaudimos su actuación y por supuesto la de Jake, que cantó con Jason Derulo Kiss the sky, un tema en el que dejó participar a los chicos. Sus movimientos eran impecables, la coordinación con el artista era absoluta, y sus falsettos fueron increíbles. Mención especial en las redes sociales mereció el momento en el que los cinco se agarraron el paquete mientras cantaban el puente de la canción, situados en la pasarela que llevaba al pequeño escenario.
               La siguiente en actuar fue Eleanor, que dejó a todos sin aliento al escoger una canción de Ariana Grande, Bad decisions, y permitir que la cantante se uniera a ella desde entre los asientos cuando llegó la primera vez en que se mencionaba en la canción que la chica había estado haciendo estupideces.
               -I’ve been doing stupid things-asintió Ariana, levantándose entre los asientos, y la cara de Eleanor se iluminó mientras la ganadora de varios Grammy avanzaba por la pasarela en dirección a mi pequeña, que sonrió y se acercó a ella, haciendo que sus orejas de conejo bailaran sobre su cabeza-, Wilder tan I’ve ever been.
               -You’ve become my favorite sin-Eleanor señaló a Ariana-, so let ‘me keep, let ‘me keep on talking.
               -That’s right-asintió la diva, y concursante e invitada se lanzaron al estribillo, paseándose por el escenario, interactuando como viejas amigas, mientras los bailarines hacían el resto por ellas. Se sentaron en el borde y miraron a los chicos que estaban entre el público. Distinguí, ya desde los asientos, a Dan sobre la cabeza de Alec, Astrid sobre la de Jordan, y Duna sobre la de Max. Supuse que se habían repartido así a los niños para evitar malos rollos entre mi hijo y Alec.
               -Don’t you know I ain’t fucking with them good boys? Know you love me like ain’t nobody could, boy.
               -If you want it, boy you got it.
               -Ain’t you ever seen a princess be a bad bitch?-preguntó Eleanor, y el estadios se vino abajo cuando se levantaron y las dos compitieron por ver quién hacía la nota más alta.
               Ariana abrazó a Eleanor y caminó con ella en dirección al escenario principal, en el que las juezas se habían puesto de pie para aplaudirlas.
               -A esto me refería-señaló Jesy, asintiendo con la cabeza. Ariana le tiró besos a Nicki, que le correspondió con el mismo gesto.
               -¿Puedo decir, antes que nada, que ha sido un sueño cantar con Ariana?-preguntó Eleanor, y se volvió hacia ella, temblando como una hoja. Ariana le esbozó una tremenda sonrisa-. Eres una diosa de la canción, la mejor cantante de todos los tiempos. Eres mi ídola. Dios mío, no puedo creerme que estés aquí, delante de mí.
               -Cariño, lo que yo no me puedo creer es que me hayas pedido venir. Estoy encantada de estar aquí contigo y el honor ha sido todo mío, créeme-aseguró la chica antes de que comenzaran las valoraciones, todas positivas, naturalmente.
               -¿Te puedo abrazar otra vez?
               -¡Pues claro, corazón!-Ariana se rió y abrazó a mi hijita, que se echó a llorar de felicidad.
               -El, vamos, todavía te queda una actuación. Sigue concentrada, vas genial-la animó Gaga. Ariana acompañó a Eleanor escaleras abajo y en dirección al backstage mientras las luces se atenuaban una vez más y el presentador anunciaba que Chasing the stars estaban a punto de iniciar su actuación. Un murmullo expectante y nervioso se extendió como la pólvora por entre el público mientras anticipaban y trataban de averiguar qué canción traerían.
               Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo comprendí. Y lo hice un segundo tarde, cuando aparecieron en el escenario.
               Todo el estadio estaba a oscuras, esperando que los focos se encendieran, pero, por lo que pareció un fallo técnico, cuya impresión los de realización se encargaron en reforzar poniendo pequeños parpadeos de proyección en las pantallas, las caras de nuestros hijos aparecieron en ellas, iluminadas por una luz azul.
               Sus voces llegaron un segundo antes que ellos, como si pudieras escuchar antes que ver, el sonido fuera más rápido que la luz. Reconocí la canción en cuanto ellos abrieron la boca.
               Un millón de cosas se me pasaron por la cabeza.
               Todas tenían relación con que Chasing the stars habían dejado muy claro que ellos no iban a The Talented Generation para convertirse en un grupo que hiciera versiones de One Direction.
               Y, sin embargo, allí estaban.
               -If this room was burning-cantaron los cinco, y automáticamente se subió el volumen de sus micrófonos para compensar los gritos-, I wouldn’t even notice-sus caras eran prácticamente inexpresivas, moviéndose solo sus ojos, como si estuvieran cantando un himno mientras contemplaban una bandera con la que no se identificaban realmente-, cause you’ve been taking up my mind…
               Un brevísimo estallido de luz en las escaleras del escenario, lo suficiente para distinguir un cuerpo.
               -With your-cantó alguien con la voz sospechosamente parecida a la de Louis.
               -Little white lies, little white lies-terminaron Chasing the stars, y el escenario se iluminó para mostrar a cinco figuras, todas masculinas, todas hombres adultos, colocadas como una punta de flecha en las escaleras del escenario, frente a un micrófono de pie.
               Y Liam comenzó realmente la canción. Cada uno cantó su parte como solían hacerlo en las entregas de premios: sin seguir ningún tipo de coreografía, dejándose llevar por la música, en un orden caótico que para nadie que no fuera ellos tenía sentido.
               Los gritos y los cantos eran altos, pero la música lo era más aún. Comenzaron con el estribillo, obviando que esa parte pertenecía por derecho a Harry, y cinco agujeros se abrieron en el escenario, en la parte delantera.
               Y Tommy, Scott, Diana, Layla y Chad aparecieron por ellos, quietos mientras la plataforma ascendía, bailando y apropiándose de la canción en cuanto estuvieron sobre suelo firme.
               Se juntaron cuando se pronunció de nuevo el nombre de la canción y se desperdigaron, en un estudiado caos, mientras Scott se llevaba el micrófono a la boca y cantaba la parte de su padre, que continuó haciendo su solo en tono mucho más bajo, como si de un colchón se tratara.
               -Back seat of the cab, we’re in the cab, my lips gettins so attracted, we’re so attracted-cantó mientras Diana se acercaba a él, le sonreía, pegaba sus caderas a las suyas y luego se marchaba de nuevo, haciendo que su pelo ondeara como la bandera de un barco en plena tempestad-. Now you wanna make some rules, now cool, then we’ll watch them break tonight.
               -I know what you want-cantó Chad, mirando a todo el estadio mientras sostenía con sus manos su guitarra-, and I’ve been waiting so long…
               Los chicos bailaron mientras sus padres cantaban, siguiendo una coreografía perfecta que tampoco era demasiado complicada por la dificultad de Chad para realizar movimientos al llevar la guitarra. One Direction cantó de nuevo el estribillo mientras Chasing the stars hacía sus coros y danzaba al ritmo de la música.
               -I know you want it-cantaron Scott y Zayn, Niall y Chad haciendo el fondo de la canción-. I know you feel it too, let’s stop pretending that you dont know what I don’t know just what we came to do.
               El eco de los versos se mezcló con el golpe de las guitarras y el redoble de la batería. Chad estaba en el centro de la punta de flecha, y con cada acorde rasgado a las guitarras, Scott y Tommy pusieron los codos en los hombros de Chad, Diana y Layla en los hombros de Tommy y Scott. Se giraron y miraron a sus padres mientras Chad continuaba rasgando la guitarra.
               Louis miró a un lado y al otro, hizo un gesto con la cabeza en dirección a nuestros hijos, y sacó el micrófono de su pie. Echó a andar con dirección al hueco que habían dejado para él, al lado de Tommy y de Chad, mientras Liam, Harry, Niall y Zayn le seguían, cada uno colocándose al lado de su hijo.
               Y, entonces, los diez se pusieron a cantar.
               Y a bailar. Levantaron las manos mientras cantaban.
               -If this room was burning, I wouldn’t even notice-se llevaron una mano a la cabeza-, cause you’ve been taking up my mind with your little white lies, little white lies. You say you’re a good girl-movieron las manos frente a ellos y levantaron la mano-, but I know you would, girl. Cause you’ve been-saltaron a un lado- telling me-saltaron al otro, hacia delante y hacia atrás con la música-, all night with your little white lies, little white lies.
               Terminaron armonizando entre todos y levantando el puño con el que sostenían el micrófono, y, jadeantes pero felices, sonrieron cuando literalmente todo el mundo se levantó para aplaudirles. Se había hecho historia.
               Chasing the stars habían cantado una canción de One Direction.
               Y One Direction se había convertido, por fin, en una boyband completa, accediendo por fin a bailar como Dios mandaba.
               Cuando nuestros maridos regresaron con nosotras, les recibimos con aplausos y besos. Y eso que lo mejor de la noche estaba aún por llegar.
               Layla bromeó con el hecho de que aún les quedaban dos canciones que interpretar, y se rió cuando le preguntaron qué significaba aquello.
               Se marcharon del escenario y lo dejaron libre para Eleanor, que comenzó su actuación con vaqueros y una camiseta y se fue cambiando de ropa a medida que repetía el estribillo de Applause de Lady Gaga. Terminó con un vestido de espejos que resaltaba sus piernas y unos zapatos de Louboutin incrustados de piedras preciosas, después de cambiarse durante la pausa que la canción hacía y librarse del mono negro que había llevado puesto por debajo de los pantalones y la camiseta.
               El mejor momento fue cuando se subió de un salto al escenario y cantó a todo lo que dieron sus cuerdas vocales.
               Eleanor se volvió, guiñó el ojo a los jueces y se sentó en las escaleras.
               -Tomad espectáculo-les dijo.
               -June-pidió Simon, y la pelirrosa, ni corta ni perezosa, comenzó a leer.
               -Como Eleanor no gane después de todas las putadas que le están haciendo, les saco el hígado a Simon, Jesy y Nicki y me hago un paté con él.
               -¿Quién ha twitteado algo tan horrble?-espetó Jesy, estupefacta.
               -Yo-respondió Gaga, dando un sorbo de su botella de agua y sonriendo con satisfacción.
               Simon, que sabía que Chasing the stars eran quienes más vendían, obligó a que sus números fueran los últimos de la noche. Permitió que Scott y Tommy cantaran We Don’t Wanna Go Home de Jason Derulo y se unió a las voces exigiendo que se dieran un beso.
               -Qué manía, chico-Sherezade suspiró y se llevó una mano a la cara.
               -Tengo ganas de verlo-admití.
               -No, si yo también-respondió ella, riéndose-. Y ellos de hacerlo, lo que pasa que son demasiado orgullosos como para admitirlo.
               Scott iba a abrir la boca para decir algo cuando una voz se levantó por entre el público, y nosotros, que estábamos lo bastante cerca de la pista, entendimos lo que decían.
               -¡MÉTELE LA LENGUA, SCOTT!-bramó una voz conocida, y Scott se volvió hacia la pista.
               -Cierra la boca, Alec-exigió, y todos se echaron a reír. Jordan incluso le revolvió el pelo a su mejor amigo mientras éste sonreía.
               -Qué notas eres, desgraciado-escupió Tommy, riéndose.
               -¡QUE SE BESEN, QUE SE BESEN!-insistió, y pronto todo el mundo estaba gritando lo mismo, como si aquello fuera una boda en lugar de un concurso.
               -¡Qué gallito eres, ¿verdad?! Sube aquí si tienes cojones, valiente, que eres un valiente.
               Sabrae tuvo que sujetar a Alec para impedirle que subiera cuando él se negó y Tommy y Scott empezaron a hacer ruidos de gallinas.
               -¡CHUPÁDMELA, IMBÉCILES!
               Los chicos se echaron a reír y escucharon con atención las intervenciones de las juezas, que alabaron de nuevo su canción y les dieron las gracias por dejarles disfrutar de su buen rollo.
               -Aunque ya os aviso que no salís de aquí sin daros un pico-advirtió June, clavando la uña en la mesa-, y me da igual que luego me lleven presa por corrupción de menores.
               -Yo no soy menor-respondió Scott, pasándose una mano por el pelo.
               -Otra cosa es que actúe como uno-intervino Tommy, echándose a reír.
               -Te mato. Yo a ti, te mato. Subnormal, que es que eres subnormal-Scott le empujó y Tommy se zafó de él.
               Se marcharon del escenario y lo dejaron libre para Eleanor, que comenzó su actuación con vaqueros y una camiseta y se fue cambiando de ropa a medida que repetía el estribillo de Applause de Lady Gaga. Terminó con un vestido de espejos que resaltaba sus piernas y unos zapatos de Louboutin incrustados de piedras preciosas, después de cambiarse durante la pausa que la canción hacía y librarse del mono negro que había llevado puesto por debajo de los pantalones y la camiseta.
               El mejor momento fue cuando se subió de un salto al escenario y cantó a todo lo que dieron sus cuerdas vocales.
               Eleanor se volvió, guiñó el ojo a los jueces y se sentó en las escaleras.
               -Tomad espectáculo-les dijo.
               -June-pidió Simon, y la pelirrosa, ni corta ni perezosa, comenzó a leer.
               -Como Eleanor no gane después de todas las putadas que le están haciendo, les saco el hígado a Simon, Jesy y Nicki y me hago un paté con él.
               -¿Quién ha twitteado algo tan horrble?-espetó Jesy, estupefacta.
               -Yo-respondió Gaga, dando un sorbo de su botella de agua y sonriendo con satisfacción.
               Una marea de cuerpos ocupó todo el escenario, poniéndose en fila en las escaleras y esperando a que la música sonara. Cuando comenzó, descubrimos que gran parte de la canción, Stronger (what doesn’t kill you) se basaría en las voces de un coro de mujeres que sería liderado por Eleanor y Layla. El público volvió a ponerse en pie para ellas, y las lágrimas empezaron a correr por los rostros cuando se supo que el coro estaba compuesto íntegramente por víctimas de violencia de género.
               Una a una, las mujeres fueron acercándose al micrófono y diciendo su nombre y lo que les había ocurrido. Cuando pareció que todas habían acabado, sucedió algo horrible.
               Eleanor se acercó al micrófono.
               -Hola, me llamo Eleanor-repitió la fórmula del resto de chicas-, y una vez intentaron violarme-se atragantó con sus lágrimas y cerró los ojos un momento-. Por suerte, alguien muy cercano e importante en mi vida estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de lo que me estaba pasando, y evitar que lo que iba a suceder, ocurriera. Como recompensa, le expulsaron del instituto-se miró las manos.
               En mi cabeza sólo rebotaba un nombre. Scott, Scott, Scott, Scott.
               Me volví hacia Sherezade, estupefacta, igual que Louis. Me cogió la mano y me pidió disculpas por no habérmelo contado: los chicos le habían pedido que no dijera nada, y ella, muy a su pesar, tuvo que acceder. Yo lloraba a mares, temiendo lo que había tenido que soportar mi hija, lo mal que lo debía de haber pasado sin que yo supiera nada ni pudiera, por tanto, ayudarla.
               -Estoy tan agradecido de que Scott exista-dijo Louis, articulando mis pensamientos-. Es lo mejor que le ha pasado a esta familia. Daré las gracias todos los días de que no permitieras que Zayn te echase cuando le dijiste que estabas embarazada de él.
               Gaga se limpió las lágrimas de los ojos y asintió con la cabeza, identificándose con lo que le había sucedido a mi pobre nena. Dan me abrazó las piernas y me preguntó si su hermana estaba bien. Le cogí en brazos y le dije que sí, ahora sí.
               Se había convertido en una mujer fuerte a base de golpes. Me hubiera gustado que hubiera florecido de otra manera, pero ahora, por lo menos, sabía que tenía a alguien protegiéndola cuando ni yo, ni su padre, ni su hermano, estábamos allí para ella.
               Recé en silencio para que Scott nunca dejara de quererla: sabía que Eleanor jamás dejaría de quererle a él.
               Y también rogué a las estrellas que no dejara que él volviera a meter la pata: no sabía cuántos errores podría perdonarle Eleanor, sobre todo teniendo en cuenta que le romperían el corazón.
               Layla dio un paso al frente y se colocó delante del micrófono. Los rostros de Alba, Liam y Rob se congelaron.
               -Hola, me llamo Layla-susurró, y se quedó callada un momento, mirándose las manos-. Y sufrí malos tratos durante más de un año-tragó saliva-. Vine a Londres con mi novio del instituto para sacarme la carrera de Medicina. No sé por qué, todo empezó a ir mal. Él me pegaba y me humillaba y yo me decía que tenía la culpa de todo. Que yo le provocaba. Que le había convertido en lo que era ahora. En Wolverhampton no era así. Puede que fuera el aire de Londres. Puede que la ciudad le afectara; había leído en algún sitio que mudarse a una gran ciudad puede afectar a las personas. Pero no las cambia tanto. Se convirtió en un monstruo que hizo de mi vida un infierno-confesó, mirando al público, que permanecía en absoluto silencio, mudo de asombro-. Mientras me violaba, me decía que lo hacía por el alcohol, o que debería sentirme halagada porque no respetaba las cosas que yo le decía. Me veía demasiado guapa para aceptar un no, me deseaba demasiado para soportar mi rechazo, me quería demasiado como para no insistir en que nos fuéramos a la cama cuando yo le decía que estaba cansada.
               Layla tragó saliva y volvió a mirarse las manos. Eleanor le tendió la suya y Layla la aceptó. Cerró los ojos un momento antes de continuar.
               -Deseé acabar con mi vida. Y lo habría hecho en un par de ocasiones de no ser porque alguien me convenció de que no merecía la pena-Layla se volvió hacia las bambalinas-. Diana es una buena chica. No es sólo una cara bonita. Tiene un corazón enorme, no sé cómo le cabe en el pecho. Estuvo ahí para mí. Me escuchó cuando no podía contárselo a nadie. Y permitió que su novio me salvara. Permitió que Tommy me diera las ganas suficientes de querer recuperarme como para hacerlo. Diana no ha hecho nada. Yo me he enamorado de Tommy. Tommy tampoco ha hecho nada, nada excepto animarme a curarme. Ahora mi maltratador-carraspeó- ya no está en mi vida, tengo un nuevo novio que me cuida y me quiere y que sé que nunca me haría daño. Y ahora, quienes me maltratáis sois vosotros-les miró a todos con los ojos llenos de lágrimas-. Me pegáis cuando decís que Tommy es un sinvergüenza. Me humilláis cuando decís que Diana y yo no nos queremos a nosotras mismas por consentirle esto. Para una cosa buena que evita que quiera hacerme daño a mí misma, echarme a dormir y no despertarme, vosotros queréis destruirla simplemente porque no es lo convencional. Tommy no es un hijo de puta, un cabrón, no se merece que le odiéis, ni que le amenacéis con partirle las piernas o cosas peores. No se merece lo que le estáis haciendo. Alguien que quiere como lo hace él no se merece que le lancéis tanto odio. Es una buena persona-negó con la cabeza, mirando a todo el público, las caras calladas-. Es una buena persona y yo me he recuperado y soy una superviviente y vosotros estáis haciendo lo contrario de lo que pregonáis. No me estáis animando a que hable de mi vida, ni a que sea feliz. Me animáis a que me esconda. Y si me animáis a que me esconda y yo no digo nada, él habrá ganado. Él y cada hombre que llegue a su casa y viole a su mujer y la pegue y la mate habrá ganado. Sólo porque vosotros no podéis entender que una persona puede querer a dos a la vez.
               Layla inspiró hondo y exhaló despacio.
               -No sé si me quiere la mitad de lo que vuestras parejas os quieren a vosotros, pero sí sé una cosa: me quiere como nadie. Y me quiere mejor de lo que me han querido nunca. Incluso cuando estaba rota, sucia y utilizada. Así que animo a todas las mujeres que me están viendo y que hayan pasado o estén pasando por mi misma situación a que hablen. No estáis solas. Yo estoy con vosotras. Nosotras-se giró y abarcó con el brazo a las coristas- estamos con vosotras. Vosotras no habéis hecho nada. No os lo habéis buscado. No os merecéis dolor. Os merecéis ser felices y reír. Os merecéis que os quieran bien. Os merecéis querer seguir viviendo. Os merecéis encontrar a vuestro propio Tommy, y que os dejen en paz cuando lo hagáis, aunque lo compartáis con otras personas. Yo no comparto a Tommy-aseguró Layla-. Le tengo entero para mí solita. Sólo sus sentimientos me pertenecen. Y con eso me basta. ¿Por qué no a vosotros?-preguntó. Nadie respondió durante unos instantes. Era increíble el silencio sepulcral instaurado en un estadio en el que había 50.000 personas-. Os pido que reflexionéis. Vuestras palabras tienen un impacto más fuerte del que pensáis. Los palos y las piedras romperán huesos, pero las palabras también pueden llegar a matar.
               Se retiró del micrófono y le cogió la mano a Eleanor. Cerró los ojos un momento y se giró para marcharse.
               Alguien entre el público empezó a aplaudir. Distinguí un vestido azul entre la multitud. Sabrae. A ella se le unieron Alec, Jordan, Bey, Karlie, Tamika, Max, Logan y Zoe. Y a ellos, los de al lado. Y a esos, otros más.
               Y los aplausos y el amor se extendieron como una marea mientras Layla y Eleanor se retiraban del escenario y bajaban las escaleras, dejando éste libre para las coristas, que se quedaron allí un rato, recibiendo los aplausos y el apoyo por petición de Gaga.
               Aprovecharon para hacer una pausa de publicidad y así poder aclarar lo que acababa de suceder. Al grupo aún le quedaban un par de canciones, que se pospusieron cerca de 10 minutos. Alba y Liam se levantaron para ir al encuentro de su hija.
               Al mismo tiempo que Alba y su marido hablaban con Layla sobre lo que acababa de suceder, y le pedían que les explicara si era por lo que le había sucedido por lo que Layla aguantaba lo de Diana, una pelirroja se acercaba a mi hijo de nuevo.
               Tommy estaba escuchando la conversación desde una esquina de la habitación, cruzado de brazos, aliviado y a la vez preocupado por lo que acababa de suceder: aliviado, porque Layla le había quitado un peso de encima; preocupado, porque puede que se lo acabara de cargar a los hombros.
               -… porque si es por eso, encontrarás a un chico que te quiera solo a ti. Tú misma lo has dicho, pequeña, estás curada, y…-comentaba Alba, pero Layla negaba con la cabeza.
               -No quiero a otro chico. Quiero a Tommy. Aguanto esto porque le quiero y él me quiere a mí, y eso nos incumbe sólo a nosotros dos.
               -Pero…
               -No os pido que lo entendáis. Ni que me apoyéis. Sólo os pido que respetéis mi decisión. Quiero que Tommy forme parte de mi vida. Si no fuera por él, ni siquiera estaría aquí de pie-dijo Layla, y sus padres se miraron y asintieron con la cabeza.
               -Te apoyaremos siempre, corazón-aseguró su madre.
               -Eres nuestra hija y te queremos pase lo que pase-añadió Liam. Layla les dio las gracias y se fundió en un cálido abrazo.
               -Cómo te gusta complicarte la vida, ¿eh?-sonrió Megan por detrás de Tommy, apoyando el brazo en la pared, asegurándose de que el escote se le hiciera más generoso y el agujero del ombligo se asomara por debajo de su camiseta.
               -Cualquiera diría que las viejas costumbres se pierden-respondió mi hijo, hostil. Clavó la mirada en Scott, que tenía los ojos fijos en ellos, y negó sutilmente con la cabeza. Puedo manejármelas solo.
               -Me pregunto hasta qué punto conservas tus viejas costumbres-coqueteó la pelirroja, acercándose hacia él con sensualidad. Tommy no movió ni un músculo.
               -Una lástima ese repentino interés por mí, Megan. Creo que te vas a quedar con las dudas.
               La chica se echó a reír.
               -¿Repentino? Sabes que lo nuestro trae cola.
               -A mí es que las únicas colas que me gustan, son las de los vestidos-respondió Tommy. Megan sonrió, se relamió los labios y jugueteó con su pelo. Él dio un paso atrás y volvió a cruzarse de brazos.
               -Tendré que ponerme más vestidos de ahora en adelante, entonces.
               -Haz lo que te salga de los cojones-Tommy volvió a mirar a Layla.
               -Sabes que no vas a superarme nunca, ¿verdad?-acusó ella, molesta ante la indiferencia de él.
               -No sé tú, Meg, pero a mí me parece que te tengo superadísima-respondió Tommy, contemplando tanto a Layla como a Diana.
               -Estás con dos porque ellas no te dan lo que te daba yo. Las necesitas juntas para sentir lo mismo que conmigo-Megan le acarició el brazo y subió por sus hombros. Tommy se apartó.
               -No me toques.
               -¿Por qué?-le dedicó una sonrisa pícara-. ¿Porque en el instante en que lo haga, me dirás que quieres volver?
               -Porque cuando lo hagas-contestó él-, estaré sucio. Sabe dios dónde has metido esas manos o lo que has hecho con ellas. No mereceré que Diana me toque, o que Layla me mire siquiera.
               -Así que Layla es tu favorita-ronroneó Megan, apoyándose de nuevo en la pared.
               -No.
               -Elegirías a Layla.
               -No.
               -Pero no quieres elegir.
               -No puedo, no quiero, y no tengo por qué elegir. Los tres somos felices así, y que les jodan a los demás.
               -Yo podría ser la tercera, ¿sabes? Me gusta la atención que les dan a las demás-las miró y se mordisqueó la uña del pulgar-. Sé que no tendría tanta, y eso es casi mejor. Más sexo y menos entrevistas-ofreció en tono seductor. Le guiñó un ojo-. Vamos, T. sabes que soy el amor de tu vida. Por eso soy la única con la que has estado en exclusiva.
               Tommy se la quedó mirando. Y fue entonces cuando la vio. La vio realmente, vio lo que veía en ella Scott, lo que veíamos todos ahora que conocíamos sus verdaderas intenciones.
               Y le dijo lo que tendría que haberle dicho hacía mucho, mucho tiempo.
               -Vete a la putísima mierda, Megan.
               La pelirroja se quedó allí plantada, sin dar crédito a lo que acababa de oír. Alzó las cejas abrió la boca, sus ojos del tamaño de Rusia, como poco.
               -¿Qué?
               -Sacad a esta tía de aquí-ordenó Tommy-. No es más que una fan obsesionada conmigo. Ni siquiera debería estar en el recinto.
               Dos seguratas se acercaron a Megan y la agarraron por los brazos, arrastrándola fuera en un santiamén. Scott sonrió y se acercó a Tommy.
               -Te daría un puto morreo ahora mismo.
               -Espera a que haya cámaras, hermano, que nos podemos forrar en unos minutos-le guiñó un ojo a Scott y le dio una palmada en el hombro. Los amigos de los chicos jalearon a Tommy en cuanto se acercaron y Scott anunció lo que acababa de decir.
               -Dios mío, chaval, es que te la chupo-le felicitó Alec-. Con dos cojones, sí señor.
               -Ya era hora de que mandaras a la mierda a esa zorra.
               -¿Habéis visto qué cara puso?-respondió Max.
               -Poesía-asintió Logan-. Creo que ahora mismo me tiraría a Tommy-añadió, y Scott se le quedó mirando.
               -¡Oye! Que yo estoy primero, tío. Cuando nos morreemos, ya, si eso, haces con él lo que quieras. Pero no antes.
               -Así que-Alec sonrió cuando Layla se acercó, atraída por el alboroto-. ¿Ya lo has hecho con este mamarracho?-Layla se sonrojó un poco y asintió con la cabeza-. Genial, Lay, pero cuando quieras jugar a la vida en modo experto, no dudes en darme un toque-le guiñó el ojo.
               -Te voy a romper la puta cara, a ver de qué vives ahora.
               Sonaron los toques que indicaban la vuelta a la emisión y los chicos se colocaron en posición una penúltima vez. Jake les deseó suerte y Eleanor salió de las bambalinas para contemplar la actuación del grupo.
               Cantaron Never enough, vestidos con trajes de colores y sombreros a juego, y el público se volvió loco. Cantamos todas las partes de los coros y contuvimos el aliento cuando Scott compartió verso con Chad, acabando la parte de Niall, sólo para ponerse frente a Tommy y pasarle las manos por el cuello como si se fueran a besar.
               Pero, por desgracia para todos, y decepción de media Inglaterra, Diana se metió entre ellos dos y cantó de nuevo el estribillo, mientras los dos chicos se reían por la provocación. Layla hizo las notas altas de su padre y las cámaras se concentraron en las venas de su cuello, que se hincharon con furia mientras lo bordaba. Todo el mundo se puso en pie para aplaudirla y Gaga le dijo que esta era su noche, con independencia del resultado del concurso.
               -Paula, de la Habana, dice que Tommy y Scott a punto de besarse y Diana metiéndose por en medio es como cuando vas a estudiar y de repente recuerdas que hay un nuevo capítulo de tu serie favorita.
               -Paula, cariño-respondió Layla-, si Tommy y Scott a punto de besarse son ponerse a estudiar, yo gustosa me pasaría la vida memorizando el diccionario.
               -Probablemente sea la criatura más odiada del planeta ahora mismo-aventuró Diana, acariciándose el pelo y sonriendo a cámara.
               -¿Sabéis qué os digo?-respondió Scott, agarrando el micrófono y buscando la cámara-. Que si hacéis que ganemos este programa, Tommy y yo nos damos un beso. Con lengua.
               -De medio minuto-añadió mi hijo.
               -Por dios, ya estoy salivando.
               -¡VOTADNOS!-gritó Diana, tirándose sobre Scott para aprovechar su micrófono-. ENVIAD UN MENSAJE CON LA PALABRA CTS ESPACIO GANADOR AL…
               -LLAMAD AL NÚMERO QUE APARECE EN PANTALLA-exigió a gritos Chad. Los chicos se retiraron entre risas y aplausos, y mi pequeña nos regaló una nueva sorpresa. Cantó Side to side sentada en las escaleras y paseándose por la pasarela.
               La cámara se fue hacia la mesa de los jueces y enfocó a la silla de Nicki, y yo ya me esperaba que ella se levantara y fuera con mi hija, sorprendiéndonos una vez más, cuando el cámara rodeó la mesa y enfocó a alguien muy distinto.
               Sabrae, con un mono rosa chicle de látex, guiñó el ojo y sonrió mientras cantaba con los pies subidos a la mesa el solo de Nicki.
               Juro que nunca había escuchado gritos tan fuertes en toda mi vida.
               -All this bitches flows is my mini me-continuó Sabrae, estirando el brazo y dejando que tiraran de ella para incorporarla y permitirle caminar, agitando las caderas al ritmo de la música mientras se acercaba a Eleanor. Se sentó a su lado e hizo las voces del fondo, armonizando con ella. Se abrazaron y se inclinaron hacia delante, agradeciendo los aplausos.
               -Entre el accidente, el incipiente morreo Scommy, y el mono que lleva puesto Sabrae, yo no llego vivo al verano-le confió Alec a Jordan, que se echó a reír.
               -¿Significa eso que puedo quedarme con tu play?
               -No. Hijo de puta, que todavía estoy vivo-gruñó Alec.
               -Por poco tiempo; le pediré a Sabrae que no se quite el mono, a ver si te da un infarto ya.
               -Gilipollas, no-replicó Alec, persiguiendo a Jordan por entre la gente-. Te mato, te mato en 5 segundos, vuelve aquí, desgraciado.
               El grupo se cruzó con las chicas en las bambalinas, se desearon mutua suerte y echaron a andar. Empezaban entre el público, en el otro extremo del estado, y caminarían por entre las gradas hasta llegar a una pasarela que tenían preparada para acceder a la pista.
               Tommy cogió aire, miró en derredor, esperando reconocer alguna mueca al verlo. Pero Layla le tomó de la mano y le dio un beso en los nudillos, como él había hecho tantas otras veces.
               -No te preocupes, T.
               -No me preocupo, princesa-respondió él, sonriéndole-. Estoy contigo.
               Y así, cogidos de las manos, salieron a la luz, que brilló con especial intensidad para ellos. Todos nos volvimos y nos los quedamos mirando mientras Layla sostenía un par de cartulinas entre las manos.
               Ya no llevaban ningún tipo de uniforme, no se conjuntaban de ninguna manera. Layla iba con un vestido vaporoso muy similar al que había llevado por la alfombra roja, que Alba me explicó que era de sus favoritos, comprado en sus últimas vacaciones, que le realzaba el bronceado y le hacía aún más largas las piernas.
               Chad llevaba un polo de un suave tono verde que hacía que sus ojos brillaran con luz propia, y unos sencillos vaqueros grises.
               Diana llevaba puesta un top anudado al cuello y unos leggings brillantes, con un par de incrustaciones en pedrería púrpura aquí y allá.
               Scott y Tommy llevaban cada uno una camiseta, Scott negra y Tommy blanca, y vaqueros azules con zonas más desgastadas.
               Cuando comenzó la música, como una especie de acordeón, me recorrió un escalofrío. Reconocí al instante la canción y me pareció que no habría una elección emjor para aquella noche en la que todo era posible. We own the night, de The Wanted, en la que Chasing the stars se mostraban, por fin, tal y como eran: chicos de dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve años, dispuestos a comerse el mundo pero a frágiles a su vez.
               Un grupo, cinco individuos, que formaban un todo más grande que la suma de las partes.
               Layla sostuvo sobre su vientre el cartel, mirando a la cámara y sonriendo. En él se leía un gran “lo siento”. Chad se llevó el micrófono a la boca y Layla giró el cartel, que por el otro lado rezaba: “pero esta vez, no empiezo yo”.
               -May our hearts be full like our drinks tonight, may we sing and dance till we lose our minds. We are only Young if we seize the night. Tonight, we own the night. Tonight, we own the night.
               Con el interludio de la canción, en la que el público se puso a cantar automáticamente los “la la la”, los chicos echaron a andar en dirección al escenario, moviéndose despacio, disfrutando del momento. Puede que aquella fuera su última actuación juntos.
               Diana se ocupó del segundo verso, Layla, del estribillo, Scott, del tercer verso, justo después del estribillo.
               Tommy cogió el micrófono, le pasó una mano por el hombro a Scott y cantó:
               -Hey, I’m a Little drunk but I got something to say. Hold your jars!
               Y continuaron juntos el estribillo, cantando a una sola voz. Noté que algo me humedecía la cara y me llevé una mano a las mejillas, sorprendida. Caí entonces en la cuenta de que estaba llorando.
               Hicieron el puente acercándose al borde del escenario y moviendo las caderas como si estuvieran en una película de Bollywod, ejecutando el baile final, acariciando las manos de quienes conseguían alargarlas lo suficiente.
               El puente se acabó y todos empezaron a armonizar con sus voces, haciendo las veces de fondo al que se ocupó de cada verso. Hicieron alzo parecido a lo que habían hecho con Sax, en el que cada uno cantó una canción, o nuestros maridos con If I could fly.
               -May our hearts be full like our drinks tonight-cantó Chad.
               -May we sing and dance till we lose our minds-añadió Scott.
               -We are only young if we seize the night-puntualizó Tommy.
               -Tonight, we…-comenzó Diana, pero negó con la cabeza, se llevó la mano a la boca y cerró los ojos. Se había echado a llorar. Layla recogió su testigo, le pasó los brazos por los hombros, reposó su cabeza sobre su clavícula y le depositó un beso cariñoso sobre la frente, antes de finalizar.
               -Tonight, we own the night.
               Layla dejó caer el micrófono y le besó la cabeza a Diana, y mientras nosotros les aplaudíamos, hicieron una piña y se abrazaron entre sí. Dieron saltitos, se repartieron besos y caricias, se separaron y se inclinaron hacia delante agradeciendo todas las atenciones.
               Diana siguió llorando, luchando por contener sus lágrimas a pesar de que a todo el mundo le pareciera adorable que se derritiera por fin.
               -No sabes lo orgulloso que estoy de ser tu novio ahora mismo-le susurró Tommy al oído, de forma que sólo ella pudiera oírlo y su pelo ocultara sus labios. El comentario era exclusivo de ellos dos, íntimo y tierno como sólo podían serlo dos personas que se querían tanto como ellos.               -Diana-sonrió Gaga, y ella se tapó la boca un momento, asintió con la cabeza, se dio la vuelta para limpiarse las lágrimas mientras todos aplaudíamos y coreábamos su nombre, y por fin se giró y asintió con la cabeza-. ¿Qué sientes?
               -Es que… les quiero un montón-susurró Diana, mirando a los cuatro-. Son como los hermanos que nunca tuve. Y no puedo creer que puede que ésta haya sido nuestra última canción.
               -Bueno, quizá todavía podáis cantar otra, ¿no crees?
               -Sí-cedió ella, asintiendo con la cabeza. Layla volvió a recogerla y le acunó mientras los jueces comentaban lo precioso que había sido la actuación y se ponían de parte de Diana, comprendiendo que se emocionara de aquella manera al haber interpretado algo con tanto sentimiento. Nunca antes habían hecho una canción en la que sólo ellos hubieran ensayado, sin ayuda de nadie que les instruyera en cómo controlar la voz, la respiración, o cómo llevar a cabo una coreografía.
               Puede que por eso fuera tan sencilla, y a la vez, tan auténtica. Mirándolos cantar, moverse, bailar con cierta timidez y abrazarse, sentí que aquella sería su actuación favorita porque nadie les había dicho qué hacer. Habían sido ellos.
               Louis me besó la sien y me preguntó si estaba bien. Asentí y apoyé la cabeza en su hombro, a la espera de que se llevaran a cabo las valoraciones finales. Simon dio las gracias al grupo por su estancia en el programa y por todo lo que habían aportado y les aseguró que nunca había visto a un grupo de personas que sintiera tanto lo que habían ido a hacer.
               Anunció que las líneas de votación se cerrarían en 10 minutos y dio paso a un nuevo espacio publicitario. Vi que había más revuelo que de costumbre en la pista, y mientras el grupo se retiraba, un par de personas se acercaban a las vallas de seguridad y hablaban con los vigilantes, que primero negaron con la cabeza, pero luego, cuando la chica empezó a gesticular, haciendo que su pelo rojo caoba bailara en torno a su rostro, se miraron entre sí. La chica juntó las manos como si rezara a un dios que se había manifestado ante ellos y los dos hombres se miraron un segundo. Se encogieron de hombros y se hicieron a un lado, aunque detuvieron a la pareja un momento, lo justo para hacerles saber que tenían dos minutos y que, si intentaban hacer algo, les echarían como alma que lleva el diablo.
               Zoe y Jordan asintieron y cruzaron la barrera de las vallas para, a continuación, apresurarse en dirección a las bambalinas.
               Había sido él quien la había convencido de que fuera a Londres con él y estuviera en la final. Diana y Zoe llevaban sin hablar desde que la última se hubiera subido al avión de vuelta a Nueva York, tras aquella fatídica noche que tanto dolor les había causado a tantas personas. Ambas chicas se quedaron dormidas al lado de sus teléfonos, esperando a que la otra la llamara o siendo incapaces de reunir el valor para ser ella quien diera el primer paso, cayendo en una vorágine de angustia y desesperación que a Diana la consumía mientras que a Zoe la estrangulaba.
               Las dos habían reaccionado de la misma manera: entregándose a los placeres de la carne para olvidar el dolor de su alma; las drogas sustituyeron a su mejor amiga cuando ya no había nadie que las escuchara y comprendiera.
               Que Jordan se animara a coger un avión y se presentara en casa de la pelirroja después de pedirle a Shasha que hiciera un “pequeño escaneo” de las Zoes que vivían en Nueva York hasta encontrar a la suya fue un soplo de aire fresco para la pelirroja.
               La chica se había quedado helada, sin saber qué decir, cuando la criada le hizo pasar. Se levantó del sofá en el que estaba apoltronada y ni se molestó en intentar mejorar su aspecto, tal era la estupefacción que le producía ver al inglés en su ciudad natal.
               -Jordan…-susurró, y él se acercó a ella.
               -He venido a verte. Tengo que hablar contigo y no puedo arriesgarme a que me cuelgues el teléfono cuando las cosas se pongan feas.
               -Pero… tienes que irte. Te he hecho algo horrible. No deberías hablar conmigo. No quiero que me odies.
               -No te odio.
               -Porque no lo sabes. Márchate, por favor-ella se soltó de sus manos y comenzó a subir las escaleras en dirección al segundo piso de su ático, con la intención de tirarse en la cama, abrazarse a su almohada y llorar. Para dos personas que le importaban de verdad a Zoe, y las había perdido la misma noche, en el mismo segundo.
               -Sé lo de Scott-anunció Jordan, y ella se dio la vuelta y lo miró. Jordan se acercó a las escaleras y se quedó al pie-. Sé lo de Tommy. Nos lo contaron. Y no te culpo. Me dolió, vale, pero no te culpo. No somos nada. Lo habíamos decidido así. Y tú no me debías nada.
               -Te debía mucho, y éramos mil veces más que nada-respondió la pelirroja, pero el inglés negó con la cabeza y subió un escalón.
               -Yo sé quién tiene la culpa de lo que sucedió, y a quién ha hecho daño. No te mereces torturarte de esta manera.
               -Jordan, por favor. No me hagas esto más difícil. Márchate-Zoe se llevó una mano al pecho, sintiendo cómo cada palabra suya se le clavaba en el corazón. Le quería y no quería hacerle daño, no quería contaminarle, bastante daño se habían hecho mutuamente Diana y ella como para permitir que Jordan entrase en el juego. No se merecía esto.
               -No voy a irme a ninguna parte. Quiero estar contigo. Sólo contigo. Y necesitaba que lo supieras. He venido para decírtelo. Te quiero, quiero estar contigo, y me da igual lo que haya pasado antes. Para mí, lo que cuenta, es lo que vas a decir a continuación.
               -Jordan…
               -Elige bien las palabras, Zoe-aconsejó el chico-. Pedir ayuda es de valientes. Ahora es cuando arreglas lo que hiciste al subirte al avión.
               Zoe había bajado las escaleras despacio, temiendo que la bestia en él despertara, y Jordan esperó, pacientemente, hasta que ella estuvo a su altura y pudo volver a cogerle la mano. Le acarició la cara y ella cerró los ojos.
               -Lo estás pasando mal-susurró, y ella apartó la cara, sin atreverse a mirarlo-. ¿Por qué no te permites pedir perdón?
               -Porque no me lo merezco-respondió ella, con los ojos anegados en lágrimas-. Ni me merezco que te hayas tomado la molestia de venir aquí, a verme.
               -No es decisión tuya lo que yo haga o deje de hacer.
               -Sí, pero sí lo son todas las demás cosas que me hacen no ser digna de lo que haces por mí.
               -Z, ¿no lo entiendes? Me da igual lo que hicieras cuando estabas drogada. Lo que cuenta es que, cuando eres tú, sufres por lo que sucedió. Eso dice de ti mucho más de lo que te atreves a reconocer. Quiero quedarme contigo. Quiero que lo intentemos. Quiero que te pongas bien y que vengas a verme y que yo venga a verte a ti, y que les den a todos los que dicen que las relaciones a distancia no funcionan. No debería haberme puesto como me puse cuando te presentaste en casa y te ofreciste a… ya sabes-Jordan sonrió, y Zoe también.
               -Alec estaba en el hospital.
               -Y tú no tenías la culpa. Déjame quedarme. Quiero arreglarlo-le dio un beso en la mejilla y la miró a los ojos-. ¿Qué me dices?
               Zoe se mordisqueó los labios.
               -No te vayas-dijo por fin, y Jordan sonrió, la besó en los labios, y dejó que la guiara hasta su habitación, la consoló entre las sábanas y le prometió que haría todo lo que estuviera en su mano para conseguir que las cosas con Diana fueran igual que antes. Consiguió convencerla de que fuera a Inglaterra con él, incluso cogió un avión de ida a las pocas semanas de aquella pequeña excursión, justo después de que Alec despertara y los amigos de mi hijo supieran lo que había sucedido y lo que Scott, Tommy, Diana y Zoe habían hecho, sólo para asegurarse de que Zoe no se acobardaría en el último momento.
               Justo lo que le estaba sucediendo entonces. Se quedó plantada a la puerta de las bambalinas y negó con la cabeza, mirando a Jordan aterrada.
               -No puedo. No puedo, ¿y si no quiere verme?
               -¿Cómo no va a querer? Eres su mejor amiga.
               -Hace un mes que no sé nada de ella. Es como una desconocida. Esto es una mala idea, Jor. Deberíamos volver. Se están jugando mucho y no quiero disgustarla-Zoe reculó, pero Jordan la agarró de las manos y negó con la cabeza.
               -No la disgustarás. Se alegrará de verte. Ven. Quédate aquí. Yo iré a hablar con ella y con Tommy, ¿de acuerdo? ¿Te parece bien? No te muevas-le pidió, dejándola en una esquina mientras sorteaba a la gente en dirección a los chicos, que seguían consolando a Diana y ofreciéndole pañuelos de papel con el que limpiar sus lágrimas. La americana tomaba aire en busca de tranquilizarse, y lo único que conseguía era ponerse a llorar con más intensidad.
               -Tommy-pidió Jordan, y mi hijo se dio la vuelta y lo miró, sorprendido-. Zoe está aquí. Tiene que hablar con Diana.
               Tommy clavó los ojos en la pelirroja, que los miraba temblando de pies a cabeza, las manos apoyadas en la pared, las uñas clavadas en el cemento, como si estuviera conteniéndose para no salir corriendo. Mi hijo asintió y se giró hacia Diana.
               -Mi amor-le dijo-, cariño. Hay alguien que quiere hablar contigo.
               Diana levantó un segundo la mirada y Tommy hizo un gesto con la cabeza en dirección a la pelirroja. Su expresión se mudó al instante, entre el miedo y la ilusión, una mezcla extrañísima que nadie había visto nunca.
               -Ven conmigo-le pidió a su inglés, y Tommy asintió, la cogió de la mano y la sacó del círculo mientras Jordan se acercaba a Zoe y le daba un beso en la sien para intentar calmarla. Consiguió que Zoe diera un par de pasos al frente. Las dos chicas se miraron largamente, como dos desconocidas que no saben cómo iniciar una amistad muy conveniente para ambas. Diana miró a Tommy y Zoe se desinfló un poco, temiendo que la rubia le pidiera a mi hijo que la sacara de allí.
               Pero Diana no abrió la boca, y el estómago de Zoe hizo un triple salto mortal.
               -Habla con ella-le dijo Tommy-. No puedes escuchar a la gente si no las oyes.
               Diana miró a Zoe, que le devolvió la mirada con un nudo en la garganta y los ojos húmedos por las lágrimas.
               -Te echo de menos-le dijo la rubia a la pelirroja, y con eso fue suficiente para que el muro que habían construido se desmoronara. Zoe dio un par de pasos en dirección a su amiga y le pasó los brazos por los hombros, cerró los ojos y la estrechó en un abrazo poderoso, lleno de amor. Las dos sintieron que sacaban la cabeza debajo del agua después de una angustiosa inmersión en la que habían escapado por los pelos de un naufragio.
               -Siento muchísimo todo lo que te he hecho pasar-le susurró al oído Zoe.
               -Lamento un montón no haber cogido el teléfono y haberte llamado.
               -Estaba tan enfadada.
               -Estaba tan molesta.
               -Me dolía tanto…
               -Era insoportable.
               -Te necesito-dijeron las dos a la vez, y se separaron un momento, se miraron, y se echaron a reír. Zoe se puso de puntillas para mirar en dirección al grupo congregado al fondo de la pequeña estancia, que las observaba con atención. Se giró y miró a Jordan, una pregunta en su mirada. Jordan asintió con la cabeza y le hizo un gesto con la mano para que se adelantara.
               Zoe se separó un poco de Diana, pero no rompió el contacto con su cuerpo.
               -Ven conmigo-le pidió.
               -Siempre-respondió su amiga, y se sonrieron y se acercaron al grupo. Zoe se volvió primero hacia Scott.
               -Siento todo lo que te ha pasado con Eleanor por lo que te hice-se disculpó. Scott negó con la cabeza.
               -No me hiciste nada, Zoe. No es tu culpa.
               Zoe sonrió, triste. Se volvió hacia Layla, que le dedicó una sonrisa muy dulce. Tommy se enamoró un poco más de ella al ver lo comprensiva que se mostraba con una chica a la que apenas conocía pero que tanto daño le había hecho.
               -Siento todo el sufrimiento que te he podido causar. No puedo decir que no fuera mi intención-reconoció, avergonzada, mirándose los pies-. Quería que dejaras a Tommy. Lo mal que pudieras pasarlo era un mal menor. Quiero que sepas que me arrepiento de todo el daño que te he hecho.
               -No te preocupes, Zoe. Está olvidado, de verdad.
               -Yo quería hacértelo. Quería hacerte todo el daño que pudiera-continuó Zoe, como si quisiera despertar una reacción en Layla. Ésta negó con la cabeza-. Quería hacerte tanto que no pudieras perdonarle. Quería que Tommy fuera sólo para Diana. En el fondo, no soy mejor que la gente que os está amargando la vida.
               -Sí que lo eres. Te estás disculpando. Ellos no van a hacerlo.
               -Lo lamento muchísimo.
               -No te preocupes, Z. Sólo defendías a tu amiga. Diana debería sentirse afortunada de que alguien sea capaz de llegar a esos extremos sólo por verla feliz.
               -De verdad, yo…
               -Zoe-Layla le puso las manos en el hombro-. No te preocupes. Te perdono. Lo que cuenta es que todo está bien.
               Zoe se echó a llorar y dejó que Layla la abrazara, se aferró a su espalda como si fuera su salvavidas, y se mantuvo allí, pegada a ellos, hasta que sonaron los toques que indicaban que la publicidad estaba a punto de terminar.
               -Mucha suerte-se despidieron Jordan y ella, mientras Diana le toqueteaba la melena caoba a la pelirroja.
               -Estás preciosa.
               -Tú también.
               -Te echaré de menos.
               -No hagas tours internacionales-le pidió Zoe-. Céntrate en Inglaterra y Estados Unidos, por favor.
               -Voy a ir a una clínica de desintoxicación, Z-le planteó Diana-. Quizás sería bueno que entraras conmigo.
               -Sí-asintió la pelirroja-, ya es hora de recuperar las riendas de mi vida.
               Jake, Eleanor y Chasing the stars salieron al escenario una vez más. Se cogieron de las manos y esperaron a que el presentador anunciara quién era el tercer clasificado de aquella edición del programa. Las luces se clavaron sobre ellos como focos enfurecidos y se tiñeron de un color rojo sangre. Eleanor cerró los ojos y apretó las manos de Jake y Tommy, rezando en silencio porque aquella actuación sentada en un sofá no le hubiera costado caro. Debería haber cantado Love me like you do, tenía el vestido listo, todo estaba preparado, pero quería hacerme un pequeño homenaje a mí. Sabía que Royals era una de mis canciones favoritas de Pure Heroine, precisamente la canción con la que había descubierto a Lorde, con la que había trabajado en varias ocasiones y a la que siempre me encantaba versionar estando en casa.
               -El público ha decidido-comenzó el presentador, haciendo las típicas pausas por cuestiones de dramatismo-, que el tercer clasificado de la tercera edición de The talented generation sea…
               Chad levantó la mirada, cerró los ojos y suplicó un “por favor, por favor, por favor” silencioso. Layla tragó saliva. Scott y Tommy miraban al vacío, cada uno implorando en silencio. Diana se limpió con disimulo unas lágrimas. Jake mantenía los ojos cerrados.
               Los abrió cuando pronunciaron su nombre.
               -Jake Miller.
               Una oleada de aplausos y unos cuantos abucheos se levantó cuando Jake asintió con la cabeza y dio un paso al frente. Los abucheos desaparecieron cuando se llevó las manos a los labios y comenzó a lanzar besos al público, saludando e inclinándose, agradeciendo el apoyo y que le hubieran permitido llegar hasta allí. Aprovechó su último momento en el escenario antes de su actuación final para agradecer a su familia por el apoyo que le habían mandado desde casa, a sus amigos por votarle y echar una mano, al equipo, y a todos los que habían hecho posible que estuviera allí, en la final, y que hubiera llegado tan lejos.
               -No sé qué será de mí ahora-dijo-, pero os aseguro que, aunque tenga que volver a casa, siento que ya no vuelvo con las manos vacías. Me llevo a un montón de gente increíble que sé que estará conmigo toda mi vida. Os doy las gracias por todo lo que me habéis hecho crecer. No soy la misma persona que entró en el programa hace dos meses.
               Eleanor le tiró un beso y Layla le sonrió, Scott asintió en su dirección y le dio unas palmadas en la espalda cuando Jake vino a abrazarlos a todos.
               -Tienes una última actuación-le recordó June, después de que se retirara un momento para cambiarse de ropa y preparar su despedida del programa-, ¿estás listo?
               -Sí, pero otra vez, voy a necesitar la ayuda de alguien-anunció, y se giró hacia la puerta por la que salían y entraban los concursantes-. Layla, ¿puedes venir?
               Layla atravesó el escenario, sonriendo y toqueteándose el pelo, vestida con unos leggings, camiseta de tirantes negra, chaqueta plateada y zapatillas blancas. Llevaba el mismo uniforme que Jake, a quien dio un beso y abrazó antes de situarse a su lado.
               -Cuando nos anunciaron que íbamos a actuar por parejas-empezó Jake-, yo estaba rezando porque me tocara Layla.
               -¿Y eso por qué?-preguntó Jesy, mientras Nicki parpadeaba, expectante. Layla se mordió los labios, azorada, mientras Jake contestaba:
               -Porque es la hija del mejor cantante que ha dado este país. Liam Payne es básicamente dios-dijo, y una nueva oleada de aplausos y vítores se alzó. Liam se levantó de su asiento y dio las gracias a todos los que le aplaudían, así como a Jake por sus palabras-. Y no podía perder la oportunidad de cantar con ella una de mis canciones favoritas.
               -Pues, chicos-anunció el presentador, y Layla le miró con una sonrisa en los labios-. El escenario es todo vuestro.
               -Busca una silla, papá-bromeó Layla-, porque te vas a caer de culo-anunció antes de darse la vuelta y que el escenario se sumiera en la oscuridad. Jake comenzó la canción, llevando a los bailarines y a la propia Layla, que seguía los movimientos de los demás en una coreografía bastante complicada pero que dominaba a la perfección, hacia el estribillo con soltura y un poco de morro. Todo el mundo bailaba y se lo pasaba bien escuchándoles cantar.
               -You know, I used to be in 1D-cantaron Jake, Zayn, Niall, Harry y Louis, los cuatro últimos mirando a Liam y señalándole mientras bailaban.
               -Now I’m out, free-cantó Layla, y me extrañó que ella no se ocupara del estribillo si Jake iba a hacer las estrofas, pero no le di más importancia. Él probablemente desaparecería de la escena musical mientras ella continuaba posicionada como una de las mejores voces en la banda más popular del momento.
               -People want me for one thing.
               -That’s not me.
               -I’m not changing the way that I.
               -Used to be.
               -I just wanna have fun and…
               -Get rowdy.
               Ambos se ocuparon del estribillo, armonizando y bailando a la vez, codo con codo, agitando las caderas y las piernas en perfecta sincronización.
               Y luego, Layla, con aún más morro del que tenía Jake, se contoneó en dirección a la primera posición.
               -You know that since the tay I met you, yeah, you swept me off my feet. You know that I don’t need no money-cantó Layla, girándose y mirando a Jake, sacudiendo el dedo-, when your love is beside me. Yeah, you opened up my heart and then you threw away the key. Girl-no cambió la letra y varias personas gritaron por ello-, now it’s just you and me, and you don’t care about where I’ve been. You know, I used to be in CTS-sonrió, señalando la parte trasera del escenario. Acababa de cargarse la rima, pero le daba igual.
               -Now you here-respondió Jake.
               -People want me for one thing.
               -That’s not me.
               Continuaron con la canción, cantando juntos el estribillo, y luego, Layla dio un par de pasos, se situó al borde del escenario y miró a una cámara que la enfocaba desde abajo.
               -She gon’ strip it down for a thug, yeah.
               -Strip it down-apareció Jake por detrás.
               -Word around town, she got the buzz, yeah.
               -Word.
               -Five shots, she in love now.
               -Shots!
               -I promise, when we pull up-Layla señaló hacia arriba y se agachó sinapartar los ojos de la cámara-, shut the club down.
               -I took her from her man, don’t nobody know.
               -If you brought the CL, better drive slow.
               -She know how to make me feel with my eyes closed.
               -Anything goes down with the Huncho­-Layla alargó la nota mientras Jake continuaba con el estribillo, y se unió a él para que Jake pudiera hacer los cambios en el final de la canción que Liam llevaba a cabo en la versión original. Cuando terminaron, casi sin aliento, se quedaron pegados espalda con espalda, mirando al público y con gesto serio, aunque rápidamente esbozaron una sonrisa.
               -¡Jake Miller, damas y caballeros!-lo despidió Layla, aplaudiendo mientras sostenía el micrófono contra su boca.
               Ni siquiera se cambió de ropa para llevar a cabo la siguiente canción. Sin ningún tipo de presentación, la cámara siguió a Jake en dirección a la parte trasera del escenario, captó el momento en que chocaba las manos con los integrantes que quedaban por subir a la palestra de Chasing the stars, y el plano cambió a Tommy, Scott, Diana y Chad avanzando hacia Layla, con ropa negra, ajustada y dejando a la vista mucha carne.
               -Quizás conozcáis esta canción-sonrió Chad, colocando el micrófono.
               La música comenzó y me escuché a mí misma lanzar un grito entusiasmado mientras los primeros dos pisotones los daban los cinco subidos al escenario, y el golpe de la batería era acompañado con puños en alto.
               Diana se pegó a su micrófono y lo acarició con sensualidad mientras se afanaba con el solo de su padre en Rock me.
               -Do you remember summer 09? Wanna go back there every night. Just can’t lie, was the best night of my life.
               Apenas se oía a la chica cantar, entre el ensordecedor sonido de la música y las gargantas levantando la voz todo lo que podían. Tommy se pegó a su micrófono y bordó la parte de Louis, inclinándose hacia atrás para poder proyectar mejor la voz.
               Chad se hizo con la parte de Niall, pasándose las manos por el torso y sonriendo a la cámara, agitando los puños en alto y riéndose mientras movía las caderas como si fuera caribeño al llegar al:
               -I want you to hit the pedal, heavy metal, show me you care.
               -Yeah, we were together summer 09, wanna roll back like pressing rewind, you were mine and we never said goodby-y-y-ye, ay, ay-cantó Layla, riéndose cuando el público hizo las últimas dos sílabas con ella. Tommy se inclinó hacia delante y gritó todo lo que pudo, subió las notas a niveles insospechados, mientras las venas de su cuello se marcaban contra su piel. La cámara le enfocó el cuello mientras Diana cantaba las partes de Harry en cada verso de Louis, luego, enfocaron a Chad, con Scott haciendo las notas altas por detrás de él, con discreción.
               Llegaron a la parte en que la canción empezaba a deletrear la palabra más importante y empezaron a quitarse las chaquetas, con mención especial de Scott mordiéndose el piercing otra vez, quizás de forma inconsciente.
               -R-O-C-K me again-acabaron todos, y Scott recogió el micrófono y se inclinó hacia delante.
               -Yeah-Scott empezó a prepararse para hacer las notas altas de Zayn, y Tommy sonrió, sabedor de hasta qué extremos podía llegar su mejor amigo.
               -I want you to rock me, rock me, rock me.
               -Hit the pedal, heavy metal-cantaron todos.
               -Show me you caaaaaaaareeeeeee-cantó Scott.
               -I want you to rock me, rock me…
               -Rock me, YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAH-bramó Scott, a todo lo que daban sus pulmones, y la gente empezó a chillar mientras él alargaba la nota, sus compañeros de banda sonriendo mientras continuaban cantando.
               -I want you to hit the pedal, heavy metal…
               -SHOW ME YOU CAAAAAAAAAAAAAAAAAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE-Scott subió y subió la nota, parecía que no había lugar al que no pudiera llegar.
               -I want you to rock me, rock me, rock me.
               -Yeah-cantaron los cinco a la vez, Scott un poco cansado, y sonrieron y se abrazaron de nuevo mientras el público se volvía loco y les aplaudía.
               -Quiero que Scott me grite en el puto oído cada segundo de mi triste existencia-recitó June, y Simon se volvió hacia ella.
               -¿Quién dice eso?
               -Lo digo yo y cada persona en este estadio-contestó, bloqueando su iPad. Los chicos se echaron a reír.
               -¿Hasta qué notas consigues llegar, Scott?-preguntó Gaga.
               -Nunca había intentado subir tanto-admitió él.
               -Para mí, que llega a los ultrasonidos-intervino Tommy-. Deberíamos llevarte a un acuario, a ver si te comunicas con los delfines.
               -Te voy a dar yo a ti comunicación con los delfines-respondió su amigo, dándole un empujón amistoso.
               -No sé cómo va a superar Eleanor esta actuación.
               -No puede-respondió Chad-. Dadnos ya el premio y dejad que Scott y Tommy se morreen.
               -Jamás nadie me ha representado tanto como este jovencito irlandés-intervino Jesy.
               -Pero, ¿tú no odiabas a Scott?-se metió Nicki.
               -Puede, pero tienes que reconocer que ver a dos chicos besarse tiene mucho morbo, y más si son ellos dos.
               La última actuación de la noche fue por cortesía de Eleanor, que eligió una canción en la que yo aparecía como artista original, y que me había valido la nominación a un Grammy (por desgracia, no me llevé el premio a casa, pero el honor de que reconocieran el trabajo bien hecho fue recompensa suficiente). Apareció cantando por entre el público, y pasó a mi lado mientras sostenía el micrófono y recitaba, a todo lo que daba su voz:
               -She got a body like an hourglass, but I can give it to you all the time-Eleanor se giró y le dio la espalda a la cámara, la miró por encima del hombro mientras se pasaba la mano por el costado-¸ she got a booty like a Cadillac, but I can send you into overdrive.
               Murmuró la siguiente parte de la estrofa mientras se acercaba al estribillo, se subió al escenario y bordó cada nota.
               Bailó y cantó y se lo pasó genial, como si hubiera olvidado que en aquella canción había un rap, y bastante complicado. Cuando llegó la parte del rap de Nicki, estaba en el escenario principal, frente a las juezas. Gaga se inclinó hacia Nicki y le pidió que se hiciera con el micrófono, pero Eleanor se adelantó…
               … y empezó a rapear.
               -IT’S MYX MOSCATO, IFT’S FRIZZ IN A BOTTLE, IT’S NICKI FULL THROTTLE, IT’S OH, OH.
               El público se volvió loco, Scott y Tommy aplaudían entusiasmados, mientras yo me volvía hacia Louis y le gritaba:
               -¡Está rapeando, Louis, ESTÁ RAPEANDO!
               -It’s me, Jessie and Eri, if they test me, they sorry-Eleanor se contoneó y se rió mientras cantaba, hizo las notas altas y terminó la canción como una verdadera reina, vestida de dorado, como el premio que se merecía simplemente por existir.
               Terminó la canción agotada pero satisfecha, respirando profundamente para recuperar el aliento.
               -¿Qué acaba de ser eso?-gritó Nicki, y Eleanor se llevó el micrófono a la boca, tomó aire y respondió:
               -Para que lo sepáis, que que puedo rapear-contestó, y empezaron a aplaudirle con más entusiasmo. Me dolían las manos y todo.
               El presentador mandó pasara Chasing the stars, que trotaron hacia Eleanor y la abrazaron para felicitarla. Scott le dio un beso en la cabeza y ella se abrazó a él, y por un momento pareció que el estadio iba a caerse al suelo.
               -June, por favor, tienes que tener algo.
               -De hecho, sí. Mary, de Londres, dice “imaginaos los orgasmos que tendrán estos dos, música pura, por 5€ voy a su casa y les grabo en pleno acto”.
               -¡Mimi!-protestó Eleanor, mirando a la pista, y la hermana de Alec sacudió la mano.
               -¡Te quiero, El, pero es la verdad!
               -¿Os conocéis?
               -Es mi mejor amiga. Y parecía tímida cuando la compramos-sonrió.
               -¿Sabéis qué toca ahora?-preguntó el presentador, y los chicos asintieron.
               -Antes de que anuncies nada, James, quiero destacar que, tal y como están las cosas, ahora mismo ha habido un Tomlinson en cada puesto en una final de un programa de talentos-informó Jesy, y Gaga empezó a aplaudir.
               -Para que luego digan que mi padre no servía para nada en One Direction-espetó Tommy-. Se llega a ir él en vez de Zayn, y a los dos días tienen que cancelar el tour.
               -Sólo hechos-aseguró Eleanor, sonriendo también. Diana le cogió la cara a Tommy.
               -¿Cómo no vais a consentirle que tenga 2 novias? Si se merece 50.
               -Uf, qué pereza-respondió él-, si a duras penas me manejo con dos.
               -Haces lo que puedes.
               -Pero apreciamos el esfuerzo-Layla le dio una palmadita en el hombro.
               -¿Qué se supone que significa eso?
               -James-terció Simon-, es la hora.
               -Muy bien-el presentador se situó entre los concursantes, que se cogieron de las manos y se desearon suerte-. La audiencia ha decidido que el ganador de la tercera edición de The Talented Generation, que firmará su propio contrato discográfico y dirigirá el tour de verano, es…
               Se escucharon latidos de corazón amplificados por los altavoces. Chad tenía los ojos cerrados, Tommy se apretaba la mandíbula, Diana se miraba los pies, rezando, Layla se mordisqueaba el labio, Scott le apretaba la mano a Eleanor, y Eleanor le apretaba la mano a Scott.
               -¡¡¡¡ELEANOR!!!!-anunció el presentador, y el rostro de mi hija se contrajo en una sonrisa increíble. Se echó a llorar y se llevó las manos a la cara mientras los demás se le echaban encima, abrazándola, levantándola sobre sus cabezas y felicitándola. Tommy se apartó un momento y se subió la camiseta para taparse la cara, sin querer que le vieran llorar.
               Eleanor corrió hacia él y se colgó de su cuello para cubrirlo de besos, decirle que no pasaba nada, que él seguía siendo el mejor.
               -¿Te gustaría haber ganado, Tommy?-preguntó el presentador.
               -¿Es coña? No teníamos ninguna posibilidad-respondió Tommy, negando con la cabeza-. No, joder, es que estoy tan orgulloso de ella…
               Eleanor volvió a cubrirlo de besos mientras los padres de los demás nos felicitaban a Louis y a mí.
               Me alegré muchísimo de haber sacrificado tantas cosas, sólo con tal de que ese momento sucediera. Mi vida, mis sueños, mi libertad, todo por mis niños. No me había equivocado. Nunca me equivocaría, si elegía por, y para ellos.
               Chad también estaba llorando.
               -¿Qué pasa, C?-preguntó Scott, abrazándole y frotándole los hombros.
               -No puedo creer que hayamos llegado hasta aquí, si hace un par de meses…-Chad negó con la cabeza y Eleanor le abrazó.
               -A Chad lo que le pasa es que está triste porque no hay morreo-respondió Diana, limpiándose las lágrimas.
               -¡Sois crueles, audiencia!-gritó Layla-. ¡Habéis hecho llorar a nuestro pequeñín!
               -Eso se soluciona fácil-respondió Tommy, y Scott lo miró.
               -El mundo no se lo merece-discutió Scott.
               -Calla y bésame, tonto.
               Scott no necesitó que se lo dijeran dos veces. Agarró a Tommy del cuello y tiró de él para plantarle un beso en la boca. Tommy cerró los ojos y lo pegó más contra sí. Los dos abrieron la boca y empezaron a morrearse a lo bestia, como lo hacen los borrachos.
               -¡QUE ALGUIEN ME TRAIGA MI PUTÍSIMO MÓVIL!-bramó Diana.
               -¡DECIDME QUE LO ESTÁIS GRABANDO!-gritó June.
               -¡QUÍTATE DE EN MEDIO, LAY, QUE ESTORBAS!-bramó Eleanor, que había sacado un teléfono de Dios sabía dónde y lo había pegado a la cara de su hermano y su novio.
               Tommy y Scott se separaron por fin, sin aliento, y se sonrieron entre el griterío de la gente.
               -No sé cómo te puede gustar besarte con él teniendo esa mierda en la boca-espetó Tommy, mirando a su hermana-. Es molesta de cojones.
               -En cuanto lleguemos a casa, me quito el piercing-le prometió Scott.
               -Sí, claro, como si fuéramos a llegar tú y yo a casa-replicó Tommy, sonriendo y dándole un codazo.
               -¿Qué tal la experiencia?
               -No me extraña que se te tiren encima, hermano. ¿Qué te ha parecido?
               Scott alzó las cejas.
               -Dejémoslo en que ya no estoy tan seguro de que lo nuestro sea sólo amistad.
Tommy se echó a reír. Layla carraspeó y señaló a Eleanor con la cabeza, a la que seguían aplaudiendo y que seguía abrazando a Chad, sin poder creérselo.
               -Chicos, le estáis fastidiando el momento de gloria-recordó, y Scott y Tommy se miraron.
               -Es verdad, ¿tío?
               -¡A celebrar que mi hermana es la mejor cantante de este año!-replicó Tommy, y entre Scott y él la alzaron en brazos y la sostuvieron en alto. Eleanor levantó los brazos y todo el mundo aplaudió aún más fuerte, casi hasta que les sangraron las manos. Del techo comenzaron a caer virutas de confeti de todos los colores: plata, oro, bronce, rosa, azul, rojo, verde. Eleanor saltó de los brazos de Tommy y le dio un beso en la boca a Scott, que la atrajo hacia sí y festejó su proximidad como si el mundo fuera a acabarse. Un par de bailarinas le llevaron un trofeo a Eleanor, que lo recogió temblando como una hoja y se llevó el micrófono a la boca.
               -Estoy muy agradecida por todos los que me han votado-susurró, limpiándose las lágrimas. Tommy le dio un beso y la abrazó por la cintura-. Gracias a mis padres por apoyarme desde el minuto 1, os quiero un montón y no me olvidaré de todo lo que habéis hecho por mí, las cosas a las que habéis renunciado… esto es para vosotros-levantó el premio de cristal y Louis y yo le tiramos besos, nuestra pequeña, nuestra niñita, ganadora de un concurso tan competitivo como aquel-. Y gracias a mis amigas también por aguantarme y por animarme a presentarme a esta edición-añadió-. Y a Diana y Layla y Chad por los mimos que me dabais cuando me sentía un poco triste y me entraba la morriña-Chad y Layla le tiraron besos mientras Diana se limpiaba más lágrimas-. A Scott, por… bueno, tú sabes por qué-se pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja y él le besó la sien-. Y a Tommy. Eres el mejor hermano que nadie podría tener. Aunque a veces seas un poco pesado y te morrees con mi novio.
               -Bueno, sólo lo he hecho una vez, El. Creo que podrías darme un descanso.
               Eleanor se echó a reír y negó con la cabeza, se encaramó al cuello de su hermano y hundió la cara en su cuello.
               -Te quiero-le susurró al oído.
               -Yo también te quiero, princesa.
               -Bien, creo que todos estamos deseando que Eleanor grabe su primer disco-anunció Simon-, y que salga de tour y se coma el mundo como se merece, pero, ¿qué hay de vosotros, chicos?-Simon clavó los ojos en la banda, que se reunió con el presentador, quien les pasó un brazo por los hombros.
               -Sí, ¿habéis hablado de lo que tenéis pensado hacer?
               -No hemos tenido la conversación propiamente dicha-respondió Chad-, pero creo que todos tenemos en mente lo mismo.
               Scott selló la noche con unas palabras preciosas, que me dieron escalofríos cuando me retrotraje a varias décadas atrás, a un momento que yo no había presenciado en directo.
               -Definitivamente, vamos a seguir juntos. Esto no es lo último de Chasing the stars.



El sexto capítulo de Sabrae ya está disponible, ¡entra a echarle un vistazo y apúntate para que te avise de cuando suba los siguientes capítulos! A más gente apuntada, antes subiré



Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads, te estaré súper agradecida.😍       

               

7 comentarios:

  1. ES QUE ME CAGO EN MI PUTISIMA VIDA ESTO ES MÁS MARAVILLOSO QUE LOS CHURROS CON CHOCOLATE JODER!!!
    VAMSOA EMPEZAR CON EL EHCHOD E QUE NO SBAÍAMSO NADA DE NOEMÍ Y EL PSICOPATA Y ME CAGO VIVA DE LA SORPRESA OSEA JODER JODER JODE Y JODER
    CTS CANTANDO CANCIOENS DE 1D ESO ERA COMO LO MÁS IMPOSIBLE DE TODA LA VIDA JODE!!!! UF NO PUEDO NO PUEDO NO PUEDO MALDITA SEA TODO QUE BONIT Y LLORO
    ELEANOR GANANDO JODER COMOS E LO MERECIA MI NIÑA PRECIOSA ELLA SIQ UE LO VALE JODR
    MORREO SOCMMY JODER ES QUE VOY A LEER ESA APRTE 6547697546796369796472297291269721667656574417288199 VECES!!!! lAS CHICAS EM REPRESENTAN TANTO
    EL FINAL!! eL FINAL1!! SCOTT SIENDO DIGNO HIJO DE SU PUTO APDRE JODER

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  2. NO HE CHILLAOD Y LLORADO TANOT EN MI VIDA. PORFIN MORREO SCOMMY, PORFIN ELEANOR GANA, PORFIN TODO JODER.
    EL MOMENTO DE LA ACTUACION DE LAY Y EL ME HA HECHO LLORAR UN MONTON JODER.
    AMO A MI HIJOS, NO TENGO PALABRAS PARA EXPRESAR LO QUE SIENTO DIOS MIO. ES QUE JODEEEEEEEEEEEEEEEEER.

    -PATRICIA

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  3. LO DEL PSICÓPATA QUE AMENAZÓ A DIANA NO ME LO ESPERABA PARA NADA PROTECT HER
    LA ACTUACIÓN DE LAYLA Y ELEANOR HA SIDO MARAVILLOSA Y CUANDO LAYLA CUENTA SU HISTORIA Y DEFIENDE A TOMMY Y A DIANA Y LA RELACION QUE TIENEN LOS TRES UFF NO PODÍA LLORAR MÁS
    QUE TOTAL ME HE TIRADO TODO EL CAPITULO LLORANDO PERO ES QUE JODER HA SIDO TODO MUY BONITO Y EMOTIVO
    Y JADE ACHUCHANDO A CHAD PORQUE ES DEMASIADO ADORABLE ES MUY YO MADRE MIA
    BUENO Y ELEANOR GANADORA NUESTRA NIÑA NUESTRA REINA NUESTRO TODO SE LO MERECÍA MUCHÍSIMO JODER CÓMO PUEDE HABEE TANTO TALENTO EN ESE CUERPO ❤
    Y ESA ULTIMA FRASE DE SCOTT ESTOY CHILLANDO UFF

    "Queredle. Queredle tanto que ya ni se acuerde de cómo se llama. Queredle hasta el punto de que todo lo que hay fuera, por muy fuerte que sea, no pueda entrar a vuestras vidas. Queredle tanto que ya no escuchéis la envidia que os tendrán los demás, de tan felices que sois." ❤

    - Ana

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  4. LA ÚLTIMA FRASE DEL CAPÍTULO ME HA DEJADO EN LA MIERDA LITERALMENTE, ENCIMA LA DICE SCOTT ES QUE MADRE MÍA. HABLANDO DE SCOTT, EL BESO SCOMMY, O SEA ME DA, ME LO HE IMAGINADO Y CASI ME CAIGO DE CULO. NO SÉ COMO LO HACES PERO CADA DÍA TE SUPERAS MÁS ERIKA DE MI CORAZÓN, CUANDO ELEANOR Y LAYLA HAN CONTADO TODO SE ME HAN PUESTO LOS PELOS DE PUNTA TÍA. EN RESUMEN, CAPÍTULO DE DIEZ COMO SIEMPRE. PD: SABRALEC SON MIS PADRES.

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  5. ME MUERO EN ESTE MOMENTO ERIKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    NO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR ESTE CAPÍTULO ES EL MEJOR DE TODA LA PUTA NOVELA Y EL MEJOR QUE HE LEÍDO Y LEERÉ DE CUALQUIER COSA EN MI PUTA VIDA! EL HYPE ES MUY REAL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1
    NO SÉ NI POR DONDE EMPEZAR HA SIDO PERFECTO DE PRINCIPIO A FIN, ME HA ENCANTADO QUE LO NARRARA ERI HE GRITADO CUANDO HE VISTO QUE ERA ELLA DIOS MÍO EL INICIO CON LOUIS Y ELLA HABLANDO CON TOMMY EN ESPAÑOL AY MI MADRE TAN TIERNOS TODOS....
    BUENO LAS ACTUACIONES... HUBIERA PAGADO LO QUE FUERA POR PRESENCIAR ESA GALA TE LO JURO, HAN CANTADO REGGAETON LENTO Y HAN CANTADO CON 1D!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1 SI ESCUCHAS UN RUIDO DESDE TU CASA SOY YO GRITANDO DESDE LA MÍA
    AUN NO PROCESO BIEN TODA LA INFORMACIÓN PORQUE ES QUE HA HABIDO DE TODO, 1D, SABRALEC, TIANA7LOMMY, HEMOS DESCUBIERTO POR QUÉ ENVIARON A DIANA A LONDRES Y BUENO SE ME HA PASADO UNA COSA POR LA CABEZA QUE ESPERO POR TU MADRE QUE NO SE CUMPLA PORQUE COMO LE PASE ALGO A DIANA YO ME MUERO
    SCOMMY SE HAN BESADO Y YO YA NO TENGO NADA MÁS QUE AÑADIR ESTOY EN EL PUTÍSIMO SUELO
    HABLEMOS DEL FINAL DEL CAPÍTULO QUE ME HA DEJADO ACOMPAÑANDO A ALEC EN SU COMA CÓMO TIENES LOS SANTÍSIMOS HUEVOS DE HACER QUE EL PUTO SCOTT PRECISAMENTE ÉL DIGA ESA FRASE!!!!!!!!!!!????????????????? ESTOY GRITANDO
    HE LLORADO CUANDO HAN CANADO WE OWN THE NIGHT ES MÁS ME LA HE PUESTO Y TODO MIENTRAS LO LEÍA Y PFFFFFFFFFFFFFFFF LES HE VISTO TE LO JURO....
    MIRA CUANDO HAN SALIDO LAYLA Y ELEANOR HA CONTAR SU HISTORIA Y ENCIMA DESPUÉS DE HABER CANTADO STRONGER... HA SIDO TAN BONITO, Y EL DISCURSO DE LAYLA PFFFFFFFFF ES EL SER MÁS PURO DE ESTA NOVELA SE MERECE A TOMMY Y A DIANA Y EL UNIVERSO ENTERO
    "No te preocupes, T
    No me preocupo, princesa. Estoy contigo" NADA MÁS QUE AÑADIR
    NO SÉ POR QUÉ PERO HE SENTIDO ESTE CAPÍTULO COMO SI FUERA EL ÚLTIMO Y ME HA DADO TANTA PENA QUE NO SÉ QUÉ HARÉ CUANDO SE ACABE DE VERDAD....
    NO SÉ SI ENTENDERÁS ALGO DE TODO ESTE COMENTARIO, PROBABLEMENTE ME DEJE MILES DE COSAS POR DECIR PERO ESTOY EN SHOCK AUN, SOLO QUE TE QUIERO Y TE ADORO POR HABER CREADO ESTA MARAVILLA
    pd:
    "Cuando comenzó la música, como una especie de acordeón, me recorrió un escalofrío. Reconocí al instante la canción y me pareció que no habría una elección emjor para aquella noche en la que todo era posible. We own the night, de The Wanted, en la que Chasing the stars se mostraban, por fin, tal y como eran: chicos de dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve años, dispuestos a comerse el mundo pero a frágiles a su vez.

    Un grupo, cinco individuos, que formaban un todo más grande que la suma de las partes."
    Este párrafo resume tan bien toda la historia que quiero llorar.


    -María 💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜

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  6. ME HE PASADO TODO EL CAPÍTULO CON LOS PELOS DE PUNTA Y LAS LÁGRIMAS SALTADAS ES QUE QUÉ BONITO ERI!!!!!!!!!!
    Me he quedado alucinando con lo del psicópata y Noemi, y aunque no comparto cosas que hicieron/dijeron anteriormente, ahora me da mucha pena. Espero que haya una conversación sincera y profunda y puedan entenderlo todo
    ME ENCANTA EL VACILE DE ALEC CON ERI Y LAS MADRES EN GENERAL es que dios aunque sea de coña se la suda todo y me descojono
    La actuación de hijos y padres increíble Eri, no hay otra palabra que la defina. Igual que todas las del capítulo, es que ha sido impresionante.
    EL MORREO SCOMMY PORFIN
    Y BUENO EL PUTÍSIMO FINAL DIOS LA FRASEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
    PD: me ha encantado que el capítulo lo haya narrado Eri, creo que si lo hubiera narrado otro no hubiera quedado mejor y ay ha sido genial

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  7. SCOTT PONIENDOSE GALLITO Y DEFENDIENDO A TOMMY DE LA GENTE QUE SE METE CON ÉL AYYYYYYYYY
    LO DE MANDAR A THOMAS Y A DIANA A NUEVA YORK NO ME HA GUSTADO NI UN PELO ESCUHAME ERIKA SI THOMAS SE VA A NUEVA YORK SCOTT Y LAYLA SE VAN A NUEVA YORK Y SI SCOTT SE VA ELEANOR TAMBIEN CONCLUSIÓN: TIENES QUE MOVILIZAR A TODA LA FAMILIA Y NO SALE RENTABLE
    DUNA INDIGNADA PORQUE NO SE PUEDE IR CON ALEC Y SABRAE Y DAN ENFADANDOSE POR ELLO QUR MONOS POR DIOS
    TIO QUR NO ME ESPERABA PARA NADA QUE CTS CANTARAN CANCIONES DE 1D Y MUCHO MENOS CON ELLOS QUE PUTO MOMENTAZO
    Y CUANDO ALEC LE GRITA A SCOTT QUE LE META LA LENGUA A THOMAS ALEC PRESIDENTE
    ELANOR Y LAYLA CONTANDO SU HISTORIA HE LLORADO MUCHISIMO POBRECITAS MIS NIÑAS
    DIANA LLORANDO PORQUE LES QUIERE MUCJO A TODOS AY PORFAVOR QUE ME DA UN SÍNCOPE
    Creo que me alegro hasta por lo de zoe porque parwce que esta super arrepentida y mira mas vale que sea verdad PORQUE COMO LE HAGA ALGUNA PUTADA A JORDAN LA CRUCIFIJO
    LA ACTUACUON DE ROCK ME Y SCOTT HACIENDO LA NOTA DE ZAYN ME CAGUEN LA HOSTIA ES QUE TENDEIA QUE HABER SIDO ZAYN EL QUE LE DIERA EL MORREO A SU HIJO
    Y HABLANDO DE MORREOS MIRA ALELUYA MAS DE CIEN CAPITULOS ESPERANDO ESTO SE NOS HA APARECIDO JESUCRISTO CON SCOMMY MORREANDOSE VAMOS QUE NI ALEC Y SABRAE EN MIL AÑOS JUNTOS CONSIGUEN SUPERAR UNA ESCENA ASÍ
    MENOS MAL QUE GANA ELEANOR DE VERDAD QUE MOMENTO MAS BONITO Y LUEGO SCOTT DICIENDO LA PUTA FRASE TE ODIO ERIKA
    Y APROVECHO PARA ADVERTIRTE QUE COMO HAGAS QUE ALEC LE HAGA ALGUNA PUTADA A SABRAE TIPO SCOTT PONIENDOLE LOS CUERNOS A ELEANOR TE DENUNCIO AVISADA QUEDAS

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