Que la revelación de que
Tommy, Diana y Layla formaban un triángulo insondable daría mucho que hablar no
lo había dudado absolutamente nadie desde el momento en que Scott le dijo a
Tommy que, en realidad, no tenía que elegir.
Pero que nadie dudara de la relevancia de aquella
confesión pública no significaba que alguien se esperara la reacción del
público, que se dividió a los pies de mi hijo en cuanto éste puso un pie en
Inglaterra, como si la nación fuera el Mar Rojo, y Tommy, Moisés liderando a su
pueblo hacia la libertad.
Estaban los que decían que Diana y Layla no eran más
que el capricho último del típico niño rico y mimado al que nadie, jamás, le ha
dicho que no. Que ellas eran estúpidas por consentirle ese tipo de
comportamiento y que él tenía más cara que espalda. Eso eran lo que decían los
más amables.
Luego estaban los que creían que era cosa de ellos
tres y sólo de ellos tres, y que si se querían y les hacía felices, nadie
debería abrir la boca salvo para desearles suerte.
Por desgracia, los que estaban de ese último bando
eran muchos menos que los que estaban del primero. La sociedad inglesa se
jactaba de lo abierta que era, pero a la hora de verdad, gustaba mucho de su
tradición, amaba demasiado la costumbre, y se mostraba recelosa de los cambios,
temiendo que siempre fueran a peor, sospechando de la destrucción de las cosas
que apreciaban por encima de todo: sus valores, sus costumbres, sus
festividades, su monarquía, la forma misma en la que se fundaba la familia.
Nadie tenía familias en los que los padres fueran tres, ¿por qué iba a empezar
ahora? ¿Cómo se atrevía ese hijo de una inmigrante, encima española, con lo
vagos que éramos, que íbamos a quitarles los trabajos, a desafiar todo lo
establecido?
¿Y por qué las chicas se querían tan poco como para
acceder a algo tan ruin?
Cuando me bajé del coche con la cola del vestido
sujeta por Louis, mis ojos buscaron automáticamente entre los flashes cegadores
a mis dos retoños, que ya debían estar por la alfombra roja, concediendo las
primeras entrevistas de su vida y realizando sus primeros posados.
A la primera a la que localicé fue a Eleanor, que
asentía con la cabeza y movía los labios en una retahíla que yo no conseguía
seguir. Era increíble lo que había crecido en apenas un par de meses, lo madura
que se mostraba y la profesionalidad con la que manejaba las preguntas de los
periodistas. Me había tomado los tres últimos días libres sólo para navegar por
internet y ver cada vídeo en el que aparecía mi pequeña, sólo para descubrir
que tenía un talento natural para llevar las entrevistas hacia donde a ella le
interesaba, sin que los periodistas pudieran darse cuenta de que lo estaba
haciendo.
Había nacido para esto, mi pequeña estrella con alas.
Louis me ofreció el brazo, sonriendo con calidez. Sus
ojos zafiro, que gracias a dios habíamos conseguido que uno de nuestros hijos
heredara, brillaron con cariño y orgullo.
-¿Lista?-preguntó. Yo sonreí y asentí con la cabeza,
rodeando su brazo con el mío y avanzando lentamente por la alfombra, haciendo
el caso justo y necesario a los gritos de ¡Eri! ¡Louis! ¡Mamá y papá! que
siempre nos acompañaban cada vez que íbamos a un evento social.
Lo disfrutaba. Lo veía como oportunidades de hacer
buenos negocios, arrastrar a inversores hacia mi terreno y conseguir
importantes sumas de dinero que se irían derechas a las donaciones de la
empresa, o a la inversión en algún tipo de infraestructura que le daría a la
naturaleza un respiro un poco más holgado. Podía conocer gente interesante y
empaparme de sus ideas, me lo pasaba bien.
Y aprovechaba cada ocasión que se me presentaba tanto
para fardar de marido como para hacerlo de hijos. “Eleanor está muy centrada,
es muy decidida y sabe lo que quiere, todavía no puedo contaros el qué”, solía
sonreír siempre que me preguntaban por las aspiraciones de mis hijos. “Tommy
sigue sin decidirse, le interesan varias áreas, pero ya sabes cómo va esto: es
joven y tiene toda la vida por delante, por suerte, no hay ninguna prisa en que
se decida… oh, sí, es muy cariñoso, ha salido a mi rama de la familia”,
asentía, y me echaba a reír.
Fue entonces cuando le vi. Estaba un poco más allá de
Eleanor, entre Diana, que vestía un traje plateado y llevaba el pelo imitando
el look de recién salida de la ducha
hacia atrás, y la mayor de mis dos hijas. Estaba guapísimo con el traje blanco
que había pedido cuando le dijeron que iba a la final, a juego con el de Scott,
que brillaba a su lado con luz propia.
Tommy escuchaba atentamente algo que decía Scott,
intentaba sonreír un poco, y lo conseguía a medias. Me abracé instintivamente a
Louis y miré de reojo a los paparazzi, que ahora sacaban sus mejores cámaras
para conseguir captar a la perfección cada poro de mi piel y cada arruga que me
recorría la cara, buscando un gesto que me traicionara e hiciera ver que, en realidad,
no me enorgullecía de todo lo que me había pasado, de las risas y los llantos
que había tenido que soportar a lo largo de mi vida.
Antes me gustaban este tipo de atenciones, me gustaba
este tipo de gente, disfrutaba de las reuniones sociales.
A partir de esa noche, ya no. Porque siempre se
presentaría una oportunidad por alguien borracho o directamente maleducado que
se acercara a mí y me preguntara por mi
hijo, ya sabes, el polígamo, y lo dirían de una manera que me revolvería
las tripas y que me haría saltar. Era mi niño. Mataría por él. Moriría por él.
No quería que nadie le hiciera daño y no lo consentiría bajo ningún concepto.
El problema era que había encontrado sus propias alas,
y yo ya no podría estar ahí siempre que echara a volar.
-Lou-susurré, y el padre de mis hijos asintió con la
cabeza, me apretó con cariño la mano.
-Lo sé, amor.
Tommy levantó un segundo la vista y nos vio avanzando
entre la multitud. Decidí romper el protocolo, pasar por detrás de Liam y Alba,
que habían llegado hacía escasos minutos y continuaban posando en la alfombra
roja, tras el mural con los patrocinadores, les di un toquecito en los riñones
(luego os veo, les dije) y avancé con
paso firme hacia mi hijo, que se separó de Scott y vino a mi encuentro. Abrí
los brazos y lo estreché entre ellos, y por un momento sentí que volvía a ser
ese precioso bebé que había abierto los ojos después de un parto dolorosísimo
del que yo no recordaba más que la felicidad de sostenerlo después de esperar
más de nueve meses; abría los ojos y yo me echaba a llorar porque los ojos de
Tommy eran los ojos de Louis, padre e hijo se unían en aquella mirada y yo
nunca me sentiría viuda, si sobrevivía a mi marido y mi hijo me miraba.
Sentí que se hacía pequeño entre mis brazos y bajo mis
labios mientras le besaba y se me llenaban los ojos de lágrimas, a pesar de que
era una cabeza mayor que yo, más fuerte, más rápido, más enérgico y más listo.
-Mamá-sonrió, cansado, y mis ojos se inundaron un poco
más. Bajo los suyos había unas bolsas disimuladas con maquillaje, que ocultaban
los círculos negros que le rodeaban la mirada con un antifaz a cualquier ojo
inexperto. Pero yo no era un ojo inexperto, yo le había criado, le había
llevado en mis entrañas, conocía a la perfección cada milímetro de su piel.
-Mi niño-susurré,
en el idioma de mis ancestros, y él parpadeó despacio, saboreando la lengua-. ¿Qué te han hecho?
-Estoy bien.
-En español-le
pedí, y él asintió, me cogió las manos, me besó los nudillos mirándome a los
ojos.
-Estoy bien-repitió,
con ese ligerísimo toque inglés en su manera de pronunciar. Me había asegurado
de que ninguno de los cuatro tuviera acento extranjero, pero había algo en la
entonación que siempre sobrevivía a los más estrictos entrenamientos-. No te preocupes.
-Claro que me
preocupo. Soy tu madre.
-Lo sé, mamá-me
besó en la mejilla y me estrechó entre sus brazos, y de repente la pequeñita
fui yo. Cerré los ojos e inhalé el aroma de su colonia, acaricié su espalda.
Qué fuerte y qué alto era, parecía un héroe legendario que estaba a punto de
grabar su nombre en las estrellas.
En cierta manera, así era.
-He estado en
buenas manos-comentó, y miró de reojo a Scott. Yo asentí y le miré también.
Seguía charlando con los periodistas, pero ahora apoyado en la valla que los separaba,
mirándonos a los tres con gesto divertido. Louis había llegado hacía nada a mi
lado y se había mantenido ligeramente apartado, dándonos intimidad en un mar de
indiscreciones a Tommy y a mí.
-Estás muy guapa, Eri-me dijo desde su posición
privilegiada, y yo le guiñé un ojo e hice una pequeña reverencia.
-Tú también, Scott.
-Es que yo, todo lo que me ponga-se tocó las solapas
de la chaqueta, de un color negro que contrastaba con la blancura del traje, y
sonrió.
-Yo te convencí para llevar eso.
-Tú estás más guapo calladito, haz el favor de no
estropear la ocasión-se burló Scott, y Tommy puso los ojos en blanco. Una
sonrisa genuina apareció por sus labios y a mí me dieron ganas de comerme a mi
hijo a besos. Sabía que la semana había sido un infierno para él desde el
momento en que se bajó del avión. Y sabía que lo único que lo había mantenido a
flote había sido Scott.
Cuando comenzaron las primeras preguntas y algunas
pullas más fuertes de lo que deberían, Tommy había sabido poner buena cara y
encajarlas con deportividad. No pasa nada por que te llueva encima, el problema
viene cuando te cae un chaparrón, y mi hijo amenazó con hundirse, dejó de
querer salir, pero Scott le obligaba a ello. Y, cuando alguien se metía con
Tommy, Scott se giraba en redondo y espetaba:
-¿Qué has dicho? No, me dices ahora mismo qué cojones
le has dicho. Ah, no somos tan gallitos cuando encontramos resistencia,
¿verdad? ¿Quieres puta pelea?-ladraba, y Tommy tenía que tirar de él para que
no se liara a bofetadas con el tercero en discordia-. Dile algo, venga, dile
otra cosa, que te espero a la salida, mira qué putos brazos tengo, no le tengo
miedo a una maldita pelea.
-Vaya reputación de mierda te estás labrando antes de
salir, tío-le recriminó Tommy.
-Me suda la polla mi reputación-respondió Scott-. Yo
por ti soy un jodido pitbull, y si me tengo que tirar al cuello, me tiro y no
lo suelto hasta no haberlo separado del cuerpo, y punto.
-¿Cómo te
encuentras?-preguntó Louis, después de abrazar a nuestro primogénito, darle
un beso en la frente y revolverle un poco el pelo. Tommy sonrió de nuevo, pero
su sonrisa no escaló a sus ojos como lo hizo con Scott.
-Estoy bien, en
serio.
-¿Estás durmiendo
bien?
-Sí. ¿Por qué?-preguntó.
Yo parpadeé.
-Tommy, por
favor. Que saliste de mí.
Él suspiró.
Noté cómo Diana le miraba desde la distancia mientras se mordía el labio,
dubitativa, y continuaba contestando a una pregunta que, por la rigidez de sus
hombros y lo mucho que la americana comenzó a gesticular, tenía que ser sobre
ellos.
-Hemos estado
ensayando un montón y no teníamos mucho tiempo para dormir-explicó mi
pequeño. Yo parpadeé y torcí ligeramente la boca, en mi típico gesto de no me lo trago. Scott gritó algo por
encima del murmullo de la muchedumbre, pero no le entendí.
-¿Cómo?
-Dice que no te
preocupes, que todo está bajo control.
-No ha dicho
eso-acusó Louis.
-Urdu-respondió Tommy, y yo puse los ojos en blanco.
Cómo no.
-Bueno, ¿y qué tal con las chicas?-quise saber.
-Bien-contestó mi niño, retrayéndose sobre sí mismo.
-¿Cómo ves a tu hermana?
-Bien-la miró, en ese momento estaba posando con
Taraji, la cuarta clasificada.
-Tommy…-susurré.
-Mira, mamá, ahora mismo quiero que todo esto se
acabe-confesó-. Estoy muy cansado. Quiero que la noche pase y poder echarme a
dormir un par de días. No te lo tomes a mal. Es que no puedo más.
Le acaricié las muñecas.
-Cariño…
-Siento mucho lo que te dijimos en Praga-intervino
Louis-. No estuvo bien.
-No importa, papá.
-No. Sí que importa. Tú estás mal. Eres mi hijo. Tengo
que protegerte.
-Bueno-Tommy se encogió de hombros-. Ahora ya está-se
giró sobre sí mismo, buscando a los demás. Le cogí la mano y él me miró.
-Si quieres volver a casa, sea el momento que sea, yo
siempre estaré ahí para ti.
-Lo sé.
-Te haré un caldito y te arroparé y me acurrucaré a tu
lado hasta que te quedes dormido.
-Me gustaría-Tommy sonrió por primera vez de forma
honesta sin que la causa fuera Scott.
-Imagínate a tu madre-respondió Louis, y yo le pegué
con el bolso de mano. Fuimos a posar; las madres con las madres, las madres con
sus maridos, las madres con sus hijos. Eleanor estaba radiante con su vestido
negro corto, de cuello alto con plumas. Le faltaba ponerse a saltar del
entusiasmo. Cuando me pidieron que me colocara con Tommy y con ella, y él me
colocó la cola del vestido azul noche con pedrería imitando al cielo nocturno
de manera que pareciera que le rodeaba con un mar estrellado, un fotógrafo
gritó:
-¡Menudo caballero tienes en casa, Eri!
A lo que su hermana, ni corta ni perezosa, respondió.
-¡Es demasiado puro para este mundo!
Tommy se miró los pies, divertido, y me pasó una mano
por la cintura. Le di un beso en el hombro y le dije que estaba orgullosísima
de él, a lo que me respondió con un “te quiero un montón, mamá” que me hizo derretirme
un poquito.
Él era mi debilidad, mi punto débil. Y lo sabía, y
sabía explotarlo.
Una vez abrieron las puertas del inmenso estadio, dejé
que la riada de gente nos arrastrara, a mí y a los niños, hasta el interior. El
resto de padres se nos unieron y los chicos remolonearon un momento a nuestro
lado, mientras el público se colocaba y se hacían las presentaciones. Las
charlas llenaban el patio de butacas improvisado que se había colocado en el
césped del O2 Arena, el estadio más importante de todo Londres y en el que se
celebraba la final de The Talented
Generation por primera vez en 3 años. La demanda de entradas había sido tal
que se habían agotado a los dos minutos de salir a la venta, lo cual obligó a
Simon Asher a pensar que, tal vez, pagar por ir a un estadio más grande
reportara más beneficios que gastos.
Nadie quería perderse la final más importante de un
programa de talentos desde que Little mix había ganado su edición de The X Factor, un año después de que los
padres de los finalistas de hoy se quedaran a las puertas de la primera
posición y tuvieran que conformarse con el bronce.
Estaba poniéndome al día con Alba sobre las cosas que
los niños habían hecho en sus breves vacaciones (Tommy no me contaría nada ni
harto de vino) cuando su hija y la de Noemí se nos acercaron con gesto dócil.
Me recordaron a un par de corderitos que van a la boca del lobo, resignados a
ser el sacrificio de la noche.
-Eri-baló Diana, en un tono que pedía privacidad. Miré
a Alba y ésta alzó las manos, se fue con Vee, que era el centro de atención de
los chicos y las otras madres. Su embarazo incipiente era lo único de lo que
habíamos hablado Louis y yo estando en casa.
-¿Estáis nerviosas?-pregunté, sonriéndoles y
acariciándoles los brazos. Se miraron entre sí un momento y asintieron. Layla
vestía un vestido vaporoso de seda blanca, muy de su estilo, y Diana llevaba un
traje también blanco en el que la chaqueta hacía las veces de camisa y presumía
de un escote firme recubierto de purpurina.
Fue entonces cuando caí en que Chad también llevaba
blanco, en que los cinco iban de uniforme, ofreciendo un frente unido.
-¿Podemos hablar contigo?-preguntaron, y yo alcé las
manos.
-Por supuesto.
Layla miró a Diana, que jugueteó con sus dedos,
dándole vueltas a un anillo con el que había aparecido por casa un buen día, y
que sospechosamente no se quitaba, lo cual me hacía pensar que era un regalo de
alguien importante...
-Queríamos pedirte perdón-expresó Diana, y yo alcé las
cejas.
-¿Por qué es eso?
-Por Tommy-explicó Layla-. Lo está pasando mal por
nuestra culpa.
-Chicas, por favor…
-No queríamos que sufriera-me prometió Diana-. De
buena gana renunciaríamos a él para que se lo quedara la otra.
-Eso no es lo que él quiere-negué con la cabeza.
-Le ahorraría problemas.
-Tommy no quiere no tener problemas-respondí,
pacificadora-. Es más, estoy segura de que está encantado de que vosotras seáis
sus problemas.
-¿A ti te parece bien?-preguntaron.
-¿Que esté con vosotras? Claro que sí. Lo del otro día
fue una reacción desmesurada. Pero me he dado cuenta de que le hacéis feliz. No
deberíais pedirme perdón por eso. La que debería hacer algo, sería yo. Daros
las gracias por estar ahí para él-le toqué los hombros a Layla-, y por cómo le
queréis. Lo veo en cómo le miráis. Lo hacéis como si él fuera el centro del
mundo.
-Es que lo es-respondió Diana.
-Es adorable-asintió Layla.
-Pues no le dejéis escapar. Sé que se apoya en
vosotras más de lo que incluso él mismo se da cuenta. Os quiere con locura. Se
le notaba en casa, y se le nota aquí-le acaricié la barbilla a Diana-. Y confío
en que sois el consuelo de todo lo malo que está pasando.
-Sigue siendo nuestra culpa-respondió Diana.
-Para que salga el arcoíris, primero tiene que
llover-reflexioné, y ellas se quedaron calladas, mirándome-. ¿Es culpa de las
nubes, o es gracias a ellas?
Layla sonrió un poco, se mordió el labio y miró a
Diana.
-Puede que tenga razón.
-Pero el arcoíris es bueno, y lo que le está pasando a
él, no.
-¿Me permitís un consejo?-pregunté, y ambas asintieron
rápidamente. Dieron un paso hacia mí. Las miré, me aseguré de que tuvieran mi
atención-. Queredle. Queredle tanto que ya ni se acuerde de cómo se llama.
Queredle hasta el punto de que todo lo que hay fuera, por muy fuerte que sea,
no pueda entrar a vuestras vidas. Queredle tanto que ya no escuchéis la envidia
que os tendrán los demás, de tan felices que sois.
Diana sonrió, con los ojos humedecidos. Layla le
acarició la cintura y le dio un beso en la sien.
-Eres tan buena, Eri. No me merezco a tu hijo ni te
merezco a ti.
-No seas tan dura contigo misma, Didi. Eres, con
diferencia, la persona que más te machaca de todas las que hay por el mundo.
Fue a abrir la boca, pero se lo pensó mejor y asintió
despacio. Me dio un abrazo y Layla nos rodeó con sus largos brazos.
-Estás muy guapa-me susurró al oído, y yo le sonreí y
le di un beso en la mejilla.
-Venga, que se me va a terminar corriendo el
maquillaje-bromeé, y ellas se rieron-. Id a prepararos. Y mucha mierda.
Se giraron sobre sus tacones y dieron un par de pasos.
Diana se detuvo, como si se hubiera acordado de algo, y Layla se giró en un
acto reflejo. Reparé en que iban cogidas de las manos.
Oh, Tommy, pensé,
mirándolas, cómo se sostenían, se esperaban y se guiaban. No es por ti, ¿verdad? Es por ellas. Se necesitan. Y tú las necesitas a
ambas.
Qué bonito es amar
cuando se ama tanto, y a tantas.
-He dejado de
drogarme-anunció Diana, y yo me sentí florecer por dentro. Una de las
peticiones de Noemí, que arrancara a su hija de las frías manos de la droga,
cumplida al fin.
-¡Eso es genial, Didi!
-Quería que lo supieras-se sonrojó un poco-. Me estoy
esforzando por ser una buena persona.
-Ya eres una buena persona-respondí, y ella tragó
saliva-. ¿Se lo has dicho a tu madre?
-Dudo que a mamá le interese-murmuró.
-Prueba a decírselo. Te sorprenderías. No subestimes
todo lo que te rodea, Didi. Hay más amor en tu vida del que eres capaz de ver.
Asintió una última vez, y Layla tiró de ella para
seguir a los chicos entre el mar de cabezas. Enseguida desaparecieron en la
marabunta de gente que iba y venía, bien preparando la final, o bien
anticipando lo que sucedería. Me quedé mirando un rato más la puerta por la que
las chicas desaparecieron, meditando sobre la forma en que Diana buscaba las
manos de Layla y ésta se las ofrecía sin ningún tipo de reticencia, cómo la
mayor de ellas cuidaba de la pequeña incluso cuando ésta parecía más fuerte que
las dos.
Noemí siguió la línea de mi mirada y, tirando del hilo
de mis pensamientos, se acercó a mí. Parecía cansada y tremendamente triste
bajo una sonrisa falsa. La entendía mejor de lo que me gustaría admitir, y a la
vez no comprendía en absoluto por lo que estaba pasando.
Cuando alejas a tus hijos con la esperanza de que lo
que hay a tu alrededor no les haga daño, a veces no calculas muy bien la fuerza
que imprimes al empujón, y puede que se los lleve la corriente.
-¿Qué tal mi niña?-preguntó, girándose y clavando la
mirada en la misma puerta en que mis ojos se mantenían fijos.
-Está bien-anuncié. Miré a Noemí. Sus ojos chispeaban
de una forma que me hacía sospechar que sus lágrimas nada tenían que ver con la
emoción de que su hija hubiera llegado tan lejos, especialmente habiéndolo
hecho prácticamente sola-. Curándose. Ha dejado de consumir.
Noemí sonrió levemente.
-Todo por tu hijo-susurró. Le di un toquecito en la
cadera con la mía.
-Vamos, Noe. Como si nosotras y los chicos no
hubiéramos cambiado radicalmente para adaptarnos a los otros. Que, de las tres,
seas tú la que se sorprenda... precisamente tú…
-No me sorprendo. Sé que Tommy no es un chico
cualquiera-respondió, y suspiró-. Pero no pensé que lo fuera a tener tan fácil
con ella.
-Dudo que lo haya tenido fácil, pero mi hijo es terco
como una mula.
-Parece que le gustan las chicas así-bromeó.
-Ha salido a su madre-respondí, sonriendo. Se llevó
una mano al pelo y se lo apartó detrás de la oreja, en el mismo gesto que
imitaba Diana cuando estaba a punto de decir algo que le costaba exteriorizar.
Pero Noemí se quedó callada: la madre de la americana, mi amiga de la infancia,
no era capaz de encontrar las palabras con las que expresarse.
-Debe de ser muy duro-comenté-. Verla alejarse de ti.
Tragó saliva y asintió despacio con la cabeza. Se
mordisqueó una uña perfectamente pintada y preguntó, todavía con los ojos fijos
en la puerta por la que había salido su hija:
-¿Por qué crees que no me lo ha dicho?
-Le hiciste creer que la echabas por las drogas,
Noemí-puse los ojos en blanco.
-Ya sabía que se drogaba-replicó mi amiga-. Ella sabe que yo lo sabía. ¿Cómo no iba a
saberlo? Deberías ver cómo venía algunas veces. Llegaba a sorprenderme que se
acordara de la dirección de casa.
-Y que no la perdonas por lo que le hizo a esa pobre
chica.
-Incluso aunque fuera un monstruo-Noemí suspiró-,
sigue siendo mi hija. Y tenía que protegerla. No me arrepiento de lo que hice,
Erika-se giró y me miró-. Pero creo que no me merezco esto. No me merezco que
me eche de su vida. Estaba intentando que no la mataran. No podía arriesgarme a
hacerle daño. Me gustaría ver cómo reaccionarías tú si un puto psicópata se
tomara la molestia de dejarte un sobre marrón en tu casa con las fotos de lo
que Diana le había hecho a esa chica y una preciosa carta muy esquemática en la
que te decía que, o la hacías cambiar, o tendrías que recoger sus cachitos del
asfalto de la Quinta Avenida igual que le había sucedido a esa familia-espetó.
-Yo habría reaccionado igual, Noe, pero, ¿no te parece
que te pasaste un poco con ella? ¿No podías haberle dicho simplemente lo que
había, y…?
-No dejaría su vida si supiera la verdad. Sólo si
creía que Harry y yo la… no nos gustaba-pronunció después de un segundo de
vacilación. Usar la palabra odio con
un hijo era demasiado difícil de soportar-. Se marcharía. No podía arriesgarme
a que le hicieran nada, Eri. Cualquiera que fuera el psicópata que metió las
cosas en el sobre, estaba lo bastante mal como para hacerle daño a mi niña. Y,
con lo bravucona que es (porque, igual te sorprende, pero conozco a mi hija
mejor de lo que todos os pensáis), estoy segura de que habría provocado a ese
hijo de puta, se le habría terminado yendo de las manos, y… sólo tengo una
hija, Eri-gimió, y me agarró la mano-. No puedo permitirme enterrarla. No puedo
perderla. Ella es la luz de mis días, ¿sabes lo difícil que ha sido levantarse
de la cama estos meses? Sólo viendo cómo de vacía y silenciosa estaba la casa,
se me encogía el corazón. Nunca podré perdonar a Harry que se le haya ocurrido
esta idea, pero era la única solución.
-Lo sé-le besé las manos-. Lo sé.
-Casi nos divorciamos, ¿sabes? Diana no lo sabe, y no
quiero que lo sepa nunca, pero no dejamos de discutir desde el momento en que
se marchó. Hace meses que no me toca. Hace meses que yo no quiero que lo haga.
Cuando estamos aquí, estamos bien-señaló el suelo-, pero cuando volvemos a
casa, no sé qué nos ocurre. No sé si es el aire, o la luz, o qué, pero de
repente no le aguanto. Es el amor de mi vida, el padre de mi hija, y siendo un
odio y un desprecio hacia él… y él hacia mí… y, encima, tiene sus ojos. Tiene
sus ojos, Eri. Cada vez que me cruzo con él por el pasillo o lo que sea, yo no
puedo evitar levantar la cabeza, supongo que por la costumbre, y miro esa cara,
y pienso “debería perdonarle”, pero luego me encuentro con sus ojos, me doy
cuenta de que hay un vacío inmenso en mi interior y que ese vacío viene porque
mi hija ya no está conmigo… y tengo que irme corriendo porque no quiero que
Harry me vea llorar.
-Tienes que explicárselo a Diana, Noe. No puedes vivir
así.
-No quiero que viva con miedo-respondió, aceptando el pañuelo
de papel que le tendí. Se aferró a él un momento, armándose de valor-. Me
destrozaré la vida con tal de que mi pequeña princesita sea feliz.
-No tienes por qué destrozártela. Estoy segura de que
las cosas se han calmado. Ya no sale tanto en la televisión como antes. Está
bien, Noemí-la agarré de los hombros y la obligué a mirarla-. Está a un océano
de distancia de la gente que quiere hacerle daño, tiene a gente que la quiere
alrededor, un chico que está loco por ella, y una familia en cada continente
dispuesta a morir por ella. Es feliz. Está recuperando las riendas de su vida.
Está volviendo a ser inocente. Volverá a Nueva York. Se merece que tú arregles
las cosas con tu marido y seáis tres otra vez.
-No va a querer volver a casa. Mi casa ya no es la
suya.
-Su casa, ahora, es mi hijo. ¿Y quién te dice a ti que
a Tommy no le interesaría irse un tiempo a la Gran Manzana?-respondí. Ella alzó
las cejas.
-¿Qué quieres decir?
-He tenido a tu hija un montón de tiempo en mi casa.
Es hora de que me devuelvas el favor. Estoy cansada de escucharles follar de
madrugada y que luego se comporten como si yo fuera estúpida, o sorda, o las
dos cosas. ¿Tienes idea de cómo se miran mientras desayunan? Me hacen sentir
incómoda. Y soy madre de cuatro. Te
mereces ese bochorno, chica-Noemí soltó una risita-. Ya verás cómo tu
princesita se te baje de la nube en cuanto la escuches gritar. Créeme, a Tommy
le gustan cosas que ni sabía que existían. No sé quién coño le ha corrompido de
esa manera, pero te aseguro que lo ha hecho bien. Dios mío-puse los ojos en
blanco y Noemí se rió ya más abiertamente.
-¿Tan horribles son?
-Asquerosos. Ugh-me estremecí-. Llegué a estar dos
semanas enteras sin hacerlo con Louis sólo porque estaba harta de escucharles a
ellos dos. Ni estando ella con el periodo me dejaban descansar.
-Guau-Noemí alzó las cejas, y yo asentí-. ¿Tan vicioso
es Tommy?-me picó.
-¡Oye! Que mi hijo es medio latino. Y tu hija es
modelo. Y son adolescentes. Por definición, están cachondos todo el día.
-Qué me vas a contar-respondió, alzando las cejas y
mirándome con intención-. Puede que le venga de familia.
-Yo no lo hacía tanto con Louis-discutí.
-¿Perdona? Acabas de decir que “estuviste casi dos
semanas sin hacerlo con tu marido”. Tienes 37 años-recordó-. La gente de 37
años no folla tanto ya.
-No follarás tú, chica-me crucé de brazos y la fulminé
con la mirada-. Algunas seguimos funcionando igual de bien que con 20.
-Lo que hace tener tiempo libre-respondió, sacándome
la lengua.
-Nena, cuando no se puede dormir, pues se hacen otras
cosas-contesté, encogiéndome de hombros y alzando las manos. Noemí se echó a
reír, y Louis y Harry se nos acercaron. Harry la miró con una sonrisa en los
labios, probablemente echando de menos sus carcajadas.
-¿De qué habláis, que tiene tanta gracia?-quiso saber
mi esposo.
-De tu cara, mi amor.
-Me caes mal-respondió Louis, pero me tomó de la
cintura y me dio un profundo beso. Mientras le pasaba las manos por el pelo,
alguien se acercó.
-¡Bueno, bueno! ¿Qué es esto, Eri? ¿Pretendes darme
celos?-preguntó Alec, alzando las cejas y metiéndose las manos en los bolsillos
de los vaqueros. Me observó de arriba abajo con el descaro que sólo un crío
puede tener.
-Creía que la oferta había caducado.
-Contigo no caduca nada, nena-respondió él, sonriendo,
y yo me eché a reír. Le habían dado el alta el día anterior (aunque Annie había
dicho que, probablemente, tuvieran que volver a ingresarlo), tres días después
de que yo me levantara con ánimo de cocinar y me pusiera a hacerle la tortilla
más rica y jugosa del mundo. Cuando me vio aparecer con ella, sus ojos se
iluminaron.
Había adelgazado muchísimo en su estancia en el
hospital, debido tanto al accidente como a la comida que le traían. No le
gustaba mucho y era reticente a comérsela, a pesar de que Annie le insistía
muchísimo y le llevaba también comida de casa cuando tenía el tiempo suficiente
de prepararle algo decente y que le gustara. Me daba muchísima lástima ver cómo
su cuerpo, otrora musculoso y tremendamente fuerte, se había ido marchitando
hasta quedar en un tercio de lo que antes había sido (por mucho que un tercio
en Alec siguiera siendo más de lo que muchos chicos podían alcanzar en dos años
de gimnasio). Y, una parte de sus bajos ánimos, venía por su cambio físico.
Cuando no puedes salir de la habitación de tu hospital salvo para ir a dar una
vuelta por los jardines durante media hora, tienes mucho tiempo para pensar y
lamentarte.
Por eso Annie y yo disfrutamos tanto viéndolo devorar
la tortilla sin tan siquiera cortarla, comenzando por los bordes y avanzando
hacia el centro de la tortilla, jugosa, poco hecha, como a él y Tommy le
gustaba. Dio buena cuenta de ella con un hambre voraz.
-Dios mío-masticó Alec-, mujer-continuó-, te amo-tragó
saliva y se me quedó mirando, con miguitas de pan y de huevo y tortilla en las
comisuras de los labios-. Deja a tu marido y fúgate conmigo.
-¿Puedo pensármelo?-sonreí mientras Annie fulminaba
con la mirada a su hijo y siseaba un ofuscado ¡Alec!
-Piénsate lo
que quieras-contestó él-, aunque no sé qué será. ¿Es que no quieres rememorar
lo que es estar con un crío de 18 años?
-Poco tendré que rememorar-respondí, encogiéndome de
hombros-. Nunca he estado con nadie de 18 años.
Alec dejó el tenedor suspendido en el aire.
-¿Qué?
-Sólo me he acostado con Louis en toda mi
vida-informé. Parpadeó, sin entender que alguien pudiera practicar la monogamia
hasta esos niveles (bueno, me había casado con mi primer novio, estas cosas
pasan; es muy raro, pero pasan) y luego esbozó una sonrisa traviesa y ligeramente
canalla.
-¿Y te vas a morir sin probarlo?
Annie me había pedido disculpas por traer al mundo a
“semejante imbécil” pero yo hice un gesto con la mano mientras me reía a
carcajada limpia.
-¿Qué oferta?-quiso saber Louis, y Alec abrió los
brazos.
-Cómo, ¿no te lo ha contado? Joder, eso es que ibas a
fugarte de verdad. Buena decisión, Eri-me guiñé un ojo y me eché a reír-. Estás
preciosa, por cierto. Yo de ti, me iría con eso-señaló mi cuello- puesto, por
si pasamos penurias económicas y tenemos que ir vendiéndolo poco a poco.
-Con lo que le gustan las joyas, ¿la vas a dejar sin
mimarla?-respondió Louis, señalando también el manto de estrellas que llevaba
al cuello, aquel que le había enseñado a Diana y que tanto le había
entusiasmado cuando lo vio. Alec se pasó una mano por el cuello, pensativo.
-Bueno, ahora mismo no tengo el efectivo, pero le voy
a sacar una buena tajada al seguro.
-No deberías contar tus huevos antes de comprar las
gallinas, Al-aconsejó Louis, y el muchacho alzó las cejas.
-¿Qué huevos? Ya tengo hechas hasta las tortillas.
Sherezade lleva mi caso. Soy su primer cliente masculino en lo que lleva de
carrera-se hinchó como un pavo-. Como no os andéis con cuidado Zayn y tú, os
robo a las mujeres y me marco un Tommy. Te lo digo, Louis.
-Y yo te digo que a la mía-intervino Zayn, que había
estado escuchando-, te la llevas dos días y al tercero me la devuelves y me
supliques que me la quede otra vez-bromeó, y Sherezade puso los ojos en blanco.
-Eso si no te mueres de pena antes; cualquier día cojo
la puerta y me voy, y a ver cómo te las apañas tú solito.
-No me las apañaría, nena-contestó su marido,
agarrándola de la cintura y comiéndole la boca con descaro.
-Sí, sí-sonrió Alec-, aprovecha, que se te agota el
tiempo, Zayn, tic tac, tic tac, tic tac.
-Hablando de tiempo, ¿y Sabrae?-Sherezade se puso de
puntillas-. Debería estar por aquí. Enseguida empezarán las actuaciones. Fue
con Shasha a por los niños, ¿verdad?-le preguntó a su marido, que asintió.
Después de los ensayos generales y antes de ir a
prepararse, los finalistas tenían tiempo libre en el que podían hacer lo que
quisieran. Y a Scott y Tommy no se les ocurrió otra cosa que meter a sus
hermanos más pequeños en el edificio en el que habían vivido los últimos dos
meses, para enseñarles todo lo que habían tenido que experimentar. Luego,
después de la visita guiada, habían dejado a los pequeños a cargo de la
guardería del concurso, para que no tuviéramos que ir a por ellos y pasearlos
por la alfombra roja, donde en cualquier despiste se nos soltarían de la mano y
se irían derechitos a hablar con los periodistas y contar todas las intimidades
que ellos se morían por saber, y nosotros, por ocultar.
-Deberíamos ir a buscarla-instó Sherezade, y Zayn
consultó su reloj.
-Quedan menos de cinco minutos para que…
-Pues ya puedes ir dándote prisa-espetó su mujer.
-No os preocupéis-contestó Alec-. Nos encontrará.
-Hay como medio millón de personas aquí metidas-le
recordé yo, y él se encogió de hombros.
-¿Y? Ella me encontrará. Siempre me encuentra. Me
quedaré con vosotros hasta que llegue, y luego me iré a mi asiento.
-Te mueres de ganas de ver la cara que pone cuando te
vea así vestido, tan elegante, ¿a que sí, chaval?-le picó Zayn. Alec le dedicó
su mejor sonrisa de Fuckboy®.
-Cómo lo sabes, suegro: se nota que tienes estudios.
Sabrae no se hizo de rogar. Alec estuvo esperando con
nosotros cerca de un minuto, charlando con nosotros, contándoles a Noemí y
Harry que no se había tirado a su hija pero por respeto al mío, que no era por
falta de ganas de ninguno de los dos, y Noemí se reía muchísimo (Alec tiene un
talento natural para contar las cosas de una forma que te ríes hasta de los
huracanes que azotan estados unidos), cuando la mayor de las Malik apareció
entre la gente, con un vestido de volantes por los hombros azul celeste y
ceñido al cuerpo en su caída hasta las rodillas que le quedaba precioso y se
pasó una mano por el pelo, dejando que su hermana más pequeña se fuera con sus
padres.
-Perdón, es que me empezaron a hacer preguntas y
fotos-se toqueteó el pelo, nerviosa-, y se me fue el santo al cielo.
-Cómo te gustan las atenciones, ¿eh, pava?-la pinchó
Alec, y ella se volvió para mirarlo, lo escaneó con la mirada, observó su
camisa blanca, sus pantalones y sus zapatos, se relamió sin pudor alguno y
contestó:
-Mira, Al, no te voy a decir nada porque acabas de
salir del hospital y la pelea no sería justa.
-Por mí como si me lees el Corán en indoeuropeo,
bombón.
-Paso de ti; no he cortado a los periodistas en plena
entrevista para aguantar tus tonterías-contestó ella, sonriendo y dándole la
espalda.
-Joder, debes de estar enamoradísima de mí para
renunciar a un minutito de gloria sólo por venir a verme.
Sabrae se rió.
-Cállate.
-No, cállate tú-respondió Alec.
-No, cállate tú-replicó
la chica, acercándose a él.
-Calla-Alec le sacó la lengua, y Sabrae se puso de
puntillas y le dio un piquito en los labios-. ¿Vienes conmigo?
-Sólo tienes un asiento-le recordó ella, y él alzó las
cejas y volvió a esbozar su sonrisa de Fuckboy®.
-¿Y? Te sientas encima de mí-le dio un toquecito en el
culo-, ya ves qué problema tengo yo con eso. Con lo que me gusta. Y a ti
también, ¿o no, bombón?-le guiñó un ojo.
-Nos gusta en determinados sitios-le recordó Sabrae,
jugueteando con el cuello de su camisa.
-La cara o el regazo, pero va a tener que ser en el
regazo, que mi vida no gira en torno a ti-espetó Alec, y Noemí me miró,
escandalizada de que pudiera decir aquello delante de los padres de ella, y yo
asentí. Te dije que hay mucho vicio, pensé,
y traté de mandarle el mensaje telepáticamente, pero no resultó.
-Pero, ¡qué mentiroso!-respondió Sabrae, cogiéndole la
cara y apretándole las mejillas. Le dio un sonoro beso y se volvió hacia
Sherezade-. Mamá…
-Vale-cedió ella, y Duna empezó a tirarle del bajo del
vestido, de las mangas largas, y lo habría hecho de las hombreras que le hacían
una figura increíble, pero no llegaba tan arriba.
-Mamá, mamá, ¿puedo ir yo también? ¡Porfa, porfa!
-No, Dun, tú te quedas aquí, que donde van ellos hay
mucha gente y pueden pisarte.
-¡JOPÉ! ¡NUNCA ME DEJÁIS HACER NADA! ¡TODO LO
INTERESANTE LE PASA A SABRAE! ¡CUÁNTO FAVORITISMO HAY EN ESTA CASA! ¡Estoy
discriminada!
-Luego vengo a por ti, cuando salga tu hermano, ¿vale,
Dun?-le sonrió Alec.
-Vale-respondió ella, dócil, tocándose la cara y
abrazándose a sí misma. Le dio un beso a Alec y soltó una risita. No se me
escapó la cara que ponía Dan, los ojos en blanco y los labios fruncidos. Su
padre se inclinó y le dio un beso en la mejilla, le acarició los hombros.
-Estoy bien-protestó Dan, zafándose del abrazo,
molesto probablemente porque le tratáramos como a un niño pequeño (lo que mi
preciosidad era, al fin y al cabo) delante de un rival-. Adiós, Sabrae-se
despidió, y ella se inclinó, lo cogió en brazos, le dio un beso en la mejilla y
lo depositó en el suelo-. Estás muy guapa.
-Gracias, cariño. Tú también-le dio un nuevo beso y
siguió a Alec, que comentó:
-Pues yo, a ese vestido, le pondría una C.
-¿Una C?
-Una C de “vaya culo te hace, nena”.
-Eso iría por V, no por C-contestó Sabrae, cogiéndole
la mano y guiándolo entre la gente, abriéndose hueco y permitiendo que Alec la
siguiera.
-No, porque el “vaya” es gratis. Lo pongo yo, igual
que el entusiasmo al mirarlo.
-Pues ya no lo vas a mirar más-ladró Sabrae, poniéndose
al lado de él y rodeándole la cintura con los brazos. Alec le dio un beso en la
cabeza y la rodeó con el brazo, bajando una mano hasta el culo de la chica y
dándole una palmada. Sabrae le dio otra y él se echó a reír.
-Están más casados que nosotros, Sherezade-comentó
Zayn-; te llego a agarrar yo así del culo y me cortas la mano.
-¡Hombre!-respondió ella-. ¡Es que no me mato a hacer
sentadillas para tener el culo respingón que tengo para que luego vengas tú a
tapármelo con tus manazas! A la nena le ha tocado la lotería y no tiene que
hacer nada, pero otras nos lo tenemos que currar.
-Amén-asintió Vee, riéndose y llevándose la mano a la
tripa. A pesar de que no se le notaba aún el embarazo, ese gesto inconsciente
ya había llamado la atención de todo el mundo que la rodeaba.
Y, por si a alguien le quedaban dudas, Niall se
encargaba de preguntarle cada dos minutos si necesitaba algo, si se encontraba
bien, o si quería sentarse.
-Por dios, Niall, que todavía tiene el tamaño de un
arvejo. Relájate un poco, hombre-instó Louis. Niall se volvió hacia él.
-A ti te la suda porque has pasado ya por cuatro
embarazos de Eri, pero, para mí, todo esto es mucho más especial, así que cierra la boca, Louis.
-He pasado por tres, ¿tengo que recordarte que me
ocultó que estaba embarazada de Dan mientras estábamos de tour?-Louis me
fulminó con la mirada, recordando aquellos nueve meses en los que yo invertí
todas mis energías en darle largas y calabazas para conseguir tener un hijo
nuevo con el que sorprenderle después de enterarme de que volvía a estar en
estado. Su cara cuando llegó a casa y le abrí la puerta con el bebé en brazos
fue todo un poema. Debería haberlo grabado.
-Pero, ¿a que te gustó la sorpresa?-pregunté, y las
luces comenzaron a atenuarse. Tomamos asiento a toda prisa y esperamos
pacientemente a que una figura apareciera en uno de los escenarios, en el
centro del estadio, que se conectaba al principal a través de una larga aunque
estrecha pasarela. Un foco se encendió y el presentador quedó iluminado en una
total oscuridad, como suele suceder en las películas sobre adolescentes
americanos en las que el protagonista, un marginado, consigue llevarse a la
reina del baile.
-Damas y caballeros-saludó-, bienvenidos a la final de
la tercera edición de The Talented
Generation.
Todos empezamos a aplaudir, la pista se puso en pie y
empezó a jalear, algunos agitando palitos luminosos en el aire mientras
esperaban a que el presentador continuara.
No lo hizo. Las luces volvieron a apagarse y se
escucharon ruidos de palmas. El escenario principal se iluminó con los primeros
acordes de una guitarra y siete voces combinadas, pertenecientes a las siete
figuras plantadas al borde del escenario, en perfecta formación, que daban
palmas y aplaudían al unísono.
Los finalistas del concurso llevaban puestos
pantalones blancos, chaquetas blancas, camisetas negras y gorros blancos, que
se quitaron y lanzaron hacia la pista mientras comenzaban con la primera estofa
de la canción, Uptown funk.
Se desató la locura mientras cantaban y bailaban,
moviéndose con una sincronización digna de las gimnastas olímpicas,
repartiéndose los versos de modo y manera que todo el mundo tuviera, como
mínimo, un solo en aquella canción. Durante el puente, Jake cogió el micrófono
y se acercó al escenario, arrodillándose.
-Dance, jump on
it. If you sexy, then flaunt it, if you freaky then own it, don’t brag about
it, come show me-Jake le guiñó un ojo a la cámara y se incorporó mientras
Layla clavaba sus rodillas en el suelo, igual que lo había hecho él, repitiendo
su verso.
-Come on, dance,
jump on it, if you sexy then flaunt it.
-Well, it’s
Saturday night and we in the spot-cantó Scott-, don’t believe me just watch.
-Don’t believe me
just watch-gritó Eleanor.
-Don’t believe me
just watch!-entonó Chad, y todos echaron a andar por la pasarela del
escenario, en dirección al pequeño, mientras terminaban la canción. Acabaron en
silencio en la misma formación, con las manos en alto y sonriendo, exhaustos.
Todos nos pusimos en pie para aplaudirles, y ellos se cogieron de los hombros y
se inclinaron en sincronización.
Se marcharon rápidamente en dirección a la parte
trasera del escenario mientras el presentador y los jueces comentaban sus
impresiones sobre la actuación, una de las más esperadas en toda la edición, en
la que Eleanor, Jake y Scott por fin compartían escenario después de que ella
colaborara con ellos dos, y ellos lo hicieran en los equipos divididos por
sexos, pero sin el nivel de interacción que habían tenido esa noche.
El primero en actuar de todos fue precisamente Jake,
que interpretó I don’t like it, I love
it, bajando del escenario y mezclándose con el público a la par que los
bailarines se quedaban arriba, bordando la coreografía y contribuyendo al
espectáculo. La siguiente en salir fue mi niña, que se sentó en un sofá para
cantar Royals, lo cual le granjeó
críticas tanto de Jesy como de Nicki, que dijeron que, para una final, aquella
canción era demasiado poco espectacular.
-Te la estás jugando demasiado en un día en el que
tienes que ir sobre seguro, Eleanor-advirtió Jesy-. Tenía muchísimas esperanzas
puestas en ti, pero viendo que no te tomas en serio esto…
-Me lo tomo en serio.
-El, tesoro-intervino Nicki-, te hemos dicho desde el
primer día que queremos un poco más de espectáculo, que nos dejes con la boca
abierta. Y, aunque lo has hecho muy bien, esta actuación ha sido demasiado poca
cosa para lo que nos tienes acostumbrados.
Eleanor suspiró, asintió con la cabeza.
-Yo creo que lo ha hecho genial y que lo que ha
demostrado con esto ha sido que no necesita focos para brillar. Nos ha
deslumbrado a todos, ¿o no?-respondió Gaga, girándose sobre su silla y
levantándose, abriendo los brazos y esperando la reacción de un público que no
se hizo esperar. Mi niña sonrió y se sonrojó un poco al ver que la audiencia
continuaba de su lado, comiendo de su mano. Hizo una leve reverencia y esperó a
que la dejaran irse.
Llegó el turno del grupo, que apareció por el borde
del escenario, caminando ya al ritmo de la música, casi dando brincos, las
chicas sobre sus tacones negros, que ahora les hacían presumir de piernas con
unos pantalones como de traje que apenas les cubrían los muslos. Chad llevaba,
como ellas, el color blanco como distinción: Scott y Tommy iban de negro y no
pudieron evitar sonreír cuando vieron la reacción del público, que empezó a
silbar y a gritar antes incluso de que comenzaran a cantar, pero ya
reconociendo la canción.
-Give it to me,
I’m worth it-cantaron Diana y Layla, y se pusieron a bailar mientras todos
nos levantábamos y nos volvíamos locos, aplaudiendo su actuación. Tommy dio
varios pasos hacia delante y una parte de la pista se revolvió más que los
demás. Distinguí la melena afro de Bey entre ellas: eran los amigos de mi hijo
y de Scott, que intentaban ponerle nervioso, sin éxito. Tommy ya estaba
acostumbrado a las reacciones que sus interpretaciones ocasionaban, y no iba a
desconcentrarse tan fácilmente. Scott bailó con Layla y Diana, con Chad,
mientras Tommy se ocupaba del rap del artista invitado en la canción. Después,
Layla ocupó su puesto en el centro del escenario y como foco de atención,
interpretando el solo de Dinah mientras los demás continuaban moviéndose al
ritmo de la música.
Diana ocupó su puesto en cuanto comenzó la parte de
Normani, con los demás dando palmas alrededor de ella, que parpadeó, seductora,
bailó y se agitó la melena, ahora suelta y sólo controlada por unas trenzas que
iban por un lado de su cabeza como tratando de contener su pelo y evitar que le
cayera por la cara.
El estribillo les correspondió a ambas; Diana continuó
con la parte de Camila mientras los demás bailaban tras ella.
Layla hizo la parte de Ally después, convirtiéndose en
el centro de atención por un momento, hasta que llegó el estribillo y todos se
esmeraron en él. Scott dio un paso al frente y el nivel de gritos se elevó
varias octavas por encima de lo que era sano para los tímpanos. Consciente del
efecto que esto causaría y deseoso se aprovechar lo poco que le quedaba de
atención al máximo, Scott se mordió el piercing y se llevó el micrófono a la
boca, disfrutando de cada aliento exhalado en forma de canción.
En ese momento, Chad bailaba con Tommy y Layla lo
hacía con Diana, de tal manera que estaban separados por sexos, demostrando que
el baile no entendía de ningún tipo de discriminación. Chad se separó de Tommy
y se puso tras Scott, que se apartó y le permitió terminar la canción.
-Uh-huh, see me
in the spot like “oh, I love your style”. Uh-uh, show me what you got cause I
don’t wanna waste my time-comenzó el irlandés, y vi cómo Tommy y Scott, en
el fondo de la punta de flecha que el grupo había formado, se reían y asentían
con la cabeza mientras Chad disfrutaba de su momento de gloria. Se acercaron un
poco al irlandés cuando lo hizo el estribillo, y los cinco se inclinaron al
suelo un momento, llevando la mano por delante, y se levantaron cada uno con un
bastón, en el que se apoyaron para bailar.
Comenzó a dolerme la garganta de tanto gritar. Los
cinco se juntaron, se pasaron las manos por los brazos como habían hecho en el
principio de la gala, e hicieron una reverencia. Las juezas alabaron su
actuación y su sincronización, hicieron mención especial al baile que se habían
marcado Tommy y Chad, y dijeron que puede
que tuviéramos entre manos una nueva pareja.
-Será por parejas-respondió Tommy-, no me importa uno
más.
-Yo es que soy muy celoso-respondió Chad, y los dos se
echaron a reír. Scott le dio una palmada en la parte baja de la espalda a
Tommy, como diciendo muy bien, no dejes
que te vean mal. Dieron las gracias y se retiraron de nuevo, mientras el
vídeo de rigor mostraba sus ensayos y lo bien que se lo pasaban. Descubrimos
que Jesy había intentado que todos bailaran con tacones, que aquello sería muy
“rompedor”, pero, después de que Scott y Tommy se cayeran 7 veces cada uno,
Chad abrió los brazos y declaró:
-No pienso arriesgarme a romperme una pierna sólo
porque a vosotras os parezca que queda más estético bailar en tacones. ¿Queréis
reconocimiento?-se postró ante ellas, que se rieron-. Pero de verdad: yo no me
subo a eso. Soy el heredero al trono de la República de Irlanda, tengo un
régimen que proteger.
-Nuestro plan era empujarte del escenario-le confió
Layla, y Chad la miró desde abajo.
-Siempre supe que tanta bondad era una máscara.
Pasaron a mostrarnos imágenes de los ensayos
generales, que nadie escuchó debido a las carcajadas que llenaban el estadio.
Jake apareció de nuevo, esta vez acompañado de
Eleanor, para interpretar Tinder haciendo
ella de Ke$ha y él de Pitbull. Consiguieron levantar incluso a Nicki, que se
puso a bailar y a asentir con la cabeza. Jake señaló a Eleanor y aplaudió en su
dirección mientras mi niña hacía lo mismo.
-¿Es ésta tu colaboración?-preguntó Gaga, interesada
en los detalles. Jake negó con la cabeza, mirando a Eleanor, cogiéndola de la
mano.
-El es una artistaza, pero creo que me perdonará que
la cambie por otro.
-No te guardaré rencor-aseguró mi niña, cogiéndole la
cara a Jake y plantándole un beso en la mejilla.
-Eleanor, ¿te das cuenta de que, siempre que colaboras
con otros, haces cosas mucho más espectaculares de las que haces cuando estás
sola?-pinchó Jesy.
-Puede ser-Eleanor se encogió de hombros-. Sólo quiero
estar a la altura.
-Ándate con ojo.
-¡Deja en paz a mi niña!-intervino Gaga-. ¿Qué
demonios te pasa, Jess? ¿Ahora que ya estás más o menos a buenas con Scott,
necesitas meterte con su novia?
-Quiero que rompan-confesó Jesy, entrelazando los
dedos-, para quedármelo yo para mí.
-Yo no me metería con Sceleanor, Jesy-advirtió June,
señalando el iPad-. Tienen más fans que Justin Bieber cuando sacó su segundo
disco.
-¿Cómo no van a tenerlos? Si son adorables-respondió
Jake, y Eleanor le miró con cariño y le dio un apretón en la mano. Él la
correspondió con un beso en la cabeza, cosa que ya no molestó a Scott, que observaba
con atención entre bambalinas.
La semana había sido muy intensa en cuanto a ensayos y
emociones, y los chicos rápidamente hicieron piña, dejando un poco de lado a
Jake, el último de los que habían entrado individualmente y habían dejado todo
atrás. Layla se acercó a él el segundo día y medió entre él y Scott hasta
conseguir que hicieran las paces; a partir de entonces, todos se sentaban
juntos cuando tocaba comer, compartían tiempo libre y procuraban cuadrar sus
horarios para que nadie estuviera solo mientras los demás ensayaban. Les costó,
pero lo consiguieron.
-Entonces, Jake-sonrió Nicki, poniéndose recta-.
¿Estás listo para tu colaboración?
-Sí-asintió él-, pero voy a necesitar unos minutos y
la ayuda de un puñadito de personas.
Así fue como se hizo la primera pausa de publicidad.
Bajé las escaleras y troté en dirección al camerino, en el que me encontré con
Eleanor, Diana y Layla preparándose ya para su siguiente actuación. Taraji
entró por detrás de mí y se sentó en una de las sillas.
Era tradición que, si quedaban suficientes aspirantes
de diferente sexo, se hiciera una actuación conjunta separada entre chicos y
chicas. Deduje que la presencia de Taraji no era casualidad.
-Estáis geniales esta noche-anuncié. Eleanor sonrió,
se levantó de su silla para fastidio de la maquilladora, y vino a abrazarme.
-Muchas gracias, mamá. Siento que no puedas ser tú mi
artista invitada.
-No te preocupes, cielo-respondí, acariciándole las
mejillas, que tenía hinchadas de tanto sonreír-. Estoy segura de que habrás
elegido a alguien genial, y que estará a la altura.
Eleanor asintió con la cabeza. Había dejado de
insistir en que me dijera con quién iba a colaborar; sospechaba que volvería a
ser Sabrae, por lo bien que se llevaban y la reacción tan positiva que había
tenido la mediana de los Malik entre el público. Eleanor volvió a sentarse y se
dejó mimar, mientras la actividad a su alrededor se volvía más y más frenética
a medida que el contador avanzaba hacia atrás.
Dejé que me guiaran hacia la mesa de los jueces y
ocupé la vacante que quedaba libre: Jesy me había contactado y me había pedido
que ocupara su puesto durante un par de actuaciones, dado que ella sería una de
las estrellas invitadas a trabajar con los concursantes. Nicki me sonrió y me
plantó dos besos mientras Gaga se cambiaba de silla para dejarme en medio.
-Te veo genial-saludó la reina del rap-. Tienes una
hija que vale su peso en oro.
-Una lástima que algunas le den demasiada importancia
a su incapacidad para rapear un par de versos-respondí, hiriente, pero
sonriendo. Nicki había sido muy clara y abierta en cuanto a su rechazo por la
falta de talento de Eleanor a la hora de decir más de dos frases seguidas una
velocidad más bien moderada. No comprendía cómo alguien que cantara tan bien
fuera incapaz de imitar lo que ella hacía con la lengua en cada canción que
firmaba.
-La envidia, que es muy mala-respondió Gaga, metiendo
el dedo en la llaga y arqueando las cejas en dirección a Nicki, que fingió no
comprender que la pulla iba en su dirección. Me coloqué el vestido y estiré el
cuello para permitir que me pusieran un micrófono y charlé con ellas, pregunté
sobre proyectos futuros, familia y amigos, planes y demás cosas que tuviéramos
pendientes, mientras la cuenta atrás roja se acercaba a cero.
El público hizo la típica cuenta de 10 a 1 y estalló
en aplausos cuando las cámaras volvieron a encenderse y la pantalla mostró
rostros cambiantes a cada segundo, cada uno más feliz que el anterior.
-Damas y caballeros-pidió una voz desde megafonía-,
por favor, den la bienvenida a la primera actuación especial del día: ¡Little
Mix!
Las luces se atenuaron una vez más, y cuatro siluetas
aparecieron recortadas contra la negrura. La primera de ellas se llevó el
micrófono a la boca, y la cara de Leigh-Anne inundó las pantallas.
-Boy, I can see,
the way you dancing, move that body. I know it’s crazy, buf I feel like you
could be the one that i’ve been chasing in my dreams.
-Boy I can see
you’re looking at me like you want it-respondió Jade.
-Oh, usually I’m
like whatever but tonight, the way you moving got me “where am I”?-finalizó
Perrie.
Y cuatro brazos rodearon las siluetas de las
integrantes de la banda femenina más exitosa de todos los tiempos mientras las
luces subían y los chicos que quedaban, los cuatro, cantaban a la vez, mirando
a Little Mix:
-It started when
I looked in he reyes, I got close-las pegaron a sus cuerpos y les
sonrieron-, and I’m like “bailemos”, hey.
La noche está para un reggaetón lento,
de esos que no se bailan hace tiempo. Yo sólo la miré, me gustó, me pegué y la
invité “bailemos”. So now we dancing in reggaetón lento, just get a Little
closer, baby, let’s go.
La cámara
enfocó a Jesy, que se acercó al chico que se le había acercado para bailar con
ella…
… que no era otro que Scott.
-Excuse me baby
boy, just had to dance with you now, see there’s nobody in here that comes
close to you, no-Jesy le dio una palmadita en el pecho y le dedicó una
sonrisa-, your hands are on my waist-le
pasó las manos por su cintura, descubierta al aire por el modelito que llevaba,
idéntico al que lucía en el vídeo de la canción que habían estrenado hacía 17
años-, my lips you wanna taste.
-Come-respondieron
todos, excepto Scott-, muévete, muévete, muévete.
-Our bodies on fire-contestó Scott, que
le pasó las manos por la cintura de nuevo-, we’re
full of desire, if you feel what i feel, throw your hands up higher, and to all
the ladies all around the world-miró al público y continuó cantando con
todos-, go ahead and muévete, muévete, muévete.
Repitieron
el estribillo, cantando y bailando de una manera muy sensual, mirándose siempre
a los ojos, consiguiendo que incluso tú te olvidaras de tu presencia, haciendo
que sólo existieran ellos.
-Do you know i
like it when I take you to the floor-cantó Chad, y una oleada de gritos
siguió a su intervención, mientras acariciaba a Jade, que se había agachado y
danzaba, dándole la espalda, frente a él-, I
know you like this reggaetón lento, this ain’t stopping baby till I say so,
come get, come get some more.
-Boy I wish that
this could last forever, cause every second by your side is heaven-continuó
Jade.
-Come give me
that, give me that boom, boom, boom oh.
-I tell you, baby,
you, baby-Leigh-Anne le tocó el pecho a Jake, que le sonrió-, you get me hotter, loving made me sick, made
me sick, you’re my doctor.
-Don’t you know
you’re playing with fire tonight?-Perrie le acarició la cara a Tommy, que
alzó las cejas-, can we get it right here
one more time.
De nuevo el
estribillo y el público estaba entregado, los gritos aumentaron de volumen
cuando los chicos cogieron a las chicas y las inclinaron hacia delante,
mirándolas a los ojos mientras Tommy le cantaba a Perrie.
-Yo sólo la
miré, y me gustó, me pegué, la invité, “bailemos, eh”, la noche está para un
reggaetón lento, de esos que no se bailan hace tiempo.
Hicieron el
estribillo una vez más, cantaron el final de la canción, y mientras Jesy se
acercaba a la boca de Scott, que no apartaba la mirada de sus labios, Jade le
hundía las manos en el pelo a Chad, Leigh-Anne le acariciaba los brazos a Jake,
y Perrie, los hombros a Tommy.
-So now we
dancing un reggaetón lento, just get a little closer, baby, let’s go-cantó
Jesy, y los focos se apagaron un momento antes de volver a encenderse, esta vez
todos, y dejar ver a los ocho sobre el escenario. Chad se abanicó la cara y
asintió cuando Jade le preguntó algo, Jesy le dio un empujoncito juguetón a
Scott mientras Tommy abrazaba a Perrie y Jake le besaba la mano a Leigh-Anne.
Tardamos un montón en reaccionar, todavía sorprendidos
ante lo que acabábamos de ver.
-Eri-pidió Simon, y yo sacudí la cabeza un momento.
-Guau-dije solamente, y todo el mundo se echó a reír-.
Joder, Jesy, chica, no sé cómo puedes tener tantas cosas malas que decir cuando
los ves actuar tan de cerca. Ahora mismo me apetece construirles un templo, o
algo así-sonreí y el público coreó asentimientos-. Vale. Uf-puse las manos a
ambos lados de la mesa y tomé aire y lo exhalé despacio. Me volví hacia June-.
June, corazón, ¿podrías mirar en Google si una actuación en una final puede
embarazarte?
Más risas.
-Mamá-intervino Tommy-, acabo de cantar con Little
Mix-dijo, dando unos saltitos.
-Eri-replicó Scott-, Jesy se me ha insinuado y me ha
dejado toquetearla, sin darme un bofetón-añadió,
admirado, el hijo de Zayn.
-Sí, bueno, no te acostumbres-sonrió Jesy mientras las
chicas de Little Mix se echaban a reír.
-Chicas, muchas gracias por haber accedido a estar con
nosotros esta noche-se pronunció Simon-. Para nosotros es un gran honor poder
contar con vosotras.
-No nos lo perderíamos por nada del mundo-respondió
Perrie, sonriendo.
-Tenéis muchísimo talento aquí reunido, ¿cómo íbamos a
faltar?-añadió Leigh-Anne.
-Y jovencitos muy
guapos-añadió Jade, hundiendo las manos en los mechones azabache de Chad-.
De aquí puede salir una boda.
-Tiene novio, Jade-cortó Jesy.
-Pero por unos se dejan a otros-respondió Chad,
balbuceando-. Soy bisexual, ¿lo sabías?
-Qué encanto, por favor, eres tan achuchable como lo
era tu padre-respondió Jade, abrazando a Chad.
-Cuidado, vas a hacer que le dé un infarto-advirtió
Jesy.
-Qué encanto-prácticamente
chilló Jade, apretujando a Chad aún más fuerte, que tenía una expresión
mezclada entre no saber dónde meterse y no estar disfrutando lo que no había
disfrutado en toda su vida.
Las chicas se despidieron y Jake se quedó solo en el
escenario, anunciando que ésa, en realidad, no había sido su actuación con
acompañante. Su invitado aún no estaba listo y tendríamos que esperar un número
más antes de poder ver qué había preparado.
Las siguientes fueron Diana, Layla, Taraji y Eleanor,
que, ni cortas ni perezosas, hicieron que Little Mix aparecieran de nuevo en un
escenario, con uniformes morados y azules, para cantar con ellas Hair. Cómo no, utilizaron la versión del
single, y Chad se ocupó de la parte de Sean Paul, sentado en el borde del
escenario más pequeño, al que tanto chicas como mujeres se acercaron para
bailar a su alrededor, con Jade haciendo de rabiar al joven Horan antes de
volver a espachurrarlo entre sus brazos con el abrazo final.
Aplaudimos su actuación y por supuesto la de Jake, que
cantó con Jason Derulo Kiss the sky, un
tema en el que dejó participar a los chicos. Sus movimientos eran impecables,
la coordinación con el artista era absoluta, y sus falsettos fueron increíbles.
Mención especial en las redes sociales mereció el momento en el que los cinco
se agarraron el paquete mientras cantaban el puente de la canción, situados en
la pasarela que llevaba al pequeño escenario.
La siguiente en actuar fue Eleanor, que dejó a todos
sin aliento al escoger una canción de Ariana Grande, Bad decisions, y permitir que la cantante se uniera a ella desde
entre los asientos cuando llegó la primera vez en que se mencionaba en la
canción que la chica había estado haciendo estupideces.
-I’ve been doing
stupid things-asintió Ariana, levantándose entre los asientos, y la cara de
Eleanor se iluminó mientras la ganadora de varios Grammy avanzaba por la
pasarela en dirección a mi pequeña, que sonrió y se acercó a ella, haciendo que
sus orejas de conejo bailaran sobre su cabeza-, Wilder tan I’ve ever been.
-You’ve become my
favorite sin-Eleanor señaló a Ariana-, so
let ‘me keep, let ‘me keep on talking.
-That’s right-asintió
la diva, y concursante e invitada se lanzaron al estribillo, paseándose por el
escenario, interactuando como viejas amigas, mientras los bailarines hacían el
resto por ellas. Se sentaron en el borde y miraron a los chicos que estaban
entre el público. Distinguí, ya desde los asientos, a Dan sobre la cabeza de
Alec, Astrid sobre la de Jordan, y Duna sobre la de Max. Supuse que se habían
repartido así a los niños para evitar malos rollos entre mi hijo y Alec.
-Don’t you know
I ain’t fucking with them good boys? Know you love me like ain’t nobody could,
boy.
-If you want it,
boy you got it.
-Ain’t you ever
seen a princess be a bad bitch?-preguntó Eleanor, y el estadios se vino
abajo cuando se levantaron y las dos compitieron por ver quién hacía la nota
más alta.
Ariana abrazó a Eleanor y caminó con ella en dirección
al escenario principal, en el que las juezas se habían puesto de pie para
aplaudirlas.
-A esto me refería-señaló Jesy, asintiendo con la
cabeza. Ariana le tiró besos a Nicki, que le correspondió con el mismo gesto.
-¿Puedo decir, antes que nada, que ha sido un sueño
cantar con Ariana?-preguntó Eleanor, y se volvió hacia ella, temblando como una
hoja. Ariana le esbozó una tremenda sonrisa-. Eres una diosa de la canción, la
mejor cantante de todos los tiempos. Eres mi ídola. Dios mío, no puedo creerme
que estés aquí, delante de mí.
-Cariño, lo que yo no me puedo creer es que me hayas
pedido venir. Estoy encantada de estar aquí contigo y el honor ha sido todo mío, créeme-aseguró la chica antes
de que comenzaran las valoraciones, todas positivas, naturalmente.
-¿Te puedo abrazar otra vez?
-¡Pues claro, corazón!-Ariana se rió y abrazó a mi
hijita, que se echó a llorar de felicidad.
-El, vamos, todavía te queda una actuación. Sigue
concentrada, vas genial-la animó Gaga. Ariana acompañó a Eleanor escaleras
abajo y en dirección al backstage mientras
las luces se atenuaban una vez más y el presentador anunciaba que Chasing the
stars estaban a punto de iniciar su actuación. Un murmullo expectante y
nervioso se extendió como la pólvora por entre el público mientras anticipaban
y trataban de averiguar qué canción traerían.
Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo comprendí.
Y lo hice un segundo tarde, cuando aparecieron en el escenario.
Todo el estadio estaba a oscuras, esperando que los
focos se encendieran, pero, por lo que pareció un fallo técnico, cuya impresión
los de realización se encargaron en reforzar poniendo pequeños parpadeos de
proyección en las pantallas, las caras de nuestros hijos aparecieron en ellas,
iluminadas por una luz azul.
Sus voces llegaron un segundo antes que ellos, como si
pudieras escuchar antes que ver, el sonido fuera más rápido que la luz.
Reconocí la canción en cuanto ellos abrieron la boca.
Un millón de cosas se me pasaron por la cabeza.
Todas tenían relación con que Chasing the stars habían
dejado muy claro que ellos no iban a The
Talented Generation para convertirse en un grupo que hiciera versiones de
One Direction.
Y, sin embargo, allí estaban.
-If this room
was burning-cantaron los cinco, y automáticamente se subió el volumen de
sus micrófonos para compensar los gritos-, I
wouldn’t even notice-sus caras eran prácticamente inexpresivas, moviéndose
solo sus ojos, como si estuvieran cantando un himno mientras contemplaban una
bandera con la que no se identificaban realmente-, cause you’ve been taking up my mind…
Un brevísimo
estallido de luz en las escaleras del escenario, lo suficiente para distinguir
un cuerpo.
-With your-cantó
alguien con la voz sospechosamente parecida a la de Louis.
-Little white
lies, little white lies-terminaron Chasing the stars, y el escenario se
iluminó para mostrar a cinco figuras, todas masculinas, todas hombres adultos,
colocadas como una punta de flecha en las escaleras del escenario, frente a un
micrófono de pie.
Y Liam comenzó realmente la canción. Cada uno cantó su
parte como solían hacerlo en las entregas de premios: sin seguir ningún tipo de
coreografía, dejándose llevar por la música, en un orden caótico que para nadie
que no fuera ellos tenía sentido.
Los gritos y los cantos eran altos, pero la música lo
era más aún. Comenzaron con el estribillo, obviando que esa parte pertenecía
por derecho a Harry, y cinco agujeros se abrieron en el escenario, en la parte
delantera.
Y Tommy, Scott, Diana, Layla y Chad aparecieron por
ellos, quietos mientras la plataforma ascendía, bailando y apropiándose de la
canción en cuanto estuvieron sobre suelo firme.
Se juntaron cuando se pronunció de nuevo el nombre de
la canción y se desperdigaron, en un estudiado caos, mientras Scott se llevaba
el micrófono a la boca y cantaba la parte de su padre, que continuó haciendo su
solo en tono mucho más bajo, como si de un colchón se tratara.
-Back seat of
the cab, we’re in the cab, my lips gettins so attracted, we’re so attracted-cantó
mientras Diana se acercaba a él, le sonreía, pegaba sus caderas a las suyas y
luego se marchaba de nuevo, haciendo que su pelo ondeara como la bandera de un
barco en plena tempestad-. Now you wanna
make some rules, now cool, then we’ll watch them break tonight.
-I know what you
want-cantó Chad, mirando a todo el estadio mientras sostenía con sus manos
su guitarra-, and I’ve been waiting so
long…
Los chicos
bailaron mientras sus padres cantaban, siguiendo una coreografía perfecta que
tampoco era demasiado complicada por la dificultad de Chad para realizar
movimientos al llevar la guitarra. One Direction cantó de nuevo el estribillo
mientras Chasing the stars hacía sus coros y danzaba al ritmo de la música.
-I know you want
it-cantaron Scott y Zayn, Niall y Chad haciendo el fondo de la canción-. I know you feel it too, let’s stop
pretending that you dont know what I don’t know just what we came to do.
El eco de los
versos se mezcló con el golpe de las guitarras y el redoble de la batería. Chad
estaba en el centro de la punta de flecha, y con cada acorde rasgado a las
guitarras, Scott y Tommy pusieron los codos en los hombros de Chad, Diana y
Layla en los hombros de Tommy y Scott. Se giraron y miraron a sus padres
mientras Chad continuaba rasgando la guitarra.
Louis miró a un lado y al otro, hizo un gesto con la
cabeza en dirección a nuestros hijos, y sacó el micrófono de su pie. Echó a
andar con dirección al hueco que habían dejado para él, al lado de Tommy y de
Chad, mientras Liam, Harry, Niall y Zayn le seguían, cada uno colocándose al lado
de su hijo.
Y, entonces, los diez se pusieron a cantar.
Y a bailar. Levantaron las manos mientras cantaban.
-If this room
was burning, I wouldn’t even notice-se llevaron una mano a la cabeza-, cause you’ve been taking up my mind with
your little white lies, little white lies. You say you’re a good girl-movieron
las manos frente a ellos y levantaron la mano-, but I know you would, girl. Cause you’ve been-saltaron a un lado- telling me-saltaron al otro, hacia
delante y hacia atrás con la música-, all
night with your little white lies, little white lies.
Terminaron
armonizando entre todos y levantando el puño con el que sostenían el micrófono,
y, jadeantes pero felices, sonrieron cuando literalmente todo el mundo se
levantó para aplaudirles. Se había hecho historia.
Chasing the stars habían cantado una canción de One
Direction.
Y One Direction se había convertido, por fin, en una
boyband completa, accediendo por fin a bailar como Dios mandaba.
Cuando nuestros maridos regresaron con nosotras, les
recibimos con aplausos y besos. Y eso que lo mejor de la noche estaba aún por
llegar.
Layla bromeó con el hecho de que aún les quedaban dos
canciones que interpretar, y se rió cuando le preguntaron qué significaba
aquello.
Se marcharon del escenario y lo dejaron libre para
Eleanor, que comenzó su actuación con vaqueros y una camiseta y se fue
cambiando de ropa a medida que repetía el estribillo de Applause de Lady Gaga. Terminó con un vestido de espejos que
resaltaba sus piernas y unos zapatos de Louboutin incrustados de piedras
preciosas, después de cambiarse durante la pausa que la canción hacía y
librarse del mono negro que había llevado puesto por debajo de los pantalones y
la camiseta.
El mejor momento fue cuando se subió de un salto al
escenario y cantó a todo lo que dieron sus cuerdas vocales.
Eleanor se volvió, guiñó el ojo a los jueces y se
sentó en las escaleras.
-Tomad espectáculo-les dijo.
-June-pidió Simon, y la pelirrosa, ni corta ni
perezosa, comenzó a leer.
-Como Eleanor no gane después de todas las putadas que
le están haciendo, les saco el hígado a Simon, Jesy y Nicki y me hago un paté
con él.
-¿Quién ha twitteado algo tan horrble?-espetó Jesy,
estupefacta.
-Yo-respondió Gaga, dando un sorbo de su botella de
agua y sonriendo con satisfacción.
Simon, que sabía que Chasing the stars eran quienes
más vendían, obligó a que sus números fueran los últimos de la noche. Permitió
que Scott y Tommy cantaran We Don’t Wanna
Go Home de Jason Derulo y se unió a las voces exigiendo que se dieran un
beso.
-Qué manía, chico-Sherezade suspiró y se llevó una
mano a la cara.
-Tengo ganas de verlo-admití.
-No, si yo también-respondió ella, riéndose-. Y ellos
de hacerlo, lo que pasa que son demasiado orgullosos como para admitirlo.
Scott iba a abrir la boca para decir algo cuando una
voz se levantó por entre el público, y nosotros, que estábamos lo bastante
cerca de la pista, entendimos lo que decían.
-¡MÉTELE LA LENGUA, SCOTT!-bramó una voz conocida, y
Scott se volvió hacia la pista.
-Cierra la boca, Alec-exigió, y todos se echaron a
reír. Jordan incluso le revolvió el pelo a su mejor amigo mientras éste
sonreía.
-Qué notas eres, desgraciado-escupió Tommy, riéndose.
-¡QUE SE BESEN, QUE SE BESEN!-insistió, y pronto todo
el mundo estaba gritando lo mismo, como si aquello fuera una boda en lugar de
un concurso.
-¡Qué gallito eres, ¿verdad?! Sube aquí si tienes
cojones, valiente, que eres un valiente.
Sabrae tuvo que sujetar a Alec para impedirle que
subiera cuando él se negó y Tommy y Scott empezaron a hacer ruidos de gallinas.
-¡CHUPÁDMELA, IMBÉCILES!
Los chicos se echaron a reír y escucharon con atención
las intervenciones de las juezas, que alabaron de nuevo su canción y les dieron
las gracias por dejarles disfrutar de su buen rollo.
-Aunque ya os aviso que no salís de aquí sin daros un
pico-advirtió June, clavando la uña en la mesa-, y me da igual que luego me
lleven presa por corrupción de menores.
-Yo no soy menor-respondió Scott, pasándose una mano
por el pelo.
-Otra cosa es que actúe como uno-intervino Tommy,
echándose a reír.
-Te mato. Yo a ti, te mato. Subnormal, que es que eres
subnormal-Scott le empujó y Tommy se zafó de él.
Se marcharon del escenario y lo dejaron libre para
Eleanor, que comenzó su actuación con vaqueros y una camiseta y se fue
cambiando de ropa a medida que repetía el estribillo de Applause de Lady Gaga. Terminó con un vestido de espejos que
resaltaba sus piernas y unos zapatos de Louboutin incrustados de piedras
preciosas, después de cambiarse durante la pausa que la canción hacía y
librarse del mono negro que había llevado puesto por debajo de los pantalones y
la camiseta.
El mejor momento fue cuando se subió de un salto al
escenario y cantó a todo lo que dieron sus cuerdas vocales.
Eleanor se volvió, guiñó el ojo a los jueces y se
sentó en las escaleras.
-Tomad espectáculo-les dijo.
-June-pidió Simon, y la pelirrosa, ni corta ni
perezosa, comenzó a leer.
-Como Eleanor no gane después de todas las putadas que
le están haciendo, les saco el hígado a Simon, Jesy y Nicki y me hago un paté
con él.
-¿Quién ha twitteado algo tan horrble?-espetó Jesy,
estupefacta.
-Yo-respondió Gaga, dando un sorbo de su botella de
agua y sonriendo con satisfacción.
Una marea de cuerpos ocupó todo el escenario,
poniéndose en fila en las escaleras y esperando a que la música sonara. Cuando
comenzó, descubrimos que gran parte de la canción, Stronger (what doesn’t kill you) se basaría en las voces de un coro
de mujeres que sería liderado por Eleanor y Layla. El público volvió a ponerse
en pie para ellas, y las lágrimas empezaron a correr por los rostros cuando se
supo que el coro estaba compuesto íntegramente por víctimas de violencia de
género.
Una a una, las mujeres fueron acercándose al micrófono
y diciendo su nombre y lo que les había ocurrido. Cuando pareció que todas
habían acabado, sucedió algo horrible.
Eleanor se acercó al micrófono.
-Hola, me llamo Eleanor-repitió la fórmula del resto
de chicas-, y una vez intentaron violarme-se atragantó con sus lágrimas y cerró
los ojos un momento-. Por suerte, alguien muy cercano e importante en mi vida
estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de lo que me estaba
pasando, y evitar que lo que iba a suceder, ocurriera. Como recompensa, le
expulsaron del instituto-se miró las manos.
En mi cabeza sólo rebotaba un nombre. Scott, Scott,
Scott, Scott.
Me volví hacia Sherezade, estupefacta, igual que
Louis. Me cogió la mano y me pidió disculpas por no habérmelo contado: los
chicos le habían pedido que no dijera nada, y ella, muy a su pesar, tuvo que
acceder. Yo lloraba a mares, temiendo lo que había tenido que soportar mi hija,
lo mal que lo debía de haber pasado sin que yo supiera nada ni pudiera, por
tanto, ayudarla.
-Estoy tan agradecido de que Scott exista-dijo Louis,
articulando mis pensamientos-. Es lo mejor que le ha pasado a esta familia.
Daré las gracias todos los días de que no permitieras que Zayn te echase cuando
le dijiste que estabas embarazada de él.
Gaga se limpió las lágrimas de los ojos y asintió con
la cabeza, identificándose con lo que le había sucedido a mi pobre nena. Dan me
abrazó las piernas y me preguntó si su hermana estaba bien. Le cogí en brazos y
le dije que sí, ahora sí.
Se había convertido en una mujer fuerte a base de
golpes. Me hubiera gustado que hubiera florecido de otra manera, pero ahora,
por lo menos, sabía que tenía a alguien protegiéndola cuando ni yo, ni su
padre, ni su hermano, estábamos allí para ella.
Recé en silencio para que Scott nunca dejara de
quererla: sabía que Eleanor jamás dejaría de quererle a él.
Y también rogué a las estrellas que no dejara que él
volviera a meter la pata: no sabía cuántos errores podría perdonarle Eleanor,
sobre todo teniendo en cuenta que le romperían el corazón.
Layla dio un paso al frente y se colocó delante del
micrófono. Los rostros de Alba, Liam y Rob se congelaron.
-Hola, me llamo Layla-susurró, y se quedó callada un
momento, mirándose las manos-. Y sufrí malos tratos durante más de un año-tragó
saliva-. Vine a Londres con mi novio del instituto para sacarme la carrera de
Medicina. No sé por qué, todo empezó a ir mal. Él me pegaba y me humillaba y yo
me decía que tenía la culpa de todo. Que yo le provocaba. Que le había
convertido en lo que era ahora. En Wolverhampton no era así. Puede que fuera el
aire de Londres. Puede que la ciudad le afectara; había leído en algún sitio
que mudarse a una gran ciudad puede afectar a las personas. Pero no las cambia
tanto. Se convirtió en un monstruo que hizo de mi vida un infierno-confesó,
mirando al público, que permanecía en absoluto silencio, mudo de asombro-.
Mientras me violaba, me decía que lo hacía por el alcohol, o que debería
sentirme halagada porque no respetaba las cosas que yo le decía. Me veía
demasiado guapa para aceptar un no, me deseaba demasiado para soportar mi rechazo,
me quería demasiado como para no insistir en que nos fuéramos a la cama cuando
yo le decía que estaba cansada.
Layla tragó saliva y volvió a mirarse las manos.
Eleanor le tendió la suya y Layla la aceptó. Cerró los ojos un momento antes de
continuar.
-Deseé acabar con mi vida. Y lo habría hecho en un par
de ocasiones de no ser porque alguien me convenció de que no merecía la
pena-Layla se volvió hacia las bambalinas-. Diana es una buena chica. No es
sólo una cara bonita. Tiene un corazón enorme, no sé cómo le cabe en el pecho.
Estuvo ahí para mí. Me escuchó cuando no podía contárselo a nadie. Y permitió
que su novio me salvara. Permitió que Tommy me diera las ganas suficientes de
querer recuperarme como para hacerlo. Diana no ha hecho nada. Yo me he
enamorado de Tommy. Tommy tampoco ha hecho nada, nada excepto animarme a
curarme. Ahora mi maltratador-carraspeó- ya no está en mi vida, tengo un nuevo
novio que me cuida y me quiere y que sé que nunca me haría daño. Y ahora,
quienes me maltratáis sois vosotros-les miró a todos con los ojos llenos de
lágrimas-. Me pegáis cuando decís que Tommy es un sinvergüenza. Me humilláis
cuando decís que Diana y yo no nos queremos a nosotras mismas por consentirle
esto. Para una cosa buena que evita que quiera hacerme daño a mí misma, echarme
a dormir y no despertarme, vosotros queréis destruirla simplemente porque no es
lo convencional. Tommy no es un hijo de puta, un cabrón, no se merece que le
odiéis, ni que le amenacéis con partirle las piernas o cosas peores. No se
merece lo que le estáis haciendo. Alguien que quiere como lo hace él no se
merece que le lancéis tanto odio. Es una buena persona-negó con la cabeza,
mirando a todo el público, las caras calladas-. Es una buena persona y yo me he
recuperado y soy una superviviente y vosotros estáis haciendo lo contrario de
lo que pregonáis. No me estáis animando a que hable de mi vida, ni a que sea
feliz. Me animáis a que me esconda. Y si me animáis a que me esconda y yo no
digo nada, él habrá ganado. Él y cada hombre que llegue a su casa y viole a su
mujer y la pegue y la mate habrá ganado. Sólo porque vosotros no podéis
entender que una persona puede querer a dos a la vez.
Layla inspiró hondo y exhaló despacio.
-No sé si me quiere la mitad de lo que vuestras
parejas os quieren a vosotros, pero sí sé una cosa: me quiere como nadie. Y me
quiere mejor de lo que me han querido nunca. Incluso cuando estaba rota, sucia
y utilizada. Así que animo a todas las mujeres que me están viendo y que hayan
pasado o estén pasando por mi misma situación a que hablen. No estáis solas. Yo
estoy con vosotras. Nosotras-se giró y abarcó con el brazo a las coristas-
estamos con vosotras. Vosotras no habéis hecho nada. No os lo habéis buscado.
No os merecéis dolor. Os merecéis ser felices y reír. Os merecéis que os
quieran bien. Os merecéis querer seguir viviendo. Os merecéis encontrar a
vuestro propio Tommy, y que os dejen en paz cuando lo hagáis, aunque lo
compartáis con otras personas. Yo no comparto a Tommy-aseguró Layla-. Le tengo
entero para mí solita. Sólo sus sentimientos me pertenecen. Y con eso me basta.
¿Por qué no a vosotros?-preguntó. Nadie respondió durante unos instantes. Era
increíble el silencio sepulcral instaurado en un estadio en el que había 50.000
personas-. Os pido que reflexionéis. Vuestras palabras tienen un impacto más
fuerte del que pensáis. Los palos y las piedras romperán huesos, pero las
palabras también pueden llegar a matar.
Se retiró del micrófono y le cogió la mano a Eleanor.
Cerró los ojos un momento y se giró para marcharse.
Alguien entre el público empezó a aplaudir. Distinguí
un vestido azul entre la multitud. Sabrae. A ella se le unieron Alec, Jordan,
Bey, Karlie, Tamika, Max, Logan y Zoe. Y a ellos, los de al lado. Y a esos,
otros más.
Y los aplausos y el amor se extendieron como una marea
mientras Layla y Eleanor se retiraban del escenario y bajaban las escaleras,
dejando éste libre para las coristas, que se quedaron allí un rato, recibiendo
los aplausos y el apoyo por petición de Gaga.
Aprovecharon para hacer una pausa de publicidad y así
poder aclarar lo que acababa de suceder. Al grupo aún le quedaban un par de
canciones, que se pospusieron cerca de 10 minutos. Alba y Liam se levantaron
para ir al encuentro de su hija.
Al mismo tiempo que Alba y su marido hablaban con
Layla sobre lo que acababa de suceder, y le pedían que les explicara si era por
lo que le había sucedido por lo que Layla aguantaba lo de Diana, una pelirroja
se acercaba a mi hijo de nuevo.
Tommy estaba escuchando la conversación desde una
esquina de la habitación, cruzado de brazos, aliviado y a la vez preocupado por
lo que acababa de suceder: aliviado, porque Layla le había quitado un peso de
encima; preocupado, porque puede que se lo acabara de cargar a los hombros.
-… porque si es por eso, encontrarás a un chico que te
quiera solo a ti. Tú misma lo has dicho, pequeña, estás curada, y…-comentaba
Alba, pero Layla negaba con la cabeza.
-No quiero a otro chico. Quiero a Tommy. Aguanto esto
porque le quiero y él me quiere a mí, y eso nos incumbe sólo a nosotros dos.
-Pero…
-No os pido que lo entendáis. Ni que me apoyéis. Sólo
os pido que respetéis mi decisión. Quiero que Tommy forme parte de mi vida. Si
no fuera por él, ni siquiera estaría aquí de pie-dijo Layla, y sus padres se
miraron y asintieron con la cabeza.
-Te apoyaremos siempre, corazón-aseguró su madre.
-Eres nuestra hija y te queremos pase lo que
pase-añadió Liam. Layla les dio las gracias y se fundió en un cálido abrazo.
-Cómo te gusta complicarte la vida, ¿eh?-sonrió Megan
por detrás de Tommy, apoyando el brazo en la pared, asegurándose de que el
escote se le hiciera más generoso y el agujero del ombligo se asomara por
debajo de su camiseta.
-Cualquiera diría que las viejas costumbres se
pierden-respondió mi hijo, hostil. Clavó la mirada en Scott, que tenía los ojos
fijos en ellos, y negó sutilmente con la cabeza. Puedo manejármelas solo.
-Me pregunto
hasta qué punto conservas tus viejas costumbres-coqueteó la pelirroja,
acercándose hacia él con sensualidad. Tommy no movió ni un músculo.
-Una lástima ese repentino interés por mí, Megan. Creo
que te vas a quedar con las dudas.
La chica se echó a reír.
-¿Repentino? Sabes que lo nuestro trae cola.
-A mí es que las únicas colas que me gustan, son las
de los vestidos-respondió Tommy. Megan sonrió, se relamió los labios y jugueteó
con su pelo. Él dio un paso atrás y volvió a cruzarse de brazos.
-Tendré que ponerme más vestidos de ahora en adelante,
entonces.
-Haz lo que te salga de los cojones-Tommy volvió a
mirar a Layla.
-Sabes que no vas a superarme nunca, ¿verdad?-acusó
ella, molesta ante la indiferencia de él.
-No sé tú, Meg, pero a mí me parece que te tengo
superadísima-respondió Tommy, contemplando tanto a Layla como a Diana.
-Estás con dos porque ellas no te dan lo que te daba
yo. Las necesitas juntas para sentir lo mismo que conmigo-Megan le acarició el
brazo y subió por sus hombros. Tommy se apartó.
-No me toques.
-¿Por qué?-le dedicó una sonrisa pícara-. ¿Porque en
el instante en que lo haga, me dirás que quieres volver?
-Porque cuando lo hagas-contestó él-, estaré sucio.
Sabe dios dónde has metido esas manos o lo que has hecho con ellas. No mereceré
que Diana me toque, o que Layla me mire siquiera.
-Así que Layla es tu favorita-ronroneó Megan,
apoyándose de nuevo en la pared.
-No.
-Elegirías a Layla.
-No.
-Pero no quieres elegir.
-No puedo, no quiero, y no tengo por qué elegir. Los
tres somos felices así, y que les jodan a los demás.
-Yo podría ser la tercera, ¿sabes? Me gusta la
atención que les dan a las demás-las miró y se mordisqueó la uña del pulgar-.
Sé que no tendría tanta, y eso es casi mejor. Más sexo y menos
entrevistas-ofreció en tono seductor. Le guiñó un ojo-. Vamos, T. sabes que soy
el amor de tu vida. Por eso soy la única con la que has estado en exclusiva.
Tommy se la quedó mirando. Y fue entonces cuando la
vio. La vio realmente, vio lo que veía en ella Scott, lo que veíamos todos
ahora que conocíamos sus verdaderas intenciones.
Y le dijo lo que tendría que haberle dicho hacía
mucho, mucho tiempo.
-Vete a la putísima mierda, Megan.
La pelirroja se quedó allí plantada, sin dar crédito a
lo que acababa de oír. Alzó las cejas abrió la boca, sus ojos del tamaño de
Rusia, como poco.
-¿Qué?
-Sacad a esta tía de aquí-ordenó Tommy-. No es más que
una fan obsesionada conmigo. Ni siquiera debería estar en el recinto.
Dos seguratas se acercaron a Megan y la agarraron por
los brazos, arrastrándola fuera en un santiamén. Scott sonrió y se acercó a
Tommy.
-Te daría un puto morreo ahora mismo.
-Espera a que haya cámaras, hermano, que nos podemos
forrar en unos minutos-le guiñó un ojo a Scott y le dio una palmada en el
hombro. Los amigos de los chicos jalearon a Tommy en cuanto se acercaron y
Scott anunció lo que acababa de decir.
-Dios mío, chaval, es que te la chupo-le felicitó
Alec-. Con dos cojones, sí señor.
-Ya era hora de que mandaras a la mierda a esa zorra.
-¿Habéis visto qué cara puso?-respondió Max.
-Poesía-asintió Logan-. Creo que ahora mismo me
tiraría a Tommy-añadió, y Scott se le quedó mirando.
-¡Oye! Que yo estoy primero, tío. Cuando nos
morreemos, ya, si eso, haces con él lo que quieras. Pero no antes.
-Así que-Alec sonrió cuando Layla se acercó, atraída
por el alboroto-. ¿Ya lo has hecho con este mamarracho?-Layla se sonrojó un
poco y asintió con la cabeza-. Genial, Lay, pero cuando quieras jugar a la vida
en modo experto, no dudes en darme un toque-le guiñó el ojo.
-Te voy a romper la puta cara, a ver de qué vives
ahora.
Sonaron los toques que indicaban la vuelta a la emisión
y los chicos se colocaron en posición una penúltima vez. Jake les deseó suerte
y Eleanor salió de las bambalinas para contemplar la actuación del grupo.
Cantaron Never
enough, vestidos con trajes de colores y sombreros a juego, y el público se
volvió loco. Cantamos todas las partes de los coros y contuvimos el aliento
cuando Scott compartió verso con Chad, acabando la parte de Niall, sólo para
ponerse frente a Tommy y pasarle las manos por el cuello como si se fueran a
besar.
Pero, por desgracia para todos, y decepción de media
Inglaterra, Diana se metió entre ellos dos y cantó de nuevo el estribillo,
mientras los dos chicos se reían por la provocación. Layla hizo las notas altas
de su padre y las cámaras se concentraron en las venas de su cuello, que se
hincharon con furia mientras lo bordaba. Todo el mundo se puso en pie para
aplaudirla y Gaga le dijo que esta era su
noche, con independencia del resultado del concurso.
-Paula, de la Habana, dice que Tommy y Scott a punto
de besarse y Diana metiéndose por en medio es como cuando vas a estudiar y de
repente recuerdas que hay un nuevo capítulo de tu serie favorita.
-Paula, cariño-respondió Layla-, si Tommy y Scott a
punto de besarse son ponerse a estudiar, yo gustosa me pasaría la vida
memorizando el diccionario.
-Probablemente sea la criatura más odiada del planeta
ahora mismo-aventuró Diana, acariciándose el pelo y sonriendo a cámara.
-¿Sabéis qué os digo?-respondió Scott, agarrando el
micrófono y buscando la cámara-. Que si hacéis que ganemos este programa, Tommy
y yo nos damos un beso. Con lengua.
-De medio
minuto-añadió mi hijo.
-Por dios, ya estoy salivando.
-¡VOTADNOS!-gritó Diana, tirándose sobre Scott para
aprovechar su micrófono-. ENVIAD UN MENSAJE CON LA PALABRA CTS ESPACIO GANADOR
AL…
-LLAMAD AL NÚMERO QUE APARECE EN PANTALLA-exigió a
gritos Chad. Los chicos se retiraron entre risas y aplausos, y mi pequeña nos
regaló una nueva sorpresa. Cantó Side to
side sentada en las escaleras y paseándose por la pasarela.
La cámara se fue hacia la mesa de los jueces y enfocó
a la silla de Nicki, y yo ya me esperaba que ella se levantara y fuera con mi
hija, sorprendiéndonos una vez más, cuando el cámara rodeó la mesa y enfocó a
alguien muy distinto.
Sabrae, con un mono rosa chicle de látex, guiñó el ojo
y sonrió mientras cantaba con los pies subidos a la mesa el solo de Nicki.
Juro que nunca había escuchado gritos tan fuertes en
toda mi vida.
-All this
bitches flows is my mini me-continuó Sabrae, estirando el brazo y dejando
que tiraran de ella para incorporarla y permitirle caminar, agitando las
caderas al ritmo de la música mientras se acercaba a Eleanor. Se sentó a su
lado e hizo las voces del fondo, armonizando con ella. Se abrazaron y se
inclinaron hacia delante, agradeciendo los aplausos.
-Entre el accidente, el incipiente morreo Scommy, y el
mono que lleva puesto Sabrae, yo no llego vivo al verano-le confió Alec a
Jordan, que se echó a reír.
-¿Significa eso que puedo quedarme con tu play?
-No. Hijo de puta, que todavía estoy vivo-gruñó Alec.
-Por poco tiempo; le pediré a Sabrae que no se quite
el mono, a ver si te da un infarto ya.
-Gilipollas, no-replicó Alec, persiguiendo a Jordan
por entre la gente-. Te mato, te mato en
5 segundos, vuelve aquí, desgraciado.
El grupo se cruzó con las chicas en las bambalinas, se
desearon mutua suerte y echaron a andar. Empezaban entre el público, en el otro
extremo del estado, y caminarían por entre las gradas hasta llegar a una
pasarela que tenían preparada para acceder a la pista.
Tommy cogió aire, miró en derredor, esperando
reconocer alguna mueca al verlo. Pero Layla le tomó de la mano y le dio un beso
en los nudillos, como él había hecho tantas otras veces.
-No te preocupes, T.
-No me preocupo, princesa-respondió él, sonriéndole-.
Estoy contigo.
Y así, cogidos de las manos, salieron a la luz, que
brilló con especial intensidad para ellos. Todos nos volvimos y nos los
quedamos mirando mientras Layla sostenía un par de cartulinas entre las manos.
Ya no llevaban ningún tipo de uniforme, no se conjuntaban
de ninguna manera. Layla iba con un vestido vaporoso muy similar al que había
llevado por la alfombra roja, que Alba me explicó que era de sus favoritos,
comprado en sus últimas vacaciones, que le realzaba el bronceado y le hacía aún
más largas las piernas.
Chad llevaba un polo de un suave tono verde que hacía
que sus ojos brillaran con luz propia, y unos sencillos vaqueros grises.
Diana llevaba puesta un top anudado al cuello y unos
leggings brillantes, con un par de incrustaciones en pedrería púrpura aquí y
allá.
Scott y Tommy llevaban cada uno una camiseta, Scott
negra y Tommy blanca, y vaqueros azules con zonas más desgastadas.
Cuando comenzó la música, como una especie de
acordeón, me recorrió un escalofrío. Reconocí al instante la canción y me
pareció que no habría una elección emjor para aquella noche en la que todo era
posible. We own the night, de The
Wanted, en la que Chasing the stars se mostraban, por fin, tal y como eran:
chicos de dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve años, dispuestos a
comerse el mundo pero a frágiles a su vez.
Un grupo, cinco individuos, que formaban un todo más
grande que la suma de las partes.
Layla sostuvo sobre su vientre el cartel, mirando a la
cámara y sonriendo. En él se leía un gran “lo siento”. Chad se llevó el
micrófono a la boca y Layla giró el cartel, que por el otro lado rezaba: “pero
esta vez, no empiezo yo”.
-May our hearts
be full like our drinks tonight, may we sing and dance till we lose our minds.
We are only Young if we seize the night. Tonight, we own the night. Tonight, we
own the night.
Con el
interludio de la canción, en la que el público se puso a cantar automáticamente
los “la la la”, los chicos echaron a andar en dirección al escenario,
moviéndose despacio, disfrutando del momento. Puede que aquella fuera su última
actuación juntos.
Diana se ocupó del segundo verso, Layla, del
estribillo, Scott, del tercer verso, justo después del estribillo.
Tommy cogió el micrófono, le pasó una mano por el
hombro a Scott y cantó:
-Hey, I’m a Little
drunk but I got something to say. Hold your jars!
Y continuaron
juntos el estribillo, cantando a una sola voz. Noté que algo me humedecía la
cara y me llevé una mano a las mejillas, sorprendida. Caí entonces en la cuenta
de que estaba llorando.
Hicieron el puente acercándose al borde del escenario
y moviendo las caderas como si estuvieran en una película de Bollywod,
ejecutando el baile final, acariciando las manos de quienes conseguían
alargarlas lo suficiente.
El puente se acabó y todos empezaron a armonizar con
sus voces, haciendo las veces de fondo al que se ocupó de cada verso. Hicieron
alzo parecido a lo que habían hecho con Sax,
en el que cada uno cantó una canción, o nuestros maridos con If I could fly.
-May our hearts
be full like our drinks tonight-cantó Chad.
-May we sing and
dance till we lose our minds-añadió Scott.
-We are only
young if we seize the night-puntualizó Tommy.
-Tonight, we…-comenzó
Diana, pero negó con la cabeza, se llevó la mano a la boca y cerró los ojos. Se
había echado a llorar. Layla recogió su testigo, le pasó los brazos por los
hombros, reposó su cabeza sobre su clavícula y le depositó un beso cariñoso
sobre la frente, antes de finalizar.
-Tonight, we own
the night.
Layla dejó caer
el micrófono y le besó la cabeza a Diana, y mientras nosotros les aplaudíamos,
hicieron una piña y se abrazaron entre sí. Dieron saltitos, se repartieron
besos y caricias, se separaron y se inclinaron hacia delante agradeciendo todas
las atenciones.
Diana siguió llorando, luchando por contener sus
lágrimas a pesar de que a todo el mundo le pareciera adorable que se derritiera
por fin.
-No sabes lo orgulloso que estoy de ser tu novio ahora
mismo-le susurró Tommy al oído, de forma que sólo ella pudiera oírlo y su pelo
ocultara sus labios. El comentario era exclusivo de ellos dos, íntimo y tierno
como sólo podían serlo dos personas que se querían tanto como ellos. -Diana-sonrió Gaga, y ella se
tapó la boca un momento, asintió con la cabeza, se dio la vuelta para limpiarse
las lágrimas mientras todos aplaudíamos y coreábamos su nombre, y por fin se
giró y asintió con la cabeza-. ¿Qué sientes?
-Es que… les quiero un montón-susurró Diana, mirando a
los cuatro-. Son como los hermanos que nunca tuve. Y no puedo creer que puede
que ésta haya sido nuestra última canción.
-Bueno, quizá todavía podáis cantar otra, ¿no crees?
-Sí-cedió ella, asintiendo con la cabeza. Layla volvió
a recogerla y le acunó mientras los jueces comentaban lo precioso que había
sido la actuación y se ponían de parte de Diana, comprendiendo que se
emocionara de aquella manera al haber interpretado algo con tanto sentimiento.
Nunca antes habían hecho una canción en la que sólo ellos hubieran ensayado,
sin ayuda de nadie que les instruyera en cómo controlar la voz, la respiración,
o cómo llevar a cabo una coreografía.
Puede que por eso fuera tan sencilla, y a la vez, tan
auténtica. Mirándolos cantar, moverse, bailar con cierta timidez y abrazarse,
sentí que aquella sería su actuación favorita porque nadie les había dicho qué hacer.
Habían sido ellos.
Louis me besó la sien y me preguntó si estaba bien.
Asentí y apoyé la cabeza en su hombro, a la espera de que se llevaran a cabo
las valoraciones finales. Simon dio las gracias al grupo por su estancia en el
programa y por todo lo que habían aportado y les aseguró que nunca había visto
a un grupo de personas que sintiera tanto lo que habían ido a hacer.
Anunció que las líneas de votación se cerrarían en 10
minutos y dio paso a un nuevo espacio publicitario. Vi que había más revuelo
que de costumbre en la pista, y mientras el grupo se retiraba, un par de
personas se acercaban a las vallas de seguridad y hablaban con los vigilantes,
que primero negaron con la cabeza, pero luego, cuando la chica empezó a
gesticular, haciendo que su pelo rojo caoba bailara en torno a su rostro, se
miraron entre sí. La chica juntó las manos como si rezara a un dios que se
había manifestado ante ellos y los dos hombres se miraron un segundo. Se
encogieron de hombros y se hicieron a un lado, aunque detuvieron a la pareja un
momento, lo justo para hacerles saber que tenían dos minutos y que, si
intentaban hacer algo, les echarían como alma que lleva el diablo.
Zoe y Jordan asintieron y cruzaron la barrera de las
vallas para, a continuación, apresurarse en dirección a las bambalinas.
Había sido él quien la había convencido de que fuera a
Londres con él y estuviera en la final. Diana y Zoe llevaban sin hablar desde
que la última se hubiera subido al avión de vuelta a Nueva York, tras aquella
fatídica noche que tanto dolor les había causado a tantas personas. Ambas
chicas se quedaron dormidas al lado de sus teléfonos, esperando a que la otra
la llamara o siendo incapaces de reunir el valor para ser ella quien diera el
primer paso, cayendo en una vorágine de angustia y desesperación que a Diana la
consumía mientras que a Zoe la estrangulaba.
Las dos habían reaccionado de la misma manera:
entregándose a los placeres de la carne para olvidar el dolor de su alma; las
drogas sustituyeron a su mejor amiga cuando ya no había nadie que las escuchara
y comprendiera.
Que Jordan se animara a coger un avión y se presentara
en casa de la pelirroja después de pedirle a Shasha que hiciera un “pequeño
escaneo” de las Zoes que vivían en Nueva York hasta encontrar a la suya fue un
soplo de aire fresco para la pelirroja.
La chica se había quedado helada, sin saber qué decir,
cuando la criada le hizo pasar. Se levantó del sofá en el que estaba
apoltronada y ni se molestó en intentar mejorar su aspecto, tal era la
estupefacción que le producía ver al inglés en su ciudad natal.
-Jordan…-susurró, y él se acercó a ella.
-He venido a verte. Tengo que hablar contigo y no
puedo arriesgarme a que me cuelgues el teléfono cuando las cosas se pongan
feas.
-Pero… tienes que irte. Te he hecho algo horrible. No
deberías hablar conmigo. No quiero que me odies.
-No te odio.
-Porque no lo sabes. Márchate, por favor-ella se soltó
de sus manos y comenzó a subir las escaleras en dirección al segundo piso de su
ático, con la intención de tirarse en la cama, abrazarse a su almohada y
llorar. Para dos personas que le importaban de verdad a Zoe, y las había
perdido la misma noche, en el mismo segundo.
-Sé lo de Scott-anunció Jordan, y ella se dio la
vuelta y lo miró. Jordan se acercó a las escaleras y se quedó al pie-. Sé lo de
Tommy. Nos lo contaron. Y no te culpo. Me dolió, vale, pero no te culpo. No
somos nada. Lo habíamos decidido así. Y tú no me debías nada.
-Te debía mucho, y éramos mil veces más que
nada-respondió la pelirroja, pero el inglés negó con la cabeza y subió un
escalón.
-Yo sé quién tiene la culpa de lo que sucedió, y a
quién ha hecho daño. No te mereces torturarte de esta manera.
-Jordan, por favor. No me hagas esto más difícil.
Márchate-Zoe se llevó una mano al pecho, sintiendo cómo cada palabra suya se le
clavaba en el corazón. Le quería y no quería hacerle daño, no quería
contaminarle, bastante daño se habían hecho mutuamente Diana y ella como para
permitir que Jordan entrase en el juego. No se merecía esto.
-No voy a irme a ninguna parte. Quiero estar contigo.
Sólo contigo. Y necesitaba que lo supieras. He venido para decírtelo. Te
quiero, quiero estar contigo, y me da igual lo que haya pasado antes. Para mí,
lo que cuenta, es lo que vas a decir a continuación.
-Jordan…
-Elige bien las palabras, Zoe-aconsejó el chico-.
Pedir ayuda es de valientes. Ahora es cuando arreglas lo que hiciste al subirte
al avión.
Zoe había bajado las escaleras despacio, temiendo que
la bestia en él despertara, y Jordan esperó, pacientemente, hasta que ella
estuvo a su altura y pudo volver a cogerle la mano. Le acarició la cara y ella
cerró los ojos.
-Lo estás pasando mal-susurró, y ella apartó la cara,
sin atreverse a mirarlo-. ¿Por qué no te permites pedir perdón?
-Porque no me lo merezco-respondió ella, con los ojos
anegados en lágrimas-. Ni me merezco que te hayas tomado la molestia de venir
aquí, a verme.
-No es decisión tuya lo que yo haga o deje de hacer.
-Sí, pero sí lo son todas las demás cosas que me hacen
no ser digna de lo que haces por mí.
-Z, ¿no lo entiendes? Me da igual lo que hicieras
cuando estabas drogada. Lo que cuenta es que, cuando eres tú, sufres por lo que
sucedió. Eso dice de ti mucho más de lo que te atreves a reconocer. Quiero
quedarme contigo. Quiero que lo intentemos. Quiero que te pongas bien y que
vengas a verme y que yo venga a verte a ti, y que les den a todos los que dicen
que las relaciones a distancia no funcionan. No debería haberme puesto como me
puse cuando te presentaste en casa y te ofreciste a… ya sabes-Jordan sonrió, y
Zoe también.
-Alec estaba en el hospital.
-Y tú no tenías la culpa. Déjame quedarme. Quiero
arreglarlo-le dio un beso en la mejilla y la miró a los ojos-. ¿Qué me dices?
Zoe se mordisqueó los labios.
-No te vayas-dijo por fin, y Jordan sonrió, la besó en
los labios, y dejó que la guiara hasta su habitación, la consoló entre las
sábanas y le prometió que haría todo lo que estuviera en su mano para conseguir
que las cosas con Diana fueran igual que antes. Consiguió convencerla de que
fuera a Inglaterra con él, incluso cogió un avión de ida a las pocas semanas de
aquella pequeña excursión, justo después de que Alec despertara y los amigos de
mi hijo supieran lo que había sucedido y lo que Scott, Tommy, Diana y Zoe
habían hecho, sólo para asegurarse de que Zoe no se acobardaría en el último
momento.
Justo lo que le estaba sucediendo entonces. Se quedó
plantada a la puerta de las bambalinas y negó con la cabeza, mirando a Jordan
aterrada.
-No puedo. No puedo, ¿y si no quiere verme?
-¿Cómo no va a querer? Eres su mejor amiga.
-Hace un mes que no sé nada de ella. Es como una
desconocida. Esto es una mala idea, Jor. Deberíamos volver. Se están jugando
mucho y no quiero disgustarla-Zoe reculó, pero Jordan la agarró de las manos y
negó con la cabeza.
-No la disgustarás. Se alegrará de verte. Ven. Quédate
aquí. Yo iré a hablar con ella y con Tommy, ¿de acuerdo? ¿Te parece bien? No te
muevas-le pidió, dejándola en una esquina mientras sorteaba a la gente en
dirección a los chicos, que seguían consolando a Diana y ofreciéndole pañuelos
de papel con el que limpiar sus lágrimas. La americana tomaba aire en busca de
tranquilizarse, y lo único que conseguía era ponerse a llorar con más
intensidad.
-Tommy-pidió Jordan, y mi hijo se dio la vuelta y lo
miró, sorprendido-. Zoe está aquí. Tiene que hablar con Diana.
Tommy clavó los ojos en la pelirroja, que los miraba
temblando de pies a cabeza, las manos apoyadas en la pared, las uñas clavadas
en el cemento, como si estuviera conteniéndose para no salir corriendo. Mi hijo
asintió y se giró hacia Diana.
-Mi amor-le dijo-, cariño. Hay alguien que quiere
hablar contigo.
Diana levantó un segundo la mirada y Tommy hizo un
gesto con la cabeza en dirección a la pelirroja. Su expresión se mudó al
instante, entre el miedo y la ilusión, una mezcla extrañísima que nadie había
visto nunca.
-Ven conmigo-le pidió a su inglés, y Tommy asintió, la
cogió de la mano y la sacó del círculo mientras Jordan se acercaba a Zoe y le
daba un beso en la sien para intentar calmarla. Consiguió que Zoe diera un par
de pasos al frente. Las dos chicas se miraron largamente, como dos desconocidas
que no saben cómo iniciar una amistad muy conveniente para ambas. Diana miró a
Tommy y Zoe se desinfló un poco, temiendo que la rubia le pidiera a mi hijo que
la sacara de allí.
Pero Diana no abrió la boca, y el estómago de Zoe hizo
un triple salto mortal.
-Habla con ella-le dijo Tommy-. No puedes escuchar a
la gente si no las oyes.
Diana miró a Zoe, que le devolvió la mirada con un
nudo en la garganta y los ojos húmedos por las lágrimas.
-Te echo de menos-le dijo la rubia a la pelirroja, y
con eso fue suficiente para que el muro que habían construido se desmoronara.
Zoe dio un par de pasos en dirección a su amiga y le pasó los brazos por los
hombros, cerró los ojos y la estrechó en un abrazo poderoso, lleno de amor. Las
dos sintieron que sacaban la cabeza debajo del agua después de una angustiosa
inmersión en la que habían escapado por los pelos de un naufragio.
-Siento muchísimo todo lo que te he hecho pasar-le
susurró al oído Zoe.
-Lamento un montón no haber cogido el teléfono y
haberte llamado.
-Estaba tan enfadada.
-Estaba tan molesta.
-Me dolía tanto…
-Era insoportable.
-Te necesito-dijeron las dos a la vez, y se separaron
un momento, se miraron, y se echaron a reír. Zoe se puso de puntillas para
mirar en dirección al grupo congregado al fondo de la pequeña estancia, que las
observaba con atención. Se giró y miró a Jordan, una pregunta en su mirada.
Jordan asintió con la cabeza y le hizo un gesto con la mano para que se
adelantara.
Zoe se separó un poco de Diana, pero no rompió el
contacto con su cuerpo.
-Ven conmigo-le pidió.
-Siempre-respondió su amiga, y se sonrieron y se
acercaron al grupo. Zoe se volvió primero hacia Scott.
-Siento todo lo que te ha pasado con Eleanor por lo
que te hice-se disculpó. Scott negó con la cabeza.
-No me hiciste nada, Zoe. No es tu culpa.
Zoe sonrió, triste. Se volvió hacia Layla, que le
dedicó una sonrisa muy dulce. Tommy se enamoró un poco más de ella al ver lo
comprensiva que se mostraba con una chica a la que apenas conocía pero que
tanto daño le había hecho.
-Siento todo el sufrimiento que te he podido causar.
No puedo decir que no fuera mi intención-reconoció, avergonzada, mirándose los
pies-. Quería que dejaras a Tommy. Lo mal que pudieras pasarlo era un mal
menor. Quiero que sepas que me arrepiento de todo el daño que te he hecho.
-No te preocupes, Zoe. Está olvidado, de verdad.
-Yo quería hacértelo. Quería hacerte todo el daño que
pudiera-continuó Zoe, como si quisiera despertar una reacción en Layla. Ésta
negó con la cabeza-. Quería hacerte tanto que no pudieras perdonarle. Quería
que Tommy fuera sólo para Diana. En el fondo, no soy mejor que la gente que os
está amargando la vida.
-Sí que lo eres. Te estás disculpando. Ellos no van a
hacerlo.
-Lo lamento muchísimo.
-No te preocupes, Z. Sólo defendías a tu amiga. Diana
debería sentirse afortunada de que alguien sea capaz de llegar a esos extremos
sólo por verla feliz.
-De verdad, yo…
-Zoe-Layla le puso las manos en el hombro-. No te
preocupes. Te perdono. Lo que cuenta es que todo está bien.
Zoe se echó a llorar y dejó que Layla la abrazara, se
aferró a su espalda como si fuera su salvavidas, y se mantuvo allí, pegada a
ellos, hasta que sonaron los toques que indicaban que la publicidad estaba a
punto de terminar.
-Mucha suerte-se despidieron Jordan y ella, mientras
Diana le toqueteaba la melena caoba a la pelirroja.
-Estás preciosa.
-Tú también.
-Te echaré de menos.
-No hagas tours internacionales-le pidió Zoe-.
Céntrate en Inglaterra y Estados Unidos, por favor.
-Voy a ir a una clínica de desintoxicación, Z-le
planteó Diana-. Quizás sería bueno que entraras conmigo.
-Sí-asintió la pelirroja-, ya es hora de recuperar las
riendas de mi vida.
Jake, Eleanor y Chasing the stars salieron al
escenario una vez más. Se cogieron de las manos y esperaron a que el
presentador anunciara quién era el tercer clasificado de aquella edición del
programa. Las luces se clavaron sobre ellos como focos enfurecidos y se tiñeron
de un color rojo sangre. Eleanor cerró los ojos y apretó las manos de Jake y
Tommy, rezando en silencio porque aquella actuación sentada en un sofá no le
hubiera costado caro. Debería haber cantado Love
me like you do, tenía el vestido listo, todo estaba preparado, pero quería
hacerme un pequeño homenaje a mí. Sabía que Royals
era una de mis canciones favoritas de Pure
Heroine, precisamente la canción con la que había descubierto a Lorde, con
la que había trabajado en varias ocasiones y a la que siempre me encantaba
versionar estando en casa.
-El público ha decidido-comenzó el presentador,
haciendo las típicas pausas por cuestiones de dramatismo-, que el tercer
clasificado de la tercera edición de The
talented generation sea…
Chad levantó la mirada, cerró los ojos y suplicó un
“por favor, por favor, por favor” silencioso. Layla tragó saliva. Scott y Tommy
miraban al vacío, cada uno implorando en silencio. Diana se limpió con disimulo
unas lágrimas. Jake mantenía los ojos cerrados.
Los abrió cuando pronunciaron su nombre.
-Jake Miller.
Una oleada de aplausos y unos cuantos abucheos se
levantó cuando Jake asintió con la cabeza y dio un paso al frente. Los abucheos
desaparecieron cuando se llevó las manos a los labios y comenzó a lanzar besos
al público, saludando e inclinándose, agradeciendo el apoyo y que le hubieran
permitido llegar hasta allí. Aprovechó su último momento en el escenario antes
de su actuación final para agradecer a su familia por el apoyo que le habían
mandado desde casa, a sus amigos por votarle y echar una mano, al equipo, y a
todos los que habían hecho posible que estuviera allí, en la final, y que
hubiera llegado tan lejos.
-No sé qué será de mí ahora-dijo-, pero os aseguro
que, aunque tenga que volver a casa, siento que ya no vuelvo con las manos
vacías. Me llevo a un montón de gente increíble que sé que estará conmigo toda
mi vida. Os doy las gracias por todo lo que me habéis hecho crecer. No soy la
misma persona que entró en el programa hace dos meses.
Eleanor le tiró un beso y Layla le sonrió, Scott
asintió en su dirección y le dio unas palmadas en la espalda cuando Jake vino a
abrazarlos a todos.
-Tienes una última actuación-le recordó June, después
de que se retirara un momento para cambiarse de ropa y preparar su despedida
del programa-, ¿estás listo?
-Sí, pero otra vez, voy a necesitar la ayuda de
alguien-anunció, y se giró hacia la puerta por la que salían y entraban los
concursantes-. Layla, ¿puedes venir?
Layla atravesó el escenario, sonriendo y toqueteándose
el pelo, vestida con unos leggings, camiseta de tirantes negra, chaqueta
plateada y zapatillas blancas. Llevaba el mismo uniforme que Jake, a quien dio
un beso y abrazó antes de situarse a su lado.
-Cuando nos anunciaron que íbamos a actuar por
parejas-empezó Jake-, yo estaba rezando porque me tocara Layla.
-¿Y eso por qué?-preguntó Jesy, mientras Nicki
parpadeaba, expectante. Layla se mordió los labios, azorada, mientras Jake
contestaba:
-Porque es la hija del mejor cantante que ha dado este
país. Liam Payne es básicamente dios-dijo, y una nueva oleada de aplausos y
vítores se alzó. Liam se levantó de su asiento y dio las gracias a todos los
que le aplaudían, así como a Jake por sus palabras-. Y no podía perder la
oportunidad de cantar con ella una de mis canciones favoritas.
-Pues, chicos-anunció el presentador, y Layla le miró
con una sonrisa en los labios-. El escenario es todo vuestro.
-Busca una silla, papá-bromeó Layla-, porque te vas a
caer de culo-anunció antes de darse la vuelta y que el escenario se sumiera en
la oscuridad. Jake comenzó la canción, llevando a los bailarines y a la propia
Layla, que seguía los movimientos de los demás en una coreografía bastante
complicada pero que dominaba a la perfección, hacia el estribillo con soltura y
un poco de morro. Todo el mundo bailaba y se lo pasaba bien escuchándoles
cantar.
-You know, I
used to be in 1D-cantaron Jake, Zayn, Niall, Harry y Louis, los cuatro
últimos mirando a Liam y señalándole mientras bailaban.
-Now I’m out,
free-cantó Layla, y me extrañó que ella no se ocupara del estribillo si
Jake iba a hacer las estrofas, pero no le di más importancia. Él probablemente
desaparecería de la escena musical mientras ella continuaba posicionada como
una de las mejores voces en la banda más popular del momento.
-People want me
for one thing.
-That’s not me.
-I’m not changing
the way that I.
-Used to be.
-I just wanna have
fun and…
-Get rowdy.
Ambos se
ocuparon del estribillo, armonizando y bailando a la vez, codo con codo, agitando
las caderas y las piernas en perfecta sincronización.
Y luego, Layla, con aún más morro del que tenía Jake,
se contoneó en dirección a la primera posición.
-You know that
since the tay I met you, yeah, you swept me off my feet. You know that I don’t need
no money-cantó Layla, girándose y mirando a Jake, sacudiendo el dedo-, when your love is beside me. Yeah, you
opened up my heart and then you threw away the key. Girl-no cambió la letra
y varias personas gritaron por ello-, now
it’s just you and me, and you don’t care about where I’ve been. You know, I
used to be in CTS-sonrió, señalando la parte trasera del escenario. Acababa
de cargarse la rima, pero le daba igual.
-Now you here-respondió
Jake.
-People want me
for one thing.
-That’s not me.
Continuaron con
la canción, cantando juntos el estribillo, y luego, Layla dio un par de pasos,
se situó al borde del escenario y miró a una cámara que la enfocaba desde
abajo.
-She gon’ strip
it down for a thug, yeah.
-Strip it down-apareció
Jake por detrás.
-Word around
town, she got the buzz, yeah.
-Word.
-Five shots, she in
love now.
-Shots!
-I promise, when we
pull up-Layla señaló hacia arriba y se agachó sinapartar los ojos de la
cámara-, shut the club down.
-I took her from
her man, don’t nobody know.
-If you brought the
CL, better drive slow.
-She know how to
make me feel with my eyes closed.
-Anything goes down
with the Huncho-Layla alargó la nota mientras Jake continuaba con el
estribillo, y se unió a él para que Jake pudiera hacer los cambios en el final
de la canción que Liam llevaba a cabo en la versión original. Cuando
terminaron, casi sin aliento, se quedaron pegados espalda con espalda, mirando
al público y con gesto serio, aunque rápidamente esbozaron una sonrisa.
-¡Jake Miller, damas y caballeros!-lo despidió Layla,
aplaudiendo mientras sostenía el micrófono contra su boca.
Ni siquiera se cambió de ropa para llevar a cabo la
siguiente canción. Sin ningún tipo de presentación, la cámara siguió a Jake en
dirección a la parte trasera del escenario, captó el momento en que chocaba las
manos con los integrantes que quedaban por subir a la palestra de Chasing the
stars, y el plano cambió a Tommy, Scott, Diana y Chad avanzando hacia Layla,
con ropa negra, ajustada y dejando a la vista mucha carne.
-Quizás conozcáis esta canción-sonrió Chad, colocando
el micrófono.
La música comenzó y me escuché a mí misma lanzar un
grito entusiasmado mientras los primeros dos pisotones los daban los cinco
subidos al escenario, y el golpe de la batería era acompañado con puños en
alto.
Diana se pegó a su micrófono y lo acarició con
sensualidad mientras se afanaba con el solo de su padre en Rock me.
-Do you remember
summer 09? Wanna go back there every night. Just can’t lie, was the best night
of my life.
Apenas se oía a
la chica cantar, entre el ensordecedor sonido de la música y las gargantas
levantando la voz todo lo que podían. Tommy se pegó a su micrófono y bordó la
parte de Louis, inclinándose hacia atrás para poder proyectar mejor la voz.
Chad se hizo con la parte de Niall, pasándose las
manos por el torso y sonriendo a la cámara, agitando los puños en alto y
riéndose mientras movía las caderas como si fuera caribeño al llegar al:
-I want you to
hit the pedal, heavy metal, show me you care.
-Yeah, we were together summer 09, wanna roll
back like pressing rewind, you were mine and we never said goodby-y-y-ye, ay,
ay-cantó Layla, riéndose cuando el público hizo las últimas dos sílabas con
ella. Tommy se inclinó hacia delante y gritó todo lo que pudo, subió las notas
a niveles insospechados, mientras las venas de su cuello se marcaban contra su
piel. La cámara le enfocó el cuello mientras Diana cantaba las partes de Harry
en cada verso de Louis, luego, enfocaron a Chad, con Scott haciendo las notas
altas por detrás de él, con discreción.
Llegaron a la parte en que la canción empezaba a
deletrear la palabra más importante y empezaron a quitarse las chaquetas, con
mención especial de Scott mordiéndose el piercing otra vez, quizás de forma
inconsciente.
-R-O-C-K me
again-acabaron todos, y Scott recogió el micrófono y se inclinó hacia
delante.
-Yeah-Scott
empezó a prepararse para hacer las notas altas de Zayn, y Tommy sonrió, sabedor
de hasta qué extremos podía llegar su mejor amigo.
-I want you to
rock me, rock me, rock me.
-Hit the pedal,
heavy metal-cantaron todos.
-Show me you
caaaaaaaareeeeeee-cantó Scott.
-I want you to
rock me, rock me…
-Rock me,
YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAH-bramó Scott, a todo lo que daban sus
pulmones, y la gente empezó a chillar mientras él alargaba la nota, sus
compañeros de banda sonriendo mientras continuaban cantando.
-I want you to
hit the pedal, heavy metal…
-SHOW ME YOU
CAAAAAAAAAAAAAAAAAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE-Scott subió y subió la nota,
parecía que no había lugar al que no pudiera llegar.
-I want you to
rock me, rock me, rock me.
-Yeah-cantaron
los cinco a la vez, Scott un poco cansado, y sonrieron y se abrazaron de nuevo
mientras el público se volvía loco y les aplaudía.
-Quiero que Scott me grite en el puto oído cada
segundo de mi triste existencia-recitó June, y Simon se volvió hacia ella.
-¿Quién dice eso?
-Lo digo yo y cada persona en este estadio-contestó,
bloqueando su iPad. Los chicos se echaron a reír.
-¿Hasta qué notas consigues llegar, Scott?-preguntó
Gaga.
-Nunca había intentado subir tanto-admitió él.
-Para mí, que llega a los ultrasonidos-intervino
Tommy-. Deberíamos llevarte a un acuario, a ver si te comunicas con los
delfines.
-Te voy a dar yo a ti comunicación con los
delfines-respondió su amigo, dándole un empujón amistoso.
-No sé cómo va a superar Eleanor esta actuación.
-No puede-respondió Chad-. Dadnos ya el premio y dejad
que Scott y Tommy se morreen.
-Jamás nadie me ha representado tanto como este
jovencito irlandés-intervino Jesy.
-Pero, ¿tú no odiabas a Scott?-se metió Nicki.
-Puede, pero tienes que reconocer que ver a dos chicos
besarse tiene mucho morbo, y más si son ellos dos.
La última actuación de la noche fue por cortesía de
Eleanor, que eligió una canción en la que yo aparecía como artista original, y
que me había valido la nominación a un Grammy (por desgracia, no me llevé el
premio a casa, pero el honor de que reconocieran el trabajo bien hecho fue
recompensa suficiente). Apareció cantando por entre el público, y pasó a mi
lado mientras sostenía el micrófono y recitaba, a todo lo que daba su voz:
-She got a body
like an hourglass, but I can give it to you all the time-Eleanor se giró y
le dio la espalda a la cámara, la miró por encima del hombro mientras se pasaba
la mano por el costado-¸ she got a booty
like a Cadillac, but I can send you into overdrive.
Murmuró la
siguiente parte de la estrofa mientras se acercaba al estribillo, se subió al
escenario y bordó cada nota.
Bailó y cantó y se lo pasó genial, como si hubiera
olvidado que en aquella canción había un rap, y bastante complicado. Cuando
llegó la parte del rap de Nicki, estaba en el escenario principal, frente a las
juezas. Gaga se inclinó hacia Nicki y le pidió que se hiciera con el micrófono,
pero Eleanor se adelantó…
… y empezó a rapear.
-IT’S MYX
MOSCATO, IFT’S FRIZZ IN A BOTTLE, IT’S NICKI FULL THROTTLE, IT’S OH, OH.
El público se
volvió loco, Scott y Tommy aplaudían entusiasmados, mientras yo me volvía hacia
Louis y le gritaba:
-¡Está rapeando, Louis, ESTÁ RAPEANDO!
-It’s me, Jessie
and Eri, if they test me, they sorry-Eleanor se contoneó y se rió mientras
cantaba, hizo las notas altas y terminó la canción como una verdadera reina,
vestida de dorado, como el premio que se merecía simplemente por existir.
Terminó la canción agotada pero satisfecha, respirando
profundamente para recuperar el aliento.
-¿Qué acaba de ser eso?-gritó Nicki, y Eleanor se
llevó el micrófono a la boca, tomó aire y respondió:
-Para que lo sepáis, que sí que puedo rapear-contestó, y empezaron a aplaudirle con más
entusiasmo. Me dolían las manos y todo.
El presentador mandó pasara Chasing the stars, que
trotaron hacia Eleanor y la abrazaron para felicitarla. Scott le dio un beso en
la cabeza y ella se abrazó a él, y por un momento pareció que el estadio iba a
caerse al suelo.
-June, por favor, tienes que tener algo.
-De hecho, sí. Mary, de Londres, dice “imaginaos los
orgasmos que tendrán estos dos, música pura, por 5€ voy a su casa y les grabo
en pleno acto”.
-¡Mimi!-protestó Eleanor, mirando a la pista, y la
hermana de Alec sacudió la mano.
-¡Te quiero, El, pero es la verdad!
-¿Os conocéis?
-Es mi mejor amiga. Y parecía tímida cuando la
compramos-sonrió.
-¿Sabéis qué toca ahora?-preguntó el presentador, y
los chicos asintieron.
-Antes de que anuncies nada, James, quiero destacar
que, tal y como están las cosas, ahora mismo ha habido un Tomlinson en cada
puesto en una final de un programa de talentos-informó Jesy, y Gaga empezó a
aplaudir.
-Para que luego digan que mi padre no servía para nada
en One Direction-espetó Tommy-. Se llega a ir él en vez de Zayn, y a los dos
días tienen que cancelar el tour.
-Sólo hechos-aseguró Eleanor, sonriendo también. Diana
le cogió la cara a Tommy.
-¿Cómo no vais a consentirle que tenga 2 novias? Si se
merece 50.
-Uf, qué pereza-respondió él-, si a duras penas me
manejo con dos.
-Haces lo que puedes.
-Pero apreciamos el esfuerzo-Layla le dio una
palmadita en el hombro.
-¿Qué se supone que significa eso?
-James-terció Simon-, es la hora.
-Muy bien-el presentador se situó entre los
concursantes, que se cogieron de las manos y se desearon suerte-. La audiencia
ha decidido que el ganador de la tercera edición de The Talented Generation, que firmará su propio contrato
discográfico y dirigirá el tour de verano, es…
Se escucharon latidos de corazón amplificados por los
altavoces. Chad tenía los ojos cerrados, Tommy se apretaba la mandíbula, Diana
se miraba los pies, rezando, Layla se mordisqueaba el labio, Scott le apretaba
la mano a Eleanor, y Eleanor le apretaba la mano a Scott.
-¡¡¡¡ELEANOR!!!!-anunció el presentador, y el rostro
de mi hija se contrajo en una sonrisa increíble. Se echó a llorar y se llevó
las manos a la cara mientras los demás se le echaban encima, abrazándola,
levantándola sobre sus cabezas y felicitándola. Tommy se apartó un momento y se
subió la camiseta para taparse la cara, sin querer que le vieran llorar.
Eleanor corrió hacia él y se colgó de su cuello para
cubrirlo de besos, decirle que no pasaba nada, que él seguía siendo el mejor.
-¿Te gustaría haber ganado, Tommy?-preguntó el
presentador.
-¿Es coña? No teníamos ninguna posibilidad-respondió
Tommy, negando con la cabeza-. No, joder, es que estoy tan orgulloso de ella…
Eleanor volvió a cubrirlo de besos mientras los padres
de los demás nos felicitaban a Louis y a mí.
Me alegré muchísimo de haber sacrificado tantas cosas,
sólo con tal de que ese momento sucediera. Mi vida, mis sueños, mi libertad,
todo por mis niños. No me había equivocado. Nunca me equivocaría, si elegía
por, y para ellos.
Chad también estaba llorando.
-¿Qué pasa, C?-preguntó Scott, abrazándole y
frotándole los hombros.
-No puedo creer que hayamos llegado hasta aquí, si
hace un par de meses…-Chad negó con la cabeza y Eleanor le abrazó.
-A Chad lo que le pasa es que está triste porque no
hay morreo-respondió Diana, limpiándose las lágrimas.
-¡Sois crueles, audiencia!-gritó Layla-. ¡Habéis hecho
llorar a nuestro pequeñín!
-Eso se soluciona fácil-respondió Tommy, y Scott lo
miró.
-El mundo no se lo merece-discutió Scott.
-Calla y bésame, tonto.
Scott no necesitó que se lo dijeran dos veces. Agarró
a Tommy del cuello y tiró de él para plantarle un beso en la boca. Tommy cerró
los ojos y lo pegó más contra sí. Los dos abrieron la boca y empezaron a
morrearse a lo bestia, como lo hacen los borrachos.
-¡QUE ALGUIEN ME TRAIGA MI PUTÍSIMO MÓVIL!-bramó
Diana.
-¡DECIDME QUE LO ESTÁIS GRABANDO!-gritó June.
-¡QUÍTATE DE EN MEDIO, LAY, QUE ESTORBAS!-bramó
Eleanor, que había sacado un teléfono de Dios sabía dónde y lo había pegado a
la cara de su hermano y su novio.
Tommy y Scott se separaron por fin, sin aliento, y se
sonrieron entre el griterío de la gente.
-No sé cómo te puede gustar besarte con él teniendo
esa mierda en la boca-espetó Tommy, mirando a su hermana-. Es molesta de
cojones.
-En cuanto lleguemos a casa, me quito el piercing-le
prometió Scott.
-Sí, claro, como si fuéramos a llegar tú y yo a
casa-replicó Tommy, sonriendo y dándole un codazo.
-¿Qué tal la experiencia?
-¿Qué tal la experiencia?
-No me extraña que se te tiren encima, hermano. ¿Qué
te ha parecido?
Scott alzó las cejas.
-Dejémoslo en que ya no estoy tan seguro de que lo
nuestro sea sólo amistad.
Tommy se echó a reír. Layla carraspeó y señaló a
Eleanor con la cabeza, a la que seguían aplaudiendo y que seguía abrazando a
Chad, sin poder creérselo.
-Chicos, le estáis fastidiando el momento de
gloria-recordó, y Scott y Tommy se miraron.
-Es verdad, ¿tío?
-¡A celebrar que mi hermana es la mejor cantante de
este año!-replicó Tommy, y entre Scott y él la alzaron en brazos y la
sostuvieron en alto. Eleanor levantó los brazos y todo el mundo aplaudió aún
más fuerte, casi hasta que les sangraron las manos. Del techo comenzaron a caer
virutas de confeti de todos los colores: plata, oro, bronce, rosa, azul, rojo,
verde. Eleanor saltó de los brazos de Tommy y le dio un beso en la boca a
Scott, que la atrajo hacia sí y festejó su proximidad como si el mundo fuera a
acabarse. Un par de bailarinas le llevaron un trofeo a Eleanor, que lo recogió
temblando como una hoja y se llevó el micrófono a la boca.
-Estoy muy agradecida por todos los que me han
votado-susurró, limpiándose las lágrimas. Tommy le dio un beso y la abrazó por
la cintura-. Gracias a mis padres por apoyarme desde el minuto 1, os quiero un
montón y no me olvidaré de todo lo que habéis hecho por mí, las cosas a las que
habéis renunciado… esto es para vosotros-levantó el premio de cristal y Louis y
yo le tiramos besos, nuestra pequeña, nuestra niñita, ganadora de un concurso
tan competitivo como aquel-. Y gracias a mis amigas también por aguantarme y por
animarme a presentarme a esta edición-añadió-. Y a Diana y Layla y Chad por los
mimos que me dabais cuando me sentía un poco triste y me entraba la
morriña-Chad y Layla le tiraron besos mientras Diana se limpiaba más lágrimas-.
A Scott, por… bueno, tú sabes por qué-se pasó un mechón de pelo por detrás de
la oreja y él le besó la sien-. Y a Tommy. Eres el mejor hermano que nadie
podría tener. Aunque a veces seas un poco pesado y te morrees con mi novio.
-Bueno, sólo lo he hecho una vez, El. Creo que podrías
darme un descanso.
Eleanor se echó a reír y negó con la cabeza, se
encaramó al cuello de su hermano y hundió la cara en su cuello.
-Te quiero-le susurró al oído.
-Yo también te quiero, princesa.
-Bien, creo que todos estamos deseando que Eleanor grabe
su primer disco-anunció Simon-, y que salga de tour y se coma el mundo como se
merece, pero, ¿qué hay de vosotros, chicos?-Simon clavó los ojos en la banda,
que se reunió con el presentador, quien les pasó un brazo por los hombros.
-Sí, ¿habéis hablado de lo que tenéis pensado hacer?
-No hemos tenido la conversación propiamente
dicha-respondió Chad-, pero creo que todos tenemos en mente lo mismo.
Scott selló la noche con unas palabras preciosas, que
me dieron escalofríos cuando me retrotraje a varias décadas atrás, a un momento
que yo no había presenciado en directo.
-Definitivamente, vamos a seguir juntos. Esto no es lo
último de Chasing the stars.
El sexto capítulo de Sabrae ya está disponible, ¡entra a echarle un vistazo y apúntate para que te avise de cuando suba los siguientes capítulos! A más gente apuntada, antes subiré❤
Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads❤, te estaré súper agradecida.😍
ES QUE ME CAGO EN MI PUTISIMA VIDA ESTO ES MÁS MARAVILLOSO QUE LOS CHURROS CON CHOCOLATE JODER!!!
ResponderEliminarVAMSOA EMPEZAR CON EL EHCHOD E QUE NO SBAÍAMSO NADA DE NOEMÍ Y EL PSICOPATA Y ME CAGO VIVA DE LA SORPRESA OSEA JODER JODER JODE Y JODER
CTS CANTANDO CANCIOENS DE 1D ESO ERA COMO LO MÁS IMPOSIBLE DE TODA LA VIDA JODE!!!! UF NO PUEDO NO PUEDO NO PUEDO MALDITA SEA TODO QUE BONIT Y LLORO
ELEANOR GANANDO JODER COMOS E LO MERECIA MI NIÑA PRECIOSA ELLA SIQ UE LO VALE JODR
MORREO SOCMMY JODER ES QUE VOY A LEER ESA APRTE 6547697546796369796472297291269721667656574417288199 VECES!!!! lAS CHICAS EM REPRESENTAN TANTO
EL FINAL!! eL FINAL1!! SCOTT SIENDO DIGNO HIJO DE SU PUTO APDRE JODER
NO HE CHILLAOD Y LLORADO TANOT EN MI VIDA. PORFIN MORREO SCOMMY, PORFIN ELEANOR GANA, PORFIN TODO JODER.
ResponderEliminarEL MOMENTO DE LA ACTUACION DE LAY Y EL ME HA HECHO LLORAR UN MONTON JODER.
AMO A MI HIJOS, NO TENGO PALABRAS PARA EXPRESAR LO QUE SIENTO DIOS MIO. ES QUE JODEEEEEEEEEEEEEEEEER.
-PATRICIA
LO DEL PSICÓPATA QUE AMENAZÓ A DIANA NO ME LO ESPERABA PARA NADA PROTECT HER
ResponderEliminarLA ACTUACIÓN DE LAYLA Y ELEANOR HA SIDO MARAVILLOSA Y CUANDO LAYLA CUENTA SU HISTORIA Y DEFIENDE A TOMMY Y A DIANA Y LA RELACION QUE TIENEN LOS TRES UFF NO PODÍA LLORAR MÁS
QUE TOTAL ME HE TIRADO TODO EL CAPITULO LLORANDO PERO ES QUE JODER HA SIDO TODO MUY BONITO Y EMOTIVO
Y JADE ACHUCHANDO A CHAD PORQUE ES DEMASIADO ADORABLE ES MUY YO MADRE MIA
BUENO Y ELEANOR GANADORA NUESTRA NIÑA NUESTRA REINA NUESTRO TODO SE LO MERECÍA MUCHÍSIMO JODER CÓMO PUEDE HABEE TANTO TALENTO EN ESE CUERPO ❤
Y ESA ULTIMA FRASE DE SCOTT ESTOY CHILLANDO UFF
"Queredle. Queredle tanto que ya ni se acuerde de cómo se llama. Queredle hasta el punto de que todo lo que hay fuera, por muy fuerte que sea, no pueda entrar a vuestras vidas. Queredle tanto que ya no escuchéis la envidia que os tendrán los demás, de tan felices que sois." ❤
- Ana
LA ÚLTIMA FRASE DEL CAPÍTULO ME HA DEJADO EN LA MIERDA LITERALMENTE, ENCIMA LA DICE SCOTT ES QUE MADRE MÍA. HABLANDO DE SCOTT, EL BESO SCOMMY, O SEA ME DA, ME LO HE IMAGINADO Y CASI ME CAIGO DE CULO. NO SÉ COMO LO HACES PERO CADA DÍA TE SUPERAS MÁS ERIKA DE MI CORAZÓN, CUANDO ELEANOR Y LAYLA HAN CONTADO TODO SE ME HAN PUESTO LOS PELOS DE PUNTA TÍA. EN RESUMEN, CAPÍTULO DE DIEZ COMO SIEMPRE. PD: SABRALEC SON MIS PADRES.
ResponderEliminarME MUERO EN ESTE MOMENTO ERIKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarNO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR ESTE CAPÍTULO ES EL MEJOR DE TODA LA PUTA NOVELA Y EL MEJOR QUE HE LEÍDO Y LEERÉ DE CUALQUIER COSA EN MI PUTA VIDA! EL HYPE ES MUY REAL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1
NO SÉ NI POR DONDE EMPEZAR HA SIDO PERFECTO DE PRINCIPIO A FIN, ME HA ENCANTADO QUE LO NARRARA ERI HE GRITADO CUANDO HE VISTO QUE ERA ELLA DIOS MÍO EL INICIO CON LOUIS Y ELLA HABLANDO CON TOMMY EN ESPAÑOL AY MI MADRE TAN TIERNOS TODOS....
BUENO LAS ACTUACIONES... HUBIERA PAGADO LO QUE FUERA POR PRESENCIAR ESA GALA TE LO JURO, HAN CANTADO REGGAETON LENTO Y HAN CANTADO CON 1D!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1 SI ESCUCHAS UN RUIDO DESDE TU CASA SOY YO GRITANDO DESDE LA MÍA
AUN NO PROCESO BIEN TODA LA INFORMACIÓN PORQUE ES QUE HA HABIDO DE TODO, 1D, SABRALEC, TIANA7LOMMY, HEMOS DESCUBIERTO POR QUÉ ENVIARON A DIANA A LONDRES Y BUENO SE ME HA PASADO UNA COSA POR LA CABEZA QUE ESPERO POR TU MADRE QUE NO SE CUMPLA PORQUE COMO LE PASE ALGO A DIANA YO ME MUERO
SCOMMY SE HAN BESADO Y YO YA NO TENGO NADA MÁS QUE AÑADIR ESTOY EN EL PUTÍSIMO SUELO
HABLEMOS DEL FINAL DEL CAPÍTULO QUE ME HA DEJADO ACOMPAÑANDO A ALEC EN SU COMA CÓMO TIENES LOS SANTÍSIMOS HUEVOS DE HACER QUE EL PUTO SCOTT PRECISAMENTE ÉL DIGA ESA FRASE!!!!!!!!!!!????????????????? ESTOY GRITANDO
HE LLORADO CUANDO HAN CANADO WE OWN THE NIGHT ES MÁS ME LA HE PUESTO Y TODO MIENTRAS LO LEÍA Y PFFFFFFFFFFFFFFFF LES HE VISTO TE LO JURO....
MIRA CUANDO HAN SALIDO LAYLA Y ELEANOR HA CONTAR SU HISTORIA Y ENCIMA DESPUÉS DE HABER CANTADO STRONGER... HA SIDO TAN BONITO, Y EL DISCURSO DE LAYLA PFFFFFFFFF ES EL SER MÁS PURO DE ESTA NOVELA SE MERECE A TOMMY Y A DIANA Y EL UNIVERSO ENTERO
"No te preocupes, T
No me preocupo, princesa. Estoy contigo" NADA MÁS QUE AÑADIR
NO SÉ POR QUÉ PERO HE SENTIDO ESTE CAPÍTULO COMO SI FUERA EL ÚLTIMO Y ME HA DADO TANTA PENA QUE NO SÉ QUÉ HARÉ CUANDO SE ACABE DE VERDAD....
NO SÉ SI ENTENDERÁS ALGO DE TODO ESTE COMENTARIO, PROBABLEMENTE ME DEJE MILES DE COSAS POR DECIR PERO ESTOY EN SHOCK AUN, SOLO QUE TE QUIERO Y TE ADORO POR HABER CREADO ESTA MARAVILLA
pd:
"Cuando comenzó la música, como una especie de acordeón, me recorrió un escalofrío. Reconocí al instante la canción y me pareció que no habría una elección emjor para aquella noche en la que todo era posible. We own the night, de The Wanted, en la que Chasing the stars se mostraban, por fin, tal y como eran: chicos de dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve años, dispuestos a comerse el mundo pero a frágiles a su vez.
Un grupo, cinco individuos, que formaban un todo más grande que la suma de las partes."
Este párrafo resume tan bien toda la historia que quiero llorar.
-María 💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜
ME HE PASADO TODO EL CAPÍTULO CON LOS PELOS DE PUNTA Y LAS LÁGRIMAS SALTADAS ES QUE QUÉ BONITO ERI!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMe he quedado alucinando con lo del psicópata y Noemi, y aunque no comparto cosas que hicieron/dijeron anteriormente, ahora me da mucha pena. Espero que haya una conversación sincera y profunda y puedan entenderlo todo
ME ENCANTA EL VACILE DE ALEC CON ERI Y LAS MADRES EN GENERAL es que dios aunque sea de coña se la suda todo y me descojono
La actuación de hijos y padres increíble Eri, no hay otra palabra que la defina. Igual que todas las del capítulo, es que ha sido impresionante.
EL MORREO SCOMMY PORFIN
Y BUENO EL PUTÍSIMO FINAL DIOS LA FRASEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
PD: me ha encantado que el capítulo lo haya narrado Eri, creo que si lo hubiera narrado otro no hubiera quedado mejor y ay ha sido genial
SCOTT PONIENDOSE GALLITO Y DEFENDIENDO A TOMMY DE LA GENTE QUE SE METE CON ÉL AYYYYYYYYY
ResponderEliminarLO DE MANDAR A THOMAS Y A DIANA A NUEVA YORK NO ME HA GUSTADO NI UN PELO ESCUHAME ERIKA SI THOMAS SE VA A NUEVA YORK SCOTT Y LAYLA SE VAN A NUEVA YORK Y SI SCOTT SE VA ELEANOR TAMBIEN CONCLUSIÓN: TIENES QUE MOVILIZAR A TODA LA FAMILIA Y NO SALE RENTABLE
DUNA INDIGNADA PORQUE NO SE PUEDE IR CON ALEC Y SABRAE Y DAN ENFADANDOSE POR ELLO QUR MONOS POR DIOS
TIO QUR NO ME ESPERABA PARA NADA QUE CTS CANTARAN CANCIONES DE 1D Y MUCHO MENOS CON ELLOS QUE PUTO MOMENTAZO
Y CUANDO ALEC LE GRITA A SCOTT QUE LE META LA LENGUA A THOMAS ALEC PRESIDENTE
ELANOR Y LAYLA CONTANDO SU HISTORIA HE LLORADO MUCHISIMO POBRECITAS MIS NIÑAS
DIANA LLORANDO PORQUE LES QUIERE MUCJO A TODOS AY PORFAVOR QUE ME DA UN SÍNCOPE
Creo que me alegro hasta por lo de zoe porque parwce que esta super arrepentida y mira mas vale que sea verdad PORQUE COMO LE HAGA ALGUNA PUTADA A JORDAN LA CRUCIFIJO
LA ACTUACUON DE ROCK ME Y SCOTT HACIENDO LA NOTA DE ZAYN ME CAGUEN LA HOSTIA ES QUE TENDEIA QUE HABER SIDO ZAYN EL QUE LE DIERA EL MORREO A SU HIJO
Y HABLANDO DE MORREOS MIRA ALELUYA MAS DE CIEN CAPITULOS ESPERANDO ESTO SE NOS HA APARECIDO JESUCRISTO CON SCOMMY MORREANDOSE VAMOS QUE NI ALEC Y SABRAE EN MIL AÑOS JUNTOS CONSIGUEN SUPERAR UNA ESCENA ASÍ
MENOS MAL QUE GANA ELEANOR DE VERDAD QUE MOMENTO MAS BONITO Y LUEGO SCOTT DICIENDO LA PUTA FRASE TE ODIO ERIKA
Y APROVECHO PARA ADVERTIRTE QUE COMO HAGAS QUE ALEC LE HAGA ALGUNA PUTADA A SABRAE TIPO SCOTT PONIENDOLE LOS CUERNOS A ELEANOR TE DENUNCIO AVISADA QUEDAS