sábado, 31 de marzo de 2012

Italia; espectacular.

Qué decirte, cuna del mundo, de la civilización, de la vida. Qué decirte yo que no te hayan dicho nada. Simplemente eres genial, alucinante, colosal, y sucedáneos de adjetivos admirativos. No solo por la gente, si no también por que eres arte, todo entre tus fronteras es arte. Gracias por existir. Gracias por dejarme visitarte.
-Compradme algo, compradle algo a la suegra. ¿Tienes, chaval?
Isma: [medio riéndose] No, no tengo.
-Ah, no pasa nada, te la presto yo. [Pausa] ¡Es broma! No tengo suegra. [Serio] La he matado.
(A Rosana): Mira este, es maricón. Mira como saluda [sacudiendo la mano] hola, holaaaaaaaaaaaaaa.
-¿Españoles? ¡PECADOR DE LA PRADERA!

jueves, 22 de marzo de 2012

Italia,

a estas horas estaré a cientos de kilómetros de mi casa, en una habitación de un hotel, supongo que contemplando la noche italiana (qué jodidamente romántico me ha quedado esto, me enamoro.) Estaré lejos de mi familia, de lo que conozco, de mi hogar. Conoceré lugares diferentes, esos lugares que ves en las películas y que sueñas mil y una veces sobre cómo será verlos en persona, no a través de una simple pantalla.
Yo esto lo tomo como una prueba más. Si puedo estar en un país extranjero, con una lengua que no manejo, y sobrevivir a esta semana... Ya estaré preparada para cualquier cosa, para el futuro que deseo.
Ya, vale, parece que me estoy tomando esto como si fuera al Coliseo a luchar en vez de a ver. Pero la vida siempre es un poco más interesante cuando la ves como la gran pelea en la que tienes que matar a cuantos puedas, antes de morir tú.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Gracias, DDL.

Gracias por enseñarme que nada debería poder conmigo. Gracias por demostras que, pase lo que pase, la fuerza de voluntad es la clave de todo. Gracias por creer en ti misma y hacernos a los demás creer en nosotros. Gracias por enseñarme que una traición no es mala, simplemente una prueba que hay que pasar para ser más fuerte. Gracias por hacerme luchar por lo que quiero. Gracias por discutir la perfección en cuanto a belleza se refiere.
Gracias por darnos una oportunidad a todos.

De De' Lovato.

- Like a thunderstorm on a summer day He came out of nowhere and that can say He's a supernove shinin' through the night A never sleeping satellite. He's a damn good reason for the sun to ride When you see him smile in the morning light When he cries, he cries a wishing well Played hide and seek with the hounds of hell. He throws you down to take you high Into him private sky -

- You wanna call him name from the highest hill And he's better than a 5-million-dollar bill He swims with you to atlantis' coast To keep you save while the world explodes. He's diving down to keep you high Inside him velvet sky -

- He's a prince who's left him fairytale He wrote a brandnew song for the nightingale Sometimes I think he's invented but Thank-god he's made of flesh and blood. He's everything I've ever missed the more But most of all he is wonderful powerful magical mystical irresistible overkill and most of all handsome!
Como una tormenta en un día de verano, vino de ninguna parte. Lo que puedo decir es que él es una supernova brillando en la noche, un satélite que nunca duerme. Es una condenadamente buena razón para que brille el sol cuando sonríe. Cuando llora, llora cascadas de deseos, que juegan al escondite con los perros del infierno. Te tira para hacerte subir a su cielo privado.
Quieres llamarlo desde la más alta colina, es mejor que 5 millones de dólares. Nada contigo hasta la costa de la Atlántida para salvarte mientras el mundo explota. Está buceando para mantenerte alta, dentro de su cielo de terciopelo.
Es un príncipe que ha dejado su cuento de hadas, ha escrito una nueva canción para un ruiseñor. A veces creo que él es un sueño, pero gracias a Dios está hecho de carne y hueso. Es todo lo que yo más añoro, pero la mayor parte de él es excesivamente poderoso, maravilloso, mágico, místico, irresistible. Y, sobre todo, guapo.

sábado, 17 de marzo de 2012

Vuelve, por favor.

Puedo fingir que ya no me importas, que ya no te recuerdo, que si te volviera a ver no sentiría nada. Podría decir muchas cosas, como que he superado aquello, que he olvidado lo que me hiciste sentir.
Pero sería mentir. Igual que sería mentir el decir que por las noches no pienso en ti justo antes de dormirme... de todo lo que te podría contar, de lo que me podrías contar tú. De lo que podríamos estar viviendo. De lo que pasó con nosotros.
De lo que iba a ser, pero al final no pudo ser.

Ser como tú eres es suficiente.

Se dice mucho en Twitter: Taylor Swift canta lo que una chica querría decir, One Direction canta lo que una chica quiere oír. Y es cierto.
Ahora, el ser diferente está a la orden del día, el actuar como un estúpido es algo natural, lo raro es que alguien se comporte con madurez. En un mundo donde la gente se ponga a hacer el mono, colgándose de farolas, es bastante difícil que se nos tome en serio. Por eso parece que hay una competición por ver quién hace más tonterías en menos tiempo, por ver quién consigue que los demás se rían de otra persona, por ver quién consigue hacer falso a alguien. Peleamos por traicionarnos, cuando en lugar de intentar joder al prójimo, deberíamos luchar por no joder a nadie.
Reírse de los demás es demasiado fácil. El hacer que esas risas paren, el ser verdadero, bueno, puro... ya no lo es tanto. ¿Por qué? Porque hay alguien que nos controla. Porque hay alguien que nos cambia por dentro.
Porque hay alguien que no nos deja ser como somos, y eso, ESO con mayúsculas, es más que suficiente.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Nostalgia.


Suena su teléfono. Lo mira un momento, desganado, ¿quién mierda será a estas horas? Frunce el ceño, piensa en no contestar. Total, no merece la pena. Hace meses que no le llama nadie interesante, meses que no tiene noticias que a él verdaderamente le importen. Pero el gilipollas del teléfono sigue insistiendo. Se estira, tira a un lado su PSP y lo coge, no vaya a ser que despierten a su familia.
-¿Sí?-contesta, sin mirar la pantalla del número siquiera. Trata de sonar tranquilo, y lo consigue.
-Tay.
Se queda helado, sin saber qué hacer. ¿Ha oído bien? ¿Es verdaderamente ella? No, imposible. Pero suena tan parecido a ella… tiene que serlo. Eso, o su hermana gemela, pero ella nunca le habló de ninguna hermana.
-¿Eri?-pregunta, indeciso. Seguro que es una de sus amigas, que se ha dejado no se qué en sabe dios dónde (también conocido como bolso de la novia de su mejor amigo). Coge aire y vuelve a formular su pregunta, más para él que para ella-¿De verdad eres tú?
Casi puede verla asentir al otro lado de la línea, del continente, del océano, del mundo.
-Sí.
Entonces los dos se quedan quietos, ella mirándose las uñas, él tomando aire por la boca, en silencio. Oh, venga. ¿Qué sueño de los cojones es este? En los suyos, ella está en un lugar en el que él la ve, no le hace una jodida llamada. Mira al reloj. 11:16. Se pone a calcular mentalmente qué hora será allí. 20:16. Si sigue con sus actividades, debería haber vuelto de interpretación hace poco. Casi nada.
-¿Tay?-dice ella, indecisa. No sabe por qué no contesta, empieza a creer que ha sido un error llamarlo. Puede que no quiera hablar con ella. Tal vez debería colgar, todavía está a tiempo. Pero algo la mantiene con el móvil pegado a la oreja, algo que sabe que no conseguirá derrotar.
Pero ella se equivoca, de cabo a rabo. Él está atontado; no puede creerse que realmente ella, ella, haya vuelto a dar señales de vida. Y, la primera señal, es que lo sigue llamando como siempre. Por su diminutivo, como a él le gustaba. Esa palabra, su nombre, es la que él más adora de las que sale de sus labios: ella lo pronuncia con tal adoración como si hablase de un Dios, con una suavidad como si hablase de su amante, con una confianza como si hablase de su mejor amigo. No, espera. Hace mucho que no hablan. Ya tendrá otro, está seguro.
-¿Sigues ahí?
-Sí, es que…
-No esperabas que te llamara.
-¿Tengo que ser sincero?-frunce el ceño y sonríe a la tierra, al este, hacia donde está ella.
-¿No lo eres siempre?-pregunta, y él puede notar su sonrisa. Ella se sienta con las piernas abiertas en la cama, se pone un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Eso intento.
-Pues cuéntame.
-La verdad es que no, no esperaba tu llamada-sí, joder, claro que la esperaba. Llevo 8 meses, 28 días y 3 horas esperando que me llames. Podías haberte hecho más de rogar, ¿no te parece? Y, entonces, se cabrea consigo mismo por ser tan imbécil. La tiene ahí, y en vez de aprovechar para hablar con ella, está pensando por qué coño no ha tenido el valor suficiente para coger él mismo el teléfono y llamarla, pedirle perdón en todos los idiomas existidos y por existir, suplicar hasta condenar su alma, por que ella tan solo siguiera hablando con él.
Ella mira al suelo. No se imagina que él aún tiene la foto que se hicieron juntos aquellos maravillosos días. Él mira a la foto, como si ella le hubiera mandado sus pensamientos. No se imagina que ella lleva puesta la camiseta suya que le regaló, que todavía huele a él. Le hace sentir bien, lo siente cerca.
-¿Pasa algo?-pregunta él, aunque sabe la respuesta. Lo ha estado notando durante un mes, esos retortijones en el estómago, esas ansias de comer cuando acababa de terminar, esas ganas de salir corriendo cuando se echaba en la cama, esas noches en vela con una rabia que le costaba controlar… Y desde siempre supo de quién eran aquellos sentimientos. Miró al techo, se tumbó en la cama y comenzó a morderse las uñas.
-No hagas eso-dijo ella. Le ponía muy nerviosa cuando empezaba a hacer aquello.
-Perdona.
-Es normal que lo hubieras olvidado-susurró, restándole importancia.
-No he olvidado un solo segundo que he pasado contigo ni un centímetro de tu piel-respondió él, sonrojándose, y notando el rubor de ella también.
-Seguro que estás rojo ahora mismo-dice ella, riéndose.
-La conexión te lo dice-se echa a reír también, lo suficientemente alto como para que ella disfrute de su carcajada, pero no bastante como para apagar aquel sonido que ella realiza cada vez que algo le hace gracia o es feliz.
Entonces se da cuenta de una cosa: ella no necesita la conexión para saber cosas sobre él, cómo está reaccionando en cada momento. Ella lo sabe porque le conoce. Le conoce como solo otra persona le conoce en el mundo. Bueno, tal vez más a fondo, es lo que tiene el amor, cuando es correspondido, es mucho más fuerte que la amistad.
La amistad…
-Tú y tus pensamientos-dice ella, esperando una respuesta, incómoda. Se levanta de la cama y empieza a pasear por la habitación, descalza.
-Ya sé qué te pasa.
-La conexión te lo dice-le imitó ella, sonriendo.
-Sí, bueno, la conexión y mi alto intelecto.
Buena fue la hora en la que Nana le enseñó cómo se realizaban las conexiones indias. Precisamente ellos, que sabían dónde estaba el otro con tan solo evocar su imagen, no necesitaban que los espíritus fueran a ayudarlos. Sentían las emociones del otro en propia piel con tan solo mirarlos a los ojos. Pero, como ella diría, con su típica risa: “éramos jóvenes y alocados”. Y ahora, gracias a aquella conexión, él no sentía más que dolor: el dolor de ella, compartido por el sufrimiento de que lo estaba pasando mal, y el dolor que le provocaba sentirla feliz, en brazos de otro, libre, sin ser suya. Nunca más sería suya.
Y lo mismo le pasaba a ella. Notaba sentimientos mucho más fuertes que los suyos, Nana se lo había explicado a los dos: la mujer siente más, y, si es más joven, es más propensa a mezclar y confundir emociones, por lo tanto, las impulsa más. Se mete la punta de los dedos entre los dientes.
-¿Puedes conectarte? –le pregunta ella, antes de volverse lo suficientemente cobarde como para no formular la pregunta que ella necesita.
-Claro. Mismo Messenger. Mismo saludo.
-Mismo Messenger.
No se dicen que se tienen bloqueados, lo saben los dos de sobra. Ella no pasa sin conectarse una semana, él, se conecta bastante menos, aún guarda sus mensajes, pero no por eso deje de entrar. Al fin y al cabo, por ahí le mandan muchas ofertas de trabajos.
Pero no se han bloqueado entre ellos porque no quieran ver al otro, muy al contrario: se han bloqueado para no ver el típico mensaje “Ella se ha conectado” o “Él se ha conectado” y no caer en la tentación. Además, no querían causarle más daño al otro del que ya sentían.
Se sientan, encienden los ordenadores y las luces. Entran al Messenger, él ya está allí, ella tarda un poco más. Petición de videollamada, aceptan. Ella sonríe a la cámara, él, le devuelve la sonrisa torcida marca de la casa. Y, en un momento, olvidan todo lo que ha pasado, todo el tiempo que han pasado sin verse. Vuelven a estar ahí, el uno frente al otro. Y ella empieza a hablar, él la escucha. No se pierde detalle, de vez en cuando pregunta.
-Nunca te dejaré sola.
-Sí, bueno, eso decías antes.
-Nunca has estado sola. Siempre he estado aquí.
-Ya, pero a veces, un sentimiento a 9751 kilómetros-sonríe porque él pronuncia la cifra al mismo tiempo que ella, pero en silencio- no es bastante. No te sustituye.
Y siguen hablando, se prometen de todo. Se ponen al día. Ella se anima, él es feliz. Los dos están jubilosos: han recuperado la única relación que han conocido, que sea tan fácil como respirar.

domingo, 11 de marzo de 2012

Abrasada

Los pensamientos de Stevie Rae se acabaron allí porque no quería pensar en ello. No quería admitir, ni siquiera silenciosamente, a sí misma, el aspecto que tenía Rephaim allí de pie, enmarcado por la luz de la luna, poderoso y perfecto.
Nerviosamente, retorció un rizo rubio. Y, además, estaban conectados. Pero Aphrodote no le había afectado tanto como Rephaim estaba empezando a hacer.
-Bueno, tampoco soy lesbiana...-murmuró, cerrando inmediatamente la boca de nuevo por aquel pensamiento se le había escapado sin querer.
A Stevie Rae le había gustado el aspecto de Rephaim. Era fuerte, maravilloso y, por un momento, pudo vislumbrar la belleza en el interior de la bestia y no le pareció un monstruo. Se mostró espléndido y por un momento fue suyo.
[...]Rephaim había dicho que ella le pertenecía.

sábado, 10 de marzo de 2012

Prejuicios.

Estaba viendo el canal de Yellow Mellow, al que me he enganchado estos días, cuando me apareció un vídeo suyo en el que hablaba de los prejuicios, decía algo así como esto:
"Por culpa de los prejuicios, me he llevado chascos y muchas sorpresas agradables, también. Yo, personalmente, he dejado atrás los prejucios, he madurado..."
La verdad es que no podría estar más de acuerdo con esto que Melo ha dicho, es decir, todos en un momento de nuestra vida tenemos unos prejuicios que nos hacen imaginarnos algo que no tiene nada que ver con la realidad. A mí me pasó en teatro.
Supongo que para mí era bastante universal y conocido ese dilema acerca de los heavys, de que eran gente oscura, borde e intolerante que solo habla (o trata) bien a los que escuchan la misma música que ellos, y van a por el resto de la gente que no comparte sus gustos. Cuando entré el año pasado a formar parte del grupo de teatro, había un grupito de heavys de los que al principio me mantuve alejada (oh, vamos, escucho a Lady Gaga, como lo sueltes por la calle depende del momento te cuecen a base de pedradas). Pero un día, no sé realmente cómo, empecé a hablar con ellos, y descubrí que en realidad, detrás de esas ropas oscuras, esos ojos pintados y esos cascos gigantescos por donde sale música (demasiado alta para mi gusto, pero cada uno la vive como quiere) había personas increíbles, maravillosas y majas. Me sentí realmente estúpida cuando me di cuenta de lo mucho que había tardado en ver eso, que al fin y al cabo todos somos personas y nos merecemos una oportunidad como esa. Estoy orgullosa de decir que me llevo genial con ellos, son majísimos y aunque alguna vez tengamos nuestras diferencias (sobre todo cuando hablan de gustos musicales, canciones y eso) puedo decir que gracias a ellos superé mis prejuicios. Gracias a ellos aprendí a darles a todas y cada una de las personas una oportunidad para presentarse sin que yo las juzgue ni decida cómo son antes de conocerlos.
Creo que desde entonces duermo un poquito mejor por las noches.

domingo, 4 de marzo de 2012

No hay diamantes en la luz.

Puede que a veces parezca que todo se ha arreglado, pero en realidad no sea así. Tal vez tu imaginación te juega una mala pasada, te haga ver lo que tú quieres ver, sentir lo que quieres sentir. Te hace huir del monstruo oscuro que amenaza con capturarte, sin darse cuenta de que cuento tú veas que todo a tu alrededor es una ilusión, se te romperá el corazón. O por lo menos, la urna que lo contiene, como el videoclip de Demi Lovato, Skyscraper. Allí ella dice que ha pasado malos momentos, que han roto la coraza de su corazón, pero no su corazón, que ahora es más fuerte. Es entonces cuando algo en ti se enciende, cuando te das cuenta de que no van a poder contigo.
¿Me has oído, karma? No podrás conmigo, aguantaré lo que me eches. Soy más fuerte de lo que crees, tú me has hecho dura, fría, indiferente. Algún día brillaré, y todo será gracias a toda la mierda que me estás echando ahora. Porque hay muy pocas cosas que puedan conmigo, y que puedan en serio, solo una dama vestida de negro y con una guadaña será capaz de doblegarme. Mientras tanto, seré yo, me proyectaré mil veces a quien quiera verme.
Como la luz proyectada a través de un diamante.