martes, 1 de enero de 2013

Emborráchate con One Direction.

Louis nos abrió la puerta y sacó la cabeza por fuera. Íbamos a abalanzarnos sobre él, pero se nos adelantó, espetando:
-No quiero hacerme Testigo de Jehová, gracias.
Y nos cerró la puerta.
Y Niall empezó a aporrerarla y Harry a gritar.
Y Louis abrió y se abalanzó sobre nosotros.
-¡TÍOS!¡TÍOS!-gritó el de Doncaster mientras nos hacíamos una piña y comenzábamos a dar saltos a la vez.
Entramos en casa de Eri y cerramos la puerta.
-¿Y la pequeña?
-Está en aeróbic-Louis se encogió de hombros y miró la tele, después miró las latas de cerveza que tenía desperdigadas por el suelo y asintió con la cabeza, sacando el labio inferior.
-Necesitas una mujer en tu vida, Tommo.
-¿Para qué? Ya tengo a mis damas-y se abalanzó sobre Liam, cubriéndole la cara a besos.
Harry dejó caer la bolsa con la que cargaba al suelo, dando ésta un golpe sondo, y bufó.
-¿Y cuándo llega? Quiero achuchar a mi pequeña rizosa.
Louis le sacó la lengua.
-Es mía. Solo y exclusivamente mía.
Liam puso los ojos en blanco.
-Está bien, Lou. Tenemos que ponerte al día de muchas cosas.
-¿Están cabreados los managers?-preguntó, mientras se dejaba caer en el sofá. Rápidamente todos lo imitamos. Niall se estiró para coger el mando de la televisión e intentar ponerla en español de nuevo, para ver si conseguía entender algo.
-No sabes cuánto, tío-negué con la cabeza y sonreí. Louis me devolvió la sonrisa-. Están que se suben por las paredes.
-Tienen pánico absoluto a que empiece a hacer lo que me dé la gana, ¿eh?
-Como si no lo hicieras ya-se burló Harry, poniendo cara de ángel. Louis le guiñó un ojo.
-¿Van a castigarme mucho? ¿Una paliza? ¿Diez meses sin salir de casa? ¿Un mes sin sexo?
-Claro, eso mismo. Pueden secuestrar a Eri y dejarte destrozado-asintió Niall.
-Ella no se deja cazar tan fácilmente. Además, tendría que rescatarla, y no me llevaría un mes-Louis se encogió de hombros y dio un sorbo a su cerveza, nos miró y la levantó-. ¿Queréis?
-Yo sí-se apresuró a asegurar Niall.
-Y yo.
Louis se levantó y salió del salón. Volvió con un pack de latas unidas aún por el plástico del supermercado, y las colocó sobre la mesa del salón. Puso los pies encima de ella y se reclinó hacia atrás mientras el irlandés y yo nos estirábamos para cogerlas.
-Vinieron tus hermanas preguntando si habías vuelto este fin de semana-apuntó Liam. Louis frunció el ceño.
-Les dije que las llamaría cuando volviera a casa.
-Tendrían miedo de que hubieras vuelto y no quisieras decir nada aún-Harry se encogió de hombros y se estiró para apoderarse de otra lata. Quedaba una.
Miramos a Liam, que negó con la cabeza.
-Mi recién estrenado riñón va a cuidarse exactamente igual que el viejo.
Observé las latas que había esparcidas por el suelo.
-Eres un guarro, Louis.
-Las recogeré antes de que venga ella, que si no, me pega-se incorporó rápidamente y nos miró a todos, esperando captar nuestra atención-. ¿Os dije que el domingo casi me pega?
-¿Qué?
-Seguro que no te dio muy fuerte-se rió Liam. Louis le dio una patada, que el más sensato consiguió esquivar por décimas de segundo.
-Casi me pega. No me pegó.
-¿Qué hiciste?
-Vino Eleanor a vernos.
Nos quedamos helados, mirándonos los unos a los otros. Cuando una de las chicas aparecía, era sinónimo de peligro. Danielle nos lo había demostrado una vez, y ninguno necesitaba una segunda prueba para confirmar nuestras sospechas.
Aunque la verdad es que me había cruzado varias veces con Perrie Edwards, y la verdad es que había sido simpática conmigo, todo lo contrario a lo que había sido Danielle con Alba. Además, Perrie nunca había demostrado tener ningún talento sobrenatural, así que tal vez fuera simpática porque no podía hacernos daño... aquello era muy extraño como para detenerse a pensarlo, así que sacudí la cabeza y volví a clavar los ojos en Louis.
-¿Por qué?
Louis le lanzó una mirada inquisitiva a Harry, que le aguantó los ojos durante el examen del mayor. Éste habló muy despacio, como eligiendo muy cuidadosamente las palabras.
-Dice que... teníamos que vigilar a Noe. De cerca.
Harry frunció el ceño.
-Pero... ¿por qué?
-No lo sabemos. No nos lo dijo.
-¿Y por eso se enfadó Eri?
La sombra en el rostro y los ojos de Louis desapareció.
-Oh, no. Se puso celosa. Celosísima. Parecía una leona, tíos. En serio.
-¿Te la tiraste después?-preguntó Harry, meneando las cejas.
-Estaba de demasiada mala hostia como para insinuarme, pero digamos que no lo pasó mal con lo que pasó después, ya me entendéis.
Niall se echó a reír.
Liam sacudió la cabeza, divertido.
-Es gracioso cómo hablas de ella cuando no está, como si la tuvieras comiendo de tu mano, cuando en realidad es todo lo contrario.
-Es una mujer, está hecha par mandar, y yo obedezco por la cuenta que me trae-Louis se encogió de hombros y alzó la lata en dirección a Liam-. Pero, decidme, hermanos, ¿las mozas? ¿Qué tal?
Ambos miramos alternativamente a Liam y Harry, yo procuré no posar los ojos en Niall, que fingía aún no tener ninguna relación, cuando los dos sabíamos que no era así.
Niall me miró, y yo le devolví la mirada. Bajó sus ojos hasta el bolsillo de mis vaqueros para luego subirla. Alzó sutilmente los hombros en una pregunta silenciosa.
Louis estaba demasiado ocupado metiéndose con los otros dos como para darse cuenta de lo que el irlandés y yo nos traíamos entre manos. Negué lentamente con la cabeza y clavé la vista en el reloj tras Niall. el rubio recordaba la casa de Eri bastante bien, por lo que no necesitó volverse para entender lo que le decía. Sonreí.
-De noche os cuento una cosa muy, muy interesante-estaba prometiendo Harry. Fruncí el ceño y estudié los tatuajes de mi brazo. Busqué el nueve.
Allí estaba.
Volví a alzar la cabeza y lo miré.
-Esa es una de las cosas que me revientan de ti, Hazza. Nos pones el caramelo en la boca y luego nos lo quitas.
El rizoso chistó.
-Lo bueno se hace esperar.
-¿Hay algo que te reviente de mí, Zayn?-ronroneó Louis, apoyando su espalda en mi hombro y mirándome con ojos de corderito degollado.
-Eres mi amor platónico.
-Casémonos. Ahora-giró la cabeza hacia Niall-. Obispo Horan, oficie la misa.
Niall alzó el pulgar en su dirección, y sonrió cuando le estampé un sonoro beso a Louis en la mejilla. Louis me miró a los ojos.
-Me he enamorado.
Liam y Harry estallaron en sonoras carcajadas.
-Tío, Eri me matará como se entere de que te he robado el corazón.
-Le dará igual.
-Si se puso celosa de un fantasma, ¿cómo no se lo va a poner de mí?
Louis se incorporó y me acarició el pelo.
-En esta banda hay mucho vicio. Mucho. Estamos todos liados con todos. Y ella lo aprueba, así que, ¿por qué complicarnos la vida?
Niall se estiró y terminó echándose a reír.
-¿Sabías lo que te he echado de menos, BooBear? One Direction no es lo mismo sin ti.
-One Direction solo es One Direction cuando estamos los cinco juntos, da igual quién falte-replicó él, sonriendo.
-¡ABRAZO GRUPAL!-bramó Harry, y nos estrechamos entre los brazos de los demás.
Justo en ese momento escuchamos el tintineo de unas llaves tras la puerta. El tintineo se metamorfoseó en las llaves entrando, el pomo de la puerta girándose y los resoplidos de Eri empujándola.
Todos la miramos, y ella nos miró a nosotros un segundo. Conseguimos adelantarnos con nuestro saludo oficial, el saludo que en ese momento era el más especial de los que podíamos utilizar.
-Hi, we're One Direction-canturreamos  todos a la vez, las voces mezclándose como siempre, las sonrisas de siempre.
Eri nos miró como si fuéramos sus hijos recién nacidos. Dejó la bolsa que portaba en el suelo y parpadeó.
-No sabéis la ilusión que me hace lo que acabáis de decir, chicos.
-Pues imagínate a nosotros, españolita-murmuró Liam, levantándose para abrazarla. Rápidamente todos estábamos imitándole, abrazando a nuestra pequeña. Cuando quisimos darnos cuenta, éramos una piña sin ningunas ganas de separarse los unos de los otros. Cerré los ojos y apoyé la cabeza en la de ella, que rápidamente me besó el cuello, tierna.
-¿Cansados?
-¿Del viaje? Ni un poco. ¿De echarte de menos? Para siempre-susurró Niall, y la chica le dio otro beso.
-Detesto separarme ahora, pero tengo que ducharme. Me siento sucia. Muy sucia.
Miró a Louis, que levantó las comisuras de su boca mínimamente, dejándose llevar por la emoción del momento.
-¿Algún alma caritativa que me acompañe?-le provocó su novia, guiñándole un ojo. Se rascó la nuca y alzó la mano, igual que un estudiante en clase no me convencido de saber la respuesta pero que quería probar suerte de todos modos.
-Como digno caballero inglés que soy, podría ir con vos, mi bella dama
Liam la pasó un brazo por los hombros.
-Id con la dama, oh, sir Tommo. Acompañadla.
Eri se apresuró a llevar su mochila a su habitación, la tiró sobre su cama y comenzó a abrir cajones y más cajones.
Salió a los dos segundos con el pelo suelto y una sonrisa inocente en los labios.
-¿Nos ponemos música?
-No os va a hacer falta-nos informó Louis, encogiéndose de hombros.
-Nos ponemos música-repliqué yo, sonriendo.
Pero no lo hicimos, cuando el reloj dio las ocho y media y Louis y Eri acababan de entrar en el baño, Niall se levantó, se remangó la camisa y nos dijo que iba a hacer la cena.
-¿Qué vamos a cenar?-preguntó Liam que, aburrido de la vida, se entretenía como podía con su portátil. Apenas movió la cabeza cuando Niall comentó:
-No sé, preguntemos a Eri, a ver qué quiere.
-¿Vas a meterte en el baño?-me carcajeé. Me dio un puñetazo suave en el hombro.
-Vete a preguntarles.
-¿Por qué yo?
-Porque eres un malote, soy irlandés, y yo lo digo. Y punto.
Bufé.
-¿Y si me traumatizo?
-Pregúntales si quieren hacer un trío-me sugirió Harry, apretando a toda velocidad los botones del mando de la Playstation de Eri.
-Esta conversación no habrá tenido lugar nunca, a no ser que queráis que Louis nos arranque la cabeza.
-¿Puedo echar un pito?
-Zayn-gruñeron todos a la vez, yo suspiré y me levanté. Me pasé una mano por el pelo, comprobando que el tupé seguía en su correcta posición, y miré en todas direcciones cuando crucé el pasillo. Al pasar al lado de la habitación de Eri, no pude evitar sonreír.
Al principio mi favorito fuiste tú, Zayn, la oí en mi cabeza, explicándonos su historia, cómo nos conoció, porque te parecías a Taylor. El gemido de descontento de Louis se repitió, como siempre.
Hasta que me enteré de que fumabas.
Era un vicio que podría dejar si la mujer adecuada me lo pidiera.
Entonces, me enamoré de Louis.
Palpé la caja de cigarrillos de mis vaqueros y sonreí, agradeciendo por primera vez en mi vida darme a ese vicio. Si no fuera por mí, probablemente las cosas serían muy diferentes, y Louis no estaría con la chica con la que encajaba perfectamente.
Me detuve un momento, solo para escuchar las risas de la chica. No pensaba cortarles el rollo, así que, si oía otra cosa, me largaría por donde había venido y me inventaría una historia cualquiera.
Tortilla.
Llamé con los nudillos al no escuchar ningún gemido delator.
-¿Qué?-preguntó Louis, más curioso que molesto.
-¿Qué queréis cenar?
-¡Langosta!
-Cállate, Louis. ¿Eri?
-Que Niall prepare lo que sepa, estará bien. Mientras no sean lentejas...
-Eso, que si se queda con hambre ya le doy yo de comer.
-¡GILIPOLLAS!-replicó ella, y Louis se quejó entre risas. Seguramente le había dado un puñetazo en el estómago o algo así.
Me encantaba cuando Eri lo insultaba y Louis se echaba a reír. Parecía que habían nacido para hacer aquello.
Volví al salón solo para asegurarme de frustrar a Niall a base de recitar una serie innumerable de platos, pero la cagué cuando espeté, casi sin darme cuenta:
-Y Eri quiere un Bloody Mary. Para cuando salga de la ducha.
Harry comentó en voz baja algo de que tener sexo en un baño siempre hacía que necesitaras alcohol, pero todos lo ignoramos.
-Eri no bebe-replicó Niall, frunciendo el ceño, y acto seguido abalanzándose sobre mí para darme la paliza que, según él, me merecía. Me zafé de él y todos nos desplazamos a la cocina. Mientras el irlandés cocinaba (¡tortilla! ¡Bien!), los demás nos dedicábamos a poner la mesa.
La puerta del baño se abrió y Liam, Harry y yo nos asomamos justo en el momento en que Louis salía con el pelo empapado y escuchaba algo que decía Eri, le respondía algo a la chica y sonreía ante la réplica de la pequeña.
Se dio la vuelta y nos pilló mirándole. Nos pegamos un poco más contra la pared, moviéndonos para cubrirnos al máximo. Alzó las cejas.
-¿Qué pasa?
-Mujeres.
-Siempre pasan mujeres-concedí, asintiendo.
Se metió en la habitación de ella y volvió a salir con algo en la mano.
-Nena-dijo mientras abría la puerta y le lanzaba algo negro-, mira a ver, ¿eh? No soy tu esclavo.
Ella le dio la razón acercándose a él, pasándole las manos por el cuello y besándolos suavemente. Nos volvimos a meter en la cocina para darles intimidad.
Cuando Eri por fin apareció, se había atado el pelo en una nueva cola de caballo y le había robado a Louis una camiseta que le quedaba ceñida de pecho y grande de lo demás.
Sacudió la cabeza, divertida, al ver el plato que el irlandés estaba preparando.
-¿Por qué será que me lo esperaba?
-Somos predecibles-se disculpó Liam. Niall chasqueó la lengua y nos ordenó sentarnos. Nadie le hizo caso.
-El que no se siente cuando yo vaya con la tortilla, se queda sin cenar. Doy fe de que me como su parte. Y me da igual si me la como entera, de hecho, hasta mejor.
En ese momento le hicimos caso.
Nos pasamos toda la cena riéndonos y contándonos los unos a los otros qué nos habíamos perdido, y nos lo pasamos especialmente bien cuando Louis nos soltó, con Eri todavía delante, que había tenido una buena experiencia en el río. Todos lo miramos, él la miró a ella, ella se puso roja y agachó la cabeza.
-Te odio-murmuró, con la piel del color de la prohibición de circular del semáforo. Y todos nos echamos a reír, entendiéndolo por fin.
Era la primera vez que Louis se refería a una de sus sesiones íntimas con Eri delante.
Louis le pasó un brazo por el hombro y le besó la cabeza.
-Yo no me odio.
-No te preocupes, ya te odio yo por los dos-replicó ella, mirándole a los ojos.
-Bésala, anda-le dijo Liam, mientras Harry clavaba los ojos en ambos y Niall pasaba del mundo, tan ocupado estaba en engullir su trozo de tortilla.
-Eri me odia. Me tiene asco-replicó el mayor de todos, mirando al más sensato.
-¿Sabes qué es lo peor?-preguntó la chica. Todos nos callamos y nos la quedamos mirando-. Que da igual lo que hagas. Da igual lo que haga ninguno de vosotros-posó sus ojos castaños en los de cada uno de mis amigos y en los míos, estremeciéndome-. Seguiré queriéndoos igual. Seguiré queriendo abrazaros a la mínima de cambio. Seguiré queriendo besarte cada vez que tenga oportunidad-le confesó a Louis, conectando los ojos azul mar de él con el chocolate de los de ella. Louis le sonrió, se inclinó hacia ella y posó sus labios en los suyos.
-Entonces, ¿sigues odiándome?
-Lo cortés no quita lo valiente-ella alzó las cejas exactamente como lo hacía él y, de un movimiento de cabeza, se apartó el flequillo de la cara mientras todos en la mesa alucinábamos con ella.
Una vez terminamos, tuvimos que arrastrarla fuera de la cocina, pues insistía en fregar ella los platos. Lo echamos a suertes y terminó tocándole a Harry. Mientras el rizoso se afanaba en la tarea, los demás nos sentamos en el salón y nos dedicamos a ver pasar los programas de la tele, que Niall cambiaba a la velocidad de la luz.
Eri hizo una mueca cuando el reloj del salón dio las diez y cuarto, y miró a Louis.
-Tengo que irme a dormir ya.
Todos protestamos enérgicamente, todos salvo su novio, que asintió.
-Vale, yo me quedo un poco con ellos, ¿eh?
-Vale-le dio un beso y luego nos besó a todos, uno por uno, deseándonos buenas noches-. Buenas noches, Daddy-besó a Liam-, buenas noches DJ Malik-me besó y yo le acaricié la palma de la mano, ganándome una sonrisa de nuestra pequeña-, buenas noches Rizos-le revolvió el pelo a Harry, que hizo una mueca y le devolvió el beso en la mejilla. Cuando llegó a Niall musitó algo en Español, Niall la miró a los ojos y dijo.
-¿Qué es la última palabra?
-Irlandesito, pero en español.
-Mola-Niall la repitió, y asintió con la cabeza, satisfecho. A continuación, le dio las buenas noches a la chica en el idioma de esta, y ella desapareció.
Escuchamos atentamente sus pasos, el sonido de su puerta al abrirse y cerrarse.
-¿Y si vamos a arroparla?-sugirió Liam. Louis sonrió.
-Es mi novia, no mi hija.
-Me apetece arroparla.
-Vamos-replicó Niall, haciendo que todos nos levantáramos.
Eri se echó a reír cuando nos vio entrar en tropel en su habitación.
-¿A dónde coño vais? No quiero orgías en casa.
-Venimos a asegurarnos de que no te vas a escapar por la ventana con Taylor-se burló Harry. Louis le lanzó una mirada envenenada, elevando las carcajadas de la pequeña de volumen.
Le tiramos la manta por encima y nos aseguramos de que estaba bien tapada y cómoda, fuimos uno por uno dándole un beso en la frente. Eri hizo pucheros.
-¿No dormís conmigo?
-Solo Louis, que es el único que cabe.
-Y eso que está engordando-reconocí, tocándole el culo. Louis protestó, divertido.
-¡Eh! ¡Yo no estoy gordo!
-Se compró unos pantalones nuevos porque los otros no le servían-no informó la chica. Lou puso los ojos en blanco.
-Gracias, amor.
Eri le guiñó un ojo.
-No tardes mucho en venir, sabes que no...
-No puedo dormir sin ti, oh, Louis, eres la luz de mi vida-la imitó con acento teatral, apoyándose en la pared y pasándose la mano por la frente. Eri frunció el ceño-. Lo sé, nena-aseguró, poniéndose normal-. Lo sé.
La besó en los labios y salimos de la habitación. Mientras cerraba la puerta, Harry susurró:
-Te acabas de quedar sin sexo un día entero solo por esa gilipollez.
-Si le ha encantado.
-Ya verás cómo mañana no follas.
Louis hizo un gesto con la mano, como diciendo ya veremos, y regresamos al salón.
A falta de nada mejor que hacer, Lou empezó a acordarse de su familia porque no teníamos alcohol que meternos en vena.
Su novia pareció escuchar sus protestas, porque se levantó y fue hasta el salón.
-¿Qué te pasa?-dijo, frotándose la cara.
-No tenemos nada para beber-lloriqueó él-. Ya nos hemos bebido la última.
Todos lo miramos. ¿Nos hemos bebido?
Pero si se la había tomado él.
-Te compré cerveza.
Su cara fue épica. Muy épica, de hecho. Rápidamente esbozó una sonrisa.
-¿Qué haría yo sin ti, nena?
-Subirte por las paredes y cagarte en la madre que te parió porque no tienes cerveza.
Nos echamos a reír, Eri conocía de sobra a Louis, acababa de demostrárnoslo. Si hubiéramos tenido alguna duda, se acababan de disipar.
Apartamos la mesa del salón a un lado y nos tiramos sobre la alfombra mientras Louis iba a buscar las bebidas. Una vez volvió, apagamos la tele y empezamos a jugar a "yo nunca..."
Las reglas eran fáciles: uno de nosotros decía qué no había hecho nunca, si otro lo había hecho, tenía que beber. Ganaba el último en quedar sobrio.
El cual siempre era Liam.
Así que descalificábamos a Liam y ganaba el segundo en mantenerse sobrio.
-Empieza, Tommo.
Louis alzó las cejas pero accedió mientras abrí las botellas de cerveza.
-Vemos... yo nunca me he teñido el pelo.
Niall gruñó y dio un trago de su cerveza. Era el único momento del día en que a ninguno nos gustaba beber, pues nos acercaba peligrosamente a la ebriedad.
-Y las mechas cuentan-añadió Louis, mirándome con una ceja alzada. Chisté y eché un trago, el sabor de la cerveza entrando por la garganta me golpeó como siempre hacía, pero yo estaba acostumbrado, no como la primera vez que experimenté aquella sensación.
Le tocó el turno a Liam, que apostó fuerte.
-Yo nunca me he emborrachado.
-Eres un hijo de puta-espetó Louis, dando su primer trago. Liam sonrió.
Todos bebimos.
Me tocaba.
-Yo nunca... llegaré a los 20 años sin tatuajes.
Louis parpadeó.
-¿Yo cuento?
-¿El 23 de diciembre del año pasado tenías tatuajes?
-No.
-Bebe, Tommo-ordené, él asintió y dio otro trago.
-Yo nunca... llegué virgen a los diecisiete.
Todos miramos a Niall, que echó un trago.
-Te estrenaste con Caroline, ¿eh, cabrón?-sonrió Liam, echándose hacia atrás y sonriendo. Harry se encogió de hombros.
-Tal vez, ¿quién sabe?
-No fue Caroline y todos lo sabemos-tercié yo, y nos echamos a reír.
Louis le dio un codazo a Niall.
-Ilumínanos, Nialler.
-Yo nunca me he acostado con nadie.
Liam abrió los ojos y lo señaló.
-¿Quieres que te demos caña? Te daremos caña.
Y bebió un buen trago de su lata de Coca Cola. Liam también podía perder: si llegaba al punto de que no podía beber más Coca Cola (elegíamos esa bebida por lo que llenaba), automáticamente lo considerábamos como si estuviera borracho, y perdía.
-Venga, Tommo-animó Niall. Louis contempló su botella, pensativo.
-Yo nunca... he gritado como loco al ver a Justin Bieber.
Niall se echó a reír y bebió.
-Yo nunca he estado fuera de mi país de origen más de seis meses seguidos.
Otro trago.
-Yo nunca he mandado poner la bandera de mi país en mi micrófono.
-Joder-replicó Niall, dando otro sorbo.
-Yo nunca me he teñido-repitió Harry.
-Eso ya lo dije yo, mi amor-le recordó Louis. Harry alzó las manos.
-De rubio.
Niall y yo echamos otro sorbo.
-Yo nunca me he acostado con una chica sin usar protección.
Todos protestamos y todos bebimos, sorprendentemente. Nos miramos entre nosotros y nos echamos a reír a la vez.
-Pausa. ¿Qué es esto, caballeros? ¿Desde cuándo nos aprovechamos de las mujeres?-espetó Louis, estirándose.
-¿Fue con Eri?
Negó con la cabeza.
-Quiero que esté segura de que quiere dar ese paso.
-Perdió la virginidad contigo-protestó Niall, tumbándose sobre su vientre.
-Aun así, es importante que esté segura de que quiere acostarse conmigo sin precauciones, ya sabes. Por si... acaso.
-¿Tienes miedo de que no quiera quedarse embarazada de ti?-se carcajeó Harry. Louis se encogió de hombros.
-Sabes que si estuviera viviendo en Londres por ella seguramente ya lo estaría, ¿verdad?-le provoqué.
-Si tuviera mis años no me importaría tener un hijo con ella ahora-confesó él.
-Lou, tienes tan solo 20... Vas a hacer 21-Niall no se lo podía creer.
-Mi madre me tuvo casi con mi edad-nos recordó.
-Y mira cómo acabó-espetó Liam, tapándose rápidamente las manos.
Jay estaba repitiendo el destino que le había tocado vivir cuando Louis nació en ese mismo momento, por eso precisamente Louis había pasado una semana con su novia, alejado de Inglaterra.
Louis le pasó la mano por la cabeza, escuchando el ruido que hacía el pelo de Liam con su contacto.
-Yo no soy mi padre. Y tener un hijo con ella sería la única manera de garantizar que la vería, por lo menos, una vez al año el resto de mi vida.
-Eso debe de doler. El romper con tu novia pero tener que seguir viéndola, ver cómo rehace su vida...-toqueteé la botella, incómodo.
-Duele. Los divorcios duelen-murmuró Harry, sin apartar la vista de sus manos.
-Deberíamos cambiar de tema-sugirió Niall, arrugando el ceño, preocupado. Louis negó con la cabeza.
-Necesito hablar de ello. Y necesito emborracharme. No sé en qué orden.
-Nos emborrachamos mañana, Louis-le prometí.
-Mañana tenemos la presentación de Take Me Home en España-nos recordó Liam.
-Mañana es Halloween-repliqué yo-. ¿No íbamos a salir por Italia? Pues salimos por Italia.
-¿De qué nos vamos a disfrazar?-preguntó Louis. Miró a Liam y lo señaló-. Batman.
Liam asintió, y Louis pasó a mirar al irlandés.
-Duende cruel. Espera, ya lo eres-Niall le dio un empujón.
Nos miró a Harry y a mí.
-¿Harold? ¿Javaad?
-No lo sé todavía.
-¿Vamos de los de Kiss?-sugerí. Louis asintió enérgicamente.
-Vamos de esos.
Su mirada se volvió pícara cuando posó los ojos en Liam.
-Nos debes una explicación, papá.
-Con Alba. La primera vez.
-Dejemos aparte el drama de Danielle y un minuto de silencio por los espermatozoides de Liam que no lograron cumplir su objetivo-se burló Harry, y todos nos echamos a reír como locos.
-¿Y tú qué? ¿Eh? Tú también te has acostado con una tía y no la has dejado embarazada. ¿Con quién?
-Con varias, algunas ni siquiera sé el nombre. Pero las obligaba a tomar la píldora del día después conmigo delante.
-Eso lo hacía yo-cedí, revolcándome por el suelo, haciendo la croqueta.
-Y, digamos que ahora puedo hacerlo con Noemí sin miedo a regalos inesperados.
-¿Y eso? ¿Le has hecho pruebas y es estéril?
-Ha decidido que va a tomar la píldora.
-Di más bien que la coaccionaste.
-Yo no le dije nada; al parecer, le duele muchísimo la barriga cuando está con el periodo.
-Y tú encantado de la vida-Louis alzó una ceja y guiñó un ojo. Harry asintió.
-Siempre se siente más, digan lo que digan.
Le tocó el turno a Louis, que no dudó en soltar:
-Yo nunca me tiré a nadie en una limusina.
Abrí la boca y lo miré con ojos como platos, incrédulo. Di un sorbo y el resto se me quedó mirando mientras Louis pataleaba de la risa ante mi expresión.
-¿ZAYN?
-¿QUIÉN?
-Cher.
-¿QUÉ CHER?
-Nuestra Cher.
-¡¿QUÉ DICES?!
-Nos entró el calentón, ¿vale? Nos entró el calentón.
-Le pidió salir y le rechazó-aseguró Louis. Le lancé mi chaqueta con toda la rabia posible.
-Eso es mentira.
-Ella se lo pierde.
-No pedí salir a Cher.
-Cuéntanoslo.
-No.
-Zayn, en One Direction no hay secretos-me reprendió Liam. Fruncí el ceño.
-¿No puedo tener intimidad?
-Está bien-Niall se puso su gorra y bajó la visera-. Si no quieres contarlo, no lo cuentes.
-Yo nunca he atado a nadie a la cama.
No esperábamos que nadie bebiera, por lo que nos sorprendimos cuando Harry estiró la mano y dio un buen trago de su cerveza.
-¿Hazza?
-No pienso decir nada.
-Solo dinos a quién. Yo lo he hecho-gruñí.
-Noe.
-Joder con Noe. Pero si parece la cosa más tierna del mundo-Louis negó con la cabeza-. Es que a mí me daría hasta lástima acostarme con ella, no fuera a ser que perdiera su dulzura.
-Sí, pues no la has visto en la cama-Harry se tumbó de lado y jugó con la botella con una sonrisa seductora en los labios. Se mordió el labio inferior-. No la has visto en la cama.
-Yo nunca me he acostado con una chica al aire libre-gruñí.
Louis bebió sin apartar los ojos de los míos.
-Queremos detalles, Louis.
-Eri.
-Ya lo sabemos, pero cuéntanos más.
-Lo cuento si Zayn cuenta lo suyo y Hazza también.
Harry y yo nos miramos. Louis alzó una ceja y dibujó una media sonrisa.
Abrí la boca y empecé a contar, sin dar demasiados detalles, la única vez que me acosté con Cher. No supimos cómo surgió (ni tan siquiera recordaba qué hacía yo solo en una limusina con ella), pero sí que habíamos coincidido en que había sido bonito... y en que no se volvería a repetir, porque no queríamos fastidiar nuestra amistad.
Miramos a Harry, que nos empezó a contar.
La primera vez que até a Noe a la cama fue el fin de semana que teníamos las entrevistas con la radio de la BBC. Fue el primer fin de semana tras su cumpleaños, así que ya os imaginaréis lo que pasó. Nos acostamos mucho, tuvimos mucho sexo, pero también nos peleamos bastante. Pensé que había sido por haberla atado, que a ella no le había gustado, pero ella a mí también me ató y me encantó. 
Al parecer a ella también, porque este sábado lo repetimos. ¿Recordáis cuando os largasteis con el conejo al veterinario? Nosotros nos quedamos, seguramente os deis cuenta de ello. El caso es que, sin saber bien cómo, terminamos en mi habitación, yo encima de ella, con la misma tela que habíamos usado hace quince días, y lo repetimos. Entonces, me dijo que se iba a pasar a la píldora, y que quería hacerlo sin nada. Que teníamos derecho a sentirnos de verdad. Así que primero la desaté, y la hice mía como nunca antes.
-Qué poético.
-Cállate, Louis.
Y me encantó. Pero venga, os voy a contar otra cosa. Ya que estoy... el caso es que luego estuvimos tumbados los dos juntos, ella encima de mí, y se me quedó mirando, y me dice:
-Harry, ¿y si probamos algo nuevo?
-Hoy estás por innovar, ¿eh?
-Llevo un tiempo dándole vueltas.
Me hizo levantarme y se arrodilló en la cama. Yo le pasé un dedo por los costados, y se estremeció.
-¿Seguro?-pregunté.
-Sí.-respondió.
-Tal vez te duela-avisé.
-No importa-me contestó.
Me gustaría decir que me la tiré despacio, pero... bueno, no fue así. Me descontrolé. Después de todo, yo también tenía ganas de tirarme a una tía a cuatro patas, y... sin protección... era demasiado para mí.
Todos miramos a Harry. Me estremecí.
-No me juzguéis-nos pidió.
Niall abrió los ojos.
-Creo que te voy a meter una hostia por eso. ¿Juzgarte? ¿Nosotros?-espetó Liam, ofendido.
-No pude parar, ni siquiera pude ir más despacio...
-Al menos tú saliste. Yo todavía estaría allí-confesó Louis, alzando las cejas. Miró su cerveza.
-Decid algo que sepáis que haya hecho, por favor.
-Yo nunca me he tatuado un monigote haciendo skate en mi brazo.
Louis se acabó de un trago la botella y empezó a contarnos.
Me estremecí cuando nos dijo que había un montón de cosas que habían hecho aquella relación perfecta: la  dureza de las piedras bajo él, sus alientos ardiendo contra las pieles del otro, la urgencia por acabar, el deseo de que alguien los pillara y el pánico porque ese deseo se hiciera realidad...
Una vez acabado su relato, y después de media hora, protesté, medio borracho ya.
-Pero no estéis todo el rato con el sexo, que si no, gana Niall.
Niall sonrió.
-El último. Por favor-pidió Louis. Asentimos.
-Yo nunca podría ser virgen en el matrimonio.
Niall bebió.
-Aunque no estoy demasiado seguro, voy a beber.
-¿Y eso?-preguntamos todos a la vez.
-Nunca había tenido las ganas que tengo ahora.
-¿Qué? Me estoy perdiendo-espetó Louis.
-Nuestro Nialler se ha echado novia-le informó Liam. Louis abrió los ojos.
-¿De veras? ¡Joder, Niall! ¡Enhorabuena! ¿Cómo se llama?
-Victoria.
-Como la mala de Crepúsculo-recordó Liam. Le di un codazo para que se callara.
-¿Es guapa?
-Por favor, está con Niall. Es horrible-bromeó Harry.
-Tiene los ojos verdes.
-Hostias.
-Y el pelo negro como el carbón.
-¡Hostias!
-Y piel... bueno, normal. Ni muy pálida ni muy morena.
-¡Hostias!
-Y... me apetece acostarme con ella.
-¿Te lo ha pedido?
-Ella no lo sabe.
-Entonces, hazlo, si quieres. Y si ella quiere.
Niall se encogió de hombros.
-Quiero estar seguro de que es especial.
-Lo será, si quieres eso con ella, tiene que serlo.
-Ya veré lo que hago.
-Tú si necesitas consejo, ya sabes.
Niall asintió, luego se quedó mirando a Louis.
-Louis, nos llegó una... carta.
Frunció el ceño.
-¿Para mí?
Negamos con la cabeza; Niall, Liam y Harry me miraron. Saqué el pequeño sobre de mi bolsillo y se lo tendí al mayor. Lo cogió y lo sostuvo ante sus ojos varios minutos.
-Es para Eri.
-Ah-asintió con la cabeza y sonrió-. No la relacionaba...
-Tranquilo, nos llevó diez minutos darnos cuenta de que Erika es Eri-aseguró Liam-. Harry se dio cuenta cuando íbamos a devolver la carta, se quedó: ¿De dónde viene Eri? Y Zayn: De España.
Nos echamos a reír.
Louis la sacudió en el aire.
-¿Por qué me la dais?
-Es de Simon.
Le dio la vuelta rápidamente para comprobar que, efectivamente, el remitente era Simon. Nos miró.
-¿Deberíamos leerla antes que ella? Por si... acaso.
Nos encogimos de hombros y nos miramos alternativamente.
-No sabíamos que hacer, así que decidimos dejártela a ti.
-Yo la leí-espeté sin querer.
-Yo también-confesó Harry.
-Y yo-Niall agachó la cabeza y contempló las cervezas.
-Lo mismo.
Louis rasgó la carta y miró un segundo el folio todavía sin sacar. Levantó la vista y se nos quedó mirando.
-Quiero protegerla.
-Lo sabemos.
-No quiero que le haga daño.
Asentimos.
Louis bajó la vista, sacó el folio y empezó a leer.

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