jueves, 3 de enero de 2013

Tú a Hogwarts y yo a Narnia.

Louis se mordió el labio inferior, intentando no echarse a reír en la cara de nuestra traductora española. Cerró los ojos y sacudió la cabeza.
-Zayn, por favor, mátame. O mátala a ella y déjame reírme, si parece rusa, por favor-suplicó en mi oído, girando en su taburete y tapando el micrófono. Sonreí, me atusé el pelo y negué con la cabeza poniendo morritos.
-Sería demasiado fácil.
Los otros nos estaban mirando.
-¿Qué?-preguntó Louis, haciendo alarde de su poca vergüenza y su espontaneidad. La chica repitió la pregunta y Louis volvió a morderse los labios.
-Ah, mi favorita, es... eh... Todas son bonitas-espetó, mirándome.
-Voy a quedarme con Little Things.
-Sí, Little Things es una de las mejores-defendió Liam. Niall asintió.
-Yo prefiero Summer Love, habla de lo que tenemos que dejar atrás en algún momento de nuestra vida, la nostalgia y la promesa de no olvidar lo más especial-Louis asintió con la cabeza y clavó sus ojos en la marea de periodistas, que esperaban impacientes recoger todo lo que pudieran de nuestra primera visita a España siendo una banda.
-¿En qué se diferencia este disco del primero?-preguntó la chica, que parecía haber desarrollado un gusto especial por Harry, pues casi siempre se dirigía a él. Niall se inclinó hacia delante en su taburete, Louis apoyó los pies en las barras de este y pestañeó, Liam tragó saliva y miró al rizoso mientras que yo me cegaba con los flashes. Me encantaba cuando los periodistas decidían ponerse de acuerdo y disparar todos a la vez.
-Este... tiene.. sabemos más cómo queremos hacer nuestra música. Es como... más personal. Hemos escrito varias canciones y nos han dejado participar en la composición de otras, así que es más guay... además, las voces están más repartidas, todos tenemos nuestros segundos de gloria en cada canción, lo cual es como... bueno, es mejor-Harry asintió y la chica miró al público, esperando que alguien tomara la palabra.
-Te toca, Zayn-me susurró Louis entre dientes, cruzando los brazos. Señalé a un periodista que comenzaba a perder su pelo debido a la alopecia. El nombre se lanzó a hablar en tropel. La traductora parpadeó y abrió mucho los ojos, sorprendida, asintió varias veces y nos miró.
-¿En qué han cambiado vuestras vidas desde el primer disco, o incluso desde vuestro paso por el programa que os catapultó a la fama?
-Bueno, yo me he hecho un tatuaje. ¿Eso cuenta?-preguntó Louis, alzando una ceja en dirección a la chica. Toda la sala estalló en sonoras carcajadas, pero rápidamente se callaron al mínimo movimiento del mayor de nosotros. Louis ya estaba conquistando al público-. Ahora no podemos salir de casa como hacíamos antes, no nos divertimos como antes, y esas cosas. Incluso las relaciones que podríamos tener ahora son diferentes a las que tendríamos de seguir en nuestras casas.
El hombre lanzó una nueva pregunta, acusador.
La chica se puso pálida, pero inquirió:
-¿En qué cambian las relaciones que podéis tener?
Nos miramos los unos a los otros.
-No hablamos de nuestra vida privada-cortó Liam. Harry hizo un gesto con la mano, atrayendo su atención.
-Es su país.
Louis los miró a ambos y volvió a tomar la palabra.
-Supongo que hay cosas que no podemos hacer con las chicas que antes sí. No podemos llevarlas a cenar a un restaurante sin que nadie nos moleste, no podemos salir a dar un paseo sin ser acosados por los flashes... pero esta atención también tiene su punto bueno, nos ha ayudado a conocerlas.
-¿Mejoran las posibilidades de convivencia cuando se las puede mantener a ellas?
-Oh, dígale a mi novia que es una mantenida, señor-sonrió Louis, mirando directamente al periodista y pasando de nuestra traductora-. Ya verá lo que le contesta. O lo que le hace.
La sala volvió a reírse, Louis asintió, satisfecho, y esperó para ver si el hombre tenía más preguntas.
-La amistad que tenéis-gritó una mujer de mediana edad desde el fondo de la sala, haciendo fruncir el ceño a nuestra traductora-, ¿es real, como la que podría surgir si os hubierais conocido por casualidad? ¿O la sentís más forzada?
-Somos como hermanos-aseguró Niall.
-Todos nos hacen la misma pregunta y ya cansa. Somos cantantes, no actores.
-Yo salí en una película-interrumpió Louis a Liam-. No la veáis. Es mala.
-Si sales tú...-sonrió Harry, y Louis le hizo un corte de manga.
-No podemos fingir ser amigos y punto. La pregunta ya duele. Por supuesto que somos amigos, nos apoyamos y nos queremos. Son los hermanos que yo nunca he tenido. Les aseguro que cuento con ellos para todo, y ellos pueden contar conmigo, así que-Liam se encogió de hombros-, es bastante doloroso que siempre se nos haga la misma pregunta cuando yo creo que nuestra amistad se nota a la legua que es real.
Asentimos al unísono, murmurando palabras de conformidad.
-¿Cómo suena este nuevo disco?
-Tiene más ritmo que el anterior, y es más uniforme. En el otro había muchas baladas mezcladas con temas más cañeros, en este hemos encontrado el punto de equilibrio-murmuré.
-Hay un tema, Rock Me, que se basa en el tema de Rock de Queen, We Will Rock You, pero también tiene sus connotaciones amorosas, así que no solemos alejarnos mucho del tema que más nos gusta tratar.
-¿Cómo es vuestra relación con las mujeres?
-Muy buena-asintió Liam, sonriente, robándoles el corazón a las muchachas allí presentes-, en serio. Todos tenemos a la figura de la mujer muy presente en nuestra vida. Louis incluso tiene cuatro hermanas.
-Cinco, si contamos a la hija de mi padre.
-Exacto. El único que no tiene hermanas es Niall, pero está muy unido a su madre. Nos han educado para que respetemos a las mujeres y las cuidemos.
-No somos de esos chicos que pensamos que son nuestras esclavas, que en cuanto te casas con una ya puedes tratarla como si fuera tu sirvienta, y esas cosas que se dicen mucho de los hombres-aseguró Harold, Niall y yo asentimos-. A tu mujer debes cuidarla cada día, tienes que conquistarla todos los días. Las chicas se merecen que las quieran.
Asentimos con la cabeza.
-Louis-el chico asintió con la cabeza sin dejar de mirar a la veinteañera que revisaba nerviosa sus preguntas en una libreta-, ¿qué puedes decirnos acerca de los rumores que hay en torno a la separación de tus padres?
Sonrió.
Sonrió, joder. Era para matarlo.
O para matarla a ella, porque era la misma sonrisa de te voy a terminar arrancando la cabeza.
-Creo que eso no es un asunto para hablar en una rueda de prensa, sino para hablar en una reunión familiar. Todos en familia. Sin periodistas.
-¿También con tu novia, con la que parece ser has estado esta semana pasada que llevabas desaparecido?
-Estuve en Narnia y Eri en Hogwarts, por eso no se nos vio demasiado-se encogió de hombros. La chica insistió.
La chica se quedó a cuatros y nos miró a los demás. Nosotros asentimos.
-Voy allí de vez en cuando, porque si no, Aslan se pone celoso.
-Me estás vacilando, ¿verdad?
Louis asintió, muy satisfecho consigo mismo.
-El día que Louis no vacile a la gente se acaba el mundo-le confié a la chica, que se terminó echando a reír.
A esta pregunta siguieron decenas y decenas más, hasta que nuestros mánagers decidieron que ya había sido suficiente por un día. Nos levantamos, posamos como siempre delante del cartel con el nombre del disco y los patrocinadores, y subimos a nuestras habitaciones.
Harry no pudo esperar siquiera a que la puerta del ascensor se abriera; ya empezó a desnudarse dentro. Todos lo miramos, él se encogió de hombros y se escudó en que iba a dormir una siesta. Asentimos con la cabeza y no dijimos nada más.
Louis se asomó a la ventana y miró los edificios y la autopista que se veían a través de ella, pero realmente no estaba observando nada.
Se veía en sus ojos que estaba sumido en sus pensamientos.

Sus ojos pasaron por cuarta vez por la carta, sin poder creérselo todavía.
Tragué saliva y tamborileé con los dedos en la botella de cerveza mientras Niall apuraba la que ya era la tercera. Su guitarra descansaba lista en una esquina, preparada para hacer de arma.
Louis le dio a vuelta al folio y volvió a empezar a leer.
-Louis-Liam le quitó el folio y lo metió cuidadosamente en el sobre-, por mucho que lo leas, lo que pone no cambiará.
-Ya lo sé. Ya lo sé-musitó con un hilo de voz, de repente consciente de lo que le rodeaba-. No creo que sea justo.
-A veces la vida no es justa-repliqué yo, en una de mis fases más filosóficas. Louis bebió de un trago su cerveza.
-Cambiemos las cosas. Necesito emborracharme hoy.
Todos negamos rápidamente con la cabeza.
-Hoy no. Ella está aquí.
-Ese es el problema.
Cogió el sobre que sostenía Liam y lo colocó delante de sí, como si fuera a morderle.
-¿Qué vas a hacer?
-¿Cómo que qué va a hacer?-le espetó Harry a Niall-. ¡Tiene que dársela! ¡Es suya!
-Pero no puede dársela ahora, la destrozará.
Fruncí el  ceño.
-Cuanto más tardemos en dársela más oportunidades perderá.
-Pero...-empezó Harry.
-Calla-siseó Liam, aguzando el oído. No nos habíamos dado cuenta de lo tarde que era; más de las doce de la noche. Habíamos estado demasiado ocupados emborrachándonos y bromeando, y, ahora, discutiendo, como para darnos cuenta del tiempo que había transcurrido.
Imité a Liam en el momento justo en que Eri abría la puerta de su habitación. Se acercó con paso vacilante al salón y asomó la cabeza. Mis ojos volaron hacia la alfombra donde estaba su carta, rezando porque no pudiera ver que estaba dirigida a ella.
No pude contener una sonrisa cuando vi que la carta ya no estaba en su posición original, sino que Louis le había arrastrado a un lado y había colocado una botella de cerveza sobre ella, quitándole importancia.
-¿Interrumpo?
-Solo jugamos-replicó Liam, alzando su lata de Coca Cola. Gracias a Dios, la cría estaba medio dormida, y no podía identificar la mentira en los ojos y la voz del mediano de todos.
La chica asintió con la cabeza,  su pelo estaba revuelto, pero no lo suficiente como para creer que de verdad había dormido algo. Llevaba una camiseta blanca de tirantes que dejaba ver su sujetador en gran medida, y no llevaba pantalones, sino unas bragas también negras que dejaban al descubierto sus piernas, bronceadas y delgadas como nunca antes lo habían estado.
Louis engorda y Eri adelgaza. Qué curioso, pensé para mis adentros, mirando disimuladamente el vientre de mi amigo, que no parecía más abultado de lo normal, aunque sí que era verdad que tenía más culo.
Louis la miró de arriba a abajo y no pudo evitar relamerse. Normal. Si yo supiera que una chica me estaba esperando de esa guisa en la cama, lo sentiría por los chicos, pero iría con ella.
-La última vez que te presentaste así delante de mí acabamos muy mal, nena.
Ella sonrió y se echó el pelo a un lado, enredando sus dedos entre sus rizos castaños.
Louis, fóllatela. Va en serio.
Como si me hubiera oído, se levantó y se acercó a ella. Le abrazó la cintura y le besó el hombro.
-Tú no quieres dormir nada, ¿eh, pequeña?-bromeé. Eri me miró y sonrió cuando las manos de Louis bajaron hasta su culo, su boca le susurró algo al oído que ella pareció no escuchar.
-Sí, pero lo necesito en la cama.
-Oh, joder, no digas eso, porque te hago un crío-replicó Louis, pegándose más a ella.
-Y si le tengo que poner cachondo perdido-continuó sin inmutarse; ésa era una de las cosas que más envidiaba de las mujeres. Podían concentrarse en algo y no distraerse para nada, no importaba lo que les hicieras-, le pongo cachondo perdido.
-Voy en seguida-gimió él contra su boca. Ella cerró los ojos y se dejó llevar, alzó su mano y la enredó en el pelo de él. Aparté la vista, divertido.
Harry silbó, Niall gritó que se fueran a un hotel.
Liam dio una palmada y se levantó, comenzó a recoger las cosas y dijo que iba siendo hora de que todos fuéramos a la cama. Eri asintió, dio un paso atrás y se mordió el labio, seguramente sintiendo aún la boca de Louis sobre la suya. Él le acarició el brazo.
-Os hemos preparado las camas, lo que pasa es que son dos. Si no os importa dormir juntos...
-¡ORGÍA!-gritamos los cinco a la vez, y nos echamos a reír. Eri alzó las manos y empezó a chistar para  que nos callásemos, al  fin y al cabo, eran medianoche y sus vecinos estarían durmiendo en su gran mayoría.
Me tocó dormir con Harry en la que había sido la habitación del hermano de la española, mientras Liam y Niall dormían en la habitación de al lado. Nos despedimos y cerramos la puerta. Yo me senté en la cama y empecé a desnudarme, mientras Harry, que ya se había quitado la ropa hacía mucho, se acercaba a la ventana de la habitación e inspeccionaba la fría noche del norte español. Sus ojos refulgieron tétricamente cuando un coche pasó por fuera, iluminando los edificios brevemente.
-¿Tienes sueño?-pregunté sin apartar los ojos de él. Se dio la vuelta y me miró, leyó el tatuaje en árabe de mi pecho, intentando recordar por milésima vez lo que significaba, y terminó negando con la cabeza.
-Ver a Eri me ha quitado el sueño.
-Está guapa-me encogí de hombros, viendo por dónde nos estábamos metiendo. Teníamos hambre. Los relatos de Louis, el mío y el suyo me habían dado hambre.
-Está buena-me corrigió él, y yo asentí. Sí, definitivamente, teníamos hambre. Los dos, y seguramente él tuviera más que yo, porque sus recuerdos habrían sido más vívidos que mi imaginación-. Noe nunca me ha hecho eso. Siempre es más directa. A veces preferiría que jugara conmigo un poco.
-Díselo. De todas formas, no tienes por qué quejarte-me encogí de hombros-. Mientras que Liam y Louis disfrutan de sus chicas a través de una gomita, tú la disfrutas sin barreras.
-Necesito sexo, tío-sacudió la cabeza y se sentó a mi lado. Lo miré con los ojos entrecerrados ,esperando a que volviera a posar la vista en mí, lo cual sucedió no más tarde. Me aparté un poco de él.
-Si te estás insinuando, vas dado.
Se dejó caer en la cama y bufó.
-No quiero dormir.
-¿Y si echamos unas partidas, o algo así? Yo tampoco tengo sueño.
Harry levantó la cabeza, entendiendo mi doble sentido. Echar unas partidas bien podía ser eso, echar unas partidas con una consola para relajarnos... o buscar una buena "presa" para pasar la noche.
-No quiero ponerle los cuernos a Noe.
-No se los pondrás-me encogí de hombros-. Podemos ir a una discoteca, esperar a ver qué pillo, y luego te acompaño a casa de Noemí. Follamos los dos, y los dos contentos, ¿eh?
Negó con la cabeza.
-No entendemos español, Zayn, y nadie estará despierto un martes por la noche a estas horas.
Bufé.
-¿Y unas partidas normales?
Harry se incorporó, se rascó la barriga y asintió.
-Está bien..
Se levantó y miró su ropa.
-No quiero vestirme.
-No lo hagas-me encogí de hombros y busqué la caja de cigarrillos.
-Pero es que voy a pasar frío.
Miré la puerta, pensativo.
-¿Y si vamos a preguntarle a Eri si te puede prestar un albornoz, o algo así?
La expresión de Harry me dio a entender que la idea le seducía tan poco como a mí. Todos seguíamos sintiéndonos un poco culpables por cortarles el rollo a los chicos cuando estaban en el apartamento de Louis y Harry, intentando que Eri se acostara con él, así que la idea de entrar en una habitación donde estaban los dos solos no nos resultaba nada interesante, ni apetecible. Me froté los ojos y susurré:
-Podemos escuchar. Además, no creo que Eri se arriesgue a acostarse con Louis en una casa mucho más pequeña que la nuestra, y llena de gente.
De puntillas, salimos de la habitación, y nos detuvimos a escuchar. De la habitación de Niall y Liam salía una pálida rendija de luz por debajo de la puerta, una luz azulada y débil. Escuchamos con más atención posibles gemidos delatores de chica, pero lo único que escuchamos fue a Liam haciendo lo que más le gustaba, una Twitcam. Harry y yo nos miramos y caminamos lentamente, haciendo el menor ruido posible, acariciando el parqué el suelo con la planta de los pies, apoyando la parte delantera con el mayor sigilo, y nos detuvimos en la puerta de Eri.
Louis le estaba diciendo algo, y ella le contestaba en voz baja. Harry me miró una segunda vez y yo gesticulé para que llamara a la puerta.
-Pasa-nos dijo Eri sin preguntar quiénes éramos. Entramos en la penumbra y esperamos a que la pequeña encendiera la luz.
Harry no pudo evitar sonreír al ver la ropa de Louis lanzada en la silla que ella debería usar para estudiar.
Louis le pasaba un brazo protector a su novia por los hombros, pero ella llevaba puesta una camiseta que no dejaba a la vista nada. Tendría frío, seguramente eso era todo.
-Nosotros vamos a quedarnos despiertos...
-¿Toda la noche y saltar hasta que veáis el sol?
-Tienes la gracia en el culo-se carcajeó su novio.
-Vete a dormir al sofá-espetó ella, dándole una patada y haciendo que medio cuerpo de él se asomara bajo la manta. Louis protestó.
Sonreí y resoplé, Harry volvió a intentarlo.
-Vamos a quedarnos despiertos un poco más, a jugar un poco a la consola y eso. ¿Nos dejas un albornoz?
-Solo uno. Yo soy musulmán, estoy acostumbrado a temperaturas extremas.
-Naciste en Inglaterra, Zayn-protestó Louis.
-Ya, pero soy del norte. Aguanto bien el frío.
-Yo también soy del norte-se defendió Harry.
-Chicos. Chicos, por favor. Necesito dormir 10 horas, y como máximo esta noche podré dormir siete. ¿Qué queréis?
-Te lo acaban de decir, amor-Louis la besó en la frente y puso los ojos en blanco.
-Ah. ¿Me lo repetís?
-Un albornoz.
-Tenéis en la habitación de enfrente. El verde es de mi padre, y el beige, de mi madre.
-No os pongáis el verde, a ver si se os pega la rabia.
Eri le dio una bofetada, pero las carcajadas de Louis se sobrepusieron a esto.
-¿Puedo fumar en el salón, Eri?
Me había asomado al balcón de su casa para echar un par de pitillos por la tarde, pero, claro, no hacía tanto frío como lo hacía ahora.
-Claro, hay ceniceros en la cocina.
-Guárdame uno-me pidió Louis.
Y Eri le dio otra bofetada.
-A Zayn le dejo porque le quiero mucho, pero tú empiezas a fumar y te juro por mi madre que te meto tal hostia que se te borra el monigote.
Louis se echó a temblar, y Harry y yo, a reír.

Niall le puso una mano en el hombro a Louis y le tocó la nuca.
-No te ralles, Tommo.
-No lo hago.
-Qué va-repliqué, dejándome caer en el sofá y mirándolos a ambos-. Últimamente estás muy paranoico, Lou.
Se encogió de hombros y siguió estudiando el horizonte con los ojos entrecerrados. Seguramente le molestaba la luz, pero nada comparado con el esfuerzo que estaba haciendo por no ponerse a romperlo todo en la habitación, de la rabia que sentía.
A ninguno le parecía justa la carta de Simon, pero no nos quedaba otro remedio que acatarla. A todos nos dolía que nuestra pequeña no consiguiera la oportunidad que se esperaba y merecía, pero al menos Simon le ofrecía algo.
Algo que a Louis tampoco le había parecido suficiente.
-Me estáis vacilando-había espetado mientras sus ojos paseaban por primera vez por la carta, leyendo las líneas que nosotros casi nos habíamos aprendido de memoria. No pude evitar sonreír al darme cuenta de que habíamos gastado cinco sobres distintos para darnos a cada uno una coartada, para que pareciera que la carta llegaría sin abrir a manos de su destinataria real.
Y, además de todo lo de la carta, estaba el divorcio de sus padres.
-Hay otro.
Oh, sí, y la sospecha estúpida de que Eri sentía ciertas cosas por otro tío que no fuera Louis. Venga, hombre. Como si Eri no adorara el suelo que Louis pisaba.
-¿Eh?-gruñimos los cuatro a la vez, igual que habíamos hecho en el avión. Louis se había encogido de hombros, estaba muy callado, pero nosotros pensábamos que era que le estaba dando vueltas a cómo enfrentarse a su inminente vuelta a nuestro país.
-No estoy pensando en mis padres-se había limitado a decir, encogiéndose de hombros, sin dejar de mirar por la ventanilla, estudiando los paisajes que se sucedían rápidamente bajo nuestros pies.
-¿Cómo va a haber otro?
-Llevó a un chico a casa el lunes-Louis no dejaba de mirar por la ventana, como temiendo girarse y que todos le pegáramos, o algo así-. Y vi cómo la miraba. Al igual que vi cómo lo miraba ella a él.
-¿Estás celoso?-espetó Harry, incrédulo. Louis se giró y le clavó una dura mirada al más pequeño de todos.
-¿Qué? No hagas como si no lo entendieras. Le tengo lejos de mí cinco días completos. Mis suegros me odian, y harán lo que sea porque rompamos. Y ahora, encima, los tíos de su instituto empiezan a interesarse por ella cuando nunca le dieron importancia.
-Porque ahora es más guapa que antes-susurré con un hilo de voz. Retrocedí cuando los ojos helados de Louis se posaron en mí, dispuestos a destrozarme.
-Siempre ha sido guapa.
-Sí, Louis, pero hay cosas que han cambiado en ella-terció Liam, arrastrándolo al sofá y obligándole a sentarse-. Además, ¿cómo va a dejarte por otro, tío? Si eres un amor.
-Sonreiría si no supiera que lo dices para hacerme sentir mejor. A veces soy un toca pelotas y me vuelvo insoportable. Sin olvidar que tengo 20 y me estoy dando al alcoholismo como si tuviera 40.
-No eres alcohólico-replicamos todos a la vez.
-No puedo pasar un día sin beber.
-Déjalo.
-No puedo.
Suspiró y se pasó las manos por el pelo, los codos apoyados en las rodillas. Contempló el suelo.
-No soy bueno para ella.
Nos echamos a reír.
-Vale, basta de actuaciones, BooBear. Casi lo tenías. La próxima vez será-Niall le palmeó la espalda.
-Estoy hablando en serio. Muy en serio. Fue a un examen sin haber estudiado una mierda.
-Es Eri, ¿qué esperas? Le dices que vaya a estudiar y te recita de memoria lo que dice el libro. Es la diosa de la memoria, y no lo necesita.
-Hoy llegó tarde a clase.
Oh, vale,eso era cierto. Nos habíamos despertado con uno de sus gritos histéricos y, cuando nos quisimos dar cuenta, todos estábamos correteando por su casa, intentando facilitarle la llegada al instituto. Llegó cinco minutos tarde, cosa que ella detestaba y nunca había experimentado, así que tampoco era para tanto.
-No pusisteis el despertador. Y ya está.
Louis gruñó.
-No soy bueno para ella, creedme. A veces deseo cosas que solo le harán daño.
-¿Por ejemplo?-le animé.
-Por ejemplo-gruñó, levantando la cabeza y mirándonos-, estar preparándome para suplicarle que venga con nosotros a Inglaterra y que no vuelva, cuando todos sabemos que eso sería fatal.
Lo miramos en silencio, sin poder creernos lo que estábamos oyendo.
-¿Por qué?
-Porque su padre la matará en cuanto la deje sola, porque se vuelve chula cuando estamos los dos juntos.
Asintió con la cabeza y miró el mini bar. Le dedicó una sonrisa sarcástica.
-Necesito una cerveza.
Negó con la cabeza y se echó a reír como si hubiera contado el chiste más famoso del mundo.
-Hemos llegado a este punto porque... ¿estás celoso de un tío? ¿O por qué, exactamente?
-Porque el otro día discutió con el tío, y por el tono que usaban y cómo se puso ella, entendí lo que le había dicho el chaval. Que había cambiado por nosotros. Que ya no es la misma. Y el pavo tiene razón. Se pelea con las chicas, pasa de ellas y le da igual hacerlo. Pilla anorexia y no se lo cuenta a nadie, tenemos que descubrirlo nosotros, aunque lo de la anorexia en sí es lo suficientemente fuerte. Se acuesta conmigo todos los días que estamos juntos, cuando eso no lo haría nunca.
-Ella también es fan nuestra. También necesita su dosis de atención de One Direction, y como tú eres parte de la banda, entonces te necesita a ti.
-No me va a dejar precisamente por eso. Aunque la destroce, no me dejará, porque me necesita demasiado.
Volvió a pasarse una mano por el pelo.
-Más que yo a ella.
Pestañeamos; aquello era nuevo. Muy nuevo, de hecho.
-Lo cual no es poco-sonrió para sus adentros y asintió con la cabeza.
Sus ojos se deslizaron al ordenador, y se quedó pensativo, observándolo.
-Has estado mirando los tweets-adivinó Liam. Louis asintió imperceptiblemente.
-Solo algunos. Y no se merece esto.
-Louis, oye, ella te quiere. Y es fuerte. Afrontará esto sin ningún problema.
-No se lo merece.
-Nosotros tampoco nos merecemos que nos den la caña que nos dan a veces, pero tenemos que soportarlo. Además, piénsalo: ella estará encantada de aguantar toda la mierda que le echen porque significará que te tiene.
No dijo nada.
-Siempre va a haber gente intentando jodernos, Louis. Gente que nos odia y que tratará de hundirnos. Incluso fans que nos quieren solo para ellas y que quieren que rompamos con nuestras chicas. Pero no lo vamos a hacer, porque las queremos demasiado, ¿a que no?-Louis negó con la cabeza, Harry continuó-. Oye, sé que no soy el más indicado para decirte esto, porque soy precisamente el que más se preocupa por lo que le dicen, pero tienes que relajarte. Tú nunca has hecho caso de lo que dicen los demás, te da igual todo. Déjame seguir siendo yo el paranoico que se pone triste cada dos por tres, ¿quieres? ¿Eh? ¿Lo harás por mí?
Louis lo miró a los ojos, y se encogió de hombros.
-Supongo. Lo intentaré.
-Eri no te va a cambiar. Quiere estar contigo. Además, ¡anima esa cara, joder! ¡Eres Louis Tomlinson! ¡El tío más divertido que se haya visto en este puñetero planeta!-Niall le revolvió el pelo, Louis apartó un poco la cabeza, desganado, con una leve sonrisa en los labios.
-Si alguien puede mantener a la chica que le dé la gana, ese eres tú.
Nuestro Louis nos miró a todos, uno por uno. Su sonrisa se hizo más ancha y sonrió:
-Todavía estoy esperando que Victoria Beckham caiga en mis redes.
Nos echamos a reír y nos abrazamos. Tal vez no fuera uno de nuestros mejores días, ni uno de los más memorables, pero sí uno de los más especiales: el día en que nos cambiamos los papeles y pasamos de ser animados por Louis, a ser nosotros quienes le animáramos a él.

Después de un encuentro con unas pocas fans, regresamos a la habitación del hotel. Ya estábamos más ilusionados, porque las chicas estarían ya allí.
Cuando abrimos la puerta, no pudimos reprimir una carcajada. Alba estaba sentada en una de las sillas, quejándose porque la conexión a Internet era lenta, mientras que Eri se había sentado al revés (los pies en la parte del sofá de la cabeza, y viceversa) y cambiaba de canal con el ceño fruncido, y Noemí correteaba por la habitación con Paul detrás, persiguiéndola como si no hubiera mañana.
-¡NOEMÍ! ¡DAME ESO! ¡PARA!-gritaba nuestro guardaespaldas, que se había encargado de traérnoslas sanas y salvas desde Avilés hasta Madrid.
-¡NO!-gritaba la chica, que correteaba con la carátula de un disco que rápidamente reconocí. La cara de Liam suplicándole a Louis que le ayudara a bajar de la cabina de teléfono a la que había subido mientras yo aupaba al mayor de nosotros, Niall llamaba a una ambulancia con gesto preocupado, y Harry miraba al horizonte, seduciendo a un grupo de mujeres, era difícil de olvidar.
-No lo va a poner, Paul-ladró Eri, sin darnos tiempo alguno a protestar-. Nunca lo pone.
-¡Cállate! ¡Lo pondré! ¡Lo escucharás!
-Ya quisieras.
-Personalmente tengo un interés particular en que escuche Rock Me-asintió Alba.
-No voy a escuchar nada. Absolutamente nada.
-Ponedle Rock Me-convino Louis, entrando a la habitación-. Que sepa quién manda.
Alba y Noe levantaron la cabeza, la más pequeña detuvo su huida. Corrió a reunirse con Harry.
Pero, en lugar de darle un beso, le plantó un bofetón.
-Oye, las españolas sois muy violentas-observó Liam, mirando a su novia, receloso, esperando que el mismo destino no le aguardara a él.
-¿¡Por qué me pegas!?-ladró Harold. Noe frunció el ceño.
-Por venir a casa de Eri y no ir a buscarme al instituto.
-Luego la diva soy yo-gruñó la mediana. Noemí se giró y la fulminó con la mirada.
-Dijisteis que nada de peleas-se quejó Niall.
-¡No es mi culpa si me provoca!
-¡TOMMO! ¿QUÉ HACES QUE NO ME VIOLAS? ¿EH?-bramó la chica, divertida.
-Oh, Jesucristo-replicó Alba, poniendo los ojos en blanco y besando a Liam lentamente. Eri le hizo un corte de manga... con uno de sus pies.
Louis se cruzó de brazos.
-Pídelo por favor.
-¿Zayn?-replicó ella.  Me acerqué, obediente, y le planté un beso en la mejilla.
-¡Eh! ¡Que corra el aire!-replicó Louis, apartándome de su novia y guiñándome el ojo. La depresión de unas horas antes había desaparecido del todo-. Ponte bien-ordenó, apartando la cara cuando Eri empezó a intentar tocarle las mejillas con los pies-. Que te pares, me cago en todo. Para, hostia.
Como la pequeña no parecía querer cooperar, se vio obligado a cogerle un pie y pasarle el índice por la planta suavemente.
Eri se retorció y chilló.
-¡NO, POR FAVOR!
-Zayn, Niall, ¿me la sujetáis? Tengo que hacerla sufrir un rato-nos pidió. Niall se hizo cargo de sus torso mientras yo agarraba las piernas. Eri no paraba de gritar.
-¡PAUL, POR FAVOR! ¡PAUL! ¡SI ME TIENES CARIÑO, AYÚDAME!
-Ellos son cinco, querida. Pueden más que tú.
-Paul, eres listo. Recuérdame que haga que te suban el sueldo-sonrió Niall.
-Haced el favor de hacer vuestras guarrerías en una habitación, ¿queréis?-me burlé de las dos parejas, que estaban recuperando el tiempo perdido.
-Poneos condón, ¿eh?-se rió Eri.
-No, gracias-replicó Harry, haciendo que su novia se echara a reír.
Eri se quedó quieta, se incorporó en el momento en que los dos cerraban una de las puertas de las habitaciones, y nos miró.
-¿Cómo que no, gracias?
-Noe está tomando la píldora.
Eri alzó las cejas y pudo apartarse el flequillo de la cara.
-¿De veras?
-Sí.
-No me había dicho nada.
-¿Y eso te extraña?
Puso los ojos en blanco.
-Que se den prisa, tenéis una entrevista con uno de la radio en media hora.
-Harry lo conoce.
-Yo sé quién es. Alba y Noe quieren apuntarse.
-¿Tú no?
-No conozco al tío-se encogió de hombros y meneó los pies-. Suéltame, Lou, anda.
Louis gruñó, pero la dejó libre.
-¿Cuándo habéis llegado?
-Hará 45 minutos. Paul nos invitó al McDonals-nos informó con una sonrisa, levantándose y corriendo a abrazarlo. Paul dio un par de pasos hacia atrás, intentando esquivarla, pero terminó topando con la pared.
-Déjame, demonio rizoso.
-Eres un amor, Paul-replicó la chica, que no le estaba escuchando.
-Sí, sí.
-¿Y qué comiste?
Eri abrió los ojos y nos miró desde la distancia. Seguramente ya le resultábamos formas difusas; era demasiado orgullosa para ponerse las gafas cuando había ajetreo de personas que no conocía. Prefería no ver las cosas con claridad a  que la gente se detuviera a mirar su nuevo accesorio, como ella a veces lo llamaba, e hicieran comentarios acerca de él.
-Un McMenú.
-Eri-Louis alzó las cejas.
-Está bien. Un Happy Meal.
-¿Las patatas también?
-Sí.
-¿Y el postre?
-Joder, Louis, ¿quién eres? ¿Mi padre?-Louis se estremeció-. Sí, me comí el postre. Un Sundae. De caramelo. Con cuarenta y cinco virutas de cacahuete.
-¿Las contaste?-espetó Niall, escandalizado.
-Por supuesto que no, pero si das un número que no sea redondo siempre será más creíble. ¿Qué pensarás que es verdad? ¿Que tengo 20 lunares en el cuerpo o que tengo 16?
-16-admitió Niall.
-Pues tengo 20.
-21 si contamos el pequeño del índice-sonrió Louis.
-Cállate.
Louis fue a abrazarla, y estaba en ello cuando entraron nuestros mánagers.
Como siempre, se pusieron a jugar a poli bueno y poli malo.
Mientras Max inspeccionaba con la mirada la sala, asegurándose de que reconocía a la chica que estaba con nosotros, Joe fue a servirse un café.
-¿Puedo?-inquirió, señalando la pequeña cafetera que nos habían dejado en una de las mesas de la habitación, rodeada de tazas.
-Claro-Niall hizo un gesto con los hombros y asintió.
-¿Y los demás?-Max se pasó una mano por el pelo, hecho que ninguno de nosotros pasó por alto. No pude evitar sonreír cuando vi cómo Louis se ponía disimuladamente entre él y su chica, como si Max fuera a hacerle a algo malo.
-Están con Noemí y Alba.
Max asintió, Joe saboreó el café y miró a su colega.
-Diez minutos no les harán mal.
-Tenemos que hablar con vosotros. Ahora-y dicho esto, abrió una de las puertas que llevaba a una sala separada de las demás y nos hizo un gesto con la cabeza.
-¿Puede escucharlo?-Louis hizo un gesto con la cabeza en dirección a Eri.
-¿Es Liam Payne, Harry Styles, Louis Tomlinson, Zayn Malik o Niall Horan?-espetó. Louis negó con la cabeza, poniendo los ojos en blanco-. Entonces ya sabes la respuesta.
-Espera aquí, ¿vale?-le pidió él.
-Claro-asintió ella, poniéndose de puntillas para besarle en los labios. Sus manos se separaron de mala gana, haciéndome pensar, por millonésima vez, por qué Louis debería tener miedo de un chaval que no tenía nada que hacer contra él.
Joe pasó al lado de la chica sin siquiera mirarla, avergonzado porque las cosas fueran así.
-Niña, ¿buscas a los demás, por favor?
-No es tu esclava, Max-ladró Louis pasando a su lado y metiéndose el primero en la habitación. Max negó con la cabeza, se frotó los ojos y lo miró.
-No estás para ponerte chulo con nosotros, Louis. ¿Tenemos que recordarte lo que has hecho?
-Arreglamos los planes-replicó el chico desde dentro.
-Sin nuestro consentimiento. Teníamos cosas programadas.
-Espera, voy a apuntarlo en mi libreta de cosas que me importan una auténtica mierda.
Niall entró en la habitación y chocó los cinco con nuestro amigo. Maldita la hora en la que Jessica se había retirado a trabajar con uno nuevo del programa, y nos había dejado a nosotros solos con Max.
-Niña, ¿puedes...?-Max hizo girar sus dedos sobre su cabeza.
-Tengo nombre-espetó la chica, cruzándose de brazos.
-Oh, tíos, deberíais ver esto-sonreí yo, metiéndome tras Joe en la habitación.
-Claro, claro. Erika, ¿no?
-El acento es en la sílaba de en medio, pero claro, como eres inglés, no te da la cabeza para tanto.
-¡Toma puñal!-exclamó Louis por lo bajo. Max frunció los labios.
-Lo que sea. ¿Los llamas?
-Oh, ¿qué se dice?
Estaba cabreándolo, iba a pagarlo caro, pero a nadie le importaba.
-Por favor.
-Claro. Faltaría más. ¡LIAM! ¡HARRY! ¡ESTÁN AQUÍ LOS MÁNAGERS!-bramó.
-Eso podía hacerlo yo, ¿sabes?
-Los españoles tenemos mejores pulmones.
Una vez Harry y Liam entraron apresuradamente en la habitación, todavía colocándose la ropa, Max cerró la puerta suavemente y se apoyó en el borde de la mesa en la que estábamos sentados. Joe nos miró.
-Hemos tenido que cambiar algunos planes de esta tarde.
-¿Por ejemplo?-animó Liam, que siempre era el que mejor se portaba con ellos. Era el más educado, y el más paciente.
-No haréis ningún concierto en ese programa al que vais de tarde-anunció Max, abriendo la agenda  con gesto aburrido. Joe asintió solemnemente y empujó las gafas sobre el puente de su nariz, segundos antes de que comenzáramos a protestar a voces.
-¡Las hay que vienen desde todas las puntas de este país para vernos actuar!-espeté, señalando teatralmente la ventana del fondo de la habitación, que daba a la calle desde la que se oía el ajetreo de coches entrando y saliendo del hotel. Muchos estaban preparando nuestra visita a España, otros, simplemente, controlando a las fans que sabían dónde estábamos y que querían vernos.
-No es nuestro problema. Ya visteis lo que se armó en Alemania y en Francia. Apenas pudisteis cantar, los micrófonos funcionaban mal, y hubo muchas quejas.
-Muchas menos de las que habrá ahora que no vamos a cantar. Pillo tu lógica-Louis asintió con la cabeza y alzó el pulgar.
-Puede ser peligroso para vuestra seguridad. Venimos de allí. No habéis visto la calle, está abarrotada. De hecho, abarrotada es poco. Tendrán que cortar el tráfico. Cuando os vean salir, las medidas de seguridad no serán suficientes, y se abalanzarán sobre vosotros.
-No nos van a desmembrar ni nada por el estilo-protestó Niall.
Max dio un golpe en la mesa, la función acababa de empezar.
-¡Basta! No actuaréis. En otra ocasión será. Y punto.
-¿Cuando te podamos echar?-se burló Harry. Max se frotó las sienes.
-Escuchad, chicos, sé que no os hace ninguna gracia, pero tenéis que ver las cosas desde nuestro punto de vista.
-No podéis permitiros que vuestras gallinas de los huevos de oro se dañen y dejen de poner, ¿eh?
Bufidos a modo de respuesta.
-El evento fan se alargará un poco más. Tendréis dos horas libres en las que podréis hacer lo que os dé la gana. Es recomendable que paseéis por la zona, pero eso ya os lo dejamos a vuestra elección.
Harry jugueteaba con su reloj.
-¿Ya está?
-No. Tenemos que hablar de Eri-Joe se encogió de hombros y miró directamente a Louis-. Van a hablar de ella en el programa de televisión, y quieren que vaya.
-Le preguntaré.
-Creo que no lo entiendes bien, Louis. No tiene voz. Va a ir, y punto.
-¿A que la dejo en casa solo para putearte?-amenazó Louis, inclinándose hacia delante, rebelde. Max sonrió.
-No lo harías, y menos ahora que andáis escasos de oportunidades para ella.
El rostro de Louis se descompuso un único segundo.
-¿Cómo lo sabes?
-Hemos hablado con Simon.
-Ella no os importa. Es cosa nuestra.
-Ya, pero vosotros sois nuestro negocio, así que, si os metéis en líos o hacéis algo, eso se extiende a nosotros. No os quedaréis con ella así, y punto. También es de nuestra incumbencia.
Louis puso los ojos en blanco.
-Le preguntaré si quiere ir. Y si no quiere...
-Por favor, si es una zorra zorra busca fama. Le encantará que la lleves al programa.
Todos los ojos se clavaron en él.
-¿Cómo la acabas de llamar?
Max se inclinó hacia delante.
-Busca fama.
-Lo de antes.
Louis se empezó a incorporar; Liam y yo nos miramos, alarmados. Harry y yo empezamos a levantarnos, listos para sujetarle, aunque sabíamos que tenía toda la razón del mundo.
-Oh. ¿Lo primero? ¿No lo has oído?-sonrió. Se inclinó un poco más-. Zo-rra.
-¡TE MATARÉ, HIJO DE PUTA!-bramó el mayor de nosotros, abalanzándose contra él. Todos intentamos sujetarle, y conseguimos apartarlo de nuestro mánager más gilipollas, que bien se merecía la paliza que Louis pagaría por darle en ese momento.
-¿No es lo que es? Venga, Louis. Solo espero que te haya merecido al pena tener que mover algunos hilos para poder estar con ella. Seguro que se deja hacer muchas guarrerías, y por eso te gusta. La verdad es que está bien servida, tú ya me entiendes.
-¡VOY A ARRANCARTE LA CABEZA, CABRÓN DE MIERDA! ¡SOLTADME, HIJOS DE PUTA! ¡SOLTADME, QUE LO MATO! ¡DEJADME!
-Lárgate, Max-ordenó Joe. Max lo miró, sorprendido.
-Pero si los dos estamos de acuerdo.
-La chica no. Lárgate.
Max puso los ojos en blanco, susurró una palabra, críos, recogió sus cosas y salió con chulería.
Louis consiguió arrastrarnos a todos hasta la puerta.
-¡ACUÉRDATE DE HOY, CABRÓN! ¡YO NUNCA OLVIDO UNA CARA! ¡SERÁS MI ÚLTIMA PALIZA, TE LO JURO POR MI MADRE! ¡TE VAS A ACORDAR DE MÍ!
Las chicas se nos quedaron mirando, incrédulas.
- Pero, ¿qué pasa?-preguntó Noe con los ojos como platos.
-¡ZORRA BUSCA FAMA LO SERÁ TU PUTA MADRE!-chillaba Louis, sin hacer caso de lo que decían los demás. Eri frunció el ceño y se miró las uñas. Negó con la cabeza y sonrió, asintió y se levantó a mirar por la ventana.
Deberíamos haber dejado que Louis lo destrozara.
A Louis le importaba una mierda lo que dijeran de él.
Habíamos tenido que quitarle el móvil para evitar que le mandara un mensaje a Simon poniéndolo a parir.
Así que, hablando de la gente a su alrededor, la cosa cambiaba.
Que le preguntaran a las fans que habían criticado a Liam por hacerse su tatuaje, un tatuaje que en tamaño apenas tenía que envidiar a los míos por su gran cantidad; o a mí cuando empecé a fumar.
O a Max, de The Wanted, cuando no aceptó que hiciera una pequeña broma a su costa. Todo el mundo en Twitter había visto cómo Louis mandaba callar a Nathan y rettiweaba un tweet de Max hacía años pidiendo que nos votaran, haciéndolos quedar de mentirosos y falsos con solo cuatro palabras. Cierra la boca, malote.
O a mi querida Rebecca Fergunson, a la que no había dudado en poner a vuelta y media cuando ella hizo un leve gesto de crítica, como tanteando el terreno para empezar a criticarnos más seriamente.
Métete con Louis, tal vez te ganes una hostia.
Métete con sus amigos y joderá tu existencia de tal manera que terminarás suplicando que llegue el final.

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