domingo, 17 de febrero de 2013

My saga is forever.

-Alba, ¿te quieres parar quieta?-ladré, dándole una fuerte cachetada en el omóplato a mi amiga. Bastante tenía con mi ya de por sí asqueroso pulso, disminuido aún más por los nervios ante la expectativa de esa noche, como para que ella se dedicara a bailar como si no hubiera mañana.
Gruñó.
-Ya estoy quieta, Erika, ¿sabes? Tú no eres la única que está nerviosa.
Me detuve un momento y la miré con los ojos entrecerrados. Ya me parecía a mí que aquel baile era muy raro. Claro. Estaba temblando.
-¿No os encanta cuando hacen eso?-espetó Harry, irónico. Lo miré a través de mis kilométricas pestañas (¡Gracias, Lou, por dejármelas así de preciosas con un poco de rímel!), sin decidirme a soltarle una bofetada. No, no podía. Les quería demasiado.
Además de, dato importante, estar haciéndome cumplir mi sueño.
-¿Cuando hacemos qué, Harry?-susurré con un hilo de voz. Alba se apartó el pelo de la cara y casi le arañé la espalda de arriba a abajo, aterrorizada ante la idea de que su "tatuaje" se corriera hasta convertirse en un manchurrón.
-Hablar en español así, sin más-respondió Louis, sonriéndole como si fuera tonto a la pantalla de su iPhone. Liam se encogió de hombros.
-No es que no queramos que lo hagáis, es solo que...-repitió el gesto y Alba se mordió el labio inferior, seguramente deseándolo en el coche.
-Es como si nosotros ahora nos pusiéramos a hablar en nuestro propio idioma. No nos entenderíais. Igual que nosotros ahora a vosotras-se explicó Zayn. Niall sonrió, pegado a la ventana, contemplando la muchedumbre que, aún a casi un kilómetro del cine donde se estaba desarrollando toda la acción (acción en la que pronto iba a tomar parte yo también), trataba de echar vistazos sobre sus cabezas, luchando por conseguir una efímera visión de sus ídolos (y los míos).
Tragué saliva y miré mi obra aún sin terminar. Me faltaba la elaborada F de forever, la última palabra de la frase que a mí ya me adornaba el hombro.
My saga is forever.
Mi saga es para siempre.
-¿Cómo vas?
-Voy-repliqué, sacando la lengua y relamiéndome los labios, consiguiendo la creatividad suficiente como para pintar un pájaro alzando el vuelo sobre su frase.
Asentí con la cabeza y me aparté de ella. Me tendió el teléfono.
-Hazme una foto; quiero verme.
Hice lo que me pedía y asintió, satisfecha. Caí en la cuenta de que podíamos haberle pedido a Zayn que cumpliera esa tarea tan ardua de pintarnos todo el cuerpo. Suspiré, contemplando las letras que apuradas de Alba, que no había atinado casi a escribir las cosas bien.
Louis nos sonrió.
-Estáis muy guapas.
-Gracias-canturreamos a la vez.
-... para haberos escrito esa gilipollez en la espalda. Es sorprendente.
Abrí la boca hasta formar una perfecta O y lo miré, incrédula. Alzó las cejas y, cuando la limusina se detuvo, posó sus labios en los míos fugazmente.
-Que no pare la fiesta-murmuró Niall, y rápidamente todos lo coreamos.
-Don't stop the partyy.
Nos comprobamos por millonésima vez el vestuario, acicalándonos en el último minuto, y, cuando nos abrieron la puerta, los gritos tardaron una millonésima de segundo en llegar.
Lo mismo que tardó Harry en sacar el pie del coche, y lo mismo que tardaron las fans en reconocer ese pie.
Salieron todos en fila india, Zayn le tendió la mano a Alba y la ayudó a salir, pues había sido el último. Hizo lo mismo conmigo y le sonreí, divertida y azorada. Nunca había estado en una alfombra roja, y no sabía muy bien qué debía hacer cuando no había ninguna cámara corriendo hacia mí para entrevistarme o miles de cámaras de fotos cegándome con sus flashes.
Bueno, había flashes, y sí, eran cegadores. Pero no creía que debiera ponerme a posar allí en medio, sobre todo porque estaba interrumpiendo el paso.
Una mano me agarró el brazo y me acarició lentamente la piel. Las corrientes eléctricas ya familiares me indicaron quién era.
¿Qué debía hacer? No había ninguna pared de cartón a la vista a la que pudiera correr para salvarme, posando como había visto hacer a las estrellas en la televisión.
-¿Estás bien?-me susurró Louis al oído, mi salvador, aquél con el que siempre podría contar, acariciando mi oreja con sus labios. Asentí; duda mucho que pudiera articular palabra.
Me tendió el brazo y yo le pasé la mano por el codo, mientras él comprobaba que su traje estaba en perfecta posición. Se me secó la garganta, y no precisamente porque estuviéramos en el punto de mira.
Seguimos a los chicos (me alegró comprobar que Alba se había enganchado del brazo de Liam como yo) hasta la zona donde les esperaban sus guardaespaldas. Louis alzó las cejas en dirección a Paul, que ahora llevaba un esmóquin negro que no le sentaba nada mal, y un auricular en la oreja. ¿Para qué tanta seguridad?
Solo es el estreno de Amanecer Parte 2, la saga que ha hecho historia. El final de esta  saga. ¿Por qué preocuparse tanto?
Algo me llamó la atención entre el público: pancartas. Pancartas que se alzaban desde el suelo hacia el cielo, luchando porque alguien les hiciera caso. Lamenté no llevar puestas las gafas, que descansaban en el bolso.
Y Louis, como llamado por un ángel que se apiadó de mi alma curiosa, clavó sus preciosos ojos en la pancarta que yo estaba mirando, sonrió, y entrelazó sus dedos en los míos. Le miré sin comprender.
-¿Qué pasa?
-Les gustamos. Dicen que, literalmente, aman a Louri Tomlinson.
Sonreí a la pancarta borrosa en mis ojos, pero purísima en mi alma, y les tiré un beso a las fans, que enloquecieron aún más cuando Louis les guiñó un ojo.
He de reconocer que me sentí celosa de cómo las miraba, pero no importaba, podía compartirlo. Ya compartía su corazón, pensé, recordando una entrevista que había visto.
-Louis, ¿te enamorarías de una Directioner?
-Ya estoy enamorado de todas ellas.
Lo miré con adoración, el hombre que me hacía sentir mujer, el chico que me había enseñado a vivir la vida, el que me había querido desde el principio, el que me había enseñado qué era amar de verdad a alguien, sin condiciones.
Se me quedó mirando un momento, hice una mueca y me eché a reír. Oh, sí. También era el que me había hecho reírme como nada antes en mi vida. Incluso antes de conocernos en persona, de que él me conociera a mí, aquel chaval de pantalones rojos y camiseta de rayas azules me había hecho más gracia que todas las anécdotas de mi vida juntas.
Nos detuvimos al lado de la famosa pared de cartón con los nombres de los patrocinadores, a la espera de que una chica cuya cara me sonaba se apartara de los focos y le cediera el protagonismo a mis chicos.
Me miré el anillo y comprobé que mi vestido no estaba arrugado, que los zapatos seguían en su sitio, y, cuando alcé la cabeza, Alba me estaba pellizcando como una posesa el brazo.
-Joder-musité, Louis se me quedó mirando con la nariz arrugada, divertido.
Delante de mí, tenía a aquel actor que más me gustaba, al que llevaba siguiendo casi desde que tenía uso de razón. Se reía ante un comentario que había hecho su amigo con la novia de éste.
Taylor.
Taylor, con Kristen y con Robert.
Todos los chicos miraron en la dirección en la que lo hacían los ojos de las dos chicas y asintieron imperceptiblemente con la cabeza.
Los dedos de Louis me apretaron un poco más la mano, como recordándome quién era mi dueño, con quién había ido a aquel evento. Quién había hecho posible que yo estuviera allí.
Le correspondí acariciándole el dorso de la mano con la yema de los dedos, e interrumpí el contacto visual con mi ídolo para hundirme en aquel mar de sus ojos.
-No te preocupes.
-No lo hago.
-Estás celoso.
-No lo estoy-gruñó. No, no estaba celoso; estaba celosísimo.
-Louis.
-Lo que tú digas.
Me dieron ganas de plantarle un beso en los labios, uno de esos que dejan sin aliento y recuerdan los sentimientos que por un segundo pasan a segundo plano, pero recordé que estábamos en público y que cientos de cámaras podían estar enfocándonos en aquel preciso momento. Y yo no estaba precisamente para que me pusieran a vuelta y media en todos y cada uno de los foros de Directioners a los que acudía.
-Te besaría ahora mismo de no ser todo lo que implicaría eso-le aseguré, soltándole la mano y obligándole a mirarme.
-Vete a besarlo a él-espetó.
Me eché a reír y tiré de su corbata. A la mierda los foros. A la mierda los comentarios en el blog. A la mierda las etiquetas de zorra busca fama. Era mi chico, estaba celoso, me encantaba, era mío, y, si quería besarlo, lo hacía.
Se me quedó mirando embobado. Liam dirigió una mirada nerviosa a las cámaras, pero estaban demasiado ocupadas repartiéndose entre uno de los miembros del elenco (¿Eleazar? ¡OH DIOS, ES ELEAZAR!) como para prestarnos atención.
Alcé una ceja y asentí mientras le limpiaba el gloss que le había dejado en la boca.
-Sí, hijo, sí, acabo de hacer eso que crees que acabo de hacer.
-Pues me encanta-replicó él, acercándose a mí y acariciándome el cuello, hundiéndome lo dedos en el pelo por debajo del recogido, llegando hasta la base del cuero cabelludo y desquiciándome a base de corrientes eléctricas fortísimas que no dejaban centímetro de mi cuerpo sin recorrer.
-Haced el favor de controlar esas hormonas que os traéis entre los dos, ¿podréis?-ladró Liam, sin poder creerse que estuviéramos dejando suelta toda nuestra tensión sexual. Pero es que aquel momento era tan... tan... con toda esa gente mirando y yo... con su brazo ahora en mi cintura...
Hazme tuya, Louis, ya.
Asentí con la cabeza de modo casi imperceptible, y Louis se apartó de mí, dejando un rastro fantasma de sus manos en mi cuerpo. Oh, sí. Sí, señor.
Alguien les hizo un gesto con la cabeza, y todos miraron a Liam, que asintió intercambiando sendas miradas con sus chicos, preguntando en silencio si estaban listos. Pasé a ponerme detrás de Louis para dejarlo pasar, apoyando una mano en su hombro y apretándoselo suavemente, animándolo. Como si fuera él el novato y yo la experta. Se giró un momento, me guiñó un ojo, destrozando así los ovarios de varios centenares de chicos, y se colocó gimiendo al lado de Harry, porque así parecía más bajo de lo que ya era.
Me aparté el rizo que hacía las veces de flequillo de la cara y miré a Alba, que temblaba de pies a cabeza sin poder apartar la vista de su novio. Tragó saliva, me acerqué a ella y le cogí la mano. Dio un brinco y se me quedó mirando, para después apretarme con tanta fuerza que me dejó las marcas de los dedos.
-No puedo creer que estemos aquí-cuchicheó, ahora demasiado ocupada compartiendo su atención entre Robert y Liam. Miré a Taylor y asentí con la cabeza; mis pendientes rebotaron en mis orejas, pero no le di importancia.
-Los chicos son... increíbles-una sonrisa enorme apareció en mi cara, negándose a irse bajo ningún concepto. Alba se rascó la nariz, intentando no llorar.
-Creo que no podría estar más orgullosa de ellos ahora mismo.
-Lo estaremos-asentí con la cabeza, y pasé a hablar en mi lengua materna-. ¿Te ha dicho Liam qué va a pasar en Diciembre?
-Si te refieres a Nueva York, estoy al tanto.
Asentí con la cabeza, y sonreí.
El niño que trabajaba en una panadería.
El niño que quería ser el próximo Justin Bieber.
El niño que había vuelto una segunda vez, como le habían dicho hacía dos años.
El niño que había sido obligado por su madre a presentarse a la audición.
El niño que simplemente quería saber si era lo suficientemente bueno.
Esos niños, los cinco, juntos, estaban allí, posando para las cámaras de medio mundo, si no ya del mundo entero. Cerré los ojos e hinché el pecho, pletórica de alegría. Nada podía mejorarse, absolutamente nada.
Niall se inclinó hacia delante y nos miró a ambas.
-Van a llevarnos-murmuró Alba, inclinándose hacia mi oído para que nadie más pudiera oír la conversación. Como si realmente pudieran sobre el griterío histérico de las fans, chillando que yo era una golfa con mucha suerte y que Alba debería andarse con cuidado para mantener su posición de novia de Liam.
O, tal vez, para que no le leyeran los labios.
La miré con ojos como platos.
-¿Va en serio?
-Creí que Louis te lo diría-se encogió de hombros-, pero quería ser yo la de la exclusiva.
Miré a mi novio, que se estaba riendo de algo que habían dicho sus compañeros.
-Cuando te lo diga, ¿podrás hacer como si no supieras nada?
Volví a asentir, mis pendientes volvieron a bailar.
-Alba, que estás hablando conmigo.
Se echó a reír y se apartó el flequillo de la cara, divertida. Me miró de reojo y volvió a reírse.
-¿Cuánto público tendrán?
-Creo que caben hasta 20 mil personas. Una locura.
-Ellos, y nosotras, actuamos para 75 mil.
-Es la cima de la carrera de un artista, Eri. Madison Square Garden es... como... llenar Broadway el día de tu debut artístico.
Asentí con la cabeza. Buena comparación.
-Solo espero que no se les quite la nube de delante y que se den cuenta de que pueden elegir chicas mucho mejores que nosotras.
-Habla por ti, yo en la cama me dejo hacer cosas muy guarras.
Esa vez la que se echó a reír soy yo.
-Eres una bruta, tía.
Se encogió de hombros.
-Puede, pero de momento, soy la única candidata para convertirme en la señora Payne. Alba Payne. A partir de entonces me presentaré como James Bond.
Volví a reírme, esta vez más delicadamente. Como la dama que fingía ser pero nunca era.
-Payne, Alba Payne-me burlé yo, divertida.
-¿Y tú? Tomlinson, Eri Tomlinson.
-Oh, sí, nena-me estremecí de puro placer. Definitivamente mi nombre encajaba tan bien con el de Louis que daba hasta asco.
-Entonces, podremos llamarte Tommo a ti también.
Alcé una ceja, Alba me sacó la lengua.
-Tommo solo hay uno y es Louis Culo Gigante aquí presente.
Nos reímos como locas, tanto, que los chicos nos escucharon y se giraron para mirarnos. Louis alzó una ceja y se giró a su público, capturándolo nada más abrir la boca.
-He aquí una demostración del conocido humor español, queridos compatriotas. Recemos porque no sea a costa de este país, porque si no, sé de alguien que hoy va a estar castigada-me miró con intención y noté cómo me ruborizaba bajo la base de maquillaje. ¡Cabrón!
-¡Te acabas de quedar sin Louis, Eri!-se rió Zayn, y todo el mundo estalló en sonoras carcajadas. Tal era el estruendo que hubo un terremoto de grado 12, 4 en la escala Ritcher.
Liam miró a Alba, Alba miró a Liam, y juro por Dios que pensé que tendría que sujetarla para que no se tirara al suelo y comenzara a hacer la croqueta de puro placer. El amor que había en los ojos de Liam cuando los cruzó con los de mi amiga era un amor muy superior a aquel que había llevado al Majarajá de la India a construir del Taj Mahal.
Una periodista  les preguntó algo a los chicos, y Liam interrumpió el contacto visual de mala gana. Alba pudo respirar tranquila.
Louis me miró un segundo de reojo, me contempló de arriba a abajo, reconociéndome en todo su esplendor, se relamió el labio y asintió lentamente con la cabeza. Harry lo escudriñó con el ceño fruncido, me miró a mí, le preguntó algo y Louis asintió. Se sonrieron.
Me mordí el labio inferior, inquieta.
Mientras contemplaba  cómo los chicos se reían entre sí, posando para los flashes y respondiendo a gritos a algunas fans o algunas preguntas, una chica reclamó mi atención.
-¡ERI! ¡ALBA! ¡PARA J14, POR FAVOR!-bramaba la chica, suplicando como, esperaba, nunca en su vida. Clavé los ojos en Alba, que asintió con la cabeza y me empujó para que fuera hasta la chica.
-Hola-susurramos las dos a la vez, tímidas pero curiosas.
-Chicas, para J14, gracias por acercaros. ¿Qué sentís estando aquí?
Alba se me quedó mirando, esperando que respondiera. ¿Por qué siempre tenía que responder yo?
-Es genial estar ahora mismo en esta alfombra roja-empecé, insegura, y Alba asintió con la cabeza, infundiéndome confianza-. Somos fieles fans de la Saga Crepúsculo y, como tales, estar aquí hoy es un sueño hecho realidad.
-Escuchad a la rizosa, tiene toda la razón-Alba me rodeó los hombros y asintió con la cabeza, asumiendo el papel de Robert.
-¿Qué esperáis de esta última entrega? ¿Creéis que estará a la altura?
-No creo que sea problema de altura, ¿sabes? Las películas siempre lo han estado, así que no veo por qué esta debería ser diferente-me encogí de hombros y Alba me dio la razón cerrando los ojos, como si hubiera dicho una gran verdad.
-Y, sobre lo que esperamos... supongo que un final como se merece-intervino ella. Sacudí la cabeza a modo de acuerdo.
-Y no destrozarme el maquillaje hoy. No quiero llorar. Pero lo haré, porque es muy triste. Sé que sonará a tópico, y quedaré como un subnormal, pero esta saga me ha dado muchísimo, de verdad. Me ha devuelto ídolos que creía perdidos, me ha ayudado a creer que habrá alguien que me quiera por cómo soy...-me encogí de hombros, la muchacha asintió.
-Ya veo, ¿qué os ha enseñado?
-Que el chico que se sienta a tu lado en Física y Química no tiene por qué ser un friki asqueroso, sino todo lo contrario-sonrió Alba, ambas nos echamos a reír.
-Yo no he tenido suerte en mi clase de Física y Química.
Esta vez la que se rió fue la entrevistadora.
-¿Y a ti, Eri?
-Supongo... que Alba se crece y se cree Robert Pattinson delante de las cámaras, así que creo que me toca hacer de Taylor-hice una mueca igual que mi ídolo y las dos chicas se rieron como locas-. No, venga, pongámonos serias. Supongo que me ha enseñado qué significa amar de verdad, y... que si hay obstáculos pero lo que sientes es fuerte, se vencerán, cueste lo que cueste.
-Oh, sí, también me ha enseñado que Eri es una cabrona a la que le gusta dejar mal a la gente-bromeó mi amiga. Le estampé un sonoro beso en la mejilla, relajándome. Las cosas están bien.
-¿Y lo estás poniendo en práctica actualmente?
Me gustaría decir que no miré a Louis como si fuera tonta perdida, pero sería mentir, y descaradamente. Le miré, me miró, nos sonreímos y yo bajé la mirada, encogiéndome de hombros.
-Oh. Es tímida-comentó la entrevistadora-. No te preocupes. Tu secreto estará a salvo con nosotras. ¿Alba?
-Estoy viviendo una maldita película de Disney-la sonrisa de Alba iluminó todo el mundo. Justo como en la canción.
-Liam tiene fama de caballero.
-Lo son todos, ¿sabes? Pero Liam...
-A Liam le dan once nuggets y devuelve uno-sonreí-. Es un cielo.
Alba me señaló.
-Lo ha dicho ella, no yo.
-Ahora te toca decir algo bueno de Louis-le reñí.
-Es gracioso.
Alcé una ceja y Alba sonrió.
-Es muy bueno, en serio. Nunca he visto a un chico preocuparse tanto como él se preocupa por nosotras, aunque parezca que le da igual todo.... no es así.
-No le has visto con sus hermanas.
Asintió.
-Deben de ser muy monos.
-Oh, son monísimos, de verdad-coincidí. Nos giramos a mirar a Louis, que se nos quedó mirando un rato, alternando sus ojos entre Alba y yo, sin decidir si habíamos hecho algo malo, lo estábamos criticando o elogiando. Alzó las cejas y nos volvimos a girar.
-Chicas, dicen que sois unas de las mayores fans de Crepúsculo, y que por eso estáis aquí.
-Estamos aquí por enchufe-protesté yo-. Casi ninguna fan ha conseguido llegar a ninguna alfombra roja. Aurum debería mirar eso.
-Aurum-Alba se dirigió a la cámara-, mirad eso.
La chica asintió.
-¿Os haréis una foto con los protagonistas?
-Me haré una puñetera foto con cada persona que ha hecho esto posible, mi niña-espetó Alba-. Incluso con el encargado de los efectos de sonido.
Me eché a reír.
-Yo la acompañaré, supongo, y me pondré en las fotos a hacer muecas para que no sean tan monótonas.
-Eres una sosa, Eri.
-Tú eres tonta, Alba.
-¿Qué os habéis pintado en la espalda?
Alba y yo nos miramos, sonreímos y nos dimos la vuelta. La chica sonrió.
-A eso llamo yo ser dedicadas, chicas-Alba se sonrojó, yo me encogí de hombros y me aparté el flequillo/rizo de la cara, colocándomelo detrás de la oreja-. Bien, tengo que preguntaros, ¿de quién son esos modelos tan bonitos que traéis hoy?
-El mío es de Chanel-susurró Alba, dando un paso atrás para que pudiéramos contemplar el vestido azul y negro, y poniéndose de espaldas para que la cámara enfocara los tirantes cruzados en la espalda.
-Es precioso.
-Me enamoré de este vestido cuando lo vi en Kristen, y, cuando me dijeron que venía aquí, pensé tengo que conseguir uno igual-asintió con la cabeza.
-Genial, ¿y tú, Eri?
Imité a mi amiga.
-De Dolce&Gabbana. Llevaba obsesionada con él casi desde que nací. Vi una foto y decidí que no podía morirme sin, por lo menos, verlo en directo, y ahora lo llevo puesto.
-Nos tuvo de compras una tarde entera hasta que lo encontró-me traicionó mi amiga.
-¡No me gustaba ninguno!
-No me extraña, querida, tienes con qué compararlos-asintió la periodista, sacando el labio inferior hacia fuera.
Nos siguió haciendo unas preguntas, todas referentes a la Saga y lo que salía en las películas, como una prueba en la que tuviéramos que demostrar has qué punto éramos expertas en la materia.
Los chicos salieron de la pared de los patrocinadores y se acercaron a las vallas para contestar algunas preguntas de los hambrientos periodistas, pero la chica no nos soltó. Debía de pensar que no merecía la pena perdernos a nosotras por arriesgarse a tratar de hablar con los chicos, algo que sería como lanzarse al vacío.
Liam se acercó a nosotras y acarició la cintura de Alba. La periodista se quedó plasmada: no parecía ser su plan el tenernos secuestradas hasta que los chicos vinieran a por nosotras.
-Lamento robártelas, pero tenemos que hacernos fotos con ellas-le sonrió Liam. A nuestra chica casi le dio algo, el cámara asintió con la cabeza y alzó el pulgar ante la impotencia de su compañera. Nos despedimos de ella con una sonrisa y nos colocamos ante los flashes, las chicas a un lado, los chicos al otro.
-¡PONEDLAS EN MEDIO!-bramó alguien.
-¡PONÉOS POR PAREJAS!-chillaron por otro lado. Yo miré a Louis, Louis me miró a mí y después a Liam, que se escurrió entre Niall y Zayn hasta colocarse al lado de su novia. Yo pasé por detrás de los chicos y me situé al lado de mi chico, que me recibió con una tierna sonrisa.
-Cuánto tiempo, ¿no?
-Ya ves-asentí yo, dándole un rápido beso en la mejilla y rezando porque aquello no saliera en demasiadas fotografías.
Kristen Stewart fue la primera en entrar en el cine, seguramente agobiada por tanta atención sobre ella y desando quitarse los tacones que llevaba puestos. El tiempo que los había mantenido era un verdadero récord.
Robert se reía en una esquina mientras gesticulaba y se pasaba continuamente la mano con el pelo, explicando algo que bien podría tratarse de cómo arrancaba el coche todos los días.
Y Taylor, oh, Taylor en ese momento contestaba a algunas preguntas distraído mientras firmaba autógrafos a diestro y siniestro a las fans. Como Robert ya lo había hecho mientras a él lo entrevistaban, deduje que se iban turnando para tenernos a todas contentas.
Como sintiendo mi mirada sobre él, a pesar de que estaba cegada por los flashes, se giró, me miró, me estudió de arriba a abajo, demorándose un segundo más en la mano de Louis en mi cintura, que miraba al frente sin darse cuenta de nada, y sonrió cuando me reconoció.
Le devolví la sonrisa, tímida, y volví la vista al frente a los fotógrafos, tratando de satisfacer todos los gritos de ¡aquí, por favor! ¡Mirad aquí! que podía, pero eran demasiados.
Cuando vi una figura esbelta meterse también en el cine, siguiendo a una de sus compañeras de reparto y amigas, me incliné hacia delante y llamé a Alba casi a gritos para que me oyera sobre el ensordecedor clamor de la gente.
-¡Está aquí Ashley!-chillé cuando conseguí captar su atención. Alba abrió los ojos tanto que parecía que le abarcaban toda la cara, miró en todas direcciones y gritó ¡Oh, Jesucristo! cuando vio a su ídolo.
Asentí con la cabeza y le expliqué lo que pasaba a Louis, que había observado todo con curiosidad. Se echó a reír y le dirigió una significativa mirada a Alba, que se rió como loca.
Allí había algo que no me habían contado.
Nos retiramos de la pared y los periodistas empezaron a protestar.
-¡Queremos más fotos!
-¡Liam, Alba, volved!
-¡Louis! ¡Trae a Eri!
Liam se giró hacia Alba, ella se encogió de hombros y corrieron a dejar que les hicieran unas cuantas fotos.
Louis alzó la cabeza en dirección a Taylor, que respondió de igual modo y continuó con sus quehaceres.
-¿Quieres ir?
-¿A dónde?-espeté, sin poder apartar la vista de mi ídolo.
-A las fotos, Eri. Céntrate.
-Ah. Claro. O sea, como tú quieras, a mí me da igual.
-Te hace ilusión.
-¿A ti no?
-Te dije que te quería delante de más de cien mil personas que nos estaban viendo, ¿recuerdas?-elevó las comisuras de sus labios en una pícara sonrisa, y deseé morderla-. Esto no es nada.
-Si Justin y Selena tienen fotos juntos en la alfombra roja-intervino Niall mientras sonreía y saludaba a las fans-, vosotros también debéis tenerlas.
-Escucha al irlandés-asintió mi novio, guiñándome un ojo y arrastrándome hacia la pared de las fotos. Alba me sonrió y me acarició el brazo mientras se iba con Liam.
Me pegué a Louis sin saber muy bien qué hacer, sonreí y miré al frente. Mentiría si dijera que no me encantaba que todo el mundo me gritara a voces que mi vestido era precioso, que mis pendientes eran geniales, o que yo estaba muy guapa esa noche.
Miré a Louis y me incliné hacia él, él se inclinó hacia delante para oírme mejor. Posé "accidentalmente", aprovechando nuestra cercanía para recompensarle con una caricia ínfima y susurré.
-¿Louis?
Asintió con la cabeza.
-Creo que podría acostumbrarme a esto.
Unió nuestros ojos, deseé que hiciera lo mismo con nuestras bocas.
-Vete haciéndolo, Eri. Bienvenida a mi mundo-inclinó la cabeza y los dos nos echamos a reír, borrachos de felicidad.
Pronto, muy pronto, cuando Simon me diera su veredicto, yo experimentaría lo mismo, pero de mi propia cosecha.

-Calla la boca, Louis-gruñí por lo bajo cuando las luces del cine se apagaron  y Louis comenzó a tararear con Harry y Niall, decidido a cabrearme. Me había sentado con Liam, él en medio de las dos españolas, porque sabía que algo así iba a intentar mi novio. Taylor, Robert y Kristen estaban unas filas por delante de nosotros, charlando entre ellos. Seguramente estaban aburridos de ver la película, pero debían cumplir su parte del contrato: después de hacer una obra de arte de semejante calibre, había que contemplarla una y mil veces con los admiradores para asegurarse de que todo funcionaba según lo previsto.
Alba y yo aún estábamos demasiado alucinadas porque Taylor y Robert se habían acercado a hacerse fotos con nosotras, llevándonos de nuevo a la pared de las fotos (a la que a partir de entonces ella y yo nos referiríamos como la pared esa celestial o la pared de Taybert) como para ponernos a chillar como locas. No pasaba nada, ya lo haríamos en la premiére de Madrid, a la que nos habían invitado... o en el estreno mundial, cuando fuéramos a la primera sesión del cine de nuestra ciudad, pertrechadas ella con su camiseta de Eclipse y yo con mi camiseta de Jacob.
Louis alzó una ceja y me dirigió un corte de manga que yo rápidamente devolví mientras Alba se echaba a reír.
-¿Y ahora qué mierda te pasa a ti?-gruñí. Niall se inclinó a mirarnos mientras Alba no paraba de reírse por lo bajo.
-Louis.
-Me cago en mi madre, no empecéis, ¿eh? No empecéis-les exigí, gesticulando como nunca antes había hecho en mi vida, confiando en que así conseguiría retener el ataque de risa de Louis y Alba.
Graso error.
Louis comenzó a reírse a carcajadas mientras el cine estaba en silencio, todo el mundo se lo quedó mirando, pero, como él no tenía vergüenza ni tenía nada, siguió a su bola. Alba redujo un poco el volumen, pero siguió soltando risitas.
Clavé los ojos en la pantalla cuando el nombre de Taylor apareció en ella, y tragué saliva, consciente por fin de que estaba allí. La espera había acabado.
Se acabaron las cuentas hacia atrás.
Se acabaron los planes de a qué hora íbamos a ir al cine.
Se acabaron los tráilers que te dejaban con ganas de más.
Estábamos allí, aquello era real: mi saga se acababa cinco años después de que yo la descubriera.
Se me hizo un nudo en la garganta y miré a Alba, que ahora estaba en silencio. Notó mis ojos sobre sí, se giró y me observó. Ella también lo había sentido. Un monstruo nos había hecho por fin conscientes de que, a partir de entonces, nuestros estados en Tuenti, Twitter y demás estarían huérfanos de números. Se acabó todo.

Alba

-¡ERI!-grité por encima del resto de la gente, alucinada mientras contemplaba la cabeza bizca de Carlisle en las manos de Aro. Le cogí el brazo y Eri se puso a dar voces.
-¡QUE ME LO ROMPES, HIJA DE PUTA! ¡SUÉLTAME! ¡QUE ME SUELTES, COÑO!
Liam tiraba de mí, pero yo no estaba para esas bobadas.
-¡ESTO NO ESTÁ EN LOS LIBROS! ¡BILL, CABRÓN! ¡TE HAS CARGADO LA SAGA!
-Cállate, Alba, te lo suplico, por favor, niña, baja el volumen-suplicaba Liam por lo bajo, cerrando los dedos en torno a mis manos para intentar liberar a Eri, que gemía porque estaba tirando demasiado de su brazo.
Louis se inclinó hacia delante mientras Robert (Oh, Jesucristo, Robert) no me quitaba los ojos de encima.
-Alba, necesito que tenga ese brazo bien. Puedes romperle el izquierdo.
-Hijo de puta-replicó Eri, luchando por conseguir la libertad de su brazo. La solté y me eché a temblar. Todo el cine gritaba y protestaba; daba igual que fuéramos famosos, nos dejábamos llevar por las películas igual que el resto de la gente.
Louis le guiñó un ojo y contempló la pantalla cuando Jacob apareció llevando a lomos a Renesmee. Un vampiro los perseguía.
Eri me clavó las uñas en la palma de la mano y miró a Bill, lista para saltar sobre él si se atrevía a dejar que el chupasangre le tocara un pelo al chucho.
-Mátalo, sanguijuela. Mátalo-le animó Louis por lo bajo. Eri lo miró y abrió la boca, incrédula.
-Te acabas de quedar sin sexo, Louis-se rió Liam. Le dirigí una mirada de que no me hacía ni puta gracia.
-Ya te pillaré, no te preocupes-le amenazó Eri. Louis sonrió y le guiñó un ojo, pero Eri estaba demasiado ocupada contemplando cómo mataban a Seth y Leah.
-¡¿CUÁNDO VA A PARAR ESTO?!-chillé al cielo. Niall consultó su reloj.
-En unos diez minutos.
-Vete a tomar por el culo-gruñí.
Y, cuando vimos que todo era una visión, que Jasper no había muerto y que los Vulturis continuaban con vida, todos juntos y contentos, Eri y yo nos relajamos en nuestras butacas. Taylor y Robert se habían pasado toda la escena contemplando nuestras reacciones; seguramente ellos ya se sabían de memoria cada movimiento. Eri estiró la mano y dio un largo sorbo de su Coca Cola mientras yo me abanicaba con la mano, agotada.
-Sois malos, chicos-les riñó Liam, divertido. Taylor se encogió de hombros.
-Un poco de acción nunca viene mal.
-Un poco de hostias te voy a dar, Taylor-ladró Eri, frotándose los ojos y luego contemplando en su pequeño espejo de mano que no se había estropeado el maquillaje. Sería una lástima; Lou había hecho un trabajo genial con nosotras cuando aún estábamos en casa.
Me miré en su espejo, esperando que mi éxtasis no me hubiera pasado factura a mí también. No lo hizo.
Todo el mundo se levantó con los créditos, nosotras nos pusimos a aplaudir como locas, Eri gritaba los nombres de los actores que habían trabajado en nuestra saga acompañándolo de una perorata de gracias por hacerlo todo tan perfecto. Louis se acercó a ella cuando los créditos más típicos comenzaron a desfilar por la pantalla, ella negó con la cabeza y él asintió. Eri se echó atrás y protestó cuando Louis intentó besarla.
-Así que, ¿mátalo, Bella, destroza al tío ese?-se rió Eri, recordando cuando Bella se enteraba del apodo que usaba Jacob con su hija y le pegaba una paliza enorme a su amigo. Louis sonrió.
-Sabes que soy de Edward, nena. Para algo es inglés.
Eri alzó una ceja.
-Entonces dale un beso a Alba y no a mí.
Louis la cogió de la cintura y la miró a los ojos.
-Si lo hiciera te pondrías como loca.
-No lo dudes-replicó ella, y él se abalanzó a besarla.
-Os esperamos fuera. ¿Liam?-preguntó, pero Liam se negó.
-Yo también quiero dar las gracias, Louis.
Asintió, se giró y desfiló con los otros cuatro fuera del cine.
Robert se sentó en la fila de detrás de nosotras y colocó la cabeza entre las nuestras.
-¿Os ha gustado?
-Deja de fumar tabaco del malo, Robert. Es malo para la salud-espetó Eri, sonriendo. Yo estaba demasiado ocupada recordándome que debía respirar como para poder contestar nada, mucho menos echar mano de mi sarcasmo.
Robert se echó a reír. Dios, qué risa tan musical, era incluso mejor que en la películas, las entrevistas, o cualquier otro sitio en que pudiera haberla escuchado antes.
-¿Vendréis a la fiesta después de la premiére?
-Claro-carraspeé, él me miró y sonrió.
-Me alegro. Bueno, chicas, os dejo con los créditos. Sois fieles, ¿eh?
-Eri es una chaquetera, pero gracias a eso, nos llevamos bien.
-¿Chaquetera?-inquirió Kristen, llegando al lado de su novio y alzando una ceja-. ¿Podéis explicarme cómo es eso?
-Tengo una teoría-empezó Eri.
-Preparáos-susurré. Taylor también se acercó a escuchar.
-Si lees los libros, te gusta Edward. Si ves las películas, te gusta Jacob. Y luego está esa minoría que lee los libros pero, cuando ve las películas, cambia de punto de vista y es capaz de volver a leer los libros manteniendo el nuevo. ¿Entendéis?
-No me extraña que seas team Jacob, Eri-se rió Kristen, sonrojando a Taylor-. Nuestro pequeño es tan mono, que es difícil resistirse.
-Gracias, Kris, muchas gracias-soltó Robert, fingiéndose ofendido.
-¿Cómo está Stephenie?-pregunté. Taylor se encogió de hombros.
-Le da mucha pena que esto termine, pero por otro lado está orgullosa de haberlo hecho, ¿sabéis?
-¿Va a seguir con La Huésped?
-Está muy cabreada con lo de Sol de Medianoche, pero creemos que sí que va a seguir un poco la historia. De todas maneras, seguro que si se lo preguntáis, os lo contará-Robert se levantó (Jesús, qué alto es) y se encogió de hombros. Inclinó la cabeza-. Señoritas.
-Robert-replicamos las dos a la vez. Contemplamos cómo dejaba pasar a Kristen delante de sí, le hacía un gesto a Taylor para que siguiera a su novia y se encaminaron a la puerta.
-¡Robert!
Robert se giró y se pasó una mano por el pelo.
Joder, no voy a poder darle hijos a Liam por su culpa.
-¿Sí?
-Fíjate el asco que te tengo que tampoco quería que ganaras la copa de los tres magos en Harry Potter.
Robert abrió los ojos, incrédulo, mientras sus amigos y compañeros de reparto se echaban a reír. Eri estaba aprendiendo rápido de Louis. Muy, muy rápido.
Asintió con la cabeza y se mordió el labio.
-Supongo que tendré que vivir con ello.
Se encogió de hombros.
-Alba me llevó a ver Bel Ami.
-¿Y qué tal?
-Esa, mejor. Salvo por una cosa.
-¿Cuál?
-Salías mucho-le guiñó un ojo y yo la miré sin comprender. ¿Estaba loca? ¿Qué pretendía? ¿Que la matara con mis propias manos?
-Adiós, Eri-replicó Robert, riéndose y empujando la puerta para que sus amigos salieran.
Nos quedamos solas con nuestros créditos, y el fantasma del principio de la película, cuando fueron apareciendo los nombres de los chicos, llegó para atormentarme de nuevo.
Se había acabado.
Se estaba acabando.
Se acabó.
Se me formó un nudo en la garganta y se me llenaron los ojos de lágrimas. Me giré para mirar a Eri, que leía las palabras que se arrastraban hacia arriba con emociones encontradas en sus ojos.
-No puedo-susurró, negando con la cabeza y mordiéndose el labio. Cerró los ojos.
-No le diré a nadie que has llorado, no te preocupes. Mírame a mí.
-No, Alba-me miró-. No puedo llorar. No me sale. No... estoy... seca.
-¿Llamamos a Taylor para que te moje?-sonreí, limpiándome una lágrima valiente que me corría mejilla abajo. Mi amiga y compañera de saga se echó a reír.
-No... necesito lágrimas, no... eso-¿se había sonrojado?
-¿O tal vez Louis?
Se sonrojó aún más.
-Louis-asintió con la cabeza.
-Qué revelación-volví a centrarme en la pantalla justo cuando los símbolos de las productoras surgían por debajo.
Nos quedaban cinco segundos.
-¿Y Liam?
La miré.
-Sí-asentí con la cabeza mientras otra lágrima bajaba a toda velocidad por mis mejillas. Oh, por favor, no necesitaba ser María Magdalena, no en ese momento. Me quedaban tres segundos para ver bien.
Las luces del cine se encendieron y las dos nos levantamos a duras penas.
Eri se llevó una mano al hombro.
-Mi saga es para siempre-murmuró, más para sí misma, como si de un mantra se tratara, que para mí. Asentí con la cabeza.
-La querré por mil años.
Eri se echó a reír, me tomó de la mano y me arrastró fuera del cine. Los chicos nos esperaban, hablando con Cher, que también había estado allí. Cuando llegamos, gimieron.
-Oh, Alba-susurró Niall, abrazándome. Zayn se nos unió.
-Me da tanta pena...-me excusé. Cher sonrió, ella también había llorado: tenía los ojos rojos.
-Es preciosa.
-Ha sido perfecta-asintió Eri, abrazándola y acunándose mutuamente. Cher era tan pequeña... tan poquita cosa. No me extrañaba la ternura que despertaba en los chicos.
-Estás guapísima, Cher-sonrió Eri. Cher alzó una perfectamente depilada ceja.
-¿Y tú, tía? Pareces salid del Olimpo. No me jodas. Lo tuyo sí es swag.
-¡Enciende mi swag, pequeña!-bromeó Eri, dando brincos con ella. Las dos se echaron a reír, siguieron abrazadas como si nada.
-¿Listas para ir a la fiesta, chicas?-preguntó Harry, ofreciéndole el brazo a Cher, que lo aceptó sonriente.
-Oh, ya lo creo, Hazza-replicó Eri-. Hoy puede que me emborrache.
Todos la miramos.
-Es coña.
Nos echamos a reír.
-O no.


Un ruido me despertó. Un ruido penetrante que me destrozó los nervios.
Espera, conocía esa sensación. ¿Embotamiento? ¿Dolor de cabeza? ¿Boca seca? ¿Ruidos mucho más fuertes de lo habitual?
¿De verdad me había emborrachado ayer?
Gemí, tapándome la cabeza con la almohada con demasiada velocidad. Me hice daño, no supe cómo: al fin y al cabo, sólo eran plumas.
Moví los pies en ambas direcciones en busca del borde de la cama, preguntándome desde cuando ésta había crecido. Luego recordé la fiesta de la premiére, la premiére, la película, y el hotel.
Bufé.
El ruido se repitió.
Palpé la cama a mi lado, preguntándome si había dormido sola, pero lo dudaba bastante: aquella tela no era la de mi vestido, pues era demasiado cómoda.
Salí a duras penas de debajo de la almohada y abrí un ojo. Me costó mucho, pero lo conseguí.
Todo era blanco.
Estás debajo de las sábanas, Alba.
Ah, claro.
Saqué la cabeza como pude y contemplé la habitación; las mesillas de noche al ambos lados de la cama, el armario en una esquina, el gran ventanal por el que apenas se colaba luz en la otra.
Acaricié la cama a mi lado, y, por primera vez, noté lo revuelta que estaba. No había podido dormir sola, definitivamente.
-¿Liam?-lo llamé.
-No. Soy el otro-sonrió una voz conocida. Levanté la cabeza y miré en dirección a la voz.
-¿Dónde estás?
Mi cama se movió, contuve un grito, no por nada, sino porque sabía que me haría más daño a mí que a mi agresor.
Claro que Louis no podía ser un agresor.
Dio un largo sorbo de la botella que tenía en la mano y se me quedó mirando.
-¿Cómo estás?
-Hecha mierda.
-Pregúntale al experto qué es estar hecho mierda y me llamas-sonrió él, divertido ante la broma que yo no logré cazar.
-¿Qué hora es?-jadeé-. ¿Y dónde está Liam?
-Son las 11 y media. Y Liam está con Eri. Me dijo que viniera aquí a cuidarte por si necesitabas algo.
-¿Por qué?
-Bueno, porque yo sé más de borracheras y resacas que él-se señaló el vientre-. Dos riñones, ¿recuerdas?
-Él también tiene dos ahora-susurré, sentándome y apartándome el pelo de la cara. Me importaba una mierda mi aspecto en ese momento; necesitaba dormir. Y una aspirina.
-Él no lleva emborrachándose cuatro años.
Asentí con la cabeza. En eso tenía razón.
Me tapé con la sábana y lo miré.
-¿Cómo lo paro?-me masajeé las sienes. Se encogió de hombros.
-¿Quieres la manera legal o la eficaz?
-La eficaz.
Me tendió la botella.
-¿Va en serio?
Asintió. Cogí la botella con los dedos y di un pequeño sorbo. Negué con la cabeza, no me notaba mejor.
-¿Qué bebiste ayer?
-No... me acuerdo-me encogí de hombros y miré la ventana. La luz me cegaba, se clavaba en mí como mil puñales, me destrozaba el cerebro.
Me arrebató la botella y protesté.
-Louis, por favor.
-Vamos a coger la manera legal, aunque no sea la que mejor funcione.
-Pero, ¿por qué?
Suspiró mientras se levantaba de la cama; dejó caer los hombros, como quien está a punto de explicarle una lección de física cuántica complicadísima a un crío de seis años.
-Yo bebo cerveza, ¿vale? Si me emborracho, es con cerveza. Por eso al día siguiente bebo cerveza. Para que la resaca se me vaya. Si bebiera cualquier otra cosa, sería como si no bebiera nada. Ahora mismo tu cuerpo te pide lo que bebiste ayer, quiere más, y si no es cerveza, pues estaremos jodidos. Muy jodidos.
Salió de la habitación, y yo caí en la cuenta de que era la primera vez que estaba en un hotel con ellos y ellos no estaban en una suite. Me levanté a  duras penas y fui hasta el baño. Me lavé la cara y me miré en el espejo. Di mil gracias al cielo porque Liam no estuviera allí, conmigo, en ese momento.
Me senté el el sofá de la pequeña sala de estar mientras él trajinaba algo en la mini nevera. Sacó una botella de agua fría, me la enseñó, asentí, la abrió y la echó en un vaso. Se sentó a mi lado, me tendió la pastilla y esperó a que me la tomara y diera un buen sorbo del agua.
Cerré los ojos, notando el sabor del medicamento en mi garganta. Miré su botella.
-¿Tú también te emborrachaste ayer?
Negó con la cabeza, debería haberlo supuesto.
-No quiero emborracharme con Eri delante. Ya sabes cómo me pongo-se encogió de hombros. Toqué la botella.
-Entonces, ¿por qué?
Se encogió de hombros.
-Me siento raro cuando no bebo una cerveza por la mañana.
-No me lo trago. Lo haces por algo. Antes creía que hacías las cosas porque sí, pero ahora me doy cuenta de que todo lo que haces es por algo.
Alzó las cejas, sus ojos crecieron.
-¿Sí?
-Sí.
Asintió.
-Bebo para conseguir saque y no repetir nunca lo de Ibiza. ¿Y si tuviera un hijo ilegítimo? Ahora no estoy para tirarme a una tía borracho, porque podría dejarla embarazada y destrozarnos a mí y a los demás la vida. ¿Entiendes?
Louis, estuviste en Ibiza, recordé decir al presentador del Hormiguero, ¿te acuerdas de algo?
No me acuerdo de absolutamente nada.
-¿Te ocuparías de él?
Asintió como si me hubiera vuelto loca.
-Yo no soy Troy, que se casó con una mujer y luego se separó de ella, desentendiéndose de su hijo.
-¿Crees que... tu padre... haría lo mismo?
No estaba segura de estar diciendo lo correcto, pero ese era el momento oportuno para preguntar. Después de todo, no me funcionaba demasiado bien el cerebro, y ésa podía ser mi excusa perfecta.
-Lo tendría difícil, porque todos somos mayores. Además, perdería mucho. Le conviene seguir cerca de nosotros.
-¿A qué te refieres, Lou?
-Mi fama es la garantía que hay para que las gemelas crezcan con un padre, que no pasen por lo que yo pasé.
Asentí con la cabeza, y me levanté.
-Vuelvo a la cama.
-¿Quieres que vaya?
-No voy a dormir.
-Ni yo a por sexo, no te preocupes-ladró. Alcé una ceja-. Perdón.
-No pasa nada.
Nos levantamos y yo me tumbé en la cama; acabé metiéndome bajo las sábanas, pues no me apetecía vestirme. Era increíble lo poco que me importaba andar medio desnuda delante de mis amigos.
Y me malinterpretó.
-Alba-tragó saliva, mirándose las manos-. Si quieres que vaya a por Liam, solo dímelo, ¿vale?
-¿Qué? ¿Crees que te tengo miedo?-sonreí. ¿Qué iba a hacerme? Era Louis, joder. Un cacho de pan. Y tenía novia.
-Se encogió de hombros sin alzar la mirada.
-Bueno, lo entendería, después de la bofetada que te di aquél día, podrías creer que no tengo límites, ¿sabes?
Por fin alzó la vista, en sus ojos se reflejaba un profundo arrepentimiento, arrepentimiento que me había mostrado muchas otras veces antes, disculpándose por la hostia que me había dado cuando a Danielle se le había ocurrido que yo podía ser un gran juguete.
-Louis, eh-me incliné hacia delante, sentándome sobre mis piernas desnudas y destapándome. Sí, definitivamente era sorprendente lo poco que me importaba andar medio desnuda con los chicos delante-. No te preocupes por eso, ¿vale? Es pasado. Y eres bueno.
-Sabes que nunca te levantaría la mano, ni a ti, ni a Eri, ni a Noe... a ninguna chica.
-Lo sé, Louis, tú tranquilo. Me gusta estar contigo, ¿vale? No te preocupes.
Me callé que la verdad era que me gustaba un poco más estar con Liam, porque ahora no estaba la cosa para ello. ¿Qué habría pasado?
Una palabra cruzó mi mente, demasiado rápida como para poder captarla. Un nombre.
Frunció el ceño.
-Bueno, a mis hermanas sí-reconoció, sacudiendo la cabeza, sonriente-, pero solo cuando me buscan.
-Así que a tus hermanas sí, ¿eh?-le devolví la sonrisa, alzando las cejas.
-Tú sabes lo que es tener un hermano pequeño.
Asentí.
-Por cierto, Diego es muy majo. El otro día me dijo por Twitter que era tu hermano, le seguí, y me empezó a narrar lo que hiciste cuando conseguiste Take Me Home. Me habló de cada momento de fangirling que tuviste con el disco.
Te mataré, naranja.
-Yo no...
-Eh, Alba, yo también tengo ídolos. Sé lo que se siente. Canté con el mayor de ellos, ¿sabes?
Y las imágenes de Louis en el escenario con nuestros amigos dando la bienvenida a Robbie Williams sonriente volaron a mí.
-Es bestial.
Se encogió de hombros.
-Tú también sabes lo que es, ¿o no? Ayer estuviste mucho rato con Robert.
-¿En serio?
-Sí-sonrió-. Incluso jugasteis a la botella.
-Me estás vacilando-noté cómo la sangre huía de mis mejillas. Se puso muy serio.
-No, a Liam no le hizo ni puta gracia, pero accedió a meterte en su cama. Nadie se lo explica.
Mierda, había estado lo suficientemente borracha como para enrollarme con Robert Pattinson y no recordarlo.
-Joder.
-Alba...
-¿Qué?
-Es mentira-sonrió el mayor de la banda. Lo empujé.
-¡No te rías! ¡No tiene gracia!
-Para mí sí.
Nos echamos a reír y estuvimos un rato comentando la noche, la película, y hablando de todo un poco, hasta que comencé a añorar a Liam. Necesitaba verlo.
Una no es fan de una saga y encuentra un novio fan de esa misma saga todos los días.
-¿Y Eri?-pregunté, intentando conducir la conversación de manera que pudiera conseguir que me trajera a Liam.
Louis se encogió de hombros.
-Tirándose a Taylor, seguramente.
-¿En serio?
Frunció el ceño.
-¿Crees que si fuera verdad estaría aquí sentado, tan tranquilo?
-No. Pero podrías estar pensando cómo matarlo.
-Soy agresivo, pero no es para tanto. Aunque es verdad que ahora mismo está con ella.
-¿Le harías algo?
Se encogió de hombros y apoyó un pie en la rodilla. Se estudió los cordones mientras farfullaba:
-Eri le quiere de una manera en la que a mí me quiso una vez.
-A ti más-aseguré, recordando de repente a la Eri que había sonreído cuando pronunció su nombre en el cine. No Taylor, no. Louis.
-Lo sé. No le haría nada por ella. Mientras él no intente nada, claro.
-No lo hará, seguro. ¿Y si ella quisiera?
-A ver... si ella quiere... y... me convence... tal vez. Puede. No sé. Pero entonces yo debería tener permiso para tirarme a Miranda Kerr.
-A ella también le gusta Miranda.
-Entonces le sugeriré un trío.
-Y ella te dirá: Vale, amor, vete llamando a Orlando.
-Y yo le diré que quiero usar un comodín y cambiar a Orlando por la tía que hacía de la rubia ayer.
-¿Rosalie?
-Esa.
-Es amiga de Kristen. Puedo presentártela.
Louis se me quedó mirando. Asentí con la cabeza.
-Alba, en este momento no sé si abrazarte y pedirte matrimonio o decirte que te vistas y que me vayas a presentar a esa tía.
-Lo que más te apetezca.
Me miró de arriba a abajo y me palmeó la rodilla.
-Vístete, anda, vamos a por Liam y Eri. Si te pido que te cases conmigo, Liam me mata... y Eri me corta los huevos. No sé qué es peor.
Me reí como si no hubiera un mañana.
-Lo segundo, creo yo.
-Sí, me lo parecía-hizo una mueca y sacudió la cabeza-. Porque los uso bastante.
-Eres todo un semental, Louis-me burlé. Una pícara sonrisa se dibujó en su rostro.
-¿Me habrá oído eso Taylor? ¡Taylor! ¡¿Me has oído?!-gritó mientras yo no podía parar de reír-. ¡Te estoy dejando el listón muy, muy alto!
-Estás fatal de la cabeza-repliqué, cayéndome de la cama.
-Puede-me tendió la mano y yo la acepté-. Pero al menos yo no tengo una resaca que no me deja ni cargar con el alma.
Abrí la boca, divertida, sin saber qué decir.
Estaba claro que me llevaría un tiempo acostumbrarme a estar de resaca con Louis cerca.
Me tiré sobre la cama y bufé mientras me ponía los vaqueros.
-¿Y si apelo al caballero que hay en ti para que me lleve en volandas?
-Si quieres, te llevo. Arrastrándote. De los pelos.
Me levanté de un brinco y, esta vez, el que se echó a reír fue él.
-Vámonos.
-Joder, Alba, acabas de recordarme a la Rosalie esa.
Alcé una ceja.
-Te ha pegado fuerte, ¿eh?
-Es que está muy buena-se encogió de hombros.
-¿Y si se lo digo a Eri?
Entrecerró los ojos.
-¿Qué problema tienes tú con mi aparato reproductor, a ver? Cierra la boca si no quieres que te mande a la Luna para controlar tu lengua bífida.
Le saqué mi lengua bífida y él se echó a temblar.
-Qué malas sois las mujeres.
Alcé una ceja.
-¿Disculpa?
-Lo que has oído. No pienso repetirlo.
-Cabrón.
-Además de sorda, irrespetuosa. No sé qué ve Liam en ti, Alba.
-Es que lo tengo engañado.
-Mala pécora. ¿Cómo puedes engañar a Liam? Con lo bueno que es.
-Ya. Uso su bondad para ello.
-Pero si va al McDonald's y...
-Pide 10 nuggets, le dan 11 y devuelve uno-recitamos los dos a la vez. Asentimos con la cabeza y nos echamos a reír.
Pobre Liam. ¿Para qué quería enemigos teniendo amigos y una novia como nosotros?

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