lunes, 11 de febrero de 2013

Taylor Daniel Lautner, 21 años.

Sé que he cambiado en muchas cosas, pero estate seguro de algo: nunca, jamás, te dejaré. Jamás dejarás de gustarme, jamás dejarás de ser mi primer ídolo, mi primer amor platónico, mi primer modelo a seguir. He utilizado miles de palabras desde que inicié mi vida en Internet para darte las gracias por todo lo que tú me has dado: me has dado una familia genial, me has dado el sueño más grande de mi existencia, me has dado las claves para hacerlo realidad, y el camino a seguir a la tierra prometida.
Hoy es tu cumpleaños. Cada día alucino más con lo rápido que pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando me metía en la cama, con 7 años, y ponía el DVD pirata (¿qué pasa? No todos tenemos la pasta que tú tienes, ni el corazón  tan grande, ni la conciencia tan potente como tú), y ponía Las Aventuras de Sharkboy y Lavagirl, sin saber que, mi pequeño tiburoncito, mi personaje favorito y a la vez el que menos me gustaba (ese yo sarcástico tan de Sharkboy y tan mío se peleaban constantemente, como si de una competición se tratara), algún día volvería a mí convertido en un chico de larga cabellera (falsa) negra azabache, como uno de los personajes que menos me gustaban de un libro. Tienes la capacidad de hacerme cambiar de parecer; nunca seré justa contigo y nunca podré odiar algo que tú hayas hecho, Taylor. En serio.
Podrías ponerte a decir que Europa es un asco y te daría la razón.
Podrías ponerte a decir que emborracharse es lo mejor del mundo, y te daría la razón. Pero sé que tú nunca harías algo así. Tienes demasiada responsabilidad, tu alma es demasiado pura como para venderte a cosas así.
Hace 21 años, tú viniste al mundo. Más tarde, una niña te convertiría en su mundo. Esa niña está aquí, como siempre, como cada 11 de febrero, sentada delante de una pantalla, tecleando en un ordenador que seguramente pronto dejará de ser el mismo, agradeciéndote todo lo que estás haciendo por ella.
Le estás enseñando a luchar por sus sueños.
Le enseñaste que, digan lo que digan, si crees en ello y lo deseas con suficiente fuerza, puedes hacerlo.
Le estás enseñando que tener una vida limpia no es sinónimo de ser aburrido.
Le estás enseñando que puedes esconderte de los demás cuando no quieres ser juzgado, visto, ni nada por el estilo.
Le estás enseñando que no necesita de su carácter extrovertido para convertirse en la dueña del mundo.
Le enseñaste que una sonrisa y unos ojos son más bonitos que un buen cuerpo.
Le enseñaste que un corazón puro es lo más bonito que puede tener una persona, que una risa puede ser la mejor música.
Que nada es como tú crees que es. Que la chica puede leer los libros, ver el libro de Jacob y pensar: Oh, dios, ahora a aguantar las gilipolleces del subnormal este sin ganas de nada. Y luego, la chica ve las películas, ve la sonrisa del verdadero Jacob, y se enamora de los lobos.
Siempre es mejor la zoofilia que la necrofilia, ¿verdad?
Gracias, por existir, Taylor. Tú ponte delante de una cámara, y yo pondré el resto. Te lo prometo.
Felices 21.
Estés donde estés, te escondas donde te escondas, has de saber una cosa: tienes aquí a una fan que estará contigo hasta que su corazón deje de latir.
Puede que incluso después.
Te quiero.


Todo lo que es, o ha sido, empezó con un sueño-Lavagirl.

Pues, chico, no te habían podido soñar más perfecto.



 Thanks for being the perfect boy we all love.

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