domingo, 10 de noviembre de 2013

Forever.

Tragué saliva y miré a Louis un segundo después de ver todo aquello desfilar por mi mente. Era imposible que tantos años de vida hubieran estado en mi cabeza tan solo unos segundos.
Él todavía miraba al vacío, a una parte del suelo cerca de mis pies. Esperé con impaciencia a que volviera.
Tomó aire rápidamente y se me quedó mirando un rato, sin comprender.
-¿Qué cojones...?-empezó, pero yo le corté. Le toqué el brazo, todos los tatuajes que faltaban en él ahora eran evidentes. No hacía más que quejarme de cómo se estaba poniendo el brazo de tatuajes, pero, después de haber echado un vistazo al futuro y haber visto ciertas cosas... casi apreciaba la cantidad de piel aún desnuda que le quedaba.
Él también bajó la vista y se examinó el brazo, y por un segundo, un mísero segundo, supe que seguía siendo aquel anciano con el que me había sentado en el porche a beber té, el que había hecho que me gustara, mientras observábamos a nuestros nietos corretear por el jardín de un lado a otro, riendo y jugando sin saber qué era el dolor, qué era la anorexia, qué era cortarse, el suicidio, el tabaco... solo corriendo, sabiendo qué era la luz del sol, y ni tan siquiera eso: sabían que era buena, y con eso les bastaba.
-Mira-dijo el Louis de mis recuerdos, un Louis que ya me costaba situar en el tiempo. ¿Me había pedido matrimonio ya? No llevaba alianza, así que aún no podíamos estar casados... Estiró el brazo y se remangó la camiseta, mostrándome así nuevos tatuajes que yo nunca había visto, y probablamente me cansara de ver a lo largo de la vida. Uno que tenía en la muñeca a modo de cuerda de marinero, rota justo en el punto donde yo tenía mi mayor cicatriz, la más mortal; el antiguo monigote con su skate; aquel Far Away.
Hice una mueca de disgusto contemplando el otro brazo, cada vez más ennegrecido. Dentro de poco, Louis podría solicitar la nacionalidad en Etiopía, de tanto que le estaban oscureciendo la piel los tatuajes.
-Te dije que no más.
-Te gustan. Lo he visto en tus ojos.
Le besé los nuevos tatuajes, dándoles la bienvenida y esperando acostumbrarme rápido a ellos, y él se estremeció.
-Me gustan, sí, pero no quiero que sigas pintándote como si fueras un lienzo.
Se inclinó hacia mi boca.
-Quítame la camiseta.
Alcé una ceja.
-¿De verdad estás intentando hacerme chantaje sexual para que no me disguste?
Suspiró. Fue él mismo quien se quitó la camiseta, a pesar de que yo no habría necesitado mucha más insistencia para acceder. Sobre la cadera, en el costado derecho, había una palabra.
Eri.
En el punto exacto donde yo me había hecho mi primer tatuaje, su inicial.
Se me empañó la visión, me acerqué a él y lo abracé.
-No tenías que hacerlo-susurré. Me tomó de la mandíbula y me obligó a mirarle.
-Quería que vieras hasta qué punto te quiero.
-Pero, ¿y si rompemos algún día?-tartamudeé. Ya lo habíamos hecho una vez. Podía darse una segunda.
No vaciló cuando contestó:
-Entonces querré recordarte para siempre, saber lo feliz que fui contigo, saber que te tuve... y recordarme cada día lo gilipollas que fui al dejarte marchar.
Lo besé.
-Te amo muchísimo. Más que a mí misma.
-Yo te amo hasta el punto de no querer ser feliz con otra que no seas tú.
Nos besamos lentamente, con los "te quieros" en las lenguas. Me acarició la cintura y me pegó contra él. Y yo suspiré, porque estaba viviendo una vida que ya no era mía, a pesar de pertenecerme como pocas cosas lo hacían. Suspiré porque, en el fondo, sabía que había pasado la prueba de fuego, y que estaría junto a él para siempre.
Y, por supuesto, porque si no existiera, habría que inventarlo.
Levantamos la vista a la vez, volviendo a nuestros yos más jóvenes.
-No.
-Louis.
-No vas a dejarme. Ya lo hiciste una vez. No voy a permitir que lo hagas dos veces.
-No tengo elección, Louis.
Se quedó callado, mirándome taciturno. En el fondo entendía mi decisión, no la compartía pero la entendía. No podía culparme por lo que estaba a punto de hacer.
-A Niall no le va a pasar nada-respondió, terco.
-Todo lo que hemos visto no se va a repetir, Louis-dije yo, cogiéndole la mano y colocándomela sobre la mejilla. Él frunció el ceño, pero no dijo nada-. No puedes darme sorpresas de cosas que ya sabemos cómo van a ser. Nuestros hijos no van a llegar nunca. Tienes que entenderlo.
Curvó sus dedos alrededor de mi rostro, dibujando a la perfección una careta manual. Apoyé la cabeza en su mano, consolándome por ese contacto, tan pequeño y a la vez tan puro, que daría lo que fuera por que se alargara hasta la eternidad.
Lo peor de todo era que no era lo suficientemente fuerte como para seguir luchando contra Louis de aquella manera. Prefería mil veces que intercambiáramos gritos a que discutiéramos así, en silencio, casi sin levantarnos la voz, porque en el fondo sabíamos que aquella sería una de nuestras últimas conversaciones, y algo tan bonito como lo nuestro no debía terminar con gritos, nunca.
-No puedo dejarte ir así, sin más.
-No me dejarás ir sin más. Me intercambiarás con Niall.
Miró al cielo un segundo, las nubes flotaban en silencio, zalameras, deleitándose en las vistas de aquella ciudad preciosa que de repente se había convertido en un infierno.
-Te quiero más que a Niall.
-Pero yo no soy más importante que Niall.
-Para mí, sí.
Gemí por lo bajo, él se volvió a mirarme. Sus ojos brillaban, pero no precisamente por la sequía que había en ellos.
-Louis, no...
-Lo sé, lo siento, ¿vale? Pero... no puedo creer que esté pasando esto. O sea, sé que he tenido muchísima suerte en la vida, pero... no me merezco esto. Y menos Niall.
Bajó su mano por mi cuello, tocando mis colgantes, luego mi brazo, deteniéndose en la D dibujada para siempre en la muñeca derecha, rodeada de cicatrices que no hacían más que resaltarla, dividirla hasta casi convertirla en una luna creciente y un palo.
-Tenemos que decírselo a los demás.
-¿No cabe la posibilidad  de que hagamos un intercambio y te mantenga aquí?
-Ojalá-repliqué, encogiéndome de hombros. Tiró de mí y me acarició la cintura.
-¿Seguro?
-No renunciaría a una vida contigo si hubiera otra manera de hacerlo. Cualquier otra cosa es mil veces mejor y preferible a esto.
Sonrió, se acercó a mí y me besó en la boca. Fue un beso genial, de esos que no olvidas, mejor que la mayoría de los que nos habíamos dado, porque ahora que sabíamos que teníamos fecha de caducidad, disfrutábamos de lo poco que teníamos del otro todo lo que podíamos.
Le cogí de la mano y lo guié a la habitación, haciendo que Karen y Jay fueran a por los chicos que faltaban. Harry y Noe entraron en la habitación de Liam, Noe con unos ríos negros cruzándole las mejillas, después de tanto llorar por su destino y la situación de su novio. Harry podía mantenerse en pie con relativa facilidad, pero cojeaba bastante de una pierna.
Se sentó en el sillón y esperó a que llegara Zayn con Perrie. A Zayn habían terminado dándole unas muletas, y no hacía más que mirar en todas direcciones, buscando algo que nadie conocía.
-¿Chicos?-saludó inclinando la cabeza y sentándose en el sofá-. No recuerdo nada, si me habéis mandado llamar por...
-Niall se muere-dije de repente, sin delicadeza ninguna. Me alegré de que Victoria no estuviera allí con nosotras; la situación ya era bastante dramática como para encima añadir mi falta de delicadeza en esos momentos.
Louis gimió cuando cambió de postura en el sillón que había en una esquina. Harry se me quedó mirando. Miró a Liam, intentando deducir si estaba de broma, si solo quería ser retrasada para hacer que se olvidaran de su situación normal, y se curaran más rápidamente.
Alba entró en tromba en la habitación, nos miró a todos un segundo, y luego se situó al lado de su chico.
-¿Dónde estabas?-preguntó Noemí, frunciendo el ceño y deteniendo un segundo la producción insdustrial de lágrimas-. Te he estado buscando por todas partes, y...
-Tenía que tranquilizarlas, y vosotras no habéis ayudado-dijo, haciendo un gesto hacia la puerta, refiriéndose a las fans que estaban en la calle, junto al hospital, como hacía escasos meses habían estado los ingleses más monárquicos, tratando de apoyar a su princesa en el parto del heredero a la corona.
-Ellas no son lo importante ahora, Alba-gruñó Liam por lo bajo. Lo miré en silencio, evitando alzar las cejas, incrédula, pues era él quien más en estima tenía a las fans y quien más solía preocuparse por ellas-. ¿Sabes lo de Niall?
-No.
-Está muriéndose-espeté yo por segunda vez, sin delicadeza ninguna. Perrie apretó el hombro de Zayn, que le puso la mano encima, en señal de apoyo. Alba me miró con la boca abierta, luego miró a su chico, esperando que fuera una broma macabra de una mente enferma. Ojalá fuera así.
-¿Por qué nos dices esto ahora, Eri?-preguntó Harry. Creí que Noe se lo había dicho pero, pensándolo mejor, no se le daba nada bien el lidiar con estos temas tan tristes, así que era normal que no hubiera abierto la boca.
-Tenemos una solución. Podemos pararlo, pero necesitamos el consentimiento de los cinco.
-Cuatro-me corrigió Louis, mordisqueándose el pulgar con la vista perdida en algún punto de la pared, como esperando que allí surgiera una solución mejor que hacer un intercambio de almas.
-Cuatro-asentí con la cabeza, sentándome en la cama libre y metiendo las manos unidas por las palmas entre las piernas. Me tomé un tiempo para pensar, aprovechando para analizar las caras de mis amigos.
La desesperación que había en ellas se manifestaba de diferentes maneras, pero no abandonaba a ninguno de los allí presentes. One Direction iba a ser algo eterno en sus corazones; no importaba que dejaran a un lado la música, siempre serían como hermanos los unos para los otros, y la sola idea de perder a un hermano era demasiado dolorosa como para poder soportarla... así que la situación por la que estaban pasando  era inimaginable para mí.
-Noe, Alba y yo podríamos entregarnos a cambio de que dejaran a Niall tranquilo-dije, rompiendo el silencio. Algunos bajaron la cabeza, otros me miraron sin comprender. Miré a Louis, que no se dignaba a levantar la vista y cruzar sus ojos con los míos-. Debéis recordar lo que os contamos hace casi un año.
-¿Danielle?-preguntó Liam. Asentí con la cabeza.
-El caso-empecé-, es que vosotros teníais una vida diferente antes de que nosotras llegáramos. No estábamos destinadas a estar en este lugar ni vivir esta vida, pero lo hemos hecho, y quien nos ha colocado aquí ha decidido que Niall es el precio a pagar.
Alba ni siquiera lloraba, no alzaba la cabeza, no hacía absolutamente nada más que mirar al suelo sin moverse, pensando en quién sabía qué, hablando consigo misma en imperturbable silencio. Noemí sollozaba con lágrimas ahogadas las unas sobre las otras, sin poder casi respirar, asfixiándose en sus propios gemidos.
Yo era el Louis de las españolas. Yo era la parte fuerte. El árbol al que la crecida del río no logra arrancar, la torre que no se desmorona en el terremoto. Yo era la encargada de contar todo lo que había que contar, porque yo había sido la elegida para ese lugar, no ellas. Sólo yo.
-Seguramente hayáis experimentado una sensación un tanto extraña, como si hubierais visto una vida idílica, preparada para vosotros, hace un poco.
Todos asintieron.
-Eso no va a pasar, chicos. Tenéis que sacrificarnos. Niall no va a despertarse.
-¿Quién lo dice?-espetó Alba. Noemí la miró.
-El futuro es así porque no sabes cómo va a ser. En cuanto le echas un vistazo, cambia. Si tú supieras que cuando salgas de esta habitación, dentro de dos minutos, alguien te apuñalaría y te mataría, ¿saldrías?
Alba negó con la cabeza.
-Eso es exactamente lo que nos va a pasar. No vamos a daros hijos. Ninguna va a casarse con ninguno de vosotros, por mucho que nos apresuremos a ello-murmuré, volviendo la vista a Louis, que tragó saliva y asintió despacio con la cabeza, mirando al suelo-. Niall no volverá si nosotras no nos vamos.
-Somos como una... especie de... sacrificio-explicó Noe, limpiándose las lágrimas con un pañuelo de papel que se teñía poco a poco de negro. Se estaba poniendo de luto por nuestra futura marcha, todos lo sabíamos.
-Pero, ¿qué hay que hacer para que Niall se ponga bien? ¿Qué tenéis que...?-Harry movió las manos en el aire, sin saber muy bien cuál era la pregunta, pues no quería escuchar la respuesta.
-Tienen que irse. Y no van a volver-contestó Louis antes de que yo tuviera tiempo de pensar. Le acaricié el hombro, él se inclinó instintivamente hacia mí, y quise quedarme, ser egoísta, ser una cobarde y no matarme para que Niall pudiera seguir viviendo.
Los chicos se miraron entre sí.
-¿No hay ninguna otra solución?
Noemí y yo negamos con la cabeza. Alba seguía callada, sumida en sus pensamientos. Casi parecía estar escuchando una canción que hablara de cosas de filosofía griega, y le costara mucho comprender el significado de la letra.
Zayn, Harry, Liam y Louis se miraron, indecisos.
-¿Queréis hacerlo?
-No os estamos pidiendo permiso-aseguró Noemí, poniéndose seria. Asentí con la cabeza, apoyándola-. Vamos a hacerlo. Necesitábamos decíroslo. ¿Nos apoyáis?
Los chicos volvieron a mirarse.
-Todo sea por Niall-dijo Zayn.
-Tal vez al final se os perdone-asintió Harry, mirando con tristeza a su pequeña. Iba a echar de menos el verlos a los dos juntos y sonreír por lo diferentes que eran entre sí. Él, el más alto, ella, la más baja, él, el de la voz más grave, ella, la de la voz de niña.
Alba tomó aire profundamente, alzando los hombros. Levantó la vista.
-Necesitamos ser las tres.
-¿Por qué?
-Porque no somos almas completas. Cuando saltamos nos rompimos. Cada una es un tercio de alma, y necesitamos estar las tres juntas para intercambiarnos con Niall.
Alba se mordió el labio, se volvió y contempló a Liam, que la observaba atentamente.
-Espero que puedas perdonarme-murmuró. Él asintió con la cabeza-. No quiero hacerlo, pero es la única salida... ¿no?
-Créeme, nena, yo no permitiría que me Eri me abandonara si no hubiera otra solución-espetó Louis, tensándose. Negué con la cabeza, pero él no se amedrentó. Siguió contemplándola con odio; la mera posibilidad de que hubiera otra salida y nos negáramos a tomarla por el simple hecho de ser algo más complicado, pero menos doloroso, bastaba para encender cada una de sus terminaciones nerviosas con una rabia justiciera jamás vista hasta la fecha.
Alba se levantó de la cama, se inclinó hacia Liam y le besó en los labios. Yo la imité, me levanté y me acerqué a Louis. Le di un beso en la mejilla, él me cogió la mano y estudió mis cicatrices.
-Vayas a donde vayas... no te las lleves.
Sonreí, volví a inclinarme hacia él y esta vez lo besé en los labios. Él se dejó hacer, y pude sentir cómo todos en la habitación se besaban con sus respectivas parejas.
No era nada justo que Perrie fuera a conservar a Zayn. Era la que menos había luchado por ellos.
-¿Qué hay que hacer?-preguntó Alba, mientras Noemí volví a estallar en un torrente de lágrimas.
-Ir con Niall-dije. Nadie me había dicho la respuesta, pero yo la conocía igual. Al fin y al cabo, si estábamos allí era culpa mía, de modo que alguien tenía que estar colocando las respuestas adecuadas en mi cabeza.
-¿Podemos llevar a Liam?-preguntó Zayn, incorporándose con ayuda de las muletas. Harry se levantó e hizo una mueca cuando apoyó el peso de su enorme cuerpo en la pierna más dolorida.
-¿Puedes moverte?
Liam negó con la cabeza.
-Id sin mí.
-No vamos a dejarte solo.
Contemplé a Zayn y Perrie.
-Volveremos a vernos, os lo prometo. Quedaos con ellos. Bajaremos Harry, Noe, Louis y yo.
Zayn asintió con la cabeza, nos dio un abrazo y un beso a cada una, y nos deseó suerte.
Cerramos la puerta con un nudo en el estómago. Louis iba detrás del todo, con las manos en los bolsillos, los hombros hundidos y la cabeza baja. Yo era la que dirigía la comitiva, con Harry y Noemí detrás. Harry le había pasado el brazo por la cintura a la pequeña, que luchaba por controlar sus lágrimas.
Antes de llegar a la puerta de la sala donde tenían a Niall, en la que sorprendentemente nos dejaban entrar, Noemí me detuvo y me llevó a un aparte.
-Quería decirte que lo siento. Todo esto es culpa mía.
Negué con la cabeza.
-Noe, los chicos han tenido un accidente, no es culpa de nadie...
-No-dijo, poniéndome una mano en la mano y haciéndome callar con una mirada llena de dolor-. Escucha, por favor. Caroline me dijo que estábamos compitiendo. Que no íbamos a estar las tres juntas para siempre, pero los chicos sí. Ganaría la mejor, y yo necesitaba ayuda. Sé que yo no iba a ganar. La cosa siempre ha estado entre Alba y tú, y, en el mejor de los casos, Alba podría haberte hecho competencia.
La escuché sin comprender muy bien a dónde quería ir con todo eso.
-Alba recibía ayuda de Danielle para mantenerse en su sitio. Sabía lo de la pelea desde el principio. Aquí no va a haber empate, y yo necesito a Harry, ¿sabes?-confesó, limpiándose los ojos con las mangas de la chaqueta que había cogido en España-. Le necesito como al aire que respiro, y no podría soportar haber estado aquí, haber tenido la oportunidad de tenerlo para siempre, y haberla desperdiciado, pero... tú eras la que ibas a ganar, porque te habían llamado a ti sola, y nosotras simplemente te veníamos a acompañar.
Tragué saliva.
-Noemí, ¿qué...?
-Caroline me aseguró que haría que desaparecieras del mapa. No llegarías a cumplir 17 años. Y, de hecho, no vas a cumplirlos... ni yo tampoco-agachó la cabeza, un par de lágrimas golpearon el suelo impoluto del hospital. Fruncí el ceño.
-¿De qué hablas, pequeña?
-Iba a matarte. Creí que te mataría, pero no pensé que con borrarte del mapa se referiría a esto-susurró, señalando la puerta del hospital con la cabeza. Se tapó la boca con la mano escondida en la manga de su sudadera-. Aunque supongo que está cumpliendo su promesa.
-¿Por qué le dejaste? Somos más fuertes que ellas. Ellas ni siquiera tienen cuerpo.
-Pero pueden torturar nuestras almas. A ti Eleanor nunca te ha hecho nada porque tú no le has robado nada. Pero Danielle ya torturó a Alba, y ahora Caroline no me dejaba tranquila.
-¿Seguirá con Harry?
Sacudió la cabeza.
-Taylor Swift estuvo un tiempo con Harry.
-¡No me jodas! ¿Taylor Swift? ¿La rubia? ¿Esa Taylor Swift?
Asintió con la cabeza.
-Nadie en el fandom la quería.
-Pero si es un amor.
-Se volvió una zorra.
Alcé las cejas.
-Bueno, se vuelve cabrona con todos sus ex, salvo con Taylor. Por eso me cae bien.
-El caso es que... yo tengo mucha competencia, mucha más de la que tenéis tú o Alba, y me harían la vida imposible, no me dejarían tranquila, a no ser que la que ganara fuese yo... y, entiéndeme, Eri, no puedo estar sometida siempre a lo que los demás digan de mí.
Le puse una mano en la mejilla.
-La culpa no es tuya.
-Ojalá no me hubiera dejado llevar.
-Eh, no pasa nada, ¿vale?-me encogí de hombros, mordiéndome la lengua-. Ya está. Se acabó. No podíamos estar jugando siempre. Tarde o temprano se acaban las cartas. Ahora lo importante es que aún tenemos una buena mano, y podemos jugárnosla.
Sorbió por la nariz, asintió con la cabeza y me abrazó.
-Gracias por haber hecho posible que esto pasara.
-Esto no es lo último que va a haber de las bitches-respondí. Se echó a reír entre lágrimas.
-¿Bitches? ¿En serio? ¿Has decidido llamarnos así?
-Todas las Directioners nos han llamado así tarde o temprano, así que... es el nombre que tenemos.
Sonrió.
-Suena bien.
-Ya lo creo, perra-respondí, consiguiendo sacarle una sonrisa. Nos giramos y miramos a Harry y Louis, que estaban hablando también en otro rincón, dándonos espacio y a la vez buscándolo. Harry levantó la vista, Louis se volvió.
-¿Ya?
Asentimos con la cabeza.
-Nosotros estamos acabando.
-Vais a tener una vida para hablar de ello, tíos-repliqué-. Tenemos que hacer esto antes de que me acojone oficialmente.
Louis alzó las manos.
-Tú mandas.
Empujamos la puerta y caminamos por el suelo en el más absoluto silencio. Ahora Louis y yo íbamos de la mano, y Harry y Noemí iban separados.
Nos detuvimos frente a la cama de Niall, y contemplamos un momento los monitores, que mostraban siempre la misma actividad. Niall tenía una pinta horrible, con cortes y moratones por todas partes de su cuerpo. Una larga herida se extendía desde su hombro hasta casi la cadera contraria, partiéndole el pecho en dos mitades asimétricas.
La garganta me ardió al verlo en ese estado.
-Niall-dijo Harry, acercándose a él y tomándole la mano. Louis tiró de mí; se negaba a soltarme, pero también se negaba a renunciar a tocar a su amigo.
-Todo pasará pronto, te lo prometo-dijo, acariciándole la frente. Pero Niall no se movió, siguió tal y como estaba, sin percatarse del contacto de sus amigos.
Tragué saliva, escuchando las voces en mi cabeza, totalmente desconocidas, que me indicaban qué debía hacer.
Dejé a los chicos un momento, y, en silencio, me escabullí por los pasillos del hospital. Encontré la sala que buscaba sin apenas preocuparme de orientarme, saqué lo que necesitaba y volví mis pasos, que no me había molestado en memorizar. Una fuerza superior me movía hacia mi destino, y me guiaba en la más absoluta ceguera, indicándome cada obstáculo que había en el camino.
Volví a la sala donde estaban los chicos. Louis me cogió del brazo y me arrastró lejos de la cama de Niall.
-¿Dónde coño estabas?
Le enseñé el largo cuchillo que había terminado yendo a buscar a la cocina, que estaba vacía. Lo observó con pánico.
-¿Qué?
-Tengo que derramar un poco de sangre sobre Niall-expliqué. Suspiró.
-¿Y ya está?
-En realidad, no. Luego es cuando entras tú en juego. También tienes que hacerte un corte.
-¿Vale en cualquier sitio?
-Sí. La palma de la mano está bien, por ejemplo-sugerí. Asintió con la cabeza.
-Vale, parece fácil.
Me quedé callada, me encogí de hombros y luego me acerqué a la cama donde reposaba Niall como la bella durmiente del cuento del mismo nombre. Le di un beso en la frente, y luego me incliné hacia su oído.
-Espero que puedas perdonarme por todo lo que te he hecho pasar.
Cogí el cuchillo, lo puse sobre mi piel y lo arrastré despacio por ella, rasgándola. Hice caso omiso del dolor lacerante que ya conocía demasiado bien. Volví la palma de la mano y esperé a que unas pequeñas gotas cayeran sobre su herida abierta.
Le pasé el utensilio a Louis.
-¿Tenemos que hacer eso nosotros también?-preguntó Noe, cogiendo un pequeño bisturí de una de las mesas de enfermeras de la sala.
-No, solo Louis y yo.
-¿Y por qué Louis también?
Miré a mi chico, que ya tenía un corte rubí en la mano, idéntico a la pupila de un felino, y contesté:
-Porque le pertenezco.
Louis levantó la cabeza, sonrió, triste, y volvió la mano, dejando su sangre caer como había hecho yo.
La nuez del cuello de Harry bailó arriba y abajo cuando tragó saliva.
-¿Ya está?-rompió el silencio tenso que se había formado entre nosotros. Y en ese momento volvieron a decirme qué debía hacer. No había cogido un cuchillo grande en lugar de un simple bisturí solamente para hacerme un corte.
-Clávamelo, Louis.
Lou se me quedó mirando.
-¿Que haga qué?
-Tienes que matarme para que podamos irnos de aquí.
Noemí miró el pequeño bisturí en su mano. Se exhibía a la perfección en la palma abierta pero, en realidad, no servía para lo que teníamos que hacer.
-Tenéis que matarnos. A las tres. Liam, Harry, y tú. Sólo así podremos irnos y solo así volverá Niall.
-Alba está lista-musitó Noemí, contemplándose las palmas de las manos.
-¡No vamos a haceros daño!-protestó Harry.
-¡No voy a matarte! ¡Ni de coña!
-¡Tienes que hacerlo, Louis! ¡Nosotras o él!
-¡Oye, una cosa es que te deje ir, y otra muy distinta es que sea yo quien te eche!-ladró Louis.
Era increíble que con el escándalo que estábamos montando no apareciera nadie para detenernos, pero la cosa es que nadie vino a ver qué ocurría. Era como si estuviéramos en una burbuja invisible e insonora, apartados del mundo, sin permitir que nadie nos viera ni ver nosotros a nadie.
-Yo no puedo hacerlo, Noe, ni aunque pudiera-le confesó Harry, abrazando a la pequeña, que cada vez lloraba más y más.
-Con que renuncies a ella basta. En cuanto yo me marche, ellas vendrán conmigo. Liam ya ha renunciado a Alba.
-¿Cómo lo sabes?
-Dio su permiso para que hiciera lo que tuviera que hacer.
Louis negó con la cabeza, pegándose a la pared.
-Prefiero cortarme el cuello yo mismo a hacer eso, nena-sacudía la cabeza tan rápidamente que casi parecía que se le saldría disparada de un momento a otro.
-Es la única manera-repliqué yo mientras Harry le susurraba algo al oído a Noe.
-No.
-Pero...
-No.
-Lo...
-No.
-...uis...
-No.
-Venga...
-No.
Suspiré, asentí con la cabeza y puse los brazos en jarras, mirando al techo. Fingiendo escuchar. Escuchando el silencio.
Reprimí una sonrisa cuando algo me cruzó la mente y asentí.
-Vale, hay otra manera...
-¿Cuál?
-No te la puedo decir aún, simplemente... me alegro de que no tengas que ser tú-dije, encogiéndome de hombros.
Había colocado el cuchillo detrás de su espalda. Si lo quería, tendría que darle la vuelta y...
Me acerqué a él.
-Con un beso.
-¿Un simple beso?
-Sí.
Torció la boca.
-Tarde o temprano te voy a terminar besando, así que...
Me dejó acercarme a él. Me dejó ponerme de puntillas, mirarle a los ojos, cerrarlos al unísono y unir nuestras bocas. Le eché los brazos al cuello y me pegué a él, mientras con una mano me agarraba la cintura y con la otra aún sostenía el cuchillo. Su lengua invadió mi boca, yo la empujé con rabia y me pegué un poco más a él. Clavó sus dedos en mi piel, tiré un poco de su pelo, sin llegar a hacerle daño, sintiendo cómo se volvía loco en su interior. Casi podía escuchar a la bestia que llevaba dentro rugiendo, pataleando y destrozando la jaula en la que la tenía encerrada con sus garras negras, afiladas, esperando poder hacerse cargo de mí.
Le bajé las manos por la espalda, suspiré y le acaricié los brazos, tan fuertes pero suaves, aquellos brazos que me encantaban, sobre todo cuando me rodeaban y me hacían sentir protegida. Nada podía herirme cuando sus brazos me rodeaban.
Seguí despacio hasta su muñeca, muy despacio, como si sus tatuajes estuvieran en braille y pudiera sentirlos a través de mis manos.
-Te quiero-susurré.
-Y yo a ti-respondió él sin dudarlo, dejando que le moviera la mano, sin sentir que lo estaba haciendo. Sonreí en su boca.
-Recuérdalo, ¿vale?
No iba a hacerlo, pero necesitaba pedírselo.
Con fuerza, con toda la fuerza de voluntad de mi ser, le agarré la muñeca, me coloqué la punta del cuchillo pegado a mi vientre, y tiré hacia mí.
Sentí una lágrima salada llegar a mi boca, pero no supe si era suya o mía.
Solo en el último momento, cuando la oscuridad me alcanzó, me di cuenta de que era mía. Lo último que me llevé de ese mundo fue el contacto de nuestros labios cuando, aterrorizado, gritó mi nombre.
Sólo y exclusivamente mi nombre.


Aterricé en una especie de prado lleno de flores de todos los colores, en un día despejado, de luz tan blanca que cegaba la vista. Miré alrededor, sin apenas reconocer las figuras que estaban a mi lado.
Una mano amiga apareció frente a mí; la acepté, y las corrientes eléctricas que esa mano siempre provocaba me recorrieron una vez más.
Louis me miró, disgustado, pero sonreía.
-Te odio-se limitó a decir. Yo le abracé. Las imágenes que me rodeaban fueron enfocándose poco a poco, hasta que pude distinguir a quienes estaban allí.
Alba y Liam, Niall y Victoria, Zayn y Perrie, Noemí y Harry.
Todos juntos y separados en parejas, hablando, sosteniéndose las manos y mirándose a los ojos con infinita tristeza.
-Ojalá nada de esto terminara así...-susurré, haciendo un barrido por el lugar-. Te odio, ¿sabes? Ibas a darme una vida perfecta. Y te odio muchísimo más porque ahora se la vas a dar a otra.
Suspiró, volvió a tirar de mí y me envolvió en un dulce abrazo. Ya nada sabía como antes, ahora todo tenía un sabor nuevo, mucho más intenso, y no estaba segura de si aquello me gustaba o no. Por una parte era genial, por otra, lo odiaba, porque sabía que era más intenso al ser lo último que quedaba de nosotros.
Lo empujé con fuerza hasta que conseguí tirarlo sobre la mullida hierba, y luego miré las nubes, que flotaban en silencio sobre aquel prado paradisíaco. Louis me tumbé sobre él y me besó la cabeza.
-¿Sabes qué es lo que más me jode de todo?-dije, dejando que me acariciara la cintura a gusto.
-¿Que me estás abandonando como a un perro el día que empiezan las vacaciones?
-Lo mucho que te voy a echar de menos.
Sonrió, y el prado pareció iluminarse como si dos soles más hubieran aparecido en el horizonte.
-Y, al margen de eso, ¿hay algo más que te joda?-inquirió, alzando las cejas y obligándome a recordar a mis pulmones cómo se respiraba. Asentí.
-Sí... nuestra boda. Fue genial, Louis.
Asintió con la cabeza, apoyando la  cabeza sobre su mano y cerrando los ojos un instante, dejándose llevar por aquellos recuerdos de algo que no había sucedido aún, y ya no iba a suceder más.
Le acaricié la mejilla y pude imaginarme cómo fue todo desde su punto de vista: levantarse por la mañana histérico, desayunar con las manos temblando, ir a ducharse, ponerse el traje sin poder creerse lo que estaba pasando, ir a la iglesia, corretear de un lado a otro esperando a que yo llegara, dirigirse al altar en cuanto le dijeron que ya había llegado, observar cómo entraba, ver mi vestido, verme preciosa, hacerme su mujer, hacernos las fotos y pasárnoslo bien como todas las veces que me habían permitido participar en una sesión de fotos con los chicos, donde las risas estaban garantizadas, luego ir al restaurante, aguantar las bromas de nuestros amigos y las lágrimas de nuestras madres, que no podían creerse lo que había terminado siendo de nosotros, que siempre habían tenido miedo de que no encontráramos a ese alguien que nos hiciera feliz, nuestros padres emborrachándose y hablando a voces, felices, sin entender lo que decían, luego el baile, los chicos de su instituto que, tutelados por él y bajo una sugerencia mía, inspirada en la serie Glee, que ya había terminado hacía tiempo y que tantos sentimientos opuestos me había provocado, cantaron en nuestra boda.
-Nuestra boda fue un plagio de Glee.
-Sabía que iba por eso.
-No, Louis, mi vida iba a ser perfecta. Era el plagio de la típica fanfic.
-Tu vida no es una fanfic. Las protagonistas no se cortan, ni tienen anorexia. Son imperfectamente perfectas, y tú eres perfectamente imperfecta.
Lo observé pensativa. Me encantaba cómo parecía almacenar a cientos de personas en su interior, y, a la vez, ser todas ellas. Podía decir la mayor tontería del mundo y luego componer la canción más bonita nunca antes escuchada, podía ser la persona más graciosa y a la vez la que más en serio se tomaba las cosas, podía ser el más despreocupado y el apoyo de todos los que lo necesitaban... lo tenía todo, joder.
-No puedo renunciar a ti.
-No lo hagas.
Me besó el pelo y aspiró su aroma, yo cerré los ojos, disfrutando de la sensación de estar piel con piel.
Llamados por una voz inaudible, nos levantamos y nos acercamos a los demás. Hicimos un círculo en el centro del prado y, lejos de cogernos de las manos como en los rituales místicos paganos, nos miramos los unos a los otros, tratando de memorizar nuestras caras, hasta la más mínima facción, grabando a fuego la imagen que teníamos delante en la memoria.
Alba fue la primera en moverse. Se volvió hacia Zayn, le dio un beso en la mejilla y dejó que él la envolviera en sus brazos. Noe y yo la imitamos; pasamos por los brazos de todos, Harry, Louis, Liam, Zayn, Perrie, Victoria... dejamos a Niall el último, que me miró a los ojos directamente, con las manos en los bolsillos.
-Siento que haya pasado esto por mi culpa.
Negué con la cabeza.
-Yo estoy agradecida de este año y pico que nos habéis soportado a las tres. Sobre todo a mí.
-Eso tiene mucho mérito, Erika-asintió Alba, apartándose el pelo de la cara.
Niall sonrió.
-¿Sabes? No sé si Louis te lo contó, pero ahora que os vais a ir, creo que es el momento perfecto. No me lo debería guardar más-se excusó, mirando a Victoria, que asintió con la cabeza y le animó a proseguir-: antes de que empezarais a salir, Louis y yo tuvimos una pequeña charla sobre ti.
Asentí con la cabeza.
-Terminamos acordando que sería él quien fuera contigo, al fin y al cabo, es tu favorito-se encogió de hombros-. Pero el caso es que cada vez que os miro, me doy cuenta de que no puedo buscar a alguien como yo. Necesito a alguien como Louis para reírle las gracias. Así que no te ofendas si, en el caso de que haya una próxima vez, sales conmigo en vez de con él, ¿vale?-se echó a reír, y todos lo imitamos.
-Sería un placer, Niall, de veras-dije, volviendo a sus brazos y abrazándolo con fuerza, exhalando un aroma que ya he olvidado.
-¿Volveremos a vernos?-preguntó Louis, mirando a lo demás, pero entrelazando mis dedos con los suyos. Me estremecí ante ese contacto, grabando en mi memoria las corrientes eléctricas que me recorrieron aquella última vez.
-Reza porque me toque algún M&G alguna vez, o te encuentre por la calle, Tommo-sonreí, sabiendo que la pregunta en realidad iba para mí. Volvimos a reírnos, la última carcajada compartida en grupo.
-No te olvidaré, pequeña-me susurró, y los demás tomaron esa señal como para despedirse definitivamente del resto.
-Lo haremos. Ambos. Y será lo mejor-comenté, aunque no estaba segura de ello. En esos momentos solo me apetecía echarme a llorar, todo era tan injusto... ¿no podía conservar en la memoria aquellas veces en las que me había tocado? No presumiría de ello con nadie, no lo comentaría con nadie, no intentaría repetirlo, simplemente quería guardarlo para mí, con el celo de quien custodia el mejor de los tesoros, sin enseñarle a nadie lo que estaba guardando, disfrutando de mi tarea de guardiana.
-Te he querido mucho-dijo él, inclinándose hacia mí.
-Yo te querré siempre.
Y así, con un gran vacío en el pecho, todo le prado empezó a deshacerse en una nube blanca, hasta casi expulsarnos a empujones de él. Atravesamos una hilera de árboles, permitiéndome el último vistazo al amor de mi vida, mi existencia y mis reencarnaciones, allí de pie, mirándome, con una sonrisa en los labios porque no quería que lo recordara triste, y dejé que el tronco del árbol lo tapara para siempre.
Cuando volví a mirar al prado, ni Louis, ni Harry, ni Perrie, ni Zayn, ni Niall, ni Victoria ni Liam estaban allí. Eran historia.
Eran mi historia.
Tragué saliva y miré a mis chicas, mis compañeras de viaje, las que no me habían abandonado. Noemí sonrió, mirando a su alrededor con tristeza. Alba todavía seguía contemplando aquel prado.
-Son preciosos.
-Me alegro de que existan-asintió Noe.
-Y de que lo hagan en varios universos-respondí yo.
-¿Qué hacemos ahora?
-Seguir adelante, ¿no?
Pero nos detuvimos cuando llegamos a la ribera de un río. Eleanor, Caroline y Danielle nos estaban esperando allí.
Caroline cogió a Noemí y se la llevó con ella. Danielle hizo lo propio con Alba. Me alegró ver que ninguna tuvo problemas con su respectiva fantasma. Las circunstancias habían arreglado algo, después de todo.
Eleanor estaba sentada en un banco colocado entre todo lo silvestre con tanta discreción que parecía parte del decorado. Era como estar en un gran parque en el que aún no han trazado los senderos, pero ya han pensando en tu descanso.
-Gracias por ponerlo a él delante de ti-sonrió, abriendo las piernas e inclinándose hacia delante. Al contrario de lo que su pinta de niña buena podía insinuar, se había sentado en el respaldo del banco, apoyando los pies enfundados en botas de tacón donde normalmente apoyas el culo. Tragué saliva.
-No podía dejarlo allí.
-Claro que no. Siento que esto haya terminado pasando. Se suponía que debía terminar cuidándote, pero...-negó con la cabeza, sus rizos chocolate bailaron a su alrededor. Miré a Danielle, que paseaba cogida del brazo de Alba y le señalaba el agua corriendo a toda velocidad, pero en absoluto silencio.
-No es nada-dije-, me basta con haberlo vivido una vez, aunque fueran solo unos segundos. Lo único por lo que lo siento es por mis hijos, y...
-Puedes mandar tu propia sustituta. Él es tuyo, ya no es mío.
-Nadie lo viviría como lo viviría yo, Eleanor.
-¿Ni siquiera tú misma?
Miré a los árboles.
-Eso ya no es posible.
-En realidad-se encogió de hombros, haciendo un gesto con la cabeza hacia su espalda-, este río no es un río cualquiera. Por aquí transitan las almas. De aquí salí yo. De aquí te saqué yo. Vuestra historia empezó al lado de un río no por casualidad-explicó, sonriéndome-. Puedes sacar una piedra y hacer que vaya al prado, cuando llegue, serás tú otra vez. Louis no recordará nada, nadie recordará nada, y lo del hospital nunca habrá pasado.
-¿En serio?
Asintió.
-Vas a hacerlo.
-¿Cómo lo sabes?-dije, mordiéndome el labio y seleccionando piedras del cauce del río.
-Porque has visto tu vida. Has visto lo que va a pasar igual que yo veía tu futuro.
-¿Y eso significa...?
-Que tu alma está preparada para irse a otro sitio, y que te dejan elegir el sitio. Eso sí, no serás tú la que lo viva. Será alguien idéntico a ti, pero nunca tendrás relación con él como creerías... o necesitarías.
-Necesito que sea feliz.
-Esa es la razón, querida, por la que vas a sacar una piedra.
Inspiré hondo y me incliné hacia el agua. Posé las rodillas en el borde del río y tragué saliva, escrudriñando el fondo cambiante. Me incliné hacia delante y hundí la mano en el agua, sacando una piedra redondeada, de varios  colores en formas desordenadas, brillante por el contacto continuo con el río.
-Déjala en el suelo. Cuando te vayas, ese trocito de alma del que tuve que cuidar podrá volver aquí, y entrar en ella.
-¿Pasa con todas las cosas? ¿Puedo hacer esto mismo con una hoja o...?
-Las piedras son los cuerpos de la gente que ha muerto. ¿Por qué crees, si no, que nos entierran cuando morimos? ¿Por qué sólo los hindúes echan sus cadáveres al agua? Porque los hindúes creen en la reencarnación, y si echan el cuerpo al río, el alma apenas tiene que hacer ningún esfuerzo para sumarse a la corriente.
Me senté sobre las piernas dobladas y miré el río.
-¿Voy a quedarme aquí para siempre?
-Tienes que entrar. Y volverás a tu casa.
Todavía tenía la boca de Louis sobre la mía, y la verdad era que no me apetecía olvidarla, como tampoco me apetecía seguir sintiendo sus labios en los míos, sus manos en mi cintura, su pelo en la yema de los dedos y su pecho contra el mío, sabiendo que ya no iba a recuperarlo jamás.
-Louis es mi casa.
-Louis también está en el sitio al que vas.
-Con eso basta-repliqué, incorporándome y preguntándome si tendría que coger aire para no asfixiarme.
-Espera-dijo, incorporándose un poco y tocándome el hombro-. Tengo que condenarte. No es elección mía, créeme, hay gente que me obliga a hacerlo.
-¿Por qué?
-Has roto una de las normas. Tienes que ser castigada, aunque lo hayas hecho por el motivo más noble que exista.
-Hazlo, Eleanor. Total, no voy a acordarme de nada de lo que me digas-susurré, alzando una ceja. Ella asintió con la cabeza.
-Te condeno a que seas tú la que más quiere esta vez.
Me quedé esperando.
-¿Ya está?
-Parece una tontería, pero cuando vuelvas al lugar al que perteneces, descubrirás cuánto duele quererlo. Sobre todo a él. Créeme, yo sé mucho de este tema-asintió con la cabeza, cruzándose de brazos.
-Pero, ¿no lo era ya?
-No. Era él. Él te quería demasiado para alejarse de ti. Te quiere lo suficiente como para soportar lo de Niall. Te querría lo bastante como para, si volviera a pasar lo de esta primavera-me señaló las muñecas, y las cicatrices empezaron a arderme como si hubieran vuelto a abrirse y alguien hubiera colocado un hierro candente en ellas-, mover cielo y tierra hasta encontrarte.
-Pero-continuó-, continuaréis volviendo el uno al otro. Puede que no como tú desearás, pero volverás a verlo una última vez en tu vida legítima. Vosotros tenéis esa conexión tan fuerte de la que tanto has leído, con tantos nombres diferentes, pero una esencia común: amor verdadero, puro, eterno.
Cientos de conceptos desfilaron por mi mente; algunos los conocía a la perfección, otros simplemente me sonaban. Imprimación, compañero inmortal, consorte, guardián, parabatai. Todos queriendo decir que aquel vínculo sería muy fuerte, que sus componentes siempre estarían juntos, superando todo lo que se les pusiera por delante.
-Louis siempre terminará encontrándote y volviendo a ti.
-¿Seremos los mismos?
-Ambos os habéis cambiado mutuamente. Puede que él vaya hacia ti con otro nombre y otra historia o apariencia, y viceversa. Pero, en el fondo, seguiréis siendo Eri y Louis, siempre.
Miré a las chicas, que continuaban hablando con las demás. Louis sí que me había cambiado, por él había hecho cosas que no se me habrían ocurrido jamás, cosas que ni sabía que existieran. Cosas malas, pero también buenas. Me había dado tanto, y yo se lo pagaba así...
Lo triste era que los dos queríamos seguir con lo nuestro. Ambos queríamos que todo aquello funcionara, que el cuento de hadas no se convirtiera en una pesadilla y nos arrebataran nuestro "vivieron felices y comieron perdices". Queríamos mantener el fuego, pero... estaba lloviendo.
-No me dijiste que fuera a doler tanto-murmuré, acariciándome el vientre tal y como él hacía cuando cantaba. Miré mi reflejo en el río, me parecía tan poco a la Erika que había cruzado hacía más de un año las puertas de aquel bar, que dudaba que mi alma pudiera volver a aquella vida.
-Si te lo hubiera dicho, ¿habrías tomado otra decisión?
Pensé un momento, y me alegró darme cuenta de que todo merecía la pena. Con una sola mirada de Louis se pagaba con creces la deuda contraída.
-No.
Eleanor asintió, se bajó del bando y se acercó a mí. Me tocó el hombro.
-No había por qué sufrir más.
-¿Va a estar bien?
-Tú has dado la vida, y es una vida bastante valiosa. Así que sí, va a estar bien, definitivamente bien. Al menos, todo lo bien que se puede estar cuando has perdido a tu alma gemela.
La miré a los ojos, contemplé la pequeña piedra. La cogí y me la guardé en el bolsillo.
Encontrarían a alguien más digno de Louis que una simple piedra animada. Alguien real. Alguien auténtico. Alguien que no lo abandonara a la primera de cambio.
Pero nunca ese alguien lo querría como lo había querido yo; no renunciaría a él si fuera lo mejor para su bienestar. Para eso me iba yo.
-Con eso me basta-dije, entrando en el agua. Me llegaba hasta las rodillas, pero no estaba fría. Al contrario, era una corriente cálida, como si acabaran de desbordar una bañera y el agua sobrepasara los bordes hasta salir por fuera y recorrer el baño en pequeños regueros de fuego líquido.
Alba y Noe me observaron desde la distancia. Eleanor se acercó al borde del río, procurando no tocar el agua con ningún centímetro de su piel.
-Siempre serás la mejor. Estoy orgullosa de haberte elegido a ti.
La miré a los ojos.
-Prométeme que le buscarás a una que se lo merezca y que le cuidará como nosotras lo hubiéramos hecho.
Sonrió, y comprendí por qué él se había enamorado una vez de ella. Tenía una sonrisa realmente preciosa.
-Te lo prometo.
-Te estaré vigilando, Calder. Siempre.
-¿Y a él también?
-Ya lo creo. Sobre todo a él.
Miró las piedras.
-Tal vez la que vuelva seré yo.
-Entonces cuídalo bien, porque te voy a estar vigilando-ella sopesó una respuesta-. Y créeme si te digo que seguiré siendo una zorra, aquí y en todas partes, y no dudaré en darte una patada en el culo para alejarte de él como le hagas sufrir.
Se echó a reír.
-Voy a ser capaz de quererlo, ¿verdad?
-Será lo mejor que hagas en la vida.
Asentí con la cabeza, dando un paso atrás y mojando la punta de los dedos en el río de almas.
-Pase lo que pase-sentencié, recordándolo-, dile que haré lo posible por conocerlo. Que lucharé por mis sueños y los cumpliré. Sobre todo me ha enseñado eso.
Asintió.
-Y que él es mi mundo. Y que me duele que miles de chicas le digan lo mismo que yo, pero... es la verdad. Díselo, ¿quieres? Dile que es mi mundo.
-Se lo diré.
Y así, me sumergí en el agua totalmente. Y olvidé.

Hasta hoy.
Me quedo mirando la pantalla, pensando en lo que pudo ser y al final terminó no siendo.
Y, ¿sabéis qué? No me arrepiento de nada.
Ahora empiezo a recordar que me dijeron que habría algo que podría despertar en mí mis recuerdos. Una cosa cualquiera, algo que para los demás pasaría desapercibido. Algo que todos compartimos, pero a lo que pocos damos importancia.
La noche del 4 al 5 de julio, algo me permitió recordar mediante un sueño. Decidí escribir ese sueño, decidí hacer de ese sueño esta historia, y ahora resulta que yo no la controlaba. Mis dedos, el teclado del ordenador, este blog, han sido el canal por el que han fluido mis recuerdos.
Eri prometió no olvidar. Yo lo hice, al menos durante un tiempo, pero ahora lo recuerdo todo. Lo recuerdo todo, y sé, y puedo deciros, que es precioso. No me arrepiento de nada.
One Direction no es sólo la mejor decisión de la vida de Simon Cowell. También lo es de la mía.
Lo es de aquella chica que olvidó y que fue recordando su propia historia al completo, terminando recordándolo todo con una cosa tan simple como dolorosa.
Un punto final.


FIN

7 comentarios:

  1. Bueno, aquí voy. No sé si tú lo recordarás. Fue hace ya medio año, probablemente más. Me habían invitado a un evento en Tuenti que era de una chica, que seguía una novela de Zayn muy buena y había perdido el enlace, y la gente empezó a ponerle en comentarios, novelas que leían. Uno de esos enlaces era la tuya (algo que no entiendo teniendo en cuenta que la tuya se centra más en Louis). El caso es que me dio por leerla y me enganché. No llegabas a los 60 capítulos, creo. Pero estaba tan enganchada, que me quedaba todas las noches hasta las 2 de la madrugada leyendo. Cuando entré en el blog desde el ordenador y vi que tenías 8.000 visitas, me quedé de piedra. Yo en ese momento tenía más visitas y te puedo jurar que mi forma de escribir no es una puta mierda comparada con tu talento, Erika. Cuando me enteré de que eras de Asturias no pude fangirlear más. No pude. O sea, es que estoy en la otra punta de España y me encanta. Llevo yendo desde los 3 años allí y adoro Asturias. Claro, llegas tú y me dices que eres de allí pues me puse súper feliz. Aunque no te haya podido conocer y seguramente más de una vez has querido mandarme a la mierda por pesada, sigues siendo mi ídola. Eres una persona con un talento enorme, eres incríble, eres divertida y encima eres muy simpática. Cuando te comento en Twitter siempre pienso: "Bueno, esta tendrá comentarios como el mío a montones", pero es que no sé cómo expresarte con palabras lo importante que eres para mí y para todas tus lectoras (y lectores ninja). No tienes ni idea de la de veces que me he descojonado con alguna gilipollez que salía en el diálogo y lo feliz que me hace ver que te ríes con alguna cosa que te digo (parece que estoy enamorada de ti JAJAJAJAJAJA). El caso es que, hay una parte de la novela, que está Eri con Liam en el avión (que casi lloro cuando me leí It's 1D bitches por segunda vez) que ella le cuenta la historia de su vida, lo mal que lo ha pasado. Yo no sé si eso es verdad, yo no sé lo que tú has sufrido, yo no sé nada, pero te juro que tengo esa parte de la novela grabada en mi memoria. Porque me hizo pensar muchísimo. Aunque suene a cuento chino, me afectó y me aferré a todo lo que decías. Me aferro a lo fuerte que Eri en esta historia. Yo no sé si la gente olvidará todo el chiringuito que tienes aquí montao', pero, yo te puedo asegurar que no voy a olvidarlo. Porque, puta zorra, LO QUE TÚ ME HAS HECHO LLORAR CON ESTO NO ES NORMAL, NO LO ES. Hala, TODA UNA PUTA HISTORIA PARA QUE LUEGO LOUIS LA OLVIDE. NO NO NO Y NO. YA ESTÁS HACIENDO UN FINAL ADICIONAL, UN CAPÍTULO INÉDITO EN EL QUE NOE Y ALBA SE VAN Y ERI SE QUEDAN. Que esa es otra, no tienes idea de lo que me recorrió por dentro cuando hablé con las tres por Twitter en una misma conversación.
    ¿Sabes lo que te digo? Que igual que para ti, tu saga es para siempre, para mí, It's 1D bitches is forever. Te quiero, aunque no me conozcas y yo casi no te conozca, gracias por todo Eri. Creo que no podía dejar que todo terminara sin dejar esto claro. Sé que tendrás comentarios mejores, pero bueno, esto es lo que yo necesitaba soltarte.
    Con muchísimo cariño
    Raquel (@NananaRaquel)

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    1. Me llenas con lo de que tenía tan pocas visitas. Tenía poquísimas antes de empezar la novela, y ahora tengo 80.000+, osea, esas 80.000 son por la novela, y es surrealista pensar la cantidad de gente que me ha leído y todo.
      Te quiero mucho, Raquel, por si no lo sabes.

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  2. Hola,soy @Keepcalm_and1D
    Me he esforzado un montonazo en ponerte un comentario chachi,pero veo que no se ha publicado, y me cago en toh.
    Bueno, te lo vuelvo a cuentar. Conocí tu novela en Agosto, y ví que llevabas más de 100 caps. Me daba un palo tremendo leermela, pero empecé con el primer capítulo,y me di cuenta de que no era una fanfic normal. La protagonista no era una modelo rubia de ojos azules. No era algo demasiado perfecto, al contrario. Lo de las almas me chocó al principio, pero me terminó encantando, y enganchandome más.
    Me acuerdo que me levantaba pronto para poder leermela. Mi madre me decía(una y otra vez, con tu tío y con tu tía iras a Bel-air): ¿YA ESTÁS CON LA PUTA NOVELA DE LOS COJONES? Y yo como: JODER,MAMÁ,DÉJAME, QUE LOUIS SE ESTÁ DECLARANDO A ERI) Y terminaba con dolor de ojos de tanto leer.
    Me puse al día, y me emocionaba cuando veía en mis interacciones que habías subido nuevo cap.
    Ahora que se ha acabado, voy a notar un gran vacío. Porque esta novela me ha enseñado a soñar, y, aunque creas que no, me ha hecho quererles un poco más de lo que ya los quería. Sobre todo a Louis.
    Quiero darte gracias por esta maravillosa novela. Podré olvidar detalles, pero siempre la recordaré.
    Gracias por estos meses de risas y de lágrimas escapadas por la emoción.
    Esta novela ya es parte de mí.
    GRACIAS,ERIKA.
    Att: Paula, @keepcalm_and1D

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  3. OMFG! Me ha encantado tu novela! De principio a fin, a pesar de que a veces Eri me sacara de quicio JAJAJAJAJA Me ha dado pena que terminara así, pero supongo que esto es una de las cosas que me gustan de tu novela, no es la típica fanfic con final de cuento de hadas... Pero aún así ha sido genial! Así que ya tienes una nueva lectora asegurada para tu nueva novela (así que si avisas por twitter cuando subas capítulo, avísame!) :D

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    1. Gracias vida, me alegro de que te haya gustado :D Sí, la verdad es que Eri es un poco puñetera, se nota que en el fondo ella es yo JAJAJAJAJAJAJA
      vale, te aviso ♥

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  4. Bueno Eri soy @SmileOfDarling y ya se como poner comentarios como ves bueno venga empiezo:
    Me acuerdo el primer día que leía el primer capítulo, ya llevabas noventa y algo de capitulos, alivio para mi pues así no tendria que esperar a que subieras, me enganche fue leer el primer capitulo y pensar "esta es LA novela" y tal que empece a leer y a leer y no podia parar, era como droga cada capitulo que empezaba decia "venga Blancael ultimo" pero NO ahi estaba yo que tendria que estudiar leyendo tu drovela (ahora la llamare asi droga+novela) bueno y tal ¿te cuento una cosa? el capitulo en el que louis y tu os peleais, se me salia el corazon de lo nerviosa que estaba me tuve que levantar andar un rato respirar y tranquilizarme y no paraba de decirme "Blanca tia que es solo una novela tranquilizate" pero es que no es una novela cualquiera esta novela es la única novela que me ha marcado, en serio, es como si la hubiera vivido en la realidad. Este ultimo capitulo es muy fuerte Eri, es la unica novela que me ha hecho llorar ¿vale? eres demasiado, tienes un don o o o la madre que te pario yo que se que tienes, lo unico que se que me encantas como escritora y como persona, me acuerdo una parte de la novela que me encanto: era algo que los numeros son más creibles si son impares que si son 20 o 25, que te los crees más ¿no? y entonces tenia que ver con Niall y tu le decias: si te digo que tengo 20 lunares o 16 ¿cual te creerias? Niall dijo: 16 y tu dijiste no tengo 20 Y FUE EN PLAN DESCOJONE PORQUE PUTA ERI, y bueno que eso que acabas de decir en twitah que vas a hacer una segunda parte y espero que sea verdad porque no puedes jugar así con mis feels que ya bastante has jugado con ellos con esta novela, y la verdad que nada que sigas con LW y que sepas que soy una de tus lectoras forevah, bc drovelas Eri forevah.

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    1. AY BLANCA ME HA LLEGADO ESO DE DROVELA VALE ME ENCANTAS JAJAJAJAJAJAJAJAJA pues puede que lo escriba, no lo sé, llevo un tiempo con la idea rondándome la cabeza, y me voy a poner en breves a escribir el capítulo primero, que estaría Tommy de narrador, y meto a los personajes así en plan ole ole. Pero no quiero que sea una continuación estricta, es decir, será totalmente independiente de esta novela, lo único que esta tiene como protagonistas a los que en la otra serán secundarios y ya serán adultos, así que es interesante conocer y jugar con las dos, porque ya no controlo una vida, estoy manejando dos a la vez, y una ya la tengo encarrilada y no puedo salirme de ella. Creo que me gusta porque es un reto y, en el fondo, yo tampoco quiero que Eri acabe por ahí desperdigada, y los hijos que le hice tener con Louis no tengan su propia voz en la historia. Aunque sea en un blog. Aunque sea en ESTE blog.

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