martes, 24 de diciembre de 2013

Veintidós.

Hubo un tiempo en que creía saber todo sobre las personas, creía conocerlas a la perfección, y estaba segura de algo: la gente era mala por naturaleza.
Estaba rodeada de envidia, de malicia, de juegos clandestinos que cuentan más que los reales, de carreras que no gana el más rápido, sino el más astuto y el que mejor conoce el terreno, de sonrisas que escondían cosas corruptas. Estaba viviendo en un mundo enfermo que se marchitaba a cada minuto que pasaba, sin ninguna esperanza de que algo cambiara y las cosas pudieran iluminarse, hasta que llegaste tú.
Tú, con tu sonrisa, con esos ojos que invitan a imaginar, con esa manera de ser que puede iluminar toda una ciudad, compitiendo con una tormenta eléctrica que amenaza con sumirla en la oscuridad. Tú, que me has enseñado que la bondad todavía sobrevive y puede extenderse si haces lo correcto.
Tú, que me has enseñado que hay que vivir rápido, pasárselo bien, y ser un poco travieso. Tú, que has hecho que sea quien yo quiero ser, que sea libre de los demás y no me importe nada de lo que ellos digan, pues a ti tampoco te importa.
Eres el mayor modelo a seguir que nadie pueda tener. Pero para mí eres mucho más que eso. No sólo eres alguien con una voz preciosa, alguien con una personalidad que admiro, alguien con una fortaleza increíble. También eres mi primer amor.
Siempre me había creído enamorada cuando era pequeña, persiguiendo sueños que no se iban a cumplir. Quería una familia futura con ese alguien que se me colocaba delante y cuyas virtudes se sobreponían a sus defectos. Sin embargo, ahora es cuando me doy cuenta de qué es el verdadero amor, y lo veo cuando estoy contigo.
El amor es querer que tú seas feliz aunque no sea conmigo, alegrarme de que lo seas aunque no sepas que yo existo. El amor es todo lo que me lleva a luchar por hacer lo posible por un día estar entre tus brazos; lo que me hace desear ese día porque sé que será el más importante, a pesar de que tú probablemente no te acuerdes de mí apenas pasen 10 minutos. Para mí eso es el amor. Tú eres el amor, Louis.
Sé que no voy a querer a nadie como te quiero a ti, y eso me asusta a la vez que me alivia. Me asusta porque nunca podré vivir una vida que estoy esperando con impaciencia, y me alivia porque, en el fondo, sé que sólo tú mereces que alguien te quiera como lo hago yo.
Eres verdadero oro, la mejor joya que nadie pueda haber visto nunca.
Por favor, no cambies nunca. Te prometo que yo no lo haré.
Te quiero mucho, Tommo. Felices 22.
"Crece, pero que nunca muera el niño que hay en ti"



 dueña del vídeo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤