sábado, 20 de junio de 2015

Terivision (y nunca mejor dicho): Jurassic World.

¡Hola, startie! Dado que no tengo casi tiempo para escribir una entrada más filosófica o literaria debido a unos exámenes, te traigo otra vez un Terivision, y no uno cualquiera, sino uno de:
¡Jurassic World!
Que, a pesar de su nombre, hace honor a sus orígenes, tanto en el argumento como en el propio eslogan de la película ("el parque está abierto").
20 años después de que el doctor Grant y compañía visitasen el que parecía ser el parque más atractivo con el que se pudiera encontrar la humanidad, el número de visitantes, si bien alto, comienza a decaer, de manera que los directivos proponen a sus empleados la creación de un dinosaurio nuevo, "más grande y con más dientes", para volver a atraer la atención hacia la Isla Nublar, como ya llevan haciendo varios años. Pero este animal resulta ser incluso más "todo" de lo que en un principio se creía y se le había diseñado, de forma que consigue escapar de su zona, sembrando el caos por el Parque, que funciona a pleno rendimiento.
Decir que la película me ha encantado sería quedarse muy corto. No sólo por el argumento en sí, que vuelve a aquellos orígenes tan prometedores de 1993, sino por la forma en que se han desarrollado los acontecimientos. La humanidad parece ser capaz de todo, incluso de crear cosas que luego no puede controlar, lo cual te deja pensando que tal vez fuese necesario que hoy en día algo pasase que nos pusiera en nuestro sitio para que dejáramos de sentirnos los reyes del universo; no en vano vivimos en un planeta minúsculo de una estrella de tamaño medio tirando a pequeño a las afueras de una galaxia que va por ahí, vagando por el espacio sin un rumbo fijo. Y creo, y esto ya es una interpretación súper personal, que el mensaje último de la película es ése: "oye, relajaos un poco, ¿vale?"
Además, a lo largo de toda la historia nos encontramos decenas de guiños a las anteriores que he sido capaz de cazar (y me siento súper orgullosa por ello) en su mayoría, aunque seguro que se me ha escapado alguno: desde la vuelta de Mr. Adn, hasta la camiseta de Jurassic Park que lleva uno de los empleados, pasando por el momento en que los protagonistas se encuentran con la pancarta que cayera sobre el Tiranosaurio en la primera... oh, y el lenguaje de los raptores.
Aunque la película es un "crescendo lento hacia el clímax", hay que reconocer que no deja de haber momentos de ternura que salpican la pantalla, desde la granja de jóvenes dinosaurios hasta la charla del hermano mayor al pequeño sobre cómo lo va a cuidar y proteger.
Hablando de los humanos, realmente merece mención especial Bryce Dallas Howard. Esta muchacha es que puede con todo, oye, desde ama de casa de los 50 hasta encargada del parque en su totalidad, y sin despeinarse (o casi). Lo mejor de todo es que es la primera de las protagonistas femeninas que parece ser capaz de ponerse delante de un dinosaurio y no chillar. Punto para ella, joder.
Chris Pratt se mantiene también bien; diría que en su línea, pero me estaría basando en las críticas que he leído y no en lo que he visto. No, no he visto Guardianes de la galaxia, y la verdad es que no tengo intención de hacerlo en un futuro próximo.
Como añadidura, están los dos hermanos, que se ocupan de aquel sector de las películas reservado a los niños, fusionando al chiquillo insoportable de la primera y el que se saca las castañas del fuego de la tercera. Ni rastro de la contorsionista de la segunda, aunque los chiquillos se defienden bastante bien.
No creo que haga falta comentar los efectos especiales, dado que estamos en pleno siglo XXI y si no fueran buenos sería para matarlos, especialmente teniendo en cuenta en qué año se hizo la primera (¡yo ni siquiera había nacido y mis padres no llevaban ni 2 años casados!) y la calidad que tenían los dinosaurios, que parecían de verdad. Evidentemente, han mejorado en credibilidad y textura, acercándolos todavía más a la realidad.
Respondiendo a la pregunta que seguramente te estás haciendo: sí. Evidentemente. Hay planos del peñón que se levanta delante de la isla. Y sí. Naturalmente. Esos planos están acompañados de la mítica banda sonora, a la que puse rostro por fin la semana pasada.
Confieso que hacía 2 semanas no podría decir de qué iba ninguna de las películas, ni siquiera las 2 dirigidas por Spielberg, pero he hecho mis deberes y, para mi sorpresa, me han gustado más de lo que quería.
Eso sí, no todo son ventajas en esta nueva película: ahora hay más sangre que nunca, y, aunque no hay ninguna escena de violencia explícita como la del váter de JPI, sí que es cierto que nos movemos en un terreno sangriento como nunca, lo cual, aunque totalmente lícito, creo que se aleja de esos retazos puntuales a los que nos tenían acostumbrados.
Lo mejor: que la película parece ir recorriendo el camino que se hizo con la propia trilogía anterior. Primero nos flipan los dinosaurios. Luego acaban sueltos por ahí y nos acojonan. Luego parecen desaparecer. Luego vuelven, y resulta que el que era el más malo y grande resulta poder ser víctima de otros más malos y más grandes. Y, cuando nos acostumbramos al más malo y más grande, bah, los dinosaurios están bien, pero ya no son gran cosa.
Lo peor: la obsesión que tienen en Hollywood de meter morreos por todas partes. Y ni siquiera sé si Bryce y Chris tenían tanta química como se hace creer.
La molécula efervescente: la pelea del final. Según la estaba viendo, estaba pensando, literalmente, que una generación entera había nacido para ver esa escena.
Grado cósmico: Galáctico. {5/5}. Sí, todavía me dura el hype.
No, es bastante probable que no se me pase en lo que nos queda de SIGLO.
A pesar de que mis palomitas fueron normales, y de que mi cartel tampoco era nada del otro mundo.
¿Y tú? ¿Ya la has visto? ¿Compartes mi opinión?
Pues ya sabes, ¡conviértete en crítico/a tú también!

2 comentarios:

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