miércoles, 3 de junio de 2015

Por qué yo no tengo ídolos.

En los círculos en que me muevo, la palabra "ídolo" es la más común, la más dicha, y se podría decir que la elemental para que todo lo demás funcione. Como si de la fuerza de la gravedad se tratara, esa palabra es la esencia de un fandom y, como prácticamente todo el mundo está en uno, de manera más o menos pasional, es extraño encontrarte con alguien que se niega en redondo a usar esa palabra.
Puede que yo la utilizara en el pasado, pero desde luego sin entenderla muy bien ni comprender hasta qué punto llegaba su significado. Y llevo ya varios meses dándole vueltas (después de decir que en la RAE no se contenía con el significado que se le da ahora, y que me intentasen callar la boca con una definición moderna de "persona a la que se admira con exaltación", he llegado finalmente a la conclusión de que yo no tengo ídolos, y que puede que no sean tan buenos como parece en un principio.
Pero lo que me ha hecho finalmente llegar a esta conclusión ha sido lo que vi esta misma noche. El Rubius, el Youtuber con más subscriptores de toda España, había aceptado una entrevista con Risto Mejide, y dado que no había visto ninguna entrevista suya, que consumo algunos sectores de su contenido, y que me encanta la mordacidad de Risto, decidí quedarme levantada hasta tarde esperando por esa media hora que parecía no llegar, para ver qué tenía Rubén que decir, cuántas risas iba a echarme y qué pullas iba a lanzarle Risto.
Lo que finalmente presencié me dejó de piedra. La entrevista empezó tal y como yo esperaba: Risto preguntando por los orígenes de Rubén, qué había conseguido con su canal de Youtube... lo típico. Hasta que llegó a la vida personal, y yo me quedé de piedra, creyendo que él no querría contestar sobre aquel asunto (muchos famosos no quieren hacerlo, cosa que respeto e incluso admiro). Pero sí que contestó, y lo que contó me dejó de piedra.
Se había pasado cerca de un año encerrado en su habitación, aislado casi totalmente del mundo y de sus amigos y familiares, viviendo solo, y sin pareja, pero no por decisión propia, sino porque un grupo de personas, unos fans, habían averiguado su dirección y se habían propuesto conocerlo a toda costa, aunque eso significara tener que acampar a su puerta y dejarlo encerrado dentro por miedo al circo que se montaría en cuanto saliera por la puerta. Y ese encierro, como a cualquier persona, acabó con él por dentro. Rubius llegó a decir que se pasaba 5 días sin poder subir vídeos porque sencillamente "no le salía", y con las aspiraciones que tengo esto me dolió como si me hubiera sucedido a mí. A la gente del show bussiness lo peor que le puede pasar es que ya no le salga más entretener. Si esta sequía dura mucho, podría llegar a acabar con una carrera, y con una persona, si ésta es su trabajo y sus aspiraciones.
Finalmente, él pudo salir de la situación, aunque todavía sufre los restos de la fama: no tener la posibilidad de tener relaciones normales, tener que cuidar mucho de sus amistades por quién se acerca por quien es y quién por cómo es, etc. Probablemente me hubiera llevado una mejor impresión si hubiera escuchado con atención al final de la entrevista, pero yo ya me estaba comiendo la cabeza, dándole vueltas al asunto.
Eso es precisamente lo que significa ser un ídolo. Estar encerrado en tu casa porque tus fans no te dejan salir. Porque te admiran demasiado, con exaltación, lo suficiente como para ir en masa a encontrarte sin tener en cuenta que te pueden poner en peligro. Que te consideren un dios y que necesiten conocerte, tocarte, tenerte cerca, como el camello que necesita al oasis de mitad del desierto para poder vivir. Que no pretendan hacerte daño (porque dudo bastante que la gente que acampó tuviera esa intención), pero que te lo terminen haciendo más que aquel que va a por ti, a quien ves con el cuchillo en la mano y del que te puedes, más o menos, esconder. Que te coloquen en un altar, y no te dejen bajarte de él, porque el suelo no es digno de ti, y finalmente acabes petrificándote porque se olviden de darte de comer, ya que los dioses no pasan hambre.
Y todo eso tomó forma esta noche, aunque llevo viéndolo meses, años incluso, dependiendo del fandom y de su correspondiente "ídolo". Gente decepcionada porque tal cantante sale desnuda en un vídeo, gente decepcionada porque su famoso salga fumando o borracho, gente protestando porque su ídolo resulte tener pareja... y gente increpando a los que se marchan porque "eso no es ser un verdadero fan".
No, mi vida. Claro que es ser un verdadero fan. Claro que las cosas verdaderas pueden tener fecha de caducidad. Yo estoy viva ahora. Es verdad. Pero en 1995 no estaba viva. En 2195 tampoco voy a estar viva; y eso no hace que mi existencia ahora se convierta en una mentira. Las cosas se rompen, las personas cambian, la comida se pudre y los lagos se secan. Eso no quiere decir que una cosa no estuviera entera una vez, que conocieras a una persona en otra ocasión, que una manzana no estuviera en su punto un verano, y que una vez no hubiera un lago en el que nadaban peces y se bañaban niños. Todo es relativo, todo salvo un ídolo.
Queramos o no, el "ídolo", por mucho que lo diga la RAE o miles de personas, todavía no es una persona, ni un objeto. Todavía tiene su primera acepción, el ser la imagen de una deidad, o de un objeto de culto.
Y yo soy atea; yo no tengo dioses.
Admiro, evidentemente, como hace todo el mundo. Creo que la admiración es una parte fundamental del ser humano.
Pero de ahí, a estar dispuesta a sacrificar mi dignidad, o la salud o el bienestar de otra persona, por tener contento a mi dios personal, llámese Rubén, Louis, Meryl, Justin, o Lady Gaga... hay un abismo que yo no puedo salvar. No tengo alas. No soy un pájaro. No soy un dragón.
No puedo custodiar una casa a la espera de un famoso como si fuera un dragón vigilando que nadie rescate a mi princesa. Lo siento, pero no es parte de mí.

2 comentarios:

  1. Hola, Eri!

    Solo quería expresarte mi conformidad ante tooodo lo que has dicho. Creo que has captado exactamente lo que significa la palabra "ídolo". No sé si conocerás el K-Pop, pero son boybands o girlbands coreanas cuyos componentes son entrenados desde pequeños, para que sean unas bestias del canto y del baile, y obviamente, para vender cuanto más se pueda. A los componentes de estos grupos se les llama, tal cual: ídolos. Un miembro de una boyband coreana deja de ser una persona para ser un ídolo. Allí sí que se toman en serio los conceptos.

    Creo que mucha gente utiliza la palabra "ídolo" como sinónimo de persona admirada, si bien hay miles y miles de personas que se toman su significado como algo extremo (el caso que has citado de las fans de Rubén). A donde quiero ir a parar, es simplemente a que muchas fans lo utilizan de manera sana aunque no conozcan su verdadero significado; creo que tú lo has hecho, y estoy de acuerdo

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    1. ¡Hola, Sofía! Jo, muchas gracias por tu comentario, me ha encantado. Quiero creer que sí, que lo utilizan no con su significado literal, sino como sinónimo de "persona admirada", simple y llanamente, sin la exaltación.
      En lo relativo a lo del K-Pop, sabía de su existencia, pero no que los entrenaran desde pequeños o que dejaran de ser personas. Joder. Nadie debería pasar por eso, ni por todo el oro del mundo.
      Un beso ♥

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