Zayn se apoyó en el marco de
la puerta y se cruzó de brazos. Levanté la mirada un segundo, haciéndole ver
que no podría cogerme por sorpresa, volví la vista a la libreta que me habían
proporcionado de Oxford para que me informara sobre los másteres que podía
hacer…
… y volví a levantar la mirada y a clavarla en mi
chico. Zayn sonrió cuando yo lo hice, mordisqueando un poco la tapa del
bolígrafo, con el que había ido rodeando programas que me interesaban y
posibles salidas profesionales.
-Gatita-dijo solamente. Le quedaba bien estar desnudo
delante de mí, cubierto sólo por una toalla atada a la cintura. Me encantaban
sus tatuajes, todos salvo el de la chica que llevaba en el antebrazo. Me había
quedado acariciándolo distraída la primera vez que nos acostamos en nuestra
casa, ya siendo padres, lejos de Ibiza y del mar.
-¿Puedes quitártelos?-le había preguntado, y él
asintió.
-Pero me dejaría marca.
Torcí el gesto.
-Quieres que me quite a Perrie.
-No me mola verla cuando estoy contigo; especialmente
cuando follamos.
-Al menos te queda el consuelo de que estuve con ella
hace tiempo, pero ahora estoy contigo.
Me lo había quedado mirando, sonriendo. Le di un beso
en los labios.
-¿Qué le vas a decir a Scott cuando crezca y te
pregunte quién es?
-Que tenías el pelo rubio cuando yo te conocí.
Me había echado a reír.
-Amor-repliqué yo-. Me gusta lo que veo- y su sonrisa
se amplió un poco más.
-Scott está durmiendo-informó con diligencia. Doniya
iba a venir a cuidarlo aquella noche; su hermana mayor estaba en Londres por
algo de sus estudios, y tenía la noche libre.
Era 28 de julio.
Hacía un año de nuestro primer encuentro, y habíamos
hablado de salir por ahí a celebrarlo.
-Qué diligente eres.
-Y estaba a punto de meterme en la ducha, cuando he
pensado… el planeta está muy jodido-reflexionó, yo asentí.
-Bastante, la verdad.
-Y, ¿qué podemos hacer tú y yo para cuidarlo?
-No mucho, pero algo se nos ocurrirá.
-¿Qué tal si… ahorramos agua?
Cerré la libreta.
-Te escucho.
-Tú y yo. Juntos. Solos.
-Tienes toda mi
atención, Z.
-Ayudando a este planeta nuestro duchándonos juntos.
¿Qué te parece?-me guiñó un ojo, y me eché a reír, asentí y lo seguí hasta el
baño.
Desde el día en que nos acostamos y empezamos a ser
una pareja normal, me daba la sensación de que vivíamos en una luna de miel
constante. Yo era su chica, él era mi chico; teníamos un hijo en común del que
cuidábamos con todo el esmero que podíamos (y que, desde luego, no era poco) y
aprovechábamos los ratos que teníamos a solas después de pasarnos la tarde
tonteando, y besándonos y acariciándonos delante del pequeño.
Y las noches, oh, por dios, las noches. Eran lo mejor
del día, porque estábamos solos, las manos volaban casi tan rápido como la
ropa, y su boca recorría todo mi cuerpo y la mía recorría todo el suyo, y
suspirábamos nuestro nombre y se lo regalábamos a la luna y las estrellas
mientras reíamos por lo que le estábamos haciendo al otro.
Estaba perdidísima en él, como un arqueólogo que entra
por primera vez en una cámara funeraria de algún faraón que nadie más ha
visitado hasta la fecha. Si yo fuera Howard Carter, Zayn sería mi Tutankamón.
Me era imposible destacar algo de todo el tiempo que
estábamos juntos, pero si tuviera que renunciar a todo y quedarme con solo una
cosa buena de estar con él, sería, indudablemente, el sexo. Nos entendíamos sin
necesidad de palabras, teníamos un ritmo similar y anticipábamos las noches de
igual manera. Él sabía dónde tocarme para hacerme disfrutar, yo sabía qué debía
hacerle para que perdiera la razón y se emborrachara de mí hasta el punto de
que lo único que recordaba fuera mi nombre, y no el suyo, y que lo único que
sabía a ciencia cierta era que jamás podríamos tener suficiente el uno del
otro.
A Scott también le alegraba nuestro cambio en la
relación: mejor que tener a un padre para ti era tener a los dos a tu lado, jugando,
mimándote.
Zayn y yo hacíamos muy buen equipo, y estábamos
dispuestos a celebrar el momento en que nos juntamos por primera vez.
Me moví entre el agua de la bañera, encima de él, con
la melena cayéndome por la espalda en libertad, creando ondas en todas
direcciones. Me creía Poseidón. Sus labios no se separaban de los míos, sus
manos no paraban de recorrer mi cuerpo, que se iba cincelando poco a poco a
base de esfuerzo, ejercicio en solitario y ejercicio acompañada de él. Me
mordió el labio, tiró un poco de él, yo me eché a reír y respondí balanceando
un poco más profundamente la cadera. Zayn cerró los ojos, se mordió el labio y
echó la cabeza hacia atrás.
-¿De dónde has salido, Sher?-me preguntó, acariciando
mi espalda, bajando un poco más y ayudándome a ayudarlo. Nunca había hecho eso
en una bañera. Sí había tenido sexo en una ducha, pero no en una bañera, y me
gustaba la sensación del agua acariciando mi piel, reforzando las manos de él,
y rodeándonos, lista para engullirnos en cuanto decidiéramos que éramos barcos
a punto de naufragar en el otro.
-De las estrellas, igual que tú-le besé la mandíbula,
le pedí en el oído que se corriera para mí, y eso hizo.
Doniya llegó de noche; Zayn le explicó todo lo que
tenía que hacer, le dio instrucciones muy detalladas de dónde estaba todo lo
que Scott podría necesitar y le dijo que, como le pasara algo a su hijo, la
asesinaría. Le prometió una muerte lenta y dolorosa mientras yo me vestía en
nuestra habitación.
Los dos se giraron para verme llegar. Doniya me dijo
que estaba preciosa, y se soltó el pelo de la coleta que se había hecho y
volvió a hacérsela, incapaz de apartar la mirada de mis piernas.
Zayn se ahogaba en su propia saliva.
-¿Qué llevas puesto, Sherezade?-inquirió con voz
ronca, en el mismo tono que se le ponía cuando yo me echaba sobre él y le decía
al oído exactamente lo que quería que me hiciera.
-Un trapito de nada-respondí, acariciándome el
costado.
Era el vestido color vino, el vestido con la
cremallera dorada a la espalda, el vestido que había llevado puesto exactamente
un año antes, cuando nos conocimos.
Zayn se giró hacia su hermana.
-No estoy seguro de que finalmente vayamos a
necesitarte esta noche-comentó, y las dos nos echamos a reír. Los hombres
pueden llegar a ser muy simples y muy manejables. Hacía nada estábamos en la
bañera los dos solos, y ahora lo único que le apetecía era repetir aquella
experiencia.
Nos despedimos de Doniya, cubrimos de besos a Scott,
le dijimos que se portara bien (aunque no hacía falta, nuestro hijo era un
santo) y nos metimos en el ascensor. Zayn se acercó a mí, me pegó contra la
pared, inhaló mi perfume mientras yo esperaba lo inevitable: que le diera al
botón de parada, que me hiciera otro hijo allí dentro.
Yo estaba por la labor; de lo contrario, no me habría
puesto esa ropa.
-Estás preciosa-comentó, con sus labios tan cerca de
los míos que me los acarició suavemente al hablar.
-Tú también-susurré, acariciándole el cuello de la
camisa. Se pegó un poco más a mí, bajó sus manos por mi costado, fue por mi
espalda, se coló por debajo de mi falda, justo por detrás, y yo lo dejé hacer.
No, no le dejé hacer: le franqueé el paso separando un poco las piernas. Sonrió
socarrón cuando suspiré después de que llegara al centro de mi ser.
-Gatita-fue todo lo que dijo, con la voz más ronca que
nunca. Estaba durísimo, lo notaba contra mi pierna. Me lo haría fuerte, yo
quería que me lo hiciera fuerte, pero no estaba segura de si me dolería si me
lo hacía fuerte.
Reconoció la tela, el tejido.
-¿Llevas todo lo
que llevabas?-espetó, incrédulo. Su mano seguía entre mis muslos, recordándome
de quién era la llave del paraíso.
-O vas duro, o te vas a casa-repliqué con un suspiro.
El ascensor se detuvo, yo miré hacia el exterior. Hice ademán de salir.
-Quieta ahí. Tú no te vas a ningún sitio.
-Zayn-recriminé, riéndome, y él me contestó con un
beso. Me hizo callarme, siguió acariciándome hasta que yo no pude más. Arqueé
la espalda y le di vía libre a que hiciera lo que quisiera conmigo, pero se
conformó con escucharme jadear su nombre como si fuera la palabra que curaría
todas las enfermedades del mundo.
Me lo quedé mirando, con las mejillas ardiendo, los
ojos brillantes.
-No te voy a hacer nada por el estilo-aseguré.
-Es un regalo. Feliz cumpleaños, nena.
Le di un beso, sosteniendo su rostro entre mis manos.
-Sabes bien-fue todo lo que me dijo, y los dos nos
reímos, y la tensión del momento desapareció. Fuimos al teatro; había una obra
de Shakespeare que tenía muchas ganas de ver. Recitó los versos más famosos de
Hamlet de memoria mientras yo me reclinaba en el asiento y disfrutaba viendo
cómo vivía la literatura de aquel país que nos había visto nacer y crecer, y
hacer nacer a otra persona. Me encantó la obra, pero más me encantó verlo a él
sonreír como un niño, aplaudir unas actuaciones espléndidas e inclinarse hacia
mí y preguntarme si me había gustado. Asentí; claro que sí.
Hacía un año, yo no podía ni soñar con hacer cosas
como aquella. Las entradas eran demasiado caras como para que yo pudiera
permitírmelas: si quería ver una obra, o bien dejaba de pagar el alquiler ese
mes, o de comer, o de utilizar la electricidad, o bien me colaba como
limpiadora y me hacía un hueco entre bastidores, esquivando el ajetreo de los
actores en lugar de ver la obra como había de ser.
Zayn me había abierto varios mundos de posibilidades;
el mejor de todos era Scott, una galaxia en sí mismo, el centro del universo,
pero la existencia de Scott no hacía que lo demás no fuera maravilloso. Sí,
prefería a mi hijo sobre todos aquellos lujos, pero todas las nuevas
experiencias que pasé con su padre no dejaban de ser geniales.
Fuimos a un restaurante con vistas al Parlamento, en
la otra orilla del río. Habíamos conseguido la mejor mesa. La estancia estaba
medio llena; la mayoría de la gente que había cuando entramos ya se había
marchado, y nosotros habíamos inaugurado una nueva tanda de comensales que
charlaban en voz baja, se reían y asentían, con el amor y el alcohol chispeando
en sus ojos.
La comida estaba deliciosa, y Zayn y yo no parábamos
de reírnos y de tontear como lo habíamos hecho pocas veces.
Visto en perspectiva, fui estúpida al no darme cuenta
de lo que iba a suceder aquella noche. Me había tomado su petición de
matrimonio como un delirio nocturno, creí que no lo decía totalmente en serio
(sí, sabía que le apetecía, y sí, le había dicho que sí porque a mí también me
apetecía, pero era cierto que ninguno de los dos había sopesado detenidamente
su decisión), que había seguido un impulso y los dos habíamos celebrado que, en
un futuro, aquel impulso fuera a llevarse a cabo.
Los camareros nos trajeron una bola de caramelo con
helado de frambuesa por debajo; vertieron chocolate blanco y esperaron a que la
bola se deshiciera, abriéndose como los pétalos de una flor.
En mi plato, había algo que brillaba.
Levanté la mirada y la clavé en Zayn, que sonrió, se
levantó y se puso de rodillas ante mí.
-Z-susurré. Sentía todos los ojos clavados en
nosotros. Me moría de vergüenza y a la vez de felicidad.
-Sherezade Grace Assad-empezó.
-Mi segundo nombre no es Grace-le corté, y le susurré
en árabe-. Te voy a matar por esto.
Decidió ignorar la última parte de la frase.
-Por favor, gatita, estoy intentando declararme, y no
ayudas con tus intentos de hacer de este momento uno bastante mediocre, y de
verdad que no necesito tu chulería precisamente ahora, bastante nervioso estoy
ya.
-Está bien.
Suspiró.
-¿Por dónde iba? Ah, sí. Sher-se aclaró la garganta-.
Podría pasarme la noche haciéndote promesas de ésas que un chico le hace a una
chica cuando está enamorado hasta las trancas de ella como yo lo estoy de ti;
puedo decirte que te daré lo más hermoso que una persona puede regalarle a
otra, pero ya sabes lo que somos capaces de hacer juntos-sonrió, y yo sonreí, y
por nuestras mentes pasó una única palabra. Scott-.
Tenemos en casa al mejor regalo que podrías darme y yo podría hacerte, y podría
prometer escribirte una y mil canciones, pero ya sabes que lo haré; podría
prometerte que no me apartaré de tu lado nunca, pero eso también l osabes; y te
haces a la idea de que eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida, y
veré jamás… pero ya sabes que te quiero con locura, que eres la luz de mis
días, la única musa verdadera que he tenido en toda mi vida y que probablemente
exista en este mundo, y sabes que te quiero con todo mi corazón, así que… ¿Me
harías el honor de dejarme hacer que pases vergüenza con muestras de cariño en
público como ésta, hasta que exhale mi último aliento? ¿Te casarías conmigo?
-Te voy a asesinar mientras duermes-contesté. Hubo
risas contenidas en las mesas más cercanas. Zayn se rió, miró al suelo, asintió
con la cabeza.
-Entonces, te conviene decir que sí para cobrar
pensión de viudedad. Venga, Sher. Recupera el apellido de tu madre. Vuelve a
ser una Malik. Muere siendo una Malik.
Le acaricié la cara
-Sí, Zayn, claro que sí.
Me puso el anillo en el dedo, los dos estábamos
temblando. Me incliné para besarlo y el restaurante prorrumpió en aplausos y
vítores.
Volvimos a casa siendo incapaces de dejar de besarnos;
Doniya se había quedado dormida en el sofá. Zayn le sacudió un pie, su hermana
se despertó y nos miró.
-Ya veo lo bien que cuidas de tu sobrino, tía.
-¿Se ha muerto? No. Pues lo he cuidado bien. Adiós,
ricuras-dijo, y se detuvo en seco al ver algo que brillaba en mi dedo. Nos miró
a ambos alternativamente-. ¿Estáis…?
Asentimos.
-¡Madre mía! ¡Enhorabuena! ¡Jo, Sher, cuánto me alegro
de que vayamos a ser familia! Pero… ¿estás segura? Mira que Zayn puede llegar a
ser muy tocacojones, especialmente cuando salen los nominados a los Grammy…
-Vale, gracias por la aportación, Doniya, te puedes
ir-dijo Zayn, empujando a su hermana en dirección a la puerta.
-No, en serio, por muy bien que lo haga, no creo que
te merezca la pena soportarlo cuando…
-¡ADIÓS, DONIYA!-tronó Zayn, abriendo la puerta y
echándola fuera. Doniya puso el pie en el vano.
-¡Huye ahora que puedes, Sherezade!
-¡ME CAGO EN LA PUTA, DONIYA, QUE TE ESFUMES YA!
-Mi hermanito se casa-celebró, revolviéndole el pelo a
Zayn, tirándonos un beso y dejándonos solos.
No tardamos en desnudarnos y hacerlo muy, muy
despacio, tanto que a nuestras almas les dolió el cariño que pusimos en nuestra
unión. Contemplé el anillo a la luz de la lámpara de la mesilla de noche; había
querido quitármelo para acostarme con él, pero Zayn me había pedido que no lo
hiciera.
-Quiero sentirlo cuando me acaricies-explicó, y yo
sonreí, asentí también.
Se trataba de una pieza de platino que se abría en la
parte frontal para enredarse con filigranas de oro, que sostenían varios diamantes
enfrentados unos contra los otros hasta hacer la forma de dos abejitas que, con
sus antenas, aguardaban un diamante redondo aún mayor.
Era de Tiffany, mi joyería favorita. Recordaba pasar
con mis amigas por la calle más cara de Oxford y detenerme en el escaparate
para mirar lo que había en el interior, soñando con el momento en que tendría
un contrato que me permitiera entrar allí y llevarme lo que me diera la gana.
Siempre había pensado que ese contrato sería laboral.
Nunca se me había ocurrido que mi primera joya de Tiffany viniera de otro
bastante diferente.
-¿Te gusta?-preguntó Z, besándome el hombro y
contemplando cómo me quedaba el anillo en el dedo. Encajaba a la perfección. No
sabía cómo había conseguido mi talla, pero poco importaba. Era perfecto.
-Es precioso, Z, gracias. Pero…
-¿Pero…?-me animó.
-Ahora voy a vivir con miedo a perderlo.
-Tiene seguro-soltó como si tal cosa, encogiéndose de
hombros.
-¿Por cuánto?
-¿Qué más da por cuánto, Sherezade? Soy millonario, tía. Métetelo ya en la
cabeza. Es bastante complicado que encuentres una casa en esta ciudad que yo no
pueda permitirme comprar.
Me abracé a él.
-Todo esto es nuevo para mí, Z.
-Te acabarás acostumbrando después de que te convierta
en una consentida como los dos vamos a consentir a Scott.
Me eché a reír, le besé en los labios, jugué con el
anillo en mi dedo.
-Tenías ganas de pedírmelo-observé, y él asintió-. De
pedírmelo en serio-insistí, y volvió a asentir-. ¿A qué esperabas?
-A que llegara una vez en la que no me dijeras que no.
Fruncí el ceño.
-Nunca te he dicho que no.
-Me lo decías cada vez que me besabas en la mejilla
por la mañana-observó.
-Quería asegurarme de que serías un buen padre antes
de… involucrarme en serio contigo-me excusé, y él se echó a reír.
-Eso es que soy bueno.
-Scott es guapo gracias a ti-comenté-, y va a ser
buena persona también gracias a ti.
-Tengo mis dudas-fue su contestación mientras hundía
las manos en mi pelo-. ¿Dónde has estado toda mi vida, gatita?-inquirió, y me
lo besó.
-Esperando que vieras lo diferente que puede ser
alguien dependiendo de con quién esté.
Se lo contamos a nuestros padres a la semana
siguiente. Primero vino mi familia; era lo justo, después de que hubieran sido
los últimos en enterarse de que estaba embarazada. Tanto Ihsan como Khaliq
miraron el anillo con perspicacia.
-¿Qué te ha crecido en el dedo?-preguntaron a la vez,
y yo me eché a reír. Abdel consideró oportuno recordarme cómo de pequeña había
fardado de que no tenía pensado casarme, que sería una madre soltera y muy
orgullosa. Cómo habían cambiado las tornas en tan poco tiempo.
Rebekah y papá nos felicitaron, nos invitaron a
brindar, y no pararon de celebrar que nuestra familia fuera a aumentar de nuevo
en un miembro más. Nuestra casa iba aumentando poco a poco, a cuentagotas, pero
nadie tenía prisa por llenarla, o al menos, de momento.
Al día siguiente vinieron los padres de Zayn, ellos
dos solos. Las hijas se habían quedado con sus amigas en Bradford, negándose a
una aburrida comida con su hermano mayor (aunque su sobrino sí que merecía la
pena verse, según me dijo Yasser), y prefiriendo una tarde con sus amistades.
No podría culparlas ni aunque hubiera querido.
Trisha me sorprendió sonriendo con sinceridad cuando
le anunciamos que íbamos a casarnos. No soltó ninguna pulla. Ya no era el
enemigo público número uno. Era la madre de su nieto y estaba bien tenerme
cerca. Cuanto más cerca, mejor; así podría tenerme vigilada y saber que cuidaba
de Scott como el pequeño se merecía.
Como disculpa por haberse perdido nuestro anuncio,
Waliya y Safa se ofrecieron a hacer de canguros de Scott la noche que nosotros
quisiéramos, que terminó siendo un mes después, en la que quedé con mis amigas
para disfrutar de la poca libertad que nos quedaba antes de volver a la
universidad y enfrentarnos al último curso de la carrera. A partir de entonces,
todas nos separaríamos, la hermandad se fracturaría y cada una volaría en una
dirección diferente, prometiendo cuidar del nido y no dejar de traerle de vez
en cuando alguna que otra ramita para que no se rompiera. Todas nos engañábamos
las unas a las otras diciendo que no perderíamos el contacto, cuando la
realidad era que en el fondo de nuestros corazones sabíamos que tendríamos
suerte si habláramos cada dos meses con alguna de ellas, no ya con todas.
Antes de ver a mis compañeras de universidad, me fui a
cenar con Chloë, mi mejor amiga del instituto, una galesa que se había mudado a
la casa de al lado cuando teníamos siete años y que lo sabía todo de mí, y yo
de ella.
Chloë se había empeñado en estudiar Cultura Clásica y
se había pasado el último año (literalmente, un año), correteando por el sur de
Italia, toda Grecia, parte de Turquía, y el norte de Egipto, lo que ella
llamaba “el epicentro del Mediterráneo”. Se trataba de la zona más importante
para los estudiosos de la antigüedad europea, todos acudían a aquellos lugares
al menos una vez en su vida, bien para redactar una tesis, intentar desentrañar
algún misterio oculto tras miles de años de cadáveres llevándose a la tumba los
secretos de sus antepasados, o simplemente para comprobar si la majestuosidad
de las esculturas, pinturas o manuscritos plasmada en los libros de texto que
trataban como yo a un código penal se basaba en hechos reales.
Chloë no iba a ser menos. De hecho, acababa de
graduarse de una carrera que se decía complicadísima un año antes de lo
previsto. Ya trabajaba en Turquía y había conocido allí a un muchacho griego
que, según decía, bebía los vientos por ella.
Me dijo su nombre, pero se me olvidó varias veces a lo
largo de la cena, así que terminé por llamarlo Sócrates mientras ella
protestaba porque no quería que lo llamase así. Detestaba a Sócrates. Era
platónica perdida.
Tardó quince minutos de reloj en darse cuenta de que
yo no estaba agitando las manos, apoyando la cabeza en la mano y apartándome
mechones de pelo de la oreja por casualidad. Seguía hablando de cómo sus
profesores le habían puesto un sobresaliente a su trabajo de graduación y de
cómo habían invitado a media clase a asistir a su exposición, cómo había tenido
que trasladarse al pabellón de conferencias de la universidad (una lástima que
se hubiera llenado y no pudiera haber ido, pero sus padres la habían grabado y
podría verla cuando quisiera), la acalorada discusión con uno de los profesores
porque ella corrigió algo de un manual que no era exacto…
Se quedó callada en media frase, con un trozo de
lechuga del primer plato pendiente del tenedor. Alcé las cejas, arrastrando
unas pestañas cargadas de maquillaje y que podrían atravesar el pecho a un par
de cabrones, como gladiadoras cuyos escudos no son otros que unos párpados con
sombra de color grisáceo y cuya protección son unos ojos de gata enmarcados en
un eyeliner irrepetible, y sonreí.
-¿Qué tienes ahí?-inquirió, dejando caer el tenedor e
inclinándose hacia mí. Me miré los dedos.
-¿Esto? No es nada.
-¿Qué te ha crecido en el dedo, Sherezade?-espetó,
cogiéndome las manos, ignorando las uñas pintadas de blanco (las detestaba y
las odiaba a partes iguales; las uñas blancas no dejan indiferente a nadie) y
tiró de mi brazo hasta colocarse el anillo delante de sus ojos.
-Voy a casarme-anuncié, y ella puso los ojos en
blanco.
-Intenta robarme el foco de atención en otro momento,
cariño: me he graduado cum laude en
estudios clásicos dos años antes de lo previsto.
-También he tenido un hijo.
Se metió un picatoste en la boca.
-¿Tengo cara de gilipollas?
Ya tenía el móvil preparado para bombardearla con
fotos de mi precioso Scott. Bufó, bebió vino, volvió a bufar, se echó el pelo
hacia atrás y soltó:
-A ti lo que te pasa es que estás celosa, y quieres
estropear mi momento. ¿Conozco al padre?
-¿Qué sabes de Zayn Malik?-pregunté como si tal cosa,
sin darle importancia a que era la primera vez que decía su nombre completo
después de saber que me otorgaría su apellido… si yo lo aceptaba, claro.
-¿Qué Zayn Malik? ¿El Zayn Malik? Joder, nena, menuda
pieza te llevas; sabía que lo tuyo con los tíos que no tienen arreglo venía de
lejos, pero no que fuera tan profundo.
-No es como la gente dice. No me hará lo que le hizo a
la otra.
-Si te lo hace, lo matamos entre las dos-sentenció-.
Me imagino que será bueno.
-Conmigo y con Scott.
-¿Tu hijo se llama Scott?
-Es una larga historia.
-Tengo tiempo-fue su respuesta, así que se lo conté,
asintió, siguió comiendo, me robó un par de trozos de queso y asintió con la
cabeza cuando acabé-. Jesús, ¿crees que será genético lo de dar esas
contestaciones? Porque, en ese caso, puede que me interese esperar a que Scott
crezca. Eso sí, por favor, si me lo vas a reservar, edúcalo para que sea duro
con las chicas. Me gusta cuando van de duros.
-Cariño, a mí, lo único que me gusta duro, es el
sexo-respondí, y las dos nos reímos. No tardamos en juntarnos con mis
compañeras de la universidad, que se pusieron a chillar entusiasmadas al ver el
pequeño regalo que traía prendido del dedo.
-¡Vaya vaya, nena, ¿dónde vas con ese pedrusco?!-bramó
una.
-¡No me extraña que ya estés así, con esos brazos!
¡Con lo que tiene que pesar, deberías tener bola ya!
Volvieron a alabar lo rápido que me había recuperado
de mi embarazo; lo cierto era que había conseguido machacarme hasta el punto de
volver a ser yo. ya sólo tenía un par de marcas en la tripa, síntomas de que
había sido madre, y dudaba que pudiera borrarlas a golpe de hacer abdominales.
Pero volvía a tener mi cuerpo, estaba tremendamente
bien: me sentía querida e importante, disfrutaba de muy buen sexo con
regularidad, y no tenía ninguna necesidad pendiente.
Confieso que me encantó cómo alababan el trabajo que
había llevado a cabo, al igual que lo hizo Zayn mientras me vestía. Él se
estaba poniendo unos vaqueros y una camisa que me habían dado ganas de
arrancársela y follármelo fuerte de pie, prestándome toda la atención que podía
mientras terminaba de arreglarme las uñas de las manos y los pies, me ponía
unas sandalias de tacón de intrincado diseño, algo así como una enredadera
negra rígida y brillante, que me escalaba por las piernas hasta llegar a la
rodilla, resaltando mi piel morena, lo tonificado de mis muslos y lo mucho que
me había cuidado estos últimos meses.
Pero las sandalias no eran nada comparadas con el
vestido con el que me había hecho después de irme de rebajas como siempre
hacía, fundirme mis ahorros ahora que Zayn me había pagado la carrera (la
verdad es que podía vivir mantenida, no me terminaba de disgustar): se trataba
de un pequeño vestido negro con la espalda al aire, con la excepción de una
tira que lo recorría y sujetaba para impedir que se deslizara; se pegaba a mi
piel como un guante y carecía de escote por la parte delantera, afianzándose en
mi cuello y dejando mis hombros en libertad para que fueran acariciados. Era
bastante parecido al de Audrey Hepburn en Desayuno
con diamantes, pero yo me había decidido a darle una vida mucho más
interesante. No me dejaba los costados al descubierto para nada: tenía pensado
bailar hasta que me dolieran los pies, coger un taxi, irme derecha a casa,
esperar a Zayn o terminar con su espera, y acostarme con él sin quitarme el
vestido.
No tuve que esperar a ir a casa para satisfacerme;
estaba bailando con mis amigas cuando mi cuerpo recordó de repente que había
expulsado otro de su interior hacía poco. Me excusé para ir al baño y me hice
hueco a codazo limpio entre la muchedumbre que vibraba al ritmo de la música.
Para cuando volví, las chicas se habían hecho con un grupo de amigos que a mí
no me costó reconocer.
Eran los compañeros de clase de Zayn, a quienes ellas
habían conocido el día que Zayn se trajo a Scott porque no paraba de llorar de
lo mucho que me echaba de menos mientras hacía un examen. Él tenía uno por la
tarde, así que yo cuidé de nuestro pequeño amor rodeada de mis amigas, quienes
celebraron el final de curso de los de Literatura a lo grande.
Me saludaron con el entusiasmo y fervor que sólo puede
provocarte el alcohol, y de la nada aparecieron unas manos que me rodearon la
cintura, unas manos que yo conocía muy bien.
-¡Zayn!-celebré, girándome, y él sonrió.
-¿No es esto el destino?-gritó por encima de la
música, y yo me vi obligada a echarme a reír. Él era mi suerte personal, mi
amuleto, mi estrella fugaz y, a la vez, mi deseo. Había salido con sus amigos
sin conocer mis planes, yo había salido con las mías sin conocer los suyos, y
ahora nos encontrábamos allí. Volvió a mirarme de arriba abajo, acariciándome
la cintura.
-¿Quieres tomar algo?-me gritó en el oído, y yo
asentí.
-A ti-repliqué, y le mordí el lóbulo de la oreja que
tenía el pendiente. Les dijo a los demás que volvíamos enseguida, como si
fueran a echarnos de menos, y se dejó guiar por el pasillo que me había
conseguido crear un poco antes para llegar al baño.
Echó el pestillo del cubículo y empezó a besarme con
el hambre de siempre, a la vez que lo hacía como nunca.
-No llevo condón-sonrió en mis labios.
-Estamos prometidos-repliqué, separando las piernas y
dejando que me acariciara, como tenía por costumbre hacer para prepararme. Me
encantaba que hiciera eso, a él le encantaba manejarme.
-¿Te imaginas que te hago otro hijo?-preguntó, tirando
de mis bragas y desabotonándose los pantalones. Contemplé con delicia lo
preparado que estaba para mí.
-Quiero dedicarle mucho tiempo a Scott-protesté,
apoyándome en la pared, separando las piernas y dejando que entrara en mí. Los
dos suspiramos-. Pero si vuelves a dejarme embarazada, ten la decencia de
hacerlo de una niña.
-Veré qué puedo hacer, gatita-sonrió, embistiéndome.
-Oh-contesté-. Sí-murmuré, tanto a la oferta de que lo
intentáramos, como al “gatita”, como a nuestros cuerpos unidos.
Follamos fuerte esa noche.
La verdad era que lo había echado de menos. No nos
atrevíamos a ir demasiado deprisa en casa, pero el alcohol, como ya he dicho,
desinhibe bastante.
Disfruté como lo había hecho hacía más de un año. Pero
no sucedió nada.
Suerte que llegó el 17 de octubre, el día en que Scott
dejó de estar solo, el día en que nació su primer hermano.
Tommy se hizo de rogar, hasta el punto de que Louis
nos avisó el día anterior por la tarde, diciendo hecho un manojo de nervios que
Eri se había puesto de parto, y que le encantaría que estuviéramos allí, pero
no quería que la tuviéramos que escuchar gritar, lo que venía a significar algo
así como: “que no os parezca mal, pero creo que esto debemos pasarlo los dos
solos”. No nos pareció mal en absoluto.
Recibimos un mensaje de texto de Louis en el grupo de
los chicos un minuto antes de que él anunciara en Twitter que acababa de
convertirse en padre. Eran las 11 y 4 minutos de la noche.
Scott había nacido a las doce y 17 minutos. Sonreí;
aquello tenía que ser el destino, no podía ser que Scott hubiera nacido los
mismos minutos tarde que días le había llevado a Tommy dentro de octubre, de la
misma manera que era increíble que Tommy hubiera nacido a la misma hora que la
fecha de Scott.
Empecé a intuir lo que quería decir aquello, pero no
fue hasta que los vi juntos por primera vez que me di cuenta de la paciencia de
la que había hecho gala mi hijo esperando a que naciera el de Eri. Me dieron
envidia, la verdad, tan jóvenes y ya sabiendo que tenían a alguien que no les
dejaría solos. Yo había tardado en encontrar a mi alma gemela 22 años; Scott, 6
meses; Tommy ya había nacido con ella.
Fuimos a ver a Eri al hospital al día siguiente, a
última hora de la noche. La recién estrenada madre sostenía con orgullo e
infinito amor y aprecio a su bebé recién nacido, una criatura minúscula de ojos
terriblemente azules. Me dejó cogerlo en brazos mientras Zayn recogía a Scott.
-Tiene tus ojos, Louis-observé, porque de ningún modo
podías mirar a Tommy y no pensar en su padre, de la misma manera que no podrías
mirar a Eleanor y pensar en su madre cuando ella clavara aquellos ojos suyos,
de chocolate mezclado con miel, en ti.
Louis asintió con la cabeza, sonriente y orgulloso de
lo que había hecho con su mujer; se inclinó a besarla y ella le acarició el
cuello, dándole las gracias por aquel pequeño milagro que ahora yo sostenía en
mis brazos. Le pasé el bebé a su padre y recogí al mío; le tocó el turno de
cogerlo a Zayn.
Tommy era mucho más despierto que Scott, no paraba de
contemplarlo todo con curiosidad. De hecho, fue él el primero de los dos en
clavar la mirada en el otro. Giró la cabeza y se quedó mirando a mi hijo, que
había cerrado los ojos disfrutando del calor y la comodidad que le
proporcionaba mi pecho. Tommy alzó una mano en su dirección; yo le toqué la
carita a Scott.
Scott abrió los ojos, miró en dirección a Tommy, que
había dejado escapar un intento de llamada para captar su atención…
… y cuando los ojos de los dos bebés se encontraron,
todos en la habitación contuvimos el aliento.
Tommy y Scott se estremecieron. La parte de alma libre
que le entregas a la persona que se supone que va a estar contigo por siempre
entró en el cuerpo de cada uno en ese mismo instante.
Scott se metió una mano en la boca, palpándose su
sonrisa, mientras estiraba la otra en dirección a Tommy. Zayn y yo estábamos
demasiado lejos para que los pequeños se tocaran, así que dimos un paso,
acercándonos más, y dejamos que lo hicieran.
Y vaya cómo lo hicieron: juntaron las manos, enredaron
sus pequeños dedos alrededor de los del otro, luego subieron por sus brazos, se
tocaron la cara (tuve que apartarme un par de veces porque Scott se emocionaba
demasiado y le intentaba meter los dedos en el ojo, puede que estuviera
indicando quién mandaba y yo estuviera interrumpiendo el ritual, pero dudaba
que Eri me dejara vivir si consentía que mi hijo dejara ciego al suyo),
estiraron los pies en dirección al otro y empezaron a darse suaves pataditas,
reconociendo sus piernas de esa manera…
Y se echaron a reír. Bueno, Scott se echó a reír; Tommy
era demasiado pequeño como para soltar una carcajada, pero hizo el sonido
equivalente a tal de un bebé que no tenía ni un día de vida.
-Tráemelos, Sher-me pidió Eri, incorporándose un poco.
Dejé a mi pequeño en sus brazos, Zayn hizo lo propio, ella los juntó y
contempló con la misma maravilla con que hacíamos los demás cómo los chiquillos
se reconocían el uno al otro, eran incapaces de dejar de tocarse y se reían y
se sonreían.
Uno no puede romper un lazo tan precoz y a la vez tan
profundo; todos supimos en ese mismo momento que Scott sería el mejor amigo de
Tommy, que Tommy sería el mejor amigo de Scott, que se lo contarían todo, que
no tendrían secretos (bueno, un puñadito, para no cabrear al otro), que
confiarían en ellos más de lo que lo harían en nadie, que serían los padrinos
en sus respectivas bodas, que se pondrían más nerviosos que el otro cuando
fueran a tener hijos, que harían un pacto para obligar a sus hijos a ser
amigos, que, quién sabe, puede que intentaran que los linajes familiares se
unieran en su descendencia, que se harían de rabiar muchísimo y serían el
hombro sobre el que llorar, el consuelo en los malos momentos y la celebración
en los buenos, la luz en la oscuridad, los que de verdad podrían sacarse de
quicio…
Scott y Tommy no sabían eso, pero nosotros nos dimos
cuenta nada más verlos de que serían inseparables. A duras penas podían
quedarse quietos, demasiado emocionados de haberse conocido por fin, como para
que de mayores no fueran la pareja más especial del mundo.
Eri les acarició las espaldas mientras ellos seguían
revolviéndose, inquietos.
-Quiero que se casen-espetó, y todos nos echamos a
reír. Zayn miró a Louis, Louis miró a Zayn, sabiendo los dos que no podrían
aspirar a algo como lo que tenían nuestros pequeños.
-Zouis vive-bromeó Louis.
-Larga vida a Scommy-replicó Zayn.
El primer mes de vida de Tommy fue el más feliz para
los dos. Habíamos comprado una casa cerca de la de Louis y Eri después de
decidir que íbamos en serio y que, por tanto, podíamos arriesgarnos a hacer
inversiones en nuestra familia. A Scott le vendría bien tener un jardín en el
que jugar, alejarse un poco del barullo del centro de Londres, y el matrimonio
nos habló de una casa que acababan de terminar de construir un par de calles
más allá. Había un colegio cerca, así como un instituto, por lo que no habría
ningún problema para cuando los pequeños empezaran a crecer.
Nos tocó hacer obras en aquella casa, y al principio
nos habíamos pasado las tardes yendo y viniendo del piso a la nueva casa, hasta
que Eri nos invitó a comer con ellos. Le vendría bien compañía, y le encantaba
estar con Scott, tocarse el vientre y sentir las patadas de Tommy, que no
parecía tener prisa por salir. Nos hicimos amigas, ella cuidaba al pequeño
cuando yo tenía que irme a la universidad para presentar algún trabajo (había
cogido el régimen de estudios de siempre, pero había hablado con mis profesores
y sólo asistía cuando era estrictamente necesario) y Zayn no podía hacerlo, y,
a cambio, yo la ayudaba a preparar la comida para cuando volvían los chicos.
Seguíamos durmiendo en el piso para que Scott no echara de menos su cama, pero,
por lo demás, hacíamos vida en casa de Louis y Eri.
Tuvimos toda la casa lista para cuando Tommy cumplía
mes y medio, y nos trasladamos a ella sólo para descubrir que, de esa forma,
Scott tenía una excusa para pedir ir a verlo más a menudo. Lo llamaba “oy”, y
no paraba de repetirlo mientras me perseguía gateando por casa, exigiendo mi
atención y ver a su amigo el 90% del tiempo.
Sólo unos pocos días no insistía en ir a verlo y
prefería quedarse en casa tumbado sobre mí o sobre Zayn, reclamando cariño y
mimos para él solo.
Empezaron a salirle los dientes y no paraba de llorar
por la noche, y Zayn y yo terminamos haciendo un pacto en el que yo me hacía
cargo de ir a consolarlo mientras él seguía tirado en la cama. No en vano tenía
que madrugar más para ir a clase mientras yo podía aprovechar un par de horas
de sueño extras antes de recibir los apuntes del día y ponerme a estudiar.
Eso sí, seguimos con mi política de no cambiar pañales
si él estaba en casa. Al principio había protestado, había dicho que “no le
parecía normal que quisiera pasar tanto de nuestro hijo cuando era tanta
responsabilidad mía como lo era suya”, hasta que me tocó lo suficiente el coño
como para que le soltara:
-Disculpa, Z, igual estoy confundida, pero, ¿quién fue
la que lo parió?
Me había mirado con odio en la mirada.
-Tú, gatita.
-Por si se te ha olvidado, estuve dos días de parto, he expulsado a un ser humano de mi cuerpo, he sacado un melón por un espacio en el
que normalmente no entraría una pelota de tenis, le estoy dando el pecho; algo
de padre tendrás que hacer tú, no va a ser todo echarme un polvo y luego
desentenderte hasta que aparezca otro como él al que mimar, ¿o te piensas que
esto de ser padre se reduce a mordisquearle los pies para que se ría? Si no has
parido, trabajas para equipararte a mi nivel.
-Voy a volver a preñarte y te pagaré una
cesárea-prometió, amenazó, no sé muy bien qué era aquello-; a ver qué excusa
pones paran o hacer eso.
-Que me han abierto en canal-espeté, agitando la
melena. Se echó a reír.
-Vas a ser una abogada cojonuda, nena.
Yo también sonreí.
-Dime algo que no sepa, nene.
Además, estaba Layla, que venía a verlos todos los
fines de semana. La primera vez que vio a Tommy se quedó mirando a los dos
niños, indecisa de cuál coger.
Volvió a intentar secuestrar a uno metiéndolo en el
bolso de su madre. Fue a Tommy. Ya traía una mochila preparada para Scott: se
las había apañado para hacerle agujeros en los que colar sus piernas y manos, y
lo metió dentro mientras Scott aguantaba estoicamente aquellos intentos de cambiarle la familia. Layla se
subió las cremalleras, se afianzó la mochila a la espalda, y fue hacia el
coche. Abrió la puerta con dificultad, por dos veces casi se cae hacia un lado,
pero consiguió escalar por el coche, meterse dentro, poner a Scott en su silla,
dejarlo allí un momento con las ventanillas bajadas y pedirle que esperara
mientras iba a por Tommy. Envolvió al hijo de Eri en una manta, vació su bolso,
lo llevó a rastras por el salón, lo recogió como pudo al salir a la calle y lo
colocó con cuidado en el asiento trasero, al lado de Scott, que celebró la
llegada de su amigo con un:
-¡¡¡Oooooooh!!!
Tommy sacudió los pies, ilusionado por la aventura.
Layla se sentó a su lado y se abrochó el cinturón, que sólo le protegía las
piernas, dado que la parte del pecho era demasiado alta.
Alba nos miró a las dos, disculpándose por la
operación de alto nivel de su hija, en la que no habíamos intervenido para ver
cómo se desarrollaban los acontecimientos.
-Nunca hace esto, no sé qué le pasa con vuestros
hijos, con el resto de niños se porta de forma normal…
-Puede que le gusten-sugirió Eri.
Layla bajó la ventanilla del coche.
-Es tarde, mamá, ¿nos vamos ya?
-Qué espabilada-bufó Alba, se fue a buscarla, la
obligó a bajarse del coche, a sacar a Scott y Tommy de sus prisiones y a
devolverlos a casa de Eri.
Layla colocó a Tommy sobre la espalda de Scott y
disfrutó de correr delante de los dos chicos, mientras Scott la perseguía
gateando y Tommy se sujetaba como buenamente podía a la espalda de mi hijo.
-Vaya cuadro-comentó Zayn, mirándolos a los tres.
-Parecen hijos de Louis, todos-se burló Liam.
-Me coméis el rabo vosotros dos-protestó Louis, pero
estaba disfrutando del espectáculo tanto como nosotras.
Siguieron creciendo juntos, jugando y riéndose,
dándose mimos como si fueran hermanos, y disfrutando de Layla cuando venía a
verlos, y dejándonos a los demás contemplar tan hermoso espectáculo…
… pero Scott, a quien su padre debería haber llamado
Judas por la cantidad de traiciones que me dedicaba, decidió que era un buen
momento para ponerse a caminar una mañana en la que yo había tenido que ir a
Oxford a hacer un parcial. Cuando volví a casa, los dos estaban esperándome;
Zayn sonreía, Scott gritaba carcajadas de emoción por volver a tenerme cerca.
Empecé a avanzar hacia ellos, pero Zayn alzó la mano.
-Quieta ahí-me dijo. Cogió a Scott por debajo de los
brazos, lo depositó en el suelo, al lado del sofá, de cara a mí, y esperó.
Scott sonrió en mi dirección, se inclinó hacia delante
y empezó a gatear, pero Zayn lo detuvo con un brazo, lo echó hacia atrás y le
animó:
-Enséñale a mamá lo que has aprendido a hacer hoy, S.
Scott lo miró, preguntándose qué era aquello que se
suponía que debía hacer. Zayn asintió con la cabeza, dándole ánimos, y luego,
Scott se inclinó hacia delante, apoyó las palmas de las manos en el suelo y
puso el culo en pompa. Se levantó con decisión, abrió los brazos para mantener
el equilibrio, y dio un par de pasos vacilantes hacia mí.
Se me cayó el bolso al suelo.
Scott también se cayó al suelo. Di un paso hacia él,
pero Zayn me detuvo.
-Déjalo a él solo. Puede hacerlo. Tú sólo mira.
En la cara de nuestro hijo había un gesto contrariado;
no entendía qué acababa de sucederle y por qué volvía a estar con la tripa en
el suelo, pero enseguida se recompuso, repitió la operación y echó a andar de
forma lenta y vacilante, pero muy decidida en eso de alcanzarme. Me acuclillé
para recoger a mi pequeñín.
-¡Mi niño precioso!-celebré, y él se rió, y yo le di
un beso en la mejilla. Scott me imitó. Zayn nos miraba a los dos con una
sonrisa de satisfacción en la cara. Me sentía tan afortunada de poder apurarme
para llegar a casa sólo por saber que ellos estarían esperándome…
Me caían lágrimas de felicidad por la cara; Scott
estiró su manita y me tocó la mejilla. No entendía lo que pasaba. Le di un
mordisquito y lanzó un chillido de emoción: no se esperaba eso, pero le había
gustado.
-Empezó en casa de Louis-explicó-. Estábamos cuidando
de los críos, Eri había salido a comprar no sé qué, y Tommy tiró un cubo de los
de hacer castillos un poco lejos, con tan mala suerte que se cayó encima de la
mesa del salón. Scott fue a por él-Tommy aún no gateaba, era demasiado pequeño,
tenía 5 meses-. Con sus dos cojones preescolares se puso en pie-anunció,
orgulloso, mirando al pequeño que sostenía en brazos-, cogió la pieza y se
acercó caminando hasta Tommy. Fueron un par de pasos. Louis y yo nos pasamos la
mañana intentando que volviera a repetirlo, pero no fue hasta que no llegó Eri
cuando volvió a hacerlo. Dios, Sher, ojalá hubieras estado ahí; en cuanto se
dio cuenta de por qué estábamos todos tan contentos, se puso a tirar de Tommy
para que él también empezara a andar-se echó a reír. Me mordí el labio, me dio
tanta envidia haberme perdido eso… pero ahora, Scott había caminado para mí.
Eso se merecía todo el oro del mundo.
Me senté al lado de mi chico en el sofá, y sostuve a
mi hijo en brazos, frente a mí.
-Debes tener una madre culta porque el mundo está
lleno de mujeres estúpidas que dicen valer millones de dólares porque es lo que
les ha costado tener sus cuerpos o lo que otros pagan por disfrutar de lo que
tienen entre las piernas-empecé-, pero, mi amor, debes entender que el valor de una persona está aquí-dije, poniendo
un dedo en su pecho, y él se rió-, y aquí-dije, besándole la cabeza-; así que
no le hagas la puñeta a mamá, y ponte a caminar y a hacer cositas cuando esté en
casa, ¿de acuerdo, mi precioso pedacito de mazapán?
Zayn le acarició la espalda; a mí me tocó su tripa.
Scott se revolvió y agitó las piernas. Lo dejé en el suelo para que gateara a
su bola y me volví hacia Zayn, que me saludó con un seductor “holaaaa” y un
beso profundo. Me había echado de menos, terriblemente. Y yo a él, a los dos,
siempre los extrañaba cada vez que me tocaba ir a clase. No sabía cómo me las
arreglaría cuando fuera a trabajar, pero estaba segura de que iba a pasarlo
bastante mal al principio.
Nuestro hijo decidió disculparse por la inmensa ofensa
que había sido no permitirme ver sus primeros pasos a las pocas semanas, cuando
se acercaba de nuevo aquel mágico día del libro. Yo estaba sentada en la mesa
que habíamos traído del piso, la mesa con las orquídeas, la mesa de cristal en
la que habíamos estudiado y en la que, 17 años después, Scott se inclinaría a
ayudar a Eleanor a hacer sus deberes de matemáticas, con la hija de Harry, mi
otra hija, y Tommy acompañándolos.
Él jugaba con un conejo de peluche que Zayn le había
traído cuando era pequeño. El día que llegó con él a casa, lo agitó en el aire
y celebró cómo se movían sus orejas y sus patas. Su padre estaba más contento
por haberlo comprado que el propio Scott, y eso que a Scott le había
entusiasmado.
Tenía delante un caso bastante complicado que requería
toda mi concentración, y no paraba de marear papeles, libros de texto y
sentencias copiadas en el iPad, cuando Scott balbuceó algo.
No, no balbuceó.
Dijo algo.
Dejé de tamborilear con el bolígrafo en mi nuca y
clavé los ojos en él. Scott me estaba mirando.
-¿Repite eso, cariño?-susurré, segura de que había
oído mal. Scott inclinó a un lado la cabeza, preguntándose si se me había ido
la olla. Me levanté y fui a recogerlo, le pasé un brazo por debajo del cuerpo y
lo acuné despacio-. ¿Puedes repetirlo, mi vida?
Scott volvió a mirarme, indeciso. Estaba a punto de
dejarlo en el suelo, convencida de que me lo había imaginado, cuando susurró:
-Mamá.
Si ya me gustaba que Zayn me llamara Sher, gatita, mi
amor… lo que hacía Scott llamándome “mamá” estaba mil millones de años luz por
delante.
Sentí un nudo en el pecho de pura felicidad, y no pude
controlarme.
-¡¡¡¡¡¡¡ZAYN!!!!!!!!!-troné, y Scott dio un brinco al
ver mi éxtasis. Escuché el grifo de la ducha cerrarse, la cortina correrse a
toda velocidad y a Zayn saliendo por la puerta del baño con los pies descalzos;
tuvimos mucha suerte de que no resbalara y se abriera la cabeza sólo porque yo
estaba demasiado emocionada como para controlarme. Bajó como una exhalación las
escaleras y se detuvo en seco al final de la última, mirándonos. Tenía el pelo
empapado y le brillaba el pecho, el agua le caía por los abdominales, sus
tatuajes cambiaban a medida que las
gotas de agua se deslizaban por su piel…
Sherezade, por
dios bendito, tienes a tu hijo en brazos.
-¿Qué pasa?-preguntó Zayn, alarmado-. ¿Está malo? ¿Qué
pasa?
-Hazlo otra vez, Scott-dije, sonriendo, agitándolo un
poco. Scott se metió la mano en la boca, la sacó y soltó:
-Mamá.
Antes de que pudiera darme cuenta, Zayn ya lo estaba
cogiendo en brazos.
-¡Zayn, por favor, estás empapado, se te va a
caer!-dije yo, estirando un brazo hacia él, pero Zayn dio un paso atrás y
afianzó su abrazo sobre nuestro hijo.
-Muy bien, mi niño. Dilo otra vez-le pidió.
-¡Mamá!-festejó Scott, feliz de hacernos sentir
orgullosos.
-¿Quién es la más guapa?-preguntó Zayn, besándole la
cabeza y lanzándome una mirada cargada de significado. Si Scott se quedase
dormido, puede que fuera a hacerle una visita en el baño, a echarle una mano
ayudando al planeta.
-¡Mamá!-contestó Scott.
-¿Y la más lista?
-Mamá.
-¿Y la más buena?
-Mamá.
-¿A quién quieres más de los dos, pequeño? Ahora
tienes que decir papá.
-Mamá-sonrió Scott.
-No, S. Tienes que decir papá. Venga, ¿a quién quieres
más?
Scott lo miró un momento.
-Mamá.
Zayn alzó las cejas.
-¿Quién soy yo?
Scott se quedó callado; no le cuadraba que Zayn fuera
“mamá”.
-¿Quién soy yo? ¿Puedes decir “papá”?-lo animó Zayn.
Scott se metió la mano de nuevo en la boca.
-Mamá-dijo por fin, tocándole la cara. Zayn me miró.
-Nos ha salido tonto, Sherezade.
-Mi niño es listísimo, lo que pasa es que te da rabia
que no diga tu nombre-repliqué, estirando los brazos-. Ven con mamá, Scott,
vamos a salir al jardín un poco.
-¡Mamá!-celebró Scott, dejando que lo cogiera.
-Si tanto quieres a mamá, cuando crezcas pídele a ella
que te enseñe a afeitarte-gruñó Zayn, reticente a entregármelo, mientras volvía
hacia el baño.
Con mi niño en brazos, me olvidé de mi trabajo, ahora
sólo me apetecía estar con él y escuchar cómo me llamaba por aquella
maravillosa palabra, la que yo casi nunca había pronunciado mientras crecía. Le
dije mil veces lo mucho que le quería, deseando que pronto pudiera decirme eso
mismo él a mí. Le acaricié la cabeza, dejé que se durmiera en mis brazos, lo
besé, le tarareé las nanas que mi padre me había cantado cuando yo no era más
que una niña… no dejé de llorar mientras lo sostenía.
Estaba segura de que estaba viviendo el sueño más
hermoso de mi vida, o más bien una pesadilla perfecta, porque, en el momento en
que me despertase, acabaría con mi vida. No podía volver a trabajar en el
Hooters, no podía volver a aquel pequeño apartamento de Kinglinton, no quería
tener la certeza de que jamás podría tener hijos.
Scott se despertó, volvió a encaramarse a mi cuello, y
yo le besé y le canté nanas, contemplando cómo el sol se deslizaba por el
cielo, directo a la batalla diaria que lo mantendría ocupado durante el reinado
de la Luna y las estrellas.
Pensé en la Luna mientras seguía balanceándome con mi
pequeño milagro personal en brazos, mi mente empezó a vagar, y, antes de darme
cuenta, le estaba cantando aquella canción mágica de Ariana Grande, de título
luz de luna, Moonlight.
La segunda vez
que dije que “yo nunca supe que podías sostener luz de luna en tus manos hasta
la noche en que te tuve conmigo, tú eres mi luz de luna, luz de luna”, Scott
apoyó la cabeza en mi hombro, acercó su cara a mi cuello, inhaló el aroma de mi
melena, susurró un suave “mamá”, y se volvió a quedar dormido.
El día que me
diga que me quiere yo me muero, pensé mientras seguía cantándole y
abrazándole.
Con la muerte de la canción, llegó el nacimiento de
las luces londinenses. La capital poco a poco fue despertando. Me quedé allí,
mirándola, y, cuando empezaron a dolerme los brazos, me giré para ir a dejar a
Scott en su camita.
Zayn estaba allí, mirándome con fascinación. Le sonreí
con timidez.
-No sabía que pudieras cantar así-comentó,
maravillado, y noté cómo se me encendían un poco las mejillas. Nunca en mi vida
me había sonrojado por un chico.
Tampoco ningún chico había conseguido darme esperanzas
de tener un hijo, ya no digamos dejarme embarazada.
Zayn era mi excepción a la regla, y me encantaba
aquella perfecta excepción.
-Por mi hijo hago lo que sea-susurré, recordando las
primeras noches que pasamos juntos, cómo me había acurrucado contra él y le
había dicho que esperaba que Scott tuviera su voz.
-Yo también-me había dicho-; así sabremos que no se
morirá de hambre, porque si hereda todo lo mío menos mi voz, y la saca de ti, y
termina sonando como un manatí herido de muerte suplicando clemencia a sus
congéneres, no sé qué va a der de él-me apuñaló por la espalda, y yo le di un
puñetazo en el hombro, pero me eché a reír y dejé que me besara.
-Es preciosa-susurró el Zayn de mi presente, y yo me
eché a reír, acunando con mis carcajadas más a Scott, que se revolvió un poco
en mi pecho, dejó escapar un suspiro, y continuó durmiendo plácidamente.
-Vale ya de peloteo, Zayn; a mí también me apetece
acostarme contigo esta noche.
Me senté a su lado, le acaricié la espalda a nuestro
hijo.
-Ariana la canta genial, pero eres tú la que convierte
esa canción en música.
Se pegó contra mí, buscó mis labios, que se dejaron
encontrar. Le acaricié la mandíbula con la mano libre.
-Conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado en la
vida-susurré, y él sonrió.
-Dime que me quieres.
-Te quiero-concedí.
-Y que me necesitas-pidió.
-Te necesito.
-Bien, porque yo te quiero, y te necesito, y no puedo
esperar a pasar el resto de mi vida contigo. Este tesorito-dijo, acariciándole
la cabeza a Scott- es el primero de muchos. Tengamos 50-me pidió-. ¿Quieres 50?
-¿Los vas a parir tú?-bromeé.
-Estás preciosa cuando estás embarazada de mí, mi
amor-contestó, con mucha más elegancia que la que yo esperaba, como, por ejemplo, un “bueno,
quizás no. Adoptemos, pues”.
-Me gusta estar embarazada de ti.
Se inclinó hacia mí, empezó a besarme. Cogió a Scott,
le besó la cabeza y se lo llevó a su habitación. Luego, volvió conmigo y me
poseyó despacio en el sofá. Lo bueno de tener una casa para nosotros solos era
que podíamos reclamarnos donde nos diera la gana; lo malo de tener un hijo, lo
único malo de que Scott existiera, era que no podía ser siempre que nos apeteciera.
Pero no me importaba. Scott era todo ventajas para mí.
Cuando terminamos, me acarició la cara con la yema de
los dedos, apartándome mechones de pelo rebeldes que querían volver a sentir
sus manos una última vez.
-Entra en el disco-espetó, mirándome a los ojos. Yo
abrí los míos.
-¿Qué?
-Cantando esa canción. Entra en el disco. Llamaré a
Ariana, le pediré los derechos, y tú la cantas en la edición de lujo.
Me eché a reír. Estaba hablando de comprarme una
canción, por el amor de dios, no podía decirlo tan a la ligera, como si no
fuera gran cosa. Era una canción, una nana escrita con el alma, no podía
pretender tratarla como un libro abandonado en un estante. “Llamaré a Ariana,
le pediré que me lo preste”. “Llamaré a Ariana, le pediré los derechos”.
-No, Z.
-Pues te grabo mientras se la cantas a Scott-contestó,
encogiéndose de hombros. No admitía discusión, necesitaba escucharme cantando
esa canción cada vez que se fuese a dormir.
-Que no-repliqué, tozuda-. Si haces eso, cojo a Scott
y me voy.
-No puedes irte-sonrió con maldad.
-¿Por qué?-inquirí, incorporándome un poco y elevando
las cejas. Creí que diría algo como “porque el niño es mío”. “Porque yo tengo
dinero, y tú no.” “Porque no eres nada sin mí.” “Porque no tienes nada sin mí.”
“Porque no eres más que la madre de mi hijo.” “Porque te he pagado la carrera y
me lo debes.”
Me enamoró diciendo con sencillez, como si fuera la
cosa más natural del mundo:
-Porque me necesitas, y yo te necesito a ti.
Le besé. Ninguno de los dos nos hacíamos a la idea de
hasta qué punto nos necesitábamos el uno al otro.
Aproximadamente a la semana de aquella noche, Scott
cumplió un año, y decidió celebrarlo untando a Layla y Tommy de tarta de
chocolate mientras los demás hacían lo mismo. Tommy iba a quedarse a dormir en
casa, y Layla suplicó y lloró y volvió a suplicar y a prometer ser buena hasta
que Alba y Liam le permitieron quedarse con ellos.
Era imposible separarla de ellos cuando los tenía
cerca, pero a Scott y Tommy era imposible separarlos, punto.
Lo difícil llegó cuando Tommy empezó a andar; la
primera vez que se puso en pie, Scott se puso a chillar para que todo el mundo
estuviera allí presente. Scott ya hablaba con bastante claridad y no dejaba de
animarlo; Tommy soltaba tres palabras: Papá, mamá, y Scott.
La tercera palabra que habían aprendido nuestros hijos
era el nombre del otro, evidentemente.
Con los primeros pasos de Tommy empezó una pesadilla
que no acabaría para nosotros; se dedicarían a correr por la casa los dos
juntos, y nosotros tendríamos que ir detrás para vigilarlos. Cuando Tommy, aún
inexperto, se caía, Scott se detenía, se daba la vuelta, lo cogía de las manos
y tiraba de él para volver a ponerlo en pie y continuar con sus carreras.
A Eri se le empezó a notar su segundo embarazo aproximadamente
en la misma época en que Tommy comenzaba a andar, y a los dos niños les dio por
acosarla cada vez que ella iba a algún sitio para estirar las manos y tocarle
la barriga. No entendían lo que pasaba por más que les explicaras que Tommy iba
a tener un hermanito.
-¿Cómo?-preguntaba Scott, que hacía las veces de
portavoz de los dos, dado que Tommy todavía luchaba por encontrar las palabras.
Y Zayn, Louis, Eri o yo nos inventábamos cualquier cosa fácil de entender para
la mente de un niño de dos años.
También cogieron la costumbre de sentarse al lado de
ella y ponerle las manos en la tripa y esperar a que Eleanor diera una patada,
para levantar las manos y gritar de la emoción. Eri se frotaba la cara, decía
que no le molestaban, pero yo sabía que estaba a punto de ir al médico para
pedirle que le ligaran las trompas en cuanto diera a luz a la que ya sabíamos
que sería su hija.
Layla seguía entusiasmada con los críos, y no paraba
de besuquear a Diana cada vez que podía. Tommy y Scott le prestaban la atención
justa y necesaria, dado lo poco que la veían.
Por fin, llegó el 18 de mayo, Eri dio a luz tras unas
pocas horas de parto, y Scott y Tommy se tiraron por el suelo suplicando que
los lleváramos al hospital a ver a la recién estrenada hermana de Tommy.
Después de que lloraran, me tiraran de los pantalones, se encaramaran cada uno
a mi pierna y no me dejaran caminar, espeté:
-¡Está bien! ¡Soltadme ya! ¡Id metiéndoos en
el…!-empecé, y salieron como dos bólidos en dirección al garaje, se las
apañaron para abrir la puerta del coche, encaramarse a sus sillas y abrocharse
el cinturón-… coche-terminé, estupefacta.
Scott tenía dos años y casi un mes; Tommy, un año y
siete meses. Los dos se inclinaron para contemplar a Eleanor, que dormía con
tranquilidad en el regazo de Eri. Se agarraron al borde de la cama y se
pusieron de puntillas.
-¿Qué os parece, chicos?
Tommy y Scott se miraron. Scott sonrió con maldad.
-Es fea.
-¡No es fea!-ladró Tommy, furioso.
-Sí que lo es. Es muy fea.
-Tú sí que eres feo.
-¡Mamá! ¿Le has oído?
-¡Feo! ¡Feo! ¡Feo!
Zayn y Louis cogieron a sus niños y los sentaron en la
cama para que pudieran ver mejor a Eleanor. Tommy se acercó a ella.
-Vale, sí, es fea.
Scott también se acercó un poco más.
-No, no lo es.
-Sí que lo es.
-No, no lo es-empezaron, y podrían estar así toda la
tarde porque el día en que los dos empezaron a hablar fue una tragedia para la
humanidad. Eri consiguió detener la pelea monumental de raíz:
-¿Queréis cogerla?
-¿Y si se me cae?-chillaron los dos a la vez.
-Lo haréis bien-replicó Eri. Tommy se acercó un poco
más a su madre, se sentó con las piernas dobladas y abrió los brazos. Eri dejó
a su hermana suavemente en su regazo. Tommy la recibió con torpeza, la acunó,
frunció el ceño, examinándola… pero sonrió cuando Eleanor le cogió un dedo con
su minúscula manita.
-¿Sigue siendo fea, Tommy?-preguntó su padre, y él
negó con la cabeza.
-No, es muy bonita.
Eri le dio un beso en la sien a su hijo, esperó a que
Scott protestara porque él también quería cogerla, y se lo pasó. Scott tuvo
todavía más miedo que Tommy cuando la recibió. Puede que, al ser mayor, fuera más consciente de la
situación.
La agitó un poco para ver qué sucedía; Eleanor sólo
clavó los ojos en él, abrió la boca, soltó un bostezo del tamaño de Australia,
y se quedó dormida.
-Es tan pequeña-dijo Scott por fin-. ¿Por qué es tan
pequeña?-preguntó, mirándonos a su padre y a mí.
-Porque acaba de nacer, S-explicó Zayn. El niño
frunció el ceño.
-Entonces, ¿por qué sigue teniendo tripa?
-Ahí están sus cosas-respondió la madre de su mejor
amigo-. Tenemos que ir sacándolas poco a poco.
Tommy estiró la mano en dirección a Eleanor, pero
Scott lo apartó.
-No. Es mía.
Pasarían años y años peleándose por cogerla, por ver a
quién había llamado de los dos. Scott no tardó ni un mes en estar con ella para
decidir que también quería una hermana.
Lo bueno de que los chiquillos hubieran empezado a
hablar frases más o menos largas y conseguir mantener una conversación eran,
precisamente, las conversaciones que mantenían entre sí. Una tarde, estaba en
casa de Eri, tomando el sol al lado de ella, y los pequeños se habían sentado
en el borde de la piscina, con los pies rozando la superficie del agua, cuando
Scott se volvió hacia Tommy y le espetó:
-Tommy, ¿tú crees que somos hermanos?
Tommy lo miró, torció la boca, pensando.
-No-resolvió finalmente.
-¿Por qué no?-quiso saber Scott, quizá un poco dolido.
-Porque-anticipó Tommy, dejando la frase un momento
ahí, disfrutando de la angustia de Scott- no tenemos el mismo cumpleaños.
Eri y yo nos miramos y sonreímos.
Scott asintió, pensativo, y luego rebatió:
-Pero Eleanor es tu hermana.
-Ya, pero Eleanor es una chica.
Scott volvió a asentir.
-Pero… a veces dormimos en la misma cama-menudo
razonamiento.
-Eso quiere decir que somos familia, pero no hermanos.
No es lo mismo-contestó Tommy, terco como una mula.
-¿Qué clase de familia?-quiso saber Scott, frunciendo
el ceño.
-No lo sé-admitió Tommy, encogiéndose de hombros.
-Eso nos convertiría en novios-reflexionó Scott.
-Pues igual somos novios-concedió Tommy-. Mamá y papá
duermen juntos.
-Sí, somos novios-asintió Scott, y yo tuve que
morderme los labios para no empezar a reírme como una loca-. Todo indica a que
es así. Pero, ¿y nuestro aniversario?
Tommy se llevó una mano a la boca, escandalizado.
-¡No tenemos aniversario!
Dejaron el tema correr, y al año siguiente volvieron a
sacar el tema, decidiendo que sería el 1 de octubre, porque ese día empezaban
el cole. Tenían ganas de hacerlo para seguir ampliando su círculo de amigos,
que creció en septiembre del año en que nació Eleanor. Scott y Tommy estaban
jugando en el parque, pasándose una pelota, cuando dos niños se acercaron a
ellos.
Tommy les sonrió, Scott se acercó un poco a él, tanto
para protegerlo como para sentirse protegido él mismo con la presencia de su
amigo. Scott era tímido con la gente que no conocía; Tommy era bastante más
abierto que él, y se encargaría de ir sacándolo poco a poco del cascarón.
-Hola-saludaron los niños.
-Hola-respondieron los míos, mientras Eri meneaba el
carricoche de Eleanor para mantenerla dormida, observando con atención a los
pequeños, igual que yo. Había terminado los estudios en la universidad ese año
y ahora me preparaba para unas prácticas que me habían ofrecido en un bufete de
Londres, de los mejores de la ciudad.
-¿Podemos jugar?-preguntó un muchachito de pelo
castaño y ojos del mismo color.
-Vale-consintió Tommy, Scott sólo asintió-. ¿Cómo os
llamáis?
-Alec-dijo el primero en hablar.
-Jordan-dijo el segundo, una ricura de piel oscurísima
y pequeños ricitos cortos-. ¿Vosotros?
-Scott.
-Tommy.
Jugaron al fútbol dos a dos, y quedaron para volver a
verse al día siguiente. Les entusiasmó hacer amigos por sí mismos: sólo tenían
a Layla, al margen del uno al otro. Les preguntamos cómo se llamaban, nos
dijeron “Alec y Jordan”, sin especificar.
-¿Quién es quién?-preguntó Eri, arrastrando el
carrito.
-Jordan es el oscuro-dijo Tommy, llevando una mano en
una de las barras del vehículo en que iba su hermana pequeña.
-¿Cómo que el oscuro?-me eché a reír.
-Se dice “negro”, Tommy-suspiró Eri.
-¿Por qué?-preguntó Scott-. No es negro. Es marrón.
Como yo.
-Es más marrón que Scott-intervino Tommy-. Más oscuro.
Si Scott tardó poco en decidir que con uno en la
familia no era suficiente, también se apresuró en dejarnos claro a Zayn y a mí
que por él estaría todo perfecto si decidiéramos darle un hermano. Intentaba
ser sutil en sus preguntas, pero cuando te preguntan un par de veces en la
misma tarde qué hay que hacer para conseguir un hermano, empiezas a sospechar.
Scott lo quería, yo lo quería, incluso Zayn lo quería,
pero mi chico sabía de mis dudas como no las conocía mi hijo. Notaba cómo me
besaba cuando se acercaban los finales de mes, cómo me acariciaba con más insistencia
y me hacía suya con más ardor que el resto del tiempo (sí, era posible). Sabía
calcular a la perfección cuándo era el momento más fácil para dejarme
embarazada.
Pero no daba resultado, y todos nos frustrábamos;
Scott el primero, porque pensaba que era algo mucho más fácil de lo que en
realidad era, por lo menos con la madre que tenía, y un día no lo soportó más,
llegó de casa de Tommy diciendo que quería una hermanita, que la cuidaría y se
portaría bien para darle un buen ejemplo.
Esa misma noche, Zayn y yo nos sentamos uno al lado
del otro en la cama, mirándonos las manos, incapaces de clavar los ojos en los
del otro.
-Z-empecé, siendo incapaz de resistir el silencio-,
¿tú quieres…?
-Me encantaría repoblar el mundo contigo, nena.
-Yo adoro ser madre-dije.
-Pues ya está.
-Pero no sé si podré serlo más.
-No importa, mi amor-aseguró, inclinándose hacia mí,
besándome, quitándome la ropa, quitándose la ropa e invitándome a ponerme
encima. Nos centramos en nosotros, disfrutamos, pero no totalmente, con la
sombra de un futuro incierto planeando sobre nosotros, tapándonos el sol…
… y yo me perdía en mí misma cada vez que veía que
todo el esfuerzo había sido en vano.
-Mamá-me reclamó un día Scott, sosteniendo una cuchara
de sopa cargada de su merienda: leche y cereales de chocolate, los que más le
gustaban.
-¿Qué, mi vida?-inquirí, mirándolo por encima de mi
taza de café.
-¿Tommy y yo somos hermanos?
-Claro, cariño-sonreí.
-Entonces-empezó-, ¿por qué él es claro, y yo soy
oscuro?
Dejé la taza encima del mantel, lo cogí y me lo senté
en la rodilla. Clavó en mí aquellos pozos marrones, verdes y dorados que había
heredado de su madre:
-Porque-reflexioné, intentando encontrar las
palabras-… no venís del mismo sitio. Un hermano no tiene por qué venir del
mismo lugar que tú, ¿entiendes, corazón?-asintió, le pedí un beso y me dio un
puñadito. Se deslizó por mis rodillas y escaló hasta su lugar-. ¿Mamá?
-Dime, mi amor.
Me mató susurrando:
-Me gustaría tener un hermano que viniera del mismo
sitio que yo.
Tragué saliva, con un nudo formándoseme en la
garganta. Me prometí a mí misma que no lloraría nunca delante de él, con qué
facilidad acabaría rompiendo esa promesa, tanto cuando era aún pequeño y no
entendía lo que me sucedía, como cuando ya era mayor y sabía exactamente lo que
era asfixiarte con tus propias lágrimas, sentado en el piso de arriba,
escuchándome sollozar en el salón mientras él lloraba en silencio, odiándose
por cómo me hacía sufrir.
Son tus hijos los que más te hacen sufrir, aunque ellos
no lo quieran.
-Y a mí que lo tuvieras, tesoro-le acaricié la cabeza.
-¿Crees que podré?-preguntó, pues estaba convencido de
que era algo en lo que él podía influir-. ¿Tenerlo?
-Haré lo que pueda, mi amor.
No paré de llorar desde que lo acosté hasta que Zayn
volvió a casa, exhausto de ultimar los detalles de un nuevo disco. Se inclinó
hacia mí y me besó, me preguntó qué me pasaba, no paró de llamarme gatita, y
eso me reconfortó un poco. Me hizo olvidarme de que era decepcionante.
-¿Quieres que hable con él?-se ofreció después de que
le contara nuestra conversación.
-No.
-¿Qué puedo hacer para que no te disgustes, mi amor?
Me encogí sobre mí misma, las rodillas clavadas en el
pecho. Si me hacía pequeñita, puede que los dioses se olvidaran de la maldición
que habían puesto sobre mí como se olvidaron en aquel barco.
-Gatita-suplicó Zayn.
-Déjame embarazada otra vez, Zayn-le pedí-. Llévame a
la cama. Desnúdame. Ponte encima de mí. Bésame. Recorre mi cuerpo. Hazme el
amor. Dime que me quieres mientras lo haces. Dame otro hijo.
Sonrió, se inclinó hacia mí, empezó a besarme, y de su
boca llevó una bocanada de aire fresco que deshizo el nudo en mi garganta como
si de una nube se tratara.
-¿Quieres chico, o chica?
-Me da igual-respondí sin dudar-. Sólo quiero uno.
Hizo lo que me pedía, pero no hubo suerte, al menos,
ese mes. Me aseguró que no pasaba nada, que éramos jóvenes y teníamos tiempo.
Scott dejó de insistirme, creo que se dio cuenta de que me entristecía que
habláramos de ese tema.
Yo se lo agradecí profundamente; sabía que tenía ganas
de saber lo que era ser un hermano mayor, pero podría conformarse con compartir
a Eleanor hasta que solucionáramos lo que fuera que estuviera mal para que
pudiéramos ampliar un poco más la familia.
Zayn me arrastró hasta Grecia para que dejara de
comerme la cabeza. Conseguimos convencer a Scott de que se lo pasaría bien con
nosotros, que vería un montón de cosas y jugaría en un montón de sitios.
Nos quedamos un par de semanas en la casa que Chloë
había alquilado mientras preparaba su doctorado, un trabajo conjunto con su
novio. Había abandonado Turquía por la continua violencia, pero decía que no le
importaba, que Grecia era más interesante.
La casa estaba en la cima de una pequeña isla con una
única carretera, la cual ascendía desde el puerto del pueblo hasta las últimas
moradas, todas blancas de tejado azul, y ventanas consistentes en nada más que
agujeros en la pared, y que descendía de nuevo por otro lado hacia el puerto,
convirtiendo la isla en una especie de doble anillo del que era difícil
escapar.
Scott echaba de menos a Tommy, pero le encantaba
bañarse en el agua cristalina y cálida del Mediterráneo. Acababa agotado y
durmiendo profundamente todas las noches, mientras Zayn y yo nos acostábamos y
nos hacíamos suspirar, tapándonos la boca para no despertar a nuestro hijo.
Fueron los quince días con más sexo de toda mi vida,
teniendo en cuenta que el calor del verano griego nos impedía dormir vestidos,
y una cosa llevaba a la otra, Zayn terminaba acariciándome, o era a mí a la que
se me iba la mano, y acabábamos uno encima del otro, nuestros cuerpos unidos,
nuestras respiraciones acompasándose y nuestros corazones acelerándose.
Visitamos las islas de alrededor; incluso pasamos un
par de días en Atenas. Cuando nos quedaban pocos días para irnos, nos dio por
acercarnos a un islote escarpado, hecho de esmeralda y topacio imperial, que en
ocasiones se convertía en azabache por la insistencia de las olas. Sólo había
un muelle y una casa, pero tenía un camino empedrado hacia la cima de la
montaña sobre la que se asentaba y a la que debía vida aquel islote.
Subimos despacio, con el sol clavándose en nuestra
espalda, hasta llegar a una pequeña explanada con una especie de altar rodeado
de varias columnas en las que se enredaban flores de color ligeramente rosáceo.
Miré a Zayn. Él me miró a mí.
-¿Estás pensando lo mismo que yo?-pregunté.
Scott nos miró a ambos.
-Depende: ¿estás pensando en que te sentaría bien un
vestido blanco y largarte de aquí siendo una Malik?
Por toda respuesta, di un paso hacia él, le puse una
mano en la mejilla, y lo besé. Scott se soltó de la mano de Zayn y fue a
intentar leer las inscripciones de la mesa. Apenas sabía leer en inglés, como
para intentarlo en antiguo griego.
Regresamos a nuestra isla, me pasé toda la tarde
buscando un vestido blanco que me gustara, y, finalmente volvimos a aquel
pequeño paraíso con un sacerdote de un culto minoritario incluso entre los
griegos.
Zayn llevaba las alianzas, unos pequeños aros de plata
que consiguió en un puesto cercano al mar. A los dos nos temblaba la voz cuando
pronunciamos nuestros votos, pero nos bastó con una mirada para saber que
estábamos haciendo lo correcto, que, con que ambos quisiéramos eso, bastaría.
Scott se revolcaba en la hierba mientras el sacerdote daba su discurso, pero
aplaudió cuando por fin sus padres se casaron.
Se estaba poniendo el sol. Fue uno de los mejores días
de mi vida y, desde luego, el crepúsculo más hermoso.
Para colmo, me casaba embarazada.
Claro que eso no lo sabíamos ninguno de los dos, al
menos por el momento.
Me incorporé en mi cama.
-¿Qué? ¿Tus padres se casaron en Grecia?-Scott puso
los ojos en blanco; le había interrumpido un par de veces durante su historia,
pero me había ignorado con la convicción del que sabe que tiene mucho que
contar y muy poco tiempo-. ¿Y tu madre estaba embarazada?
-A mí no me lo dijeron-replicó-, pero dos y dos son
cuatro, ¿no?
-Pero no puede
ser, quiero decir… tú eres el mayor, luego está Sabrae… no hay nadie en
medio.
-Mamá parió un crío siete meses después, pero yo me
puse celoso de él y lo ahogué mientras nos bañábamos-replicó, encogiéndose de
hombros.
-La verdad es que es algo que te pegaría-respondí,
sonriendo.
-¿Eres imbécil, Diana? ¿Cómo cojones me iba a cargar
yo a una de mis hermanas? A ti no te llegó oxígeno al cerebro.
-Pues no lo entiendo, ¿por qué adoptaron tus padres a
Sabrae, entonces?
-Todo a su tiempo, americana-dijo, dando un sorbo de
la segunda botella de agua de la noche. Estaba saliendo el sol en Inglaterra.
-No, dímelo ahora.
-De puta madre. Iré sin rodeos: mi madre tuvo un
aborto. Fueron al médico y les dijeron que se olvidaran, que yo era un milagro
que no iba a repetirse…-empezó, pero en su voz había algo que me indicaba que
había una parte que no quería contarme.
-Estabas con ella-observé-. Cuando perdió a tu
hermano. Estabas con ella.
-Era una hermana-precisó-, y sí, yo estaba con ella.
Tengo recuerdos confusos, era muy pequeño para entender lo que pasaba: sólo me
acuerdo de que los dos estábamos asustados y ella me insistía en que llamara a
papá y que no me acercara a ella.
-¿Y la dejaste sola?
-No-espetó, insultado por la sugerencia-, es mi madre, Diana. Bueno, ¿por dónde iba?
-Sabrae-dije yo.
-Sí, Sabrae, exacto. El caso es que fueron a por
Sabrae, y todo eran pétalos de rosa y esa mierda, y mi madre empezó a
tranquilizarse porque todos éramos felices siendo cuatro; digamos que… nos
conformábamos. Hasta que BAM, fuimos a las Bahamas. BAM. Fuimos a Capri.
Fruncí el ceño.
-No lo en…
-Islas. Todo son
islas. Mi madre sólo se queda embarazada en islas, al parecer. Y llegaron las
crías. Shasha y Duna. Y porque yo les dije que se tranquilizaran, que si no,
tendríamos para montar dos putos equipos de fútbol en mi casa. Resulta que mi
madre no puede tener hijos varones-sonrió, mordiéndose el piercing-, ¡sorpresa!
Sigo siendo un milagro, americana.
-¿Y tus padres te dejaron decirles que se
tranquilizaran?-inquirí, alzando una ceja. Él asintió, echándose hacia atrás.
-Papá incluso me dijo que, ya que estaban, podían ir a
por el equipo de fútbol. Malik United. Madre de dios, menuda familia de locos;
el más normal voy a terminar siendo yo. Y eso es preocupante-se pasó una mano
por el pelo.
-¿Te gustaría haber tenido un hermano?
-Ya tengo uno-espetó-, bueno, ¿quieres que siga con la
historia?
-No tengo mucho más que hacer.
Scott sonrió, se inclinó un poco hacia la pantalla.
-Nena-me dijo, en ese tono de “te voy a echar tantos
polvos que no vas a saber dónde tienes las manos y dónde tienes los pies”, yo
alcé una ceja y aleteé con las pestañas-, no hagas como si no te estuvieras muriendo porque siga hablando.
-Se te dan bien las palabras-admití.
-Todo lo que se hace con la boca se me da bien-sonrió,
socarrón, y siguió contándome mientras yo me hinchaba a comida basura. Joder,
esto era mejor que Gossip Girl.
Si fuimos a Grecia
perdidísimos el uno en el otro, volvíamos a casa incapaces de quitarnos las
manos de encima. Hasta a Scott le parecía que nos pasaba algo, de tanto que no
dejábamos de besarnos.
Así que era eso lo
que significaba estar recién casada.
Se lo conté a Chloë y me dijo que rezara por que no la
dejaran entrar en Inglaterra, ya que me asesinaría por no avisarla de mi boda.
Me olvidé de mis preocupaciones, mandé a la mierda mis
planes para hacer que firmara un acuerdo prenupcial para que su madre no
tuviera nada que decir de que estaba con él sólo por su dinero, en el que
establecíamos que lo único que compartiríamos sería la casa en la que vivíamos
para que Scott pudiera seguir disfrutando del jardín si nosotros decidíamos en
algún momento separarnos.
-Siempre hacemos lo que tú quieres-le había dicho a Z,
sentándome en su regazo después de que desmontara mis argumentos sobre un
posible aprovechamiento por mi parte con un “¿y si necesito tirar de los
ahorros de la mejor abogada de todo Reino Unido porque saque un disco de mierda
que me deje sin un puto duro?”.
-Déjame sin un penique, nena. Llévatelo todo si te
vas. Húndeme en la miseria, gatita-me había dicho, acariciándome el muslo, y yo
sonreí.
-Es exactamente lo que voy a hacer-le había prometido.
Empezamos a hacernos regalos porque sí; cosas
minúsculas, detallitos, pero seguían siendo muestras de lo mucho que pensábamos
en el otro, incluso cuando no estábamos juntos. Joder, si incluso usé una barra
de labios de una marca que testaba en animales sólo porque Zayn me la compró.
-¿No te gusta?-inquirió él, reclinándose en el sofá al
entregarme una bolsa de MAC.
-Sí, claro, lo que pasa es que testan en animales.
-Pues lo devolvemos-replicó, encogiéndose de hombros.
-No-sentencié-; te dan vales de descuento. Lo voy a
usar-informé-, pero con cargo de conciencia. Que te carcoma por dentro.
Me ocupé de mi primer caso, una demanda de paternidad
en la que tiré por tierra las peticiones de un rico que se negaba a pasarle
pensión a su hijo sólo porque le había salido pelirrojo, y tanto él como su
mujer eran morenos.
No era culpa de nadie que él fuera un agarrado de
mierda con genes recesivos que se terminaron manifestando varias generaciones
más allá. Mis compañeros me felicitaron por mi diligencia, aunque la verdad es
que había estado tirado.
Además, me sentía bien. Tenía una falta, y sabía,
siendo un reloj suizo como era, lo que aquello significaba.
-¿Quieres un regalo?-le había dicho a Zayn a la hora
de cenar, con Scott ya durmiendo. Él asintió, cauteloso.
-Bueno, en realidad, depende…-empezó…
… pero yo le puse cuatro tests de embarazo en perfecta
alineación los unos con los otros, separados un par de centímetros de los inmediatamente
más próximos.
Abrió la boca.
-Nena-empezó, sonriendo, y abrí los brazos.
-Tendremos que ir a Grecia más a menudo, Z.
Se abalanzó a besarme, yo me separé con esfuerzo de
él.
-Pero… si esta vez no es una niña… te castro y me
busco a otro, ¿estamos?-bromeé, y él jugó con mi alianza, como diciendo que ya
no iba a ser tan fácil.
No se lo dijimos a nadie, por lo que todo el mundo se
extrañó cuando, de repente, dejé de salir de casa.
La noche antes de que sucediera aquello, estaba
besándome con Zayn, sabiendo los dos que íbamos a pasar a mayores en breve,
cuando entró Scott sin llamar a la puerta. Se acercó a nosotros, y yo tiré del
pelo de Zayn para que sacara la boca de entre mis muslos, y lo miré.
-¿Qué pasa, mi vida?-pregunté, apresurándome a ponerme
una camiseta de tirantes que me podía pasar por las piernas, para que Scott no
sospechara de lo que estábamos haciendo.
-¿No puedes dormir, amor?-inquirió Zayn, subiéndose
los pantalones por debajo de las sábanas. Scott sacudió la cabeza.
-He tenido una pesadilla.
-Oh, vaya-repliqué, le di un codazo a Zayn para que
hiciera sitio-. ¿Quieres dormir con nosotros?
-Sí-admitió.
Se subió a la cama con trabajo; Zayn y yo nos vestimos
con discreción, y lo abrazamos los dos, manteniendo sus pesadillas bien
alejadas.
-¿Nos la cuentas, pequeño?-preguntó Z.
-Había un monstruo.
Nos quedamos callados, expectantes, pero a Scott
parecía bastarle con eso.
-Me parece justo-dije por fin, le di un beso en la
mejilla y le acaricié la tripa hasta que se durmió.
Me desperté con un poco de malestar, y traté de que Z
no me lo notara, pero era bastante más listo que yo en cuanto a inteligencia
emocional y enseguida se ofreció a quedarse en casa en lugar de acudir a sus
compromisos, pero yo negué con la cabeza; estaría bien, se acercaba el invierno
y lo tendría para mí durante todas las vacaciones. Sobreviviría a aquella
tarde.
Me equivocaba.
No toda mi esencia sobreviviría a aquella tarde.
Tuve la suerte de haber quedado en llevar a Scott a
casa de Tommy y no acoger a Tommy en la mía, porque no sabría qué habría hecho
de tenerlos a los dos. Estaba guardando el móvil en el bolso cuando un pinchazo
más fuerte que los demás me atravesó el vientre, dejándome sin aliento. Me
doblé y me apoyé en la cómoda.
No es nada.
Sangraste con Scott. No es nada. Estáis bien.
Me erguí, tomé
aire, y avancé hacia la puerta. Bajé las escaleras, me sobrevino otro golpe. Me
quedé sentada un momento en ellas. Scott me miró, vio que algo no iba bien, y
se acercó a mí.
-¿Estás bien, mamá?-preguntó, y yo asentí.
-Sí, mi amor. Tengo que ir al baño, espera 5 minutos,
¿vale?
-Vale-asintió.
Subí las escaleras en calma, y, cuando supe que él no
podía verme, eché a correr al baño, cerré la puerta detrás de mí, y me bajé la
cremallera de los pantalones. Me los desabroché y los despegué de mi piel.
Tenía las bragas empapadas de sangre.
-No-susurré-, no, por favor, nonono…-empecé, y de
nuevo, otro pinchazo, y me doblé sobre mí misma, conteniendo un grito. Me quité
los pantalones y me metí en la bañera, cerré los ojos y me mordí el puño para
no ponerme a gritar. Me ardía, me dolía muchísimo, no era nada comparable a lo
que había sentido cuando sangré estando embarazada de Scott.
Era mil veces peor.
Un millón de veces peor.
Tomé aire, me obligué a tranquilizarme, pero todo fue
inútil: justo cuando creía que me sobrepondría, me atravesaba otro latigazo de
dolor y mis ojos se empapaban.
Scott abrió la puerta.
-¿Mamá?-preguntó.
-No entres, Scott-susurré con voz débil, pero no me
hizo caso. Dio un par de pasos vacilantes hacia mí.
-¿Estás bien?
-Estoy malita, mi niño.
-¿Te traigo la caja de las pastillas?
-No, mi amor-susurré- tráeme el móvil.
Bajó corriendo las escaleras, recé por su prudencia.
Regresó un minuto después, con el bolso en la mano. No lo había encontrado.
Revolví con una mano teñida de rojo hasta que, finalmente, encontré el aparato.
Me temblaban demasiado las manos, así que le di el
teléfono para que llamara él a su padre.
Me lo pasó y yo le supliqué a Zayn que viniera, él me
dijo que estaría conmigo en diez minutos. Cuando colgué, intenté que Scott
saliera del baño, pero era terco como su padre y como yo. Me cogió la mano y se
la frotó contra la mejilla, me dijo que no me iba a dejar sola, que iba a
cuidar de mí, que iba a hacer que me sintiera orgullosa de él, como si no lo
estuviera.
Le encantaba esa palabra, “orgulloso”. Me la había
balbuceado cuando fue a mi graduación y me escuchó dar el discurso de despedida
de mi promoción. Había conseguido mantener mi posición como la primera de mi
curso y había recaído en mí tal honor.
La foto en la que le había puesto el birrete y lo
sostenía con orgullo sobre mi hombro mientras él agitaba mi diploma que nos
hizo Zayn fue la primera de las mías en pasar el millón de “me gustas” en
Instagram. La primera hazaña de ese calibre de Zayn había venido con la foto
mía de espaldas cantándole Moonlight
a Scott, con él abrazado a mi cuello, y una frase sencilla: “Ariana Grande,
gracias por Moonlight, a las dos
personas más importantes de mi vida les entusiasma”.
Scott mojó una toalla en agua caliente y me la pasó,
me acarició la mano y me besó la mejilla mientras yo me retorcía, me odiaba a
mí misma por dejarlo presenciar aquello, y luchaba por no suplicarle que no me
dejara sola.
Por fin llegó Zayn, lo sacó del baño, le dijo que
estaba orgulloso de él, y le pidió que esperara fuera.
-Lo estoy perdiendo, Z-dijo solamente, y Zayn asintió,
llamó a Louis para que viniera a buscar a Scott, y me llevó al hospital.
No tuvimos la suerte de la primera vez: me arrebataron
a mi bebé antes de que pudiera verle el rostro, antes siquiera de que él
tuviera rostro.
Zayn se volcó conmigo, Scott se volcó conmigo, todos
lo hicieron cuando intuyeron lo que nos había pasado. Z canceló todos sus
eventos para no dejarme sola, Scott, Tommy y Eleanor se reunían en nuestra casa
para jugar y no llenarla de un intenso silencio que se me hacía insoportable,
especialmente después de saber que podría haberse rasgado con los llantos de un
nuevo bebé, tan deseado por todos, y tan llorado cuando lo perdimos…
De tres frases que me decía Zayn, dos eran te quieros,
y yo se las respondía sin vacilar, pero preguntándome cuándo acabaría aquella
farsa y se daría cuenta de que yo no podía darle lo que él necesitaba.
No paraba de repetir en mi mente aquella conversación
que habíamos tenido antes de que surgiera un rayo de esperanza verde como la
vegetación de la isla en la que nos casamos.
-Quiero un bebé, Zayn, quiero un bebé regordete, y
sonriente, de ojos negros, que me miren y me hagan pensar en lo mucho que se
parece a su padre. Quiero una niña, una copia de mí misma, pero con ojos
negros. Quiero otro hijo tuyo, Z. ¿Te crees que es fácil para mí que Scott
venga, y me pida eso, sabiendo que no…?-había empezado, pero él me puso el
índice en los labios, acallándome.
-Dilo otra vez.
-¿El qué?
-Que quieres otro hijo mío.
Yo había sonreído, creyendo que la medicina podía
equivocarse, pero las cosas no funcionaban así.
-Quiero otro hijo tuyo, Zayn.
Empezó a desnudarme y se puso encima de mí.
Apenas lo dejé tocarme después de aquello durante más
de un mes: sus esfuerzos por consolarme no eran más que eso, esfuerzos. Él me
preguntaba qué era lo que podía hacer para que volviera a sentirme bien, como
antes y yo le contestaba con amargura, sufriendo cada palabra:
-Vuelve a dejarme embarazada. Y no dejes que lo pierda
esta vez. No me permitas perderlo-decía, y me echaba a llorar, y él me acunaba
y me besaba y me decía que teníamos todo el tiempo del mundo, pero yo sentía
que era precisamente eso, el tiempo, lo que iba en nuestra contra.
-Vamos a superar esto-me prometió una noche en la que
Scott se quedó a dormir en casa de Tommy-. Los dos juntos. Ahora es cuando nos
demostramos el uno al otro lo que podemos hacernos.
Echaba de menos estar conmigo, yo echaba de menos
estar con él, pero ya no le veía nada más que un recuerdo de mi sufrimiento,
del infierno desatándose en mis entrañas.
-¿Qué sentido tiene ahora acostarnos, Z?-le pregunté-.
Siempre lo estropeo todo.
-Que estamos juntos.
-Te iría mejor con otra-susurré.
-Pero yo no quiero a otra, gatita. Te quiero a ti.
Eres mi chica. Joder, Sherezade, eres mi
mujer, ¿crees que eso no significa nada para mí? Vas a necesitar algo más
que esto para que lo que siento por ti se disipe. Voy a pelear por ti hasta que
no me queden fuerzas, incluso después, porque es lo que te mereces, Sher. Si
quieres que deje de amarte, viaja al pasado, elimina todos los ideales que me
inculcaron mis padres y que la vida me ha ido dando. Los ideales son tú, Sherezade.
Tú eres todo lo bueno a lo que yo en ocasiones no podía aspirar, ni soñar-se
acercó a mí, me tomó de la cintura, me pegó a él-. Vuelve conmigo. Vuelve a
devolverme los besos que te doy. Vuelve a buscarme por las noches. Mírame a los
ojos-lo miré-. Te necesito. Scott te necesita. Necesita que seas feliz. Yo
necesito que seas feliz, quiero hacerte feliz. Vamos a la cama-me besó el
hombro-. No vamos a hacer nada, te lo prometo. Sólo nos vamos a tumbar y vamos
a hablar y vamos a volver a estar bien-me apartó un mechón de pelo de la cara-.
Vamos a demostrarle a Alá que no debería habernos dado a Scott si no quería que
nos juntásemos, que no va a poder hacer nada para que dejemos de querernos.
-Te sigo queriendo.
-Hazme un favor, entonces.
-¿El qué?
-Sonríe, gatita.
Sonreí un poco, se inclinó a probar mi sonrisa. Sabía
bien.
Fuimos a la cama, me acarició la cintura, yo le
acaricié el costado, nos miramos a los ojos largamente.
-Te echo de menos-dije por fin, y él me sonrió con
tristeza.
-Yo a ti también.
-Yo… no sé si… Scott puede ser el único regalo que
puedo hacerte-murmuré por fin, notando cómo las palabras se aferraban con uñas
y dientes a mi garganta, negándose a salir. Me acarició el rostro.
-No duermo contigo por intentar repetir a Scott, nena.
Con él me basta. Tú me bastas. Sois más que suficiente, vosotros dos.
-¿Zayn?-dije con un hilo de voz, la palabra
quebrándoseme a media pronunciación.
-¿Sherezade?
-¿Me haces el amor?-pedí, y él sonrió, asintió con la
cabeza, empezó a besarme, metió las manos por mi costado, y yo hice lo mismo
por debajo de su camiseta, en un gesto automático que me hizo sentir mejor.
Hacía tres meses desde que no nos probábamos,
exactamente el mismo tiempo desde que perdí a nuestro segundo hijo.
Me miró a los ojos, ya dentro de mí. Me gustaba
recibirlo, no era como antes, pero confiábamos en que pronto recuperáramos lo
que habíamos perdido.
-Esto no es por Scott-me dijo-. No busco nada cuando
estamos juntos.
-Yo tampoco.
-Sólo quería que lo supieras.
-Lo sé.
Me besó la punta de la nariz, me hizo cosquillas, y yo
me eché a reír.
-Dios, suena incluso mejor de lo que recordaba-sonrió,
y volví a reírme. Acabamos, y pusimos de nuevo la primera piedra de lo que
habíamos construido a lo largo de aquellos dos años, en playas, al lado del
mar, en el interior, en montañas. Fuimos recuperándonos poco a poco el uno al
otro, volviendo a ser aquella pareja que se puteaba por la más mínima cosa,
como cuánta crema solar le estaba poniendo a Scott, cómo parecía que se lo habíamos
quitado a algún matrimonio eslavo por lo blanco que lo estaba dejando, o cómo
nos chinchábamos el uno al otro por tener a Scott, o cómo disfrutábamos cuando
el otro susurraba nuestro nombre al llegar al clímax…
Seguía mirando con envidia a las parejas con más de un
hijo, pero siempre miraba al mío y me decía que con él era suficiente. Me
acostumbré a aquel sentimiento con taimada resignación, hasta que un día, de
repente, Zayn espetó:
-He estado informándome sobre adopciones.
Lo miré.
-¿Qué?
-¿Quieres tener otro hijo?-soltó.
-Sí, claro, pero…
-Ya, ya sé que la biología no quiere acompañar, pero,
¿para qué está la sociología? Hay un montón de niños que esperan con
impaciencia una madre. Tú eres muy buena madre. No me parece justo que Scott te
monopolice de esta manera. Es egoísta por su parte, y por la mía, pretender que
seas exclusiva de nosotros.
Fruncí el ceño.
-¿Qué sugieres?
Puso los ojos en blanco.
-Joder, Sherezade, cuando quieres puedes hacerte la
subnormal muy bien. Si te he hablado de adopciones y de otro hijo, ¿qué crees
que estoy sugiriendo? ¿Invertir en bolsa? ¿Irnos de safari? ¿Comprar un puto
cocodrilo en el safari y tirarlo en la piscina y darle de comer filetes de
ternera de primera, porque si algo nos sobra, es dinero?
-¿Quieres que adoptemos?-espeté,
incrédula, como si me acabara de sugerir que, no sé, metiera a Scott en el
horno y nos lo comiéramos en Navidad, adornado con un poco de salsa picante
para contrarrestar el sabor de la poca vergüenza que hay que tener para hacerle
daño a un hijo. Volvió a poner los ojos en blanco y espetó:
-No lo sé, Sherezade, ¿el agua moja?
Odiaba que usara esa frase en mi contra, pero más
odiaba él que Scott la dijera, y yo me había molestado en hacer que nuestro
hijo la perfeccionara en cuanto empezó a manejar varias palabras y ya no se le
trababa la lengua. Lo discutimos seriamente, estuvimos todo el día valorando
los pros y los contras, consultando en internet y tratando de discernir si
sería lo correcto, intentar llenar un vacío con el niño de otras personas.
La única tregua que tuvimos fue cuando fuimos a buscar
a Scott; por lo demás, continuamos tratando el tema incluso cuando nos fuimos a
la cama. Zayn me acarició la cintura, mirándome a la luz de la luz que se
colaba por la ventana, prestando atención a cada palabra mía.
Por una parte me parecía bien, pero había algo que me
echaba para atrás.
-Tienes miedo-dijo cuando terminé de hablar.
-Me preocupa no hacerlo bien-admití, pero lo cierto es
que eso mismo me preocupaba con Scott. Era diferente, algo que no conseguía
identificar.
-Tienes miedo de no quererla como quieres a
Scott-respondió con sencillez, y yo lo miré, y él sonrió-. Una vez deseé que te
quedaras tumbada a mi lado (desnuda, vale, lo admito), y me hablaras de tus
sueños, tus ambiciones, y tus miedos, hasta el punto de que me dejaras conocerte
mejor de lo que tú te conoces a ti misma-explicó. Enredé mis dedos con los
suyos, miré nuestra mano, y clavé mis ojos en los suyos.
-Sí, yo… no sé si seré capaz de querer a un niño que no
es mío como quiero a Scott. No es lo mismo. ¿Cómo… podré quererlo como le
quiero a él, si… no sale de mí?
-Yo le quiero como tú, y no lo he llevado dentro.
-Zayn-sonreí-. No es lo mismo. Es tuyo. Lo has creado
tú.
-Creas a una persona cuando le inculcas valores, no
cuando produces su cuerpo. Se es padre cuando se creía a alguien, no cuando se
le crea.
Lo medité durante una semana, valoré las opciones,
llegué a convencerme de que, en el caso de que no me enamorara de nuestro otro
hijo como lo estaba de Scott, conseguiría que no se me notase. Por fin, di luz
verde, y Zayn cogió a un Scott de tres años recién cumplidos en brazos y le
preguntó:
-¿Quieres que vayamos a por una hermanita para ti, Scott?
El niño asintió, frotándose los ojos, y se dejó llevar
por los orfanatos de Londres. Pasamos toda la mañana y parte de la tarde
buscando a un pequeño que nos atrajera como suponíamos que debíamos sentirnos
atraídos, y Zayn estaba a punto de tirar la toalla cuando entramos en una casa
de varios pisos, apretujada entre dos mucho más amplias, en la que un batallón
de niños jugaba, reía y chillaba sin hacernos caso.
Me entristeció un poco pensar en lo poco novedosos que
éramos para ellos, las pocas esperanzas que habían tenido.
La directora se acercó a hablar con nosotros, nos dijo
que había un par de niñas un poco más pequeñas que Scott (pero poco, no lo
suficiente como para que Scott sintiera envidia de Tommy por la poca diferencia
de edad entre él y su hermana), y estaba
a punto de mandarlas llamar cuando Scott se acercó a mí y me tiró de la falda,
señalándome un sofá en el que un niño contemplaba con hastío la televisión
mientras balanceaba suavemente una pequeña mecedora.
-La he encontrado, mamá-me dijo solamente, y Zayn y yo
lo seguimos a echar un vistazo en el pequeño capazo.
Nos ojos negros, cargados de curiosidad, se clavaron
en los nuestros. Scott sonrió, inclinándose un poco hacia ella, y le tocó la
mejilla, arrancándole una sonrisa al bebé. Fue apenas un roce, lo de ella,
apenas una mueca, pero a Scott le bastó.
A mí y a Zayn, también.
-¿Está libre?-preguntamos, y la directora asintió.
-Todavía no tenemos la ficha lista, ella… la dejaron
en la puerta de madrugada. Tocaron el timbre y se marcharon. Estaba en una
cestita, con una nota, con su fecha de nacimiento y su nombre.
-¿Su nombre?-repetí, arrugando la nariz-. ¿Por qué le
pondrían nombre para…?
-¿Cómo se llama?-preguntó Scott.
-Sherezade-respondió.
Zayn y él me miraron.
-¡Mira, mamá, como tú!
-Pero se le puede cambiar, si quieren-atajó a
directora, y Zayn y yo asentimos. Scott se colgó del capazo y nos miró con sus
ojos verdosos chispeando.
-¿Podemos llevárnosla? ¿Por favor? ¡Es muy guapa!
Le acarició la piel de caramelo, los ojos negros de la
niña chispearon. Me gustaba, me encantaba, había algo en ella que me llamaba a
cogerla y no soltarla.
Zayn también lo sentía.
Salimos de allí con ella, y Scott no paró de darle
besos para arrancarle intentos de carcajada mientras íbamos en coche. Fue él
quien le puso su nombre: Sabrae. No significaba nada, lo había sacado en un
libro sobre dragones que Eri les leía. Le pegaba a la pequeña.
Me acurruqué en el asiento, sintiéndome feliz como me
había sentido cuando sostuve a Scott por primera vez en brazos mientras miraba
por el retrovisor a los dos hermanos. Se llevaban tremendamente bien.
Creíamos que a Scott se le pasaría el caliente con Sabrae
cuando se acostumbrara a ella, pero continuamente se las apañaba para meterse
en la habitación de la pequeña, sacarla de la cama y llevarla por el pasillo en
dirección a su habitación, hasta que nos dimos por vencidos y metimos su cuna
en la habitación de él.
Scott seguía yendo a ver a Tommy y Tommy seguía
viniendo a verlo a él, pero ya no estaban solos: se llevaban a Eleanor y a Sabrae,
y se sentaban a jugar sin hacer demasiado ruido por si ellas los reclamaban, y
se peleaban por saber a quién habían llamado las chicas, y protestaban cuando
el otro sostenía demasiado tiempo a su hermana, discutían sobre cuál era más
guapa y quién quería más a quién…
… y era un gusto estar con los cuatro, ver cómo Tommy le
hacía muecas a Sabrae para que se riera, ver cómo Eleanor le hacía cosquillas a
Scott y cómo él le respondía con la misma moneda.
Sabrae era preciosa, y espabilada, y muy buena, y
apenas pasó una semana con nosotros para hacernos ver que la necesitábamos
tanto que nos dolía, que ir a buscarla y terminar encontrándola había sido de
lo mejor que habíamos hecho en la vida.
-No les digas que tenía mis dudas con ella-le pedí a
Zayn una noche, ya sabiéndome su madre, ya habiendo disfrutado de cómo sonaba
la palabra “mamá” de sus labios... eso sí, me tocó saborear lo que era ser una
segunda palabra, porque lo primero que balbuceó Sabrae fue el nombre de su
hermano, a quien perseguía incansablemente por la casa, a quien le llevaba
juguetes para que pasara tiempo con ella, contra quien se acurrucaba por las
noches y quien más le gustaba que le leyera…
… y Scott no podía estar más enamorado de su hermana
pequeña, su pequeño tesoro, a quien animaba a hablar y caminar y jugar y no
paraba de besar y abrazar, y dejarse hacer mil y una de esas cosas.
La primera vez que vi la piel de caramelo de Sabrae, y
ojos azabache, aquella tímida melena negra, pensé “dios, podría quererla como
quiero a Scott”.
Pero la noche en que estuvo enferma y yo me negué a
apartarme de su lado hasta que se
pusiera bien, la acuné y la besé y le susurré palabras para reconfortarla, y
finalmente terminé cantándole aquella canción de Ariana Grande, mi pensamiento
varió un poco. “Dios, la quiero como quiero a Scott”.
Scott no tardó ni dos segundos en saber que la querría
igual que querría a Shasha y a Duna.
Tardé un poquito en darles hermanas.
Pero no me importaba.
Ya no tenía prisa.
Las cosas
buenas, como tener a Scott, a Shasha, a Duna en brazos; decidirme a ir a por Sabrae
llevaban tiempo. Cuanto más tiempo tardabas en decidirte, más las disfrutabas.
Y qué delicioso fue esperar a mis pequeños tesoros.
YA TE LO DIJE AYER POR TWITTER PERO ES QUE ESTE PUTO CAPÍTULO ES LO MEJOR! Es decir, es imposible elegir un único momento de todo el capítulo porque TODO son MOMENTAZOS. No sé ni por donde empezar: Scommy, el precioso encuentro de Scommy con LAYLA y ella montandolos en el coche, ELEANOR Y SCOMMY, la puta pedida de mano y boda de Zherezade, los primeros pasitos y el mamá de Scott. SCOTT AYUDANDO A TOMMY CUANDO EMPEZÓ A CAMINAR ME ESTALLA UN PUTO RIÑÓN. SCOMMY DICIENDO QUE SON NOVIOS. Y Sabrae oh dios Sabrae!!
ResponderEliminarEn conclusión Eri que eres una puta diosa escribiendo, que me encanta y que no entiendo como cojones esto no está en una editorial y cosas como Gemeliers Sí. NO LO ENTIENDO porque eres la reina de esto joder!
Un besico corazón.
DIOS ARI COMO TE DIJE AYER POR TWITTER TE COMO EL ROSTRO DE VERDAD ERES TAN MONÍSIMA.
EliminarMe encanta este capítulo, no sé, lo veo muy "completo" por así decirlo, está llenísimo de momentos hermosos que hacen que sea mi favorito de lo que llevo escrito (y eso que el capítulo en el que Scott se declara a Eleanor no es precisamente feo), pero me ha conquistado lo que tú dices: son todo momentazos y uf♥
POR DIOS APRECIEMOS EL MOMENTO EN PARTICULAR EN QUE SHEREZADE LE CANTA MOONLIGHT A SCOTT A PESAR DE QUE ELLA NO CANTA MUY BIEN PERO NO IMPORTA PORQUE ESA CANCIÓN ES TAN HERMOSA COMO ÉL Y ENCIMA TIENE MIEDO DE ADOPTAR A SABRAE POR SI NO LA QUIERE COMO QUIERE A SU HIJO POR FAVOR ES UNA BIZCOCHÍSIMA OFICIAL DEBERÍAMOS DEDICARLE UNAS OLIMPIADAS ENTERAS SÓLO A SHEREZADE UF
Y también cuando conocen a Alec y Jordan mira #iorando, iba a poner cómo descubrían los dos su pasión por el baloncesto pero entre que se me olvidó y encima lo largo que era ya de por sí el capítulo casi mejor jajajajajaja.
Muchísimas gracias por tu comentario amor, eres una bizcocha rellena de avellana, ay♥ Un besín ♥
ME DUELE EL CORAZON MAMITA. NO MIENTO SI DIGO QUE PROBABLMENTE ESTE,EL DE LA DECLARACION DE SCOTT Y CUANDO LE METEN LA PLAIZA A SIMON SON MIS CAPITULOS FAVORITOS.
ResponderEliminarTE ENTIENDO TANTÍSIMO GABRIELA Mis favoritos son éste, el de la declaración de Scott, el de la primera vez de Eleanor durmiendo en casa de Scott (porque soy una puta viciosa y por aquel párrafo en que S le dice a El que cree que se está enamorando de ella) y el de los besos de Layla y Tommy por favor son tan hermosos todos me encanta esta putísima novela
EliminarESTOY CHILLANDO Y AHOGANDOME CON LOS PUTOS FEELS. ESTE CAPITULO ES UNA PUTA OBRA MAESTRA.
ResponderEliminarTE COMO LA CARITA MUCHAS GRACIAS JO ♥
Eliminar"me tocó saborear lo que era ser una segunda palabra, porque lo primero que balbuceó Sabrae fue el nombre de su hermano" ME DUELE TODO JESUSITO. Pfffff lloro demsiado te lo juro.
ResponderEliminarImagínate a Sabrae de bebé con unos mofletitos INMENSOS luchando por decir "Scott" y a Scott cogiéndola en brazos y llevándola por todo el vecindario para que la escuchen en cada esquina madre mía son tan lindos
EliminarLAYLA INTENTANDO LLEVARSE A SCOTT Y TOMMY. ME DUELE EL PULMONCITO ES PRECIOSISIMA.
ResponderEliminarNecesito que tenga una tonelada de hijos porque va a ser LA MEJOR MADRE DE LA HISTORIA
Eliminar"Scott tuvo todavía más miedo que Tommy cuando la recibió. Puede que, al ser mayor, fuera más consciente de la situación."
ResponderEliminarO PUEDE QUE EN ESE MOMENTO SIN SABERLO YA SOSPECHASE QUE IBA A SOSTENER AL AMOR DE SU VIDA.
Scott no sospechaba nada porque era tonto (sigue siéndolo en realidad), lo que pasa es que desde su perspectiva Eleanor es todavía más pequeña de lo que le parece a Tommy (los 6 meses que se llevan marcan mucha diferencia a esas edades) Y POR FAVOR NO OLVIDEMOS QUE LO PRIMERO QUE DIJO SCOTT DE ELEANOR ES QUE ERA FEA
Eliminar"Echó el pestillo del cubículo y empezó a besarme con el hambre de siempre, a la vez que lo hacía como nunca." Harry Potter y el fetiche de los Malik por los baños de discoteca.
ResponderEliminarA SCOTT LE VIENE DE FAMILIA BUENO
EliminarLa culpa es mía porque echar un polvo en un baño siempre ha sido una de mis fantasías sexuales xd
Este capítulo ha sido PRECIOSISIMO tia. No se como lo haces, pero me he reído, he llorado y he dado chillidos de emoción. Sólo me ha faltado tirarme por la ventana cuando he leído lo del primer encuentro de Scommy porque te juro que un poco más y mi corazón se va a la mierda por los putos feels.
ResponderEliminarTenía UN MONTONAZO de ganas de que lo leyerais de verdad, ya sabía que me iba a encantar antes de escribirlo pero una vez lo terminé pensé "buf es de mis favoritos no puede ser esto".
EliminarEl primer encuentro de Scommy se merece estar en todos los cines del mundo me cago en mi puta vida ya que alguien me compre los derechos de esta puta novela coño
En serio tía, escribes tan bien que me encantaría que el día de mañana pudiese entrar a una librería y uno de los libros tuviese tu nombre en la portada.
ResponderEliminarASDFGHJKLÑ´Y SI ME ACERCO A TU BOCA Y NO SÉ QUÉ MÁS DICE LA CANCIÓN Y TE ROBO UN BESITO A VER TE ENOJAS CONMIGO????????????
EliminarDios calla, ahora en serio, cada vez tengo más ganas de acabarla para poder imprimirla y ponerle una portada cuqui y dejarla en mi estantería porque estoy tan orgullosa de esta historia :'(
Me ha dado tanta pena cuando Sher le ha confesado a Zayn que no quería adoptar porque tenía miedo de no querer a Sabrae igual que a Scott. Se me han saltado las lágrimas. Jurado.
ResponderEliminarEs un bombón por favor Zayn tiene tantísima suerte de haberla encontrado :( me dan envidia
Eliminar"Tommy les sonrió, Scott se acercó un poco a él, tanto para protegerlo como para sentirse protegido él mismo con la presencia de su amigo. Scott era tímido con la gente que no conocía; Tommy era bastante más abierto que él, y se encargaría de ir sacándolo poco a poco del cascarón."
ResponderEliminarSCOTT MALIK PROTECTING TOMMY TOMLINSOM SINCE ¿2018? (aun estoy perdidita con las fechas)
2017; Sherezade ESTARÍA BUSCANDO A ZAYN EN ESTE MISMO INSTANTE TRAS DARSE CUENTA DE QUE ESTÁ EMBARAZADA AY MADRE MÍA ME DUELE TODO
EliminarY Scott haciendo de hermano mayor de Tommy desde el inicio de los tiempos ay :( me duele todo pero me duele más :(
"Me gustaría tener un hermano que viniera del mismo sitio que yo." Ya lo tenías corazón. Tommy y tu veniais de las estrellas porque es imposible que algo tan bonito como vosotros no procediera de algo tan hermoso como una estrella.
ResponderEliminarEs el comentario más precioso en la historia de comentarios preciosos Paula, te adoro, eres un sol
EliminarMe he perdido un poco. Se supone que Jordan es el dueño del bar donde van los chicos los findes no? Entonces como es que tiene 17 años?? Estoy perdida.
ResponderEliminarNo no, Jordan es amigo de los chicos, va a su clase y todo, lo que pasa es que sus padres tienen un par de bares y una discoteca que Jordan les ayuda a llevar (como si fuera una especie de encargado, o algo así) y son a los que van los chicos porque COMIDA Y BEBIDA GRATIS BITCH.
EliminarPerdona que no lo aclarara antes corazón, como yo los veo tan claramente en mi cabeza no me había dado cuenta de que podía llevar a equívocos :(
"Yo había tardado en encontrar a mi alma gemela 22 años; Scott, 6 meses; Tommy ya había nacido con ella." Scommy es la otpmás preciosa de toda esta condenada novela y voy a sufrir tantísimo con la pelea que van a tener cuando T se entere de lo de Eleanor que raro sería si no acabo llorando.
ResponderEliminarVa a ser un MOMENTAZO madre mía no debería deciros nada pero te adelanto que van a llegar a las manos y Scott y Tommy no se han pegado
Eliminaren
su
puta
vida
lo vamos a pasar todos de putísima madre sufriendo en los rincones, sobre todo ellos dos
Pufff, voy a sufrir tanto...
EliminarDime por lo menos cuantos capitulo faltan, así me voy comprando las toneladas de clinex que voy a necesitar.
Todo depende de si me vuelvo puto loca escribiendo como lo hice con lo de Zayn y Sherezade (al principio iban a ser dos capítulos, uno narrado por Zayn con Sher embarazada y otro narrado por ella ya teniendo a Scott, y MIRA LO QUE ACABÓ PASANDO), pero calculo que más o menos en 5/7 lo tendremos, puede que antes ☺
EliminarEL PRIMER RECUERDO DE ELEANOR ES DE SCOTT Y EL OTRO SE LO PAGA DICIENDO QUE ERA FEA LA PRIMERA VEZ QUE LA VIO.
ResponderEliminarEL TÍO YA ERA TONTO DE NACIMIENTO
ES MÁS CABRÓN DIOS MÍO LE QUIERO PINCHAR CON UNA JERINGA EN UN OJO ME CAGO EN SU ESTAMPA
Eliminar¿Recuerdas cuando le pidió vidas para el Candy Crush haciéndole creer que iba a declararse o algo por el estilo? Pues ese salseo ya venía de lejos
"-Mamá-dijo por fin, tocándole la cara. Zayn me miró.
ResponderEliminar-Nos ha salido tonto, Sherezade." ME HE DESCOJONADO SOS
Y luego le dice que no le va a enseñar a afeitarse pero bien que en cuanto Scott se lo pida Zayn va a llorar de felicidad porque SU NIÑO SE CONVIERTE EN HOMBRE
EliminarNo me esperaba nada lo del aborto de Sher....
ResponderEliminarHe llorado cosa mala con esa parte del capítulo.
:'( Para que veáis lo fuerte que es esa mujer y lo muchísimo que la quiere Zayn porque se negó en redondo desde el principio a permitir que eso los separara
Eliminar"Suerte que llegó el 17 de octubre, el día en que Scott dejó de estar solo, el día en que nació su primer hermano." MADRE MIA. HE CHILLADO Y HE LLORADO AL MISMO TIEMPO. ES QUE JODER A LA MIERDA TODAS LAS OTPS. SCOMMY ES LO MEJOR DE ESTA NOVELA.
ResponderEliminarTe imaginas que los acabo casando buenO sería un sueño hecho realidad qué pena que les gusten los coños más que a un tonto un caramelo ay :(
Eliminar"me tocó saborear lo que era ser una segunda palabra, porque lo primero que balbuceó Sabrae fue el nombre de su hermano" JODER SI QUE A PESAR DE TLDO SABRAE BESA EL SUELO POR DONDE PASA SCOTT Y VICEVERSA.
ResponderEliminarSE ADORAN AUNQUE SE PUTEEN SON TAN HERMANOS GOALS NECESITO QUE EXISTAN
EliminarErika, ES EL PUTO MEJOR CAPÍTULO DEL MUNDO
ResponderEliminarME
MUERO
ME HE MUERTO CUANDO T Y S SE CONOCEN, ME HE MUERTO CUANDO TAMBIÉN SE UNE LAYLA Y, MÁS TARDE JORDAN Y ALEC, ME HE MUERTO CUANDO S DA SUS PRIMEROS PASOS Y DICE SUS PRIMERAS PALABRAS, ME HE MUERTO CON LA CONVERSACIÓN QUE HE RECREADO VIA TWITTER Y, SOBRE TODO, ME HE SÚPER ULTRA MEGA MUERTO CON TODO LO DE SABRAE
ME HAS MATADO Y NO TIENES COMPASIÓN ALGUNA, ZORRA 💜
POR FAVOR, LO HE PASADO FATAL CUANDO SHER ABORTABA, PERO ES QUE S ES TAN MONO QUE ME LO COMÍA
AY SEÑOR
ME VOY YA QUE ME VA A DAR UN CHUNGO
TE AMO A TI Y A LOS MALIK 💜💜💜💜💜
Virginia, ESTOY DE ACUERDÍSIMO NO CREO QUE CONSIGA SUPERAR ESTE CAPÍTULO POR MUCHOS QUE ESCRIBA :(
EliminarEs todo tan hermoso por favor los primeros encuentros son tan mágicos, sobre todo el de Jordan y Alec porque es tan natural en plan "hola podemos jugar" y ya está, se hacen amigos sin más, se conocen DESDE CRÍOS y eso es tan lindo, nadie "provoca" su amistad, sucede porque sí y ☺
BUENO, CON LA CONVERSACIÓN ME HAS MATADO DE VERDAD, cuando la vi en la tl pensé "no. puede. estar. pasando. esto. de. verdad." UF.
POR FAVOR APRECIEMOS QUE AUNQUE SCOTT NO ENTIENDE LO QUE PASA Y SU MADRE LO ECHA DE LA HABITACIÓN YA CON 2 AÑOS Y PICO SE PONE FARRUQUITO DICIENDO "NO NO YO ME QUEDO AQUÍ CONTIGO MAMÁ" es tan protector con su madre :(((((((((( me duele el coraçao
AY SEÑOR
A MÍ YA ME DIO ESCRIBIÉNDOLO
TE AMO A TI Y TAMBIÉN A LOS MALIK ♥
HABLEMOS DE UN SCOTT DE TRES AÑOS METIENDO EN SU HABITACIÓN TODAS LAS NOCHES A SABRAE PORQUE NECESITABA DORMIR CON ELLA. Me duele todo juder.
ResponderEliminarHABLEMOS DE UNA SABRAE DE MESES ESPERANDO CON IMPACIENCIA DE PIE EN LA CUNA HASTA QUE SCOTT ABRA LA PUERTA Y LA RECOJA
Eliminar"ver cómo Eleanor le hacía cosquillas a Scott y cómo él le respondía con la misma moneda" SCELEANOR SCELEANOR AY AY
ResponderEliminarAY MI PULMÓN DERECHO
Son lindísimos
EliminarME DUELE TODO DESPUÉS DE LEER ESTE CAPÍTULO. ES DEMASIADO HERMOSO JODER.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS AMOR
Eliminar"-¿Qué os parece, chicos?
ResponderEliminarTommy y Scott se miraron. Scott sonrió con maldad.
-Es fea" Bien que ahora no te importaría mancharte la barbilla de salsa rosa por comerle el coño.
JJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJJAAJAJAJAJAJA MERLYIN MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TU COMENTARIO CREO QUE ES LO MEJOR DE TODO INTERNET DE VERDAD, MERECE LOS DOLORES DE CABEZA QUE ME VIENEN POR ESTAR TANTAS HORAS PARA PODER SUBIROS LOS CAPÍTULOS RÁPIDO
EliminarTE QUIERO
TE ADMIRO
TE RESPETO
Y TE IDOLATRO
POR FAVOR NO TE CALMES EN TU VIDA
"-Alec-dijo el primero en hablar.
ResponderEliminar-Jordan-dijo el segundo, una ricura de piel oscurísima y pequeños ricitos cortos-. ¿Vosotros?
-Scott
-Tommy." ME MUERO DE AMOR. EN SERIO, ME MUERO.
Ahora ya sabéis cómo se conocieron 4/9 de nuestra épica pandilla, lo otro os lo podéis imaginar vosotros
Eliminarbueno Eri he vuelto jajajaj estaba esperando a que terminaras los capítulos de estos 2 para hacer un mix PERO YA NO PODÍA ESPERAR MÁS, EL CAPÍTULO DE HOY HA TERMINADO DE MATARME DEL TODO, QUÉ BONITOS S Y T, Y CUANDO CONOCEN A JORDAN Y ALEC, Y CUANDO NACE ELEANOR, Y CUANDO LAYLA SE LOS QUIERE LLEVAR, PERO SOBRE TODO SCOTT CON SABRAE DE VERDAD NO HE VISTO COSA MÁS CUQUÍSIMA QUE ELLOS DOS
ResponderEliminary te odio por lo del aborto PORQUÉ NOS ODIAS TANTO PARA HACERNOS SUFRIR ASÍ A VER QUÉ TE HEMOS HECHO QUÉ EXIJO RECOMPENSACIÓN
sin duda mi capítulo favorito de toda la novela hasta el momento es este, GRACIAS por escribir cosas así de bonitas y por hacerme sentir tanto
pd: gracias también por haber puesto la canción, la he escuchado y es preciosísima
¡Te echaba de menos, María! ♥
EliminarSoy una perra mala escribiendo ya lo sé, pero en mi defensa diré que este capítulo me en can ta de verdad es lo más preciosote que ha existido nunca, no creo que lo consiga superar jamás. Como dicen arriba está LLENO de momentazos y me es imposible quedarme con uno solo, cada uno es especial y precioso a su manera y me duele el alma que esto sea sólo una novela y no esté pasando de verdad ni podamos verlo como dos millones de veces.
Incluso lo del aborto me "gusta" porque es cuando Scott empieza a proteger a su madre y a cuidar de ella y vemos hasta qué punto Zayn está dispuesto a luchar por que su familia no se desmorone, es un momento muy duro pero a la vez bastante hermoso visto en ese sentido.
GRACIAS a ti y a todos los que dejáis comentario y me llenáis el blog de visitas de verdad, si no fuera por vosotros probablemente este capítulo no existiría porque la novela no me entusiasmaría tanto como vosotros hacéis que me entusiasme, el mérito es de todos ♥
PD: ¿verdad que sí? Pues la escuché de casualidad usando por última vez spotify en el mundo, le he cogido vicio a Dangerous Woman y decidí escucharme el disco, y fue la primera que me pusieron en spotify (me obligaron a ponerla en aleatorio) y según la escuchaba me imaginaba a Sherezade con Scott, mirando por la ventana, acunándolo y cantándole (vamos, como si yo fuera Zayn), lo que pasa que no fue HASTA EL FINAL DE LA CANCIÓN cuando me di cuenta de que eran ellos dos y que lo estaba viviendo como si yo fuera Z.
Así que shout out a Ariana Grande por esa lindísima obra de arte que será imposible de superar❤
"-No puedes irte-sonrió con maldad.
ResponderEliminar-¿Por qué?-inquirí, incorporándome un poco y elevando las cejas.
Me enamoró diciendo con sencillez, como si fuera la cosa más natural del mundo:
-Porque me necesitas, y yo te necesito a ti." ZEREZADE SON DEMASIADO PUTAMENTE BONITOS JODER. QUIERO ARRANCARME UNA PIERNA.
Están tan enamorados me duele absolutamente TODO incluso partes del cuerpo de las que carezco, como, por ejemplo, una cola
Eliminar"Y cuando los ojos de los dos bebés se encontraron, todos en la habitación contuvimos el aliento. Tommy y Scott se estremecieron. La parte de alma libre que le entregas a la persona que se supone que va a estar contigo por siempre entró en el cuerpo de cada uno en ese mismo instante." ME CAGO EN MI VIDA. NO TE HA PODIDO QUEDAR MEJOR NI AUNQUE LO REHICIERAS CIEN VECES. HE LLORADO TANTÍSIMO.
ResponderEliminarME SALIÓ SOLO DE VERDAD NO SÉ CÓMO CONSIGO ESCRIBIR ESTAS COSAS simplemente aparecen en mi cabeza y plop ahí lo tienes
Eliminar"Te haces a la idea de que eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida, y veré jamás… pero ya sabes que te quiero con locura, que eres la luz de mis días, la única musa verdadera que he tenido en toda mi vida y que probablemente exista en este mundo, y sabes que te quiero con todo mi corazón." ZAYN MALIK EXPLOTANDO CORAZONES DESDE 1993.
ResponderEliminarTenía la esperanza de que alguien copiara un cachito de la declaración de Zayn cómo sabía que no ibais a decepcionarme❤
Eliminar"Scott y Tommy no sabían eso, pero nosotros nos dimos cuenta nada más verlos de que serían inseparables. A duras penas podían quedarse quietos, demasiado emocionados de haberse conocido por fin, como para que de mayores no fueran la pareja más especial del mundo." La pareja mas especial? Es la otp mas canon de este universo y todos lo que existan.
ResponderEliminarOdio tener planes para los dos y que sean heteros o que por lo menos sean incapaces de verse de esa manera porque de verdad creo, y cada día estoy más convencida, que Scott y Tommy serían increíblemente felices juntos
Eliminar"Layla colocó a Tommy sobre la espalda de Scott y disfrutó de correr delante de los dos chicos, mientras Scott la perseguía gateando y Tommy se sujetaba como buenamente podía a la espalda de mi hijo."
ResponderEliminarME LO HE IMAGINADO Y CASI ME ECHO A LLORAR. TE QUIERO TANTÍSIMO POR ESCRIBIR ASÍ ERI. NI TE LO IMAGINAS.
No sé si la escena en sí es posible porque Tommy no tendría fuerzas para agarrarse a Scott pero me da igual, es tan hermosa que me importa un pepino que no se pueda llevar a cabo en la vida real.
EliminarY TÚ NO SABES LO QUE OS ADORO POR COMENTARME Y APOYARME DE VERDAD NO ME CANSO DE DECIRLO ESTA NOVELA ES GRANDE PORQUE VOSOTRAS LA HACÉIS GRANDE.
LLORO CON EL ENCUENTRO DE SCOMMY CON JORDAN Y ALEC ME DUELE EL PECHITO EN SERIO.
ResponderEliminarImagínatelos a los cuatro en el parque pasándose la pelota estoy #inestable
Eliminar"-Conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida-susurré, y él sonrió." CONOCEROS TAMBIEN HA SIDO LO MEJOR DE LA MIA PORQUE HA SUPUESTO EL NACIMIENTO DE SCOTT.
ResponderEliminarCONOCEROS HA SIDO TAMBIÉN LO MEJOR DE LA MÍA PORQUE HA PROPICIADO LA CREACIÓN DE UN INDIVIDUO MAJESTUOSO COMO ES SHASHA
EliminarCreías que iba a decir Scott eh
PUES SÍ PERO QUERÍA MANTENER EL SUSPENSE
"-¿Te gustaría haber tenido un hermano?
ResponderEliminar-Ya tengo uno-espetó" SAY IT LOUDER TO THE PEOPLE IN THE BACK. SCOMMY VA A SOBREVIVIR A LA PELEA ÉPICA QUE SE AVECINA TÍAS. NO TENGÁIS MIEDO.
La pelea va a ser MUY GORDA eh cuidadito
EliminarCuando termine de leer It's 1D bitches y vi que estabas empezando esta pensé "Bush con lo épica que fue It's 1D bitches no sé yo como será esta"
ResponderEliminarTía, en serio, has mejorado mis expectativas de sobremanera, le has dado una patada en el culo al que dijo que las segundas partes nuncs fueron buenas.
Si It's 1D bitches fue una puta supernova, chasing the stars es el puñetero Big Bang.
Madre mía, tiene mérito haber leído Its 1D bitches fuera de la época carrot en la que la empecé, tengo que empezar dándote las gracias, disculpándome por el sufrimiento que seguro te he ocasionado, y felicitándote por tu fortaleza psicológica.
EliminarPero es que buf, sinceramente yo creo que cts está mil veces por encima de Its 1d bitches, me parece que he madurado un montón en cuanto a manera de escribir (se nota en la primera, los primeros capítulos no tienen nada que ver), en cómo me meto en temas como las sexualidades queer, en mis pullitas tímidas de feminismo y de violencia sexual... al margen de que les tengo muchísimo más cariño a estos personajes (porque son míos, no existen fuera del universo que yo he creado para ellos) que a los de la primera novela, y que los noto mucho más profundos y complicados que las personas planas y unidimensionales que poblaban its 1d bitches...
No me malinterpretes, le tengo cariño a la primera novela y estoy orgullosa de ella, pero prefiero mil veces ésta. Al fin y al cabo, tú lo has dicho: ¿quién preferiría una supernova al puñetero Big Bang?
De todas maneras MUCHÍSIMAS GRACIAS por tu comentario, la primera vez que lo leí no podía dejar de sonreír, es precioso, me ha alegrado el día, la semana y quizá hasta el mes. Son por cosas como ésta por las que mantengo el blog abierto y sigo escribiendo como loca: porque sé que, en algún rinconcito del mundo, hay alguien que quiere a mis niñitos como los quiero yo ❤
"Cuando Tommy, aún inexperto, se caía, Scott se detenía, se daba la vuelta, lo cogía de las manos y tiraba de él para volver a ponerlo en pie y continuar con sus carreras." PODEMOS HABLAR DE ESTO JODER?? SCOTT NUNCA EN SU VIDA DEJO ATRAS A TOMMY. NI SIQUIERA CUANDO AUN NI SABIA SUMAR DOS MAS DOS.
ResponderEliminarPOR FAVOR COMENTÉMOSLO, REDACTEMOS UNA TESIS DOCTORAL
EliminarMI CAPÍTULO FAVORITO HASTA EL MOMENTO.
ResponderEliminarSIN NONGUNA DUDA. BUAH.
TOTAL Y ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO.
Eliminar"Voy a pelear por ti hasta que no me queden fuerzas, incluso después, porque es lo que te mereces, Sher. Si quieres que deje de amarte, viaja al pasado, elimina todos los ideales que me inculcaron mis padres y que la vida me ha ido dando. Los ideales son tú, Sherezade. Tú eres todo lo bueno a lo que yo en ocasiones no podía aspirar, ni soñar"
ResponderEliminarMe he echado a llorar tanto en este momento que por poco tengo que salir en balsa de mi cuarto.
Scott odia a Eleanor en comparación con lo que quiere Zayn a Sherezade
EliminarEscribes tan pero tan bien Erika.
ResponderEliminarMereces que te publiquen esta novela tia. Te lo mereces en serio. Hay grupos increíbles en librerías del país que no le llegan a la suela del zapato a tu novela. De verdad te lo digo.
Truños* el corrector me vacila
EliminarDIOS MÍO VIVO POR Y PARA ESTOS COMENTARIOS me haría muchísima ilusión tenerla sólo para poder mandárosla con una dedicatoria y un beso a vuestras casas, no os merecéis menos :(
Eliminar"La tercera palabra que habían aprendido nuestros hijos era el nombre del otro, evidentemente." SCOMMY FEELS. MIS PUTOS SCOMMY FEELS.
ResponderEliminarIba a ser la primera palabra pero me parecía un poco excesivo, especialmente porque "tommy" comparado con "mamá" para un crío de menos de un año es un trabalenguas
EliminarCreí que te costaría llegar a hacerme sentir el torrente de emociones que me atravesaron cuando leía It's 1D bitches, pero te has superado compañera. Te has superado. Me quito el sombrero en cada capítulo.
ResponderEliminarasdfghjklñ´mira y si te beso en los morros qué pasa
Eliminarpregunto
¿me das una bofetada? Porque tengo ganas de besarte
"Scott era tímido con la gente que no conocía; Tommy era bastante más abierto que él, y se encargaría de ir sacándolo poco a poco del cascarón." Me duele el corazón, de verdad de la buena. Nunca en mi vida había visto una brotp tan maravillosa.
ResponderEliminarPor favor, podemos apreciar que Scott de pequeño era tímido y ahora es un gallito de mil pares de cojones
EliminarSÓLO
Y
EXCLUSIVAMENTE
PORQUE
TOMMY
TAMBIÉN
ES
UN
GALLITO
DE
MIL
PARES
DE
COJONES
gracias por tu tiempo
Lo primero que Scott penso de Eleanor cuando la vio por primera vez es que era fea y ahora le parece la criatura mas bonita de este planeta. #LaDepresionEsReal
ResponderEliminarPuberty sure hit Eleanor like a bus
EliminarScommy son putamente bonitos.
ResponderEliminarEstoy por suplicarte que los hagas gays.
Estoy por ceder a las peticiones populares y hacerlos gays emberdá
EliminarEste capítulo está lleno de tantos momentos preciosos que me niego a quedarme sólo con uno. Lo que si tengo claro es que hasta ahora es el mejor capitulo de la novela. Jurado.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, es preciosísimo y tiene pocos errores (me parece) en cuanto a ortografía y gramática, de verdad que estoy TAN orgullosa, esto han sido los astros
EliminarTio yo no puedo con mi vida, voy a estar semanas enteras llorando despues de que Tommy y Scott se peleen. Me vas a destruir el alma, lo se.
ResponderEliminarVa a ser un momento durísimo y encima los dos van a cagarla en diversas ocasiones porque son orgullosos como ellos solos y ay :( estoy enfadada con ellos ya por adelantado
Eliminar"se sentaban a jugar sin hacer demasiado ruido por si ellas los reclamaban, y se peleaban por saber a quién habían llamado las chicas, y protestaban cuando el otro sostenía demasiado tiempo a su hermana" LOS MEJORES HERMANOS DEL MUNDO SI SEÑOR
ResponderEliminarPd: Tengo un par de preguntas con respecto a la PELEA
¿Toomy los va a pillar con las manos en la masa o se enterara de otra forma?
¿Va a haber publico dursnte la pelea?
¿Fliparemos al leer quien los va a separar?
LO SON LO SON
Eliminar1. Tommy no los va a pillar, se entera de otra forma.
2. No, van a estar en la habitación de Scott, los dos solos.
3. Se ve venir por qué van a tener movida, pero no tenéis NI IDEA del contexto, de lo que va a pasar para que Scott finalmente se lo cuente.
Hasta ahí puedo leer, hay que mantener la tensión ^^
Holisss ^^ Llevo como un siglo sin comentarte (LO SIENTO, LO SIENTOOO) asi que espero que me perdones y acordarme de toooodas las cosas que tenia para comentar *emoji llorando de risa*
ResponderEliminarPunto 1: Tengo el cerebro frito con tanto Sceleanor (aunque no vaya en este capitulo, me redimo por todos los comentarios ausentes), me encantan <3 soy tan taaan fan que te haria fanarts si supiera dibujar de forma decente! PERO lo principal es que MUERO POR VER CUANDO Y COMO SE ENTERA TOMMY JODEEER (creo que sueño con el momento ya, con todo lo que nos haces sufrir)
Parte 2: Todo el triangulo Diana-Tommy-Layla... me estresa hahahaha Diana me cae bien, lo admito, la chica tiene mas chicha de lo que parecia al principio. Pero es que Layla es tan tan taaaaan adorable que me dan ganas de llevarmela a casa como ella queria hacer de pequeña con Scott (HAHAHAHAHAHAAH).
Y ULTIMO: ZEREZADEEE!!!<3<3<3 Ay mai! Me encanta ella, por favooor! Como maneja a Zayn, es de lo mejorcitoooo!! Además, me encanta el hecho de que hagas estos capitulos para darnos un background solido de todos los personajes (por lo menos de los Malik), que ayuda a entender la historia mejor... o eso creo yo ^^. Y como se concen Scommy y empiezan a relacionarse es taaaaaan adorable que es que me mueroooooo y resucito gritando en arabe, te lo juro hahahahahaha
Bueeeenoooo, espero que no te enfades mucho por haber sido fantasma durante mas de un mes y haber compensado parte de la desaparición con esta Biblia en verso :))
P.D.: "Es fea" LA MEJOR PUTA PARTE DE TODO EL CAPITULO HAHAHAHAHAHHAHAHHA
Hola Olatz, jo, no te disculpes, no pasa nada porque no comentes siempre, al final sé que tarde o temprano vas a volver con un comentario largo y goloso de los tuyos ♥
EliminarPunto 1: Dios, yo también, de verdad, son mi pareja favorita de la novela (y eso que Zayn y Sher están ahí, y Tommy y Layla, y Tommy y Diana), pero uf, son tan hermosísimos que me duele el corazón.
Vas a tener que esperar un poquito porque todavía queda algo, pero paciencia, que ya es menos ☺
Punto 2: a mí me ENCANTA teneros con la duda sobre con cuál se va a quedar finalmente Tommy, pero dentro de dos capítulos ya se empieza a ver la solución, a ver si estás conforme con ella. Es que son dos chicas tan diferentes: Layla es dulce e inocente, mientras que Diana es picante y cínica, pero las dos están locas por Tommy y harán lo que sea por hacerle feliz. En realidad, las dos se merecen que las secuestren como Layla intentaba con Scott, y más tarde con Tommy, sólo por cómo le hacen sentir a él.
Punto 3: SHEREZADE ES LO MEJOR DE LA PAREJA QUE HA CREADO A SCOTT, PUNTO. Zayn está loquísimo por ella, le dejaría hacerle mil y una putadas y seguiría adorándola porque la verdad esque ella no se merece menos.
La verdad es que no tenía ni idea de cuál era el fondo de Scott cuando lo presenté, pero en cuanto alguien me pidió en los comentarios que hiciera algo diciendo cómo se conocieron sus padres mi cabeza empezó a funcionar a toda máquina. ¿Ves lo importantes que son los comentarios? Me hacen reflexionar y escribir más; si no fuera por ese comentario, no tendríamos este hermosísimo capítulo entre manos❤
En cuanto a lo de Scommy, buf, estaba tan preocupada por que no os gustara el momento en que se conocen que dije "me da igual, tiene que ser épico" y me salieron esas reacciones solas, aunque creo que son muy de ellos dos.
NO ME ENFADO POR DIOS no pasa nada, entiendo que no siempre tengas tiempo para comentar, lo que cuenta es que de vez en cuando lo haces y aportas un granito de arena a la montaña que están construyendo los demás. Siempre compensas de sobra tus ausencias con unos comentarios larguísimos, de los que me gustan a mí.
PD: AY SCOTT CÓMO CAMBIA LA GENTE EH .
Eri, esta es la primera vez que comento tu novela, (y eso que la leo cada vez que subes cap) pero este capítulo se merece que absolutamente todas/os tus lectores la comenten, PORQUÉ LA VIDA, ES INFINITAMENTE HERMOSO.
ResponderEliminarDesde el principio que ya empieza fuerte hasta el final es épico, esta llenísimo de momentazos y recuerdos que hace que (si es posible), nos enamoremos más de los chicos, sobre todo de los Malik, ay los Malik.
Quería citarte algunas partes que me mataron pero no creo que te haga mucha gracia que te copie y pegue todo el capítulo entero, ¿no? Porque es que no puedo quedarme con una sola parte, todo el es buff, increíble.
Eri es tan bonito como haces que de tus dedos salga tanta magia convertida en letras que se unen y BAM, dan origen a estos capítulazos. Creas mundos en cada mente que lee tu novela, así que por favor que la bronca épica de Tommy y Scott no los destruya. Cómo mucho que los haga tambalear.
Dicho esto, más que como una amenaza como una sutil sugerencia, vuelvo a repetirlo y en grande ES UN C A P I T U L A Z O, ES TAN I N C R E I B L E Y TAN P R E C I O S O QUE BUAH.
Mucho ��.
Att: ����.
POR FAVOR, ME SIENTO TAN HALAGADÍSIMA PORQUE FINALMENTE TE HAYAS ANIMADO A COMENTAR, qué ilusión me hace ❤ y dios, tienes razón, el capítulo es precioso, no sé cómo voy a hacer para seguir escribiendo a partir de ahora.
EliminarEstamos todos de acuerdo en que el capítulo es épico y está lleno de momentazos, menos mal, tenía miedo de que os pareciera hecho de relleno y demasiado largo (ojo, son 28 páginas que os metéis entre pecho y espalda así a pelo, no es de desmerecer).
Puedes citarme lo que quieras, que no me voy a enfadar ;) como si quieres copiarme el capítulo entero en la sección de comentarios e ir añadiendo tus reacciones (no creo que Blogger te deje ponerlos muy largos, así que deberías ir poco a poco jajajajaja).
ME HA ENCANTADO LA FRASE "es tan bonito cómo haces que de tus dedos salga magia convertida en letras que se unen" POR FAVOR ES UNA HERMOSURA DE FRASE, QUIERO PONERLA EN MI INSTAGRAM.
No puedo decirte nada de la bronca épica de Tommy y Scott, porque entonces no vais a querer venir a ver el capítulo; en su lugar vendréis a mi casa a molerme a palos (puede que me lo merezca).
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TU COMENTARIO DE VERDAD, ESPERO QUE SEA EL PRIMERO DE MUCHOS. Un besazo y nos vemos dentro de poquito con el siguiente ❤
En Twitter vi que querías llegar a los 100 comentarios, así que, ¡¡¡FELISSSS 100 COMENTARIOS!!!
ResponderEliminarTodo el capítulo para mí es feels.
Zouis vive con Scommy bitches,
VIVE.
Nada más que decir.
Eri eres la ama y punto.
Besis.
MADRE MÍA ES QUE TE COMO, los 100 me hacen ilusión no sé por qué, es como una barrera; también me harían ilusión 100 seguidores pero ya me sacudí ese deseo hace tiempo, lo veo muy imposible de cumplir jajajaja pero no pasa nada, me basta con vuestras visitas y el cariño que me demostráis con los comentarios.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el capítulo y de que celebres conmigo lA RESURRECCIÓN DE ZOUIS EN FORMA DE SCOMMY.
Tú sí que eres la ama, jo, me tienes que decir quién eres en twitter para que te bese. ❤
He leído repetidamente por Twitter que te gustaría que tus lectoras fantasmas se manifestarán más, así que.... AQUÍ ME TIENES.
ResponderEliminarLeo tu novela desde ya algunos meses y debo decirte que me ha ayudado mogollon, en los últimos exámenes del curso me llegue a estresar mucho y gracias a leer algunos capítulos llegaba a desconectar y me relajaba un montón. Debo decirte que eso no hubiese sido posible si tu novela no fuese una obra maestra de principio a fin. Tu historia tiene unos personajes TAN maravillosos que no se como pueden haber salido de sólo un cerebro. Tommy, Scott, Eleanor, Layla, Diana, CHAD, Sabrae todos ellos tienen una personalidad increíble y son unos personajes muy completos, creo ciegamente que la clave de la novela es eso, sus maravillosos personajes.
Ahora voy a entrar más es lo que es la trama y tal. Para empezar año con todas mis fuerzas a Scott y Eleanor, creo que son una pareja preciosa, totalmente sana y se nota que por muchas peleas que puedan tener siempre volverán a tomar un camino juntos. Después está el gran trío calavera que me lleva por la calle de la amargura, ya no se que vas a hacer con Tommy y lo que siente por esas dos pero sólo te pido que no nos mares y que si elige a una que sea definitivo. Me gustaría hablar también de esa "próxima banda" que dejaste caer hace ya varios capítulos y que me muero por ver en que desencadenada y también la reacción de todos los chicos cuando vean a sus primogénito cantar todos juntos. Estoy segura de que será epiquisimo, a la par de que me encantaría que escribieses el "reencuentro" de todos los chicos.
Y por último me gustaría mencionar LA PELEA. TENGO la certeza de que me harás sufrir como una parra y que me darán ganas de dejarte como un dalmata después de leerlo pero bueno, sólo espero que después nos recompensas con una reconciliación PRECIOSA como sólo una pareja como Scommy se merece.
Por último volver a recalcar de que eres la puta ama y que mereces que te publiquen esta novela, que y hagas famosas y que vendas más libros que la cabra loca que escribió el libro de cincuenta sombras de un machista camuflado.
POR DIOS MIRA, TE COMO LA CARA, me encanta saber que hay alguien detrás de una pantalla que se mantiene en silencio pero que finalmente se decide a hablar ❤
EliminarMe alegro MUCHÍSIMO de que mi novela te haya ayudado a desconectar en épocas de exámenes y tal, la verdad es que yo también tuve una época en la que me acostaba y encendía la luz de la mesilla de noche y me quedaba leyendo un poco más aunque luego me muriera de sueño, por desgracia con los capítulos tan larguísimos que estoy escribiendo ahora eso no es posible; me consuela saber que alguien tiene más aguante que yo JAJAJAJAJAJA.
Dios, con lo de la obra maestra me he emocionado en serio, la verdad es que estoy muy orgullosa de lo bien que estoy construyendo a mis personajes en comparación a otros que he hecho; a mis niños los veo mucho más nítidos en mi cabeza que a los de mi primera novela, y como no tengo un "modelo" en el que fijarme para construirlos no tengo que estar preocupándome por dar una buena representación, porque cada uno ha partido de 0 en mi imaginación y tengo mucho más margen de maniobra para moldearlos como quiera.
Tengo que ir por puntos porque siempre que os contesto me da la sensación de que soy muy caótica así que:
-Scott y Eleanor: estoy ENAMORADÍSIMA de esa pareja, y lo mejor de todo es que son accidentales, en un principio Scott iba a terminar con Diana y Layla se iba a quedar con Tommy, y a la mierda triángulo amoroso y todo eso; pero estaba escribiendo el capítulo en que casi violan a Eleanor y me dio la puta venada de hacer que ella parase a Scott besándole y BOOM, nació Sceleanor. No puedo alegrarme más de haber seguido un impulso como el que seguí con ellos, de verdad.
-El triángulo: pronto tendréis la solución, os lo prometo, no creo que deje a nadie indiferente por todo lo que va a pasar, y no sé si lo veréis venir (espero que no), pero te GARANTIZO que una vez se resuelva esa situación, va a ser definitiva.
-Próxima banda: no sé si has deducido tú sola que la van a formar los primogénitos de los 5, pero ya no puedo más que confirmar lo que viene siendo un secreto a voces: Tommy, Scott, Chad, Layla y Diana se van a embarcar juntos en la misma aventura que sus padres, de ahí el título de la novela (por eso de que siguen el destino de sus padres). El título se me ocurrió solo, y no podría ser más acertado.
Por último: La pelea. Vamos a sufrir todas muchísimo, pero sobre todo Scott y Tommy porque en un primer momento tenía pensado que fuera unidireccional, pero ayer estuve reflexionando e imaginándome cosas y he llegado a la conclusión de que, si bien Scott entiende que está traicionando a Tommy por estar con su hermana, él EN NINGÚN MOMENTO va a permitir que hagan sentir mal a Eleanor por lo que hay entre ellos dos, y va a defenderla a muerte aunque eso signifique joder aún más las cosas con T.
Tampoco debemos olvidar que Scott y Tommy son básicamente IGUALES en cuanto a personalidad (que para algo se criaron juntos) y por tanto los dos son orgullosos como ellos solos, prefieren morir antes que reconocer que no tienen razón.
No obstante para abrir boca en el siguiente capítulo al próximo va a haber un salseo Scommy tremendo, me duele el corazón sólo de pensar en ellos dos, de verdad.
He llorado un poquito cuando me has dicho lo de que merezco que me publiquen esta novela, nada me haría más ilusión que poder pediros la dirección y mandaros un ejemplar como dios manda a casa, con una notita de agradecimiento por todo lo que hacéis por mí. Así intentaría limpiar mi nombre y el de todas mis tocayas, porque, sí, la autora de 50sdg también se llama Erika.
Alguien tenía que compensar lo de esa trilogía, y me ha tocado a mí ^^
Entre el primercencuentro de Scott y Tommy y el de Scott y Sabrae he creado un mar de lágrimas. Pero creo que en mi vida me había reído tanto como con la conversación de Scommy en la que deciden que son novios, son la mejor brotp que he visto (bueno, en este caso, leído) ��❤
ResponderEliminarY Layla ha sido un algodoncito de azúcar desde que nació, ¿cómo puede ser tan tierna?
Y HE VISTO QUE HAS PUBLICADO LA NOVELA ESTOY EMOCIONADA ENHORABUENA ❤
-Ana
Las primeras veces son tan preciosas, me tienen entusiasmada, de verdad♥
EliminarY LAS CONVERSACIONES DE SCOMMY O SEA TE DAS CUENTA DE QUE TODA LA VIDA VAN A ESTAR TENIENDO ESE TIPO DE CONVERSACIONES YO DE VERDAD QUE NO PUEDO ASÍ. Son las criaturas más hermosas que he tenido el placer de conocer, y todavía no me creo que los haya creado YO, es que es surrealista total.
Layla es lo más tierno de esta novela sin duda, sólo puede hacerle sombra (un poco) Chad, pero viendo cómo le lleva ventaja en cuanto a tiempo vivido, dudo que el irlandés le pueda hacer sombra
MUCHÍSIMAS GRACIAS CUQUI,LA VERDAD ES QUE ESTOY SÚPER ENTUSIASMADA aunque debo aclarar que no tiene mucho mérito porque he usado una plataforma de autopublicación de Amazon, donde lo único a lo que me tienen que dar el visto bueno es a si el libro cumple con los estándares (de maquetación y portada), pero lo cierto es que estoy súper entusiasmada precisamente porque es un proyecto del todo mío, en el que nadie más ha intervenido y asdfghjklñespero que la novela te guste tanto como para querer tenerla en físico❤
Muchísimas gracias por tu comentario, cosa linda ^^