lunes, 24 de diciembre de 2012

Louis William Tomlinson; 21 años.

Recuerdo la primera vez que lo vi, y como para no hacerlo. Me gustaría decir que fue hace mucho tiempo, que estuve con él desde el principio, apoyándole a él y a los demás desde que empezaron, pero no fue así.
Vídeo Diario número 3. Camiseta de rayas azules, pantalones rojos. Al principio estaba mirándolos a todos, un poco confusa porque aún no conocía sus nombres... pero cuando escuché su And check my flow! supe que algo grande me iba a pasar  con ese chico que luego se pondría a hacer tonterías para que todos nos riéramos.
Ese chico hoy cumple 21 años.
Tal vez no sea su mejor fan, es verdad que llegué tarde y bastante mal, y me tomé mi tiempo para empezar a considerarlo mi ídolo. Pero él me ha dado muchas cosas, me ha enseñado muchas cosas.
Me ha enseñado que no está mal hacer tonterías para que los demás se rían. Me ha enseñado que la risa es la mejor manera de enfrentarse a las cosas. Me ha enseñado a ser tal y como soy, y a quien no le guste, no tiene por qué mirar. Me ha enseñado que hay que vivir la vida, hay que luchar por los sueños. Me ha enseñado que una segunda oportunidad puede llegar a ser mejor incluso que la primera. Me ha enseñado que no importa la edad si te sigues sintiendo un niño.
Y me ha mostrado una de las cosas que más me gustan: me encanta escribir. Si no fuera por él, muchas de estas cosas que estoy pasando ahora no serían posibles; si no fuera por él, mi blog seguiría por ahí estancado; si no fuera por él, no habría conocido a un montón de personas geniales sin las cuales ahora no puedo vivir. Si no fuera por él, no habría descubierto nunca que no estoy hecha para tener un papel de observadora, sino que necesito participar de lo que hay a mi alrededor.
Taylor inició mi ambición cuando yo solo tenía siete años.
Louis inició mi creatividad y mis ganas de hacer cosas cuando tenía dieciséis.
No diré que los quiero a los dos por igual; los dos son diferentes y los dos son buenos ejemplos para una vida genial, digna de vivir.
Pero Louis... es Louis. Siempre estará mi amor por él, ese amor que se inició como el de otros cuatro chicos, pero que creció y llegó más lejos que el de los otros. Siempre estará lo que me ha enseñado. Siempre tendré la historia que ahora estoy escribiendo. Si no fuera por él, por los chicos, porque una vez me encandiló siendo él mismo, muchas cosas no serían posibles. Seguiría amargada cada fin de semana, intentando encontrar una película con la que entretenerme, en lugar de vivir estresada porque necesito escribir, necesito terminar esta historia que me está haciendo crecer de un manera que yo nunca antes había pensado, siquiera, que pudiera existir.
Taylor es el Oscar, Louis son los libros.
Y bien se sabe que los libros son siempre mejores que las películas.
Feliz cumpleaños, Tommo. Gracias por darme una familia en la que confiar ciegamente y a la que querer sin condiciones. Gracias por hacerme creer en mis sueños. Gracias por enseñarme que hay que vivir rápido, divertirse, y ser un poco travieso.
Gracias por terminar lo que Taylor empezó hace más de nueve años.
Gracias por enseñarme a ser yo.
 Por favor, crece todo lo que quieras. Pero que nunca muera el niño que llevas dentro.

Del fondo de las escaleras, a la cima del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤