martes, 4 de diciembre de 2012

Tarántulas atropella-Albas.

No sé de dónde saqué la valentía suficiente como para llevarme un dedo a los labios y pedirles a las fans que  estuvieran calladas mientras me acercaba a los chicos por detrás, pero el caso es que la conseguí de donde fuera. Me daban pánico. Eran demasiadas, eran muchísimas, y yo sabía el tamaño que el odio cocinado en sus corazones podría llegar a alcanzar.
Debí de resultarles una criatura inofensiva, algo que no era demasiado peligroso, porque las que me vieron contuvieron los gritos de advertencia que les escalaban por la garganta y cerraron la boca, rompiendo su silencio solo para avisar a sus hermanas de que estaba acechando a los chicos, a mis presas, y que no quería que me estropearan la cacería.
Liam estiraba la cabeza para intentar encontrarme, por la puerta por la que siempre salía, la puerta por la que debería haber salido de no haberme apetecido dar un paseo para mirar tiendas, relajada, ahora que no tenía a mis amigas instándome a que caminara más deprisa.
Yo también echaba de menos a los  chicos, pero tenía curiosidad. Era la que menos veces se había encontrado en aquel aeropuerto (¿no había ido Noe una vez sin nosotras?), por lo que mi curiosidad aún no se había visto satisfecha. Después de corretear por las tiendas, mirándolas de lejos, cerciorándome de qué productos se vendían en cada lugar, me encontré con las espaldas de las fans, que esperaban impacientes mi llegada.
Los chicos se miraban entre ellos, esperando a que yo apareciera, pero Louis era el más peligroso. No se estaba quieto un segundo, giraba sobre sus talones, daba un par de pasos hacia delante y automáticamente rehacía el camino para colocarse en su lugar original, se giraba de vez en cuando a mirar a las Directioners, y varias veces se acercó a ellas con Niall o Zayn, y miraba en todas direcciones con expresión aburrida.
Como si esperara que yo apareciera por cualquier otro sitio. Parecía saber que estaba detrás de ellos, como si alguien le estuviera comentando mi posición exacta a cada minuto, y él disimulara la información que le estaban dando a  base de no poder estarse parado en el mismo sitio.
Me paré en seco y lo miré.
Danielle.
Danielle podía estar diciéndole algo.
Negué suavemente con la cabeza, de forma que nadie me vio hacerlo, tragué saliva y miré a las chicas. Algunas, las más alejadas de ellos, podían permitirse el lujo de observar todos mis movimientos; las que los tenían más cerca no tenían ese privilegio, o tal vez ni siquiera les apeteciera mirarme.
Yo también miraría a One Direction en vez de a una de sus novias acechándoles, la verdad. Debía ser justa en aquello.
Louis se detuvo un segundo, frunció el ceño, estudió el gran pasillo que tenía de frente, y sacó el teléfono.
Ahora, pensé, corriendo lo más sigilosamente que pude en su dirección, salvando los 20 o 30 metros de distancia prudencial que había dejado entre ellos y yo.
Llegué a toda velocidad a sus espaldas y azoté en el culo a Louis con toda la fuerza que pude. Las fans dejaron escapar su emoción contenida en se preciso instante en que Louis daba un brinco y hacía que sus compañeros se girasen al gritar:
-¡AH, JODER!
Se dio la vuelta y se me quedó mirando. Alcé el pulgar de la mano que no había sujetado la mochila en mi carrera y susurré, a modo de saludo.
-Louis CuloSobresaliente Tomlinson.
Niall se echó a reír, Louis se pasó una mano por las nalgas, y varias chicas se desmayaron ante ese hecho.
Probablemente Eri me arrancaría la cabeza a base de colgarme de los pelos desde el mirador del centro Óscar Niemeyer de nuestra ciudad,  pero aquello fue lo que menos me preocupó en ese momento.
-¿Por qué va lo de Culo Sobresaliente?-preguntó Zayn, burlón. Louis le lanzó una mirada envenenada, como diciendo no tiene ni puta gracia, hermano. ¿No acabas de ver  la hostia que me ha dado?
-Mi culo es el más bonito del universo-gruñó Louis entre dientes.
-¡NO LO SABES TÚ BIEN, LOUIS!-gritó una pelirroja con la cara casi tan roja como su melena, haciendo que todos nos echáramos a reír.
Me encogí de hombros.
-Eri os pone motes.
Louis sonrió.
-¿Por qué será que no me extraña que lo haga?
Di un par de pasos hacia atrás para evitar que Liam me cogiera la mochila, en un alarde de su caballerosidad infinita.
Liam sería un caballero aun siendo alemán.
Pero si unías su educación con el lugar donde había nacido...
Oh yeah, canturreó Harry en mi cabeza.
-Porque Eri es así de guay.
-Tenemos que buscarle un mote-sugirió el rizoso, echando a andar detrás de nosotros. Se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar.
-¿Vosotras tenéis?-preguntó Zayn, observando distraído la pantalla de su teléfono, sonriendo ante un mensaje y tecleando rápidamente su respuesta.
-Sí. Noemí es Noemí Eduarda Estilos. Por Harry. En nuestro país de llamas Eduardo y te apellidas Estilos-expliqué. Los chicos sonrieron.
-¿Y tú?-me preguntó Liam, pasándome el brazo por la cintura y besándome lentamente la mejilla.
¡OH JESUCRISTO!
Cerré los ojos y sonreí.
-Alba Jaima Panoya. Porque te llamas Jaime. Y no encontraba traducción para Payne, así que sugirió Panoya.
-¿Significa algo?
-Panoya es mazorca de maíz en asturiano.
-Oh, nena. Tengo hambre-replicó Niall, llevándose una mano al vientre y mirando hacia el aeropuerto, lleno de puestos de comida.
-Alba...-empezó Harry, con su voz adormilada, tan suave que apenas le oí. Me giré para mirarlo, con las cejas alzadas, preparada para esperar media hora a que completara una frase. Pero ese era su gran encanto-. ¿Y Noe?
Fruncí el ceño.
-Me dijo que os lo había dicho. Sus padres la han obligado a ir a Cantabria-me encogí de hombros-. Lo siento chicos, hoy os ha tocado la muermo-bromeé, aludiendo a que yo no me ponía a suplicar que me hicieran una super estrella como mis dos amigas hacían.
-¿Muermo, tú? Por favor, Alba-Niall puso los ojos en blanco-. Tienes un acento gracioso.
-Es verdad-intervino Louis, abriéndome la puerta y haciendo un gesto para que entrara dentro-. Di supercalifragilisticoespialidoso, por favor.
-¡No!-repliqué, riéndome.
-Por favoooooooooooor-rogaron Zayn, el de Doncaster y el irlandés.
-¡No!
-¡Liam!-baló el moreno. Liam negó con la cabeza.
-Dejadla respirar, anda, no la agobiéis.
Se metió conmigo dentro del coche y unió nuestros labios. Cerré los ojos, disfrutando de su lengua persiguiendo la mía, de su mano en mi nuca, de la mía acariciando su pelo rapado al cero, el roce de su piel contra la mía...
-¡Eh eh eh eh! ¡Que hay más gente!-cacareó Louis, metiéndose en el asiento del copiloto y palmeando el asiento a su lado, donde Zayn no tardó en posar el culo.
-Tú haces lo mismo con Eri y ni Dios te dice nada-protestó Harry, encogiéndose de hombros-, así que déjalos en paz.
-Tú le metes mano a Eri con nosotros delante-le recordé. Louis sonrió.
-Es que le gusta.
-Más te gusta a ti.
-No lo dudes-negó con la cabeza y me guiñó el ojo.
-¡Y no se pone rojo!-espeté entre risas. Zayn negó con la cabeza, se giró un poco para mirarme mientras esperaba a que un semáforo que nadie sabía qué pintaba allí se pusiera en verde y me tocó la rodilla.
-Regla número uno de One Direction. Es imposible poner rojo a Louis. Nunca. Jamás se ha puesto rojo, y llevamos juntos... ¿cuánto, damas?
-Dos años y pico-contestó Niall, mordisqueándose las uñas hambriento, sin apartar la vista de la ventanilla para darnos un poco de intimidad a mi novio y a mí.
-Dos años, tres meses menos tres días-especificó Harry mientras yo echaba cuentas con los dedos.
-¿Cómo has...?-empecé, girándome a mirarlo. Me mostró triunfante la pantalla de su teléfono.
Había calculado los días exactos que hacía del 23 de Julio del 2010 con una aplicación, y con otra lo había pasado a tiempo estándar.
Todos asentimos.
-¿Para qué queremos Swag, si tenemos a Styles?-balaron Niall y Louis a la vez, este último se giró y chocó los cinco con el rubio.
-¡Ese Nialler!
-¡Ese Tommo!
-Os he traído una cosa-recordé en voz alta, casi más para mí misma que para ellos. Me incliné y comencé a revolver en la mochila en busca de la bolsa que había metido dentro justo antes de meterme en el avión.
-¿SE COME?-gritó Niall, bromeando.
Su cara de placer infinito fue épica cuando alcé la vista, le sonreí y asentí.
-¡OH DIOS MÍO, GRACIAS, GRACIAS!-bramó dentro del coche, haciendo que Zayn protestara que estaba conduciendo y que le había asustado.
Louis se giró a estudiar mis movimientos mientras sacaba una bolsa de una panadería y la pasaba las napolitanas de atún y jamón york y queso al irlandés, que soltó una exclamación ahogada cuando contempló su contenido.
-¡TE QUIERO!-gritó, introduciendo la mano dentro de la bolsa y sacando la primera napolitana, que empezó a engullir.
Louis estiró la mano y la metió dentro. Cogió otra y la sacó.
Niall le dio un mordisco a la que se llevaba Louis, llegando a alcanzar con sus dientes los dedos de este, que soltó un alarido.
-¡NIALL!-chilló. Sonreí y negué con la cabeza.
-¿Hay algo para mí?-lloriqueó Harry. Asentí y le pasé una cajita de pastas que recordaba le habían gustado cuando fueron a casa.
-Las ha hecho mi abuela-informé.
-¡CASERAS!-bramó Niall, girándose a coger las pastas de Harry, que le puso un pie en el cuello y estiró el brazo en dirección contraria a la bestia devoradora.
-¡SON MÍAS!
-¡Yo quiero algo también!-gruñó Louis, poniéndose de morros.
Le pasé un sobre.
-Lo hemos hecho entre las tres-le dije, mientras se dedicaba a inspeccionar el contenido de este, que no era otra cosa que un folio en el que habíamos escrito todas las cosas graciosas que había dicho con letras chulas, pintado varias palomas, zanahorias y un Hombre de la Luna, uno de los tres premios que les había concedido la Mtv.
-Oye, y una pregunta así, como quien no quiere la cosa-Zayn se encogió de hombros y todos lo miraron: Niall con una galleta de Harry robada a medio masticar en la boca, Harry con una napolitana y un arañazo en la mano, Louis con la pequeña carta de dibujos ante sus ojos, y Liam con mi brazo en la cintura-, ¿celebramos algo?
Me encogí de hombros.
-Que es la primera vez que me aguantáis a mí sola.
Liam sonrió y me besó el cuello. Louis le arreó un manotazo en la pierna.
-¡Que no hagas eso, que hay menores!
-Es a la menor a la que se lo estoy haciendo-espetó, burlón, girándome la cabeza y comiéndome la boca delante de Louis.
Cuando nos separamos, los chicos sonreían.
-Qué malo es el vicio.
-¿A que sí?
Liam jugueteó con la cadena del colgante que me había regalado, se mordió el labio inferior y suspiró una sonrisa.
-¿Y yo?-preguntó nuestro conductor.
Le tendí el libro de El Quijote que recordaba había dicho que tenía ganas de leer.
-¡Es prestado!-le informé, antes de tendérselo y que él asintiera con la cabeza-. Tendrás que devolverlo.
-Mi regalo mola más, porque se come-espetó Niall con la boca llena.
-Mi regalo mola más porque lo han hecho ellas-ladró Louis.
-Mi regalo mola más porque se come y lo ha hecho la abuela de Alba-Harry asintió con la cabeza.
-¡El mío es el que más mola porque no existe!-se carcajeó Liam, apartándome un mechón de pelo de la cara y colocándomelo detrás de la oreja.
-Tu regalo soy yo.
-Ah.
-¡QUÉ MAL HAS QUEDADO, QUÉ MAL! ¡TE QUEDAS SIN SEXO UN MES!-estalló Louis, y los demás se echaron a reír.
Le di una colleja al mayor del grupo y sonreí.
-Tengo regalo para Liam, pero no se lo voy a dar con vosotros delante.
-¿POR QUÉ?-estalló Zayn, haciendo sonar el claxon del coche.
-Porque no. Porque es privado.
-Le va a entregar el don de la naturaleza-murmuró Harry, sonriendo. Le lancé una mirada envenenada.
-Gilipollas.
-Mucho.
-¿No lo perdió hace ya tiempo?-preguntó otro.
-Dios-sonreí, ocultando mi rostro entre las manos. ¿Para qué me habría dejado embaucar por las chicas? ¿Por qué?
-Tíos-les llamó Liam-, vale.
Louis me acarició lentamente la pierna, y sentí algo parecido a un calambre cuando posó sus dedos sobre mis vaqueros con suavidad.
-Estamos de broma, Alba, ya lo sabes.
Asentí con la cabeza.
-Ya, es que... No sé. Me venís todos a la vez y me aturullo.
Niall me dedicó una sonrisa llena de dulzura.
-Son nuestros acentos, ¿verdad? Te cuesta pillar lo que decimos cuando gritamos a la vez.
Hice un gesto con la mano en su dirección.
-Exacto, yo... No os ofendáis, pero hay veces que no entiendo nada de lo que decís cuando os ponéis como locos.
-Oh, es normal. A mí también me costaba entender a Niall, no te preocupes-Zayn hizo un mohín y puso morritos cuando Niall le hizo un corte de manga y le mandó a freír espárragos.
-El caso-Louis se dio la vuelta y posó la cabeza en el asiento de Zayn, que lo miró preocupado-, es que cuando veas que no pillas lo que decimos, nos mandes callar, nos digas que hablemos todos a la vez...
-O empieces a desnudarte y ya verás cómo te prestamos atención-sonrió Harry, sin apartar la vista de su teléfono. Louis lo señaló con la palma de la mano orientada hacia el cielo y asintió con la cabeza. Liam la sacudió un momento.
-Es ahora cuando os rompo la cara por tirarle los tejos descaradamente a mi novia.
-No haberte dejado calvo. El pelo atrae a las mujeres. Científicamente testado-Louis se pasó una mano por el pelo y alzó las cejas en mi dirección. Tuve que echarme a reír, y Liam, aunque le pesó, terminó sonriendo ante eso.
-¿No ves el anuncio de H&S, donde el tío se echa el champú y van unas ninfas que acaban violándolo? Esto es lo mismo, pero más suave-explicó Niall, asintiendo con la cabeza.
-Qué conversaciones más normales tenemos, tíos. No va a querer quedarse sola con nosotros nunca más-se cachondeó Zayn, riéndose con la vista clavada en la carretera.
-No nos habéis oído a nosotras cuando estamos solas.
-Eri dice quedarse preñada cuando le toca el solo a Louis en la versión acústica de One Thing-Niall sacudió la bolsa de papel, disgustado porque no le había podido llevar más víveres, la hizo una bola y se la lanzó a Liam.
-¿Qué?-espetó Louis, abriendo los ojos como platos.
-¿No te lo había dicho nunca?
-No.
-Va a matarme-se rió el irlandés.
-Ya verás, cuando la vea mañana será lo primero que le diga. ¿Qué, Eri, qué pasa con mi solo de One Thing, eh? Me dará una bofetada, pero su cara antes de dármela será épica.
Apoyó la frente en la ventanilla del coche y estudió los árboles que pasaban a toda velocidad.
-Oh, míralo. Está enamorado.
Una media sonrisa apareció en sus  labios, pude verlo en el reflejo de su cara en el cristal.
-Iros a la mierda un rato.
-Ay, mi Louis, que tiene a su amada lejos. Ay, pobrecito-Zayn le palmeó la espalda, y éste lo miró.
-Muérete.
-Ay, pobre Louis, que Eri no ha venido a verle. Le han abandonado como a un cachorro de caimán-esta vez le tocó a Liam acariciarle el pelo.
-Me cago en mi madre, vale ya.
-Ay, Louis, Louis, que no vive sin su chica-se burló Niall.
-Al próximo que diga algo lo capo, ¿está claro?
Harry se quedó callado, no se metió con él.
-¿Harold?-inquirí, girándome. Negó con la cabeza.
-Mis pelotas son de uso y disfrute personal y único, no puedo reemplazarlas tan fácilmente, especialmente con Justin Bieber estando como está.
-¿Cómo está Justin?-gruñó Niall.
-A la que salta. Si no le doy sexo a Noe, Noe irá con él.
-Rizos es un chico listo-comentó Louis, volviendo a colocarse en la misma posición.
-Lo soy, Louisiana.
Louis suspiró, disgustado.
-Nada oye, queréis que cometa un homicidio hoy... pues se comete, habrá que hacerlo.
Todos nos echamos a reír.

No fue hasta cuando llegamos a Londres y Zayn comenzó a girar por las calles en dirección a casa  cuando se dieron cuenta de que mis regalos eran más bien una especie de obsequios que les recordaban mi amor por ellos, y que me ponían en buena posición en su lista de prioridades.
Tal vez el no haber podido esperar a buscarme una buena excusa ante la urgencia de mi situación fue el principal error, pero no era solo mi culpa: Erika también había insistido en que les diera los regalos en cuanto me fuera posible, solo para garantizarse una posible entrada, en el caso de que ellos la tuvieran.
-¿La premiére de Amanecer no es dentro de poco?-preguntó Harry, jugueteando con un osito de peluche que había encontrado en el coche y que nadie había sabido a quién pertenecía ni cuál era su misión. Me puse rígida en el asiento, con la mano de Liam aún en mi cintura, negándose a soltarme.
Louis levantó la cabeza y frunció el ceño, Niall miró primero al inglés y luego a mí, Liam se me quedó mirando, y estaba segura de que Zayn los habría imitado de no haber hecho que esto nos matara.
-¿Alba? ¿Hay algo que no nos hayas contado?
-A LA HOGUERA CON ELLA, HA INTENTADO COMPRARNOS-bramó Zayn, pitando de nuevo como loco-. Necesito un cigarro.
-Cállate, Zayn, conduciendo no. ¿Alba?-Niall se inclinó hacia mí. Tragué saliva.
-No os enfadéis, ¿vale?
-La última vez que Eri me dijo que no me enfadara terminé dándole voces-espetó Louis, malhumorado por sus recuerdos, o tal vez por mi actitud. Se hundió en el asiento y tiró de los cordones de la capucha de su sudadera hasta taparse la cara. Balbuceó desde su cárcel de algodón y elastano-: no fue agradable.
-No estábamos seguras de si tendríais entradas para Amanecer-me expliqué, intentando mirar mis uñas; alzar la vista y encontrarme con sus ojos  dolía, pero mirar a Liam me destrozaría por dentro, estaba segura. Me masajeó suavemente la cintura, incitándome a tranquilizarme... o a que lo violara allí mismo, no estaba demasiado segura de sus verdaderas intenciones.
Tragué saliva y continué.
-Es que... queríamos ir con vosotros... si tenéis entradas suficientes, claro-me apresuré a añadir, alzando la cabeza. Harry asintió, Louis bufó y se deslizó en su asiento.
-¿Qué le veis a eso?
-¿Quieres que te meta una bofetada?-gruñó Liam. Sonreí y le acaricié la mano.
-No os enfadéis, ¿vale?
-No me enfado, pero si queréis entradas, me las pedís-se explicó Louis, gesticulando como loco-. Quiero decir, seguramente yo no vaya a ver la película si Eri quiere verla, si no tenemos entradas de sobra, le daré la mía a ella.
-Yo la mía no te la doy-me avisó Liam, alzando las manos-. Necesito comentar las acciones de los lobos con Eri.
-Genial-repliqué, irónica-. Por eso no te he traído ningún regalo.
Liam entrecerró los ojos y me contempló desde lejos, como si no me reconociera del todo. Probablemente tuviera una chica sentada a su lado durante casi una hora y él no le diría nada por educación, por intentar no hacerla sentir una miseria.
-Eres mala.
-Muchísimo. Una cosa loca-le di un beso en la mejilla, porque él se apartó. Le tomé de la mandíbula y puse morritos-. Bobo.
-Mala-repitió él, sonriendo y haciendo pucheros.
-Ahí vuelven. Dios-Louis se hundió un poco más en su asiento, cerró la capucha y empezó a tararear un villancico.
-Tú eres peor con tu querida-le recordó Harry, alzando las cejas. Louis se giró, sin salir de su cárcel, alzó una mano en su dirección y le arreó una bofetada a Niall cuando este intentó cogerle la mano para hacerle cosquillas.
-Perdona-espetó, teatral-, pero yo con mi querida disfruto.
-Deja a Liam disfrutar de su querida-le reprendió Zayn, girando al a derecha. Louis le toqueteó la cara.
-Cierra la boca, no me des órdenes, que de momento el mayor soy yo. Pero, una cosa, Bradford Bad Boy... ¿habrá que ir afeitándose, eh?
-Vete a la mierda-replicó Zayn, apartándolo de un codazo. Louis se puso a toquetear el coche, aburrido.
-Todavía nos estrellamos por culpa de Tommo-Niall negó con la cabeza, y el mayor de la banda se giró en dirección a la voz del irlandés.
-Nialler, Nialler, dulce e inocente Nialler. Somos inmortales.
-¿Te tiramos por un puente, a ver si eres inmortal?-sugerí, burlona.
Louis me hizo un corte de manga.
-No se experimenta con dioses, nena.
-Qué creído eres.
-¿No te lo ha dicho Eri?-replicó él, abriendo un poco el agujero de su capucha para taladrarme con sus ojos azules-. Creído es mi segundo nombre.
-Es William.
-Pues el tercero. ¡Joder! Si es que son todo inconvenientes, macho-gruñó en medio de su rabieta. Niall le tendió una pasta que le había enviado Harry-. ¡Quita, coño! ¡No quiero nada de la española puñetera esta!
-Louis...-Liam suspiró, negando con la cabeza.
-Oye, es todo de buen rollo, ya me conocéis.
-Da igual.
-¿Te he ofendido, nena?-Louis se giró, se quitó la capucha y se me quedó mirando.
-No.
-¿Por qué?
-Porque sé cómo eres.
Louis hizo un gesto con la mano en mi dirección, alzando las cejas a Liam, diciendo ¿lo ves? ¿lo ves? a lo que mi novio respondió mirando al cielo y negando con la cabeza, divertido.
Choqué los cinco con Louis y los dos nos echamos a reír.
-Liam no puede contigo, BooBear.
-Nadie puede conmigo-rectificó él.
Zayn asintió con la cabeza, Niall sonrió dando su aprobación, Liam bufó... y Harry siguió sacudiendo la cabeza al ritmo de la música, como si no pasara nada.
Llegamos a casa entre risas, besos y caricias (pero eso solo con Liam), Zayn metió el coche en el garaje y todos salimos lo más rápidamente posible, como si de repente supiéramos de la existencia de una bomba en el vehículo.
Louis revolvió en sus bolsillos en busca de las llaves, sacando la lengua debido a la concentración, mientras Liam se giraba hacia mí.
-Cierra los ojos-me ordenó.
Obedecí, pero en cuanto sentí que se daba la vuelta, inspeccioné el terreno entrecerrándolos simplemente. Oí la risa sarcástica de Harry, Liam se giró a mirarlo, obligándome a cerrar los ojos.
-Yo de ti no me fiaba de una mujer, hermano-le espetó Louis, casi pude ver la cara que puso al decir eso; la misma cara del anuncio de Pepsi, cuando le soltaba a Drew Breese ¡álbum de platino!, girando la cabeza ligeramente hacia un lado, como diciendo No es mi culpa, como si no hubiera roto un plato en su vida.
Torcí la boca.
-¿Por qué? ¿Tú no te fiarías de Eri si le pidieras que cerrara los ojos?
-La conozco lo suficiente como para saber que si le digo que cierre los ojos se pone un par de lupas en la cara y empieza a inspeccionarlo todo.
-Me estoy imaginando a Eri con dos lupas pegadas en la cara. Es divertido-como queriendo apoyar esta afirmación, Niall comenzó a reírse como loco.
Sonreí.
-No es que le tenga especial odio a la oscuridad, chicos, pero, ¿puedo abrir los ojos ya?
-¡No!-protestó Jim... digo, Liam.
Apretó sus dedos en torno a mi mano y me arrastró tras él, avisándome de dónde había escalones, dónde tenía que apartarme a un lado, pues allí estaba el perchero... vamos, como si fuera la primera vez que entraba en casa, y no fuera capaz de andar por ella con los ojos cerrados o una pierna pegada a la otra.
-¡QUIETOS!-bramó Zayn, sentí a Liam dar un brinco a mi lado y quedarse de piedra. Alguien me colocó las manos en los ojos para que no pudiera ver, pues ya había empezado a abrirlos.
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?-inquirí, curiosa, notando cómo me iba destrozando por dentro aquella llama de curiosidad infernal-. ¿Qué pasa?
-Nada-espetó Liam, y luego se dirigió a los demás-, y vosotros, cogedlo y guardadlo.
-¡CÓGELO TÚ, NO TE JODE, MIRA CÓMO CORRE ESTE BICHO!-ladró Louis, que de repente estaba muy lejos. Jadeaba.
-¡¿QUÉ BICHO?!-espeté.
Harry habló detrás de mí; claro, sus manos eran muy grandes, él era el más indicado para arrebatarme la visión.
-Intenta cogerlo tú, yo me quedo con ella. Me aseguraré de que no se mueva.
-¿Coger qué?
Liam me soltó la mano y, un par de segundos después, algo peludo y blando se estampó contra mis piernas, se revolvió y salió disparado.
Chillé, di un brinco hacia atrás y me pegué a Harry lo más posible; los dos chocamos contra la pared.
-¿QUÉ ES ESO? ¡OH, DIOS MÍO, ¿¡QUÉ COÑO ES ESO!??!-grité, en un ataque de pánico, grité tan fuerte y tan de seguido que Harry, en un acto reflejo, bajó su mano hacia mi boca y me tapó la cara entera con aquellas pinzas.
-Oh, Liam, no me jodas, dáselo hoy-suplicó Zayn-, tampoco va a pasar nada porque no se lo des mañana.
-Sabemos que vuestro aniversario es mañana, pero porque se lo des hoy no se va a perder la ilusión.
Me dio un vuelco el corazón, y sonreí. Seguramente Hazza notara mi sonrisa, porque me destapó la boca y me acarició el cuello lentamente.
Podría acostumbrarme a eso. A tenerlos para mí sola, quiero decir. Se estaba a gusto cuando todos te acariciaba, te tocaban como si fueras única, y esas cosas. Molaba.
Ahora entendía por qué Erika y Noemí se peleaban tanto por la atención de los chicos. Normal que lo hicieran, yo también mataría por sentirme todos los días como me sentía en ese momento: única y apreciada por los cinco chicos que más me importaban, el centro de atención de mis mejores amigos.
De One Direction, los cinco chicos más románticos que existían (con permiso, eso siempre, de Ed Sheeran).
-¿Liam? No podemos escondérselo-le recordó Louis.
Liam bufó, y Harry me quitó las manos de los ojos. Mi novio dio un par de pasos en mi dirección, me tomó de las manos y me taladró con la mirada.
-Mañana hacemos cuatro meses-me informó. Alcé una ceja, parpadeé lentamente y susurré:
-No me digas, Liam. No estaba presente cuando empezamos a salir.
Se echó a reír.
-No sabía qué regalarte, pero me dieron algo, y bueno... quiero...
Niall carraspeó. Louis sonrió, hizo un mohín y esperó a que Liam pusiera los ojos en blanco.
-Está bien. Nos han dado algo, y quiero que lo tengas tú.
-¿Qu... qué?-pregunté, frunciendo el ceño.
Entonces caí en la cuenta.
La bestia que me había golpeado.
La cosa peluda.
¡OH, JESUCRISTO!
¿UNA TARÁNTULA? ¿ERAN ASÍ DE GRANDES?
Sí, los chicos estaban mal de la cabeza, pero... ¿hasta ese punto?
Hola, Alba, uno de ellos dijo que se llamaba Jennifer en una entrevista, tiene una paloma de mascota y elige a sus novias por sus gustos alimenticios, en serio, ¿HOLA, ALBA? ¿HOLA? ¿ONE DIRECTION, NORMAL? ¿HOLA?
Tragué saliva.
-El caso es que no conseguimos pillarlo-Liam se rascó la cabeza, arañando su pelo prácticamente rapado. Lo estudié con ojos como platos.
Me dejaba mucho más tranquila saber que tenían una tarántula gigante suelta por casa.
-¿Por qué te mira así?-Louis frunció el ceño-. ¿No le gustan?
Clavé los ojos en el mayor, con un único pensamiento cruzándome la cabeza: ¿cómo COÑO iban a gustarme las tarántulas gigantes que te atropellan a la mínima de cambio? ¿CÓMO?
Liam me tomó de la mano, sin hacer caso de Louis, y me arrastró al salón. Cuando pasamos junto al marco de la puerta, tuve que controlarme seriamente para no clavar mis uñas en él y ponerme a chillar como una condenada.
Zayn acechaba algo detrás del sofá; las rodillas flexionadas, la espalda inclinada hacia delante, y las manos extendidas, imitando unas garras. Nos miró un segundo, con ojos de cazador.
-Sh. Quietos. Casi lo tengo.
Dio otro paso hacia delante, y el bicho al que estaba acechando brincó, saliendo de su escondite en el sofá.
No era un bicho.
Era un conejito.
Un conejito pardo, con orejas pegadas a su precioso lomo, acariciando su suave pelaje.
El conejito más guapo que había visto en mi vida.
Zayn se abalanzó hacia él, pero el conejito brincó hacia un lado, haciendo que el moreno se estampara contra el suelo.
-Oh-repliqué yo ante el leñazo que se había metido mi amigo-, oh, qué cosita.
Solté la mano de Liam y me encaminé a la pequeña bolita celestial, muy despacio para no asustarle.
-Hola, hola pequeño-le susurré. El conejito se me quedó mirando, parpadeó, meneó sus orejas y sacudió su nariz de forma frenética.
-Oooooooooooooooooh-repliqué yo.
-¿Por qué hace eso si no le gustan los conejos?-inquirió Louis, poniéndose de puntillas para ver al conejito.
Extendí la mano, y la pequeña criaturita no se movió.
Di un paso en su dirección, y el conejito se limitó a sacudir una pata. Me agaché y toqué su suave frente, lanzando otra exclamación.
-Ooooooooh.
Me observó con ojos almendrados como platos, esperando que me pusiera a perseguirle como aquellos demonios ingleses. Hundí mis dedos en su pelo pardo y lo acaricié suavemente.
Parpadeó, satisfecho con mi contacto, incluso no intentó huir de mí cuando alargué el otro brazo y lo alcé en volandas.
Todos me miraban con ojos como platos, sorprendidos de que el conejo me hubiera dejado entrar en su círculo íntimo de amistades.
-¿Cómo has...?
-Es macho-le recordó Harry, sentándose en el respaldo del sofá-. Le gustan las mujeres.
-¿Cómo se llama?-inquirí yo, acercándome a los chicos y dándole un beso al pequeñín en la cabeza, y a mi novio en los labios.
-Horace-soltó Liam, casi parecía estar excusándose.
-Es un nombre horrible.
-Tú hoy vienes buscando pelea, ¿eh?-soltó Tommo. Sonreí y alcé las cejas.
-¿Se lo has puesto tú?
-Sí.
-Pues es horrible.
-Búscale tú uno, tía lista, si tan feo te parece su nombre.
Observé los ojos color pistacho de mi pequeño, acariciándole detrás de las orejas.
-Arena.
-¿QUÉ?-gritaron todos a la vez, todos salvo Niall.
-Arena. Sand.
Fruncieron el ceño.
-¿Cuál?
-Suena mejor Arena, así que Arena.
-Pero...
-¿No es mío?-inquirí. Liam asintió frenéticamente, mirando a Louis, que terminó imitándole, desganado-. Se llama Arena. Y punto.
Arena se revolvió en mis brazos, visiblemente contento por su nuevo nombre.
-¿Puedo llamarle Horace hasta que aprenda su nombre en español?-preguntó Lou.
-No-repliqué, tajante.
-¿Y Sand?
-No.
-¿Sandy?
-No.
-¡PUES SEGUIRÉ LLAMÁNDOLE HORACE!
Hice un sonido de disgusto y me senté en el sofá a mimar a mi pequeño nuevo compañero. Liam se sentó a mi lado y hundió los dedos en la alfombra que era su  lomo. Arena se volvió a mirarlo con ojos de asesino en serie. Me eché a reír.
-Este conejo es muy expresivo.
-Nos odia-replicó Zayn-. Ha mordido a Niall.
-Muy mal, Arena. Eres un niño muy, muy malo-repliqué, alzándolo sobre mí y acariciando su nariz con la mía-. Muy mal, Arena. Tienes que portarte bien.
-Disculpadme mientras voy a darme cabezazos contra la pared porque no hay Dios quien entienda a esta chica-espetó Louis, descruzando los brazos y marchándose del salón.
-Arena le queda bien-susurró Liam contra mi oído. Me estremecí. Liam más su acento más español más susurros en el oído, ¿cómo no estremecerse?
Me apartó el pelo del cuello y me besó lentamente.
-¿Te gusta?
Los chicos fueron desapareciendo lentamente, hasta dejarnos solos en el salón.
-Me encanta-sonreí-, es perfecto. Gracias.
-Tú sí que eres perfecta-replicó él, besándome lentamente en los labios.
Arena tuvo un espasmo en su pata trasera.
-¡Arena!-le recriminé. Me miró con cara de desdicha, así que abrí los brazos y le dejé correr libre por el salón. Seguramente estuviera buscando a Louis para compartir una zanahoria.
Liam me tomó de la cintura y me pegó contra él. Sentí sus abdominales duros contra mi vientre, su pecho contra el mío. Suspiré, volviendo a estremecerme.
-Es como nuestro hijo-bromeó, observándolo corretear por delante del sofá. Sonreí mientras el bicho desaparecía, llamado por Louis... con su viejo nombre.
-Es normal que huyera de vosotros. Menudo nombre le pusisteis-alcé una ceja. Liam se encogió de hombros.
-Sabía que se lo cambiarías en cuanto llegaras a casa, así que no discutí con Tommo por ello. Las mujeres mandáis aquí, aunque no estéis prácticamente nunca.
Apoyé la cabeza en su hombro y le besé lentamente el cuello. Clavó sus dedos en mi cintura, haciendo que soltara un pequeño gemido.
-Así que nosotras mandamos, ¿eh?
Liam sonrió.
-¿Qué no hemos hecho por vosotras?
-Muchas cosas-repliqué, llegando al lóbulo de su oreja y mordisqueándolo suavemente.
-Cambiaré la pregunta. ¿Qué no haríamos por vosotras?
-No lo sé-jadeé mientras le acariciaba el pecho-, dímelo tú.
Se giró y me miró.
-Nada, absolutamente nada. No hay límite a lo que yo haría por ti, mi vida.
Le pasé las piernas por sobre las suyas, él me las sujetó sin romper la conexión ocular.
-Quiero hacer el amor contigo-susurré. Las comisuras de su boca se alzaron.
-Vamos a la cama, pues.

Liam se frotó las manos después de lanzarme mi camiseta, que había volado de un extremo a otro de la habitación.
Lancé un suspiro de fastidio cuando se pasó una por los hombros y la estiró, ocultando su perfecto torso.  Me miró, divertido.
-¿Qué?
-En ocasiones preferiría que fueras por la vida un poco más como Harry y un poco menos... como tú-me encogí de hombros, comprobando que mi camiseta estuviera perfectamente colocada, y cerré los ojos. Me cepillé el pelo con las manos, deshaciendo los nudos que él mismo me había hecho, y sonreí al comprobar cómo habíamos dejado la cama.
Él también miró las sábanas.
-Las camas así molan.
-Mola más el proceso por el cual las dejas así.
Se echó a reír, se sentó en la cama y se inclinó hacia mis labios.
-Usted perdone, señorita estudiante de ciencias.
-Perdonado queda-repliqué yo. Su sonrisa se ensanchó un poco más y acarició la mía lentamente.
Louis llamó a la puerta, impaciente.
-¡ROMEO! ¡JULIETA! ¡MOVED EL CULO! ¡LUEGO EL QUE TARDA SOY YO!
-Puedes entrar, Lou-le confió Liam.
Louis abrió la puerta, tapándose los ojos.
-¿Estáis  vestidos? ¿Eh? ¿Estáis vestidos?
Comenzó a gritar el nombre de Niall para confirmar que, efectivamente, podía mirarnos.
Separó un poco los dedos de la mano y nos miró entre ellos. Asintió con la cabeza,  y nos dedicó una sonrisa socarrona.
-Venganza. Dulce venganza.
-Ya habíamos acabado.
-Lo sabemos.
-Lo sabe medio vecindario-espetó Zayn, pasando por detrás de Louis en dirección a su habitación. Louis se giró, lo miró divertido y asintió con la cabeza.
-¿Tanto se nos oye?-gemí, dejándome caer en la cama. Liam se giró a mirarme, siempre sonriente.
-Eri y Louis son peores-Zayn volvió a pasar detrás de Louis, solo que en dirección contraria. Louis se giró a mirarlo.
-La cría no se controla, porque soy el mejor de la casa.
-Permíteme dudarlo-espetaron Zayn y Harry al unísono, el rizoso desde su habitación, a gritos, y el otro abrazando la cintura de Louis.
-Hazza y Noe son listos porque se alejan de nosotros para sus juegos de masoquismo.
Un peluche pasó volando, intentando impactar a Louis.
-¡Eres muy gilipollas, Tommo! ¡Muy gilipollas!
Louis se encogió de hombros mientras Zayn recogía el peluche.
-¿De dónde es?
-De Dallas, creo-Liam se encogió de hombros.
-¿Dallas?
-Nos lo tiraron al escenario. No íbamos a dejarlo ahí.
-Como a Horace-se burló Louis.
-Me dijisteis que os lo dieron.
-Nos lo dieron en agradecimiento a nuestra visita a un refugio de animales.
Asentí.
-Guay.
-Está sano, eh-me aclaró mi novio, extendiendo las manos.
-Vale, vale.
Me incorporé y me arrastré fuera de la cama. Louis y Liam se giraron para que me pudiera poner los pantalones.
-Tampoco me molesta tanto que me veáis en bragas, no hace falta que hagáis eso. Al fin y al cabo, los dos habéis visto lo que tengo yo.
Oh, por favor, que se giraran para mirarme. Quería ver si yo tenía el mismo efecto que ellos en mí, si deslizarían sus ojos por mis piernas bien trabajadas, admirados por su firmeza.
-Deja, mujer.
-¿Estás vestido, Louis?
-¿QUÉ PASA? ¿NO PUEDO IR ASÍ?-respondió a Liam el interpelado, alzando un poco la cabeza. Zayn se tapó el oído.
-No grites, tío.
-Perdón, como estoy medio sordo, casi no me oigo.
Me subí la cremallera de los pantalones y les dije que podían girarse. Se dieron la vuelta a la vez, con los brazos cruzados delante del pecho, como dos gorilas de discoteca.
-Niño. Vete a la mierda un rato, anda-gruñó Zayn a Niall, que se había acercado por detrás y se dedicaba a hacerles cosquillas.
-Nada oye, hoy queréis que os pegue una paliza y os voy a tener que pegar una paliza-sonrió Louis, pasándose una mano por el pelo y mirando al irlandés.
Los ovarios de Eri explotaron en su casa.
Liam los empujó fuera para poder salir.
-¿El conejo? ¿Dónde lo habéis metido?
-Está en su jaula, para que no mordisquee el sofá-explicó Niall, con una mirada de eficiencia. Liam asintió.
-Le he dado dos zanahorias a ese bicho tuyo. A ver cómo me las pagas-Louis alzó un dedo acusador en mi dirección, acusándome de un crimen terrible.
-¿Con otras dos?
-Me vale.
Harry fue de su habitación al baño.
En calzoncillos.
-¡VÍSTETE, HAROLD! ¡VAMOS A LLEGAR TARDE!
-Si ya llegamos tarde-gruñó el otro con su voz adormilada. Cerró la puerta.
-¿Puedo echarla abajo?-preguntó Niall. Louis y él se acercaron a ella y empezaron a aporrearla.
-Joder-bufó mi chico, yendo con ellos y apartándolos de la puerta.
-Harry...
-Diez minutos. ¡Diez minutos!
-Cinco.
-Está bien.
-¡CORRE, CORRE, MALDITA SEA, CORRE!-bramó Zayn. Louis se echó a reír.
-Puto Zayn-sacudió la cabeza.
Mientras los chicos se chillaban unos a otros que debían mover el culo con más rapidez, bajé las escaleras, y fui hasta la cocina. Cogí otra zanahoria de la nevera, la piqué en taquitos y se la introduje a Arena en su jaula.
Arena se me quedó mirando.
-No le digas a Louis que te lo he dado, ¿quieres?
De un brinco, se acercó al platito donde había caído su comida, la olfateó y empezó a roerla. Metí el índice entre las barras de hierro y le acaricié la cabeza mientras se afanaba con sus aperitivos.
-Mi pequeño, mi bueno Arena.
Alzó la cabeza y se me quedó mirando, seguramente pensando que su ama estaba loca por hablar con gente de su clase.

Negué con la cabeza y me eché a reír cuando recordé lo bien que me lo había pasado con ellos en el gimnasio, descargando la tensión acumulada durante el ensayo, al que habíamos llegado con 23 minutos de retraso. Liam había soltado una mueca de disgusto cuando su coreógrafa les recriminó haber tardado tanto en aparecer, había alzado las manos al aire y había dicho que había hecho todo lo que estaba en su mano.
Lo peor no había sido eso, lo peor fue controlarme tan duramente, controlar mis ganas de ponerme a chillar como una loca, porque el ensayo era uno de los primeros de la gira de Take Me Home.  Yo había escuchado el disco completo, y Liam más o menos me había contado los pasos que iban a dar, pero una cosa era que Liam te contara los pasos y otra muy distinta era verlos en la realidad, ver las caras de concentración de los cinco cuando su coreógrafa les corregía para luego ver sus sonrisas de felicidad cuando hacían estrictamente lo que a ellos les daba la gana.
Como castigo, la coreógrafa les ordenó meterse en el gimnasio a machacarse, algo que a ellos no les importó en un principio.
Yo me puse los cascos y empecé a seguir los pasos que, si mi memoria no me fallaba, dábamos en aeróbic.
Dejaron sus pesas, sus cintas de correr y se acercaron a mí a mirarme en el espejo.
-¿Qué haces, niña?
-Bailar-grité por sobre la música, lo que provocó que dieran un par de pasos hacia atrás. Vaya, solo yo escuchaba mi música; no tenía por qué gritar.
Me quité un auricular y los miré mientras abría las piernas, las cerraba y las volvía a abrir.
-¿Queréis que os enseñe lo que hacemos las chicas en aeróbic?
-Suena bien-Niall parecía emocionado, y no necesitó que lo invitara para empezar a seguir mis pasos, de una forma muy torpe.
-Bueno, yo voy a tumbarme ahí detrás-Lou señaló con el pulgar sobre su espalda a la pared- y a disfrutar del espectáculo.
-Tú bailas también, Swagmasta.
Louis dejó escapar un suspiro de disgusto, y todos empezaron a seguirme.
Les costó lo suyo mantener mi ritmo durante la hora que me pasé yendo para delante, para atrás, haciendo los típicos movimientos (¡mango!, ¡caja! ¡satsé! ¡dos steps!) que llenaban mis tardes del martes y el jueves.
Lo mejor fue cuando empezaron a quitarse la camiseta, terminé yo sola delante de cinco chicos con el torso descubierto, perlado de sudor, luchando por contener mis hormonas adolescentes que me chillaban que era un momento óptimo para perder la virginidad en cuanto a orgías se refería.
Lo conseguí, muy a mi pesar de mis hormonas, y de otros sitios que no mencionaré por la posibilidad de la presencia de menores por aquí.
Una vez acabamos el ejercicio, Louis me miró.
-¿No ibas con Eri a esto?
Asentí.
-¿De verdad me estás diciendo que Eri hace esto? ¿Eri? ¿La que viene contigo los fines de semana a Inglaterra, la chica que no quiere salir casi nunca de casa? ¿La que se tira leyendo tardes y tardes? ¿Esa Eri? ¿Mi Eri?
Se había ido inclinando poco a poco hacia mí hasta tener nuestros ojos a la misma altura.
-Vaya que sí.
Su labio inferior sobresalió.
-Eso explicaría muchas cosas.
-¿Qué cosas, Louis?-preguntaron los demás.
-Cosas en general-se había encogido de hombros, dejándome con la curiosidad, aunque me hacía a una idea de a qué se refería.
Estiré la mano y me metí una patata frita en la boca mientras escuchaba a Louis.
-Dios, en serio, os lo digo de verdad, yo por mí apuñalaba esa mujer. Si me muevo mejor que Mick Jagger, ¿qué viene a decirme esa nada?-gruñó, disgustado, sacudiendo la cabeza.
-Diles que te den un micrófono de estos que se enganchan al oído y que bailas tú solo-bromeé, dándole un codazo. Sonrió.
-Tampoco soy tan hiperactivo, ¿no?
-Pareces un conejo que ha tomado demasiado café-soltó Zayn, mirando de reojo a Arena, que en esos instantes rumiaba una hoja de lechuga de mi hamburguesa que yo había rechazado.
-Iros a la mierda. Los cinco. Podéis morir cuando queráis.
-Pero si es divertido verte actuar, Lou-le dije, acariciándole el brazo. Se apartó.
-Quita, traidora; Ana Bolena, que eres Ana Bolena, mala. Muy mala.
Niall soltó una risotada.
-En serio, Louis, si siempre lo dices cuando miramos nuestras actuaciones para corregir las coreografías: Tíos, tíos, parezco una ardilla borracha. ¿Por qué coño no me decís nada?
Todos nos echamos a reír, Louis sonrió y dio un largo sorbo de su botella de cerveza.
-Yo creo que vuestra pesadilla es que un día nos ofrezcan micrófonos de esos y que nos suelten en el escenario, a ver qué pasa.
Harry sonrió, metiéndose un nugget en la boca.
-Pues que no paras quieto un segundo y te da un ataque al corazón, fijo.
-Sí, como hoy, ¿no?-intervino Liam-. Oíd, yo no estoy para estos trotes, tengo 20 años ya, ¿sabéis? No soy un puñetero adolescente como vosotros, yo quiero un ritmo más de persona, no de máquina bebedora de Coca Cola, gracias por vuestra atención.
Me doblé hacia delante con los ojos anegados en lágrimas, escuché las carcajadas de Niall a mi lado, y sus palmadas divertidas. Harry se había dejado caer hacia atrás, Zayn no paraba de sacudir la cabeza, Louis nos miraba a todos.
-Qué guays sois. Va en serio. Mola que os tengáis que meter conmigo para reíros un rato. Podríais esperar a que me emborrachara, al menos.
Como si deseara ese final, se terminó su segunda botella de cerveza y la tiró lejos, donde había lanzado la otra. Resonó al chocar contra el suelo, y se oyó un pequeño tintineo al alcanzar a su gemela, que se había detenido en la pared del ático.
Abrió otra en seguida.
-Eres muy grande, hermano-Zayn le palmeó la espalda y le pasó un brazo por los hombros-. Eres muy, muy grande.
Louis se llevó las manos a las mejillas.
-Oh, ya basta, Bradford, terminaré creyéndomelo.
Zayn le estampó un sonoro beso en la mejilla, Niall silbó.
-Qué bello eres, joder.
Louis se echó a reír.
-Puta Eri-murmuramos él, Zayn y yo al unísono. Nos miramos y sonreímos.
Niall alzó su cerveza, que estaba a punto de acabarse. La primera.
-Por nuestras mujeres-dijo, mirándome fijamente. Busqué mi botella de Pepsi y la alcé.
-Por las cinco-añadió Louis-. Las tres que ya conocemos y las dos que tenemos que encontraros.
Niall apuró su cerveza y la lanzó donde la de Louis.
Arena contempló el lugar de donde venía aquel escándalo tan agudo.
-Creo que tengo a la cuarta-sonrió misterioso. Harry fingió atragantarse.
-¡CUÉNTANOS, OH NIALL DE LAS PRADERAS IRLANDESAS! ¡CUÉNTALES A TUS INGLESES Y TU ESPAÑOLA!
Niall se encogió de hombros.
-¿Recordáis aquella chica de pelo negro y ojo verdes que vino a darme un oso de peluche el fin de semana tras mi cumpleaños?
Ellos asintieron, yo asentí también, aunque no tenía ni idea de quién nos decía.
-El caso es que el oso tenía una carta dentro-se encogió de hombros y le pidió a Zayn una cerveza; la atrapó al vuelo-. La leí, ponía su Twitter, empecé a seguirla y... bueno...
-¡NIALL HA LIGADO! ¡OH DIOS MÍO!-bramó Zayn, dándole unas palmadas en la espalda. Niall se sonrojó.
-Niall, antes de que le des tu don de la naturaleza, primero tiene que pasar la...redoble, Harold, por favor-pidió Louis. Harry cogió dos pajitas y se dedicó a darle golpes rápidos y rítmicos a su lata-. Gracias.... ¡Prueba de fuego de One Direction!-clamó, alzando las manos y agitándolas en el aire.
Sonreí.
-Es Directioner-se limitó a decir Niall.
Todos clavaron sus ojos en él.
-Cásate con ella-le instó Liam.
-Yo también lo soy-le recordé. Me miró a los ojos.
-Cásate conmigo.
-Oh, qué bonito, joder, qué bonito-replicó Harry.
Sonreí y me incliné hacia Liam, a modo de respuesta.
-¿Eso es un sí?
-Es un ya me considero la señora Payne-espetó Lou.
Me eché a reír, pero noté cómo me iba sonrojando a la velocidad de la luz. Liam me besó la mejilla.
-Voy a emborracharme a vuestra salud-intervino el mayor de todos. Zayn alzó su botella, dándole la razón.
-Nunca te he visto borracho, Lou-repliqué yo, alzando una ceja. Louis bebía, bebía como nadie, bebía más que todos nosotros juntos, y sí que es cierto que había veces que se le notaba el punto... pero nunca lo había visto borracho de decir ¡mira cómo va! ¡Pero si está a dos segundos del coma etílico!-¿Te ha visto Eri alguna vez?
Puede que cuando fuera a Doncaster se desmadrara, seguramente se iba a desmadrar  dentro de dos días, el domingo por la noche, para celebrar su vuelta a casa y coger fuerzas para el partido del lunes... seguramente se hubiera desmadrado ya antes con su novia cerca.

-Soy super imbécil cuando estoy borracho, así que no me vas a ver nunca borracho con Eri cerca...-se quedó pensativo un rato-, bueno, con mujeres cerca en general. Excepto las rusas. Con las rusas sí que me emborracho.
-¿Qué rusas?
-¿No te lo han dicho? Entre semana tenemos un grupo de rusas en casa, son nuestras amantes, la mía es la nieta de la princesa Anastasia. Igual que vosotras venís en los fines de semana, ellas lo hacen entre semana, y así tenemos todo el sexo que queramos. Lo único es que hay que mantenerlas, y son muy, muy caprichosas. Eri me está saliendo barata comparada con la rusa; la otra me sale a anillo con un diamante del tamaño de un pomelo por polvo. Menos mal que los que echa, los echa bien.
Asintió con la cabeza, yo lo miré con los ojos entrecerrados y una sonrisa en los labios.
-¿Qué acaba de pasar aquí?-espeté-. Estábamos hablando de tus borracheras.
Se encogió de hombros.
-Un día bebí demasiado, sí, pero no me emborraché. Iba contento, se me notaba un huevo que había bebido, pero... no sé. No iba borracho, porque me acuerdo de todo, y más o menos me controlaba. Así que nunca me he emborrachado con vosotras por aquí.
-Pilló una mierda el día que firmamos el contrato con Modest que igual alucinas-me confió Niall. Me eché a reír.
-¿De veras?
-Con decirte que no me acuerdo de nada de lo de esa noche...
-Fueron dos.
-¿BORRACHO DOS DÍAS? Eres una leyenda, Lou.
-Dos días de seguido no. Me emborraché, me acosté, se me pasó; volví a emborracharme la noche siguiente.
-Qué arte tienes, Louis, joder.
-Ya lo sé-me guiñó un ojo y bebió un sorbo de su cerveza.
-¿Cuántas aguantas?-pregunté, señalando las otras dos.
Estudió la botella como si fuera la cosa más interesante del mundo.
Arena se acercó a nosotros, se colocó en medio del círculo que habíamos hecho, y se acurrucó en el suelo.
Zayn le tendió una barrita de queso.
-De esta marca... seis o siete. Creo que siete. Pero dependiendo de cómo tenga el día con seis ya estoy que no me conozco-se encogió de hombros.
Arena se flageló el lomo con una de sus largas orejas, deleitando a todos los que le estábamos observando. Niall sonrió y le acarició la nariz, cosa que encantó al animal.
-¿Qué es lo que menos aguantas?
-¿A qué tantas preguntas, Alba? ¿Planeas emborracharme y violarme?
-Simple curiosidad-me encogí de hombros.
-El whisky. Sí. Creo que el whisky. Mete unos viajes que alucinas-asintió con la cabeza.
-¿Cuántas botellas?
-¿¡Botellas!?-bramaron todos, todos salvo mi novio, el señor Toda mi vida tuve un riñón hasta ahora así que no pienso ponerme a beber a estas alturas.
-¿Acaso estás mal de la cabeza, hija de mi vida?-espetó Harry. Alcé las manos.
-No soy una alcohólica como vosotros, ¿sabéis?
Liam dejó escapar una risa sarcástica. Me giré a mirarlo. Ambos recordamos aquella noche del siete de julio, cuando Eri y Louis empezaron a salir, cuando yo me emborraché porque él pasaba de mí...
Y ahora estaba a solas con los cinco, algo que nunca antes podría haber soñado.
Mi mano se deslizó hasta la suya.
-Tres vasos. Dos si están bien llenos.
-Y la cerveza irlandesa, ya es un caso aparte-confió Niall. Louis lo señaló, inclinó la cabeza y sonrió.
-Es cierto. Eso sí es cerveza.
-¿Y tú, Alba? ¿Cuánto aguantas?-preguntó Zayn.
-Deberíais saberlo, me emborraché con vosotros-repliqué, jugueteando con la botella de Coca Cola.
-Pero sabemos poco de ti comparado con las otras dos. Casi nunca estás a solas con nosotros, es... como si nos tuvieras miedo.
-Es que tengo miedo de no controlarme con las cosas que hacéis y ponerme a hacer fangirling y traumatizaros.
-Vivimos con Niall, somos inmunes. De todas formas, es normal que nos tengas pánico, sobre todo a mí y a mis cosas guays.
-Sí, Louis-asentí, alzando el pulgar en su dirección-, es que tú me tienes loca. Me cuesta controlarme contigo cerca.
Se inclinó y me puso una mano en la rodilla.
Solo es Louis, no es Louis Tomlinson el de One Direction, sino simplemente Louis. Solo Louis. No Tomlinson. Solo Louis. Tomlinson no, el de One Direction menos. Solo Louis.
-Yo tampoco consigo controlarme contigo, niña-y me guiñó el ojo.
OH.
JE.
SU.
CRIS.
TO.
SOLO ES LOUIS, SOLO ES LOUIS.
Me eché a reír, histérica perdida.
-¿Y si desatamos la pasión?-me sugirió.
-¿Y tu novia?
-No se entera-hizo un gesto con la mano, quitándole hierro al asunto.
Las carcajadas de todos llenaron el ático, asustando a Arena.
-¿Nos pondríais los cuernos?-quise saber.
-NO-espetó Liam, cortante. Sonreí.
-¿Qué vas a decir con ella delante, so cabrón?
-¿Tommo?-le animó Harry, alzando una ceja-. La dama ha hecho una pregunta.
-¿Para qué? Si le hago a Eri y ella me hace a mí lo que nos da la gana. Con mantenerla a ella tengo bastante. Con una tengo de sobra.
-¿Hazza?-pinché yo. Harry estiró una mano en mi dirección.
-Ni que no me conocieras, Alba. Encantado, Harry Styles, para servirla, milady.

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