jueves, 22 de mayo de 2014

De los que se han ido y, tal vez, volverán.

Ojalá no tuviera la capacidad emocional de un ladrillo, porque sois de los pocos humanos de este mundo por los que merece la pena llorar. Ojalá no estuviera escribiendo esto, pero parece que toca despedirse y seguir con un camino que yo no quería dejar, al menos no tan pronto.
Ayer por la tarde las ideas se me agolpaban en la cabeza a medida que avanzábamos en las fotos y los vídeos, y miraba vuestras caras, cómo os reíais y cómo os piropeabais los unos a los otros. Ese compañerismo que se respiraba en aquella habitación tan grande donde no aprovechábamos el espacio, sino que estábamos apelotonados, casi encima unos de otros, será algo que no olvidaré y que echaré de menos, como ya estoy haciendo, me hizo pensar en muchas cosas, recordar todo lo que hemos pasado juntos, lo que hemos vivido sin darnos cuenta, y lo importantes que habéis sido para mí, que no hacía más que daros por sentado sin dejar por ello de valoraros.
Con vosotros he aprendido mucho, y también de vosotros: he aprendido que, aunque tengas unos roces con alguien, en el fondo todo se soluciona y todo se puede dejar a un lado, que puedes hacer piña con ese alguien para servir a algo más grande y más bonito que tú. Que si uno se cae, los demás le levantan. Que un ensayo no es un ensayo si alguien no está. Que una obra no es una obra si no estamos al principio todos tirados en el suelo, escuchando cómo Lueje nos anima diciendo "¿Cómo nos va a salir la obra? De puta madre" en susurros mientras escuchamos al público más allá del telón. Que en el escenario es como dice la canción: "joder, esta noche soy famoso, esta noche soy un rey, y seré recordado por siglos, dirán 'este tío era un héroe'". Que los aplausos no son nada si no tienes con quién compartirlos, y vosotros sois los únicos con los que me ha gustado compartir algo tan preciado.
Ha sido increíble descubrir qué quiero hacer con la pequeña hipoteca temporal que el universo me ha dado antes de que decida que ya es hora de cobrar la deuda, y ha sido fantástico descubrirlo con vosotros. Arañar mi sueño con los dedos ha sido una aventura que no dudaría en repetir, y muchísimo más corta de lo que me hubiera gustado, pero como a todo en la vida, hay que dejarlo ir. Dejaros ir a vosotros, y esperar que vengan tiempos igual de buenos, mejores si cabe, para todos.
Ojalá algún día se invente la palabra exacta con la que daros las gracias, porque ésta es demasiado diminuta para lo que quiero expresar. Espero que alcancéis la felicidad, aunque sea en pequeños momentos, que al fin y al cabo son los que más cuentan, y que, ya ancianos, a punto de pagar esa hipoteca universal, abráis los ojos, sonriáis y penséis "he hecho lo que debía, he cumplido el destino de todo ser humano al ser feliz".
Hasta entonces... que vuestros corazones estén llenos como nuestras bebidas esta noche, cantemos y bailemos hasta perder la cabeza.
Os llevo en el corazón, a los que dejo y a los que me dejaron antes. A todos, absolutamente.
Y el corazón, a diferencia de lo que se piensa, tiene mejor memoria que el cerebro. El corazón no olvida.

2 comentarios:

  1. ERI, PRECIOSA, que me haces llorar, para los que ya nos hemos ido ha sido muy duro este año sin teatro, sin Lueje, sin vosotros T.T Pero tranquila, que el próximo año cuando vuelvas a ver a los que se quedaron te vas a sentir como una más del grupo, y siempre nos quedará hacer un grupo de teatro entre nosotros :')

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    1. Ay Lali, me enamoras el alma en serio te lo digo :'''') Pues no sabes lo que se os ha echado a vosotros de menos, cuando os fuisteis pensé que no tanto pero se nota muchísimo la ausencia, de verdad.

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