Ojalá pudiera pedir perdón realmente por cómo soy, ojalá pudiera no enfadarme y hacer caso de lo que me dicen, pero la verdad es que me es muy difícil. No puedes olvidar tus esperanzas cuando llevas toda tu vida pensando en ellas.
Si te dicen que esperar 4 años más no es nada comparado con lo que llevas esperando, en realidad, mienten. Esto no es una simple espera. Es una cuenta atrás en toda regla. Y ver cómo tu cuenta atrás pasa de números de dos cifras, a recrear otra vez números de cuatro, no ayuda en absoluto. Sobre todo porque ahora no sabes qué fecha poner para empezar a ponerte nervioso.
Se supone que puedes esperar mucho tiempo, casi toda tu vida. Pero, ¿qué vas a hacer mientras tanto? No puedes entretenerte hasta los sesenta años. Y yo no puedo hablar de esto sin que se me salten las lágrimas.
Se supone que la vida es para disfrutarla. Que tu vida es tuya y de nadie más. Entonces, ¿por qué no puedes elegir el camino que quieres llevar, y simplemente seguirlo? ¿Por qué no te dejan sufrir por ti misma? ¿Por qué no te dejan elegir una vida dura, pero hermosa porque estarás haciendo lo que deseas, en lugar de una vida fácil que no te gusta nada?
Y ahora se me escapa entre los dedos. Ahora el cielo a pasado de estar lleno de estrellas, de ser precioso, a apagarse en una negrura que ni siquiera la Luna puede combatir. Todas las religiones te dicen que el infierno está bajo tus pies, pero se equivocan: está encima de ti, en la noche negra, la noche sin estrellas.
La noche de donde salen todos los instrumentos para devolver el préstamo de la hipoteca que se te concedió cuando te crearon.
A la diosa muerte sólo se le tienen que decir dos palabras. Tiene oraciones simples. "Hoy, no".
Sí, hoy no. Pero, ¿hasta cuándo?
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