domingo, 1 de septiembre de 2013

Vive en un mundo ardiendo.

Me acerqué a los chicos, toqueteándome el pelo, y me senté en las escaleras donde Liam estaba haciendo un falsetto. Escalé hasta la parte alta, me incliné hacia Niall y posé la cabeza en su hombro, mirando a Louis, que evitaba a toda costa tocarse la muñeca. Una idea se había formado en mi cabeza en cuanto descubrí por qué había querido que lo acompañara a la tienda de tatuajes. Aproveché ese momento de tranquilidad, con los chicos cantando y relajándome, para darle más forma a mi pequeña gran sorpresa. Tenía que ser en un momento muy especial, porque iba a ser algo muy especial.
Liam terminó su falsetto, sonrió con satisfacción y los chicos empezaron a dar gritos, pareciéndose a gaviotas que estaban siendo torturadas, imitándolo. Liam puso los ojos en blanco y le pegó a Zayn con el micrófono en la mejilla.
-¿Cuál ahora?-preguntó Harry, tamborileando con los dedos en el micrófono. El sonido que creaba reverberaba en los altavoces, mil veces más alto, con un ritmo ensordecedor.
Me incliné hacia Niall, hice una especie de túnel con las manos entre mi boca y su oído para que me oyera mejor, y espeté:
-Taconeo intenso.
Niall echó la cabeza hacia atrás y vomitó una carcajada enorme como una catedral, negó con la cabeza y se puso colorado. Cogí su micrófono antes de que se cayera el suelo, miré a los chicos, alcé las cejas, y decidí que aquél sería el momento perfecto para que Niall se muriera de un ataque de risa.
Harry se detuvo un momento, pero yo giré la mano para indicarle que siguiera. Retomó su redoble de tambores a una velocidad aún mayor, y yo empecé a cantar cosas sobre la virgen con el mejor acento andaluz que supe sacar.
-¡AAAAAAAAAAAAAAY! ¡AAAAAAAAAAAAAAAY VIRGENSITA DEL CARMEN, LA MÁS BELLA DE ESTA TIERRA, AAAAAAAAAAAAAAAAY VIRGENSITA, SE ME CAE LA LÁGRIMA CON SU BELLESA, AAAAAAAAAAAAAAY!
Nunca había estado en Andalucía durante Semana Santa, pero siempre me habían hecho mucha gracia las señoras que se ponían a cantar llorando en los balcones de las casas a medida que las procesiones iban de un extremo de la ciudad a otro.
Empezamos a reírnos como locos, ajenos al mundo, ajenos a que en unas horas tenían otro concierto.
Yo todavía no era consciente de que sería la primera vez que compartiera escenario con los chicos después de casi 9 meses. Lo que había pasado en Octubre me parecía demasiado lejano para, siquiera, existir.
Harry se limpió las lágrimas de los ojos, negando con la cabeza: se había mantenido serio todo lo que había podido, siguiendo con su ritmo, en el que yo me basaba ara cantar, pero había terminado sucumbiendo.
Louis todavía se estaba tapando la boca, empeñado en que nadie viera lo mono que se ponía cuando se echaba a reír, cuando se nos acercó Joe.
-Tendréis que probar con Chasing the sun.
Asentimos con la cabeza casi al unísono; me sentí como si realmente yo formara parte de One Direction, como si hubiera estado con ellos aquel 23 de julio a las 8:22 y hubiera saltado a la vez que ellos cuando les dijeron que iban a pasar al concurso formando un grupo. No era así, ni siquiera sabía de ellos en aquel instante, pero era la sensación era así de grande. Cogí el micrófono que alguien me pasó y me acomodé los leggings negros, que me hacían aún más delgada de lo que ya estaba.
Todo el mundo había pensado cuando la otra banda desafió a los chicos a que hicieran una versión de sus canciones, One Direction escogería la canción más romántica de The Wanted, porque sería la más cercana a su estilo. The Wanted habían sido fieles a sí mismos y habían cogido Rock Me, con un resultado no del todo malo.
Pero los chicos, lejos de seguir con las expectativas de todo el mundo, probaron suerte, escogieron Chasing the sun... y acertaron.
Me pidieron que participara en ese proyecto con ellos, yo acepté, y lo hice lo mejor que pude.
Esperé a que Harry empezara la canción; ya puestos a romper los esquemas, los romperíamos como Dios mandaba, y no sería Liam el primero.
Nos miramos entre nosotros mientras hacíamos una versión rápida, sin música de fondo ni nada. Luego, decidieron ponerse con Rock Me. Ya que habíamos empezado con algo más rockero, se mantuvieron.
Se levantaron y me dejaron a mí observándolos caminar por el escenario, haciendo el tonto. Louis se acercó a mí, se inclinó y me susurró al oído mientras Niall se afanaba en el primer estribillo:
-Compite con Zayn.
-No voy a competir con Zayn, Boo-repliqué, negando con la cabeza y haciendo un gesto con la mano para que se fuera. Louis sonrió.
-Hazle los agudos. Los demás queremos ver quién llega más alto.
-Zayn tiene una voz muy poderosa.
-Puede, pero tú eres chica-replicó, acariciándome la mano y girándose justo cuando Liam estaba terminando su estribillo.
Paul se acercó a nosotros, sorteando las hileras de sillas que estaban en la pista. Nadie las usaba; veía muy estúpido que las pusieran allí. Señaló con el pulgar la parte del estadio a su espalda, las puertas que aún estaban cerradas, pero tras las cuales ya se adivinaba la presencia de las fans gracias a gritos histéricos lo suficientemente altos como para cruzar la distancia que nos separaba y superar el sonido que emitían los altavoces.
Liam alzó la mano, diciéndole que esperara, justo cuando llegaba la parte en la que Zayn empezaba a forzar al máximo su voz, llevándola a límites insospechados. Zayn adelantó un pie, se inclinó hacia atrás, alzó la mano que sostenía el micrófono, clavándolo en el aire sobre su cabeza, abrió la boca y echó toda la rabia que almacenaba dentro. Las venas de su cuello se hincharon de tal manera que parecían estar a punto de reventar. Harry y Niall siguieron por detrás con la canción.
Liam y Louis me miraron.
Esperé a que Zayn terminara esa nota y cogiera aire para enfrentarse a la siguiente, me levanté y caminé hacia él.
Me puse a su lado, le toqué el brazo libre, levanté la mano libre, flexioné las rodillas.
-ROCK ME YEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH-bramamos los dos a todo lo que vimos. El escenario vibró con la fuerza de nuestras voces, multiplicada por los gritos que estábamos dando para llegar a aquellas notas tan altas, elevadas a la enésima potencia gracias al trabajo de los micrófonos y los altavoces.
-SHOW ME YOU CARE.
-YEAH, YE-E-AH.
-ROCK ME YEEEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH-soltó él y yo me retiré de la partida, porque sabía que no sería capaz de llegar a aquella nota que él acariciaba como si no le costara nada.
Niall dejó caer la última frase, asintió con la cabeza y empezó a aplaudir. Zayn y yo nos giramos, nos cogimos de la mano, alzamos nuestras manos unidas y nos inclinamos hacia delante, agradeciendo los aplausos de nuestros compañeros. Me puse de puntillas para abrazarlo, y sonreí mientras le acariciaba la espalda.
Paul se subió al escenario de un brinco. Tal vez no fuera tan joven como los chicos, pero desde luego estaba en buena forma.
-¿Queréis que escuchen las pruebas de sonido o preferís que las haga esperar un poco más?
Louis puso los brazos en jarras y comenzó a girar su costado, de un lado a otro. Se encogió de hombros.
Harry se echó el pelo hacia atrás, miró las puertas y se mordió el labio inferior.
Niall se mordió las uñas.
Liam se encogió de hombros, y luego decidió imitar a Louis.
Zayn dejó uno de sus brazos sobre mis hombros.
Sin previo aviso, todos los ojos estaban posados en mí. Yo alcé las manos.
-No es por nada, pero no son mis fans. Ni mi concierto. Vosotros decidís.
Louis suspiró.
-Voy a quedar como el malo de la película, pero la verdad es que yo prefiero que esperen a que terminemos. Son diez minutos, os dará tiempo de sobra a recuperarlos cuando empiecen a entrar.
Por las gradas sí que se veía movimiento de gente, pero sólo una pareja estaba ya sentada en una esquina, tan lejos que tenía que entrecerrar los ojos para poder verlos. Supuse que estaban comprobando qué tal se oía desde todos los puntos del estadio, cómo se escuchaban los sonidos más extremos, y todas esas cosas que escapaban a mi conocimiento porque no era demasiado cuidadosa.
Zayn asintió con la cabeza, señalando a Louis.
-Digo lo mismo.
-Terminé loco de la cabeza en Miami-se excusó mi novio, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas.
-Gritaron mucho, sí, ¿os habéis dado cuenta?-coincidió Niall, yendo a por la guitarra y tocando unos acordes. Josh Devine, el batería, asintió con la cabeza.
Bufé, apartándome el flequillo de la cara y fulminándolos con la mirada. Di un paso adelante, el brazo de Zayn cayó a mi espalda al no tener hombros en los que apoyarse.
-La culpa es vuestra. Hasta a mí me costó no gritar por cómo os pusisteis en la prueba de sonido.
-Teníamos calor-replicó Harry, entrecerrando los ojos y destilando odio fingido por todos sus poros. Puse los ojos en blanco.
-¿Qué culpa tengo yo?-alegó Louis, alzando las manos y haciendo una mueca-. Todavía no estaba trabajando oficialmente, no tenía que ir con mi uniforme.
-Una cosa es ir "de uniforme"-protesté, acercándome a él, poniendo los ojos en blanco y haciendo el gesto de las comillas-, y otra muy distinta es coger y abrirse la camisa o directamente quitársela-fulminé a Niall con la mirada, que se giró y empezó a silbar con las manos en la nuca- cuando sabéis de sobra qué efecto causáis en las mujeres.
Pero el cerebro de Louis ya se había detenido en una parte de la conversación y se negaba en redondo a avanzar. Me pasó la mano por el culo, sonriendo con chulería.
-¿Te costó reprimirte?
Suspiré.
-Louis.
-Contesta.
-Sí.
Su sonrisa se hizo más amplia.
-Me alegra saber que aún tengo ese efecto en ti.
Si tú supieras, repliqué para mis adentros. Volví a poner los ojos en blanco, le pellizqué el culo antes de que él me lo hiciera a mí, y me alejé en dirección a los camerinos.
-¿No cantas nada más?-me provocaron ellos, a lo que respondí alzando el dedo corazón por encima de mi cabeza. Liam negó con la cabeza, disgustado.
-Es una lástima, Eri. Creíamos que querías hacer una versión de una canción que viste versionada en Glee.
Me giré en redondo y los miré a todos. Al batería, los guitarristas, los chicos, sonriendo...
-Es broma.
Zayn negó con la cabeza.
Louis saltó del escenario al suelo, con la consiguiente reprimenda de Paul. Podrías haberte hecho daño, imagínate que te haces daño o te pasa algo, ¿cómo voy a explicarlo a los de Modest!? ¿De qué te  ríes? ¿Crees que tiene gracia? A mí no me pagan para estas cosas, ¿sabes?
También era verdad que no le pagaban por ir correteando detrás de los chicos día sí, día también, y obligarlos a llegar puntuales a los sitios, y un largo etcétera de cosas que tenía que superar cada día.
Sacó el móvil, lo desbloqueó y nos enfocó.
-¿Qué haces, Lou?
-Grabar la primera actuación de la futura superestrella que va a ser esta.
-Pero necesito un nombre.
-Ya tienes nombre-protestó él, frunciendo el ceño-. Te lo pusieron tus padres.
Me encogí de hombros, apoyé el micrófono en su pie, me aseguré de que estaba bien sujeto y miré a Louis.
-Mi nombre no suena tan bien como los vuestros. Niall Horan, Harry Styles, Liam Payne, Zayn Malik, Louis Tomlinson...
-¿Por qué voy el último?
-Porque tienes un retraso-sonrió Niall, punteando las cuerdas de su guitarra. Liam y yo nos miramos.
-¡Igual que Bella Swan!-exclamamos al unísono, y chocamos los cinco. Louis puso los ojos en blanco.
-Yo creo que sólo Eri está bien.
-Es demasiado corto-protesté.
-Exclamó la que le copió el nombre a Jennifer López, más conocida como JLO-espetó Harry, sentándose en las escaleras y dando un lento trago de su botella de agua. Zayn se colocó una de las gorras que había comprado esa mañana en la cabeza y fue a acompañarlo.
-No es raro que los famosos se cambien el nombre. Zayn lo ha hecho-alegué, señalándolo. Zayn negó con la cabeza.
-Lo modifiqué ligeramente.
-¿Sabíais que en realidad Marilyn Monroe se llamaba Norma Jeane Baker? ¿O que el apellido de Natalie no es Portman?
-¿CÓMO QUE NO ES PORTMAN?-protestó Zayn, abriendo los ojos hasta tenerlos del tamaño de platos de sopa.
Negué con la cabeza, Harry sacó su teléfono y lo desbloqueó, dispuesto a averiguar el apellido real de la mujer que había ganado el mayor premio al que un actor podía aspirar hacía un par de años.
Louis se apoyó en el escenario, clavó los codos en el suelo de éste y me miró.
-¿Y qué sugieres, pequeña diva?
Negué con la cabeza.
-No os lo voy a decir.
Alzó las cejas.
-¿Por qué?
-Es una estupidez como una casa-volví a sacudirla.
-Viniendo de ti, no me extraña. Vamos, nena, tampoco será para tanto.
-No os la voy a decir-me encogí de hombros, le enseñé las palmas y canturreé un "lo siento". Pero él no se dio por vencido. Miró a los chicos.
-Tíos, ¿haréis los honores mientras yo subo?
Sabía de sobra que me iban a hacer cosquillas, y no pensaba tolerarlo, bajo ningún concepto. Di varios pasos atrás, con las manos entre los chicos y yo. No servirían de una gran protección, pero al menos me ayudarían a conseguir unos segundos.
-De acuerdo, de acuerdo, os lo diré.
Sentí la sonrisa de Louis quemándome la espalda. Ni siquiera había necesitado moverse demasiado para convencerme de que iba a ganar él. Siempre terminaba haciéndolo.
Abrí la boca para soltarles el nombre que llevaba meses pensando, único consuelo de la soledad que sentía, el principio de una nueva vida, cuando se abrió una puerta de las de la parte posterior del estadio donde iban a actuar, y un miembro del cuerpo de seguridad, con traje y acreditación colgando del cuello, corrió hacia nosotros.
-¡Tenemos unos pocos minutos! ¡Se están impacientando, y cuando se descontrolan es prácticamente imposible detenerlas y hacer que ocupen sus asientos!
Los chicos me miraron.
-Os lo cuento luego-prometí en un tono que más bien parecía una pregunta. Ellos asintieron, saltaron del escenario y se colocaron en diferentes lugares, todos con el móvil en ristre, preparados para capturar mi actuación.
Miré a la parte de la banda que se encargaba de los instrumentos, y supe que no necesitaba decirles el nombre de la canción que iba a interpretar. Lo sabían; seguro que Louis se lo había dicho.
-She's just a girl and she's on fire, hotter like a fantasy, lonely like a highway. She's living in a world, and it's on fire, feeling the catastrophe, but she knows she can fly away. 
Los labios de Niall se despegaron, siguiendo la canción en silencio. No estaba vestida para cantar aquella canción, no estaba preparada vocalmente hablando, pero no importaba. Simplemente, no había tiempo. Aquello no iba a salir de allí, no iba a vender un disco con aquella canción, no era una maqueta que pudiera usar para presentarme en alguna discográfica a modo de tarjeta de visita, hola, soy Erika, y puedo hacer esto.
-She got both feet on the ground, and she's burning it down. She got her head in the clouds, and she's not backing down.-bajé las manos, cerré los ojos, luego miré al frente, y ya los cinco no lo soportaron más, y me siguieron:- .This girl is on fire, this girl is on fire.
Todo el mundo se giró para mirarme; los que estaban dando los últimos retoques a la cinta aislante que pegaba los cables al suelo y que se aseguraban de que las fans no se cayeran se detuvieron y se giraron, sin levantarse siquiera del suelo. Los que se habían sentado en diferentes puntos del estadio para escuchar cómo sonaba en cada uno de aquellos lugares se levantaron y se inclinaron hacia delante. Los de las gradas, aquellos a los que si quería ver debía entrecerrar los ojos, se apresuraron a bajar a la pista, y se acercaron hasta quedarse más o menos a la mitad. Volví a cerrar los ojos, separé las manos de mi cuerpo, y sentí los ojos de mis cinco chicos estudiando cada uno de mis movimientos.
Me sentía como si el estadio estuviera lleno, como si hubiera miles de personas escuchándome en silencio, como si el más pequeño de los susurros les hiciera perder algo de mi actuación.
-She's walking on fire, this girl is on fire.
Sentía los focos encendidos sobre mí, un público que en realidad no existía iluminar el estadio con sus móviles, un vestido que no llevaba puesto hacerme parecer una diosa, intentando conseguir que llegara a la altura de Alicia Keys, aunque no iba a conseguirlo.
No me moví del sitio; para mí, sólo había un foco encendido iluminándome, y no iba a ser tan estúpida de seguirlo.
Paul se acercó a las puertas cuando yo estaba terminando de cantar, algunos de los chicos se habían subido al escenario y me habían rodeado para obtener los mejores planos posibles. Se notaba que estaban acostumbrados a que hubiera varias cámaras grabando a la vez a su alrededor, y sabían cómo moverse para conseguir el mismo efecto en mí.
Dejé las manos en el micrófono, pestañeé, y la magia del momento se fue como había venido. Paul acababa de abrir las puertas, pero todavía no estaba entrando nadie. Teníamos un minuto para desaparecer antes de que la ciudad de Nueva York se volviera loca. Corrimos a los camerinos, donde Lou esperaba a los chicos, muy preocupada porque llegaban más tarde de lo que había previsto. Les gritó instrucciones apresuradas a sus ayudantes neoyorquinas (había leído no sabía dónde que las estilistas de esa ciudad eran la crème de la crème del mundo, y Modest no solía reparar en gastos en cuanto a lo que sus gallinas de los huevos de oro se referían.
Niall me cogió del brazo y me obligó a girarme cuando intentaba perderme entre el laberinto de caras. Alzó las cejas y se me quedó mirando.
-No nos has dicho lo de tu nombre artístico, española.
Tragué saliva. Había intentado que lo olvidaran poniendo todo mi empeño en el escenario. Sí, me había esforzado al máximo para poder eclipsarlos y conseguir más tiempo para decidir cómo afrontar el tema.
Sabía cómo era Louis.
Lo conocía como si lo hubiera parido.
Me froté las manos, las dejé caer entrelazadas delante de mí, y espeté sin pensar:
-LautTommo.
Se me quedaron mirando, todos con la nariz arrugada, sin excepción.
-Eri LautTommo-repetí.
Liam carraspeó.
-Se escribe con dos T y dos M.
-Como yo, ¿eh?-replicó Louis, sonriendo. Su sonrisa, sin embargo, no escaló hasta sus ojos. Se me encogió el corazón.
No debería haber dicho nada, era la mayor estupidez que se me había ocurrido (bueno, después de cortarme).
Sabía de sobra cómo se ponía Louis cada vez que le hablaba de Taylor, los celos incontrolables e incomprensibles que le tenía. Si era así, ¿por qué se lo restregaba cada vez que tenía ocasión? ¿Por qué se lo restregaba a veces incluso con sinceridad, y no sin ganas de picarlo?
Porque era subnormal.
Subnormal de campeonato.
Podría dirigir perfectamente una escuela para aprender a ser subnormal. Daría a basto, incluso, para impartir yo todas y cada una de las asignaturas.
-¿De qué viene?-preguntó Harry. Todos se giraron hacia él-. Entiendo el Tommo, pero...
Y se quedó callado, porque nada más ponerse a pensarlo más detenidamente, cayó en la cuenta. Louis negó con la cabeza, murmuró que tenía que hacer algo, se dio la vuelta y se marchó.
Me lo quedé mirando, los chicos se pusieron a ambos lados del pasillo, conmigo en el centro, haciéndome ver que debía ir tras de Louis, sí o sí.
Así que eché a correr a buscarlo.
Recorrí los y estrechos pasillos de debajo de la pista en busca de mi novio, pero no di con él. Le pedí a un miembro del equipo que entrara en el baño de los tíos y me dijera si estaba dentro, pero no tuve suerte. Subí hasta la pista, me asomé al escenario, creyendo que podría haber ido allí porque a mí no se me ocurriría esconderme delante de miles de personas. Pero tampoco estaba.
Fui hasta los vestuarios, y no encontré nada. Simplemente Lou me preguntó por los cinco, no sólo por él, así que deduje que no lo había visto.
Salí hasta el bus, me monté en él y abrí la cortina de su cama. Tampoco tuve suerte.
Notaba un nudo en la garganta increíble, sentía que me echaría a llorar en unos instantes. Me apoyé contra los cristales del bus, cerré los ojos y me tapé la cara con las manos. Me eché todo el pelo hacia atrás, me obligué a tragarme las lágrimas, y empecé a pensar con la mayor claridad que pude.
Me giré, apoyé la mejilla en el cristal y parpadeé despacio.
Vi su melena chocolate apoyada contra la pared del bus. No lo había visto cuando subí, de modo que debía de estar escondiéndose. Bajé de un salto y me acerqué a él.
-Louis.
Se me quedó mirando con un cigarro en los labios. Negué lentamente con la cabeza para mis adentros.
-Te están esperando.
-Pueden esperar; voy a terminar yendo-se encogió de hombros, mirando al cielo y dando otra larga calada. La nuez de su garganta subió y bajó. Tragué saliva-. Yo he estado esperando algo que no va a pasar, así que estoy peor que ellos.
-Louis, yo...
-No, Eri. Sabes de sobra por qué has puesto primero su parte de apellido antes que la mía. Le quieres más a él que a mí.
Sacudí la cabeza.
-Te equivocas.
-No, nena, no lo hago. He estado intentando convencerme de que podía hacerlo, pero, ¿sabes? No soy Superman. No puedo hacer cosas imposibles para el resto de humanos. No seré yo el primero que rompa el amor de un fan por su ídolo, porque es la cosa más fuerte que puede existir.
Sacudió la cabeza, mirándome con el dolor cruzando su rostro. Los océanos de sus ojos estaban congelados, helados por lo que yo le estaba haciendo. Le cogí la mano, pasé los dedos por la palma, pero él la apartó.
-No juegues sucio, nena-murmuró.
-Te quiero a ti, no a él.
Sonrió dando otra calada. No me quería.
-Oye, entiendo que lo prefieras a él, ¿sabes? Sigues teniéndolo como un dios, como alguien perfecto, que no se equivoca. No se emborracha, no bebe, no fuma, parece negarse en redondo a decir tacos, salvo cuando se lo pide un guión, está cuadrado... y es americano.
-Te sigo prefiriendo a ti antes que a él. No me importa que...
-¿Qué? ¿Que no sea perfecto, que mis bordes no estén bien cortados, que tenga esquinas? ¿O no te importa saber cómo soy? ¿No te importa que no haya nacido en el país que te encanta, al que aspiras a mudarte, ni que lo haya hecho en el que una vez se supone que lo sometió? No te lo crees ni tú, pequeña.
Me pegué a él, le pasé un brazo por la cintura y traté de despertar un mínimo de compasión en él. Prefería que me gritara; lo prefería mil veces, prefería que gritara mi nombre completo, y eso que lo había odiado cuando lo hizo, a que me hiciera ver cómo lo estaba rompiendo en pedacitos sin darme apenas cuenta
-Es normal que prefieras a alguien perfecto sobre quien sabes que no lo es, pero deberías saber que yo te voy a querer muchísimo más de lo que él conseguirá hacerlo nunca-se encogió de hombros-. Es simplemente que es... duro ver... esto. Es duro.
Le besé el hombro, y apoyé la mejilla donde aún se mantenía mi beso.
-¿Te acuerdas de lo que te dije cuando ganasteis los 3 VMA en Septiembre?
Asintió con la cabeza.
-Te parecerá mentira, pero no se me olvidan tan fácilmente las conversaciones que mantenemos tú y yo.
-Si supieras lo orgullosa que estoy de ti, de ti y de que seas lo suficientemente estúpido como para elegirme a mí para hacerme tu novia, y no a una chica que es perfecta-murmuré, repitiendo lo que le había dicho tanto tiempo atrás-. Y tú me contestaste: "Pero es que yo no quiero a una chica perfecta, yo te quiero a ti".
Se me quedó mirando.
-Ya es mucho tiempo juntos, Louis. Deberías saber que es a ti a quien prefiero.
-Me gustaría decirte que lo demostraras, nena, pero...
No necesité que dijera más. Me separé de él y me desanudé los pañuelos atados a las muñecas. Dejé que se cayeran al suelo; tomé una de sus manos y llevé los dedos por las cicatrices, parecidas a los surcos que partían la tierra cuando se secaba demasiado rápido.
-No me haría esto por Taylor, Lou. No intentaría acabar con mi vida al creer que no le recuperaría jamás-confesé, con los ojos llenos de lágrimas. Me las limpié rápidamente-. No desperdiciaría una gota de mi sangre en él.
-¿Y por qué en mí sí?
-Porque en ti no la estaba desperdiciando. Los cinco litros que llevo dentro valen mucho menos que una sola gota tuya. Yo no daría mi vida por Taylor. Valemos lo mismo. Pero, ¿por ti? Por ti daría hasta mi alma inmortal. Mi pequeña, rota, y profundamente enamorada alma inmortal.
Me puse de puntillas y lo besé en los labios.
-Dejaré de ser fan suya si es lo que quieres.
-No tienes que...
-Escucha. Tú, y los otros cuatro sois lo mejor que me ha pasado en la vida, y no voy a dejar que nada se interponga entre nosotros. Me aceptáis y queréis como soy, me comprendéis, y no sabes lo importante que es encontrar a alguien que te entienda cuando nunca nadie lo ha hecho, ni lo importante que es mantener a ese alguien. Sobre todo cuando es alguien como vosotros cinco. ¿Tengo que recordarte que estás cumpliendo ese "saldría con una fan" que prometíais en las revistas? Eso lo vale. En mi opinión, tú lo vales, amor.
Me pasó una mano por el pelo, sonriendo.
-Ojalá pudiera dar mi vida por ti, pequeña, pero entonces te estaría entregando a ti directamente.
Sonreí y volví a besarlo despacio. Me devolvió el beso apenas apoyando sus labios contra los míos. No era mucho, pero sí lo suficiente. Bastaba con aquello.
Le recorrí la palma de la mano con la yema de los dedos, él lanzó el cigarro lejos.
-¿Quieres que lo haga?
-¿El qué?
-Quitar el Laut.
Negó con la cabeza.
-Sería demasiado duro para ti. Además, tus pequeños defectos son los que más me gustan. No tiene sentido luchar por ti si no tengo competencia digna, ¿no crees?
-¿De repente Taylor es digno?-repliqué, poniendo los brazos en jarras y echándome a reír. Me pegó contra su cuerpo, me acarició la cintura y bajó un poco más, hasta mi culo.
-El demonio debería prepararse bien para competir conmigo si el premio eres tú, nena.
Algo se retorció en mi interior. Me incliné a sus labios, sonreí contra su boca, y susurré:
-Mierda, Tommo, ¿cómo haces para enternecerme y en dos segundos ponerme así de caliente?
Se encogió de hombros.
-Tal vez sí que sea Superman.
-Para mí lo eres. Tú me salvaste, ¿recuerdas?-repliqué, acariciándole el cuello con la nariz-. Es una verdadera pena que debas tiempo a Lou para que te prepare, podríamos hacer muchas cosas en dos minutos.
-¿Quieres probarme?-replicó, tirando aún más de mí. Me eché a reír, le di un piquito y negué con la cabeza.
-Ahora no. Tenemos cosas más importantes que hacer.
-¿Como ponerte histérica porque vas a actuar con la mejor banda de todos los tiempos?
Abrí los ojos como platos.
-¿Por qué no me habías dicho que los Jackson 5 habían vuelto?
Me sacó la lengua.
-Te quiero. Muchísimo.
-Yo también.
-A morir-sentenciamos los dos, sonreímos, nos despegamos del bus y nos apresuramos a los camerinos. Lou estaba histérica, tuve que ponerme entre ella y Louis para que no le pegara. Escuché de fondo el ruido del público vibrando de la emoción. En escasos instantes, los chicos de 5 seconds os summer irían al escenario a entretenerlos. No había tiempo que perder.
Niall, Louis, Liam, Zayn y Harry estuvieron listos gracias a la dedicación siempre infravalorada de sus estilistas. Fueron a detrás del escenario y se quedaron allí, esperando que les dieran luz verde para salir.
Sus teloneros entraron, los cinco formaron un círculo, juntaron las manos un segundo, y fueron a los cajones de los que salían.
Lou me tocó el hombro y me indicó que me sentara justo cuando se oyeron los primeros chillidos histéricos. Deduje que los vídeos que me había terminado aprendiendo de memoria acababan de salir en pantalla, y los chicos estarían a escasos segundos de hacer su aparición en la ciudad que nunca dormía.
Me tendió un vestido cortísimo de cuero negro. Al parecer, lo llevaría con unas botas ajustadas hasta la rodilla. La miré escandalizada.
-Lou, no puedo llevar esto.
Lou asintió con la cabeza, toqueteándome el pelo. No sabía muy bien qué hacer, estaba acostumbrada a melenas exuberantes, kilométricas, y mi pelo tan corto no le daba demasiado juego. Se sujetó varias horquillas entre los labios, y murmuró una maldición al comprobar que no tenía ni para hacerme una coleta. Lo más que podría hacer sería rizarme las puntas, pero le deseaba suerte si trataba de conseguir que me quedara un pelo relativamente bonito, no una puñetera escarola.
-Se lo dije a los mánagers, pero ellos creen que si vendemos una imagen más sexy de ti, tal vez consigas atraer a más fans masculinos, fans que se verán luego atraídos por el tercer álbum que, como ya sabes, va a ser más...
-Me corto, Lou. No pienso enseñar mis cicatrices con orgullo sobre un escenario que voy a compartir con los chicos. Dará una imagen equivocada de lo que ellos apoyan y respetan. No quiero que me vean así-sentencié. Se me quedó mirando, anonadada. Estudió mi reflejo en el espejo, y luego, sin previo aviso, me cogió las manos. Me apeteció quitarlas rápidamente de las suyas, pero las dejé dónde estaban.
Chasqueó la lengua, cogió un poco de corrector, y lo echó sobre las heridas. Negó con la cabeza al ver que ésta seguía notándose a kilómetros  de distancia.
-La solución sería...
-¿Una rebeca?
-Había pensado mejor en una cazadora de cuero negra, directamente-murmuró, tirando de la silla hacia atrás y haciendo un gesto para que me levantara. Me puse de pie, y giré sobre mí misma cuando alzó una de mis manos por encima de mi cabeza para hacerme girar. Golpeó varias veces su mandíbula con el dedo índice, estudiándome.
-Espérame aquí-dijo, y empezó a chillar por el camerino que necesitaba urgentemente una cazadora negra. Mientras tanto, tal vez del armario de Narnia, tal vez del bolsillo de Doraemon, me consiguió unas medias translúcidas negras, unos vaqueros cortos con tachuelas doradas, y unas botas camperas blancas y de cordones beige que subían del tobillo.
De parte de arriba, rebuscó hasta encontrar una camiseta de un solo tirante blanca. Me la pegó al cuerpo y asintió con la cabeza.
Una de sus ayudantes llegó corriendo con la cazadora. Me hizo ir a un rincón con un biombo gris y fue recogiendo la ropa que me quitaba y tendiéndome la otra. Cuando salí, me observó con cara de satisfacción.
Me acerqué a un espejo y sonreí.
-Eres una diosa, Lou.
-Ya lo sé. Y ahora siéntate: todavía tengo que maquillarte. No has dormido esta noche, ¿verdad?-inquirió, cogiendo un sinfín de pinceles y comprobando que había abierto todo lo que necesitaría para aligerar el proceso de ponerme guapa.
Negué con la cabeza, ella gruñó, y me disculpé.
-No mucho, la verdad-murmuré. Esta vez había sido el turno de Louis de dormir plácidamente; yo había tenido calor, pero me había dado miedo despertarlo, porque necesitaba descansar, de modo que me quedé todo lo quieta que pude, rezando porque se diera la vuelta y me dejara alejarme un poco, saliendo así del horno crematorio en el que se convertía por las noches.
Se dio la vuelta.
A las 6 de la mañana.
Y le sonó el jodido despertador a las 7 y media.
Quise acordarme de toda su familia, pero estaba demasiado cansada como para hacerlo, de modo que simplemente me obligué a mí misma a ir al baño cuando él salió y ponerme toneladas de maquillaje en la cara con la esperanza de que no se sintiera culpable. Después, sus hermanas se encargaron de distraerlo suficiente como para que no notara mis continuos bostezos.
Luego había pasado lo del tatuaje, que me despertó lo suficiente.
Escuchamos de fondo a Harry anunciando las preguntas de Twitter. Lou miró el reloj, gimió:
-Joder.
Y se apresuró aún más. Silbó a una de las ociosas ayudantes, que se dedicaban a espiar a los chicos, y ambas corrieron a terminar con su trabajo. Deduje que entraría en poco.
Un chico joven, de sexualidad dudosa, se acercó a mí y se encargó de colocarme el repetidor del micrófono. Le tendí la mano para que me diera el micro en sí, pero él negó con la cabeza y señaló la puerta del backstage. Me lo darían nada más salir para evitar interferencias con los micrófonos de los chicos.
Me acerqué a donde me había señalado. Sobre una pequeña mesa que deduje se evaporaría en cuanto nos fuéramos de allí, había un par de auriculares para los oídos, de la misma forma, pero de tamaño menor, que el de los chicos.
Había tenido el detalle de poner LA en ellos, a modo de dibujo personalizado, igual que la bandera irlandesa de los de Niall o el símbolo de Batman en los de Liam. Me los coloqué y los activé; en seguida oí las transferencias de información entre los chicos y la mujer que se encargaba de decirles qué seguía, por si se les olvidaba. En ese momento, escuché mi nombre.
-Eri, ¿nos oyes?
Los chicos siguieron hablando como si nada; me pregunté si realmente estarían escuchando la transmisión o cabría la posibilidad de que se hicieran privadas.
Alcé el pulgar en dirección a Paul, que estaba en el escenario, controlando que ninguna fan consiguiera saltarse las defensas de seguridad y acceder a los chicos. Paul asintió y habló con su propio pinganillo.
-Bien, entrarás dentro de poco. Los chicos han recibido una petición de una canción, estamos dispuestos a concederla-ahora sabía que estaban hablando con todos. Zayn dio paso a la siguiente pregunta de Twitter, que consistía, nada más y nada menos, en que cantaran una canción de Grease.
Me acomodé el auricular y escuché dos veces a Louis decir lo mismo con un segundo de retardo en la oreja que ya estaba cubierta.
-Vaya, parece que sabéis de mi pasado, ¿eh? No es por fardar, tíos, pero yo hice de Danny cuando estaba en la escuela-se chuleó delante de los chicos, caminando frente a ellos y haciendo que las chicas gritaran hasta límites insospechados.
-Vale, creo que ya sabemos quién quiere ser la voz principal-anunció Liam, alzando las manos. Louis dio un brinco uy movió su codo hacia dentro, soltando un feliz "¡sí!".
-¿Qué canción cantamos?-inquirió Harry, tocándose la oreja. El estadio amenazó con caerse abajo debido a los gritos de las fans.
-Propongo una de coches.
-¿Coches? A las mujeres no les gustan los coches tanto como a nosotros, Niall-replicó el más joven de todos, sonriendo y pasándole una mano por los hombros.
-Chicos, después tenéis que presentar a Eri-murmuró la voz del auricular. Yo decidí ponerme el otro y aislarme totalmente del mundo. Las voces de los cinco me golpearon como un mazazo, era como tenerlos hablando dentro de mi cabeza, gritándole a mi cerebro.
-Bueno-empezó Louis-, pues este coche es automático...
Josh comenzó a golpear su batería mientras los chicos cantaban Grease Lightning. Se les veía venir, pero aun así, me descubrí bailando con Alba y Noemí detrás del escenario. Cuando la canción se acabó, un Louis jadeante me presentó a su público.
-Me alegro de que nos hayáis preguntado por Grease, porque tenemos una sorpresa para vosotras relacionada con la película.
-No lo está, Tommo.
-Cierra la boca, Malik, ¿quieres?-replicó Louis, poniéndole la mano en la cara y girándose a todo el estadio-. Como ya sabéis, en Grease tanto chicos como chicas cantan. Sabemos que hay bandas, pero sólo los chicos venimos en una banda. ¡Damas y caballeros, recibid con un fuerte aplauso a una gran amiga de One Direction: Eri!
Choqué las palmas con mis españolas y corrí al escenario. Alcé la mano y los saludé; los chicos estaban en el escenario separado. Los chillidos fueron ensordecedores; no todos eran agradables, pero bastantes eran de cariño.
-¿Cómo demonios voy a llegar hasta ahí? No sé volar, chicos-les dije. Niall empezó a dar brincos por el escenario, recorriendo su perímetro, con las manos a la espalda a modo de alas de una mariposa deforme. Me eché a reír.
-Una canción, y disfrutaréis en exclusiva de la primera colaboración de One Direction desde su salida de The X Factor-anunció Liam. Yo fui a sentarme en las escaleras que usaban en Little Things, y esperé mientras la plataforma los traía de vuelta durante Over Again.
Cuando aterrizaron, apenas tuvieron tiempo para bajarse de la plataforma voladora, cuando sonaron los primeros acordes de la canción que le habíamos robado a The Wanted.
Cuando llegó mi parte del estribillo, me levanté y me dirigí a ellos, que me hicieron sitio entre Louis y Zayn, que no paraba de mirarnos a los dos, esperando que hiciéramos algo.
Tengo que reconocer que el trabajo para poner a punto el escenario fue perfecto. Los focos brillaban como fuegos artificiales por todas partes, siguiendo el rimo y acompañando nuestros desacompasados movimientos (One Direction podía cambiar en muchas cosas, pero no iba a bailar), los brincos que dábamos Niall y yo, las poses de chicos duros de Harry, Louis y Zayn, y la manera de acerarse y dirigirse al público de Liam.
Supuse que las fiestas a las que todo el mundo asistía y que tanto furor causaban dejaban ese mismo sentimiento en tu interior. Me sentí llena, feliz, contenta por estar haciendo aquello. Miré a Louis cuando se acabó la canción; los seis nos fundimos en un fuerte abrazo, y yo me alejé después de quedarme pegada a él un segundo más.
Sonrió, me acarició la cintura y pidió el aplauso más fuerte de la noche para mí.
Las sensaciones se mezclaban en mi interior formando un torbellino que amenazaba con explotar y tragarme, pero no me importaba. Yo era feliz, feliz como puedes ser viendo los fuegos artificiales que ponen punto y final a una jornada de fiestas increíbles, bajo los cuales te declaras y te besas.
Las fiestas siempre acababan siempre de la misma manera: un fuego artificial mayor que sus predecesores, más ruidoso, luminoso y bonito que los demás, llenaba el cielo de brillo un par de segundos... y luego la oscuridad se lo tragaba para siempre.
Eso me terminaría pasando a mí.
Siempre había tenido la sensación de que mi historia era ese fuego.
Ahora, sabía que el fuego era yo.
Acababa de ser lanzada.
Estaba recorriendo el cielo.
Tarde o temprano, explotaría en la bola de luz más hermosa jamás vista.
Y luego, me sumiría en la oscuridad.

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