domingo, 10 de agosto de 2014

El héroe encontró su capa por fin. wwat: un mes.

Entiendo que hay varias versiones de la misma verdad, y que una mariposa es un insecto y un ser hermoso a partes iguales, pero... os debo algo, y quiero pagároslo de una vez.
Los habría descubierto más tarde, pero eso no quita del mérito de hacer que me sentara a mirar cómo un chico de pantalones rojos, camiseta de rayas y contestaciones ágiles rompía mis esquemas. Puede que nos traicionásemos entre las tres, y que ya no queramos más relación, pero me habéis hecho crecer como persona y tener una razón más por la que darlo todo en la batalla. Una razón que se convertiría en una de las más fuertes y de las principales, en realidad.
Os guardo rencor y gratitud, tal y como hace una mariposa.
¿Que a qué viene esto? Simplemente a que hoy es un día de recuerdos. Simplemente he recordado aquel día en que vimos los vídeo diarios de noche, el día en que fuera de Asturias los vi en concierto por primera vez, atrapados como siempre en la pantalla de un dvd portátil... Y lo que ha hecho que esto se escriba fue el coro que hizo cada una cuando su debilidad/favorito (qué asco dan los eufemismos, y qué poderosos son los que no lo son) hablaba.
Era la primera vez en mucho tiempo en que me sentía parte de algo especial e importante.
La última fue hace exactamente un mes, cuando las luces se apagaron y 45.000 personas se levantaron a la vez, conteniendo el aliento ante la nueva experiencia que íbamos a vivir.
Sí, terminaría encontrándolos, estoy segura. Pero el caso es que me los enseñasteis vosotras, y a vosotras os debo eso. Conocer a tanta gente especial, gente por la que crucé medio Madrid (de mala hostia, pero lo crucé), gente que me guardó el sitio, gente a quien besé en las fotos que más tarde subiría, gente a la que le daría cinco euros a cambio de un palito luminoso con el que me había obsesionado hacía tiempo... Que me convirtieran en un coro que se callaba y gritaba a gusto del director. Que pasara a formar parte de una orquesta formada por 45.000 voces, con cinco directores. Que una parte de mí se quedara para siempre en ese estadio rojiblanco, en el que el héroe encontró su capa por fin: la bandera de mi país.

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