miércoles, 29 de febrero de 2012

Que no se apague tu sol personal.

Cada vez que te veo por los pasillos, no puedo evitar fijarme en ti. En tu forma de caminar, que tan bien me conozco, en tus ojos mirándolo todo a tu alrededor. Pero me falta algo, y me ha costado darme cuenta de qué es. Ya no sonríes. Quiero decir, no te veo sonreír por los pasillos, algo que solías hacer a menudo, supongo porque querías que yo no me despegara nunca de ti. Ahora, sin embargo, tu cara va seria, o a veces incluso triste, y yo no sé si te ha pasado algo o simplemente te has cansado de sonreír. Realmente a veces la vida tiene sus cosas que te hacen querer llorar, correr a tu habitación y descargarte lanzándote hacia la pared.
Espero que a ti no te pase lo mismo, que no dejes que se apague esa preciosa sonrisa tuya. Puede que ya no sienta nada por ti, nada más que alegría por recuerdos que compartimos, aunque fueron sentimientos que tú no correspondiste, la verdad es que verte entrar todos los martes y jueves por la puerta de la academia me daba un pequeño vuelco al corazón. Y me alegrabas la semana, y me dabas fuerzas para seguir yendo. Ahora os echo de menos, a ti, a Conor y a tu sonrisa. Supongo que tal vez es por eso por lo que he dejado la academia, por lo que ya me parecía una pérdida de tiempo ir, porque yo ya sabía todo lo que allí intentaban explicarme,salvo 4 palabras nuevas.
Más quisieras, nena. Te has ido porque te recuerda a él. A ese que estuvo una vez, pero que nunca volverá. Al que tendrás que ir a buscar algún día. Al que puede que no quiera saber nada más de ti... o  ser el padre de mis hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤