No puedo
creer que haya llegado este día después de tantísimo tiempo. Llevo escribiendo
esta novela desde finales de 2013, después de acabar la primera con un final
agridulce cerrado para evitar que terminaran pasando cosas como ésta.
Probablemente los que lleváis conmigo desde aquella
novela en la que cierta protagonista entraba en un bar y su vida se ponía patas
arriba os preguntéis por qué removerlo todo. Tanto sufrimiento para nada, Eri,
¿joder, de verdad tenías que hacerlo? Pues sí. Bueno, en mi defensa diré que me
sentí obligada.
Veréis,
Chasing the stars no es más que el
producto de otro sueño que tuve hace años, exactamentei gualque lo fue su
secuela. En mi sueño, del que apenas recuerdo nada, Louis se me aparecía (como
si fuera la virgen, o algo así) y me decía una única frase. Una frase que
desencadenó todo lo que acaba de pasar:
-¿Y
qué pasa con nuestros hijos?
Comencé
a escribir esta novela más que nada por la diversión de pensar qué era de Tommy,
de Layla, de Eleanor, de Diana. Estaba
terminando Light Wings y francamente
no me veía escribiéndola con las mismas ganas con la primera novela que había hecho,
ni como los borradores que empecé a redactar de esta historia a la que he
entrado 4 años de mi vida.
No me
arrepiento en absoluto de la decisión que tomé. Es más, creo que ha sido la
mejor que he tomado en toda mi vida, no sólo por la respuesta que ha provocado
en mi blog, sino en cómo me he involucrado con los personajes. He conseguido
muchísimas cosas con esta historia que no había conseguido antes, he llorado y
he reído y he sufrido por personas que no existen en mi imaginación. Con Chasing the stars he descubierto lo que es
escribir, escribir de verdad, escribir
sin parar durante horas, pensar en qué cosas harían los personajes en la vida
cotidiana, sufrir por las cosas que sé que van a pasarles y defenderles cuando
hacen algo mal.
En cierto
sentido, para mí han sido como esos hijos que no sé si tendré, que no me
apetece tener, pero que quiero tener cuando escribo sobre ellos teniendo hijos,
siendo padres, o siendo bebés, como me sucede en Sabrae.
Y,
como buenos hijos, han sido difíciles de controlar. Al final, los personajes me
han llevado por donde ellos han querido, han escrito sus propios finales y han
sido tremendamente consecuentes con unos actos que incluso me sorprendían a mí.
Jamás me había sucedido esto de ir escribiendo y pensar oye, pues esta persona haría esto, ponerlo y terminar surgiendo
tramas que eclipsan a la principal. Efectivamente, estoy hablando de Scott. Como
también estoy hablando de Chad. O de Layla. O de Sabrae.
Para empezar,
está el hecho de que Scott, en mi idea original, iba a terminar con Diana. Sí,
habría un triángulo amoroso en el programa, Scott, Diana y Tommy lo pasarían
mal porque Tommy estaría con Diana pero S y Didi sentirían algo y Tommy empezaría
a enamorarse de Layla.
El problema
llegó cuando hice que Eleanor besara a Scott el día que estuvieron a punto de
violarla. Porque en el momento en que ellos dos se juntaron ya supe que ni
siquiera yo iba a poder separarlos. Y preferí ser fiel a su historia, la
historia que se ha convertido en la principal trama de Chasing the stars. Y, de paso, la razón de que yo le dejara de tener asco a Zayn.
Por
otro lado, tenemos a Chad, que iba a ser “el gay de la banda” y nada más, pero
que, aunque no lo parezca, terminó robándome el corazón y convirtiéndose en el
jovencito tierno y tímido que se muere de miedo cuando le piden salir, en lugar
del digno hijo de su padre fuckboy de
la vida.
Y luego
está Layla. Layla, que iba a ser una secundaria más, que narraría un capítulo y
da gracias, que estaría de adorno… hasta que llegó su capítulo y de repente me
di cuenta de que Layla era víctima de malos tratos. Para mí fue todo un reto
escribir sus partes, tanto por la dureza de su vida hasta que se atrevió a
contarlo todo como por la diferencia con el resto de personajes: narrando en
presente, con frases cortas, porque ella no veía una salida a su situación y no
se veía superándolo, contaba las cosas tal cual le pasaban hasta que un día
recuperó las ganas de vivir y ser ella de nuevo.
Y luego
está Sabrae. La hermana graciosa que tiene tanto carisma que se merece su
propio spinoff. Sí, es una indirecta. Lee
Sabrae. ¡Lee Sabrae, que no te vas a
arrepentir!
Estos
dos últimos meses han sido tremendamente intensos y estresantes para mí, porque
quería terminarlo todo en una fecha importante (lo cual, al final, no ha podido
ser) y porque me parecía que el final de esta historia debía estar a la altura
de sus lectores. Ahora es cuando reconozco que la importancia de estos
personajes viene por la gente que los lee, por la gente que los vive como los he
vivido yo.
Muchísimas
gracias a todos los que me habéis dejado algún comentario, saliendo del
anonimato en algún momento. No hay nada que me guste más que el hecho de que
alguien reconozca las horas de esfuerzo (hasta 8, dependiendo del capítulo) en
las que he dedicado cada minuto a pensar y tratar de escribir lo más rápido
posible para poder ser lo más fiel a la historia que yo veo en mi cabeza.
Muchísimas gracias, de verdad, a los que os habéis dejado caer y me habéis
hecho saber de vuestra presencia.
Mención
especial se merecen en este apartado Ana, Ari, Bárbara, Patri, Paula, las dos
Marías, Marta y June. Gracias por
participar en el miniconcurso para decidir el nombre del programa al que se
presentarían los chicos (es increíble que pueda escribir 135 capítulos pero luego
sea incapaz de decidir el nombre de un puto programa). Y gracias a June por
dejarme usar su nombre (aunque sé que lo has disfrutado más que yo).
Ari,
gracias por ser siempre la primera en comentar, o una de las pocas que lo hacía
en los momentos en que la novela estuvo un poco más plof.
Ana,
muchísimas gracias por seguir con la tradición de copiar frases que te gustan.
No sabes la ilusión que me hace ver que alguien reproduce una frase que,
sorprendentemente, ha salido de mi cabeza.
Bárbara,
tía, gracias por hacer que me descojone con cada comentario tuyo. Y por cambiar
de opinión 200 veces en un día. Alec es gilipollas y le odiamos pero es nuestro
gilipollas y le queremos mucho y que alguien haga un spinoff de Alec pero que
no quiero ver a Alec ni en pintura, dos hostias le daba, ven Alec, que te doy
tres abrazos.
Paula,
chica, ábrete un blog. O escribe algo conmigo, porque algunas cosas que sueltas
no son ni medio normales.
Patri,
muchas gracias a ti también por seguir comentando en aquella época en la que el
blog pasó de tener 30 comentarios por capítulo a tener 3. No miento si digo que
tú, Ari y Ana eran lo que hacía que me animara un poco a continuar escribiendo
porque veía que la novela seguía siendo relevante.
María,
sé que me llevas siguiendo desde tiempos de Its
1D bitches. No te mereces que te dé las gracias, te mereces que te ponga un
piso en la playa y de paso te pague un psicólogo, porque eso de seguir con
ganas de leerme después de la carrotada máxima que fue esa novela es de necesitar
ayuda profesional, jajajaja.
Gracias
también a Rosi, que tardará como 4 años (sin exagerar) en llegar a leer estos
agradecimientos. He escrito cosas en la historia sólo porque me muero de ganas
de ver cómo haces fotos o vídeos de la pantalla enfocándolas con tus épicas
reacciones.
Gracias
a Khadija por ser mi consultorio sobre la cultura islámica. No sé hasta qué punto
habré metido la pata haciendo que Scott coma cerdo, pero es que no me lo
imaginaba no derritiéndose cuando le ponen por delante un poco de beicon.
Gracias
también a cada clic silencioso que no se ha armado de valor aún para
manifestarse (por favor, si eres uno de ellos, hazlo, que no muerdo, de
verdad). Entrar cada día al blog y ver
que he conseguido engañar a alguien para que me regale una visita me ha animado
muchísimo a lo largo de estos años.
Gracias
a todos los que hayáis llegado hasta aquí, a los que les hayáis prestado
vuestra mente a Tommy, Scott, Diana, Layla, Chad, Eleanor, Sabrae, Alec… si un
escritor se mide por el amor de sus lectores, yo me siento inmensamente
importante y poderosa.
Y por
último… no puedo acabar esta entrada sin darles las gracias a esos personajes. Tommy,
Scott, Diana, Layla, Chad, Eleanor, Sabrae, Alec, Kiara, Aiden… sois demasiados para mencionaros
a todos, pero quiero que todo el mundo sepa que estoy profundamente agradecida
de que me hayáis elegido a mí para contar vuestras historias. Es un verdadero
privilegio el teneros en mi cabeza y aún no sé qué he hecho para merecer ser la
puerta por la que accedéis al mundo. Mataría por poder sentarme aunque sólo
fueran cinco minutos con vosotros, veros realmente delante de mí, poder tocaros
y escucharos. Siento muchísimo lo que os he hecho sufrir, aunque creo que el
sufrimiento hace al buen personaje, y vosotros os merecéis tener tanta
profundidad como la mayor de las simas.
Realmente
no sé cómo es posible que una historia como esta haya salido de mí y me haya
afectado tanto. He llegado a pasar de planes con mis amigas solo porque tenía que
escribir, porque sentía que Chasing the
stars era algo importante, algo fijo que tenía que hacer. Sólo espero haber
estado a la altura de una novela que ha sido para mí la primera en muchos
sentidos: la primera en publicar en papel, la primera en tener comentarios, la
primera en la que hay personajes LGTB y la primera con la que he llorado
escribiendo. La muerte de Scott y Tommy ha sido la cosa más dura que he vivido
en mi vida junto con la muerte de mi queridísimo Noble.
Estoy
segura de que echaré de menos a estos personajes y sus historias igual que echo
de menos a mi pequeñín.
Por
suerte, siempre nos quedará esta historia para venir a visitar a los personajes
y volver a reírnos y llorar con ellos, quererles a rabiar y odiarles a muerte. Siempre tendremos
Chasing the stars, y
a mí todavía me queda escribir la historia de Sabrae, que tampoco os dejará
indiferentes.
Pero, para los que no tengáis suficiente con las cosas que he subido... me he dado cuenta de que tengo aún cosas pendientes, momentos que no he podido meter en ningún lugar de la novela por falta de espacio, tiempo, o simplemente de un entorno en el que subirlos. Así que
he creado un blog de Wordpress en el que iré subiendo pequeños retazos de la novela cuando me vengan, porque sé que habrá momentos en los que me será imposible incluir cosas de
Chasing the stars en
Sabrae... y quiero demasiado a estos personajes como para dejarlos sin sus cinco minutitos de gloria.
Dicho
todo esto… muchísimas gracias por vuestro apoyo constante. Si he disfrutado con
esta novela, ha sido en parte por cómo la vivíais también vosotros. Unas amigas
me dijeron que se notaba que les tenía mucho cariño a los personajes en el
primer tomo de Chasing the stars,
pero, ¿cómo no hacerlo, cuando son tan reales para tanta gente?
Muchísimas
gracias otra vez por elegirme para leer mis historias, aunque sea sólo para
pasar el rato. El hecho de que estéis conmigo después de tantísimo tiempo denota
que esto no son sólo palabras, que puede influir y hacer feliz a la gente. Antes
tenía mucho miedo de que todo esto se terminara, pero ahora ya no me preocupa
tanto. Les he hecho justicia y eso es lo que cuenta.
Además,
estoy con ellos. Y ellos son mi nueva casa. Estáis invitados a volver cuando queráis. Seguís teniendo Eri para rato.
♡
¡Por cierto! Chasing the Stars 2: Moonlight ya está en proceso de edición. ¡Id ahorrando para tener los capítulos de Zayn y Sher en papel!